Flexibilidad
sociopolítica en la economía 4,0
Gilberto
Bermúdez Ruíz, Eyder Bolivar Mojica, Cruz García Lirios
Universidad
Anahuac, México
Resumen
–Grosso
modo, la flexibilidad laboral obedece a una política de desregulación centrada
en el subsidio laboral en el mejor de los casos y la precarización salarial en
el peor de los escenarios, aunque desde la perspectiva del trabajador tales
circunstancias se relativizan conforme a la generación a la que pertenecen. De
esta manera, el objetivo del presente trabajo fue discutir las dimensiones
relativas a la flexibilidad laboral en el contexto de la economía 4,0 y para
tal fin se realizó un trabajo documental con una selección de fuentes indexadas
a repositorios internacionales. Se advierten líneas de investigación
concernientes al nuevo institucionalismo, el capital intelectual y las
competencias informáticas a fin de poder anticipar escenarios de conflictos
entre las generaciones ante la escasez de oportunidades y la precarización de
condiciones laborales.
Palabras
clave –Economía digital, flexibilización laboral, cultura
emprendedora, producción de conocimiento, habilidades computacionales.
Sociopolitical
flexibility in the economy 4.0
Abstract
–Grosso mode, labor flexibility is due to a deregulation policy focused on the
work subsidy in the best case and wage precariousness in the worst-case
scenario, although from the perspective of the worker such circumstances are
relativized according to the generation to which they belong. In this way, the
objective of the present work was to discuss the dimensions related to labor
flexibility in the context of the 4.0 economy and for this purpose a
documentary work was carried out with a selection of sources indexed to
international repositories. Research lines concerning the new institutionalism,
intellectual capital and computer skills are warned in order to anticipate
scenarios of conflicts between generations due to the shortage of opportunities
and the precarious working conditions.
Keywords
- Digital economy, labor flexibility, entrepreneurial culture, knowledge
production, computational skills.
1.
Introducción
La
flexibilidad laboral, para los fines del presente trabajo, refiere a un proceso
de subsidios para la administración de puestos informales a menudo sustentado
en la precarización salarial y de las condiciones laborales orientadas a la
desregulación estatal en materia de empleo y salud ocupacional, así como en
seguridad social (Aedin y Oneil, 2015).
Sin
embargo, al considerarse ésta concepción de la flexibilidad laboral en tres
contextos económicos, industriales y organizacionales es posible advertir que
se trata de un fenómeno amenazante para la estabilidad laboral en la economía
del ensamblaje hasta un rasgo distintivo de la economía digital (Peschner,
Jorg y Fotakis, 2013).
Esto
es así porque las economías industriales suponen sistemas organziacionales y
laborales que son influidas por las capacidades de generaciones de
trabajadores, identificados por su disposición a las oportunidades del mercado
laboral, pero diferenciados por sus conocimientos y habilidades de producción
como de consumo (Aliesgar, 2017).
Es
así como, asumiendo que cada generación supone un lapso de 20 años de
diferencia, la generación Boommer de posguerra mundial, la generación X de
poscrisis energética y la generación millennials de posguerra fría comparten a
la flexibilización, pero en diferentes grados de intensidad que los distingue
al momento de observar sus capacidades laborales, indicadas por su empatía,
función, compromiso, desempeño, motivación, conocimiento, habilidades y
satisfacción (Tkachencko y Mosychuk, 2014).
De
este modo, la generación Boommer tuvo a bien desarrollar sus capacidades de
obediencia y conformidad para asirse con una plaza laboral en un sistema de
bajo riesgo, pero nulo emprendimiento e innovación. En contraste, la generación
X debió orientar sus capacidades a la búsqueda de una identidad gremial de la
cual careció ante la emergencia de los procesos de automatización. Ambas
generaciones, Boommer y X tuvieron que lidiar con la flexibilidad derivada de
crisis energéticas o ambientales (Kleinknecht et al.,
2006).
Es
la generación millennials la que asume a la flexibilidad como parte de sus
identidades para perfilarse como un sector emprendedor e innovador centrado más
en el análisis de la información que en la producción y el consumo. Se trata de
una generación de capacidades orientadas a la gestión, producción y
transferencia del conocimiento, el cual sin embargo, advierte una crisis
permanente de disponibilidad de recursos y por consiguiente de escasez de
oportunidades (Gabcanova, 2012).
