|       Resumen El triunfo del líder del Partido de Trabajadores (PT),  Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones presidenciales del año 2002 en  Brasil, constituyó un hecho histórico en la década actual  El presente artículo se propone estudiar los principales  aspectos de la política económica implementada durante su administración, con  el fin de vislumbrar las claves de un liderazgo que no dejó de consolidarse en  los últimos años.
 Summary The  victory of the leader of the Worker’s Party (PT), Luiz Inácio Lula da Silva in  the presidential elections of the year 2002 in Brazil, it constituted a historical  fact in the present decade. The  present article proposes to study the principal aspects of the economic policy  implemented during his administration, in order to glimpse the keys of a  leadership that did not stop being consolidated in the last years.
 “La política económica durante la administración de  Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2008)” Por Anahí García1Introducción El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es  uno de los principales líderes políticos de América Latina.El análisis la política económica brasileña llevada a  cabo durante su administración, constituye un tema de suma relevancia en la  actualidad, dado que Brasil es la principal economía de América Latina y es la  décima economía mundial en términos del Producto Bruto Interno (PBI).
 En este sentido, el objetivo de este trabajo es describir  los principales aspectos de la misma, lo que va a permitir comprender por qué  es uno de los presidentes de la región que va a finalizar su segundo mandato  con mayores índices de popularidad en el año 2010. Para ello, se realizará un  breve recorrido por su carrera sindical y política y las condiciones en las que  se produjo la llegada a la presidencia en el año 2002.
 Muchos fueron los interrogantes y expectativas acerca  de la política económica que se llevaría a cabo durante su gestión, dada su  raíz ideológica y la política económica realizada por su antecesor, Fernando  Enrique Cardoso.
 Por este motivo, este trabajo constituye un intento de  responder a los siguientes problemas: ¿Se podría afirmar que el gobierno de  Luiz Inácio Lula da Silva estaba en condiciones de llevar a cabo reformas  económicas de corte radical ansiadas por muchos sectores de su propio partido y  del electorado? En relación a esto, ¿Qué tipo de cambios habría en la economía  brasileña?
 Algunas consideraciones previas El tema de la política económica durante la  administración de Luiz Inácio Lula da Silva es de carácter muy reciente por lo  que no existen trabajos que aborden la cuestión en forma completa. Por este  motivo el trabajo se basa artículos que han escrito en los últimos años en  diferentes publicaciones (Nueva Sociedad,  América Latina Hoy) y documentos presentados en jornadas, cuyos autores son  investigadores que se dedican a realizar estudios sobre Brasil. Entre ellos, se  destacan los textos escritos por André Moreira Cunha y Claudio Couto quienes  juntos con otros colegas brasileños, aportan su visión sobre la economía  brasileña durante gran parte de la administración de Luiz Inácio Lula da Silva.  También es importante el texto de Fabián Etchegaray, para comprender la  reelección obtenida en 2006.  Con respecto a la vida sindical y política antes de  llegar a la presidencia del líder del Partido de los Trabajadores (PT), la  biografía escrita por Denise Paraná es de suma utilidad ya que es el estudio  más completo que se ha realizado hasta el momento.
 El aporte de este trabajo al estado de la cuestión es  una reflexión sobre lo ocurrido en los últimos años de gestión y sobre la  manera en que se ve afectada la economía del país con la actual crisis  económica internacional.
 En este sentido, se tomará como referencia la  información brindada por el Banco Central de Brasil y otros organismos  oficiales.
 Luiz Inácio  Da Silva: de líder sindical a Presidente de Brasil Su  actividad sindical en San Pablo  Luiz Inácio  Lula da Silva comenzó su actividad sindical el 24 de Abril de 1969, cuando luego de varias reuniones, decidió  incorporarse como miembro suplente a la Dirección del Sindicado de los Trabajadores de las  Industrias Metalúrgicas y de Material Eléctrico de San Bernardo do Campo y  Diadema. Su nombre había sido sugerido por su hermano Frey Chico, quien no  pudiendo aceptar la invitación que había recibido porque en su fábrica ya había  un compañero que pertenecía al sindicato, se la transfiere a él. Si bien Lula  ya había participado en huelgas a partir de 1962, mientras trabajaba en la  fábrica de tornillos Marte al mismo tiempo  que hacía el curso para ser tornero mecánico en el Servicio Nacional de la Industria (SENAI), era  un obrero despolitizado y no tenía ningún conocimiento de las prácticas  sindicales. Además, en ese momento no era su intención en organizar huelgas ni  participar en el sindicato.  En una de  las entrevistas que le hace Denise Paraná afirma: “Nunca se me pasó por la cabeza organizar  huelgas. Todo lo que yo quería era lo que todo el mundo quiere: tener una vida  tranquila, ganar mi salario.  Quería  casarme y constituir mi familia sin ninguna ilusión.”2  Sin embargo, a pesar de este desinterés  inicial, comenzó a frecuentar las asambleas y a seguir más de cerca la vida del  sindicado ya que lo empezaron a fascinar los diversos debates que allí se  suscitaban. En ese momento el ya estaba profesionalizado y trabajaba como  operario en la gran empresa metalúrgica Villares del municipio de San Bernardo  do Campo, en el gran San Pablo. En el año 1972, Lula abandonó esa fábrica ya que fue nuevamente  llamado a formar parte del cuerpo directivo como primer secretario en el Departamento  Jurídico del sindicato teniendo así a su cargo la previsión social de la  entidad. En esos años realizó diversos cursos (de previsión social, de  sindicalismo, etc.) que le permitieron iniciar su formación en el ámbito sindical  y comenzar a adquirir conciencia política aunque la capacidad de actuación de  los sindicatos era muy pequeña ya que había fuertes restricciones a la  actividad sindical dado que el país era gobernado por los militares desde 1964.  