RESUMEN
El
presente trabajo analiza el desgaste al que se enfrento la UCR luego del
quiebre institucional que significo la interrupción del mandato de Fernando de
la Rúa y el consiguiente fracaso del gobierno de la Alianza. Nos proponemos
rastrear los orígenes de la pérdida de credibilidad del radicalismo que se
origina en el Pacto de Olivos, firmado durante la presidencia de Menem, para
luego llegar a las debilidades propias del partido. Por último se intenta
explicar por que radicalismo es un actor fundamental en el armado de la
coalición Cambiemos mostrando que brindo una estructura a nivel nacional y
territorial que el PRO no tenia y la que fuera clave en el ascenso de Mauricio
Macri al poder.
ABSTRACT
This paper
analyzes the stress to which the UCR after the institutional breakdown that
mean the interruption of the mandate of Fernando de la Rúa and the consequent
failure of the government of the Alliance faced. We intend to trace the origins
of the loss of credibility of radicalism that originates in the Olivos Pact
signed during President Menem and then reach the weaknesses of the party.
Finally you try to explain why radicalism is a key player in the armed
coalition’s change showing that provided a structure at national and regional
level that the PRO did not have and that was key in the rise of Mauricio Macri
to power.
El Radicalismo y su nuevo rol en la
política nacional. Análisis de su recorrido post crisis de 2001 hasta el día de
hoy.
Por: Mariana Paseggi
INTRODUCCION:
La crisis de 2001 fue estudiada y revisada por
sus consecuencias político-institucionales, económicas y sociales. Se han hecho
múltiples trabajos que abarcan lo que fue el periodo previo a la crisis con el
desmantelamiento del estado de bienestar y su reemplazo por un estado
neoliberal que tuviera como consecuencia políticas de focalización y cuyo
objetivo principal era lograr la estabilidad que se había perdido en los
últimos años de gobierno alfonsinista. Mas tarde y luego de las sucesivas
privatizaciones que tuvieron lugar durante los dos mandatos de Menem llegamos
al momento de ruptura que se produjo tras la salida de Fernando de la Rúa del
poder y el destino incierto que tendría nuestro país en dicho momento. Hablamos
de una ruptura institucional porque fue el fin del llamado plan de
convertibilidad (que establecía la paridad de nuestra moneda nacional con el
dólar) y a partir de aquí, nuestro país estuvo en una crisis económica de gran
magnitud acompañada de altos índices de desocupación y pobreza. A su vez esta
crisis es tomada para analizar el papel que a partir de aquí tendrá La Unión Cívica
Radical.
OBJETIVOS: Los
alcances de esta monografía son, identificar motivos por los cuales el partido
radical dejo de ser competitivo en elecciones presidenciales. Partiendo del
supuesto colapso del bipartidismo luego de la crisis de 2001, conocer las
causas que llevo al partido centenario a ser un actor político de relevancia en
cuanto a conformación de coaliciones para competir con el partido Justicialista
y/o alianzas de partidos con principios peronistas. Llegar a las bases de la
reconstrucción a la que se enfrentó el radicalismo, luego del fracaso de la
alianza. Analizar las arenas en las que el partido aun es competitivo.
PLANTEO
DEL PROBLEMA
Este trabajo, se propone ir más allá de las
consecuencias sociales y del periodo post Crisis, en lo que respecta a la
reestructuración nacional, y tratará de observar, cómo la salida anticipada de
la presidencia efectuada por de la Rúa, será un hecho clave en las apariciones
del radicalismo en lo sucesivo. Es decir, a partir de la interrupción de su
mandato, de la Rúa, quien estaba al frente de la Alianza terminaría por
debilitar la imagen del radicalismo a nivel nacional y después de allí le
costaría mucho al partido volver a crear cuadros políticos que resultasen
atractivos para el electorado. Se produce un desequilibrio en el ya clásico
sistema bipartidista que presenta nuestro país y se allana el terreno para que
el PJ pudiera desarrollarse con más fuerza que nunca en todos los niveles de
gobierno. Resulta un tema relevante dado que se
rompe la lógica de alternancia entre estas dos fuerzas políticas que gobernaron
nuestro país desde el retorno a la democracia.
El
planteo anterior nos llevará al siguiente sistema de problemas:
¿La
UCR dejaría su lugar de partido principal en una elección para convertirse en
un partido de coalición de gobierno? ¿En la actualidad la UCR a nivel nacional
representó la mayor ayuda para el triunfo de cambiemos? ¿Podría decirse que sin
el apoyo de la UCR al Ingeniero Macri, otra vez la coalición peronista hubiera
ganado las elecciones presidenciales de 2015?
