Revista Nº29 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

 

 

Resumen

El presente ensayo trata sobre las profundas transformaciones que ha atravesado el Movimiento Sindical en Latinoamérica, las cuales han dado origen a la Crisis del Sindicalismo. Lo anterior, ha generado un escenario que ha afectado enormemente al movimiento en Chile, producto de las diversas dificultades generadas tanto por la globalización, como una serie de políticas neoliberales que disminuyeron el empoderamiento de los sindicatos emanadas desde los gobiernos y que han impedido en la práctica, mejorar las relaciones laborales entre trabajadores y empleadores.

Respecto a lo anterior, el objetivo principal es proponer y analizar las condiciones o nuevos actores que podrían aliarse o asociarse con el movimiento Sindical con el fin de fortalecer la democracia y contribuir a la construcción de un nuevo orden social en el mundo del trabajo.

Palabras Claves: Sindicalismo, Neoliberalismo, Relaciones Laborales, Democracia.

Abstract

This essay discusses the profound transformations that has gone through the Trade Union Movement in Latin America, which have given rise to the crisis of trade unionism. This has generated a scenario that has greatly affected the movement in Chile, product of the various difficulties generated by both the globalization, as a series of neoliberal policies that fell in the empowerment of the unions emanating from governments and that have prevented in practice, improve labor relations between workers and employers.

With respect to the foregoing, the main objective is to propose and analyze the conditions or new actors who could ally it or associate with the Trade Union Movement in order to strengthen democracy and to contribute to the construction of a new social order in the world of work.

Keywords: Unionism, Neoliberalism, Industrial Relations, Democracy.

FORTALECIMIENTO DEL SINDICALISMO CHILENO, EN BUSQUEDA DE NUEVOS SOCIOS.

Silvina Mayo Ávila

Tecnóloga en Administración de Personal y Estudiante de Administración Industrial, Universidad de Santiago de Chile.

Correo electrónico: silvina.mayo@usach.cl

 

Introducción

Lo acontecido en América latina con respecto al movimiento sindical se relaciona y no está ajeno o alejado a lo acontecido con el sindicalismo en Chile. El autor Georges Spyropoulos (1994) ha planteado que los cambios que han debido enfrentar los sindicatos se refieren a cinco grupos de alteraciones, estos son: cambios económicos; innovaciones tecnológicas; evolución de la población activa; nuevas actitudes individuales ante el trabajo y mundialización de la economía. Tal vez no todas estas alteraciones haya o estén impactando con la misma fuerza al movimiento sindical en esta parte del mundo, sin embargo, sabemos que han incidido en que hoy el sindicalismo en Latinoamérica y más específicamente en Chile, se encuentre en un estado de crisis que es motivo de estudio para los especialistas sociales e investigadores del ámbito de las relaciones laborales.

 

En esta materia resulta interesante proponer alianzas con nuevos actores y condiciones que fomenten la participación de la sociedad con el objetivo de que el sindicalismo pueda fortalecer la democracia en el país.

Cabe destacar, que la problemática o crisis del sindicalismo se ve asociada a las tensiones y dificultades que se han producido en las fuentes de poder del movimiento, esto es el control del proceso y condiciones de trabajo y de los mercados de trabajo y por otra parte, las ligadas con el acceso al poder político y al estado.

 

Este artículo será organizado de la siguiente manera; en primer lugar, se presentarán antecedentes respecto de la Globalización y como ésta influye en la problemática del mundo del trabajo y del movimiento sindical, posteriormente se expondrán algunos antecedentes de la situación en América Latina y Chile para, luego detenernos en las propuestas de los nuevos actores y condiciones que vayan en pos de la equidad y la justicia social. Finalmente se expondrán las principales conclusiones de este ensayo.

 

Desarrollo

1-Globalización y sus efectos en el movimiento sindical.

Según el autor Manuel Antonio Garretón, la Globalización o la mundialización tienen diversas dimensiones. Así señala textualmente que, “la primera es económica y se refiere a la interpenetración de los mercados, en sus aspectos productivos, comerciales y, sobretodo, financieros, atravesando los Estados nacionales. La segunda es cultural, principalmente comunicacional e implica el estrechamiento del tiempo y del espacio, caracterizándose por la extraterritorialidad de las redes de información y comunicación. La tercera es la dimensión política, menos cristalizada en la medida que supondría instituciones de gobierno mundial, que implica el debilitamiento del Estado Nacional en manos de las dos dimensiones anteriores, en la medida en que tiende a predominar una sola gran potencia mundial y predominan los poderes fácticos en la escena transnacional” (Garretón, 2000:26-27).

