Revista Nº41 "SEMIÓTICA"

Semiótica e ideología en el análisis de textos: El cimarrón como pretexto.

 

Autores: Rosa María Vázquez Herrera. rvazquez@icb.cujae.edu.cu

 

                Pedro Eddy Campos Perales. ecamposperales1959@gmail.com

 

Universidad Tecnológica de La Habana. José Antonio Echeverría, (CUJAE)

 

Resumen:

La semiótica es una ciencia que estudia los signos como componentes esenciales de la cultura de los pueblos. La comprensión de su lugar y papel en las ciencias humanísticas es cada vez más destacada. El estudio sistematiza los principales conceptos relacionados con la temática y los relaciona con la ideología, un componente que subyace dentro de la creación artística. Se apoya en el tema del cimarronaje para descubrir los significados presentes en textos de diferente naturaleza estética, la pintura: El Cimarrón de Víctor Patricio Landaluce y Esteban Chartrand (1874), la escultura del mismo nombre de Alfredo Lescay (1998) y el cuento: Los fugitivos (1946) de Alejo Carpentier Se descubre, desde la semiótica, la ideología presente en las obras para significar la importancia del conocimiento de esta ciencia en la formación cultural y de valores de identidad latinoamericana.

Palabras claves: Semiótica, Textos, Ideología, cimarrón, literatura, pintura, escultura

Summary:

Semiotics is a science that studies the signs like essential components of the culture of the towns. The understanding of the role of it in the humanistic sciences is increasingly prominent. The study systematizes the main concepts related with the subject matter and relates them to ideology, a component that he underlies within the artistic creation. He bases himself on the theme of the cimarronaje* to discover the present significances in texts of different esthetic nature, the painting: Víctor Patricio Landaluce and Esteban Chartrand Cimarrón** (1874), the sculpture of the same name of Alfredo Lescay (1998), and the story: (1946) Alejo Carpentier fugitives. From semiotics, the ideology present in the works is discoverend to signify the importance of the knowledge of this science in the cultural formation and values of Latin American identity.

* Cimarronaje: historic denomination of Cimarrón.

** Cimarrón: name given to slaves escaping to the mountains.

    Cuba.

Main words: Semiotics, Text, Ideology, Fugitive Slave, literatura, painting. sculpture

 

 

 

Semiótica e ideología en el análisis de textos: El cimarrón como pretexto.

Resumen:

La semiótica es una ciencia que estudia los signos como componentes esenciales de la cultura de los pueblos. La comprensión de su lugar y papel en las ciencias humanísticas es cada vez más destacada. El estudio sistematiza los principales conceptos relacionados con la temática y los relaciona con la ideología, un componente que subyace dentro de la creación artística. Se apoya en el tema del cimarronaje para descubrir los significados presentes en textos de diferente naturaleza estética, la pintura: El Cimarrón de Víctor Patricio Landaluce y Esteban Chartrand (1874), la escultura del mismo nombre de Alfredo Lescay (1998) y el cuento: Los fugitivos (1946) de Alejo Carpentier Se descubre, desde la semiótica, la ideología presente en las obras para significar la importancia del conocimiento de esta ciencia en la formación cultural y de valores de identidad latinoamericana.

Palabras claves: Semiótica, Textos, Ideología, cimarrón, literatura, pintura, escultura

Summary:

Semiotics is a science that studies the signs like essential components of the culture of the towns. The understanding of the role of it in the humanistic sciences is increasingly prominent. The study systematizes the main concepts related with the subject matter and relates them to ideology, a component that he underlies within the artistic creation. He bases himself on the theme of the cimarronaje* to discover the present significances in texts of different esthetic nature, the painting: Víctor Patricio Landaluce and Esteban Chartrand Cimarrón** (1874), the sculpture of the same name of Alfredo Lescay (1998), and the story: (1946) Alejo Carpentier fugitives. From semiotics, the ideology present in the works is discoverend to signify the importance of the knowledge of this science in the cultural formation and values of Latin American identity.

* Cimarronaje: historic denomination of Cimarrón.

** Cimarrón: name given to slaves escaping to the mountains.

    Cuba.

Main words: Semiotics, Text, Ideology, Fugitive Slave, literatura, painting. sculpture

Introducción:

La semiótica es la ciencia de los signos, entender la cultura es apropiarse de las esencias de esta especialidad como un nuevo saber que es transversal ya que el acto de la comunicación es inherente a todos los procesos humanos, por lo que descubrir los significados presentes en el lenguaje es fundamental para la comprensión del mundo que nos rodea.

El estudio parte de los elementos conceptuales de la semiótica como sustento teórico esencial de la investigación. Realiza un recorrido sobre el tratamiento que el tema de la esclavitud y la presencia del cimarrón ha tenido en la cultura en general y en la literatura cubana en particular. El cimarronaje es el resultado histórico del proceso de búsqueda de la libertad de los esclavos, una realidad histórica resultado de la colonización española en el continente. Este fenómeno alcanza una dimensión cultural en los pueblos de Nuestra América, dada su presencia en el arte latinoamericano y caribeño. Se utiliza el cimarrón como pretexto para interpretar obras de diferente naturaleza estética y así descubrir sus significados. Las obras artísticas seleccionadas son la pintura: El Cimarrón de Víctor Patricio Landaluze y Esteban Chartrand (1874), la escultura del mismo nombre de Alfredo Lescay Merencio (1998), el cuento: Los fugitivos (1946) de Alejo Carpentier y un fragmento de un texto histórico. Se analiza desde la semiótica la ideología de los creadores como un elemento que subyace en el tejido de la obra.  Se propone el acercamiento y comprensión al conocimiento del arte vinculado a la temática a partir de los valores presentes en ellas y que pertenecen al patrimonio americano.

El objetivo es analizar la relación semiótica e ideología presentes en textos relacionados con el cimarronaje.

Semiótica e ideología en el texto: aproximaciones teóricas.

