Autopsia
a la democracia venezolana: tres momentos que llevaron a la muerte del orden
democrático
Resumen:
El presente trabajo tiene como objetivo comprender el nuevo fenómeno de la
cuestión venezolana en el ámbito regional e internacional a partir de la identificación
de los elementos que desmantelaron la democracia y obligaron a cerca de 4
millones de venezolanos a deber exiliarse.
Autopsy
to Venezuelan democracy: three moments to the death of the democratic order
Abstract:
This article talk about the new phenomenon of the Venezuelan issue in the
regional and international sphere from the identification of the elements that
dismantled democracy and forced about 4 million Venezuelans to exile.
Palabras
clave: Democracia, chavismo, fases, régimen
Key
words: Democracy, chavismo, period, regime
Autopsia
a la democracia venezolana: tres momentos que llevaron a la muerte del orden
democrático
Por: Luciano Mondino
Introducción:
El concepto de Democracia es uno de los más importantes en la Ciencia
Política porque el devenir histórico ha demostrado que en los Estados donde las
democracias se han consolidado, se ha alcanzado mejores perspectivas de
progreso y se han creado poderes públicos lo suficientemente robustos como para
percibir gérmenes disruptivos que puedan atentar contra el orden democrático de
un país. Es por eso que si las instituciones públicas venezolanas hubieran sido
lo suficientemente sólidas, ya en la década del noventa la democracia en
Venezuela hubiera advertido ciertos elementos que hubieran permitido dilucidar
que finalmente el gobierno de Chávez degeneraría en un cuestionamiento al
sistema político tradicional y podría en jaque casi la totalidad de las
instituciones.
La
democracia en Venezuela ha sido observada desde los últimos años producto de
decisiones arbitrarias del gobierno de Chávez en pos de construir una democracia
que defienda los intereses de los venezolanos y no de las elites. Sin
embargo, desde la asunción de Nicolás Maduro se ha incrementado la cantidad de
venezolanos que han emigrado de su país escapando de un régimen que ha
asfixiado a los poderes públicos y que ha avanzado contra cualquier tipo de
libertad individual.
Esta
consecuencia del exilio forzoso es para América Latina y el Caribe un fenómeno
importante y novedoso ya que implica que los países más cercanos como Brasil y
Colombia en mayor medida pero Argentina, Uruguay y Chile en menor, estén
preparados para recibir a estos venezolanos que ocupan, según la ACNUR, la
calidad de refugiados.
Considerando
entonces estos elementos preliminares que dejan ver la importancia de los
regímenes democráticos como canales para el progreso y desarrollo de los
países, este trabajo tiene como objeto identificar tres períodos en el
desmantelamiento de la democracia en Venezuela que explican la situación actual
y que permite identificar la problemática de los refugiados venezolanos no
solamente al ámbito nacional sino también al ámbito regional a partir de la OEA
y al internacional a partir de la ONU y su reciente denuncia a la violación de
los Derechos Humanos.
El
primer período que se sitúa a finales de la década del noventa es titulado como
la etapa embrionaria del desmantelamiento de la democracia a partir de
la cual pueden identificarse elementos antidemocráticos en formación que
hubieran permitido advertir cuál era el proyecto chavista que estaba en
gestación.
Estos
elementos que han sido variados y que se han caracterizado por actos ilegales
de cuestionamiento al orden democrático, han sido el puntapié de un proyecto
chavista de reconfigurar la democracia como era conocida comúnmente para dar
lugar a una épica discursiva de defensa de los intereses venezolanos y en
contra de los intereses de las elites venezolanas y mundiales. Digo épica
discursiva porque paradójicamente la vinculación con los Estados Unidos o entre
George Bush y Hugo Chávez ha sido de confrontación en el discurso pero de
acercamiento en lo económico en torno al petróleo.
El
segundo período que abarca entre el 2003 tras el referéndum revocatorio y el
año 2013 es una década que contiene diferentes hechos que permiten visibilizar
un desmantelamiento progresivo de la democracia al punto de herirla casi de
muerte. Es el período de la muerte de la democracia porque aquí el
gobierno venezolano logró modificar las reglas de juego a su favor y ha
cristalizado una crítica sistémica no solo al sistema político tradicional sino
también al sistema de partidos principalmente opositores quienes fueron
deslegitimados.
El
año 2003 lo considero como un parteaguas en la progresiva fractura del orden
democrático porque es a partir de dicho referéndum que se produce una batalla
entre el oficialismo y la oposición. A partir de aquí el gobierno optó por la
consolidación de una dicotomía amigo-enemigo.
