Revista Nº33 "ECONOMÍA POLÍTICA"

RESUMEN

El presente trabajo observará brevemente el problema de la globalización y las barreras que provocan los países más desarrollados que  impactan en la región de Latinoamérica. Actualmente, son tres los rasgos estructurales más importantes que tipifican la homogeneidad de los países de América Latina y el Caribe desde el punto de vista económico, social y político.

ABSTRACT

This paper will focus briefly on the problem of globalization and barriers imposed by developed countries that affect Latin American region. At present, three main structural features configure economic, social and political homogeneity of Latin America and Caribe.

 

 

 

ÍNDICE

 

1.    Introducción……………………………………………………………………      2

 

2.    América Latina, desarrollo y capital humano…………..……………..……   2-6

 

3.    Los gobiernos de izquierda latinoamericanos y la transición hacia la industrialización exportadora.……………………………………………..…         6-8

 

4.    Conclusiones y prospectiva……………………………………...……….……               8

 

Referencias bibliográficas…………………..……………………………….…               9

 

 

 

 

 

El proceso de integración y la situación económica actual de América Latina

 

 

Por: Clayson Cosme Da Costa Pimenta[1]

 

 

 

 

1. Introducción

 

Actualmente, son tres los rasgos estructurales más importantes que tipifican la homogeneidad de los países de América Latina y el Caribe desde el punto de vista económico.

Por un lado, el peso determinante del sector primario-agropecuario en la estructura económica de la población activa y el hecho de que se trata de economías fundamentalmente exportadoras de productos primarios, lo que no permite un despegue industrial potente y acentúa el rol de estos países como productores de materias primas (commodities).

Por otro lado, el bajo nivel de vida de sus poblaciones, que tienen altas tasas de paro y problemas de analfabetismo y pobreza severa, entre otros. Este factor no sólo tiene relevancia económica sino importantes implicaciones sociales, siendo un elemento explicativo de la desigualdad.

Por último, y no menos importante en el marco de una economía mundial globalizada, el hecho de que la región aún no se han insertado plenamente en la economía del conocimiento.

En el artículo se abordan en primer lugar los retos que supone el hecho de que el nivel de vida de las poblaciones de América Latina y el Caribe sea aun relativamente bajos, ya que supone un serio obstáculo para el desarrollo del capital humano propio. Además, se pone de manifiesto como la brecha digital todavía existente entre los Estados latinoamericanos y el conjunto de los países más desarrollados opera igualmente como un auténtico freno para el crecimiento, el desarrollo y la cohesión social.

Posteriormente, se presentan las propuestas recientes de algunos gobiernos de América Latina para abordar el reto del desarrollo de la región, que pasan principalmente por el cambio del modelo exportador y el fomento de una mayor integración regional.

Por último se presentan las conclusiones principales así como las propuestas de futuro que se derivan de las mismas.

 

2. América Latina, desarrollo y capital humano

 

En la actualidad, el entorno universitario latinoamericano se inserta en una región que cuenta con los índices de mayor desigualdad social en todo el mundo, tal y como confirman los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2006 y de otros años, teniendo en cuenta variables tales como la cobertura universitaria, el potencial humano, el retorno universitario, el gasto por estudiante universitario, la estructura de las titulaciones universitarias, la formación de los doctores, la calidad general del sistema educativo y los rankings universitarios a escala mundial.

Con respecto a los recursos y las capacidades que posicionan a América Latina como región competitiva en la comunidad científica internacional, el primer elemento que interesa destacar por su relevancia en lo tocante al desarrollo y crecimiento es el conjunto de indicadores empleados para la evaluación de la actividad científica.

Siguiendo a Sánchez (2009), estos indicadores se subdividen en tres vectores: los recursos económicos dedicados a la ciencia y la tecnología, los recursos humanos dedicados a la investigación y el desarrollo y, en último término, los indicadores de resultados y la producción científica. En el primer caso, la inversión en I+D para América Latina y el Caribe alcanzó 27 mil millones de dólares en 2004 y los 60 mil millones en el 2013, con un crecimiento del 126 % (Sánchez, 2015)[2]; crecimiento que ha posibilitado un incremento de la inversión en esta esfera tan importante para el desarrollo económico con un mayor ritmo de crecimiento que el registrado por Estados como Canadá, Francia, Alemania o EE.UU. En cualquier caso, al margen de los esfuerzos realizados para aumentar la inversión en I+D, la aportación de América Latina a la inversión mundial continúa siendo baja. En concreto, durante el período 2002-2011 representó el 3 % del total mundial invertido. A nivel global, la inversión en I+D alcanza 2,1 % del PIB, mientras que la de América Latina y el Caribe apenas alcanza el 0,8 %.