Asimismo, el sindicato tenía un carácter muy asistencialista. Si bien Lula  decía tener una gran admiración por Paulo Vidal, el presidente del sindicato de  ese entonces  ya que era inteligente y  muy capaz, al mismo tiempo consideraba que tenía posiciones conservadoras y que  siempre les mentía a todos para conservar su poder. Es más, en las elecciones  del sindicato de 1975,  como no podía  continuar siendo presidente debido a que su empresa se mudaba a Mauá, quiso  conseguir un registro falso pero no lo dejaron por lo que pasó a ser secretario  general. Además, postuló a Lula como candidato a presidente del sindicato con  el objetivo de conservar el poder real, aprovechándose de la inexperiencia de  Lula y sus dificultades para hablar en público. Si bien en un principio lo  logró, en los años siguientes Paulo Vidal, perdió influencia en el sindicato y  cuando en 1977 luego de estar alejado debido una intervención quirúrgica,  decide regresar allí, ya no hubo más lugar para él. En esos años Lula comenzó a  convertirse en un líder carismático debido a su capacidad para escuchar los  reclamos de los trabajadores y a las transformaciones que llevó a cabo dentro  del sindicato. En ese sentido, es en ese momento que a través de su actuación y  la de otros sindicalistas se produjo el surgimiento del llamado “nuevo  sindicalismo”,  que implicó una forma  distinta de hacer sindicalismo en Brasil, diferente de aquella caracterizada  por el clientelismo y el asistencialismo sindical que marcaron durante años la  vida de la clase trabajadora brasileña, cuyas principales reivindicaciones eran  la remuneración salarial digna, empleo garantizado y mejores condiciones  laborales. En las elecciones de 1978, Lula fue reelecto presidente del  sindicato con el 98% de los votos, lo que le otorgó el poder necesario para  desplazar a 14 personas de la dirección del sindicato, que estaban ligadas a  Paulo Vidal. En ese mismo año se produjo una serie de huelgas, que culminaron  con la firma de importantes acuerdos salariales entre patrones y asalariados.  Según Lula, “fue un año muy bueno para la  actividad sindical ya que se logró la recomposición salarial del 34,01%”3.
 En 1979 se repite la experiencia huelguística del año  anterior, pero esta vez se trató de una huelga unificada ya que se adhirió toda  la rama metalúrgica. El sindicato amplió su actuación y los trabajadores, que  se  reunían en asambleas de hasta 150.000  personas, paralizaron sus tareas durante 15 días. En esta ocasión, el gobierno  militar y el gran empresariado reaccionaron con represión policial, incluso  dentro de las fábricas, además de repartir panfletos falsificados que llamaban  al fin de la huelga.  En marzo de ese año  el Ministerio de Trabajo consideró la huelga como ilegal  e intervino el sindicato, separando a Lula y  a la comisión directiva durante dos meses.
 En abril de 1980 Lula, que se encontraba nuevamente al mando  del sindicato de metalúrgicos, lideró otra nueva huelga del sector que duró 45  días.  La paralización de actividades  alcanzó  a todo el estado de San Pablo y  contó con la adhesión de 270.000 asalariados. El gobierno militar nuevamente  decidió reprimir, interviniendo el sindicato y descabezando  su dirección. Lula permanece un mes preso en  el Departamento de Orden Político y Social (DOPS), encuadrado en la Ley de Seguridad  Nacional.  En noviembre de 1981 la Justicia Militar  lo condena a tres años y seis meses de prisión pero en abril del año siguiente  el proceso es anulado por el Superior Tribunal Militar.
 A pesar de la represión que ejerció contra su sindicato y su  persona en estas huelgas, es importarte destacar que el empresariado brasileño  jugó un papel fundamental en el proceso de la construcción del  liderazgo de Lula a nivel sindical, ya que al  no tener ninguna vinculación con el Partido Comunista Brasileño ni con otras  organizaciones de izquierda, lo veían como un sindicalista de confianza al que  necesitaban para llevar a cabo la apertura democrática.
 El  salto hacia la política: el nacimiento del Partido de los Trabajadores (PT)   Es en este marco de la actividad sindical en San Pablo,  donde Lula se convenció de que además de contar con un sindicato que defienda  sus derechos, los trabajadores debían tener sus propios representantes en la  esfera política. Por este motivo, inició una especie de peregrinación por  Brasil y el 10 de febrero de 1980, junto con otros sindicalistas, intelectuales  de izquierda, católicos ligados a la Teología de la Liberación, y otros  movimientos populares, fundó el Partido de los Trabajadores (PT). A partir de  ese momento, Lula fue invitado a viajar por el mundo, su proyección había  superado las fronteras del país.  En  estos viajes intercambió experiencias con entidades sindicales extranjeras,  líderes políticos, intelectuales y trabajadores y en 1981 se encuentra incluso  en Italia con el entonces Papa Juan Pablo II. El Partido de los Trabajadores se constituyó como un partido  vinculado a la defensa de los intereses de las clases trabajadoras y de  aquellos que se encontraban marginados de la participación política. Su  nacimiento se produjo a partir de la creencia de que la transformación social  del país sólo es posible si tiene su origen en la base de la sociedad y en ese  sentido defiende el socialismo como forma de organización social. Sin embargo,  es importante aclarar que el partido siempre fue muy crítico respecto del  socialismo real existente en ese entonces. Si bien algunos sus integrantes  adherían al comunismo, la gran mayoría nunca aceptó el modelo soviético como un  modelo alternativo de sociedad ya que no concebían posible una sociedad  socialista sin libertad de expresión, sin partidos políticos de oposición y sin  derecho a huelga.