El
tercer y último periodo es el de la implosión del sistema económico y la
confrontación extrema con la mayoría de los países del mundo por el
reconocimiento, finalmente, por parte de la ONU sobre la violación de los
derechos humanos en Venezuela: la falta de libertades políticas, civiles y los
presos políticos del chavismo.
La
democracia en términos reales
Desde
los pensadores clásicos hasta la actualidad, se han desarrollado diversos
análisis de los elementos constitutivos de la democracia y se ha variado
dependiendo del uso que adopte o del contexto en el cual se utilice. En este
sentido, científicos clásicos de la Ciencia Política como Norberto Bobbio
(1984) han advertido que entender la democracia como “el gobierno de todos” es
un ideal límite ya que “incluso en cualquiera de los regímenes más democráticos
no votan todos los individuos sino los que han alcanzado cierta edad” (Bobbio;
1984; p.14). Pero también Bobbio afirma “que los derechos y las libertades
tales como la libertad de opinión, de expresión de la propia opinión, de
reunión, de asociación, etc, deben estar garantizados” (p.15) para poder
producir un acercamiento más certero a lo que conocemos como el ideal
democrático.
Por
otro lado, Giovanni Sartori (1993) define lo que no es la democracia con
una “lista de términos utilizables como opuestos de democracia variada:
tiranía, despotismo, dictadura, absolutismo, autoritarismo, totalitarismo y
autocracia” (Sartori; 1993; p. 118). Analizar cada uno de estos conceptos depararía
una desviación original de este trabajo y es por eso que se prefiere optar por
la dictadura dentro de la valoración que hace Sartori para explicar lo que no
es la democracia: La democracia degenera en dictadura cuando no se han alterado
los elementos básicos que la constituyen.
Sartori
(1993) entonces define a la dictadura como “una forma de Estado y una
estructura del poder que permite su uso ilimitado (absoluto) y discrecional
(arbitrario)” (Sartori; 1993; p.129). Podemos afirmar entonces que la
democracia va a ser una forma de Estado en el cual se repele el uso ilimitado y
discrecional del poder en pos de proteger la regla de las mayorías garantizando
los derechos y las libertades.
Finalmente,
el aporte de Juan Linz (1978) ha permitido definir a la democracia como la
“libertad legal para formular y proponer alternativas políticas con derechos
concomitantes de libertad de asociación, expresión y otras libertades básicas
de la persona; competencia libre y no violenta entre líderes con una revalidación
periódica de su derecho para gobernar; inclusión de todos los cargos políticos
efectivos en el proceso democrático y participación de todos los miembros de la
comunidad política, cualesquiera que fuesen sus preferencias políticas” (Linz
1978).
Construir
el concepto de democracia a partir de diversos autores permite hallar elementos
constitutivos en común tales como la defensa de las libertades básicas que
recaen sobre el hombre y la mujer, la limitación del poder absoluto y
discrecional como así también la necesidad de instaurar regímenes democráticos
para consolidar mayores y mejores proyectos de nación.
Sin
embargo, en simultáneo con la construcción teórica del concepto, la democracia
en términos reales implica una complejidad mayor en la medida que los Estados,
principalmente latinoamericanos y caribeños, poseen estructuras institucionales
débiles que impiden la percepción de estos elementos autoritarios cuando se
encuentran en las etapas formativas. Esta debilidad tiene sus causas
principalmente en los altos grados de corrupción, los bajos estándares de
transparencia, el casi nulo acceso a la información pública y la ausencia de
auténticos gobiernos abiertos que fomenten la participación ciudadana.
El
caso de Venezuela ha sido el más significante considerando la repercusión
mundial que ha tenido el hecho de que poco más de cuatro millones de
venezolanos debieron abandonar su tierra natal buscando un mejor futuro. En
cifras recientes, la ACNUR (2019) ha determinado que 4.054.870 de venezolanos y
venezolanas han debido abandonar sus hogares por la agobiante crisis
económica, política y social producida por el quiebre democrático.
Para
intentar considerar una definición propia de la Democracia consensuando
las aproximaciones propuestas a partir de los autores citados anteriormente, la
Democracia es el principio por el cual se salvaguarda la regla de las mayorías
garantizando los derechos y libertades para repeler el uso ilimitado y
discrecional del poder; y fomentar el desarrollo y la prosperidad de un Estado.
En las siguientes tres fases se podrá percibir cómo el chavismo ha producido un
gradual desmantelamiento de la democracia que se ha inclinado a la represión y
la persecución de los políticos disidentes en la medida que el modelo político
chavista fue entrando en crisis por diversos factores.
La
primera fase: el germen disruptivo en la etapa embrionaria
La
etapa embrionaria comprende los años transcurridos entre 1992 con los primeros
alzamientos militares contra el gobierno constitucional hasta 1998 que es la
consumación de las elecciones por las que Chávez terminó accediendo a la
presidencia con un respaldo de 56% de los votos.
