RESUMEN
La política comparada se inscribe dentro de
las ciencias sociales, como método, que comprende de forma normativa y
descriptiva el mundo complejo actual de forma mucho más consciente por sus
referentes explicativos y metodológicos. En el presente artículo se abarcará
el tema en profundidad.
ABSTRACT
Comparative politics is a method within
social sciences that understands the current complex world in a way much more
normative and descriptive than explanatory and methodological processes do. This article will cover the subject in depth.
LA POLITICA COMPARADA.
PARA PENSAR EL MUNDO COMPLEJO.
Por. Francisco Roberto García
Samaniego.
Hay que decirlo de
forma sencilla para comenzar a entendernos; nos encontramos en un continuo proceso
de cambio en todas las ciencias humanas, cambios que dan al traste con otrora
concepciones del mundo, de la filosofía, el arte, la sociología, la ciencia
política y las ciencias duras: Como la matemática, la biología, la física, las biotecnologías,
las tecnologías de la comunicación, por el gran efecto promovido por el
desarrollo de todas las ciencias, que ha tenido, gracias a el avance del
Internet, la tecnología móvil celular y las redes sociales. Así como el avance
de la educación y la información, gracias a la globalidad, y a la mayor
distribución del conocimiento entre el siglo XX y comienzos del XXI.
En tal
sentido, toman nuevas formas de hacer ciencia; en una ciencia más humana, una
ciencia, que entienda los desvanes, que precisamente de la hiper-cientificidad (post-
positivista) han provocado problemas en sentidos éticos, políticos, culturales
y por supuesto económicos. No sin razón, la política comparada se inscribe
dentro de una ciencia social, como método, que comprende de forma normativa y
descriptiva el mundo complejo actual de forma mucho más consciente por sus
referentes explicativos y metodológicos, que al científico social le permite
comparar realidades sociales y políticas en tiempos diacrónicos y sincrónicos,
en contextos geográficos, políticos, económicos; entre naciones, estados,
gobiernos, partidos políticos, y todo el entramado institucional de los países
a los cuales se pretende comparar.
Sin
embargo, se llevarán a cabo comparaciones entre sistemas análogos. Comparación
entre un número grande de países (más de dos) que tienen en principio un gran
número de características, de variables dependientes e independientes para las
consecuentes hipótesis a investigar en común. Es la mejor estrategia para
controlar las variables de, y en contexto.
Asimismo,
debemos destacar, siguiendo a Stefano Bartolini que: “En las ciencias
humanas, por el contrario, los investigadores trabajan normalmente sobre
problemas que ellos consideran subjetivamente importantes y están dispuestos a
dejar a otros investigadores estudiar áreas y problemas que les parezcan
importantes. Por otra parte, los científicos sociales no pueden limitarse a
tratar sólo los problemas para los que disponen de exhaustivas fuentes y
recursos. Muchos problemas interesantes e importantes social y políticamente
tienen que afrontarse incluso en situaciones de carencia de fuentes y recursos
de investigación, es decir, en condiciones en que tales problemas no son
susceptibles de respuestas satisfactorias según los normales cánones
científicos”.
A partir de
ello estos objetivos (en la comparación) se relacionan, a su vez, con una nueva
visión de la comunidad mundial (proceso de globalización) de Estados Nacionales,
a la que ya no se ve como un conjunto de entidades aisladas en un contexto de
anarquía parcialmente neutralizada por débiles relaciones inter-partes, sino
como un sistema en sí mismo, con intensas interacciones entre todos sus
elementos y componentes. También se relacionan con una apreciación más clara de
la influencia y el impacto de los medios de comunicación en ése sistema
internacional (global) en las estructuras y procesos de la política interna de
cada Estado Nacional.
En alguna
medida, se trata de responder a dos preguntas clásicas: ¿qué cosa comparar? y
¿cómo comparar? Y, ¿para qué comparar? El enfoque comparativo como campo
(dentro de la Ciencia Política) es el conglomerado de las observaciones y los
diversos análisis realizados por los politólogos (y científicos de las ciencias
humanas) sobre fenómenos similares en muchos países (o por extensión, en
diferentes regiones de un mismo país). Abarca desde la simple compilación de
"inventarios paralelos" de datos relativos a dos o más países, hasta
el establecimiento de ámbitos de validez de las generalizaciones teóricas referidas
a conjuntos de fenómenos políticos, sobre la base de efectuar comparaciones
entre países, Estados, gobiernos o, entre regiones de los mismos, con
diferencias de regímenes políticos e instituciones, buscando establecer
tipologías de análisis comparables. En tal sentido; “una tipología de
análisis se suele definir como una clasificación multidimensional, entendiendo
con ello que se trata de una organización de tipo clasificatorio establecida
por la combinación y cruce de más de un criterio”.
De hecho,
para Bertrand Badie y Guy Hermet en; “Política Comparada”, nos exponen: “no
hay teorías políticas totalmente universales, pues ninguna teoría puede
intentar ser independiente de la cultura del sociólogo que la establece, y
ninguna cultura puede pretender haber alcanzado el universalismo”.
Evidentemente
comparar implica: a) tiene como objetivo liberar del etnocentrismo metodológico
y empirismo sin sentido; b) de lo universal; c) de lo uniforme; d) son
proposiciones de ruptura y de proposiciones típico ideales; e) tiene como base
entender las diferentes decisiones entre lo político y lo cultural de los
hombres en sociedad; f) compete al método critico-histórico; g) implica el
conocimiento de varios ámbitos de análisis institucional y; h) busca definir
las prácticas políticas del poder en función, sobre el establecimiento de la
democracia y de la oposición, en la ciencia política contemporánea en sus procesos
de construcción en relación de los acontecimientos, las estrategias y
elecciones de los actores sociales; elites y clases políticas, tal como se
desenvuelven dentro de cada espacio cultural entre lo político y la política,
preferentemente en los sistemas de gobierno democráticos.
Incluso,
vemos cómo; “el método comparado pone de manifiesto algunos problemas generales
de la investigación. Comparando unidades socio-políticas diferentes –en la
mayor parte de los casos, países y sistemas políticos distintos – es preciso
recurrir a conceptos comparados no peculiares a una determinada cultura; o bien
a conceptos más abstractos y extensivos, cuyas operativizaciones necesitan
procesos de indicación menos directa y aumentan los problemas de la validez de
los indicadores”.
Como método
de aproximación para Bertrand Badie y Guy Hermet: “el método comparativo se
inspira directamente en el método de las variaciones concomitantes elaborado
por JoHn Stuard Mill: su propósito es interpretar las variaciones que presenta
un objeto o fenómeno social dado al relacionarlos con las diferencias
comprobadas en el modo de acción de tal o cual factor, en igualdad de
circunstancias”. Por
ello la capacidad de las comparaciones en la ciencia política se inscribe
definitivamente en el nivel de generalidad del lenguaje al que se recurre.
En tal
sentido, Ulrich Beck, uno de los teóricos en las ciencias sociales más
influyentes a finales del siglo XX y principios del XXI, buscó vías cognitivas
para entender los procesos de cambio en las instituciones de vida del hombre en
la cultura y la sociedad. Nos invitó a reflexionar desde las ciencias sociales,
y en especial desde la sociología y la politología, la sociedad en sus entornos
conflictivos para pensar el futuro dentro del Estado y los partidos políticos,
sociedad civil y sociedad política.