Cabe referir aquí que la cooperación universidad-empresa en el campo de la investigación (en contraste con la cooperación en el campo del desarrollo tecnológico) ha dado muy buenos resultados en un país como Brasil. Así, por ejemplo, gracias a esta cooperación Brasil ha logrado, desde los años 70 del siglo pasado, extraer petróleo en aguas oceánicas profundas gracias a una red de universidades, crear Embraer, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo, constituida por el Instituto de Tecnología Aeronáutica (ITA); o lograr un sector agropecuario muy competitivo, merced al asesoramiento de los graduados de las universidades brasileñas que trabajaban para la compañía estatal EMBRAPA (Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria) (Sánchez, 2009).

Por otro lado, si bien sus niveles de inversión son bajos comparados con los de otras regiones, en América Latina y el Caribe la inversión extranjera directa (IED) ha sido clave para apoyar el patrón de inserción internacional de los países, con inversiones en recursos naturales, exportaciones y servicios modernos. Sin embargo, ha tenido un impacto moderado y no extensivo en términos de contenido tecnológico, innovación e investigación y desarrollo (I+D). El país latinoamericano con mayor inversión en I+D con relación a su PIB es Brasil, con un 1,2 %. No obstante, tal como se observa en la Figura 1, aún se encuentra muy lejos de los niveles de los países más avanzados, lo cual es significativo habida cuenta de que las principales potencias del mundo apuestan a la I+D como motor de desarrollo (Beliz y Chelala, 2016).

 

 

 

 

 

Figura 1. La inversión en I+D por regiones del mundo y en los principales países de América Latina

Fuente: Beliz y Chelala (2016).

 

En lo que concierne a los recursos humanos dedicados a la investigación y el desarrollo, la evolución del número de investigadores en América Latina ha seguido una evolución similar a la de la inversión en I+D en el transcurso del decenio 2002-2011. El potencial humano en ciencia y tecnología creció en América Latina un 71 %, habiendo registrado más de 271.000 investigadores y tecnólogos en 2011. Son Brasil, Argentina y México los Estados que concentran la mayoría de investigadores del subcontinente (de hecho, las tres naciones aportan el 90 % del potencial humano en ciencia y tecnología de toda América Latina) (Sánchez, 2015). En el caso argentino, el aumento de las inversiones por parte del Estado ha sido uno de los factores que ha inducido unas tasas de crecimiento económico mayores, alterando el sistema productivo de forma parcial hacia la creación de bienes de equipo de forma nacional. Argentina, Brasil y México son las naciones que concentran la mayor parte de los científicos e investigadores (Aguayo, Cancelo y Lamelas, 2004).

En lo tocante a los indicadores de resultados y la producción científica en América Latina (ingresos y las solicitudes internacionales de patentes), se observa, como en otras regiones del globo, una tendencia creciente de las solicitudes de patentes por no residentes en los países en desarrollo. En esta región, la relación del número de patentes presentadas por residentes es de 690 a 1, mientras que en los Estados altamente industrializados es de 3,3 a 1. En cuanto a la evolución del número de publicaciones en el Science Citation Index (SCI), cabe citar que, entre 2002 y 2011, la cantidad de artículos publicados en revistas científicas registradas en el SCI por autores de América Latina y el Caribe creció un 109 % (Sánchez, 2015).

Como prueba de la relevancia social que tiene la I+D en los países latinoamericanos, en la Figura 2 se pueden ver los resultados obtenidos para la innovación en el estudio realizado por Beliz y Chelala (2016) sobre la percepción de los latinoamericanos acerca de los factores determinantes del desarrollo en esta región.

 

Figura 2. Importancia de la innovación para el desarrollo del país

Fuente: Beliz y Chelala (2016).

 

Resulta interesante resaltar que los países que en la figura anterior se revelan como los que más apuestan por la innovación, son también aquellos donde, en la tendencia, menos personas rehusaron expresarse sobre las nuevas tecnologías, con una correlación negativa de -0,48 entre ambas variables.

En torno a las exportaciones de bienes y servicios con componente de alta tecnología, se considera que la estructura productiva latinoamericana es igualmente un reflejo de los bajos niveles de desarrollo científico y tecnológico que existen en la región. Como consecuencia de esto, la cobertura universitaria es muy baja en América Latina en general, razón por la cual la estructura productiva no responde a las necesidades de la economía del conocimiento, la industria es poco intensiva en bienes de capital y la producción de alto valor añadido es realmente baja (Beigel y Goliat, 2012).

