RESUMEN
En el debate politológico actual,
existe una forma nueva que a su vez es vieja, para explicar aquellos liderazgos
provenientes de la llamada anti política; término que nos define la
nueva relación líder ciudadano, en donde el líder político proviene, ya no, de
la forma partido de hacer la política, sino que, es producto de una desafección
ciudadana o, fatiga cívica, como algunos autores le llaman, que ha producido
líderes extra-partido (outsiders) para tomar el poder político del
Estado. Nuestra observación se realizará bajo el método comparado y en especial
haciendo énfasis sobre la crisis venezolana de los últimos tres años.
PALABRAS CLAVES: Anti-política, desgobierno,
democracia, partidos políticos, Estado, Venezuela.
ABSTRACT
In the present debate on political science there is a not new way to
explain political leaderships that came from anti-politics, a word that defines
a new relationship between leader and citizens in which the leaders do not
derive from political parties. Actually, they are the result of citizen’s
tiredness that has produced political outsiders ready to take control of
government. We will make an observation on a comparative basis and focusing
specially on Venezuela’s crisis in the last three years.
KEY
WORDS:
Anti-politics, bad government, democracy, political parties. State, Venezuela.
Nuevos liderazgos, Política
Outsiders y Anti política. Como fenómeno del
Neopopulismo.
Realizado por: Doctor, GARCÍA SAMANIEGO,
Francisco R.
Mérida-Venezuela, JULIO 2016. -
CIPCOM-ULA.
RESUMEN.
En
el debate politológico actual, existe una forma nueva que a su vez es vieja,
para explicar aquellos liderazgos provenientes de la llamada anti política;
término que nos define la nueva relación líder ciudadano, en donde el líder
político proviene, ya no, de la forma partido de hacer la política, sino que,
es producto de una desafección ciudadana o, fatiga cívica, como
algunos autores le llaman, que ha producido líderes extra-partido (outsiders)
para tomar el poder político del Estado. Nuestra observación se realizará bajo
el método comparado y en especial haciendo énfasis sobre la crisis venezolana
de los últimos tres años.
PALABRAS
CLAVES: Anti-política, desgobierno, democracia, partidos
políticos, Estado, Venezuela.
Un
malestar general hacia los partidos políticos.
Revelar los problemas actuales que
está atravesando la política como consecuencia de un malestar general hacia los
partidos políticos de vieja data, los que se conformaron en las décadas de los
años 40, 50 y 60 del siglo XX como resultado de las revoluciones sociales desde
la izquierda comunista y la derecha liberal y sus representantes, al
reconocerles su débil papel en la resolución de los distintos conflictos,
pasado y presentes en nuestras sociedades. Siempre bajo la mirada tutelada de
un Estado paternalista, lo que conllevó al surgimiento del populismo en un
comienzo y esa larga tradición en América Latina, entre democracia versus
dictadura, democracia versus caudillismos, democracia versus, en la actualidad,
personalismos fuera de las formas de profesionalización política para la
conducción de los gobiernos, haciendo del Estado un torrente de
desinstitucionalización del sistema republicano; lo que muchos ahora damos el
nombre del neopopulismo, en algunos casos, en otros, los promotores de la anti
política. Todo un coctel explosivo para el desarrollo de las naciones.
Bien, en el pasado tenía
sentido hablar de partidos políticos estructurados como las instituciones
políticas idóneas para la producción y reproducción de las demandas del
ciudadano y de la sociedad civil. Pero en nuestros días, esas instituciones se
nos presentan débiles y poco cohesionadas producto de un caos interno en la
competencia Inter-partidaria que indudablemente ha producido la
despolitización, tanto dentro, como fuera de la estructura partidaria. Esa
manifiesta consecuencia de la caída de la partidocracia, hacia lo que se
comienza en llamar, en la ciencia política, la desgobernanza. Ya un concepto
más claro que el de la ingobernabilidad. Concepto que suponía la crisis total
del sistema democrático de gobierno. En el caso del concepto de la
desgobernanza, es la promoción adrede de mantenerse en el poder una elite,
tanto política como económica en el poder, sin importar que tan ingobernable
sea un país.
El asunto gira en torno a;
mantenerse en el poder del gobierno y controlar las instituciones del Estado a
toda costa, sin importar lo difícil y crónico que sean los asuntos por superar
en un país. Los ejemplos se han podido observar en países como Cuba, Argentina,
Haití, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Venezuela, entre otros como
Polonia, Grecia, Italia, España, Egipto, Libia, Corea del Norte, Bielorrusia,
Irán, Irak, Siria, etcétera.
Se crea de éste modo, una
suerte de fatiga cívica, que entre otras dificultades viene de la mano
de la corrupción política, que, a su vez, produce la anti política, fenómeno
presente, no sólo, en Latinoamérica, también es un fenómeno que se presenta en
otras latitudes. Pero es precisamente en Latinoamérica en donde se desarrolla,
y es nuestro objeto de estudio por la poca cultura política presente en
nuestras sociedades, crónicamente empobrecidas en su acervo cultural y
educativo. El discurso de los demagogos actuales va dirigido solo a las masas
de barriga vacía, mente y cuerpo mal nutridos. Es decir, un 70 por ciento de la
población en general vive en esas condiciones diarias de pobreza y penurias.
Nada más halagador para esas personas, de las clases C y D escuchar palabras
mágicas de resolver los problemas; incluso desde la colonización a la independencia
y futura conformación de los Estados.
En tal sentido, en América
Latina es primero el Estado y luego la sociedad. Esto significa que, luego de
la colonia y de las guerras de independencia, los Estados heredaron el modelo
republicano liberal, pero a diferencia del modelo europeo no fueron basados en
una activa participación política de la sociedad civil. La razón de ello es que
la sociedad civil europea estaba basada en una fuerte actividad urbana que fue
repotenciada con la revolución industrial que generó un nuevo tipo de
ciudadano, el burgués.
