Revista Nº31 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

Resumen

Grosso modo, un horizonte racional alude a la construcción de una negociación consensuada entre las partes en conflicto. En el caso de una observación sistemática de las diferencias entre los actores, supone inferencias que develan la historia de la dominación de un grupo respecto a otro. En ese sentido, el objetivo del presente trabajo fue establecer taxonomía de los horizontes racionales a fin de poder anticipar escenarios de emancipación y reivindicación. Se llevó a cabo un estudio documental y observacional, exploratorio y transversal con una selección no probabilística de puntos de observación de escenarios representativos de un pueblo mágico. Los resultados inferenciales muestran que se edifica un horizonte racional de tipo emprendedor e innovador. Con base en la revisión del estado de la cuestión se recomienda ampliar las observaciones ha escenarios de contraste con la caficultura.

Palabras clave

Horizontes racionales, etnografía, emprendimiento, innovación, observación

Abstract

Roughly, a rational horizon refers to the construction of a consensus negotiation between the parties in conflict. In the case of a systematic observation of the differences between the actors, it supposes inferences that reveal the history of the domination of one group with respect to another. In this sense, the objective of the present work was to establish taxonomy of rational horizons in order to anticipate scenarios of emancipation and vindication. A documentary and observational, exploratory and cross - sectional study was carried out with a non - probabilistic selection of points of observation of representative scenes of a magical town. The inferential results show that an entrepreneurial and innovative rational horizon is being built. Based on the review of the state of the question, it is recommended to broaden the observations of contrasting scenarios with coffee cultivation.

Keywords

Rational horizons, ethnography, entrepreneurship, innovation, observation

 

ETNOGRAFÍA OBSERVACIONAL DE HORIZONTES RACIONALES EN UNA LOCALIDAD MÁGICA DEL CENTRO DE MÉXICO

Gabriel Tun Colli, Cruz García Lirios, Javier Carreón Guillén

Universidad Autónoma del Estado de México

 

 

Introducción

El termino de horizontes de la razón fue acuñado para establecer una distinción entre grupos e individuos que al estar inmersos es escenarios de diferenciación social generan perspectivas de su situación y en relación con el entorno. Se trata de un procesamiento de información en el que sólo quienes logran superar una fase crítica y propositiva suelen arribar a un horizonte de emprendimiento e innovación. En ese sentido, la observación de escenarios de comercialización del café en una localidad del centro de México ha servido para evidenciar el procesualismo de construcción de un horizonte de racionalidad.

Precisamente, el objetivo del presente trabajo ha sido dilucidar los horizontes de la razón como proceso de emancipación y reivindicación de grupos dedicados a la venta y la compra del café, principal actividad económica regional. Para tal efecto, se llevó a cabo un estudio documental y observacional, exploratorio y transversal con una selección no probabilística y más bien intencional de escenarios en torno a la plaza mágica, los locales de venta de café y los espacios de consumo. Con base en la técnica Delphi que consiste en observar y registrar los acontecimientos vinculados a un proceso simbólico como es la compra-venta del café, se observaron sus indicadores y a partir del análisis de sus posibles implicaciones se construyó un mapa de comercialización y consumo a partir del cual se infirieron áreas de oportunidad, siguiendo la lógica del horizonte de la razón que consiste en: 1) observar el proceso, 2) cuestionar la relación entre los actores, 3) especificar un área de oportunidad, 4) edificar una propuesta de comercialización y 5) revisar los límites del horizonte construido.

La información se registró en hojas de observación que incluyen el trazado de la plaza mágica, así como los puntos de venta y las zonas de consumo, dependiendo del día y la noche, o bien la hora. Posteriormente, se procesó en matrices de análisis visual en las que se interpretaron aquellas áreas de oportunidad sombreadas o identificadas micro-escenarios futuros de compra, venta e ingesta del café en sus diferentes modalidades y presentaciones.

