RESUMEN
El tema que relata el
presente trabajo es el mensaje político y la construcción del mismo, y como lo
desarrolla en una campaña política un candidato a algún cargo público, el cual
buscará afanosamente dentro de las opciones electorales frente a los votantes.
ABSTRACT
The topic of this work is
the political message, how it is built and how it is developed by a candidate
within a political campaign, searching for a place in public office.
¡El Candidato es el Mensaje!
Andrés Valdez Zepeda *
Delia Amparo Huerta Franco**
1.
Introducción
Las campañas electoras
son procesos competidos entre partidos políticos y candidatos, propios de las
democracias modernas, con el objetivo, por un lado, de ganar el mayor número de
votos para ocupar un puesto de representación popular y, por el otro, para
tratar de evitar que los opositores obtengan esos sufragios.
Durante estas campañas,
es muy común que se le propongan a los ciudadanos dos o más opciones políticas
partidistas, con sus respectivas plataformas programáticas o programas
políticos (que se sintetiza en mensajes), así como diferentes candidatos,
quienes personalizan las opciones políticas alternativas que se le presentan a
los electores. Es decir, toda campaña electoral reclama y requiere la
existencia de candidatos.
El término candidato
deriva del latín candidus, que originalmente significaba blanco
brillante y que se usaba como sinónimo de puro, limpio, albo, inmaculado y “no
tontón”. En materia política, la palabra candidato se usó por primera vez en
la antigua Roma para distinguir a una persona que por sus cualidades morales
era apto para ocupar un cargo importante, como puede ser la responsabilidad de
conducir las cosas del Estado, así como administrar la “cosa pública”. De esta
manera, cuando los tribunos de la antigua Roma emprendían una campaña política,
siempre iban vestidos con una toga blanca brillante (La toga candida)
con el fin de causar una buena impresión entre los electores. Con el tiempo, el
término candidato llegó a convertirse en sinónimo de toda aquella persona que
busca alguna dignidad, honor o cargo.
Hoy día, se le denomina candidato a una persona que
generalmente se le postula, con su consentimiento, a ser elegido para algún
cargo o responsabilidad en una elección. Bajo sistemas de cuño democrático, el
candidato tiene como objetivo central el ganar el voto mayoritario de los
electores y constituirse en una alternativa creíble y confiable de gobierno.
Por su parte, el mensaje es el conjunto de señales, signos y
símbolos que son objeto de una comunicación, el cual puede incluir palabras, texto
e imágenes. Es el objeto central de cualquier tipo de comunicación que se
establezca entre dos partes: el emisor y el receptor. Es el conjunto de
elementos informativos que el emisor envía a quien cumple la función de
receptor. En una campaña electoral, el mensaje es el conjunto de propuestas,
lemas, comunicados, posicionamientos, imágenes y símbolos que emite el partido
y sus candidatos con el objetivo de persuadir y movilizar a los votantes.
También, se puede considerar al mensaje, como la razón fundamental del
candidato para lograr el apoyo y voto del elector, constituyéndose como la
parte medular del proceso de comunicación política. Es
decir, es el conjunto de palabras, símbolos, ideas, emociones e imágenes
que transmite el partido, sus candidatos, el equipo de campaña y sus
simpatizantes o apoyadores.
Ahora bien, en toda campaña electoral se diseñan y
publicitan una serie de mensajes con el fin de persuadir y movilizar a los
electores a las urnas y así constituir mayorías electorales estables. En
muchos casos, se cree que el tipo, calidad, frecuencia, oportunidad e
intensidad del mensaje son elementos clave para lograr la persuasión y
movilización de los electores (Napolitan, 1997). En otros casos, se considera,
por ejemplo, que el propio medio es el mensaje, tratando de explicar que, más
que el contenido de sus palabras o de sus imágenes, lo que queda de un medio de
comunicación es su efecto, la forma en que moldea a sus usuarios a nivel
físico, cambiando facilidades, rutinas y modos de percepción (McLuhan 1964). Es decir, los medios tienen un
poderoso potencial y poder para moldear la forma en que se percibe la realidad,
de tal manera que estos forman o moldean las percepciones, más allá del
contenido del propio mensaje.
