Revista Nº39 "ENSAYO"

 

 

RESUMEN

En el presente trabajo, el autor recuerda a los actores principales de la fracasada revolución irlandesa de 1916, centrándose en el más rebelde de todos, Michael Collins, y con solo nombrar a este actor político, sirve para temor de los viejos historiadores de la corona británica. El movimiento independentista irlandés de 1916 provocó que Gran Bretaña tenga que dejar en la isla a dos divisiones de ejército, en plena Primera Guerra Mundial.

 

ABSTRACT

In this paper the author refers to the principal actors of failed Irish revolution of 1916 and focused on the one that was the most rebels of all, Michael Collins. The mention of his name is enough to make the old historians of British Crown feel scared. The Irish independence movement of 1916 made Great Britain leaves two army divisions on the island at World War I.

 

LA REVOLUCIÓN IRLANDESA

IÑAKI VÁZQUEZ LARREA[1]

 

La moderna concepción de Revolución, intrínsecamente unida a la noción de que el curso de la Historia comienza de forma abrupta y súbita,  de que una nueva Historia, nunca conocida o dicha  antes va a ser escrita y esculpida, era desconocida de forma anterior a las dos grandes revoluciones del siglo XVIII…la monarquía absoluta fue seguida por la no menos absoluta soberanía de la nación”

Hannah Arendt

La República que se declaró en la Rebelión de Pascua de 1916, era la expresión de la libertad a la que Irlanda aspiraba. Era nuestra manera de decir que deseábamos confrontar el derecho de Gran Bretaña a dominarnos”

Michael Collins, uno de los rebeldes irlandeses de 1916.

 Tanto en la evocación literaria como en el argumento político, la Rebelión de Pascua de 1916 ha sido representada como un parte aguas en la política y la Historia irlandesa. Desde la Belleza Terrible de W. B. Yeats,  a la primera declaración pública del IRA Provisional, a las aventuras sexuales del poco ortodoxo rebelde irlandés Henry Smart de Roddy Doyle, la Rebelión de Pascua ha sido descrita como una parte central de la Historia de Irlanda.

 La Proclamación de 1916 pasó a ser un emblema del moderno republicanismo irlandés, y para muchos un tipo poema nacional irlandés. La Rebelión de Pascua ayudó a definir la posterior política irlandesa. Las ejecuciones lograron lo que la Rebelión en sí misma no había conseguido. La intensificación del sentimiento nacionalista más allá de las filas de los rebeldes.

 ¿Qué supuso La Rebelión de Pascua para el pensamiento político Republicano? De acuerdo con uno de los más eminentes supervivientes, Michael Collins, la Rebelión marcó la ruptura de la “doblemente fracasada” estrategia del parlamentarismo nacionalista irlandés. “Doblemente fracasada”, según Collins, por la sugerencia de que Irlanda era una parte del Reino Unido (más que una nación independiente) y por su implicación de que los irlandeses no deberían mirarse a sí mismos sino a Inglaterra para su autogobierno y lograr así el don de la libertad.

 Crucial para entender el pensamiento republicano en 1916, y mucho después, está esta noción clave. La política parlamentaria era inefectiva, y lo que es más importante, llevaba necesariamente al “compromiso”.

 Patrick Pearse había identificado su propia “política revolucionaria”con “el destino  de la nación irlandesa”, incorporando icónicas figuras nacionalistas en su tradición separatista. El miembro de los Irlandeses Unidos del siglo XVIII, Theobald Wolfe Tone (1763-98)   “el irlandés separatista moderno más grande”, junto con nacionalistas irlandeses del siglo XIX Thomas Davis (1814-45), James Fintan Lalor (1807-49) y John Mitchel (1875-75), eran presentados por Pearse como cuatro personajes cruciales a la hora de entender la moderna concepción de nación irlandesa.

 En el argumento de los panfletos pearseanos (Ghosts, The Separatist Idea, The Spiritual Nation y The Sovereign People) los cinco héroes aglutinaban un continuum de tradición separatista en donde los rebeldes de Pearse de 1916 estaban a punto de convertirse en el último contingente.

 A la hora de crear esta Valhala separatista Patrick Pearse necesariamente contrajo una realidad histórica mucho más compleja en un argumento simple. A saber, que la auténtica actitud política irlandesa era el separatismo de Gran Bretaña.

 Para desdicha de Patrick Pearse, no había sido la revolución feniana la que había dominado la política nacionalista irlandesa. Por el contrario, la agenda nacionalista  había sido marcada por los objetivos más moderados del Partido Parlamentario Irlandés (IPP),  con su vista puesta en el Home Rule o autogobierno irlandés. Las políticas extremistas de Patrick Pearse y sus camaradas de 1916 eran algo profundamente atípico en la Irlanda de ese periodo.

 De hecho, las expectativas políticas irlandesas previas a la Rebelión se fundamentaban en la idea de que el autogobierno estaba “a punto de lograrse”. Poco después del estallido de la Gran Guerra el proyecto de autogobierno irlandés fue aprobado en Londres (su implementación suspendida un año o hasta que la guerra terminase). Parecía que la tradición constitucionalista había conseguido su objetivo, la Irlanda católica se sumó de forma entusiasta a un proyecto que incrementaba su poder y hacía más prominente su propia cultura.