A su vez, existe una mirada bastante negativa, pues Jesús Guanche Pérez señala, “la globalización de tipo neoliberal, es un modelo de desarrollo artófago programado desde los centros del poder financiero internacional, por y para ellos, a costa de la explotación transnacional de los países periféricos (subdesarrollados o en desarrollo). Este puede ser interpretado también como un gran signo positivo visto desde el prisma de la conservación del desarrollo abismalmente desigual para garantizar y perpetuar que los ricos sean más ricos y los pobres no tengan más alternativa que su propia pobreza” (Guanche, 2003:1). Cabe mencionar que esta “explotación” se da en países de América Latina y se traspasa directamente a las personas, especialmente al grupo de trabajadores de menor calificación, que laboran en peores condiciones y que sufren los impactos de la permanente tensión por parte de las empresas de “maximizar sus utilidades y minimizar sus costos “para ser competitivas en el cada vez más complejo escenario productivo nacional e internacional.  De esta forma, lo que sucede en las empresas, en una sociedad capitalista en un contexto de globalización, también afecta al movimiento sindical  puesto que si bien el sindicalismo es una instancia para defender los derechos laborales, éstos, no se alcanzan a generar o a gestar en condiciones de precariedad por falta de capacidad organizativa de los mismos sujetos y por las prácticas antisindicales que aparecen cuando se vislumbra la posibilidad del nacimiento de una organización sindical.

2-Antecedentes de la situación en América Latina y en Chile.

El autor Achim Wachendorfer, ha sostenido que en América Latina la escena sindical ha sido y es compleja dado que “durante casi dos décadas, las políticas económicas neoliberales impactaron fuertemente en el sindicalismo de la región. La apertura de mercados, el achicamiento del Estado, las privatizaciones, la desregulación y la flexibilización laboral cambiaron profundamente los mercados del trabajo” (Wachendorfer, 2007, pp.6-7). Deberíamos agregar a lo planteado por Wachendorfer que, tanto las políticas neoliberales como la disminución del rol del Estado en las diferentes dimensiones y/o ámbitos del quehacer nacional fueron definiciones políticas generadas y consolidadas por distintos tipos de regímenes así como por diferentes coaliciones políticas. Dicho de otro modo, tanto durante las dictaduras como en las noveles democracias de los países en estudio se gestaron primero y se consolidaron después las prácticas neoliberales en ámbitos como la economía, la educación, el trabajo, etc.

De acuerdo a las proposiciones de Francisco Zapata, podemos decir que el sindicalismo latinoamericano, después de haber desempeñado un importante papel en la organización de los trabajadores en América Latina, en sectores como la minería, la industria manufacturera y la burocracia pública, de haber establecido estándares laborales y la negociación de contratos colectivos de trabajo, de haber desarrollado canales de participación política y en tanto, haber contribuido al desarrollo de la democracia, atraviesa hoy por una crisis que guarda relación con las profundas transformaciones económicas y sociales que han afectado a los países latinoamericanos desde 1982. También tiene que ver con los cambios de las estructuras ocupacionales y el paso a la economía de servicios (Zapata, 2003, p.1). Economía que presentó diversas alteraciones debido a la evolución que la sociedad tuvo que enfrentar ante esta situación.

En base a los planteamientos de Francisco Zapata podríamos decir que los factores intervinientes en la crisis sindical en América Latina están relacionados con los mercados de trabajo en el contexto de la apertura comercial, la privatización de las empresas estatales y la desregulación de las instituciones laborales. También han influido los efectos de la desarticulación entre el movimiento obrero y los partidos políticos en el marco de la transición económica y de la transición política. Zapata ha señalado que “las transformaciones de los mercados de trabajo y en términos generales, la reestructuración del aparato productivo indican que las formas tradicionales de organización sindical experimentan serias dificultades para conseguir sindicalizar a los nuevos trabajadores. El tamaño de las empresas, las formas de contratación, la flexibilización del tiempo de trabajo, entre muchos otros factores, bloquean la posibilidad de organizar a los trabajadores en la empresa” (Zapata, 2003, p.22). Respecto de la apertura comercial o las economías abiertas podemos señalar que esto también ha influido en el devenir de los sindicatos.

