Resumen
En
una nueva fase de las históricamente tensas relaciones entre Estados Unidos y
Cuba, la Administración Obama ha fijado una política que aspira a alcanzar el
objetivo histórico de su nación respecto a la isla pero apelando a métodos que
puedan resultar más efectivos. Las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones resultan herramientas clave para tal propósito. Ello se
demuestra en la presente investigación, que toma nota de todo lo regulado en
este sector entre el 17 de diciembre de 2014 y el 16 de marzo de 2016. Se
detallan los cambios realizados por el Departamento del Tesoro en las
Regulaciones al Control de Activos Cubanos, así como los ejecutados por el
Departamento del Comercio a las Regulaciones Administrativas para
Exportaciones. En las valoraciones finales el autor proyecta los retos que en
tal sentido le corresponde asumir a la Revolución Cubana en esta compleja etapa
de su desarrollo histórico.
Palabras
clave:
Internet, tecnologías, regulaciones, sanciones, Cuba, Estados Unidos
Abstract
In
a new phase of the historically tense relations between US and Cuba, the Obama
administration has set a policy that aims to achieve the historic goal of his
nation against the island but appealing to methods that can be more effective.
The Information and communications technology are key tools for this purpose.
This is demonstrated in this investigation, noting all the regulations in this
sector between December 17th, 2014, thorugh March 16th, 2016. Changes made by
the Treasury Department in Cuban Assets Control Regulations are detailed, as
well as those executed by the Department of Commerce in the Export
Administrative Regulations. In the final valorations the author projects the
challenges that in this regard must assume the Cuban Revolution in this complex
stage of its historical development.
Keywords: Internet, technology,
rules, sanctions, Cuba, US
LAS TIC COMO UNA DE LAS
BASES DE LA NUEVA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA CUBA.
Juan
Manuel Álvarez Tur.
Universidad de Ciencias Informáticas. jmalvarez@uci.cu.
"Los fines de
nuestra política son exactamente los mismos que antes. Se enfoca en lograr un
país libre, donde los cubanos tengan el derecho a decidir su futuro."
Roberta
Jacobson
Introducción.
Después
del 17 de diciembre de 2014, Cuba y Estados Unidos entraron en una nueva fase
de su recurrente diferendo. Un área destinada a jugar un papel importante
(desde la parte norteamericana) es la asociada con las Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones (TIC). Desde su discurso de esa fecha el
presidente estadounidense Barack Obama lo evidencia: “he autorizado el aumento
de las conexiones de telecomunicaciones entre Estados Unidos y Cuba. Las
empresas podrán vender los productos que les darán a los cubanos la habilidad
para comunicarse con Estados Unidos y otros países”. El propósito es ofrecerle
a los cubanos el acceso a tecnologías que han “empoderado a individuos de todo
el mundo” y que les eran negadas por las leyes estadounidenses. (Obama, 2014)
Para él, en la medida que aumenta la interacción con las tecnologías más se
contribuye a construir las bases para los cambios que Estados Unidos desea para
Cuba.
La
provisión de servicios de telecomunicaciones a Cuba después de 1959 ha sido
regulada con mayor o menor flexibilidad de acuerdo con la política general
trazada desde Washington. Esta última, ha enfrentado un dilema importante:
¿cuán productivo es el intento de socavar el sistema político cubano mediante
el aislamiento? En los momentos en que se ha definido que la interacción es más
efectiva el cuestionamiento esencial ha sido: ¿cuán alcanzable es el objetivo
político (que siempre —cualquiera sea el método utilizado— es el mismo)
independientemente del respiro económico que el relajamiento en las relaciones
comerciales supone para el Gobierno cubano? Luego, ¿hasta qué punto licenciar
esos dividendos económicos que recibiría el Gobierno cubano? Todo esto
conectado a una enrevesada red de intereses que generan sectores determinados en
ese país.
