Resumen
En
el siguiente paper analizamos el futuro de la escuela media argentina y
latinoamericana, y que caminos debe elegir para sobrevivir a los nuevos
tiempos.
Abstract
In
the following paper we analyze the future of the Argentinean and Latin American
middle school, and what paths it must choose to survive the new times.
Escuela
secundaria, culturas juveniles e innovación. Prerrogativas para un intento de
análisis aggiornado a la educación media que nos toca transitar.
Prof. Lic. Esteban Abel Amoretti (1)
1.
Hablar
de la crisis de la educación y por sobre todo, de la crisis de la educación
media, se ha transformado en un lugar común. No será el propósito de este
ensayo el ahondar en los porqués de esta situación actual, solo diremos que la
institución escolar es una institución de fines del siglo XIX, y entre los
fines teleológicos que aquella escuela perseguía y los que se presentan en la del
siglo XXI, el mundo ha cambiado sustancialmente varias veces.
En
este contexto, la escuela parecería no poder dialogar adecuadamente ni con los
cambios culturales ni con las condiciones sociales existentes de hoy. No podría
responder a la exigencia de la inclusión de todos los jóvenes, pero tampoco
podría responder a la exigencia de un saber, de un conocimiento diferente para
la contemporaneidad.
La
estadística que releva que la mayoría de la comunidad educativa, los técnicos,
investigadores, funcionarios públicos y familias están de acuerdo con este diagnóstico
de crisis, nos otorga el puntapié inicial para comenzar a tratar de desmenuzar como
llegamos como sociedad a dicha situación educativa actual mencionada
anteriormente.
2.
Las
altas tasas de inasistencia, tanto de docentes como de alumnos y la
generalizada insatisfacción de lo que pasa allí, en la escuela, nos lo
demuestra cotidianamente.
Hay
una línea argumental que no trabajaremos en este escrito, sobre la cual he
tratado de echar luz en trabajos anteriores, y que versaba sobre la compleja
relación entre educación y cultura (2), precisamente abordando la versión
nostálgica de un pasado, que como muchos opinan (y no son pocos), fue mejor.
En
esta oportunidad, nos introduciremos en las diferentes líneas de innovación,
preguntándonos que es lo que se ha venido desarrollando en la escuela media
(re)pensada para un futuro próximo cercano y cuáles de estas líneas parecerían
alimentar este posible cambio de paradigma en la educación de forma más
adecuada, apropiada e integral.
Entre
las líneas argumentales más comunes encontradas tanto en la Argentina como en
el resto de los países de la región latinoamericana, se destaca aquella que
tiende a sostener las trayectorias de los jóvenes, fundamentalmente de aquellos
provenientes de los sectores más vulnerables de la sociedad, que transitan sus
años en la escuela media.
Estas
propuestas tienden a cambiar las trayectorias escolares de los chicos dentro de
las instituciones educativas, pudiendo innovar en los regímenes académicos y
acercarlos a trayectorias más personalizadas y adecuadas a los intereses,
gustos y preferencias de los alumnos.
Flexibilizar
las exigencias de cursado, acomodándolas a tiempos y demandas de cada quien,
rebatiendo esa vieja propuesta de cursada en donde cada alumno debe cursar cada
año entre doce y catorce materias, y aprobar el 80% para pasar de curso, para
al año próximo volver a cursarlas.
Otros
ingredientes que encontramos en esta escuela flexibilizada serían ajustarla a
nuevas realidades y aplicar de forma diferente los sistemas de evaluación, como
así, considerar incluir tutorías y apoyos escolares. Pero, a pesar de estos
cambios mencionados, sabemos que los niveles de deserción son altísimos y los
niveles de aprendizaje continúan siendo de baja calidad.
Estas
propuestas son las que se han venido aplicando en la Argentina y en los países
vecinos, desplegando un heterogéneo paquete de posibilidades, de alternativas
educativas, para ayudar a los jóvenes a poder finalizar la escuela secundaria,
pero no están dando los resultados deseados.
Es
así que no han puesto el foco en los aprendizajes, sino más bien, en el sostén de
los alumnos; además de mantener esta nombrada tradición escolar de dividir las
cursadas en disciplinas, claro está, focalizándose en las referencias
cognitivas culturales de la escuela moderna. Este es un tópico que luego
desarrollaremos.
