Resumen
Adquiere
importancia el estudio y análisis de los gobiernos del Partido de los
Trabajadores (PT) en Brasil entre 2003 y 2016 ya que dicha experiencia política
se encuentra entre el grupo que, durante la primera década del siglo XXI,
trataría con éxito de imponer un nuevo clima político en la región.
Lula da Silva era
visto por la mayor parte de los analistas en el año 2002 como alguien que
potenciaría la ruptura con el paradigma neoliberal que dominó América Latina en
la década de 1990, cuyos más claros ejemplos aparecían representados en las
figuras de Carlos Saúl Menem en la Argentina, Fernando Henrique Cardoso en
Brasil y Alberto Fujimori en el Perú entre otros. Así también dichos analistas
tenían la convicción de que Lula Da Silva iba a emular la reacción del
mandatario venezolano Hugo Chávez, consistente en el rechazo al imperialismo
estadounidense y al mercado de capitales; el establishment empresarial y
político se iban a llevar una enorme sorpresa, como así también los más
destacados intelectuales de izquierda del continente
Tanto Lula Da Silva
como Dilma Rousseff expresaron desde un primer momento su vocación
aperturista, democrática e institucional. Brasil, al ser una potencia
industrial, no podía cerrarse al mundo, y al ser un país con un pensamiento
estratégico de largo alcance, basado en un proyecto político de
nación-potencia, se propuso como cometido respetar el mismo gobierno tras
gobierno, sin importar el signo político del mismo, tratándose de una auténtica
política de estado. No obstante Lula de Silva tuvo que afrontar, desde su
primera presidencia, la responsabilidad de poner en marcha diferentes
iniciativas de emergencia para combatir la pobreza, la indigencia y el
analfabetismo, como así también los problemas habitacionales en todo el
territorio federal, buscando para ello consejo a nivel internacional. Dilma
Rousseff debería continuar este gran desafío.
El objetivo del
presente trabajo es dilucidar los cambios y las continuidades que van desde la
administración de Luiz Inácio da Silva a la de Dilma Rousseff, sus logros y
limitaciones, y las consecuencias de sus actos gubernamentales.
Abstract
The study and
analysis of Workers Party governments in Brazil between 2003 and 2016 turn to
be crucial to understand the group of nations that successfully established a
new political atmosphere in the first decade of XXI century in Latin America.
Lula da Silva was mostly seen in 2002 as the one who could break the neoliberal
paradigm that was hegemonic in Latin America in the decade of 1990. Carlos Saúl
Menem in Argentina, Fernando Henrique Cardoso in Brazil and Alberto Fujimori in
Peru embodied neoliberal system in the region.
Political analysts
and remarkable leftist’s intellectuals believed that Lula would assume same
attitudes of Chavez in Venezuela rejecting American imperialism, capital market
and political and economic establishment and were shocked by the role Lula
indeed played. Lula Da Silva and Dilma Rousseff as well expressed from the
beginning their intention to open Brazil to the world and to develop a
democratic and institutional nation. Brazil, an industrial powered nation, is
at the same time a country with a strategic mind based on a long term political
project followed by every government no matter its political orientation. This
process leads to genuine state politics. However, Lula had to deal since its
first term with poverty, indigence and illiteracy and even with housing issues
as well, and had to seek for advice abroad. Dilma Rousseff should go on facing
this big challenge.
This paper seek for
determine changes and continuities between Lula Da Silva and Rousseff, their
achievements and limits and their governments’ policies consequences.
Ponencia preparada para el XIII Congreso
Nacional de Ciencia Política “La política en entredicho. Volatilidad global,
desigualdades persistentes y gobernabilidad democrática”, organizado por la
Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Torcuato Di Tella,
Buenos Aires, 2 al 5 de agosto de 2017.
Título: El PT en el poder:
Los gobiernos de Luiz Inácio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff: Cambios y
continuidades.
Nombre/s y apellido/s de/l los autores: Alberto
Amadeo Baldioli y Santiago César Leiras.
Correos
electrónicos:
hegeliano1802@yahoo.com.ar/albertoamadeobaldioli@yahoo.com.ar/
santiago.leiras@gmail.com/leiras2@hotmail.com.
Institución: Universidad de
Buenos Aires
Área temática a la que se presenta: Política
Comparada
Sub-área temática a la que se presenta: Política
en el Cono Sur.
1. Introducción
"Brasil proclamó la independencia y la
abolición de la esclavitud, pero no terminó con el hambre. Se industrializó y
adquirió un moderno parque industrial, pero no venció al hambre. Eso no puede
continuar así. Mientras exista un hermano brasileño o una hermana brasileña
pasando hambre, tenemos motivos de sobra para cubrirnos de vergüenza"
Luiz
Inácio da Silva, discurso de asunción de su primera presidencia, 1 de enero de
2003.
Adquiere importancia el estudio y análisis
de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil entre 2003 y 2016
ya que dicha experiencia política se encuentra entre el grupo que, durante la
primera década del siglo XXI, trataría con éxito de imponer un nuevo clima
político en la región.
Lula da Silva era visto por la mayor parte
de los analistas en el año 2002 como alguien que potenciaría la ruptura con el
paradigma neoliberal que dominó América Latina en la década de 1990, cuyos más
claros ejemplos aparecían representados en las figuras de Carlos Saúl Menem en
la Argentina, Fernando Henrique Cardoso en Brasil y Alberto Fujimori en el
Perú entre otros. Así también dichos analistas tenían la convicción de que Lula
Da Silva iba a emular la reacción del mandatario venezolano Hugo Chávez, consistente
en el rechazo al imperialismo estadounidense y al mercado de capitales; el
establishment empresarial y político se iban a llevar una enorme sorpresa, como
así también los más destacados intelectuales de izquierda del continente.
Tanto Lula Da Silva como Dilma Rousseff expresaron
desde un primer momento su vocación aperturista, democrática e institucional.
Brasil, al ser una potencia industrial, no podía cerrarse al mundo, y al ser un
país con un pensamiento estratégico de largo alcance, basado en un proyecto
político de nación-potencia, se propuso como cometido respetar el mismo gobierno
tras gobierno, sin importar el signo político del mismo (Polarolo, 2011),
tratándose de una auténtica política de estado.
No obstante Lula de Silva tuvo que afrontar,
desde su primera presidencia, la responsabilidad de poner en marcha diferentes
iniciativas de emergencia para combatir la pobreza, la indigencia y el
analfabetismo, como así también los problemas habitacionales en todo el
territorio federal (García, 2009), buscando para ello consejo a nivel
internacional; Dilma Rousseff debería continuar este gran desafío.
El objetivo del presente trabajo es
dilucidar los cambios y las continuidades que van desde la administración de
Luiz Inácio da Silva a la de Dilma Rousseff, sus logros y limitaciones, y las
consecuencias de sus actos gubernamentales.
2. Planteando el tema.
A partir del 1 de enero de 2003 un cambio
importante surge en la República Federativa de Brasil. Un partido de izquierda
llega al poder y con ello un líder metalúrgico que a fines de la década de
1970 había enfrentado a la dictadura militar con una serie de huelgas en el
Estado de San Pablo donde se concentra hasta hoy el más fuerte aparato
productivo del país.
El Partido de los Trabajadores (PT) llega
con bases sólidas al poder, habiendo quedado atrás tres derrotas electorales frente
a dos ex presidentes, Fernando Collor de Melo y Fernando Henrique Cardoso. Las
elecciones perdidas en 1989, 1994 y 1998 dejaron en el dirigente sindical
devenido político un aprendizaje importante, ya que a partir de esas
experiencias procuró articular nuevas alianzas, y de esa manera poder llegar a
una parte del electorado que históricamente no había votado a candidatos
provenientes de la izquierda y que se mostraba renuente a brindar apoyo a
alternativas programáticas de izquierda.
La conformación del PT data del 10 de
febrero de 1980, en una reunión llevada cabo en el Colegio Sion de San Pablo, siendo
el objetivo de la creación de dicho partido, según Lula, aquel de convertirse en
la representación de los sectores más desfavorecidos. Las
bases doctrinarias del nuevo partido son de corte socialista, clasista y
marxista, parecidas a los partidos socialistas y laboristas europeos, aunque
con un severo tinte obrerista desde el principio, como así también de fuerte
discurso populista tradicional (Cymes, 2009)
El nuevo presidente tenía que enfrentar grandes
desafíos: el primero de ellos, mejorar la redistribución del ingreso en favor
de las capas más pobres del país, representativas del Brasil profundo, al cual
los anteriores mandatarios recientes no pudieron llegar; el segundo, solucionar
ciertos problemas económicos que provenían de las crisis mundiales cíclicas que
arrastraron a los países tanto desarrollados como en vías de desarrollo a
planes de contingencia y ajuste, y debía volver al país a la senda de un
desarrollo sostenido.