La
particularidad de estos años es que sucedieron una serie de actos ilegales
dirigidos con la intención de deslegitimar a la democracia venezolana, el
sistema de partidos tradicionales -encabezado en el Polo Democrático- y el
sistema político en general ya que, según Chávez, estaba hecho a medida de los
intereses de las elites.
Por
otra parte, la crítica sistémica esbozada por el chavismo durante estos años
respondió también a una crítica al sistema internacional que para ese entonces
se estaba conformado en torno a la caída del Muro de Berlín, el triunfo del
capitalismo por sobre el comunismo y la resistencia en el Foro de Sao Paulo. Del
mismo modo que Chávez consideraba que la democracia venezolana era únicamente
hecha en función de los intereses de las elites; también creía que Venezuela en
algún momento sería pisoteada por los intereses imperialistas. En este sentido
la vinculación con George Bush fue tirante desde el principio aunque
posteriormente no haya habido instancias de negociaciones principalmente
comerciales en torno al petróleo.
Respecto
al rechazo del sistema de partidos políticos, las críticas iban especialmente
dirigidas hacia los partidos tradicionales como la Acción Democrática y el
Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI).
Estas
críticas sistémicas propias de la ideología sostenida por Chávez, dieron lugar
a que en el año 1992 un grupo de las Fuerzas Armadas comandados por Hugo Chávez
Frías intentaran un levantamiento armado a fin de terminar con el gobierno de
Carlos Andrés Pérez de la Acción Democrática. En este sentido cabe remarcar
ambos intentos de golpes de estado fallidos no solamente porque representaron
el primer acto violento contra la democracia venezolana fuertemente cuestionada
en la etapa formativa del chavismo, sino también porque sería un antecedente de
peso a la hora de diagramar el nuevo esquema de poder a partir del año 2000:
las Fuerzas Armadas comenzarían a tomar cada vez mayor influencia en la toma de
decisiones públicas y se transformarían en un actor trascendente para la
política chavista.
Sin
embargo, ambos levantamientos de 1992 se dieron en un contexto de debilidad
institucional ya que el gobierno de Pérez transitaba para ese entonces un
proceso de desgaste en comparación con su primer gobierno que había sido el de
la Venezuela Saudita por las bonanzas alcanzadas por el precio
internacional del petróleo y el del mayor PBI per cápita en la historia
venezolana. Este segundo gobierno de Pérez estaba dentro de lo que Chávez
consideraría cuatro años más tarde como “el modelo rentístico y de dependencia
que seguía los lineamientos de Ronald Reagan y que en última instancia
terminaban perjudicando a los trabajadores y los sectores más rezagados”
(Chávez, 1996)
Los
altos niveles de impopularidad y el impacto de políticas de ajuste detonaron
una reacción violenta por parte de por parte de los sectores más vulnerables de
la sociedad venezolana en lo que se conoció como el Caracazo de 1989 y que
inauguró un período de inestabilidad política en la medida que para los
venezolanos, estos partidos tradicionales no podían dar respuestas a las
demandas sociales que se planteaban. Este fue el terreno propicio para que la
figura de Chávez tomara cada vez más mayor protagonismo y que, hacia el 1992,
se hiciera conocido por encabezar un levantamiento armado.
Luego
de haber sido sofocado por las fuerzas del gobierno nacional y haber
permanecido dos años en prisión, Chávez inició un proceso de intento de
legitimación de sus actos para dotarlos de una mayor legalidad. Esto puede
entenderse como un cambio en la visión del líder al comprender que el escenario
a partir de la inestabilidad institucional y económica podía dejar lugar a que
su figura emerja como la alternativa a la clase política tradicional.
Aquí
merece atención un último aspecto respecto del resto de los partidos y los
políticos tradicionales: Fueron muy pocos quienes creyeron que la figura de
Chávez y su proyecto chavista llegaría a buen puerto. Muchos de ellos creyeron
que el proyecto no tendría cabida en las urnas y que la base programática
estaba destinada al fracaso. El devenir histórico demostró todo lo contrario y
dejó en evidencia la falta de instituciones lo suficientemente sólidas que
hubieran permitido el ascenso de Hugo Chávez a la presidencia.
