Revista Nº46 "SOCIOLOGÍA POLÍTICA"

 

 Modelo de ecuaciones estructurales de las políticas de emprendimiento caficultor en la era COVID-19

Cruz García-Lirios

Departamento de Trabajo Social, Universidad Autónoma del Estado de México

Resumen –La exploración de las relaciones entre los determinantes del emprendimiento fue el objetivo de este trabajo. Se realizó un estudio no experimental con una selección no probabilística de 300 caficultores afiliados al programa de microfinanzas. Se observa una estructura de cinco factores: representaciones, habitus, campos, capital, capacidades y emprendimiento que explicaron el 54% de la varianza total explicada, aunque el diseño de la investigación limitó los hallazgos del escenario local, sugiriendo la inclusión de variables que la literatura identifica sociodemográficas y socioeconómicas. variables para establecer perfiles emprendedores según eventos de riesgo; deslizamientos de tierra, incendios, sequías, inundaciones, heladas o terremotos.

Palabras clave – Caficultura; espíritu empresarial; jefes de familia; modelo; microempresa

 

Abstract

The exploration of the relationships between the determinants of entrepreneurship was the objective of this work. A non-experimental study was carried out with a non-probabilistic selection of 300 coffee growers affiliated with the microfinance program. A structure of five factors is observed: representations, habitus, fields, capital, skills and entrepreneurship that explained 54% of the total explained variance, although the research design limited the findings of the local scenario, suggesting the inclusion of variables that literature identifies sociodemographic and socioeconomic. variables to establish entrepreneurial profiles according to risk events; landslides, fires, droughts, floods, frosts or earthquakes.

Keywords – Coffee growing; entrepreneurship; family heads; model; microenterprise

 

Introducción

El propósito de este estudio es explorar las relaciones entre variables clave del emprendimiento según una revisión de la literatura: teoría de la representación social, teoría del habitus, teorías del capital, teoría del campo y teorías de las capacidades, considerando que se trata de un corpus teórico que explica la fenómeno ante eventos locales de riesgo como inundaciones, deslizamientos, terremotos, incendios, heladas o sequías, junto con la corrupción; El nepotismo, la opacidad, la impunidad o la negligencia intensifican las barreras al desarrollo local y fomentan la innovación de sectores organizados como el cafetalero.

Por supuesto, el emprendimiento involucra representaciones, habitus, campos y capital; esto en torno a la producción, comercialización y capacitación empresarial. En cierto sentido, la objetivación y el anclaje, procesos esenciales de las representaciones sociales, explican la transformación de saberes y saberes de sentido común, más precisamente, heurísticas a partir de las cuales la lógica de la oferta y la demanda se desvanece en afectos o sentimientos acerca de Oriente el tiempo y el dinero para producir café (Amrouni y Abdelwahed, 2014).

Sin embargo, no solo el conocimiento es interrumpido por las fuerzas empresariales, sino que también se ajusta a la dinámica del ecoturismo local. En este sentido, el discurso entre otros elementos es el medio para construir predisposiciones en torno a la caficultura. Es así como, a través de las representaciones sociales, el café se transforma en hábitos discursivos a partir de los cuales se sustentan convenciones locales basadas en convenciones globales, ya que las microempresas, al estar vinculadas a las transnacionales, adoptan formas y discursos organizacionales para fomentar el espíritu emprendedor en los habitantes de los “pueblos mágicos”. como en el caso de la región huasteca en Xilitla, San Luis Potosí, México (Berrou y Combaunous, 2012).

Es un proceso en el que los símbolos, significados y significados se categorizan en imágenes que impactan en la interpretación y acción personal, aunque este proceso se difunde a grupos y organizaciones relacionadas con el café. Esto posibilita la distinción social de un sector empresarial en referencia a la comunidad, pero incluso en referencia a los demás grupos campesinos de la región Huasteca (Caballo, Reyes y Solis 2006).

Desde un nivel discursivo, no solo es posible diferenciar los símbolos o significados en sus entornos temporales o espaciales, sino también anticipar la diversidad de expectativas que se generan luego de que una actividad empresarial se haya erigido como seña de identidad de una comunidad en clara alusión. a la industria, el comercio, el turismo o la pobreza, la marginación, la vulnerabilidad o la exclusión. Tales dimensiones se condensan en la propensión o aversión al futuro porque, si bien las representaciones sociales se vinculan con el pasado y el futuro, generan predisposiciones de riesgo en torno a las cuales se planifican la siembra y la cosecha. Es decir, la representación de la caficultura parece circunscribir preferencias, acciones, sentimientos o pensamientos que constituyen discursos que delimitan campos de expectativas y generan relaciones de cooperación y confianza (Carr y Sequeira, 2007).

Esta pregunta implica cinco marcos teóricos explicativos de la imbricación de la caficultura en los discursos de productores y comerciantes. La Teoría de las Representaciones Sociales, al ser un proceso de comunicación de innovaciones respecto a la caficultura, se infiltra en los símbolos y significados que construyen los microempresarios. Una vez que estos se han infiltrado en imágenes y palabras, ahora se recuperan como un repertorio de saberes sobre el siempre o la cosecha del café (Carreón 2016).

Si una representación vincula la caficultura con otras necesidades personales o comunitarias, entonces supone disposiciones que facilitan la objetivación o anclaje de información relacionada con la siembra, la cosecha, el clima, las plagas, los precios y los precios. Si tales arreglos han sido transferidos de generación en generación, entonces un estudio longitudinal daría cuenta de las representaciones, objetivación y anclaje, así como de sus habitus, heredados o adquiridos, durante un período relativamente transitorio en el que la comunidad pasó de ser migrante a microempresaria (Carreón, 2013).

Es así como la Teoría del Habitus Discursivo enfoca los esfuerzos de explicación sobre aquellos símbolos de los cuales se pueden derivar, agrupar y resignificar símbolos al tiempo que demuestra una forma de pensar, actuar y sentir que distinguiría a Xilitla, SLP, de otros pueblos indígenas o mágicos dedicados, en particular, al café (Carreón et al., 2016).

Al respecto, la Teoría de los Campos de Poder sostiene que los conflictos derivados de la distribución asimétrica de insumos para la caficultura es el motor de los cambios que se están dando en la producción y comercialización del café en la microrregión (Carreón et al., 2015).

Sin embargo, dicha transformación parece ser más discursiva porque mientras los migrantes de Xilitla regresan, grupos de comerciantes se dan a la tarea de emprender nuevos proyectos y planes de negocios que implican la difusión del pueblo como un lugar de turismo y recreación más que de producción y venta. de café. A nivel de símbolos, es necesario comprender las relaciones discursivas entre quienes crean empleos y quienes los diversifican con la difusión de innovaciones comunitarias como el ecoturismo, la producción orgánica, la artesanía y la comida típica (Castiglioni, Castro y Galán, 2015).

Este proceso de diversificación e imbricación del café está enfocado a la formación de redes colaborativas que no son solo discursivas. Se trata de procesos de confianza en los que la cooperación entre familias de caficultores viabiliza su análisis como capital social, en los que el conocimiento ya no es solo una cuestión de gestión, sino de representación, habitus y empoderamiento (Contreras, 2012).

