Las Contra Campañas Electorales
en Regímenes
Democráticos:
Ejercicios de
Comunicación Política de Suma y Resta
Andrés Valdez Zepeda*
Delia Amparo Huerta
Franco**
Resumen
En este escrito, se
conceptualizan las contra campañas electorales, se describen cuáles son los
principales objetivos que buscan alcanzar, se enlistan algunos elementos que
las diferencian de las campañas negativas o campañas de contraste, se establece
una tipología de las contra campañas y finalmente, se enlistan algunas
estrategias que comunmente se utilizan en su articulación. Se concluye, que
todas las campañas electorales son un ejercicio de suma y resta en la que la
comunicación juega un papel muy importante en el resultado final de la
elección.
Palabra
clave.
Contra campaña electoral, sistemas democráticos, comunicación política, contra
campañas internas, externas y ocultas.
ABSTRACT
In
this paper we will define counter election campaigns, establish a typology,
describe their main objectives, make a list of some elements that make them
different from negative or contrast campaigns, and finally we will list some
common strategies used in that sort of campaigns. We conclude that all election
campaigns are an addition and subtraction exercise in which communication has a
crucial role to determine final results.
Key
words:
counter election campaign – democratic systems – political communication –
internal, external and hidden counter campaigns.
1. Introducción
Los sistemas políticos
democráticos, se sustentan en la competencia en la que uno o más personas,
grupos u organizaciones políticas compiten por el voto de los ciudadanos para
constituir mayorías electorales y poder acceder a un puesto de representación
pública (Dieter 1993 y Eckstein 1988).
Para normar esta
diputa y definir quién accede o no al poder político, generalmente se
realizan periódicamente elecciones en las que la mayoría de votos populares o
del colegio electoral, deciden en libertad, quien ocupa la titularidad de los
poderes públicos establecidos en un Estado democrático de derecho (Brea, 1989).
Para ganar ese voto, se
registran diferentes candidatos, quienes son independientes o miembros de
alguna organización o partido político y durante un determinado periodo,
denominado tiempo de campaña electoral, impulsan diferentes acciones de
comunicación, organización, movilización y cuidado y defensa del voto con el
fin de ganar las elecciones. Estas acciones persuasivas desarrolladas en un
tiempo especifico en busca del voto de los ciudadanos son definidas, y
constituyen lo que se denomina, como campaña electoral.
De esta forma, en toda
elección democrática para nombrar a un representante popular, se impulsan dos o
más campañas electorales en la que participan dos o más candidatos opositores
uno al otro y que buscan el mismo puesto, campañas que están orientadas
centralmente a la consecución del mayor número y porcentaje de votos de los
ciudadanos. En democracia, quien gana la mayoría de votos populares o del
colegio electoral, gana la titularidad del poder público en disputa (Mende,
2003).
Ahora bien,
tradicionalmente cada candidato o partido político participante en esta disputa
por la titularidad del poder público, impulsa realmente dos campañas
electorales: la primera, es la campaña propiamente dicha, en la que busca
persuadir a los electores para que acudan a votar a su favor (sumar votos) y
otra campaña, llamada contra campaña electoral, para, como su nombre lo dice,
contra restar la campaña de sus opositores (restar sufragios) y así evitar que
obtengan un mayor número de votos de los ciudadanos (Valdez, 2005).
Estas contra campañas,
pueden sustentarse en las denominadas campañas de contraste o campañas
negativas, pero son mucho más amplias que ellas y conceptualmente son
distintas. En este artículo, se conceptualizan las contra campañas electorales,
se describen cuáles son los principales objetivos que buscan alcanzar, se
enlistan algunos elementos que las diferencian de las campañas negativas o
campañas de contraste, se establece una tipología de las contra campañas y
finalmente, se enlistan algunas estrategias que comunmente se utilizan en su
articulación.
2. Las contra campañas
electorales
El término contra
significa lo que se opone a algo o a alguien. Son acciones enfocadas a evitar que
alguien o algo logre los objetivos establecidos. También, se refiere a cosas
que perjudican o que generan un efecto adverso o cosas y acciones que combaten
algo.