Un producto y al mismo tiempo una capacidad que pueden catapultar a las economías latinoamericanas hacia el top ten de las economías más competitivas del mundo es la industria de la biotecnología. En este campo, los países latinoamericanos que cuentan con un mayor número de empresas son, de mayor a menor, México, Brasil, Chile, Colombia, Argentina y Cuba. No obstante, en este terreno, si excluimos a México o Brasil, las naciones latinoamericanas contribuyen muy poco al desarrollo global de las industrias relacionadas con la biotecnología. Por ello consideramos que es indispensable promover con éxito el desarrollo del potencial humano en la región. En este contexto, conviene dirigir la mirada a Ecuador y su política encaminada a fortalecer este importante componente económico y social (Panchana, 2001).

Por último, un instrumento que por ahora se ha mostrado relativamente poco eficaz en el proyecto de integración económica, política, científica y cultural de la región latinoamericana es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero, no obstante sus limitaciones y errores, el BID constituye sin duda alguna un modelo de integración a escala subcontinental de distintos países latinoamericanos. Las funciones más importantes del BID son la movilización de capitales públicos privados y el fomento de las inversiones privadas con fines de desarrollo (Calvo, 2010).

Aunque aquí se defiende la idea de que el BID no ha servido hasta ahora para unificar a América Latina y el Caribe en el marco de un modelo de desarrollo autónomo, sostenible y atendiendo a criterios de redistribución de la riqueza y de fomento de la I+D+i, sí se considera cierto que este banco regional de desarrollo puede jugar un relevante papel en el proceso de integración latinoamericano como catalizador de los activos científicos y culturales que posee una región con tanta potencialidad como la latinoamericana.

 

3. Los gobiernos de izquierda latinoamericanos y la transición hacia la industrialización exportadora

 

En esta época histórica, los países latinoamericanos que están o han estado recientemente gobernados por fuerzas de izquierdas (Venezuela, Ecuador, Bolivia o Brasil) se encuentran inmersos en un periodo de transición hacia la industrialización exportadora. América Latina es una región que basó su industrialización en un modelo sustitutivo de las importaciones, produciendo mercancías solo con el objetivo de satisfacer el mercado interno. Así, el paradigma de crecimiento y desarrollo latinoamericano no contempló el mercado exterior como la base del crecimiento del sector industrial, sino que su función fue la de proveer las divisas necesarias, sobre todo para hacer frente a los compromisos contraídos con los Estados y los grupos económicos prestamistas, a lo que hay que sumar el lastre de la deuda externa, que empujó a la región a seguir las estrategias de los organismos económicos de los países centrales.

Pese a los avances notables de las economías del cono sur latinoamericano adeptas a las políticas tendentes a lograr una mayor integración regional y a plantear el crecimiento y el desarrollo económicos, en la actualidad aún persisten en estos países estructuras productivas basadas en proveer y exportar materias primas o productos con escaso valor añadido por su bajo nivel de procesamiento o industrialización (Béliz y Chelala, 2016).

Por ende, una gran asignatura pendiente de las economías latinoamericanas en la actualidad sigue siendo la de profundizar en la consideración del sector exterior como herramienta indispensable del proceso de integración, desarrollo e industrialización, aprovechando de esta forma las ventajas comparativas de las que disponen los países de América Latina, como la enorme cantidad de recursos y materias primas de carácter geoestratégico de las que disponen, el peso relevante de la región por población entre las economías de todo el mundo o la formación de su talento humano pese a las debilidades que aún existen este sentido.

Sobre el tema de las exportaciones en América Latina, en líneas generales, los países cuyas canastas de exportación incluyen una mayor proporción de bienes manufactureros (México y Centroamérica) presentan una oferta exportable más diversificada en términos de productos que los países sudamericanos, donde los bienes primarios sin elaboración o las manufacturas de origen agropecuario/mineral/metal tienen un mayor peso en la canasta exportadora, tal como se aprecia en la Figura 3. El patrón de especialización, la dotación factorial y la política comercial y de IED (incluidos, por ejemplo, ciertos regímenes especiales de comercio) son los principales determinantes del resultado obtenido en términos de diversificación por productos.

 

Figura 3. Exportaciones por productos y destinos en América Latina

Fuente: Beliz y Chelala (2016).

