Introducción
El siglo XX y el
desarrollo de los intereses imperialistas para en esta etapa histórica
determinaron que el gobierno norteamericano definió su
política exterior hacia América Latina y el Caribe, argumentando supuestos
intereses comunes de Seguridad Hemisférica ante eventuales amenazas externas.
En 1904
reafirmaron la teoría del “Destino Manifiesto con el “Colorario Roosevelt” y
comenzaron aplicar la política del “gran garrote”, principalmente sobre las
regiones de América Central y de la cuenca del Caribe, con el objetivo de
estimular el desarrollo de las concepciones militares estratégicas y
geopolíticas que ratificaron el “derecho” de los norteamericanos a la
supremacía sobre esta zona en calidad de premisa, para establecer el poderío
sobre toda América Latina. Posteriormente modificaron su política hacia la
región implantando la “diplomacia del dólar” proclamada en 1912 por el
presidente William Taft y gestada por los intereses de la burguesía monopolista
estadounidense, con el fin de sustituir los proyectiles por los dólares a
través de la creación de mercados en América Latina. La aplicación de la
política del “gran garrote“y la “diplomacia del dólar” contribuyeron -en gran
medida- a la formación de las ideas antiimperialistas en América Latina, lo que
generó la primera doctrina reformista latinoamericana de Estados Unidos: la política
del “buen vecino”. Esta política proclamada a principios de 1930 por el
presidente Franklin Delano Roosevelt fue dictada por el precio de pequeñas
concesiones a los países latinoamericanos, antes que todo, la obligación formal
de velar por su soberanía nacional y paralizar los procesos negativos para el
imperialismo que tuviesen lugar en el continente: el desarrollo de la lucha
revolucionaria, nacional-liberadora y la actividad de los partidos comunistas
en la mayoría de los estados. En esa década surgió la primera etapa en el
desarrollo de la integración, inspirada en el mercantilismo, cuando el mundo se
encontraba dividido en esferas de dominación coloniales neocoloniales
claramente definidas y rodeadas de barreras comerciales (1).
En el
año 1926, precisamente por esos tiempos, nació Fidel Castro Ruz, quien históricamente
tuvo el mérito de luchar contra la hegemonía norteamericana e impulsar el
interés de nuestros pueblos de lograr la unidad y la verdadera integración de
América Latina y el Caribe. Hoy cuando muchos de los gobiernos progresistas de
la región han caído producto de la escalada norteamericana que pretende imponer
su sistema socioeconómico al mundo al precio que sea necesario, es más
necesario que nunca recordar a Fidel y encausar nuevamente la lucha para
recuperar los logros alcanzados y seguir conquistando un futuro mejor para
nuestros pueblos desde el Río Bravo hasta la Patagonia. (1,2)
Por ello
el objetivo del presente trabajo es valorar algunos de los postulados
del pensamiento latinoamericanista de Fidel Castro. Los análisis realizados del
pensamiento de Fidel sobre este tema, hoy resonante en el contexto
internacional, deberán permitir situar a la juventud y en general a la sociedad
en una mejor posición para interpretar los acontecimientos actuales.
Desarrollo
1.1.
Gestación
del pensamiento latinoamericanista
En su etapa
universitaria, Fidel Castro fue adquiriendo una conciencia
antiimperialista que le permitió emprender su lucha en defensa de los
países latinoamericanos y caribeños, que fue propiciado por su preparación
exhaustiva en temas políticos y su amplia capacidad de lectura hacia textos
martianos y de diversa índole.
En ese
período (1948), influenciado por los resultados de la Conferencia Interamericana
sobre Problemas de la Guerra y la Paz desarrollada en México, Fidel Castro se
interesó por conocer la situación política de América Latina e integrarse a la
lucha continental y propone la celebración de un Congreso Latinoamericano de
Estudiantes que coincidiera con la Conferencia de la OEA en Bogotá, donde
los gobiernos de la región se proponían adoptar una serie de acuerdos
reaccionarios. Para ello Visitó Venezuela, Panamá y Colombia.
Al
recordar esa época Fidel Castro señaló: “Y si le digo que en esa universidad me
hice revolucionario, fue porque hice contacto con algunos libros. Pero antes de
haber leído esos libros, estaba ya cuestionando la economía política
capitalista (…) sentía cada vez más dudas, cuestionaba más el sistema,
porque yo, además había vivido en un latifundio y recordaba cosas y soñaba con
soluciones, como tantos utopistas han hecho en el mundo” (1).
