Lectura
crítica de Mundo del fin del mundo de Luis Sepúlveda
Dra.
Adjéra Ouattara
Asistante,
Universidad Alassane Ouattara
Departamento
de Español
Bouaké, Costa de Marfil
Resumen
En este artículo, se hace una lectura de
la novela de Luis Sepúlveda: Mundo del fin del mundo.
La atención puesta en la diégesis de la
obra y la especificidad del funcionamiento del tiempo. Se analizan también el
género específico de la novela porque a caballo entre ficción e historia.
Precisamente porque esta novela es también un arma de combate ecológico. El
discurso de denuncia desempeña pues un papel importante. Se trata de suscitar
la empatía para con el combate cada vez más urgente ya que el planeta corre
peligro de desaparición. La sombra de la muerte se perfila al horizonte
Palabras claves:
Novela, lucha, Patagonia, pueblos indios, vía.
Critical reading of World of the End of the
World by Luis Sepúlveda
Summary:
In this article, we analyze the novel
by Luis Sepúlveda: Mundo del fin del mundo. The attention is focused on
the diégesis of the novel and on the specificity of space, and the functioning
of the time. We also analyze the specific genre of the novel because it
straddles fiction and history, precisely because this novel is also an
ecological combat weapon. The discourse of denunciation then plays an important
role. IT is a question of arousing empathy for this very important fight since
the planet is in danger of extinction. The shadow of death looms on the
horizon.
Key words:
Novel, struggle, Patagonia, Indian peoples, road
Traigo aquí la señal de una emergencia,
toco a rebate al pueblo vencedor
Hay que juntar la fuerza y la conciencia
Chile es una batalla de existencia
Batalla del honor y del amor
Pablo
Neruda,
“Incitación al nixonicidio y alabanza
de la Revolución chilena”
Barcelona, Buenos Aires, México,
Ed.
Grijalbo, 1974, p. 91
Introducción
Mundo del fin del mundo, novela del
escritor Chileno Luis Sepúlveda publicada en 1994, despierta hoy en el mundo
entero, un interés cada vez mayor por su contenido histórico y sobre todo
ecológico. No se trata de una obra teleológica, es decir una obra destinada a
llevar a cabo la propagación de una ideología o los aciertos de un sistema
político como el en el apogeo del realismo socialista. Aquí la instancia
narradora expresa una intención denunciadora de la criminal matanza de las
ballenas que las empresas japonesas operan en las aguas territoriales de Chile
con la complicidad del gobierno militar del general Augusto Pinochet. Me parece
importante subrayar la aparición en el relato del año 1973, fecha del sangriento
golpe de Estado que había derrocado el gobierno democráticamente elegido del
Presidente Salvador Allende. 1973 significó en la historia de Chile una gran
sombra, un desastre ya que apagaba todas las luces que encendió la elección de
Salvador Allende como presidente de la República de Chile. La consecutiva
represión al golpe de Estado acarreó la muerte y el exilio de muchos
intelectuales y artistas entre los cuales se destacan el poeta Pablo Neruda y
el cantante Víctor Jara. En adelante dueños del país, los Generales chilenos
actúan sin miramientos morales. No vacilan en ofrecer a las empresas japonesas
licencia de matar las ballenas a pesar de la moratoria impuesta por la Comisión
Ballenera Internacional en 1ç_- que prohíbe la caza de las ballenas.
En realidad, el relato se abre en abanico y
abarca una serie de temas en relación con el funcionamiento del mundo. El
narrado diegético, refiriéndose a sus compañeros y colaboradores;
Ellos
son: una holandesa y dos alemanes, periodistas por libre como yo y que un día se
cansaron de escribir para la prensa ‘’seria’’ interesada en los temas que
afectan al medio ambiente cuando éstos adquieren visos de escándalo. De esa
charla nació la idea de crear una agencia de noticias alternativa, preocupada
fundamentalmente por los problemas que aquejan el contorno ecológico y por
responder a las mentiras que emplean las naciones ricas para justificar el
saqueo de los países pobres. Saqueo no sólo de materias primas, sino de su
futuro.
Pero concebido gracias a los recuerdos
almacenados de la lectura de Moby Dick y de la Patagonia de Chatwin, el relato
hace eco en esos intertextos. Mundo del fin del mundo, el título de la
obra aparece definido en el relato de la manera siguiente:
Aunque
hacía sólo dos grados bajo cero, la noche diáfana y la cercana presencia del Ventisquero
de San Quintín con agujas de hielo pulidas por los vientos, nos decían que al
otro lado de la península empezaban los territorios del fin del mundo, aquéllos
donde el hombre no es más que una porfiada voluntad enfrentada a los caprichos
y humores de los elementos.
Se trata pues de un medio ambiente
totalmente hostil a los hombres. Sin embargo, no era una tierra de nadie cuando
llegaban allí los europeos. Varios pueblos nativos vivían allí. La estancia
narradora afirma con respecto a aquellos grupos humanos nativos:
El
aire nos anunciaba la presencia de los hielos eternos, de los seiscientos mil
hectáreas de glaciares que empieza en el extremo sur del Fiordo Elefantes y
donde hace apenas un siglo se reunían los chonos, los alacalufes, los onas y
los chilotes para frenar alguna ballena varada, para intercambiar pieles, cazar
focas, elefantes marinos, saldar viejas cuentas con la vida y la muerte, y para
que los dioses marinos preñaran a las vírgenes y llenaran las cabezas de los
mocetones con promesas de dichas y placeres.