Mientras
que la generación Boommers y la generación X esperaban aprovechar las
oportunidades del mercado laboral, la generación millenials sabe de antemano
que tales oportunidades son cuando menos escasas y por consiguiente debe al
menos crearlas. En tal escenario, la gestión del conocimiento es fundamental
para el establecimiento de una agenda centrada en la producción de
innovaciones, aunque se trata de un contexto informal, la transferencia de
conocimiento permite la reproducción capacidades, aún y cuando éstas deben
actualizarse (Carvalho y Carbajal, 2008).
A
partir de estas similitudes y diferencias, la flexibilidad laboral supone
dimensiones que el presente trabajos e propuso discutir a fin de poder
establecer una agenda de debate en la materia. Para tal fin se realizó un
trabajo documental, transversal y retrospectivo con una selección de fuentes
indexadas a repositorios internacionales como Elserver, Ebsco, Copernicus y
Scopus, considerando el año de publicación y la inclusión de palabras clave
como “flexibilización”, “mecanización”, “automatización” y “digitalización”. La
información fue procesada siguiendo la técnica Delphi, la cual consiste en la
comparación y la integración de la información.
El
proyecto se inscribe en la disciplina de administración, área de estudios
laborales, pero incluye conceptos provenientes de la economía del conocimiento,
la historia industrial y la sociología ocupacional.
2.
Economía 4,0
Las
crisis económicas y los avances tecnológicos que afectaron a las organizaciones
durante el siglo XX, en países centrales y economías periféricas, dieron origen
a la flexibilidad laboral, pero el cambio climático supuso el establecimiento
de escenarios y sus efectos en la producción a futuro (Piedrahita, Angulo y
López, 2013).
De
esta suerte, la flexibilidad laboral está debidamente indicada por los
siguientes elementos: 1) legislación ajustada al desempleo con la finalidad de
promover el crecimiento a través de subsidios y vacantes informales; 2)
condiciones precarias en cuanto a la selección, adiestramiento y capacitación
reflejadas en la reducción de los salarios; 3) la competencia desleal y el
monopolio supusieron un aumento de las demandas y la disminución de la calidad
de los procesos y productos; 4) estrategias de exportación auspiciadas por el
Estado y mano de obra especializada dispuesta a trabajar largas jornadas con
bajo ingreso; 5) crisis energética y su efecto en la industria maquiladora,
principalmente la automotriz que incentivó la producción masiva sin control de
calidad; 6) la contracción de la inversión pública y el desempleo masivo que
supuso la pauperización de los trabajos; 7) proliferación de grupos de poder
como barrera al emprendimiento y la innovación que enaltecieron la producción
masiva sin calidad; 8) intervención estatal que exacerbó las compensaciones por
enfermedades y accidentes, así como el seguro de desocupación que propiciaron
la entrada de mano de obra no calificada; 9) políticas públicas que generaron
pobreza, contaminación y aglomeraciones de trabajadores en un solo sector
industrial-maquilador; 10) pactos corporativos, sindicales y estatales que
produjeron corrupción, inequidad y movilización –sabotaje, huelgas, boicots,
confrontaciones, mítines– (Lettmayr y Riihimaki,
2011).
No
obstante, en el periodo que va de 1945 a 1973 el crecimiento no sólo fue
centralista, sino además legitimó la rectoría del Estado e inhibió la
participación de los sectores académicos y sociales en torno al desarrollo
local y sustentable (Chauhan, 2014).
La
ineficacia del modelo estatal supuso la emergencia de sectores informales que
demandaron servicios públicos clientelares, a la vez que los sectores
productivos fueron inhibidos por la burocracia proteccionista y sindicalista (Joniakova
y Blstakova, 2015).
Por
consiguiente, al desmantelamiento de paraestatales se asociaron medidas
desregulatorias de las relaciones obrero-patronales. Se trata de un cambio de
gestión estatal a una selección personalizada de la fuerza laboral, la
sustitución de maquinaria operada por colectivos y grupos a tecnologías
automatizadas que, no sólo permitieron extender la jornada laboral, sino que
además la trasformaron en continua y permanente, abriendo la posibilidad de
empleo de personal no calificado y poco remunerado, así subcontratado por un
periodo más o menos corto (Braunfisch, 2017).
