La
fotografía: del objeto a la textualidad
Brahiman Saganogo
Darío Armando Flores Soria
Resumen: el objetivo de
este trabajo es por un lado, demonstrar argumentando que el
acto fotográfico es objeto, texto y narración, y por otro lado,
evidenciar que en cuanto a la fotografía, se habrá de considerar por una parte,
que la imagen fotográfica es una realidad que no se puede tratar por ser
inarticulada y por otra parte, que ésa es configuración discursiva eso, por sus
dimensiones narrativa y enunciativa
Palabras clave: fotografía,
estatuto, postulado, texto, textualidad, objeto.
La
photographie: de l´ objet à la textualité
Résumé:
l´objectif de ce travail es de d´un côté, démontrer en
argumentant que l´acte photographique est objet, texte et narration et de l´autre
côté, de mettre en évidence que, quant à la photographie, il faudra considérer
d´une part, que l´image photographique est une réalité qu´on ne peut pas
traiter pour être inarticulée et d´autre part, une configuration discursive
cela, à cause de ses dimensions narrative et énonciative.
Mots-clés:
photographie, statut, postulat, textualité, objet.
Photography: from object to textuality
Abstract: the objective of
this work is on the one hand, to demonstrate by arguing that the photographic
act is object, text and narration, and on the other hand, to show that in terms
of photography, it must be considered, on the one hand, that the photographic
image is a reality that cannot be dealt with because it is inarticulate and, on
the other hand, that this is a discursive configuration, because of its
narrative and enunciative dimensions
Keywords: photography, statute, postulate, text, textuality, object.
En el vasto
panorama constituido por las artes, conviene mencionar la fotografía (el
verdadero fotográfico, la fotografía-documento y la fotografía artística), como
procedimiento basado en la reproducción de las imágenes por medio de la luz
reflejada.
¿Sin embargo, es la
fotografía, objeto o texto? La hipótesis que guía el presente desarrollo
estaría centrado en la idea según la cual indudablemente, la fotografía está
sostenida por regímenes discursivos (actos comunicacionales a pesar de que
aparece la imagen como una pragmática) y por sentidos.
Partiendo de eso,
nuestro ensayo se articulará en torno a los siguientes puntos esenciales a
saber: el concepto de texto, la fotografía como texto, de la fotografía como objeto
a la fotografía como texto.
1.Acercamientos al texto
Si para algunos
lingüistas sobre todo en Benveniste, el texto se reduce a la frase; para una
teoría del texto “un texto puede ser definido […] como una sintagmática
cuyas cadenas están manifestadas por todos los sentidos” (Lotman, 1978, p. 61).
Es por eso que en cuanto a su progresión y continuidad, Jean-François
Jeandillou (1997) afirma que “El texto en su totalidad aparece como un campo de
fuerzas donde se ejerce una tensión permanente, semántica y formal, entre la
referencia a lo ya dicho y a la orientación hacia un fin” (81).
El
texto es la unidad comunicativa a partir de la cual se realiza cualquier
estudio desde la óptica de la lingüística textual. Desde la perspectiva
semiótica, el texto es un producto de textualización, lo que lo asimila a
un enunciado es decir, a un producto de enunciación. Desde la
misma perspectiva, Héctor Pérez Grajales (1982) señala lo siguiente:
Texto
es la forma primaria de organización en que se manifiesta el lenguaje humano.
Cuando se produce una comunicación entre seres humanos es en forma de textos.
Horst Isenberg, (1976). Texto es un mensaje objetivizado en forma de documento
escrito, que consta de una serie de enunciados unidos mediante diferentes
enlaces de tipo léxico, gramatical y lógico. Galperin (1974),
Texto
es el mayor signo lingüístico. Dressler (1973). Texto es la unidad lingüística
comunicativa fundamental, producto de la actividad verbal humana. Se
caracteriza por su cierre semántico y comunicativo y por su coherencia….formada
a partir de la interacción comunicativa del hablante de crear un texto íntegro
y, también a partir de su estructuración. Bernárdez (pp. pp. 165-166).