La validez de la información y su procesamiento se llevó a cabo a partir del contraste de observaciones realizadas en tres periodos: 1) antes de las elecciones locales, estatales o federales; 2) durante la contienda electoral; 3) posterior a los comicios. Se consideró que el consumo del café, principal rasgo distintivo del pueblo mágico, reflejó la tensión política aún y cuando quienes lo consumen son turistas, pero se pudo observar que las áreas de oportunidad se presentaron antes de las elecciones ya que, siguiendo la lógica del procesualismo simbólico de un horizonte racional, los comicios simbolizaron el poder hegemónico contra poderes alternativos. Es decir, mientras quienes consumían el café en zonas debidamente establecidas no eran informados acerca del ambiente o clima electoral, los consumidores de locales informales si fueron enterados de las expectativas locales de cambio de gobierno.

El proyecto se inscribe en el área de ciencias sociales, disciplina de trabajo social, área de desarrollo local, pero se incluyen teorías y conceptos provenientes de la antropología visual, la economía solidaria y la psicología comunitaria. El financiamiento del proyecto fue otorgado por la Red de Estudios para la Sustentabilidad de los Pueblos Mágicos.    

Horizontes racionales cognoscitivos

A menudo abordamos un problema de investigación a partir de una lógica deductiva que va de lo general a lo particular y si fuera el caso, utilizamos una lógica inductiva en la que algunas muestras e indicadores nos permiten inferir la totalidad.

Empero, en el presente trabajo adoptaremos una lógica dialéctica en la que tendremos que deducir e inferir, subir y bajar, ir de lo general y regresar a lo particular para nuevamente arribar a la totalidad.

Un horizonte de razón es aquel en el que se construye un conocimiento para la apropiación de un discurso y estilos de vida abiertos a la totalidad (Zemelman, 2011).

Por totalidad se entiende una realidad articulada de procesos, niveles, estructuras, escalas, tiempos y espacios que dan cuenta de su complejidad ya que ésta no puede ser reducida a sus partes (Retamozo, 2011).

De este modo, en el ámbito sociopolítico las relaciones económicas son vistas como procesos de producción intracíclicos que determinaran las relaciones entre Estado y sociedad. Es decir, la complejidad de la realidad obliga a un análisis coyuntural y procesual a fin de poder establecer la comprensión de la totalidad.

En este proceso de comprensión total, la racionalidad juega un papel fundamental, ya no por el hecho de captar su estructura, sino por el devenir crítico de un razonamiento que permita de-construir y construir esa realidad. Encontrar la contradicción y discrepancia de los procesos es el primer eslabón en la comprensión de la totalidad (Rifo, 2015).

En efecto, la totalidad es un discurso sociopolítico que esclarece la complejidad en sus niveles de aprehensión y articulación de parámetros. Para tal propósito, será necesario modelar la complejidad de la realidad a partir del cuestionamiento sistemático de sus conexiones y redes. En otras palabras, el pensamiento crítico obliga a la delimitación de los fenómenos hasta sus formas articuladas con el poder y la posibilidad de reconstruir un discurso orientado a la influencia.

Cuando menos, los cuestionamientos son en dos sentidos: 1) la cognición de la realidad total y 2) la acumulación del conocimiento de sus partes.

Una estrategia previa a estos dos cuestionamientos es la evitación de referencias que coadyuven a la fragmentación y acumulación del conocimiento. Buscar fuentes que aludan a la comprensión de la totalidad es emanciparse del estado del conocimiento (Retamozo, 2006).

Una vez elegida la literatura apropiada para la comprensión de la totalidad, es menester delimitar los campos de poder, problematizar los parámetros y lenguajes con que están construidos esos discursos y estilos de vida, así como transformar los marcos teóricos y conceptuales establecidos por un nuevo campo de relaciones posibles a partir de constructos inéditos.

La elección de la literatura y la producción de constructos están determinados por su condición transformadora de la realidad, especificidad y praxis social.

   Si concebidos la observación de nuevos universos capaces de producir elementos no antes vistos, ni antes pensados, entonces accederemos a un universo de comprensión total en donde nuevas formas de relaciones y nuevas articulaciones de objetos están siendo desarticulados por el pensamiento dominante (Ojeda, Covarrubias y Cruz,  2010).