La semiótica es una ciencia nueva. Posee antecedentes históricos en la obra de los antiguos filósofos griegos, sin embargo, es a principios del siglo XX que se convierte en ciencia. En Europa, uno de sus fundadores fue Ferdinand de Saussure –el padre de la lingüística moderna-; y en los EE.UU., Charles Sanders Peirce, quien partió de una concepción lógico-filosófica, en la década del 60 del siglo pasado. Las investigaciones semióticas relacionadas con las ciencias humanísticas adquieren un verdadero auge en Europa con los trabajos de R. Barthes, A. J. Greimas, Y. Lotman y U. Eco, entre otros. El Dr. Jesús Vicente Figueroa, realiza un importante glosario de definiciones de semiótica que se citan en este trabajo: De “ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la sociedad” [1] y “teoría de la naturaleza esencial y de la variedades fundamentales de toda semiosis posible”[2] , la semiótica ha pasado a ser una “tipología de la cultura”[3] o “una teoría general de la cultura.” [4]

Según Y. Lotman, la cultura es un sistema (de sistemas) de signos, un sistema de limitaciones complementarias impuestas al comportamiento natural del hombre. El signo lotmaniano es situado siempre en el seno de una colectividad donde se intercambia información. Los componentes sociales, los mitos, los ritos, las creencias, etc., son vistos como elementos de un vasto sistema de significación que permite la comunicación social.[5] U. Eco considera que la semiótica “se ocupa de cualquier cosa que pueda considerarse como signo. Signo es cualquier cosa que puede considerarse como sustituto significante de cualquier otra cosa”[6] de ahí que la semiótica sea “la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir.”[7]. “La semiótica analiza todos los procesos culturales como procesos de comunicación, pero cada uno de dichos procesos subsiste sólo porque debajo de ellos se establece un sistema de significación”[8].

Umberto Eco analiza que la semiótica “se ocupa de cualquier cosa que pueda considerarse como signo. Signo es cualquier cosa que puede considerarse como sustituto significante de cualquier otra cosa”[9]; de ahí que la semiótica sea “la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir. La semiótica analiza todos los procesos culturales como procesos de comunicación, pero cada uno de dichos procesos subsiste sólo porque debajo de ellos se establece un sistema de significación.[10] En este sentido, señala que “considerar la cultura en su globalidad sub especie semiótica no significa afirmar que la cultura en su totalidad sea solamente comunicación y significación, sino que la cultura en su conjunto puede comprenderse mejor, si se aborda desde un punto de vista semiótico.” [11].

La semiótica se ocupa de la cultura como un código de códigos U. Eco analiza que esta ciencia abarca, entre otros, los códigos siguientes: el olfativo, el táctil, el cinésico (gestualidad), el paralingüístico, el lingüístico, el visual (pintura, fotografía, etc.), y el musical.[12]

La semiótica al estudiar la cultura se ocupa de los estudios del texto. Etimológicamente, la palabra proviene del latín y significa tejido. Esta metáfora permite pensar en la trama que se teje con múltiples hilos, que son los significados.

Para Lotman y los representantes de la escuela de Tartú texto es: “cualquier conjunto sígnico coherente”, esta definición no establece límites en cuanto a la naturaleza y carácter del signo mediante el cual se significa. Para ellos texto es “cualquier comunicación registrada en un determinado sistema sígnico” teniendo en cuenta este concepto amplio de texto, “se pueden incluir en esta definición de texto una pintura, espectáculo de ballet, obra literaria, discurso, una carta o un aviso.”[13]

Los textos son un reflejo de la cultura, ellos transmiten a través de los signos la ideología de la sociedad en general y de su autor en particular. La ideología según Van Dijk es el “conjunto de representaciones sociales compartidas por los miembros de los diferentes grupos y clases de la sociedad. Esta se manifiesta a través del discurso que vehicula los diferentes significados sociales, expresa las experiencias, se reproducen creencias, valoraciones de grupo, etc.

Es a través de la lengua y los diferentes textos que se expresa la ideología en la vida cotidiana y según la posición de cada grupo Si se tiene en cuenta que “las ideologías sirven de base para las opiniones generales organizadas por los grupos sociales y que en dependencia de sus posiciones ideológicas cada grupo selecciona el repertorio general de normas sociales y valores que relaciona de manera óptima sus objetivos e intereses“ [14] y, cada cual según Chomsky tiene su repertorio del cual escoge los segmentos que tiene que usar, de ahí la importancia de la formación cultural  para crear una estrategia discursiva acorde con los principios humanistas. “Las ideologías son la base de los diferentes tipos de valoración que se realiza a través del discurso del ser humano. Es obvio que la configuración de la estrategia discursiva que tiene lugar en a la fase noética del discurso y que implica la concepción de la intención comunicativa, la adopción de una posición sicológica modal ante lo que se quiere decir, así como la selección de las unidades lingüísticas, su organización y estructura responde, en la configuración de la valoración a las ideologías.” [15]

Se coincide con Curbeira, 2003 y Van Dijk, en que es importante para el estudio del texto señalar que las relaciones de poder se manifiestan de distinta manera reflejando las ideologías profesionales o institucionales, personales o grupales, pero son los intereses determinados por categorías tales como la identidad, la actividad, los objetivos, las normas, los valores, la posición social y los recursos lo que resulta más relevante para establecer la relación entre texto e ideología.

Se pretende a través del rol de emisor explicar cómo el empleo de la semíótica nos permite desentrañar la ideología presente en dos textos, uno literario, el cuento “Los fugitivos” de Alejo Carpentier, la pintura y la escultura: Cimarrón la primera de Víctor Patricio Landaluze y Esteban Chartrand y la segunda de Alberto Lescay Merencio. Estas tipologías textuales abordan el fenómeno del cimarronaje que es la realidad a semiotizar.

1.   Esclavitud y cimarronaje: su presencia en la cultura cubana.

1.1.  La literatura.

El tema de la esclavitud ha sido sin lugar a dudas uno de los más tratados dentro de la literatura cubana, especialmente en el siglo XIX. Las tertulias literarias de Domingo del Monte (1804-1853) fueron fragua de la narrativa contra la esclavitud. En ellas se destacan Juan Francisco Manzano (1797-1854) con poesías y el drama “Zafira”; el colombiano Félix Tanco (1796-1871) por su relato “Petrona y Rosalía” y Francisco Suárez y Romero (1818-1878) con su novela “Francisco.”