 Se puede decir que el surgimiento del PT fue una innovación  en la política brasileña. Si bien en los años ’40 el Partido Socialista  brasileño, (en sus orígenes denominado Izquierda Democrática y fundado en 1945,  tuvo bastante actividad a nivel legislativo hasta su extinción en 1965 por la  dictadura militar e intentó definir un tipo de socialismo democrático capaz de  promover movimientos político-sociales que condujesen a la transformación de la  sociedad, no llegó a tener un contacto firme y constante con los obreros, los  campesinos y  asalariados.  De esta manera, el Partido de los  Trabajadores retomó su tradición pero le otorgó un carácter operativo que aquel  nunca había alcanzado, además de lograr la iniciativa y participación a gran  escala de la clase obrera.
                         El ascenso electoral del  Partido de los Trabajadores (PT) y sus intentos fallidos de llegar a la Presidencia En 1982 el PT fue reconocido oficialmente como partido por el  Tribunal Superior de Justicia Electoral y participa en las elecciones de ese  mismo año, en las que obtiene ocho diputados federales, dos estaduales y 78  concejales. En esa elección Lula se postuló como gobernador del Estado de San  Pablo y obtuvo 1.144.648 votos, que aunque no le permitieron salir electo, lo  fortalecieron políticamente.   En agosto de 1983 Lula fundó junto a otros sindicalistas la Central Única de los  Trabajadores (CUT). Surgía así una central sindical identificada con los  intereses de los trabajadores y sin la tutela del Estado, lo que implicaba que  estaba por fuera de los patrones establecidos por la legislación laboral de Getulio  Vargas inspirada en la “Carta del Lavoro” de orientación fascista.
 Al año siguiente, Lula al frente del PT lanzó un comité  suprapartidario que realizó una campaña para lograr las elecciones directas  para la Presidencia  de la   República.  Otros  partidos políticos adhirieron a ella, que a pesar de no ser exitosa, movilizó a  millones de personas en todo el país.
 En 1985 el partido obtuvo su primera intendencia en una  capital, la de Municipio de Fortaleza.
 En la elección siguiente de 1986 duplicó su bancada federal  llegando a los 16 parlamentarios y Lula fue el diputado más votado del país con  651.762 votos. Cómo líder de la bancada del PT, participó en la Asamblea Nacional  Constituyente que promulgó una nueva Constitución en 1988.
 En 1989 luego de 29 años sin elecciones directas para la  presidencia de la República,  Luiz Inácio Lula da Silva llega a la segunda vuelta de las elecciones con  16.000.000 de votos, en una de las más disputadas campañas de la historia  brasileña. En estas elecciones el PT formó una coalición junto al Partido  Socialista Brasileño y al Partido Comunista do Brasil que se llamó Frente  Brasil Popular Apoyado en la segunda vuelta por una amplia variedad de las  fuerzas progresistas (Partido Democrático Trabalhista –PDT-, Partido de la Social Democracia  Brasileña-PSDB-, Partido Verde –PV-, Partido Comunista Brasileño –PCB- y parte  del Partido del Movimiento Democrático Brasileño –PMDB- )Lula obtuvo el 47 % de  los votos (casi 31.5 millones de votos) y su opositor Fernando Collor de Mello  consiguió el 53 % de los votos (35 millones de votos), por lo que perdió por  una diferencia del 6% de votos. Fernando Collor de Mello contaba con el apoyo  de los grupos económicos pero principalmente de los medios de comunicación. Esto  último es importante, ya que en la segunda vuelta, se inició una campaña de  difamación contra Lula, cuando en un programa emitido por el canal O Globo (el principal canal de  televisión del país que pertenece a Organización Globo, una de los mayores  monopolios), fue invitada Miriam Cordero, una enfermera con la que Lula había  tenido una hija, un tiempo antes de casarse por segunda vez en 1974. Esta mujer  acusó a Lula de querer hacerla abortar al enterarse de que estaba embaraza de  él.  De esta manera, Collor de Mello  utilizó el tema del supuesto aborto para atraer votos de sectores conservadores  del electorado.
 En 1992 Lula tuvo un importante papel en la lucha contra la  corrupción que culminó con el impeachment  del Presidente de la República, Fernando  Collor de Mello. A partir de denuncias y solicitudes de legisladores del PT se  creó una Comisión Parlamentaria de Investigación (CEPEI) para verificar la  existencia de corrupción en el Gobierno Federal. En ese contexto, se produjo una  de las mayores movilizaciones sociales de la historia de Brasil, conocida como  el Movimiento Cara Pintada, en la que la gente exigía la destitución de Collor  de Mello, quien finalmente renunció a su cargo, antes de que el juicio político  se realizara, siendo reemplazo por el Vicepresidente Itamar Franco.
 Al año siguiente, Lula participó activamente de una campaña  nacional de lucha contra el hambre que se según él  era necesario transformar en una cuestión  política.  A partir de entonces Lula  realizó las Caravanas de la   Ciudadanía, que recorren las regiones más castigadas por la  miseria
 En 1994, Lula se postuló nuevamente a la Presidencia de la República pero a pesar  de liderar las encuestas de opinión pública durante meses, obtuvo solamente el  22 % de los votos válidos (17.112.255 votos), por lo que fue derrotado ya en la  primera vuelta por el candidato del Partido de la Social Democracia  Brasileña, Fernando Henrique Cardoso, quien obtuvo el 44,1%  de los votos válidos (34.350,217 votos). El  presidente electo era el ex ministro de Hacienda del gobierno anterior y había  llevado a cabo el Plan Real, un proyecto de control de la inflación que había  resultado exitoso, además de ser un conocido sociólogo de origen progresista y  uno de los intelectuales más importantes del país.
 En la siguiente elección presidencial de 1998, Cardoso fue reelecto  presidente en la primera vuelta con el 43.1% de los votos (35.923.259 votos)  mientras que Lula, quien se había aliado con el líder del Partido Democrático  Trabalhista (PDT), Leonel de Moura Brizola,  obtuvo el 25,8% de los votos válidos  (21.470.442).