En efecto,
Beck fue extendiendo desde su famosa tesis sobre la sociedad del riesgo
y sobre la modernidad reflexiva, explicaciones teóricas que ha utilizado
a lo largo de estos últimos años, (antes de su temprana muerte), como
condicionantes epistemológicos y metodológicos para la reconstrucción y fundamentaciones
conceptuales, haciendo revisiones e interpretaciones dentro la sociología
clásica, bajo el uso de las nuevas formas de teorización dentro de la
interpretación de los efectos de la globalización, tanto política, económica,
como cultural, en las sociedades contemporáneas y sus efectos en las
democracias, y siempre bajo el método comparado histórico.
Es decir, reinterpretando los clásicos tipo Max Weber, Karl Marx, Durkheim,
Herbert Mead, Karl Mannheim, Alfred Schutz, Edmund Husserl entre otros, para
imbricar las nuevas formas institucionales y culturales, en función de entender
y reconfigurar la democracia, el papel del ciudadano, la sociedad civil, y su
participación, de la mano de los partidos políticos, a la par de la influencia
de las tecnologías y los medios de comunicación para comprender las
transformaciones desbordantes del mundo de hoy.
Además, las
interpretaciones de Beck en su pensamiento constructivista y racionalista comparando
lo que es en contraposición a un deber ser normativo, nos plantea
el proceso de individualización de lo político y la política como herramientas
básicas para vivir en comunidad. Es decir, para mejorar las condiciones de la
democracia como forma y defensa de vida.
Sin embargo,
dadas las grandes contradicciones y paradojas desconcertantes que experimenta
el ser humano hoy día. Todo ello va de la mano de profundas crisis
sociopolíticas y socioeconómicas, profundos cambios bioéticos, genéticos,
ecológicos, que se debe advertir ponen en riesgo la vida del hombre como tal en
su condición y espacios vitales.
Es decir, y
nos apoyamos en el pensamiento de Beck: “la globalización, la
individualización, la revolución de los géneros, el subempleo y los riesgos
globales (como la crisis ecológica y el colapso de los mercados financieros
globales). El auténtico reto teórico y político de la segunda modernidad es el
hecho de que la sociedad debe responder simultáneamente a todos estos desafíos”.
En tanto,
sus bases parten del estudio de la fenomenología interpretativa y, sobre todo,
su especificidad en el interaccionismo (Mead) simbólico que hunde sus raíces
para explicar el hecho social, como vivencia diaria (cara a cara), lo que va
configurando, el estudio de la sociología interpretativa de la mano de
precursores de la sociología en general como lo son: Durkheim, Pareto, Mosca,
Weber, Husserl, Heidegger, y en especial la destacadísima obra del vienés
Alfred Schütz, estudios sobre la fenomenología que durante décadas fueron
olvidados, y que retoman P, Berger y T, Luckmann para explicar la acción social
dentro de la sociedad contemporánea por aquello de la ruptura con los
paradigmas que daban cuenta de realidades pasadas. En muchos sentidos,
explicaciones globales, locales y de riesgo en la sociedad vigente, pero que hoy
día se presentan indispensables y bajo las comparaciones, para comprender la
sociedad democrática, y no tan democrática del presente.
Es decir,
los postulados de Ulrich Beck sobre el estudio de la sociedad del riesgo
cobran vigencia y se destacan en las ciencias sociales para la comprensión e
interpretación de la vida cotidiana, bajo la subjetividad y objetividad del
actor social, tanto individual como público, en sus contextos y los efectos
políticos, económicos, religiosos, culturales y éticos.
En efecto,
Beck destacaba: “la modernización radicalizada socava los fundamentos de la
primera modernidad y transforma su marco de referencia, frecuentemente de un
modo que ni se deseaba ni se preveía”.
Así, la
sociedad del riesgo global implica de entrada, tener una visión de la
reorganización política bajo un cosmopolitismo interpretativo, desde las
comparaciones sincrónicas, de la incertidumbre para enfrentar con más claridad
la modernidad reflexiva y desbordada dentro de la construcción de lo político y
la política, como marco de las democratizaciones y crisis institucionales
vigentes en el proceso de globalidad política y globalización económica
reinante.
De allí
veamos los tipos de habilidades del método comparado en el siguiente cuadro:
- TIPOS DE CAPACIDADES
EN LA POLÍTICA COMPARADA, SU METODO Y ELEMENTOS PARA LA GOBERNABILIDAD Y
LA DEMOCRACIA.
(Fuente:
Laiz, Consuelo. Román Paloma. Política Comparada, Mc-Graw Hill, 2003.)
Y, para ver sus
estructuras en conjunto, veamos el siguiente cuadro:
GRAFICO DE
UN SISTEMA POLÍTICO COMPARADO. EN LA DEMOCRATIZACIÓN PLURALISTA.
(Fuente: Elaboración
propia. Mérida – 2017. CIPCOM-ULA)
Si bien es
cierto, cabría decir que el pluralismo, dentro del estudio de la
política comparada, como explicación de lo político dentro de un régimen
democrático, se fundamenta en la idea primigenia de los grupos sociales como
fundamento básico para el desarrollo de la democracia. Entre otras razones,
debemos considerar los aspectos del análisis en sus diversas formas como lo
son: La respuesta del pluralismo a sus críticos, el pluralismo reformado, el
neopluralismo y sus aspectos.
Así las
cosas, digamos que el pluralismo como teoría, en la comparación, constituye un
enigma, siempre en cuestionamiento porque, a pesar de ser la teoría dominante
en los análisis de ciencia política, es considerablemente deficitaria en
términos teóricos. Y como bien señala Martín Smith: El pluralismo como teoría
es deficitaria en tanto y en cuanto deja por fuera ciertos aspectos
metodológicos para poder establecer su criterio básico como teoría, porque el
pluralismo es; normativo, descriptivo y perceptivo.
Normativo = mejor forma de
gobierno.
Preceptivo = Modelo ideal de
gobierno.
Descriptivo = Análisis del mismo. (Precisamente
por su falta de precisión conceptual se le crítica al pluralismo de imprecisión,
lo que hace de su teoría mucho menos acabada) Y como bien señala Robert Dahl “el pluralismo no
significa que todos los ciudadanos estén dentro del proceso político. Pone de
manifiesto el hecho de que muchos ciudadanos permanecen inactivos, que los
ingresos, la riqueza y los recursos políticos no están distribuidos de forma
equitativa”.
Veamos sus características:
1. Su diversidad, por la
complejidad que comporta dentro del Estado liberal contemporáneo que supone que
ningún grupo está por encima de la sociedad o, que sea capaz de dominarla.
2. El pluralismo ve una
separación entre la sociedad civil y el Estado, además de ver que el poder
político del Estado se encuentra separado de lo económico por intereses
diferentes.
3. El poder, para los
pluralistas clásicos, no es acumulativo, de ello que sea disperso, de ahí que
la función del Estado sea la de regular los conflictos en la sociedad, más que
dominarla para alcanzar intereses particulares.