Por otra parte, Zapata también ha destacado que los sindicatos no han estado presentes o no desempeñan el papel que deberían desempeñar en sectores estratégicos de las economías nacionales. Da como ejemplo la industria maquiladora, en la industria de la cosecha y empaque de fruta y de flores de exportación, en la manufactura de autopartes, en las telecomunicaciones y en algunos servicios públicos como la salud y la educación.

En Chile y según Víctor Ulloa, el desarrollo del sindicalismo desde una perspectiva histórica tiene que ver con el proceso de democratización progresiva de la sociedad chilena, expresado en el mejoramiento de la calidad de vida de las clases sociales más postergadas y la obtención de conquistas sociales, el crecimiento de los partidos de izquierda, el reconocimiento constitucional por el Estado del movimiento sindical y la creación de una amplia legislación laboral, producto de la labor parlamentaria en algunos casos y, en otros, de la respuesta de los actores políticos a la movilización de masas. No obstante, el proceso de crecimiento y reflujo de la actividad sindical ha sido dependiente también del modelo económico global, de las políticas del Estado, de las fases de la economía y del grado de dependencia de la economía chilena. Políticamente, las fases de crecimiento y contracción de la actividad sindical tienen que ver con las políticas sindicales de los gobiernos y también con las propias dinámicas, tensiones políticas y formas de ejercer el poder del mismo movimiento. (Ulloa, 2003:1). Según el mismo autor, han existido tres vías identificables por las cuales los trabajadores se han representado orgánica y jurídicamente ante el Estado: El anarcosindicalismo, el mutualismo y el sindicalismo. La primera tendencia se identificó con las Sociedades de resistencia, la segunda con las Uniones y sociedades de socorros mutuos, y la tercera con los sindicatos. Las federaciones, confederaciones, uniones y sindicatos, son las formas más utilizadas por los trabajadores para asociarse y darse sus estatutos, siendo el punto de llegada de una trayectoria de anteriores tipos de organización que, como las Mancomunales y las Sociedades de resistencia, constituyeron los principales antecedentes del moderno sindicato.

El mismo autor agrega que el sindicalismo ha sido el modelo de agrupación laboral que se ha impuesto sobre otras formas, aglutinando mayoritariamente a los trabajadores y sus reivindicaciones, ante el Estado, los dueños de los medios de producción, la clase política, los gobiernos y los grupos de poder. El papel de canalizador del movimiento de los trabajadores asignado al sindicato y al movimiento sindical se origina en la capacidad de sus efectivos de pensar las políticas del Estado como la puesta en práctica de las demandas de sus asociados; en otras palabras, del imperativo irrenunciable de pensar y proponer otro país posible. Volvemos a subrayar la importancia política del sindicalismo y la necesidad de volver a desempeñar un rol protagónico pero ya no solo sino que en conjunto con otros actores y aliados estratégicos para la consecución de nuevos objetivos y nuevas metas, más amplias y más incluyentes respectos de las necesidades y requerimientos de la sociedad civil.

El autor Paul W. Drake logra sintetizar las tres principales variables que han impactado o influido al movimiento sindical, las cuales son; variables del tipo económicas, institucionales y políticas. Drake plantea la idea de continuidad en relación a los problemas y dificultades del movimiento obrero desde la dictadura de Pinochet hasta los gobiernos democráticos de la actualidad en nuestro país. (Drake, 2003, p.148). Interesante punto de vista considerando que por mucho que haya cambiado el tipo de gobierno – de una dictadura a una democracia – las otras variables han permanecido más o menos constantes e incluso se han profundizado, nos referimos a las económicas y a las políticas por lo que efectivamente podríamos estar hablando – inicialmente – de una cierta continuidad del movimiento en cuanto a sus principales tensiones y desafíos desde la década de los 70, más exactamente desde fines del año 1973 hasta nuestros días.

3-Propuestas y oportunidades para fortalecer la democracia y el Movimiento Sindical.