En nuestro caso, dichas
sociedades heredaron una fuerte tradición agraria que generó una nueva clase
social revolucionaría resentida desde las izquierdas leninistas y estalinistas,
que provocó el retraso de la aparición de un Estado fuerte hasta bien entrado
el siglo XX. Fue esté Estado liberal el que promovió las condiciones necesarias
para la aparición de una sociedad civil urbana y letrada. De hecho “la elite
criolla de la ciudades recibe e incorpora, en mayor o menor grado, un sistema
de ideas y modelos correspondientes al liberalismo económico y político de los
países avanzados, en función del cual se somete a crítica el sistema de
sociedad, gobierno y administración de las colonias, y se elaboran esbozos
doctrinarios y formulaciones prácticas para su posible reforma o reemplazo”.
Esto trajo como efecto que nuestra sociedad civil dependiera estructuralmente
de los mecanismos del Estado.
Para los Estados
latinoamericanos nacientes, los modelos liberales basado en el republicanismo,
fue un modelo a seguir en las constituciones de los Estados en su etapa
fundacional en América Latina. Luego de la colonización y las guerras de
independencia, debemos decir, que la fundación de los Estados Iberoamericanos
no parte de la sociedad civil como tal, sino de la formación de liderazgos
regionales, bajo caudillos tradicionalistas que se imponían ante los cambios de
la sociedad industrial al estilo europeo.
Asimismo, la monarquía
española permitió un centralismo a los nuevos Estados independientes, como
herencia político-económico-cultural. De hecho para Marcos Kaplan: “Los
Estados latinoamericanos, su intervencionismo, su autonomización y su rectoría,
heredan tradiciones y fuerzas, estructuras y tendencias, que provienen de la
fase de conquista y colonización, bajo los Asturias hasta 1700, y bajo los
Borbones hasta la emancipación”.
En un comienzo de la gesta
independentista, las elites de los grandes propietarios de la tierra tuvieron
su influencia política para la construcción y fundación de los Estados, pero
en el momento de la estructuración y formación de los nuevos Estados estos
tendieron a centralizar el sistema bajo normas jurídicas que dejaban por fuera
el ámbito de la esfera privada, lo que ha significado demasiada preeminencia
del Estado en todos los espacios públicos de carácter privado, con un poderoso
aparato político y administrativo. Porque, “las estructuras socioeconómicas
heredadas de la colonia pasan casi intactas a los nuevos Estados nacionales en
emergencia. Son respetadas, consolidadas y extendidas a nuevas regiones y
grupos, junto con las transformaciones impuestas por las convulsiones
revolucionarias y por las modificaciones en relación a la dependencia externa”.
Otro asunto, es explicar
que fueron las elites letradas y la prensa los primeros y más influyentes en
formar la sociedad civil como esfera privada para tener preeminencia en los
asuntos del Estado. Visto de éste modo, es dejar pasar por alto el centralismo
y el clientelismo político-económico y administrativo que ha mantenido el
Estado, por ser el primer promotor de todo lo concerniente en la construcción y
creación de la sociedad. Vicio que han reproducido los partidos políticos
formados a finales del siglo XIX, hasta hoy, y que han dependido del Estado
para su formación hasta bien entrado el siglo XX. De allí el problema que de
hecho se plantea a la hora de crear instituciones políticas autónomas de los
poderes del Estado en América Latina afectando de esta manera la gobernabilidad
- gobernanza y el balance de los poderes.
En tal sentido, el Estado
en construcción como esfera pública y la esfera privada siempre en América
Latina se han mantenido separadas lo que significa una débil y desperdigada
sociedad civil por la amplitud de funciones que recaen en el Estado abarcando
todo a su favor. Y por ello, se observa que; “sin embargo, que buena parte
de los gobiernos, ilustrados o no, invocarán la opinión pública como fuente de
legitimidad”.
Asimismo, “en las décadas
de 1810 y 1820, la mayoría de los países latinoamericanos accede a la
independencia política”. Pasados estos primeros años en el transcurso del
siglo XIX y principios del XX, hasta hoy, (S.XXI) se ha logrado una ciudadanía
de carácter representativo constitucional bajo normas jurídicas de carácter
liberal, pero ese objetivo se da en el papel. Es decir, son constituciones de
tipo fachada (véase, Sartori) porque en la práctica del Estado son letra
muerta. En tal sentido, el Estado crea al ciudadano más no la sociedad civil.
Ello a su vez, generó y ha generado un caudillismo personalista y autoritario,
y ha sido esto último el conflicto que se presenta en los sistemas políticos en
casi toda Ibero América. De este modo se ha presentado en la historia política
de Latinoamérica bajo procesos circulares de conflicto entre caudillismo y
populismo, populismo y democracia, militarismos, autoritarismos, y de nuevo
procesos de transición hacia la democracia bajo una suerte de masa movilizada
que vuelve a generar el populismo y la interminable cadena de construir las
bases institucionales para que el sistema tenga mayor gobernabilidad. Como se
ha observado líneas arriba.
Asimismo y como lo explicó
muy detalladamente Arturo Uslar Pietri en uno de sus ensayos para poner en
evidencia ese dogma ideológico y mágicamente mal planteado en el continente por
la mayoría de los políticos en el poder: “El ideal político supremo al cual
hay atender es el socialismo; El Estado no solo debe dirigir la economía sino
intervenir directa y predominantemente en todos los procesos económicos; la
presencia del capital privado es sólo tolerable dentro de ciertos límites y
bajo el control del Estado; el gobierno tiene por fin principal aliviar, por
medio de subsidios y dádivas, a la población contra los efectos negativos del
libre juego de las fuerzas económicas… La principal función de los gobiernos
consiste en mantener su fuerza y su presencia por medio de todas las formas
posibles de repartos y clientelismo”.
Todo basado en una supuesta defensa de la soberanía a los intereses extranjeros
imperiales. Una excusa ideológica que generó y sigue generando la pobreza,
corrupción y mala administración pública en Latinoamérica.