MARCO TEORICO:
Con
respecto al estallido social y el desmantelamiento del estado keynesiano, es
útil el planteo que propone Isuani, quien sostiene que el estado de bienestar
pudo superar tanto las políticas neoliberales que se dieron durante el
menemismo como las que se sucedieron tras la asunción de Fernando de la Rúa.
Por su parte, Juan Carlos Torre analiza lo que sucede con el electorado tras la
crisis presentando los que él llama “huérfanos de la política de partidos”. El
trabajo de Ernesto Calvo, Marcelo Escolar, Natalia Calcagno y Sandra Minviele pudo
darnos una visión de la escena electoral Argentina meses antes de la crisis y
el escenario colmado de alternativas políticas ante un sistema que se veía en
quiebra y la incapacidad de satisfacción de la Alianza para con sus electores.
El
punto de partida del siguiente trabajo es el trabajo de Fabián Bosoer y Juan
Cruz Vázquez “El liderazgo presidencial en Raúl Alfonsín. Teoría y Práctica” ya
que ilustra el recorrido de la presidencia de Alfonsín mostrando el momento
inicial en el que todo era muy prometedor y un momento final en el que las
cosas empiezan a complicarse para luego tener un desenlace complicado. A partir
de aquí es que nos valemos “El discurso neodecisionista de Carlos Menem: del
caos económico, político y social, a la estabilidad y la recuperación del orden
público (1989-1995)” artículo que escribe Hernán Fair y que nos lleva a poner
el punto de declive del radicalismo en el Pacto de Olivos y en este apoyo
indirecto que se daba al Menemato. Para continuar el análisis nos apoyamos
sobre el panorama teórico que nos brindan Freidenberg y Suarez Cao acerca de la
congruencia o incongruencia en Latinoamérica desde una perspectiva comparada,
particularmente nos enfocamos en estudiar el caso de la UCR aplicando los
conceptos que este articulo propone.
En
lo que respecta al papel de la Unión Cívica Radical en el armado de la
coalición Cambiemos encontramos muchos artículos periodísticos de diversos
medios de comunicación cuya cita textual no fue necesaria debido a que solo
sirvieron como disparador de un pensamiento propio y un intento de clarificar el
rol que el partido juega en esta coalición. Cabe destacar el valioso aporte que
significo para esta monografía el atlas electoral que construyo Andy Tow en el
cual están recopilados los datos electorales por provincia y por año dando un
panorama absolutamente preciso de los movimientos electorales, resultados,
armados de frentes y coaliciones a nivel provincial. Resulta de mucha utilidad
una recopilación tan precisa y de tan fácil acceso para el estudio que este
articulo se propuso.
1-
Escenario político argentino
Este
trabajo podría comenzar analizando/discutiendo la idea de si podemos o no
hablar de un sistema de partidos en Argentina, cosa que nos llevaría mucho
tiempo de debate y posiblemente no seriamos capaces de llegar a una conclusión
suficiente para convencer a la comunidad política toda. Por esta razón hemos
tomado los antecedentes políticos argentinos para plantear la idea de un sistema
bipartidista que, según Sartori es un sistema en el cual dos partidos se hallan
en condiciones de competir por la mayoría de escaños. Uno de los partidos logra
conseguir la mayoría parlamentaria y/o ganar las elecciones nacionales. La
alternancia en el poder entre estos dos partidos es una idea central que nos ha
permitido hablar de bipartidismo en Argentina dado que esto fue así desde la
llegada de Alfonsín (UCR) al poder, en la vuelta a la democracia luego del
régimen militar que se instaurara en nuestro país por el año 1976 y se
autodenominara “Proceso de reorganización Nacional”. Es decir, hubo un pasaje de
gobiernos radicales hacia gobiernos justicialistas cuya “cadena” parece haberse
roto luego de la salida abrupta de Fernando de la Rúa. Momento en el cual
empieza a producirse la formación coaliciones dominantes de distinto signo
antes que el trasvasamiento a un partido hegemónico (Fabián Bosoer y Juan
cruz Vázquez en Democracia y estado de excepción: 2012: pág. 82). Pero este
análisis será tema del siguiente apartado. Para completar la definición
sartoriana de bipartidismo podemos decir que mientras que se permite la
existencia de terceros partidos, éstos no son necesarios para la formación de
coaliciones. Aquí encontramos otro rasgo que se rompe luego de la crisis de
2001. Los terceros partidos cobraran cada vez más importancia desde la crisis
hasta el día de hoy, cuestión que también se muestra cuando hablamos de la
actualidad.
