RESUMEN
Este es un homenaje al historiador Eric J. Hobsbawm, el
cual, fue muy importante para las generaciones recientes. Su simpleza al
explicar situaciones histórico-sociales muy complejas, lo hacen merecedor de
este recordatorio.
ABSTRACT
This is a tribute to historian Eric. J.
Hobsbawm, who has been so important for recent generations. He deserves this
memory because he could explain in a simple way very complex social and
historical situations.
LOS
ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL: UN HOMENAJE A ERIC J. HOBSBAWM.
Por: Iñaki Vasquez
Larrea
Entre el gran elenco de
historiadores sociales desde los de abajo (Christopher Hill, E.P.
Thompson o George Rudé) destacó la figura de Eric J. Hobsbawm. La reimpresión
reciente de una de sus obras fundamentales En torno a los orígenes de la
revolución industrial sirve de homenaje al que fuera profesor de
Historia en el Birkbeck College y una figura clave de la Historia social
británica.
Podríamos señalar, en
primer lugar, que la Revolución industrial del siglo XVIII, vino precedida por una
gran recesión en el siglo XVII, por la que el Mediterráneo dejo de ser el
más importante centro político y económico, y cultural para pasar a ser un
pantano empobrecido. Época de profundo malestar social, la crisis
general produjo su hecho más incisivo y dramático en la revolución política burguesa
inglesa, que llevó a Samuel Fortrey a señalar en 1663 que Inglaterra sería la
nación más floreciente del futuro.
No obstante, y por
paradójico que pueda resultar, la crisis no generó un súbito cambio en las
estructuras sociales que facilitase una ulterior acumulación de capital, la
burguesía no dejó de ser periférica y parasitaria, pero si dos
condicionantes a la salida de la crisis que permitieron su eclosión ulterior.
En primer lugar, el mercantilismo gubernamental, al estilo de Colbert, que
facilitó el desarrollo de la industria nacional:
“La transformación fue
tan rápida, que para la década de 1690, Inglaterra parecía efectivamente en el
umbral de la revolución industrial. Además, esta transformación en la posición
mundial de la economía británica no se debió solamente a desarrollos económicos
espontáneos, sino también a una importante revolución en su política que
subordinó en adelante todos los otros fines a un mercantilismo agresivo
tendiente a la acumulación de capital y beneficios” (Eric J. Hobsbawm, En
torno a los orígenes de la revolución industrial, p. 95)
En segundo lugar, el
flujo creciente del comercio colonial que incentivo sobremanera la inversión
productiva en el área agrícola e industrial.
“El mayor logro de la
crisis del siglo XVII fue la creación de una nueva forma de colonialismo. Como
hemos visto, bajo el sistema colonial del siglo XVI-que los holandeses
adoptaron sin modificarlo sustancialmente-el mercado colonial para las
manufacturas internas tenía escasa importancia, pese a que una gran empresa
colonial o el Estado, considerado como empleador y como comprador de bienes de
capital y de bienes de consumo, estimulaba la economía interna al mismo tiempo
que producía beneficios para la acumulación. Entre 1660 y 1681, se dice que el
tráfico de las Indias Orientales alcanzó sólo a la doceava parte del tráfico
total holandés. Los comerciantes parecían demostrar escaso entusiasmo por la
demanda del consumidor de Latinoamérica. Sin embargo, las posibilidades de los
mercados coloniales se transformaron con el establecimiento de las plantaciones
coloniales que producían sin una sistemática restricción del producto total y
de las colonias europeas de contrato. También en este caso la mitad del siglo
XVII marca un punto crucial” (Eric J. Hobsbawm, En
torno a los orígenes de la revolución industrial, p. 68).
El autor, por último,
desmitifica el paradigma Schumpeteriano, centrado en la innovación empresarial,
el rostowniano, que pone el acento en la innovación técnica y el ideologismo
calvinista weberiano, para poner el acento en la contingencia histórico
-social expansiva mercantil, a la hora de entender los condicionantes
pre-capitalistas en los albores de la Revolución Industrial:
“El árbol de la
expansión capitalista moderna creció en una determinada región de Europa, pero
sus raíces extrajeron su alimento de un área de intercambio y acumulación
primitiva mucho más amplia, que incluía tanto las colonias de ultramar ligadas
por vínculos formales como las “economías dependientes” de Europa Oriental,
formalmente autónomas” (Eric J. Hobsbawm, En torno a los orígenes de la
revolución industrial, p. 118).
BIBLIOGRAFÍA:
HOBSBAWM, E.J: En torno a
los orígenes de la revolución industrial, Siglo XXI, Madrid, 2017.