EL ARTE DE TRADUCIR
EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO: ENFOQUE PEDAGÓGICO DE LA TRADUCCIÓN EN EL
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS IBÉRICOS Y LATINOAMERICANOS (UNIVERSIDAD FÉLIX
HOUPHOUËT-BOIGNY, COSTA DE MARFIL)
BAMBA
DOCHIENMÈ MATHIEU
dochienme@gmail.com
ZAI
MEO SALOMON
zaimeo@yahoo.fr
BAYOKO ABOU ZAMPHA
samphabayoko@yahoo.fr
Universidad Félix Houphouët-Boigny
Resumen
La
traducción es una actividad que se necesita en todos los ámbitos de nuestra
sociedad moderna. Por lo tanto, suscita una gran atención en los estudios
universitarios al respecto. Entre los debates en torno a dicha actividad, hay
la cuestión de su cientificidad y los métodos que se usan para enseñarla en la
universidad. El presente texto la caracteriza distinguiéndola de la
traductología (ciencia que la estudia) y del bilingüismo (otro fenómeno propio
de la lengua). Por lo demás, describe la enseñanza de la traducción en el
Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA) de la Universidad
Félix Houphouët-Boigny en Costa de Marfil.
Palabras
clave: traducción – ciencia – universidad – bilingüismo – enseñanza
Abstract
Translation
is an activity that is needed in all areas of our modern society. It therefore
attracts a great deal of attention in university studies. Among the debates
surrounding this activity, there is the question of its scientificity and the
methods used to teach it at university. The present text distinguishes it from
Translation Studies (the science that studies it) and bilingualism (another
language phenomenon). It also describes the teaching of translation in the
Department of Iberian and Latin American Studies (DEILA) of the Félix
Houphouët-Boigny University in Côte d'Ivoire.
Key
words: translation - science - university -
bilingualism – teaching
Introducción
Estamos
viviendo hoy en una sociedad que no cesa de rechazar las fronteras lingüísticas
y culturales que existen entre los pueblos que la componen. Esto ha llevado a
nuestra sociedad a ser calificada de aldea planetaria. El mundo actual ha
construido sus cimientos sobre sistemas de comunicación susceptibles de
informar a todos los habitantes del planeta en tiempo real. Asimismo, la
comunicación se ha convertido en la base de todo tipo de relaciones, en
particular las relaciones comerciales y económicas, que son uno de los pilares
del desarrollo. De hecho, vivimos en un mundo en constante cambio. Una de las
consecuencias de esta situación es la constante necesidad de información y la
visión cada vez más pragmática del mundo que se ha impuesto a los ciudadanos
del mundo. Ante tal panorama, conviene poner de relieve el papel que desempeña
la traducción, en el contexto actual en el que el hombre está siempre en busca
de información en tiempo real y de resultados inmediatos. A este respecto,
Guidère (2016: 7) dice que la importancia de la traducción es una evidencia hoy
en día:
«avec
la société de l’information mondialisée, nous sommes entrés de plain-pied dans
l’âge de la traduction généralisée. Aujourd’hui, son importance dans le
mouvement global n’est plus à démontrer : on traduit de plus en plus de
documents et cela se fait de plus en plus vite, vers des langues sans cesse
plus nombreuses. Cette tendance est accentuée par les progrès technologiques
dans les secteurs de l’information et de la communication».
Este
gran interés por la traducción ha suscitado numerosos estudios realizados para
describir esta actividad. Sin embargo, hay que señalar que algunas cuestiones
pertinentes siguen siendo algo ambiguas, en la comprensión de los no
especialistas de dicho ámbito de conocimiento: ¿es necesario clasificar la
traducción entre las ciencias, o no es más que un arte? ¿Es un individuo
bilingüe ipso facto traductor? ¿Cuáles son las nociones esenciales que
permiten definir la traducción? ¿Cuáles son los fundamentos de la enseñanza de
la traducción en el Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos
(DEILA) de la Universidad Félix Houphouët-Boigny en Costa de Marfil?