Lula Da Silva debía continuar desde su
presidencia también con el desarrollo militar de las Fuerzas Armadas de Brasil
(FAB), y conseguir un incremento de fondos en investigación y desarrollo en el
presupuesto federal, procurando tener mayor aceptación y reconocimiento entre
uno de los sectores conceptualmente más reacios a procesos y propuestas de
izquierda (Baldioli et al, 2007).
Durante los dos mandatos presidenciales de Lula
da Silva habrá un boom petrolero en Brasil, con nuevas plataformas off shore y
diferentes explotaciones de crudo, que impulso a la empresa nacional PETROBRAS
a niveles nunca vistos; sin embargo, más adelante veremos que esto traerá consecuencias
a nivel institucional.
El apoyo electoral del PT a nivel general
se debió a que los cambios de la “Nueva Era”, que trajeron aparejado la caída
de gran parte de las desigualdades sociales, dieron nacimiento a una nueva
clase media, más extendida que las anteriores; esto dio lugar a la aparición del
“lulismo” como nuevo fenómeno político- social (Tible,2013)
Esto generó las condiciones para que Dilma
Rousseff, quien fuera ministro de Minas y Energía y luego desde 2005 en
adelante ministro–jefa de la Casa Civil, se convirtiera en su sucesora para candidatearse
a la presidencia de Brasil en los comicios del año 2010, ganando la primera
magistratura de la República el 31 de octubre de 2010 en el ballotage.
Lula Da Silva dejaba así la presidencia
como ningún otro mandatario de Brasil anterior a él, aclamado por una multitud
de lo más variopinta en cuánto a su pensamiento político, con una elevada
imagen pública -83% de popularidad- y con un reconocimiento general de los
brasileños (Ruarte y Carrizo,2011).
Dilma Rousseff, a diferencia de Lula da
Silva, había sido integrante de las organizaciones de guerrilla urbana COLINA
(Comando de Liberación Nacional) y del VPR-Palmares (Vanguardia Popular
Revolucionaria), y durante la larga dictadura militar (1964-1985) fue
encarcelada en 1970 y sometida a prácticas de tortura.
En el año 1973 fue liberada, y se establece
a partir de ese año en la ciudad de Porto Alegre, donde reanudó sus estudios en
economía, y comienza a militar políticamente, una vez indultada por el
gobierno militar en 1979, en el Partido Democrático Trabalhista (PDT) del viejo
dirigente riograndense Leonel Brizola, haciéndose cargo años después de la secretaria
de Minería del gobernador de Rio Grande do Sul Alceu Collares desde 1991 a
1995.
En 1999 Rousseff se incorpora al PT, y
comienza a destacarse en temas económicos y de energía, áreas de su
especialidad. Desde 2003 a 2005 ocupa el ministerio de Minas y Energía, dándole
fuerte impulso al petróleo, a la electricidad, y a las energías renovables,
como así también a la fabricación de insumos industriales, impulsando
fuertemente a PETROBRAS.
A partir de 2005, y al ver su gran desempeño
político y como organizadora, es designada por el presidente como Jefa de la
Casa Civil, para reemplazar al importante dirigente petista José Dirceu quien
tuvo que renunciar al verse involucrado en el escándalo del Mensalão.
Durante los años de Jefe de gabinete se
involucró tanto en la política nacional como la internacional en estrecha
colaboración con el Dr. Celso Amorim: junto con el presidente de la República y
el Canciller será una fuerte impulsora de la conformación y fortalecimiento del
BRIC.
En el punto siguiente desarrollamos algunos
de los aspectos más salientes de la etapa de Luis Ignacio Lula Da Silva al
frente de la presidencia de Brasil.
3. Luiz Inácio da Silva en el poder
(2003/2011).
“Y
yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario,
consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mí país”.
Luiz Inácio da Silva,
Discurso de asunción de su primera
presidencia,
1 de enero de 2003.
3.1. La economía en su mandato
El 1 de enero de 2003, Lula Da Silva asumió
la primera magistratura de Brasil y sorprendió a todo el mundo empresarial y
político al nombrar como nuevo presidente del Banco Central a Henrique
Meirelles, quien hasta su retiro en el año 2002 fuera el presidente del Banco
de Boston en su casa central en los Estados Unidos de América, un hombre
considerado como representante de la tradicional derecha liberal y muy relacionado
con el círculo de los grandes capitales. Este hecho fue muy alentador para los
mercados internacionales; además en su gabinete incluyó a lo más variado en
cuánto a ideologías políticas: así, laboristas, trotskistas, socialistas y
liberales convivieron bajo su conducción política.
En principio hubo una continuación de la
política económica de su antecesor en el cargo, el ex presidente Fernando
Henrique Cardoso (FHC), porque FHC con el apoyo parlamentario del PT tomo un
crédito internacional del Fondo Monetario Internacional (FMI) por un valor de
30.000 millones de dólares en agosto de 2002, por lo que al próximo gobierno le
cabía ejecutar 26.000 millones, teniendo la posibilidad de utilizar 10.000
millones de las reservas del Banco Central en forma adicional para subsanar
cualquier maniobra especulativa contra el Real (Ortiz de Zárate,2016).
A cambio del empréstito, el FMI le exigía a
Brasil que saneara su economía, y lograr un superávit presupuestario primario
para el año 2003, que llegaría aproximadamente al 3,75% de su PBI.
Para lograr este enorme esfuerzo, Lula continúo
con similares políticas que Cardoso en materia de las tasas de interés, cargas
tributarias, responsabilidad fiscal, la relación con el Banco Central y con el
FMI, y el apoyo ferviente al crecimiento agroexportador, otorgándoles préstamos
a los hacendados grandes, medianos y pequeños.
A tal grado fue la continuidad de la
política económica de su antecesor que algunos intelectuales y analistas
políticos señalaban que, más que tratarse de la primera presidencia de Luis
Ignacio Lula Da Silva, esta era la tercera gestión presidencial de Fernando
Henrique Cardoso (Hunter, 2014).
Su administración fue eficiente en grado
óptimo: se logró bajar la inflación, comenzó paulatinamente a recuperar el
empleo de los factores de producción y bajar el desempleo, la incentivación en
la producción con micro créditos como así también el apoyo al mercado interno y
la pequeña y mediana industria dieron como resultado el crecimiento positivo
de la balanza comercial.
Fue tan exitoso su desenvolvimiento
económico, que en el año 2005, Lula da Silva paga completa toda la deuda tomada
por Fernando Henrique Cardoso con dos años de antelación a lo pactado en cuotas,
entrando a formar parte de los países más eficientes del mundo, pero
sosteniendo la relación con el FMI luego, como así también con el resto de los
acreedores
(Torres, 2015). Lula Da Silva fue muy prudente a la hora de incrementar el
gasto público, el mismo debía ser apuntando a la producción, al empleo y al
consumo, impulsando al sector exportador, pero también protegiendo al mercado
local, esta dualidad marca un liberalismo social marcado.
Con el enorme crecimiento de la empresa de
bandera PETROBRAS del sector exportador como así también del mercado interno
Brasil llegó a estar en el sexto puesto de la economía mundial (García, 2011).
La contracara de una política económica
prudente ha sido una activa política social, la cual desarrollaremos a
continuación.
3.2. Política social: la redistribución del
ingreso. La lucha contra la pobreza como objetivo. Acciones determinantes.
En el año 2002, siendo candidato por el PT,
Lula viaja a la República Argentina para entrevistarse con el presidente
argentino de aquél entonces Eduardo Duhalde, quién le da algunas ideas sobre
cómo combatir la pobreza a través de la puesta en ejecución de programas
sociales; de allí surgió lo que sería el denominado Plan Hambre Cero, que
siendo ya presidente de Brasil se constituiría en una importante acción
política que beneficiaría a seis millones y medio de familias.
Contaría para impulsar el Programa Hambre
Cero con la asistencia de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación-FAO (Herrero Villa, 2006). La tasa de mortalidad
infantil en la administración Cardoso era de 32 muertes por cada mil nacimientos
(Borges Martins, 2004), mientras que durante la administración de Lula la misma
descendió a 22,8 muertes por cada mil nacimientos (Sohr, 2011); sin duda un
plan exitoso, aunque no concluyente porque año tras año se avanza en los
cuidados de niños recién nacidos.
