Revista Nº29 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"
El radicalismo y su nuevo rol en la política nacional.

RESUMEN

El presente trabajo analiza el desgaste al que se enfrento la UCR luego del quiebre institucional que significo la interrupción del mandato de Fernando de la Rúa y el consiguiente fracaso del gobierno de la Alianza. Nos proponemos rastrear los orígenes de la pérdida de credibilidad del radicalismo que se origina en el Pacto de Olivos, firmado durante la presidencia de Menem, para luego llegar a las debilidades propias del partido. Por último se intenta explicar por que radicalismo es un actor fundamental en el armado de la coalición Cambiemos mostrando  que brindo una estructura a nivel nacional y territorial que el PRO no tenia y la que fuera clave en el ascenso de Mauricio Macri al poder.

 

ABSTRACT

This paper analyzes the stress to which the UCR after the institutional breakdown that mean the interruption of the mandate of Fernando de la Rúa and the consequent failure of the government of the Alliance faced. We intend to trace the origins of the loss of credibility of radicalism that originates in the Olivos Pact signed during President Menem and then reach the weaknesses of the party. Finally you try to explain why radicalism is a key player in the armed coalition’s change showing that provided a structure at national and regional level that the PRO did not have and that was key in the rise of Mauricio Macri to power.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Radicalismo y su nuevo rol en la política nacional. Análisis de su recorrido post crisis de 2001 hasta el día de hoy.

                                              Por: Mariana Paseggi[1]

 

 

INTRODUCCION:

La crisis de 2001 fue estudiada y revisada por sus consecuencias político-institucionales, económicas y sociales. Se han hecho múltiples trabajos que abarcan lo que fue el periodo previo a la crisis con el desmantelamiento del estado de bienestar y su reemplazo por un estado neoliberal que tuviera como consecuencia políticas de focalización y cuyo objetivo principal era lograr la estabilidad que se había perdido en los últimos años de gobierno alfonsinista. Mas tarde y luego de las sucesivas privatizaciones que tuvieron lugar durante los dos mandatos de Menem llegamos al momento de ruptura que se produjo tras la salida de Fernando de la Rúa del poder y el destino incierto que tendría nuestro país en dicho momento. Hablamos de una ruptura institucional porque fue el fin del llamado plan de convertibilidad (que establecía la paridad de nuestra moneda nacional con el dólar) y a partir de aquí,  nuestro país estuvo en una crisis económica de gran magnitud acompañada de altos índices de desocupación y pobreza. A su vez esta crisis es tomada para analizar el papel que a partir de aquí tendrá La Unión Cívica Radical.

 

OBJETIVOS: Los alcances de esta monografía son, identificar motivos por los cuales el partido radical dejo de ser competitivo en elecciones presidenciales. Partiendo del supuesto colapso del bipartidismo luego de la crisis de 2001, conocer las causas que llevo al partido centenario a ser un actor político de relevancia en cuanto a conformación de coaliciones para competir con el partido Justicialista y/o alianzas de partidos con principios peronistas. Llegar a las bases  de la reconstrucción a la que se enfrentó el radicalismo, luego del fracaso de la alianza. Analizar las arenas en las que el partido aun es competitivo.

PLANTEO DEL PROBLEMA

Este trabajo, se propone ir más allá de las consecuencias sociales y del periodo post Crisis, en lo que respecta a la reestructuración nacional, y tratará de observar, cómo la salida anticipada de la presidencia efectuada por de la Rúa, será un hecho clave en las apariciones del radicalismo en lo sucesivo. Es decir, a partir de la interrupción de su mandato, de la Rúa, quien estaba al frente de la Alianza terminaría por debilitar la imagen del radicalismo a nivel nacional y después de allí le costaría mucho al partido volver a crear cuadros políticos que resultasen atractivos para el electorado. Se produce un desequilibrio en el ya clásico sistema bipartidista que presenta nuestro país y se allana el terreno para que el PJ pudiera desarrollarse con más fuerza que nunca en todos los niveles de gobierno. Resulta un tema relevante dado que se rompe la lógica de alternancia entre estas dos fuerzas políticas que gobernaron nuestro país desde el retorno a la democracia.