Respecto
a la construcción programática e ideológica del embrionario chavismo, la Agenda
Alternativa Bolivariana fue mucho más que una mera presentación política de un
candidato a presidente que aspiraba ganar las elecciones de 1998: En este
documento el Movimiento Bolivariano Revolucionario definió ahora al sistema
político venezolano como "un modelo impuesto que ya ha muerto" , que
"siempre se ha basado en la explotación, la dominación y el
exterminio" y que se ha caracterizado por mantener un modelo rentístico,
de explotación del petróleo y de dependencia (Chávez Frías 1996)
La
base programática del chavismo esconde una contradicción que es posible
percibirla 23 años después de su elaboración y es que el modelo económico
productivo del chavismo terminó consolidando un modelo igual o más dependiente
del petróleo como recurso único para la economía venezolana. Esto queda manifiesto
cuando a partir del 2013 y el 2014 el precio internacional del barril de
petróleo comenzaría a descender y haría crujir en más de una ocasión a un
modelo obsoleto que no obtendría ninguna posibilidad de salvación por no haber
diversificado su recurso explotado.
Finalmente
en 1998 Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela y en palabras de una
ciudadana del estado natal del Comandante “La Democracia está infectada y
Chávez es el único antibiótico que tenemos” (Jones 2007 p. 225). Este testimonio
resume lo característico del chavismo embrionario: una convivencia nada
pacífica entre los actos ilegales y violentos con el fin de deslegitimar de
origen a la democracia venezolana, el sistema político y el sistema de
partidos. A partir de allí Chávez y sus seguidores más cercanos buscarían la
construcción un tanto épica de que el chavismo sería el antídoto para un
sistema enfermo que estaba fuertemente cuestionado.
En
este momento la historia venezolana pudo haber sido distinta si la alternativa
a la Acción Democrática hubiera provenido desde adentro del sistema sin recaer
en un actor crítico o antisistémico como Chávez. Sin dudas el hecho de que las
elecciones de 1998 arrojaran una polarización casi completa entre Chávez y
Salas Romer implicaba que a partir de aquí el chavismo iba a construir el poder
a partir de la crispación y la confrontación con una oposición que se anclaba
en torno al 40%.
La
segunda fase: El gobierno de Hugo Chávez ¿Reinterpretación de la democracia o
desmantelamiento del orden?
El
6 de diciembre de 1998 Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales
derrotando al Polo Democrático que representaba, en la épica chavista, un polo
que reflejaba a la política tradicional que no podía dar respuesta a las
demandas sociales y que debía dar lugar a una nueva forma de democracia.
Triunfó finalmente aquel candidato antisistema ignorado por el establishment y
por los círculos de poder convencionales que desestimaron desde un comienzo
este proyecto.
“Hugo
Chávez era un político marginal que clamó en contra de lo que él describía como
una élite gobernante corrupta y prometió construir una democracia más
auténtica” (Levitsky, Ziblatt 2018 p. 11). Pudiendo identificar los elementos
ilegales que caracterizaron la primera etapa de desmantelamiento de la
democracia, puedo afirmar que el proyecto chavista comenzaba la década del 2000
con la puesta en marcha de un proyecto de reconfiguración de la democracia
venezolana para ir hacia un nuevo modelo económico, social y político. La
característica que iba a predominar durante el gobierno de Chávez es la
concentración de un poder excesivo en la figura del presidente que comenzaría a
fagocitar progresivamente las instituciones democráticas utilizando como medio
la épica discursiva y retórica de estar construyendo una nueva democracia que
ahora estaría en función de los intereses nacionales y no de los intereses
burgueses, capitalistas o de las elites.
¿Cómo
se puede identificar los elementos característicos que demuestren el quiebre de
la democracia durante el gobierno de Chávez? Es a partir de la lectura de Juan
Linz (1987) y retomado por Levitsky y Ziblat (2018) que pueden establecerse
señales claras en la conducta de Hugo Chávez para afirmar que entre el 2003 y
el 2013 se produjo un fuerte debilitamiento del orden democrático venezolano
que degeneró en un proceso mucho más cruento dirigido por Nicolás Maduro.
En
primer lugar se evidencia un rechazo de las reglas democráticas o una débil
defensa de las mismas en pos de construir un proyecto de democracia chavista. En
esta primera instancia, Chávez rechazó o expresó la voluntad de no acatar
cualquiera de las instancias legales como constitucionales, referéndum u otro mecanismo
creíble y aceptable.
El
primer paso hacia el autoritarismo que destaco fue a partir del año 2003 al
suspender un referéndum organizado por la oposición aplazándolo hasta el año
entrante lo cual demostró un rechazo a las reglas del juego democrático en
beneficio del gobernante. Lo curioso de esta suspensión es que el referéndum en
cuestión era de tipo consultivo, es decir no vinculante, por lo cual Chávez no
estaba obligado a actuar como si fuese un referéndum revocatorio que sí hubiera
forzado la renuncia del presidente.
