Revista Nº46 "DEFENSA NACIONAL"

 

 

Resumen

En el siguiente texto analizamos porque es imperioso para el desarrollo futuro de la Argentina incorporar el Mar como parte de una nueva matriz productiva que colabore a revertir la grave situación de decadencia que vive el país.

Abstract

In the following text we analyze why it is imperative for the future development of Argentina to incorporate the Sea as part of a new productive matrix that collaborates to reverse the serious situation of decline that the country is experiencing.

 

Educación, Mar y soberanía(s). La importancia de la proyección marítima en la geopolítica y geoestratégica argentina del S XXI.

 

Prof. Lic. Esteban Abel Amoretti[i]

 

Presentación

Como bien anunciara el autor e ideólogo del Proyecto Argentina Azul, Dr. Carlos L. Traboulsi[ii], el cambio está en el Mar[iii]. Solo una proyección mentada basada en la importancia de reconocer las virtudes y valores agregados que aportan la incorporación de nuestro Mar Argentino a la agenda política, hace que el desarrollo y el futuro de la Argentina como país y comunidad, comience a tener relevancia en el nuevo orden internacional.

Es por ello, que tras la fundamental concientización acerca de la importancia de nuestro Mar y vías navegables, es necesario dar un paso más hacia la educación acerca del mismo. Ya no solamente basta conocer el papel imprescindible que cumple como pieza irremplazable para el desarrollo de nuestra(s) soberanía(s), sino también,  comprehender el debido cuidado que merece su protección como valor absoluto para contribuir a la defensa de la Casa Común.[iv] 

El desarrollo de una nueva matriz productiva nacional, donde el Mar se convierta en un actor protagónico junto al conocimiento, a la industria genuina del campo y al cuidado del medio ambiente bajo un marco de responsabilidad sostenible será imperioso, teniendo en cuenta los imponderables desafíos que nos tocarán sortear como Nación en el resto de la primera mitad del siglo que transitamos.

La Educación como canal genuino para darnos a conocer las posibilidades que brinda concientizar acerca de la importancia de nuestro Mar Argentino y ríos navegables, tanto por el papel estratégico político que cumple, por su posición geopolítica, así como también por su constitución física-espacial, biológica y energética en vinculación con los recursos marítimos que alberga, será esencial.

Saber con qué elementos contamos y trazar un mapa de acción para entender como pueden ser explorados, explotados, producidos e industrializados, con el fin de generar divisas de su explotación, y poder transformarlos en oportunidades de trabajo y capacidad de construir nuevas formas de progreso y bienestar, para el beneficio de nuestra comunidad y en vinculación estratégica con todos aquellos que vean la posibilidad de contribuir genuinamente a ese desarrollo.

Preguntarnos por la forma de generar una política educativa capaz de poner en agenda la importancia del Mar, en relación con las formas de acercar curricularmente los conocimientos fundamentales para ser incorporados por los diferentes niveles educativos que componen nuestro sistema de enseñanza, será solo el primer paso para lograr tan importante objetivo. Partiendo de la premisa de que no se ama lo que nos se conoce, apuntaremos a que con el paso del tiempo, desde las aulas se abandone la postura de darle la espalda al Mar.

En las próximas líneas, trataremos de argumentar teóricamente por qué consideramos que históricamente nos hemos alejado del Mar y de todo aquel bagaje de oportunidades que esbozáramos anteriormente, para aproximarnos a esa máxima que reza que hay que conocer la Historia para no repetirla.

La idea de alcanzar una mayor presencia en nuestro Territorio Azul, ejerciendo la(s) soberanía(s) y no solo declamándola(s) es la idea fuerza que debemos materializar, alejándola de la utopía del relato que impera en nuestras mentes y corazones hace muchos lustros. Para ello debemos trabajar muy fuertemente, estudiando las posibilidades, educándonos acerca de lo que nos conviene, por nuestra generación y principalmente por las venideras, que son las que heredaran este esfuerzo.