Por su parte, el
término campaña se define como el conjunto de acciones de comunicación que
buscan un objetivo concreto. En el caso de las elecciones, las campañas electorales
buscan la persuasión de los votantes para obtener su voto y así poder alcanzar
un puesto de representación pública.
El término contra
campaña, puede ser definido como las acciones de comunicación y movilización
política impulsadas generalmente por candidatos a un cargo de dirección o puesto
de elección popular y/o sus equipos de campaña, y/o por los dirigentes y militantes
de alguna organización política y/o por algunos ciudadanos con el fin de contra
restar los efectos de la campaña electoral de sus opositores. Es decir, si el
objetivo de la campaña de los opositores es obtener un mayor número de votos en
una elección constitucional, entonces la contra-campaña puede estar orientada a
evitar que este objetivo se logre y a contra-restar sus acciones proselitistas
y de persuasión política.
De esta forma, se puede
decir que los objetivos centrales de una contra campaña son contra restar los
efectos de las campañas electorales opositoras, así como evitar que los
adversarios ganen el mayor número de votos y, en consecuencia, ganen las elecciones.
Las contra campañas
tienen una vieja historia y son tan antiguas como las campañas electorales
mismas. Su origen data de la democracia romana y ateniense, sin embargo, se
considera que la primera contra campaña política moderna fue la que
impulsó Benjamín Disraeli en el Reino Unido en 1870 en contra del primer ministro británico William Gladstone. Esta
contra campaña estuvo orientada a cuestionar los logros que el gobierno de
Gladstone decía haber obtenido, principalmente en materia de política
exterior.
Hoy día, se puede decir
que toda campaña electoral moderna se estructura inicialmente en dos grandes
frentes estratégicos: La campaña electoral y la contra-campaña. La primera
busca obtener votos para acceder o conservar las posiciones de poder político y
la segunda busca evitar que los opositores ganen las elecciones y así asuman
cargos de representación pública.
3. Las contra
campañas electorales y las campañas de contraste
Las contra campañas no
necesariamente son sinónimo de campañas negativas o de campañas de contraste. Las
campañas negativas, generalmente se centran en hablar de los opositores por lo
que se apela al ataque, la difamación y el desprestigio como estrategia
política. En este sentido, las
campañas negativas son acciones de publicidad, proselitismo y persuasión
política, generalmente, impulsadas por candidatos y/o partidos políticos en la
búsqueda de un cargo de representación pública, articuladas con base en la
vulnerabilidad y los errores de los opositores, exponiendo ante la opinión
pública los aspectos, hechos y acciones de la vida pública y privada más
desfavorables y cuestionables de la historia de los contrincantes.
De esta forma, los
partidos y/o candidatos que impulsan las campañas de contraste tambien
denominadas campañas negativas tratan de ganar la elección no con base en las
propuestas, ideas y fortalezas propias, sino en las debilidades, errores y el
historial cuestionable, real o inventado, de los adversarios. Es decir, una
campaña negativa tiene por objetivo principal el derrotar a la competencia,
evitando
que los adversarios sean electos a algún puesto de elección popular.
Estás campañas de
contraste o negativas tienen una añeja historia. Desde el año 53 antes de Cristo,
Quintu Tulio Cicerón recomendaba a su hermano Marco Tulio Cicerón, quien
competía por un puesto en el senado romano, lo siguiente:
“Procura
que toda tu campaña se lleve a cabo con gran séquito, que sea brillante,
espléndida, popular, que se caracterice por su grandeza y dignidad y, si de
alguna manera fuera posible, que se levanten contra tus rivales los rumores de
crímenes, desenfrenos y sobornos.”
Es decir, de acuerdo al
primer manual o puntuarío de campaña escrito en la historia de la humanidad, ya
se recomendaba el empleo de la campaña negativa como parte de las estrategias
para acceder al poder, utilizando el rumor y el ataque como estrategia para
afectar a los opositores.
Por su parte, Nicolás
Maquiavelo, en el siglo XVI de nuestra era, señalaba que “cuando se ve el pueblo
inclinado a hacer una mala elección, es lícito y hasta honroso a cualquier
ciudadano, dar a conocer en públicos discursos los defectos del candidato para
que, sabiéndolos, el pueblo pueda elegir mejor”.