 La victoria en las elecciones de  2002  El 27 de octubre de 2002 Luíz Inácio Lula da Silva, se  presentó por cuarta vez a las elecciones para la Presidencia de la República de Brasil y  derrotó en segunda vuelta al candidato del Partido de la Social Democracia  Brasileña, José Serra, que era apoyado por el entonces presidente Cardoso. Lula  fue electo con el mayor número de votos de la historia del país ya que obtuvo  el 61,3 % de los votos válidos (52.788.428 votos) mientras que su adversario  consiguió el 38,7% (33.366.439 votos).  Para lograr esto, Lula propuso un pacto social con lo que  denominó “fuerzas vivas de la   Nación”.  Uniendo al  Partido de los Trabajadores con el Partido Liberal, creó una alianza  capital-trabajo en una fórmula más movida hacia el centro que en las elecciones  anteriores. Esto sucedió en el marco de una moderación ideológica del PT, que  había comenzado cuando el partido obtuvo las primeras gobernaciones y que había  llevado a choques entre la dirigencia del partido y aquellos que ocupaban estos  cargos. De acuerdo con Claudio Couto, en esos años “varios funcionarios fueron acusados de desviaciones programáticas e  insubordinación a las reglas partidarias”4.
 Además del PT y del PL del cual provenía el candidato a la  vicepresidencia José Alencar, la “Coalición Lula Presidente” estaba integrada  por el Partido de la   Movilización Nacional, por el Partido Comunista de Brasil, y  el Partido Comunista Brasileño con una victoria elogiada por muchos en Brasil y  en el exterior y vista como un triunfo en la democracia brasileña ya que  interrumpe la alternancia de las elites en el poder. Es tal la expectativa que  se genera en torno a su persona, que de acuerdo con Paraná, incluso “para el historiador inglés Eric Hobsbawm es  tal el impacto de Lula como presidente la República del Brasil, que este es uno de los  pocos eventos del comienzo del Siglo XXI que nos da esperanzas para el resto de  este siglo.”5
 La  primera presidencia (2003-2006) Luego de la victoria de Lula en las elecciones de 2002, existía  una gran incertidumbre respecto del tipo de política económica que iba a  adoptar su gobierno ya que si bien durante la campaña en su Carta ao Povo  Brasileiro Lula había subrayado su compromiso en mantener la estabilidad  económica del país, existía la posibilidad de que no resistiera la presión de  los sectores de izquierda del Partido de los Trabajadores para que realice  cambios económicos que la pusieran en riesgo. Esto último se justificaba en que  a pesar de que en la década del’90 el PT había moderado su discurso proponiendo  como fórmula económica una Economía Social de Mercado (progresivamente  socialista y orientada hacia el mercado), se había opuesto al Plan Real  comenzado en 1994, que había conseguido mantener estabilizar la inflación mediante  el control del tipo de cambio, a través del mantenimiento de altos niveles de  reservas y de las tasas de interés. En este sentido, en los años siguientes, de  acuerdo con Couto: “(…) el PT desarrolló  una retórica económica que enfatizaba mucho más el crecimiento, la distribución  del ingreso y el empleo, más que la estabilidad de precios y sustentabilidad  externa”6 Por otro lado, dentro de su partido y en muchos sectores de su  electorado, existían muchas expectativas de cambio en el modelo económico,  luego de varios años de privatizaciones, ajustes económicos y aumento de  desempleo.  Sin embargo, la situación en  que se encontraba la economía en Brasil hizo que en estos años su gestión se  encontrara fuertemente condicionada.
 Durante la gestión de Cardoso, la sobreapreciación del Real y las  altas tasas de interés hicieron que el volumen de la deuda fiscal y la deuda  externa se dupliquen, acumulándose según Moreira Cunha, “un déficit en  transacciones corrientes del orden de 186.000 millones de dólares entre 1995 y 2002”7.   En este contexto, en las vísperas de las  elecciones del 2002, la deuda neta del sector público superaba el 55% del PBI,  tenía un plazo de vencimiento cada vez más corto (con un plazo medio de  financiación de tres años) y  presentaba  un costo financiero de alrededor del 8% del PIB (interés nominal sobre la  deuda). Por otra parte, las expectativas de inflación eran explosivas debido a  que la fuga de capitales impulsaba la devaluación de la moneda.
 En este sentido, en el momento de conformar el equipo económico, Lula  optó por hombres capaces de enviar señales a los mercados financieros de que se  mantendría el status quo.  Esto tuvo como consecuencia el alejamiento de  políticos, economistas, a lo largo de la década de 1990 criticaron el modelo económico.  De esta manera, para el Ministerio de Hacienda, responsable de la gestión  fiscal eligió a Antonio Palocci Filho, fue escogido un político profesional,  sin formación en el área económica y que había sido uno de los coordinadores de  la campaña electoral. Este conformó su equipo con hombres que habían trabajado en  el gobierno de Cardoso o eran identificados con los partidos de su gobierno.  Para el Banco Central, órgano ejecutor de la política monetaria, Lula escogió al  el Dr. Henrique Meirelles, un ejecutivo del mercado financiero, que era  reconocido por su excelente carrera en el Bank Boston, del cual llegó a ser  presidente mundial.
 Para enfrentar la crisis de credibilidad, se llevó a cabo una  política monetaria y fiscal austera. El Banco Central tuvo que subir las tasas  de interés para evitar la fuga de capitales y las presiones inflacionarias. Si  bien las incertidumbres asociadas a la elección hicieron que entre Enero y  Octubre de 2002, el Real se devaluase un 60 %, la política económica ortodoxa  adoptada por el equipo económico, permitió en los años subsiguientes lograr el  control en la inflación, una reducción de la tasa de cambio se reduzca y limitar  el nivel de deuda pública.
