RESUMEN
De todo lo escrito sobre la Gran Hambruna se desprenden
dos grandes relatos. A saber, que el pueblo culpaba a los ingleses y a
la Ascendencia de la catástrofe y el silencio absoluto sobre la división
de clases en Irlanda católica del periodo. La
reseña se centrará sobre este tema en cuestión.
ABSTRACT
Of all that has been written on the Big
Hunger, two big tales resulted. The people blamed on english people and the
ancestry for it, on the one hand, and absolut silence about class división on
catholic Ireland under that period. This review will focus on this topic.
COLM TOÍBÍN: LA GRAN HAMBRUNA
IRLANDESA.
IÑAKI
VAZQUEZ LARREA
La
sociedad católica irlandesa en la década de 1840, era una sociedad de clases
tremendamente compleja. Sugerir, que únicamente Inglaterra y la clase
terrateniente Anglo-Irlandesa fueron los culpables, mientras el resto de
Irlanda se moría de hambre, es mero folclore nacionalista y no tiene fundamento
histórico alguno. De hecho, una gran parte toda una clase de católicos
irlandeses sobrevivieron a la Hambruna, y muchos prosperaron a resultas de ella.
De
todo lo escrito sobre la Gran Hambruna se desprenden dos grandes relatos. A
saber que el pueblo culpaba a los ingleses y a la Ascendencia de
la catástrofe y el silencio absoluto sobre la división de clases en Irlanda
católica del periodo. Se convirtió en una necesidad perentoria, en la medida en
que el fervor nacionalista crecía en los años posteriores a la Hambruna, que la
Irlanda católica o simplemente Irlanda tenía que culpar al Gran Otro,
el enemigo al otro lado del mar, Inglaterra, y que las víctimas constituían
la totalidad de la nación irlandesa, más que la parte más vulnerable de
ella.
Existe
un consenso básico acerca de que alrededor de un millón de personas murieron de
enfermedades, hambre y fiebre entre los años 1846 y 1849. El legado político
también fue importante. Emerge claramente del nacionalista irlandés John
Mitchel,. En sus Jail Journals, publicadas en Nueva York en 1854, habla
de un genocidio que podría haber sido evitado por los británicos, en la
medida en que Irlanda exportaba, por aquel entonces, a Inglaterra el doble del
valor de provisiones para alimentar a la población irlandesa, sin tener en
cuenta la plaga de la patata. Este argumento persiste, junto con el hecho de
que los irlandeses no deben perdonar ni olvidar.
Desde
el moderno revisionismo historiográfico irlandés (surgido a partir de la década
de los 70 del siglo XX) Fitzpatrick, subraya que la administración británica no
causó la plaga de la patata. Lo que se sugiere es que la Administración
británica (con Sir Robert Peel y Lord John Rusell a la cabeza) imbuida por su
desdén con respecto a Irlanda y su falta de interés en la reforma agraria,
provocó la muerte de muchos irlandeses.
Quizás
medio millón de irlandeses fueron desahuciados en los tres peores años de La
Gran Hambruna en virtud del dejar hacer victoriano. Los desahucios
jugaron un papel central en la génesis de la catástrofe. De acuerdo con Fitzpatrick
entre 1846 y 1850 cerca de un millón de irlandeses abandonaron Irlanda, en una
escala sin precedentes en la Historia de las modernas migraciones.
Y
sin embargo, el nacionalismo irlandés ha preferido obviar e ignorar La
Gran Hambruna en su conjunto. El intelectual Terry Eagleton se interroga sobre
las causas de ello. De hecho, no existe palabra alguna sobre la Hambruna en los
escritos de Joyce, ni el Revival Gaélico de fines del siglo XIX. La tesis del “trauma
y vergüenza generacional” planea en la respuesta. Parte de la ausencia de
La Hambruna en el relato nacional irlandés radica en el shock producido
por su naturaleza atavística y pre-moderna. El hecho de un suceso que evoca la
“pestilencia medieval” tuviera lugar en Irlanda en épocas tan recientes,
hizo que el suceso estuviera fuera del alcance de los escritores que vinieron
después. Si a eso añadimos la rapidez con la que la sociedad irlandesa se
transformó a partir de entonces, hace que los sucesos de 1846, 1847, y 1848
pasen a constituir más un conjunto de ausencias que de recuerdos.
En
palabras del historiador irlandés Seamus Deane, la literatura y la política del
Revival Irlandés adquirió la remarcable característica de ignorar la Hambruna y
de reorientar sus demandas de excepcionalismo cultural gaélico más sobre el
legendismo que sobre la Historia. Tanto para Yeats, como para Lady Gregory y
otros, la evocación de una antigua Irlanda heroica era un artefacto cultural
mucho más poderoso que reconocer que toda la cultura tradicional irlandesa
había sido destruida, al tiempo que hacían de la integridad de esa cultura la
demanda de la independencia política.
BIBLIOGRAFÍA:
Toíbín,
Colm; The Irish Famine, Profile Books, London, 1999.