En 1841 la poetisa y dramaturga Gertrudis Gómez de Avellaneda, escribe y publica en España la novela “Sab” de marcado carácter anticolonialista y antiesclavista por lo que es suspendida su circulación en Cuba. También se destaca la noveleta “El rancheador” de Pedro José Morillas (1803-1881). Su protagonista es un rancheador impulsado por la venganza contra los cimarrones. En ella el joven cimarrón lucumí enfrenta a otro rancheador, al que llaman “el bayamés” y adopta una posición distinta a las figuras del esclavo dócil y sumiso como Manzano y Francisco; ya que combate por su libertad con las armas en la mano.

El escritor cubano Antonio Zambrana (1846-1922), participante en la Guerra de los Diez Años, (1868-78), publicó “El negro Francisco” que no es una versión de la novela de Suárez y Romero sino que presenta importantes elementos nuevos y en su técnica estilística anuncia procedimientos del modernismo hispanoamericano. Aunque sin lugar a dudas la novela que con mayor hondura cala el problema de la esclavitud es “Cecilia Valdés” de Cirilo Villaverde (1812-1894). “Carmela”, de Ramón Meza (1861-1911), “Sofía”, de Martín Morúa Delgado, y “Romualdo, uno de tantos”, de Francisco Calcagno continúan esta línea temática.

En el siglo XX aparecen novelas que denuncian la discriminación como “La raza triste” de Jesús Masdeu (1885-1958), otras presentan la esclavitud a la luz de perspectivas nuevas, es el caso de “Caniquí” (1936), de José Antonio Ramos (1885-1958), novela que relata la vida del famoso cimarrón. Diez años después aparece el cuento “Los fugitivos” de Alejo Carpentier y 20 más tarde nace de Miguel Barnet (1940- ), Biografía de un cimarrón (1966), con ella se dio a conocer el prestigioso escritor. Esta novela-testimonio fue el resultado de una larga conversación, grabada en cinta magnetofónica, con un anciano y centenario esclavo fugitivo, Esteban Montejo sobre su vida en Cuba, por lo que se considera parte de la tradición narrativa de los esclavos a pesar de su fecha de publicación. Este tema de signo progresista, constituye una de las tendencias más valiosas de la literatura cubana.

 

 

 

 

1.2              . Las artes plásticas.

El texto pictórico cuya función esencial también es la estética está relacionado con el tema del cimarronaje, se trata de la pintura “El cimarrón” 1874, realizada por Víctor Patricio Landaluce junto con el paisajista cubano Esteban Chartrand [16].

“El cimarrón”   (1874). Óleo Víctor Patricio Landaluce y Esteban Chartrand

 

Landaluce (1830-1889) de origen vasco pintor y caricaturista. “No denuncia la realidad social regida por la injusticia de la esclavitud. Su visión es pintoresca, ajena al verismo del momento histórico” [17] Sin embargo, con el tema del negro cimarrón perseguido por los rancheadores y los perros es evidente que se sensibiliza por las consecuencias dramáticas de la esclavitud. Landaluce que en la política fue Coronel de Voluntarios, Regidor del Ayuntamiento de Guanabacoa, y no está de acuerdo con la independencia de Cuba. Se convirtió en un caricaturista que ridiculiza a la sociedad y en este caso encuentra en esta obra una   denuncia a la opresión.

Chartrand, considerado el pintor de la sacarocracia criolla, se haya espacio para la denuncia social con esta obra y así lo demuestran los signos que se aprecian e ilustran su identificación con el personaje de El Cimarrón. En la pintura se conectan dos isotopías por un lado aparece un cimarrón (de color negro) que se defiende blandiendo en alto su machete, esta lucha por su libertad, y por el otro, sus contarios, dos perros (de colores blanco y gris claro) instrumentos al servicio del poder que con las fauces abiertas intentan rendirlo.

El paisaje presenta también dos oposiciones, detrás de la figura humana, está a su amparo el bosque, espeso, oscuro, tupido para protegerlo. Los perros están en un claro abierto. El volumen de los personajes es opuesto, el hombre de musculatura muy fuerte, y recia complexión contrasta con lo enflaquecido de los perros. Es de señalar que el brazo, que se alza es paralelo en sus líneas diagonales con los árboles, para dar la sensación de fortaleza y movimiento.

La postura del cimarrón, es a la vez de ataque y defensa, el brazo izquierdo al frente muestra la táctica en el combate para que al acercarse a morderlo pueda asestarle un machetazo con la derecha. La figura de los perros se ve replegada hacia atrás, y cortados, mientras que el esclavo adopta en las piernas una postura de semi-flexión que le permitirá lograr un rápido desplazamiento.

Las características físicas de la figura humana no son casuales El rostro, sumamente expresivo capta la fuerza y fiereza del esclavo. El perfil es por la nariz afilada y el pelo rizado suave el de un africano mandinga que provenientes del norte de África, por su relación con los musulmanes son conocidos en Cuba como moros. Este criterio se complementa con la banda diagonal en que se coloca la ropa sobre el pecho, además el tipo de machete empleado se asemeja en el ancho a un alfanje.

El Dr. Fernando Portuondo asegura que “Landaluce es el pintor de la belleza plástica del hombre negro y sobre todo de la mujer negra cubana” [18]. Hace galas de su talento en el tratamiento del vestuario, que se adapta a la forma humana. El sombrero entendemos que puede significar el objeto con que se disfrazó para huir o representar un elemento de cubanía en la composición. Alarga el pantalón que en su rotura le da realismo sin dejar de buscar la belleza de la línea.

La Dra. Denia García Ronda señala al referirse a Landaluce que: “En la actualidad se considera su pintura como la obra realizada con sentido de cubanía más acusado, hecho que lo convierte en el pintor de escenas de género más importante del siglo XIX cubano.” [19]

La escultura es otra manifestación artística que ha tratado el tema de la esclavitud. El escultor Teodoro Ramos Blanco, en 1929 obtuvo la medalla de oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla con su obra “El esclavo” y Alberto Lescay Merencio esculpe en 1997 la escultura El Cimarrón inaugurada en El Cobre. El lugar del emplazamiento tiene una connotación histórica natural de singular alcance simbólico en la medida en que la mina de Santiago del Prado, fue escenario del más activo foco de rebeldía esclava en Cuba, concediéndosele la libertad a los esclavos por Decreto Real en 1800.