 

Desde 2010, cuando los precios de los productos básicos tocaron un máximo, se observa que el entorno adverso ha afectado en distinto grado a las diversas economías. En Argentina, Uruguay, Bolivia, Colombia o República Dominicana, la concentración por productos se elevó en 2015 en comparación con 2010; sin embargo, la pérdida de ventas para ciertos productos (probablemente manufactureros) fue compensada con ventas a nuevos mercados, observándose una mejora en la diversificación por destinos. Venezuela es el único país que no logra contrapesar su aumento de concentración por productos con nuevos mercados. Como afirman Beliz y Chelala (2016), “(…) se trata de un tema de fundamental importancia, puesto que políticas de promoción y facilitación de comercio, que contribuyan a la diversificación exportadora, permiten reducir el impacto de una coyuntura desfavorable cuando se produce un cambio en el ciclo del comercio internacional” (p. 24.).

Esto es, se trata de entender el sector exterior como una palanca fundamental para la diversificación del tejido industrial y productivo. Por todo ello, en este artículo asumimos la premisa de que el éxito de la política de integración y económica de América Latina no ha de partir de una liberalización comercial generalizada, sino en un empleo prudente de la protección del mercado interno con el propósito de promover el desarrollo de las actividades incipientes, de facilitar la transición a la orientación al exterior y de fomentar los efectos de arrastre de los sectores más competitivos desde el punto de vista internacional.

 

5.    Conclusiones y prospectiva

 

El análisis de la problemática tratada en este artículo nos permite extraer una serie de conclusiones. En primer lugar, queda patente que, pese a que se han dado cambios de calado a lo largo de los últimos años, la estructura económica latinoamericana sigue siendo todavía la propia de países dependientes o con menor nivel de desarrollo que el de los países occidentales más desarrollados. Este menor nivel de desarrollo no es solo económico, sino que afecta al conjunto de la sociedad en todos sus planos y dimensiones. Acaso lo más destacado son sus elevados índices de desigualdad social.

En segundo lugar, son notables —aunque, insistimos, insuficientes— los cambios que se han producido en las economías latinoamericanas en el marco del proceso de integración regional. Entre estos cambios, cabe destacar la creciente cooperación entre las empresas y las universidades, además de su potencial humano en ciencia y tecnología o la consecución de nuevos mercados gracias a la implantación y el desarrollo de productos industriales.

La conjunción del desarrollo del capital humano y la reorientación de la exportación hacia productos con un mayor valor añadido son factores clave en el modelo integrador de la región y elementos fundamentales de su competitividad a nivel mundial.

De cara al futuro, habida cuenta de lo analizado en este artículo, parece claro que para que América Latina pueda encarar con éxito el proceso de creciente internacionalización económica es imprescindible que la integración regional transcurra en paralelo a la construcción de un modelo económico del subcontinente que, sin aislarse del resto del mundo, trate de desarrollar su propia industria aprovechando las ventajas competitivas con que cuenta la región.

 

 

 

 

 

 

 

Referencias bibliográficas

 

Aguayo, E., Cancelo, M. T. y Lamelas, N. (2004). Integración y crecimiento económico en la Comunidad Andina: más allá de la apertura comercial. Tesis doctoral sin publicar. Universidad de Santiago de Compostela.

Beigel, F.; Goliat, D. (2012). ”El sistema académico mundial y las perspectivas del conocimiento producido en la periferia”. Pensamiento Universitario, 15.

Beliz, G. y Chelala, S. (2016). “El ADN de la integración regional. La voz de los latinoamericanos por una convergencia de calidad: innovación, equidad y cuidado ambiental”. Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL).pp.01-130

Calvo Hornero, A. (2010). Economía internacional y organismos económicos internacionales. Madrid: Editorial Centro de Estudios Ramón Areces.

Comisión Económica para América Latina (CEPAL). http://www.cepal.org/es/datos-y-estadisticas

Panchana, P. (2001). Informe Indicadores de Competitividad: Ecuador. pp. 01-47.

Sanchez Noda R. (1995). “El sector mixto en la economía cubana”, Editorial Feliz Varela, p. 16.

Sánchez Noda, R. (2009). ”La nueva economía y el conocimiento: entre el mito y la realidad”. La Habana Félix Varela.

Sánchez Noda, R. (2015). Economía del conocimiento y universidad: América latina”. El Savador Universidad Luterana Salvadoreña.

Sánchez Noda, R. (2015). “Economía del conocimiento y universidad: América Latina”. Ediciones. Universidad Luterana Salvadoreña, pp. 117, 118 y 119.



[1] Licenciado en “Administración y Dirección de Empresas”, Universidad Salgado de Oliveira (UNIVERSO) en el año 2000 – Goiania, Brasil. Doctorando en el programa “Globalización Económica y Sociedad de la Información” del Departamento de ECONOMÍA APLICADA de la Universidad de Oviedo.

[2] Puede consultarse al respecto el siguiente documento:

http://www.ricyt.org/files/1_1_Estado_de_la_Ciencia_en_imagenes(2).pdf, p. 14.