 

El planteo anterior nos llevará al siguiente sistema de problemas:

¿La UCR dejaría su lugar de partido principal en una elección para convertirse en un partido de coalición de gobierno? ¿En la actualidad la UCR a nivel nacional representó la mayor ayuda para el triunfo de cambiemos? ¿Podría decirse que sin el apoyo de la UCR al Ingeniero Macri, otra vez la coalición peronista hubiera ganado las elecciones presidenciales de 2015?

 

 

MARCO TEORICO:

Con respecto al estallido social y el desmantelamiento del estado keynesiano,  es útil el planteo que propone Isuani, quien sostiene que el estado de bienestar pudo superar tanto las políticas neoliberales que se dieron durante el menemismo  como las que se sucedieron tras la asunción de Fernando de la Rúa. Por su parte, Juan Carlos Torre analiza lo que sucede con el electorado tras la crisis presentando los que él llama “huérfanos de la política de partidos”. El trabajo de Ernesto Calvo, Marcelo Escolar, Natalia Calcagno y Sandra Minviele pudo darnos una visión de la escena electoral Argentina meses antes de la crisis y el escenario colmado de alternativas políticas ante un sistema que se veía en quiebra y la incapacidad de satisfacción de la Alianza para con sus electores.

El punto de partida del siguiente trabajo es el trabajo de Fabián Bosoer y Juan Cruz Vázquez “El liderazgo presidencial en Raúl Alfonsín. Teoría y Práctica” ya que ilustra el recorrido de la presidencia de Alfonsín mostrando el momento inicial en el que todo era muy prometedor y un momento final en el que las cosas empiezan a complicarse para luego tener un desenlace complicado. A partir de aquí es que nos valemos “El discurso neodecisionista de Carlos Menem: del caos económico, político y social, a la estabilidad y la recuperación del orden público (1989-1995)” artículo que escribe  Hernán Fair y que nos lleva a poner el punto de declive del radicalismo en el Pacto de Olivos y en este apoyo indirecto que se daba al Menemato. Para continuar el análisis nos apoyamos sobre el panorama teórico que nos brindan Freidenberg y Suarez Cao acerca de la congruencia o incongruencia en Latinoamérica desde una perspectiva comparada, particularmente nos enfocamos en estudiar el caso de la UCR aplicando los conceptos que este articulo propone.

En lo que respecta al papel de la Unión Cívica Radical en el armado de la coalición Cambiemos encontramos muchos artículos periodísticos de diversos medios de comunicación cuya cita textual no fue necesaria debido a que solo sirvieron como disparador de un pensamiento propio y un intento de clarificar el rol que el partido juega en esta coalición. Cabe destacar el valioso aporte que significo para esta monografía el atlas electoral que construyo Andy Tow en el cual están recopilados los datos electorales por provincia y por año dando un panorama absolutamente preciso de los movimientos electorales, resultados, armados de frentes y coaliciones a nivel provincial. Resulta de mucha utilidad una recopilación tan precisa y de tan fácil acceso para el estudio que este articulo se propuso.