De esta forma, Xilitla se asume como una entidad económica próspera porque se ancla en discursos que versan sobre el emprendimiento, el comercio y el progreso. Es decir, al menos la comunidad ya no presenta síntomas de empobrecimiento discursivo o económico. Las personas que viven en esta microrregión asumen la responsabilidad de su propio destino y actúan en consecuencia. Realizan acciones motivadas por la diferenciación social que implica ser migrante, comerciante, cafetalero o microempresario (Domínguez y Fuentes, 2006).

Sin embargo, el proceso estaría incompleto si no se reconocieran las oportunidades acordes a las capacidades y responsabilidades de los habitantes de Xilitla para sus futuras generaciones y otras redes de capital social que actúen a favor del progreso comunitario o al menos del distanciamiento con la pobreza. La Teoría de las Capacidades Económicas en consonancia con las libertades de elección para la cobertura del tejido social en materia de empleo, salud y educación, asume que los individuos son agentes de conocimiento y gestión cuyas capacidades permiten la diseminación de responsabilidades a los colectivos en quienes están sumergidos (Fernández y Crespo, 2011).

Precisamente, es en este punto, donde los símbolos y significados en torno a la caficultura se vinculan con escenarios de colaboración y transferencia de conocimientos que permiten a los comerciantes incursionar en un mercado local. Es aquí donde parece emerger el conocimiento que permite diferenciar la caficultura en la siembra, cosecha, refinación, empaque, logística, distribución, preparación y venta. Las nuevas generaciones de caficultores no solo han objetivado o anclado el conocimiento, sino que lo han asumido como parte de sus estilos de vida y modos discursivos (Ferreiro, 2013).

Ante los problemas ambientales de sequías o inundaciones, las redes de capital social en Xilitla responden con la organización del cultivo en etapas diversificadas pero circunscritas al logro de metas que garanticen el ciclo productivo. Además, el proceso productivo se complementa con el manejo y promoción de la caficultura en otras localidades de la región y fuera de ella como entidad turística. Esta es la clave del éxito económico y la prosperidad de Xilitla, de la cual las remesas siguen siendo parte fundamental de la dinámica económica, pero es el capital simbólico que impulsa las relaciones sociales, políticas y económicas. La cultura o el espíritu emprendedores de Xilitla socava la pobreza y fomenta las capacidades empresariales y laborales para estabilizar representaciones, habitus, campos y capitales relacionados con la caficultura (Fuentes y Sánchez, 2010).

Las representaciones son innovaciones discursivas a partir de las cuales se difunde el conocimiento científico en el sentido común y el pensamiento social, aunque esto es excluyente no solo de la ciencia, el arte o la cultura en general ya que los símbolos a descubrir o inventar también son proclives a su transformación en interpretaciones de la realidad y principalmente sentidos discursivos. Sin embargo, las representaciones sociales, al ser comunicativas, se alejan de la cognición individual y se acercan a las relaciones asimétricas de los grupos. Una vez disponible la información científica, los grupos son los encargados de socializar sus contenidos. Para ello, será necesaria una diferenciación entre los grupos a fin de establecer los conflictos que les llevan a anticipar los cambios (Loui, Carpio y Vergara, 2012).

Los grupos se dividen en minorías y mayorías en torno a la información circundante que les permite representar prototipos de comportamiento para construir una identidad. En tal escenario, la percepción de justicia difunde la legitimidad de las decisiones. Sin embargo, la transferencia de información pública pasa a formar parte del repertorio de conocimientos personales. Esto es así porque la información es un medio para difundir relaciones asimétricas entre grupos e individuos, pero supongamos que la dinámica grupal se imbrica al igual que el individuo en un objeto de representación que cuando no es social es cultural o al menos contextual implica una reducción de símbolos a expectativas, habilidades o actitudes (García, Carreón, Hernández y Salinas 2016).

Más bien, las representaciones sociales son interpretaciones observables, pero esto no sugiere que estas puedan ser síntomas de percepciones, creencias, motivos o conocimientos ya que son convenciones o discrepancias, pero no pueden ser indicadores de procesos individuales. Por eso las representaciones sociales facilitan e inhiben la inserción de símbolos en el repertorio cultural individual, pero sobre todo en las imágenes que compartimos o queremos disuadir. Se trata de un núcleo figurativo y un conjunto periférico de acciones concretas donde los componentes ideológicos se ven envueltos por una periferia emergente de símbolos comunes y mainstream (García, Carreón Hernández Aguilar, Rosas y Bustos, 2015).

El proceso que va desde lo abstracto en particular se conoce como objetivación y los símbolos que se incorporan al repertorio discursivo se denomina anclaje, sin embargo, siendo la representación una organización de los símbolos compartidos por un grupo, la objetivación confina tales símbolos a palabras que tienen un significado más cercano al grupo de experiencia y estilo de vida que adopta o asigna imágenes tales aseveraciones de saber, pero que termina uniéndose como señales perceptivas, rasgos actitudinales o síntomas a disposiciones (García, Carreón , Hernández, Carbajal, Quintero, Sandoval y Valdés, 2016).

En el caso del anclaje, se trata de un proceso complementario de incorporación de símbolos al archivo perceptivo o actitudinal del individuo, pero el anclaje implica una defensa a través de esos mismos símbolos que se incorporaron en el pasado y que ahora compiten por el control de las decisiones y acciones personales. En este sentido, la concreción, la regulación y la defensa se constituyen como elementos fundamentales de las representaciones sociales, si bien se dan en la mente humana, en realidad son convenciones, por no decir construcciones de la realidad que al ser compartidas por un grupo organizan no sólo a las personas, sino a su entorno. Es decir, las representaciones sociales son organizaciones de la realidad que impacta al individuo y al grupo, pero es una obra social que por ser invisibles pensamos que se transforma en imágenes, pero basta cambiar el contexto para dar cuenta de la diversidad. de representaciones (García, Carreón, Hernández, Montero y Bustos, 2012).

De esta forma, en un contexto en el que los símbolos se orientan por representaciones sociales y significados por sus procesos de objetivación y anclaje; los sentidos o direcciones de los símbolos y significados se guían por la defensa de las representaciones que, ante los conflictos y cambios, inciden en su centralidad, porque la periferia es tan abrupta que revela una interrelación con la centralidad y esto conduce a la suposición de que las representaciones sociales son en realidad interpretaciones más que comunicación, cognición o persuasión; son en una palabra: información, que puede ser sesgada para transformar usos y coatributos (García, Carreón , Mecalco , Hernández, Bautista y Méndez, 2014).

En el caso de la migración y el emprendimiento, sus representaciones sociales parecen circunscribirse a una dinámica de corto plazo, ya que son los costos y los beneficios los que más modificarían la centralidad de la representación social. Es decir, ante préstamos, créditos, financiamientos, inversiones y demás apoyos económicos, los migrantes, comerciantes y cafetaleros están expuestos a tomar sus decisiones ya no desde el sentido común, sino desde el equilibrio entre sus ingresos y gastos (García, Carreón, Sandoval, Bustos y Aguilar, 2016).