El destino de aquellos pueblos nativos, el
mismo que sufrieron todas las comunidades indias que vivían en territorios envidiados
por los invasores: el exterminio. Los escasos que consiguieron escapar a la
matanza tuvieron que huir, “Muchos años más tarde me enteré de su muerte y de
que ella fue la última ona. El fin de una raza de fugitivos por los mares más
hostiles del mundo”.
El tema del exterminio de los grupos
indígenas de la Patagonia y por lo tanto la desaparición de sus culturas, de
sus lenguas constituye precisamente un aspecto del fin del mundo, más allá de
la dureza del clima.
En este territorio arrebatado a sus dueños
por el sistema colonial, los criollos y sus socios capitalistas del mundo
entero, nuevos dueños, se ensañan contra la naturaleza, mares y selvas que
destruyen sin miramientos, sólo animados por la búsqueda del oro. La sed del
oro aparece así como el motivo de los actos de destrucción de las vidas humanas
desde la conquista del continente americano hasta hoy con el saqueo del medio
ambiente. Los distintos paradigmas del relato convergen para poner de relieve
el menos precio de la vida en este universo. El episodio que más ilustra este
concepto de menos precio de la vida humana es el relato de Jorge Nilssen a
propósito de los corsarios ingleses. El corsario Francis Drake es el símbolo del
corsario para quien no tiene ningún valor la vida. Ha dedicado su vida a la
busca del oro y la plata y por eso no vacilaba en matar para adueñarse de los
bienes de las víctimas. Las colonias españolas de América y específicamente,
las costas de Chile y Perú fueron exploradas en vistas a los saqueos de las
ciudades y puertos de aquellos países. Este episodio del relato funciona como
el paradigma más significativo de la obra porque en término histórico y
antropológico, aprendemos que América fue un teatro donde la barbarie como
práctica humana alcanzó su mayor grado de bestialidad ya que desembocó en la
desaparición de pueblos y culturas, que no pudieron resistir a las violencias
de los invasores.
En las épocas modernas y contemporáneas,
la barbarie criolla asoló toda América latina con los regímenes militares en
Brazil, Argentina, Chile, Uruguay… Las consecuencias históricas siguen vigentes
Si la Patagonia encarna el mundo del fin
del mundo, es sólo en apariencia. Porque en la realidad, las características
del mundo del fin del mundo, bajo distintas formas, empapan de manera universal
las sociedades humanas a lo largo de la historia. La instancia narradora, a
través del narrador intradiegético indica:
Soy
uno de los tantos que conocieron la cárcel y huyeron del horror para reunir
fuerzas en la tierra de nadie del exilio, pero el mundo nos saludó con la
bofetada de una realidad desconocida.
La
barbarie militar criolla no era diferente de otras barbaries uniformadas y,
lentamente, descubrimos que nuestros pequeños sueños eran egoístas. Nos
habíamos autoconvencido de nuestra capacidad para derrotar a los enemigos de la
justicia convocándolos a luchar en un territorio que suponíamos dominar, pero
en el fondo, y por comodidad, dejábamos que ellos continuaran fijando las
reglas del juego.[…] Al cabo de un largo, molesto y doloroso tiempo, el
exilio, transformado en una especie de beca de estudios, nos permitió entender
que la lucha contra los enemigos de la humanidad se libra en todo el planeta,
que no requiere ni héroes, ni mesías, y que parte defendiendo el más
fundamental de los derechos: el derecho a la vida.
A la luz de lo que precede, la tentación es
grande de proceder a una lectura autobiográfica de la novela, ya que también el
escritor Luis Sepúlveda tuvo veinticuatro años de exilio. Periodista, ingreso
en la ONG Greenpeace como protagonista que narra la mayor parte del relato. La
experiencia del destino enriqueció el conocimiento de los seres humanos del
escritor Luis Sepúlveda y le ayudó a minorar la parte de ilusiones que llevaba
en sí. Sin embargo, la lucidez adquirida no impacto sus convicciones en lo que
respecta la necesidad de la lucha por la vida a través de la defensa del medio
ambiente y de la democracia y los valores humanos y sociales en las sociedades
mundiales. Es la razón fundamental de la llamada que encarna esta novela para
que nos enteremos que el mundo está en peligro de muerte. Nos demuestra que los
capitalistas ya acabaron con la vida de varios pueblos nativos de la Patagonia
porque los arrebataron sus medios de substancia que son la selva, sus tierras y
los recursos del mar, de los ríos. Se trata de una advertencia basada también
sobre lo que las sociedades contemporáneas son capaces de hacer cuando sus
intereses estratégicos están en juego.
Francia, autoproclamada país de los
derechos humanos no vaciló en destruir el barco d Greenpeace Rainbow Warrior el
10 de Julio de 1985 por dos bombas en el puerto de Auckland en Nueva Zelandia,
asesinando al militante ecologista portugués Fernando Pereira. La aventura del
Rainbow Warrior ilustra, si fuera necesario, hasta donde puede llevar la razón
del Estato.
