Revista Nº43 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

 

 ¿Democracias en crisis?

 

 

RESUMEN:

Con el inicio de la globalización y la llegada del siglo XXI, se dieron numerosos avances en diversas áreas, aun así, estos avances no son sinónimo de prosperidad; la realidad de los países americanos es preocupante.

Las crisis sociales, políticas y ambientales predominan en los países de la región. El objetivo es analizar algunas realidades americanas para entender qué pasa con la democracia y la falta de respuesta ante los enormes desafíos que se presentan permanentemente.

 

ABSTRACT

With the onset of globalization and the arrival of the 21st century, there were numerous advances in various areas, yet these advances are not synonymous with prosperity; the reality of the American countries is worrying.

Social, political and environmental crises predominate in the countries of the region. The objective is to analyze some American realities to understand what is happening with democracy and the lack of response to the enormous challenges that are permanently presented.

 

 

 

¿Democracias en crisis?

 

Por: Lic. Micaela Re[1]

 

 

INTRODUCCIÓN:

El siglo XXI llegó y no deja de sorprendernos día a día. El proceso de globalización, que nació en la civilización occidental y recibió su mayor impulso con el fin de la Guerra Fría, se ha expandido alrededor del mundo. Se han sucedido una serie de avances tecnológicos y científicos que dan muestra del trabajo arduo que se está llevando a cabo en diversas áreas, y que han logrado numerosos progresos, los cuales hubieran resultado impensados años atrás. Estos avances van desde, la creación de páginas de internet (como Youtube) y redes sociales, hasta el crecimiento en el área de la medicina, donde, por ejemplo, se llevó adelante la construcción de corazones artificiales por medio de impresoras 3D. 

Sin embargo, las crisis sociales, políticas y ambientales, junto con el virus recientemente conocido, nos deja un sabor amargo y, tal vez, empañe el brillo de aquel escenario de avance y evolución en el que nos encontramos.

Si bien la realidad de cada país es distinta, existe un denominador común: las crisis. Las consecutivas crisis que se vienen desatando a lo largo del continente americano son una alarma que no podemos ni debemos pasar por alto; las consecuencias se ven directamente reflejadas en la estructura y funcionamiento de la democracia.

Con el fin de la Guerra Fría y el triunfo de la democracia, como sistema político, y del capitalismo, como sistema económico, muchos países adoptaron estas estructuras organizativas. Se asoció a la democracia con el progreso, la paz, el desarrollo, la igualdad, la protección de derechos; además, ser un país democrático permitía acceder a beneficios, tanto del comercio global como de políticas transnacionales.

En América Latina, así como en el mundo occidental, la democracia es la forma de gobierno más ampliamente aceptada por la población. Aún así, con todo lo que está ocurriendo, nos preguntamos si estas garantías, que vienen de la mano de la democracia, continúan asegurándose en aquellos países democráticos.

 

 

Democracia: de la teoría a la realidad

América está inmersa en una serie de crisis sociales y políticas desde hace algunos años, las cuales se han acentuado en este último tiempo. Esta realidad turbulenta golpea a la democracia, y las preguntas que surgen frente a estos acontecimientos son: ¿La democracia está en peligro? ¿La democracia está en condiciones de cumplir sus garantías? Para despejar estos interrogantes es necesario comenzar a indagar en la concepción teórica de la democracia, para luego analizar las realidades que atraviesan algunos países americanos.

La democracia es un régimen o forma de gobierno; etimológicamente, es el “gobierno del pueblo”[2]. Es decir, es una forma de organización social y política, compuesta por un conjunto de reglas que determinan quién ejerce el poder y cómo será ejercido.

El surgimiento y origen de la democracia se ubica en Grecia, en los siglos IV y V a.C., nace como el sistema de gobierno de una ciudad Estado cuyo rasgo esencial es la participación directa de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones.

A partir de ese momento se inicia una evolución en la que podemos distinguir tres grandes etapas: la polis griega (ciudad-Estado), el Imperio y la Cristiandad, y el moderno Estado-Nación[3]. La polis griega y el moderno Estado-Nación son dos etapas claves para distinguir cambios significativos en la práctica de la democracia.

En las polis griegas, la democracia estaba asociada a la noción de igualdad entre los ciudadanos, a pesar de ser una igualdad que aplicaba solo a los varones de la polis (quedando marginados ciertos grupos sociales como las mujeres, los extranjeros y los esclavos).