Según el estado del conocimiento, la migración y el emprendimiento son procesos psicológicos y sociales explicados desde la representación social, imagen organizacional, confianza, liderazgo, compromiso, capital, habitus y satisfacción. Del estado de la cuestión, es posible anticipar un modelo reflexivo para ilustrar las representaciones sociales centrales y periféricas en torno a la caficultura en Xilitla, San Luis Potosí, México. Más bien, las representaciones sociales solo explican los contextos de migración y emprendimiento, pero no esclarecen su permanencia. Es decir, por qué México es un país expulsor de migrantes y ahora por qué se convierte en un país de emprendedores son cuestiones que solo pueden explicarse desde la Teoría del Habitus Discursivo (Manktelow, 2014).

El concepto de habitus alude a un conjunto de disposiciones ancladas, si se quiere relacionar con representaciones sociales, en el núcleo o centralidad de un contexto. Como sistema de disposiciones, se indican mediante asociaciones entre personas, comportamientos, sentimientos, oportunidades, capacidades, responsabilidades o libertades (Obrego, 2008).

Sin embargo, sus síntomas psicológicos son solo una parte de las dimensiones sociológicas a partir de las cuales es posible advertir diferencias entre grupos, comunidades, sociedades, culturas o generaciones. Se trata de relaciones entre estructuras, creencias, normas y valores, que pueden darse en organizaciones o instituciones, pero al no ser excluyentes de tales contextos se abre la posibilidad de que los habitus sean en sí mismos contextos de escenarios. En tal proceso, el habitus discursivo se vincula con prácticas que potencian las diferencias entre los individuos, ya que pueden actuar bajo un mismo contexto, pero la significación o resignificación de espacios, objetos o personas es distinta. Esto es así porque los habitus son producto de asimetrías, discrepancias, controversias, desacuerdos o tensiones que pueden ser de corta duración, aunque pueden prolongarse dada la magnitud del conflicto y sobre todo, la influencia del contexto (Pariente, 2006). .

Lo cierto es que un contexto impacta acciones, sentimientos, percepciones y pensamientos de una manera más duradera porque se infiltra en la estructura de las habilidades discursivas y al naturalizarse, siguiendo el discurso de las representaciones sociales, ya no están sólo en la periferia, pero se han incorporado al núcleo central. Es decir, el habitus es el resultado de la penetración del contexto en el repertorio cultural de los individuos y al haber infiltrado los conceptos de defensa han logrado familiarizarse con los elementos centrales (Ramos, 2013).

Los habitus son esencialmente una consecuencia del contexto en forma de esquema y organización de símbolos. Esta dualidad hace más factible reconocer la complejidad del contexto ya que los habitus son sus indicadores. Es un contexto, en cuanto a la vida humana, breve ya que son estructuras heredadas y/o aprendidas en los primeros años de vida. Este proceso revela una dimensión de carácter sociohistórico del habitus , y por tanto, otra dimensión sociopolítica consistente en la socialización de los esquemas y estructuración de las disposiciones que, si fue un proceso dialéctico, pero no lo es porque es más bien la influencia de contexto en los esquemas personales (Robles, Alviter , Ortega y Martínez, 2016) .

Al igual que las representaciones sociales que defienden el surgimiento de otros símbolos, el habitus no reparará en contrarrestar la influencia de otros habitus al definir las acciones a seguir según los contextos a disuadir ya que nuevos eventos implicarían una diversidad de respuestas, pero tales los recursos son más bien homogéneos porque cada persona incorporó un sistema de símbolos, significados y significados que los diferencian de otras personas o de sí mismos en circunstancias similares o diametralmente diferentes (Rodríguez, 009).

El habitus proviene del pasado ubicado en la infancia, pero también al ser adquirido y no solo heredado, asume disposiciones emergentes que indican la penetración del contexto en la estructura de las disposiciones. En el caso de la migración y el emprendimiento, el habitus explica el proceso por el cual una sociedad pasa de ser expulsores a comerciantes. Esto, por supuesto, va más allá de la influencia del contexto en las comunidades o individuos, supone la incidencia de las políticas públicas relacionadas con el turismo ya que la comunidad huasteca de Xilitla obtiene sus ingresos de la promoción de su espacio ecoturístico, las zonas montañosas y boscosas, así como sus usos y costumbres cafeteras. De esta forma, el habitus del pasado comunitario explica la migración ya que en su afán de construir un patrimonio los pobladores de Xilitla debieron buscar empleo fuera de su territorio (Urquiza y Cadenas, 2015).

Una vez construido un patrimonio, los exmigrantes regresaban a su comunidad para asentar los discursos adquiridos en el exterior y que es posible identificar como un proceso de emprendimiento si se asume que para ello se generó un clima de confianza, compromiso y satisfacción. Es decir, las nuevas generaciones de emprendedores son el resultado de una generación que heredó un habitus migratorio y/o se transformó en un hábito emprendedor, pero tal proceso tuvo que darse en un contexto en el que las políticas de promoción empresarial se orientaron estratégicamente hacia el turismo y sus derivados (Carreón, 2016).

cumple así la premisa sociohistórica del habitus, según la cual una coyuntura es el resultado de una estructura, aunque no del todo influida, si ha sido modificada en sus cimientos ya que la comunidad de Xilitla ahora es empresarial. La repavimentación de sus calles, la remodelación de sus edificios, la reubicación de sus desechos, el financiamiento de su comercio y la inversión en infraestructura hotelera, restaurantera y vial sugieren que la comunidad apuesta por el turismo como alternativa de progreso y prosperidad, pero hay un sector cafetalero que ha logrado insertarse en el habitus migrante y ahora en la nueva dinámica empresarial, ya que emplea a otros trabajadores de los pueblos y mercados aledaños con otros grupos de caficultores de la región huasteca ( Carreón , J., Hernández , J. , Bustos y García, 2017).

habitus migrante y emprendedor son discursos relacionados con la búsqueda de oportunidades, capacidades y responsabilidades, llama la atención que en el caso del habitus migrante predominan las emociones sobre las acciones o deliberaciones que corresponden al habitus emprendedor. Es decir, la diferenciación entre un habitus y otro es que la situación económica impedía la realización de innovaciones y orientaba las acciones a la migración, mientras que en la situación actual los factores mínimos para la realización de proyectos que son financiados por el Estado parecen para ser combinado A través de la Secretaría de Turismo y Trabajo, pero son aceptados y desarrollados por la Junta (Carreón, Hernández, Quintero García y Mejía, 2016).

Sin embargo, al mismo tiempo que se forjaba un habitus empresarial, se redistribuían los recursos, principalmente los discursos y sus bienes simbólicos que daban lugar a escenarios de poder sin los cuales sería imposible explicar las diferencias entre jornaleros y cafetaleros, autoridades y ciudadanos, políticos y comerciantes. Un campo de potencia es el equivalente a uno de carácter electromagnético, ya que denota un espacio construido por fuerzas internas en referencia a fuerzas externas. Sin embargo, un campo de poder es más simbólico que físico o magnético, pero funciona de manera similar porque atrae a uno mismo y expulsa a los extraños. Sin embargo, un campo de poder solo refleja relaciones asimétricas con bienes o capitales simbólicos que estructuran grupos frente a conflictos que los diferencian de otras comunidades. De esta forma, los campos de poder se vinculan a representaciones y habitus al circunscribir el anclaje y la defensa de los símbolos. , pero a diferencia de estos, los campos de poder reflejan asimetrías y por tanto se asumen como causa de las representaciones y habitus (García, 2013).