 

1-  Escenario político argentino

Este trabajo podría comenzar analizando/discutiendo la idea de si podemos o no hablar de un sistema de partidos en Argentina, cosa que nos llevaría mucho tiempo de debate y posiblemente no seriamos capaces de llegar a una conclusión suficiente para convencer a la comunidad política toda. Por esta razón hemos tomado los antecedentes políticos argentinos para plantear la idea de un sistema bipartidista que, según Sartori es un sistema en el cual dos partidos se hallan en condiciones de competir por la mayoría de escaños. Uno de los partidos logra conseguir la mayoría parlamentaria y/o ganar las elecciones nacionales. La alternancia en el poder entre estos dos partidos es una idea central que nos ha permitido hablar de bipartidismo en Argentina dado que esto fue así desde la llegada de Alfonsín (UCR) al poder, en la vuelta a la democracia luego del régimen militar que se instaurara en nuestro país por el año 1976 y se autodenominara “Proceso de reorganización Nacional”. Es decir, hubo un pasaje de gobiernos radicales hacia gobiernos justicialistas cuya “cadena” parece haberse roto luego de la salida abrupta de Fernando de la Rúa. Momento en el cual empieza a producirse la formación coaliciones dominantes de distinto signo antes que el trasvasamiento a un partido hegemónico (Fabián Bosoer y Juan cruz Vázquez en Democracia y estado de excepción: 2012: pág. 82). Pero este análisis será tema del siguiente apartado. Para completar la definición sartoriana de bipartidismo podemos decir que mientras que se permite la existencia de terceros partidos, éstos no son necesarios para la formación de coaliciones. Aquí encontramos otro rasgo que se rompe luego de la crisis de 2001. Los terceros partidos cobraran cada vez más importancia desde la crisis hasta el día de hoy, cuestión que también se muestra cuando hablamos de la actualidad.

Por todo lo antedicho iniciamos el recorrido analítico tomando al bipartidismo como una característica propia de nuestro sistema y como aquello que se irá perdiendo con el tiempo y el transcurrir de los procesos que llevaron al escenario actual.

 

2-  El fracaso del gobierno de la alianza y la posterior reestructuración del sistema de partidos

Fernando de la Rúa (UCR) llega al poder para suceder a Carlos Menem en la fórmula presidencial junto con Carlos-Chacho-Álvarez (FREPASO) en lo que se conoció como la Alianza para el trabajo, la justicia y la educación. Dicha alianza se conforma ante el inminente lugar que el FREPASO ganaba dentro de la política nacional, lo cual quedo evidenciado cuando en 1995 el mismo obtiene el segundo lugar en la contienda electoral nacional relegando a un tercer puesto a la UCR. Ante esta situación en la que se veía como la oposición se fragmentaba, es que se decide la formación de la Alianza. Se probó su efectividad en las elecciones legislativas de 1997 y luego se la llevo al plano Nacional con el consiguiente triunfo en el año 1999. El gobierno de la Alianza no tardo en mostrar debilidades y problemas a la hora de resolver la crisis económica que se presentaba dada la recesión y la evidente fragmentación de la fórmula presidencial tras la temprana renuncia de Álvarez a la vicepresidencia (6 de Octubre de 2000). Las elecciones legislativas de octubre de 2001 muestran la acelerada descomposición de la Alianza y la reestructuración del sistema de partidos dada la aparición de terceras fuerzas y el hecho de que los dos partidos mayoritarios alcanzaran tan solo el 30% del total de los votos, a lo cual se suma el crecimiento del voto en blanco (4,5% en 1999 a 9,4% en 2001) alcanzando el valor más alto de los últimos 20 años, y siendo solo superado por el PJ en cuanto a cantidad. Decíamos entonces que la dramática caída de votos de la Alianza por la pérdida de la confianza en ella propicio la multiplicación de partidos políticos en competencia y la alimentación de terceras fuerzas de izquierda y centro izquierda. (Dato que refuerza lo propuesto en el apartado anterior, el bipartidismo imperante en Argentina hasta ese momento había llegado a su fin). La alianza se disolvía poco a poco y con ella la imagen positiva de la UCR, lo cual como veremos más adelante es el puntapié inicial para la vuelta del pejotismo y la continuidad que se le permitió en términos de votos y fidelidad.