En todo caso, todavía
queda mucho por construir con respecto al ámbito de acción de la sociedad
civil, porque ésta última siempre ha estado separada del Estado, o, depende
económicamente de él. La sociedad, la forma el mismo Estado que éste promueve
para darse legitimidad en función del establecimiento de los gobiernos. Pero
desatiende en función de resolver los conflictos generados por la falta de
gobernabilidad entre sociedad y Estado. De allí que la sociedad dependa del
Estado, y por eso su falta de actuación para la resolución de los conflictos
sociales.
Ese conflicto genera la
dominación de liderazgos personalistas urbanos-tradicionalistas, ello a su vez
agudiza el conflicto porque las masas buscan en el líder la solución a los
problemas sociales bajo el gobierno de los hombres, pero deja por fuera el
gobierno de las instituciones republicanas para que el sistema avance, y ello
evita que la democracia como tal se consolide en el transcurso del tiempo en
nuestros países. Porque, “las promesas que se hace a los grupos populares no
son cumplidas”.
Esos tipos de dominación
de tipo tradicionalista dio pie para que Max Weber propusiera una idea
impecable; “debe entenderse que una dominación es tradicional cuando su
legitimidad descansa en la santidad de ordenaciones y poderes de mando
heredados en tiempos lejanos, `desde tiempo inmemorial´, creyéndose en ella en
méritos de esa santidad. El señor o los señores están determinados en virtud de
reglas tradicionalmente recibidas”.
Aún más, en la primera etapa de construcción del Estado en América Latina de
raíz liberal republicana (en muchos de sus aspectos) el poder político del
Estado basó sus funciones en centralizar el poder en el gobierno de los
hombres, en un tipo de dominación tradicional, lo que creó un Estado
paternalista que se ha heredado hasta nuestros días. Y si observamos con mayor
atención, los liderazgos a comienzos del siglo XX en su gran mayoría tenían sus
ideales puestos en el marxismo ortodoxo. En un marxismo de manual.
Entre otras cosas nuestros
funcionarios, “por lo demás, muy característico de nuestro altanero
individualismo venezolano, es que el alto y pequeño funcionario se aísla
orgullosamente en su función y prefiere mandar antes que deliberar y escuchar.
Aquella sentencia criolla, violenta y fatalista a la vez, de que jefe es jefe
no sólo regía (y aun rige) para nuestros caudillos y
caciques, sino también para los intelectuales”.
En éste sentido, el
carácter de respeto a lo institucional en la democracia en América Latina,
siempre se ha visto diezmada en toda la historia política por los personalismos
llenos de irrespeto a lo legal y normativo. Es decir, el manejo del Estado en
sus aspectos jurídicos se ha basado en; “La ley para mis enemigos y para mis
amigos todo”.
En efecto es un fenómeno heredado de un centralismo tradicional, en tanto
portador de “verdades” legales inaplicables para nuestras realidades
socio-político cultural. Es decir, “de éstas coordenadas nace tanto un
fuerte sistema de exclusión social como un profundo sentimiento de inseguridad
personal y grupal, diseñando un horizonte creciente de malestar colectivo”.
De ésas épocas, se pasó a
una de transición hacia la democracia de partido que tampoco resolvió el
conflicto y mucho menos consolidó la democracia. Entre tanto la “supuesta”
aparición de la sociedad civil como respuesta a los regímenes
militaristas-autoritarios, o, a los populismos, aparece, “como crítica
anti-autoritaria más que como alternativa de sociedad”.
Por lo tanto, se crea una
sociedad civil que se propone la toma del poder político del Estado generando
así, un conflicto de intereses entre el Estado y la sociedad, cada uno
corriendo solo en sus funciones, más no deliberando para la solución de los
conflictos sociales y económicos.
En sí, la sociedad civil
que como pueblo en su concepción movimientista se pierde, en América Latina en
planteamientos reivindicativos e ideológicos llenos de pasión y bajo una
retórica que en nada dan solución y articulación de los problemas de los
ciudadanos. De hecho, la sociedad civil, tiende a parecerse a los partidos
políticos ineficaces y retóricos llenos de discursos vacíos de contenidos
programáticos. Así las cosas, la sociedad civil en América Latina no cumple
con su papel de intermediadora entre Estado y ciudadanos, Estado y Partidos
Políticos. Por lo tanto, “bajo la impronta patrimonialista, con la
concentración del poder en el ejecutivo, lo público y lo privado, lo económico
y lo político tienden a superponerse y con ello, a diluirse la autonomía de la
sociedad civil”.
Indudablemente, el Estado en América
latina en su transcurrir histórico siempre se encuentra en conflicto, primero
en la búsqueda de fundación y construcción, segundo en sus etapas
revolucionarias y, tercero, una etapa de transición hacia la democracia luego
del declive de los militarismos y dictaduras para la búsqueda de la
consolidación de la democracia. Y ahora entre los liderazgos de corte anti
sistema y promoviendo la anti política, pero ello no significa que en algunos
países están de regreso los partidos políticos institucionales. “Los
procesos de transición y continuidad democrática en la región (1978-1980),
evidenciarían dicha situación de supervivencia partidista, por una parte, al
estar sujetos a la necesidad de quemar etapas lo más rápidamente posible, de
encontrar fórmulas mágicas que, parafraseando a Alcántara (2004: 12),
corroboraran la creencia de que la institucionalización de la política es cosa
de un día y los partidos la institución adecuada para esto. Y por otra, la
crisis de representación de los partidos como organizaciones o instituciones
vitales en la vida electoral, que se fundamenta en el rechazo de los electores”.
Evidentemente debemos
puntualizar que; “la crisis a la que referimos no responde, estructuralmente, a
un proceso de relación institucional sociedad-partidos, sino a un entramado de
situaciones que tiene en el Estado y su proceso de transformación mayor
sustento explicativo, dado que el factor democrático transicional que recayó en
los partidos, de forma adyacente implicó, también, un proceso transicional
desde el factor económico: economía de mercado. Es decir, la crisis
tiene un fundamento institucional y que ha impactado en los procesos
relacionales de las sociedades latinoamericanas del siglo XXI, que puede
explicarse sin la orientación económica que complementa la lógica política de
hoy y que explicaría la lógica de los partidos: la tesis de los partidos
cartel de Katz y Mair (1995: 5-27)”.
