Resumen
Grosso
modo, un horizonte racional alude a la construcción de una negociación
consensuada entre las partes en conflicto. En el caso de una observación
sistemática de las diferencias entre los actores, supone inferencias que
develan la historia de la dominación de un grupo respecto a otro. En ese
sentido, el objetivo del presente trabajo fue establecer taxonomía de los
horizontes racionales a fin de poder anticipar escenarios de emancipación y
reivindicación. Se llevó a cabo un estudio documental y observacional,
exploratorio y transversal con una selección no probabilística de puntos de
observación de escenarios representativos de un pueblo mágico. Los resultados
inferenciales muestran que se edifica un horizonte racional de tipo emprendedor
e innovador. Con base en la revisión del estado de la cuestión se recomienda
ampliar las observaciones ha escenarios de contraste con la caficultura.
Palabras
clave
Horizontes
racionales, etnografía, emprendimiento, innovación, observación
Abstract
Roughly,
a rational horizon refers to the construction of a consensus negotiation
between the parties in conflict. In the case of a systematic observation of the
differences between the actors, it supposes inferences that reveal the history
of the domination of one group with respect to another. In this sense, the
objective of the present work was to establish taxonomy of rational horizons in
order to anticipate scenarios of emancipation and vindication. A documentary
and observational, exploratory and cross - sectional study was carried out with
a non - probabilistic selection of points of observation of representative
scenes of a magical town. The inferential results show that an entrepreneurial
and innovative rational horizon is being built. Based on the review of the
state of the question, it is recommended to broaden the observations of
contrasting scenarios with coffee cultivation.
Keywords
Rational
horizons, ethnography, entrepreneurship, innovation, observation
ETNOGRAFÍA OBSERVACIONAL DE HORIZONTES RACIONALES EN
UNA LOCALIDAD MÁGICA DEL CENTRO DE MÉXICO
Gabriel Tun Colli, Cruz García Lirios, Javier Carreón
Guillén
Universidad Autónoma del Estado de México
Introducción
El
termino de horizontes de la razón fue acuñado para establecer una distinción
entre grupos e individuos que al estar inmersos es escenarios de diferenciación
social generan perspectivas de su situación y en relación con el entorno. Se
trata de un procesamiento de información en el que sólo quienes logran superar
una fase crítica y propositiva suelen arribar a un horizonte de emprendimiento
e innovación. En ese sentido, la observación de escenarios de comercialización
del café en una localidad del centro de México ha servido para evidenciar el
procesualismo de construcción de un horizonte de racionalidad.
Precisamente,
el objetivo del presente trabajo ha sido dilucidar los horizontes de la razón
como proceso de emancipación y reivindicación de grupos dedicados a la venta y
la compra del café, principal actividad económica regional. Para tal efecto, se
llevó a cabo un estudio documental y observacional, exploratorio y transversal
con una selección no probabilística y más bien intencional de escenarios en
torno a la plaza mágica, los locales de venta de café y los espacios de
consumo. Con base en la técnica Delphi que consiste en observar y registrar los
acontecimientos vinculados a un proceso simbólico como es la compra-venta del
café, se observaron sus indicadores y a partir del análisis de sus posibles
implicaciones se construyó un mapa de comercialización y consumo a partir del
cual se infirieron áreas de oportunidad, siguiendo la lógica del horizonte de
la razón que consiste en: 1) observar el proceso, 2) cuestionar la relación
entre los actores, 3) especificar un área de oportunidad, 4) edificar una
propuesta de comercialización y 5) revisar los límites del horizonte
construido.
La
información se registró en hojas de observación que incluyen el trazado de la
plaza mágica, así como los puntos de venta y las zonas de consumo, dependiendo
del día y la noche, o bien la hora. Posteriormente, se procesó en matrices de
análisis visual en las que se interpretaron aquellas áreas de oportunidad
sombreadas o identificadas micro-escenarios futuros de compra, venta e ingesta
del café en sus diferentes modalidades y presentaciones.