De
este modo, la competencia entre las organizaciones que sustituyeron a las
paraestatales y la emergencia de empresas en áreas de especialización e
innovación subsecuentes a la revolución tecnológica, principalmente
informacional, ha generado una demanda laboral de trabajos que se estima el 40%
no existían hace cinco años. Se trata de la llamada economía 4,0 la cual es
resultado de tres contextos productivos en los que prevalecieron: 1) la
mecanización, 2) el ensamblaje y 3) la automatización que dieron lugar a la 4)
digitalización.
En
el contexto de la economía 4,0 entendida como un sistema de gestión, producción
y transferencia del conocimiento, la economía industrial 4,0 subyace como un
subsistema de alianzas y redes de conocimiento entre Instituciones de Educación
Superior y multinacionales dedicadas al procesamiento y almacenamiento de
información a través de la minería de textos, la simulación computacional, la
ciberseguridad, la animación 3D, la alta definición y la robótica.
En
el marco de la industria 4,0 emergen culturas organizacionales dedicadas a la minería
de datos, la innovación de procesos y la motivación de talentos en un entorno digitalización
del conocimiento.
Sin
embargo, la economía, industria y cultura 4,0 no se ha diseminado en la
población de un modo equitativo, sistemático y continuo, indicadores
principales del desarrollo humano. Es así como en cuanto a usuarios de las Tecnologías
de Información y Comunicación (TIC), principalmente la telefonía celular, Japón
lidera las regiones desde el año 2008 al aproximarse a los 2,500 millones
(Agarwala, 2009).
En
el caso de México, el uso intensivo de telefonía móvil está centrado en el
envío de mensajes, seguido de la navegación y acceso a una red social.
A
partir de este panorama general es posible advertir que la economía, industria
y cultura laboral 4,0 se distingue por el uso intensivo de tecnologías,
dispositivos y redes de información que eventualmente producirán y transferirán
algún conocimiento, pero en el caso de México, este proceso está dedicado a la
difusión de información, la cual empata con el proceso de flexibilización que
consiste en la emergencia de una función sin especialización previa o
actualización constante.
3.
Dimensiones de la informalidad ocupacional
Si
se consideran que los cambios ocupacionales obedecen a distintas dimensiones,
entonces será posible advertir un escenario futuro en el que las ocupaciones se
presentaran en función de las estructuras económicas, políticas, sociales,
sindicales, educativas, científicas y también tecnológicas.
Sin
embargo, en un sentido metodológico, el análisis de la flexibilidad laboral no
se agota en sus causas sociohistóricas, económicas, políticas, laborales,
sindicales, científicas o tecnológicas, sino además en términos prospectivos,
la dimensión académica es necesaria. En este sentido, el establecimiento de las
dimensiones informales con respecto a las formales supone la incorporación de
las dimensiones esgrimidas, pero con criterios e indicadores relativos a
organizaciones, contratantes y buscadores de empleo.
De
este modo, la flexibilidad al estar circunscrita a la informalidad y la
formalidad derivadas de las dimensiones sociohistóricas, económicas, políticas
y organizacionales, resaltan el enfoque prospectivo que estaría indicado por el
grado de innovación científica y tecnológica que las organizaciones adoptarían
dependiendo de los contextos revisados.
4.
Escenarios futuros de la flexibilidad laboral
La
prospectiva de la flexibilidad laboral, entendida como un escenario probable de
producción del conocimiento con arreglo a fines de desarrollo tecnológico
aplicado a la calidad de los procesos y los productos, supone algunas
consecuencias esperadas a partir del periodo 2020-2060.Se trata de un escenario
en el que la migración llegaría un límite compartido con el nivel de
productividad que se empezó a observar desde el año 2015, pero cuyos
antecedentes se remontan a 1950 cuando el Estado de Bienestar se consolida e
inicia la crisis de emprendimiento, innovación, productividad y competitividad
(Hedidor y Bondinuba, 2017).
Respecto
a las consecuencias de orden educativo, principalmente en cuanto a la
especialización ocupacional, la tendencia que se observó en 2010 no sólo
prevalece para la población económicamente activa, sino además se exacerba en
el año 2030 al estimar las asimetrías entre la dificultad del empleo.