Se instrumentó un plan de reforma agraria
que intentaría ser de mucho mayor alcance que en los anteriores gobiernos,
sobre todo por el crecimiento del Movimiento Sin Tierra, que ya en 2003 tenía
el elevado número de 25 millones de familias. No obstante durante sus dos
mandatos no pudo reparar este daño social en su totalidad. Esto lo llevó a
tener ácidos críticos como James Petras quién, ya desde el primer año de la
presidencia de Da Silva, acusó cierta decepción por su desempeño como
presidente en lo que respecta a los excluidos y marginales del Brasil (Petras,
2003).
Si bien es cierto de que Lula Da Silva no
pudo mejorar el problema de los desposeídos de la tierra, sí mejoró las
condiciones laborales de muchos campesinos cuando lanzó ya en su primer año de
gestión el Plan de Erradicación del Trabajo Esclavo conformando fiscalías
especiales que, conjuntamente con las fuerzas del orden, liberaron más de 13.000
trabajadores que estaban en estado de esclavitud o trabajo degradante en sus
primeros tres años de mandato (Herrera Villa, 2006).
El presidente de la República encomendó al
Ministro de Justica y a la Secretaría Nacional de Derechos Humanos la elaboración
de un proyecto de entrega de títulos de propiedad a familias residentes en barrios
marginales (favelas), y la creación de una red de contención para jóvenes droga
dependientes con el propósito de tratarlos y reintegrarlos a la sociedad (Ortiz
de Zárate, 2016).
Entre los planes sociales más destacados
aparece el Plan Bolsa Familia, un plan de bienestar social brasileño que
integra dos importantes instituciones, la familia y la educación. Toda familia
con niños en edad escolar es beneficiada con sumas de dinero directas,
entregadas para la asistencia del menor. Este plan, establecido en el año 2003
y convertido en ley nacional en 2004, representa una genuina política de
Estado.
El Plan Bolsa Familia se recibe siempre y
cuando no haya analfabetos entre los niños, en ese caso por la ley de educación,
el mismo será integrado en el sistema educativo, y de esa forma se le dará la
asistencia social respectiva. Los ingresos de la asistencia son variados y
dependen de la cantidad de hijos que tenga la familia en edad escolar.
Se trató del programa brasileño más exitoso
de todos los tiempos, dado que en una década de operación logró reducir a la
mitad la pobreza de Brasil (de 9,7% a 4,3%), gracias a su vasto alcance y
cobertura -unos 50 millones de brasileños de bajos ingresos, o la cuarta parte
de la población- (Ceratti, 2014).
Los ingresos que percibe cada familia en el
plan Bolsa Familia son un mínimo de 35 y un máximo de 176 reales al mes; según
los estudios realizados desde el gobierno, los mismos se gastan en comida,
útiles escolares y ropa. Este programa fue financiado por el gobierno de Brasil
y por el Banco Mundial. Años después de su puesta en práctica, el gobierno de
Dilma Rousseff afirmó que 55 millones de brasileños habían sido beneficiados
por el plan.
En el área educativa, el presidente Da
Silva puso en marcha el Fondo de Manutención y Desenvolvimiento de Educación
Básica- FUNDEB a través del cual se brindó atención a más de 40 millones de
estudiantes, con inversiones anuales de más de 7 millones de reales, como así
también Programa Universidad Para Todos- PROUNI, que hasta su llegada al poder
había becado a más de medio millón de brasileños.
Se crearon 11 nuevas universidades
federales en todo el país, acrecentando de esta manera la educación superior
pública y gratuita; de este modo, el gobierno de Lula Da Silva integró con una
enorme red de educación a la juventud con el apoyo además a través de becas. La
política social en el plano tendrá su expresión en el plano internacional con
el desarrollo de una activa diplomacia, que desarrollaremos a continuación.
3.3. Lula da Silva: Estadista
internacional.
En el plano internacional, el gobierno de
Lula luchó ostensiblemente para derribar las trabas a las exportaciones y cupos
de los Estados Unidos y de la Unión Europea. Trató infructuosamente de ganar
una plaza permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, con resultado
negativo. Durante toda su presidencia viajó a ochenta países en giras
constantes con el propósito de hallar oportunidades de negocios para las
empresas brasileñas.
Asimismo el ex presidente desarrolló una
destacada actividad en pos del fortalecimiento del MERCOSUR, y apoyó desde el
principio la inclusión de Venezuela
en el mismo. Su pensamiento era que América Latina sea más independiente, procurando
marcar distancia con los EEUU a través de la oposición al ALCA (Lapper,
2006).
Sin embargo, la relación más difícil que
tuvo fue con Hugo Chávez debido a que el mandatario venezolano era demasiado
polémico para él y pretendía que Brasil se pliegue al ALBA, dejando
de lado sus conexiones con el mundo desarrollado, algo que por supuesto Lula no
podía ni quería hacer; no obstante pensó que una fórmula viable sería una
Confederación Sudamericana de Naciones
dado que la misma podría contener al MERCOSUR, al ALBA, y a la CAN (Ortiz
de Zárate, 2016).
En todo este periplo regional, Lula
encontró un fuerte apoyo del presidente argentino Néstor Kirchner (Ortiz de
Zárate, 2016) quien era notablemente pragmático, aunque a nivel internacional
no gozaba del mismo predicamento, ni poseía la retórica ni la faz conciliadora
que tenía Lula da Silva, aprendida desde sus días de líder sindical.
A partir del bienio 2006-2007, comienza a
congelarse el MERCOSUR, debido al diferendo sobre el gas boliviano. El
presidente de Bolivia Evo Morales tomó la decisión de aumentar fuertemente el
precio del gas y de nacionalizar compulsivamente las explotaciones de PETROBRAS,
incautándole la maquinaria de explotación más dos refinerías que tenía la firma
de bandera. El conflicto terminaría, cuando PETROBRAS le vendió las dos
refinerías a la empresa argentina–española YPF.
Otro conflicto que complicó al MERCOSUR fue
el que enfrentó a la Argentina y el Uruguay por la instalación de las papeleras
a orillas del río Uruguay del lado oriental. Este conflicto comenzará
enfrentando a Néstor Kirchner con el presidente uruguayo Tabaré Vázquez a tal punto
que ambos mandatarios cortaron el diálogo entre sí, y el presidente argentino
terminó solicitándole al rey Juan Carlos de España su mediación en el conflicto.
(Pradal, 2008).
Con la llegada al poder de Cristina
Fernández en 2007, la conflictividad en el MERCOSUR fue in crescendo debido al incremento
de las políticas proteccionistas que ya habían comenzado un año antes de la
mano del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Este último hecho
causó un gran desentendimiento con el gobierno brasileño, y causó un fuerte
disgusto para Lula Da Silva.
A nivel regional, Lula logró evitar el
conflicto armado entre Ecuador y Colombia, debido a la violación de la soberanía
del primero, por parte de las fuerzas de comandos militares de Colombia, para
dar caza a los líderes terroristas de la organización FARC. El presidente
de Venezuela Hugo Chávez apoyó en todo momento al presidente ecuatoriano Rafael
Correa, y además desató su ira contra Álvaro Uribe. Lula Da Silva, con el
propósito de impedir un enfrentamiento armado, envió con precisas directivas a
su Canciller Celso Amorim: lograr que ambos mandatarios se sienten en la mesa
de negociaciones en la cumbre en Santo Domingo, República Dominicana (Relea y
Campo, 2008).
En un año 2008 con innumerables conflictos
en el subcontinente se agregó el de la “fantasmal 4ta Flota” de los EEUU” que el
presidente norteamericano quería volver a poner en funciones rápidamente;
Brasil protestó enérgicamente contra la posible utilización de la misma sobre
América Latina y la iniciativa fue desactivada.
A nivel global, en el año 2010, Brasil en
forma conjunta con Turquía mediaron en el conflicto de las plantas nucleares
iraníes; esto tuvo como consecuencia un gran entendimiento de Lula Da Silva con
el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad que llevó primero a la visita oficial a
la República Islámica de Irán y luego a la firma de un tratado con Turquía e
Irán para el intercambio de uranio enriquecido con fines industriales pacíficos.
