Revista Nº34 "MEDIO AMBIENTE"

 

 

Especificación de un modelo para el estudio del habitus de movilidad

Specification of a model for the study of the mobility habitus

Margarita Juárez Nájera[1], Gerardo Arturo Limón-Domínguez[2], Cruz García-Lirios[3]

Resumen –Grosso modo, las políticas de movilidad se inscriben en los modelos ciudades sustentables, siguiendo lineamientos de las Cumbres de la Tierra, pero los efectos de estas políticas han sido poco vinculados a los sistemas de transporte y las identidades de usuarios. El objetivo del presente trabajo fue establecer un modelo para el estudio de la triada, políticas, sistemas e identidades de transporte, centrado en cuatro indicadores del habitus, entendido como disposiciones sociales efectivas del entorno. Se realizó un estudio no experimental con una selección muestral no probabilística de fuentes indexadas a repositorios nacionales, considerando el año de población de 2000 a 2017, así como los conceptos de “movilidad” y “habitus”.  Se advierte una línea de estudio relativa a la comparación de políticas de movilidad, sistemas de transporte e identidades de usuarios para establecer diferencias y similitudes con la intención de anticipar escenarios de ingobernabilidad o gobernanza.

Palabras claves –Movilidad, transporte, periferia, centralidad, habitus

Abstract –Roughly speaking, mobility policies are embedded in sustainable cities models, following the guidelines of the Earth Summit, but the effects of these policies have been little linked to transport systems and user identities. The objective of the present work was to establish a model for the study of the triad, policies, systems and transport identities, centered on four habitus indicators, understood as effective social dispositions of the environment. A non - experimental study was carried out with a non - probabilistic sample selection from sources indexed to national repositories, considering the year of population from 2000 to 2017, as well as the concepts of "mobility" and "habitus". There is a line of study regarding the comparison of mobility policies, transport systems and user identities to establish differences and similarities with the intention of anticipating scenarios of ungovernability or governance.

Keywords –Mobility, transport, periphery, centrality, habitus

Introducción

El objetivo de la investigación radica en el establecimiento de un modelo para el estudio del habitus de movilidad

Las políticas de reducción de los efectos del cambio climático en la salud pública se distinguen por sus programas y estrategias integrales, aunque derivan de los lineamientos globales de las Cumbres de la Tierra, adquieren un sentido local al momento de establecer criterios de movilidad como son los casos de restricción a los vehículos que emiten CO2 a la atmósfera, la implementación de parquímetros, el subsidio de los convertidores catalíticos, la inversión en transporte colectivo de cero emisiones, el establecimiento de carriles confinados a otras formas alternativas de transporte, o bien, la educación vial, entre ella la formación para la sustentabilidad (Carreón, Hernández y García, 2014).

En el marco de las políticas para la sustentabilidad, los efectos del cambio climático sobre la salud pública ambiental son eje central de la agenda pública. Esto es así dado el impacto cuantificado en 5,5 millones de decesos en 2013, ubicando en el cuarto factor de riesgo, así como sus efectos en el 85% de la población mundial (Carreón et al., 2014).

Sin embargo, la agenda pública al establecerse de los lineamientos de las Cumbres de la Tierra ha excluido los estilos de vida urbanos, centrados en la movilidad con vehículos que emiten C02 a la atmósfera más que los habitus de movilidad alternativa como la caminata, las ciclovías y los transportes de cero emisiones (García, 2007).

En tal sentido es que resulta fundamental explorar los indicadores del habitus de movilidad, entendidos como disposiciones favorables a la movilidad alternativa a los vehículos que emiten C02 a la atmósfera (García, 2008).

Teoría del habitus

La Figura 1 muestra los conceptos que explican el habitus son; 1) ethos (disposiciones éticas), 2) hexis (disposiciones corpóreas), 3) aisthesis (disposiciones estéticas), 4) eidos (disposiciones lógicas).

Figura 1. Teoría del habitus

Fuente: Elaboración propia

A partir de este orden, la movilidad es considera por una ética del riesgo en relación con la identidad de género masculina dominante, la cual consiste en un desplazamiento de la periferia al centro de un modo amenazante ya que, se trata de una ética desarrollada a partir de un contexto de inseguridad, violencia e impunidad. Esto es así porque en la periferia, se gestan estructuras de poder que prevalecen sobre las estructuras de influencia, mismas que suponen una comunicación horizontal, transversal y unidireccional (Cerón, 2013).

El ethos, en tanto disposición ética permite subsistir a los habitantes de la periferia a un entorno hostil, condicionando a quienes se desplazan hacia al centro a un trayecto de riesgos; posibles asaltos, secuestros, extorsiones u homicidios que se registran en mayor medida en la periferia con respecto al centro de una urbe (Farías, 2010).

Siguiendo esta diferenciación con respecto a la periferia, en la centralidad se desarrolla una ética del cuidado, la cual supone que prevalecen riesgos como los que se presentan en la periferia, aunque en menor intensidad y frecuencia (García, 2011).

A diferencia de la ética del riesgo, la ética del cuidado trata de comprender la exportación de la violencia y la inseguridad de la periferia a la centralidad, pero en esencia, se trata de una moralidad vinculada a la identidad de género no masculina, principalmente femenina que consiste en una disposición favorable a la recreación y el entretenimiento, características de un escenario en el que la calidad de vida y el ingreso permiten la contemplación y la preservación de los espacios y las relaciones de equidad entre quienes ahí interactúan (García et al., 2013).

Sin embargo, las éticas del riesgo y de la conservación también son reflejadas por expresiones de defensa y ataque para el caso de la periferia y disposiciones de confort para el caso de la centralidad (García et al., 2015).

Pues bien, si la movilidad de la periferia a la centralidad supone una ética de la defensa y el ataque como respuesta a un entorno hostil y supone una ética del disfrute de escenarios en la centralidad ante un ambiente agradable, entonces la movilidad será una vía por donde se desarrollarán éstas expresiones de defensa-ataque y contemplación-preservación (Hernández, 2014).

Las hexis o disposiciones corpóreas, son también resultado de la interacción entre el individuo y la escasez o abundancia de oportunidades de su entorno. Se trata de expresividades diferenciadas por el contexto periférico y la centralidad (Limón, 2017).

Empero, a diferencias de las ethos que son principios guiadores de expresividades, las hexis son reacciones instintivas ante inseguridad periférica o respuestas automáticas ante la seguridad de la centralidad, pero la movilidad que va de la periferia a la centralidad o de ésta hacia la periferia, determina expresividades comunes como el resguardo ante un ataque terrorista, la solidaridad y cooperación inmediatas a un atentado colectivo, o bien, la precaución ante la posibilidad de ataque a la multitud (Joignant, 2012).

Es decir, las hexis que se diferencian según el contexto periférico o central, son sensibles a los eventos inesperados, inconmensurables e impredecibles como los que suponen riesgos y amenazas a la integridad personal o colectiva (Rizo, 2012).

Tal proceso no ocurre en las aesthesis o disposiciones estéticas, las cuales son observables en la vestimenta o el lenguaje al momento de transportarse de la periferia a la centralidad de las urbes (Rivera et al., 2015).

Considerados como flujos, quienes se trasladan de la periferia a la centralidad interactúan con una centralidad dominante en cuanto a leyes, normas o valores como es el caso de los reglamentos de viabilidad, códigos de transporte colectivo o discursos en los espacios de concentración o hacinamiento (Tun, García, Carreón, 2017).

Son estas circunstancias las que suponen diferencias entre las disposiciones estéticas en el traslado de un lugar a otro, pero también implican extensiones de estas diferencias en los mosaicos colectivos. Es el caso de las concentraciones de protesta o manifestación que de la periferia convergen en la plaza de la centralidad, las cuales por su grado de orden y desorden se alejan de las confrontaciones entre usuarios de los servicios hídricos con respecto a las autoridades, los secuestros de unidades de abastecimiento o el linchamiento de delincuentes (Carreón, 2014).

Pues bien, si las ethos son principios impostergables de movilidad, si las hexis y aesthesis son expresividades y criterios de movilidad, traslado y concentración, entonces las eidos o disposiciones lógicas son puentes de comunicación entre habitantes de la periferia que se trasladan a la centralidad y eventualmente, imposiciones de quienes se ven en la necesidad de visitar la periferia saliendo de la centralidad (Cerón, 2013).

Las eidos son lógicas de verisimilitud y verificabilidad que distinguen a la periferia de la centralidad. Las eidos de verosimilitud consisten en razonamientos de movilidad en la periferia centradas en la rapidez y el bajo costo. En contraste, las eidos de verificabilidad son criterios y estrategias aseguramiento si alguien de la centralidad decida trasladarse a la periferia (Rizo, 2012).

Ethos, hexis, aesthesis o eidos, en el marco de las políticas de movilidad contra los efectos del cambio climático sobre la salud pública ambiental, son disposiciones que reflejan las asimetrías entre quienes se desplazan de la periferia a la centralidad, o bien, quienes se trasladan de la centralidad a la periferia, pero los cuatro conceptos no explican las diferencias entre gobernantes y gobernados al momento de establecer responsabilidades con respecto a quienes toman decisiones de exclusión del transporte de cero emisiones y quienes deben ajustar sus estilos de transporte a las opciones alternativas de transporte como la caminata o el ciclismo (Amemiya, Valdés, Espinoza y García, 2018).

Estudios del habitus

La Tabla 1 muestra el proceso socio-histórico mediante el cual el transporte público fue exacerbado por las políticas públicas y la demanda del mercado, así como su impacto en los estilos de vida de los usuarios del servicio público en el Estado de México está vinculado a la gobernanza en las ecociudades. Los habitus han sido empleados para develar símbolos, significados y sentidos en torno a una práctica discursiva o actuada (Carreón, Hernández y García, 2014).

Tabla 1. Estudios del habitus

Año

Autor

Hallazgo

1980

Berk et al.,

Llevaron a cabo un estudio en el que demostraron una relación directa, positiva y significativa entre los programas de reducción del suministro de agua y el ahorro residencia a medida que la estrategia se intensificaba en zonas urbanas.

1987

Corral et al.,

Encontraron, en un estudio exploratorio de frecuencias de uso doméstico de agua, en torno al uso de la regadera, la principal actividad de consumo doméstico de agua. En contraste, el uso del refrigerante fue el dispositivo doméstico con menor frecuencia de uso en ambas muestras del estudio.