En la cúspide de la llamada Loma de los chivos, a una altura de 9,20 m (sobre el cimiento a nivel cero), se erige la escultura como una obra símbolo “que intenta dar la visión del cimarrón, no sólo en el sentido de rebeldía, como acto supremo para conseguir la libertad, trata de abundar la significación del cimarrón como actitud ante la vida soberana de ascensión espiritual.” [20]

                  

 

Para su concepción el autor apeló al empleo de una enorme caldera, auténtico recipiente utilizado en un ingenio azucarero del siglo XVIII y que es refuncionalizada en virtud de la cualidad expresiva del símbolo, operando como referente histórico. Funciona como una enorme nganga en alusión directa a la denominada Regla de palo, componente de las religiones africanas y como un centro de poder, vinculado a este universo mágico religioso.

La caldera se llena de ofrendas que traspasan el acto inicial de la creación ya que allí la población la hace depositaria de espontáneo acto colectivo de co-creación. En el centro de la nganga se funden fibras vegetales, tierra, metal, y se eleva la forma escultórica que fundida en bronce significa la metamorfosis vital del cimarrón. La llama representa al fuego, también relacionado con el universo mágico del esclavo a la vez que evoca el acto de huida al monte, en su ascenso, la llama adquiere forma de animal, el esclavo burla al amo y a los rancheadores. A lo largo de la masa se observan rostros de negros, chinos y mulatos que expresan el proceso de mestizaje étnico y racial de la cultura de Nuestra América. Por último, resurge la figura humana en una mano que se abre al horizonte, cortándose de pronto la verticalidad de la figura.  “Es la idea del retorno a la libertad dice Lescay en ascensión espiritual del hombre que cobra conciencia de sí mismo en esta carrera hacia la libertad que le permite reencontrarse.” [21].

Este tema del cimarronaje, ha servido como fuente de inspiración a los músicos cubanos. El destacado artista Chucho Valdés, junto al grupo Irakere y la Orquesta Sinfónica Nacional, produjeron en 1983, una pieza que vio la luz en 1987, se trata del “Tema de Chaka” que aparece en la Colección Irakere. Volumen VIII. La obra narra la vida de un príncipe africano que es reducido a la esclavitud.

1.3. Semiótica e ideología en el texto: Los fugitivos de Alejo Carpentier.

Es la literatura una fuente muy rica de análisis del cimarronaje, los autores seleccionan el cuento “Los fugitivos” de Alejo Carpentier, obra concebida en Venezuela y que obtuviere en el año de su publicación, 1946, la medalla de Oro en el Concurso de El Nacional, de Caracas. Este es uno de los más selectos escritores de nuestra época. Su producción está centrada en nuestra América tanto por su temática como por los planteamientos que se cuestionan en su obra. Esta América era para él la tierra en la que el hombre busca, entre sus posibilidades más altas, la apertura hacia una existencia plenamente auténtica, emancipada de la alucinación a la que está sometido en la sociedad clasista. La preocupación por la historia es una constante en su obra literaria, el tema de la búsqueda de la libertad es una necesidad humana en constante contraposición a la opresión.

Alejo Carpentier (1904-1980), es un novelista, ensayista y musicólogo cubano, influyó notablemente en el desarrollo de la literatura latinoamericana, en particular a través de su estilo de escritura, que incorpora todas las dimensiones de la imaginación -sueños, mitos, magia y religión- en su idea de la realidad.

Nace en La Habana el 26 de diciembre de 1904, hijo de un arquitecto francés y una cubana. Estudia en La Habana y a los doce años la familia se traslada a París, allí asistió al liceo de Jeanson de Sailly, y se inició en los estudios musicales,. De regreso a Cuba comenzó a estudiar arquitectura, pero no  la concluye. A partir de 1924, hizo periodismo en diferentes publicaciones, especialmente en la revista “Carteles”. Participó en el Grupo Minorista y colaboró con la Revista de Avance. Sufre prisión durante la dictadura de Gerardo Machado, viaja a Paris  relacionándose con los animadores del surrealismo. Este movimiento influye en su primera novela “Ecué Yamba O” (1933). Vuelve a Cuba y publica “Viaje a la semilla” (1945), ese año se marcha a Caracas, de allí viaja a Haití que inspiraría “El reino de este mundo” (1948). Se establece en Venezuela concibiendo: “Los pasos perdidos (1954) y “El siglo de las luces” (1962), regresa a Cuba en 1958. Durante la Revolución desempeñó diversos cargos diplomáticos, muere en 1980 en París, trabajando como embajador.

Carpentier recibió la influencia directa del surrealismo, y escribió para la revista Révolution surréaliste, por encargo expreso del poeta y crítico literario francés André Breton. Sin embargo, mantuvo una posición crítica respecto a lo poco reflexiva de las teorías del surrealismo e intentó incorporar a toda su obra la maravilla, una forma de ver la realidad que, mantenía, era propia y exclusiva de América. Entre sus novelas se deben citar El reino de este mundo (1949), centrada en la revolución haitiana durante la tiranía de Henri Christophe en el siglo XIX, y Los pasos perdidos (1953), el diario ficticio de un músico cubano en el Amazonas, que trata de definir la relación real entre España y América siguiendo la conquista española. Se considera que es su obra maestra. Guerra del tiempo (1958) narra la violencia del gobierno cubano durante la década de 1950. El siglo de las luces, 1962  narra la vida de tres personajes arrastrados por el vendaval de la Revolución Francesa. Concierto Barroco (1974) novela en la que expone sus visiones acerca de la mezcla de culturas en Hispanoamérica. Finalmente, El recurso del método (1974) y La consagración de la primavera (1978), obras complementarias y difíciles; la primera suele “considerarse como la historia de la destrucción de un mundo”, la caída del mito del hombre de orden, mientras que la segunda representa la larga crónica del triunfo en Cuba de un nuevo mito, el inconciliable desajuste entre el tiempo del hombre y el tiempo de la historia.