Antes de que la palabra democracia se aplicara como tal, los atenienses se habían referido a ciertas clases de igualdades como características de su sistema político: la igualdad de todos los ciudadanos a hablar en la asamblea de gobierno y la igualdad ante la ley. La igualdad y la participación eran consideradas dos condiciones importantes en aquella época.

“Durante la primera mitad del siglo V a.C., cuando fue cobrando aceptación que el pueblo (el demos) era la única autoridad legítima para gobernar, al mismo tiempo parece haber ganado terreno la idea de que democracia era el nombre más apropiado para el nuevo sistema.” (Dahl, 1992, 22)

El surgimiento del Estado nacional moderno fue un hecho histórico, el mismo dio lugar a la formación de un conjunto de ideas e instituciones políticas nuevas, tales como la representación, mecanismos de elección, derechos políticos y civiles, etc.

La población de los Estados modernos fue aumentando de manera considerable, y ya no era posible que cada ciudadano participara de manera directa en la toma de decisiones u otras cuestiones de asamblea, por lo que se pasó de la participación directa a la representación. 

Actualmente, la mayoría de las democracias occidentales modernas, son democracias representativas, sistema en el cual la población elige a sus representantes (legisladores, intendentes, gobernadores, presidentes) quienes deberán velar por los intereses de sus votantes y por el bien común.

La democracia que conocemos hoy en día, tiene un componente esencial: el derecho a elegir. En principio, una elección puede definirse como “una forma de procedimiento, reconocida por las normas de una organización, en virtud de la cual todos o algunos de sus miembros escogen a un número menor de personas, o a una sola persona, para ocupar cargos en tal organización.” (Mackenzie, 1974, 160).

Es fundamental remarcar que las elecciones son la fuente de legitimación del sistema político y el elemento central de participación política en las democracias occidentales.

Según DieterNohlen[4], la característica más saliente de la historia política de América Latina es la inestabilidad, debido a la constante alternancia entre dictadura y democracia. Esto ha generado dificultades para asegurar los principios constitucionales y jurídicos de derecho al voto. Nohlen resalta que distintos problemas, aún no resueltos, en la organización de las elecciones contribuyeron a disminuir su capacidad legitimadora y que sus resultados puedan o no ser puestos en duda, justa o injustamente.

Estos problemas, que antes parecían propios de América Latina, hoy se pueden observar en distintos países. Un reciente y claro ejemplo de ello es lo sucedido en Estados Unidos durante las últimas elecciones presidenciales.

El 3 de noviembre del 2020, las elecciones presidenciales fueron llevadas a cabo con una gran tensión social y, sobre todo, política. Los seguidores del, por ese entonces, presidente Donald Trump, irrumpieron en el Capitolio (sede del Congreso estadounidense en Washington DC) mientras se efectuaba el proceso de certificación de los votos. El Capitolio es, para los estadounidenses, el emblema de la democracia y sólo había sido asaltado en una oportunidad, algunos cuantos años atrás, más precisamente en 1814. 

Esto se produjo luego de que cientos de manifestantes marcharan desde la Casa Blanca hacia el Capitolio; debido a que Trump se negó a aceptar su derrota, acusó fraude electoral e instó a sus seguidores a reclamar por ello.

Las elecciones en Estados Unidos dejaron grandes consecuencias, además de víctimas fatales y detenidos, la figura del ex presidente Trump se vio altamente desvirtuada, ya que fue quien insistió en que las elecciones fueron “un robo”; también emitió mensajes en redes sociales cuestionando la legitimidad de las elecciones y se mostró contundente al afirmar que nunca aceptará la derrota. Su postura causó repudio en varios lugares del mundo, numerosos líderes extranjeros hicieron llegar mensajes de preocupación ante tanta violencia.

Cabe remarcar que al día de hoy, no hay pruebas de fraude electoral. JoeBiden, actual presidente de los Estados Unidos, obtuvo más de 81 millones de votos, convirtiéndose en el presidente más votado en la historia de ese país.

A pesar de que lo sucedido en Estados Unidos recorrió todos los medios internacionales, no es el único caso donde un mandatario acusa fraude electoral generando consecuencias alarmantes. Volviendo a territorio latinoamericano, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, durante un viaje a Estados Unidos en el año 2020, afirmó que en las elecciones de octubre de 2018 hubo fraude y que él resultó electo en primera vuelta. En su declaración, aseguró tener pruebas que demuestran lo dicho. Sus palabras generaron una fuerte repercusión en la opinión pública brasileña, así como también en los partidos de oposición.