Más que socialización de las diferencias, los campos de poder son la interrelación de recursos o capitales que definen el poder de un grupo sobre otros similares en sus hábitos o Representación. En este sentido, si un campo de poder emite símbolos que serán significados por los individuos, entonces son áreas en las que predomina la defensa de las representaciones y el habitus sobre la producción de símbolos. Los escenarios simbólicos de defensa indican la actividad profesional de un grupo. Es un espacio deliberado en el que la producción de símbolos se circunscribe a la defensa de dicho territorio más que a su significación o cambio. En el caso de la migración, se infiere un campo de poder por el discurso en torno al viaje, la permanencia o el retorno. Es decir, los migrantes construyen símbolos para defender su estilo de vida como migrantes, a diferencia de quienes residen con todos los derechos y garantías individuales (García, 2017).

Sin embargo, los migrantes construyen un campo de poder no para preservar sus formas de convivencia, sino para protegerse de otros discursos que implican el abandono de sus raíces y el corte de remesas para sus familias. Es por ello que el monto de las remesas supera a otras fuentes de ingresos como el turismo, pero también la migración parece estar sustentada en redes o bienes de capital simbólicos que los migrantes llevan consigo cada vez que cuentan sus experiencias. En cambio, el espíritu emprendedor parece configurarse desde múltiples espacios de poder. Cuando menos cafetaleros, intermediarios y vendedores construyen discursos a partir de la distribución de sus espacios interactivos. Piénsese en los agricultores que delimitan sus acciones y discursos a la siembra y la cosecha, naturalmente se encuentran en desventaja con respecto a quienes manejan sus recursos financieros, logísticos o productivos (García, Carreón y Hernández, 2016).

Sin embargo, un campo de poder es simbólico y como tal, se entiende que los conflictos y cambios que en él se dan también lo son. Por eso, ante sequías e inundaciones, los símbolos de poder que están en juego se refieren a pronósticos y estrategias relacionadas con las tecnologías y la gestión del conocimiento. Es decir, quien accede a la información especializada tiene control sobre el campo simbólico del poder. Algunos rituales vinculados al viaje, la permanencia y el retorno pueden observarse como indicadores del campo de poder relativo a la migración. En caso contrario, los indicadores del emprendimiento, como campo de poder, se materializarían en saberes y saberes deliberados o heurísticos, planificados o improvisados, sistemáticos o automáticos. Es decir, mientras los migrantes utilizan el afecto y las emociones como escenarios de influencia, los comerciantes aluden a conocimientos administrativos o jurídicos para diferenciarse de otros grupos económicos con los que compiten (García, Carreón, Bustos y Hernández, 2017).

Es precisamente aquí que la comunidad de Xilitla refiriéndose a otros alrededores construyó discursos alusivos a la generación de oportunidades y capacidades para un crecimiento social y ambiental responsable. Esto implica elementos relacionados con su patrimonio o capital simbólico. El concepto de capital es equivalente al de bienes o recursos, que se utilizan para exaltar a un individuo sobre otro en cuanto a libertades y oportunidades de elección. Sin embargo, el término es volátil ya que supone indicadores económicos, culturales, naturales o sociales. Sin embargo, la literatura sobre capital humano parece converger en cuanto a valores, habilidades y conocimientos adquiridos por la formación profesional (García, Morales, Bustos, Carreón, Limón y Hernández, 2013).

Incluso los elogios son parte del capital humano y la motivación del talento es fundamental para generar un clima de confianza, compromiso y satisfacción. En este sentido, el capital humano es discursivo, aunque tiene un contenido simbólico; opera de manera peculiar a través de la motivación y el liderazgo. En principio, el capital humano es un medio de subsistencia, pero también de consolidación de un sistema de símbolos que operan a favor de la representación, el habitus o el campo de ciruelas pasas. En efecto, el capital humano es un instrumento de objetivación, anclaje, herencia, adquisición y construcción de escenarios simbólicos que otorgan poder a quienes los utilizan (García, Sandoval, Rivera, Limón, 2017).

Sin embargo, el capital humano es un instrumento frágil porque puede romperse si hay un resquicio de desconfianza o falta de compromiso. Alternativamente, es un medio de manipulación que consiste en materializar expectativas o consolidar redes colaborativas a partir de las cuales se tejen representaciones, habitus y campos como discursos en torno al poder. De la misma manera que el crédito financiero opera como respaldo de confianza y certeza para las relaciones comerciales, el crédito de conocimientos, valores y habilidades otorgado a un grupo o individuo expresa confianza en que esa persona es capaz de satisfacer una necesidad, resolver un problema. o simplemente ampliar la brecha simbólica entre grupos. Es decir, se trata de talentos humanos que pueden convertirse en líderes de opinión y movilización a favor de intereses económicos, políticos, sociales o culturales (García, Valdés y Sandoval, 2016).

En el caso de la migración, el capital humano atiende a la expulsión de talentos no solo por sus conocimientos o habilidades, sino por sus valores de honestidad como es el caso de los jornaleros o cuidadores que en el mercado son vistos como ejemplos de dedicación y esfuerzo. En el caso de las organizaciones, los valores de lealtad y compromiso son requisitos indispensables para la calidad y competitividad de las pequeñas y medianas empresas frente a la inserción de las transnacionales en la comunidad (Gissi y Soto, 2010).

Ambas dimensiones del capital humano, migratorio y emprendedor parecen aproximarse ya que ambas comparten valores que hacen únicos a los migrantes y emprendedores de Xilitla con respecto a otras comunidades que vieron partir a sus jóvenes, pero no los vieron regresar, o bien, observaron cómo Las ganancias de sus empresarios no fueron reinvertidas en sus comunidades y al final se quedaron sin recursos naturales ni infraestructura para el turismo ya que sus migrantes no regresaron y pasaron de ser pueblos indígenas a pueblos fantasmas sin haber sido pueblos mágicos (Guillén , 2010) .

Esta diferencia se explica por la generación de oportunidades no solo de empleo, sino también de vida y de crecimiento personal que implica competencias y responsabilidades. La capacidad es el resultado de las libertades y oportunidades a la vez que la causa de la generación de responsabilidades sociales. En este sentido, la Teoría de las Capacidades Económicas asume que la libertad de elección, difundida por las políticas públicas liberales o neoliberales, es el contexto propicio para el surgimiento de oportunidades que obligarán a los individuos a perfeccionar o especializar sus conocimientos y ajustar sus habilidades al mercado. requisitos Esto implica conocimientos de anticipación y comprensión de los problemas. Sobre todo, ante la crisis, es necesaria la selección de los elementos más adaptativos para afrontar los retos de cambios inesperados que no impliquen conflictos o diferencias entre las partes involucradas en la competencia por los recursos. . En el caso de los grupos y su dinámica diferencial interna, las capacidades son fuente de estabilidad ya que la diversidad de oportunidades genera ideas innovadoras de las cuales el grupo (Hernández, Carreón, Morales, Aguilar y García, 2014).

