RESUMEN
Grosso
modo, las políticas de movilidad se inscriben en los modelos
ciudades sustentables, siguiendo lineamientos de las Cumbres de la Tierra, pero
los efectos de éstas políticas han sido poco vinculados a los sistemas de
transporte y las identidades de usuarios. El objetivo del presente trabajo fue
establecer un modelo para el estudio de la triada, políticas, sistemas e
identidades de transporte, centrado en cuatro indicadores del habitus,
entendido como disposiciones sociales efectivas del entorno. Se realizó un
estudio no experimental con una selección muestral no probabilística de fuentes
indexadas a repositorios nacionales, considerando el año de población de 2000 a
2017, así como los conceptos de “movilidad” y “habitus”. Se advierte
una línea de estudio relativa a la comparación de políticas de movilidad,
sistemas de transporte e identidades de usuarios para establecer diferencias y
similitudes con la intención de anticipar escenarios de ingobernabilidad o
gobernanza.
Palabras claves
Movilidad,
transporte, periferia, centralidad, habitus
MODEL
OF MOBILITY HABITUS AROUND POLICIES AGAINST THE EFFECTS DL CLIMATE CHANGE IN
PUBLIC HEALTH
ABSTRACT
Roughly
speaking, mobility policies are embedded in sustainable cities models,
following the guidelines of the Earth Summit, but the effects of these policies
have been little linked to transport systems and user identities. The objective
of the present work was to establish a model for the study of the triad,
policies, systems and transport identities, centered on four habitus
indicators, understood as effective social dispositions of the environment. A
non - experimental study was carried out with a non - probabilistic sample
selection from sources indexed to national repositories, considering the year
of population from 2000 to 2017, as well as the concepts of
"mobility" and "habitus". There is a line of study
regarding the comparison of mobility policies, transport systems and user
identities to establish differences and similarities with the intention of anticipating
scenarios of ungovernability or governance.
Keywords
Mobility,
transport, periphery, centrality, habitus
MODELO
DE HABITUS DE MOVILIDAD EN TORNO A POLÍTICAS CONTRA LOS EFECTOS DL
CAMBIO CLIMÁTICO EN LA SALUD PÚBLICA
Margarita
Juárez Nájera, Cruz García Lirios, María Luisa Quintero Soto
Academic
Transdisciplinary Network
- INTRODUCCIÓN
Las
políticas de reducción de los efectos del cambio climático en la salud pública
se distinguen por sus programas y estrategias integrales, aunque derivan de los
lineamientos globales de las Cumbres de la Tierra, adquieren un sentido local
al momento de establecer criterios de movilidad como son los casos de
restricción a los vehículos que emiten CO2 a la atmósfera, la
implementación de parquímetros, el subsidio de los convertidores catalíticos,
la inversión en transporte colectivo de cero emisiones, el establecimiento de
carriles confinados a otras formas alternativas de transporte, o bien, la
educación vial, entre ella la formación para la sustentabilidad (Carreón,
Hernández y García, 2014).
En
el marco de las políticas para la sustentabilidad, los efectos del cambio
climático sobre la salud pública ambiental son eje central de la agenda
pública. Esto es así dado el impacto cuantificado en 5,5 millones de decesos en
2013, ubicando en el cuarto factor de riesgo, así como sus efectos en el 85% de
la población mundial (Carreón et al., 2014).
Sin
embargo, la agenda pública al establecerse de los lineamientos de las Cumbres
de la Tierra, ha excluido los estilos de vida urbanos, centrados en la
movilidad con vehículos que emiten C02 a la atmósfera más que los habitus
de movilidad alternativa como la caminata, las ciclovías y los transportes
de cero emisiones (García, 2007).
En
tal sentido es que resulta fundamental explorar los indicadores del habitus de
movilidad, entendidos como disposiciones favorables a la movilidad alternativa
a los vehículos que emiten C02 a la atmósfera. Precisamente, el
objetivo de la investigación radica en el establecimiento de un modelo para el
estudio del habitus de movilidad (García, 2008).
