Título:
La ciencia y la tecnología: Un espacio para la responsabilidad social del
profesional en Cuba.
Autores:
MSc. Dámaris Gastón González; Profesora Auxiliar
Correo
electrónico: damarisgg@uccfd.cu
Código: orcid: 0000-0001-5330-7661
Dr.C:
Maribel Mola Cantero Profesora; Auxiliar
Correo
electrónico. maribelmola12@gmail.com
Resumen
En el
trabajo que se expone, trata acerca de la responsabilidad social del
profesional de la ciencia y la tecnología. Parte inseparable del contenido de
la ética de la ciencia, asunto en el cual se ha avanzado mucho en la
identificación de todo un conjunto de problemas éticos que genera el desarrollo
de la ciencia y la tecnología contemporánea. Asumir la responsabilidad es parte
de una nueva conciencia que se necesita educar en los profesionales y de todos
aquellos sectores sociales que de una forma u otra utilizan y manipulan el
progreso científico técnico. El trabajo enfatiza en la educación de la
Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS), para la conciencia de la responsabilidad
social como una necesidad y un reto para la educación en sentido general y en
particular para las instituciones universitarias ante los desafíos de la
ciencia y la tecnología en la actualidad.
Palabras
Claves:
Ciencia, Tecnología, Responsabilidad social, Educación CTS
Abstract
In the
work that is exposed, it tries about the social responsibility of the
professional of the science and the technology. It leaves inseparable of the
content of the Ethics of the science, matter in which has been advanced a lot
in the identification of an entire group of ethical problems that generates the
development of the science and the contemporary technology. To assume the
responsibility is part of a new conscience that one needs to educate in the
professionals and of all those social sectors that in a way or another uses and
they manipulate the technical scientific progress. The work emphasizes in the
education of the Science, Technology and Society (CTS), for the conscience of
the social responsibility as a necessity and a challenge for the education in
general sense and in particular for the university institutions before the
challenges of the science and the technology at the present time.
Key
words:
Science, technology, social responsibility, education.
Introducción
El
desarrollo científico y tecnológico constituye uno de los factores de mayor
influencia en las sociedades modernas. Los éxitos de la ciencia y la tecnología
son indudables y nos han proporcionado una gran capacidad para explicar,
controlar y transformar el mundo, lo que ha permitido aumentar la importancia
de estos procesos sociales en el pensamiento y la vida actual.
Las
ciencias y las tecnologías se encuentran en la base de una serie de
transformaciones que, a ritmo acelerado, se difunden por el mundo en una
estrecha y creciente interrelación con los procesos económicos, políticos,
sociales y culturales, que sirven de base para las estrategias y políticas
globales de desarrollo. Estos procesos sociales, desempeñan cada vez más un
papel de primer orden en las perspectivas de desarrollo a largo plazo, por lo
que la fuente y dinámica del cambio tecnológico en cualquier país estará
asociado con el ritmo, naturaleza y composición de la actividad inventiva
propia (capacidad de investigación y desarrollo).
Según
Núñez (2007) “la ciencia y la tecnología nos proporcionan numerosos y positivos
beneficios, también traen consigo impactos negativos, de los cuales algunos son
imprevisibles, pero todos ellos reflejan los valores, perspectivas y visiones
de quienes están en condiciones de tomar decisiones concernientes al
conocimiento científico y tecnológico”.
De ahí,
que el tema que se aborda en el presente trabajo sea la responsabilidad
social del profesional de la ciencia y la tecnología, la cual es parte
inseparable del contenido de la ética de la ciencia, asunto muy debatido, en
el cual se ha avanzado mucho en la identificación de todo un conjunto de
problemas éticos que genera el desarrollo de la ciencia y la tecnología y, en
particular, los problemas morales que se derivan de las ciencias biomédicas y
nucleares, enfatizando en los conflictos y dilemas que emanan de las ciencias
antes mencionadas.
Asumir
la responsabilidad no es una cuestión de valentía y fortaleza, ella forma parte
de una nueva conciencia que se necesita educar en estos actores sociales y en
todos aquellos que de una forma u otras utilizan y manipulan el progreso científico
técnico.