Bolivia es otro ejemplo de crisis social desatada a partir del proceso electoral. Las elecciones presidenciales se celebraron el 20 de octubre de 2019. Diversos sectores de la sociedad, así como partidos de  oposición, cuestionaron el proceso electoral iniciando protestas en las que se acusaba a Evo Morales de haber cometido fraude.

El 25 de octubre, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, luego de finalizar el conteo de la totalidad de los votos, anunció el triunfo de Evo en primera vuelta. Sin embargo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió dos informes en los que afirman irregularidades en el recuento de votos; esto llevó a que Evo Morales anunciara, el 10 de noviembre, que se repetirían las elecciones y se renovarían los miembros del Tribunal Supremo Electoral.

No obstante, Morales perdió el apoyo de la policía y del ejército, cuyos mandos pidieron su dimisión. Ese mismo día, el mandatario presentó su renuncia a la presidencia. La presión social y el desconcierto ya se hacía sentir en las calles.

Evo Morales, luego de recibir amenazas contra su persona y sus colaboradores, se exilió en México el 12 de noviembre de 2019[5]. El 12 de diciembre se trasladó a la Argentina en calidad de refugiado. 

Estos acontecimientos provocaron tensión y contradicción a nivel internacional, ya que, por un lado, la OEA asegura que se cometieron irregularidades: “manipulación dolosa y parcialidad de la autoridad electoral”, y por el otro, diferentes entidades internacionales, como la CELAG, la Universidad de Michigan, entre otros, se pronunciaron en contra del informe, dando por válidos los resultados electorales.

El desencadenamiento de esta crisis generó un escenario estremecedor, durante el primer mes, murieron, al menos, 30 personas debido a los enfrentamientos[6].

JeanineÁñez, perteneciente a la oposición, fue quien asumió el cargo de presidenta interina y su periodo en el gobierno estuvo signado por una importante agitación social y política.

El 18 de octubre de 2020 se llevaron a cabo elecciones presidenciales, en las cuales Luis Arce, candidato de Evo Morales, obtuvo la victoria[7].

La crisis política es un hecho; estos y otros acontecimientos, dan muestra de la falta de independencia por parte del sistema judicial, el cual responde al poder de turno. “Es paradójico que la expresidenta interina de Bolivia, JeanineÁñez, esté detenida, entre otros, por el delito de ‘terrorismo’. Durante su gobierno, que terminó en noviembre, los fiscales usaron la misma definición de ‘terrorismo’, que es excesivamente amplia y ambigua en la legislación boliviana, para perseguir a su antecesor, Evo Morales. Ambos casos ponen de manifiesto los riesgos que entraña un sistema de justicia que responde al poder de turno, y la necesidad urgente de impulsar una reforma profunda.” (Muñoz Acebes, 2021).

Ecuador es otro país latinoamericano cargado de grandes tensiones políticas y sociales. Las elecciones presidenciales celebradas el 7 de febrero de 2021, tuvieron como resultado la certeza de que habrá segunda vuelta el 11 de abril; no obstante, los días de conteo se vivieron con una gran tensión.

El candidato Andrés Arauz fue quien obtuvo la mayor cantidad de votos, aun así no fue suficiente para obtener la victoria en primera vuelta. El segundo puesto se disputaba entre el líder indígena Yaku Pérez y el empresario Guillermo Lasso.

Mientras se llevaba a cabo el recuento de los últimos votos, Pérez acusó de fraude electoral y se movilizó junto a sus seguidores exigiendo transparencia.

Luego del transcurso de dos semanas, aproximadamente, el Consejo Nacional Electoral anunció que Guillermo Lasso será quien dispute la presidencia de Ecuador con Andrés Arauz.

Los integrantes del movimiento indígena se han movilizado por distintos lugares del país bajo la consigna: “Fraude no, transparencia si”. El líder del movimiento continúa exigiendo el recuento de votos de varias provincias.

En América Latina existen, además, otros problemas sumamente importantes que no encuentran respuestas. La estabilidad de la democracia no sólo se ve afectada por acusaciones de fraude o por enfrentamientos políticos, sino también, por la corrupción y por la falta de políticas públicas necesarias para asegurar el bienestar de la sociedad.

