INCUBACIÓN
DE TALENTOS EN LA AGENDA CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA DEL ESTADO
INCUBATION
OF TALENTS IN THE SCIENTIFIC AND TECHNOLOGICAL AGENDA OF STATE
Gabriel
Pérez Crisanto, José Alfonso Aguilar Fuentes, Gerardo Arturo Limón Domínguez,
Arturo Sánchez Sánchez, Cruz García Lirios
Universidad
Autónoma Metropolitana
RESUMEN
Grosso
modo, el establecimiento de una agenda científica y tecnológica es una
intencionalidad de gestión estatal en torno a la que se dirime un conflicto o
diferencia con la sociedad. En ese sentido, la academia está sujeta a los
lineamientos evaluativos de la calidad de sus procesos y productos. En tanto
institución auspiciada por el Estado, la universidad pública sigue a pie
juntillas la agenda, pero a la vez, emprende la formación de talentos que el
Estado espera institucionalizar como líderes de opinión y conocimiento. El
objetivo del presente trabajo es discutir los ejes y temas centrales de la
agenda para evidenciar la formación de talentos desde el emprendimiento
académico y la incubación de liderazgos. Se llevó a cabo un estudio documental
con una selección de fuentes indexadas a repositorios líderes de América Latina
tales como; Dialnet, Latindex y Redalyc. Se advierten líneas de investigación
en torno al emprendimiento en función del establecimiento de la agenda
científica y tecnológica.
PALABRAS
CLAVE
Institucionalismo,
agenda, emprendimiento, talentos, formación
ABSTRACT
Roughly
speaking, the establishment of a scientific and technological agenda is an
intentionality of state management around which a conflict or difference with
society is resolved. In that sense, the academy is subject to the evaluative
guidelines of the quality of its processes and products. As a state-sponsored
institution, the public university continues to follow the agenda, but at the
same time undertakes the formation of talents that the state hopes to
institutionalize as leaders of opinion and knowledge. The objective of the
present work is to discuss the axes and central topics of the agenda to
evidence the formation of talents from the academic enterprise and the
incubation of leaderships. A documentary study was carried out with a selection
of sources indexed to leading Latin American repositories such as; Dialnet,
Latindex and Redalyc. There are lines of research on entrepreneurship as a
function of the establishment of the scientific and technological agenda.
KEYWORDS
Institutionalism,
agenda, entrepreneurship, talents, formation
ESTABLECIMIENTO
DE TEMAS INVESTIGATIVOS
La
formación profesional, en su ámbito investigativo, supone el emprendimiento
científico y tecnológico, pero ello limita la observación de factores externas
a las IES, ya que la sociedad establece temas que se reflejan en las tesis,
libros y revistas académicas. De esta manera, las IES están circunscritas a
los procesos de influencia mediática que en el seno de la sociedad se conoce
como establecimiento de agenda. Los temas difundidos por los medios de
comunicación no sólo indican el grado de verosimilitud y verificabilidad de
información que entre comunicadores y audiencias es establecido, sino además su
relación con iniciativas, programas y estrategias políticas dirigidas al desarrollo
local (Ardevol, 2015). La agenda pública que se establece en la sociedad
refleja una agenda académica que a su vez establecida por los medios
institucionales. Si en la sociedad la agenda refleja intereses económicos,
políticos y sociales, la agenda académica refleja los intereses administrativos
y docentes con respecto a las propuestas estudiantiles.
Es
por tales circunstancias que una agenda académica está compuesta de temas que
se desprenden de la opinión pública influida por los medios, la cual a su vez
es considerada por académicos y codificada en un lenguaje técnico con la
asesoría de investigadores y la mano de obra de estudiantes. De este modo, una
obra de conocimiento es procesada por fases institucionales, académicas y
técnicas que definirán las áreas de conocimiento, los cuerpos académicos y las
líneas de investigación, así como las tesis, tesinas, ponencias, artículos o
cualquier producción académica (Riuvera, Punin y Calvo, 2013).