1.
Enfoque descriptivo-conceptual de la traducción y de la traductología: arte vs
ciencia
La
cuestión de la cientificidad de la traducción ha animado los debates
traductológicos durante mucho tiempo. En efecto, antes de plasmarse como una
ciencia de pleno derecho y totalmente separada de otras epistemes afines, la
traducción fue objeto de estudios puramente lingüísticos. Entre los
investigadores que divulgaron y desarrollaron la idea de que la traducción
debía considerarse exclusivamente desde el punto de vista lingüístico, cabe
citar Vinay y Darbelnet (1958) y Georges Mounin (1963). Estos lingüistas, a
través de sus análisis, y teniendo en cuenta los conocimientos disponibles
sobre la traducción en ese momento, trataron de conferir a la práctica de la
traducción un carácter científico. Para alcanzar este objetivo, Vinay y
Darbelnet (1958) desarrollaron los llamados procedimientos técnicos de la
traducción. Georges Mounin (1976: 16), por su parte, resume la supuesta
cientificidad de la traducción en los siguientes términos: «on peut, si l’on
y tient, dire que, comme la médecine, la traduction reste un art mais un art
fondé sur une science.»
Es importante subrayar que, con excepción de los profesionales de la
traducción, no siempre se hace la diferencia entre la práctica de la traducción
y su estudio científico. No es raro ver la traducción ser considerada como un estudio
científico, es decir la traductología. El objetivo de este apartado es levantar
el velo sobre el carácter artístico de la traducción.
En
primer lugar, hay que señalar que la noción de "traducción" no se
comprende tan fácilmente como se podría imaginar. El verbo "traducir"
encierra una pluralidad de sentidos. Esta palabra ha evolucionado desde un
punto de vista histórico, variando de una acepción puramente espacial, al
contenido que se le confiere en nuestros días. Según Valentín García Yebra
(1994: 262), este término deriva etimológicamente del latín "traducere".
Entonces, los autores latinos más importantes usaban este término en un
contexto geográfico: «traducir es llevar algo
al otro lado, de una orilla a otra orilla, de cualquier lugar o situación a
otro lugar o situación cualquiera.»
En
la misma perspectiva, el traductor español precisa que el significado expresivo
de dicha palabra se debe al italiano Leonardo Bruni. Éste lo utilizó por
primera vez en 1400 en una carta, confiriéndole el sentido de «pasar a una
lengua el contenido de un texto previamente formulado en otra».
La
noción de "traducción" puede aplicarse, de manera general, a
cualquier actitud expresiva que permita exteriorizar sentimientos, emociones,
ideas, etc. De este modo, se pueden traducir ciertos sentimientos como la
tristeza o la alegría, el amor o el odio, la admiración o el desprecio pueden
ser objeto de "traducción", sin siquiera pasar por la mediación de la
lengua. Además, la expresión artística es en sí misma una traducción de la
imaginación del artista en obra de arte. García Yebra (1994: 262) ilustra esta
idea en los siguientes términos:
«en
un plano más elevado, todas las artes sirven para traducir, para trasladar
desde el espíritu del artista hasta la facultad perspectiva del oyente o del
espectador, las impresiones recibidas por aquél en su contacto con el mundo y
elaboradas en la cámara secreta de su alma. El proceso mediante el cual se
manifiestan y comunican las vivencias artísticas es, en efecto, un acto de
traslación, de traducción.»
Hoy
en día, los avances en la investigación sobre la traducción ponen en tela de
juicio el carácter científico de esta actividad. A
este respecto, Guidère (2016: 26) precisa:
«il
est clair que cette question est d’emblée sujette à caution car le caractère
scientifique des travaux en traduction ne réfère pas au même type de démarche
que celle observée chez les «scientifiques » justement. L’analogie entre la
démarche du physicien et celle du traducteur ne résiste pas à l’analyse des faits
et apparaît, en fin de compte, comme une comparaison abusive.»