Hoy día, las campañas
de contraste, se han vuelto muy populares en el orbe, de tal forma que la
política electoral se articula no necesariamente a partir de las fortalezas,
las propuestas y las ideas propias, sino con base en las debilidades, defectos
o errores de los opositores.
Por su parte, la contra
campaña no necesariamente impulsan acciones negativas o de ataque a los
adversarios. Las contra campañas están orientadas centralmente a contra-restar
el efecto de las campañas de los opositores y para lograr tales objetivos, son
varios las estrategias utilizadas. Por ejemplo, se puede contra-restar a los
opositores con mejores propuestas, con estrategias de comunicación que sean más
efectivas o desarticulando las estrategias del adversario, por señalar algunas
formas.
En toda campaña,
generalmente, se habla de propuestas para atender los problemas, necesidades y
aspiraciones de una determinada población. Sin embargo, sí durante la campaña
solo se comunica el qué, no el cómo ni el cuándo, posiblemente esta campaña no
logre el efecto que se busca alcanzar, pero si además del qué, se profundiza en
explicar cómo se logrará, por ejemplo, disminuir los índice de inseguridad
pública, o cómo reducir los índices de desigualdad social y en qué tiempo se
logrará obtener resultados tangibles en la reducción de los niveles de pobreza,
entonces ésta se constituye como una mejor y más fundada propuesta de campaña que
la que tradicionalmente impulsan los opositores. De esta manera, se
contra-resta las estrategias de los opositores.
De igual manera, las
estrategias de comunicación pueden ser diferentes y puede tener un impacto
distinto entre los electores. Si las estrategias tocan las cuerdas sensibles y
logran una conectividad emocional con los electores y están correctamente
focalizadas y segmentadas, según la composición del mercado electoral, sin duda
serán más efectivas que las que no lo estén. De esta forma, se contra-resta el
efecto de las campañas de los opositores.
Finalmente, si una
campaña electoral es exitosa en desarticular las estrategias de los
adversarios, sin necesariamente atacarlos o denostarlos, los deja vulnerables
y con una mayor probabilidad de perder la elección. Desarticular
implica dejar sin efecto, disminuir o eliminar su potencial, de tal forma que
las estrategias de los adversarios pierden poder y con ello disminuyen su
capacidad persuasiva.
Los ejes de
articulación de una contra campaña electoral son,
al menos, cinco: primero, apelar al miedo de los electores; segundo, hacer
visibles y magnificar los errores de los adversarios; tercero, cuestionar el
pasado y la falta de capacidad y experiencia de los adversarios; cuarto,
publicitar coincidencias o similitudes con otros gobiernos actuales o pasados,
del propio país o de otros países, que son considerados perjudiciales para el
interés de la mayoría de los electores; y quinto, movilizar la ira o el
descontento social de los electores en contra de sus adversarios por malos
resultados, insuficiencias, abusos, escándalos, corruptelas o errores
cometidos.
3. Tipología de contra
campañas
Las contra campañas
pueden dividirse en tres tipos: las contra campañas internas, las contra
campañas externas y las contra campañas ocultas. Las primeras se dan en el
proceso de selección de candidatos de un determinado partido u organización
política. Las segundas, durante las elecciones constitucionales y las terceras
durante las elecciones internas y constitucionales. Es decir, las campañas electorales
ocultas se pueden presentar tanto en una elección interna para elegir a un
candidato a un puesto de elección popular, así como en una elección
constitucional.
a. Contra campañas
internas
Las contra campañas
internas se constituyen por las diferentes acciones de comunicación y
movilización política, impulsadas generalmente por pre-candidatos a un cargo de
dirección de un partido político o por precandidatos a un puesto de elección
popular o de sus equipos de campaña, y/o por los dirigentes y militantes de
alguna organización política y/o por algunos ciudadanos con el fin de contra
restar los efectos de la contra campaña electoral de sus opositores. Es decir,
si el objetivo de la campaña de los opositores es obtener un mayor número de
votos en una elección primaria o interna, entonces la contra-campaña puede
estar orientada a evitar que este objetivo se logre y a contra-restar sus
acciones proselitistas y de persuasión política.