I.La diégesis y sus articulaciones
La narración en Mundo del fin del mundo
se inicia por un prólogo que se desarrolla en el aeropuerto de Hamburgo y se
termina por un epílogo en el mismo espacio. En el prólogo, el narrador
protagonista estaba en instancia de viajar a Chile su país en el marco de una
operación urgente de Greenpeace con vistas a salvar la vida de Sara, una
muchacha militante de Greenpeace agredida en Chile. En el epílogo, el viajero de
regreso a Hamburgo estaba con Sara Díaz que escapó a la muerte en Chile gracias
a Jorge Nilssen.
Pero nos parece importante subrayar el
papel del libro de Bruce Chatwin La Patagonia en tanto que intertexto:
Luego
de leer por primera vez el libro de Chatwin , me entró la desesperación por volver,
pero la Patagonia está más allá de las simples intenciones del viajero y la
distancia se nos muestra en su real envergadura cuando los recuerdos emergen
como boyas en el agitado mar de los años intensos.
Desde
el punto de vista cronológico, el prólogo y el epílogo comparten el mismo
período, posterior a las acciones que constituyen la substancia de la
narración. Se trata esencialmente de los recuerdos del joven chileno, paragón
del autor y los de Jorge Nilssen. La memoria desempeña pues un papel preponderante
en la narración determinando la característica central de ésta: una narración
paradigmática. No se trata pues de una narración lineal como la novela
tradicional hispanoamericana.
1.1.La
llamada del mar
El narrador de la primera parte de la
novela se apoya sobre sus recuerdos de adolescencia. “Era muy joven por
entonces, casi un niño y soñaba con las aventuras que me entregarían los fundamentos
de una vida alejada del tedio y del aburrimiento”.
Antiguo miembro de las brigadas
internacionales durante la guerra civil española, el Tío Pepe fue para el
adolescente un respaldo y un modelo: “De más, está indicar que el Tío Pepe era
la oveja negrísima de la familia, y que cuando más crecía yo; nuestros encuentros
se volvían cada vez más clandestinas”.
La educación política e ideológica del
adolescente lleva la marca del Tío Pepe que varios signos sitúan a la
Izquierda. Las lecturas del adolescente por lo menos, los primeros libros que
le marcaron le fueron aconsejados por el Tío Pepe. Entre ellos, Moby Dick
de Herman Melville: “Tenía catorce años cuando leí aquel libro y
dieciséis cuando no pude resistirme más a la llamada del sur”.
El proceso de adquisición de la
autorización parental fue apoyado por el Tío Pepe que además financió las primeras
etapas del viaje y facilitó los contactos necesarios gracias a sus relaciones.
La Patagonia y sus numerosas leyendas y
mitos atraían al adolescente que anhelaba descubrir este mundo. Con
determinación emprendió el viaje por el tren que le trasladó de Santiago a
Puerto monte de donde el Estrella del sur del Capitán Miroslav Brandovic le
condujo hasta Punta Arenas. A bordo, servía como pinche.
En punta Arenas, Félix y Elena Brito
sirvieron de relevo, acogiendo al adolescente en su casa. Pero al notar que
muchacho tenía metido en la cabeza el deseo de embarcarse en un ballenero, Don
Félix se decidió a facilitarle el contacto con un amigo suyo propietario de un
ballenero, Antonio Garaicochea, capitán del Evangelista. Por eso tuvo que ir a
Puerto Nuevo. Ahí después de unas peripecias, acabó por encontrar al patrón del
Evangelista quien lo aceptaba a bordo de su barco donde iba desempeñando el
papel de grumete. Así fue cómo asistió a una caza de ballenas: “ La
tripulación del Evangelista la integraban, además del Vasco y Don Pancho, dos
marinos chilotes de muy pocas palabras y un argentino que oficiaba de
electricista y cocinero”.
Para el muchacho, fue una experiencia
extraordinaria. Aprendió a apreciar las cualidades de los marinos.
Pero por encima de todo, la más notable en
la narración de esta primera parte de la novela es el proceso de la formación
intelectual y moral del adolescente. Esa formación cuyos ingredientes provienen
de las lecturas, de los contactos con su tío Pepe, de sus experiencias durante
el viaje con el descubrimiento del universo fantástico y misterioso que es el
mundo marino. De la conversación entre el capitán Antonio Garaicochea, podemos
retener la declaración siguiente del muchacho: “Sí. Me gustó el viaje, el
barco, me gustan ustedes, los chilotes, el argentino. Me gusta la mar, pero
creo que no seré ballenero. Discúlpenme si los defraudo, pero ésa es la verdad”.
Sin embargo, la llamada del mar resulta
un dato indiscutible en la formación del hombre. Uno de los protagonistas más
importantes de este proceso de formación, las palabras y las actitudes del
capitán desempeñan un papel determinante, ya que contribuyeron a despertar la
conciencia del adolescente sobre las cuestiones del medio ambiente.
Mundo del fin mundo
imprimió gracias a este viaje a la Patagonia, un sello en la memoria del
adolescente. Lo que aprendió con la tripulación del Evangelista es el respeto
de las reglas de la caza de las ballenas .No se cazan las hembras y por encima,
si van preñadas. Antonio Garaicochea y su equipo, como los nativos de la
Patagonia cazan las ballenas para comer su carne. Lo que establece una
diferencia fundamental con la caza industrial que se opera sin miramientos.