La
traductología es conocida como la ciencia que estudia la traducción. Pero hay
que reconocer que se trata de una ciencia reciente, e incluso algo desconocida
por el gran público no especialista en la materia. Por lo tanto, nos parece
importante, en la definición de la traducción, señalar la diferencia entre
estos dos fenómenos.
Siendo
la traductología la ciencia que estudia la traducción y los fenómenos
tradutivos, hay que prohibirse confundir esta «ciencia» con lo que en realidad
es un arte, un saber hacer. Para Hurtado Albir (2001: 25) la traducción es un
arte que se adquiere esencialmente a través de la práctica:
«la
traducción es una habilidad, un saber hacer que consiste en saber recorrer el
proceso traductor, sabiendo resolver los problemas de traducción que se
planteen en cada caso. La traducción más que un saber es un saber hacer; […]
tendremos que calificar el saber traducir como un conocimiento esencialmente de
tipo operativo y que, como todo conocimiento operativo, se adquiere
fundamentalmente por la práctica.»
2.
Traducción y bilingüismo: las competencias traductoras
En
general, el bilingüismo se define como la capacidad de una persona para
expresarse con fluidez en dos idiomas. Una persona bilingüe tiene la capacidad
de transmitir sus pensamientos, hablar y comprender indistintamente dos
idiomas. Conviene precisar aquí que los casos de bilingüismo perfecto son
raros. Prisbrey (2013: 19) resume el bilingüismo perfecto en estos términos:
«ser
bilingüe requiere que uno sepa la segunda lengua tanto como la lengua materna;
o sea que uno domina el mismo vocabulario y variedad de dichos en los dos
idiomas y habla sin acento extranjero. Según esta segunda definición, no hay
muchos bilingües por el mundo; se requiere que uno se críe con la misma
influencia de los dos idiomas a la vez, y que en el ambiente familiar y la vida
profesional haya los dos idiomas presentes, usando el mismo vocabulario a la
vez.»
De
conformidad con este punto de vista de Prisbrey (2013), en una perspectiva más
común, se observa que ser capaz de comunicar sus pensamientos, de realizar una
conversación fluida y de comprender a los hablantes de una lengua extranjera
basta para que se le conceda a uno el estatuto de bilingüe. Asimismo, cualquier
lengua se basa en fundamentos culturales, y el hablante tarda muchos años de su
vida en asimilarlas, no sólo en un contexto puramente familiar, sino también en
un marco académico. De allí que cualquier lengua tiene un carácter afectivo al
que se identificaría el hablante. Por esto es por lo que
Legendre (2005: 825) afirma que la lengua es un «système [ ... ] par le
biais duquel les membres d' une communauté se représentent la réalité
(physique, psychologique, sociale, conceptuelle, virtuelle, etc.),
communiquent entre eux et s'identifient culturellement». Esta
particularidad afectiva cristaliza la dificultad, en la mayoría de los casos,
de alcanzar una situación de bilingüismo total, en el marco del aprendizaje de
una lengua extranjera. Finalmente, para Prisbrey (2013: 19), «el bilingüismo es
el poder de percibir el mundo desde la perspectiva de los dos idiomas. O sea,
eres bilingüe cuando puedes sentir el significado de las palabras de los dos
idiomas en vez de depender de uno, para traducir el otro.» Analicemos ahora la
diferencia entre el bilingüe y el traductor.
El
traductor conoce obligatoriamente más de un idioma. Por consiguiente, tiene los
conocimientos necesarios para comprender un texto redactado en un idioma
distinto del idioma al que traduce. En la misma perspectiva, el traductor tiene
las competencias oportunas que le permiten expresar el texto que se ha de
traducir en el idioma de destino. Por lo tanto, no basta con conocer dos o más
idiomas para convertirse en traductor. Se impone al traductor un conocimiento
teórico y práctico previo con respecto a las lenguas y la materia implicadas en
el proceso de traducción.