En este artículo, categóricamente se afirma que el candidato es
el mensaje, quien representa la síntesis de la oferta política y la
objetivación de las propuestas de campaña que los partidos e individuos hacen a
la sociedad. Es decir, el mejor mensaje que un determinado instituto político u
organización partidista puede enviar a la sociedad, en un contexto electoral, es
el tipo, carácter, perfil y las características distintivas de los candidatos. Este
principio aplica también para las candidaturas independiente.
2. Razones de su importancia
A nivel global, se observa una serie de tendencias en la forma
de hacer, entender y procesar la política. En lo particular, en el caso de las
campañas electorales existe una fuerte tendencia a la personalización de la
política. Esto es, los ciudadanos mayoritariamente tienden a votar, durante los
procesos electorales por los candidatos, tomando en cuenta su perfil, arraigo, historial,
imagen, carisma, honorabilidad, habilidades y competencias, de tal forma que
más que la identidad partidista o ideológica, lo que predomina es una identidad
con el individuo que personaliza la candidatura a un puesto de elección
popular. Esta es una de las principales razones del por qué el candidato se
constituye como el principal mensaje de la campaña.
Otra de las nuevas tendencias que se presenta en el ámbito
internacional es la consideración de la política como el arte de gestionar los
afectos de la gente. Es decir, la política tiene que ver, en gran medida, con
caer bien, agradar, divertir, ser simpático y, sobre todo, el saber conectar
emocionalmente con la gente. En el caso de las campañas electorales, los
candidatos exitosos son los que divierten y entretienen a los votantes, los que
son amenos e interesantes en sus discursos, los que son cercanos a la gente y,
sobre todos, los que muestran un alto nivel de bondad e interés por los
electores y sus problemas y necesidades.
De hecho, los candidatos tristes, aburridos y tediosos no ganan la atención de
los votantes y, mucho menos, elecciones. Esta es otra de las razones poderosas
de la importancia de los candidatos en los procesos electorales.
Una tercera tendencia, es la supremacía de la imagen del
candidato sobre otro tipo de atributos o consideraciones políticas. Es decir,
la imagen se ha convertido en un nuevo factor real de poder. En toda sociedad democrática, la
imagen se convierte en un medio para construir consensos sociales y afianzar la
legitimidad. Una buena imagen del candidato
permite ganar un mayor número de votos, y además, legitima más a las
instituciones públicas, generando respaldo y reconocimiento social. En el caso de las
campañas electorales, las estrategias proselitistas están orientadas a tratar
de moldear las percepciones sociales, de tal forma que la buena imagen del
candidato pueda ser un factor decisivo para la orientación del voto de los
ciudadanos.
Muy ligada a la imagen, se encuentra
el carisma del candidato, mismo que puede conceptualizarse como la habilidad que tienen
unas personas de atraer a otras y de lograr su atención y liderazgo. También, el carisma puede ser
conceptualizado como la habilidad de comunicar un mensaje claro, visionario e
inspirador que cautive y motive a toda una audiencia.
El
carisma es una combinación de habilidades relacionadas entre sí, como la
actitud, las características físicas y personales y el comportamiento social.
Incluye el magnetismo personal, el encanto, la cualidad de destacar y la
personalidad de triunfador.
Hoy día, se utiliza
como sinónimo de atracción, seducción, magia, personalidad, confianza,
magnetismo, poder, persuasión, de un ser humano irresistible, adorable,
iluminado e inspirador.