Los años
como estudiante y luego hasta 1953, le permitieron a Fidel Castro estructurar
un plan revolucionario para diseñar una estrategia para tratar de erradicar los
males que se agudizaban en la nación, ya habiendo alcanzado madurez suficiente
para reconocer la importancia de lograr la unidad de las fuerzas progresistas y
revolucionarias.
En el
Programa del Moncada, conocido por su histórico alegato “La Historia me
Absolverá”, denunció: “El problema de la tierra, el problema de la
industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el
problema de la educación y el problema de la salud del pueblo…” Durante toda
esta etapa y hasta el triunfo de la Revolución cubana en enero de 1959, Fidel
Castro estudió y analizó la evolución histórica del proceso de integración
de América Latina y el Caribe, y en esos años de combate consolidó su
visión sobre la necesaria integración y unidad por la que lucharon Bolívar y
Martí en el continente americano. (4)
Nuestro
Comandante en Jefe realizó sin dudas un valioso análisis histórico-lógico
acerca del proceso de integración de los pueblos americanos el cual se fue
nutriendo de su experiencia adquirida como mandatario de nuestro país al
triunfo revolucionario.
1.2.
El
alcance multidimensional de la integración
Fidel
consideró la integración con un alcance multidimensional y no solo económico, a
partir de que también interactúan dinámicamente en el proceso factores
políticos, sociales, culturales y de seguridad, cuestiona la aplicación de
las teorías del liberalismo y neoliberalismo en los países de la región en
función de la instauración el libre y desigual comercio. Al respecto
precisó que “hay que hablar de integración económica, pero hay que ir más
lejos, hay que hablar de integración política, unidad económica, unidad política…”.
Sus ideas de integración político-económica se sustentaban en la existencia
de problemas socioeconómicos como: que el abismo entre los ricos y los
pobres crece cada vez más, los millones de niños sin hogar se encuentran
abandonados en las calles de las grandes ciudades y un número igual o mayor son
explotados inescrupulosamente en vez de estar en las escuelas; mueren cada año
medio millón de menores de cinco años que pudieran salvarse; los barrios
marginales se multiplican incontenibles por todas partes y el número de
personas por debajo de los índices de pobreza se acerca al 50 por ciento, entre
otros que denunció en múltiples espacios como el voraz y gigantesco mercado
externo de placeres y consumismo que ha traído a la región el enorme problema
de las drogas, con su secuela de violencia y destrucción. Los ejemplos de estos
males en estos últimos años han sido suficientes en países como Nicaragua,
Honduras, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile, Brasil y Argentina.
La
globalización neoliberal ha estimulado la economía artificial de especulación
financiera, hasta extremos insoportables para el propio sistema, especulando
con acciones, bonos, monedas nacionales o cualquier elemento capaz de generar
ganancias. Se destina una inmensa masa de dinero a buscar dinero y
multiplicarse a sí mismo sin producir nada, sin construir una fábrica, sin
relación alguna con el comercio real de bienes o servicios. Esa economía
artificial ha convertido al mundo en un gigantesco casino donde se apuestan
cada día 1,5 millones de millones de dólares, es decir, una cifra equivalente
al valor total de más de 15 días del producto bruto de la economía mundial. La
deuda externa ha ido creciendo sin parar y ahora asciende aproximadamente a 800
mil millones de dólares. (1,3)
Teniendo
en cuenta la situación antes descrita, Fidel considera que la única solución
para enfrentar la crítica situación de la región es lograr la unidad y la
integración política, económica, social, cultural y de seguridad de todos los
países del hemisferio, aprovechando las riquezas naturales, el idioma y la
cultura. Al respecto señaló: “Ayer fuimos enorme colonia; podemos ser mañana
una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos. La naturaleza nos dio
riquezas insuperables, y la historia nos dio raíces, idioma, cultura y vínculos
comunes como no tiene ninguna otra región de la Tierra”.
1.3.
Influencia
norteamericana (E.E.U.U.) en el proceso de integración
La
población autóctona y los pueblos de América Latina y el Caribe han sido
víctimas, durante casi dos siglos, de la política expansionista de Estados
Unidos hacia el Oeste y el Sur del territorio original de las Trece Colonias
que se declararon independientes del dominio inglés en 1776. Después de la
Segunda Guerra Mundial y con la implementación del sistema financiero
internacional, los Estados Unidos se convirtieron en la principal potencia
económica mundial.