Lula da Silva, al mediar en Oriente Medio,
comenzó a tener ciertos choques con los EEUU y con su presidente Barack Obama; Obama expresó su disgusto por las gestiones unilaterales de
Lula en el frente de Irán, que desde su perspectiva socavaban los esfuerzos
estadounidenses para someter al régimen de los ayatolás a una cuarentena
internacional, renunciando a participar a finales de mayo en el III Foro de la
Alianza de Civilizaciones y declinando la invitación brasileña de realizar una
visita de Estado antes de las elecciones generales de octubre de 2010 (esta
visita iba a producirse, pero con Lula ya fuera de la Presidencia, en marzo de
2011). En la recta final de su mandato, un decepcionado Lula confesaba su
"tristeza" porque los Estados Unidos de Obama, pese a los discursos
presidenciales, "no hubieran cambiado" la relación con América
Latina, cuya "importancia" el poderoso vecino del norte "seguía
sin reconocer" (Ortiz de Zárate, 2016).
En suma, una
política “tercermundista” en el plano internacional y con énfasis social en el
plano interno vino a compensar la ortodoxia en materia económica (Hunter, 2014).
Sin embargo este delicado equilibrio político no pudo impedir la consumación de
uno de los mayores escándalos políticos de la era Lula Da Silva: el mensalao.
3.4. El lado Oscuro de la
Administración: El "Mensalão"
El
sábado 14 de mayo de 2005 sale a la venta el número 1905 de la revista Veja. En la página
54 de la edición, en el artículo "El hombre clave del PTB", se lleva
a cabo una denuncia de un extendido esquema de corrupción en la empresa de correos,
lo que fue destacado en la portada de la revista con el titular "El vídeo
de la corrupción en Brasilia".
El
artículo relata, con base en grabaciones hechas con una cámara escondida, que
el director del Departamento de Contratación y Administración de Material Mauricio
Marinho les explica a sus interlocutores (dos empresarios) el funcionamiento
del esquema de pago de “propina” para defraudar licitaciones, esquema que sería
gestionado por el director de Administración de los Correos, Antônio Osório
Batista, y por Roberto Jefferson, diputado federal por Estado de Río de Janeiro y
presidente del Partido Trabalhista Brasileiro-PTB. El vídeo, anteriormente
divulgado por las principales cadenas de televisión, muestra a Marinho desembolsando
la suma de R$ 3 mil como adelanto para garantizar el fraude.
Con
la participación de agentes de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) en
la investigación del fraude, se sospecha que fue el propio gobierno quien
comandó las mismas con el objetivo de deshacerse de aliados indeseados sin hacerse
cargo del respectivo costo político.
A
partir de ahí, se traba una batalla política en la que el gobierno intenta
sistemáticamente obstruir la instalación de una Comisión Parlamentaria de
Investigación (CPI) para investigar los hechos.
Un
acontecimiento decisivo para la instalación de la Comisión fue el titular del
periódico Folha
de São Paulo de
viernes 3 de junio de ese año:
"Operación sofoca de la CPI cuesta R$ 400 millones". En el artículo
"Operación contra CPI envuelve R$
400 millones en enmiendas", publicado en la sección 'Brasil',
el periódico denuncia que el gobierno estaría liberando la suma antes
mencionada en la forma de enmiendas al presupuesto, como moneda de cambio para
que el Legislativo no hiciera ninguna investigación.
Ante
esa denuncia, buena parte de la base gobernante se une a la oposición y
defiende la instalación de la CPI. Frenado y abandonado por sus ex aliados, Roberto Jefferson empieza
el contraataque. El lunes 6 de junio, el mismo Folha de São Paulo publicó una entrevista con el diputado
del PTB, hasta entonces miembro de la bancada aliada del gobierno del
presidente Lula da Silva. En la entrevista, Jefferson cuenta que Delúbio
Soares, tesorero del PT, les pagaba una mensualidad de R$ 30 mil a algunos
diputados del Congreso Nacional brasileño para que ellos votaran según la
orientación del bloque del gobierno. Roberto Jefferson se refirió a esa modalidad
como "mensalão".
La
palabra "mensalão", o mensualidad pagada a los diputados, se
vuelve famosa en todo el país por esta entrevista. Según Jefferson, el operador
del "mensalão" habría sido el empresario Marcos Valério de Souza, cuyas agencias de publicidad
SMP&B y ADN eran responsables de varias cuentas de órganos públicos. La
divulgación de la noticia profundiza la grave crisis política en el gobierno
brasileño y el episodio queda conocido como "o scandalo do mensalão"
o “escándalo de las mensualidades”.
Después
de la denuncia de una operación para acabar con la CPI y de la entrevista con
Jefferson, se hace ineludible la instalación de la comisión para investigar
tanto las denuncias de corrupción en Correos como las “mensualidades”.
Luego
de perder esa batalla, el gobierno asumió entonces la conquista de los cargos
clave de la CPI del Correo, instalada el 8 de junio. La
presidencia y la relatoría fueron ambas ocupadas por aliados del Palacio
de Planalto: el senador Delcídio Amaral (PT-MS) y el diputado federal
Osmar Serraglio (PMDB-PR) respectivamente.
Respecto
de la CPI del mensalão,
esta fue instalada el 20 de julio también con aliados del gobierno en los
principales cargos. Como presidente es escogido el senador Amir Lando (PMDB-RO)
y como relator el diputado federal Ibrahim Abi-Ackel (PP-MG). Este último fue
Ministro de Justicia en el gobierno Figueiredo, época en que fue acusado de
implicación en el "escándalo de las joyas".
El
“escándalo de las mensualidades” tuvo un efecto dominó a través de la caída de
dirigentes importantes del PT: tales fueron los casos de José Dirceu, José Genoino,
Delubio Soares y Silvio Pereira, entre otros. Además este hecho fue
posiblemente, no obstante haber sido protegido de las investigaciones, lo que
obligó a Lula a tener que ir a segunda vuelta electoral en su reelección (Ortiz
de Zárate, 2016).
Años
después investigaciones judiciales relacionadas con la empresa estatal
Petrobras y un supuesto esquema de pagos conocido como “Lava Jato”
comprometerían a una nueva administración del PT, ya en esta oportunidad en
manos de Dilma Rousseff. Esta etapa será abordada en la siguiente sección.
4. “La Dama de Hierro del PT”: Dilma
Rousseff en el Poder (2011-2016).
"Voy
a honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todo (...)
No descansaré mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa, mientras haya
familias en las calles, mientras haya niños abandonados. La familia es el
alimento, la paz y la alegría. Este es el sueño que voy a perseguir"
Fragmento
del discurso de asunción de Dilma Rousseff realizado el 1 de enero de 2011
4.1. La economía en su mandato
La nueva presidente, desde un primer
momento, afirmó que continuaría con las políticas de su antecesor en el cargo y
que trataría de profundizar los cambios progresistas de la administración de
Lula da Silva.
Sin embargo, su ministro de Economía Guido
Mantega le aconsejó blindar la economía a través de medidas de corte
proteccionista, debido a que en ese entonces todavía existían problemas de divisas
como consecuencia de la crisis financiera del 2008/2009 en la Unión Europea y los
Estados Unidos. En este contexto, Dilma Rousseff llevó a cabo medidas
destinadas a proteger la economía brasileña; sin embargo la administración de
Rousseff debió devaluar al Real paulatinamente, y promediando el año 2012 la
moneda brasileña tuvo que soportar un 12 por ciento de devaluación; consultado
al respecto, el ministro Mantega afirmó que esta medida era para “desintoxicar”
a la economía interna.
La economía del país comenzaba a tener
sobresaltos. Si bien el desempleo era bajo, las tasas de crecimiento comenzaron
a descender en forma pronunciada; así, en el año 2010 el crecimiento del PBI
había sido del 7,5 por ciento, y en los años subsiguientes se puso de
manifiesto la tendencia decreciente de la economía brasileña con registros del
2,7 por ciento en el año 2011, 0,9 por ciento en el año 2012 y 2,3 en el año
2013 (Cuadro I).
Sumado a todo ello, comenzaron a aflorar
los conflictos de carácter salarial, y para evitar una espiral inflacionaria,
los salarios se depreciaron levemente, de modo tal de procurar garantizar la
competitividad del sector industrial; Así, el salario mínimo que se encontraba en R$510 (US$ 275) al asumir
Rousseff, fue elevado a R$622 (US$ 348) para 2012 y a R$678 para 2013 (US$
326). La evolución implicó un 33% de aumento nominal en reales, pero a la vez
una leve reducción en dólares del 6% comparado con 2012, debido al proceso de
devaluación del real.
No obstante en el año 2012 se llegó a la tasa
de desempleo más baja (Armendáriz, 2013) pasando del 7 por ciento en 2010 al 6
por ciento en 2011, 5,5 por ciento en 2012 y un ligero aumento al 5,7 por
ciento en el año 2013 (Cuadro II).