Así, la narración nos aprende que la
formación del adolescente chileno como hombre, su orientación ideológica, se
llevaron a cabo en una multitud de experiencias que marcaron sus sensibilidades.
La decisión del periodismo como oficio aparece como la consecuencia de esa
formación. Como lo veremos en la etapa siguiente de su vida, este oficio le
condujo a preocuparse del destino de su pueblo y más allá, del de los pueblos
latinoamericanos enfrentados con las adversidades impuestas por el imperialismo
mundial, vector de un sistema político y social que privilegia los intereses de
las oligarquías nacionales y las multinacionales.
Gracias a la narración, Mundo del fin del
mundo cobra su identidad a través de una multitud de islas dispersas por el
océano. Este espacio se caracteriza por el rigor de su clima. Pero por encima a
todo, aprendemos que este espacio es la patria de unos grupos de pueblos en vía
de desaparición.
1.2.En el atolladero de la lucha ecológica
La segunda parte de la narración abarca
las peripecias del combate ecológico en un universo tumultuoso, cada vez más
peligroso a causa de la naturaleza mafiosa de los grupos que organizan el
saqueo de los mares y de las selvas con vistas de satisfacer sus necesidades
comerciales.
La intrusión del barco Nishin Maru en las
aguas territoriales chilenas para cazar la ballenas a pesar de lo prohibición de
esa actividad es por desgracia la consecuencia de la política ultraderechista y
corrupta del general Pinochet.
Según la corresponsable de la agencia de
noticia que han creado en Hamburgo el periodista chileno, una holandesa y dos
alemanes, Soria Díaz, una muchacha chilena que vive en Puerto Montt:
El
gobierno chileno concedió una licencia anual para cazar cincuenta ballenas
azules, con fines científicos. El favorecido por la licencia es mantenido en
secreto por las autoridades chilenas […] Los japoneses se veía venir, han
colmado de regalos a los generales chilenos. Es obvio que esperan una
retribución. […]. La narración nos entera de un drama vinculado con las
actividades de este famoso barco japonés: “Puerto Montt. Junio 15/1988.17.45.
Auxiliado por remolcadores de la Armada chilena arribó a este puerto austral el
barco factoria Nishin Maru con bandera japonesa. El capitán Toshiro Tanifuji
reportó la pérdida de dieciocho tripulantes en aguas magallánicas”.
Se trata en la narración del mensaje de
Sara Díaz a la Agencia de noticias de Hamburgo. Este mensaje marca el punto
partida de un nuevo paradigma de la lucha ecológica en un contexto histórico
mundial dominado por la proliferación del neoliberalismo en el mundo y más
específicamente en América latina. Las fechas que aparecen en el relato: 15/06/1988,
1987, 21/06/1988 contribuyen en marcar el período y a dar testimonio de la
historicidad de los narrados. De la misma forma, el narrador intradiegético se
identifica claramente cono actante de la historia que está narrando de la
manera siguiente: “Soy uno de los tantos que conocieron la cárcel y huyeron el
horror para reunir fuerzas en la tierra de nadie del exilio, pero el mundo nos
saludó con la bofetada de una realidad desconocida”.
Desde el punto de vista cronológico, el
regreso a Chile del periodista luchador por la preservación del equilibrio
ecológico de la tierra corresponde a la última fase de la dictadura militar en
Chile marcada por unas pocas perspectivas democráticas. Sin embargo, la
agresión contra Sara Díaz, la periodista que colabora con Greenpeace y
corresponsal de la Agencia de noticias, constituye una indicación clara sobre
los métodos de los militares criollos:
Por
la mañana supe del asalto a una periodista. Le echaron un auto encima cuando
salía de un laboratorio fotográfico. Le robaron algo. No sé qué, pero supongo
que debe de ser la misma niña que vi anteayer por la noche haciendo fotos del
Nishin Maru en el astillero del Armada. Pobre niña.
Esta noticia dada por Jorge Nilssen,
determina al periodista desterrado a regresar a Chile. El caso tuvo una
repercusión mundial. También, la agresión de la que es víctima la periodista
pone de relieve lo peligroso de la lucha La narración nos enseña también que la
lucha contra el saqueo de los mares cobra una dimensión internacional obligando
a los autores de los actos de barbarie a multiplicar las astucias para escapar
a la vigilancia de las fuerzas de protección de la naturaleza:
Los
japoneses habían descubierto un método para cazar ballenas ilegalmente. Con
toda seguridad, el Nisnin Maru navegaba rumba a Madagascar, pero ése era el
Nishin Maru II. La otra nave, camuflada bajo el certificado de desguace
entregado por las autoridades de Timor, podía navegar los mares australes con
impunidad de un barco fantasma.
Es
que la caza de las ballenas es una actividad económica o comercial en la que
están en juego enormes intereses capitalistas. El menosprecio de la vida,
incluso de la vida humana se pone en evidencia en la forma de la agresión de la
periodista Sara Díaz.
La
tercera parte de la novela, apoyándose en otros textos literarios, narra una
forma de continuidad de prácticas antiguas. El papel de los intertextos es
sumamente importante para entender que las barbaries actuales hunden sus raíces
en el periodo colonial en el que como se sabe, los colonos llegaban a América y
cazaban a los pueblos autóctonos para acapararse de sus tierras.
