RESUMEN:
“El
presente artículo rescata las memorias de la guerra civil española del
intelectual republicano liberal Manuel Chaves Nogales”
Palabras Claves:
República, guerra, civil, comunismo, fascismo.
MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIES OF WAR
OF THE THIRD SPAIN III
ABSTRACT:
“The
current essay recovers the Spanish Civil War memories of the republican liberal
intellectual Manuel Chaves Nogales”
Key words:
Republic, war, civil, communism, fascism.
MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIAS DE GUERRA
DE LA TERCERA ESPAÑA III
Por: Por: IÑAKI
VÁZQUEZ LARREA
INTRODUCCIÓN
Por: Javier Mina
A mediados de abril de
1944, Manuel Chaves Nogales se retira a una playa del sur de Gales. Necesita
recobrar fuerzas. Está enfermo. Siente fuertes dolores de estómago y ha
adelgazado mucho. Cuando el diplomático y escritor Salvador de Madariaga intente
contactarle para que le ayude con alguna gestión, Frances Kaye, secretaria del
periodista, le notificará que Manuel no se halla en condiciones de realizar
trabajo alguno. Su amigo desde los tiempos de El Heraldo, Antonio Soto
Angulo, se teme lo peor y lamenta que Chaves Nogales no viva para cuajar la
gran labor periodística que está llevando a cabo en Londres. Y es que el
periodista sevillano ha repetido, con mayor éxito si cabe, lo que hiciera
durante el exilio francés: crear una revista de prensa que sirviese para
mantener en activo la información sobre la Guerra Civil española y, de rebote,
ofrecer un modesto trabajo a periodistas y escritores exiliados. Cuando los
nazis le obliguen a huir de Francia, trasladará la experiencia a Inglaterra.
Comienza por dirigirla agenciade noticias The Atlantic Pacific Press Agency,
de Deric Pearson, para acabar creándola Manuel Chaves Nogales Features Agency.En
ambos casos el cometido es doble y el mismo:
a) Informar
a América Latina, principalmente, sobre el conflicto europeo (en Argentina las
colaboraciones aparecieron en La Nación, El Mundo o Rivadavia).
b) Contratar
para ello a periodistas, escritores y traductores españoles en el exilio.
Madariaga
estaría en la nómina de la agencia junto a otras firmas importantes, como
Eugenio de Larrabeiti, Luis Araquistáin, Salazar Chapela, Luis Cernuda, Luis
Portillo, Teresa Magalo Elisabeth Aldabaldetrecu. Y es que Chaves Nogales
ayudaba, en la medida de lo posible, alos exiliados republicanos por igual, sin
distinción de siglas. La muerte le sorprende el 8 de mayo de 1944 cumpliéndose
su corazonada de que no llegaría a ver el desembarco de las tropas aliadas en
Normandía.
Es precisamente por su condición de demócrata y defensor del Estado de derecho
por lo que hubo de exiliarse antes de que finalizara el año 1937. Lo hizo
horrorizado no tanto por la guerra sino por el comportamiento deshumanizado y
cainita de ambos bandos. Como asegura en el famoso prólogo de A sangre y
fuego (1937), los dos se habrían disputado gustosos el honor de fusilarlo.
Todo eso es lo que explica en su documentado artículo Iñaki Vázquez. Pues bien,
será esta condición de republicano ejemplar, horrorizado por la violencia
partidista, la que ha hecho que muchos consideren a Chaves Nogales como
representante genuino de una tercera España cuya existencia es tan verdadera o
falsa como las dos Españas, al menos si se toma al pie de la letra el verso de
Machado, que se limitaba a describirlas como la que nace y la que bosteza. No
estaría de más recordar que, efectivamente, España se sintió renacer a través
de la República y su oferta de un mundo mejor, más justo e igualitario, en el
que pudieran tener voz quienes no la habían tenido. Solo que algunos de sus
protagonistas estaban a otra cosa. La extrema derecha -compuesta por
anacrónicos monárquicos, nacientes falangistas y demás ultras recalcitrantes- y
una extrema izquierda, representada por comunistas -teledirigidos por el
Komintern- y socialistas de la facción más extrema, capitaneada por Largo
Caballero, se disputaban en las Cortes buscando el disenso que justificaría
pasar a mayores, cosa que ya hacían en la calle con las pistolas. Se trataba de
desprestigiar el Estado de derecho y el juego parlamentario para hacer realidad
la profecía autocumpliente de que, al no servir para nada, había llegado la
hora de la revolución. ¿De cuál?, de la que más prisa se diera.