4. La teoría del Estado
pluralista es poco desarrollada, e incluso cuando hacen mención al Estado
prefieren denominarlo gobierno o sistema.
Cabe decir
que con el Estado pluralista se pone de manifiesto la separación entre,
poderes; el ejecutivo, legislativo y el judicial, además de poner atención en
el funcionariado en sí, en la burocracia, tecnocracia y meritocracia adentro
del Estado. Así, “Es a través de mecanismos como las elecciones o los grupos de
presión el gobierno refleja las demandas de la sociedad y se ve constreñido por
el poder compensador de la sociedad civil y de otras organizaciones”.
Enfrentados
a la realidad, podemos afirmar siguiendo a Robert Dahl que hay centros de poder
múltiples, (entre élites) en donde ninguno de los cuales es completamente
soberano, incluso dentro del Estado los distintos actores políticos y élites se
ven con frecuencia muy constreñidos los unos con los otros actores. David
Truman reconoció; que puede desarrollarse relaciones institucionalizadas entre
un organismo y los grupos de interés asociados a su labor y que esto podría
conducir a que no se preste atención a otros intereses.
De esta
manera, podemos afirmar, que, para los pluralistas, consideran el Estado como
aquel lugar en donde se está en un perpetuo conflicto entre los distintos departamentos
de la burocratización, incluso dentro del propio gobierno. De ahí que ningún
interés domine por completo dentro del Estado o gobierno. Es claro, nos parece,
que la política para los pluralistas, (Dahl incluido) es un proceso de
negociación constante que garantiza que los distintos conflictos sociales se
resuelvan pacíficamente. “La política considerada como un acuerdo entre intereses
opuestos, significa que los grupos son un elemento crucial del proceso de
elaboración de políticas”. Entre otras razones, Robert Dahl en 1956
nos decía: “mientras
que una dictadura era el gobierno de una minoría, una democracia es el gobierno
de una cantidad de minorías, que varían en número, tamaño y diversidad”.
Podemos
pensar, por lo tanto, el Estado, desde una perspectiva pluralista, como una
organización independiente que realiza políticas para responder a las
distintas presiones que se originan de múltiples grupos sobre el gobierno. Es
decir, bajo una burocracia descentralizada del poder central ejecutivo.
La teoría
pluralista, dentro de los estudios comparatistas, ve a todos los grupos
sociales con las mismas posibilidades de presión sobre el gobierno, y no
distingue del poder tanto político ideológico como el poder económico de un grupo
o movimiento. Lo que se desprende con claridad para Finer es que; los “grupos empresariales
no dirigen, pero pueden vetar. Les interesa un número de asuntos
limitados, por lo que no intentan presionar en la mayoría de las políticas”
De hecho,
si un grupo (elite, o clase de dominación) tiene poder económico es probable
que se vean limitados en cuanto a votos, pero no limitado en cuanto poder de
decisión: porque si bien es cierto, el poder ejecutivo necesita de grupos
empresariales para la creación de empleos, entre otras cosas para de esa manera
no cargar al Estado de toda la maquinaria que nueve a un país. Evitando
concentrar demasiado el poder político. Aunque ciertos grupos tengan ventajas
en cuanto a los recursos, o, a su capacidad de acceso, el sistema de grupos de
presión en conjunto y la naturaleza del Estado garantizan que haya un control
sobre los grupos potencialmente poderosos. Es lógico advertir, cuando la
democracia institucional, funciona y están consolidadas sus instituciones
republicanas, la democratización del Estado se consolida.
Es evidente
que la teoría pluralista del Estado olvida la condición estructural de los
partidos políticos, deja el debate sólo en el análisis de los grupos sin hacer
referencia a sus posiciones ideológicas; tienden a ver que dentro del proceso
de elaboración de las distintas políticas a los decisores no analizan las
condiciones o distintas variables para que se produzcan el consenso,
olvidan la relación de dominación, sólo buscan dar una explicación por los comportamientos
de los actores dentro del sistema. He ahí, su debilidad.
Para Almond y Verba en
1963 con un estudio de la cultura política de cinco países; Alemania, Estados
Unidos de América, Francia, México e Italia: “Si no hay un consenso dentro de la sociedad, existen pocas
posibilidades de que se produzca una resolución pacífica de las diferencias que afectan a las
políticas, procedimiento asociado al proceso democrático”. Por
sus consecuencias, podemos pensar que para una sociedad democrática funcione de
manera correcta y eficaz, es necesario que exista un cierto consenso con
respecto a los valores fundamentales que sean compartidos por todos los grupos
antagónicos. De allí, la importancia de las oposiciones pluralistas de
partidos políticos a los intereses de los gobiernos democráticos de turno. Es
decir, apoyos en conjunto. Entre grupos de interés y grupos de presión.
La idea de Consenso respalda la idea de poder en la teoría del Estado
pluralista. “En el fondo, dirá claramente Dahl, todos los requisitos de la
democracia se condensan en la exigencia de un principio fuerte de
igualdad”. Así, para Polsby, el poder es la capacidad que tiene
un actor de hacer algo que influya en otro, de forma que varíe el modelo
probable de acontecimientos establecidos para el futuro. Para Dalh; A, tiene
poder sobre B, en la medida en que puede hacer que B haga algo que, si no fuera
por este poder, no haría.
Baste con decir
aquí que las preguntas cruciales del enfoque pluralista son: ¿Quién participa
en el proceso decisorio y quién logra que se acepten sus preferencias como
decisiones? Es decir, cómo funcionan sus departamentos burocráticos. En efecto,
los pluralistas se centran en ver a quién hace qué y en quién logra alcanzar
sus objetivos en el ámbito de la democracia representativa-competitiva. Es un
orden de complejidad político administrativa.
A) Ventajas
del enfoque pluralista.
Entre otras
razones la ventaja más destacada es la de su descripción de la distribución del
poder porque no hay presuposiciones sobre la distribución del poder, además
dentro del enfoque pluralista es posible determinar empíricamente quien tiene o
no el poder. También podríamos decir que es más exacta que el marxismo, (como
el pasado de una ilusión) o las teorías elitistas, que tienen un carácter
monolítico.
Para el enfoque
pluralista las sociedades contemporáneas se dividen en diversos grupos que
estos a su vez tienen distintos intereses y disponen de muchos recursos
que utilizan para influir en el sistema de gobierno: también diverso,
conflictivo y dividido. A partir de ahí cabe decir que, para que una sociedad
democrática sobreviva el Estado de derecho se tiene que tener muy en cuenta a
los diversos grupos sociales.
B) Problemas
del análisis pluralista.
Los pluralistas
no se ocuparon de ver los mecanismos que existen dentro del proceso de
elaboración de políticas para excluir a los grupos no deseados.
Una de las
principales críticas que se le reprocha al análisis pluralista es pasar por
alto las autenticas razones de la política, ya que no analizan el contexto
ideológico y estructural en el que la política se formula. Dejan por fuera la
importancia del partido político como estructura organizativa que sé cohesiona
bajo una ideología para la toma del poder político del Estado. Dan mucha
importancia a los grupos como órganos dentro del vértice político. “La
influencia de los grupos de presión no procede únicamente de sus recursos,
también se basa en el contexto institucional, histórico e ideológico en el que
se decide, el cual introduce un sesgo en el proceso decisorio, de forma que se
privilegian más unos intereses que otros”.
