Revista Nº47 "ENSAYO "

 

SOBRE FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

IÑAKI VÁZQUEZ LARREA[1].

 

La insistencia de Marx en que no estaba influido por prejuicios y valoraciones morales y el hecho de que no obstante resuma la relación de las diferentes formas de antagonismos sociales con los provocativos términos “explotadores” y “explotados”, hablan de una curiosa falsa interpretación de sí mismo.

El presupuesto fundamental del Manifiesto Comunista no es el antagonismo entre burguesía y proletariado, como dos clases enfrentadas una a otra; el antagonismo radica más bien en que una clase es hija de las tinieblas y otra hija de la luz. De igual modo, la crisis final del mundo burgués capitalista, que Marx profetizó en la forma de una predicción científica, es un juicio final, aun cuando deba proceder de la inexorable ley del proceso histórico”

Karl Löwith

“Fue un logro de la filosofía de la Ilustración el que la Historia como ciencia se desprendiese de la Retórica y de la filosofía moral que la flanqueaban, y se liberase de la teología y la jurisprudencia a las que se hallaba subordinada”.

Reinhart Koselleck.

Recuerda Karl Löwith que la sobreestimación moderna de la historia, del mundo como historia, es el resultado de nuestro distanciamiento de la teología natural de la Antigüedad y de la teología sobrenatural del cristianismo.

  Es privilegio de la teología y la filosofía plantear preguntas que no es posible responder empíricamente. De este tenor son las preguntas relativas a las primeras y las últimas cosas; ellas conservan su significación porque ninguna respuesta las acalla. No habría ninguna pregunta por el sentido de la historia si éste ya estuviese manifiesto en los propios acontecimientos históricos.

 Por otra parte, la afirmación de que la historia pueda aparecer desprovista de sentido sólo es válida con respecto a un sentido último. Desilusiones hay donde se espera algo. El hecho de que, en general, preguntemos por el sentido o por la ausencia de sentido de la historia como un todo está condicionado históricamente: el pensamiento judío y el pensamiento cristiano dieron a luz a esta pregunta desmedida.

 Los griegos eran más humildes. No se permitieron indagar por el sentido último de la historia del mundo. Estaban conmovidos por el orden visible y la belleza del cosmos natural, y la ley cósmica del devenir y el perecer fue para ellos el prototipo de su comprensión de la historia. Según la concepción griega del mundo, todo se mueve en un eterno retorno de lo mismo, en virtud del cual lo que surge retorna al punto de partida.

 En este clima espiritual, dominado por la visión del mundo natural, no había lugar para la idea de que un acontecimiento singular podía tener una significación en la historia del mundo. Los griegos se preguntaron, en primera y en última instancia, por el logos del cosmos, no por el señor de la historia. Incluso el tutor de Alejandro Magno no dedicó a la historia ningún tratado por considerarla de menor valor que la poesía, por el hecho de que aquella versa sobre acontecimientos únicos y contingentes, mientras que la filosofía y la poesía se ocupan de lo que siempre es así. Para los pensadores griegos una filosofía de la historia hubiera sido un contrasentido.

 Para judíos y cristianos historia significa, ante todo, historia de la salvación. En cuanto tal, es un asunto de profetas y predicadores. El factum de la filosofía de la historia y su pregunta por un sentido último surgió de la creencia escatológica en un fin último de la historia de la salvación.

 No es casual que nuestro uso de la lengua intercambie las palabras Sinn (sentido) y Zweck (fin) y Sinn (sentido) y Ziel (meta); por lo común, es la noción de fin la que determina la significación de sentido.

 Polibio relató acontecimientos pasados que condujeron a la posición dominante de Roma. Historiadores modernos, de parecido rango, se ocupan del futuro de Europa cuando miran hacia atrás para investigar su historia. El historiador clásico pregunta: ¿cómo se llegó a esto?. El moderno: ¿cómo seguirá esto?. La razón de la razón de la preocupación moderna por el futuro es el profetismo judío y la escatología cristiana, los que dieron al concepto clásico de historien un carácter futurista.

 El futuro es el verdadero punto candente de la historia siempre que la verdad reside  en el fundamento religioso del Occidente cristiano, cuya conciencia histórica está determinada por el motivo escatológico: así es desde Isaías hasta Marx, desde Agustín hasta Hegel y desde Joaquín Fiore, Schelling a Benedetto Croce.

  La importancia de esta intención de un fin último-como finis y telos- consiste en que hace uso de un esquema de orden y significación progresivos, que pudo superar el antiguo temor al fatum y la fortuna.

BIBLIOGRAFÍA:

CROCE, B; La Historia como hazaña de la libertad, FCE, México, 1960.

KOSELLECK, R: historia/Historia, Trotta, Madrid, 2004.

LÖWITH, K; Historia del mundo y salvación, Katz, Buenos Aires, 2007.



[1] Profesor Asociado de Sociología, UPNA (Universidad Pública de Navarra)