La
validez de la información y su procesamiento se llevó a cabo a partir del
contraste de observaciones realizadas en tres periodos: 1) antes de las
elecciones locales, estatales o federales; 2) durante la contienda electoral;
3) posterior a los comicios. Se consideró que el consumo del café, principal
rasgo distintivo del pueblo mágico, reflejó la tensión política aún y cuando
quienes lo consumen son turistas, pero se pudo observar que las áreas de
oportunidad se presentaron antes de las elecciones ya que, siguiendo la lógica
del procesualismo simbólico de un horizonte racional, los comicios simbolizaron
el poder hegemónico contra poderes alternativos. Es decir, mientras quienes
consumían el café en zonas debidamente establecidas no eran informados acerca
del ambiente o clima electoral, los consumidores de locales informales si
fueron enterados de las expectativas locales de cambio de gobierno.
El
proyecto se inscribe en el área de ciencias sociales, disciplina de trabajo
social, área de desarrollo local, pero se incluyen teorías y conceptos provenientes
de la antropología visual, la economía solidaria y la psicología comunitaria. El
financiamiento del proyecto fue otorgado por la Red de Estudios para la
Sustentabilidad de los Pueblos Mágicos.
Horizontes
racionales cognoscitivos
A
menudo abordamos un problema de investigación a partir de una lógica deductiva
que va de lo general a lo particular y si fuera el caso, utilizamos una lógica
inductiva en la que algunas muestras e indicadores nos permiten inferir la
totalidad.
Empero,
en el presente trabajo adoptaremos una lógica dialéctica en la que tendremos
que deducir e inferir, subir y bajar, ir de lo general y regresar a lo
particular para nuevamente arribar a la totalidad.
Un
horizonte de razón es aquel en el que se construye un conocimiento para la
apropiación de un discurso y estilos de vida abiertos a la totalidad (Zemelman,
2011).
Por
totalidad se entiende una realidad articulada de procesos, niveles,
estructuras, escalas, tiempos y espacios que dan cuenta de su complejidad ya
que ésta no puede ser reducida a sus partes (Retamozo, 2011).
De
este modo, en el ámbito sociopolítico las relaciones económicas son vistas como
procesos de producción intracíclicos que determinaran las relaciones entre
Estado y sociedad. Es decir, la complejidad de la realidad obliga a un análisis
coyuntural y procesual a fin de poder establecer la comprensión de la
totalidad.
En
este proceso de comprensión total, la racionalidad juega un papel fundamental,
ya no por el hecho de captar su estructura, sino por el devenir crítico de un
razonamiento que permita de-construir y construir esa realidad. Encontrar la
contradicción y discrepancia de los procesos es el primer eslabón en la comprensión
de la totalidad (Rifo, 2015).
En
efecto, la totalidad es un discurso sociopolítico que esclarece la complejidad
en sus niveles de aprehensión y articulación de parámetros. Para tal propósito,
será necesario modelar la complejidad de la realidad a partir del cuestionamiento
sistemático de sus conexiones y redes. En otras palabras, el pensamiento
crítico obliga a la delimitación de los fenómenos hasta sus formas articuladas
con el poder y la posibilidad de reconstruir un discurso orientado a la
influencia.
Cuando
menos, los cuestionamientos son en dos sentidos: 1) la cognición de la realidad
total y 2) la acumulación del conocimiento de sus partes.
Una
estrategia previa a estos dos cuestionamientos es la evitación de referencias
que coadyuven a la fragmentación y acumulación del conocimiento. Buscar fuentes
que aludan a la comprensión de la totalidad es emanciparse del estado del
conocimiento (Retamozo, 2006).
Una
vez elegida la literatura apropiada para la comprensión de la totalidad, es
menester delimitar los campos de poder, problematizar los parámetros y
lenguajes con que están construidos esos discursos y estilos de vida, así como transformar
los marcos teóricos y conceptuales establecidos por un nuevo campo de
relaciones posibles a partir de constructos inéditos.
La
elección de la literatura y la producción de constructos están determinados por
su condición transformadora de la realidad, especificidad y praxis social.