 Los  programas sociales y el Plan Nacional de Reforma Agraria (PNRA) Teniendo en cuenta el contexto anterior, durante  estos años se impulsaron una gran cantidad de  planes sociales que se encuentran dentro de un plan abarcativo, conocido como Plan Hambre Cero. De acuerdo  con Frei Betto, el asesor especial de Lula para la movilización social, este  plan constituyó una prioridad en su gobierno por varias razones: el combate a  la pobreza (el 20 de septiembre de 2003, en la Apertura General  de la ONU, el  presidente Lula junto con Kofi Annan, había propuesto la Campaña Mundial  contra el Hambre), la enorme inequidad social en Brasil, y su propia  experiencia de vida (las carencias alimentarias que tuvo en su infancia en Pernambuco,  además de la muerte de cuatro de sus doce hermanos antes de los cinco años por  este motivo)8.  No se trató de un plan asistencialista, sino  de una política pública de inserción social. Debido a las restricciones  fiscales ya mencionadas, inicialmente el plan contó con un presupuesto de 700  millones de dólares, equivalente al 1% del PBI de Brasil (500.000 millones de  dólares). Se priorizó a los siguientes grupos poblacionales: los  sin tierra, que son cuatro millones de familias sin  tierra en Brasil, sobre todo los que   acampaban en las carreteras y los asentados, que ya tienen alguna  tierra, las aldeas indígenas en situación de desnutrición (en Brasil hay  cerca de 700 mil indígenas); la gente que vive de la basura (en las grandesciudades hay familias completas que viven enbasureros); los  kilombos, que son descendientesde esclavos (más o menos mil  comunidadesque viven en mucha pobreza) y las zonas delnordeste,  la más pobre del país que comprende a 11 Estados que sufren la sequía. En cada municipio se creó un comité de nueve  personas, de ellas tres fueron propuestas por el poder público: una por el  poder federa, otra por el poder departamental y otra por el municipal. Los  otros seis fueron elegidos por los grupos organizados de la ciudad: religiosos,  sindicatos, asociaciones, los  sin tierra,  movimientos organizados muchas veces conformados por mil o dos mil
 personas para discutir quiénes serían estas  seis personas.
 El programa Hambre Cero se ideó sostenido en  tres pilares. En primer lugar, se unificaron todos los mecanismos federales de  transferencia en un solo programa que se llama Beca familia, que consiste en una transferencia directa de renta,  a través de la entrega a cada familia de una tarjeta ciudadana que le permite  retirar su dinero en el banco. En su inicio, las transferencias equivalían a 25  dólares (el salario mínimo en Brasil era de más o menos 85 dólares). Para  recibir este beneficio,  las familias  debían cumplir con los siguientes requisitos: no podía haber analfabetos en la  familia (si los hubiera deberían asistir a un curso de alfabetización,  correspondieron a la campaña nacional de alfabetización), todos los hijos tenían que concurrir a la  escuela hasta los quince años  de edad y seguir un programa de salud.  Si la familia tenía hijos en edad escolar, teníaderecho a cinco dólares  más por hijo, hasta unmáximo de tres hijos por familia.
 En segundo lugar,este programa incluyó  60 programas con la participación de la sociedad civil con el objetivo de crear  las condiciones para que la gente pueda salir de las condiciones extremas de  pobreza.
 Algunos de ellos fueron  la reforma agraria, la capacitación laboral,  el cooperativismo, la agricultura familiar.
 En tercer lugar, se priorizó la educación  popular a través de la creación de 7 centros de capacitación en todo el país.
 Dentro de estos programas que conforman Hambre  Cero, se encontraba el Plan Nacional de Reforma Agraria. Este plan tenía como  objetivo, el asentar a 530.000 familias en un plazo de cuatro años. El Movimiento de los sin tierra (MST)  presionó al gobierno de Lula ya que quería  ubicar a 1.000.000  de familias, pero el  presupuesto no era suficiente. Los movimientos sociales  se mostraron disconformes con el resultado de  este plan porque fue lo que se logró fue insignificante frente al tamaño del  problema de acceso a la tierra en Brasil, que se encuentra concentrada en  grandes latifundios. De acuerdo con un estudio realizado en Marzo de 2006 por  el Instituto de Estudios Socio Económicos de Brasil, esta reforma fue residual  y periférica ya que “en un universo de  4,5 millones de familias, asentar entre 400 mil a 530 mil familias, significa  beneficiar entre 8,89% y 11,78% del total” 9.  Además,  La mayor parte de los asentamientos se realizó  en proyectos antiguos, regularización agraria  o en tierras públicas.
 Sin embargo, también incluía una serie de  programas menores que sí se pudieron implementar. El más importante de ellos  era el Asentamiento Sustentable de Trabajadores Rurales, porque consistía en  conseguir tierras para la reforma pudiese llevarse a cabo. Ante las protestas  de los movimientos sociales porque no se había cumplido la meta establecida, en  el año 2005 el gobierno otorgó un crédito extraordinario de más de 700 millones  de reales, totalizando así 1.454 millones de reales, de los cuales se  ejecutaron 1.329 millones, es decir el 91.39 % de los recursos disponibles.
 
 Las  reformas económicas: La reforma de la Previsión Social  y la  reforma del Sistema Tributario  Nacional
 Las reformas de Previsión Social y del Sistema Tributarios  Nacional fueron consideradas fundamentales por el gobierno de Lula  ya que en el largo plazo eran fundamentales  para lograr el crecimiento económico del país, mientras que en el corto plazo  contribuían a resolver los  problemas de  financiamiento del país. Si bien ambas reformas ya que habían comenzado durante el gobierno  de Cardoso, el gobierno de Lula las continuó y consiguió aprobarlas a fines de  2003.
 Con respecto a la reforma de Previsión Social, ésta era necesaria  debido al progresivo déficit que tenía el sector debido a los enormes beneficios que la normativa  previsional otorgaba a los jubilados del sector público.