Si
esas eran las dos Españas en liza, no parece fuera de tiesto postular la
existencia de una tercera menos ruidosa, que creía en el sistema democrático
posibilitado por un modelo republicano y cuyos partidarios no pudieron -o no
supieron- sacar adelante. ¿A qué España pertenecían Alcalá Zamora, Ortega y
Gasset o Madariaga? La República de Weimar, que precedió a la española, es un
buen ejemplo de sistema que se fue al traste porque las dos Alemanias -la
representada por ultraderecha belicista, que achacaba la derrota de la guerra a
puñaladas por la espalda principalmente judías, y los comunistas, que
protagonizaron un levantamiento armado al socaire de la inestabilidad económica
y moral que produjo la Primera Guerra Mundial- no querían creer en él y
preferían escenarios más turbulentos en los que aniquilar al adversario. Como
quiera que sea, Manuel Chaves Nogales quedará como un hombre que trabajó sin
descanso para ilustrar a las masas a través de su labor periodística, cuando
residía en España, y para combatir la sinrazón de los totalitarismos, que
conoció de primera mano en sendas visitas a la Unión Soviética y Roma y luego
vio enfrentarse cara a cara. Fue el hombre que estuvo allí, incluso cuando
España se desangraba.
MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIAS DE GUERRA
DE LA TERCERA ESPAÑA III
Por: IÑAKI VÁZQUEZ
LARREA.
“Me
fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y ya no había
nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba
¡Cuidado! En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas
de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los
aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes”
Manuel Chaves Nogales
“Como desde el fondo de un
abismo infernal al que nadie se atreviera a asomarse, suben a la superficie del
mundo civilizado los gritos ahogados de quienes están condenados a sufrir y a
morir en el infierno de la España nacionalista. Tres meses después del fin de
la guerra, las ejecuciones capitales se siguen produciendo diariamente: miles
de infelices son sacados de sus hogares por la fuerza para perecer lentamente
en los campos de concentración: un pueblo entero tiembla bajo el látigo de una
minoría implacable”
Manuel Chaves Nogales.
Tal y como recordaba
Santos Julia, el compromiso del intelectual liberal Chaves Nogales con la
República, como “camarada” director del diario “Ahora”, vino
determinada por su visión inicial de la contienda, desde un micro cosmos
madrileño, no como una guerra civil fratricida, sino como la de una España que
lucha contra la fuerza armada de la nación que ha traicionado el poder
constituido.
Esa es su visión inicial
durante las primeras semanas de guerra civil, y es lo que determina su
compromiso con la República hasta mediados de 1937, cuando parte hacia el
exilio parisino.
El 8 de agosto de 1936
escribe en Madrid lo siguiente: “No es verdad que la mitad derechista del
país se haya alzado contra la mitad izquierdista. No es exactamente una guerra
civil. Media España no lucha contra la otra media, sino contra la fuerza armada
de la nación que ha traicionado el poder constituido… ¿El porvenir? Un gobierno
de izquierdas de aparato democrático y parlamentario, pero con una indiscutible
base de fuerza: la fuerza del proletariado triunfante por las armas de la
insurrección…No es creíble que estos futuros gobiernos sean de tipo comunista.
La experiencia comunista de Rusia dará al nuevo régimen español unas
aportaciones típicamente comunistas, pero la tónica general de la gobernación
del país será la que triunfó el 14 de abril.