Si
concebidos la observación de nuevos universos capaces de producir elementos no
antes vistos, ni antes pensados, entonces accederemos a un universo de
comprensión total en donde nuevas formas de relaciones y nuevas articulaciones
de objetos están siendo desarticulados por el pensamiento dominante (Ojeda,
Covarrubias y Cruz, 2010).
De
este modo es posible articular aprehensión y comprensión, problemas y datos,
teorías y objetos. Por una parte, la aprehensión es contraste teórico y
conceptual que se aleja de los correlatos conforme se aproxima a la innovación
conceptual.
Es
así como los horizontes de la razón se diseminan en la de-construcción y
reconstrucción de la totalidad cercenada por otras lógicas deductivas e
inductivas que la particularizan y reducen a datos o narrativas y ante la
ausencia de un contraste, asumen que la realidad observada, registrada, narrada
o evocada es la totalidad (véase tabla 1).
Tabla
1. Horizontes de la razón
Horizonte
|
Estado
|
Sociedad
|
Apertura racional
|
Un régimen abierto al diálogo con otras formas de Estado
posibles y relaciones con otras sociedad latentes
|
Una sociedad participativa en la construcción de nuevas formas y
regímenes de Estado
|
Conciencia crítica
|
Evaluación sistemática de decisiones que permitan transformar la
burocracia y limitar la corrupción
|
Registro observacional de usos y costumbres relativos a la
corrupción que suponga la emergencia de una ética liberadora
|
Aprehensión constructiva
|
Diálogo de saberes con la sociedad y el entorno para
redistribuir los recursos equitativamente y en función de su disponibilidad,
escasez y extinción
|
Adopción de comportamientos orientados a la construcción de
acuerdos para garantizar la evaluación sistemática del accionar gubernamental
y sus efectos en el entorno.
|
Especificidad racional
|
Observación sistemática de las problemáticas que inhiben la
innovación discursiva y la emergencia de comportamientos más allá del
ejercicio del poder y cercanos a la práctica de la influencia
|
Pensar y hacer cotidiano a partir de las necesidades de cambio y
transformación, al asumir que la información debe ser cuestionada para
nuevamente difundir aquellos saberes restringidos por los medios de
comunicación
|
Direccionalidad objetual
|
Inclusión de sectores marginados, vulnerables o excluidos en el
debate de las políticas públicas como fases preliminares al diseño integral de
una política que regule las relaciones entre sociedad, Estado y naturaleza.
|
Convocatoria de saberes para abonar al debate local frente a las
convenciones globales, el contraste comunitario ante la individualidad
urbana, la ecoperiferia como alternativa al antropocentrismo, o bien, la
recuperación de la diversidad sexual ante la imposición de identidades de
género
|
Asunción angular
|
Recuperación de nuevos estilos de dirección y gobierno que se
construyan desde la disponibilidad de los recursos y la equidad distributiva.
|
La emergencia de acciones a partir de la disponibilidad de
recursos y la renuncia a estilos de vida consumistas, sexistas,
antropocentristas o eurocentristas.
|
Fuente:
Elaboración propia
A
partir de ésta nomenclatura será posible discutir el emprendedurismo como
acción dominante y trasladarlo a una ética periférica, desde cómo se piensa en
las minorías dominadas.
Horizontes
racionales dominados
A
menudo se dice que la racionalidad es una instancia a que sólo acceden quienes
logran emprender un discurso consistente con la problemática local y eventual
transformación de las condiciones materiales de existencia y la superestructura
ideológica, pero existe una racionalidad que es representada y está arraigada
en creencias, valores y habitus desde los que se orientan las decisiones
y acciones cotidianas o más o menos deliberadas.
Es
el caso de la racionalidad instrumental y comunitaria que puede observarse en
la plaza central de Xilitla.
En
principio, es posible advertir que, en torno a una edificación religiosa, un
kiosco y las instancias de administración política y económica coexisten con
senderos de comercio informal. Locatarios y ambulantes parecen indicar que una
racionalidad utilitaria encumbra el progreso que la demarcación ha registrado
desde que se le asignó el emblema de pueblo mágico y se le incluyó en la ruta
huasteca de turismo y comercio del café.