En
el establecimiento de la agenda pública, los medios de comunicación generan
información que un sector crítico de la sociedad contrastará con los avances
científicos y tecnológicos reportados por la academia, pero en el caso de la
construcción de una agenda universitaria, los medios institucionales siguen las
pautas de los consejos técnicos, organismos colegiados y cuerpos académicos
(McCombs y Valenzuela, 2014). La verificabilidad de la agenda pública y la
agenda académica es muy similar en tanto que cada una muestra contenidos
susceptibles de ser contrastados, pero cuando tal proceso está dirigido a
audiencias no especializadas, la construcción de la agenda sigue una
trayectoria más bien de verosimilitud que consiste en la categorización
emocional de la información. Por consecuencia, las audiencias poco doctas de
los contenidos de una agenda reproducen la información con la finalidad de
participar en la discusión y el consenso académico, pero la falta de
cuestionamientos los coloca en una posición externa a las iniciativas.
Si
la construcción vertical de una agenda estriba en la verosimilitud de sus
contenidos al ser estos transferidos de actor en actor, entonces la
construcción horizontal de la agenda es resultado de la concatenación de
información, supuestos y experimentos que delimitarán y especificarán un corpus
teórico (Godson, 2014). La construcción de una agenda, cualquiera que ésta sea,
pública, académica, científica o tecnológica incluye dos procesos. La
verosimilitud de información es un proceso que implica una alta motivación, ya
que los contenidos se ajustan a las representaciones, creencias y actitudes de
las audiencias con respecto a los temas difundidos sistemáticamente en los
medios de comunicación.
Sin
embargo, ello no supone una reflexión de los contenidos, sino más bien una
transferencia de las frases e incorporación de las imágenes a las decisiones y
acciones de emprendimiento o formación. La calidad de los mensajes no siempre
está en cuestionamiento ya que, si las imágenes son los suficientemente
persuasivas, las frases sólo complementarán la intencionalidad educativa, pero
si los contenidos no tienen una representación, entonces su significado no
incidirá sobre las decisiones confinándose en el recuerdo (Weaver, 2007).
El
establecimiento de temas investigativos refiere a la convergencia de lineamientos
institucionales con respecto a creencias, actitudes e intenciones de las
audiencias. Se trata de un proceso en el que los actores toman conciencia de
sus habilidades discursivas o creatividad orientadas a objetivos, tareas y
metas institucionales (García, 2020). En el ámbito escolar, los medios de
difusión de los temas establecidos son los actores siempre que una estructura
de trasferencia y reproducción de conocimientos defina la calidad de los
contenidos en la formación educativa y el emprendimiento científico. Los
modelos esgrimidos de formación, emprendimiento y agenda revelan los límites de
los actores institucionales con respecto a los actores escolares. Es decir que
docentes, administrativos y estudiantes confinados al apoyo y el reconocimiento
institucional generan un emprendimiento ajustado a una convocatoria.
En
contraste, los modelos que explican las iniciativas, acuerdos,
corresponsabilidade3s y participación del grueso de la población, especifican
trayectorias de relaciones de dependencia entre variables indicativas de la
formación, el emprendimiento y la agenda, pero no aclaran la relación entre
oportunidades y capacidades (Sánchez, 2020). Es menester cuando menos describir
los hallazgos concernientes al emprendimiento a partir de las asimetrías entre
demandas y recursos, así como con respecto a las oportunidades y las
capacidades.
EMPRENDIMIENTO
CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO
El
proceso subsecuente a la formación profesional e investigativa es conocido como
emprendimiento científico y tecnológico. Se trata de una lógica en la que el
emprendimiento adquiere un sentido estratégico. Se trata de un proceso en el
que convergen las capacidades individuales con las organizacionales en un
manejo estratégico de los recursos, la aplicación de propuestas y el desarrollo
de soluciones innovadoras a medida que las demandas se intensifican y obligan
una mayor competitividad en las iniciativas (Sánchez, Cagiano y Hernández,
2011).