1.3.
Memoria y narración
El eje central de esta tercera parte de la narración es el personaje de Jorge
Nilssen. De regreso a Chile con vistas a organizar la recuperación de Sara Díaz,
el narrador diegético tuvo interlocutor y guía en Chile a Jorge Nilssen, cuyo
nombre original fue Jörg Nilssen, hijo de un aventurero danés, que llegó por el
mar en 1910 y de una mujer ona de Patagonia. La pareja vivía en su nave.
Lo
poco que sé de ella me lo refirió en las noches invernales, protegidos en los
fiordos que se adentran en el continente. Mi madre temía desembarcar […] y
tenía sus buenas razones para ello: era ona, y al igual que los yaganes,
patagones y alacalufes, sufrió la persecución de los ganaderos ingleses,
escoceses, rusos, alemanes y criollos que se asentaron en la Patagonia y en la
Tierra del fuego. Mi madre fue víctima y testigo de uno de los grandes
genocidios de la historia moderna.
En un diálogo con el narrador
intradiegético, Jorge Nilssen que nació en la Patagonia, y pasó toda su
existencia ahí, aprovecha su memoria al hablar del mundo del fin del mundo
poniendo de realce sus dimensiones históricas, antropológicas y culturales de
los pueblos autóctonos de la Patagonia. Incluso alude a la vida de aquellos
pueblos en el periodo precolombino:
Curiosa
raza la se los onas. Lo poco que se sabe de ellos es que hasta la llegada de
los europeos vivían de la caza del guanaco y de la recolección de los moluscos
en las playas. Con huesos de lobo marino, y de ballenas fabricaban anzuelos,
puntas de flechas y otras herramientas que luego cambiaban a los yaganes o
alacalufes por pequeñas embarcaciones que les permitían cruzar el estrecho. Así
vivieron durante siglos, hasta que los europeos empezaron a expulsarlos de sus
tierras de cacerías, y junto con ellos a sus dioses, que habitaban en la
oscuridad de los bosques.
La realidad, tanto en Chile como en
Argentina, con el pretexto de adelantar la civilización se promovió un programa
de inmigración europea y paralelamente, otro de exterminio de los pueblos
autóctonos.
En lo que toca a su historia personal,
Jorge Nilssen quien sólo conoció a su padre, creció en compañía de éste y
adoptó su oficio: se hizo marino. Aquí también su memoria desempeña un papel
importante ya que gracias a ella accedemos no solo a su pasado lejano sino
también al reciente.
Por
ese tiempo, le hablado de 1942, yo vivía en una cabaña construida por mi padre
y que todavía resiste los vientos de la costa noreste de Isla Serrano,
separado de la Van der Meule por la milla y media del Canal de Messier No era
un náufrago, pero estaba solo. Era el único habitante de Isla Serrano, y no
miento al decir que prefería hablar con los delfines a hacerlo con la vieja ona
de enfrente. Por lo menos los delfines me respondían [..]
Se hizo tripulante de varios barcos cuando
llegó a Punta Arena empezando por el Magallanes.
A fines de 1981, en Puerto Ibáñez encontré un
cúter de líneas antiguas, hecho para la navegación grande, y compré el Finisterre
hasta con peón de abordo. De verás. Un gigantón noble como el pan y sin hogar
que el barco al que llaman Pedro Chico.
En adelante, instalados en la antigua
cabaña construida por su padre en Isla Serano, Jorge Nilssen y Pedro Chico se
transformaron en navegadores, viviendo sin contactos con nadie y defensores de
la mar. De esa forma, se fueron testigos del desastre ecológico del conjunto de
la Patagonia. Entre otros signos del apagamiento de la vida en aquel mundo del
fin del mundo, Jorge Nilssen apunta:
El
desastre ecológico provocado por los japoneses y sus peones del régimen militar
chileno al norte del Reloncaví no nos era ajeno. Sabíamos que la desforestación
masiva de las cordilleras costeñas había alejado tal vez para siempre el
espectáculo de los salmones remontando los ríos para desovar. La tala del
bosque nativo, de árboles tan antiguos como el hombre americano y de simples y
de simples arbustos que aún no daban sombra, hizo de aquellas regiones que
siempre fueron verdes lamentables paisajes en proceso de desertización, y con
la tala se exterminaron las miles de variedades de insectos y animales menores.
Cuenta también las practicas barbaras de un
barco factoría gigante que se dedica a la masacre de las ballenas: “Durante
este mismo año navegando por la mar abierta en las inmediaciones del Falso Cabo
de Hornos, vimos otros barcos similares. Bajo banderas norteamericanas,
japonesa, rusa, española, y todos hacían lo mismo”.
La colaboración con Greenpeace y otras
organizaciones de defensa del planeta es la consecuencia de un compromiso por
la defensa de la vida.
II.
Mundo del fin del mundo:
ficción et historia
A partir del título de la novela, podemos
afirmar sin ningún riego de errores que la intención predominante del autor es
dar un testimonio. Sobre el universo claramente identificado: la Patagonia.