En
el caso concreto de las telecomunicaciones, primó hasta 1993 un enfoque
aislacionista y marcadamente agresivo en su dimensión económica. Tras decretar
Kennedy un embargo sobre todo el comercio con Cuba en 1962, AT&T
recibió una exención para continuar operando sus servicios de telefonía de
larga distancia con Cuba utilizando la infraestructura previamente instalada. Sin embargo, se le
prohibió actualizar la tecnología, ampliar los circuitos y realizar pagos a
Cuba. A partir 1966 se le requirió a depositar los ingresos correspondientes a
Cuba por su participación en la provisión de los servicios en una cuenta escrow
bajo su custodia. (Spicer & Torres, 1998) Ya en 1998 los fondos que se le
debían a Cuba depositados en el Chase Manhattan Bank (Nueva York) ascendían
aproximadamente a 93 millones de dólares. (Alen, 1998) En abril de 1987 la
conexión a través del sistema de cables se inhabilita permanentemente, cargando
con toda la demanda un sistema de transmisión troposférico activado en 1957. AT&T,
para satisfacer las exigencias del Departamento del Tesoro incidentes a la
instalación de un nuevo cable, utilizó la tecnología más obsoleta disponible.
Posteriormente, el Gobierno estadounidense se opuso a que Cuba recibiera los
ingresos correspondientes a su participación en la operación del servicio
provisto por este séptimo cable, desplegado finalmente en 1989.
En 1991, de 60 millones de intentos de llamada telefónica originados en Estados
Unidos destinadas a Cuba, solo 500 mil se concretaron. En 1992 el sistema
troposférico fue dañado severamente por el huracán Andrew, cuando ya era
crítica su falta de mantenimiento, así como encontrar piezas de repuesto,
siendo el único de su tipo en todo el hemisferio occidental. AT&T decidió
no repararlo. (Spicer & Torres, 1998) Llegado este punto, no quedaba
ninguna conexión directa entre los dos países.
A
partir de allí, dos dimensiones intervienen para revertir esa dinámica. Primero
la económica. En 1992 compañías canadienses que sí tenían conexión directa con
Cuba ofrecían planes para llamadas a Cuba que redundaron en pérdidas para
AT&T (Cuba había permitido a esta compañía enrutar alrededor de 2 000
llamadas mensuales a través de ItalCable ante la pérdida de la conexión
directa). Ello causó tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.
El servicio era muy demandado por los cubanos que vivían en Estados Unidos.
En
este entorno nace la Ley para la Democracia Cubana de 1992 (conocida como Ley
Torricelli), que autorizó los servicios de telecomunicaciones así como las
instalaciones de telecomunicaciones necesarias “para proveer servicios
eficientes y adecuados entre Estados Unidos y Cuba”. Los patrocinadores de la
legislación fueron persuadidos de que un mayor tráfico telefónico hacia Cuba
podría reducir el liderazgo revolucionario en Cuba (donde radica la dimensión
política), al tiempo de que era un cambio apoyado por la comunidad de cubanos
residentes allí. (Spicer & Torres, 1998)
El
5 de octubre de 1994 la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas
en inglés) aprobó la provisión de servicios directos de telecomunicaciones
entre Estados Unidos y Cuba por cinco compañías, permitiendo al mismo tiempo a
AT&T ampliar su capacidad para sus servicios hacia Cuba. En 1996, la FCC
autorizó a AT&T Corp a proveer servicios directos de telecomunicaciones
entre los dos países; en 1997 aprobó el arrendamiento y la operación por Sprint
Communications Company L.P de un circuito digital por satélite para ofrecer
servicio directo entre Estados Unidos y Cuba.
En
el 2000 Cuba cortó todos los enlaces directos con proveedores de
telecomunicaciones norteamericanos debido a que la política de Estados Unidos
les prevenía de pagar un recargo demandado por el Gobierno cubano a causa de la
utilización de fondos congelados que pertenecían a la empresa estatal cubana
EMTELCUBA para indemnizar a los familiares de las víctimas de los sucesos del
24 de febrero de 1996. Desde entonces no se
ofrece servicio directo, como tampoco existían cables submarinos conectando
directamente ambos países.
En
el año 2009 Obama realizó los primeros ajustes para el área de las TIC en el
régimen de sanciones contra Cuba, con claros objetivos de influencia política.