 

 

Comprendiendo la lejanía con nuestro Mar

Para pensar juntos la importancia del Mar Argentino en este contexto de cambio que venimos proponiendo a partir de la puesta en marcha de una futura acción política vinculada al trabajo desde el Estado, redefiniendo la capacidad soberana de su desarrollo basada en la explotación del mismo, es necesario hilvanar diferentes escenarios e hipótesis que se encuentran en parte auspiciadas por un marco teórico que viene a echar luz a esa situación de lejanía que planteamos. Para ello, como enunciáramos previamente,  es necesario retomar eslabones geopolíticos históricos y puntos en disputa para comenzar a reconocer esa problemática con los ojos del presente, pero utilizando los anteojos del pasado.

Es por esto, que comenzaremos con la siguiente pregunta como catalizadora: ¿Cómo pensar la importancia del Mar Argentino más allá de la Geografía, sino desde la asignatura histórica?

El texto publicado por Carl Schmitt[v] en el año 1942 denominado Tierra y Mar, elementos de la política mundial,  va a ser nuestra primera parada teórica para comenzar a referenciar respuestas a esa pregunta multidimensional que acabamos de desagregar. En él, el autor ensaya una reflexión sobre el espacio en donde vivimos, y como este se conecta con la mente y la identidad como parte de un proceso significativo de desarrollo de las sociedades. A partir de ello, lo que va a establecer será que el espacio que construimos, defendemos y al cual damos sentido, se percibirá a partir de reconocer cuatro principios fundamentales: el primero, será la concepción amigo/enemigo, definiendo la percepción de cuáles serán los actores que contribuyan u obturen la construcción de significado con ese espacio de identidad a lo largo del tiempo, vinculando alianzas o recreando escenarios de disputa. El segundo, estará definido por las decisiones económicas que como espacio vital tomaremos para sobrevivir en el orden que nos toque desarrollarnos, y cómo las decisiones pertinentes por las cuales  vamos a optar también se manifestarán a partir de la lectura relacional que se haga de la percepción  del espacio que poseemos en materia de posibilidad, en este caso, posibilidad económica. El tercero, estará vinculado a las decisiones políticas que se van a implementar, vinculado a la misma lógica del principio anterior y el cuarto, nos conducirá a la teoría clásica de la geopolítica del S XX, que será aquel vinculado a la Teoría de las Relaciones Internacionales que es el principio de Guerra, definiendo como se guerrea y contra quien se va a guerrear. En definitiva, las cuatro categorías aportarán herramientas para ayudarnos a comprender como percibir el espacio propio y soberano.

Entonces lo que propondrá el autor será que a partir del análisis de estos elementos, se manifestará el desarrollo de las sociedades, dado que el mundo se va a concebir como el resultado de la lucha entre dos tipos de civilizaciones: una de Mar y otra de Tierra (o civilizaciones mentadas de corte marítima o terrestre). En este sentido, todo el espacio político mundial va a estar estructurado en torno a una bipartición. Sociedades que estarán centradas tendientes hacia el desarrollo del interior del continente, bien afirmadas en la tierra, las cuales poseerán características vinculadas a sociedades de carácter más conservadoras, como podrían haber sido civilizaciones continentales, dando como ejemplo el Imperio Romano o Ruso, cuyo trazo se daba hacia el interior del continente, en contraposición a otro tipo de sociedades abiertas al mar.  Este tipo de sociedades de Mar o marítimas, tienden a tener su mirada puesta hacia el exterior, generalmente son de tendencia ideológica mercantil-liberal y podemos connotar de ejemplo la Antigua Atenas o el Imperio Británico.

Partiendo de estas significaciones, lo que propondrá Schmitt es que a partir del S XIV, el paulatino domino marítimo de Inglaterra se convertirá en el hecho fundamental para comprender las transformaciones espaciales modernas. Analizará como esos conflictos principalmente de disputa por territorios de ultramar a conquistar entre Inglaterra y España marcaron el antecedente con el cual un tipo de sociedad marítima como la británica va a triunfar por otra tradicionalmente terrestre como la española, más allá del antecedente de los viajes a la Nueva América por vía atlántica de los ibéricos. Esto fue posible, ya que el autor considera que en su significación construida del espacio, la España del S XVI tendrá en su identidad un gen de desarrollo conservador tendiente hacia el interior del territorio. Pensamos que esto influirá, por herencia cultural, en la futura formación identitaria de la Argentina.