En cuanto a los desafíos para el movimiento sindical en esta parte del continente. El autor Rodolfo Porrini nos entrega una visión que puede dar sustento a lo anteriormente planteado, quien ha señalado que “sería importante indagar en la memoria y la conciencia colectiva como un problema del futuro y un factor de la conciencia de clase y de sus roles en la sociedad. A algunos rasgos identitarios del sindicalismo (definición clasista, pluralismo ideológico, independencia del Estado y los patrones), y sus logros (vocación programática y no sólo reivindicativa, lucha por las libertades públicas y los derechos sociales) sumamos los desafíos planteados de cómo ampliar y ejercer la democracia e incorporar y organizar a amplios sectores asalariados y populares atomizados y desesperanzados, aportando hacia alternativas de desarrollo más justas y solidarias” (Porrini, 2002, p.10). Esto nos lleva a reflexionar sobre nuevos derroteros para el sindicalismo en su afán de fortalecer la democracia y hacer una contribución más efectiva en pos de la equidad y la justicia social. Caminos no exentos de obstáculos en sociedades cruzadas por la desigualdad y las permanentes tensiones de los grupos de poder que amenazan a nuestros aún noveles sistemas democráticos.

Es por esto, que nos atrevemos a sostener que hoy y ante la permanente y renovada amenaza en el mundo de que se sigan promoviendo las políticas y prácticas neoliberales - lo cual aparece omnipresente o como un factor que lo estaría determinando todo - los sindicatos pueden tener un rol central como un actor socio político que está dispuesto a impedir y/o evitar que estas acciones se sigan expandiendo dañando a la sociedad democrática como un todo. Como un actor crítico que sólo al aliarse y articularse con otros actores y agentes de la sociedad civil podrá aunar esfuerzos y voluntades en un proyecto común amplio, inclusivo y que dé cuenta con propuestas renovadoras de las necesidades de las personas en el mundo del trabajo y en otros espacios de la dinámica social.

Es por esta razón que se cree que el sindicalismo puede efectivamente contribuir a la construcción de un nuevo orden social, pero para ello debieran darse las siguientes condiciones:

- En primer lugar, el movimiento sindical debe propiciar su vocación programática sin olvidar su dimensión reivindicativa. En esta vocación se debe pensar más allá de la dimensión laboral o mundo del trabajo si es que se desea sumar a nuevos actores, los cuales a su vez – sin duda – incorporaran nuevos temas y problemáticas a esta agenda y/o proyecto. (González, 2013; 114). Por tanto, se deberían considerar a aquellos trabajadores de menor calificación, para que puedan incorporar nuevos temas e inquietudes ya que son ellos los que trabajan en peores condiciones laborales.

- Debe “ponerse a tono” con los tiempos que corren. Lo que significa que por ejemplo, debe aprovechar la globalización de las comunicaciones y hacer “escuchar su voz” más allá de las fronteras nacionales. Los problemas del sindicalismo en Chile, son comparables a lo que presenta el movimiento en otras partes del orbe. Esto debiera generar alianzas más fácilmente en pos de objetivos y propósitos semejantes. Para ello es condición necesaria que el “discurso” del movimiento sindical se actualice, se reformule con el propósito de encantar a nuevas multitudes y se escale posteriormente, a una mayor influencia en la sociedad. Por tanto, la globalización en este caso se transformaría en una ventaja, la cual facilitaría la incorporación de distintos aliados para así tomar fuerza y actuar en masa frente a la consecución de nuevos objetivos.

- Recomponer los lazos con los partidos políticos y los gobiernos. Así como ocurrió en otros tiempos, el sindicalismo actual no puede estar desarticulado de los partidos políticos y de los gobiernos respectivos. Sabemos que es en “estos espacios de poder” donde se toman grandes decisiones que pueden afectar o potenciar al sindicalismo en sus tareas y cometidos como por ejemplo, en la proposición y aprobación de determinadas leyes y normativas. Esta es una tarea compleja, porque aquí se cristaliza una doble tensión la de la autonomía del movimiento versus la dependencia o “correa de transmisión” de los propios partidos políticos. En relación a esto, es importante destacar que a pesar de los lazos que se pueden generar con la política transversalmente. El sindicalismo como movimiento independiente y singular no debe permitir la influencia de posturas políticas en su filosofía intrínseca, sino más bien, éste debe influir en temas atingentes a las relaciones laborales solicitándoles a los partidos políticos que los representen y tengan voz y voto en el Congreso.