El 8 de septiembre de ese año, el Registro Federal publicó una regulación del
Buró de Industria y Seguridad (BIS) creando una licencia de excepción para
donaciones de computadoras, software, teléfonos celulares y receptores
satelitales a Cuba, aunque con ciertas restricciones. En ella se revisaba la
amplitud de la política de licencias para enlaces de telecomunicaciones
incluyendo los servicios de televisión y radio vía satélite. Se especificaba
que esas acciones implementaban la decisión anunciada por Obama el 13 de abril
de 2009 de potenciar el libre flujo de información hacia y desde Cuba y
promover contactos entre los estadounidenses y personas relacionadas que vivían
en Cuba, con el objetivo de impulsar lo que se denominó “cambio positivo” en
Cuba. Se argumentaba que eran consistentes con el sostenido apoyo que Estados
Unidos provee a personas y organizaciones no gubernamentales que apoyan los
esfuerzos para construir la democracia en Cuba.
Obama
había expresado que moverse en este sentido, contribuía a decrecer la
dependencia de los cubanos hacia el “régimen de Castro”. (BIS, 2009) El 10
marzo de 2010, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus
siglas en inglés) enmendó las Regulaciones al Control de Activos Cubanos (CACR
por sus siglas en inglés) para autorizar ciertos servicios asociados a las
comunicaciones personales sobre Internet. (OFAC, 2010)
El
apartado 542 del CACR, tomando su versión previa al 16 de enero 2015
(Electronic Code of Federal Regulations, 2015), ya permitía transacciones con
el objetivo de utilizar cables, canales satelitales, señales radiales y otros
medios de telecomunicación para la provisión de servicios de telecomunicaciones
entre Cuba y Estados Unidos, incluyendo las transmisiones de radio y televisión
entre Cuba y Estados Unidos.
Decía
Roberta Jacobson (2015) ante el Congreso que la diplomacia pública
norteamericana trabajaba “en colaboración con periodistas, incluyendo
aquellos de la sociedad civil, y proveyendo a cientos de cubanos cada semana
con acceso sin censura [a Internet] a través de... tres Centros de Recursos
Informativos”. El autor comprobó que esta dinámica se mantiene después del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas el 1 de julio de 2015. Estos
centros de la Embajada de Estados Unidos en La Habana brindan acceso gratuito a
Internet en tres sesiones diarias.
Hasta
aquí, por tanto, es importante señalar que la inserción de las TIC (y en
especial de Internet, como se verá) como parte crítica de la política de
Estados Unidos hacia Cuba se concibió e implementó previo al 17 de diciembre de
2014. Lo que ocurre a partir de allí es una implementación mucho más agresiva,
en lo concerniente a avances en las regulaciones, acuerdos en el sector
(todavía con un alcance limitado) y una exposición muy clara de los objetivos
que persigue (en lo político) la nueva dinámica. La presente investigación
tiene como objetivo demostrar precisamente ese aserto: la Administración Obama
ha potenciado intencionadamente con fines políticos las posibilidades para la
conexión en materia de telecomunicaciones entre Cuba y Estados Unidos. Téngase
en cuenta, en principio, que tal flujo pudo establecerse en otras áreas.
Materiales
y métodos.
Se
utilizó el método analítico-sintético para descomponer y seleccionar por su
vínculo con el tema de la investigación todo el contenido recuperado a través
de la herramienta RSSOwl (una aplicación para organizar, buscar y leer
contenido RSS) y que se nutrió de: agencias cablegráficas (Associated Press,
Agence France-Presse y Reuters); sitios web del Gobierno de Estados Unidos
alojados en el subdominio .gov (buscando las coincidencias del término “Cuba”
en él concibiendo un período específico utilizando el buscador web Google); y
publicaciones en Twitter de periodistas, medios de prensa, y funcionarios del
gobierno de Estados Unidos. Todo el resultado de la búsqueda, una vez
sintetizado, ofreció una visión totalizadora de la relación de ambos países en
el área posterior al 17 de diciembre de 2014, así como la posibilidad de
proyectar el posible curso que debe describir en el futuro mediato.
Por
otra parte el método histórico-lógico permitió monitorear y establecer una
cronología de los hechos relacionados con las TIC en los que intervinieron
ambos países de conjunto o estableciendo regulaciones y propuestas.
Resultados
y discusión.