A
partir de las firmas recolectadas por la oposición en el “referéndum
revocatorio” se publicó la Lista Tascón, un listado entregado por la Cámara
Nacional Electoral que contenía los datos personales, la huella digital y la
firma de los casi 2 millones de venezolanos que habían optado por la revocación
constitucional del mandatario Chávez. Lo particular de la Lista fue que no
solamente sirvió para identificar a todos los que habían firmado sino también
para dar lugar a expresiones tales como “firmar contra Chávez es un acto de
terrorismo” (El Universal, 2004). Tanto el rechazo a la instancia del
referendum como la Lista Tascón fueron hechos que avasallaron la voluntad
política disidente de los venezolanos opositores y fueron ambas instancias por
las cuales el gobierno venezolano sacó nuevamente a relucir una épica de confrontación
entre quienes optaban por la revocación y los "reafirmatorios".
Con
el triunfalismo chavista tras haber sorteado el referendum revocatorio y
habiendo iniciado un camino en la profundización de la crispación entre
venezolanos, el gobierno dio un paso más hacia la concetración de poder. En
este sentido creo conveniente analizar en un apartado la dinámica del poder: al
igual que con la democracia, el chavismo tuvo como objeto la concreción de un
poder alternativo o de contrapoder en términos analógicos de Manuel Castells
(2009) en donde los pilares del sistema político tradicional se verían
totalmente perturbados por la injerencia de factores externos: la democracia
cedía cada vez más lugar a la democracia chavista y la figura del presidente
comenzaba a borrar barreras que impedían el uso discrecional y arbitrario del
poder. El nuevo poder ahora residía en su totalidad en un Chávez que comenzaba
a fortalecerse cada día más.
La
democracia chavista avasalló la salvaguarda de la regla de la mayoría, los derechos
y las libertades entendidos bajo una concepción liberal. Sin embargo, ha
logrado tambien construir una aparente defensa de una participación mayor de la
ciudadanía en los asuntos públicos que es posible advertir en las infinitas
construcciones discursivas que comenzaron a replicarse por todo Venezuela a lo
largo del Aló Presidente.
El
chavismo tuvo tres instancias en las cuales el poder finalmente se concentró de
manera excesiva en la figura de Chávez: la Ley Habilitante del 2007; la reforma
a la Constitución Nacional y la ideologización de la educación o la “nueva
educación popular”.
En
primer término, la Ley Habilitante del año 2007 permitió al presidente la
injerencia en casi todos los ámbitos del sistema venezolano: económico, social,
tributario, seguridad, defensa, infraestructura o participación ciudadana. Esta
propuesta del presidente Chávez, respaldada por la Asamblea Nacional, se
argumentó a partir de la victoria en las elecciones y por considerar que el
pueblo había optado por dicha transformación. En este sentido la diputada Cilia
Flores no dudó en catalogar a este proceso como “un mandato del pueblo que
requería la adaptación de la legislación nacional al proyecto propuesto por el
mandatario Chávez” (Asamblea Nacional 2007).
En
esta Ley se puede visibilizar que la concentración del poder implicó una
eliminación de cualquier disidencia política en los grupos opositores ya que el
modelo del chavismo “había sido respaldado en las urnas” y ahora debía
avanzarse en las reformas necesarias para profundizar esa nueva democracia.
Nuevamente está presente la deslegitimación de origen al orden democrático, al
sistema político y al de partidos en particular pero también a cualquier
expresión alternativa que pueda confrontar con la propuesta chavista: Desde el
2007 la democracia chavista, como fue bautizada por los seguidores de Chávez,
no se esforzó por caer en la autocrítica sino que siempre dio un paso decidido
hacia adelante en pos de profundizar las transformaciones ya realizadas.
En
consonancia con la construcción teórica propuesta anteriormente para el
concepto de democracia, puedo afirmar que ya entre el 2003 y el 2007 se produjo
una violación al principio de respeto de regla de la mayoría que no permite
garantizar los derechos civiles y políticos básicos para repeler el uso
ilimitado y discrecional del poder: la Asamblea Nacional no solamente dejó de
funcionar como órgano de control al poder chavista sino que fue quien
posibilitó la Ley Habilitante.
La
segunda de las instancias por la cual las reglas de juego democráticas se
erosionaron durante el gobierno de Chávez fue la reforma constitucional, algo
tan fundamental para el ideario chavista: el nuevo poder ahora no solamente
residía exclusivamente en el presidente quien obtenía el control de casi la
totalidad de los estamentos de la sociedad sino que de manera indefinida Chávez
podía ser reelecto si el pueblo así lo decidía. Otra gran paradoja si se
considera que hacia el 2007 y el 2008 la oposición estaba fuertemente
avasallada.
Por
último, haber logrado la reforma constitucional fue haber logrado plasmar
institucionalmente el proyecto embrionario trazado en la década del noventa y
poder triunfar definitivamente contra quienes sostuvieron que el experimento
chavista era de poco alcance.