Se
realizó un estudio no experimental, transversal, exploratorio, documental y
retrospectivo con una relección muestral no probabilística de fuentes indexadas
a repositorios líderes de México como Latindex y Redalyc, considerando el
periodo de publicación de 200 a 2017, así como la inclusión de conceptos tales
como: “movilidad”, “habitus”, “modelo”. Se procesó la información
siguiendo la técnica Delphi, la cual consiste en establecer un modelo identificando,
comparando e integrando variables esgrimidas en la literatura consultada.
El
proyecto se inscribe en la disciplina de Trabajo Social, área de estudios
documentales y periurbanos, incluye términos de la psicología de la
sustentabilidad, la sociología ambiental y la economía solidaria. El proyecto
fue financiado por la Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General
de Asuntos del Personal Académico, Programa de Apoyo a Proyectos de
Investigación e Innovación Tecnológica, número de registro IN305516.
- TEORÍA
DEL HABITUS
Los
conceptos que explican el habitus son; 1) ethos (disposiciones éticas),
2) hexis (disposiciones corpóreas), 3) aisthesis (disposiciones estéticas), 4)
eidos (disposiciones lógicas).
A
partir de éste orden, la movilidad es considera por una ética del riesgo en
relación con la identidad de género masculina dominante, la cual consiste en un
desplazamiento de la periferia al centro de un modo amenazante ya que, se trata
de una ética desarrollada a partir de un contexto de inseguridad, violencia e
impunidad. Esto es así porque en la periferia, se gestan estructuras de poder
que prevalecen sobre las estructuras de influencia, mismas que suponen una
comunicación horizontal, transversal y unidireccional (Cerón, 2013).
El
ethos, en tanto disposición ética permite subsistir a los habitantes de
la periferia a un entorno hostil, condicionando a quienes se desplazan hacia al
centro a un trayecto de riesgos; posibles asaltos, secuestros, extorsiones u
homicidios que se registran en mayor medida en la periferia con respecto al
centro de una urbe (Farías, 2010).
Siguiendo
esta diferenciación con respecto a la periferia, en la centralidad se
desarrolla una ética del cuidado, la cual supone que prevalecen riesgos como
los que se presentan en la periferia, aunque en menor intensidad y frecuencia
(García, 2011).
A
diferencia de la ética del riesgo, la ética del cuidado trata de comprender la
exportación de la violencia y la inseguridad de la periferia a la centralidad,
pero en esencia, se trata de una moralidad vinculada a la identidad de género
no masculina, principalmente femenina que consiste en una disposición favorable
a la recreación y el entretenimiento, características de un escenario en el que
la calidad de vida y el ingreso permiten la contemplación y la preservación de
los espacios y las relaciones de equidad entre quienes ahí interactúan (García
et al., 2013).
Sin
embargo, las éticas del riesgo y de la conservación también son reflejadas por
expresiones de defensa y ataque para el caso de la periferia y disposiciones de
confort para el caso de la centralidad (García et al., 2015).
Pues
bien, si la movilidad de la periferia a la centralidad supone una ética de la
defensa y el ataque como respuesta a un entorno hostil y supone una ética del
disfrute de escenarios en la centralidad ante un ambiente agradable, entonces
la movilidad será una vía por donde se desarrollarán éstas expresiones de
defensa-ataque y contemplación-preservación (Hernández, 2014).
Las
hexis o disposiciones corpóreas, son también resultado de la interacción
entre el individuo y la escasez o abundancia de oportunidades de su entorno. Se
trata de expresividades diferenciadas por el contexto periférico y la
centralidad (Limón, 2017).