Pues en éstas condiciones,
también se genera una crisis de representación política, la cual se plantea, en
que la solución democratizadora no es sólo el acto de legitimación electoral de
los representantes políticos. Y genera además un anti-institucionalismo. Se
deben buscar nuevas representaciones dentro de nuevos conceptos para afianzar
en la práctica una cultura política más democrática y menos retórica. Es decir,
repensar la democracia.
Muchas reformas fueron
emprendidas desde la perspectiva de un nuevo constitucionalismo. “Si tomamos
como referencia inicial 1980, encontramos que Brasil, en 1988; Chile, en 1980;
Colombia, en 1991; Ecuador, en 1979, 1998, 2008; El Salvador, en 1983;
Guatemala, en 1985; Honduras, en 1982; Nicaragua, en 1987; Paraguay, en 1992;
Perú, en 1993; y Venezuela, en 1999, modificaron sus constituciones, incluso
muchos de ellos posteriormente a través de nuevas reformas. Es decir, 11 de 18
países tomaron el camino del constitucionalismo, aunque ello no auguraba, ni
garantizó la consolidación democrática de los sistemas, pero sí su estabilidad.
Como señala Sartori (1994: 8), "[...] es claro que las instituciones y
Constituciones no pueden hacer milagros. Pero difícil será que tengamos buenos
gobiernos sin buenos instrumentos de gobierno".
Claro está que el
problema de la despolitización que se generó a raíz de un Estado de los hombres
produjo una crisis de representación política. Entre otras cosas, “el
crecimiento de la sociedad civil es coextenso con la creación y el
reforzamiento de las instituciones. No hay quizás tarea democrática más
importante en estas sociedades latinoamericanas pospopulistas y posautoritarias
que la consolidación de instituciones políticas capaces de juridíficar los
nuevos derechos, articulando la sociedad civil que tiende a expresarlos con los
instrumentos de la democracia representativa”.
Como resultado de lo
anterior, “Visto desde esta perspectiva se pueden eliminar muchos de los
estereotipos, como aquel que le adjudica a la sociedad civil un carácter
intrínsecamente progresivo, tolerante, cosmopolita y orientado al bien común.
Como todos sabemos, la sociedad civil no siempre aparece en forma canalizada y
también está sujeta a las pasiones que suscita el poder, pero por otro lado se
puede constatar en muchos casos su función como agente promotor del desarrollo
democrático. Siempre y cuando se mantenga una visión sensata sobre la
heterogeneidad y la fragmentación interna de las sociedades civiles, no hay
riesgo de caer en la valoración unilateral que puede implicar el lema,
“sociedad civil”.
En fin, para que en
América Latina se puedan superar los problemas de gobernabilidad y de
desgobierno (por cierto endémicos en nuestros sistemas políticos) es importante
crear un diálogo entre Estado y sociedad, en donde la sociedad civil por medio
de institucionales partidos políticos (la partidocracia) intermedie para lograr
una hibridación, entre lo público y lo privado con fines concretos y bajo una
discusión política con estructuras jurídicas que permitan el desarrollo y
desenvolvimiento de una democracia plural y representativa en un Estado de
derecho que permita el establecimiento de una sociedad civil fuera de los
ámbitos del Estado apoyada por partidos políticos con vocación
institucionalista republicana.
1-
LOS LEADERSHIP O,
NUEVOS LIDERAZGOS.
En este trabajo se
argumenta que Los Leadership o, Nuevos liderazgos, son una consecuencia
de la aparición del fenómeno de la anti política, convirtiéndose estos Nuevos
liderazgos en un tipo muy personalista del manejo del Estado en sus respectivos
gobiernos.
Además, cabe mencionar asimismo
que estos líderes, en su gran mayoría carismáticos, provienen de una, poca o
nula profesionalización de la forma partido de hacer política en nuestros días,
Alejados de los otrora partidos políticos, o para definirlos mejor,
Outsiders políticos. En todo caso, su aparición en el escenario político,
crea movimientos de ciudadanos cansados de las promesas incumplidas por los
antiguos actores políticos. E incluso, debe mencionarse que estos Outsiders
políticos utilizan los medios de comunicación masiva como forma de explotar el
descontento popular a su favor haciendo buen uso de su carisma y manejo de los
Mass-media.
Así las cosas, lo cierto
es que, el Vídeo poder o, política escenificada en los medios de
Comunicación masiva, es el instrumento idóneo para movilizar a los ciudadanos
descontentos, pero también, desmoviliza a otros sectores a no participar en la
política.
Lo que sí parece evidente
en nuestra región es la aparición de distintos líderes políticos Outsiders;
Fujimori, Collor de Mello, Bucaram, Caldera, Chávez, Maduro y Toledo, Ollanta
Humala, Uribe, Evo Morales, los Kirchner, entre otros, que bajo su carisma y
por la crisis de los partidos políticos surgen como la promesa de salvar al
empobrecido Estado. Siguiendo a Manuel Alcántara
Sáez; “Las situaciones de cambio político, entendidas en un sentido amplio
como coyunturas críticas, y no, como mera sustitución del régimen, comporta una
gran incidencia en la gobernabilidad. Esto es así, por cuanto que traen parejas
alternativas substanciales medioambientales y transformaciones profundas que
atañen a la incorporación de nuevos actores políticos, al establecimiento de
reglas de juego político de contenido muy diferente a las del período anterior
y a la propia acción de gobierno”.
En estas
circunstancias, a menudo existe el riesgo de que las reformas institucionales
(para mejorar la función del Estado, con respecto a una mejor
gobernabilidad-gobernanza del sistema político) fracasen, cuando debilitan o
desmantelan las viejas estructuras sin contribuir de manera eficaz a la
construcción de una alternativa más democrática, eficiente y estable.