Concepción
epistemológica del desarrollo de la ciencia y la tecnología
En los
inicios del siglo XXI y del III milenio, los éxitos de la ciencia y la
tecnología son portentosos, los cuales proporcionan una gran capacidad para
explicar, controlar y transformar el mundo en que vivimos. La ciencia
contemporánea ha dejado de ser una mera actividad de gabinetes en los marcos
estrechos de los laboratorios o de una institución especializada, para
convertirse en una fuerza social activa que influye determinantemente, en una
instancia, en todos los aspectos de la vida de las sociedades civiles modernas:
la producción, intercambio, consumo, en el modo de vida y la cultura en
general.
Los
resultados del progreso científico-técnico ofrecen posibilidades para el empleo
racional y en prejuicio del hombre, la sociedad y la naturaleza. La industria
atómica y el peligro de su radiación; el aumento de los recursos naturales; el
incremento del potencial de los medios de información de masas; el torrente de
medicamento nuevos, etc. Por otro lado, vemos problemas globales que demandan
de una solución para poder salvar la humanidad.
Según
Kröber, (1986) “La ciencia no solo es un sistema de conceptos, proporciones,
teorías e hipótesis; sino también, simultáneamente como una forma específica de
la actividad social dirigida a la producción, distribución y aplicación de
conocimientos acerca de las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad.
También se refiere a la ciencia que se nos presenta como una institución social,
una profesión, un sistema de organizaciones científicas, cuyas estructuras y
desarrollo se encuentran estrechamente vinculada con la economía, la política,
los fenómenos culturales, con las necesidades y las posibilidades de la
sociedad dada”.
La
ciencia tiene muy diversas expresiones en la educación, en la industria, en los
servicios, en las labores de consultoría y dirección que realizan las personas
que poseen una educación científica. Esto va a aumentar la preocupación por el
uso y el destino que pueden y pudieran tener los productos de estos procesos.
¿Es
posible entonces identificar la neutralidad de la ciencia y la tecnología en
estos casos?
Existen
dos posiciones al respecto, una de las cuales integra a aquellos cientistas,
sociólogos y filósofos que sustentan la llamada neutralidad y, por otro lado,
los que la niegan y argumentan que la ciencia no puede y no debe ser neutral
respecto a los diversos fines y valores sociales. La ciencia guarda siempre un
compromiso social. A esta última posición se adscriben las autoras de este
trabajo.
La
ciencia en tanto actividad material y espiritual, es un proceso social y el
sujeto social va más allá del hombre, lo que pudiera indicarse como sujeto a la
sociedad en su totalidad, donde vive el profesional, el científico. Como actor
fundamental en la producción científica es un individuo, pero no abstracto, ya
que su esencia es social, cuya actividad cognoscitiva está condicionada social
y políticamente, con una ideología, intereses, fines concretos y, en su interacción
con otros, conforma comunidades científicas u otras comunidades de
profesionales, las que interactúan con sus semejantes tanto nacional como
internacional.
Lo
anterior pone de manifiesto comprender la ciencia, entenderla en el marco de la
relación sujeto-objeto y sujeto-sujeto. La primera permite comprender que la
dimensión creativa de la ciencia adquiere sentido en la medida en que refleja
realidades que están más allá de sus esquemas conceptuales, ya que la ciencia
es creación con arreglo al plan de reflejar en las representaciones, teorías y
objetos que guardan una relativa independencia ontológica respecto al sujeto
que investiga.
Esta
relación sujeto-objeto, ha sido desarrollada, sobre todo, por la metodología
del conocimiento científico y la epistemología. Es por ello que clásicamente la
ciencia es método, verdad, objetividad, explicación, argumentación, entre
otros.
La
segunda es la interacción del hombre con la naturaleza y la propia sociedad,
sustentada por leyes objetivas y la materialidad de ese campo donde se
manifiesta esta relación.