1987

Corral, Garibaldi y Encinas

Encontraron en un estudio exploratorio que el uso de la regadera era la principal actividad de consumo doméstico de agua. En contraste, el uso del refrigerante fue el dispositivo doméstico con menor frecuencia de empleo.

1992

Corral y Obregón

Llevaron a cabo una revisión sistemática de las variables incluidas en los modelos de comportamiento proambiental. Midieron la distancia entre la residencia y el depósito de reciclaje, las competencias proambientales, los estilos y los motivos ecológicos como los determinantes del comportamiento proambiental.

2000

Corral y Zaragoza

Demostraron, mediante un sistema de ecuaciones estruturales, cuatro dimensiones del comportamiento de reciclaje el cual fue determinado por los motivos de reutilización. En dicho modelo, el tamaño de la casa y el estatus económico también incidieron sobre el comportamiento. Sin embargo, las creencias a través de los motivos influyeron en la conducta de reutilización. Establecieron diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto a sus conocimientos de reuso y reciclaje de productos. Estas diferencias significativas también se observaron en torno a las creencias de reutilización y las creencias de reciclaje.

2000

Corraliza y Martín

Con una muestra de 420 residentes en Madrid España, demostraron que las actitudes determinan (R2 = .09; p < .01) al factor conductual de derroche.

2000

Hernández et al.,

Dieron a conocer una diferencia entre proporciones de datos no paramétricos, seis categorías: imagen e identidad institucional, ambiente físico y construido, residuos sólidos, residuos peligrosos, manejo de energía eléctrica y formación ambiental. Años después, la imagen del campus, los residuos sólidos y la formación ambiental seguían siendo los principales problemas.

2000

Hernández y Landázuri

Establecieron una diferencia entre proporciones de datos no paramétricos, seis categorías: (1) imagen e identidad institucional, (2) ambiente físico y construido, (3) residuos sólidos, (4) residuos peligrosos, (5) manejo de energía eléctrica y (6) formación ambiental. Posteriormente, en 1998, con otra muestra estratificada de 466, la imagen del campus, los residuos sólidos y la formación ambiental seguían siendo los principales problemas.

2001

Acosta y Montero

Demostraron asociaciones significativas entre la conducta ambiental responsable y locus de control, conocimiento de la acción ambiental, habilidades ambientales y los estilos de afrontamiento. Establecieron la relación asociativa, positiva y significativa entre los conocimientos de la acción ambiental y la conducta ambiental responsables. En la medida en que aumentaban los valores de una variable se incrementaban los valores de la otra. Demostraron que la conducta ambiental responsable está asociada (r = .45; p < .05) con el índice de habilidades y conocimientos de la acción ambiental.

2001

Corral

Con una muestra de 280 habitantes de Ciudad Obregón Sonora, demostró que el ahorro de agua observado está determinado indirectamente por la escasez de agua (R2 = .30) y por los motivos para ahorrar agua (R2 = .22).

2001

Corral, Frías y González

Demostraron a través de un modelo factorial X2 = 26, 25gl; p = .36; NNFI = .95, CFI = .96; RMSEA = .02el efecto directo, positivo y significativo entre el comportamiento antisocial sobre el desperdicio de agua (β = .35).

2001

Oceja y Jiménez

Realizaron tres estudios. Evaluaron un grupo de normas, analizaron su grado de cumplimiento y establecieron la clasificaron de un conjunto de normas. Demostraron en el primer estudio que la tipología es pertinente a partir de tres criterios (acuerdo personal, sanción formal y desaprobación social). En el segundo, establecieron diferencias entre las normas (las leyes legítimas y las prescripciones se cumplen en mayor medida que las leyes ilegitimas y las convicciones) utilizando el criterio de cumplimiento informado y percibido. En el tercero establecieron diferencias significativas entre las actitudes hacia cada tipo de norma.

2002

Barreiro et al.,

Establecieron, mediante un análisis cluster discriminante y conglomerados de distancias euclidianas, seis grupos diferenciados por tipo de consumo ecológico; escépticos, despreocupados, institucionales, pasotas, sociales y despistados.

2002

Bustos et al.,

Con una muestra de 202 habitantes de Nezahualcóyotl y Chimalhuacan en el Estado de México y el Distrito federal, demostró que los motivos predicen el aseo personal (R2 =.16).

2002

Corral

Estableció en una estructura factorial X2 = 43; 34 gl; p = .47; NFI = .95; NNFI = 1; CFI = 1que las competencias proambientales explican el ahorro de agua (R2 =.54; ξ = .46). Estableció mediante un modelo estructural X2 = 43; 34 gl; p = .47; NFI = .95; NNFI = 1; CFI = 1 que regar las plantas, lavar trastes y lavarse los dientes son indicadores (R1 =.53, R2 = .76 y R3 = .75 respectivamente) de las habilidades.

2002

Espinosa, Orduña y Corral

Demostraron, mediante un modelo estructural X2 = 271.5; 84 gl; p < .001; NFÍ = .90; CFI = .93; RMSEA = .03 que los motivos son indicadores (R1 =.15) de las competencias de ahorro de agua. Asimismo, bañarse, lavar trastes y lavarse los dientes son indicadores de las habilidades (R1 =.80, R2 = .85 y R3 = .24 respectivamente). Establecieron en una estructura factorial X2 = 271.5; 84 gl; p < .001; NFÍ = .90; CFI = .93; RMSEA = .03la predicción de las competencias sobre el ahorro de agua (β = .32).

2002

Guevara y Rodríguez

Probaron la tendencia de residentes de la Ciudad de Puebla a responder positiva y homogéneamente a la separación de basura y los servicios de recolección.

2002

Negrón, Arias y Delbrey

Demostraron diferencias significativas entre hombres y mujeres respecto al cambio de sus conocimientos, posterior a información relativa a sus conocimientos sobre su salud y el entorno.

2003

Corral

Demostró en un modelo estructural X2 = 249,7; 103 gl; p < .001; IANN = 0,91; IAC = .93; GFI = 1; RQQMEA = .04que lavar platos, regar plantas y tomar baño de chuveiro son indicadores de las habilidades (R1 = R2 = .58, R3 = .57 y R4 = .50 respectivamente). Demostró, mediante un modelo estructural, la incidencia de utensilios domésticos sobre el consumo de agua. En dicho modelo, los motivos, la escasez y las habilidades, tuvieron un efecto negativo sobre el consumo de agua. Estableció en una estructura factorial X2 = 249,7; 103 gl; p < .001; IANN = 0,91; IAC = .93; GFI = 1; RQQMEA = .04que el utilitarismo explica la variabilidad del consumo de agua (R2 =.22; ξ = .78). Reveló mediante un modelo estructural, la incidencia de utensilios domésticos en el consumo de agua. En dicho modelo, los motivos, la escasez y las habilidades, tuvieron un efecto negativo sobre el consumo de agua.

2003

Corral et al.,

Con una muestra de 200 residentes mexicanos demostraron que el ahorro de agua está fuertemente relacionado (R = 23; p < 0,05) con el reciclaje de productos.

2003

Corral, Bechtel y Fraijo

Demostraron en un modelo estructural Modelo 1: X2 = 235.1; 111 gl; p < .001; CFI = .92; NNFI = .87; RMSEA = .047 Modelo 2: X2 = 528.4; 263 gl; p < .001; NNFI = .90; CFI = .91; RMSEA = .045los efectos directos e indirectos de las creencias generales en el consumo de agua, las creencias generales tienen un efecto directo sobre el consumo de agua. Las creencias generales tienen un efecto indirecto al ser moderadas por el utilitarismo. Concluyeron que el segundo modelo explica mejor la variabilidad del consumo de agua.

2003

Corral, Frías y González

Demostraron en un modelo estructural X2 = 26; 25 gl; p > .05; NNFI = .95; CFI = .96; RMSEA = .02el efecto directo y positivo (β = .35) de la conducta antisocial sobre el dispendio hidrológico

2003

Frías et al.,

Demostraron el efecto indirecto del macro-sistema sobre la conducta antisocial a través del micro-sistema. En el modelo estructural, el exo-sistema estuvo indicado por tres indicadores y el micro-sistema por cinco variables manifiestas.

2003

Frías, López y Díaz

Demostraron el efecto indirecto del macrosistema sobre la conducta antisocial a través del microsistema. En el modelo estructural, el exosistema contó con tres indicadores y el microsistema con cinco variables manifiestas.

2003

Sainz y Becerra

Revisaron los conflictos reportados por la prensa en 20 años y encontraron una tendencia a exacerbar los conflictos en demarcaciones del oriente de la Ciudad de México.

2004

Angosto y Martínez

Con una muestra de 209 habitantes españoles establecieron el efecto directo, negativo y significativo de la percepción exogrupal sobre dos dimensiones (pública y privada) de la intención de contacto (β = -.27; p < .001; β = -.16; p < .001 respectivamente).  

2004

Bustos

Demostró en un modelo estructural X2 = 17.17; 13 gl; p > .05; NNFI = .99; RMSEA = .030la incidencia de las creencias de obligación de ahorrar agua sobre las habilidades efectivas (β = .21). A su vez, las habilidades efectivas determinan (β = .31) el comportamiento pro ambiental (aseo personal y la preparación de alimentos). Estableció que el locus de control interno afecta directa y positivamente sobre las creencias de obligación (β = .37).