Lo que sí se
desprende con claridad es el hecho de que los pluralistas clásicos al centrarse
demasiado en el comportamiento son incapaces de evaluar hasta qué punto la
ideología puede determinar las acciones de aquellos que formulan las políticas
en la construcción de un orden burocrático.
Entre otras
razones, quizás el problema fundamental en los análisis pluralistas sea su
tendencia a considerar a los grupos empresariales como un grupo más dentro del
debate en la arena política. Al dejar al empresariado como grupo en las mismas
condiciones que otros grupos, se les olvida que los gobiernos para su propia
supervivencia, necesitan economías estables y prosperas y, por tanto, son los
gobiernos sensibles a los intereses de los grupos de empresariales.
En lo referente
al proceso de elaboración de distintas y diversas políticas dentro del Estado,
“los pluralistas se centran considerablemente en el papel de los grupos,
subestimando así la importancia del Estado y de sus actores”. Dejan por fuera
del análisis a los organismos públicos. La importancia de la burocracia para el
buen funcionamiento del gobierno.
C) Respuestas
del pluralismo a sus críticos.
El pluralismo
reformado es más o menos la misma posición del pluralismo clásico, pero el
pluralismo reformado acepta muchas de las críticas hechas al pluralismo
clásico. Lo cierto es que, reconoce que las relaciones entre gobierno y los
grupos de interés y de presión están con frecuencia institucionalizadas y que
se excluye a ciertos grupos del proceso de elaboración de políticas. Para los
pluralistas reformados, la característica principal del Estado contemporáneo es
su complejidad y fragmentación.
A partir de ahí,
el pluralismo reformado no acepta que el Estado tenga ahora el carácter
corporativo, por sintetizar; no es posible enumerar definitiva y
exhaustivamente los grupos de una comunidad. La idea de Richarson y Jordan.
Acepta que las relaciones entre los grupos y el Estado puedan estar estructuradas
e institucionalizadas. Pero estos a su vez, también aceptan la idea básica,
(para la respuesta de los pluralistas a sus críticos) de que las relaciones
estructuradas e institucionalizadas se están desintegrando, haciéndose
confusas, y que cada vez se encuentran más abiertas a los grupos.
Entre otras
razones, Nordlinger en 1981 intentó dar una respuesta alternativa a las
críticas recibidas por el pluralismo, en sí, él sostuvo, que las políticas no
estaban necesariamente determinadas por los grupos, sino que los actores
políticos, tenían sus propios intereses al respecto y que estaban dispuestos a
defenderlos frente a las críticas de esos grupos. Por lo tanto, él reconoció el
papel determinante que tienen los funcionarios y la función de la burocracia en
los resultados de las políticas y cree que existe pluralismo dentro del Estado,
porque diversos funcionarios entran en conflicto con el fin de lograr sus
intereses particulares.
D) El
neopluralismo.
Este enfoque
parte de una respuesta más radical a las críticas recibidas por el pluralismo.
Su interés se fundamenta en la respuesta, de que los grupos empresariales
tenían el suficiente poder como para lograr que el gobierno respondiera a sus
intereses. Razón por la cual destacamos, que los gobiernos se ven en la
necesidad de los grupos empresariales para sus políticas económicas den fruto
en la sociedad. De hecho, para los neopluralistas, los poderes compensatorios
no bastan para controlar los intereses de los grupos empresariales. Por
necesidad, se esfuerzan por la buena administración pública para evitar y
compensar los desmanes provenientes de elites empresariales sin control.
Por sus consecuencias, la teoría pluralista ha portado una gran
discusión en la ciencia política, y además ha sido clave para la explicación de
la democracia como la mejor forma de gobierno. Tan patente concepto nos revela
su importancia por algunas razones; que para Robert Dahl (la poliarquía) son de
importancia en su libro sobre La democracia publicado en 1999.
Y como bien
señaló: ¿Por qué la democracia? La democracia (poliarquía) produce sus
consecuencias deseables.
1. Evita la tiranía.
2. Permite los derechos
esenciales.
3. Permite la libertad
general.
4. La
autodeterminación.
5. Autonomía moral.
6. La protección de los
intereses esenciales personales.
7. La igualdad
política. Además, la democracia moderna produce por sus consecuencias:
8. La búsqueda de la
paz social y
9. La prosperidad.
Y esto es tanto
más importante, porque ha permitido dentro de nuestra disciplina, en la
política comparada, identificar lo que es y no es la democracia.
Asimismo, y
para Fernando Vallespín en, sobre el futuro de la política. De ahí; La gestión del
pluralismo se basa en que “la mayoría de los grandes problemas y desafíos del
futuro sólo admitirán soluciones globales o regionales. La nueva gobernación
del mundo –como la de casi cualquier sociedad, por otra parte- deberá hacerles
frente superando los particularismos locales y mediante una adecuada gestión del pluralismo.
La energía de la nueva política deberá ser la negociación y el compromiso entre una ingente
cantidad y heterogeneidad de actores, que ya no se dejan subsumir únicamente
bajo rúbricas tales como civilizaciones, Estados o ideologías, ni apoyarse
sobre la etnicidad de una única forma de vida cultural.
A pesar de los
importantes esfuerzos teóricos hechos en los últimos años, la asignatura
pendiente de la teoría política actual sigue siendo la solución de los
problemas derivados del fact of pluralism (Rawls). ¿Conseguiremos establecer
una sensata y razonable comunicación y cooperación entre extraños?” Un debate
aún pendiente para superar los déficits institucionales y para mejorar las
condiciones de vida en las democracias.
En muchas
de las ciencias, y la politología en especial, llevadas a cabo en un sistema
mal gestionado, su pluralismo, aunado a un sistema de intolerancia en
competición y consolidación de la democratización es deficiente, donde no se
cumple el pluralismo descrito líneas anteriores, en la distribución del
conocimiento, han sido causa del déficit de gobernabilidad, la anti política y
el desgobierno. De allí, las crisis políticas, energéticas, económicas y
sociales, de la caída del mercado de capitales, del auge de las desigualdades
de la contrariedad que nos engloba a todos en el planeta tierra. El
calentamiento global, las crisis de la pobreza, de escasez de alimentos en
zonas del mundo con grandes cifras de miserias y emigración, que deben tratarse
como asuntos desde encuentros multidisciplinares, transdisciplinares en donde
las ciencias empíricas lógicas y las ciencias sociales se encuentren, se crucen
entre ellas información para dar solución a atolladeros reales que se presentan
globales y glocales. Buscar la solución de los problemas de la vida cotidiana
del ciudadano con claras políticas públicas y proyectos políticos de avanzada,
capaces de dar un marco de respuesta eficaz dentro del entorno social. Ello
obliga con repensar las formas de participación y de representación para que
los partidos, en sus estructuras de poder se readapten a las condiciones del
mundo actual. Todo lo mencionado se logra con más facilidad gracias al método
comparado. Siendo su utilidad y aplicabilidad relevante en las ciencias
sociales.