 La Reforma Previsional se realizó mediante una enmienda  constitucional  y fue votada por  el Congreso Federal, respetando en gran parte  el proyecto original presentado por el gobierno de Lula. Ante la gran polémica  que generó tanto en el PT como en los partidos de la oposición, se tuvo  que  incluir en una enmienda paralela los  puntos polémicos sobre los que no hubo acuerdo, con el objetico de preservar el  cuerpo de la reforma y evitando que esta volviese a la Cámara de Diputados. Los  puntos principales de la reforma fueron: el aumento  de la edad mínima de retiro para los trabajadores públicos en siete años (de 48 a 55 años para las mujeres  y de 55 a  60 años para los hombres), el cobro de un impuesto de pensión del 11% a  los pensionados que recibían una pensión mensual superior a los 1440 reales,  quedando exentos del pago del mismo aquellos que ganen menos 1200 reales en  Estados y Municipios 1440 reales en el caso de los federales. el  establecimiento de un tope de 2.400 reales   en las jubilaciones de los futuros funcionarios públicos, y el establecimiento  de subtopes salariales en los Estados (los funcionarios públicos de la justicia  estadual, tendrán como límite el salario de los desembargadores. Los  funcionarios del poder ejecutivo estadual, la remuneración del gobernador y los  servidores de legislativos estaduales, el salario de los legisladores). Como  resultado de esta reforma, se prevé reducir en los próximos 20 años los gastos  del gobierno en la previsión social en 56.000 millones de reales (17.700  millones de dólares).
 Con respecto a la reforma del Sistema Tributario Nacional,  el proyecto del gobierno de Lula  era modificar profundamente el sistema con el objetivo de resolver su regresividad del sistema, que implicaba que proporcionalmente pagan más impuestos las personas de menos recursos.  Durante los dos mandatos de Cardoso, como el objetivo era lograr superávit fiscal para crear ahorro público, destinado al pago de la parte financiera de deuda interna, de acuerdo con Cunha, “se elevó  carga tributaria del 26% para más del 35% del PBI”10. En este sentido, el objetivo del gobierno de Lula fue simplificar el Sistema Tributario Brasileño a través de la unificación de alícuotas del Impuesto sobre la Circulación de Mercaderías y Servicios (ICMS) y poner fin al instrumento de incentivo tributario tan utilizado por los Estados, llamado “guerra fiscal”, que consiste en la competencia entre los estados a través de la reducción de impuestos. Esto facilitaría el pago y la fiscalización de todos los impuestos existentes en Brasil.  Sin embargo, la propuesta inicial ha sido modificada por el Congreso y ha tenido un alcance muchísimo menor al esperado debido a la oposición que presentó su aprobación en el Senado, dado que los municipios querían recibir una porción de los ingresos federales por lo que el gobierno de Lula tuvo que ceder en algunos de sus pedidos.  Los principales puntos aprobados fueron: la reducción del Impuesto a la Producción Industrial (IPI), la extensión del  impuesto a la importación, el aumento del Impuesto a los Combustibles (se  establece que la Administración Federal debía compartir el 25% de estos ingresos con Estados y Municipios), la quita del impuesto a las exportaciones( creándose un fondo para compensar a los Estados por la merma de ingresos), el incremento del 1 % del Fondo de Participación de los Municipios (que les aseguró 1000 millones de reales adicionales para 2004 y 1500 millones para 2005 y 2006, unificación de los impuestos federales, estaduales y municipales (que facilita el pago de impuestos para pequeñas y medianas empresas) y la prórroga del impuesto de Contribución Provisoria sobre Movimientos Financieros hasta 2007, con una alícuota de 0.38% (esta medida aseguró ingresos fiscales de alrededor de 20.000 millones de reales al año).   La relación con el Fondo Monetario Internacional  Durante el primer año de la presidencia de  Lula, se respetó el acuerdo firmado por Cardoso con el Fondo Monetario  Internacional en septiembre de 2002, con el objetivo de superar la crisis  cambiaria y de inversión que afectó al país, por lo que según datos del Banco  Central, en noviembre de 2003 el endeudamiento de Brasil ascendió a 30.400  millones de dólares.  Sin  embargo, como consecuencia de la política monetaria y fiscal llevada a cabo en  esos años, basada en el control de la inflación, del tipo de cambio y en  mantenimiento de un superávit fiscal elevado superior al acordado (se ubicó en  torno al 4.25%), el gobierno comenzó un periodo de desendeudamiento.
 De esta  manera, en marzo 2005, el gobierno decidió no renovar el acuerdo con el Fondo  Monetario Internacional y a fines de ese mismo año, anunció el pago del total  de la deuda con el organismo (15.500 millones de dólares) que vencía en 2007. El  pago se realizó con reservas del Banco Central, que ascendían a 67.000 millones  de dólares, además de contar con un superávit comercial de 44.000 millones de  dólares. Esta medida fue concertada con Argentina, (país a los pocos días  también anunció el pago total de su deuda con el Fondo) y permitió el ahorro de  900 millones de dólares, además de ser muy bien recibida por los mercados  financieros internacionales. Asimismo, es necesario destacar que si bien esto  significó que la economía brasileña ya no iba a estar más condicionada por las  exigencias del Fondo Monetario Internacional, las relaciones con el organismo  no se terminaron allí, por lo que éste siguió monitoreando la economía del  país, tal como lo hace con todos los socios.