Estas y
otras relaciones de organización, se determinan por las exigencias de la
producción de conocimientos y por las particularidades del medio social. Para el
(Colectivo de autores 2006 y Núñez 2007) entre todas las relaciones que se
establecen, señalan: “Finalmente, existe otro grupo de relaciones de variado
carácter: jurídicas, morales, psicológicas, ideológicas, etc., que siendo
específicas de la producción científica en su interior se deslizan las peculiaridades
de la sociedad en que ella se desenvuelve”.
Desde
otra perspectiva y de acuerdo con Castro F., citado por el colectivo de autores
(1999), “Los avances de la ciencia y la tecnología se multiplican diariamente,
pero sus beneficios no llegan a la mayoría de la humanidad, y siguen estando en
lo fundamental al servicio de un consumismo irracional que derrocha recursos
ilimitados y amenaza gravemente la vida en el planeta. ¿Hasta cuándo habrá que
esperar para que haya racionalidad, equidad y justicia en el mundo? ¿Podrán las
sociedades modernas ejercer indefinidamente el dominio de los fantásticos
poderes que les brinda la ciencia y la tecnología, utilizando como criterio un
vago humanismo teñido de una especie de hedonismo optimista y materialista?”
El
problema de la responsabilidad social del científico y del tecnólogo se
resuelve en los marcos de la ética de la ciencia, la misma es parte de la
disciplina filosófica general, la cual estudia el origen, estructura, esencia y
regularidades del desarrollo histórico de la moral. Tradicionalmente dedicada
al análisis científico de los procesos, relaciones, así como el comportamiento
moral de los hombres en la sociedad; a investigar, fundamentar y valorar
teóricamente, el sistema de principios, normas, valores, cualidades e ideales
morales.
La ética
de la ciencia es asociada a la responsabilidad, la cual incluye la llamada ética
de la información, los problemas éticos de la actividad intelectual. Ello constituye
un valor importante para la evaluación de la ciencia y la tecnología, pues
desde ese punto de vista siempre debemos analizar, si esos fines resultan
compatibles o no con valores y principios que se aceptan desde el punto de
vista ético Quintero (2010).
López
Bombino (2004) plantea que “la ética recae en la actividad científica
practicada por profesionales y en su responsabilidad profesional y moral que
asumen. La ética del científico puede entenderse como el conjunto de principios
que lo guían en el proceso de su actividad cognoscitiva y el comportamiento que
este asume en el contexto de una comunidad científica determinada”.
De
acuerdo con este autor, la ética del científico es la responsabilidad, como la
asunción de un conjunto de deberes: cognoscitivos, morales, humanos, como
ciudadano, que las autoras de este trabajo comparte, ya que todos los
conocimientos científicos como los resultados esenciales de las ciencias tienen
relación dialéctica con los destinos del hombre en toda la humanidad, al ser
distribuidos y consumidos por estos sujetos mencionados.
El
concepto y el término responsabilidad son recientes y aparecen por vez primera
en inglés y en francés respectivamente, en el año 1787 (…) El primer
significado del mismo fue político, en expresiones tales como “gobierno
responsable” o “responsabilidad del gobierno”, que expresaban el carácter por
el cual el gobierno constitucional obra bajo el control de los ciudadanos…”
Abbagnano (1966).
El
propio autor refiere que desde la filosofía, “el término fue usado en las
disputas acerca de la libertad que resultó útil sobre todo a los empiristas
ingleses, quisieron demostrar la incompatibilidad que existe entre un juicio
moral y la libertad. En efecto, la noción de responsabilidad se basa en la
noción de la elección, en la que esta es esencial al concepto de la libertad”.
Independientemente
del nombre reconocido, su contenido no ha existido al margen del hombre ni de
su actividad práctica profesional o cotidiana. Es el hombre y la sociedad quien
le otorga ese carácter a la actuación en correspondencia con el nivel de
eficiencia y eficacia.
La
responsabilidad es definida como “la categoría ética y del derecho, que
refleja una relación social y jurídico-moral específica del sujeto (estudiante
o profesional) con la sociedad, que se caracteriza por el cumplimiento del
deber moral personal de las normas jurídicas. Expresa la correlación entre
capacidad y posibilidad del hombre de intervenir en calidad de sujeto (autor)
de sus acciones: cumplir conscientemente determinadas exigencias como tareas
que tiene planificadas, realizar una elección moral justa, obtener determinados
resultados al igual que responder por sus actos moral, así como jurídicamente”
Diccionario de filosofía (1984).