La
cultura es un factor ineludible en la caracterización de un traductor. En
realidad, el idioma no puede prescindir de la cultura. Entonces sería como un
sobre sin contenido. Para ello, el traductor debe conocer las culturas
asociadas a las lenguas respectivas a las que traduce. En este sentido, la
actividad de traducción impone a estos actores un reciclaje permanente. Por
otra parte, la realidad de la sociedad actual obliga al traductor a conocer las
oportunidades vinculadas a su actividad, las estrategias para documentarse, el
uso imperativo de la herramienta informática, entre otros. Alejandro Márquez (2011:
56) puede decir que:
«hoy en día hablar
de traducción no se reduce solamente al acto de leer un documento o escuchar un
discurso en un idioma de partida, interpretarlo y llevarlo a un idioma de
llegada; hoy en día, hablar de traducción es hablar de procesos de comunicación
estructurados, cuyo fin es romper las barreras que dividen las naciones y de
este modo llevar de un lado a otro la concepción de cultura que se enmarca en
cada una de ellas».
Las
competencias son rasgos característicos de una persona que se pone en marcha
cuando realiza una tarea determinada. Para realizar con éxito una actividad,
cualquier persona recurre a las habilidades. Por consiguiente, las competencias
no se inscriben en una perspectiva global y general. De hecho, cada competencia
está relacionada con un contexto específico. Alejandro Márquez (2011:70) señala
que: «adicionalmente, combinan elementos de diferente índole: cognoscitivos,
que se relacionan con las habilidades y los conocimientos de un área del
conocimiento; afectivos, como las motivaciones y la personalidad; sicomotrices,
que son propios de la integridad física de la persona.»
En
este sentido, las competencias están intrínsecamente vinculadas con el
rendimiento, es decir, a los buenos resultados, a los éxitos notables en un
ámbito determinado. Por lo tanto, se plantea la cuestión de si un traductor
debe tener la competencia necesaria para ser eficaz en su campo. Conviene
también precisar que dichas competencias permiten distinguir al traductor de
cualquier otra persona bilingüe, por una parte, e individualizarlo entre los
demás traductores, por otra. Según Alejandro Márquez (2011: 74): «el traductor,
para diferenciarse de una persona bilingüe con deseos de traducir, posee
subcompetencias que hacen de su rol un rol determinado».
Como
se puede comprobar, la competencia individual en traducción se va instaurando
progresivamente en el sujeto, a través de la práctica. Es un proceso de
aprendizaje permanente, dinámico y acumulativo. Así pues, es evolutivo, en la
medida en que parte de una fase inicial que se consolida a lo largo de las
experiencias, hasta hacer del traductor un experto.
Basándose
en Hurtado Albir (2001), Alejandro Márquez (2011: 69) establece seis elementos
constitutivos de la competencia individual del traductor. Se trata de la
competencia lingüística, extralingüística, de transferencia, profesional,
estratégica y psicolingüística.
En
el marco de la competencia lingüística, podemos decir que el conocimiento de
idiomas es esencial para el traductor. Se trata de la competencia comunicativa
bilingüe. En realidad, el traductor debe tener un muy buen conocimiento de los
idiomas de salida y de llegada. Este conocimiento de las lenguas se establece a
diferentes niveles. A este respecto, conviene citar el conocimiento pragmático.
Ésta se refiere a las convenciones propias de cada lengua que permiten expresar
y comprender los actos de la palabra. Además, existe el conocimiento
sociolingüístico que tiene en cuenta los modos de expresión dentro de una misma
lengua, en función de los estratos sociales. También está el conocimiento
textual. Se refiere al conjunto de las convenciones correspondientes a los
géneros textuales y a la producción de textos en las dos lenguas implicadas en
la traducción. Finalmente, se distingue el conocimiento gramatical y léxico que
tiene en cuenta las herramientas morfológicas, sintácticas, fonológicas y las
relacionadas con el vocabulario.
En
el caso de la competencia extralingüística, se recurre al conjunto de los
conocimientos generales y especializados del traductor. En realidad, se trata
de la cultura personal del traductor. Ésta debe incluirse en el marco de la
lengua de partida y de la lengua de destino implicada en el proceso de
traducción. Es fundamental que el traductor combine su conocimiento bilingüe
con un conocimiento bicultural.