De este modo es posible articular aprehensión y comprensión, problemas y datos, teorías y objetos. Por una parte, la aprehensión es contraste teórico y conceptual que se aleja de los correlatos conforme se aproxima a la innovación conceptual.

Es así como los horizontes de la razón se diseminan en la de-construcción y reconstrucción de la totalidad cercenada por otras lógicas deductivas e inductivas que la particularizan y reducen a datos o narrativas y ante la ausencia de un contraste, asumen que la realidad observada, registrada, narrada o evocada es la totalidad (véase tabla 1).

Tabla 1. Horizontes de la razón  

Horizonte

Estado

Sociedad

Apertura racional

Un régimen abierto al diálogo con otras formas de Estado posibles y relaciones con otras sociedad latentes

Una sociedad participativa en la construcción de nuevas formas y regímenes de Estado

Conciencia crítica

Evaluación sistemática de decisiones que permitan transformar la burocracia y limitar la corrupción

Registro observacional de usos y costumbres relativos a la corrupción que suponga la emergencia de una ética liberadora

Aprehensión constructiva

Diálogo de saberes con la sociedad y el entorno para redistribuir los recursos equitativamente y en función de su disponibilidad, escasez y extinción 

Adopción de comportamientos orientados a la construcción de acuerdos para garantizar la evaluación sistemática del accionar gubernamental y sus efectos en el entorno.

Especificidad racional

Observación sistemática de las problemáticas que inhiben la innovación discursiva y la emergencia de comportamientos más allá del ejercicio del poder y cercanos a la práctica de la influencia

Pensar y hacer cotidiano a partir de las necesidades de cambio y transformación, al asumir que la información debe ser cuestionada para nuevamente difundir aquellos saberes restringidos por los medios de comunicación

Direccionalidad objetual

Inclusión de sectores marginados, vulnerables o excluidos en el debate de las políticas públicas como fases preliminares al diseño integral de una política que regule las relaciones entre sociedad, Estado y naturaleza.

Convocatoria de saberes para abonar al debate local frente a las convenciones globales, el contraste comunitario ante la individualidad urbana, la ecoperiferia como alternativa al antropocentrismo, o bien, la recuperación de la diversidad sexual ante la imposición de identidades de género

Asunción angular

Recuperación de nuevos estilos de dirección y gobierno que se construyan desde la disponibilidad de los recursos y la equidad distributiva.

La emergencia de acciones a partir de la disponibilidad de recursos y la renuncia a estilos de vida consumistas, sexistas, antropocentristas o eurocentristas. 

Fuente: Elaboración propia

A partir de ésta nomenclatura será posible discutir el emprendedurismo como acción dominante y trasladarlo a una ética periférica, desde cómo se piensa en las minorías dominadas.

Horizontes racionales dominados

A menudo se dice que la racionalidad es una instancia a que sólo acceden quienes logran emprender un discurso consistente con la problemática local y eventual transformación de las condiciones materiales de existencia y la superestructura ideológica, pero existe una racionalidad que es representada y está arraigada en creencias, valores y habitus desde los que se orientan las decisiones y acciones cotidianas o más o menos deliberadas.

Es el caso de la racionalidad instrumental y comunitaria que puede observarse en la plaza central de Xilitla.

En principio, es posible advertir que, en torno a una edificación religiosa, un kiosco y las instancias de administración política y económica coexisten con senderos de comercio informal. Locatarios y ambulantes parecen indicar que una racionalidad utilitaria encumbra el progreso que la demarcación ha registrado desde que se le asignó el emblema de pueblo mágico y se le incluyó en la ruta huasteca de turismo y comercio del café.

Se dice que para identificar un horizonte es preciso cuestionar su composición y estructura, aunque la racionalidad de la plaza mágica más bien obedece a una distribución del comercio, es posible contrastar el ambulantaje emergente con los establecimientos permanentes cuando menos de un cinco a la fecha.