En base a lo anterior, podemos mencionar que el Sindicalismo en Chile no ha logrado generar este tipo de lazos, debido a las distintas posturas y visiones tanto de los dirigentes políticos como los dirigentes sindicales lo que ha dificultado que se promulgue la nueva ley de reforma laboral y se generen cambios concretos respecto a ella. Por tanto, en base a esto, difícilmente se lograrán las exigencias en su totalidad, como por ejemplo, la titularidad sindical.

- Buscar nuevos “socios”, el movimiento sindical debe aliarse con otros actores y agentes de la sociedad civil para conformar un frente más amplio, con más fuerza y que se pueda oponer al neoliberalismo imperante y proponer a su vez nuevos programas y/o proyectos de orden social. Para lograr este nuevo afán deberá seleccionar quienes serán esos nuevos socios, por lo pronto creemos que en los grupos ecologistas, las mujeres, los jóvenes, las minorías sexuales, los movimientos indígenas, el renovado y enérgico movimiento estudiantil – también llamado movimiento social por la educación - y otros en donde se abordan problemas y se plantean interrogantes a la sociedad en las cuales hay espacios y voluntad para la asociatividad y la cooperación (González, 2013; 115).

En relación a lo planteado por el autor anterior, podemos señalar que si bien el sindicalismo requiere buscar nuevos socios, como los ya mencionados para aumentar su influencia y fortalecer al movimiento. Quizás no debería oponerse tajantemente al neoliberalismo, más bien debería exigir que el estado controle y fiscalice a aquellos empresarios que cometen prácticas desleales y actúan de manera inadecuada cuando de condiciones laborales se trata. Lo que no quiere decir que todos los empresarios deban ser sometidos a este tipo de procedimiento ya que como es sabido muchos de ellos pertenecientes a las micro y pequeñas empresas no cuentan con los recursos financieros necesarios, ni con el personal adecuado para implementar mejoras de ese tipo.

Conclusiones

Podemos concluir, que el Movimiento sindical a lo largo de su trayectoria y particularmente en la Sociedad Chilena debe realizar una serie de cambios que vayan en pos de los nuevos pilares de valores institucionales para mejorar las relaciones laborales entre trabajador y empleador. Para ello, es necesario considerar las siguientes medidas:

- Proponer una “restructuración vital” en la dirigencia de los representantes de los trabajadores, por ejemplo; proponer a candidatos profesionales de diversas materias, tales como: Abogados, Ingenieros, Sociólogos, en fin. Personas que sean capaces de argumentar ideas razonables y/o propuestas reales. Lo que generaría una democracia inteligente, coherente, sabia, informada, real y/o congruente dentro del movimiento, que proporcionaría un mayor entendimiento y participación con los partidos políticos para así lograr influenciar en los cambios de las leyes o normativas de manera más efectiva y rápida.

- Erradicar la corrupción y la falta de ética y moral dentro de las organizaciones sindicales, ya que es sabido que a lo largo de la historia han sido varios los dirigentes sindicales que se han visto envueltos en temas de corrupción, tráfico de influencia, aprovechamiento de los dirigentes con el fuero sindical, entre otros. Lo que dificulta la confiabilidad y la capacidad organizativa entre los sindicatos para la prosecución de los objetivos sindicales. Por tanto, se torna necesario proponer nuevas políticas, leyes y entidades que regulen la moral y la ética dentro de las organizaciones sindicales.

- Influir para promulgar leyes que difundan  la cultura sindical en las diferentes instituciones universitarias y casas de estudio, como también en las diversas empresas y organizaciones, para así concientizar a la sociedad de la importancia del movimiento sindical fundada en justicia social y no en diferencia de clases. Esto permitiría también fortalecer la democracia basada en la diversidad de clases y a la vez concientizar el papel que  cumplen los trabajadores, quienes  son denominados  el capital humano que mueve la economía mundial, por tanto, lo básico es que cuenten con condiciones laborales adecuadas que a su vez mejoran las relaciones entre empleadores y trabajadores.

Referencias

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