Por
todo lo antedicho iniciamos el recorrido analítico tomando al bipartidismo como
una característica propia de nuestro sistema y como aquello que se irá
perdiendo con el tiempo y el transcurrir de los procesos que llevaron al
escenario actual.
2- El
fracaso del gobierno de la alianza y la posterior reestructuración del sistema
de partidos
Fernando
de la Rúa (UCR) llega al poder para suceder a Carlos Menem en la fórmula
presidencial junto con Carlos-Chacho-Álvarez (FREPASO) en lo que se conoció
como la Alianza para el trabajo, la justicia y la educación. Dicha alianza se
conforma ante el inminente lugar que el FREPASO ganaba dentro de la política
nacional, lo cual quedo evidenciado cuando en 1995 el mismo obtiene el segundo
lugar en la contienda electoral nacional relegando a un tercer puesto a la UCR.
Ante esta situación en la que se veía como la oposición se fragmentaba, es que
se decide la formación de la Alianza. Se probó su efectividad en las elecciones
legislativas de 1997 y luego se la llevo al plano Nacional con el consiguiente
triunfo en el año 1999. El gobierno de la Alianza no tardo en mostrar
debilidades y problemas a la hora de resolver la crisis económica que se
presentaba dada la recesión y la evidente fragmentación de la fórmula
presidencial tras la temprana renuncia de Álvarez a la vicepresidencia (6 de
Octubre de 2000). Las elecciones legislativas de octubre de 2001 muestran la
acelerada descomposición de la Alianza y la reestructuración del sistema de
partidos dada la aparición de terceras fuerzas y el hecho de que los dos
partidos mayoritarios alcanzaran tan solo el 30% del total de los votos, a lo
cual se suma el crecimiento del voto en blanco (4,5% en 1999 a 9,4% en 2001) alcanzando
el valor más alto de los últimos 20 años, y siendo solo superado por el PJ en
cuanto a cantidad. Decíamos entonces que la dramática caída de votos de la Alianza
por la pérdida de la confianza en ella propicio la multiplicación de partidos
políticos en competencia y la alimentación de terceras fuerzas de izquierda y
centro izquierda. (Dato que refuerza lo propuesto en el apartado anterior, el
bipartidismo imperante en Argentina hasta ese momento había llegado a su fin). La
alianza se disolvía poco a poco y con ella la imagen positiva de la UCR, lo
cual como veremos más adelante es el puntapié inicial para la vuelta del
pejotismo y la continuidad que se le permitió en términos de votos y fidelidad.
La
crisis de 2001 que tuvo como momento culmine la renuncia de Fernando de la Rúa
a la presidencia, afecto a la identidad partidaria y dejo como resultado lo que
Juan Carlos Torre denomino “huérfanos de la política de partidos”, es decir,
este conjunto de electores que no se sentía representado por ninguno de los dos
partidos políticos que habían sostenido el bipartidismo argentino. En
principio, este gobierno fallido no solo afectaba al radicalismo sino que
impactaba directamente en el PJ cuyos desprendimientos se contaban por decenas.
Esta crisis se ve en la configuración de competencia para la elección de 2003
que conto con 18 candidatos (Elisa Carrio, Ricardo López Murphy, Carlos Menem, Néstor
Kirchner, Adolfo Rodríguez Saa,Leopoldo Moreau, Patricia Walsh, Roberto Bravo,
Jorge Altamira, Enrique Venturino, Guillermo Sullings, José Carlos Alcagni,
Mario Mazziteli, Carlos Zaffore, Manuel Herrera, Gustavo Breide Obeid, Juan
Ricardo Mussa,Ricardo Terán)
la mayor oferta desde el retorno a la democracia y con dos particularidades:
por un lado la separación de dos antiguos miembros de la UCR como son Elisa
Carrio la cual creó la Afirmación para un republica partidaria(ARI) y Ricardo
López Murphy quien desarrollo el frente Recrear para el Crecimiento; por el
otro la decisión del PJ de suspender la elección interna y permitir que todos
los candidatos se presenten bajo el sello partidario usando todos los símbolos
propios del mismo.