Se
dice que para identificar un horizonte es preciso cuestionar su composición y
estructura, aunque la racionalidad de la plaza mágica más bien obedece a una
distribución del comercio, es posible contrastar el ambulantaje emergente con
los establecimientos permanentes cuando menos de un cinco a la fecha.
Sobra
decir que los edificios religiosos y políticos cumplen con una norma regulatoria
que los exhibe como patrimonio cultural, al mismo tiempo los separa del
espíritu emprendedor porque se quiere hacer pensar que están más allá de la
oferta y demanda simbólica de la localidad, o fuera de la lógica de costos y
beneficios.
Es
preciso decir que los locatarios no están del todo establecidos porque se trata
de casas adaptadas como accesorias para la venta de café y comida
principalmente, pero si de permanencia se trata, las marchantas mazahuas de
tacos llevan más tiempo vendiendo su comida que los establecimientos más
exclusivos, no es el tiempo el que determina la diferencia de discursos entre
emprendedores, ni lo es el monto de inversión o siquiera la formalidad administrativa,
sino la persistencia, cooperación y propensión al presente los que marcan las
asimetrías entre emprendedores en y alrededor de la plaza mágica.
Mientras
que los locatarios manejan los precios más elevados por un desayuno, comida o
cena que puede oscilar entre los 300 pesos persona, las marchantas mazahuas
tienen los precios más bajos de la plaza con alrededor de 20 pesos una orden de
tacos y bebida, empero esta diferencia se hace significativa en los motivos por
los cuales decidieron emprender un negocio de comida.
A
decir de los locatarios sus precios serían más altos si contaran con terminales
de banco, expedición de facturas o mejores instalaciones para atraer a la
clientela, pero las mazahuas apelan a su persistencia cuando señalan que una
larga jornada de 14 horas es la diferencia entre vender todo su producto e irse
a casa con gran parte de mercancía.
Mientras
que los locatarios señalan que la lluvia ahuyenta a la clientela, las mazahuas
dicen que es la lluvia la que les motiva a seguir en la plaza porque una vez
trascurrida la gente se congrega en la plaza con la certeza de que no volverá a
llover hasta muy tarde o hasta la madrugada.
Respecto
a las ganancias éstas son atribuidas por los locatarios debido a su inversión
en la mejora de sus instalaciones, pero las marchantas dicen que sus ganancias
son producto de su persistencia porque una vez que alguna de las diez se va
temprano beneficia a quienes se quedan más tiempo y como recompensa venden toda
su mercancía.
Ambas
racionalidades parecen obedecer a un emprendedurismo forjado desde la inversión
y la perseverancia, pero en realidad se trata de una racionalidad
individualista versus una racionalidad comunitarista.
En
efecto, los locatarios advierten que su asociación no tiene incidencia en sus
ventas, pero las mazahuas perjuran que es gracias al compañerismo que están
tanto tiempo bajo el sol o la lluvia el que influye en sus ventas.
Ambas
lógicas parecen tener fundamento y consistencia ya que a medida que un espacio
se embellece atrae a clientes, visitantes o curiosos que eventualmente serán
consumidores. Por otro lado, la solidaridad y cooperación es recompensada por
los visitantes de la plaza mágica ya que se deciden a comprar una vez que la
mayoría de las mazahuas se ha ido.
Pareciera
que existen dos universos emprendedores paralelos en un mismo espacio tiempo.
En este escenario, las ganancias se distribuyen asimétricamente como en las
demás plazas, sólo que, en Xilitla, además los espacios están asignados y
delimitados de un modo tal que incluso el vendedor ambulante ingenuo tiene
cabida.
No
obstante, es evidente que hablamos de una racionalidad que justifica los
rituales de inversión y solidaridad. Se trata de un horizonte en el que la
plaza mágica puede adscribirse para que podamos comprender las asimetrías y
coexistencia de racionalidades locatarias y mazahuas.
Horizontes
emprendedores racionales
Racionalidad
y emprendedurismo parecen ser dos elementos centrales en la contrastación de
dos grupos asimétricos en cuanto a sus espacios de comercio, capacidades
administrativas y estrategias de venta.