Como resultado de la política económica
implementada comenzaron a tener lugar manifestaciones de hostilidad en la
población, en particular en las clases medias y altas con movilizaciones que
tuvieron su pico en el año 2013 en reclamo por mejoras en educación e
infraestructura como ejes principales. A pesar de todo, la presidente Rousseff seguiría
destinando recursos federales a los sectores más bajos de la sociedad,
aplicando políticas e neto corte social. En el próximo apartado observaremos
estas políticas con mayor detenimiento.
4.2. La Política Social. La
implementación de medidas contra la pobreza.
A
mediados del 2011, Dilma afirma que se deben profundizar los planes contra la
pobreza extrema, argumento que en los últimos dos años había aumentado, y que
destinaría una serie de medidas para resguardar a las familias en esa
situación, con el objetivo de eliminar la miseria para el año 2014 (Colitt y Ribeiro,
2011).
Dilma puso como principal objetivo
de su gestión terminar con la pobreza
extrema en Brasil para
el final de su mandato. Mundialmente, se considera en situación de pobreza
extrema a la persona que recibe menos de US$ 1,25 por día. Con eje en el
Programa Hambre Cero (Fome
Zero), Lula había conseguido una notable reducción de la pobreza extrema, que
cayó de 19 millones de personas a 10 millones de personas en 2009, tendencia a
la baja que se había estancado en su último año de gobierno, impactada por la
crisis mundial. De este modo, al asumir Dilma Rousseff el gobierno, la pobreza
extrema había vuelto a subir, instalándose en 12 millones de personas en 2011. En el año 2011 Rousseff informaba que
aún existían 16 millones de brasileños y brasileñas en situación de pobreza
extrema.
Rousseff, que había gestionado el
Programa Hambre Cero durante el gobierno del Lula Da Silva, consideró que hasta
ese momento los planes sociales habían atendido principalmente al aspecto del
ingreso monetario directo de las personas en situación de pobreza extrema, pero
que ese enfoque había llegado a un límite y era necesario diseñar nuevos
programas que abordaran con energía la naturaleza multidimensional de la
pobreza.
"Brasil avanza refinando cada
vez más su política social" afirmaba Dilma Rousseff en 2012. Con este
criterio lanzó en el mes de junio del 2011 el Programa Brasil Sin Miseria que por un lado buscó atender a los
múltiples componentes de la pobreza extrema (ingreso, informalidad, educación,
salud, vivienda, género, etc.) y por el otro estableció por primera vez una
organización estatal para localizar a las personas en situación de pobreza,
recurriendo para ello a la participación activa de los municipios.
La política social de la ex
presidente Rousseff implementada para un enfoque multidimensional de la lucha
contra la pobreza extrema ha considerado seis dimensiones básicas: ingreso
monetario (desigualdades de ingreso por género o raza, acceso a las tarjetas de
crédito, bancarización, etc.), inserción productiva (desempleo, informalidad,
trabajo infantil, sindicalización, etc.), condición demográfica (cantidad de
niños por familia, negros o mujeres jefas de hogar, migrantes internos, etc.),
educación (analfabetismo, deserción, acceso a la digitalización, etc.),
condiciones de vida (servicios sanitarios, pavimento, alumbrado, vivienda,
energía eléctrica, transporte, etc.) y seguridad alimentaria (acceso a los
alimentos, calidad, precios).
El programa Brasil Sin Miseria
asignó a cada beneficiario una suma mensual de R$70 (US$33) y una serie de
acciones coordinadas que pudieran atacar todos las dimensiones de la pobreza,
especialmente la inclusión productiva –calificación profesional, asistencia
técnica, extensión rural y fomento a la producción – y acceso a bienes y
servicios públicos, en especial en las áreas de salud, educación, vivienda, acceso
al agua y a la energía eléctrica. La
implementación del programa asigna un papel esencial a los municipios.
En el lapso de dos años se
empadronaron 2 millones de personas y se estimaba que aún existían otras 700 mil
personas a ser localizadas. El
Plan Brasil sin Miseria fue complementado con los programas Beca Verde, Mi
Casa, Mi Vida II y Brasil Cariñoso.
El programa Beca Verde (Bolsa Verde) fue lanzado simultáneamente con el
programa Brasil Sin Miseria. Dirigido a la población rural en situación de
pobreza extrema, tiene como objetivo promover conductas de protección ambiental
y reciclado, asignando un subsidio de 100 reales mensuales.
El programa Mi Casa, Mi Vida II
fue lanzado el 16 de junio de 2011 y ha tenido como objetivo construir dos
millones de viviendas hasta 2014, con una inversión de 125 millones de reales. Significó
una ampliación de la primera versión del programa lanzado en 2009, durante el
gobierno de Lula, que se había propuesto construir un millón de viviendas, de
los cuales 250 mil ya habían sido entregadas al momento de anunciar la segunda
parte. Esta nueva versión de programa en marcha buscaba incluir a algunos
sectores de la clase media baja, mejorar la calidad de las viviendas, instalar
calentadores de agua a energía solar para "reducir la cuenta de
electricidad" y permitir que las mujeres que son jefes de hogar puedan
suscribirse al programa sin necesidad de contar con la firma del esposo.
El 13 de mayo de 2012 Dilma lanzó el
programa Brasil Cariñoso, una ampliación del ya
existente Beca Familia (Bolsa Familia). El programa se orienta a los
niños menores de seis años en situación de pobreza extrema. A tal fin asigna a
cada familia un monto de R$70 (33 dólares) por cada niño menor de 6 años, a la
vez que se propone construir seis mil guarderías, así como medidas de salud
infantil, como suplementos de vitamina A y hierro y medicación gratuita para
los niños con asma. En
octubre de 2012 el gobierno anunció que había rescatado de la miseria a
2 800 000 de niños gracias al programa "Brasil Cariñoso".
Sin embargo esta política social,
acompañada de una política internacional de sesgo “tercermundista” en un clima
económico más desfavorable, no pudo alejar las sospechas sobre la existencia de
un esquema generalizado de corrupción frente al cual la presidente Rousseff
procuró actuar con suma energía.
Un clima de corrupción
institucional, en un contexto en el cual comenzaban a ponerse de manifiesto las
carencias estructurales del “Brasil potencia emergente”, daría lugar a un
espacio para la protesta social en medio del cual se iba a desarrollar la
campaña electoral del 2014. En el punto siguiente abordaremos las elecciones
presidenciales llevadas a cabo durante ese año.
4.3. Las elecciones presidenciales de
2014.
El proceso electoral, como mencionáramos
precedentemente, se dio en un contexto político caracterizado por un fuerte
aumento de la protesta social que, con un importante pico de movilización
durante el año 2013, sin embargo tendió a disminuir durante el año 2014. El
aumento de las tarifas del transporte público constituyó el principal detonante
de las protestas que llegaron a convocar a dos millones de personas a lo largo
de todo el país, como así también los gastos derivados de la organización de la
copa del mundo en Brasil. Contra muchos de los pronósticos, el desenlace del
mundial de Futbol no representó un factor de relevancia en el desarrollo de la
campaña electoral (Leiras, 2017)
El proceso electoral fue
marcado por la muerte del entonces candidato del Partido Socialista
Brasileiro-PSB, Eduardo Campos, en un accidente aéreo el 13 de agosto de 2014. En su lugar fue proclamada como
candidata la ex senadora y hasta entonces aspirante a la Vicepresidencia, Marina Silva.
Eduardo Campos había
anunciado en octubre de 2013, la conformación de una alianza de carácter
programática con la Red Sostenibilidad, de la ex-senadora y ex-ministra de
Medio Ambiente del Gobierno de Lula, Marina Silva. La misma había presentado la solicitud de inscripción
de su nuevo partido que finalmente fue denegada por el Tribunal Superior
Electoral (TSE). En abril de 2014 había sido anunciada la precandidatura de
Eduardo Campos a la presidencia de Brasil, con Marina Silva como compañera de
fórmula. A continuación haremos una breve descripción del fugaz fenómeno de
Silva generado a partir de la muerte de Eduardo Campos.
4.3.1.
Auge y caída de los outsiders: Marina Silva.
Las elecciones presidenciales de 1989 en
Brasil dieron lugar a un nuevo y efímero fenómeno político cual ha sido el de
Fernando Collor de Melo. El entonces candidato presidencial
por el Partido de la Reconstrucción Nacional-PRN y gobernador del estado
nordestino de Alagoas, luego de un ajustado triunfo en la primera vuelta
electoral, derrotó por un estrecho margen en el ballotage a Luis Ignacio Lula
Da Silva, candidato por el Partido de los Trabajadores-PT.