Un liberalismo republicano
democrático y parlamentario sostenido por una fuerza proletaria que hoy, a los
diez y ocho años de la Revolución rusa, conoce sus posibilidades más
exactamente de lo que sus adversarios suponen…República democrática sostenido
por el proletariado organizado que, naturalmente, seguirá luchando por sus
ideales socialistas, pero dentro ya de una legalidad y un posibilismo que no
serán por la utopía de los núcleos anarquistas, que hay que ir reduciendo, y
por residuos criminales que las revoluciones y las guerras civiles ponen a
flote” (Nogales, pag. 29).
A lo que Nogales asiste
horrorizado, desde su atalaya madrileña, es a lo que Antonio Muñoz Molina
denomina como la “lógica de un derrumbe”. Esto es, a la transmutación de
la supuesta “guerra heroica”, en un combate despiadado entre dos
totalitarismos, el fascismo y el comunismo.
En La Defensa de
Madrid, Nogales se fusiona con las desventuras del General Miaja, que son,
esencialmente, las suyas y las del propio pueblo de Madrid. Sin embargo, pasado
el triunfalismo del ¡¡¡No pasaran!!!, la devastadora lógica de la guerra
deja paso a la menos heroica visión de españoles que se están matando “por
la revolución social o por el imperialismo capitalista”.
La saña de los combates
en la Ciudad Universitaria en marzo de 1937, en la que “aglomeraciones de
españoles” se matan entre sí, es, a su vez, la metáfora de la destrucción
de la civilización europea por totalitarismos de diverso cuño.
“Ninguna de aquellas dos
aglomeraciones heroicas podía tremolar el verdadero pabellón español. En
aquella batalla de la Ciudad Universitaria se hallaron frente a frente los
hombres que representaban genuinamente las fuerzas de destrucción de Europa, la
horda que amenaza destruir nuestra civilización” (Nogales,
pag. 196).
Es esta noción, que se irá
acrecentando con su exilio de mediados de 1937, lo que determina su “deserción
republicana”. Con el paso del tiempo, “unos y otros”, constatan que
sus ensoñaciones totalitarias se han desvanecido, con lo que él sin sentido de
la guerra aumenta.
El 1 de octubre de 1937
Nogales lo afirma de la siguiente manera: “Ha pasado un año. Durante este
tiempo, todos los españoles que se han dejado matar heroicamente por la
revolución social o por el imperialismo capitalista, y están en el alba trágica
de un segundo año de guerra, constatan, unos y otros, que sus sueños se han
desvanecido.
Los falangistas que
querrían seguir los “cursos de marxismo” en las plazas españolas, los que
sueñan aún con atacar a pedradas los consulados de Inglaterra y de Francia.
Pero ya no cuentan. En el otro lado la situación es similar. El Gobierno de
Negrín, que sustituyó al de Largo Caballero, ha renunciado definitivamente a
toda ilusión revolucionaria. Lucha por defender la República democrática.
Los españoles,
abandonados a sí mismos, la hubieran acabado hace tiempo. Pero España padece
hoy una doble invasión extranjera. Los españoles de Burgos creen que luchan por
la independencia de su país contra la dominación de la URSS. Los españoles de
Valencia defienden el territorio nacional contra la invasión de los italianos y
de los alemanes… Ya no se lucha en España ni por el fascismo ni por el
comunismo. Uno y otro están apartados de las posibilidades hispánicas. Se lucha
contra Rusia y contra Italia y Alemania” (Nogales, pág. 58).
Al final de la contienda,
ya no se trata si quiera de españoles en liza, sino “de extranjeros” interesados
en el triunfo de una de las dos ideologías. A finales de 1938 Nogales concluye
que: “Los españoles lo saben. Pero los extranjeros no. Y son precisamente
los extranjeros, interesados en el triunfo definitivo de una de las dos
ideologías en lucha, quienes poco a poco sustituyen a los españoles en la barricada”
(Nogales, pag. 70).
BIBLIOGRAFÍA:
CHAVES NOGALES, M.: Crónicas
de la Guerra Civil, Espuela de Plata, Sevilla, 2011.
CHAVES NOGALES, M.: La
defensa de Madrid, Espuela de Plata, Sevilla, 2011.
CHAVES NOGALES, M.: A
sangre y fuego (Héroes, bestias y mártires de España), Asteroide,
Barcelona, 2013.