Las contra campañas
internas son muy comunes que se presenten durante las contiendas internas para
definir las candidaturas a un puesto de elección popular y se articulan a
partir de ciertas acciones abiertas o encubiertas que contra-restan las
acciones proselitistas y de comunicación política de sus adversarios y buscan
disminuir sus posibilidades de éxito. Estas contra campañas, se centran en “dar
razones poderosas y movilizar emociones para que los electores no voten por los
opositores”, confrontando las fortalezas propias en contra de la debilidad de
sus opositores.
b.
Contra
campañas externas
Las contra campañas
externas, se centran en contra-restar las posibilidades de éxito de los
adversarios en una elección constitucional y se articulan a través de
diferentes acciones abiertas o encubiertas de comunicación y movilización,
resaltando las ventajas y propuestas propias en comparación con las realizadas
por sus principales opositores.
En una contra campaña,
se contrapone a sus opositores principalmente la plataforma programática
(propuestas) y las características distintivas del candidato (experiencia,
formación, antecedentes, etc.) para que los ciudadanos decidan, en libertad, a
quién otorgan su voto.
Las contra campañas
externas no sólo buscan obtener la mayoría de votos, sino también buscan que
los ciudadanos no voten por los opositores. De esta forma, generalmente
maximizan sus errores y minimizan sus aciertos, dando diferentes razones a
través de diferentes estrategias del porque no votar por los opositores.
c. Contra campañas ocultas
4. Estrategias en contra
campañas electorales
Las contra campañas
electorales externas e internas tradicionalmente logran como objetivo minar o
reducir las posibilidades de éxito de la campaña de los opositores, mientras
que las “contra campañas electorales ocultas” minan las posibilidades de éxito
de las campañas electorales propias. Es decir, de su propia campaña.
Las estrategias más
utilizadas en las contra campañas electorales internas y externas son las
siguientes: estrategia de contraste, estrategia de ataque, estrategia de
polarización, estrategia de puntos de ira y la estrategia de miedo.
Las estrategias de
contraste,
como su nombre lo dice, implica el contrastar ventajosamente las propuestas, el
programa y las características distintivas del candidato y su equipo de trabajo
(experiencia, formación, capacidad, logros, honorabilidad, etc.) en contra de
las características distintivas de los principales opositores, de tal forma que
los votantes observen y perciban ciertas ventajas comparativas y puedan decidir
votar por el candidato impulsor de la contra campaña.
Las estrategias de
ataque o campaña negativa
son ejercicios
de publicidad, proselitismo y persuasión política usados por candidatos,
partidos políticos o terceros interesados, articulados con base en la
vulnerabilidad y errores de los opositores, exponiendo ante la opinión pública
los aspectos, hechos y acciones, reales o inventadas, más desfavorables y
cuestionables de la historia de los contrincantes. Las campañas negativas
tratan de ganar la elección no con base en las propuestas, ideas y fortalezas
propias, sino en las debilidades, errores y el historial cuestionable, real o
inventado, de los adversarios. Como parte de estas campañas negativas se
resaltan los defectos, reales o inventados, del oponente, presentándolos como
un peligro, riesgo o amenaza para los votantes, el Estado y el país.
La estrategia de
polarización
consiste en presentarle a los electores solo dos alternativas para decidir su
voto: una que es de carácter negativo o perjudicial para el elector (crisis,
desempleo, inseguridad, pobreza, etc.) y que está asociada o relacionada con
los opositores y la otra de carácter positiva y que está relacionada con el
propio candidato impulsor de esta estrategia (desarrollo económico, seguridad,
empleo, educación de calidad, etc.). Un ejemplo de este tipo de estrategias es
el siguiente “En
esta elección, las cosas son muy claras. Los votantes tienen sólo dos
alternativas. Seguir con la ineficiencia, la corrupción y los escóndalos de los
actuales gobernantes o, de una vez y para siempre, realizar el cambio que tanto
necesita nuestro pais!
La estrategia de los
puntos de ira
consiste en movilizar el descontento y enfado social acumulado en los votantes en
contra de uno de los candidatos o partidos políticos contendientes.