La
producción del conocimiento, tal como la formación investigativa sugiere, es
determinada por la concatenación entre las organizaciones y los talentos. Se
trata de una estructura adhocrática desde la que emerge el aprendizaje
colaborativo resultante de las asimetrías entre oportunidades y capacidades,
pero también producto de las diferencias entre demandas y recursos. En el
modelo de emprendimiento transformacional, las decisiones preferentemente son
horizontales, pero con una intención vertical, ya no en el sentido autoritario
o unilateral, sino en el sentido motivacional. Es decir que el líder genera
estímulos que incentivan la creatividad de los talentos sin perder de vista la
equidad y la corresponsabilidad en torno a los objetivos, las tareas y las
metas (Wopner, 2012).
Sin
embargo, en contextos de desarrollo educativo local, el emprendimiento supone
la inclusión de los factores ambientales que afectan el desempeño de las
instituciones de educación superior (IES) con miras a la protección de las
especies y la conservación de los recursos (Juárez, 2020). En este modelo de responsabilidad
sustentable, el emprendimiento es resultado de la interrelación entre la
disponibilidad de los recursos y las capacidades afrontar la situación de
estrés. A pesar de que el modelo de responsabilidad emprendedora se inscribe en
el desarrollo organizacional sustentable, no especifica las ventajas
competitivas entre las interrelaciones individuo y recursos, así como entre
grupos y naturaleza.
En
el caso de las redes colaborativas, es posible advertir que el emprendimiento
ya está determinado por una dinámica de grupos en los que las tareas prevalecen
sobre las relaciones interpersonales. Ello supone una estructura vertical en la
que las decisiones son asignadas desde la alta dirección, pero a diferencia de
los enfoques autoritarios, el gerente no decide con base en su experiencia,
sino más bien considera la relación entre demandas y recursos (De la Fuente,
Vera y Cardelle, 2012). Un incremento de las demandas supone un aumento en las
relaciones de tareas con respecto a las relaciones interpersonales. No sólo los
talentos se enfocan en los objetivos, tareas y metas, sino además en las
propuestas, ya que las demandas se exacerban y los recursos son cada vez más
escasos. Por consiguiente, el modelo de responsabilidad emprendedora enfoca su
atención en los acuerdos entre líderes y talentos, ya que se considera un hecho
la factibilidad y efectividad de las iniciativas, pero la coordinación y la
colaboración no está del todo garantizada (Acosta, 2012). Es decir que, las
formas de cooperación dependen de la motivación para que emerja la creatividad.
El modelo de emprendimiento colaborativo subsana las vicisitudes del modelo
transformacional y las carencias del modelo de responsabilidad.
Mientras
que el modelo transformacional persigue la calidad y eficiencia de los procesos
que distribuyan los beneficios entre líderes y talentos, el modelo de
corresponsabilidad atiende sólo la equidad y la diseminación de las tareas de
un modo tal que permita la inclusión, la reivindicación o el reconocimiento de
las capacidades en función de las oportunidades, pero ambos modelos descartan
las diferencias entre individuos y grupos con respecto al establecimiento de
objetivos y la consecución de las tareas, así como el logro de metas (Duarte y
Ruis, 2009).
En
esencia, el modelo colaborativo es altamente motivacional y está centrado en el
discurso de los líderes y los talentos ante una contingencia del entorno no
sólo en el sentido de transformar sus oportunidades y capacidades, ni sólo en
el sentido de buscar la equidad y la confianza, sino en el sentido de
establecer disposiciones y alianzas entre los actores con respecto a los logros
y fracasos, los méritos y las carencias. El modelo colaborativo va más allá de
los objetivos, las tareas y las metas, por su esencia motivacional, supone un
emprendimiento ya no como un medio para la obtención de beneficios, sino como
un fin para la subsistencia de los actores con respecto a las demandas cada vez
más específicas y los recursos cada vez más dispersos (Carreón et al., 2015).