Empero,
a diferencias de las ethos que son principios guiadores de
expresividades, las hexis son reacciones instintivas ante inseguridad
periférica o respuestas automáticas ante la seguridad de la centralidad, pero
la movilidad que va de la periferia a la centralidad o de ésta hacia la periferia,
determina expresividades comunes como el resguardo ante un ataque terrorista,
la solidaridad y cooperación inmediatas a un atentado colectivo, o bien, la
precaución ante la posibilidad de ataque a la multitud (Joignant, 2012).
Es
decir, las hexis que se diferencian según el contexto periférico o
central, son sensibles a los eventos inesperados, inconmensurables e
impredecibles como los que suponen riesgos y amenazas a la integridad personal
o colectiva (Rizo, 2012).
Tal
proceso no ocurre en las aesthesis o disposiciones estéticas, las cuales
son observables en la vestimenta o el lenguaje al momento de transportarse de
la periferia a la centralidad de las urbes (Rivera et al., 2015).
Considerados
como flujos, quienes se trasladan de la periferia a la centralidad interactúan
con una centralidad dominante en cuanto a leyes, normas o valores como es el
caso de los reglamentos de viabilidad, códigos de transporte colectivo o
discursos en los espacios de concentración o hacinamiento (Tun, García,
Carreón, 2017).
Son
estas circunstancias las que suponen diferencias entre las disposiciones
estéticas en el traslado de un lugar a otro, pero también implican extensiones
de éstas diferencias en los mosaicos colectivos. Es el caso de las
concentraciones de protesta o manifestación que de la periferia convergen en la
plaza de la centralidad, las cuales por su grado de orden y desorden se alejan
de las confrontaciones entre usuarios de los servicios hídricos con respecto a
las autoridades, los secuestros de unidades de abastecimiento o el linchamiento
de delincuentes (Carreón, 2014).
Pues
bien, si las ethos son principios impostergables de movilidad, si las hexis
y aesthesis son expresividades y criterios de movilidad, traslado y
concentración, entonces las eidos o disposiciones lógicas son puentes de
comunicación entre habitantes de la periferia que se trasladan a la centralidad
y eventualmente, imposiciones de quienes se ven en la necesidad de visitar la
periferia saliendo de la centralidad (Cerón, 2013).
Las
eidos son lógicas de verisimilitud y verificabilidad que distinguen a la
periferia de la centralidad. Las eidos de verosimilitud consisten en
razonamientos de movilidad en la periferia centradas en la rapidez y el bajo
costo. En contraste, las eidos de verificabilidad son criterios y
estrategias aseguramiento si alguien de la centralidad decida trasladarse a la
periferia (Rizo, 2012).
En
síntesis, ethos, hexis, aesthesis o eidos, en el marco de
las políticas de movilidad contra los efectos del cambio climático sobre la
salud pública ambiental, son disposiciones que reflejan las asimetrías entre
quienes se desplazan de la periferia a la centralidad, o bien, quienes se
trasladan de la centralidad a la periferia, pero los cuatro conceptos no
explican las diferencias entre gobernantes y gobernados al momento de
establecer responsabilidades con respecto a quienes toman decisiones de
exclusión del transporte de cero emisiones y quienes deben ajustar sus estilos
de transporte a las opciones alternativas de transporte como la caminata o el
ciclismo.
- ESTUDIOS
DEL HABITUS
El
proceso socio-histórico mediante el cual el transporte público fue exacerbado
por las políticas públicas y la demanda del mercado, así como su impacto en los
estilos de vida de los usuarios del servicio público en el Estado de México
está vinculado a la gobernanza en las ecociudades. Los habitus han sido
empleados para develar símbolos, significados y sentidos en torno a una
práctica discursiva o actuada (Carreón, Hernández y García, 2014).