Ante los retos del entorno, los grupos buscan a toda costa solucionar sus carencias a través de la mejora continua de las habilidades vía capacitación o capacitación, pero al ser un proceso externo, transforma de una forma u otra la dinámica del grupo. Así, las respuestas a la contingencia interna provienen de saberes y saberes diversos, mayor es la probabilidad de que se mantengan en constante competencia por el beneficio del grupo. Así, un grupo adquiere ventajas competitivas frente a otros de similar representación, habitus, campo o capital, pero diferentes en cuanto a libertades, oportunidades, capacidades y responsabilidades (Iglesias, 2010).

Las capacidades económicas explican las diferencias grupales en una misma comunidad y la competencia por los recursos financieros o naturales. En el caso de la migración y el emprendimiento, las capacidades son el resultado de una serie de políticas públicas relacionadas con la expulsión de mano de obra barata y el desarrollo empresarial para el desarrollo del turismo de gran escala. Es posible observar que las capacidades económicas migratorias obedecen a una serie de intenciones y acciones en riesgo frente al emprendimiento de procesos productivos, distributivos y logísticos en un contexto de flexibilidad. Ambas dimensiones desreguladas por el Estado y sus políticas de desarrollo empresarial a costa de la reducción de los derechos laborales. Sin embargo, el apoyo financiero supone una planificación mínima de las organizaciones siempre que se ajusten a los objetivos de los programas públicos para emprendedores, microempresarios o comerciantes en torno a la caficultura. En cambio, la migración de abandono del Estado supone conductas de riesgo que implican mayor probabilidad de improvisación de la práctica migrante, inserción laboral, redes de apoyo, o bien, mayores posibilidades de fraude, extorsión o robo de bienes. En este sentido, las capacidades denotan habitus de riesgo y representación de incertidumbre para el caso de la migración y habitus de las microfinanzas, así como representaciones de flexibilidad o alianzas entre pymes y transnacionales para el caso del emprendimiento (Loyola, y Rivas, 2010).

En síntesis, ambas dimensiones, migración y negocios, parecen diferenciarse, pero más bien forman parte de un mismo proceso que va de la exclusión a la inclusión a través de la marginación y vulnerabilidad de una comunidad huasteca frente a dos sensualidades en las que las políticas públicas contribuyeron al desarrollo del emprendimiento. en la microrregión. Precisamente, las representaciones, habitus, campos, capitales y capacidades son los indicadores de este proceso que va de la migración al emprendimiento. El espíritu emprendedor, ya sea heredado en el lugar de origen o adquirido en el lugar de estancia del migrante, es un proceso que culminaría en la satisfacción con la vida a medida que aumenta la remuneración o se diversifican las oportunidades. Es decir, la satisfacción con la vida parece tener un vínculo con el espíritu emprendedor en cuanto a la búsqueda de utilidad, ganancia y beneficio para una actividad sistemática que implica un compromiso con una organización (Malmod, 2011).

Es por ello que en contextos de incertidumbre el Mobbing inhibe la satisfacción de la vida y resignifica el espíritu emprendedor ya que las relaciones humanas socavan los obstáculos que representan las relaciones de tarea. En efecto, si las relaciones entre socios se superponen con los objetivos del grupo, entonces en el espíritu emprendedor emergen dimensiones de orden resiliente en las que el individuo desarrollará estrategias de afrontamiento ante los inconvenientes de trabajar bajo un clima de tensión (Molini y Salgado, 2010).

En tal escenario, el espíritu emprendedor se correlaciona con estilos de liderazgo transformacional en los que cada uno de sus síntomas se sustenta en acciones específicas de innovación que trastocan otros estilos correctos, evitativos o motivadores. En este sentido, las relaciones humanas entre líderes y subordinados parecen influir en el emprendimiento individual más que colectivo o grupal por el mero hecho de incluir valores egocéntricos más que altruistas. También existen diferencias entre hombres y mujeres respecto a las situaciones de estrés en las que el espíritu emprendedor se inhibe más en los grupos masculinos que en los femeninos. Aparentemente, las relaciones que se establecen entre los hombres facilitan el afrontamiento del ruido. Es en los grupos masculinos donde se desarrolla un clima de confianza más ligado a la satisfacción con la vida, principal indicador del espíritu emprendedor. A medida que las tareas implican una mayor coordinación, aumenta la colaboración entre los trabajadores, pero su reducción se acerca más a la frustración, aunque esto implica la innovación de ideas como otro síntoma del emprendimiento (Nacif, Martinet y Espinosa, 2011).

Sin embargo, los acuerdos entre líderes parecen afectar más la dinámica de trabajo entre los subordinados e incluso los incentiva a implementar estrategias para ajustar sus acciones a las decisiones de los altos mandos. Esto significa que el espíritu emprendedor también estaría motivado por la dinámica de las decisiones y sus efectos sobre la estabilidad laboral de los empleados. Si la satisfacción laboral es el resultado de un clima de tareas y relaciones positivas, entonces el espíritu emprendedor tendría dos dimensiones. La primera dimensión sería producto de contextos favorables a la formación de grupos, así como al logro de objetivos mientras que la segunda sería el resultado de una serie de barreras y obstáculos desde los cuales se fomenta la creatividad y la innovación (Nozica, 2011).

Sin embargo, si los resultados se alejan de las metas establecidas, entonces aparecen una serie de conflictos que anticipan el cambio de paradigma en las relaciones interpersonales y en la forma en que se lleva a cabo el trabajo en equipo. En otros casos, el espíritu emprendedor al correlacionarse espuriamente con la satisfacción con la vida denota otros factores que estarían incidiendo en él ya que estaría más indicado por factores de orden impersonal y cercanos a niveles de estrés que, lejos de ralentizar el emprendimiento, lo acreditan como una contingencia alternativa a la organizacional como (Orostegui y Matos, 2009).

En referencia al desempeño y la productividad, ambas dimensiones del emprendimiento anuncian la incorporación de estilos de vida que se desarrollan al interior de las organizaciones como respuesta a la ausencia de liderazgo. Esto significa que cuando los canales de comunicación están bloqueados, los empleados se adaptan a un patrón de producción que los lleva a alcanzar las metas. Esto es así porque en el ámbito laboral existe una estabilidad económica de talentos que, ante el embate de problemas propios de la alta dirección o crisis de reconocimiento, desarrollan habilidades, conocimientos y valores orientados a la innovación de procesos más que al control de la calidad. El emprendimiento es, bajo el contexto de conflicto, una construcción de las necesidades, expectativas y competencias de los empleados (Pérez, 2010).

Sin embargo, el espíritu emprendedor también subyace en el sentido de comunidad, arraigo e identidad en torno a una región, lugar o espacio. Es decir, los trabajadores que viven en las zonas aledañas a las organizaciones están dispuestos a aceptar condiciones de trabajo y generar puestos de trabajo que beneficien a la comunidad, aunque la empresa se lleve la mayor parte de las ganancias (Rivera, García y Carreón, 2017).