Carpentier está considerado como uno de los grandes escritores del siglo XX. Él fue el primer latinoamericano que afirmó que Hispanoamérica era el barroco americano abriendo una vía literaria imaginativa y fantástica, pero basada en la realidad americana, su historia y mitos. Su lenguaje rico, colorista y majestuoso está influido por los escritores españoles del Siglo de Oro y crea ambientes universales, no le interesan los personajes concretos, ni profundizar en la psicología individual, sino que crea arquetipos -el villano, la víctima, el liberador- de una época.

El pensamiento de Carpentier no deja de tener presente los fracasos, frustraciones y debilidades que obstaculizan un desarrollo ascendente de la historia, que causan el fracaso de las empresas de los hombres, pero que no logran despojar a este de ese deseo de alcanzar su máxima dimensión al mejorar siempre lo que es. A tal punto se identifica el autor de El reino de este mundo con la declaración de Ti Noel que con ella concluye su intervención en los Recontres Internationales de Ginebra, en 1967: “El gran trabajo del hombre sobre esta tierra consiste en querer mejorar lo que es, sus medios son limitados, pero su ambición es grande. Pero es en esta tarea en el Reino de este Mundo donde podrá encontrar su verdadera dimensión y quizás, su grandeza.”[22]

En este trabajo desde el rol de emisores, se desentraña lo implícito en la postulación de los hechos y así entender el componente ideológico presente en el cuento.

“Los fugitivos”, tiene como contenido mínimo fundamental la historia de dos sujetos Cimarrón y Perro que se alían en el mantenimiento de la libertad de la cual eran prófugos, enfrentados a condiciones de persecución y supervivencia elemental, pero la trama se complica al romper ambos los esquemas esenciales de la seguridad, que hacen que afloren otros intereses lo que compromete la unidad y pone en tela de juicio la existencia de una amistad verdadera.  

Recorrido Generativo del texto:

“Los fugitivos” se inscribe dentro del importante y reiterado tema de la esclavitud en la narrativa cubana. En el análisis del texto se considera cada nivel separadamente para dar una visión general de cómo es concebido el recorrido generativo y sus etapas.

En el nivel de las estructuras fundamentales es preciso determinar la oposición o las oposiciones semánticas a partir de las que se construyó el sentido del texto. En la obra la categoría semántica funcional es: libertada vs opresión.

En el nivel de las estructuras fundamentales se parte de las oposiciones libertad vs opresión; lealtad vs traición. En el texto la libertad y la lealtad son positivas, eufóricas y la opresión y la traición son negativas y disfóricas. En este nivel de las estructuras fundamentales se produce un recorrido entre los términos, se pasa de un reconocimiento inicial y una aceptación o empatía positiva entre los personajes, Cimarrón y Perro, a un desencanto o antipatía que desemboca en la traición en la relación amistosa entre el hombre y el perro, vistos por el contexto histórico como antagónicos. En el segundo nivel, el de las estructuras narrativas, los elementos de las oposiciones semánticas fundamentales son asumidos como valores gracias a la acción de los sujetos. Se trata de transformar por la acción de los mismos el estado de opresión y lograr el mantenimiento de la libertad conquistada. La adaptación a las nuevas condiciones de vida, el contexto de una realidad diferente se ve marcado por la amistad que se establece entre los personajes, pero estados de ánimo e intereses contrapuestos ponen en peligro la seguridad de ambos que se ven irremediablemente separados para quedar como enemigos eternos en una época, en que el perro, sólo era el mejor amigo del hombre blanco.

En cuanto a la localización temporal predomina la concomitancia Este programa narrativo distribuye topológicamente los actantes y los valores, se manifiesta aspectualizando, como proceso el pasado y el presente caracterizado por la terminatividad. La historia transcurre en el período comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad del XIX , esto puede inferirse a partir de dos alusiones significativas una al mencionar Carpentier “Los caballos del trapiche iniciaban su largo viaje en redondo”, este tipo de proceso productivo responde a esta etapa, a ello debe agregarle la partida de rancheadotes de la Orden “San Fernando” alude al Rey de España Fernando VI, (1713-1759) el Rey Pacificador (1746-1759). El período en que ocurre la trama es de aproximadamente un año y medio, comienza en el verano, hasta la próxima primavera, la viven juntos, ocurre la captura en verano, permanecen separados hasta los aguinaldos.

Los actantes del enunciado mantienen en el programa narrativo pragmático una relación objetiva, polémica y a la vez contractual. Los sujetos de estado (representados actorialmente por Cimarrón y Perro, se encuentran ordenados por una condición casual y / o fatal, a la realización de un proyecto búsqueda y mantenimiento de su independencia lo que implica el cumplimiento de ciertas “normas”, (discreción), pocas veces declarada, pero que suponen la cautela.

 La existencia de los anti-sujetos operadores de un programa contrario (el de la dominación) está representado actorialmente por los rancheadotes, los amos, los blancos y el mayoral.  Los anti-sujetos se manifiestan en el discurso mediante una aspectualización actorial que matiza sus respectivos /saber /querer/ y /poder/.

Con una aspectualización similar alcanza su realización el sujeto Perro cuyo programa converge con el del sujeto de estado, para una transformación capaz de conjuntarlo con otro sujeto deseado, la perra gris a cuya finalidad resulta necesario el completamiento de su competencia.

Es decir, en la conformación del cuadro semiótico con la categoría lógico semántica identidad entre Perro y Cimarrón están situados como polos contrarios la amistad y la lealtad vs.  enemistad y la traición y como subcontrarios lo verdadero vs. lo engañoso, “Perro no pensaba ya en la batida”. “Había otro olor, olor a hembra” y más adelante señala “Perro había cambiado de bando”, devela el agente virtual por naturaleza una transformación no realizada y a una condición de carácter voluntario “Perro tenía miedo “, por eso se queda con Cimarrón.

“Más valía permanecer, por ahora, al lado del hombre”. Desde su papel la traición a los amos (Mayoral y Cimarrón) es sinónimo de libertad.

La oposición libertad vs. opresión, se manifiesta de formas diversas en el texto: Cimarrón (libre) / esclavo. Blanco, Mayoral / Negro; lechos de caoba / literas de paja. Casa-vivienda, ingenio, / barracón / caverna, cueva, monte, Cura párroco / brujera; látigos, grilletes, collares de púas / grillos rotos, sin collares; gallinas, pavo-real, caballos, perros del mayoral / jutías, gallinuelas, puercos jíbaros, jauría de perros jíbaros.