Generalmente, esta estrategia se sustenta en la siguiente interrogante: ¿qué es
lo que le genera malestar, enojo o ira a los electores con respecto a los
partidos y candidatos que son sus opositores? Entonces, a partir de la
respuesta que se obtenga, se construye la estrategia. En este sentido, el tema
central de la campaña que puede ser la honestidad (Cuentas claras a los
ciudadanos) si lo que les molesta a los electores es la corrupción de los
opositores; la seguridad (Para volver a caminar seguros) sí el enfado social se
debe la alta inseguridad pública predominante en el país; o el desarrollo
económico (empleo, trabajo, ocupación), cuando la ira de los electores es
debido a la pobreza, el desempleo y la crisis económica predominante, entre
otros.
La estrategia del miedo consiste en relacionar
a los opositores con cuestiones y temas que le generan miedo o incertidumbre a
los electores, como puede ser la crisis económica, el terrorismo, la guerra o
el crimen organizado, por señalar algunos temas. De esta forma, se publicita a
través de todos los frentes de la campaña (mediático, territorial y de las
ciber campañas) que el candidato o partido opositor está relacionado y puede
ser el causante del deterioro económico, o que esta vinculado al crimen
organizado o que representa la opción política favorable a la guerra o que no
tiene experiencia para gobernar, por señalar algunos ejemplos. De esta forma,
se publicita “no corramos el riesgo de elegir a alguien sin experiencia” o
alguien ligado al crimen organizado, o favorable a la guerra, etc.
5. A Manera de conclusión
Los sistemas
democráticos modernos de derecho están basados en la competencia, en la que uno
o más partidos políticos o candidatos compiten por la titularidad de la
representación pública. Bajo estos sistemas, se organizan periódicamente
elecciones libres en la que el voto de los ciudadanos determina la orientación
y el carácter de la representación pública.
Para ganar dichas
elecciones, los partidos políticos y/o los candidatos impulsan campañas
electorales con dos grandes objetivos: primero, lograr el voto de la mayoría de
los electores, y segundo, evitar que los opositores obtengan la mayoría de
votos. Es decir, toda campaña implica dos frentes: una de atracción de votos
hacia la causa propia y otra de repulsión de votos hacia los adversarios.
Las contra campañas
electorales, se inscriben en esta segunda lógica política, ya que buscan
contra-restar a las campañas de los opositores para evitar que ganen la mayoría
de los votos y así sus impulsores no puedan ocupar algún puesto de elección
popular. Sin embargo, las contra campañas electorales no son sinónimo de
campañas negativas, ya que si bien éstas incluyen a las campañas negativas o de
contraste, son conceptual y operativamente un tanto diferentes.
Las contra campañas
electorales, se clasifican en internas, externa y ocultas. Las primeras, son
aquellas que se impulsan durante los procesos internos para elegir a los
candidatos a un puesto de elección popular. Las segundas, durante las
elecciones constitucionales y las terceras, se presentan durante los procesos
electorales internos y constitucionales.
Las contra campañas
electorales forman parte de las acciones políticas de carácter tradicional que
se impulsan con el fin de contra restar las acciones de los partidos y
candidatos opositores y para lo cual, se articula una serie de estrategias
políticas y de comunicación con el fin de conseguir su objetivo.
Las campañas
electorales son ejercicios de suma y resta en la política. Las campañas
electorales buscan sumar los votos de los ciudadanos y las contra campañas
buscan contra-restar esos votos. Estos ejercicios de comunicación de suma y
resta, son propios de los sistemas políticos de cuño democrático y representan
una opción estratégica muy importante en la lucha por conservar o ganar
espacios de poder político.
Referencias
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Valdez,
Z. A. (2005). Mercado y Democracia: La política en la era moderna,
México: Editorial Instituto Electoral del Estado de Chihuahua.
*Andrés Valdez
Zepeda es profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara.
Terminó su doctorado en estudios latinoamericanos con especialidad en ciencia
política por la Universidad de Nuevo México (USA). Autor de los libros 1)El
arte de ganar elecciones y 2) La guerra sucia en las campañas electorales.
avaldezepeda@gmail.com
**Delia
Amparo Huerta Franco académica de la Universidad de Guadalajara. Su línea de
investigación es la comunicación organizacional. azepeda@cucea.udg.mx