La
competencia de transferencia también puede denominarse competencia de
traducción propiamente dicha. Es la facultad por la cual el traductor recorre
el proceso de transferencia del texto-fuente al texto-destino. Esta es la
capacidad del traductor para comprender los códigos del texto original y volver
a codificarlos como texto de llegada.
La
competencia profesional está relacionada con el conocimiento de las realidades
prácticas propias del oficio de traductor. Tendrá en cuenta las competencias
relacionadas con el ejercicio de la traducción como actividad profesional.
Desde esta perspectiva, las nuevas tecnologías y las diversas fuentes de
información son de una importancia ineludible.
La
competencia estratégica se refiere a la capacidad del traductor para resolver
problemas puntuales de traducción. Está vinculada a la experiencia del
traductor en la práctica de su actividad. Le permite determinar el método
adecuado para resolver los diferentes problemas que se le plantean durante el
proceso de traducción.
La
competencia psicofisiológica es la capacidad del traductor para hacer uso de
sus habilidades psicomotoras y cognitivas, entre otras. A través de esta
competencia, el traductor recurre a su memoria, a su capacidad de creatividad y
de razonamiento. Esta habilidad también tiene en cuenta la atención y la
curiosidad intelectual del traductor.
En
definitiva, la competencia individual es un concepto que tiene un lugar
destacado en la definición de la traducción. Es una noción que se inscribe en
la perspectiva funcionalista de la traducción. Hoy en día, la traducción es
ante todo una actividad que tiene un carácter funcional, utilitario. Siempre
está vinculada con una finalidad precisa. Esta dimensión esencialmente
utilitaria de la traducción debe, sin embargo, apartarse de todo exceso; por
ejemplo, el que quisiera que un individuo bilingüe fuera ipso facto traductor.
Esta es una de las cuestiones que nuestro recorrido se ha fijado como objetivo
resolver a través de las competencias traductoras. En realidad, dominar dos
lenguas, al menos, es la primera competencia del traductor. Pero, por muy
espectacular que sea, no podría bastar para sustituir las otras competencias,
por lo demás muy importantes para convertirse en traductor.
3.
Aproximación pedagógica de la traducción en el Departamento de Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA), Universidad Félix Houphouët-Boigny
El
Departamento de estudios ibéricos y latinoamericanos (DEILA) se dedica a la
enseñanza del español y del portugués. En el marco del presente texto, nos
interesamos exclusivamente al español. La adquisición de este idioma ibérico se
hace mediante la enseñanza de las literaturas y civilizaciones asociadas al
mismo, así como su gramática y otros paradigmas lingüísticos. En semejante
proceso de adquisición del español y de la cultura de los países hispanófonos,
la traducción desempeña un papel fundamental. Para
Lavault (1985: 18):
«l'’objectif
de la traduction pédagogique est essentiellement didactique. Elle se pratique
dans le cadre de la classe de langue […]. La traduction n’est plus une fin mais
un moyen, dans la mesure où ce qui importe, n’est pas le message, le sens que
le texte véhicule, mais l’acte de traduire et les différentes fonctions qu’il
remplit : acquisition de la langue, perfectionnement, contrôle de la
compréhension, de la solidité des acquis, de la fixation des structures.» Fonctions
de la traduction en didactique des langues, Paris, Didier Erudition. (ELISABETH
LAVAULT, 1985 p : 18)
La
traducción que se enseña en la universidad es la llamada traducción pedagógica,
y que se distingue la profesional. En el marco de la traducción pedagógica,
también llamada didáctica, el objetivo es adquirir competencias lingüísticas
mediante ejercicios de traducción, como explica Encarnación Arroyo: «elle
[la tradution didactique] peut viser l’étude de
différents aspects de la langue : le lexique, la syntaxe,
le style, mais elle ne constitue en aucun
cas une fin en soi. Elle permet d’augmenter la compétence
linguistique de l’étudiant, à condition qu’elle ne soit pas le seul moyen
d’enseignement de la langue cible.»