Por lo tanto,
“a la diversificación y complejización de las sociedades nacionales
corresponde la heterogeneidad de las clases y grupos con fuertes diferencias en
los intereses, en la capacidad para reorientarse y reorganizarse políticamente,
en la intensidad, el ritmo y el sentido de sus acciones. Todo ello va
acompañado –también se dijo- por la proliferación, la heterogeneidad y la
confusión de las ideologías; La coexistencia, la confrontación y el
entrelazamiento de diversas variedades de conservadurismo (tradicional y desarrollista-modernizante,
liberal-democrático, nacional-populismo, socialismo, reformista,
revolucionario, viejo y nuevo fascismo). Son también híbridas y contradictorias
las formas de conciencia y los patrones y modalidades de comportamiento
social”.
Y, por último, esta forma
neopopulista llevada a cabo por los outsiders de la política, lleva a nuestros
sistemas políticos a una suerte de autoritarismos competitivos, o
semi-competitivos de nuevo cuño. Nos advierte que debemos repensar la
democracia y las organizaciones partidistas. Ya Kelsen tiempo atrás nos lo
advertía; “Solo por ignorancia, o por ofuscación puede pensarse en
democracia sin los partidos políticos”.
Ramos Jiménez destaca en
su obra los partidos políticos que; “Si el partidismo constituye la esencia de
la democracia, mi interés por los partidos políticos se inscribe dentro de una
vocación indeclinable por la defensa del único sistema político que nos permite
el goce de libertades públicas amplias, prerrequisito para el despliegue
efectivo de nuestro trabajo”.
2-. LEADERSHIP Y
POLICYMAKING.
En el debate politológico actual,
existe una forma nueva que a su vez es vieja, para explicar aquellos liderazgos
provenientes de la llamada anti política; término que nos define la
nueva relación líder ciudadano, en donde el líder político proviene, ya no, de
la forma partido de a ser la política, sino que, es producto de una desafección
ciudadana o, fatiga cívica, como algunos autores le llaman, que ha producido
líderes extra-partido (outsiders) para tomar el poder político del
Estado.
Y como bien señala Alfredo
Ramos Jiménez en unos de sus trabajos; “La profesionalización de la política
y la imposibilidad real de la democratización interna, por una parte y la
burocratización de la organización partidista, como el mayor obstáculo para el
desarrollo o ampliación de la participación política democrática, por otra”.
Pareciera ser que la otra
forma de participación política democrática se desenvuelve en ésta suerte de outsiders
de la política como fundamentación de los nuevos Liderazgos.
Pero, pareciera ser que el
fenómeno outsider también está presente en otras latitudes, por poner
algunos ejemplos de ello, como serían los casos de; Silvio Berlusconi, en
Italia, Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Sebastián Piñera en
Chile, Eduardo Correa en Ecuador, a finales de los noventa siglos XX y
principios de XXI. Seguidos por otros más jóvenes, y otros no tan jóvenes en la
actualidad. Algunos son de izquierdas siguiendo el modelo clásico del
revolucionario, pero así comparamos con otros también que se presentan como
figuras anti establishment desde la derecha.
Del éxito inesperado de
Donald
Trump y Bernie Sanders en Estados Unidos
pasando por Alexis Tsipras en Grecia hasta llegar a figuras emergentes como el
sudafricano Julius Malema o el indio musulmán Asadudin Owasi,
es también la hora de mujeres fuertes como la senegalesa Aminata Toure
o la venezolana Lilián Tintori. Sin olvidar, claro
está, el liderazgo en España de Albert Rivera y Pablo Iglesias,
dos treintañeros que han levantado sus partidos de la nada, pero con un
fuerte discurso anti-sistema y muy cuestionados los orígenes de sus recursos
para sus campañas electorales, entre el partido Podemos y Ciudadanos, frente al
claro declive del PP y PSOE.
Otro tanto con el proceso de juicio político en Brasil (2016; 180 días
separada del cargo 55 senadores votaron a favor del impeachment y 22 lo hicieron en contra.) que podría provocar la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, más diversas protestas anti
gubernamentales, debido a la crisis política y económica que atraviesa el
gigante de sur américa. Todo ello por sus altos índices de corrupción (casi 500
políticos) entre los dos principales partidos políticos, el partido de los
trabajadores (PT) y el partido do movimiento democrático brasileiro (PMDB).
De todo lo
dicho líneas arriba, ante estos políticos que se presentan como
transformadores, por la anti política y el déficit de capital social por parte de los partidos políticos
en el poder, estos se anuncian como una nueva era de los “outsiders” en
un panorama dominado por
la masiva desconfianza hacia la política tradicional, que se mantiene por la
alta ingobernabilidad o desgobernanza en sus respectivos países.
Si bien es cierto, el leadership
de la política, devienen por la baja profesionalización política en el seno
del partido político, pero, también por el exceso de partidocracia, en donde el
partido o los partidos tendieron a controlar todo el aparato del Estado. En tal sentido, los partidos políticos como puentes idóneos
entre la sociedad civil y el Estado en busca de una mejor gobernabilidad de los
sistemas políticos van en declive permanente dentro de la institucionalidad.
Ello
afecta de manera paulatina el buen desarrollo de las representaciones
partidistas por la crisis en las instituciones políticas y jurídicas del
Estado. Lo cual genera el desgobierno neopopulista. Por
ello, entre el desgobierno, mal gobierno y, por supuesto, mala administración
se distingue que; “el desgobierno supone una condición distinta puesto que
lleva consigo la nota de intencionalidad y no la mera ignorancia o incapacidad
que provocan un mal gobierno o una mala administración”.
Es evidente que en un
principio la profesionalización política era “pensable en nuestros países a
partir de la instauración de los procesos democratizadores y competitivos de
las organizaciones partidistas en pugna para tomar el poder político del
Estado”.
Entre otras razones para explicar el fenómeno de los nuevos liderazgos
en donde la clase política goza de baja capacidad en el presente para
establecerse como una elite política de control del poder. Así, significa el desgobierno, mantenerse en el poder político
del Estado sin gobernar, buscando vías alternativas no institucionales de hacer
política, lo cual se evidencia en discursos y manifestaciones alejados de las
leyes e instituciones vigentes dentro de un sistema político-jurídico
determinado.