Fidel
Castro al analizar este hecho y su evolución expresó: “El gobierno de
Estados Unidos recibió el 22 de julio de 1944 los privilegios otorgados en
Bretton Woods a la potencia militar más poderosa, emitir el dólar como moneda
internacional de cambio. La economía de ese país estaba intacta después de la
guerra, en 1945, y disponía de casi el 70 por ciento de las reservas en oro del
mundo. Nixon decidió unilateralmente, el 15 de agosto de 1971, suspender la
garantía en oro por cada dólar emitido. Con eso financió la matanza de Vietnam
en una guerra que costó más de 20 veces el valor real de las reservas en oro
que le quedaban. Desde entonces la economía de Estados Unidos se sostiene a
costa de los recursos naturales y los ahorros del resto del mundo”. (1)
El
Comandante también considera el proceso de integración ha servido como un
mecanismo para profundizar la dependencia y la dominación externa, a partir
de que “el gobierno de Estados Unidos emplea recursos económicos
inimaginables para defender un derecho que viola la soberanía de todos los
demás países: continuar comprando con billetes de papel las materias primas, la
energía, las industrias de tecnologías avanzadas, las tierras más productivas y
los inmuebles más modernos de nuestro planeta” (1). Asimismo, evalúa que el
capital extranjero y las transnacionales se van apoderando de los centros de
producción de bienes y servicios más estratégicos.
1.4.
Propósito
de integración latinoamericana o lucha por la unidad
Fidel
Castro demostró que la única alternativa que tienen los países de América
Latina y el Caribe de salir del subdesarrollo es a través de la unidad e
integración política y económica. Se puede apreciar a través de la siguiente
cronología que Fidel Castro es consecuente con sus ideas y acciones a favor de
la unidad latinoamericana y caribeña: “(…) En este viaje que realizo estoy
organizando un Congreso Latinoamericano de Estudiantes que deberá celebrarse
aquí en Bogotá, contamos con la adhesión de casi todos los estudiantes de
América”. “Estos pueblos de América saben que su fuerza interna está en la
unión y que su fuerza continental está también en la unión. Estos pueblos de
América saben que si no quieren ser víctimas de nuevo de la tiranía, sino
quieren ser víctimas de nuevo de las agresiones, hay que unirse cada vez más,
hay que estrechar cada vez más los lazos de pueblo a pueblo, y a eso he venido
a Venezuela: a traer un mensaje no de casta o de grupo, sino un mensaje de
pueblo a pueblo”.
“Nosotros
debemos plantearnos aquí muy sinceramente las posibilidades que tenemos de
influir de una manera decisiva en la solución de nuestros problemas,
precisamente, mediante el esfuerzo unido de todos los pueblos de este
hemisferio, mediante la coincidencia de criterios, ya que coincidimos
plenamente en necesidades y en aspiraciones, en los planteamientos de los
pueblos de América Latina”.
“Marx y
Engels lucharon por esa unión incansablemente, infatigablemente, durante toda
su vida. Y eso es lo que decimos nosotros, nuestra dirección política, nuestro
Partido y nuestro pueblo: “¡Proletarios de todos los países: uníos!”, uníos
frente a los enemigos de clase, frente a los enemigos imperialistas, frente a
los agresores, frente a los guerreristas”. “Con ello se demuestra de nuevo, que
nuestra verdadera unidad no depende de un no alineamiento circunstancial sino
de una identidad más profunda y permanente: la originada en los principios
revolucionarios, en el común programa antimperialista y en la aspiración a
sustanciales y definitivas transformaciones sociales”. “Otra idea esencial es
la siguiente, la idea de la unidad que hemos venido planteando desde el primer
momento: unidad dentro de los países y unidad entre los países; dentro de los
países, allí, donde haya las mínimas condiciones de unidad, y hoy se dan, por suerte,
en la mayoría de los países de América Latina, no en todos, eso lo he explicado
muy cuidadosamente. Nadie concibe una unidad con la tiranía de Pinochet, o con
la de Stroessner, y hay algunos otros casos, pero no son tan abundantes. Es la
idea de la unidad dentro, porque se necesita fortaleza interna para librar esta
lucha, y la unidad entre los países de América Latina, y entre todos los países
del Tercer Mundo, porque se necesita fortaleza externa…”
“Frente
a los grandes grupos que hoy dominan la economía mundial, ¿hay acaso lugar en
el futuro para nuestros pueblos sin una América Latina integrada y unida? ¿Es
que no seríamos capaces de ver que únicamente unidos podemos discutir con
Estados Unidos, con Japón y con Europa? ¿Es que solo cada uno de nosotros puede
enfrentar esa colosal tarea? Las grandes potencias económicas no tienen amigos,
solo tienen intereses”.