La crisis de  2001 que tuvo como momento culmine la renuncia de Fernando de la Rúa a la presidencia, afecto a la identidad partidaria y dejo como resultado lo que Juan Carlos Torre denomino “huérfanos de la política de partidos”, es decir, este conjunto de electores que no se sentía representado por ninguno de los dos partidos políticos que habían sostenido el bipartidismo argentino. En principio, este gobierno fallido no solo afectaba al radicalismo sino que impactaba directamente en el PJ cuyos desprendimientos se contaban por decenas. Esta crisis se ve en la configuración de competencia para la elección de 2003 que conto con 18 candidatos (Elisa Carrio, Ricardo López Murphy, Carlos Menem, Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez Saa,Leopoldo Moreau, Patricia Walsh, Roberto Bravo, Jorge Altamira, Enrique Venturino, Guillermo Sullings, José Carlos Alcagni, Mario Mazziteli, Carlos Zaffore, Manuel Herrera, Gustavo Breide Obeid, Juan Ricardo Mussa,Ricardo Terán)[2] la mayor oferta desde el retorno a la democracia y con dos particularidades: por un lado la separación de dos antiguos miembros de la UCR como son Elisa Carrio la cual creó la Afirmación para un republica partidaria(ARI) y Ricardo López Murphy quien desarrollo el frente Recrear para el Crecimiento; por el otro la decisión del PJ de suspender la elección interna y permitir que todos los candidatos se presenten bajo el sello partidario usando todos los símbolos propios del mismo.

 Néstor Kirchner asume la presidencia de la Nación luego de obtener el segundo puesto en la primera vuelta y de que Carlos Menem decidiera no presentarse al ballotage. Su presidencia se caracterizo por el intento de reestructurar el sistema de partidos en Argentina a partir de la polarización que genero a través de su discurso en el cual posiciono al electorado en una continua derecha-izquierda. La derecha estaba representada por los que querían volver al pasado neoliberal y genocida (retomando no solo el neoliberalismo menemista sino también la época de la dictadura) y la izquierda por su parte estaba formada por aquellos que estaban a favor de una democracia con inclusión. Para el año 2007 se da lo que se conoció como la “Concertación Plural”, una alianza entre el Frente Para la Victoria y la mayoría de los líderes de la UCR que aún conservaban poder en las gobernaciones  provinciales e intendencias municipales, los llamados “Radicales k”. Este Principio de acuerdo entre el PJ encarnado en el Frente para la Victoria y la Ucr demostró al menos dos cosas: la fragmentación asimétrica de nuestro sistema de partidos (entre el PJ que conservaba un caudal electoral y una multiplicidad de opciones opositoras que tenían dificultad para instalarse, situación que será así hasta la llagada de Mauricio Macri al poder de la mano de la alianza Cambiemos.) y la debilidad de las alternativas opositoras lo cual quedo evidenciado con el surgimiento del término “espacio político”[3]. Un símbolo de la Concertación fue el armado de la fórmula presidencial para las elecciones de ese mismo periodo, Cristina Fernández (Fpv)- Julio Cobos (Ucr) por el cual el candidato a vicepresidente fue expulsado de su partido aunque dicha expulsión fue revocada tiempo después. Esta alianza con los radicales K tendrá el desenlace conocido por todos (el escándalo de la 125) y para su segundo mandato la Presidenta no volverá tomar la misma decisión y confiara el lugar de vicepresidente a Amado Boudou. Durante el final del mandato de Cristina Fernández se comenzó a polemizar sobre la posibilidad de que la Ucr como partido y no ya solo a través de sus ex representantes apoyara a Mauricio Macri en su candidatura. Las razones parecían ser obvias: el intento por parte del PRO de recibir el apoyo de Sergio Masa no había dado frutos a pesar de que siempre se lo vio como la alianza posible y como la única unión capaz de derrotar a la fuerza del Frente para la Victoria. Con Macri a la cabeza de la oposición los Radicales deciden apoyar la candidatura del ex presidente del club Boca Juniors (en la Convención Radical del 14 de marzo de 2015, Gualeguaychu, Entre Ríos) y armar así lo que en apariencia será un gobierno de coalición. La opinión pública volvía a hablar del papel de la Ucr como fuerza desestabilizadora y como actor esencial en el armado de un frente electoral. Luego del fracaso del gobierno de la Alianza, de la Concertación en 2007 y del desprestigio en el cual había caído el partido centenario, nuevamente lo teníamos en carrera y propiciando el ascenso de Mauricio Macri al poder. En este punto me parece apropiado detenerse ya que es de vital importancia para el análisis que propone este trabajo, comprender el descredito que transitaba la unión cívica radical, que la dejo relegada a lugares marginales en el escenario político nacional ocupando el 4to y hasta 5to puesto como fuera en las elecciones presidenciales de 2011. Este descredito cuyo símbolo más fuerte fue el helicóptero que saco a de la Rúa de la casa Rosada tuvo sus orígenes en el famoso pacto de Olivos en 1993, nombre con el que se conoció a la serie de acuerdos entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el por entonces presidente Carlos Saúl Menem que terminaron en la reforma de la constitución en 1994. Este pacto que habilitaba la reelección inmediata del presidente y que en consecuencia avalaba cierta cantidad de medidas que el radicalismo decía no compartir, terminó por crear un gran descontento dentro de los miembros del electorado radical e incluso entre los dirigentes. El diputado Francisco Storani decía al respecto:

Con el viraje de 180 grados, el radicalismo cayó en el doble discurso y empeño su credibilidad (Clarín, 09/12/93).

Alfonsín alego hacerlo para evitar la fractura del partido Radical como bloque opositor dado que la mitad de sus dirigentes, que en ese momento ocupaban gobernaciones se pronunciaban a favor de la propuesta de Menem. Mas allá de lo que se explico en ese momento y de los discursos en los que Raúl Alfonsín se pronunciara al respecto la realidad demostraba que la desconfianza de quienes habían apoyado al radicalismo como fuerza opositora crecía y que tanto Menem como otros sectores de centro-izquierda del recientemente constituido Frente Grande lograron  capitalizar toda esa masa de votantes que no era radical por definición pero que había creído en ellos como una oposición real al Menemato.

 

Continuando con la línea en temporal de este apartado decimos que, cualquier analista político puede destacar el importantísimo aporte que el radicalismo le hace al macrismo: un armado territorial extenso y constituido; una estructura a nivel nacional que el PRO no tenía y que necesitaba si quería tener la posibilidad de arrebatarle la presidencia al Frente para la Victoria y su candidato Daniel Scioli. El problema estuvo cuando el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz renuncio a su posible rol como ministro de Justica y a la posibilidad de ocupar cualquier otro cargo poniendo en Hacke todo el acuerdo. Los cuestionamientos fueron muchos… ¿Por qué la fórmula presidencial no lo había incluido a Sanz o a algún otro miembro de la UCR? ¿Por qué Sanz se retiraba de la escena sin aceptar ningún cargo? ¿Hasta qué punto la idea de un gobierno de coalición había existido y hasta donde podemos hablar solo de un deseo del electorado radical? Todos estos interrogantes deambularon por los medios y fueron tema de muchos analistas políticos, nunca fueron resueltos. En términos prácticos se podía ver que la cartera ministeriales tampoco mostraba una distribución equitativa con lo que fuera el socio más importante de la coalición( otro socio de la misma fue la Coalición Cívica, otro argumento más a favor de lo que señalaba el apartado primero, se necesitaron terceras fuerzas para la creación de la coalición Cambiemos). De los 27 ministerios que Macri tuvo que designar (incluyendo el Plan Belgrano) solo 5 fueron a parar a manos de miembros de la Ucr y el resto en su mayoría, fue destinado a miembros del PRO ex funcionarios de la Cuidad Autónoma.