Auditivo: Campanas del ingenio primero “le levantaron las orejas”, “sin campanas”, gradualmente “las campanas habían perdido todo sentido.”

El olor es clave en el discurso aumenta su frecuencia de acuerdo con el desplazamiento discursivo lo que produce un efecto de sentido, el de la sustitución de un discurso por otro. El olor despliega potencialidades sémicas en lo denotativo y lo connotativo. Precisamente el cambio brusco de isotopías es uno de los resortes, como muestra del “rejuego” entre una isotopía culinaria y otra sexual. Olor a blanco/ olor a negro; olor a blanco es olor a peligro, tufo del cura, perfume de señoritas, mayoral / tierra, monte, rastro, frutas fermentadas, perra inglesa bañada con jabón de Castilla / olor a hembra, a celo de la perra gris.

Es importante destacar que en el texto aparece un grupo de palabras pertenecientes al campo de la gastronomía congrí, cubos de huesos, pan con guarapo, cascos de guayaba/frutas, huevos jutías majaes, bebidas (alcohólicas).

El sustantivo hueso adquiere diversos significados, morfológicamente “omóplatos”, como alimento “costillas roídas”, la caza de algún animal,” le quebró la columna vertebral” y el relacionado con el tema religioso “fémur, costillas, cráneo en la caverna.”

El tema religioso se manifiesta a través del “lenguaje adivinatorio incluido fundamentalmente en los códigos semi-simbólicos y los códigos formales, está basado en creencias mágico- religiosas que permiten generar una variedad de discursos predictivos.”[1] Twadell (1962:244) En Los fugitivos constituye una legitimación epistemológica tanto de una lógica de la acción como de la intuición lo que valida así la convergencia de los contrarios racionalidad/ irracionalidad cura/ santera; misa/despojo; incienso/culantrillo retama o pitahaya. Sobre la partida de rancheadotes dice: “Lo conducían cuatro números de la Benemérita de San Fernando”, el autor lo usa como ironía, ya que el rey español Fernando VI, el pacificador, nombrado así por su neutralidad en política exterior; la actuación violenta de los sujetos contrasta con el ilustre título. Otro ejemplo importante ocurre cuando Perro orina en un guayabo y Cimarrón al pie de una Ceiba, árbol sagrado de las religiones africanas. Las escenas de la cueva son muy evidentes “A pesar de que quedasen en el hoyo unos restos de alfarería y unos rascadores de piedra que hubieran podido aprovecharse (racionalidad), Cimarrón aterrorizado, por la presencia de muertos huye de la caverna”; “y sólo podían traer “ñeques” y apariciones de cosas malas”. (irracionalidad) por eso le sucede a este hecho la primera desgracia el accidente fatal del párroco y el calesero; siguiendo esa línea temática se infiere que el desenlace de Cimarrón no será feliz.

El empleo de las preposiciones opuestas con vs. sin (que indican posesión o desposesión), precedidas de un conectivo, la conjunción, y, es otra muestra de un sistemático aflorar de opuestos. Esa oposición, es en cierto modo equivalente a la de más vs. menos. Aun cuando el adverbio, demasiado, resulta modificado por poco, casi siempre se relaciona con la precariedad de los alimentos que se conectan a la abundancia (cubos de congrí y huesos / “se comía peor que antes” Con campanas/sin látigos ni campanas.”

La interacción de signos (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios) a lo largo de todo el texto desempeña una función enfática, se trasluce un afán amalgamante y una impresión de oralidad.

El “habla” popular del cubano se encuentra tipificada en determinadas palabras. Como inventario parcial del léxico popular pueden mencionarse: santera, despojo, peleles, tralla, ñeque. Esta estrategia la utiliza el emisor para caracterizar determinadas situaciones y sólo de manera puntual. Hay un predominio de los códigos de la norma culta para recrear el ambiente de la época colonial estas marcas delatan la intención de particularizarlos los discursos citados y sus ideologías conforme a la perspectiva y la ideología de la instancia citadora. En el contexto de esa terminología están intercalados vocablos de un uso infrecuente, entre los que podemos citar: “jaca torda”, “corvejones”, “albarda”, “entortar”, “espadaña” y “mundo de dragos.”

En la última etapa, la del nivel de las estructuras discursivas, se utilizan recursos variados para crear un cierto efecto. Aunque el cuento comienza en tercera persona, dándonos a través de dos pinceladas una breve caracterización del perro, y de la trama, predomina en la introducción el modo elocutivo. Aparece un narrador en tercera persona que parte de una afirmación: “El rastro moría al pie del árbol”. Esto se utiliza como estrategia para incorporar intempestivamente al Perro. “Cierto era que había un fuerte olor a negro” Le sigue la incertidumbre, “Pero el Perro estaba cansado”. El emisor cuenta con la competencia del receptor que sabe por otros textos que Cimarrón y Perro son dos contrarios, uno que lucha por alcanzar su libertad, otro manipulado como instrumento al servicio del poder. Otra afirmación que conforma un estado de dependencia, establece la figura de la traición a un ente de un mismo origen aparente incluso a la identidad y el origen propios.

En el cuento podemos apreciar escenas en la que encontramos la manipulación entre los actantes Van Dijk en sus trabajos acerca del tema considera la manipulación como una forma de abuso de poder ejercida a través de la dominación y la considera una forma negativa e ilegítima de influir en las mentes de los demás. La considera legítima cuando el valor diatético es la persuasión. Considera la manipulación como un fenómeno social ejercido a través de la interacción y el abuso de poder entre grupos y actores sociales, y como un fenómeno cognitivo ya que siempre implica la manipulación de las mentes de los manipulados. Es al mismo tiempo un fenómeno discursivo- semiótico que se ejerce a través de un texto, una conversación o un mensaje visual.

Para los efectos de este trabajo los autores se adscriben la tipología de Fernández E. (2000:45) que considera la manipulación como término que designa una relación factitiva, representada por el HACER- HACER, en la cual un enunciado de HACER domina a otro HACER. Considera dos tipos de manipulación:

(Grupo A): el actante manipulado acepta el compromiso de la manipulación.