“Pienso
que aunque aquí se pueden discutir muchas cosas, lo esencial de esta reunión y
lo que le daría su verdadero sentido histórico, es la decisión de aunar
nuestros esfuerzos y nuestras voluntades hacia la integración y la unidad de
América Latina, no solo económica sino también política”.
“Ya
quisiera Europa, que pasó cinco siglos guerreando entre sí, tener las cosas en
común que tenemos los latinoamericanos y los caribeños; sin embargo, trabaja
por la integración, trabaja por la unidad, y sabe que no podría competir con
Japón si no se integra, sabe que no podría competir con Estados Unidos si no se
integra, sabe que no podría desempeñar ningún papel en el mundo si no se
integra”.
“A la
globalización neoliberal y egoísta, al antidemocrático orden político y
económico internacional, debemos responder con la unidad y la globalización de
la solidaridad, y la promoción del diálogo, la integración y la cooperación
genuina”.
“En este
mundo real, que debe ser cambiado, todo estratega y táctico revolucionario
tiene el deber de concebir una estrategia y táctica que conduzcan al objetivo
fundamental de cambiar ese mundo real. Ninguna táctica o estrategia que desuna
sería buena (…) El mundo está desesperadamente necesitado de una unidad, y si
no conseguimos conciliar el mínimo de esa unidad, no llegaremos a ninguna
parte”. (1,3)
1.5.
El
ALBA como proyecto de integración.
A partir
de los años 90 se inició en la región una nueva etapa en el desarrollo de los
procesos de integración en sus diversos niveles: subregional, regional y
hemisférico, provocado por el mantenimiento o reactivación de viejos esquemas
de integración (ALADI, PARLATINO, SELA, CARICOM, MCCA, CAN); la conformación de
nuevos esquemas integradores o de concertación política (MERCOSUR, 1991; SICA,
1991; AEC y Grupo de los Tres, 1994); la concertación de acuerdos bilaterales
(TLCAN) y la promoción del ALCA en 1994, dirigido a la ampliación del espacio
económico estadounidense en el hemisferio sobre la base de la anexión.
Ocho
años más tarde en el 2002, el presidente venezolano Hugo Chávez propuso la
Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), para promover un proceso de
integración de nuevo tipo alternativo o complementario a los esquemas
existentes en la región. Por su parte Fidel Castro, suscribió en el 2004 una
declaración conjunta con su homólogo Hugo Chávez, donde expresaron que si bien
la integración es, para los países de la América Latina y el Caribe, una
condición imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creciente
formación de grandes bloques regionales que ocupan posiciones predominantes en
la economía mundial, sólo una integración basada en la cooperación, la
solidaridad y la voluntad común de avanzar todos de consuno hacia niveles más
altos de desarrollo, puede satisfacer las necesidades y anhelos de los países
latinoamericanos y caribeños y, a la par, preservar su independencia, soberanía
e identidad: “Coincidimos en que la Alternativa Bolivariana para las
Américas (ALBA)…traza los principios rectores de la verdadera integración
latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos comprometemos a luchar
conjuntamente para hacerla realidad”.
1.5.1. Principios
del ALBA-TCP
El nacimiento del
ALBA presupuso para Chávez y Fidel varios principios para garantizar el
desarrollo de todos los países:
1.La concertación
de posiciones multilaterales y en la negociación con países y bloques de otras
regiones.
2.El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos
para alcanzar un desarrollo sustentable.
3.El trato especial y diferenciado, de acuerdo con el nivel de desarrollo de
los diversos países.
4.La complementariedad económica y la cooperación.
5.La cooperación y solidaridad.
6.La creación del Fondo de Emergencia Social.
7.El desarrollo integrador de las comunicaciones y el transporte.
8.La sostenibilidad del desarrollo.
9.La integración energética.
10.El fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la región.
11.La defensa de la identidad y la cultura latinoamericana y caribeña.
12.El respeto a la propiedad intelectual.
1.5.2. Ejes
transversales en la acción del ALBA-TCP
•Social:
Énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión. Busca saldar la deuda
social de los países latinoamericanos y caribeños, a través de proyectos
sociales.
•En lo
Político: abre nuevos espacios de consulta, coordinación y concertación, para
constituir alianzas estratégicas y presentar posiciones comunes ante terceros;
se caracteriza por la lucha contra el intervencionismo y la guerra; la
promoción de un cambio hacia un sistema internacional pluripolar y
multicéntrico.