Pero el problema que plantea la novela, abarca toda la América latina, teatro
de los saqueos de los mares operados por las sociedades multinacionales. La
desforestación es otra forma de agresión contra el medio ambiente que se
practica contra la selva amazónica que comparte varios países entre los cuales
el Ecuador, Brazil, Colombia, Perú y naturalmente Chile y Argentina. La
voluntad documental historicista va a manifestarse a lo largo de toda la
novela. La preocupación central en la escritura de la novela es la presentación
de los hechos con valor documental con vista a llamar la atención del lector
sobre una situación considerada como inadmisible. La tradición del realismo que
había tomado la novela social española de las décadas cuarenta y cincuenta,
seguía ejerciendo una influencia, ya que aquí se trata en realidad de exponer
ante el mundo entero un problema de índole universal, dadas la repercusiones
del deterioro ecológico que el narrador diegético asimila al “asesinato del
planeta”.
En la narración, varios signos nos invitan
a asimilar el narrador diegético al autor Luís Sepúlveda.
La novela se inicia por la historia de un
joven chileno de dieciséis años quien quería aprovechar sus vacaciones para
hacer la experiencia de una navegación en un ballenero. Narra su propia
historia y se transforma en el narrador intradiegético de la novela.
La educación política e ideológica de este
joven en la tradición de la izquierda cumplida por su tío materno llamado Pepe,
antiguo miembro de las brigadas internacionales que combatieron al lado del
ejército republicano durante la guerra civil española, identifica este joven
chileno a Luís Sepúlveda. Otros indicios de esa asimilación, el narrador fue
encarcelado por el régimen militar chileno y después desterrado a Europa, más
exactamente a Hamburgo en Alemania como el escritor Luís Sepúlveda. A todo eso
podemos añadir la militancia ecologista. Además, al fin de la tercera parte,
Jorge Nilssen, el capitán del finisterre, habla del narrador que estaba
conversando con él afirma que es escritor.
Asegurar la historicidad de los hechos
narrados es también de la evocación del golpe de Estado militar que derrocó en
1973 el gobierno progresista del Presidente Salvador Allende:
Cuando
vino el golpe militar del 73 y los militar de 73 y los milicos se adueñaron de
todo, la gobernación marítima de Punta Arenas lo citó a rendir un examen para
renovarle la licencia de práctico. Pues bien mi amigo César Acosta y sus
cuarenta años de experiencia se sentaron frente a un imbécil con grado de
teniente de marina.
El carácter documental de la novela aparece
también a través de las fechas asociadas a ciertos hechos para dar con certeza
su historicidad. Es, en particular, el caso del año 1973, fecha del golpe de
Estado militar que derribó el gobierno del Presidente Salvador Allende y marco
la llegada al poder del régimen militar de Augusto Pinochet.
En 1985, el barco Rainbow Warrior de
Greenpeace sufrió un atentado que la nación toma en carga de la manera
siguiente:
Quince
minutos antes de la medianoche del 10 de julio de 1985, dos poderosas bombas
colocadas en su casco por submarinistas del servicio secreto francés, le habían
abierto mortales brechas de aguas en el puerto de Auckland, en Nueva Zelandia.
Y las mismas bombas asesinaron al ecologista portugués Fernando Fereira que se
encontraba a bordo.
Fiel a su horizonte, el de dar testimonio
de historicidad a los hechos que va revelando, el autor multiplica las fechas
que corresponden, desde el punto de vista de la cronología de la narración a
unos datos importantes. La tentativa de las compañías japoneses de cazas de
ballenas de violar la moratoria que prohíbe esta actividad forma parte de
aquellos hechos históricos de la década de 1980. El combate ecológico abarca
este paradigma que en aquel período, llevó el mundo entero a través de la
Organización de las Naciones Unidas a obligar a Japón a renunciar a su
proyecto.
La novela da testimonio de operaciones
clandestinas de matanzas. Pero oficialmente, todos los países respetan la
moratoria de 1986.
La denuncia de las matanzas de ballenas
no se limiten no se limita a los japoneses, abarca a numerosas naciones.
BALLENA
PILOTO, conocida también como calderón,[…]. Mide entre cuatro y siete metros
[...]. Animales de cuerpo robusto, de cabeza pequeña y redondeada.[…] En el
Atlántico Norte están al borde de la extinción como consecuencia de la caza
indiscriminada que practican rusos, noruegos e islandeses. Entre 1975 y 1977 se
observó un éxodo de ejemplares hacia el hemisferio sur.
Esas denuncias forman parte del compromiso
de Luis Sepúlveda como militante político de Izquierda en lucha por una mejora
de la cualidad de la vida de los hombres en todas las latitudes y para salvar el
planeta tierra de la destrucción que lo amenaza. Ese compromiso explica su
equiparación con el narrador intradiegético que anda de portavoz del autor.
Sin embargo, estamos ante una novela con
características específicas. La implicación del autor como narrador y como
personaje llama la atención del lector sobre el grado de compromiso y por lo
tanto añade peso a la voluntad de testimonio. Sin dejar de ser un texto de
ficción, Mundo del fin del mundo manifiesta su vínculo con la
historicidad con la evocación de unos acontecimientos que marcaron su tiempo y
siguen afectando la vida de los hombres. El famoso atentado de los servicios
secretos franceses contra el Rainbow Warrior sigue presente en la
memoria universal, porque en su tiempo fue un escándalo político en Francia
precisamente porque se produjo bajo un presidente de la República de izquierda.