Sobra decir que los edificios religiosos y políticos cumplen con una norma regulatoria que los exhibe como patrimonio cultural, al mismo tiempo los separa del espíritu emprendedor porque se quiere hacer pensar que están más allá de la oferta y demanda simbólica de la localidad, o fuera de la lógica de costos y beneficios.

Es preciso decir que los locatarios no están del todo establecidos porque se trata de casas adaptadas como accesorias para la venta de café y comida principalmente, pero si de permanencia se trata, las marchantas mazahuas de tacos llevan más tiempo vendiendo su comida que los establecimientos más exclusivos, no es el tiempo el que determina la diferencia de discursos entre emprendedores, ni lo es el monto de inversión o siquiera la formalidad administrativa, sino la persistencia, cooperación y propensión al presente los que marcan las asimetrías entre emprendedores en y alrededor de la plaza mágica.

Mientras que los locatarios manejan los precios más elevados por un desayuno, comida o cena que puede oscilar entre los 300 pesos persona, las marchantas mazahuas tienen los precios más bajos de la plaza con alrededor de 20 pesos una orden de tacos y bebida, empero esta diferencia se hace significativa en los motivos por los cuales decidieron emprender un negocio de comida.

A decir de los locatarios sus precios serían más altos si contaran con terminales de banco, expedición de facturas o mejores instalaciones para atraer a la clientela, pero las mazahuas apelan a su persistencia cuando señalan que una larga jornada de 14 horas es la diferencia entre vender todo su producto e irse a casa con gran parte de mercancía.

Mientras que los locatarios señalan que la lluvia ahuyenta a la clientela, las mazahuas dicen que es la lluvia la que les motiva a seguir en la plaza porque una vez trascurrida la gente se congrega en la plaza con la certeza de que no volverá a llover hasta muy tarde o hasta la madrugada.

Respecto a las ganancias éstas son atribuidas por los locatarios debido a su inversión en la mejora de sus instalaciones, pero las marchantas dicen que sus ganancias son producto de su persistencia porque una vez que alguna de las diez se va temprano beneficia a quienes se quedan más tiempo y como recompensa venden toda su mercancía.

Ambas racionalidades parecen obedecer a un emprendedurismo forjado desde la inversión y la perseverancia, pero en realidad se trata de una racionalidad individualista versus una racionalidad comunitarista.

En efecto, los locatarios advierten que su asociación no tiene incidencia en sus ventas, pero las mazahuas perjuran que es gracias al compañerismo que están tanto tiempo bajo el sol o la lluvia el que influye en sus ventas.

Ambas lógicas parecen tener fundamento y consistencia ya que a medida que un espacio se embellece atrae a clientes, visitantes o curiosos que eventualmente serán consumidores. Por otro lado, la solidaridad y cooperación es recompensada por los visitantes de la plaza mágica ya que se deciden a comprar una vez que la mayoría de las mazahuas se ha ido.

Pareciera que existen dos universos emprendedores paralelos en un mismo espacio tiempo. En este escenario, las ganancias se distribuyen asimétricamente como en las demás plazas, sólo que, en Xilitla, además los espacios están asignados y delimitados de un modo tal que incluso el vendedor ambulante ingenuo tiene cabida.

No obstante, es evidente que hablamos de una racionalidad que justifica los rituales de inversión y solidaridad. Se trata de un horizonte en el que la plaza mágica puede adscribirse para que podamos comprender las asimetrías y coexistencia de racionalidades locatarias y mazahuas.  

Horizontes emprendedores racionales

Racionalidad y emprendedurismo parecen ser dos elementos centrales en la contrastación de dos grupos asimétricos en cuanto a sus espacios de comercio, capacidades administrativas y estrategias de venta.

Sin embargo, existe un emprendedurismo que no es racional en tanto que los costos superan las ganancias, o bien, las ganancias son poco significativas respecto a la inversión.