Y adicionalmente, la piedra angular, que sellará el destino de los procesos territoriales que se van a suceder de ahí en adelante, va a ser colocada en el hecho histórico conocido como Revolución Industrial, no casualmente comenzado en Inglaterra, y como momento bisagra, triunfando las ideas liberales, para empezar a pensar desde ese momento los territorios conquistados como fuentes de alimentación de esta Revolución incipiente, yendo de la mano de la expansión marítima.

Acercándonos a nuestra contemporaneidad, podemos pensar entonces que de ahí van a surgir dos formas de pensar el territorio. En primer lugar como un espacio a explotar, que va a provenir del enfoque marítimo y otro considerado como espacio a poblar, que va a provenir desde el enfoque terrestre. Es decir, el primero considerado como una forma de llegar a las costas para extraer un recurso y el otro pensado para poblarlo y hacerse del espacio territorial para insertase y dominarlo. Y de ahí, que en este punto apelamos a la Geografía como disciplina, sobre todo a la Geografía Histórica, con la cual hallaremos dos tipos de impronta territoriales o formas de colonialismo, una vinculada precisamente a las colonias de explotación referenciando a la Corona Británica y otras colonias de poblamiento, mucho más vinculadas con las hechuras de la Corona Española.

Continuando con la forma de pensar la Geografía, el análisis anterior, lo vamos a trasladar a dos Escuelas Geográficas diferentes: un dualismo constituido por la Escuela Francesa, que hace referencia al Mar, y la Escuela Germana o Alemana que hace referencia a la Tierra. Las dos legitiman la expansión territorial (en esto coincidirán), pero una lo hará en criterio de expansión marítima y la otra de forma continental. Recordemos que en Geografía Histórica cuando juntamos los antecedentes de la Revolución Industrial, continuado con el de Imperialismo, Alemania llega tarde al reparto de tierras que materializarán las otras potencias colonialistas como Francia, Inglaterra u Holanda, y al mismo tiempo, lo que nosotros vamos a considerar es un conflicto bélico fundamental que marcará el antecedente con el cual a raíz de que Prusia gana la Guerra contra el Imperio Francés[vi], va a encolumnar su forma de pensar la Geografía y expandir su poderío  hacia el interior del territorio europeo (marcando el antecedente del Tercer Reich).

De aquí también se constituirán dos Teorías Geopolíticas diferentes en aproximación, contemporáneas a las Escuelas Geográficas que antes referenciamos. La primera va a estar mentada por Halford Mackinder[vii], quien propone como se puede llegar a controlar el mundo partiendo del control de espacios geográficos estratégicos. Principalmente propondrá que es necesario controlar una serie de áreas pivotes, lo que denominará el Heartland (Corazón de la Tierra o tierra Principal), como una forma de poder dominar el mundo al hacerse de esa región.  La segunda teoría va a estar presentada por Alfred Mahan, que es de origen norteamericano, quien va a proponer una totalmente opuesta, basada en la Talasocracia[viii],  reencarnando así el mismo dualismo. Una teoría que versa sobre el dominio y control de la Tierra y la otra del Mar.

Adentrándonos al caso argentino. Definiendo las asimetrías de nuestro espacio vital

Al pensar el caso argentino tendremos en cuenta que dentro de nuestro espacio territorial se producen diferentes asimetrías de carácter especial. A pesar de poseer una posición estratégica destacada dentro del Atlántico Sur, cuando la pensamos dentro de la Geopolítica[ix], evidenciamos que aquello que pensamos geográficamente hablando, es decir, que la gran porción de Mar  fundamenta un claro argumento para su explotación soberana, en la realidad, nos alejamos de ese centro marítimo década tras década, debiéndonos como comunidad política organizada hacernos cargo que hace siglos le damos la espalda al mismo.

Nos debemos en el análisis generar como Nación la impronta de remarcar enfáticamente la cultura geopolítica heredada de aquella corona que nos colonizo. Nos referimos a España, quien fue la potencia de ultramar que desembarcó primero en las costas iberoamericanas como bien sabemos.  

Somos una sociedad que se encuentra históricamente replegada hacia el interior del continente, con un enfoque que apunta a un mayor peso específico hacia las disputas limítrofes, mientras que, por otro lado, a pesar de poseer la porción enorme de Mar Argentino (uno de los mares patrimoniales más grandes del planeta), una extensión territorial azul superior a la terrestre, con alcance estratégico superlativo como anunciáramos arriba, quedará alejado, olvidado, de los análisis propedéuticos y debates por la Soberanía y la Defensa Nacional.