 

3-  Una mirada hacia el armado territorial que brindo la UCR al ingeniero Macri:

Hasta ahora pudimos hacer un recorrido sobre el escenario Nacional y lo que fue la competencia presidencial desde el fallido gobierno de la Alianza. Pero… ¿Qué fue de la política a nivel provincial y distrital? Esta es una pregunta que de resolverse podría aproximarnos al descubrimiento de la clave del radicalismo para sobrevivir a pesar de su difícil papel en la política Nacional y su carencia de una conducción real y efectiva como fuera la de Raúl Alfonsín y que parecía haber resurgido con Fernando De La Rúa. Es decir, analizar la política a nivel territorial podría apuntar directo hacia la sabia vital de la UCR como organización política mostrando que está  más viva que nunca.

Si dirigimos nuestra atención hacia el interior de la provincia de Buenos Aires, podemos ver que hay muchos distritos con una larga tradición radical cuyos referentes más importantes pertenecen a ese partido y que solo han tenido intendencias peronistas continuadas durante el periodo Kirchnerista pero que retomaron su tradición radical una vez que Mauricio Macri hiciera efectivo su acuerdo con el partido. Estamos hablando de distritos como San Pedro, Baradero, Arrecifes, Pergamino, Campana, Lujan y Pilar...solo por citar algunos ejemplos.

Podemos identificar a la alianza que la UCR hizo a nivel Nacional con el Pro como el motor que impulso el resurgimiento del radicalismo en el interior de la provincia. Y a su vez podemos ver como esta alianza posibilito directamente la presidencia de Macri porque brindo la última pieza del rompecabezas. Ambas partes se beneficiaban con el acuerdo. La vuelta del radicalismo en esos distritos proporcionaba un caudal de votos importante a  Cambiemos y explica de alguna manera la necesidad de incluirlos dentro del arreglo nacional aunque a simple vista pudiera ser una fuerza innecesaria por su escaza paso en la competencia nacional (elecciones presidenciales). Es decir, cuando hablamos del rol del radicalismo en el mapa político Argentino no debemos desconocer el papel importante que tiene o que puede tener como aglutinador de votos en sectores determinados de las provincias con mayor porcentaje del padrón electoral. Aunque el presente trabajo no ha estudiado en profundidad las provincias de Córdoba, Santa Fe, Mendoza e incluso la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podemos a partir de algunos datos que se han conocido advertir un proceso por lo menos similar al descripto en el interior de la provincia de Buenos Aires.

La Ucr posee tradición, ideas y seguidores a lo largo y a lo ancho de todo el país que se han mantenido fieles al partido a pesar de los resultados poco satisfactorios, y que se mantienen a la espera de poder depositar su confianza en él. Esta es la principal carencia del PRO y lo que sin dudas fue a buscar cuando toco la puerta del partido centenario.

A su vez y tomando como referencia el análisis que proponen Mario Navarro y Carlos Varetto[4] podemos observar como este resurgir del radicalismo se combino con el fortalecimiento de partidos distritales o provinciales para dejar como saldo una fragmentación de preferencias electorales más que considerable. Esto puede explicar cómo fue que triunfo Cambiemos en muchos distritos del interior de la provincia  de Buenos Aires y como se colaboro con “el cambio”. Fragmentación, terceros partidos tomando fuerza y contribuyendo en la coalición de gobierno, elementos que podemos ir identificando y que nos aportan un gran significado.

 

4-  Algunos problemas propios del radicalismo, ¿un partido desorganizado?

En su historia reciente el partido radical tuvo que soportar una serie de eventos desafortunados que lo llevaron a la pérdida de competitividad en la carrera presidencial. Por un lado la presidencia de Alfonsín que lejos de completar el ansiado cambio de rumbo que se propuso, terminó mostrando todas las debilidades de un líder que no tuvo una tarea fácil pero que no supo responder a las demandas socio-económicas a las que se enfrentaba; por el otro lado un pacto de Olivos que destruyo el papel de la Ucr como líder de la oposición e impactó de lleno en la confianza de sus electores. Mas tarde y para coronar la endeble situación del mismo,  la funesta Alianza con Fernando de la Rúa que dejo el país en llamas y la credibilidad del partido tan baja como se pudo.