De hecho, en
los albores del siglo XXI comenzamos a entender las nuevas formas de hacer
ciencia. Por ello pasamos a dejar a tras esas concepciones del saber
parcializado, hacia un saber que comunique, que resuelva, superando esos
pensamientos estancos como lo viene anunciando Edgar Morin y un grupo nutrido
de pensadores desde todas las ramas científicas, en sus celebres ensayos y
desde las universidades en el mundo.
En tal sentido
la cultura, la política, la economía: la sociedad cambia se reconfigura,
precisamente por las modificaciones en la vida diaria de todos los seres
humanos por el desarrollo de la tecnología. Asimismo, esas alteraciones
planteadas, son, por ejemplo, en la sociología muy importantes: por ello Pierre
Bourdieu advirtió: “pedirle a la sociología que sirva para algo siempre es
una manera de pedirle que sirva al poder como ciencia de vigilancia”. Y
Alrededor de todo este gran movimiento dentro de todas las ciencias que comenzamos
a pensar, entender y comprender; “desde el campo cotidiano y de su quehacer,
encontrar el modo de hacer jugar el pensamiento complejo para edificar una
práctica compleja, más que para atarse a anunciados generales sobre la
complejidad. El desafío de la complejidad es el de pensar complejamente como
metodología de acción cotidiana, cualesquiera sea el campo en el que
desempeñamos nuestro que hacer”.
En efecto
pasamos a hablar de la interdisciplinas, multidisciplinas y transdisciplinas.
Ello como conjunto de nuevos conceptos epistemológicos y metodológicos
explicativos para entender las ciencias de toda índole, en el proceso
indetenible de la globalización de los conocimientos, así como de las culturas
y los mercados. Pero, además, para la compresión de la globalidad política por
los nuevos enfoques políticos en las instituciones nacionales e internacionales
para tal fin. El efecto de la Internet, las Redes Sociales en el gran mercado
de las ideas globales.
Se nos relata
en tal sentido: “Vivimos un momento en el que cada vez más y, hasta cierto
punto, gracias a estudiosos como Edgar Morin, entendemos que el estudio de
cualquier aspecto de la experiencia humana ha de ser, por necesidad,
multifacético. En que vemos cada vez más que la mente humana, si bien no existe
sin cerebro, tampoco existe sin tradiciones familiares, sociales, genéricas,
étnicas, raciales, que sólo hay mentes encarnadas en cuerpos y culturas, y que
el mundo físico es siempre el mundo entendido por seres biológicos y
culturales. Al mismo tiempo, cuanto más entendemos todo ello, más se nos
propone reducir nuestra experiencia a sectores limitados del saber y más
sucumbimos a la tentación del pensamiento reduccionista, cuando no a una seudo-complejidad
de los discursos entendida como neutralidad ética”.
Evidentemente
el pensar complejo se plantea desde la teoría de los sistemas abiertos y en
acción continua del cambio paradigmático implica como tal, según Marcelo
Pakman: “Cuando nos sumamos a entender el mundo físico, biológico, cultural
en el que nos encontramos, es a nosotros mismos a quienes descubrimos y es con
nosotros mismos con quienes contamos. El mundo se moverá en una dirección
ética, sólo si queremos ir en esa dirección. Es nuestra responsabilidad y
nuestro destino el que está en juego”.
Asimismo, Edgar
Morin viene postulando su teoría de la complejidad, que cala muy bien con el
método comparado en todas las ciencias y nos expone una idea que bien vale la
pena destacar: “nunca pude a lo largo de toda mi vida, resistirme al saber
parcializado, nunca pude aislar un objeto de estudio de su contexto, de sus
antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre aun pensamiento
multidimensional. Nunca he podido eliminar la contradicción interior, siempre
he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran
para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido
reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad”.
Por
lo tanto, el paso de la primera modernidad, hacia una modernidad reflexiva, o
segunda modernidad (criterio de análisis que por su misma volatilidad, tanto
conceptual como social, alude en consecuencia “en extremo sensible a los
lenguajes; a su radical contingencia e historicidad”) (Brünner, 1999: 13) ha
significado el cambio en los paradigmas explicativos y teóricos, para dar
cuenta de las realidades que en la actualidad la teoría de la modernidad
clásica da sus aportes, como lógicas de auto-reflexión para repensar las
sociedades occidentales. Ello implica además repensar las instituciones del
Estado y de la democratización de la vida política. Y ello implica un método, que,
por excelencia y abundancia teórica, el más indicado es, el método comparado.
Así,
el traspaso cognitivo y valorativo de la cultura, en estos aspectos, ha dado
lugar para que se hable de un proceso histórico de la globalización, en el cual
la misma “es por sí lo suficientemente heterogénea y abierta como para resultar
complejo el establecer unos presupuestos firmes y delimitadores”. (Maíz, R;
Lois y M, 1998: 403).
Si
ello es así, ¿qué fue lo que provocó la crisis de la modernidad? ¿Por qué la
postmodernidad no nos explica nada, o casi nada de la realidad tan compleja? O
más crítico reflexivo, ¿son gobiernos, partidos políticos, medios de
comunicación, industrias de todo tipo, ciudadanos e intelectuales los culpables
de esta modernidad reflexiva y periférica, que, bajo el término y aplicación de
la globalización económica y la globalidad política, deslinda a los seres
humanos de un mundo de esperanzas desencantadas? O acaso, ¿nos diluye una
heterogeneidad? La respuesta nos parece obvia. No sabemos lo que nos depara el
futuro, en un mundo en total cambio y replanteo de sus paradigmas teóricos
metodológicos, pero si sabemos que con las comparaciones nos acercamos a sitio
seguro, además de su cosmovisión del acontecer político, social y cultural, e
incluso los problemas ecológicos de la sociedad del riesgo, como lo propuso,
Ulrich Beck.
En
efecto, el pensamiento crítico reflexivo de la segunda modernidad y sus
principales exponentes, tratan de establecer el camino teórico por donde cruzan
ideas innovadoras. Ahora bien, en el momento de construir el mapa teórico en
esta nueva cartografía nos situamos en una vía sumamente difícil de ver con tan
sólo un mapa. Debemos, por tanto, recurrir a diversos instrumentos teóricos,
una nueva cartografía que está en marcha, a fin de orientarnos a sitio seguro.
En sí, recurrimos a la interdisciplinaridad en las ciencias sociales. (Dogan,
2001: 150-196) Sus consecuencias son claras: “la sociedad de riesgo puede
poner en marcha también un proceso de aprendizaje, una politización forzosa,
posibilidad perfectamente imaginable como proceso de aprendizaje mundial, como
cosmopolitización; y ésta es, en el fondo, la esperanza con la que yo propongo
mi teoría”. (Beck, 2002: 195)
Las
respuestas reflexivas teórico-metodológicas aportadas hoy, parecen desvanecerse
en el mar de la realidad y de este nuevo aprendizaje. En sí, las grandes
desigualdades sociales globales que se van transformando en glocales, provoca
en la realidad profundos declives sociales, religiosos, culturales y
económicos, que se manifiestan y se vuelven más reales a través de los medios
de comunicación masiva: “el analista contemporáneo se halla forzado a entender
la vida en el mercado si quiere captar el sentido de la época global”.