Se trata de vendedores de paso que sólo acuden a una plaza cuando alguna festividad se avecina, son aquellos quienes su producto no es demandado y tienen que lidiar con gastos de comida, sobornos o permisos que los representantes del municipio contratan para regular las oportunidades de comercio.

Aproximadamente, el permiso para los vendedores externos a la plaza es de 25 pesos y su mercancía oscila entre los cinco y 15 pesos casi siempre para un grupo de consumidores infantiles.

La no venta de estos productos en un periodo determinado implica un nuevo pago de permiso con otro agente de cobro, o bien, la deserción.

Sin embargo, una venta rápida supone la repetición de ventas en las próximas horas o días, cuando menos según el discurso de ambulantes y consumidores.

Es precisamente esta expectativa la que devela una racionalidad emprendedora. Es decir, la decisión de emprender un negocio se debe a la clientela, pero sobre todo a la aceptación del producto por parte de la comunidad. Cuando un producto no se vende en lo inmediato es mejor partir y regresar con otro producto ya que la comunidad ha evaluado su valor y aunque fuese comida no lo consume si percibe desconfianza.

En efecto, el consumo en la plaza mágica no depende de la calidad del producto, ni de su precio, sino de la confianza que el vendedor inspira en la gente y el lugar que ocupa en la plaza mágica.

Llama la atención que en esta plaza el centro es compartido por el kiosco y la fuente símbolos que se encuentran en cualquier plaza, aunque el comercio no se ejerce ahí, sino en la periferia de la plaza, es un área que determina la composición y el gusto de los visitantes, tertulios o fotógrafos quienes son los consumidores de los productos que ahí se ofertan.

La racionalidad emprendedora en esta plaza estriba en posicionarse de un espacio que no contradiga la amplitud de la misma y la composición de sus elementos. Esa es la racionalidad que siguen los ambulantes al no ubicarse en la centralidad y sólo confinar sus ventas a la periferia.

Incluso los vendedores flotantes procuran no transitar por la centralidad ya que serían observados por los asistentes que están sentados en bancas alrededor de la plaza y que desde cualquiera de estos sitios advierten la sanción de las miradas o la aceptación de las sonrisas.

Respecto a los locatarios, ellos advierten estos códigos y saben que incluso las estancias de sus locales sirven para la vigilancia y castigo colectivo de los ambulantes fijos o flotantes.

Es por ello que sus mesas están orientadas hacia la vista de la plaza mágica, y en los casos que así no ocurre están orientadas hacia los cultivos de café, la neblina de las montañas o el bosque alrededor de la plaza mágica.

Sobra decir que los comensales prefieren la vista a la plaza y que los fotógrafos retratan más la cotidianidad de la plaza que la belleza del paisaje. Es como si cada uno de ellos quisiera captar el instante en que alguien es sancionado o aceptado por su innovadora mercancía.

Horizontes innovadores gestores

Decir que algo es nuevo resulta presuntuoso, aunque la innovación más bien, en el contexto en el que estamos inmersos, más bien es el resultado de atribuciones de locatarios, ambulantes, fotógrafos, paseantes o empelados.

La innovación no se entiende como un sistema, proceso o producto nuevo o inédito, sino como un significado diferente de las cosas, la existencia misma y la cotidianidad sentida.

La innovación es el resultado de la racionalidad colectiva que determina la aceptación de un elemento emergente en la plaza, se centralidad y periferia.

El emprendedurismo no es una visión de oportunidad, sino una oportunidad de visión que refleja la composición estética y el gusto de estar ahí por quienes observan los productos, los compran, consumen o regalan, ofrecen o venden.

Sin importar las ganancias o las pérdidas, el emprendedurismo es un beneficio colectivo porque es parte de acuerdo simbólico de inclusión o exclusión que regula la dinámica de una plaza.

Consideraciones finales

La plaza mágica de Xilitla sería como cualquier otra de no ser por la innovación y la gestión que supone la sanción o el reconocimiento de símbolos que se adhieren al paisaje y cuya composición denota el espíritu de Xilitla.