A
los efectos de dar un nuevo marco constitucional al proyecto chavista –y no de
adecuar el proyecto a las reglas establecidas por la democracia venezolana- el
Presidente Chávez nombró el Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional
formado por once miembros y comenzó así a dar vida a un proyecto que prometía
derrumbar cualquier tipo de estructura establecida.
Sin
embargo, debe hacerse una diferencia con la reforma constitucional adoptada en
1999 y tiene que ver específicamente con el concepto de moderación propio de
los primeros años del mandatario en el poder y otro contexto propio de
crispación que tuvo, como se dijo, el detonante a partir del 2003 y 2004 por el
referéndum revocatorio. La diferencia más clara se encuentra en que durante el
período de finales de la década del noventa, el chavismo utilizó el concepto de
“democracia participativa” como una respuesta al “excesivo poder de las elites
tradicionales” y como una forma de poder simplificar las soluciones fomentando
una mayor participación ciudadana.
El
contexto de la segunda reforma constitucional se identifica por la crispación
el de conflicto no solamente por la disputa entre el oficialismo y la oposición
–que se replicaba en muchos aspectos de la vida cotidiana venezolana- sino
también porque a partir del año 2001 y 2002 se promueven una importante
cantidad de leyes que tiñen a este período como antineoliberal y
antiimperialista ubicando a los Estados Unidos como el principal insumo de
confrontación: Entre estas leyes que marcan la tendencia de confrontación en el
plano de política interior como de política exterior podemos destacar la Ley de
Hidrocarburos en donde se priorizaba la figura estatal en las compañías
petroleras principalmente mixtas; la Ley de Seguridad Social a partir de la cual
se rechazaba cualquier intento de privatización de la misma; o la Ley de
Tierras en donde se defendía el uso nacional las tierras subutilizadas.
El
último elemento que considero transversal a los años de gobiernos de Chávez y
que ha configurado una transformación radical en su concepción clásica, es la
educación devenida en educación popular que fue el vehículo que el presidente
Chávez precisó para aumentar su dominio sobre la cultura venezolana. En la
nueva geometría del poder esbozada a partir del nuevo proyecto, la educación
cumplía un rol esencial porque para ser el vehículo revolucionario debía dejar
atrás lo que el bolivarianismo identificaba como concepción burguesa y
capitalista para dar lugar, al igual que con la democracia, una educación formativa
en el ámbito público y privado para todos los venezolanos.
La
educación popular fomentada por el chavismo en Venezuela pudo identificarse
claramente a partir de dos indicadores: en primer lugar las alocuciones presidenciales,
el “Aló Presidente”, en donde el liderazgo carismático propio de los populismos
de Chávez Frías podía relucirse durante más de cinco o seis horas en las cuales
con un tono seductor y con datos muchas veces débiles, se repasaban los
principales hitos de la revolución. En segundo lugar, la penetración del
marxismo fomentada durante años por José Ramón Rivero quien fuera Ministro de
Trabajo y respaldado por las leyes-decreto necesarias de Chávez a raíz de los
superpoderes otorgados por la Asamblea Nacional (Ver Arenas y Gómez, 2006).
La
tercera fase: La muerte de la democracia y el colapso del régimen
Esta
última fase que comprende los gobiernos de Nicolás Maduro y se extienden hasta
la actualidad, se puede caracterizar a partir de una más que crítica situación
económica, a tal punto de considerarla indescriptible, y un objeto de
constantes denuncias de violaciones de los Derechos Humanos por parte de
diferentes gobiernos democráticos de otros países hasta por la ONU respecto al
último informe presentado en el 2019.
Respecto
a la cuestión económica de Venezuela durante el 2013 y el 2019 no bastaría con
dedicar algunas líneas en el presente artículo sino que es un tema que
abarcaría escritos enteros abocados únicamente al análisis de la situación
macro y microeconómica del país gobernado por Nicolás Maduro. A fines de seguir
con la línea planteada al principio de este trabajo, considero que la crisis
económica actual es el último indicador que nos permite confirmar que la
fractura de la democracia y la instauración de un modelo rentístico de
explotación del recurso primario atentó en contra de la estabilidad económica y
la prosperidad del país llevando a los venezolanos a tener que padecer picos
inflacionarios y concentración de su economía a niveles escandalosos, según
estimaciones del FMI durante el 2018 (FMI 2018).
La
realidad actual de Venezuela seguramente hubiera sido impensada en los momentos
de la Venezuela Saudita cuando el país había comenzado un camino de
ascenso y mejora de sus principales indicadores. En contracara a esto, la
Venezuela del año 2019 presenta signos claros de deterioro no solamente en las
variables macro y microeconómicas sino también una falta de capacidad de
vinculación con otros actores del sistema internacional por las acusaciones de
violaciones de los Derechos Humanos y la poca calidad de transparencia en sus
instancias burocráticas.