Entonces, poseemos esta asimetría espacial fundamental. Somos un país que tiene una gran extensión de territorio, pero aun una mayor extensión de Mar, y así todavía no podemos pensarnos como un país marítimo. Ni siquiera poder proyectarnos hacia ambos lados, sino solo casi exclusivamente hacia el interior del continente.    

Continuando con esta línea argumental, tendríamos que reflexionar acerca de las grandes disputas económicas y geopolíticas de la actualidad a nivel internacional que se están efectuando entorno al mar. No solo por la extracción de recursos naturales, como petróleo, gas o pesca, sino también, una disputa por la atención centrada en el mismo producto de la apertura de las rutas comerciales de China, bajo la teoría que enunciamos como “One Belt, One Road”, que combinando las teorías de Mackinder y Mahan, sintetizan en una tercera propuesta controlar a la vez tanto Mar como Tierra, a partir de una serie de ejes o espacios pivotes fundamentales, siendo la Argentina un pilar destacado para ese propósito. Es decir que, analizando dificultades  actuales, como podría ser la  obturación del Canal de Suez, la cual desemboca en la concreción de nuevas rutas para no frenar el comercio internacional y donde el territorio azul argentino pasa a ser factor protagónico en dicho proceso, no se hace nada para protegerlo ni sacar provecho soberano de dicha ventaja estratégica.

Es así que no aprovechamos nuestro territorio azul soberano ni desde la producción económica, ni tampoco como catalizador para desarrollar e implementar un plan de Defensa Nacional, ya que sin él no podemos controlar el Mar Argentino, disuadiendo y conteniendo a las potencias extranjeras que hacen en el mismo lo que se les antoja, ya sea por falta de recursos y de material técnico-militar para efectuarlo en tan amplia región, pero tampoco desde la visión alimentaria, ya que a pesar de contar con un Mar patrimonial extenso para aprovechar, nuestra dieta diaria está muy alejada de los frutos de la explotación marítima. Finalmente ­-y en este eje soberano si haremos especial hincapié ya que es el que nos compete-, la incorporación consciente de nuestro patrimonio marítimo desde la visión estratégica de la Educación, está en deuda. Lo sentimos como un Mar lejano, ya que desde los estudios primarios hasta los superiores, cuando cursamos Geografía o asignaturas que engloban disciplinas que dialogan con la Soberanía Argentina, queda en segundo plano y no como un contenido prioritario remarcando la importancia que debería otorgársele. Nunca se ha proyectado la importancia que debe tener como elemento fundamental para la educación de una ciudadanía emancipada y crítica, basada en el mérito de trascendencia que tiene como agente  para la construcción de identidades y significaciones como bien hablaba Schmitt.

Esta presbicia epistemológica hacia las virtudes de nuestro Mar, concluyen en una anemia anunciada en el orden de la(s) soberanía(s) que hemos enunciado.  Por ello, es necesario desde la Geografía, la Geopolítica y principalmente desde la Educación en conjunto, promover la conciencia espacial plena de nuestro territorio, que no es solo Tierra sino también Mar. [x] Y dentro de la proyección estratégica soberana del Mar, una de las deudas que debemos resolver es el control de las Islas del Atlántico Sur.

Por ello, es necesario en primer lugar, que promovamos la reflexión sobre la importancia geoestratégica del Mar Argentino. No es casualidad, que desde la época del Virreinato en tierras americanas, la misma España, pero también Francia, Inglaterra y más tarde el propio Estados Unidos, han querido establecerse en las Islas, ya que reconocen la proyección de las mismas en el Atlántico Sur, como acceso vital hacia la Antártida[xi] (por lo cual nosotros tenemos que significarnos como país bicontinental de una vez y para siempre). Entonces, será pertinente en el mientras tanto, desarrollar la infraestructura y obtener los recursos para fortalecer la(s) soberanía(s) que analizábamos anteriormente (la económica-energética, la vinculada a la producción para la Defensa, la alimenticia y la educacional), a través de la vía diplomática (no utilizando un discurso pro-belicista, ni mucho menos), ya que se están afectando profundamente con el dominio británico de los archipiélagos.