2004

Bustos, Flores y Andrade

Establecieron en un modelo estructural X2 = .35; 10 gl; p = .000; GFI = .97; AGFI = .92; RMSEA = .08; R2 = .25el efecto directo, positivo y significativo del locus de control interno sobre el ahorro de agua (β = .14) y el efecto indirecto en tres senderos; el primero a través de las creencias de obligación de cuidar el agua (β = .43) las cuales determinan las habilidades instrumentales (β = .20) y éstas el ahorro de agua (β = .36), la segunda trayectoria a través de los motivos de protección socio-ambiental (β = .21) quienes influyen en el ahorro de agua (β = .14) y la tercera ruta a través de la percepción de riesgo a la salud (β = .30) que causa los motivos de protección ambiental socio-ambiental (β = .20). Además, establecieron el efecto indirecto de los conocimientos a través de las habilidades instrumentales (β = .07) Argumentaron la relación directa, positiva y significativa entre dos variables conductuales proambientales: lavado de baños con aseo personal (r = ,17; p < ,01), aseo de dientes con baño personal (r = ,18; p < ,01). La relación entre tres variables conservacionistas: creencias de obligación de cuidar el agua con habilidades instrumentales de ahorro (r = ,24; p ,01), conocimientos sobre el manejo de agua con motivos de protección socioambiental (r = ,42; p < ,01) y habilidades instrumentales de ahorro con motivos de protección socioambiental (r = ,27; p < ,01). La relación entre siete factores proambientales: creencias de obligación de cuidar el agua con locus de control interno (r = ,43; p < ,01), con el ahorro de agua ( r = ,45; p < ,01), con los motivos de protección ambiental (r = ,24; p < ,01), con la percepción de riesgos a la salud (r = ,26; p < ,01); a su vez la percepción se asocia con el locus de control interno (r = ,30; p < ,01), con el comportamiento proambiental (r = ,23; p < ,01) y con los motivos de protección ambiental (r = ,27). Los cuales a su vez se relacionan con el locus de control (r = ,28; p < ,01), con el ahorro de agua (r = ,12; p < ,01) y con las habilidades instrumentales (r = ,42; p < ,01), los que a su vez se conectan con el locus de control (r = ,38; p < ,01) y el ahorro de agua (r = ,33; p < ,01). Finalmente, los conocimientos del manejo de agua se asocian con el locus de control (r = ,16; p < ,01) y con el comportamiento proambiental (r = ,47; p < ,01). Demostraron el efecto indirecto de las creencias de control interno y los conocimientos sobre el comportamiento proambiental. En dicha trayectoria de predicción, las creencias de obligación de cuidar el agua, la percepción de riesgo, los motivos de protección socioambiental y las habilidades instrumentales transfirieron dicho impacto.

2004

Corral et al.,

Establecieron en un modelo estructural x2 = 351; 231 gl; p < .001; NNFI = .90; CFI = .91; RMSEA = .04 que el presente tanto hedonista como fatalista covarían negativamente (φ = -.18; φ = -.35) con el ahorro de agua. Así mismo, demostraron que la propensión al futuro también tiene una estrecha relación positiva (φ = .17) con la variable endógena de primer orden. A su vez, la propensión al futuro tuvo una relación “phi” con el pasado positivo (φ = .67), con el presente fatalista (φ = .28) y con el presente hedonista (φ = -.28). El pasado negativo con el pasado positivo (φ = .26), con el presente fatalista (φ = .44) y con el presente hedonista (φ = .21). El presente fatalista con el presente hedonista (φ = .65). Establecieron en un modelo estructural x2 = 430.6; 271 gl; p = .001; NNFI = .90; CFI = .90; RMSEA = .05que la propensión al futuro predice directa, positiva y significativamente (β = .40; p < .05) a la austeridad misma que a su vez también es predecida (β = .23; p < .05) por el altruismo y predictora (β = .37) del ahorro de agua.

2004

Corral y Pinheiro

Establecieron en una estructura factorial x2 = 14.4; 9 gl; p = .10; NNFI = .95, CFI = .97, RMSEA = .05 que la efectividad (reacción eficaz en el cuidado del medio ambiente), la deliberación (estrategia para el bienestar social, individual y de los organismos), la anticipación (plan contingente que se aplicará inmediatamente o a futuro), la solidaridad (reacción altruista hacia los seres humanos, especies animales y vegetales) y la austeridad (forma de transformación y consumo mínimo de los recursos naturales) son indicadores (R2 = .66, .69, .43, .33, .58, .29 respectivamente) de la conducta sustentable. Establecieron en una estructura factorial x2 = 14.4; 9 gl; p = .10; NNFI = .95, CFI = .97, RMSEA = .05 las coarianzas directas, positivas y significativas entre la anticipación con la austeridad (φ = .48), con el altruismo (φ = .43), con la efectividad (φ = .23), con la deliberación (φ = .16) y con el ahorro de agua informado (φ = .21). ésta última variable con la austeridad (φ = ,18), con la deliberación (φ = .21) y con la efectividad (φ = .23) quien se relacionó con la deliberación (φ = .22) y con el altruismo (φ = .25) el que a su vez se relacionó con la austeridad (φ = .36) la que finalmente se relacionó con la deliberación (φ = .16). Establecieron seis dimensiones del comportamiento sustentable relativas a austeridad, anticipación, altruismo, efectividad, deliberación y ahorro. Demostraron asociaciones positivas y significativas entre las dimensiones. Posteriormente en un modelo estructural, demostraron la reflectividad del comportamiento sustentable en torno a las seis dimensiones referidas.

2004

Corral, Fraijo y Tapia

Revelaron cuatro dimensiones del consumo de agua relativas al uso de lavabo, regadera, riego y limpieza. Posteriormente establecieron mediante un modelo estructural, la incidencia de las creencias ecológicas y utilitarias en el consumo de agua. Ambas creencias correlacionaron negativamente.

2004

Fraijo, Tapía y Corral

Demostraron en un modelo factorial X2 = 479.78; 294 gl; p = .001; NNFI = .91; CFI = .92; RMSEA = .06el efecto directo de una intervención sobre la estructura de las competencias de ahorro de agua (β = .98), la cual incluye como indicadores a las creencias, las Habilidades, los conocimientos y los motivos en orden de importancia. En consecuencia, las competencias de ahorro de agua tuvieron un efecto directo, negativo y significativo (β = -.15) sobre el consumo observado y registrado de agua. Por lo tanto, el programa de educación ambiental aplicado en esta muestra contribuyó a un mejor ahorro de agua vía las competencias.

2004

Hernández y Reimel

Con una muestra de 314 jefes de familia venezolanos establecieron la relación causal directa, positiva y significativa entre cuatro variables en las que la participación en una organización comunitaria influye en la calidad de vida (b = .10; p < .05), el tipo de vivienda familiar incide en la calidad de vida (b = .15; p < .05) y la participación en una organización comunitaria es determinante de la calidad de vida (b = .18; p < .001).

2004

Medina et al.,

Con una muestra de 169 trabajadores españoles, demostraron los efectos directos, positivos y significativos (β = .20; p < .05) del conflicto de tareas sobre el clima de apoyo. Así mismo, establecieron la predicción (β = .24; p < .05) del clima de metas a partir de este conflicto.

2004

Urbina

Evidenció que la contaminación y la escasez del agua son percibidas por habitantes expertos y no expertos como riesgos.

2004

Valenzuela et al.,

Demostraron en un modelo factorial X2 = 430.6; 271 gl; p = .001; NNFI = .90; CFI = .90; RMSEA = .05que la propensión al futuro predice directa, positiva y significativamente (β = .40) a la austeridad misma que a su vez también es causada (β = .23) por el altruismo y a su vez incide (β = .37) el ahorro de agua explicando el 14% de su varianza. Demostraron en una estructura factorial X2 = 430.6; 271 gl; p = .001; NNFI = .90; CFI = .90; RMSEA = .05la validez de los instrumentos que miden cuatro variables psicoambientales; propensión al futuro (pesos factoriales de R1 = .48, R2 = .63, R3 = .70, R4 = .74, R5 = .63, R6 = .66, R7 = .70, R8 = .40, R9 = .63, R10 = .67), auto-reporte de ahorro de agua (R11 = .40, R12 = .64, R13 = .60, R14 = .66), austeridad (R15 = .40, R16 = .48, R17 = .37, R18 = .49, R19 = .39, R20 = .22 y R21 = .65) y altruismo ( R22 = .80, R23 = .73, R24 = .79 y R25 = .78).

2005

Aguilar y Valencia

Estableció mediante un modelo estructural, el efecto indirecto de la actitud, la conducta pasada, el control y la norma personal sobre el comportamiento proambiental a través de la intención. En dicha estructura, la conducta pasada fue el principal determinante del comportamiento ecológico.

2005

Fraj y Martínez

Demostraron el efecto moderador del conocimiento ambiental sobre la relación causal entre el compromiso afectivo, verbal y real. En la medida en que el conocimiento ambiental era mínimo, la relación causal y el porcentaje de varianza eran bajos. En contraste, cuando el nivel de conocimientos ambiental era especializado, las relaciones causales y la varianza explicada incrementaban significativamente. 

2005

Meinhold y Malkus

Correlacionaron la autoeficacia con las actitudes ambientales (r = ,23), con los conocimientos ambientales (r = ,16) y con el comportamiento proambiental (r = ,30). Las actitudes ambientales con los conocimientos ambientales (r = ,18) y con el comportamiento proambiental (r = ,45) y los conocimientos ambientales con el comportamiento proambiental (r = ,34), todos con una significancia menor a ,001.

2006

Becerra et al.,

Describieron los conflictos entre autoridades y usuarios del servicio de agua potable en la Ciudad de México y evidenciaron su transformación de protestas a confrontaciones entre vecinos y la policía por los bloqueos a vías de comunicación.

2006

Corral y Frías

Demostraron en una estructura factorial X2 = 285.5; 203 gl; p < .001; NNFI = .90; CFI = .91; RMSEA = .000el efecto directo de las creencias normativas y la conducta antisocial (β = .22 y β -.18 respectivamente) sobre la conservación de agua.

2006

Corral, Frías, Fraijo y Tapia

Encontraron diferencias significativas entre el sexo y la edad con respecto a la propensión al riesgo; entre sexo, edad y escolaridad en cuanto a la falta de autocontrol; entre sexo y edad con respecto a la conducta antisocial y entre sexo y edad en cuanto a la conducta antiambiental. Determinaron asociaciones positivas y significativas entre la propensión al riesgo y la falta de autocontrol, la conducta antisocial y la conducta antiambiental; entre la falta de autocontrol y la conducta antisocial y antiambiental y entre la conducta antisocial y la conducta antiambiental. Demostraron asociaciones negativas entre el comportamiento proambiental y la tendencia al riesgo y la falta de autocontrol.

2007

Cerda, García, Díaz y Núñez

Demostraron el efecto directo entre la protección ambiental sobre el comportamiento proambiental del consumidor de productos ecológicos y el promotor de cultura ambiental, la relación causal entre el fomento a la protección ambiental sobre el comportamiento ecológico del fiscalizador ambiental y el promotor cultural ambiental. Probaron el efecto directo de la protección ambiental sobre el comportamiento proambiental del consumidor de productos ecológicos y el promotor de cultura ambiental; la relación causal entre el fomento a la protección ambiental y el comportamiento ecológico del fiscalizador ambiental y el promotor cultural ambiental.