Los procesos de identidad son aquellos que involucran el emprendimiento, pero también la competencia por los recursos. En ambos casos, el compromiso de la organización se revela como una influencia importante en el factor de desempeño, satisfacción y habilidades. En aquellas localidades donde las empresas transnacionales implementaron sistemas de gestión del conocimiento y transfirieron un modelo productivo a la comunidad, se intensificó la vinculación laboral. Es decir, se generó conocimiento compartido, pero en los casos en que el conocimiento fue resultado de la tecnología transnacional y la participación de la comunidad local, también se incrementó el compromiso. Sustancialmente. Los mismos procesos se observaron en aquellos casos en que las empresas transnacionales implementaron modelos de gestión del conocimiento en pequeñas y medianas empresas locales. El compromiso laboral parece haber sido el principal determinante del emprendimiento, si la confianza y la innovación se correlacionaran con ambas variables (Sandoval, Carreón, García, Quintero y Bustos, 2017).

Con base en estas revisiones, es posible afirmar que el emprendimiento tiene como indicadores esenciales el compromiso, la confianza, la innovación, la cooperación y la resiliencia. Al relacionarse con la cultura local, las costumbres y prácticas comunitarias, así como con la identidad regional, el espíritu emprendedor incrementó sustancialmente sus valores de satisfacción con la vida (Santamaría, 2012).

Sin embargo, la planificación estratégica basada en estándares internacionales de calidad ha resultado en una mayor productividad e intensificación de la competitividad más que modelos híbridos y alianzas entre transnacionales. El estado de la cuestión advierte sobre el surgimiento de emprendimientos en contextos locales a partir de los cuales se forman alianzas estratégicas a nivel regional y local en las que las comunidades adoptan sistemas de gestión, producción, logística y comercialización difundidos por multinacionales a través de pymes o microempresas En un contexto en el que se intensifican las políticas de desarrollo empresarial, el espíritu emprendedor parece ser una respuesta de las comunidades que antes eran migrantes y que ahora son escenarios de inversión federal y local, que los sumergieron en una dinámica sobre la cual construyeron representaciones, habitus, campos, capitales y capacidades orientadas al desarrollo local (García, 2013).

El emprendimiento en un escenario de ex migrantes y comerciantes implica la objetivación y anclaje de la gestión productiva y los ex migrantes adoptados en Estados Unidos, parecen haber influido en sus disposiciones hacia la generación de comercio en Xilitla. Una vez difundido el conocimiento en la comunidad exmigrante y ahora el comerciante, se observaron sus efectos en el incremento de valores, habilidades y conocimientos. Al mismo tiempo, se generaron estilos de vida en los que emanaba la confianza y el compromiso heredado por sus familiares en Xilitla, SLP y aprendido en USA, lo que afectó sus valores, habilidades y conocimientos (García, 2017) .

Sin embargo, la objetivación y anclaje de la empresa estadounidense en los ex migrantes de Xilitla requirió la formación de capitales como la cooperación y la solidaridad al momento de desarrollar los valores, conocimientos y habilidades necesarias para la supervivencia de la microempresa. Alternativamente, a través de las libertades, oportunidades y responsabilidades; las cuales, de alguna manera, se desarrollaron como campos discursivos, representaciones sociales incidieron en el emprendimiento orientado a las capacidades de generación. Por último, la formación de provisiones para el emprendimiento influyó en las capacidades de inversión a través de grupos discursivos en los que la libertad, la oportunidad y la responsabilidad sirvieron como elementos determinantes para el emprendimiento (Carreón, 2016).

Método

Se realizó un estudio transversal y correlacional. Se realizó una selección no probabilística de 300 comerciantes, siendo el criterio de selección que hubieran sido migrantes.

Se construyó la Escala Multifactorial de Espíritu Trabajador, Emprendedor y Transformador, que incluye 40 ítems relacionados con representaciones, habitus, campos, capitales y capacidades en sus dimensiones de objetivación, anclaje, herencia, aprehensión, libertades, oportunidades, responsabilidades, cooperación, solidaridad. , valores, habilidades y conocimientos.

Se realizó un análisis de distribución normal, confiabilidad, validez, covarianza, estructura y ajuste.

Normalidad. A partir del parámetro de curtosis en el que los valores cercanos a la unidad denotan una distribución en forma de curva normal, se estableció el requerimiento para la estimación de otros parámetros y análisis. Además, se calculó el nivel de significación con el estadístico Boostrap cuyo valor debería haber sido significativo en 0,000.

Confiabilidad _ Se procedió a establecer la consistencia interna entre ítems y escala o subescalas con la ayuda del alfa de Cronbach en el que valores superiores a 0,60 se consideraron como evidencia de resultados confiables en diferentes contextos, latitudes o muestras. Por otro lado, se asumieron valores cercanos a cero como evidencia de una relación espuria entre el ítem y la subescala, así como valores cercanos a la unidad como evidencia de colinealidad o multicolinealidad entre los reactivos y la escala.

Validez. La correlación entre factores e ítems se realizó con la ayuda de pesos factoriales superiores a 0,300 previo análisis factorial exploratorio y j es rotativo principal pro max, adaptación y esfericidad. Los estadísticos chi-cuadrado cercanos a la unidad se asumieron como evidencia de esfericidad según la prueba de Bartlett y valores superiores a 6,0 se asumieron como evidencia de adecuación, según la prueba de Kayser Meyer Olkin.

Covariación. Para establecer correlaciones entre los factores se utilizaron parámetros phi en los que los valores cercanos a cero se consideraron espurios, mientras que los cercanos a la unidad se asumieron como colineales.

Estructuración. Con la ayuda de los parámetros phi, beta y epsilon se procedió a calcular el modelo estructural en el que aquellos valores cercanos a cero se asumieron como espurios mientras que los cercanos a la unidad se consideraron colineales.

Ajuste _ En el caso de los porcentajes de varianza explicados, los valores superiores a 0,20 se consideraron como evidencia de ajuste, mientras que el valor de chi cuadrado para la prueba de hipótesis se asumió como evidencia cercana a cero de un ajuste. Debido a que el tamaño de la muestra tiene un impacto en los valores de chi-cuadrado, se estimaron los índices de bondad de ajuste en los que los valores cercanos a la unidad se consideraron como evidencia de ajuste, mientras que los cercanos a cero para las tasas residuales también se consideraron. considerado como un buen ajuste.

Resultados

Previo al análisis multivariado, se estableció la distribución normal de las respuestas al instrumento que medía la empresa y sus correspondientes dimensiones de: representaciones, habitus, campos, capitales y capacidades (ver Tabla 1).