Es
por ello que; “Allí donde no existen partidos no existe
democracia: los partidos definen la democracia”.
Por principio, la quiebra de la simplificación neopopulista, víctima de sus
evidentes excesos antidemocráticos y autoritarios, está allí para demostrar que
el nuevo orden democrático, donde funciona sin mayores sobresaltos o
inequidades, ha llegado para quedarse: este nuevo orden resulta impensable sin
la presencia de los partidos políticos para hacer que la democracia funcione.
Entre otras dificultades, para
Marcos Novaro; “El prototipo es, el demagogo populista de las lindes
electorales que promete más de lo razonable, introduce la arbitrariedad
personal allí donde debería regir cálculos estrictos de costo-oportunidad, y
que se muestra endemoniadamente convencido de ciertas ideas que no tienen
comprobación empírica”.
De ésta manera, los populismos se establecen en el Estado democrático
presidencialista de gobierno. Valiéndose el líder populista de la fuerza que le
otorga el poder ejecutivo, y para lograr su victoria se hace de un carisma que
aprovecha al máximo por la despolitización ciudadana; Fenómeno presente
en nuestras instituciones Huecas o mal institucionalizadas, como ya lo había
anunciado Larry Diamond, y, a su vez; La política contemporánea es cada vez más
una compleja articulación de técnicas”.
De ahí deviene una suerte
de democracia plebiscitaría por principio demagógico que fundamentan los
outsiders de la política. Otro ejemplo, lo es el triunfo del “Cholo” Alejandro
Toledo en el Perú, en su momento, así como Ollata Humala; en Venezuela la
sobrevenida elección de Nicolás Maduro luego de la muerte de Chávez; nos sigue
revelando que la informalización de la política llevada a cabo por los
outsiders (personajes venidos de diversos sectores que no tienen vinculación ni
experiencia política) en la región Andina sigue creciendo frente al declive y
desprestigio de los partidos y la clase política tradicional. Ahora bien, en
sus tipos de partidos de los outsiders responden más a trasnochos ideológicos,
y a formar partidos, más como movimientos de resentimiento que como verdaderas
estructuras partidistas.
En clara respuesta al
desprestigio de los partidos, se presentan dos tendencias en los estudios sobre
el tema en la región: 1) Crisis; o 2) Recomposición (Hagopian,
1998: 99-143; Roberts y Wibbels, 1999: 575-590; Rivas y Araque, 2003: 417-435,
2008: 11-31; Ungar y Arévalo, 2004: 51-69; Mayorga, 2006: 58-61; Tanaka, 2001:
25, 2005: 91-109; Van Cott, 2005: 3-25; Alcántara, 2006: 150-274; Caicedo, 2008:
9-39; Carrera, 2012: 175-187); y para esto se han utilizado expresiones como crisis,
declive, decadencia, transformación, recomposición, evolución, desalineamiento,
realineamiento, volatilidad, inestabilidad, déficit de capital social,
desgobernanza, anti política, los neopopulismos, militarismos, nuevas formas de
autoritarismos.( Putnam 1994; Madueño, 1999; Ramos Jiménez, 2015; García
Samaniego, 2014, 2015, Rivas Leone, 2011)
Lo que sí se desprende con
claridad es el hecho de que la función hacia el clientelismo por parte de los
partidos políticos, “ha ido desplazando las funciones de movilización y
representación de los miembros, generando con ello una serie de
transformaciones internas de los partidos y externas en las modalidades de la
competición interpartidista más orientada ésta hacia el Marketing electoral
“.
A partir de ahí cabe
decir, que el partido cambia su función y se organiza sólo para las contiendas
electorales, esta situación es aprovechada por los líderes carismáticos y los
outsiders de la política, para acusar a los partidos de innecesarios, creando
un Movimiento que le garantice el triunfo político para la toma del poder
político del Estado. Lo que implica la entrada de una
política cargada de manifestaciones en los medios de comunicación. Lo que
Giovanni Sartori ha destacado como la Video Política, o la política del
espectáculo.
Como ya hemos mencionado
la crisis del Estado le viene dada por la crisis institucional enmarcada por la
política clientelar partidocrática dentro de las burocracias del Estado.
Además, cabría agregar la corrupción que corrompe la política misma, como nos
lo señaló Giovanni Sartori en su conocido libro; Ingeniería constitucional
comparada.
Por tal motivo, es preciso decir, que,
dentro de los sistemas electorales, también es importante observar los cambios
históricos dentro del sistema y cómo los actores políticos pueden establecer un
tipo de sistema electoral que les favorezca, y garantice la victoria, y ello
puede ser de varios tipos y dependiendo de las circunstancias de forma partido
de hacer política dentro del Estado o régimen político, además de cómo los
votos se traducen en escaños.
En tal sentido, Sartori,
nos demuestra con dos reglas, que los partidos deben tener potencial para
formar coaliciones y / o potencial para presionar como la segunda regla. Los
partidos que carecen de ambas reglas no importan lo suficiente y no debe
contárseles como tal. Debe en todo caso aclararse que ello se aplica a los
sistemas parlamentarios y no a los sistemas presidencialistas en donde no
significa que el número de partidos influyentes carezca de importancia en un
sistema presidencial.
En no pocos casos, es
cierto que; “no es solo el sistema electoral el que condiciona al votante,
sino también el sistema de partidos”.
En muchos casos el
votante busca a un líder o cacique tanto en el ámbito local como en el ámbito
nacional, así podemos decir que el partido no está lo suficientemente
estructurado; pero si el electorado se evoca a votar por la formula partidista
y bajo un proyecto de país o localidad fuertemente cohesionado por el partido
(lo que implica disciplina partidista) sólo entonces podremos afirmar que es un
partido que ha llegado a la etapa de consolidación estructural.
Asimismo, “en concreto
y sencillamente, vemos un sistema de partidos estructurado cuando el partido
organizado de masas desplaza y en gran medida reemplaza al partido de notables”.
Y más importante aún es que el sistema de partidos debe observarse como un
sistema o estructura de canalización de los conflictos y los distintos
intereses presentes en el sistema político del Estado democrático.