La falta de políticas públicas trae aparejada una serie de consecuencias que son bien conocidas en Latinoamérica: pobreza, analfabetismo, desnutrición, desempleo e inflación, entre otras. Estos temas no deberían ser un problema para los países democráticos, teniendo en cuenta que este tipo de sistema político desde siempre estuvo vinculado al progreso, a la igualdad y a la equidad.

La situación que está viviendo Perú es realmente preocupante, no sólo atraviesan una crisis política que se siente en las calles, sino también crisis económica y sanitaria[8]. En los últimos cinco años, Perú ha tenido cuatro presidentes y los últimos seis mandatarios se han visto envueltos en escándalos de corrupción.

El último presidente elegido por los peruanos, en 2016, fue Pedro Pablo Kuczynski, desde ese momento las tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo (dominado por la oposición) no dejaron de cesar.

En el año 2018, Kuczynski fue acusado de corrupción por el Congreso y acabó renunciando, debiendo cumplir arresto domiciliario.

Martín Vizcarra, primer vicepresidente, reemplazó a Kuczynski. Luego de varios choques con el Congreso, Vizcarra decidió disolverlo y convocar a elecciones para conformar uno nuevo. Sin embargo, el resultado fue un Congreso fragmentado. La situación de Vizcarra continuó siendo la misma: sin bancada y sin apoyo del Congreso, aunque popular entre los peruanos por su lucha contra la corrupción. Pero, paradójicamente, el Congreso destituyó a Vizcarra como presidente de Perú, por supuestos hechos de corrupción, tras ser aprobada una moción de vacancia por “incapacidad moral”.

Manuel Merino, quien era el presidente del Congreso, asumió la presidencia en noviembre de 2020. La salida de Vizcarra y la llegada de Merino al Poder Ejecutivo provocaron fuertes protestas ciudadanas, que terminaron con represión policial. Merino renunció al cargo a los seis días de haber asumido.

Luego de elecciones parlamentarias, Francisco Sagasti fue elegido presidente del Congreso, en consecuencia asumió la presidencia del país siguiendo con el proceso de sucesión presidencial contemplado en la Constitución[9]. Se esperan elecciones generales el 11 de abril del año en curso.

La inestabilidad es una característica sobresaliente de la realidad actual de Perú. La pandemia que atraviesa el mundo y que ha golpeado duramente a los países Latinoamericanos, deja expuestas, en el caso de Perú, las deficiencias históricas del mercado laboral.  El desempleo a nivel nacional creció al 9,6%[10] en los últimos meses del año 2020, esto impacta directamente en los niveles de pobreza.

En Guatemala también se vive una situación dramática. En noviembre de 2020 se desataron manifestaciones multitudinarias contra el gobierno, el motivo principal fue la propuesta de presupuesto para el año 2021 aprobada en el Congreso. El presupuesto aprobado, hasta ese momento, mantenía congeladas las partidas vitales, como las referentes al equipamiento de hospitales y educación, mientras que sí aumentaba las partidas para infraestructura en concesiones para el sector privado[11].

Las movilizaciones se habían desarrollado de manera pacífica hasta que, un sábado del mes de noviembre, un grupo de manifestantes tomaron e incendiaron parte de las instalaciones del Congreso. Muchos de los manifestantes hablaron de un hartazgo general frente a la situación del país.

Guatemala atraviesa una situación desesperante. Según un informe de la Secretaría de las Naciones Unidas, el problema central es que la mayoría de la población está excluida de poder ejercer sus derechos, y por lo tanto, se califica como un país con bajo desarrollo humano. Las causas inmediatas que provocan esta realidad, se debe a la débil institucionalidad del Estado, el deficiente acceso a los servicios de salud, alimentación y nutrición, educación y a los recursos productivos y financieros. La falta de incentivos a la inversión y las escasas oportunidades laborales lleva a que el número de pobreza sea aterrador.

Al año 2014, la población guatemalteca que se encontraba en situación de pobreza constituía el 59,3 %[12].

“El impacto por la pandemia del Covid-19 vino a develar con toda crudeza la realidad de un país con altos niveles de pobreza, pobreza extrema, y el abandono estatal de su función de garantizar los derechos básicos a la salud, la educación, al empleo digno y a la seguridad ciudadana.” (Comité Directivo de CLACSO, 2020)

 

CONCLUSIÓN:

“La democracia se puede definir de las más diversas formas, pero no hay definición de la misma que pueda dejar de lado la inclusión, entre sus características, de la visibilidad o transparencia del poder.” (Bobbio, 1985, 11)

La transparencia del poder es lo que nos hace ruido hoy, más precisamente el poder y quienes lo ejercen. La presencia de un poder invisible es lo que lleva a corromper la democracia, es un tipo de poder que contamina y perjudica al sistema, con consecuencias directas en la población. 