La candidatura de Collor de Melo, en medio
de una campaña presidencial en la cual se presentó como un actor ajeno a la
política partidaria tradicional, logró capitalizar el cambio de época que se
avecinaba producto de la crisis económica de final de la década –resultado de
la recesión económica e hiperinflación- y el desgaste de aquellos actores
partidarios que habían piloteado la primera etapa de la transición democrática
en Brasil. Tales eran los casos del Partido del Frente Liberal-PFL y del
Partido del Movimiento Democrático Brasileño-PMDB, opciones moderadas
provenientes del viejo bipartidismo tutelado por las Fuerzas Armadas entre 1965
y 1985 encarnado en la oficialista Alianza para la Reconstrucción
Nacional-ARENA y el opositor Partido por el Movimiento Democrático-PMD.
Veinticinco años más tarde, y luego de una
largo ciclo de duración equivalente al anterior, un nuevo fenómeno pareció –o
pretendió por lo menos- avecinarse en la política brasileña a casi treinta años
de la instauración de la nueva república; una candidata, Marina Silva,
relativamente ajena al juego partidario de las últimas dos décadas –recordemos
al respecto su paso por el ministerio de Medio Ambiente durante la presidencia
de Lula Da Silva origen de su ruptura posterior con la estructura del PT- y en
medio de una crisis económica resultado de la combinación entre recesión y una
moderada inflación parecía amenazar con su ascenso el “bipartidismo vigente
desde 1994” expresado en el Partido de la Social Democracia Brasileña-PSDB por
una parte y el PT, actual partido de gobierno, por la otra.
La candidatura de Marina Silva surgió como
resultado de la tragedia ocurrida con la muerte del candidato presidencial por
el Partido Socialista Brasileño Eduardo Campos. Se trataba de una candidata de
un partido al que no pertenece y que, de acuerdo a los datos disponibles a
2014, tenía 34 escaños en una cámara de diputados de 513 miembros –un 6,62 por
ciento de las bancas- y 4 escaños en un Senado federal compuesto por 81
miembros – lo que representa el 4,93 por ciento de las bancas-.
Con el recuerdo de la experiencia de
Fernando Collor de Melo, y teniendo en cuenta el final de la misma en 1992, nos
preguntamos en aquella oportunidad:
¿Se impondrá el “estilo Marina”?
¿Esto significaría gobernar con un estilo
ajeno a la política partidaria tradicional?
¿Con qué estructura de apoyos territoriales
y/o funcionales se llevaría una propuesta ambiciosa de reforma política?
¿Resultaría inevitable que Marina Silva se
convirtiese en Collor de Melo o el mismo Janio Quadros? (Leiras, 2015).
La esperanza electoral en ascenso cedió
rápidamente paso a la realidad, quedando posicionada en el tercer lugar en la
primera vuelta de la elección presidencial habiendo obtenido el 21,32 por
ciento de los votos. Como desde 1994, el “Viejo Bipartidismo del PSDB-PT”
volvió a ser el centro de la disputa electoral.
Las elecciones generales de Brasil de 2014 se llevaron a cabo el 5 de octubre de dicho año. Debido a que ninguna de las fórmulas
presidenciales logró una mayoría absoluta de los votos emitidos, se realizó una segunda vuelta el día 26 de octubre de 2014 en la que se enfrentaron la actual presidenta de la República, Dilma Rousseff, quien concurrió por la reelección en representación
del Partido de los Trabajadores (PT), y el senador Aécio Neves del Partido de la Social Democracia
Brasileña (PSDB), por ser los
dos candidatos con mayor votación en primera vuelta habiendo obtenido el 41,59
y 33,55 por ciento de los sufragios respectivamente (Cuadro III).
4.3.2.
Finalmente….la disputa entre el PT y el
PSDB continuó.
Tras una muy dura campaña
durante el ballotage, la candidata-presidente Dilma Rousseff se alzó vencedora
con el 51, 64 por ciento de los votos en la disputada segunda vuelta de las
elecciones presidenciales en Brasil frente al 48,36 % del candidato opositor
Aécio Neves (Cuadro IV). Aunque el empate que señalaban las encuestas
desde el inicio de la segunda vuelta y el leve ascenso de Rousseff en la recta
final ya presagiaban el triunfo oficialista, la ruda campaña que polarizó al
país tuvo en vilo a la opinión pública hasta el minuto final.
En efecto, una campaña
dura y plagada de acusaciones mutuas ha tenido como resultado el margen más
estrecho en unas elecciones presidenciales desde la recuperación de la
democracia en 1985 y dejó un mapa político del país dividido. No es una novedad
la brecha entre el Norte y el Sur en cuanto a sus preferencias políticas, pero
estas se han acentuado y puesto al gobierno de Rousseff en una situación
incómoda, con una fuerte oposición en los estados que son el motor de la
economía del país como Sao Paulo y un apoyo incondicional en los estados
nordestinos, como Bahía, principales beneficiarios de las políticas sociales
redistribuidoras. Paradójicamente, los esfuerzos por reducir la brecha
socioeconómica Norte/Sur han llevado a incrementar la divergencia política.
El descenso en el apoyo
al PT también se ha expresado en las segundas vueltas a la elección de los
gobernadores de los estados, no obstante el PT y su aliado PMDB han retenido
Acre, Ceará y Rio Grande do Sul. En cambio el PSDB de Neves ha ganado en Goias,
Mato Groso do Sul y Pará, mientras su aliado PSB ha ganado en la capital
federal (Brasilia) y Paraíba, aunque este último gobernador endosó la
candidatura presidencial de Dilma en contra de la posición oficial de su
partido. Por otra parte, la reelección presidencial de Dilma se sentenció, no
solo con el granero de votos nordestino, sino también con su buen desempeño en
Rio de Janeiro y Minas Gerais, tierra natal de Aécio Neves en la que ocupó el
puesto de gobernador entre 2003 y 2010 con éxito y, que sin embargo, le ha
vuelto la espalda en las presidenciales (Cuadro V).
La presidente reelecta dijo entender la necesidad de
reformas y rechazó que la estrecha victoria fuera impedir las transformaciones
que el país necesita. Señaló que la primera debía ser una reforma política que
renovara la credibilidad de la ciudadanía en las instituciones por causa de la
corrupción y la impunidad.
Las denuncias recibidas durante la campaña
y, sobre todo, el último escándalo de la petrolera estatal Petrobras a la que
se acusa de financiar al propio PT ha sido una de las mayores armas arrojadizas
de la oposición contra el gobierno. Dilma decretó una renovada lucha contra la
corrupción, aunque ello ya le trajo numerosos contratiempos en la primera
legislatura en la que perdió hasta 6 ministros por causa de las denuncias de
prácticas delictivas (Ayuso, Ortiz de Zárate, Serrano y Villar, 2014).
Precisamente serán las denuncias por
corrupción las que abrieron un proceso cuya consecuencia fue la destitución de
Dilma Rousseff, no pudiendo la ex presidente completar su segundo período
presidencial; este proceso será abordado a continuación.
5. El fin
de Dilma Rousseff y el proceso de impeachment. Brasil entre la legalidad y la
(i)legitimidad.
Brasil, en medio de una crisis social,
movilización callejera, fuerte presión mediática y crisis económica, ha visto
agravarse aún más su situación a partir de la ruptura de la alianza legislativa
entre el eterno socio de prácticamente todas las coaliciones de gobierno desde
1985 –inicio de la Nueva República Brasileña- Partido del Movimiento
Democrático Brasileiro (PMDB) y el Partido de los Trabajadores (PT),
oficialismo desde el año 2003, lo que abrió la posibilidad de la puesta en
marcha del impeachment contra Dilma Rousseff. Este proceso es paralelo a aquel
iniciado en el ámbito judicial producto de las investigaciones llevadas a cabo
por el Juez Federal Sergio Moro en el marco del caso Petrobras.
Numerosas han sido las repercusiones de
dicho proceso como así también las caracterizaciones del mismo; se ha destacado
entre ellas aquella por la cual se ha definido dicho proceso como un “Golpe de
Estado” tanto desde diferentes sectores
intelectuales como por parte de la propia presidente Rousseff.
Veamos en qué ha consistido este proceso de
juicio político.