En
el caso de la movilidad y el transporte público concesionado del Estado de
México se gestan habitus discursivos periurbanos respecto al tiempo,
espacio o seguridad vial. En tal sentido, el trabajo muestra la estructura
estructurante de prácticas vehiculares y peatonales para explorar sus
disposiciones ante el uso de microbuses, combis, taxis, mototaxis, bicitaxis,
motonetas o bicicletas para el transporte hacia la escuela. Los habitus
discursivo está indicado por valores agregados de entretenimiento con
dispositivos electrónicos, aunque tal síntoma supone una política de prevención
de accidentes orientada a universitarios (García, 2007).
La
teoría del habitus sostiene que la interacción entre los agentes no sólo
será simbólica y discursiva, sino práctica y solidaria ya que no son normas o
creencias que incidan en un proceso racional, sino más bien son ámbitos en los
que los agentes se insertan sin estar conscientes de ello, pero al mismo tiempo
se enriquecen al participar en un conglomerado de opiniones, acciones e
intenciones que pueden, en un momento dado, delimitar el mundo práctico de su
cotidianidad (García, 2008).
El
habitus periurbano a diferencia del citadino deviene de la marginalidad,
vulnerabilidad y exclusión, es contra el sistema de confort que los practicantes
del transporte son motivados a buscar empleo o suplir el que tienen por otro
que cambiarán mientras el salario persista como política de control. Tal
estructura define las prácticas y los discursos al mismo instante en que éstas
últimas le dan sentido al sistema de movilidad y tarifario (García, 2011).
La
estructura del habitus periurbano consiste en ocho dimensiones desde las
cuales es posible anticipar la improvisación de acciones, empero resulta más
factible comprender los reductos por los que transitan esquemas heredados que
se diseminan en los usuarios del transporte público. Sólo se retoman ocho, pero
son inconmensurables ya que nuevas estructuras discursivas en torno a tarifas y
seguridad generan prácticas y símbolos asociados a la defensa del territorio,
la identidad o el arraigo que se diversifican aún más con las discrepancias
entre los usuarios y operadores, autoridades y concesionarios, transportistas y
conductores (Carreón, Hernández y García, 2014).
El
habitus es la conservación de estructuras del pasado que activan el
presente mientras interactúan con otras nuevas formas de existencia que les
permiten construir otros sistemas de esquemas prácticos los cuales seguirán el
proceso de reproducción y producción, estructuración y desestructuración de
disposiciones (García et al., 2013).
En
tanto arte de invención, el habitus encuentra su producción simbólica ya
no en la historia personal sino en las discrepancias que determinaron el estado
presente. El debate de lo heredado versus lo aprendido se cierne sobre los
primeros años de existencia, aunque no es del todo seguro que la práctica
discursiva esté fraguada de experiencias relativas al afecto, la innovación de
respuestas es una forma de gestión que puede relacionarse con el pasado, empero
es mayor su impacto si se le vincula con las acciones futuras ya que el habitus
sería una especie de estrategias que si bien no son instrumentos, cumplen la
función de ubicar y posicionar a los actores en un sistema público como el
transporte colectivo (Hernández et al., 2014).
A
menudo, los actores periurbanos quedan excluidos del sistema central hegemónico
y de su propia subjetividad ya que el habitus construido les impide
posicionarse en la periferia de sus locuras y les impiden adentrarse en la
centralidad de las lógicas dominantes. Los usuarios periurbanos están fuera del
sistema público y de sus propios deseos para incorporarse en la dinámica
productiva de símbolos y significados inherentes a las zonas de transición
(García et al., 2014).
Las
dimensiones en las que el habitus periurbano se desenvuelve como
innovaciones ante las situaciones de inseguridad y riesgo suponen los
accidentes y manifestaciones en el tránsito hacia la capital federal y su
retorno como práctica cotidiana y representación de movilidad en referencia a
la pasividad e identidad de quienes trabajan o estudian en su misma localidad
(Carreón et al., 2014).
El
habitus periurbano se desenvuelve en ocho ámbitos de movilidad y
pasividad que suponen la inclusión y exclusión de símbolos asociados a
prácticas discursivas relativas a accidentes, tráfico, tránsito,
manifestaciones, cortesías de traslado o valores agregados (García, 2011).