Después de hacer un breve repaso por las realidades de algunos países americanos, observamos la presencia de cierto poder desestabilizador. Este poder desestabilizador e invisible no está en unas pocas manos, se encuentra arraigado en aquellos que se olvidan de sus funciones y de representar al pueblo. Para conseguir un cambio se requiere de una transformación que logre erradicar ese poder invisible y a su vez fortalecer la democracia.

Norberto Bobbio[13] habla sobre la transformación de la democracia, prefiere hablar de transformación y no de crisis ya que esto haría pensar en un colapso inminente, además asegura que para un régimen democrático hallarse en transformación es su estado natural, debido a que la democracia es por sí misma dinámica. En otras palabras, la democracia es un régimen político que nunca estará logrado o acabado, es decir, se construye y reconstruye permanentemente.

La democracia occidental hace tiempo que no goza de buena salud. Se imponen, a diario, enormes desafíos que son difíciles de resolver debido a las instituciones débiles, a los déficits de democracia y, particularmente, a los malos gobiernos. Es necesario llevar adelante una reconstrucción profunda, no sólo en la estructura democrática sino también, y sobretodo, en las personas que gobiernan y tienen una tarea tan importante, como es el bienestar de la población.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Bobbio, N. (1985). El futuro de la democracia. Plaza & Janes.

Boris, M. (2019, 11 20). Crisis en Bolivia: los partidarios y viejos compañeros de lucha de Evo Morales que le piden frenar la violencia y pacificar el país. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50496222

Celag. (2020, 04 03). ¿Quién cuenta los votos en América Latina? celag.org. https://www.celag.org/quien-cuenta-los-votos-en-america-latina/

Comité Directivo de CLACSO. (2020, 12 2). Guatemala en una coyuntura que expresa diversas crisis: estructural, política, ambiental, sanitaria y humanitaria. CLACSO. https://www.clacso.org/guatemala-en-una-coyuntura-que-expresa-diversas-crisis-estructural-politica-ambiental-sanitaria-y-humanitaria/

Dahl, R. (1992). La democracia y sus críticos. Edición Paidós.

Gajardo, Gamba, Chumbita, P. S. H. (1989). Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas. Editorial Puntosur.

Mackenzie, W. J. M. (1974). Elecciones, sus funciones. David Sills.

Muñoz Acebes, C. (2021, 03 22). La justicia como revancha. El País. https://elpais.com/opinion/2021-03-22/la-justicia-como-revancha.html

Nohlen, D. (1994). Sistemas electorales y partidos políticos (1995th ed.). Instituto de investigaciones jurídicas.

Política, cuestiones y problemas (L. M. Aznar, De Luca, Compiler). (2010). CengageLearning Argentina.

Romano, Magliano, S. M. J. (2007, 09 21). Orígenes de la democracia norteamericana, mitos y contradicciones. Acta Académica. https://cdsa.aacademica.org/000-108/879

Roura, A. M. (2020, 11 12). Crisis en Perú: 3 claves que explican la inestabilidad política en el país. BBC News. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54916840

Sartori, G. (1987). Teoría de la democracia. Editorial Rei Argentina.

 

 

 

 



[1] Licenciada e Ciencia Política y RRII. Universidad Católica de La Plata-

[2]La palabra democracia se compone de los términos δῆμος (démos), significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), es ‘poder’ o ‘gobierno’.

[3] Según el “Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas”.

[4]Académico y cientista político alemán.

[5]Andrés Manuel López Obrador le brindó asilo político.

[6]Enfrentamientosentre los seguidores de Evo Morales con las fuerzas militares.

[7]Arce pertenece al partido político Movimiento al Socialismo.

 

[8]La crisis sanitaria se desató a raíz de la actual pandemia.

[9]El titular del Congreso asume la presidencia cuando no hay un mandatario.

[10]Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)

[11]Tras las protestas, la junta directiva del Congreso acordó suspender el trámite del presupuesto.

[12]Según el Instituto Nacional de Estadística de Guatemala.

[13]Fue jurista, filósofo y politólogo italiano.