Uno
de los factores externos que han condicionado el modelo bolivariano de Chávez
Frías y Maduro ha sido la caída del precio de barril del petróleo. Así, en 1998
según estimaciones de la OPEP el precio del barril era de unos 16 dólares para
pasar en el 2012 a unos 100 dólares. Esto fue en primera medida una buena
noticia para el gobierno de Chávez que comenzó a trazar su modelo a partir de
una economía híper centralizada en la explotación del petróleo sin desarrollo
de otro sector de la economía que pudiera compensar una eventual caída del
crudo. Sin embargo, luego de crisis económicas como la del 2014, tuvo lugar
una baja sensible en el precio del crudo derrumbándolo cerca de los 40 dólares
en 2016. Según datos oficiales del Ministerio de Petróleo el precio de julio de
2019 se ubica cerca de los 60 dólares. Cabe mencionar, además, que desde el año
2017 el gobierno de Nicolás Maduro ha abandonado el patrón dólar para referenciar
sus precios y ha adoptado el yuan como moneda utilizando un tipo de cambio de
6,86 yuanes para calcular el precio del petróleo. Esto identifica que la
relación con los Estados Unidos ha permanecido crítica especialmente desde la
asunción de Donald Trump en la Casa Blanca.
La
respuesta que ha encontrado el gobierno de Maduro principalmente a la caída del
precio del casi exclusivo producto de la economía venezolana ha sido un paquete
de medidas económicas de corte netamente proteccionistas pero manteniendo la
negativa al desarrollo de otros sectores como el agrícola. Estas medidas han
incluido, entre otras, control sobre el mercado de tipo de cambio aunque hacia
mayo del 2019 se haya eliminado el Sistema de Divisas de Tipo de Cambio
Complementario Flotante de Mercado (DICOM); fuerte avance del Estado por sobre
la propiedad privada a través de las nacionalizaciones y un control de precios
que en términos reales no ha podido detener el paso hacia una hiperinflación.
Finalmente
y a partir del poco acceso a la información pública y el bajo nivel de
transparencia que el país representa en los rankings mundiales, el Fondo
Monetario Internacional ha proyectado una inflación del 10.000.000 % y una
caída cercana al 25% del PBI para el año actual. El Informe de Perspectivas de
la Economía Mundial que arroja estos últimos dos datos es categórico al aclarar
respecto al precio del barril de petróleo que “los riesgos al alza para los
precios en el corto plazo incluyen acontecimientos geopolíticos en Oriente
Medio, la agitación social en Venezuela y una postura más dura de Estados
Unidos frente a Irán y Venezuela” (FMI 2019 p.42).
El
atentado del chavismo a las reglas democráticas no solamente ha impactado en la
microeconomía del país sino que además ha acotado el margen de mercados
externos e inversores directos que pretendan invertir en Venezuela. En este
sentido el Banco Mundial afirma que la inversión extranjera directa o la
entrada neta de capital entre 1999 y el 2018 se ha desmoronado de manera
pronunciada con algunos repuntes: De una balanza de pagos positiva en 1995 de
6, 202 mil millones de dólares a una negativa de 68 mil millones de dólares en
el 2018 (https://datos.bancomundial.org/indicador/BX.KLT.DINV.CD.WD?locations=VE).
Concluyo
con estos indicadores que las barreras que el chavismo ha roto han entorpecido
su vinculación con el resto del mundo ya que los países tienden a comerciar
cada vez menos con los países cuyas democracias se encuentran débiles ya que
las instituciones y los actores políticos internos son más propensos a la
corrupción y la conformación de reglas poco transparentes.
El
gobierno de Nicolás Maduro fue la última de las fases en donde la democracia ya
ha llegado muerta y solamente una autopsia podría permitir visualizar los
elementos que han contribuido a su desaparición. La situación del país caribeño
ha sido para la región toda un foco de conflicto tan importante que ha llevado
a la Oficina de Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos a elaborar
un informe crítico en el cual se da cuenta de la violación de los derechos y
las libertades de los venezolanos que se encuentran en Venezuela y que no han
podido escapar de las pretensiones de un régimen que cada día parece cerrarse
más como respuesta al derrumbe de un modelo que siempre encuentra una nueva
oportunidad para reinventarse.
Conclusiones
En
este artículo fue posible identificar los elementos que constituyeron un
proceso gradual de desmantelamiento de la democracia que se inicia desde
finales de la década del noventa y que continúa hasta nuestros días con la
consumación de un régimen represivo que ha atentado con la casi totalidad de
derechos civiles y políticos de los venezolanos.