Néstor
Kirchner asume la presidencia de la Nación luego de obtener el segundo puesto
en la primera vuelta y de que Carlos Menem decidiera no presentarse al
ballotage. Su presidencia se caracterizo por el intento de reestructurar el
sistema de partidos en Argentina a partir de la polarización que genero a
través de su discurso en el cual posiciono al electorado en una continua
derecha-izquierda. La derecha estaba representada por los que querían volver al
pasado neoliberal y genocida (retomando no solo el neoliberalismo menemista
sino también la época de la dictadura) y la izquierda por su parte estaba
formada por aquellos que estaban a favor de una democracia con inclusión. Para
el año 2007 se da lo que se conoció como la “Concertación Plural”, una alianza
entre el Frente Para la Victoria y la mayoría de los líderes de la UCR que aún
conservaban poder en las gobernaciones provinciales e intendencias
municipales, los llamados “Radicales k”. Este Principio de acuerdo entre el PJ
encarnado en el Frente para la Victoria y la Ucr demostró al menos dos cosas:
la fragmentación asimétrica de nuestro sistema de partidos (entre el PJ que
conservaba un caudal electoral y una multiplicidad de opciones opositoras que
tenían dificultad para instalarse, situación que será así hasta la llagada de
Mauricio Macri al poder de la mano de la alianza Cambiemos.) y la debilidad de
las alternativas opositoras lo cual quedo evidenciado con el surgimiento del término
“espacio político”.
Un símbolo de la Concertación fue el armado de la fórmula presidencial para las
elecciones de ese mismo periodo, Cristina Fernández (Fpv)- Julio Cobos (Ucr)
por el cual el candidato a vicepresidente fue expulsado de su partido aunque
dicha expulsión fue revocada tiempo después. Esta alianza con los radicales K
tendrá el desenlace conocido por todos (el escándalo de la 125) y para su
segundo mandato la Presidenta no volverá tomar la misma decisión y confiara el
lugar de vicepresidente a Amado Boudou. Durante el final del mandato de
Cristina Fernández se comenzó a polemizar sobre la posibilidad de que la Ucr
como partido y no ya solo a través de sus ex representantes apoyara a Mauricio Macri
en su candidatura. Las razones parecían ser obvias: el intento por parte del
PRO de recibir el apoyo de Sergio Masa no había dado frutos a pesar de que
siempre se lo vio como la alianza posible y como la única unión capaz de derrotar
a la fuerza del Frente para la Victoria. Con Macri a la cabeza de la oposición
los Radicales deciden apoyar la candidatura del ex presidente del club Boca
Juniors (en la Convención Radical del 14 de marzo de 2015, Gualeguaychu, Entre
Ríos) y armar así lo que en apariencia será un gobierno de coalición. La
opinión pública volvía a hablar del papel de la Ucr como fuerza
desestabilizadora y como actor esencial en el armado de un frente electoral.
Luego del fracaso del gobierno de la Alianza, de la Concertación en 2007 y del
desprestigio en el cual había caído el partido centenario, nuevamente lo
teníamos en carrera y propiciando el ascenso de Mauricio Macri al poder. En
este punto me parece apropiado detenerse ya que es de vital importancia para el
análisis que propone este trabajo, comprender el descredito que transitaba la
unión cívica radical, que la dejo relegada a lugares marginales en el escenario
político nacional ocupando el 4to y hasta 5to puesto como fuera en las
elecciones presidenciales de 2011. Este descredito cuyo símbolo más fuerte fue
el helicóptero que saco a de la Rúa de la casa Rosada tuvo sus orígenes en el
famoso pacto de Olivos en 1993, nombre con el que se conoció a la serie de
acuerdos entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el por entonces presidente Carlos
Saúl Menem que terminaron en la reforma de la constitución en 1994. Este pacto
que habilitaba la reelección inmediata del presidente y que en consecuencia
avalaba cierta cantidad de medidas que el radicalismo decía no compartir,
terminó por crear un gran descontento dentro de los miembros del electorado
radical e incluso entre los dirigentes. El diputado Francisco Storani decía al
respecto:
Con
el viraje de 180 grados, el radicalismo cayó en el doble discurso y empeño su
credibilidad (Clarín, 09/12/93).