En término de valores, su gobierno debería más atención a la vida humana como
valor que tuviera que estar por encima de los intereses del Estado. La lucha de
la vida contra la muerte que funciona en el texto como el eje central de la
estructura semiótica que organiza el texto nos enseña una postura ideológica radicalmente
vinculada con un ecologismo. Un vínculo determinado a abrir un nuevo capítulo
en la lucha planetaria que las organizaciones como Greenpeace entienden
emprender para evitar precisamente el fin del mundo con la destrucción del
planeta que habitamos.
III. Una
novela testimonio
Habitualmente todo texto literario
desempeña un papel de documento histórico, antropológico o sociológico. Todo
depende de la naturaleza de la lectura que hace de ése. Estamos hablando de la
capacidad de cualquier texto literario de ofrecer informaciones que hacen
posible la comprensión de una época, de un contexto histórico. Es posible de
proceder a este tipo de lectura del texto de Luis Sepúlveda. Pero hemos
preferido otra lectura que pone de relieve el testimonio sobre un mundo y sobre
un periodo particularmente sensibles como homenaje al autor Luis Sepúlveda que falleció
en Oviedo en 2021; El valor humano de su compromiso político merece que se haga
hincapié en su testimonio destinado, hay que recordar, a despertar las conciencias
sobre las amenazas que representan las fuerzas que cultivan la muerte. El
discurso del capitán Nilssen, descendiente de pueblo ona es particularmente
relevante, precisamente porque es un testigo y en cierto modo, víctima de los
crímenes que denuncia la novela.
Aunque existan notables diferencias entre
las corrientes novelísticas sudamericanas, se caracterizan en su conjunto por
el realismo, es decir por su tendencia a afirmar la historicidad de los hechos
narrados. Rural o urbana, la novela hispanoamericana se esmera en la denuncia
del cacique y de las oligarquías que explotan las masas campesinas u obreras.
Esa corriente tradicional que encarnan Rómulo Gallegos y José Eustacio Rivera,
encuentra su explicación en la afirmación siguiente de Carlos Fuentes:
La
tendencia documental y naturalista de la novela hispanoamericana obedecía a
toda esa trama original de nuestra vida: haber llegado a la independencia sin
verdadera identidad humana.
En cierto modo, Mundo del fin del mundo,
cuyo espacio novelesco es la Patagonia, por una multitud de razones, es un
universo hostil:
En
Isla Serrano, encontramos la cabaña casi tal como la dejara cuarenta años
atrás. Nadie habitaba la isla. El clima extremadamente hostil y riguroso
espanta, y a veces pienso que lo más cercano al momento de la creación del
mundo son miles de islas, islitas, y peñascos.
Sin embargo, ese medio ambiente tiene una
historia, la de unos pueblos autóctonos, onas, patagones, yaganes, alacalufes…
Desgraciadamente, como lo vimos ya, aquéllos fueron objeto de exterminación en
Argentina o en Chile por parte de los inmigrantes en busca de espacios vitales.
Una de las metas perseguidas en la novela, es naturalmente la recordación de
aquellos hechos históricos cuyas consecuencias siguen vigentes tanto en Chile
como en Argentina. De manera explícita aquellas masacres son denunciadas en la
narración.
No
les bastó con expulsarlos de la tierra firme con la quema de millones de
hectáreas de bosque. Ya los habían condenado a desaparecer, pero no les bastó.
Tenían que exterminarlos a todos, uno por uno. ¿Escuchó alguna vez hablar del
tiro al pichón helado? Ese era el deporte de los ganaderos […], y consistía en
subir una familia entera de indios sobre un trozo de helado flotante, sobre un
iceberg. Entonces venían los disparos, primero a las piernas, luego a los
brazos, y se cruzaban apuestas respecto a cuál de ellos sería el último en
ahogarse o a morir por congelación.
Eso era el procedimiento por el cual los
ganaderos exterminaban a los indios como si fueran bestias.
No se trata de ficción sino de una realidad
histórica y los herederos de los que practicaron tales atrocidades forman parte
de una oligarquía argentina o chilena que tampoco, durante las dictaduras
militares en estos países no vacilaron en sembrar muerte y sufrimiento en la
población mirada como hostil.
Aquellas prácticas bárbaras son los
productos de la importación en América de los discursos racistas puestos al
gusto del día por los pensadores que querían destruir todos los aportes universalistas
de las Luces.
Pero la evocación de estos hechos
históricos es en realidad la recordación de un paradigma importante de la
historia de América latina: el periodo terrible de la trata de los negros, de
la esclavitud, la encomienda y otras formas de maltratos practicados contra los
autóctonos.
EL acontecimiento de los regímenes
militares de Pinochet en Chile y de Videla en Argentina funciona como
paradigma del drama histórico que sembró la muerte y el sufrimiento entre los
pueblos argentinos y chileno. De hecho, el testimonio de Mundo del fin del mundo
toma la forma de un acto militante, la llamada a prestar atención a las
amenazas que representan las ideologías que monoprecian la vida. Por eso, la
unidad semiótica vida/muerte funciona en el texto como eje central.