Se dice que la gestión es una planificación, un modelo de procedimientos para obtener o alcanzar un objetivo. Se piensa que la innovación es una consecuencia de la gestión y que entre ambos elementos está el emprendedurismo, pero la gestión está en la apertura simbólica de contemplar los mismos elementos con otros emergentes que pueden estar ahí un tiempo y estar ausentes independientemente de los observadores o evaluadores.

 Gestión e innovación son factores de simbolismo en la plaza mágica porque sin ellos el cierre o la apertura de los consumidores estaría determinado por intermediarios. La gente se autoregula, se autogestiona y autopromueve para entrar y salir de la plaza sin ser sancionado y si acaso lo es, entonces se transforma en un elemento emergente que puede ser nuevamente colocado en la composición de la plaza mágica.

Existen árboles y plantas que embellecen la plaza, pero su función es más que cualquier otra, el camuflaje de los elementos emergentes como los residuos que todas las madrugadas se recogen o los visitantes que regresan al día siguiente.

No es que sea una plaza muy visitada o tumultuosa, es más bien una plaza mágica en el sentido de su composición en la que coexisten los emergentes símbolos con los permanentes que identifican no sólo a la plaza, sino al pueblo mágico. 

Por cierto, los símbolos no compiten entre sí del mismo modo que los comerciantes ya que sólo venden, recordemos esto cada vez, los que permanecen u ofrecen un lugar para observación, quienes desertan o en todo caso orientan sus mesas hacia otro espacio, son sancionados por quienes gustan de evaluar la composición del lugar.

Xilitla es un pueblo mágico no por la categoría y los recursos que el gobierno federal le otorga, sino por su composición climática, espacial, social, emprendedora, innovadora y gestora.

Es una centralidad periférica de la razón, una periferia simbólica de la otredad, un espacio de evaluación de productos y personas, una racionalidad ambulante y flotante, un pueblo diverso, un lugar mágico, un depósito de lluvia nocturna, una foto de madrugada o una búsqueda de centralidad para quienes habitan en la periferia, una opción periférica para quienes están en la centralidad, un tiempo suspendido de persistencia o inversión.

Los discursos de migrantes y oriundos corroboran estas apreciaciones, pero más allá de toda rigurosidad científica, Xilitla es oscuridad diurna y nocturnidad de mediodía.

No se sabe si todas estas miradas son parte del paisaje o el paisaje es parte de estas subjetividades. La cotidianidad se vive de un modo asimétrico que permite regresar al ambulante o retornar al migrante.

Puede decirse que Xilitla es una oportunidad de emprender no un negocio, sino un sentido de comunidad que no excluye la racionalidad, pero si la acota a su mínima expresión porque aquí la cotidianidad es ser testigo de la existencia y coexistencia.

Desde luego, no es posible dar cuenta de la totalidad que significa Xilitla para quienes somos testigos de su composición material y espiritual, pero si es posible advertir y señalar que, pese a sus asimetrías, el comercio en la plaza mágica está animado por sus mazahuas, locatarios, visitantes, ambulantes o fotógrafos.

Mención aparte es su clima de gestión e innovación de los cuales sólo es posible dar cuenta si se ocupa un lugar de espectador de segundo orden y se mira a las personas que observan a otras personas.

 

 

Referencias

Ojeda, A., Covarrubias, F. y Cruz, M. G. (2010). La potencialidad dialéctico crítica de construcción de la memoria histórica. Cinta de Moemio, 39, 170-185

Retamozo, M. (2006). Esbozos para una epistemología de los sujetos y movimientos sociales. Cinta de Moemio, 26, 207-218

Retamozo, M. (2011). Sujetos políticos: teoría y epistemología. Un diálogo entre la teoría del discurso, el (re) constructivismo y la filosofía de la liberación en perspectiva latinoamericana. Ciencia Ergo Sum, 18 (1), 81-89

Rifo, M. (2015). La educación como apertura política contra la desigualdad. Revista Latinoamericana, 14 (42), 415-436

Zemelman, H. (2011). Los horizontes de la razón. México: Anthropos.