El
emprendimiento en términos científicos y tecnológicos, no sólo estaría enfocado
en la solución de problemas o en la difusión de la problemática, sino en la
promoción de relaciones colaborativas libres de violencia, aún y cuando su
estructura es preponderantemente vertical, pero no en el sentido autoritario,
sino más bien con un significado acumulativo de saberes, conocimientos,
habilidades y experiencias orientadas a la reproducción de un sistema de
formación de talentos y líderes con respecto a las contingencias externas a
instituciones de educación superior (Hernández, 2020).
CONSIDERACIONES
FINALES PARA LA INCUBACIÓN DE TALENTOS
El
proceso de incubación de líderes y talentos incluye tres fases: individual
–capacidades percibidas de sí mismo–; grupal –dirección de grupos y
comunicación motivacional, solución de problemas y conflictos–; institucional
–inclusión, responsabilidad, felicidad, sustentabilidad–. A menudo, el proceso
de incubación contempla cinco etapas; visión, acción, impacto, conexión y
manejo, pero son el compromiso y las capacidades las que generan una cultura
del éxito dirigido y compartido (McCleskey, 2014).
Empero,
el proceso de formación de liderazgos supone el establecimiento de capacidades
relativas al aprendizaje de procesos, habilidades de dirección, dinámica de
grupos, estrategias planificadas. En este sentido, las competencias están
centradas en el manejo y el control, la inteligencia emocional, la influencia
en la negociación y el pensamiento sistémico. Estas desarrollaran habilidades
emergentes de liderazgo tales como la construcción de relaciones, toma de
decisiones, equipos de trabajo, motivación productiva y adiestramiento, a la
vez que el pensamiento estratégico, la comunicación y la disposición al cambio
indican la responsabilidad social y la innovación. Se trata de un modelo de
liderazgo emergente porque describe la naturaleza de las diferencias entre
talentos y líderes, así como la transformación de los primeros en los segundos,
pero no en un sentido planificado. Por lo tanto, la formación de liderazgos
está vinculada a la emergencia de habilidades y conocimientos, pero en esencia
es resultado la práctica de la dirección, la gestión, la administración y la gerencia
(Melchar y Bosco, 2010).
La
formación de talentos que se convertirán en líderes con la práctica de
dirección de un sistema incluye tres determinantes. A diferencia del modelo de
liderazgo emergente, el modelo de liderazgo autentificado centra su interés en
los factores internos al individuo más que la formación profesional, postula
que es una decisión y estilo personal sin precedentes o antecedentes que lo
puedan moldear (Kumar y Jain, 2013). La identidad del líder puede estar
vinculada a factores de grupo o del sistema, pero son sus valores, creencias,
emociones y capacidades las que determinan la autoformación de un líder. A
partir de sus atributos y virtudes, el líder complementará su profecía
autocumplida con los requerimientos que una institución le imponga (Meru y
Ogbonna, 2013).
Sin
embargo, ambos modelos, emergente y autentificado, excluyen la participación de
talentos o seguidores de los líderes. El modelo de liderazgo integral explica
la conjugación de los elementos individuales con respecto a las expectativas
del grupo de seguidores. El modelo de liderazgo integral anticipa la
emergencia y la autenticidad de otros estilos de liderazgo. Es posible
establecer un balance y una prospectiva de liderazgo con base en la relación
entre éste y los talentos o seguidores. Esto es así porque la historia personal
es correlacionada con la historia de la dirección de grupos (Datta, 2015). Un
balance del curriculum personal sirve para incentivar la trasformación de la
situación personal en un escenario colectivo. A su vez, el líder no sólo
recupera sus virtudes, sino además advierte nuevas capacidades que requerirá en
el futuro. Incluso, es posible advertir los efectos del estilo de liderazgo en
los seguidores actuales y predecir su formación como talentos y líderes
(Harper, 2012).
Los
modelos de liderazgo advierten virtudes y atributos centrados en el individuo
que, dadas sus oportunidades y capacidades percibidas, construirán estilos de
dirección, gestión y administración en función de sus habilidades y conocimientos,
así como en relación a demandas y recursos.
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