 

Tabla 1. Instrumento descripciones

R

M

S

k

A

F1

F2

F3

F4

F5

r1

3.01

1.34

1.36

0,61

0.301

 

 

 

 

r2

2.05

1.30

1.47

0,67

0.329

 

 

 

 

r3

2.09

1.25

1.51

0.71

0.456

 

 

 

 

r4

2.43

1,11

1.94

0,69

0,576

 

 

 

 

r5

3.57

1.43

1.04

0.72

0.314

 

 

 

 

r6

3.81

1,89

1.06

0,68

0.457

 

 

 

 

r7

3.86

1.04

1.67

0,61

0,571

 

 

 

 

r8

3.82

1.56

1.28

0.72

0.362

 

 

 

 

r9

2.57

1.38

1.41

0.73

 

0.585

 

 

 

r10

2.45

1,14

1.69

0.75

 

0,581

 

 

 

r11

3.61

1.45

1.31

0,69

 

0.525

 

 

 

r12

3.58

1.50

1.47

0,61

 

0.515

 

 

 

r13

2.57

1.69

1.41

0.75

 

0.381

 

 

 

r14

2.51

1.89

1.57

0.78

 

0.467

 

 

 

r15

2.68

1.56

1.67

0.79

 

0.524

 

 

 

r16

2.41

1.45

1.87

0,68

 

0.689

 

 

 

r17

2.53

1.34

1.92

0,67

 

 

0.481

 

 

r18

3.57

1.26

1.83

0.74

 

 

0.462

 

 

r19

3.56

1.46

1.04

0,64

 

 

0.385

 

 

r20

3.78

1.39

1.92

0,63

 

 

0,581

 

 

r21

2.57

1.32

1,84

0.71

 

 

0,593

 

 

r22

3.90

1.34

1.31

0,69

 

 

0.481

 

 

r23

3.95

1.25

1.32

0.72

 

 

0,584

 

 

r24

3.91

1.56

1.24

0.75

 

 

0.592

 

 

r25

3.56

1.67

1.30

0.70

 

 

 

0.651

 

r26

3.41

1.50

1.35

0.77

 

 

 

0,540

 

r27

3.54

1.47

1.32

0.79

 

 

 

0.436

 

r28

3.23

1.60

1.32

0.75

 

 

 

0.431

 

r29

3.54

1.79

1.45

0.79

 

 

 

0.432

 

r30

3.76

1.56

1.23

0.74

 

 

 

0.450

 

r31

4.13

1.54

1,15

0.75

 

 

 

0,536

 

r32

3.56

1.43

1.19

0.70

 

 

 

0.468

 

r33

3.24

1.56

1.46

0.79

 

 

 

 

0.651

r34

4.01

1,89

1.34

0,68

 

 

 

 

0,548

r35

3.25

1.56

1.78

0.72

 

 

 

 

0.438

r36

3.56

1.45

1.98

0.75

 

 

 

 

0,396

r37

3.45

1.57

1,89

0.74

 

 

 

 

0.456

r38

3.46

1.24

1.80

0.72

 

 

 

 

0.357

r39

4.23

1.54

1.86

0.73

 

 

 

 

0,546

r40

3.57

1.43

1.56

0.79

 

 

 

 

0,492

 

Nota: Elaborado con estudio de datos; R = Reactiva, M = Media, S = Desviación estándar, K = Curtosis, A = Alfa eliminando el valor del elemento. N = 300 Curtosis Multivariante Mardia = 3.211, Í índice de adecuación de la muestra KMO = 0.762, Test de esfericidad de Bartlett: χ 2 [13gl] = 18.08, p <0.001. Método de extracción: Ejes principales. Método de rotación: Promax. Porcentaje de varianza explicada: F1 = Representaciones (18% de la varianza total explicada), F2 = Habitus (15% de la varianza total explicada), F3 = Campos (11% de la varianza total explicada), F4 = Capitales (7% de la varianza total explicada), F5 = Capacidades (3% de la varianza total explicada).

Es posible observar que los valores de curtosis son cercanos a la unidad y que los valores de confiabilidad son superiores al mínimo requerido de correlación entre ítems y subescalas, los cuales alcanzaron valores superiores a los necesarios.

En cuanto a la validez, los resultados muestran la prevalencia de cinco factores en los que la varianza explicada superó el mínimo del 20% para cada uno (ver tabla 3). El primer factor correspondiente a las representaciones estuvo conformado por los reactivos 1, 2, 3 y 4 explicando el 53% de la varianza total

El segundo factor relacionado con el habitus está conformado por los reactivos 5, 6, 7 y 8 con el 45% de la varianza explicada mientras que el tercer factor alusivo a los campos se configuró con los reactivos 9, 10, 11, 12 y 13 14 explicando el 39% de la varianza.

El cuarto factor capital incluyó los ítems 15, 16, 17 y 18 explicando el 32% de la varianza mientras que el quinto factor de capacidades incluyó los ítems 19, 20, 21, 22, 23 y 24 explicando el 27% de la varianza.

En cuanto a la estimación de correlaciones entre factores para establecer relaciones de dependencia en el modelo estructural (ver Tabla 2) los resultados muestran asociaciones negativas entre representaciones y factores habitus, capital y capacidades ( Φ = -0.671, Φ = - 0.590, Φ = -0.685 respectivamente ). Esto sugiere que los símbolos en torno al espíritu emprendedor se intensifican cuando las disposiciones, la cooperación, la confianza, los valores, las habilidades y el conocimiento se reducen a su mínima expresión. Este hallazgo es fundamental para explicar por qué el emprendimiento no se desarrolla en zonas autoritarias, aunque emerge como un recurso para la subsistencia.

Tabla 2. Correlaciones y covarianzas

 

 

F1

F2

F3

F4

F5

F1

F2

F3

F4

F5

F1

1,102

 

 

 

 

1,873

0,549

0.691

0.674

0,491

F2

0.671 *

1,035

 

 

 

 

1,754

0,592

0.603

0,538

F3

0.481 *

0,487 **

1,025

 

 

 

 

1,986

0,594

0.673

F4

0,590 *

0,836 ***

0,756 **

1,024

 

 

 

 

1,760

0,596

F5

0,685 **

0.481 *

0.614 *

0.796 *

1,071

 

 

 

 

1,639

 

Nota: Elaborado con estudio de datos; F1 = Representaciones, F2 = Habitus, F3 = Campos, F4 = Capitales, F5 = Capacidades: * p <, 01; **p<0,001; *** p <, 0001

Sin embargo, las representaciones tuvieron una covarianza positiva con los campos discursivos (Φ = 0.481) lo que sugiere que los símbolos del emprendimiento están relacionados con libertades, oportunidades y responsabilidades adquiridas en su paso por EE.UU. e implementadas en Xilitla.

En el caso de los habitus, ya sean heredados o adquiridos, se vincularon positivamente con campos discursivos, capitales y capacidades (Φ = 0,487, Φ = 0,836, Φ = 0,481 respectivamente). Esto quiere decir que las disposiciones son concomitantes a las libertades, oportunidades y responsabilidades, cooperación y confianza, valores, habilidades y conocimientos, todos ellos relacionados con el negocio adquirido en EE.UU. e implantado en Xilitla. Ambas relaciones entre contextos sugieren que existe un ciclo de disposiciones que se están formando migrantes y emprendedores tanto en Xilitla como en EE.UU. a través de las redes de trabajadores.

Si los habitus fueron heredados en Xilitla y adquiridos en EE.UU., entonces la relación entre un contexto expulsor y otro captador de talento humano parece circunscribirse no sólo a la producción y difusión de símbolos a través de discursos o recursos organizacionales y psicológicos, sino a través de las redes de familiares, amigos y conocidos que se trasladan de Xilitla a EE.UU. y regresan con un renovado espíritu emprendedor que les permitirá insertar su microempresa en la dinámica global de las multinacionales en lo que a alianzas estratégicas se refiere.