La
enseñanza de la traducción en el Departamento de estudios ibéricos y
latinoamericanos se hace durante los tres primeros años de estudios
universitarios. Éstos corresponden al primer ciclo de estudios universitarios
en Costa de Marfil. Así, el estudiante hace clases de tema (traducción directa)
y de versión (traducción inversa) bajo diversas formas. En la actualidad, y de
conformidad con la maqueta pedagógica, en primer año, se estudia la iniciación
al tema y a la versión; en segundo año, el tema literario moderno y la versión
literaria moderna; y, al final, en tercer año, el tema clásico, la versión
clásica, el tema técnico y la versión técnica.
La
enseñanza de la traducción en la universidad se realiza tradicionalmente con un
enfoque lingüístico. Para ello, los cursos de Tema y Versión sólo contemplan
una práctica de la traducción cantonada a nivel de la lengua. Por lo tanto, se
trata sólo de la transcodificación. A través de estos cursos y de las
consiguientes evaluaciones, sólo se evalúan la gramática y el léxico.
Tal
enfoque de la práctica traductora se sitúa por debajo del discurso, lugar de
manifestación verdadera de la traducción, y da un conocimiento aproximado de la
realidad de la traducción. También es fuente de errores; ya que traduce las
palabras y las frases, en lugar del sentido que transmiten, y desemboca en
textos cojos y en desfase con la realidad de la comunicación cotidiana. Por
último, este enfoque se encuentra en total desfase con la orientación actual de
la didáctica de las lenguas, centrada más en el discurso que en la lengua.
El
nuevo enfoque que proponemos para la didáctica de la traducción universitaria
se inscribe en la perspectiva comunicativa, es decir, el uso de la traducción
con fines de comunicación.
En
efecto, todo autor produce un texto para comunicarse con un público objetivo. Y
tanto el texto como el mensaje se construyen según la naturaleza, la cultura y los
conocimientos supuestos de este público para garantizar la efectividad y la
eficacia de la comunicación. También se traduce para permitir a un público
ajeno a la lengua y a la cultura del texto original, acceder a este mensaje en
su propia lengua y cultura. Por consiguiente, la traducción tiene por objeto
comunicar el mensaje del texto de partida a un público distinto del de lengua
de partida. En pocas palabras, la comunicación es la razón de ser principal de
la traducción.
Esta
realidad existencial de la traducción debe ser tenida en cuenta por la
didáctica de la traducción universitaria. Por lo tanto, la enseñanza de la
traducción en la universidad debe ajustarse a este principio básico de la
traducción e inscribirse en un enfoque comunicativo. Para ello, deberá
considerar la traducción como un medio de comunicación; el medio de comunicar
el sentido de un texto escrito en una lengua de partida, en otra lengua de
llegada. Por consiguiente, deberá inscribir su práctica a nivel del discurso,
no a nivel de la lengua, es decir, al nivel del uso singular que hace cada
hablante de la lengua, teniendo en cuenta el contexto o la situación de la
comunicación, el entorno textual y las características del público
destinatario. En tal caso, deberá referirse al significado del texto y no al
significado de las palabras o frases.
Tal
enfoque se encuentra en total congruente con la didáctica de las lenguas
actuales, centrada en el uso de la lengua en una perspectiva de comunicación,
con las implicaciones pragmáticas a las que remite.
El
nuevo enfoque de la traducción que sugerimos requiere también la reintroducción
de la traducción en la enseñanza de las lenguas en la secundaria. Considerada
durante mucho tiempo como un factor de inhibición en la adquisición de lenguas
extranjeras entre los alumnos, la traducción en su funcionamiento primario se
encuentra en total convergencia con la didáctica actual de lenguas extranjeras.