 Las  elecciones de 2006 y una nueva victoria En las elecciones que se realizaron el 1 de octubre de  2006,   Luiz Inácio Lula da Silva obtuvo el 48,61% de  los votos, por lo que se tuvo que realizar una segunda vuelta electoral, en la  que compitió con el candidato del Partido de la    Social Democracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin,  que había cosechado el 41,64% de los votos. Finalmente Lula consiguió reelecto  con el 60,82% de los votos, frente al 39,18% de su adversario.Esta nueva victoria se produjo luego de la crisis  política que se había iniciado en 2004 cuando Waldomiro Diniz, un hombre  cercano al Jefe de Gabinete, José Dirceu, fue denunciado por corrupción y que  se extendió durante todo 2005 y 2006, cuando salieron a la luz muchos otros  episodios que involucraron a los principales partidos políticos pero  principalmente al Partido de los Trabajadores, el partido de Lula, que a lo  largo de su historia había tenido a la transparencia como estandarte. Además, estos  hechos originaron una investigación policial al respecto y también terminaron  con la carrera política del mencionado Dirceu y del Ministro de Hacienda,  Antonio Palocci.
 Ahora bien, teniendo en cuenta este marco ¿cómo se  explica la reelección de Lula en estas elecciones? De acuerdo con el análisis  realizado por Fabián Etchegaray, el triunfo de Lula se puede explicar por  varios factores.
 En primer lugar, Lula logró afianzarse en una especie  de sistema bipartidista a nivel federal que se conformo en los últimos años  constituido por el PT y sus aliados (el Partido Socialista Brasileño, el Partido  Liberal, etc.) y por el PSDB y su aliado, el Partido del Frente Liberal. En  caso contrario, la fragmentación hubiera producido una atomización de los  votos.
 En segundo lugar, actores y electores actuaron con una  lógica centrípeta, que impidió la consolidación de otras opciones  ideológicamente más radicales que el PT.
 En tercer y último lugar, hubo un abordaje  retrospectivo del voto, que fue más económico que ético o ideológico. Según Fabián  Etchegaray: “A semanas de la primer vuelta, más de 43% de los votantes  entendía que Lula había cumplido sus promesas de 2002, y 46% percibía que el  país se encamina hacia un rumbo correcto: allí residía buena parte del capital  político de su candidatura”11.
 Por otra parte, la derecha tradicional se había  debilitado financieramente.
 A pesar de la incidencia de estos aspectos, no se  puede dejar de mencionar que la mayoría de los votantes no asoció la imagen de  Lula a estos hechos de corrupción, lo que evidenció la existencia de una mayor  identificación con su persona que con su partido, el PT, por lo que su  liderazgo salió fortalecido.
 Por último, aunque Lula accedió a la presidencia con  más de 60 % de los votos, debido a la fragmentación partidaria existente en  Brasil, sólo controlaba el 26 % de la   Cámara de Senadores y el 29 % de la de Diputados, por lo que  tuvo que negociar en el Congreso con las demás fuerzas. En este sentido, Lula  se centró en forma un gobierno de amplia coalición, al que se sumó uno de los  mayores partidos políticos de Brasil, el Partido del Movimiento Democrático de  Brasil.
 La política económica en los últimos años El  crecimiento económico de la economía brasileña  De acuerdo con el Programa de Gobierno presentado para  el período 2007-2010, durante este segundo mandato de Lula, el crecimiento  económico constituía (junto con la democracia y el bienestar social) uno de los  pilares del desarrollo sustentable del país a largo plazo, que se había  iniciado, luego de la crisis macroeconómica de 2002.  En este sentido, se planteaba la necesidad de  lograr un crecimiento más acelerado de la economía que posibilite una mayor  distribución de la renta, aunque sin dejar de lado la estabilidad de los  precios (de acuerdo con los datos brindados por Couto, la tasa anual de  inflación pasó de 14.74% en 2002   a 5.05% en 200512),  el equilibrio fiscal y la reducción de la vulnerabilidad externa. De esta  manera, se volvió fundamental el mantenimiento de los planes sociales incluidos  en Plan de Hambre Cero (especialmente el de Bolsa Familia) y continuar con la  reforma agraria y tributaria.  Durante los últimos años, de acuerdo con la  información brindada por la   Secretaría de Comunicación de la    Presidencia de la República, el gobierno de Lula ha podido cumplir  con estas metas de crecimiento económico debido al aumento exponencial de las  exportaciones y la expansión del consumo interno. En el año 2007 el PBI creció  un 5,4% mientras que en 2008 aumentó un 5,1% en relación a 2007, alcanzando 2.889,7 mil millones de  reales13.  Asimismo, se pudo mantener el superávit  fiscal logrado los años anteriores, (en 2007 fue de 3.92% del PBI y en 2008  ascendió a 4.06%), al mismo tiempo que se mantuvo la inflación bajo control (en  2007 fue de 4.46% y en 2008 la tasa anual fue de 5.90%).
 Con  respecto a la pobreza, entre 2006 y 2007 se redujo un 3.8 %( pasó de 34.1 % a  30.3 % de la población) mientras que la pobreza extrema fue de 13,1% y 11,5 % respectivamente,  que se puede explicar por la notable expansión de los planes sociales.
 Por  último, en relación a la   Reforma Agraria, si bien no se pudo llegar a meta de 530.000  familias, se pudo asentar a 519.111,  mediante la creación de 3.089 asentamientos. Para ello se destinaron 43  millones  de hectáreas (430 mil km2).
 La  llegada de la crisis financiera internacional a Brasil                          La crisis  financiera internacional que se inició en Estados Unidos en el año 2008 ya ha  adquirido un carácter global al afectar notablemente el comercio mundial, los  flujos de capitales y reducir las fuentes de crédito. Por este motivo se puede decir que se ha transformado en una  crisis económica porque perjudicó los niveles de producción y empleo de las  economías.
 En este contexto, Brasil ha comenzado a sufrir las  consecuencias de esta crisis en el último trimestre de 2008, cuando su economía  experimentó un brusco desaceleramiento. Asimismo, se redujo la cantidad de  oferta de crédito externo y doméstico, aumentó el desempleo (llegó a 8.2 % en  enero de 2009), y se produjo una depreciación cambiaria Ante esta situación, el  gobierno ha adoptado un conjunto de medidas para enfrentar la crisis.