En una maratónica sesión llevada a cabo el
17 de abril, ha sido aprobado el inicio del proceso de impeachment en la cámara
de Diputados por 367 a favor, 137 en contra 7 abstenciones y 2 ausentes. Se
repitió el desenlace favorable al inicio del proceso en la sesión del 11 de
mayo en el Senado Federal por 55 votos a favor y 22 en contra. Este proceso se
ha desarrollado como mencionáramos en el marco de una crisis económica y
social, fuerte movilización callejera, presión mediática y la ruptura de la
alianza de gobierno entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido del
Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
El juicio político fue llevado a
cabo en el Senado Federal durante las maratónicas sesiones del 29, 30 y 31 de
Agosto de 2016. La jornada final del juicio político en la cámara alta estuvo marcada por
la tensión que hasta
el último instante demoró y enredó la histórica sesión. Los senadores petistas
pidieron que se votaran las dos cuestiones principales separadas: si Rousseff
era culpable de los crímenes de responsabilidad de los que se la acusó y debía
perder su cargo, por un lado, y si, en consecuencia, debía ser inhabilitada
para el ejercicio de cualquier función pública por un plazo de ocho años. La
moción de la defensa fue finalmente aceptada por el titular del Supremo
Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski, que presidió esta etapa del
proceso contra Rousseff.
El magistrado llamó entonces a los
legisladores a sufragar por medio del sistema electrónico que resultó en las
sentencias definitivas. Por 61 votos a favor, 20 en contra y sin abstenciones,
Dilma Rousseff fue hallada culpable de crímenes de responsabilidad y depuesta
al superar el umbral necesario de dos tercios del Senado, o sea 54 de sus 81
miembros, para su aprobación. En tanto, por 42 votos a favor, 36 en contra y
tres abstenciones, no quedó inhabilitada para volver a ocupar funciones
públicas por ocho años.
Se ha puesto en marcha un mecanismo
previsto en la constitución de Brasil y, mientras se llevó a cabo dicho
procedimiento, la permanencia y normal funcionamiento de las instituciones
públicas a través de las pautas sucesorias definidas en circunstancias de esta
naturaleza quedó asegurada; recordemos al respecto que el ex presidente y
actual senador por el estado de Alagoas por el Partido Trabalhista
Brasileiro (PTB) Fernando Collor de Melo ha sido suspendido y luego destituido
por el mismo procedimiento en el año 1992 asumiendo en su lugar la presidencia
de Brasil el vicepresidente Itamar Franco quien culmino el mandato presidencial
de Collor de Melo (Leiras, 2009).
Mirando más allá de Brasil, nos encontramos
con un procedimiento que en la región no parece reconocer fronteras
ideológicas: 8 presidentes han sido sometidos a este proceso con diferentes
desenlaces: el mencionado Fernando Collor de Mello en 1992 (derecha
conservadora) en Brasil, Carlos Andrés Pérez en 1993 (socialdemócrata) en
Venezuela, Ernesto Samper en 1996 (derecha liberal) en Colombia, Abdalá Bucaram
en 1997 (derecha populista) en Ecuador, Raúl Cubas en 1999 (“centro”) en
Paraguay, Luis González Macchi en 2002 (Ídem Cubas) en Paraguay, Fernando Lugo en
2012 (izquierda radical) en Paraguay y la propia Dilma Rousseff en 2016
(izquierda socialdemócrata) en Brasil (Cuadro VI).
Ahora bien,
merece ser destacado que los fundamentos sobre los que se ha sustanciado el
proceso en Brasil no han sido contundentes, la imagen pública de los
legisladores que han llevado a cabo este proceso está fuertemente cuestionada y
la imagen positiva de Michel Temer es aún más baja que la de la propia Dilma
Rousseff.
Se ha
tratado en definitiva de un proceso legal, y no de un golpe de estado en sus
variantes “tradicional” o “blanda”, pero sin duda débil en términos de su
legitimidad política (Leiras, 2016).
6.
Conclusiones
Ha sido el objetivo del presente trabajo
dilucidar los cambios y las continuidades del PT en el poder, desde la
administración de Luis Ignacio da Silva a la de Dilma Rousseff, sus logros y
limitaciones, y las consecuencias de sus actos gubernamentales.
El proceso que culminó con la destitución
de la experiencia de Dilma Rousseff significó al mismo tiempo el final de la
experiencia de un gobierno de izquierda en Brasil, en un contexto que parece
avizorar un cambio de época en la región a través de experiencias como la
Mauricio Macri en Argentina y la puesta en marcha del ciclo Temer en la
presidencia de Brasil entre otras.
En un somero balance del proceso acontecido
entre 2003 y 2016 podemos señalar como aspectos más destacados:
- La puesta en marcha de una Política
Social de amplio alcance iniciada durante la presidencia de Lula Da Silva
y profundizada durante la presidencia de Dilma Rousseff.
- Una Política económica conservadora
durante amplias presidencias, en particular en el aspecto fiscal, la cual
se puso de manifiesto en diferentes momentos de ambas administraciones –la
designación de Henrique Meirelles durante la primera presidencia de Lula
Da Silva y la de Joaquim Levy durante el breve segundo período
presidencial de Dilma Rousseff-. De todas maneras, estos ciclos ortodoxos
convivieron con etapas más heterodoxas en el manejo de la economía.
- Durante ambas presidencias una
diplomacia de alto perfil y de corte “tercermundista” aparece como un
común denominador en ambas presidencias.
- La corrupción como estigma aparece
durante ambas presidencias, el Mensalao durante la presidencia de Lula Da
Silva y el Petrolao durante la presidencia de Dilma Rousseff; de todas
maneras aparece una la presidencia de Dilma Rousseff un compromiso más
activo en la lucha contra la corrupción que llevó a la destitución de
numerosos y destacados integrantes de su gabinete presidencial.
- De todas maneras el mayor compromiso
de Rousseff no impedirá la puesta en marcha de un proceso de enjuiciamiento
que culminó con su destitución en un contexto de una crisis social,
movilización callejera, fuerte presión mediática y crisis económica, y ruptura
de la alianza legislativa entre el Partido del Movimiento Democrático
Brasileiro (PMDB) y el Partido de los Trabajadores (PT). En este marco,
una situación de irregularidad administrativa suscitada con la
presentación de la ejecución presupuestaria del año 2014 constituyó el
disparador para la puesta en marcha del proceso de impeachment.
- La destitución de Dilma Rousseff y su
reemplazo por su vicepresidente Michel Temer representa la tercera
oportunidad en la cual se produce la asunción por parte de un
vicepresidente en Brasil: los dos casos anteriores habían sido los de
Itamar Franco, por la destitución de Fernando Collor de Melo en 1992, y
José Sarney, como consecuencia del fallecimiento del presidente electo
Tancredo Neves antes de la asunción presidencial.
El desenlace de la crisis reciente en
Brasil -¿principio del fin o solo el comienzo?- trae una necesaria discusión
sobre la necesidad de la reforma política en el país sudamericano ¿será posible
este debate? He aquí algunos ejes para esa posible reforma:
- La institución del juicio político y
la instrumentación de mecanismos que permitan compensar al titular del
poder ejecutivo con recursos alternativos a la “Censura Presidencialista”
como por ejemplo adelantamiento de elecciones, disolución de la asamblea
legislativa etc.
- La figura del vicepresidente,
institución sin rol institucional claramente asignado y con similar
legitimidad de origen que el presidente, debido a que es elegido en una
fórmula presidencial.
- El sistema electoral, con sus consecuencias
de fragmentación e indisciplina partidaria, sobre representación política
de los estados federales y la construcción de una gobernabilidad compleja
en su construcción y costosa en términos fiscales y políticos y éticos.
- La instrumentación de mecanismos de
ampliación de la democracia representativa.
Se trata de un debate que se inicia, la
agenda política lo amerita, las urgencias también. Se trata de una discusión no
solo urgente sino también importante.
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Disponible en: LINK
ü Perasso, Valeria
(2009): “Brasil, un gigante en armas”, BBC, Disponible en LINK
ü Relea, Francesc y
Campo Iban (2008): “Uribe, Correa y Chávez rebajan la tensión con un apretón de
manos”, Diario El País, Disponible en: LINK
ü Ruarte. Roberto y
Carrizo, Gustavo (2011): “Brasil en la mirada del mundo” Ámbito.com,
Disponible en LINK
ü Senado
Federal do Brasil http://www.senado.gov.br
ü Torres, Armando
(2015): “El regreso al FMI”, Cronista.com, Disponible en
LINK
9.