Es
decir, que un aumento en las capacidades ocupacionales corresponde una
reducción de los empleos elementales. En tal sentido, quienes no cuentan con
una alta especialización y también con una actualización de conocimientos están
cercanos al desempleo, aunque quienes tienen posgrados no garantizan un empleo
formal (Maheshwari y Jain, 2014).
Las
oportunidades y las capacidades, desde la lógica de la flexibilidad
ocupacional, son factores de equidad de género. A partir del año 2030 no sólo
se espera una paridad ocupacional entre hombres y mujeres, sino además se asume
que el grado de educación-capacitación permitirá observar una distribución
igualitaria en los puestos y responsabilidades de liderazgos.
En
síntesis, los indicadores relativos al nivel de selectividad migratoria,
instrucción y capacitación avizoran escenarios de equidad en el periodo que va
de 2020 a 2040, pero asimétricos después de este lapso de tiempo dado el nivel
de competitividad y dependencia tecnológica de las organizaciones (Jha
y Dolder, 2008).
La
prospectiva de la flexibilidad ocupacional parece mostrar una correlación entre
los avances científicos y tecnológicos con respecto al aumento de las demandas
de la calidad de los procesos y productos (Paliskova,
2015).
A
partir de esta relación, las oportunidades y las capacidades parecen orientarse
desde criterios de especialización y actualización de conocimientos.
Ello
supone consecuencias sociales, organizacionales y personales cercanas al
desempleo, exclusión y estrés de trabajadores migrantes con conocimientos y
habilidades elementales, pero en el caso de aquellos con posgrados, no hay
garantía de un empleo formal (Añez, 2010).
Por
consiguiente, las organizaciones tendrán una prevalencia a la cultura del
emprendimiento, la innovación, la calidad, la productividad y la competitividad
y la creación de valor, sin considerar la salud ocupacional como factor de
equilibrio entre las demandas del mercado y los recursos internos.
5.
Generaciones laborales Boommers, X y
Milllennials
En
virtud de que las generaciones se establecen cada 20 años, en el contexto de la
economía industrial y laboral 4,0 perviven tres generaciones: 1) Boommers
nacida de 1945 a 1965, 2) X nacida de 1966 a 1986 y 3) millennials nacida de
1987 a 2007.
En
el contexto económico, industrial y laboral de 1945 a 1965 los procesos de
ensamblaje supusieron culturas y liderazgos tradicionales. La generación
Boommers se distingue por un aprendizaje intensivo de estos procesos con la
finalidad de sustituir los liderazgos y su comunicación unilateral para el
control vertical. Empero, ésta generación Boommers está confinada a una función
específica dentro de la cadena de procesos, centrada en el cumplimiento de
funciones, las cuales estaban garantizadas por un sistema de gestión
proteccionista y regional (Pavelka y Loster, 2013).
La
generación X, a diferencia de la Boommers que centraba su salud ocupacional en
las normas y valores tradicionales de la cultura de la vigilancia, el control y
la conformidad, será disruptiva con su propia estabilidad ocupacional y
centraría su interés en los avances informáticos y computacionales dirigidos a
sustituir a la mano de obra por la automatización de los procesos. Se trata de
una cultura del éxito centrada en la productividad y la acumulación de
conocimientos técnicos, pero sin vínculo alguno con la dimensión humana,
emocional, afectiva o sentimental traducida en la empatía, la confianza, el
compromiso, la satisfacción y la felicidad (Raz y Rafaeli, 2007).
Si
en la generación Boomers las diferencias entre líderes y seguidores estaban
predeterminadas, en la generación X tales asimetrías ceden ante la pluralidad
de conocimientos y la diversificación de funciones dada la alta competitividad
que supusieron los avances tecnológicos e informáticos.
Sin
embargo, la cuasi especialización laboral de la generación Boommers y la
sobre-especialización de la generación X llevaron a una saturación del mercado
que muy pronto se evidenció en una flexibilización de la oferta que reduciría
la identidad de la producción y el consumo a su mínima expresión (Lettmayr
y Riihimaki, 2011)
Precisamente,
la generación millennials se distingue por su ciclo de producción y consumo que
inicia y culmina con el acceso a Internet, redes digitales y aplicaciones
móviles, pero si la flexibilización amenazó la estabilidad laboral de la generación
Boommer e intensificó la disrupción laboral de la X, será la generación
millennials quien ajustará sus capacidades laborales a la escasez y diversidad
de oportunidades de empleo (Piedrahita, Angulo, y López, 2013).