Alfredo Ramos Jiménez
propone: “Cuando hacemos referencia a los conjuntos o sistemas de partido,
la misma tiene que ver con los diversos modos de interrelación de los partidos
o de competencia ínter partidista en el seno de cada sistema político en
particular”...”Cabe asumir los sistemas de partido como los diferentes modelos
históricos de resolución de los conflictos, que han hecho posible el
funcionamiento de la democracia”.
Y todo ello es lo que se presenta deficitario en las nuevas formas partidistas
proclives a la anti política y a la poca profesionalización inter -
partidista.
De allí las grandes contradicciones y
paradojas desconcertantes que experimenta el ser humano hoy día. Todo ello va
de la mano de profundas crisis sociopolíticas y socioeconómicas, profundos
cambios bioéticos, genéticos, ecológicos, que se debe advertir ponen en riesgo
la vida del hombre como tal en su entorno y espacios vitales. Aunado al
terrorismo global y el narcotráfico.
En definitiva, Juan J. Linz, en su libro
La
Quiebra de las Democracias. El autor observa que: “En un mundo
económicamente cada vez más interdependiente la solución de ciertos problemas
está más allá de la capacidad de tomar decisiones de muchos gobiernos
nacionales. Esto ha llevado, y cada vez llevará más, a respuestas ultra
nacionalistas y voluntaristas, que pueden muy bien estar asociadas con una
política autoritaria”.
3-. NUEVOS LIDERAZGOS SIN VOCACIÓN CARISMÁTICA NEOPOPULISTA.
EL ZARPAZO AUTORITARIO DE NICOLAS MADURO EN VENEZUELA.
“Mis amigos izquierdistas me cuentan
que Chávez pensó que aquellos que se muestran horrorizados por la violencia
pertenecen mayoritariamente a las clases medias. La idea es que los pobres
están ejerciendo más violencia contra las clases medias. Pero ya que Chávez
consideraba que las Clases medias eran su enemigo, su idea era la siguiente:”
¡Qué se jodan, tengamos un poco de violencia!". Slavoj
Žižek, 2015.
Este tipo de leadership o nuevo liderazgo sin
vocación carismática en Venezuela comporta una grave situación para la
democracia política del Estado, por su fuerte dependencia al petróleo, o para Ángel
García Banchs sobre el petropopulismo, además de afectar fuertemente la
gobernanza del sistema político provocando más crisis tanto de representación
como crisis económica.
Aquí vamos a rememorar una tesis de
Maurice Duverger, en su conocido textos los partidos políticos según la
cual: “Un jefe salido de las masas es generalmente más autoritario que un
jefe de origen aristocrático o burgués. El segundo se juzga superior a los que
manda por su nacimiento, educación o fortuna; el primero se sabe su igual; sólo
el mando lo distingue. Para el jefe patricio, el poder es una consecuencia de
su naturaleza superior; Para el jefe plebeyo, la superioridad viene de su
poder. El primero puede conservar cierto despego hacia la disciplina; puede
aceptar la discusión, la oposición, sin temor esencial de verse conducido
nuevamente al nivel de las masas; el segundo necesita su obediencia para
sentirse por encima de ellas. El autoritarismo de los jefes plebeyos les viene
de cierto complejo de inferioridad o, más bien, de igualdad”.
Estas son algunas de las características de la personalidad
autoritaria de Nicolás Maduro, que bien podemos comparar con el análisis de
Duverger; porque la victoria de Maduro, le viene de la herencia otorgada por el
difunto Chávez, cuando violando flagrantemente la Constitución de Venezuela de
1999, se llama a elecciones presidenciales (2013) sin los debidos
procedimientos, en tanto que el sucesor por la constitución debió ser Dios Dado
Cabello (PSUV) en ése entonces vice-presidente de la República y militar
retirado. Pero además de unas elecciones sumamente viciadas por un ente
electoral CNE a la par de la defensa de la continuidad del mal llamado proceso
revolucionario venezolano.
Competición en un proceso electoral. Además, muy
criticado en su forma y realización, que goza de poca legitimidad de origen
dado que fue una elección sobre venida y, ha intentado por todos los medios
posibles acabar con toda oposición partidista a su “revolución”, fenómeno éste
inmerso en una crisis de representación de los partidos políticos, que buscaron
agruparse bajo una unidad, Mesa de la Unidad democrática (MUD) de diferentes
tendencias políticas con el objetivo de recuperar la democracia en Venezuela, e
ir a un revocatorio de mandato a Maduro, entre los años 2013-2019, desemboca
en una crisis de desgobierno del sistema político venezolano en una transición
un tanto agotada por más de tres (3) años de descontrol gubernamental en la
arena y sistema político venezolano.
Corren los meses del 2016 y la crisis
política, económica, e institucional que vive Venezuela se agudiza a pasos de
vencedores. Pero vencedores en miseria y pobreza general, 80% de los
venezolanos amanecen cada día más trasnochados de sólo pensar, cómo hacer para
comprar algún producto o medicinas básicos que no se consiguen por la gran
escasez. Lo que lo hizo un gran populista de corte cesarista en la
cristalización de generar desconfianza y violencia, bajo un sistema de
intolerancia, jamás visto en nuestra corta historia e histérica república. Ya
toda una nación desesperada y anclada en la peor escasez del continente
americano.
Ahora bien, en la
dictadura revolucionaria, el poder no está necesariamente en manos de un sólo
individuo en el ejecutivo, lo está en un grupo reducido de hombres (tipo
estafadores) reunidos en torno a un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)
anti-constitucional, pateando a una Asamblea Nacional, opositora al
proceso-régimen, que goza de mayoría, a partir del 6 de diciembre de 2015,
abarcando en todo el espectro institucional. Así, ése “tribunal de supremo
justicia” TSJ va derogando en sus prácticas políticas-jurídicas los convenios
institucionales, para hacer de Nicolás Maduro un gobernar por decreto, y
siempre en la constante búsqueda de la destrucción con el pasado democrático,
bajo una mal llamada “democracia del soberano” o, la “democracia del pueblo”.