2008

Bolzan

Encontró diferencias significativas entre las dimensiones del comportamiento Proambiental; reciclaje, ahorro, limpieza, activismo, consumo y deseabilidad con respecto al tipo de empresa. Demostró que los valores de autotrascendencia son los determinantes esenciales de las dimensiones proambientales del comportamiento.

2008

Corral et al.,

Demostraron cinco dimensiones del consumo de agua relativas al uso de lavabo, regadera, riego y limpieza. Posteriormente, establecieron mediante un modelo estructural, la incidencia de las creencias ecológicas y utilitarias sobre el consumo de agua. Ambas creencias correlacionaron negativamente.

2008

Milfont, Andrade, Belo y Pessoa

Establecieron asociaciones positivas entre el pasado negativo con el presente hedonista, pasado positivo y el presente fatalista. El presente hedonista con el pasado positivo y el presente fatalista. El pasado positivo con el presente fatalista. En contraste, el presente hedonista correlacionó negativamente con el futuro y éste con el presente fatalista. Establecieron asociaciones positivas entre pasado negativo y presente hedonista, pasado positivo y presente fatalista. El presente hedonista con el pasado positivo y el presente fatalista.

2009

Arreguín et al.,

Establecieron diferencias significativas entre grupos derrochadores y ahorradores de agua con respecto a conocimientos, creencias, normas, actitudes, intenciones y habilidades.

2009

Corral et al.,

Establecieron diez dimensiones del comportamiento sustentable relativas a percepción de normas ambientales, aprecio por lo natural, indignación proambiental, afinidad por la diversidad, deliberación, equidad, altruismo, proecologismo, austeridad y autopresentación.

2009

Corral, Tapia, Fraijo y González

Dieron a conocer diez dimensiones del comportamiento sustentable: percepción de normas ambientales, aprecio por lo natural, indignación proambiental, afinidad por la diversidad, deliberación, equidad, altruismo, proecologismo, austeridad y autopresentación.

2009

Frías et al.,

Demostraron, mediante un modelo estructural, el efecto de la norma social sobre la conducta antiambiental. En dicho sistema de ecuaciones, la disuasión y la norma personal tuvieron una incidencia menor o nula sobre el comportamiento desfavorable al medio ambiente.

2009

Frías, Rodríguez y Corral

Probaron mediante un modelo estructural, el efecto de la norma social sobre la conducta antiambiental. En dicho sistema de ecuaciones, la disuasión y la norma personal tuvieron una incidencia menor o nula en el comportamiento desfavorable al medioambiente.

2009

Harranz, Proy y Eguiguren

A través de un modelo de senderos, establecieron a la intención como determinante principal del comportamiento de reciclaje. En el sistema de ecuaciones, las creencias influyeron indirectamente en el reciclaje y la intención fue la variable transmisora.

2009

Orostegui y Matos

El estrato alto (62 kg/hab/día) generó menos residuos que los estratos medio (74 kg/hab/día) y bajo (77 kg/hab/día) y con respecto a la media distrital (71 kg/hab/día). La materia orgánica, el papel y el cartón fueron los residuos municipales prevalecientes. En tal sentido, el estrato alto produjo residuos reciclajes.

2010

Acebal

encontró que los medios de comunicación son la principal fuente de información y conocimiento de la problemática ambiental. También estableció como sinónimo de conciencia a los conocimientos y a los saberes del entorno. Respecto a la formación docente, los conocimientos fueron las principales carencias en torno a las problemáticas ecológicas.

2010

Bizer et al.,

El efecto de encuadre tuvo una relación indirecta con la intención. A través de la certeza de la fuente, los estilos de cobertura y difusión incidieron sobre las decisiones de los individuos. Al comparar la relación directa con la indirecta, el efecto de encuadre parece haber sido incrementado por la mediación de la credibilidad de la fuente.

2010

Brenner

Los actores implicados en a la gobernanza ambiental generan información contradictoria, ya que son sus acciones los que contravienen los acuerdos que supone la administración de los recursos naturales comunes.

2010

Dusden y Witt

Encontraron que las actitudes son determinantes del comportamiento a favor del medio ambiente (β = 0,32; p = 0,001).

2010

Fernández, Porter y Neyra

Encontraron diferencias entre profesores y alumnos respecto a su entorno de aprendizaje. Mientras que los estudiantes consideraban que su entorno tenía relevancia social, los docentes asumían al entorno natural como el factor de desarrollo más importante para su comunidad.

2010

Gissi y Soto

La apropiación del espacio se realiza a partir del tequio que es el trabajo personal que realiza un integrante antes de entrar a la guatza o trabajo comunitario.

2010

Groot y Steg

Demostraron que la motivación para llevar a cabo una acción a favor del entorno está asociada con la autonomía integrada y regulada de las personas (r = 0,62; p = 0, 001).

2010

Hernández et al.,

Mediante una estructura factorialχ2 = 21,225 (11gl) p = 0,003; CFI = 0,95; RMSEA = 0,05demostró el efecto de la norma social sobre el comportamiento anti-ecológico (β = 0,69).

2010

Hidalgo y Pisano

Relacionaron la actitud con los conocimientos (r = 0,454; p = 0,001), la autoeficacia con los conocimientos y las actitudes (r = 0,303 y r = 0,882; p = 0,001 respectivamente), la percepción de riesgo con el conocimiento, actitud y autoeficacia (r = 0,475; r = 0,589 y r = 0,547; p = 0,001 respectivamente) y la intención con el conocimiento, actitud, autoeficacia, percepción e intención (r = 0,206; r = 0,317; r = 0,390 y r = 0,382; p = 0,001 respectivamente). La percepción de riesgo fue determinada por la actitud (β = 0,305; p = 0,000) y la intención fue influida por la autoeficacia (β = 0,259; p = 0,001).

2010

Jiménez

Establecieron tres factores de las cuatro dimensiones posibles. El primer factor explicó el 46,4% de la varianza mientras que el segunda factor explicó el 28,6% de la varianza y el tercer factor explicó el 25,15 de la varianza. Establecieron diferencias entre hombres y mujeres [X2 = 10,088 (2gl) p = 0,007], por años [X2 = 176,77 (8gl) p = 0,000] y habitad [X2 = 21,657 (6gl) p = 0,001]

2010

Jiménez y Lafuente

Estableció tres factores de las cuatro dimensiones posibles. El primer factor explicó el 46,4 % de la varianza, el segundo el 28,6 % y el tercero explicó el 25,15 % de la varianza. Determinaron diferencias entre hombres y mujeres [X2 = 10,088 (2 gl), p = 0,007], por años [X2 = 176,77 (8 gl), p = 0,000] y hábitat [X2 = 21,657 (6 gl), p = 0,001].

2010

Klockner y Blobum

Encontraron mediante una estructura factorial χ2 = 210,16 (151gl) p = 0,000; RMSEA = 0,03; CFI = 0,99una relación directa, positiva y significativa de la intención sobre el comportamiento (β = 0,88).

2010

Mariby

En su estudio, el 62 % estuvo de acuerdo en una definición de cooperativismo, el 32 % tiene una actitud favorable frente al trabajo colectivo, pero el 35 % estuvo en desacuerdo en transformar su empresa en una cooperativa.

2010

McCright

Según el autor la ideología política y la percepción de comprensión determinaron negativamente al conocimiento sobre el cambio climático y la preocupación por sus consecuencias en el género (β = − 0,372 y β = 0,336 respectivamente).

2010

Milfont y Duckitt

A partir de un modelo estructural χ2 = 946,86 (582 gl) p = 0,045; SMRS = 0,061; CFI = 0,980; NNFI = 0,980; ECVI = 3,57; CAIC = 15,20,56; T = 0,856el comportamiento pro-ambiental determinó la formación educativa ambiental (β = 0,51; p = 0,000; R2 = 0,29; R2ajustada = 0,27).

2010

Molini y Salgado

En torno a la discusión de las diferencias entre ciudad compacta y dispersa, la densidad poblacional es un factor relevante ya que la baja concentración en las ciudades compactas la hacen más sustentable que las ciudades dispersas, pero su alta densidad incrementa los costos a la entidad gubernamental encargada de regularla. Tal panorama afecta la creación de unifamiliares porque éstas se producen en comunidades con más de 500 mil habitantes y presionan la disponibilidad de recursos.

2010

Montilla, Pernía y Rodríguez

Para los investigadores, el cooperativismo supone un sistema humano y social indicado por procesos de autoconstrucción, autoproducción, autoorganización y autopoiesis.

2010

Pasco, Villafuerte y Neyra

Demostraron que el nivel de conocimiento técnico-normativo en torno al Programa Nacional sobre el Cambio Climático era mínimo entre quienes se encargan de tomar decisiones y capacitar a los voluntarios que efectuarán acciones de preservación ambiental.

2010

Schoon, Cheng, Gale, Batty y Deary

Señalaron que las actitudes hacia el liberalismo social fueron determinadas por la educación (β = ,25), y que dichas actitudes estuvieron integradas por variables manifiestas de antirracismo, liberalismo social y equidad de género (,45, ,57 y ,47 respectivamente).

2010

Sharples

Reveló que la fuente principal de información sobre el cambio climático fueron los noticiarios de televisión (23,9 %); los alimentos y bebidas son los más consumidos por la muestra (83,8 %) y los focos fueron el objeto más utilizado para combatir el cambio climático (88,7 %).

2010

Sweat y Northup

Establecieron la incidencia de las habilidades de reciclaje sobre el comportamiento de reciclaje (β = 0,25; p = 0,01)

2010

Wirth et al.,

Llevaron a cabo un estudio en el que correlacionaron la prominencia de los argumentos mediáticos, públicos y políticos. Establecieron asociaciones positivas entre los argumentos públicos y políticos con los argumentos mediáticos en tres niveles de amplitud; baja, mediana y alta. Al comparar los discursos mediáticos de alta y baja influencia, los autores encontraron que las asociaciones fueron significativas en un solo nivel de amplitud intermedio, ni muy alto ni muy bajo. Es decir, la influencia de los medios en la opinión pública y las campañas políticas sólo se torna significativa en un nivel de cobertura intermedia. Aquellos medios de comunicación con una amplia difusión o baja amplitud no influyeron significativamente en los discursos públicos y políticos.

2011

Corral et al.,

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 144,36 (85gl) p < 0,001; NNFI = 0,97; CFI = 0,97; RMSEA = 0,03; R2 conducta pro-ecológica = 0,52] la influencia del comportamiento sustentable sobre la felicidad (0,31). El factor determinante fue reflejado por cuatro dimensiones; frugalidad, equidad, altruismo y conducta pro-ecológica (0,42; 0,35; 0,66; 0,72 respectivamente).