En
el contexto de automatización de los procesos, la generación X tuvo que
especializar sus capacidades sin considerar que la sobreoferta reduciría su
mercado laboral al excluir las preferencias del consumidor y sus expectativas
de satisfacción. Por el contrario, en el actual contexto de digitalización de
los procesos, la generación millennials ha tenido que desarrollar conocimientos
y habilidades computacionales a fin de poder: 1) establecer la demanda y la
oferta local, 2) determinar las expectativas de productores y consumidores, 3) anticipar
a la competencia en la calidad y satisfacción de los procesos (Yessengendin,
Sitenko y Ramashova, 2015).
Hoy,
la economía 4,0 tiene como principal reto la satisfacción del consumidor ya que
la sobre-digitalización de la información genera una abandono al consumo
intensivo de dispositivos electrónicos y la adopción de tecnologías no
sofisticadas como protesta al sistema de escalabilidad y multifuncionalidad de
la información, el cual no sólo inhibe su consumo sino, además representa una
amenaza a la seguridad de usuarios como el robo de identidad, las extorsiones o
los fraudes cibernéticos (Van Esler, 2016).
En
el contexto de la economía del ensamblaje y la automatización, la delincuencia
se concentraba en la propiedad que significaba un patrimonio para trabajadores
y consumidores. Es el caso de la flexibilidad laboral, la cual atentó contra la
fuerza laboral, principal eje de identidad y sustento de las generaciones
Boommers y X (Peschner y Fotakis, 2013).
En
el actual contexto digital, la información es un patrimonio universal. En este
sentido, la flexibilidad laboral es inherente a esa multifuncionalidad
desregulada de contratos, salarios y prestaciones. Se trata de un sistema de
expectativas en tiempo real que van estableciendo y determinándose conforme a
la incidencia de los medios electrónicos en los consumidores y productores de
conocimiento.
6.
Consideraciones finales
El
aporte del presente trabajo al estado de la cuestión radica en la discusión de
las similitudes y las diferencias entre generaciones Boomers, X y Millennials
con respecto a la flexibilización del empleo, pero la diversificación de las
oportunidades y las capacidades laborales supone el establecimiento de agendas
y modelos de gestión, producción y transferencia del conocimiento, los cuales deben
ser abordados y debatidos para anticipar escenarios de conflictos entre los
actores.
La
incorporación de la literatura especializada en los estudios organizacionales,
así como en las generaciones de trabajadores y empleadores permitirá abrir el
debate hacia la importancia de las micros, pequeñas y medianas empresas en el
desarrollo local, así como en el concierto internacional al establecer alianzas
con multinacionales que, sin embargo han adoptado a la flexibilidad laboral
como un sistema de reclutamiento, selección y motivación de personal dedicado a
la captura y difusión de la información más que al análisis y cuestionamiento
de la misma.
Precisamente,
en el ámbito institucional, la flexibilización laboral puede ser abordada desde
el nuevo institucionalismo, el capital intelectual y las competencias
informáticas. Se trata de enfoques que extenderían el debate a la influencia de
las políticas laborales en las organizaciones dedicadas a la gestión,
producción y transferencia del conocimiento, así como a las empresas promotoras
y difusoras de información reproducida.
En
el caso de la teoría del capital intelectual, es sabido que los conocimientos y
las habilidades computacionales representan la ventaja competitiva de la
generación millennials con respecto a la generación X y la generación Boommers,
distinguibles por su comunicación vertical.
Empero,
la aproximación de las competencias informáticas advierte que los avances
tecnológicos son tan acelerados que incluso en la generación millennials
existen diferencias significativas en cuanto al manejo de dispositivos y redes
de información. Ello supone una selección exacerbada de trabajadores que
incluso al día de hoy no se sabe sus perfiles ya que éstos son cada vez más
inciertos y cambiantes.
Por
consiguiente, la discusión en torno a la flexibilidad laboral como un rasgo de
la economía 4,0 implica su comparación e integración a fin de poder establecer
una agenda común que brinde certeza en cuanto a formación, empleo, salario y
prestaciones se refieren.
7.
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