Aun teniendo en cuenta estos problemas que en gran medida fueron causados por el contexto es importante tener en cuenta las debilidades que la UCR tiene como partido y las fallas internas que lo hacen un competidor débil. En este caso queremos destacar tres: La incongruencia, la falta de liderazgo y la poca flexibilidad que existe para con sus miembros.

Uno de los problemas más evidentes que tiene el partido es su incongruencia a nivel nacional, es decir, la diferencia entre alianzas que se hacen a nivel nacional y aquellas que el partido hace a nivel provincial. El claro ejemplo es lo que sucede con la provincia de Santa Fe en la que el radicalismo es oposición porque forma parte de un mismo frente con el socialismo, mientras que a nivel Nacional es aliado (socio de la coalición) a nivel provincial es oposición. El partido muestra no ser capaz de tener una postura unificada con respecto a quienes son sus amigos-enemigos, y parece no tener la misma cintura política que tiene el PJ para sortear este tipo de conflictos. Si bien se mantiene vigente sigue siendo poco o nada congruente en términos de alianzas. Y esto es un problema fundamentalmente porque el Justicialismo logro capitalizar esta situación de desorden. En la competencia este factor lo deja en desventaja.

La cuestión de las disputas internas y la falta de un criterio unificador podrían resolverse si surgiera un nuevo líder, un cuadro político capaz de “calmar las aguas”. Esto aun no fue posible, sobre todo en la provincia de Buenos Aires donde no hay un referente claro que a la vez pueda ser competitivo como si los hay en Santa Fe (Mario Barletta), Jujuy (Gerardo Morales), Córdoba (Ramón Mestre y Oscar Aguad) y  Mendoza (Julio Cobos, Ernesto Sanz, Roberto Iglesias y Alfredo Cornejo). (elestadista.com 2016). El radicalismo debe darse a la tarea de encontrar un candidato dentro de sus filas como en su momento lo fue Raúl Alfonsín. Suplir esta debilidad con alianzas extrapartidarias puede ser contraproducente a largo plazo ya que se diluye la propia marca del partido y a su vez no alienta la aparición de nuevos talentos políticos en el mediano plazo.

 Por último cabe destacar la imposibilidad que hay dentro del partido para “ir y volver”, hecho que es muy común en el PJ (su histórico competidor). Nos referimos a la poca flexibilidad que existe para permitir la vuelta de aquellos miembros que se alejaron del partido por alguna razón o formaron parte de otro gobierno. El caso más contemporáneo es la ya mencionada expulsión de los miembros de la Concertación Plural o “los radicales K” (término con el que se conoció a los miembros del dicho pacto), aunque luego se permitió el regreso de Cobos fue un escándalo y una muestra de dureza por parte del partido; una dureza admirada por algunos pero que en definitiva no le permitió adaptación al ambiente político.

 

 

Conclusión:

Luego de haber analizado los últimos 15 años de vida de la UCR podemos llegar a distintas conclusiones sobre su importancia a nivel provincial y su importantísimo papel como actor de veto en la escena política Argentina. Esta conclusión se permite destacar algunos aspectos que refuerzan, aunque no corroboran la idea inicial sobre el derrumbe o quiebre del sistema bipartidista en nuestro país para luego establecer finalizar con una idea sobre la posible reconstrucción del mismo.