Mundo
del fin del mundo significó en cierto modo privilegiar en el
relato hechos históricos y factores históricos y factores sociológicos y
algunos críticos hablarían de un castre sociológico y documental. Pero, el
autor asume totalmente esta responsabilidad de revelación de un universo
escandaloso para llamar la atención de las futuras víctimas de las prácticas
irresponsables de las multinacionales que asesinan, para decirlo así, los
océanos. Se trata pues de las exigencias teleológicas del paisaje del terruño.
Hablando de los barcos factoría, la
instancia narradora no oculta su cólera y adopta un tono de denuncia.
Trabajaban
rápido. Esos barcos factoría son una de las monstruosidades más grandes
inventadas por el hombre. No navegan tras los cardúmenes. La pesca no es su
oficio. Andan tras grasa o aceite animal para la industria de los países ricos,
y para conseguir sus propósitos no vacilan en asesinar océanos.
Conclusión
La tradición documental y sociológica
obedece según muchos criterios a una etapa del desarrollo socioeconómico de las
sociedades hispanoamericanas. Lo que supone una evolución que sufrió la
novelística hispanoamericana. Es lo que traduce Guillermo Yepes-Boscán cuando
afirma que:
La
novela renunció a seguir siendo el simple muestrario de geografía
socioeconómica que era, optando por convertirse en una empresa estética, ahora
invertida palabra socializada de privilegiada de virtualidad.
Aquella evolución produjo una novelística
cuya complejidad estructural y estética está reconocida en el mundo entero. Las
obras de Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez,
Carlos Fuentes, Mario Vagas Llosa, etc. son unas aportaciones fundamentales en
la novelística universal y hasta como modelos.
La novelística de Luis Sepúlveda, y
sobre todo Mundo del fin del mundo, dista mucho de ser un arcaísmo maniqueísta.
Se trata de una novela que frente a una urgencia histórica eligió una vía de
expresión que privilegió el estilo documental.
Un poeta español, Gabriel Celaya habló de
poesía urgente aludiendo a la poesía social que él cultivaba. Es que en las
circunstancias históricas que empeoraban, era más importante informar que
iluminar con la belleza. En los dos casos, lo que están en juego es la vida. Luis
Sepúlveda plantea en Mundo del fin del mundo el problema central de la
amenaza de la desaparición de la vida y era necesario privilegiar el aspecto
informativo de su oficio de escritor. Dar el testimonio de los saqueos de los
mares y las selvas llegó a ser una urgencia en la medida en que ciertos
gobiernos del planeta programan la exterminación de sus propias poblaciones. De
hecho, los saqueos forman parte del programa de genocidio concebido a una
escala mundial. Así pues, el contenido documental de la obra de Luis Sepúlveda
no significa una renuncia a la estética. Frente a la encrucijada histórica que
fue el golpe de Estado militar del 11 de septiembre de 1973 que fue un desastre
político, humano y social para la sociedad chilena y más allá, latinoamericana,
una literatura urgente se impone tanto más cuanto el gobierno fascista de
Pinochet apoyaba a los que asesinaban los mares y las selvas que son los
defensores de la vida en el planeta y en este campo, se trata del destino de
toda la humanidad.
Mundo del fin del mundo es una novela específica
que asume totalmente su destino informativo, su dimensión histórica, su
estatuto de instrumento de lucha política y ecologista. En el fondo, Luis
Sepúlveda no hace sino recuperar una tradición novelística, la novela
documental, colocada en circunstancias históricas que la hicieron nacer. Desde
este punto de vista, podemos decir que la tradición sigue viva. No se trata de
la negación de las aportaciones que hicieron de la novela hispanoamericana una
de las mejores en el mundo como lo atesta el crítico Guillermo Yepes Boscán:
Si
algo es incontrastable en la novelística latinoamericana de hoy, es su
virtualidad mitificante y la decidida conciencia del lenguaje como instrumento
dilucidador y expresivo de la realidad. Gracias a esas cualidades se proyecta y
entrega al mundo una imagen más densa de lo que somos. El descubrimiento de las
formas míticas que estructuran el inconsciente colectivo de América latina,
aunando a la liberación metafórica del discurso social, posibilitaron ese nuevo
lenguaje que ha asumido con verdadera eficacia, lo que antes fue fracaso de un
opaco discurso naturalista: figurar verbalmente una aguda noción de lo que
somos y fabulamos.
Referencias bibliográficas
Agüero Muñoz, Marino. Las eurocéntricas
“patagonias” de Luis Sepúlveda y de Bruce Chatwin, en https:/www.cineyliteratura.cl/ensayo-las-eurocéntricas-patagonias-de-luis-sepulveda-y-bruce-chatwin,
2021.
Casini, Silvia. “Luis Sepúlveda: un viaje
express sal corazón de la Patagonia” en Alpha, núm., 90 0SORNO
diciembre de 2004.
Monteforte Toledo, Mario (dir.). Literatura,
ideología y lengua, México, Editorial Grijalbo, 1976.
Morán, Fernando. Novela y desarrollo,
Madrid, Ediciones Taurus, 1971.
Yepes-Boscán, Guillermo. “Asturias, un
pretexto de mito” en Aportes, núm. 8, abril 1968, pp. 100-116.
Sepúlveda, Luis. Mundo del fin del
mundo, Barcelona, Tusquets Ediciones, 1994.