Hay
otra línea argumental que presenta este escenario de innovaciones, que es
aquella que trata de recrear una comunión amigable entre la escuela como
institución y las culturas juveniles. Aquellos que trabajamos en educación y
nos animamos a investigar temas vinculados a este rico espacio, comprendemos
rápidamente que tradicionalmente ha habido una distancia, y la escuela siempre
prefirió mantenerse ajena a dicha cultura propuesta por los jóvenes que
alberga.
Hay
que aclarar que todas estas propuestas tratan de estrechar dicha distancia,
aunque siempre manteniendo el currículo tradicional, pero ahora, puesto en duda
bajo el signo de una transformación, que se cristaliza rodeándola de talleres.
Los
talleres están orientados en general al desarrollo del arte y una serie de
nuevos lenguajes que propone esta nueva cultura juvenil en la que están
inmersos los alumnos, complementando una jornada escolar, por demás aburrida,
pero que a partir de estas propuestas innovadoras cercana a sus propios
intereses, intenta ser un poco más llevadera. Lo interesante es que se basan en
la elección de los alumnos, y también, y esto no es menos importante, en la gratificación.
Esta
gratificación, no estaba presente en la escuela tradicional moderna. Esa
escuela no se orientaba a tratar de flexibilizar inclusivamente la visión de todos
los agentes participantes de esa comunión educativa, sino que se orientaba
hacia el sacrificio. Los alumnos debían sacrificarse durante sus
trayectorias escolares, y los que más se sacrificaban eran más valorables que
aquellos que lo hacían menos, teniendo a cambio, el logar alcanzar el mismo
nivel de conocimiento propuesto por los docentes.
Esta
dinámica forma parte de la cultura escolar de fines del siglo XIX y principios
del XX, enraizada y relacionada a ese momento del desarrollo económico que requería
de esa acumulación primitiva; que exigía el sacrificio de los alumnos en las
aulas y el posterior traslado de esa forma de pensar al mercado laboral, que
daría posteriormente o no su fruto como una gratificación.
Hoy
la gratificación en la cultura juvenil es demandada como moneda corriente en
donde no hay tiempo futuro, sino que los gustos y placeres deben ser consumados
inmediatamente, en el mismo presente.
Esto
no debe llamarnos la atención, ya que desde la misma sociedad, los mayores
incentivamos y estimulamos a los jóvenes a la inmediatez del consumo y a la
necesidad de obtener las cosas al instante, sin mediaciones, casi como un
capricho instantáneo. Obviamente, no podremos pedir entonces que ellos se
sacrifiquen con una idea que tal vez no puedan ver materializada. Son hijos
del ahora y del ya, no del futuro, sino del presente. Queda entonces
sobreentendida la idea que la escuela no puede demandar que se sacrifiquen,
cuando la sociedad demanda que el individuo se gratifique.
Los
talleres precisamente valoran y rescatan la gratificación, y plantean que los
chicos puedan aprender mucho a partir de gratificarse, resaltando la concepción
que se puede aprender y a la vez gratificarse, incluyendo los nuevos lenguajes
de sus culturas.
Para
poner un ejemplo gráfico, solo nos bastaría recordar de nuestra niñez la
fábula de la cigarra y la hormiga. La escuela tradicional abrasaría el
estereotipo del estudiante-hormiga que se sacrifica por un futuro, el prepararse
para pasar el invierno, representando la frugalidad, la conciencia de los
hechos, la austeridad y el trabajo duro. En cambio, la cigarra, sería aquella
que se preocupa por el hoy, sin pensarse en un futuro que podría ser poco
promisorio.
Este
último, sería el caso de la innovación que incorporan los talleres en la
“nueva” escuela secundaria, que trataría de flexibilizar las demandas de los estudiantes-cigarra
y sus lenguajes juveniles culturales, aggiornándose a los tiempos que corren.
Con esto no queremos significar que uno sea un modelo bueno y el otro malo,
solo que uno representaba a un tiempo social, cultural y económico que ha
dejado de existir y el otro deja ver características más representativas de los
años actuales que transitamos en las instituciones educativas, cargadas de
todas las prerrogativas analizadas líneas arriba.
3.
Encontramos
otro grupo de innovaciones, poco representado en la Argentina y en los países
de la región, que estarían fundando un nuevo paradigma para la verdadera nueva escuela
secundaria. Innovaciones que se centran en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
y que modifican la matriz cognitiva cultural de la escuela tradicional. En
pocas palabras, estas transforman la matriz ilustrada de la escuela
enciclopédica moderna, por una de matriz con sentido tecnológico.