El
concepto de Democracia desde las primeras definiciones de los pensadores
clásicos hasta los más actuales representa una complejidad en la Ciencia
Política por los componentes que se elijan para definirla y por el contexto en
el cual se analiza su aplicación. Como quedó demostrado, Venezuela como tantos
otros de los países principalmente de América Latina y el Caribe, presenta
estructuras institucionales débiles que no permiten detectar cualquier germen
disruptivo del orden democrático. Durante la década del noventa ninguna
institución política o judicial pudo percibir en la Agenda de Alternativa
Bolivariana más que una propuesta alocada de un candidato anti sistema que
debía ser ignorado por la clase política tradicional. De haber alertado estos
indicios, quizás la historia hubiera sido distinta para Venezuela. Del mismo
modo puede hablarse de Brasil con Vargas o de Argentina con Perón.
Pero
aún en el caso de las instituciones más fuertes ¿cómo se podría evitar el
ascenso al poder de un líder el cual fue electo mediante vías legales como
Chávez en 1998? Definitivamente esta es una pregunta que puede disparar una
presentación a parte. Las críticas anti sistema deben considerarse lo
suficientemente serias como para presentar en el fondo una deslegitimación del
modelo imperante con fines mayores: en el caso de Chávez, nuevamente, ninguna
institución pudo evitar que en 1992 intentara un golpe de estado y que en 1998
triunfara en las elecciones.
En
segundo lugar, la consolidación de la democracia chavista no fue más que un
recurso discursivo y retórico para esconder un avasallamiento de las
principales estructuras institucionales de Venezuela durante casi una década.
El contrapoder que Chávez ha desarrollado durante su mandato culminó con un uso
ilimitado e indiscriminado del mismo muchas veces en contra de sus adversarios
políticos a quien no dudó en tildar de cipayos.
Durante
el gobierno de Chávez se dieron una serie de hechos que pueden identificar el
proceso gradual de desmantelamiento de la democracia a partir de una alteración
de los elementos que componen al concepto: Partiendo de una nula o poca defensa
de las reglas de juego democráticas y una deslegitimación de origen, el
gobierno de Hugo Chávez aceleró en contra de las libertades civiles y políticas
a partir de una concentración enorme de poder que le permitió obtener la
sanción de la Ley Habilitante, la reforma constitucional y fomentar la
educación popular como vehículo para expandir la revolución chavista por toda
Venezuela. Nuevamente y considerando los elementos aportados en las
definiciones obtenidas tanto por Bobbio, Sartori o Linz, podemos afirmar que
durante el 2003 y el 2013 se produjo un atentado en contra de las libertades
básicas tales como la alternancia en el poder; el derecho de expresión; la libertad
de prensa y opinión; la violación de la regla de la mayoría para dar lugar a un
abuso y uso discrecional del poder.
Finalmente,
durante el gobierno de Nicolás Maduro, quedó consumada la muerte de la
democracia y un modelo económico social y político que fue imposible de
sostener al momento de la caída del precio del petróleo que, como advertimos,
era el recurso por excelencia del modelo rentístico chavista.
El
hecho haber avasallado contra las instancias y reglas de juego democráticas no
solamente impidieron la posibilidad de una voz disidente, algo obvio en las
dictaduras, sino que además no permitió que los opositores al chavismo
promovieran una salida alternativa que hubiera evitado el colapso económico,
moral, social y político que empujó a más de cuatro millones de venezolanos a
tener que partir de sus hogares.
Sin
dudas que la democracia es el modo por el cual los países han logrado mejores
niveles de desarrollo para sus pueblos y han conseguido en el largo plazo,
mejores condiciones para comerciar y vincularse con el resto de los actores
internacionales. La situación en Venezuela requiere que los gobiernos
democráticos de América Latina continúen denunciando la violación de los
derechos en el país caribeño y fomentando la conciencia ciudadana en el respeto
a las instituciones que, si se fortalecen, son los mejores parámetros que los
estados tienen para percibir cualquier germen disruptivo que pueda atentar, en
un futuro, la democracia de los países.
La
región en su totalidad está expectante siguiendo los resultados del chavismo en
Venezuela sobre todo a partir de que Estados Unidos definió a partir del 2017
una agenda de seguridad enfocada en un nuevo Eje en donde Venezuela ocupa el
lugar de Estado Perturbador de la región que puede arrastrar al resto de los
países a experiencias similares como las que llevó adelante el chavismo en casi
dos décadas. La región debe seguir de cerca porque, como se advirtió, los
gérmenes totalitarios pueden estar avanzando en silencio con la complicidad
inadvertida de la mayoría.
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