Otros
autores del centro de perfeccionamiento para la educación superior (CEPES 2001)
la asumen como “… la tendencia de la personalidad a actuar en correspondencia
con el sentido del deber ante sí mismo y la sociedad, como necesidad interna,
que es fuente de vivencias positivas, pues se realiza independientemente de la
obligación externa, a partir de la comprensión de su necesidad. Implica el
compromiso con la calidad en el cumplimiento de las tareas, vencer los
obstáculos para llevarlas a sus últimas consecuencias, así como la disposición
a responder por sus actos”.
De
acuerdo con estas definiciones el concepto responsabilidad tiene en su esencia
rasgos como: el sentido personal, pero también el social de la actuación
responsable; el sentido del deber; su carácter de necesidad, de obligatoriedad;
capacidad y posibilidad de actuación con eficiencia.
Por otra
parte, “la responsabilidad profesional está determinada, en buena medida, por
el profesionalismo que el profesional exprese en su actuación, a partir de sus
esfuerzos cognitivos y el uso que haga de la herencia (conocimientos tanto como
valores profesionales) intelectual precedente López Bombino (2004). Esto
convierte al sujeto en un deudor de la sociedad y del grupo o colectivo que lo
ha formado científica como técnicamente, sin dejar de tener en cuenta otras
influencias sociales.
Lo anterior
pone de manifiesto que, en el marco de todos los modos de actuación del hombre
como sujeto social, está presente la responsabilidad. Por su significación
socialmente positiva y posibilidad de servir al hombre, al colectivo, en tanto
a la sociedad concretamente, ella se convierte en un valor. Ella es como un
barómetro que marca el grado de calidad, eficiencia y eficacia en la
realización de los deberes y las obligaciones del sujeto, así como el
compromiso de este ante su colectivo, la comunidad y la sociedad, en un
contexto dado en que desempeña su actividad estudiantil o socio-profesional.
La
responsabilidad como valor se concibe, se analiza, como una totalidad
concreto-sensible, de lo uno y lo múltiple, una unidad de contrarios
dialécticos, con un contenido objetivo-subjetivo, expresado en el sujeto de la
responsabilidad. Entre los contrarios de este valor se identifican los
siguientes: entre la obligación moral y la libertad moral; entre lo objetivo y
lo subjetivo; entre el carácter individual y el carácter social; entre el deber
debidamente cumplido y el incumplimiento del deber; entre el ser y el deber ser.
En la
actuación responsable del sujeto se expresa la contradicción y la unidad de lo
individual y social, el cual actúa como portador de determinados derechos y
obligaciones. Los derechos son demandas que facultan a una persona, para
emprender una acción en particular; son su esfera de autonomía, su libertad de
actuación, donde su alcance está limitado por los derechos de otras personas,
entendidos éstos, como obligaciones ante sí mismos.
La teoría
de Marx (1966) sobre la tesis Feuerbach, fundamenta lo anterior al plantear:
“La esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo, es en su
realidad, el conjunto de las relaciones sociales”.
La
responsabilidad social del científico-técnico y la ética
El
científico tiene una responsabilidad o competencia de orden cognoscitivo,
mientras que el tecnólogo de orden operativo, lo que da origen a una dualidad y
no a una integración en el modo que asumen la ciencia y responsabilidad, que
ellas suponen para ambos profesionales.
El
problema de la responsabilidad en la actividad científico y tecnológico es
parte de la ética de la ciencia y tiene un carácter axiológico. La relación
valorativa se da en todas las esferas de la actividad humana, por tanto, es
también inherente a las ciencias. La importancia de la actividad valorativa
radica en que revela el mecanismo de interacción entre la actividad práctica y
la actividad cognoscitiva, en tal sentido el hombre valora para hacer más
efectiva su práctica, pues a la vez los valores guían la actividad humana en
todas sus manifestaciones.