La
escuela moderna había realizado lo que los pedagogos llaman una traslación
didáctica, entendida esta por entender que el conocimiento hasta ese
momento valido y legítimo había pasado por un proceso de transformación, y así
poder tomar esos conocimientos y producir un conocimiento enseñable, capaz de
ser enseñado.
A
partir de ese cambio fundamental de transformación, la escuela moderna se sostuvo
prácticamente incólume durante un siglo, produciendo e investigando conocimiento,
y poniendo la énfasis en el resultado, en el producto que se originaba de ese
proceso de transformación.
Esto
trajo un problema aparejado en la escuela, y es que se había inclinado por
enseñar y transmitir solo lo que resulta del proceso de transformación y del
conocimiento producido, es decir, los resultados, el saber dividido en
parcelas, en campos del saber, olvidando de enseñar cómo se produce ese
resultado, cuáles son los caminos o procesos que conducen a lograr esos
resultados, que sería la gnosis práctica, la otra pata fundamental de conocer.
Se optó entonces por la abstracción, separando práctica y teoría. Dicha
consecuencia que conlleva una discusión muy profunda y representativa de su
tiempo, la han tratado los pedagogos especializados por más de cien años.
La
teoría fue asociada a los saberes enciclopédicos y a la cultura ilustrada,
orientada a un grupo de la población (léase los sectores más pudientes), y la práctica
asociada al hacer, orientada a otro grupo de la población (los sectores más
humildes). Por eso, nuestros países latinoamericanos crecieron en matriculas en
un pasado, orientativas a la escuela que desarrollaba los saberes prácticos y técnicos,
es decir las escuelas que formaban manos de obra contratable como economías
pre-industriales.
Esta
división incluye un elemento discriminatorio muy fuerte, ya que con esta
distinción se infiere que solo ciertos grupos socioculturales selectos se
acerquen a los saberes de la abstracción, que serían aquellos capaces de
reificar dicho tipo de conocimiento. Y aquellos otros que se acercan más al
trabajo manual, tendrían más dificultades para asimilar este tipo de
conocimiento valorado por la educación acumulativa-enciclopédica, que es el de
las concepciones abstractas.
4.
Cambiar
entonces a una matriz tecnológica, seria cambiar esta matriz cognitiva cultural
que ha imperado en los ámbitos educativos por más de un siglo y sentar las
bases de un nuevo proceso de conocimiento que recupere el proceso de producción
del conocimiento. Y por lo tanto, asocie el conocer al producir e investigar,
logrando mantener la curiosidad y el interés, las razones genéticas por las
cuales los que investigamos en el área de las ciencias sociales lo continuamos
haciendo, por la acción misma de zanjar la brecha entre lo conocido y lo
desconocido, apaciguando esas ansias de saldar curiosidades.
Esto
es lo que este tipo de nuevo paradigma debe intentar enseñar a los jóvenes, el incentivar
el gusto por investigar y producir saberes, ya que vivimos en la era del
conocimiento. Para ello, habrá que posibilitar la construcción de andamiajes y
tutorías que brinden herramientas capaces de alentar la investigación y las
ansias por conocer, fomentando el trabajo direccionado hasta materializar los
modos de producir conocimiento de la forma más autónomamente posible por parte
de los alumnos.
Para
la búsqueda de datos hoy en día se encuentra como tecnología Internet y Google,
como antes nos orientábamos a la vieja tecnología del libro. Una matriz
tecnología nueva que implica un conocimiento mediado indefectiblemente por esta
tecnología que contiene todos los saberes y resultados a partir de una búsqueda
en milésimas de segundos.
Antes
el mediador del conocimiento era el docente, en nuestros días, este es
prácticamente inútil frente a semejante oferta de información. El nuevo papel del
docente es el ser andamiaje en el proceso de orientar al alumno en como
producir este conocimiento, como investigar y lograr sus propios saberes y
resultados. Esto recrea un nuevo alumno productor, dejando de lado el papel tradicional
de actor pasivo dentro del aula, en donde la asimetría se volcaba del lado del
docente que era el que tenía el saber en sus manos y el alumno que se sentaba a
escuchar y prestar atención pues carecía del mismo. En esta fórmula que propone
la “nueva” escuela, el docente será guía y el alumno productor.