Más
allá de lo mencionado más arriba, es también el texto -eso en Lotman-:
“Cualquier comunicación que se haya realizado en un determinado sistema de
signos. Así son textos un ballet, una presentación teatral (…), un poema o un
cuadro” (p. 24).
Desde
luego se deduce que el texto no es más que un conjunto de significantes o de
signos y un enunciado.
En efecto, el texto
en tanto que discurso y enunciado (acto enunciativo) está regido por los
fenómenos de coherencia, coherencia característica del propio texto, y
ligada al acto de habla, de cohesión, una cohesión del discurso que
descansa en relacione semánticas y lingüísticas instauradas entre los
enunciados. Más allá de estos fenómenos, los encadenamientos sintácticos, el
principio anafórico, las secuencias temáticas o referenciales y la organización
temporal de los sucesos evocados son aquellos otros fenómenos que dan al texto
su dimensión cohesiva y de conexión (se trata del conjunto de relaciones
lingüísticamente marcadas, por medio de términos llamados conectores y que unen
enunciados sucesivos). A todo eso, habrá de agregar las anáforas textuales
que preservan la continuidad del texto por medio del retorno de elementos
introducidos, y la progresión temática que permite la progresión del
texto.
En resumidas
cuentas, un texto es un objeto que materializa el habla, un objeto que
mediatiza la relación entre autor y lector.
Desde la
perspectiva semiótica, y precisamente según Basso Fossali y Dondero (2011):
Siguiendo
la terminología de la semiótica greimasiana, el término “texto” puede ser
comprendido de dos maneras: en tanto que objeto y como paradigma. Como objeto
[…] se relaciona con el plano de la expresión y otro del contenido ligados por
los actos de enunciación productivo y receptivo que rigen su construcción. El
texto concierne pues, una configuración que construye un “un todo de
significación”. En este sentido, podemos considerar una imagen fotográfica como
texto: las imágenes son también configuraciones conformes, delimitadas e
informadas por la discursividad. La imagen como cualquier enunciado, es un
tejido, un todo de significación que instituye correlaciones peculiares entre
plano de la expresión y el del contenido por medio de la instancia mediadora de
la enunciación. La imagen al igual que el texto verbal, no es sólo una suma de
signos que posee una sintaxis significante que forma parte de su organización
(p. 22).
2. La fotografía como
texto
Partiendo de lo
afirmado por Basso Fossali y Dondero y citado arriba, la fotografía como signo
es precisamente, significante y por ende, encierra significado o sea, descansa
indudablemente, en la relación significante / significado, relación que lo hace
algo autónomo y no accesorio, además configura y consolida la autonomía del
campo fotográfico centrado en una ontologización del médium productivo.
En efecto, ¿cómo se
generaría a partir de la fotografía, la dimensión textual hasta proyectar el
sentido? Una foto se describe como lo que no está enunciado es decir, como una
situación de realización con los contextos psicológico y técnico de la
producción, y al escenario referencial que reproduce. Es a partir de esta
visión que se desprende una separación entre lo genético (lo interpretativo)
según el cual cualquier texto es sin duda alguna, hermenéutico, y lo generativo
o sea, a partir de la explicación de las reglas de articulación del sentido del
texto. Por eso desde entonces en adelante que la fotografía en tanto que marca,
ícono y sintaxis visual, será del punto de vista generativo, más que por su
condición de producción, sus formas dado que la imagen fotográfica es
considerada del punto de vista técnico, como marca, conviene insistir en la
pertinencia de sus formas que posibilitan su funcionamiento (de la imagen) como
objeto dotado de significado. Por eso, desde esta misma perspectiva semiótica
del texto, se admite la consideración de una analizabilidad de las
configuraciones textuales.
Más allá de lo
anterior, es de considerar en cuanto a la imagen fotográfica, dos puntos de
vista, el uno relativo al estudio de la imagen fotográfica como realidad
totalizante que no se puede tratar por ser inarticulada, sin-signo y no
semiótica (no semiosis), el otro relativo a una imagen fotográfica como
configuración discursiva caracterizada por una dimensión narrativa (una narratividad) orientada
hacia una enunciación.