Alfonsín
alego hacerlo para evitar la fractura del partido Radical como bloque opositor
dado que la mitad de sus dirigentes, que en ese momento ocupaban gobernaciones
se pronunciaban a favor de la propuesta de Menem. Mas allá de lo que se explico
en ese momento y de los discursos en los que Raúl Alfonsín se pronunciara al
respecto la realidad demostraba que la desconfianza de quienes habían apoyado
al radicalismo como fuerza opositora crecía y que tanto Menem como otros sectores
de centro-izquierda del recientemente constituido Frente Grande lograron capitalizar
toda esa masa de votantes que no era radical por definición pero que había
creído en ellos como una oposición real al Menemato.
Continuando
con la línea en temporal de este apartado decimos que, cualquier analista
político puede destacar el importantísimo aporte que el radicalismo le hace al
macrismo: un armado territorial extenso y constituido; una estructura a nivel
nacional que el PRO no tenía y que necesitaba si quería tener la posibilidad de
arrebatarle la presidencia al Frente para la Victoria y su candidato Daniel
Scioli. El problema estuvo cuando el presidente del Comité Nacional de la Unión
Cívica Radical, Ernesto Sanz renuncio a su posible rol como ministro de Justica
y a la posibilidad de ocupar cualquier otro cargo poniendo en Hacke todo el acuerdo.
Los cuestionamientos fueron muchos… ¿Por qué la fórmula presidencial no lo
había incluido a Sanz o a algún otro miembro de la UCR? ¿Por qué Sanz se
retiraba de la escena sin aceptar ningún cargo? ¿Hasta qué punto la idea de un
gobierno de coalición había existido y hasta donde podemos hablar solo de un
deseo del electorado radical? Todos estos interrogantes deambularon por los
medios y fueron tema de muchos analistas políticos, nunca fueron resueltos. En
términos prácticos se podía ver que la cartera ministeriales tampoco mostraba
una distribución equitativa con lo que fuera el socio más importante de la
coalición( otro socio de la misma fue la Coalición Cívica, otro argumento más a
favor de lo que señalaba el apartado primero, se necesitaron terceras fuerzas
para la creación de la coalición Cambiemos). De los 27 ministerios que Macri
tuvo que designar (incluyendo el Plan Belgrano) solo 5 fueron a parar a manos
de miembros de la Ucr y el resto en su mayoría, fue destinado a miembros del
PRO ex funcionarios de la Cuidad Autónoma.
3- Una
mirada hacia el armado territorial que brindo la UCR al ingeniero Macri:
Hasta
ahora pudimos hacer un recorrido sobre el escenario Nacional y lo que fue la
competencia presidencial desde el fallido gobierno de la Alianza. Pero… ¿Qué
fue de la política a nivel provincial y distrital? Esta es una pregunta que de
resolverse podría aproximarnos al descubrimiento de la clave del radicalismo
para sobrevivir a pesar de su difícil papel en la política Nacional y su
carencia de una conducción real y efectiva como fuera la de Raúl Alfonsín y que
parecía haber resurgido con Fernando De La Rúa. Es decir, analizar la política
a nivel territorial podría apuntar directo hacia la sabia vital de la UCR como
organización política mostrando que está más viva que nunca.
Si
dirigimos nuestra atención hacia el interior de la provincia de Buenos Aires,
podemos ver que hay muchos distritos con una larga tradición radical cuyos
referentes más importantes pertenecen a ese partido y que solo han tenido
intendencias peronistas continuadas durante el periodo Kirchnerista pero que
retomaron su tradición radical una vez que Mauricio Macri hiciera efectivo su
acuerdo con el partido. Estamos hablando de distritos como San Pedro, Baradero,
Arrecifes, Pergamino, Campana, Lujan y Pilar...solo por citar algunos ejemplos.
Podemos
identificar a la alianza que la UCR hizo a nivel Nacional con el Pro como el
motor que impulso el resurgimiento del radicalismo en el interior de la
provincia. Y a su vez podemos ver como esta alianza posibilito directamente la
presidencia de Macri porque brindo la última pieza del rompecabezas. Ambas
partes se beneficiaban con el acuerdo. La vuelta del radicalismo en esos
distritos proporcionaba un caudal de votos importante a Cambiemos y explica de
alguna manera la necesidad de incluirlos dentro del arreglo nacional aunque a
simple vista pudiera ser una fuerza innecesaria por su escaza paso en la
competencia nacional (elecciones presidenciales). Es decir, cuando hablamos del
rol del radicalismo en el mapa político Argentino no debemos desconocer el
papel importante que tiene o que puede tener como aglutinador de votos en
sectores determinados de las provincias con mayor porcentaje del padrón
electoral. Aunque el presente trabajo no ha estudiado en profundidad las
provincias de Córdoba, Santa Fe, Mendoza e incluso la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires podemos a partir de algunos datos que se han conocido advertir un proceso
por lo menos similar al descripto en el interior de la provincia de Buenos
Aires.