En
esencia, este será un paradigma que modifica la escena áulica, modificando
también el lugar del docente y del alumno y sus roles como actores sociales
dentro de la misma, y otorgando sentido al reparto de computadoras que ejercerán
un papel protagónico fundamental en este ecuación, ya que serán ellas las
herramientas que estén mediando el saber, obligando al docente a que se
transforme en un productor de materiales que deberá llevar a las aulas.
No
habrá que soslayar el papel del Estado, ya que no solo debe hacerse responsable
en el reparto de computadoras, sino que deberá comprometerse en la función de
brindar los saberes mediante cursos de formación docente en donde se explique
cómo desarrollar este nuevo tipo de paradigma en las escuelas, a la vez que dicho
esquema demandará otros perfiles pedagógicos que el Estado deberá co-producir
en un corto plazo, es decir, formar docentes comprometidos con esta nueva forma
de trabajar, incentivándolos a que sean capaces de crear conocimientos propios
acordes a este nuevo tipo de matriz.
Se
necesitarán entonces una suerte de tecnólogos-pedagogos, que es un perfil
nuevo, ayudados de otra forma de organización escolar, procurando darles
tiempos a los docentes para que puedan producir estos materiales que van a
trabajar los jóvenes, así como también, brindar la posibilidad de crear redes
escolares para que esta producción de materiales no se haga escuela por
escuela, sino que se comparta en comunidades web y pueda ser usufructuada por todos.
5.
Podríamos
concluir, que tanto en la Argentina como en los demás países de la región, hay
una trama muy difícil de romper, que es aquella que refiere a los docentes y
los cargos o puestos escolares divididos en disciplinas que ellos ocupan,
amparados en los derechos sindicales y los estatutos del trabajador docente asociados
a estos quehaceres, en donde conviven perpetuidades y vicios enquistados.
No
se podrá cambiar todo este sistema de la noche a la mañana, pero consideramos
que para instalar el nuevo paradigma innovador tecnológico, las viejas
tradiciones tendrán que dar lugar a la implementación de este tipo de ideología
y será ahí donde se produzcan las tensiones, entre una vieja escuela que
trabaja a destajo y mal y una nueva escuela que quiere ser, y muchas veces no
la dejan.
Si
imaginamos una escuela secundaria del futuro, no podemos imaginar la escuela
tradicional con parches o flexibilizada, reproduciendo siempre los mismos errores
que nos han conducido a estos resultados. Tendremos que pensar una escuela
“nueva” ( que seguirá siendo la vieja con modificaciones) donde convivan en un
principio elementos de la escuela tradicional, que con el tiempo, sean
superados por los de la verdadera nueva escuela tecnológica aggiornada a
las demandas del siglo XXI.
En
síntesis, deberíamos imaginar materializar en el corto plazo, una escuela
nueva integral y modificada de raíz que tenga un núcleo cognitivo acorde al
desarrollo del conocimiento de su propia contemporaneidad, considerando
realmente el anhelo de esos sujetos, que son nuestros jóvenes y sus culturas, y
que han crecido haciéndose a sí mismos demandando mayores derechos vinculados a
las nuevas tecnologías.
Notas
al pie
(1)
Licenciado y Profesor de Enseñanza Media y Superior en Ciencia Política (UBA).
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, diciembre de 2017.
(2) Hacemos referencia al artículo
publicado en el número 24 de esta revista titulado “Identidad cultural.
Familia, Estado y sociedad civil, como factores estratégicos para la
construcción de un proyecto educativo nacional” http://www.revcienciapolitica.com.ar/num24art7.php
Bibliografía
consultada
Tiramonti,
Guillermina. La escuela media en debate: problemas actuales y perspectivas
desde la investigación. Guillermina Tiramonti y Nancy Montes (compiladoras)
1era edición. Manantial BS AS / FLACSO, 2009.
Tiramonti,
Guillermina. La educación de las elites, Paidós, Buenos Aires, 2008 (co-autora)
Tiramonti,
Guillermina. Variaciones de la forma escolar. Límites y posibilidades de la
escuela media, FLACSO-Ed. Homo Sapiens, 2011, Buenos Aires (dir.).
Tiramonti, Guillermina. La trama de la
desigualdad educativa, Buenos Aires, Manantial. 2004