Entre
las modificaciones al CACR publicadas en el Registro Federal estadounidense el
16 de enero de 2015, está el establecimiento de una licencia general expandida
que autoriza las transacciones que establecen mecanismos para proveer servicios
de telecomunicaciones en Cuba o conectar terceros países con Cuba. También se
actualizaron las licencias generales autorizando las transacciones relacionadas
con las telecomunicaciones, incluyendo el pago relacionado con la provisión de
servicios de telecomunicaciones relacionados con Cuba o provistos a personas
cubanas. De acuerdo con la disposición, las personas sujetas a la jurisdicción
estadounidense pueden comprar tarjetas para llamadas telefónicas a ser usadas
por individuos cubanos; también pueden pagar sus cuentas directamente al
proveedor cubano de servicios de telecomunicaciones, la Empresa de
Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA). Todo esto con el objetivo expreso de
incrementar la habilidad de los cubanos para “comunicarse libremente”.
(Department of Treasury, 2015)
Quedaron
autorizadas en prácticamente todos los escenarios las transacciones destinadas
al cobro de servicios de comunicación como correo electrónico y otras
plataformas para el envío de mensajes, redes sociales, VoIP, hospedaje de
sitios web (siempre que no se dediquen a promover el turismo) y registro de
nombres de dominio. Los servicios relacionados a la mayoría de los tipos de
software (incluyendo las aplicaciones) utilizados en las computadoras
personales, teléfonos celulares y otros dispositivos personales de comunicación
fueron autorizados. También otros como el almacenamiento en la nube, el diseño
de software, consulta de negocios y la provisión de servicios de almacenamiento
y soporte relacionado con el uso de hardware y software exportado o reexportado
a Cuba a través de la Licencia de Excepción “Dispositivos de Comunicación para
Consumidores”. (Ibídem)
Se
aprobaron los acuerdos para brindar servicios de roaming con proveedores de
telecomunicaciones en Cuba. Una licencia general permite el establecimiento de
instalaciones de telecomunicaciones, aprobando las transacciones que se
demanden para tal fin. Se permite la conexión a través de cables de fibra
óptica y el establecimiento de instalaciones satelitales para proveer servicios
de telecomunicaciones (datos, telefonía, telégrafo, conectividad a Internet,
radio, televisión, entre otros) en Cuba o que enlacen a Cuba con terceros
países. (Ibídem) Quedó claro que no se permitía la exportación o reexportación
de ningún producto a Cuba. (OFAC, 2015:a)
Una
regulación del Buró de Industria y Seguridad, que administra las restricciones
a exportaciones y reexportaciones a Cuba habilitó la exportación de ciertos
productos entendidos para contribuir a la “habilidad del pueblo cubano para
comunicarse con Estados Unidos y el resto del mundo”.
Como
disposición legislativa habilitante, se citó la sección 1705(e) de la Ley
Torricelli, que autoriza la exportación de instalaciones de telecomunicaciones
en tal cantidad y calidad como sea necesario para proveer adecuados y
eficientes servicios de telecomunicaciones entre los dos países.
La
licencia de excepción creada en la regulación autorizó la exportación de
dispositivos de comunicación (computadoras personales, teléfonos móviles,
televisores, radios y cámaras digitales entre otros) ampliamente disponibles
para su compra y que son comúnmente usados para intercambiar información y
facilitar las comunicaciones interpersonales, como también ciertos programas
relacionados con la seguridad de la información y las telecomunicaciones. (BIS,
2015:a)
En
los ajustes de septiembre de 2015, se enmendaron las secciones 542 y 578 del
CACR para autorizar a personas sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos a
establecer y mantener presencia de negocios en Cuba, lo que puede ejecutarse a
través de subsidiarias, ramas, oficinas, franquicias, agencias y otras
relaciones de negocio con cualquier persona o entidad cubana para exportar e
importar los servicios autorizados de telecomunicaciones y basados en Internet.
OFAC
autorizó a personas sujetas a la jurisdicción norteamericana a entrar en
acuerdos de licenciamiento relacionados con los servicios autorizados por los
citados apartados, y a comercializar esos servicios.