•Movimientos
Sociales: Busca articular y fortalecer la organización de los pueblos para
consolidar la integración.
•Construcción
de una Nueva Arquitectura Económica y Financiera, que supere las asimetrías
existentes a través del desarrollo y del bienestar social.
1.5.3. Hitos
de ALBA-TCP en sus 17 años de fundada
— 4
millones 989 mil 404 personas alfabetizadas. Junto al ALBA-TCP, tres países de
latinoamericanos fueron declarados “Territorios Libres de Analfabetismo”.
(Venezuela (2005), Bolivia (2008) y Nicaragua (2009).
— La Misión Milagro ha devuelto la vista de forma gratuita a más de 6 millones
de personas. Adicionalmente más de 27 millones de consultas oftalmológicas y
entregado más de 41 millones de lentes.
— Como
parte del Estudio Clínico Genético Psicosocial de Personas con Discapacidad, se
identificaron más de 1 millón de personas que se encontraban desprotegidas en
seis de los países del ALBA-TCP. Se han entregado una cifra casi similar de
ayudas técnicas como prótesis y ofrecido más de 2 millones de consultas.
— Más de
2 mil jóvenes procedentes de América Latina, el Caribe y África se forman como
médicos comunitarios de profunda vocación social y una alta preparación
científica, técnica, ética y humanística en la Escuela Latinoamericana de
Medicina (ELAM) con sedes en Cuba y Venezuela.
— Se han
realizado cuatro ediciones de los Juegos Deportivos del ALBA con la
participación de más de 10 mil atletas de 31 naciones.
— El
ALBA ha articulado como bloque, la prestación de ayuda humanitaria a varios
países de la región, como Haití cuando el terremoto del 12 de enero de 2010; y
a San Vicente y las Granadinas cuando la erupción del volcán La Soufriere el 9
de abril de 2021.
— Se
enviaron Brigadas Médicas Cubanas para la atención y lucha contra la Covid-19 a
países del ALBA-TCP y otros fuera del mecanismo. Así como se estableció un
puente aéreo humanitario, a través de la aerolínea CONVIASA, que permitiera el
traslado de las vacunas, personal médico, tratamientos, insumos médicos, entre
otros, en beneficio de la población de los países que integran el bloque.
Nuevos
mecanismos de integración similares al ALBA como la CELAC (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños) han surgido como alternativas al ALCA, por
supuesto que inspirados en Fidel. Meridiana precisión la del Jefe la de
concretar un mecanismo de integración que incendiara la América Latina con
lazos de solidaridad. Pero indudablemente está demostrado que la integración
política como nos acotó depende de las transformaciones en cada país y de la
radicalidad de los procesos revolucionarios, del apoyo popular y la salida
dirigida hacia frenar los intentos de la escalada norteña por destruir modelos
diferentes, simplemente por diferentes.
La
iniciativa de unidad latinoamericana – caribeña parte del viejo anhelo
bolivariano y martiano de crear una gran patria americana. (1,5)
Conclusiones
1- Los valiosos
postulados de Fidel Castro sobre la integración de América Latina y el Caribe,
demuestran que la unión política y económica entre naciones contribuirá a
buscar su propio desarrollo.
2- Resulta necesario
incrementar las acciones para contrarrestar la estrategia norteamericana en la
región, la unipoliaridad y el unilateralismo del imperialismo en el actual
sistema de relaciones internacionales
3- Los países
latinoamericanos y caribeños tenemos varias alternativas para garantizar una
integración colectiva regional que preserve la independencia, soberanía e identidad
de las naciones, pero es necesaria la radicalización política para que se
sustenten las revoluciones sociales.
Bibliografía
1- Las principales
tesis de Fidel Castro sobre la integración de América Latina y el Caribe.
Publicado en Fidel soldado de las ideas (http://www.fidelcastro.cu) 2017
2- Suárez Salazar,
Luis. Las bicentenarias agresiones de Estados Unidos contra América Latina y el
Caribe: Fuente constante del Terrorismo de Estado en el hemisferio occidental.
3- Castro Ruz,
Fidel. Reflexiones “Mentiras deliberadas, muertes extrañas y agresión a la
economía mundial”. La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado,
2007.
4- Castro Ruz,
Fidel. Selección de documentos entrevistas y artículos (1952-1956). La Historia
me Absolverá. La Habana: Editora Política, 2007. p.30-31.
5- González Peña,
Miguel J. Pensamiento neoliberal e integración en América Latina. Revista
Semestral Política Internacional No. 8 Julio-Diciembre 2006. ISRI. p. 90.