 La intención de John Redmond era que el autogobierno, abriese un era de “benignas relaciones” entre irlandeses (un futurible que ciertamente no tuvo lugar). Redmond, el menos famoso sucesor de Charles Stewart Parnell dentro de la tradición constitucionalista, dio un rostro inclusivo y moderado a la política nacionalista irlandesa. Era enfáticamente no-revolucionario, evitando extremos, y fue un devoto de los métodos pacíficos y democráticos.

 Sin embargo, las ambiciones de su Home Rule, eran fieramente confrontadas por otros irlandeses. Los Unionistas del Ulster. Edward Carson llevaba la batuta de esta resistencia. 1912 fue testigo de la firma del Solemn League and Covenant, por la que miles de protestantes del Ulster juraban oponerse al Home Rule. 1913, mostraba músculo paramilitar a este juramento con la creación del la UVF (Fuerza de Voluntarios del Ulster).

No obstante, las pistolas de 1916 tuvieron un efecto inusitado. Por una sola cuestión, ayudaron al naufragio definitivo de la llegada del autogobierno de la mano del constitucionalismo nacionalista irlandés. Donde la Irlanda católica había sido dominada por el IPP en 1914, la política irlandesa posterior a 1916 fue testigo de un profundo cambio; el nacionalismo constitucional fue eclipsado por una versión revolucionaria agresiva de aquellos que habían tomado parte o apoyaban la revolución de 1916. Entre 1919 y 1921 el IRA era el epicentro de la Revolución Irlandesa.

 El propio Redmond sentía que la Rebelión iba destinada a destruir el autogobierno y al IPP, o tal y como dijo literalmente “más un intento de golpearnos a nosotros que a Inglaterra” (English). Efectivamente, el IPP fue sustituido por el Sinn Fein que electoralmente dominada la Irlanda nacionalista en 1918. Pero el éxito del Sinn Fein no solamente se debió a 1916, sino a la introducción del reclutamiento obligatorio británico fuera del consentimiento de la absoluta mayoría de la población irlandesa. El Sinn Fein pasó por ser el partido que recogió los beneficios de un extenso sentimiento anti-gubernamental, hastiado por la sangría humana de la Gran Guerra.

 En diciembre de 1918 el Sinn Féin triunfa en la Irlanda nacionalista, y declara un parlamento paralelo en Dublín, el Dáil Éreann. El primer Dáil se convierte para los republicanos en la autoridad legítima de Irlanda. Se establece una especie de Gobierno rebelde con el Dáil escogiendo a líderes militares como Michael Collins, Cathal Brugha y Richard Mulchany, que jugarán un papel de primera magnitud en liderar la guerra del IRA en contra de los británicos entre 1919 y 1921.

 El 21 de enero de 1919 el Dáil proclama la Independencia de Irlanda, y en abril Eamon de Valera es elegido como presidente del Consejo de Ministros. En 1920 la guerra escala, y en abril se crean las primeras columnas volantes del IRA. Julio de 1921 trajo una tregua entre las fuerzas de la Corona Británica y el IRA.

 En agosto, se forma un segundo Dáil y en octubre una delegación encabezada por Arthur Griffith y Michael Collins partió a Londres para negociar con los británicos. El 6 de diciembre de 1921, bajo presión británica y al margen de las directrices de De Valera, los delegados irlandeses firmaron el Acuerdo Anglo-Irlandés.

 El Tratado de 1921 implicaba el establecimiento del Estado Libre de Irlanda, incluyendo veintiséis de los treinta dos condados de Irlanda (en general, la parte sureña nacionalista de la isla). Ofrecía una gran autonomía, suponía la inclusión en Commonwealth británica y  la partición formal de Irlanda. Significaba que la Nueva Irlanda debía tragar con un juramento de lealtad a la Corona y un Gobernador General británico. La división entre nacionalistas y Unionistas del Ulster se hizo irrevocable, y el juramento a la Corona abrió un cisma sangriento entre nacionalistas irlandeses.

 Los términos del Tratado fueron anunciados el 7 de diciembre de 1921. Michael Collins y Arhur Griffith lo apoyaron bajo el epígrafe de “libertad para conseguir la libertad”, no así De Valera y Cathal Brugha, por traicionar la República proclamada en 1916. El Debate continuó hasta enero de 1922, cuando por sesenta y cuatro, contra cincuenta y siete votos el Tratado fue finalmente aceptado.

 A diferencia de la mayoría del pueblo irlandés, el grueso del IRA se declaró anti-tratado. En marzo de 1922 el IRA anti-tratado rehusó reconocer la autoridad del Dail, y estalla la guerra civil. En mayo de 1923, el comandante en jefe del IRA, Frank K.Aiken, dio la orden de abandonar las armas a los republicanos.

 La guerra civil había terminado, y el IRA anti-tratado había perdido, pero no antes de que el Valhalla diese la bienvenida a más guerreros muertos. En julio de 1922, durante los primeros días de la guerra, Cathal Brugha fue fatalmente herido. El mes siguiente, el gran oponente de Brugha, Michael Collins, fue asesinado en una emboscada Anti-Tratado  en el condado de Cork.

BIBLIOGRAFÍA:

ARENDT, H.: On Revolution, Penguin Books, Londres. 1985.

COOGAN, T. P.: Michael Collins, Penguin Books, Londres, 2015.

DOYLE, R.: A star called Henry, Vintage, Londres, 2000.

ENGLISH, R.: Armed Struggle (The History of the IRA), Pan Books, Londres, 2012.

YEATS, W. B.: Selected Poetry, Penguin Books, Londres, 1991.

 



[1] Profesor Asociado de Sociología, UPNA (Universidad Pública de Navarra)