La
OFAC añadió una disposición en la sección 578 para autorizar la importación en
Estados Unidos de aplicaciones móviles originadas en Cuba. En adición, se
autorizó la contratación de nacionales cubanos por personas sujetas a la
jurisdicción de Estados Unidos para desarrollar esas aplicaciones. Esto pudiera
provocar un tentativo flujo de profesionales cubanos dedicados a la
programación de aplicaciones móviles en ámbitos estatales o incluso privados
hacia esta oportunidad.
La
sección también ampara aquellos servicios relacionados con exportaciones de
dispositivos de comunicación para consumidores no elegibles por la Licencia de
Excepción “Dispositivos de Comunicación para Consumidores” pero autorizadas a
través de licencias individuales del Departamento del Comercio, así como a
servicios relacionados con las exportaciones autorizadas por la Licencia de
Excepción “Apoyo al Pueblo Cubano” de ciertos productos de software que serán
usados por personas naturales o entidades del sector privado para desarrollar
software que “impulsará el libre flujo de información o que apoyará ciertas
actividades del sector privado”. La intención clara es potenciar al sector
no vinculado al entramado estatal, generando división social.
Permite
a personas sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos proveer servicios
relacionados con los productos exportados a Cuba desde terceros países. En el
mismo paquete regulatorio, la OFAC removió una restricción relacionada con la
recepción por parte de organizaciones administradas o controladas por el
Gobierno cubano o el Partido Comunista de Cuba (PCC) de ciertos servicios
basados en Internet (como mensajería instantánea, chat, correo electrónico y
redes sociales), pero manteniéndola para miembros prohibidos del Gobierno y el
PCC. (OFAC, 2015:b).
Los
ajustes realizados por el Buró de Industria y Comercio a la Licencia de
Excepción “Apoyo al Pueblo Cubano” y publicados en el Registro Federal el 21 de
septiembre de 2015, autorizan la exportación o reexportación a Cuba de
artículos (designados como EAR99 o controlados en la
Lista de Control de Comercio (LCC) solo por razones
de antiterrorismo) para facilitar el vínculo entre Estados Unidos y el pueblo
cubano, el libre flujo de información de, desde y entre el pueblo cubano y la
actividad económica independiente (privada) en Cuba. Estos serían para el uso
de personas de Estados Unidos autorizadas a mantener presencia física comercial
en Cuba con el objetivo de brindar servicios basados en Internet o proveer
servicios de telecomunicaciones y establecer instalaciones de
telecomunicaciones.
Por
otra parte, se autorizó exportar o reexportar a Cuba por períodos que no
excedan un año, ciertos artículos designados como EAR99 o controlados solo por
razones antiterroristas en la LCC. Estos pueden ser programas de computación a
ser usados por el exportador o el reexportador o sus empleados para la
instalación, prestación de servicio o reparación de artículos sujetos a las
Regulaciones de Exportación de la Administración (EAR en inglés) y que están
siendo exportados o reexportados a Cuba bajo una licencia o licencia de
excepción, o bien artículos de origen foráneo que no están sujetos a las EAR,
cuya propiedad y uso exclusivo obedece al sector privado en Cuba. Deben
permanecer bajo control efectivo del exportador o reexportador a través del uso
de sistemas de contraseña, conexiones VPN y cortafuegos personales sobre
dispositivos electrónicos.
También
se permitió exportar (dentro del período especificado en el párrafo anterior)
tecnología para su uso por personas estadounidenses exportadoras o
reexportadoras que viajan o están temporalmente asignados en Cuba para la instalación,
prestación de servicio o reparación de artículos sujetos a las EAR y que han
sido exportados o reexportados a Cuba bajo una licencia o licencia de
excepción, o artículos de origen foráneo que no están sujetos a las EAR que
pertenecen al sector privado en Cuba. El exportador o el reexportador y el
receptor de la tecnología deben tomar las precauciones de seguridad para
protegerse del acceso no autorizado a la tecnología mientras está siendo
transportada o transmitida y usada en otros países.