Por otra parte, la
imagen fotográfica encierra distintas praxis enunciativas al igual que
cualquier otro discurso, dado que la categoría semántica de base que articula
cualquier enunciado es la de la relación entre lenguaje y realidad. Por eso,
Jean-Marie Floch (1986) esboza de manera esquematizada, cuatro estéticas
fotográficas como descriptoras de distintas configuraciones textuales:
En base a este
esquema, deduciríamos que si la fotografía referencial es concebida
sobre la base de una visión hermenéutica de las relaciones entre lenguaje y
realidad (mundo de los sentidos), en este caso preciso, el significado es
percibido en el mundo y el lenguaje fotográfico intenta reproducirlo. Tal referenciabilidad
no es más que una de las estéticas fotográficas. Por lado, esta fotografía
referencial está basada en estrategias comunicacionales. En cuanto a la fotografía
oblicua, ésta es considerada como una fotografía de la paradoja por dar
la prioridad al doble sentido, el desplazamiento y al juego de
figuras retóricas, elementos que incapacitan al observador-contemplador y
borran cualquier evidencia de sentido y existe entre ambos tipos de fotografía
por sus funciones interpretativas, una relación de implicación, relación
traducida por un flecha.
Si la tercera estética fotográfica o sea la fotografía mítica y
la opuesta a la fotografía referencial, se centra en una articulación
productora de sentido que resalta las relaciones y la mediación mítica entre
distintos escenarios figurativos que proyectan “un discurso segundo”, la cuarta
estética fotográfica es decir, la sustancial, opuesta ésa a la función
constructiva de la fotografía mítica, se inclina hacia lo real y
niega cualquier proyección enunciativa del fotógrafo.
En resumidas
cuentas, las distintas estéticas fotográficas configuran dos tipos de
fotografía a saber, una fotografía artística y otra pragmática (como objeto
simple y reflejo de una realidad). A diferencia de la fotografía pragmática, el
tipo fotográfico denominado el artístico, resulta ser una fotografía que supera
la mera reproducción de la ida y cuando lo logra, se convierte con todo derecho,
en un verdadero arte. Por lo que A. Ya Zis (1986) señala:
[..]
la fotografía artística no imita a la pintura ni a la gráfica sino que refleja
la vida con un lenguaje especial, bello y valioso en sentido artístico. […] un
fotógrafo se convierte en artista sólo cuando empieza a comprender y valorar
profundamente los fenómenos, cuando establece con certeza las relaciones
existentes entre ellos y ve el lugar que cada uno ocupa en la vida […]. Los
medios fotográficos se basan en la técnica pero ésta no se reduce de ninguna
manera en un facto puramente mecánico: los medios técnicos utilizados por un
artista adquieren el valor de medios representativo-expresivos. La creación del
colorido y del volumen de los fenómenos que se representan la separación de lo
principal y de los esencial se logran por medios físicos (ópticos) y químicos,
pero precisamente ellos (el colorido, la luz, etc.) condicionan en gran medida
la “sonoridad” artística de la foto. La visión poética del mundo y no la
perfección técnica en el dominio de la cámara, es lo que
convierte
al fotógrafo en un verdadero artista (pp. 361-362. 364).
3. De la fotografía como
texto a la fotografía como objeto
La recepción de la
fotografía lleva a considerarla a la vez como textualidad y como objeto
ligado a las diversas presentaciones.
La consideración de
la fotografía como objeto se justifica por su mediación entre los niveles
textual y práctico aunque la idea sobre las configuraciones enunciativas de la textualidad
en la fotografía fuera muchas veces refutadas por investigadores sobre el
fenómeno de la fotografía. En efecto, aquéllos se basan en la teoría del aura
que permite producir la aparición de lo más lejano dentro de lo más cercano, el
pasado dentro del presente y el más allá dentro del más acá, es decir que para
ellos, la fotografía re-activa el original de los valores en la dimensión del
presente por medio del aura que hace presente el original.
Al opuesto de
Walter Benjamín, Sontag encuentra en la fotografía, cierta originalidad
asentada en el tipo de papel y en las técnicas del revelado dado que éstos están
a cargo del fotógrafo. Pues, originalidad que coloca la fotografía al mismo
nivel que la pintura.