Sin
embargo, existe un emprendedurismo que no es racional en tanto que los costos
superan las ganancias, o bien, las ganancias son poco significativas respecto a
la inversión.
Se
trata de vendedores de paso que sólo acuden a una plaza cuando alguna festividad
se avecina, son aquellos quienes su producto no es demandado y tienen que
lidiar con gastos de comida, sobornos o permisos que los representantes del
municipio contratan para regular las oportunidades de comercio.
Aproximadamente,
el permiso para los vendedores externos a la plaza es de 25 pesos y su
mercancía oscila entre los cinco y 15 pesos casi siempre para un grupo de
consumidores infantiles.
La
no venta de estos productos en un periodo determinado implica un nuevo pago de
permiso con otro agente de cobro, o bien, la deserción.
Sin
embargo, una venta rápida supone la repetición de ventas en las próximas horas
o días, cuando menos según el discurso de ambulantes y consumidores.
Es
precisamente esta expectativa la que devela una racionalidad emprendedora. Es
decir, la decisión de emprender un negocio se debe a la clientela, pero sobre
todo a la aceptación del producto por parte de la comunidad. Cuando un producto
no se vende en lo inmediato es mejor partir y regresar con otro producto ya que
la comunidad ha evaluado su valor y aunque fuese comida no lo consume si
percibe desconfianza.
En
efecto, el consumo en la plaza mágica no depende de la calidad del producto, ni
de su precio, sino de la confianza que el vendedor inspira en la gente y el
lugar que ocupa en la plaza mágica.
Llama
la atención que en esta plaza el centro es compartido por el kiosco y la fuente
símbolos que se encuentran en cualquier plaza, aunque el comercio no se ejerce
ahí, sino en la periferia de la plaza, es un área que determina la composición
y el gusto de los visitantes, tertulios o fotógrafos quienes son los
consumidores de los productos que ahí se ofertan.
La
racionalidad emprendedora en esta plaza estriba en posicionarse de un espacio
que no contradiga la amplitud de la misma y la composición de sus elementos. Esa
es la racionalidad que siguen los ambulantes al no ubicarse en la centralidad y
sólo confinar sus ventas a la periferia.
Incluso
los vendedores flotantes procuran no transitar por la centralidad ya que serían
observados por los asistentes que están sentados en bancas alrededor de la
plaza y que desde cualquiera de estos sitios advierten la sanción de las
miradas o la aceptación de las sonrisas.
Respecto
a los locatarios, ellos advierten estos códigos y saben que incluso las
estancias de sus locales sirven para la vigilancia y castigo colectivo de los
ambulantes fijos o flotantes.
Es
por ello que sus mesas están orientadas hacia la vista de la plaza mágica, y en
los casos que así no ocurre están orientadas hacia los cultivos de café, la
neblina de las montañas o el bosque alrededor de la plaza mágica.
Sobra
decir que los comensales prefieren la vista a la plaza y que los fotógrafos
retratan más la cotidianidad de la plaza que la belleza del paisaje. Es como si
cada uno de ellos quisiera captar el instante en que alguien es sancionado o
aceptado por su innovadora mercancía.
Horizontes
innovadores gestores
Decir
que algo es nuevo resulta presuntuoso, aunque la innovación más bien, en el
contexto en el que estamos inmersos, más bien es el resultado de atribuciones
de locatarios, ambulantes, fotógrafos, paseantes o empelados.
La
innovación no se entiende como un sistema, proceso o producto nuevo o inédito,
sino como un significado diferente de las cosas, la existencia misma y la
cotidianidad sentida.
La
innovación es el resultado de la racionalidad colectiva que determina la
aceptación de un elemento emergente en la plaza, se centralidad y periferia.
El
emprendedurismo no es una visión de oportunidad, sino una oportunidad de visión
que refleja la composición estética y el gusto de estar ahí por quienes
observan los productos, los compran, consumen o regalan, ofrecen o venden.
Sin
importar las ganancias o las pérdidas, el emprendedurismo es un beneficio
colectivo porque es parte de acuerdo simbólico de inclusión o exclusión que
regula la dinámica de una plaza.