Se
autorizó a partir de septiembre de 2015 la exportación y reexportación temporal
por menos de un año de productos o software para su exhibición en ferias
comerciales o para cualquier entidad cubana privada elegible para recibir
productos o software bajo las provisiones de la Licencia de Excepción “Apoyo al
Pueblo Cubano”. (BIS, 2015:b)
De
acuerdo con la Licencia de Excepción “Apoyo al Pueblo Cubano”, ciertos
artículos pueden ser vendidos a compañías y corporaciones que son propiedad del
Gobierno cubano, u operadas y controladas por esa institución, para la creación
y mejoramiento de la infraestructura de telecomunicaciones. También
dispositivos de comunicación para consumidores como teléfonos móviles,
computadoras y software y hardware relacionado pueden ser vendidos al Gobierno
cubano para su reventa al pueblo cubano. (BIS, 2015:c) A partir del 16 de marzo
de 2016 se autorizó la importación en Estados Unidos de software cubano
(Department of Treasury, 2016).
En
una regulación emitida el 16 de enero de 2016 el BIS actualizó su política de
aprobación de licencias para la exportación a Cuba de dispositivos de
telecomunicaciones y determinados productos y software para el uso de: 1)
organizaciones de derechos humanos y no gubernamentales que “promueven la
actividad independiente para fortalecer la sociedad civil en Cuba”; y 2)
agencias de prensa en Cuba cuyo propósito primario es reunir y diseminar
noticias al público en general.
El
encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, Jeffry
DeLaurentis, explicó al programa “60 minutos” de la televisora estadounidense
CBS, que la nueva excepción a la política de sanciones contra Cuba permitiría
un intercambio de tecnología de Internet que puede ser una pieza que cambia el
juego conectando Cuba con el mundo e iluminando la isla. (Snow, 2015)
Algunas empresas han comenzado a tejer sus redes en Cuba en
este sentido, como Fuego Enterprises, Inc., presidida por Hugo Cancio, nacido
en Cuba y residente en Miami. Inicialmente, Cancio y sus socios se han enfocado
en la industria de los medios y el entretenimiento, para luego insertarse en
áreas tales como el mercado de bienes raíces, el turismo y las
telecomunicaciones. Las operaciones de Cancio en Cuba, a juicio del autor,
resultan una interesante dinámica para estudiar los distintos escenarios para
el futuro mediato (y a veces inmediato) de las relaciones entre Estados Unidos
y Cuba, como también los retos que suponen para el socialismo cubano.
¿Qué
pasa en el Congreso con las TIC?
Desde
el anuncio de Obama el 17 de diciembre de 2014, se han introducido una serie de
proyectos legislativos en el Congreso, dominado por el Partido Republicano.
Entre ellos se encuentran “United States-Cuba Normalization Act of 2015”, de
Bobby L. Rush, que autorizaría la instalación y reparación de instalaciones y
equipamiento de telecomunicaciones en Cuba, y también la provisión de servicios
de telecomunicaciones entre los dos países.
La
iniciativa legislativa número 403 en la Cámara de Representantes, introducida
por Charles Rangel, persigue autorizar la instalación y reparación de
instalaciones y equipamiento de telecomunicaciones. El mismo objetivo tiene la
número 735, introducida por José Serrano.
El
proyecto legislativo número 1389 introducido en el Congreso 114 (las anteriores
numeraciones se corresponden con esta sesión del Congreso) por el Senador Tom
Udall, entre sus disposiciones, autoriza la exportación de dispositivos de
comunicación para consumidores y la provisión de servicios de
telecomunicaciones a Cuba, al tiempo que rechaza algunas sanciones vigentes. Se
presentó el 19 de mayo de 2015 y se envió al Comité de Relaciones Exteriores
del Senado. (Sullivan, 2015)
El
proyecto 570 de la representante por el Distrito 4 de Minnessota en la
denominada cámara baja Betty McCollum, promueve eliminar las transmisiones de
Radio y TV Martí. Según McCollum, “Radio y TV Martí son artefactos
extemporáneos de la Guerra Fría... Nuestros contribuyentes no deben estar
financiando transmisiones de propaganda”. También expresó que en lugar de apoyar
esa dinámica, deben facilitar “los esfuerzos del pueblo de Estados Unidos
para relacionarse directamente con el pueblo cubano”. (McCollum, 2015)
Los
líderes de la Mayoría republicana en las dos cámaras, ocupantes de roles
críticos para que estos proyectos por lo menos sean debatidos, han mostrado una
actitud hostil respecto al cambio de la política contra Cuba, aliados al grupo
de congresistas de ascendencia cubana más reaccionario, comandado por
Ros-Lehtinen, Bob Menéndez, Marco Rubio y Mario Díaz-Balart.