La
Ucr posee tradición, ideas y seguidores a lo largo y a lo ancho de todo el país
que se han mantenido fieles al partido a pesar de los resultados poco
satisfactorios, y que se mantienen a la espera de poder depositar su confianza
en él. Esta es la principal carencia del PRO y lo que sin dudas fue a buscar
cuando toco la puerta del partido centenario.
A
su vez y tomando como referencia el análisis que proponen Mario Navarro y
Carlos Varetto
podemos observar como este resurgir del radicalismo se combino con el
fortalecimiento de partidos distritales o provinciales para dejar como saldo
una fragmentación de preferencias electorales más que considerable. Esto puede explicar
cómo fue que triunfo Cambiemos en muchos distritos del interior de la
provincia de Buenos Aires y como se colaboro con “el cambio”. Fragmentación,
terceros partidos tomando fuerza y contribuyendo en la coalición de gobierno,
elementos que podemos ir identificando y que nos aportan un gran significado.
4- Algunos
problemas propios del radicalismo, ¿un partido desorganizado?
En
su historia reciente el partido radical tuvo que soportar una serie de eventos
desafortunados que lo llevaron a la pérdida de competitividad en la carrera
presidencial. Por un lado la presidencia de Alfonsín que lejos de completar el
ansiado cambio de rumbo que se propuso, terminó mostrando todas las debilidades
de un líder que no tuvo una tarea fácil pero que no supo responder a las
demandas socio-económicas a las que se enfrentaba; por el otro lado un pacto de
Olivos que destruyo el papel de la Ucr como líder de la oposición e impactó de
lleno en la confianza de sus electores. Mas tarde y para coronar la endeble
situación del mismo, la funesta Alianza con Fernando de la Rúa que dejo el
país en llamas y la credibilidad del partido tan baja como se pudo.
Aun
teniendo en cuenta estos problemas que en gran medida fueron causados por el
contexto es importante tener en cuenta las debilidades que la UCR tiene como
partido y las fallas internas que lo hacen un competidor débil. En este caso
queremos destacar tres: La incongruencia, la falta de liderazgo y la poca
flexibilidad que existe para con sus miembros.
Uno
de los problemas más evidentes que tiene el partido es su incongruencia a nivel
nacional, es decir, la diferencia entre alianzas que se hacen a nivel nacional
y aquellas que el partido hace a nivel provincial. El claro ejemplo es lo que
sucede con la provincia de Santa Fe en la que el radicalismo es oposición
porque forma parte de un mismo frente con el socialismo, mientras que a nivel
Nacional es aliado (socio de la coalición) a nivel provincial es oposición. El
partido muestra no ser capaz de tener una postura unificada con respecto a
quienes son sus amigos-enemigos, y parece no tener la misma cintura política
que tiene el PJ para sortear este tipo de conflictos. Si bien se mantiene
vigente sigue siendo poco o nada congruente en términos de alianzas. Y esto es
un problema fundamentalmente porque el Justicialismo logro capitalizar esta
situación de desorden. En la competencia este factor lo deja en desventaja.
La cuestión de las
disputas internas y la falta de un criterio unificador podrían resolverse si
surgiera un nuevo líder, un cuadro político capaz de “calmar las aguas”. Esto
aun no fue posible, sobre todo en la provincia de Buenos Aires donde no hay un
referente claro que a la vez pueda ser competitivo como si los hay en Santa Fe (Mario Barletta), Jujuy (Gerardo Morales), Córdoba
(Ramón Mestre y Oscar Aguad) y Mendoza (Julio Cobos, Ernesto Sanz, Roberto
Iglesias y Alfredo Cornejo). (elestadista.com 2016). El radicalismo debe darse
a la tarea de encontrar un candidato dentro de sus filas como en su momento lo
fue Raúl Alfonsín. Suplir esta debilidad con alianzas extrapartidarias
puede ser contraproducente a largo plazo ya que se diluye la propia marca del
partido y a su vez no alienta la aparición de nuevos talentos políticos en el
mediano plazo.