El debate sobre la
fotografía como texto y como objeto, proyecta el nivel semiótico de la textualidad
con respecto al nivel objetual de la fotografía y a las prácticas
institucionales de conservación por medio de los museos y albums.
La fotografía como
objeto se justifica por las prácticas familiares centradas en las colecciones
por motivos históricos, documentales, científicos de los Centros de
documentación (bibliotecas, centros culturales). Al respecto, leamos a
Elizabeth Edwards y Janine Hart 2004) lo siguiente:
Si
se aleja el foco metodológico des contenido, podemos notar que no es solamente
la imagen en tanto que imagen que es el centro del significado, sino que son
las formas materiales y presentacionales y los usos a los cuales están
sujetas que desempeñan una función central para la fotografía en tanto que
objeto socialmente relevante. Además, se puede notar que estas formas
materiales existen en diálogo con la imagen y que aquel diálogo produce los
valores asociativas que las fotografías encarnan (p. 2).
Si para Edwards y
Hart, el carácter materalista de la fotografía proyecta sus aspectos abstracto
y representacional en fotografías (teorías sobre la fotografía) como objeto que
existe en el espacio y en el tiempo en Floch, esa materialidad es la que hace
de la fotografía texto puesto que las formas materiales articulan el aspecto
semántico de la fotografía, pues, materialidad como nivel semiótico ya que ejerce
una influencia sobre los modos de lectura y de interpretación de la fotografía.
Una concepción retomada por Edwards y Hart en los términos de siguientes
términos:
1)La
“plasticidad” de la imagen, a saber su tratamiento químico (chemistry), el
papel sobre el cual está impresa, el tipo de tinta, etc.; 2)las “formas
presentacionales” por ejemplo, tales como las tarjetas de visita, los
consultorios y bufetes cards, los albums, las pantallas de computadoras, los
diferentes tipos de enmarcar la imagen fotográfica; 3)las huellas físicas del
uso y del tiempo […] (p. 126).
Si las formas
presentacionales modelizan al receptor o sea, lo presentan como alguien enfrente
de un enunciado descriptivo, las huellas del uso transforman esas formas (las
modelizan es decir, las determinan como enunciado descriptivo). En este
sentido, ambas formas de materialidad de la fotografía están a la base de una
intención entre sujeto-receptor y objeto y entre el recorrido receptivo
inducido por el objeto (enunciación, enunciado), y los caminos posibles del
receptor para su decodificación.
Por eso y con
respecto a todas estas argumentaciones, se podría deducir sin temor a duda, que
la fotografía es a la vez objeto y texto. En otros términos, la fotografía es
considerada a la vez como texto y objeto, se explica por el hecho de que por un
lado, la imagen fotográfica encierra dos niveles indisociables a saber, los
niveles del texto según los cuales la imagen resultar ser visión y el
nivel del objeto según el cual la imagen es forma presentacional.
Con respecto a todo
lo deducido arriba, a menudo, la práctica es la que decide de la interpretación
del texto (la práctica de la observación familiar que hace pertinentes), otras
veces, es la forma presentacional de la textualidad la que puede decidir
de la práctica, por ejemplo, los grandes albums de fotografías puestos sobre
mesa, parecen estar confeccionados para una recepción colectiva, mientras que
los más pequeños que podemos hojear con una sola mano implican una visión más
íntima y cercana. Así se interfieren tres niveles de enunciación o de
presentación distintos esbozados por Edwards y Hart:
1)el
de la enunciación enunciada del texto fotográfico, 2) el presentativo del
enmarcar de la fotografía (praxis enunciativa del objeto), 3) el de la escena
predicativa de la práctica (enunciación en acto) (p. 128).
Al término de
nuestro estudio, conviene mencionar que la fotografía más que imagen es a la
vez objeto y texto, proceso de enunciación y enunciado. Por eso, es también la
fotografía signo, significante, ícono y semiosis está última entendida
como operación por medio de la cual está producido el signo a partir de la
relación entre la forma de la expresión y la del significado.
Bibliografía