Sin
embargo, es ineludible asumir que el habitus en tanto respuesta
innovadora ante la distribución de recursos es sólo conciencia práctica que sin
más no pretende transformar lo establecido por las estructuras sociales, más
bien es un acto reflejo automático desde el cual los actores ni siquiera saben
que lo son, pero intuyen que podrían insertarse en determinadas esferas o
dimensiones para incorporar algunos de sus aspectos sin pretender con ello algo
menos que ocupar un vacío. “Es un tren que progresa y trae sus propias vías”.
Es decir, el pasado no influye más que el futuro en el presente del habitus
periurbano (García, 2008).
Desde
el habitus periurbano el tráfico es asumido como una circunstancia de
trayectos que son de origen impreciso y por ende dispersos, o bien, se trata de
estilos emergentes de conducir que tienden a una regularidad impuesta y convencional
(García, 2007).
Es
también el caso de las manifestaciones las cuales consideramos como acumulación
de discursos que operan en la práctica, aunque más que ninguna otra trae
consigo símbolos cuando menos de anarquía (Carreón, 2014).
Es
por el ello que las cortesías de sesión de tránsito son otro síntoma del habitus
periurbano que parece solidarizarse con quienes transitan de un mismo sentido a
otro, pero discrepan con quienes sólo bloquean o cruzan sin prevenir o
responsabilizarse de sus actos (Hernández et al., 2014).
Otro
indicador es el desplazamiento a vuelta de rueda como parte del repertorio de
respuestas ante las condiciones objetivas de la cotidianidad urbana. En el caso
de los accidentes, según lo establece el habitus urbano es una respuesta
improvisada a las estructuras de seguridad que operan bajo la lógica de la
prevención (Limón, 2017).
El
valor agregado de la movilidad periurbana está relacionado con las horas pico
ya no por la innovación práctica de construir discursos en redes sociales, sino
por la construcción de estilos periurbanos en los que la vida cotidiana parce
detenerse para no ser olvidada (Tun, García y Carreón, 2017).
Si
bien es cierto que el habitus periurbano es irreductible a las
dimensiones propuestas, es indispensable observar su emergencia puesto que el
diseño de una política de movilidad se llevaría a cabo desde la reactivación
del sentido objetivado sin excluir a los deseos subjetivos, pero incluyendo los
discursos intersubjetivos que se gestan en la interrelación de la periurbanidad
con la centralidad (García et al., 2013).
El
habitus periurbano está imbricado entre el tráfico y las manifestaciones
como elementos contrapuestos que implican a la seguridad vial con la movilidad
urbana y las innovaciones que de ellas emergen. Tal contradicción también se
observa en la relación entre manifestaciones y las cortesías de tránsito, así
como con el desplazamiento a vuelta de rueda. Se trata de disposiciones que
coexisten como respuesta a los problemas de movilidad, pero su pertenencia a
otros ámbitos hace suponer que el habitus urbano los atraviesa (Carreón,
2014).
Sólo
en el caso de los accidentes con el desplazamiento peatonal hay una suerte de
causalidad, aunque el habitus periurbano se aleje de toda prevención en
esta relación parece ser que activa una lógica de autocuidado por parte de los
actores. Por último, el valor agregado en las horas pico también hace pensar
que existen dimensiones concomitantes ante la improvisación de la movilidad
periurbana (García et al., 2015).
El
valor agregado es el indicador del habitus periurbano, empero contrasta
con la cortesía de ceder el paso, lo cual hace suponer que las disposiciones o
innovaciones pueden ser parte de normas y estilos prácticos improvisados.
También supone la convergencia de discursos con prácticas cotidianas que pueden
ser traducidas a innovaciones desde las cuales se genere un sistema de
respuestas frente al incremento de tarifas o accidentes (Carreón et al., 2014).