2011

Corral, Mireles, Tapia y Fraijo

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 144,36 (85 gl), p < 0,001; NNFI = 0,97; CFI = 0,97; RMSEA = 0,03; R2 conducta proecológica = 0,52] la influencia del comportamiento sustentable sobre la felicidad (0,31). El factor determinante se reflejó en cuatro dimensiones: frugalidad, equidad, altruismo y conducta proecológica (0,42, 0,35, 0,66 y 0,72 respectivamente).

2011

Flores y Parra

Estableció las diferencias significativas entre densidad, actividad, estudios, ingresos y uso de agua con respecto al ahorro de agua ocasional, sistemático y ausente.

2011

Gaxiola et al.,

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 14,6 (5gl) p << 0,01; BBNFI 0 0,90; BBNNFI = 0,86; CFI = 0,96; RMSEA = 0,04; R2 = 0,05] cinco factores reflejantes de factores protectores. La variable latente incluyó al factor k (0,65), exosistema (0,27), microsistema (0,79), ontosistema (0,64), crianza (0,22).

2011

Gaxiola, Frías y Figuerero

Probaron mediante un modelo estructural [χ2 = 14,6 (5 gl), p < 0,01; BBNFI = 0,90; BBNNFI = 0,86; CFI = 0,96; RMSEA = 0,04; R2 = 0,05] cinco factores reflejantes de factores protectores. La variable latente incluyó al factor k (0,65), exosistema (0,27), microsistema (0,79), ontosistema (0,64) y crianza (0,22).

2011

Groshek

Encontró relaciones positivas y significativas entre tres medios de comunicación (televisión, radio y prensa) con respecto a la situación sociopolítica de 122 países.

2011

Malmod

Sistematizó los planes de reordenamiento a partir de una lógica de exclusión e inclusión. La primera consistió en diferenciar los espacios; privatización de bienes y servicios. La segunda fijó conexiones entre los sectores, espacios y servicios para aminorar la segregación espacial. La lógica de inclusión implica un diseño de redes en el que cada nodo se interconecta con el otro y permite la interrelación entre los elementos espaciales, así como la construcción de una identidad urbana que favorece la tolerancia a la diversidad.

2011

Marqués, Salavarría, Eastmond, Ayala, Arteaga, Marqués, Valladares y Manzanero

Encontraron en una muestra de estudiantes de una universidad pública un nivel de conocimiento medio de los problemas ambientales generales y específicos en referencia a sus actitudes y comportamientos.

2011

Mateu y Rodríguez

Con una muestra de 139 noticias demostraron, a través de un análisis de contenido, las similitudes entre los contextos nacionales y locales en torno a la cobertura de un área protegida. Tales convergencias activaron el priming en la opinión pública tanto nacional como local.

2011

McCright y Dunlap

Evidenciaron que las creencias sobre los efectos nulos del cambio climático determinaron la confianza en los hombres blancos con ideología conservadora (γ = 0,82; p = 0,000). Por su parte, la ideología política de base determinó la negación de los efectos del cambio climático (γ = 0,47; p = 0,000), la raza determinó la creencia acerca de la falta de consenso de los efectos del cambio climático para los blancos conservadores (γ = 0,38; p = 0,000). Empero, el sexo incidió negativamente en las creencias de los efectos nulos del cambio climático de los encuestados base (γ = − 0,67; p = 0,000), así como la influencia de la identificación con el ambientalismo sobre la misma creencia en el mismo grupo (γ = − 0,81; p = 0,000).

2011

Nacif y Espinosa

Hallaron una relación entre la identidad nacional y el pragmatismo urbanista del reordenamiento espacial central y los diseños arquitectónicos. Las edificaciones representaron símbolos de reconstrucción nacional que se extenderían a otras ciudades pamperas y sudamericanas (Brasil, Perú, Colombia y Venezuela). Las propuestas arquitectónicas de la época planteaban una mayor movilidad de este a oeste tratando de integrar a la periferia con el centro. De este modo, el campo se articularía con la ciudad y los sistemas hídricos podrían tener un mayor aprovechamiento, aunque la región minera se apartaba cada vez más de los servicios públicos. En tal esquema, las vías férreas fueron fundamentales para incorporar los sectores primarios, secundarios y terciarios. Por ello, las bodegas debían trasladarse a las zonas agroindustriales. Debido a que la ciudad fue devastada por un sismo y los espacios de resguardo fueron nulos o insuficientes, se proyectaron parques recreativos que cumplieron con la función espacial sísmica y recreativa. Para evitar el aglutinamiento de transporte, se proponía la construcción de un arco. Respecto al reordenamiento vecinal, la creación de barrios de quince manzanas en espacios arrendados garantizaba el control socioespacial del Estado. Otras propuestas consistieron en concentrar a la ciudadanía en áreas multiculturales para evitar la segregación. Dos temas resultaron fundamentales: la conservación ambiental y la privatización del territorio.

2011

Nozica

La política de turismo incentivará la conexión entre corredores bioceánicos y periurbanos. Para tal propósito el escenario deseable consistirá en una red vial que articule ambas áreas. Tal estrategia permitirá incrementar las ventajas competitivas en materia de servicios turísticos, tecnológicos y comerciales de la región.

2011

Puntriano

Probó que la quiebra del ingenio generó un emprendimiento en los campesinos y empleados que decidieron administrar la empresa luego de que los conflictos entre los actores se resolvieron con la expropiación en el marco del neoliberalismo.

2011

Solis

Para el autor el sentido de responsabilidad ambiental determinó directa, positiva y significativamente al ahorro de agua de uso doméstico y residencial. La afinidad emocional con el medioambiente influyó en el manejo residencial de residuos sólidos municipales.

2011

Spence, Portinga, Butler y Pidgeon

Reportaron que la prevención de desastres percibidos influyó en la reducción de consumo de energía (β = 0,371), así como la experiencia de inundación determinó la vulnerabilidad local percibida (β = 0,421).

2011

Swaml et al.,

A través de un modelo estructural χ2 = 126,8 827gl) p 0 0,01; CFI = 0,71; RMSEA = 0,13encontraron una asociación positiva y significativa entre el reciclaje y la recolecta de basura (β = 0,89; p = 0,001).

2011

Touginha y Pato

Señalaron que el comportamiento ecológico correlacionó con la edad (r = 0,30), mientras que las creencias ecocéntricas se asociaron con los valores universales (r = 0,20). Por su parte, la edad y los valores universales determinaron el comportamiento ecológico (β = 0,24; β = 0,21; p = 0,001 respectivamente).

2011

Zapata y Castrechini

Hallaron diferencias significativas entre los residentes de zonas cercanas respecto al neuroticismo, extraversión y reciclaje. En dicho estudio, los rasgos de la personalidad no se asociaron significativamente con el comportamiento proambiental de reciclaje.

2012

Carr, Patterson, Yung y Spencer

Los entrevistados coincidieron que sus creencias religiosas están muy relacionadas con los efectos del cambio climático mientras que los escépticos manifestaron su confianza en los avances científicos y tecnológicos más que en la solidaridad religiosa ante la problemática del calentamiento global.En su estudio, las personas con creencias religiosas coincidieron en que estas están muy conectadas con los efectos del cambio climático, mientras que los escépticos manifestaron su confianza en los avances científicos y tecnológicos, más que en la solidaridad religiosa ante la problemática del calentamiento global.

2012

Corral, García, Tapia y Fraijo

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 540,80 (243 gl), p < 0,001; BBNNFI = 0,93; CFI = 0,94; RMSEA = 0,06; R2 = 0,35] los indicadores del factor de conducta sustentable que incluyó: altruismo, proecologismo, frugalidad y equidad (0,74, 0,75, 0,64 y 0,74 respectivamente), mientras que el factor de restauración comprendió: bienestar, fascinación, extensión y compatibilidad (0,61, 0,99, 0,94 y 0,99 respectivamente).

2012

Cravino

Encontró un grado de percepción de riesgo en los residentes bonaerenses al momento de migrar a la periferia. En este sentido, la percepción del habitad está relacionada con los servicios y las inversiones que el Estado ha orientado a la centralidad. Otro factor de percepción de la vivienda es la socialización espacial ya que un cambio de barrio implica la perdida de capital social. El alquiler es un fenómeno estrechamente relacionado con las expectativas de apropiación del espacio puesto que una buena raíz garantiza la permanencia en el barrio y el establecimiento de una mayor calidad de vida. La proximidad entre las viviendas ha propiciado el desarrollo de una identidad espacial que incrementa la reciprocidad e incluso la transformación del entorno.  

2012

Cueva

Cuatro indicadores de lo simbiótico fueron; accesibilidad. Movilización, intercambio y apropiación. En el primero, la peatonización es la estrategia pública para diluir la segregación e incentivar la inclusión de los visitantes en los eventos de las plazas públicas. En el segundo, los espacios están dotados de mobiliario que permite la convivencia y el intercambio de ideas para la apropiación simbólica del espacio. El transporte colectivo tiene su base en dichos espacios y ello facilita el tránsito de pasaje a peatón o a la recreación. En el tercero, la edificación de iglesia, ayuntamiento, bancos, restaurantes y otros comercios facilitan el intercambio social. Por último, la apropiación del espacio es el resultado de la accesibilidad, movilización e intercambio. Las plazas públicas son centros de reunión, convivencia, comercio, transporte y recreación.

2012

Fraijo, Corral, Tapia y García

Establecieron las correlaciones entre los factores psicológicos ambientales. La austeridad correlacionó con la deliberación (r = 0,311; p = 0,001) y con las habilidades (r = 0,382; p = 0,001). La deliberación con el altruismo (r = 0,415; p = 0,001), con la propensión al futuro (r = 0,390; p = 0,001), con las creencias (r = 0,336; p = 0,001) y con la equidad (r = 0,302; p = ,001). El altruismo con las creencias (r = 0,279; p = 0,001). El comportamiento proambiental con las habilidades (r = 0,291; p = 0,001). La propensión al futuro con las creencias (r = 0,323; p = 0,001) y con las habilidades (r = 0,321; p = ,001). Los motivos con las creencias (r = 0,207; p = 0,001).

2012

García

Demostró el efecto agenda en los medios impresos locales con respecto a denuncias y conflictos en una demarcación con baja disponibilidad hídrica y alto índice de comercio informal de agua.