(Brünner, 1999: 21)
Evidentemente
entender el pensar complejo ha implicado abrir la mente, por ello Edgar Morin
observó: “Pero la complejidad ha vuelto a las ciencias por la misma vía por
la que se había ido. El desarrollo mismo de la ciencia física, que se ocupaba
de revelar el Orden impecable del mundo, su determinismo absoluto y perfecto,
su obediencia a una Ley única y su constitución de una materia simple
primigenia (el átomo), se ha abierto finalmente a la complejidad de lo real. Se
ha descubierto en el universo físico un principio hemorrágico de degradación y
de desorden (segundo principio de la Termodinámica); luego, en el supuesto
lugar de la simplicidad física y lógica, se ha descubierto la extrema
complejidad microfísica; la partícula no es un ladrillo primario, sino una
frontera sobre la complejidad tal vez inconcebible; el cosmos no es una máquina
perfecta, sino un proceso en vías de desintegración y, al mismo tiempo, de
organización”.
Como
veremos a continuación, Arlie Russell Hochschild, se preguntaba: “¿Cómo debemos
entender los efectos de la globalización sobre el afecto? ¿Qué sabemos de ello,
qué pensamos y sentimos al respecto? Si se forman más cadenas mundiales de
afecto, ¿Los movimientos y las consecuencias se caracterizan por la bondad o la
crueldad? Dado lo dura que es la pobreza, no son preguntas fáciles de
responder. Pero no nos hemos ocupado plenamente de ellas, en mi opinión,
porque, para la mayoría de nosotros, el mundo se globaliza a más velocidad que
nuestros corazones. Vivimos en el mundo, pero tenemos sentimientos locales”.
(Russell, 2001: 189) Como resultado de lo anterior, en sí, cabría
aplicar aquí, aquella presunción weberiana según la cual las teorías y
conceptos de análisis no superan por más ni más, a la continua y fundante
realidad del mundo en que vivimos cada vez más complejo remitiéndonos a las más
disímiles realidades.
Asimismo,
“una de las conquistas preliminares en el estudio del cerebro humano es la
de comprender que una de sus superioridades sobre la computadora es la de poder
trabajar con lo insuficiente y lo impreciso; hace falta, de ahora en más,
aceptar una cierta ambigüedad y una ambigüedad, cierta (en la relación
sujeto/objeto, orden/desorden, auto/hetero-organización. Hay que reconocer
fenómenos inexplicables, como la libertad o la creatividad, inexplicables fuera
del cuadro complejo que permite su aparición”. (Morin, 2007: 61).
Para
decirlo en palabras de Alain Touraine: “ya no creemos en el progreso (...) La
afirmación más fuerte de la modernidad era que somos lo que hacemos; nuestra
vivencia más intensa es que no es así, sino que somos cada vez más ajenos a las
conductas que nos hacen repensar los aparatos económicos políticos o culturales
que organizan nuestra experiencia”. (Touraine, 1998: 27)
Precisamente
esta transformación lleva al cambio paradigmático de nuestra sociedad global.
Y, en cualquier caso, este quiebre paradigmático del pensamiento moderno y sus
prácticas políticas son los que amplían nuestros criterios de análisis hacia
posiciones auto-reflexivas, que por paradójico que nos parezca, es modernidad
en sentido reflexivo.
Con
la agravante de que “modernización reflexiva significa que un cambio de la
sociedad industrial que se produce de forma subrepticia (oculta) y no planeada,
a remolque de la modernización normal, de modo automatizado, y dentro de un
orden político y económico intacto implica lo siguiente: Una radicalización de
la modernidad que quiebra las premisas y contornos de la sociedad industrial y
que abre vías a una modernidad distinta”. (Beck, 1994: 15)
Verbigracia,
“decir postmoderno es como decir post-medieval, o, post-renacentista o post
cualquier cosa que existió en el pasado. Lo que, si parece claro, es que,
llámese como se quiera, un determinado modo de entender al mundo está siendo
reemplazado por otro que fue imaginado (o soñado) Ese es el quiebre aludido, y,
a ése me referiré con el nombre de revolución paradigmática”. (Mires, 1996:
152)
En
sí, y como lo propone Bauman: “La dialéctica de la libertad y la dependencia
empieza con el nacimiento y termina con la muerte”. (Bauman, 1990: 39) Es por
ello que el proceso de socialización nunca se agota en la vida de los hombres
de distintas sociedades. Y es precisamente ahí en donde la globalización tiene
un rol destacado porque los cambios que produce, tanto en lo económico,
político como en lo cultural nos remite a una continua socialización y
resocialización de nuestras vidas, tanto colectivas como cotidianas. Es decir,
tanto públicas como privadas. Entre tanto, “la desintegración social es tanto
una afección como un resultado de la nueva técnica del poder, que emplea como
principales instrumentos el descompromiso y el arte de la huida”. (Bauman,
2003: 19)
Es
un hecho que el individuo responde en su gran mayoría a conductas en masa
(colectivas). Diríamos entonces que el consumo se manifiesta en una relación en
donde el que no consume no pertenece a la sociedad de consumo. Se corre entonces
un estado y situación de desamparo, tanto social como Estatal. Ello afecta de
manera drástica la función de la democracia en los Estados que padecen graves
crisis, tanto económicas como políticas.
Más
aún, “nuestra vida está incidiendo en la manera como se están conformando las
formas culturales. Siempre ha sido así. Pero cada momento, cada tiempo en
particular, ha tenido su manera, sus formas de expresión ¿Cuáles son hoy día
esas formas? Se trata de dar una respuesta, puramente descriptiva en esta
primera aproximación, porque sabemos que debemos ir hacia la
interpretación/explicación de por qué es así y no de otra manera”. (Bisbal;
Pasquale, 1999: 97)
Es
así como los pobres (“invalidan los resultados de la socialización anterior y
exigen una reestructuración radical del comportamiento, lo que a su vez
requiere nuevas habilidades y nuevos conocimientos”) (Bisbal; Pasquale, 1999:
39) se enfrentan a la sociedad que los hace invisibles para no sentirse parte
de esa marginación impuesta. Y, si hemos dicho que somos parte de un todo,
también esa marginación nos afectará de manera negativa más que de manera
positiva en algún momento.
Incluso,
no estamos sugiriendo con fe ciega el fin de las ideologías propuesto hace un
tiempo ya, por Francis Fukuyama, lo que queremos postular, es que estos nuevos
y paradójicos procesos de ruptura y cambio trae parejo consecuencias y
conflictos que no se tenían previstos por muchas de las ciencias sociales.
Aunque mejor decir, fueron pocos los teóricos sociales que lo pensaron en el
pasado.
Ante
este nuevo escenario, Ulrich Beck nos ha planteado que esta suerte de ansiedad
y miedo social al riesgo y a la inseguridad ha llevado al hombre y a la
política a una reflexión subpolitica, en donde lo social y las demandas del
ciudadano se comienzan a plantear de abajo hacia arriba en el ámbito de su
propia creación. Es precisamente allí que entra a jugar importancia relevante
los medios de comunicación, la Internet, la telefonía móvil y las Redes
Sociales para hacer llegar y manipular esas demandas del ciudadano. Significa
una subpolítica de la función política misma, que como condición sine qua
non le plantea al individuo (cuando hace uso de su civilidad) organizarse
por grupos de interés específicos y no de solidaridades generales.