Cuadros
Cuadro I
Evolución del PBI de Brasil
1999-2013
Country |
1999 |
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
Brasil |
0,8 |
4,2 |
1,9 |
1 |
-0,2 |
5,1 |
2,3 |
3,7 |
5,4 |
5,1 |
-0,2 |
7,5 |
2,7 |
0,9 |
2,3 |
Fuente: LINK
Cuadro II
Evolución Tasa de desempleo Brasil
1999-2012
Country |
1999 |
2000 |
2001 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
Brasil |
7,5 |
7,1 |
6,4 |
12,3 |
11,5 |
9,8 |
9,6 |
9,3 |
7,9 |
8,1 |
7 |
6 |
5,5 |
5,7 |
Fuente: LINK
Cuadro III
Elecciones Presidenciales Brasil 1a vuelta
05/10/2014 |
UF |
Cargo |
Nr |
Candidato |
Partido |
Coligação |
Situação |
Votação |
% Válidos |
BR |
Presidente |
13 |
DILMA VANA ROUSSEFF |
PT |
PT / PMDB / PSD / PP / PR / PROS / PDT / PC do B / PRB |
2º turno |
43.267.668 |
41,59 |
|
|
45 |
AÉCIO NEVES DA CUNHA |
PSDB |
PSDB / PMN / SD / DEM / PEN / PTN / PTB / PTC / PT do B |
2º turno |
34.897.211 |
33,55 |
|
|
40 |
MARIA OSMARINA MARINA DA SILVA VAZ DE LIMA |
PSB |
PHS / PRP / PPS / PPL / PSB / PSL |
Não eleito |
22.176.619 |
21,32 |
|
|
50 |
LUCIANA KREBS GENRO |
PSOL |
PSOL |
Não eleito |
1.612.186 |
1,55 |
|
|
20 |
EVERALDO DIAS PEREIRA |
PSC |
PSC |
Não eleito |
780.513 |
0,75 |
|
|
43 |
EDUARDO JORGE MARTINS ALVES SOBRINHO |
PV |
PV |
Não eleito |
630.099 |
0,61 |
|
|
28 |
JOSÉ LEVY FIDELIX DA CRUZ |
PRTB |
PRTB |
Não eleito |
446.878 |
0,43 |
|
|
16 |
JOSÉ MARIA DE ALMEIDA |
PSTU |
PSTU |
Não eleito |
91.209 |
0,09 |
|
|
27 |
JOSE MARIA EYMAEL |
PSDC |
PSDC |
Não eleito |
61.250 |
0,06 |
|
|
21 |
MAURO LUÍS IASI |
PCB |
PCB |
Não eleito |
47.845 |
0,05 |
|
|
29 |
RUI COSTA PIMENTA |
PCO |
PCO |
Não eleito |
12.324 |
0,01 |
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
104.023.802 |
|
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
104.023.802 |
|
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
104.023.802 |
|
Total Geral |
|
|
|
|
|
|
104.023.802 |
|
Fuente: Sitio
Tribunal Superior Eleitoral LINK
Cuadro IV
Eleição: Eleições Gerais 2014 Brasil –
2º Turno - 26/10/2014
Presidente
UF |
Cargo |
Nr |
Candidato |
Partido |
Coligação |
Situação |
Votação |
% Válidos |
BR |
Presidente |
13 |
DILMA VANA ROUSSEFF |
PT |
PT / PMDB / PSD / PP / PR / PROS / PDT / PC do B / PRB |
Eleito |
54.501.118 |
51,64 |
|
|
45 |
AÉCIO NEVES DA CUNHA |
PSDB |
PSDB / PMN / SD / DEM / PEN / PTN / PTB / PTC / PT do B |
Não eleito |
51.041.155 |
48,36 |
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
105.542.273 |
|
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
105.542.273 |
|
Subtotal |
|
|
|
|
|
|
105.542.273 |
|
Total Geral |
|
|
|
|
|
|
105.542.273 |
|
Fuente:
Sitio Tribunal Superior Eleitoral LINK
Cuadro
V
Gobernadores
Electos
Brasil
2014-2018
Estado
|
Código
|
Gobernador
|
Vicegobernador
|
Partido
|
1°/2° Vuelta
|
Acre
|
AC
|
Tião
Viana
|
Nazaret Lambert
|
PT
|
2° Vuelta
|
Alagoas
|
AL
|
Renato
Filho
|
Luciano Barbosa
|
PMDB
|
1° Vuelta
|
Amapá
|
AP
|
Waldez Góes
|
Papaleo Paes
|
PDT
|
2° Vuelta
|
Amazonas
|
AM
|
José Melo
|
Henrique Oliveira
|
PROS
|
2° Vuelta
|
Bahía
|
BA
|
Ruí
Costa
|
Joao Leão
|
PT
|
1° Vuelta
|
Ceará
|
CE
|
Camilo Santana
|
Izolda Cela
|
PT
|
2° Vuelta
|
Distrito Federal
|
DF
|
Rodrigo Rollemberg
|
Renato Santana
|
PSB
|
2° Vuelta
|
Espirito
Santo
|
ES
|
Paulo Hartung
|
Cesar Coinago
|
PMDB
|
1° Vuelta
|
Goiás
|
GO
|
Marconi Perillo
|
José Eliton
|
PSDB
|
2° Vuelta
|
Maranhão
|
MA
|
Flavio Dino
|
Carlos
Brandao
|
PCdoB
|
1° Vuelta
|
Mato Grosso
|
MT
|
Pedro Taques
|
Carlos Favaro
|
PDT
|
1° Vuelta
|
Mato Grosso do Sul
|
MS
|
Reinaldo Azambuja
|
Rose Modesto
|
PSDB
|
2° Vuelta
|
Minas Gerais
|
MG
|
Fernando Pimentel
|
Antonio Andrade
|
PT
|
1° Vuelta
|
Pará
|
PA
|
Simão
Jatene
|
Zequinha Marinho
|
PSDB
|
2° Vuelta
|
Paraíba
|
PB
|
Ricardo Coutinho
|
Ligia Feliciano
|
PSB
|
2° Vuelta
|
Paraná
|
PR
|
Beto Richa
|
Cida Borghetti
|
PSDB
|
1° Vuelta
|
Pernambuco
|
PE
|
Paulo
Câmara
|
Raul
Henry
|
PSB
|
1° Vuelta
|
Piauí
|
PI
|
Wellington Días
|
Margarete
Coelho
|
PT
|
1° Vuelta
|
Rio de Janeiro
|
RJ
|
Luiz Fernando
Pezão
|
Francisco Dornelles
|
PMDB
|
2° Vuelta
|
Río Grande do Norte
|
RN
|
Robinson
Faria
|
Fabio Dantas
|
PSD
|
2° Vuelta
|
Rio Grande do Sul
|
RS
|
José Ivo Sartori
|
José Paulo Cairoli
|
PMDB
|
2° Vuelta
|
Rondônia
|
RO
|
Confucio Moura
|
Daniel Pereira
|
PMDB
|
2° Vuelta
|
Roraima
|
RR
|
Suely Campos
|
Paulo Quartiero
|
PP
|
2° Vuelta
|
Santa Catarina
|
SC
|
Raimundo Colombo
|
Eduardo Pinho Moreira
|
PSD
|
1° Vuelta
|
Sao Paulo
|
SP
|
Gerardo Alcklim
|
Marcio Franca
|
PSDB
|
1° Vuelta
|
Sergipe
|
SE
|
Jackson Barreto
|
Belivaldo
Chagas
|
PMDB
|
1° Vuelta
|
Tocantins
|
TO
|
Marcelo Miranda
|
Claudia Lelis
|
PMDB
|
1° Vuelta
|
Fuente: Elaboración propia en base a Tribunal Superior
Eleitoral y Wikipedia.
Cuadro
VI
Juicio
Político a Presidentes en América Latina
1992-2016.
Presidente
|
País
|
Año
|
Ideología
|
Desenlace
|
F. Collor de Melo
|
Brasil
|
1992
|
Derecha conservadora
|
Destitución
|
C. Andrés Pérez
|
Venezuela
|
1993
|
Socialdemócrata
|
Destitución
|
E. Samper
|
Colombia
|
1996
|
Derecha Liberal
|
Absolución
|
A. Bucaram
|
Ecuador
|
1997
|
Derecha Populista
|
Declaración Inhabilidad
|
R. Cubas
|
Paraguay
|
1999
|
Centro
|
Renuncia
|
L. Gonzalez Macchi
|
Paraguay
|
2002
|
Centro
|
Absolución
|
F. Lugo
|
Paraguay
|
2012
|
Izquierda Radical
|
Destitución
|
D. Rousseff
|
Brasil
|
2016
|
Izquierda Socialdemócrata
|
Destitución
|
Fuente:
elaboración propia y Pérez Liñán A. (2009).