La
actuación del profesional de la ciencia y la tecnología como ente valorativo se
produce siguiendo esos principios axiológicos antes mencionados. En la ciencia
encontramos el valor como guía de la investigación del científico, en tanto es
el ideal científico de una época dada lo que lo inspira, sobre la base de las
necesidades humanas y puede que su actuación en función de la obtención de los
resultados de sus gestión investigativa o tecnológica sean para el progreso de
la sociedad o el retroceso (para el bien o para el mal), lo que indica que
actúe conforme a valores o antivalores. Una actuación responsable o
irresponsable se manifiesta como expresión de la correlación de la necesidad y
la libertad.
En la
contemporaneidad la tendencia postmoderna sostiene que el individuo debe gozar
de plena libertad y de posibilidades ilimitadas de elección, que establece su
propio sistema de valores, donde nada es prohibido, ni normativo. El paradigma
moral de esta posición está en una ética subjetivista, en la que solo vale el
sujeto individual y sus intereses, donde el deber ser se orienta a la
individualización extrema, que solo importa la satisfacción de sus necesidades
individuales
Como se
puede apreciar esta posición entraña un peligro para la producción científica
cuyo actor tiene plena libertad para su creación sin compromiso moral, sin
importarle cuales pudieran ser las consecuencias de sus actos para la sociedad
o la humanidad.
Esta
idea conduce a constatar una paradoja que aparece formulada con claridad por el
científico ruso Pospelov, (1973) cuando dice: “El mundo de la ciencia auténtica
es el mundo de la libertad del pensamiento humano. Pero aunque parezca
paradójico, la destinación humana de las ciencias, relacionadas con los
aspectos sociales de la utilización de sus resultados, introduce cierta
limitación en esta libertad”.
¿Hasta
qué punto es responsabilidad del científico el consumo de los resultados de su
producción?
La
responsabilidad social del científico es una preocupación de toda la humanidad.
Se piensa mucho en los deberes y obligaciones morales de los profesionales
de la ciencia y la tecnología así de todos aquellos (intelectuales), que, de
una forma u otra, están asociados por lo que tiene que ver directa e
indirectamente con el consumo y manipulación del progreso científico-técnico.
El
científico se encuentra en una contradicción cuando se enfrenta con el problema
de su responsabilidad. Por una parte, tiene el compromiso de la búsqueda
objetiva de la verdad y de su relatividad, pero por otra, está encadenado a las
clases dominantes mediante la organización de su trabajo. Su trabajo no depende
de él solo, sino de una comunidad científico, de proyectos, los cuales emanan
de instituciones, del Estado, en tanto de su política científica, etc. Esa
contradicción debe ser resuelta a favor del progreso de la vida en su totalidad
y en muchos casos no es así como se puede observar en la actualidad.
La
ciencia y la tecnología actual no suelen actuar precisamente como agentes
niveladores, del mismo modo que otras innovaciones del pasado como la radio o
los antibióticos, sino que tienden más bien a hacer a los ricos más ricos y a
los pobres más pobres, acentuando la desigual distribución de la riqueza entre
clases sociales, naciones de forma que constituye una de las responsabilidades
más grande que tienen las políticas científicas gubernamentales.
La
ciencia aplicada y la tecnología actual están en general vinculadas al
beneficio inmediato, al servicio de los ricos o de los gobiernos poderosos. Sólo
una pequeña porción de la humanidad puede permitirse sus servicios e
innovaciones. Podemos preguntarnos cómo van a ayudarnos cosas como los aviones
supersónicos, la cibernética, la televisión de alta definición o la
fertilización in vitro, a resolver los grandes problemas sociales que tiene
planteada la humanidad: comida fácil de producir, casas baratas, atención
médica y educación accesible.
El
desafío de nuestro tiempo es abrir paso a la comprensión en la participación
pública. Abrir, en suma, la ciencia a la luz pública y a la ética. Esa es una
responsabilidad de toda la humanidad, una voluntad política en la que se viene
tratando en los eventos científicos internacionales, en los foros, en la
educación, etc. Este es el nuevo contrato social que se reclama en foros como
el del Congreso de Budapest, el objeto de la renegociación de las relaciones
entre ciencia y sociedad: ajustar la ciencia y la tecnología a los estándares
éticos que ya gobiernan otras actividades sociales, democratizarlas, para estar
entonces en condiciones de influir sobre sus prioridades como objetivos,
reorientándolos hacia las auténticas necesidades sociales, es decir, aquellas
necesidades que emanen de un debate.