Las regulaciones de la
FCC
Esta
instancia gubernamental encargada de la regulación de las telecomunicaciones en
Estados Unidos, todavía sostiene una prohibición asociada con Cuba, al tiempo
que ha dado pasos para relajar normas que solo se aplicaban a este país.
Es
el caso de las reglas de no discriminación, que requieren que todos los
proveedores de servicios de telecomunicaciones que operen en la ruta Estados
Unidos-Cuba deben operar con idénticas tarifas y condiciones. En el año 2012 la
FCC eliminó esta barrera entre Estados Unidos y el resto de los países, con la
excepción de Cuba. El 12 de febrero de 2016 la FCC propuso eliminar este
requerimiento para Cuba.
El
viernes 15 de junio de 2016 retiró a Cuba de su lista de exclusión. Era también
el único país que permanecía en ella. Con este paso, las compañías proveedoras
de servicios de telecomunicaciones no requieren ya de la aprobación de la FCC
para operar en Cuba. Este proceso de aplicación que existía no tenía límite de
tiempo. Ello explica por qué las medidas que Obama anunció en el área desde que
tomó la Oficina Oval no llevaron a acuerdos concretos. No había una postura
decidida realmente a avanzar en este terreno. La medida se tomó previo a la
visita a Cuba de una delegación encabezada por Daniel Sepúlveda. (Recio, 2016)
Estados Unidos desea rapidez en la absorción por parte de Cuba de las medidas.
(Whitefield, 2016)
El
caso Airbnb.
Airbnb inició operaciones en Cuba en
abril de 2015. Se trata de una compañía que permite a sus usuarios contratar
casas y apartamentos de renta en su sitio de Internet. Tenía, según reportó The
New York Times en septiembre de 2015, más de 2 000 residencias cubanas
listadas. El servicio puede ser utilizado no solo por los viajeros
estadounidenses licenciados, sino que también permite realizar reservaciones a
turistas extranjeros en general desde marzo de 2016. El pago a los cubanos es
depositado en sus cuentas bancarias a través de intermediarios o por otras vías. (Burnett, 2015) Según
The Washington Post, Airbnb opera en Cuba con el beneplácito del Gobierno
cubano. (DeYoung, 2015)
Sin embargo es importante revisar la
conexión de Airbnb con una propuesta impulsada por la Administración Obama. El
Director ejecutivo y cofundador de Airbnb, Brian Chesky, fue nombrado en mayo
de 2015 por el Presidente norteamericano como uno de los Embajadores
Presidenciales para el Emprendimiento Mundial (PAGE por sus siglas en inglés)
(Airbnb, 2015). La iniciativa PAGE emplea las habilidades, redes y recursos de
los mejores empresarios americanos para desarrollar “la próxima generación
de emprendedores en Estados Unidos y el exterior”. PAGE busca realizar “contribuciones
significativas al objetivo del Gobierno de Estados Unidos de generar más de
(mil) millones de dólares para los emprendedores emergentes en el mundo”.
(Office of the Press Secretary, 2015). La operación de Airbnb en Cuba, es una
clara muestra de la intención de Obama de favorecer solo a un sector de la
sociedad cubana. Además, le resuelve en parte el problema de las críticas por
la estancia de los viajeros autorizados en los hoteles administrados por el
Gobierno cubano, y potencia también su política de intercambio “pueblo a
pueblo”. Algunos medios se han encargado de reforzar esta visión, en parte
criticando la industria turística cubana, pero también sobre la base de
asegurar que no es el Gobierno cubano el beneficiado del cambio de política.