2012

Markowitz

Fijó diferencias entre éticos, no éticos e indecisos con respecto a su preocupación (F = 102,52; p = 0,000), riesgos (F = 51,68; p = 0,000), consenso (F = 26,83; p = 0,000), eficacia (F = 34,67; p = 0,000) y responsabilidad (F = 69,41; p = 0,000). Las intenciones ambientales fueron determinadas por las creencias (β = 0,506).

2012

Moyo, Mvupm, Kunzekweguta, Mazvipavf, Crawford y Dorward

Indicaron que el ciclo percibido de la lluvia fue el fenómeno que más recordaron los agricultores (72 %), mientras que el invierno fue el evento menos recordado (1 %). Las cuatro estaciones fueron rememoradas como los fenómenos de mayor cambio (23 %), por último, el cambio climático se identificó como la causa principal de los cambios percibidos (53 %).

2012

Poortinga, Spence, Demski y Pidgeon

Apuntaron que las normas personales determinaron al tamaño de la demanda de carbono y al suministro de tecnologías alternativas (β = ,51 y β = ,41 respectivamente). A su vez, las creencias sobre el cambio climático incidieron en las normas personales (β = ,59); por su parte, la identidad ambiental determinó a las creencias de cambio climático (β = ,55).

2012

Sahin et al.,

El comportamiento favorable al medio ambiente fue explicado por las actitudes hacia el mismo (β = .67). En su caso, las disposiciones hacia los comportamientos a favor de la sustentabilidad fueron determinado por la tendencia a seguir los medios de comunicación (β = .12), aunque fueron también explicados por la edad (β = -.65).

2012

Sahin, Hamide y Teksoz

Demostraron que el comportamiento favorable al medioambiente lo explicaron las actitudes hacia el mismo (β = ,67). En su caso, las disposiciones hacia los comportamientos a favor de la sustentabilidad fueron determinadas por la tendencia a seguir los medios de comunicación (β = ,12), aunque también se explicaron por la edad (β = − ,65).

2012

Urquieta y Campillo

Establecieron una relación entre los recursos económicos y la estratificación social con respecto a la representación de la ciudad. Las clases bajas percibieron a la centralidad como un área insegura. Las clases medias se mostraron preocupadas por la expansión de la ciudad y sus efectos en el medioambiente. En cuanto a las expectativas, manifestaron un ideal de ciudad en la que los espacios permitirían la convivencia como elemento de inclusión; recuperación de espacios, tranquilidad y disfrute. Respecto al derecho a la ciudad, esta se representó como un escenario de libertades en las que son indispensables el acceso al empleo, la educación y la salud universales.

2012

Yahya, Hashemnia y Rouhi

Probaron que la actitud correlacionó con el consumo de productos verdes (R2 = 0,457). La norma se relacionó con las actitudes (R2 = 0,48), las percepciones con las actitudes (R2 = 0,43) y el consumo con las actitudes (R2 = 0,54).

2013

Beck, Sinatra y Lombardi

Para los autores la percepción del conocimiento correlacionó con la preocupación (r = 0,556), la responsabilidad (r = 0,443; p = 0,000) y la preocupación con la responsabilidad (r = 0,528; p = 0,000) y con la responsabilidad de difusión (r = 0,228; p = 0,000); la responsabilidad personal con la enseñanza (r = 0,290; p = 0,000), las predicciones de los estudiantes con sus conocimientos (r = 0,496; p = 0,000) y la responsabilidad de enseñanza con los sentimientos de comodidad (r = 0,529; p = 0,000). Establecieron diferencias entre estudiantes de ciencia, ingeniería, negocios, salud, artes y educación (v Cramer = 0,0001) y la responsabilidad (v = 0,000), sentimientos de confort (v = 0,000) y enseñanza (v = 0,000).

2013

Corral et al.

Las virtudes fueron configuradas por los factores de humanismo, justicia y valoración (0,97; 0,98 y 0,94), mientras que el comportamiento sustentable incluyó los factores de altruismo, pro-ecologismo, frugalidad y equidad (0,63, 0,62, 0,79 y 0,74). Las virtudes de la humanidad determinaron el comportamiento sustentable (β = 0,67). Hallaron que las virtudes fueron configuradas por los factores de humanismo, justicia y valoración (0,97, 0,98 y 0,94), mientras que el comportamiento sustentable incluyó los factores de altruismo, proecologismo, frugalidad y equidad (0,63, 0,62, 0,79 y 0,74). Las virtudes de la humanidad determinaron el comportamiento sustentable (β = 0,67).

2013

Corral et al.,

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 641,82 (201gl) p < 0,0001; BBNFI = 0,91; CFI = 0,92; RMSEA = 0,06] dos factores de primer orden virtudes y conducta sustentable, que tuvieron una correlación positiva (0,67), incluyeron tres factores (humanidad, justicia y moderación) de segundo orden para el caso de las virtudes (0,97; 0,97; 0,94 respectivamente) y cuatro (altruismo, pro-ecología, frugalidad y equidad) de segundo orden para el caso de la conducta sustentable (0,63; 0,69; 0,79; 0,74).

2013

Corral, Tapia, Ortiz y Fraijo

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 641,82 (201 gl), p < 0,0001; BBNFI = 0,91; CFI = 0,92; RMSEA = 0,06] dos factores de primer orden, virtudes y conducta sustentable, que tuvieron una correlación positiva (0,67). Incluyeron tres factores (humanidad, justicia y moderación) de segundo orden para el caso de las virtudes (0,97, 0,97 y 0,94 respectivamente) y cuatro (altruismo, proecología, frugalidad y equidad) de segundo orden para el caso de la conducta sustentable (0,63, 0,69, 0,79 y 0,74).

2013

Cunsolo, Harper, Ford, Edge, Ladman, Houle, Blake y Wolfrey

Revelaron que el cambio climático se relaciona intuitivamente con el bienestar y la identidad comunitaria. En ese sentido, sus entrevistados atribuyen vínculos espirituales con su entorno. El bienestar se asocia con las relaciones que los entrevistados fijan con su entorno y las atribuciones hacia los elementos circundantes. La salud está representada por la identidad y atribución que el entorno genera. Las emociones que se desprenden ante el cambio climático son depresión, miedo, frustración, devastación y estrés por las amenazas al equilibrio ecológico del ambiente y la comunidad. En el caso de la depresión, la comunidad reportó una alta incidencia en el consumo de sustancias adictivas e ideación suicida. Además, el impacto se magnifica al considerar que las futuras generaciones sufrirán aún más los efectos nocivos del cambio climático en su entorno comunitario. Sin embargo, la comunidad también empezó a desarrollar estrategias de cooperación orientadas a la prevención y protección civil. Se observaron acciones resilientes de autocuidado y autogestión de la salud pública.

2013

Dasaklis y Pappis

La literatura revisada atribuye una relevancia mayor al cambio climático en los procesos productivos y administrativos. Principalmente en cuanto al diseño de procesos y operaciones que reduzcan el impacto del cambio climático sobre el entorno. Se trata de una responsabilidad ambiental generada desde una agenda verde, pero establecida a partir de la minimización de costos operativos.

2013

Fernández

El monitoreo de competitividad se asoció positivamente con el número de cluster (r = 0,62).

2013

Frías y Corral

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 197,15 (71gl) p < 0,001; BBNFI = 0,90; BBNNFI = 0,91; CFI = 0,93; RMSEA = 0,007; R2 = 0,67] a las características individuales de los delincuentes como las determinantes de la conducta anti social (0,62). A su vez éstas últimas fueron determinadas por la violencia familiar (0,42) y el ambiente social (0,41). Las características individuales fueron conformadas por la ansiedad (0,84), conducta opuesta (0,68), ADHD (0,85), depresión (0,67), desatención (0,84), baja empatía (0,47) y bajo autocontrol (0,53) y la conducta anti social incluyó la anti-socialización (0,76), agresión (0,99) y desviación (0,98)

2013

García

Realizó una búsqueda de fuentes periodísticas que cubrieron los conflictos relacionadas con el servicio de agua potable en una demarcación de la Ciudad de México y encontró la prevalencia de atribuciones a la mercadocracia.

2013

Orgas

El turismo comunitario, a diferencia de otros tipos de turismo, es sostenible, ya que resuelve las necesidades presentes mientras protege al entorno sin comprometer las capacidades de generaciones futuras.

2013

Tapia, Corral, Fraijo y Durón

Establecieron mediante un modelo estructural [χ2 = 382,3 (243 gl), p < 0,0001; NNFI = 0,93; RMSEA = 0,003; R2 = 0,57] la predicción de la felicidad a partir del comportamiento sustentable (0,17) y este a partir de la intención conductual (0,76). A su vez, el comportamiento sustentable fue determinado por la conducta proecológica (0,80), la frugalidad (0,66), la equidad (0,45) y el altruismo (0,41). Por último, la intención fue influida por la indignación (0,26) y por la afinidad (0,34).

2013

Vinneta y Maharaj

Para los autores la autotrascendencia se relacionó positiva y significativamente con las actitudes hacia sí mismo (0,73).

2013

Wendling et al.,

El ingreso determinó las preferencias de acción ante el cambio climático (β = 0,977; p = 0,000).

2013

Wendling, Attari, Carley, Krause, Warren, Rupp y Graham

Evidenciaron que el ingreso determinó las preferencias de acción ante el cambio climático (β = 0,977; p = 0,000).

2014

Carreón et al.,

Demostraron que los conflictos hídricos están centrados en las condonaciones de pago y la proximidad de los comicios locales como federales en México. Establecieron criterios de análisis de contenido de notas de prensa respecto a los conflictos hídricos vinculados a las elecciones locales y el apoyo a partidos como a candidatos ecologistas. 

2014

García et al.,

Especificaron un modelo de agenda sociopolítica para el estudio de la gobernanza de los recursos y los servicios hídricos, así como la medición del consumo y el cobro con aumento de tarifas. 

2014

Longhurts

Las culturas de movilidad sostenible se han desarrollado a la par de tecnologías para la toma de decisiones que incluyen las rutas, los usuarios, los recorridos, los tiempos y la seguridad en torno a uso de las ciclovías

2014

Vlassi y Vlastos

evaluaron la satisfacción e ciclistas respecto a las vías, los programas de subisidio y los tiempos de recorrido, encontrando un alto porcentaje de usuarios de ciclovías satisfechos con la experiencia, pero insatisfechos con la seguridad

2015

García et al.,

Vincularon el establecimiento de agenda con la gobernanza de los servicios hídricos en una situación de escasez y desabastecimiento de agua reportada en la prensa de circulación nacional. Demostraron la tendencia de una propaganda a favor de la administración pública del agua, pero una gestión privada en cuanto a yacimientos, bombeo y distribución.