La
Educación CTS
Los
estudios en la educación CTS, permiten obtener un cambio de la imagen que se
tiene de la ciencia y la tecnología, es necesario una renovación tanto en
contenidos curriculares como en metodología y técnicas didácticas. En este
sentido, se han desarrollado los programas educativos CTS, implantados en la
enseñanza superior de numerosas universidades desde finales de los años 60
hasta la actualidad (Núñez 2008; Quintero 2010).
El
objetivo de la educación en CTS, tanto en el ámbito educativo como de formación
pública, es la alfabetización para propiciar la formación de amplios segmentos
sociales de acuerdo con la nueva imagen de la ciencia y la tecnología que
emerge al tener en cuenta su contexto social.
Los
enfoques en CTS también aspiran a que la alfabetización contribuya a motivar a
los estudiantes en la búsqueda de información relevante e importante sobre las
ciencias y las tecnologías de la vida moderna, en la perspectiva de que puedan
analizarla y evaluarla, reflexionar sobre esta información, definir los valores
implicados en ella y tomar decisiones al respecto, reconociendo que su propia
decisión final está asimismo inherente a los valores (Medina, 1990).
En este
ámbito de la enseñanza superior, los programas CTS suelen ofrecerse como
especialización de postgrado (cursos, diplomaturas, Máster) o complemento
curricular pregrado para estudiantes de diversas procedencias. Se trata, por un
lado, de proporcionar una formación humanística básica a estudiantes de
ingenierías y ciencias naturales. El objetivo es desarrollar en los profesionales
estudiantes e intelectuales, una sensibilidad crítica acerca de los impactos
sociales y ambientales derivados de las nuevas tecnologías o la implantación de
las ya conocidas, transmitiendo a la vez una imagen más realista de la
naturaleza social de la ciencia y la tecnología, así como del papel político de
los expertos en la sociedad contemporánea.
La
Educación Superior Cubana ha desarrollado en un contexto de cambios sociales
que han favorecido la vida universitaria y en la relación de la Universidad con
la sociedad.
Esa
relación Universidad-Sociedad, se revela en el fortalecimiento de los procesos sustantivos
que en ella se desarrolla, desde la formación profesional, postgraduada,
investigativa y de extensión universitaria.
En el
código sobre la ética de los profesionales de la ciencia en Cuba, se han
plasmado los principios y normas éticas más generales que presiden el quehacer
científico en el país, donde se reafirma la responsabilidad social que deben
ser de estos trabajadores.
En
nuestro país se trabaja no solo por crear una conciencia acerca del enorme
desafío científico y tecnológico que enfrenta el mundo subdesarrollado, sino
que se viene promoviendo, además, estrategias en los campos de la economía, la
educación, además de la política científica y tecnológica que orienta ofrecer
respuestas efectivas a ese desafío, para los cuales los estudios CTS renovados
pueden ser de gran utilidad.
La
responsabilidad social de las universidades como principio que conduce la política
universitaria, se orienta a la multiplicación de los vínculos de la formación
profesional y el sistema productivo con toda la sociedad.
Conclusiones
La
responsabilidad social de los profesionales de la ciencia y la tecnología y de
todos aquellos sectores sociales afines forman parte de una nueva conciencia
que se necesita educar en la actualidad, la que constituye un reto para la
educación en sentido general y el en particular para las instituciones
universitarias y la sociedad.
En
la actualidad la educación de la responsabilidad social y moral de los
profesionales de la ciencia y la tecnología implica desarrollar el debate, la
democratización de la ciencia y la tecnología, que tenga en cuenta la justicia
social y la equidad para millones de personas que están excluidos en la
accesibilidad de portentosos logros del progreso científico-técnico en el
contexto actual.
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