Será prioritario entonces concientizar, pero sobre todo educar, acerca de los beneficios de explotar soberanamente nuestro territorio y asimilarlo como tal, como una parte determinante para la subsistencia futura de nuestra Nación, trascendiendo al patrioterismo simple para comenzar a provocar un cambio substancial en la forma de mirar simbólicamente nuestro Mar, el espacio marítimo y fluvial en general y el valor de las Islas en particular.

 

Algunas palabras finales que continúan el debate

 

Como argumenta Carlos Traboulsi, en este proyecto sobre la Argentina Azul,

“(…) la Educación, la concientización sobre nuestros intereses en el Mar Argentino y el conocimiento de nuestros recursos marítimos son esenciales, debiéndose generar una incorporación en las currículas escolares de primaria, secundaria y terciarios, materias que permitan fijar estos conocimientos. No solo la tecnología incorporada es esencial sino la orientación en los nuevos planes de estudio. Es cierto que muchos empleos que dentro de un futuro cercano se crearán hoy no los conocemos ni nos imaginamos, pero también es cierto que hay otros que de la mano de la tecnología debemos aprenderlos y no dejarlos en manos de otros países para que los usufructúen. El conocimiento es el camino del siglo XXI que como Nación debemos abrazar siendo una industria que está al alcance de nuestras nuevas generaciones”.

Así también, generar la promoción y generación de carreras técnicas, terciarias y universitarias públicas relacionadas con el presente proyecto con pasantías obligatorias durante la carrera y con cupos de ingreso laboral una vez obtenidos los títulos respectivos. En particular carreas como arquitectura naval, ingeniería naval, ingeniería aeronáutica, ingeniería en sistemas y robótica, oceanografía, practicaje y gestión de buques, licenciaturas en gestión ambiental marítima y fluvial; ingeniería en inteligencia artificial y elementos de navegación; licenciatura en administración y gestión pública marítima y fluvial; en administración de puertos; en comercio exterior; en turismo fluvial y marítimo; licenciatura en capitanías y marinerías; ingeniería pesquera y licenciatura en pesca y en procesamiento; licenciatura en reciclados e industrialización; entre otras.

Será fundamental como complemento, promocionar el ingreso y capacitación de personal a la Armada Argentina y a la Prefectura Naval Argentina, para cubrir las áreas estratégicas, producto de una planificación que determinará la cantidad de nuevas naves y lugares operativos a cubrir en las tareas específicas de patrullaje, prevención, auxilio y defensa en nuestro territorio azul y vías fluviales en sucesivos planes quinquenales.

A partir de allí entonces, se podrá repensar la estructuración y funciones de las fuerzas para evitar superposición de funciones y gastos innecesarios, buscando la eficiencia de cada una de estas,  fortaleciendo sus tareas específicas en beneficio de la Soberanía Nacional.[xii]

El incremento de las capacidades navales británicas en el Atlántico Sur constituye un gesto ofensivo hacia una Nación que clama por el restablecimiento de las negociaciones bilaterales promovidas por la resolución 2065 de las Naciones Unidas. Cualquier gesto ofensivo merece la atención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Argentina no puede continuar su política pasiva del “gallito ciego” frente al poder colonial permitiendo que el rompecabezas del Atlántico Sur y la Antártida se parezca al de Irak, Afganistán o Libia.

Como expresa el axioma básico de la Escuela Realista de las Relaciones Internacionales, el poder militar es siempre dual, no existen capacidades militares ofensivas y otras defensivas, depende del contexto interpretativo y de los gestos políticos que acompañen a tales recursos bélicos. Por ello, el poder inglés en el Atlántico sur, es un poder ofensivo y usurpador en detrimento de nuestros intereses estratégicos.

La geopolítica es un rompecabezas dinámico, las movidas de anticipación modifican el modo en que van a calzar las próximas piezas, desplazando el horizonte de lo posible y rediseñando la forma final del cuadro. Nunca se sabe cómo se va a quedar, sólo sabemos que si no participamos del juego nunca habremos condicionado su forma conforme a nuestros intereses. Argentina está jugando asertivamente en este sentido.