Verbigracia,
como lo ha observado Zygmunt Bauman en su libro, En busca de la política; los
miedos en acción hacen de los ciudadanos buscar consuelo ya no en las iglesias,
ya no en los partidos, ya no en las grandes ideologías que les llenaron de
sentido en épocas pasadas. Un cambio en las formas políticas, las cuales deben
tener presentes las estructuras partidistas en las nuevas formas de gobernanza
si desean ser opciones de poder. Independientemente de sus concepciones
ideológicas.
Por
todas estas razones, ahora el ciudadano mediático, sin que lo sepa, busca
refugio en los grupos de apoyo, como alcohólicos anónimos, gordos anónimos,
solteras/solteros etc... En el peor de los casos, y para muchos de los
ciudadanos, la respuesta se halla en el control remoto, en Facebook, en Instagram,
en Twitter, en las redes sociales. Es así, como percibimos la función
tranquilizadora y perturbante (que por paradójico) se fusiona en los medios e
influye en nuestro ideario cognitivo colectivo de acción práctica racional. Lo
descrito tiene un impacto político, que el método comparado es muy eficaz para
explicar.
Pereciera
ser (para el caso de la televisión) que, para muchas personas encender la caja
de Pandora se hace para encontrar las bellezas sexuales, los lujos
materiales, los viajes inalcanzables, todo aquello que en su vida cotidiana
(para la gran mayoría) no logran acceder, es el reflejo de distracción y
condición de un nuevo tipo de matar el tiempo pegados al aparato
telé-transmisor. Lo repito; ahora con la vertiente de la Internet y las redes
sociales tipo Facebook, Twitter, Instagram, su influencia y participaciones
políticas cambian de lugar, más no de sentido. El sentido siempre es el mismo:
mejores condiciones de vida y comodidad.
Y,
en cualquier caso, la función básica mediática es recrear el consumo, busca y
hace, de una imagen prediseñada un modelo de vida fundador de los mercados
globales.
Ya
es posible observar los efectos de este tipo de globalidad mediática en donde
el consumo como necesidad “básica” de los hombres cada día se hace más
inagotable de nuevos objetos. Se nos presenta un modo de vivir consumiendo, en
donde a falta de consumo se puede llegar a las más bajas pasiones, o sueños
idílicos. De esta razón, de la sin razón, caen gobiernos y poblaciones enteras
en la marginalización, pobreza y exclusión social.
Es precisamente de esa suerte de la sin razón, en donde la razón práctica de
las acciones sociales de hoy día, se establecen en una racionalidad
fenomenológica afectando de esa manera a la práctica política y establece
nuevos roles y valores que hacen de todos los que las reciben sentir miedo y
riesgos que los políticos y muchas de las instituciones por ellos conducidas,
no están en la capacidad de afrontar, incluso esa es la base de los cambios en las
Ciencias hoy día.
Pero
no todo es negativo, si de algo debemos estar complacidos con los medios de
comunicación a escala global, y el uso atinado del método comparado para el
control de las hipótesis y de las variables, es que le permiten al hombre
destruir los “bastiones del aislacionismo cultural”. (Monsiváis, 2000: 213)
Además libera aquellos secretos que por tabúes se dieron en situaciones
pasadas, permitiendo así que nuestras generaciones amplíen su mapa mental con
respecto a todo lo relacionado con la educación, tecnología y cultura. Dando
complejos procesos laicos, que han permitido liberarnos (aunque hoy todavía
existen en muchos países y mentes) de dogmas opresores, de fascismos
demoledores y de racismos. Está permitiendo que los feligreses decidan sin
temor sus posturas religiosas y a las mujeres legalizar mucho más sus vidas. Lo
que está implicando es un reajuste en las formas de pensar el matrimonio o, las
relaciones afectivas, entre muchos otros hechos de la razón práctica del mundo
global-mediático de la experiencia vivida del imaginario colectivo
instituyente. (Castoriadis, 2001: 96)
En
fin, como lo ha postulado Bisbal: “la gente voltea su representabilidad desde
los políticos hacia lo masivo industrial de los grandes medios. Ellos se
convierten en espacios idóneos para la representación y la interacción social”.
(Bisbal, 2000: 29)
Bajo
tales parámetros para Ulrich Beck la sociedad del riesgo global (Beck,
2002). En donde bien podemos decir, en el ámbito de la sociedad del riesgo, (y
para nuestras comparaciones diacrónicas y sincrónicas) que es aquella en donde
las relaciones interconectadas en la sociedad son ahora flexibles e inestables,
por las consecuencias no esperadas, producidas por las nuevas tecnologías tanto
de la información como las tecnológicas para el avance de todas las ciencias y
modos de vida en el mundo. Esa inestabilidad, e inseguridad le comporta al
individuo, vivir en un estado de permanente cambio por parte de los proyectos
de vida de los distintos, ahora inseguros, de sus posiciones alcanzadas, pero
de carente estabilidad. Es decir, no sabemos con certeza que depara el futuro
en la democracia a raíz de los cambios estructurales e institucionales por los
que las democracias tienden a transformarse en cosmopolitas.
En
este argumento, Thompson y Beck coinciden teóricamente. Ello, no significa, que
los autores mencionados, nieguen los aspectos positivos de los avances de la
ciencia y la tecnología en la era global, la movilidad social, y los cambios
paradigmáticos del ideario cognitivo del hombre de hoy.
Asimismo
para el sociólogo Estadounidense Richard Sennett, materializa su categoría de
análisis de los cambios sociales en una “personalidad a la deriva”, va en la
misma línea teórica de Ulrich Beck con respecto a la sociedad del riesgo; ella
genera según Sennett una personalidad a la deriva en donde, la tradicional
carrera cambia (forma de trabajo) su forma estable para convertirse, en un
principio en inversión en la educación para luego poder cualificar y acceder a
los puestos de trabajo de la economía del conocimiento (hoy más inestable que
nunca). Y como bien lo ha señalado Fernando Vallespín: “La pauta hoy es la
mudanza y la aparición del hombre flexible, que debe estar siempre dispuesto a
ajustarse a circunstancias en continuo movimiento”. (Vallespín, 2000: 68) Por
lo tanto, las instituciones de la democracia no escapan a los cambios antes
aludidos.
El
hombre (como profesional o, trabajador técnico especializado u obrero) de hoy,
vive en una constante amenaza y riesgo de inseguridad laboral, por las
consecuencias no deseadas por el avance de las nuevas tecnologías o, del propio
desarrollo económico. Para Susan Strange, estas amenazas, tanto de las nuevas
tecnologías como las del desarrollo económico, comportan una “locura”. “Sobre
todo, porque opera como un casino en el que se juega el futuro del mercado
internacional”. (Strange, 1998: 60)
La sociedad del riesgo como tal debe enmarcarse en lo que para Giddens, Beck
Thompson, Vallespín es: que en la sociedad actual y en el mundo contemporáneo;
vivimos en una etapa de transición: “En la que comienza a disolverse los
presupuestos convencionales de la modernidad y de la sociedad industrial”.