De hecho, la enseñanza actual de las lenguas se inscribe en una perspectiva
comunicativa, teniendo en cuenta el objetivo comunicativo, los interlocutores y
la situación de la comunicación. También el paradigma constructivista que
integra reconoce la intervención de la experiencia previa del alumno, es decir,
la lengua materna, en la construcción de su conocimiento actual. Esto favorece
la presencia de la lengua materna y, por consiguiente, la intervención de la
traducción en el proceso de enseñanza de las lenguas extranjeras. A
este respecto Widdowson (1978: 179-180) escribe:
Ce que nous cherchons à faire, c’est amener l’apprenant
à appréhender la langue étrangère de la même façon qu’il appréhende sa propre
langue et à l’utiliser de la même façon en tant qu’activité de communication.
Cela étant, il semblerait raisonnable de faire appel à la connaissance que
l’apprenant possède de la manière dont sa langue sert à des fins de
communication. En d’autres termes, il semblerait raisonnable de recourir à la
traduction. (Citado por Puren, 1995: 9)
La
reinserción de la traducción pedagógica en la enseñanza del español en la
secundaria será una aportación valiosa. Porque esto preparará a los estudiantes
para los cursos de Tema y Versión en la universidad. Los conocimientos que
adquieran en la enseñanza secundaria constituirán conocimientos elementales que
los estudios universitarios se encargarán de desarrollar y profundizar, como en
el caso de los demás aspectos de la lengua (gramática, léxico, comprensión oral
y escrita, producción, etc.).
Así,
la enseñanza de la traducción universitaria, desde una perspectiva comunicativa,
restablecerá la realidad de la práctica de la traducción, la ajustará a la
orientación actual de la enseñanza de las lenguas extranjeras, fomentará su
reintroducción en la enseñanza secundaria y preparará a los alumnos para la
práctica de esta disciplina en la universidad.
Conclusión
En
resumidas cuentas, este texto describe la traducción desde una perspectiva
pedagógica. Por eso es por lo que distingue entre traducción y traductología.
En realidad, la traducción es una actividad que se aprende y que se domina
esencialmente mediante la práctica. En cuanto a la traductología, es la ciencia
que se desarrolla en el ámbito universitario y que analiza la traducción y los
fenómenos relacionados con dicha actividad, basándose en las llamadas teorías
de la traducción. Por otra parte, nos todos los bilingües son traductores,
puesto que la práctica de la traducción requiere competencias. Al respecto, la
competencia bilingüe representa el primer criterio para ejercer la traducción.
De forma que la competencia bilingüe no puede bastar para conferir la cualidad
de traductor a una persona. En definitiva, el presente texto ha descrito la
enseñanza de la traducción en la Universidad Félix Houphouët-Boigny,
especialmente en el Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos
(DEILA). La enseñanza de la traducción en esta institución se fundamenta en el
Tema y en la Versión, orientándose hacia la adquisición de competencias
lingüísticas esencialmente. Nuestro punto de vista es que la enseñanza de
traducción en la Universidad ha de hacerse desde una perspectiva funcional y
superar la simple dimensión lingüística; de forma que, al término del primer
ciclo universitario, el estudiante pueda ser autónomo en materia de traducción
e incluso llegar a integrar una empresa u organización dedicada a la práctica
de la traducción.
Bibliografía
Guidère,
Mathieu. (2016). Introduction à la traductologie, penser la traduction: hier,
aujourd’hui, demain. Louvain-la-Neuve, Belgique : De Boeck Supérieur.
Vinay,
Jean Paul, et Darbelnet Jean. (1958). Stylistique comparée du français et de
l’anglais : méthode de traduction. Paris, France : Didier.
Mounin,
Georges. (1963). Les problèmes théoriques de la traduction. Paris, France :
Gallimard.
Mounin,
Georges. (1976). Linguistique et traduction. Bruxelles, Belgique : Dessert et
Mardaga.
García
Yebra, Valentín. (1994). Traducción: historia y teoría. Madrid, Espagne:
Gredos.
Hurtado
Albir, Amparo. (2001). Traducción y
traductología, introducción a la traductología. Madrid,
Espagne: Cátedra.