Como argumenta el politólogo Juan Recce (2012)[xiii], el Reino Unido apostó, como lo ha hecho innumerables veces a lo largo de su historia, a la política de los garrotes. La historia del Reino Unido da cuenta de cómo su conducta ha condicionado negativamente el porvenir de millones de seres humanos a lo largo de la historia. Echemos una mirada al pasado cercano de los siglos XIX y XX: China, India, África Subsahariana, Medio Oriente, los Balcanes e Irlanda. Echemos una mirada al mundo contemporáneo: Irak, Afganistán, Libia e Irán. Malvinas, las Islas del Atlántico Sur y la Antártida, son para el Reino Unido, parte de un único sistema estratégico de poder, cuyos márgenes se amplían con sus territorios de ultramar ubicados en el centro del Atlántico Sur. Las islas de Ascensión, Tristán de Acuña, Georgias y Sándwich de Sur, le confieren el control logístico del camino de occidente a la Antártida. Aunque los británicos se esfuercen por decir que Malvinas y la Antártida son temas distintos, su punto de proyección logístico es Puerto Argentino.

A través del sistema ARGOS[xiv], el Reino Unido monitorea temperaturas, salinidad y corrientes submarinas de todo el Mar Antártico. A través del British Antartic Survey estudia y nomencla riquezas imperceptibles. Antes se hablaba del krill como el alimento del futuro, hoy es importante pero no tanto. La carrera es por el patentamiento de la diversidad biológica para fines de farmacéuticos, por el control de los recursos mineros sumergidos en la plataforma continental y por el control de los recursos hidrocarburiferos de los subsuelos. (Recce, 2012)

La sola presentación frente a la ONU y puesta en evidencia de la conducta ofensiva del Reino Unido ya es un éxito rotundo para nuestro país, en tanto que un capital de altísima legitimidad regional y global. La resolución jurídica es inescindible de la solución política del conflicto. El derecho internacional nunca ha sido una prístina expresión del “deber ser”, todo lo contrario, es la cabal expresión histórica del poder mundial.

El derecho ha sido pensado como un laberinto europeiforme sin salida para quien no tiene el poder. El camino del éxito para los militarmente débiles es la creatividad; debemos romper las formas y seguir actuando políticamente. Para ello, el reconocimiento global nos hace políticamente fuertes. No hay tiempo que perder puesto que la prosperidad de nuestras próximas generaciones está en juego en el vector Mar territorial-Malvinas-Antártida.

El Reino Unido es muy poderoso. Tiene una banca permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho a veto, un moderno y poderoso sistema de Defensa, controla las finanzas globales y aglutina a 54 Estados sobre 197 en la Comunidad Británica de Naciones

Por ello, nuestra avanzada en materia geopolítica y geoestratégica debe ser desarrollar la Educación y el conocimiento, como política estatal a largo plazo. A diferencia de 1982, a más de dos décadas de iniciado el siglo XXI, la batalla se da en el campo del conocimiento. La carrera no es armamentista sino científica.

Las victorias serán nuevas patentes y descubrimientos y no enclaves territoriales. Debemos ocupar el Atlántico Sur con conocimiento. La economía real, es una economía de conocimiento que amplía los horizontes de las “cosas” conocidas para su gerenciamiento a través de su posesión real. Nuestra economía real del futuro, no la inmediata, sino la de los próximos 30, 40 y 50 años esta intrínsecamente vinculada a nuestra identidad sur.

 

 



[i] Licenciado y profesor en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Curso la Maestría en Estudios Sociales Latinoamericanos en la misma casa de estudio. Se desempeña como profesor de Geografía argentina, americana, europea y global en diferentes instituciones públicas y privadas hace muchos años. Actualmente está a cargo de materias sobre Geografía Ambiental y Política. Es autor de varios artículos académicos especializados, que versan sobre política internacional, educación, cultura y religión. Miembro y Coordinador del área de Educación del Proyecto “Argentina Azul”.

[ii] Abogado. Diplomado en Relaciones Internacionales. Secretario del Partido Demócrata Cristiano. El autor propone el modelo de desarrollo “Argentina Azul”, que impulsa una nueva visión estratégica en donde el eje es el Mar, y cuyo potencial debe ser explotado.

[iii] Utilizamos Mar en mayúscula por referenciar al Mar Argentino.

[iv] Referencia a la Carta Encíclica Laudato si' del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común (24 de mayo de 2015)

[v] Carl Schmitt (Plettenberg, 11 de julio de 1888-Plettenberg, 7 de abril de 1985) fue un jurista alemán, teórico político y destacado politólogo, conocido por sus aportes al análisis del orden de la política internacional desde un corte realista.