En cuanto a los campos discursivos que se construyen en referencia a las libertades, oportunidades y responsabilidades del emprendimiento de una empresa para asociarse positivamente con formas cooperativas y confiables así como valores, habilidades y conocimientos para el emprendimiento ( Φ = 0,856 y Φ = 0,614 respectivamente) involucrar vínculos estrechos entre migrantes que regresaron de EE.UU., potenciales migrantes en Xilitla , y socios comerciales de otras regiones para la difusión del emprendimiento.

Los recursos de cooperación y confianza al relacionarse con valores, habilidades y conocimientos (Φ = 0.796) denotan una serie de procesos que explican la formación de emprendedores en EE.UU. con antecedentes de empresa familiar en Xilitla. Las covarianzas sugieren relaciones de dependencia entre los factores del emprendimiento y para corroborar este supuesto se estimó un modelo estructural (ver Figura 1).

 

Figura 1. Modelado de ecuaciones estructurales

Nota: Elaborado con estudio de datos; F1 = Representaciones, F2 = Habitus, F3 = Campos, F4 = Capitales, F5 = Capacidades: d = Factores medidos de perturbación; e = indicadores de errores medidos: çrelaciones entre perturbación o error y factor o indicador; èrelaciones entre factor e indicadores

Finalmente, se contrastó la hipótesis con la estimación de los índices de ajuste ya que el valor de chi cuadrado fue sensible a la muestra [X 2 = 14.21 (3gl) p = 0.307]. El Índice de Bondad de Ajuste (GFI por sus siglas en inglés) estuvo muy cercano a la unidad (0.987) y el índice residual (RMR por sus siglas en inglés) cercano a cero (0.042). Ambos valores más el porcentaje de varianza explicada de cada factor, que era superior al 20%, decidieron la aceptación de la hipótesis nula.

Discusiones

El espíritu emprendedor que se construye en Xilitla en referencia a la migración a EE.UU. está más determinado por disposiciones heredadas en Xilitla y adquiridas en EE.UU. Este hallazgo aclara las diferencias encontradas a la hora de explicar el impacto de las transnacionales en la dinámica económica local. A diferencia de las alianzas estratégicas que derivan en franquicias, en Xilitla se forjaron relaciones de cooperación e innovación que involucran al gobierno local, la comunidad migrante en EE.UU. y los microempresarios que retornaron a Xilitla. Es cierto que las diferencias financieras determinan modelos de negocios globales sobre necesidades locales, pero en el caso de Xilitla, la comunidad especializada en la caficultura y el ecoturismo ya no se basa en un patrón transcultural, sino de innovación en servicios y productos de tal manera que se diferenciaba de otras comunidades vecinas.

Entre la historia comunitaria de espíritu emprendedor en Xilitla y el conocimiento emprendedor adquirido en EE.UU., la satisfacción con la vida revienta el proceso que conlleva el desarrollo local al encontrar que las comunidades hindúes más emprendedoras tienen mayor satisfacción con la vida abre la discusión en torno a que si los fines del emprendimiento son meramente económicos o también involucran el desarrollo comunitario. Es cierto que la caficultura y el ecoturismo son dos instrumentos para el bienestar local, pero también significan actividades favorables al medio ambiente de Xilitla. Esto significa que el emprendimiento comunitario está lejos del espíritu emprendedor globalizado, que supone la utilidad y la ganancia sobre la preservación regional o el bienestar de las comunidades. Es una lógica más anclada a las tradiciones, usos y costumbres que se gestan al interior de los pueblos. Es a través de las raíces que la empresa se moldea de acuerdo a las necesidades locales más que globales.

De hecho, la tensión entre los modelos de negocios transnacionales con respecto a la identidad local parece desvanecerse a medida que las alianzas estratégicas delimitan los márgenes de inversión y acción. Es decir, la inversión externa puede coexistir con modos de emprendimiento local incluso en situaciones contingentes. Además, la producción local implica un mayor compromiso por parte de la comunidad, por lo que fortalece los lazos de confianza con las empresas multinacionales siempre que exista un habitus heredado y adquirido llamado espíritu emprendedor.

Si el proceso emprendedor que se inició en Xilitla y se desarrolló en Estados Unidos es correcto, entonces será posible observar emprendedores habitus, que los diferencien de otras localidades y comunidades aledañas. Además, el impacto de las disposiciones sobre el espíritu empresarial tendría sus efectos observables en los valores, conocimientos y habilidades para el espíritu empresarial en la localidad.

Sin embargo, el emprendimiento también subyace en situaciones de incertidumbre, riesgo y escasez. Estas son diferencias significativas entre líderes y empleados en climas laborales de tensión, exclusión y presión. Parece corroborado el supuesto según el cual el emprendimiento es producto de la creatividad y la innovación, que son respuestas de individuos y grupos a la escasez y al conflicto. Esto implica que, en Xilitla, a diferencia de las crisis económicas y la exclusión laboral que impera en EE.UU., los escenarios fatalistas de escasez, conflicto y competencia por los recursos son factores que la comunidad aún no experimenta y por lo tanto parece no anticiparse. En ese sentido, la oportunidad de gestionar fondos para desastres naturales está latente.

Sin embargo, la comunidad de Xilitla, SLP, también está expuesta a la fuga de inversiones, pues hay otras localidades que compiten por el turismo y la venta de café. En esta dinámica, los escenarios fatalistas son más beneficiosos para los empresarios locales, ya que les permite anticipar una escasez de recursos o conflictos de interés.

En ambos casos, estabilidad o inestabilidad financiera, ecológica o social, el espíritu emprendedor de Xilitla avanza hacia un escenario en el que podría surgir la confiabilidad social luego de que la transparencia en la asignación de recursos, el desarrollo empresarial o la competencia interna obliguen a las autoridades a limitar la inversión y desregular los créditos a comercio de ecoturismo o producción orgánica.

El espíritu emprendedor parece tener dos dimensiones según los contextos de estabilidad económica o inestabilidad ecológica. En su dimensión heredada y adquirida, el emprendimiento de Xilitla parece construirse a partir de las redes de migrantes y microempresarios. En cambio, en su dimensión innovadora y de gestión del conocimiento, el espíritu emprendedor sería el resultado de conflictos, tensiones, discrepancias, desacuerdos o desencuentros entre migrantes, microempresarios, autoridades y empresas transnacionales cuando se acerca una contingencia, o se presenta alguna catástrofe.

El emprendimiento, como instrumento de desarrollo local, está necesariamente ligado a la gobernanza de los recursos naturales, que consiste no sólo en la asignación transparente de financiamiento e inversiones, sino que también implica la participación concertada y corresponsable de la comunidad. En este sentido, las capacidades económicas locales no sólo deben circunscribirse a valores ecológicos, saberes empresariales o habilidades discursivas, sino consistir en la difusión del arraigo, la identidad y la pertenencia a la comunidad y el entorno de Xilitla, SLP.

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