(Grupo B): el actante manipulado obedece la imposición de una manipulación. Esta división en dos grandes grupos presenta valores categoriales semánticos interesantes.

En el grupo A, en la “dimensión pragmática” se puede analizar un manipulador que utiliza como instrumento de manipulación un objeto de valor y provoca en el manipulado un “querer hacer” positivo la aparición de este valor diatético lo llama “tentación”. En la “dimensión cognitiva”, el manipulador utiliza como instrumento la propia competencia del manipulado presentando evoluciones positivas de sus capacidades, esto provoca un “querer hacer” positivo basado en el valor diatético de la “seducción”.

Con respecto (Grupo A): el actante manipulado acepta el compromiso de la manipulación. En la “dimensión cognitiva”, el manipulador utiliza como instrumento la propia competencia del manipulado presentando evoluciones positivas de sus capacidades, esto provoca un “querer hacer” positivo basado en el valor diatético de la “seducción.” (azuzarlo).

En este caso se cita la escena que dice: “Cimarrón no estaba ahí para azuzarlo, con la esperanza de hacerse un cinturón o de recoger manteca para untos. Además, el olor de las serpientes lo asqueaba; cuando había agarrado alguna por la cola era en virtud de esas obligaciones a que todo ser que depende de alguien se ve constreñido.”

En el grupo B -manipulación negativa- existe una imposición por parte del manipulador que modifica la conducta del manipulado. En la “dimensión pragmática”, el manipulador amenaza con retirar algún objeto de valor del manipulado provocando la aparición de un “deber hacer” y el valor diatético es la “intimidación”. En la dimensión cognitiva, el manipulador manifiesta al manipulado su desagrado por el nivel de competencia por este presentado, provocando una reacción de “deber hacer” para “querer mostrar una imagen positiva”. El valor diatético de esta relación está marcado por la “provocación.”

  1. El perro permanece junto a Cimarrón primeramente, por miedo a la jauría y este necesita de alguna amistad.
  2. La escena del accidente, corresponde (Grupo B): el actante manipulado obedece la imposición de una manipulación- manipulación negativa- existe una imposición por parte del manipulador que modifica la conducta del manipulado.

En la “dimensión pragmática”, el manipulador amenaza con retirar algún objeto de valor del manipulado provocando la aparición de un “deber hacer” y el valor diatético es la “intimidación”. “Perro se divertía corriendo entre las patas de la volanta que venía a todo trote y chocan de cabeza contra el puente”. “Cimarrón llegó corriendo. Blandía un bejuco para azotar a Perro que ya se arrastraba pidiendo perdón”. Del estado de alegría y felicidad se pasa a un estado de opresión, violencia, dominación. Los gestos amenazantes de correr para azotar, modo delocutivo producen un efecto perlocutivo de estremecimiento “se arrastra pidiendo perdón”; Cimarrón ejerce el poder en la relación hombre-animal dominado. Existe la intimidación y la sumisión. Otras escenas de este tipo podemos encontrarlas en la violación a la esclava y a la perra inglesa.

En el nivel discursivo, las oposiciones fundamentales, asumidas como valores narrativos, se desarrollan bajo la forma de temas. Las lecturas temáticas que pueden encontrarse en este texto son las siguientes:

  1. El tema de la libertad.
  2. Las relaciones de poder: esclavo – esclavista, animal- amo.
  3. Lealtad – deslealtad.
  4. Tema sociocultural, cuadro de época, denuncia al sistema colonial, y a sus personeros.
  5. Marginalización.
  6. Tema religioso.
  7. La domesticación de animales y la explotación del hombre para dominar   otras especies.
  8. Tema de sexualidad de la mujer-objeto o de la explotación de la mujer.     
  9. Las lecturas abstractas están concretizadas en diferentes inversiones figurativas, todas caracterizadas por la oposición de rasgos sensoriales, y espaciales que separan en el texto la opresión de la libertad.

Cuadro 1. Oposiciones figurativas en el texto: Los fugitivos.

Rasgos

Opresión

Libertad

Visual

Blanco

Negro

Visual

Casa, ingenio, barracón

Caverna, cueva

Espacial

Abajo (ingenio)

Arriba(monte)

Táctil

suave

Áspero, erizaba

Estado de ánimo

Pésimo genio

Miedo

Auditivo

Campanas, gritos, restallar el cuero

Sin campanas, aullidos alobonados, escuchar

olfativo

Lejía de melaza, pastas de guayaba, perfume, incienso

Frutas fermentadas, agriadas

Olfativo

Perra inglesa jabón de Castilla

Hembra, celo

Gestual

Patadas, pedradas, jadear

Escarbar, lamer

De las modalidades implícitas de la enunciación se encuentran presentes en el texto las siguientes:

1. La información incompleta

  1. “Cimarrón,” escapa en dos ocasiones, pero no se ofrecen detalles de cómo lo hizo.

2. El sobreentendido:

  1. “Poco a poco Perro y Cimarrón olvidaron los tiempos en que habían comido con regularidad.” Se infiere que pasaban hambre.
  2. “Se fueron acercando a los barracones por el cauce de la cañada.” Por lo que es de suponer que Cimarrón conocía como evitar ser olfateado por los perros del Mayoral (el agua hace perder los rastros.
  3. Los caballos del trapiche iniciaban su largo viaje en redondo.” Permite dilucidar que es una etapa inicial del proceso de desarrollo de la industria azucarera, ya que la aparición del central con máquinas de vapor corresponde a la segunda mitad del siglo XIX

3. La presuposición:

  1. “De pronto una negra de la dotación atravesó el sendero, ...Una ancha mano ahogó los gritos.” Hay uso de la modalidad delocutiva, crea un efecto, enfatiza el efecto del grito. Se presupone que antes había calma, tranquilidad, silencio. Aquí se sobreentiende que tiene una personalidad violenta y un nivel de educación bajo, introduce elemento de marginalismo.

4. Actos indirectos:

  1. ¡Perro! –alborozó el negro, (ante la jauría) ¡Perro! En este caso Cimarrón   quiere decir: ¡soy yo! Él le estaba rogando con la mirada que lo reconociera y lo ayudara.

5. La argumentación:

“Perro lo siguió dócilmente. Allá abajo había demasiados látigos demasiadas cadenas para quienes regresaban arrepentidos.”