(Vallespin, 2000: 69) El Estado Nacional soberano se ve en la mayoría de sus
funciones desplazado, y la sociedad misma se hace en ella misma más política.
Puesto que, sus formas participativas y representativas se generan en parte, en
los medios de comunicación e información, canalizando de esa forma la opinión
pública política para el cumplimiento de las demandas y promesas hacía los
políticos y sus proyectos de gestión. Ponen en evidencia la debilidad de los
parlamentos, congresos, asambleas nacionales, partidos políticos. Es decir, los
legisladores e intérpretes, sociedad política, y Estado-Nación, pierden
confiabilidad de parte de la sociedad en su conjunto.
Y
la pérdida de confiabilidad en las instituciones políticas trae como
consecuencia la generación de liderazgos sin la debida profesionalización
partidista que genera la anti política que tanto daño le ocasiona a las
democracias por los populismos que desatan en fascismos destructores, en
autoritarismos demoledores, en híper presidencialismos anti republicanos, en
líderes; que más que gobernar, desgobiernan y toman para sí el aparato del
Estado destruyendo el desarrollo de una nación que afronta dichas consecuencias
de la pérdida de confiabilidad en las instituciones de un orden democrático de
igualdad ante la ley.
La
democracia, debe por tanto reinventarse en sus espacios públicos políticos de
la sociedad del riesgo, para poder auto-organizarse en los espacios públicos, y
ello implica normalizarse, sancionarse y limitarse. Implica, volver a
redescubrir la política y cómo ella puede volver a institucionalizar la
democracia política, fundamentada en los partidos políticos como formas de
gobierno para dirimir el conflicto en la sociedad desbordada (Appadurai, 2001)
y en la globalización desbocada (Giddens, 2000) Por cierto, “en una época en que
los conglomerados de comunicación global son los actores clave de la producción
y distribución de bienes simbólicos, una reflexión sobre las condiciones de la
libertad de expresión no puede restringirse a la estructura territorial del
Estado-Nación”. (Thompson, 1998: 309)
Nos
resulta paradójico, que, en el mundo contemporáneo, la mayoría de los países
del mundo son democráticos o pretenden serlo, pero corren a su vez una suerte
de desmovilización de los ciudadanos hacia los profesionales de la política,
más no, a la política en sí. Son éstos los riesgos de la actual sociedad
democrática. Incluso, el problema radica, en que ya, las instituciones
políticas, como los partidos políticos y los sindicatos, no son la base
adaptativa de las otrora esperanzas depositadas de sus afiliados. Las
instituciones se convierten así, como lo ha observado Beck, en “jinetes sin
caballo”, o, la anti política sobre el caballo. Y es precisamente en este
asunto en donde entran en juego e importancia los medios de comunicación o
mass-media, Internet y Redes Sociales para captar el descontento y movilizarlo
a intereses que son más privados que públicos.
En
todo caso, Beck agrega su tesis del partido cosmopolita de tipo nacional
transnacional (como lo hemos indicado líneas arriba) para mejorar las
condiciones de las estructuras institucionales en un nuevo manifiesto
cosmopolita de carácter global, prestando atención en los asuntos locales.
Puede decirse, que es una nueva forma explicativa, la cual aboga por involucrar
las instituciones internacionales en los asuntos locales y nacionales a la vez.
Pero ello involucra, como se ha dicho, a las instituciones locales y nacionales
en los asuntos transnacionales de interés global para todos. Un ejemplo de ello
lo podemos observar en los actuales debates sobre, medio ambiente, pobreza,
narcotráfico, el SIDA, la enfermedad de las vacas locas, el terrorismo, el
virus del Zika, entre otros temas de conflicto social glocal-global.
En
el presente y futuro cercano, ya hablar de eurocentrismo, norteamericanismo o
latinoamericanismo (desde el punto de vista occidental) es retrogrado. “De este
modo, conceptos como eurocentrista, o al revés, provincialista, pierden su
carácter acusatorio. Uno puede ser parroquialmente provinciano, y al mismo
tiempo compartir bienes de una cultura cosmopolita, sin que eso signifique
necesariamente una contradicción”. (Mires, 2001: 45) Ahora con ésta nueva
imagen cultural-virtual y comunicativa, las ideas viajan de un lugar a otro.
Primero, sin la supervisión del Estado, y segundo, sin la necesidad de que los
hombres se trasladen al lugar en donde se ha producido esa, o aquellas ideas.
Es cierto, que, en el pasado, las ideas iban y venían, pero no con la rapidez
actual. Esa rapidez, comienza a romper esa brecha entre países desarrollados y
subdesarrollados, en el aspecto académico y la transmisión de los conocimientos
técnicos. Pero sigue siendo cierto que, las economías menos favorecidas tengan
muchos problemas internos y aumente las desigualdades sociales entre ricos y
pobres. Lo que, si hay que destacar, es que las ideas y planteamientos
científicos, ya no son exclusividad única de los países desarrollados.
Eso,
claro está, no significa superación de las desigualdades sociales. Aquí, sólo
estamos haciendo referencia, a un grupo reducido en número, de hombres y
mujeres (empresarios, intelectuales y técnicos especializados) en el mundo.
“Desde un punto de vista menos formal debo decir que, a mi juicio, no hay ideas
eurocentricas, ni americanocentricas ni nipocentricas. Hay ideas malas e ideas
buenas; o, si se prefiere, hay ideas útiles e inútiles. Por cierto, hay
eurocentrismo en muchas actitudes intelectuales imitativas (Masilla, 1997: 32),
pero ello no tiene que ver con el mantenimiento o la difusión de tal o cual
idea. Porque, pongámonos de acuerdo: ¿qué es en definitiva el eurocentrismo?”.
(Mires, 2001: 45)
En
fin, también la vida se difumina en una suerte de riesgo. “Se ha roto el pacto
social que posibilitaba al Estado el papel regulador y, sobre todo, compensador
de los desequilibrios provocados por el crecimiento económico. Ahora, la
economía especulativa se ha podido librar del Estado y su capacidad destructiva
en términos humanos y ecológicos no parece tener fin. Los nuevos riesgos y
conflictos desbordan la reducida capacidad estatal, hasta tal punto que los
percibimos como si tuvieran vida propia y una trayectoria fatalmente trazada a
priori por algún poder inaccesible”. (Curbet, 2003)
En
definitiva, significa comparar controlando, sería una de las vías más idóneas
para explicar el mundo complejo de hoy. Concluyamos con el pensamiento de Edgar
Morin; “Prepararse
para lo inesperado La complejidad no es una receta para conocer lo inesperado.
Pero nos vuelve prudentes, atentos, no nos deja dormirnos en la mecánica
aparente y la trivialidad aparente de los determinismos. Ella nos muestra que
no debemos encerrarnos en el contemporaneísmo, es decir, en la creencia de que
lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente. Debemos saber que todo lo importante
que sucede en la historia mundial o en nuestra vida es totalmente inesperado,
porque continuamos actuando como si nada inesperado debiera suceder nunca.
Sacudir esa pereza del espíritu es una lección que nos da el pensamiento
complejo”.
@franciscocipcom