2016

Galarraga y Slover

Establecieron la confiabilidad del Inventario Temporal de Zimbardo; pasado negativo (alfa de 0,80), presente hedonista (alfa de 0,78) y presente fatalista (alfa de 0,63).

2016

García et al.,

Las representaciones sociales del tandeo consisten en emplazamientos para la acción colectiva, la movilización social y la participación comunitaria en torno al abastecimiento de agua, el consumo y pago del servicio.

2016

Lovelace

distinguen dos ámbitos de utilidad de las políticas de movilidad centradas en las vías para ciclistas; 1) la reducción de emisiones de carbono por el ahorro de energéticos y 2) el impacto en la salud del usuario.

2016

Rana et al.,

Llevaron a cabo una evaluación de las ciclovías encontrando que en los países desarrollados la mayoría de éstas cumplen con los requerimientos, pero en los países emergentes prevalecen sistemas ineficientes e ineficaces para el traslado, el tiempo invertido y la atención de accidentes.

2016

Román y Cuesta

Revisaron los estudios concernientes a la comunicación ambiental y establecieron como temas centrales; acción mediática, periodismo ambiental, catastrofismo, promoción de comportamiento proambiental, evaluación y planificación de políticas de comunicación orientadas a la conservación ambiental.

2018

Amemiya et al.,

Especificaron un modelo para el estudio del desarrollo local sustentable con la finalidad de complementar los marcos teóricos y empíricos relativos a la gobernanza y los recursos hídricos, así como los servicios públicos, la participación civil y la calidad de vida.

2018

Bustos et al.,

Contrastaron un modelo para el estudio de la gobernanza universitaria y la toma de decisiones prospectivas, así como las relaciones concomitantes entre los factores e indicadores de un modelo para el estudio del fenómeno en comento.

2018

García

Realizó una especificación de un modelo de comportamiento sustentable a partir de fuentes indexadas a repositorios internacionales, sugiriendo la inclusión de variables socioculturales como normas, valors y habitus, así como variables sociocognitivas como creencias, actitudes, percepciones e intenciones en relación con variables comportamentales como el uso de tecnología.

2018

García, Juárez y Bustos

Propusieron el estudio de la gobernanza local para explicar las relacione asimétricas entre gobernantes y gobernados con respecto a l administración de los recursos y servicios públicos, así como de la participación en contiendas electorales, instancia de mayor participación civil. 

2018

Sánchez et al.,

Estableció el contraste de un modelo de responsabilidad social corporativa a partir de una tipología de las culturas organizacionales y una lectura crítica de la influencia de multinacionales en el desarrollo local sustentable.

2018

Sandoval, Bustos y García

Especificó un modelo de gobernanza de la sustentabilidad local con base en los niveles de participación, negociación y responsabilidad orientados al emprendimiento y la optimización de los recursos, así como a la innovación de los procesos.

Fuente: Elaboración propia

En el caso de la movilidad y el transporte público concesionado del Estado de México se gestan habitus discursivos periurbanos respecto al tiempo, espacio o seguridad vial. En tal sentido, el trabajo muestra la estructura estructurante de prácticas vehiculares y peatonales para explorar sus disposiciones ante el uso de microbuses, combis, taxis, mototaxis, bicitaxis, motonetas o bicicletas para el transporte hacia la escuela. Los habitus discursivo está indicado por valores agregados de entretenimiento con dispositivos electrónicos, aunque tal síntoma supone una política de prevención de accidentes orientada a universitarios (García, 2007).

La teoría del habitus sostiene que la interacción entre los agentes no sólo será simbólica y discursiva, sino práctica y solidaria ya que no son normas o creencias que incidan en un proceso racional, sino más bien son ámbitos en los que los agentes se insertan sin estar conscientes de ello, pero al mismo tiempo se enriquecen al participar en un conglomerado de opiniones, acciones e intenciones que pueden, en un momento dado, delimitar el mundo práctico de su cotidianidad (García, 2008).

El habitus periurbano a diferencia del citadino deviene de la marginalidad, vulnerabilidad y exclusión, es contra el sistema de confort que los practicantes del transporte son motivados a buscar empleo o suplir el que tienen por otro que cambiarán mientras el salario persista como política de control. Tal estructura define las prácticas y los discursos al mismo instante en que éstas últimas le dan sentido al sistema de movilidad y tarifario (García, 2011).

La estructura del habitus periurbano consiste en ocho dimensiones desde las cuales es posible anticipar la improvisación de acciones, empero resulta más factible comprender los reductos por los que transitan esquemas heredados que se diseminan en los usuarios del transporte público. Sólo se retoman ocho, pero son inconmensurables ya que nuevas estructuras discursivas en torno a tarifas y seguridad generan prácticas y símbolos asociados a la defensa del territorio, la identidad o el arraigo que se diversifican aún más con las discrepancias entre los usuarios y operadores, autoridades y concesionarios, transportistas y conductores (Carreón, Hernández y García, 2014). 

El habitus es la conservación de estructuras del pasado que activan el presente mientras interactúan con otras nuevas formas de existencia que les permiten construir otros sistemas de esquemas prácticos los cuales seguirán el proceso de reproducción y producción, estructuración y desestructuración de disposiciones (García et al., 2013).

En tanto arte de invención, el habitus encuentra su producción simbólica ya no en la historia personal sino en las discrepancias que determinaron el estado presente. El debate de lo heredado versus lo aprendido se cierne sobre los primeros años de existencia, aunque no es del todo seguro que la práctica discursiva esté fraguada de experiencias relativas al afecto, la innovación de respuestas es una forma de gestión que puede relacionarse con el pasado, empero es mayor su impacto si se le vincula con las acciones futuras ya que el habitus sería una especie de estrategias que si bien no son instrumentos, cumplen la función de ubicar y posicionar a los actores en un sistema público como el transporte colectivo (Hernández et al., 2014).

A menudo, los actores periurbanos quedan excluidos del sistema central hegemónico y de su propia subjetividad ya que el habitus construido les impide posicionarse en la periferia de sus locuras y les impiden adentrarse en la centralidad de las lógicas dominantes. Los usuarios periurbanos están fuera del sistema público y de sus propios deseos para incorporarse en la dinámica productiva de símbolos y significados inherentes a las zonas de transición (García et al., 2014).

Las dimensiones en las que el habitus periurbano se desenvuelve como innovaciones ante las situaciones de inseguridad y riesgo suponen los accidentes y manifestaciones en el tránsito hacia la capital federal y su retorno como práctica cotidiana y representación de movilidad en referencia a la pasividad e identidad de quienes trabajan o estudian en su misma localidad (Carreón et al., 2014).

El habitus periurbano se desenvuelve en ocho ámbitos de movilidad y pasividad que suponen la inclusión y exclusión de símbolos asociados a prácticas discursivas relativas a accidentes, tráfico, tránsito, manifestaciones, cortesías de traslado o valores agregados (García, 2011).

Sin embargo, es ineludible asumir que el habitus en tanto respuesta innovadora ante la distribución de recursos es sólo conciencia práctica que sin más no pretende transformar lo establecido por las estructuras sociales, más bien es un acto reflejo automático desde el cual los actores ni siquiera saben que lo son, pero intuyen que podrían insertarse en determinadas esferas o dimensiones para incorporar algunos de sus aspectos sin pretender con ello algo menos que ocupar un vacío. “Es un tren que progresa y trae sus propias vías”. Es decir, el pasado no influye más que el futuro en el presente del habitus periurbano (García, 2008).

Desde el habitus periurbano el tráfico es asumido como una circunstancia de trayectos que son de origen impreciso y por ende dispersos, o bien, se trata de estilos emergentes de conducir que tienden a una regularidad impuesta y convencional (García, 2007).

Es también el caso de las manifestaciones las cuales consideramos como acumulación de discursos que operan en la práctica, aunque más que ninguna otra trae consigo símbolos cuando menos de anarquía (Carreón, 2014).

Es por el ello que las cortesías de sesión de tránsito son otro síntoma del habitus periurbano que parece solidarizarse con quienes transitan de un mismo sentido a otro, pero discrepan con quienes sólo bloquean o cruzan sin prevenir o responsabilizarse de sus actos (Hernández et al., 2014).

Otro indicador es el desplazamiento a vuelta de rueda como parte del repertorio de respuestas ante las condiciones objetivas de la cotidianidad urbana. En el caso de los accidentes, según lo establece el habitus urbano es una respuesta improvisada a las estructuras de seguridad que operan bajo la lógica de la prevención (Limón, 2017).

El valor agregado de la movilidad periurbana está relacionado con las horas pico ya no por la innovación práctica de construir discursos en redes sociales, sino por la construcción de estilos periurbanos en los que la vida cotidiana parce detenerse para no ser olvidada (Tun, García y Carreón, 2017).

Si bien es cierto que el habitus periurbano es irreductible a las dimensiones propuestas, es indispensable observar su emergencia puesto que el diseño de una política de movilidad se llevaría a cabo desde la reactivación del sentido objetivado sin excluir a los deseos subjetivos, pero incluyendo los discursos intersubjetivos que se gestan en la interrelación de la periurbanidad con la centralidad (García et al., 2013).

El habitus periurbano está imbricado entre el tráfico y las manifestaciones como elementos contrapuestos que implican a la seguridad vial con la movilidad urbana y las innovaciones que de ellas emergen. Tal contradicción también se observa en la relación entre manifestaciones y las cortesías de tránsito, así como con el desplazamiento a vuelta de rueda.  Se trata de disposiciones que coexisten como respuesta a los problemas de movilidad, pero su pertenencia a otros ámbitos hace suponer que el habitus urbano los atraviesa (Carreón, 2014).

Sólo en el caso de los accidentes con el desplazamiento peatonal hay una suerte de causalidad, aunque el habitus periurbano se aleje de toda prevención en esta relación parece ser que activa una lógica de autocuidado por parte de los actores. Por último, el valor agregado en las horas pico también hace pensar que existen dimensiones concomitantes ante la improvisación de la movilidad periurbana (García et al., 2015).