Por último
cabe destacar la imposibilidad que hay dentro del partido para “ir y volver”,
hecho que es muy común en el PJ (su histórico competidor). Nos referimos a la
poca flexibilidad que existe para permitir la vuelta de aquellos miembros que
se alejaron del partido por alguna razón o formaron parte de otro gobierno. El
caso más contemporáneo es la ya mencionada expulsión de los miembros de la
Concertación Plural o “los radicales K” (término con el que se conoció a los
miembros del dicho pacto), aunque luego se permitió el regreso de Cobos fue un
escándalo y una muestra de dureza por parte del partido; una dureza admirada
por algunos pero que en definitiva no le permitió adaptación al ambiente
político.
Conclusión:
Luego
de haber analizado los últimos 15 años de vida de la UCR podemos llegar a
distintas conclusiones sobre su importancia a nivel provincial y su
importantísimo papel como actor de veto en la escena política Argentina. Esta
conclusión se permite destacar algunos aspectos que refuerzan, aunque no
corroboran la idea inicial sobre el derrumbe o quiebre
del sistema bipartidista en nuestro país para luego establecer finalizar con
una idea sobre la posible reconstrucción del mismo.
Desde 1995, la Unión Cívica Radical no ha podido desarrollar un
rol opositor firme sin entrar en una alianza con otros partidos. Situación que
se profundizo luego de la crisis de 2001. Desde el 2007 hasta aquí, la UCR se
ha presentado a cada una de las elecciones nacionales bajo una alianza
distinta: con Lavagna primero, dentro del ACyS (acuerdo cívico y social) luego,
con De Narváez en 2011 y con el FAP (Frente amplio progresista) en 2013. En la
última década, sólo en 2003 y 2005 ha utilizado la tradicional lista 3.
(Elestadista.com 2016) Este pasaje entre alianzas distintas podría ser el
causante del desgaste del radicalismo y de su sello propio. Una de las
consecuencias de esto es la pérdida del papel como oposición efectiva a la que
se enfrenta la UCR, dejando su lugar a la cantidad de desprendimientos
peronistas que conviven hoy por hoy.
Para finalizar, y sin mucho sustento más que el recorrido hecho
hasta aquí me permito crear un escenario posible para la reconstrucción del
bipartidismo. Este sería posible si la Ucr pusiera en marcha mecanismos de
adaptación que lo acercaran a los sectores indecisos y los reconciliara con la
política moderna. Es decir, el radicalismo podria volver a tener esa
competencia directa con el pejotismo si pudiera de alguna forma imitar la
apertura que tiene este ultimo en cuanto a cuestiones tales como entradas y
salidas, acuerdos, incorporaciones, etc. De esta manera estaría más preparado
para competir en la arena Nacional porque, entre otras cuestiones no haría
falta que surgiera un gran estadista que condujera el partido sino un líder
carismático que cortara con el desorden y fuera apoyado por un equipo capaz
cuyos orígenes no debieran ser exclusivamente radicales.
Referencias
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Democracia y estado de excepción. Argentina, 1983-2008. Santiago Leiras
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- Fair, Hernán El discurso
neodecisionista de Carlos Menem: del caos económico, político y social, a
la estabilidad y la recuperación del orden público (1989-1995). En
Democracia y estado de excepción. Argentina, 1983-2008. Santiago Leiras
(compilador). Prometeo 2012.
- Isuani,
Ernesto A (2009): “El Estado de Bienestar Argentino: Un rígido bien
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- Navarro
y Varetto. La estructura de competencia partidaria argentina: análisis y
evaluación de la imagen analítica de la “territorializacion” del sistema
de partidos. Revista chilena de derecho y ciencia política. Enero-Abril de
2014. Vol. 5 págs. 109-147
- Sartori,
Giovanni. Partidos y sistemas de partidos.
España: Alianza Editorial. 2005
- Zelaznik Javier. El sistema de
partidos en Argentina a principios del siglo XXI. Iberoamericana 2008
Artículos:
- Freidenberg y Suarez Cao. Sistemas de
partidos multinivel en América Latina: Una nueva tipología de partidos y
sistemas de partidos. (bibliografía obligatoria de la materia Coaliciones
políticas multinivel. Carrera de Ciencia Política UBA)
- Torre,
Juan Carlos. Los Huérfanos de la política de Partidos. Universidad
Torcuato di Tella
Páginas
web
·
http://www.elestadista.com.ar/