 En primer lugar, tomó medidas para atenuar la contracción  del crédito. En el mercado cambiario,   hizo uso de las reservas del Banco Central para evitar que la  depreciación del real  provocara un  aumento de la vulnerabilidad externa del país. También aumentó la  disponibilidad de recursos para los sectores de la agricultura y la  construcción civil. Además lanzó planes especiales de financiamiento de  automóviles.
 En segundo lugar, con el objetivo de reducir los efectos  negativos de la crisis  sobre la  actividad,  aumentó la inversión pública,  redujo temporariamente algunos impuestos, amplió el crédito en bancos públicos  y mantuvo las inversiones en los planes sociales.
 En tercer lugar, para sustentar el nivel de actividad  aumentó el salario mínimo, redujo la tasa de interés, expandió la inversión  pública y redujo el riesgo bancario.
 Sin embargo, estas medidas no pudieron evitar que el país  entrara en recesión a principios del mes de junio de 2009. Según el Instituto  Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en el primer trimestre de 2009, el  PBI se contrajo un 0.8%14,  que se explica sobre todo por una caída en la industria y en el agro.
 Conclusiones A lo largo de este trabajo, se analizó el conjunto de  las medidas económicas implementadas durante el primer mandato presidencial de  Luiz Inácio Lula da Silva, teniendo en cuenta su trayectoria sindical y  política. A modo de respuesta a los problemas planteados, se  puede afirmar que al comienzo de su gestión no estaban dadas las condiciones para  la realización de cambios profundos en la estructura económica, ya que Brasil  se encontraba atravesando una crisis macroeconómica de gran magnitud. En este  sentido, la prioridad fue enviar señales claras hacia los mercados financieros  internacionales para lograr la confianza necesaria que permitiera atravesar  esta crisis. Se puede decir que la administración de Lula logró superar estos  desafíos de manera exitosa, dado que logró estabilizar la economía del país y  sentar las bases para el crecimiento económico experimentado en los últimos  años. Asimismo, a pesar de que estas medidas iniciales generaron descontento  tanto al interior de su partido como en el electorado al no cumplir con sus  expectativa de reforma, Lula fue capaz de sostener su convicción sobre la  necesidad de su implementación.
 Esto explica el hecho de que a pesar de la crisis  política generada por denuncias de corrupción que involucraron a varios  miembros de su administración, haya logrado ser reelecto en las elecciones de  2006.
 En este segundo mandato, si bien la política económica  se sustentó en los mismos ejes (superávit fiscal, control de la inflación, acumulación  de reservas), se pudo llevar a cabo una profundización de políticas públicas  (como el Plan Hambre Cero). De este modo, hubo un mejoramiento sustancial de  los indicadores socioeconómicos, cumpliendo así con los objetivos de su gestión  planteados durante la campaña.
 Sin embargo, la crisis financiera internacional  iniciada el último año en principio amenazaría con poner en riesgo estos logros  ya que hizo que la economía brasileña se desacelere bruscamente hasta entrar en  recesión a principios de este mes.
 A pesar de que la incertidumbre es cada vez mayor y no  se puede predecir qué es lo que va a ocurrir, es necesario destacar que la  situación económica de Brasil no es la misma que en 2002 y el gobierno de Lula  cuenta con las herramientas necesarias para poder afrontarla sin mayores  inconvenientes. Además, de acuerdo a los sondeos de opinión, su imagen positiva  ha regresado a los niveles previos a septiembre de 2008, cuando se inició la  crisis, de lo que se deduce que no se ha visto seriamente afectada.
 De  acuerdo con una encuesta realizada por el Instituto Sensus, el índice de  popularidad de Lula subió desde 76.2 por ciento en marzo de 2009 hasta 81.5 por  ciento en mayo y la evaluación positiva de su Gobierno se elevó de 62.4 % a  69.8 % en ese mismo lapso de tiempo. Estos niveles de  aprobación se explican tanto por el éxito de su política económica, que benefició  al país en su conjunto, como por la identificación de gran parte de la  población con un líder que tiene un origen social muy humilde y que si bien a  lo largo de su carrera política se ha adaptado a diferentes circunstancias, nunca  abandonó sus convicciones ni dejó de desconocer a quienes representa.
   Bibliografía Libros 
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 http://www.receita.fazenda.gov.br/     
                  
                    1  Facultad de Ciencias  Sociales, Universidad de Buenos Aires 
                    2  Denise Paraná (1996): Lula, hijo de Brasil. Buenos Aires. El  Ateneo.(p.85) 
                    4 Claudio Couto, and  Paulo Baia (2006). “Lula’s Administration: The Limits of Change”. Paper presentado en el XXVI Congreso de la Asociación de Estudios  Latinoamericanos (LASA), San Juan, Puerto Rico. (p.5) 
                    7  André Moreina Cunha,  y Julimar Bichara da Silva, (2004): “Cambio o continuismo: Una  interpretación de la política económica del gobierno de Lula” América  Latina Hoy, vol.nº37. (p.43) 
                    8  Frei Betto (2004): “El programa Hambre cero en Brasil”. Revista Dialogo.Nº8. Número extraordinario Facultad Latinoamericana de  Ciencias Sociales (FLACSO). Guatemala. (p.3) 
                    9  Instituto de Estudios Socioeconómicos (INESC). 2006. “Reforma Agrária  no Governo Lula: Residual e Periférica.”   Nota Técnica 105. (p.5) 
                    11  Fabian Echegaray (2006): “Elecciones en Brasil: hacia un sistema político moderno y secularizado”. Revista Nueva Sociedad.Nº206 (p.33).  
                    13  Secretaría de Comunicación de la  Presidencia de la República de  Brasil (2009) “Caderno Destaques”. (p.4) 
                    14 Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Véase en http://www.ibge.gov.br |