Buena
parte del traslado se consume en el tráfico y por ende encontrar valores
agregados diversifica las respuestas cotidianas que los actores construyen
frente a sus necesidades subjetivas y las estructuras laborales objetivas. En
este sentido, el habitus periurbano implica espacios discursivos y
prácticos de poder en los que los usuarios se apropian de los servicios
públicos como refugio ante la inseguridad, recurso de ingreso económico o
diseminación de emociones (García, 2008).
El
habitus periurbano parece ser una disposición latente que emerge cuando
sus estructuras intersubjetivas se relacionan con las estructuras objetivas de
traslado y los deseos subjetivos de movilidad (García, 2011).
Sin
embargo, el habitus periurbano, a diferencia del discursivo, supone la
improvisación de emociones derivadas, aunque se discute el proceso, del pasado
ya que la marginalidad, exclusión y vulnerabilidad son antecedentes históricos
de los estilos de movilidad y se materializan en discursos ante situaciones de
riesgo e incertidumbre (García, 2007).
Es
así como, el habitus periurbano trae consigo la historia colectiva de
los actores que se trasladan a la capital para laborar, estudiar o simplemente
diversificar sus actividades cotidianas. A pesar de que ello no incide
directamente en las respuestas innovadoras de los actores, el valor agregado de
la movilidad (escuchar música, mensajear o charlar) son síntomas de un habitus
que busca apartar a los actores de las estructuras objetivas mientras que
aproxima a los mismos a sus deseos subjetivos, aunque las preferencias sean
resultado de la intersubjetividad (Carreón et al., 2014).
Las
relaciones de apropiación, transformación y distribución de recursos y espacios
en su proceso de desarrollo, incentivaron la diferenciación de las clases
sociales. A medida que las diferencias se exacerbaron, la segregación de los
espacios resguardó las diferencias transformativas al mismo tiempo que
enalteció las diferencias distributivas de los recursos, principalmente del
transporte público. Tal proceso confrontó a las políticas públicas frente a los
estilos de vida privilegiando las demandas del mercado (Hernández et al., 2014).
Una
participación comunitaria en cuanto al transporte interno supone un habitus
periurbano que atraviesa espacios y tiempos de traslado sin dejar una huella
que no sea ecológica sino simbólica en la vida cotidiana de las comunidades. Es
decir, el transporte público es sólo un instrumento o medio para lograr el fin
de trasladarse, aunque ello implique algunas prácticas tales como las del valor
agregado que por su grado de innovación son disposiciones más adquiridas que
heredadas porque contrastarían con aquellos símbolos y significados que las
generaciones anteriores construyeron en torno a su localidad y comparación a la
capital (García et al., 2015).
Por
último, en el establecimiento de agendas de discusión pública acerca de la
seguridad y el sistema de cobro, los accidentes son considerados como una
respuesta emergente ante conductores alcoholizados o que tienen la impericia
para provocarlos.
- MODELO
DE HABITUS DE MOVILIDAD
Una
representación de los ejes y las trayectorias de las relaciones entre los
factores esgrimidos en el estado de la cuestión puede realizar en un modelo
(véase Figura 1).
Figura
1. Modelo de habitus de movilidad
HMU
= Habitud de Movilidad Urbana, ECM = Ethos de Movilidad Centralizada, Hexis de
Movilidad Periférica, AMC = Aesthesis de Moviliddad Central, EMP = Eidos de
Movilidad Periférica
Fuente:
Elaboración propia
Los
habitus de movilidad urbana, indicados por las ethos, hexis,
aesthesis y eidos suponen un escenario de exclusión de las
disposiciones que distinguen el traslado de la periferia a la centralidad, así
como de la centralidad a la periferia. Se trata de disposiciones en contra o
favor de la incertidumbre, el riesgo, la inseguridad y la amenaza que supone la
interrelación entre usuarios de transporte contaminante o alternativo de cero
emisiones (hipótesis 1).