Desde 1995, la Unión Cívica Radical no ha podido desarrollar un rol opositor firme sin entrar en una alianza con otros partidos. Situación que se profundizo luego de la crisis de 2001. Desde el 2007 hasta aquí, la UCR se ha presentado a cada una de las elecciones nacionales bajo una alianza distinta: con Lavagna primero, dentro del ACyS (acuerdo cívico y social) luego, con De Narváez en 2011 y con el FAP (Frente amplio progresista) en 2013. En la última década, sólo en 2003 y 2005 ha utilizado la tradicional lista 3. (Elestadista.com 2016) Este pasaje entre alianzas distintas podría ser el causante del desgaste del radicalismo y de su sello propio. Una de las consecuencias de esto es la pérdida del papel como oposición efectiva a la que se enfrenta la UCR, dejando su lugar a la cantidad de desprendimientos peronistas que conviven hoy por hoy.

Para finalizar, y sin mucho sustento más que el recorrido hecho hasta aquí me permito crear un escenario posible para la reconstrucción del bipartidismo. Este sería posible si la Ucr pusiera en marcha mecanismos de adaptación que lo acercaran a los sectores indecisos y los reconciliara con la política moderna. Es decir, el radicalismo podria volver a tener esa competencia directa con el pejotismo si pudiera de alguna forma imitar la apertura que tiene este ultimo en cuanto a cuestiones tales como entradas y salidas, acuerdos, incorporaciones, etc. De esta manera estaría más preparado para competir en la arena Nacional porque, entre otras cuestiones no haría falta que surgiera un gran estadista que condujera el partido sino un líder carismático que cortara con el desorden y fuera apoyado por un equipo capaz cuyos orígenes no debieran ser exclusivamente radicales.

 

Referencias Bibliográficas

  • Bosoer, Fabián  y Vázquez Juan Cruz. El liderazgo presidencial en Raúl Alfonsín. Teoría y práctica. En Democracia y estado de excepción. Argentina, 1983-2008. Santiago Leiras (compilador). Prometeo 2012.
  • Escolar, Calvo, Calcagno y Minviele. Ultimas imágenes antes del naufragio: las elecciones de 2001 en Argentina. Desarrollo económico, revista de Ciencias Sociales. Buenos Aires. Vol. 42 165. Abril-Junio de 2002
  • Fair, Hernán El discurso neodecisionista de Carlos Menem: del caos económico, político y social, a la estabilidad y la recuperación del orden público (1989-1995). En Democracia y estado de excepción. Argentina, 1983-2008. Santiago Leiras (compilador). Prometeo 2012.
  • Isuani, Ernesto A (2009): “El Estado de Bienestar Argentino: Un rígido bien durable” (mimeo), Blackwell, Londres.
  • Navarro y Varetto. La estructura de competencia partidaria argentina: análisis y evaluación de la imagen analítica de la “territorializacion” del sistema de partidos. Revista chilena de derecho y ciencia política. Enero-Abril de 2014. Vol. 5 págs. 109-147
  • Sartori, Giovanni. Partidos y sistemas de partidos. España: Alianza Editorial. 2005
  • Zelaznik Javier. El sistema de partidos en Argentina a principios del siglo XXI. Iberoamericana 2008

Artículos:

  • Freidenberg y Suarez Cao. Sistemas de partidos multinivel en América Latina: Una nueva tipología de partidos y sistemas de partidos. (bibliografía obligatoria de la materia Coaliciones políticas multinivel. Carrera de Ciencia Política UBA)
  • Torre, Juan Carlos. Los Huérfanos de la política de Partidos. Universidad Torcuato di Tella

 

Páginas web

·        http://www.elestadista.com.ar/

 

 

 

 

 

 

 



[1] Carrera de Ciencia Política (UBA)

[2] Javier Zelaznik en El sistema de partidos en Argentina a principios del siglo XIX

[3] El termino espacio político refiere a etiquetas electorales/puntos de referencia política. Javier Zelaznik en: El sistema de partidos en Argentina a principios del siglo XXI.

[4] En: La estructura de competencia partidaria Argentina: análisis y evaluación de la imagen analítica de la “territorializacion” del sistema de partidos.