[vi] La Guerra franco prusiana se inició el 19 de julio del 1870 y finalizó el 10 de mayo 1871. Durante este conflicto armado entre el Segundo Imperio Francés  y  el Reino de Prusia, con el apoyo de la Confederación Alemana del Norte y los reinos aliados de Baden, Baviera y Wurtemberg, donde fallecieron alrededor de 240.000 personas, en su mayoría del ejército francés liderado por el emperador Napoleón III. Con el triunfo prusiano se anexiona Alsacia y Lorena a sus dominios.

[vii] Geógrafo británico nacido en el siglo XIX. Advirtió a los líderes del mundo que debían tener cuidado en la redistribución de las fronteras tras la Primera Guerra Mundial. Mackinder diseñó una teoría en 1904 que marcó profundamente la geopolítica durante décadas del siglo pasado y que ahora parece estar nuevamente de vuelta. En aquella época, los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio. Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar estudios sobre lo que él llamaba el "Heartland" (Corazón de la Tierra) de Eurasia. Esta zona abarcaba las áreas agrícolas de la parte europea de Rusia, se extendía por vastos territorios hasta Asia central y llegaba hasta los bosques y las llanuras de Siberia, un territorio rico en recursos sin explotar como el carbón, la madera y otros minerales. Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder. En la actualidad, aunque Rusia controle gran parte de Heartland, no significa que controle la "Isla del Mundo" en su totalidad. El territorio euroasiático ha sido testigo del crecimiento de un nuevo poder, un nuevo pretendiente al control de la región. Si Mackinder viviera hoy, quizás estaría preocupado de las extensas redes ferroviarias que China está construyendo a lo largo de todo el continente. Se la llama “La nueva ruta de la seda”. Es la aproximación geopolítica de China hacia Europa. One Belt, One Road, es el sueño chino de expansión hacia el viejo continente. Para profundizar el tema, puede leerse Traboulsi, Carlos. (2022) “Ni yanquis ni chinos: argentinos”. 13 de febrero de 2022. La Nación. Versión digital.

[viii] Dominio político y económico basado en el gobierno de los mares.

[ix]  Aquí podemos hacer una aclaración pertinente, que es hacer una distinción teórica de diferentes conceptos que tienden a ser equívocos. El concepto de Geografía Política, versa  como se piensa u organiza un Estado dentro de su interior, cuando hablemos de Geopolítica, vamos a estar definiendo como se piensa al Estado hacia el exterior en relación con sus pares, y cuando pensemos en Geoestratégia, como se disputa la Geopolítica hacia el escenario mundial aproximándose a nociones de dominio y liderazgo de diferentes espacios de influencia que harán posicionar a los Estados unos frentes a otros.

       

[x] Para profundizar el análisis de la herencia española desde la visión cultural y por qué a partir de esta se hace a nuestro entender una inclinación a la defensa de la Tierra por sobre el Mar, puede leerse Amoretti, Esteban (2017) “Países ricos y países pobres. La influencia del protestantismo en el desarrollo de las naciones. Aportes desde la filosofía y la antropología de la religión. Marzo 2017. Revista de Ciencia Política Online -  ISSN 185-9008

[xi] La Antártida esta protegida por un Tratado que vence en el año 2041. Es difícil predecir si en 2041, fecha en que expira la vigencia del Tratado Antártico, las principales naciones del mundo lo prolongarán o permitirán que se caduque para comenzar la explotación de los fabulosos recursos minerales y biológicos que encierra su territorio. Recordemos que dicho territorio en estos momentos está protegido solo para usos pacíficos y científicos. En el cual se garantiza que no puede haber actividad militar en dicho territorio, así como la prospección de minerales.

[xii] Traboulsi, Carlos Lionel. Proyecto Argentina Azul. Abril 2020.

[xiii] Recce, Juan (2012). Todos somos Gandhi contra la nuclearización del Atlántico Sur. La PoliticaOnline 04/03/2012

[xiv] Argos es un sistema de satélites que recoge, procesa y disemina información ambiental desde plataformas fijas y móviles en todo el mundo. Lo que hace a Argos única es su habilidad para localizar geográficamente la fuente de datos en cualquier lugar de la Tierra utilizando el efecto Doppler.