Si analizamos las interfaces para realizar el análisis ideológico del discurso – interacción social e interacción sociocognitiva – se aprecia en el ejemplo estudiado que los actores del discurso (Cimarrón – Perro –amos) ubicados en una situación concreta_ en los montes cerca de una plantación esclavista (que se sobreentiende que se ha ejercido sobre los oprimidos un abuso de poder, controlándolos a través de la violencia y el miedo Ambos escapan de esa realidad. Pero Cimarrón no puede escapar de sí mismo y lo más cruel de su personalidad aflora al perderse entre mujeres que viola, bebidas y robos que muestran que asume a partir de ahí, los valores del opresor. La sociedad al ser inmoral por su concepción explotadora, no puede educar los valores del amor en dos seres que sólo han conocido el odio.

 Al hacer un análisis del texto y llegar a este punto se puede perfectamente extrapolar la situación al contexto de otras relaciones de explotación, incluso en la cual se pongan de manifiesto relaciones de poder y se valorare la modalidad del discurso, los modos, los recursos estilísticos y las dimensiones.

Es importante señalar que en el texto pictórico, y el escultórico es imposible apreciar los sonidos, sin embargo en el musical y el literario, este último con sus consabidas distancias, y apelando a la imaginación, es posible considerar el sonido; por ejemplo aparecen” sonidos de las campanas, cascabeleos, aullidos alobonados, ladridos, gritos etc.

A partir de una misma realidad se han analizado textos artísticos que fueron interpretados teniendo en cuenta los diferentes códigos, pero a los que les es común no sólo el tema, sino su función que es eminentemente estética por lo que sus lecturas serán siempre plurilingües.

Esta estrategia refleja los valores, creencias, intereses, experiencia personal. Esta sería una forma de colaborar a la formación cultural y de valores, haciendo conscientes a los receptores que en su discurso va su impronta y los componentes que debe tener en cuenta.  Se aspira a educar desde las condiciones de un HACER de naturaleza cognitiva, en la que el actante manipulado acepte el compromiso de la manipulación, al ofrecer un conocimiento actualizado con la máxima calidad, un trato con amor y respeto, desde la pedagogía de la ternura, que provoque en el manipulado la “tentación” de un “querer hacer” positivo dado por la necesidad despertada en él, de ser cada día mejor y su compromiso con la sociedad de prepararse óptimamente para cambiarla, por un mundo mejor.

Conclusiones

ü  La ideología es el conjunto de representaciones sociales compartidas por los miembros de los diferentes grupos y clases de la sociedad, se manifiesta a través del texto que vehicula los diferentes significados sociales y expresa las experiencias, se reproducen creencias, valoraciones de grupo

ü  Es a través de los textos en general y de la lengua en particular que se expresa la ideología en la vida cotidiana y según la posición de cada grupo selecciona del repertorio general de normas sociales y valores que realicen de manera óptima sus objetivos e intereses.

ü  Las relaciones de poder se manifiestan de distinta manera reflejando las ideologías. A través de las interfaces, interacción social e interacción sociocognitiva - se realiza el análisis ideológico del discurso.

ü  La manipulación es una forma de abuso de poder. Es un fenómeno social ejercido a través de la interacción entre grupos y actores sociales, y como un fenómeno cognitivo ya que siempre implica la manipulación de las mentes de los manipulados. Es al mismo tiempo un fenómeno discursivo- semiótico que se ejerce a través de un texto, una conversación o un mensaje visual. Existen dos grandes tipos de manipulación: (grupo A): el actante manipulado acepta el compromiso de la manipulación y (grupo B): el actante manipulado obedece la imposición de manipulación.

ü  El tema del cimarronaje ha servido de fuente de inspiración a artistas de diferentes épocas y disciplinas que coinciden en la denuncia social y una postura humanista en contra de la opresión.

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Twadell Shipley, J. (1962) Diccionario de la literatura mundial: crítica, formas, técnica. Barcelona.244, 1962

 

 

 



[1]Ferdinand de Saussure. Curso de lingüística general. (La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1973),60.

[2] Charles Sanders Peirce. La ciencia de la semiótica. (Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1974), 9.

 [3]Yuri Lotman. Semiótica de la cultura. (Madrid, Ediciones Cátedra 1979), 22.

[4]  Umberto Eco. Tratado de semiótica general. (Barcelona, Lumen 1988) ,51.

[5] Yuri Lotman. Ibíd. 1979,22.

[6] Umberto Eco, 1988, 22.

[7] Ibíd.

[8] Ibíd., 24.

[9] Ibíd., 22.

[10] Ibíd., 24.

[11] ibid,51

[12] Ibíd., 26-30.

[13]  Angelina Romeu Escobar. El texto como unidad básica de comunicación. Características de la textualidad. En: Acerca de la enseñanza del Español y la Literatura. (La Habana: Pueblo y Educación 2003), 6.

[14] Curbeira, Lecturas de Semántica. La Habana: Félix Varela 2003,25.

[15] Van Dijk en Curbeira, 2003, 32.

 

[16] En casi toda la literatura consultada aparece esta obra como perteneciente sólo a Landaluce, sin embargo, el estudio más completo realizado aparece con la autoría de Landaluce y Chartrand. en: Olivia López Núñez y Denia García Ronda. Víctor Patricio Landaluce (Museo de Bellas Artes de Bilbao 1988), 26.

[17]  Olivia López Núñez y Denia, García Ronda, Ob. Cit.1998), 29.

[18]  Fernando Portuondo del   Prado. “Landaluce y el costumbrismo en Cuba”. Revista Biblioteca Nacional 3ra época. 63 No 14 ener-abril. (1972), 51

[19] Olivia López Núñez y Denia García Ronda. Ob cit  (1998), 31

[20] Alfredo Lescay Merencio. “Rostros del tiempo”. Entrevista de Kenia Dorta. Dossier de la Fundación Caguayo. La Habana. Biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes. (1997) 1. 

[21] R. Duharte Jiménez. “Capitanes de cimarrones del Caribe”, en: El Cimarrón Fundación Caguayo Santiago de Cuba. (1998), 6.

[22] Alejo Carpentier. Revista Casa de las Américas No 53. (1969) 4.