En junio de 2016 se conoció que
Airbnb también trabajaba para expandir el ecosistema empresarial (privado) en
Cuba a través de: 1) la alfabetización en Internet; 2) educación práctica en
fotografía, arte, y marketing; y 3) la introducción de sistemas de pago en
línea. También jugó un rol en la presencia de emprendedores cubanos en la
Cumbre Mundial de Emprendimiento 2016 (Department of Commerce, 2016). Celebrado
en la Universidad de Stanford, en este encuentro participaron once cubanos,
entre ellos el co-fundador de AlaMesa, un directorio disponible para móviles
con restaurantes por lo general habaneros. (Recio, 2016:b)
Otras oportunidades concretadas
En febrero de 2015, Netflix (el
mayor proveedor de televisión por Internet, con un catálogo que supera 100
millones de horas de contenido) habilitó el consumo de
sus servicios desde Cuba, aún cuando el país no tiene lista una infraestructura
para ello. Es una entrada
simbólica, pero que puede tener alguna intencionalidad, precisamente por ello.
En marzo de ese año IDT Corp anunció
un acuerdo con ETECSA para proveer servicio directo de larga distancia
internacional entre Cuba y Estados Unidos. Boost Mobile, parte de Sprint Corp,
lanzó en abril del mismo año un plan prepago para sus clientes estadounidenses
que contempla los servicios de mensajería de texto y llamadas a Cuba. Verizon
Communications Inc (Verizon) acordó con ETECSA en septiembre de 2015 los
términos para ofrecer servicio de roaming inalámbrico en Cuba (con
intermediario —Vodafone— y afectando la calidad del costo) (Dwyer, 2015; EFE,
2015; Schwartz, 2015) En noviembre de ese año Sprint se convirtió en la primera
operadora estadounidense en alcanzar un acuerdo para el servicio de roaming
directo. (Weissenstein, 2015) En marzo de 2016 Verizon firmó con ETECSA un
acuerdo de interconexión directa para el intercambio de tráfico de voz
internacional. (ACN, 2016) IDT, por su parte, introdujo un plan que les permite
a los usuarios utilizar la aplicación Boss Revolution para llamar a Cuba con
una tasa de 0.65 dólares por minuto. (GLOBE NEWSWIRE, 2016) En agosto de 2016
ETECSA y AT&T firmaron Acuerdos de Interconexión Directa para el intercambio
de tráfico de voz internacional entre Estados Unidos y Cuba, así como para el
servicio de roaming de voz, texto y datos para clientes de AT&T que viajan
a Cuba. (ETECSA, 2016)
Conclusiones
Estados
Unidos ha manejado el área de las relaciones con Cuba después de 1959
utilizando en todo momento aquellos recursos que entiende más efectivos para
conseguir sus objetivos de dominación. Si bien la estrategia principal ha sido
bloquear las entradas económicas al país, ha flexibilizado el marco legal
cuando lo ha creído necesario.
En
la actualidad, y aprovechando la creciente penetración de las TIC en Cuba, como
también la posibilidad de Internet para promover interacción en la dimensión
política, la administración Obama ha presentado precisamente este sector como
relevante en la nueva etapa iniciada el 17 de diciembre de 2014. Para ello se
han realizado cambios en las regulaciones para liberar las oportunidades de
negocio, concretándose acuerdos entre ETECSA y proveedores de servicios
norteamericanos, pero ninguno que se conecte con la urgencia que Estados Unidos
demanda par ampliar la conexión a Internet.
El Gobierno cubano ha expresado que
la gestión de las telecomunicaciones seguirá marcada por las prioridades
nacionales de informatización y protegiendo la soberanía tecnológica del país.
Téngase en cuenta que el presidente Obama tiene la capacidad legal para actuar
no solamente en el sector de las telecomunicaciones, sino que puede operar del
mismo modo en otros sectores. Como plantea el Canciller cubano Bruno Rodríguez,
“la importante apertura que ha realizado EE.UU. en el ámbito de las
telecomunicaciones tiene una clara intención política que los norteamericanos
no disimulan”. (Rodríguez, 2016) Del mismo modo, se busca aupar a quienes
ejercen el trabajo por cuenta propia (empresarios privados).
Estados
Unidos apuesta a que un acceso más universal a Internet provoque un cambio de
juego en el área política. A juicio del autor, sin embargo, el despliegue de
los cubanos allí será siempre un reflejo de lo que en el escenario
político-ideológico haya logrado cimentar la Revolución Cubana en esta singular
etapa de su curso.
Referencias bibliográficas
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