En
las democracias modernas, la nueva tendencia es a postular candidatos dotados
de un gran carisma que logran una conexión emocional con los votantes,
movilizándolos hacia las urnas. De hecho, se puede decir que no es posible
ganar una elección sin carisma, ya que éste es inseparable del liderazgo
político. De esta forma, muchos de los candidatos se convierten en lideres
atractivos que magnetizan e inspiran confianza y credibilidad a los votantes.
Finalmente, se encuentra la
capacidad de construir identidades sociales y políticas por parte de los
candidatos. La identidad es una orientación afectiva y valorativa hacia un
determinado partido, organización, grupo, candidato, ideología o plataforma
programática que implica pertenencia a algo o coincidencia con alguien. Al
identificarse el individuo con otro o con alguien o algo, comparte y refleja su
afinidad, su aprecio, su comunión, su similitud y su cercanía.
La
identidad juega un papel de agregación y suma de voluntades, así como
condiciona un comportamiento político ya sea a favor de algo o en su contra. De
hecho, la identidad social y política se convierte en un gran motivador de la
movilización electoral y del voto a favor de una determinada opción o en su
contra. De esta forma, la capacidad de construir identidades sociales y
políticas por parte de los candidatos se ha convertido no sólo en una
estrategia exitosa, sino en un verdadero factor real de poder en toda sociedad
de estirpe democrática. Estas son otras de las razones de la importancia de
los candidatos en las campañas y del por qué se constituyen en el principal
mensaje que los partidos envían a los electores.
3. A manera de conclusión
La importancia creciente que han adquirido los
candidatos dentro de los procesos electorales modernos, principalmente se debe
a la actual tendencia hacia la personalización de la política, en la que el
afecto, el carisma, las identidades y, sobre todo, la imagen, se han convertido
en factores reales de influencia y poder.
El candidato es la figura central de la campaña, el
principal comunicador, motivador y promotor del voto, quien es capaz de sugestionar
a las masas. Alguien que personaliza las aspiraciones de un mejor futuro y
quien mejor moviliza los sentimientos y emociones de los votantes.
De esta forma, se puede concluir que en una campaña
electoral el candidato es el principal mensaje, ya que su historial, su perfil,
sus capacidades, sus potencialidades y limitaciones, le comunican mucho o poco,
según sea el caso, a los electores. En este sentido, se constituye como el
principal elemento de comunicación, singo y símbolo que un partido envía a los
votantes.
En suma, un candidato a un puesto de elección popular, representa
la principal divisa del partido político, quien, con una sólida mística de
triunfo, se convierte en un icono que despierta pasiones y logra la movilización de las
masas en un momento electoral determinado. Es la síntesis del proyecto político,
que se convierte, según sea el caso, en una ventaja competitiva o desventaja, en
la disputa democrática del poder político.
Finalmente, sólo resta decir que las
democracias modernas reclaman candidatos
con atributos personales como vocación, arraigo, carisma, elocuencia, alcurnia,
sensibilidad y amor y pasión por la política. Sin embargo, también se requiere
candidatos con una sólida formación académica y conocimientos especializados y
técnicos que les permitan analizar y entender adecuadamente la realidad y
complejidad política de los procesos electores en un contexto de competencia
democrática.
Bibliografía
Napolitan Joseph (1997).
¿cómo ganar elecciones? Ecuador. Editorial Andina.
McLuhan, Herbert Marshall (2000). El
medio es el mensaje. USA: Random House,
Valdez Zepeda, Andrés (2002). Teoría
y Práctica del Marketing Político. México: Universidad de Guadalajara.
*Andrés Valdez Zepeda es
catedrático de la Universidad de Guadalajara. Es miembro del Sistema Nacional
de Investigadores del CONACYT en México y autor de los libros Comunicación de
políticas públicas y mercadotecnia gubernamental y Estrategias para Campañas
Electorales: Estudio de Casos Exitosos. andres.zepeda@cusur.udg.mx
**Delia Amparo Huerta Franco.
Profesora del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Su
línea de investigación es la comunicación estratégica.azepeda@cucea.udg.mx