Por
su parte las ethos, en tanto disposiciones éticas al transporte
particular emisor de CO2 o el transporte alternativo de cero
emisiones supone decisiones y acciones a favor de un modo de transporte,
considerando la huella de emisiones (hipótesis 1a).
En
los casos de las hexis, entendidas como expresividades, éstas son
comunes entre quienes provienen de la centralidad o la periferia siempre que
prevalezca una política de exclusión al transporte expulsor de emisiones de CO2,
o bien, un subsidio al transpporte de cero emisiones (hipótesis 1b).
Respecto
a las aesthesis, o apreciaciones estéticas del traslado o la movilidad, se asume
que prevalece el confort en la centralidad y la autodefensa en la periferia,
independientemente del transporte y su expulsión de emisiones (hipótesis 1c).
Precisamente,
es en las eidos o lógicas de traslado y movilidad que el transporte de
cero emisiones reflejará las disposiciones a favor de la conservación del
entorno, o bien, las disposiciones a favor del interés personal sin considerar
las capacidades de las demás generaciones actuales y futuras (hipótesis 1d).
- CONSIDERACIONES
FINALES
El
aporte del presente trabajo al estado de la cuestión radica en el
establecimiento de cuatro supuestos en torno a los cuales se explican las
relaciones de dependencia entre los factores esgrimidos en la revisión de la
literatura. Se trata de las ethos, hexis, aesthesis y eidos
que explican la aversión o la propensión al uso del transporte de cero
emisiones, el uso de las ciclovias o rutas peatonales.
Sin
embargo, la selección intencional de la información, así como el tipo de
análisis de su contenido limitan la aplicación del modelo a un contexto de
movilidad de la periferia a la centralidad y de ésta a la periferia. Se
requiere extender la búsqueda de información a repositorios internacionales
como Ebsco, Copernicus o Scopus, así como la profundización del análisis
mediante una técnica más sofisticada como la minería de textos.
Tal
recomendación permitirá contribuir a los marcos teóricos, conceptuales y
empíricos, los cuales han explicado los habitus de movilidad, pero en
función de las diferencias y las similitudes entre la periferia y la
centralidad. Será posible abordar la problemática de movilidad, los riesgos que
supone y el uso del transporte de cero emisiones como temas centrales de la
agenda de la literatura consultada, así como del contexto local que explican.
La
literatura concerniente al habitus en general y al ethos, hexis,
aesthesis y eidos de movilidad en particular, destacan la
importancia de considerar a las disposiciones como un proceso de adquisición de
dispositivos sociales compartidos entre el grueso de los usuarios de
vialidades, ciclovías, puentes o banquetas, pero sólo distinguibles a partir
del grado de inseguridad.
Tun,
García y Carreón (2017) y Limón et al., (2017) plantean que el habitus
de movilidad estructura una identidad del usuario y ésta determina sus
diferencias y similitudes en función de las demandas o barreras del entorno. Es
decir que, si una urbe es violenta, entonces generará capacidades de movilidad
preventiva y ofensiva en la periferia más que en la centralidad, o bien, la formación
civil supondrá mayores conductas de riesgo en el transporte público.
El
presente trabajo más bien apuesta por una integración de los contextos,
identidades y sistemas relativos a la movilidad y el transporte en el que se
observen los indicadores de ethos, hexis, aesthesis y eidos
con la finalidad de establecer las coordenadas y trayectorias de relaciones
entre éstos factores y así poder analizar las diferencias y similitudes entre
usuarios, políticas y sistemas.
Por
lo tanto, un estudio relativo a la comparación de grupos de usuarios, sistemas
de transporte y políticas de movilidad supondrá el develamiento de patrones de
uso y apropiación del espacio público, seguridad e identidad en torno a ciudades
que promueven la sustentabilidad.
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