El valor agregado es el indicador del habitus periurbano, empero contrasta con la cortesía de ceder el paso, lo cual hace suponer que las disposiciones o innovaciones pueden ser parte de normas y estilos prácticos improvisados. También supone la convergencia de discursos con prácticas cotidianas que pueden ser traducidas a innovaciones desde las cuales se genere un sistema de respuestas frente al incremento de tarifas o accidentes (Carreón et al., 2014).

Buena parte del traslado se consume en el tráfico y por ende encontrar valores agregados diversifica las respuestas cotidianas que los actores construyen frente a sus necesidades subjetivas y las estructuras laborales objetivas. En este sentido, el habitus periurbano implica espacios discursivos y prácticos de poder en los que los usuarios se apropian de los servicios públicos como refugio ante la inseguridad, recurso de ingreso económico o diseminación de emociones (García, 2008).

El habitus periurbano parece ser una disposición latente que emerge cuando sus estructuras intersubjetivas se relacionan con las estructuras objetivas de traslado y los deseos subjetivos de movilidad (García, 2011).

Sin embargo, el habitus periurbano, a diferencia del discursivo, supone la improvisación de emociones derivadas, aunque se discute el proceso, del pasado ya que la marginalidad, exclusión y vulnerabilidad son antecedentes históricos de los estilos de movilidad y se materializan en discursos ante situaciones de riesgo e incertidumbre (García, 2007).

Es así como, el habitus periurbano trae consigo la historia colectiva de los actores que se trasladan a la capital para laborar, estudiar o simplemente diversificar sus actividades cotidianas. A pesar de que ello no incide directamente en las respuestas innovadoras de los actores, el valor agregado de la movilidad (escuchar música, mensajear o charlar) son síntomas de un habitus que busca apartar a los actores de las estructuras objetivas mientras que aproxima a los mismos a sus deseos subjetivos, aunque las preferencias sean resultado de la intersubjetividad (Carreón et al., 2014).

Las relaciones de apropiación, transformación y distribución de recursos y espacios en su proceso de desarrollo incentivaron la diferenciación de las clases sociales. A medida que las diferencias se exacerbaron, la segregación de los espacios resguardó las diferencias transformativas al mismo tiempo que enalteció las diferencias distributivas de los recursos, principalmente del transporte público. Tal proceso confrontó a las políticas públicas frente a los estilos de vida privilegiando las demandas del mercado (Hernández et al., 2014).

Una participación comunitaria en cuanto al transporte interno supone un habitus periurbano que atraviesa espacios y tiempos de traslado sin dejar una huella que no sea ecológica sino simbólica en la vida cotidiana de las comunidades. Es decir, el transporte público es sólo un instrumento o medio para lograr el fin de trasladarse, aunque ello implique algunas prácticas tales como las del valor agregado que por su grado de innovación son disposiciones más adquiridas que heredadas porque contrastarían con aquellos símbolos y significados que las generaciones anteriores construyeron en torno a su localidad y comparación a la capital (García et al., 2015).

Por último, en el establecimiento de agendas de discusión pública acerca de la seguridad y el sistema de cobro, los accidentes son considerados como una respuesta emergente ante conductores alcoholizados o que tienen la impericia para provocarlos.

Método

Se realizó un estudio no experimental, transversal, exploratorio, documental y retrospectivo con una relección muestral no probabilística de fuentes indexadas a repositorios líderes de México como Dialnet, Latindex, Redalyc y Scielo, considerando el periodo de publicación de 1980 a 2018, así como la inclusión de conceptos tales como: “movilidad”, “transporte” y “habitus”, (véase Tabla 2).

Tabla 2. Descriptivos de la muestra

Repositorio

Movilidad

Transporte

Habitus

Dialnet

44

38

25

Latindex

35

28

16

Redalyc

26

15

9

Scielo

12

7

4

Fuente: Elaborada con los datos del estudio

Se procesó la información en una matriz de análisis de contenido, siguiendo la técnica Delphi, la cual consiste en establecer un modelo identificando, comparando e integrando variables esgrimidas en la literatura consultada. Jueces expertos en la temática evaluaron los contenidos seleccionados (véase Tabla 3)

ethos (disposiciones éticas), 2) hexis (disposiciones corpóreas), 3) aisthesis (disposiciones estéticas), 4) eidos (disposiciones lógicas).

Tabla 3. Construcción de la matriz de análisis de contenido

Categoría

Definición

Indicador

Medición

Interpretación

Eidos

Refiere a disposiciones lógicas (Bustos, Ganga, Llamas y Juárez, 2018)

Datos relativos a ideas, párrafos u oraciones de movilidad.

-1 0 información negativa, 0 = información desvinculada, +1 = información positiva

Un alto puntaje supone un habitus lógico

Aisthesis

Refiere a disposiciones estéticas (García, Juárez y Bustos, 2018)

Datos relativos a mensajes no verbales de movilidad.

-1 0 información negativa, 0 = información desvinculada, +1 = información positiva

Un alto puntaje sugiere un habitus estético

Ethos

Refiere a disposiciones éticas (García, 2018).

Datos relativos a formas y contornos de movilidad.

-1 0 información negativa, 0 = información desvinculada, +1 = información positiva

Un alto puntaje implica un habitus ético

Hexis

Refiere a disposiciones corpóreas (Quintero, García, Rivera, Sandoval, Figueroa y Molina, 2018)

Datos relativos a la movilidad sin tecnología.

-1 0 información negativa, 0 = información desvinculada, +1 = información positiva

Un alto puntaje alude a un habitus corpóreo

Fuente: Elaboración propia

Resultados

Una representación de los ejes y las trayectorias de las relaciones entre los factores esgrimidos en el estado de la cuestión puede realizar en un modelo (véase Figura 2).

Figura 2. Especificación de un modelo para el estudio del habitus de movilidad

Fuente: Elaboración propia

Los habitus de movilidad urbana, indicados por las ethos, hexis, aesthesis y eidos suponen un escenario de exclusión de las disposiciones que distinguen el traslado de la periferia a la centralidad, así como de la centralidad a la periferia. Se trata de disposiciones en contra o favor de la incertidumbre, el riesgo, la inseguridad y la amenaza que supone la interrelación entre usuarios de transporte contaminante o alternativo de cero emisiones (hipótesis 1).

Por su parte las ethos, en tanto disposiciones éticas al transporte particular emisor de CO2 o el transporte alternativo de cero emisiones supone decisiones y acciones a favor de un modo de transporte, considerando la huella de emisiones (hipótesis 2).

En los casos de las hexis, entendidas como expresividades, éstas son comunes entre quienes provienen de la centralidad o la periferia siempre que prevalezca una política de exclusión al transporte expulsor de emisiones de CO2, o bien, un subsidio al transpporte de cero emisiones. Respecto a las aesthesis, o apreciaciones estéticas del traslado o la movilidad, se asume que prevalece el confort en la centralidad y la autodefensa en la periferia, independientemente del transporte y su expulsión de emisiones (hipótesis 3).

Precisamente, es en las eidos o lógicas de traslado y movilidad que el transporte de cero emisiones reflejará las disposiciones a favor de la conservación del entorno, o bien, las disposiciones a favor del interés personal sin considerar las capacidades de las demás generaciones actuales y futuras (hipótesis 4). 

Discusión

El aporte del presente trabajo al estado de la cuestión radica en el establecimiento de cuatro supuestos en torno a los cuales se explican las relaciones de dependencia entre los factores esgrimidos en la revisión de la literatura. Se trata de las ethos, hexis, aesthesis y eidos que explican la aversión o la propensión al uso del transporte de cero emisiones, el uso de las ciclovias o rutas peatonales.

Sin embargo, la selección intencional de la información, así como el tipo de análisis de su contenido limitan la aplicación del modelo a un contexto de movilidad de la periferia a la centralidad y de ésta a la periferia. Se requiere extender la búsqueda de información a repositorios internacionales como Ebsco, Copernicus o Scopus, así como la profundización del análisis mediante una técnica más sofisticada como la minería de textos.

Tal recomendación permitirá contribuir a los marcos teóricos, conceptuales y empíricos, los cuales han explicado los habitus de movilidad, pero en función de las diferencias y las similitudes entre la periferia y la centralidad. Será posible abordar la problemática de movilidad, los riesgos que supone y el uso del transporte de cero emisiones como temas centrales de la agenda de la literatura consultada, así como del contexto local que explican.

La literatura concerniente al habitus en general y al ethos, hexis, aesthesis y eidos de movilidad en particular, destacan la importancia de considerar a las disposiciones como un proceso de adquisición de dispositivos sociales compartidos entre el grueso de los usuarios de vialidades, ciclovías, puentes o banquetas, pero sólo distinguibles a partir del grado de inseguridad.

Tun, García y Carreón (2017) y Limón et al., (2017) plantean que el habitus de movilidad estructura una identidad del usuario y ésta determina sus diferencias y similitudes en función de las demandas o barreras del entorno. Es decir que, si una urbe es violenta, entonces generará capacidades de movilidad preventiva y ofensiva en la periferia más que en la centralidad, o bien, la formación civil supondrá mayores conductas de riesgo en el transporte público.

El presente trabajo más bien apuesta por una integración de los contextos, identidades y sistemas relativos a la movilidad y el transporte en el que se observen los indicadores de ethos, hexis, aesthesis y eidos con la finalidad de establecer las coordenadas y trayectorias de relaciones entre éstos factores y así poder analizar las diferencias y similitudes entre usuarios, políticas y sistemas.

Por lo tanto, un estudio relativo a la comparación de grupos de usuarios, sistemas de transporte y políticas de movilidad supondrá el develamiento de patrones de uso y apropiación del espacio público, seguridad e identidad en torno a ciudades que promueven la sustentabilidad.   

Conclusión

El presente trabajo especificó un modelo para el estudio del habitus de movilidad, considerando los marcos teóricos y empíricos de 2000 a 2018, aunque el tipo de estudio documental, el tipo de muestreo intencional y el tipo de análisis e contenido limitan la implementación del modelo a la muestra informativa, sugiriendo la inclusión de otras variables relativas a las espacialidades y las capacidades que complementarían los alcances del modelo.

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[1] Universidad Autónoma Metropolitana: mjn@correo.azc.uam.mx

[2][2] Universidad Pedagógica Nacional: galimonxm@yahoo.com.mx

[3] Universidad Autónoma del Estado de México; garcialirios@yahoo.com