Consideraciones
finales
La
plaza mágica de Xilitla sería como cualquier otra de no ser por la innovación y
la gestión que supone la sanción o el reconocimiento de símbolos que se
adhieren al paisaje y cuya composición denota el espíritu de Xilitla.
Se
dice que la gestión es una planificación, un modelo de procedimientos para
obtener o alcanzar un objetivo. Se piensa que la innovación es una consecuencia
de la gestión y que entre ambos elementos está el emprendedurismo, pero la
gestión está en la apertura simbólica de contemplar los mismos elementos con
otros emergentes que pueden estar ahí un tiempo y estar ausentes
independientemente de los observadores o evaluadores.
Gestión
e innovación son factores de simbolismo en la plaza mágica porque sin ellos el
cierre o la apertura de los consumidores estaría determinado por
intermediarios. La gente se autoregula, se autogestiona y autopromueve para
entrar y salir de la plaza sin ser sancionado y si acaso lo es, entonces se
transforma en un elemento emergente que puede ser nuevamente colocado en la
composición de la plaza mágica.
Existen
árboles y plantas que embellecen la plaza, pero su función es más que cualquier
otra, el camuflaje de los elementos emergentes como los residuos que todas las
madrugadas se recogen o los visitantes que regresan al día siguiente.
No
es que sea una plaza muy visitada o tumultuosa, es más bien una plaza mágica en
el sentido de su composición en la que coexisten los emergentes símbolos con
los permanentes que identifican no sólo a la plaza, sino al pueblo mágico.
Por
cierto, los símbolos no compiten entre sí del mismo modo que los comerciantes
ya que sólo venden, recordemos esto cada vez, los que permanecen u ofrecen un
lugar para observación, quienes desertan o en todo caso orientan sus mesas
hacia otro espacio, son sancionados por quienes gustan de evaluar la
composición del lugar.
Xilitla
es un pueblo mágico no por la categoría y los recursos que el gobierno federal
le otorga, sino por su composición climática, espacial, social, emprendedora,
innovadora y gestora.
Es
una centralidad periférica de la razón, una periferia simbólica de la otredad,
un espacio de evaluación de productos y personas, una racionalidad ambulante y
flotante, un pueblo diverso, un lugar mágico, un depósito de lluvia nocturna,
una foto de madrugada o una búsqueda de centralidad para quienes habitan en la
periferia, una opción periférica para quienes están en la centralidad, un
tiempo suspendido de persistencia o inversión.
Los
discursos de migrantes y oriundos corroboran estas apreciaciones, pero más allá
de toda rigurosidad científica, Xilitla es oscuridad diurna y nocturnidad de
mediodía.
No
se sabe si todas estas miradas son parte del paisaje o el paisaje es parte de
estas subjetividades. La cotidianidad se vive de un modo asimétrico que permite
regresar al ambulante o retornar al migrante.
Puede
decirse que Xilitla es una oportunidad de emprender no un negocio, sino un
sentido de comunidad que no excluye la racionalidad, pero si la acota a su
mínima expresión porque aquí la cotidianidad es ser testigo de la existencia y
coexistencia.
Desde
luego, no es posible dar cuenta de la totalidad que significa Xilitla para
quienes somos testigos de su composición material y espiritual, pero si es
posible advertir y señalar que, pese a sus asimetrías, el comercio en la plaza
mágica está animado por sus mazahuas, locatarios, visitantes, ambulantes o
fotógrafos.
Mención
aparte es su clima de gestión e innovación de los cuales sólo es posible dar
cuenta si se ocupa un lugar de espectador de segundo orden y se mira a las
personas que observan a otras personas.
Referencias
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(2010). La potencialidad dialéctico crítica de construcción de la memoria
histórica. Cinta de Moemio, 39, 170-185
Retamozo, M. (2006). Esbozos para una
epistemología de los sujetos y movimientos sociales. Cinta de Moemio, 26,
207-218
Retamozo, M. (2011). Sujetos políticos:
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Rifo, M. (2015). La educación como apertura
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Zemelman, H. (2011). Los horizontes de
la razón. México: Anthropos.