Nada más lejos de nuestra realidad. Corruptocracia, malandrocracia. Pónganles
todos los epítetos que les parezcan. De todos menos de, democracia. Esto es
dictadura.
Por ello toca explicar que
la dictadura, en sus orígenes proviene de la república romana, duró en
ocasiones entre dos o tres siglos A.C. de los siglos V al III y cuyos representantes
absolutistas y despóticos más destacados los hayamos en Sila 82 A.C y Julio
Cesar entre el 48 y el 46 A.C. Son por sus excesos militar pretorianos los más
comparables con las dictaduras modernas, ya conocidas entre los siglos XIX y el
XX. Piénsese por ello, que en la Roma republicana, el establecimiento de la
dictadura era por crisis interna o externas de guerra, y su duración se
establecía por el Senado entre seis meses a un año, y gozaba de atributos
constitucionales parecidos a los actuales. Pero en Sila y Cesar, las cosas
cambian por las atribuciones del poder total (totalitarismo) pasando por encima
del senado violentando la representación del pueblo romano.
Al pasar el tiempo y en
especial en el caso venezolano a partir de la última década, la dictadura se va
instaurando utilizando la movilización política de una parte de la sociedad,
anti-política de partidos y agotada por sus desafueros, que va sometiendo poco
a poco con la violencia todo tipo de oposición como el enemigo a vencer. De
allí los procedimientos de democratización le son su negación. Es decir, Chávez
como golpista que fue; su proyecto era ése. Establecer una dictadura
constitucional para él. Sigue el ejemplo Nicolás Maduro, bajo un proceso
militar-militarista en la burocracia del Estado.
En tal sentido, en las
dictaduras, su ejecutar no está controlado por precepto constitucional alguno,
porque la ley no es su freno, la ley es para el amo de turno. De allí se habla
de esos tipos de constituciones trampa o de fachada muy usadas para dar un aire
de legitimidad a las dictaduras. Chile en su época, Argentina en su época,
Uruguay, Paraguay, Brasil y un largo etcétera por el mundo. Sin embargo, su
poder se encuentra desde su personalismo por encima de la ley. –Está
escrito, pero yo en verdad os digo- traduciéndose la ley en la voluntad de
uno, o de pocos. Lo que va judicializando todo el entramado de la oposición.
Dejar sin voz a la oposición en el parlamento, o en las asambleas. Maduro se
creé con el poder sobre la ley.
Asimismo, el ambiente
donde se anidan las dictaduras, parte de una sociedad recorrida por una
profunda transformación de crisis económica y social, la cual activa el interés
de las masas desocupadas y pauperizadas en la búsqueda de una falsa
participación electorera y plebiscitaria, de estratos cada vez más amplios de
la población del supuesto redentor de “la soberanía popular”.
Es decir, como resultado
de la grave crisis socio-económica del régimen Maduro resurge, (creen ellos) el
“héroe”, o “líder” carismático todo poderoso en el hiper-presidencialismo
pre-moderno a las huestes de los “padres de la patria” de corte militar. Y
puesto en un constante Estado de anarquía propiciando y generando la crisis
para mantenerse en el poder, cueste lo que les cueste a los ciudadanos. Un
régimen del desgobierno protegido y mantenido por los grupos de militares en la
nación.
Llegados aquí, en los
últimos años, los partidos políticos (13 en total) de diversas ideologías en
Venezuela se enfrentan a la vanguardia apátrida castrista, bajo la MUD, dando
respuesta al disfraz del socialismo del siglo XXI y que, tienen, luego del 6 de
diciembre de 2015 la mayoría en la Asamblea, lo que demuestra empíricamente las
falacias del régimen y sus estafadores. Pero aún falta mucho por construir. Allí
está la constitución.
Mucha agua corre bajo el
puente, y la MUD con la Asamblea Nacional va logrando poco a poco terminar de
representar todos los intereses de ése pueblo masa, muy acostumbrado a las
dádivas del rentísmo petrolero. Basado ahora en una burocracia militar
pretoriana, que da píe a los artificios de la dictadura, buscando siempre darse
un baño de legitimidad en el manto del “todo poderoso pueblo soberano”: los
plebiscitos, o las reuniones en masa con el contacto directo del chantaje directo
con el “jefe”; hasta llegar a la imposición capilar y coercitiva de la supuesta
aceptación entusiasta del régimen a toda la población. La revolución murió como
ha muerto en todos los países del mundo donde se trata de imponer barbaridades
como las que se viven ahora.
Otra impresión
cotidiana, en Venezuela son las noticias sobre la delincuencia o, la escasez de
productos alimenticios, aunado a los altísimos costos de los productos de toda
índole. La hiperinflación galopando (la más alta del mundo, calculada en 700%)
sobre el diablo rojo de la revolución, perseguido por la muerte como vocación.
Algo pasa en la sociedad civil, y es la sumisión psicológica del terror por
miedo a la muerte. Miedo que es propiciado por el régimen en sus propagandas
políticas y en su actuar. Por ejemplo: la complicidad total con los grupos
delincuenciales, con los grupos de milicias, con los grupos de corruptos y
narcotraficantes en las empresas del Estado, con los grupos de jueces y
fiscales prestos al régimen bajo el manto protector de un TSJ hincado a la bota
militar, más un CNE (Consejo Nacional Electoral) que viola los preceptos de la
constitución y las leyes. Sumisión psicológica que promueve el régimen
aprehendida y puesta en práctica con el G2 cubano para maniatar a todo un país.
No por casualidad están pasando las cosas que pasan. Es un libreto escrito ya
en la historia fidelista de los regímenes de corte totalizante como éste por
América Latina.
En tal
sentido y para ilustrarlo haré referencia a un clásico libro de Hannah Arendt
sobre los Orígenes del Totalitarismo. Bajo una gran reflexión de lo que
significó el nacionalsocialismo alemán y el Bolcheviquismo Ruso, Arendt
advertía que el totalitarismo es una nueva forma de gobierno que difiere
sustancialmente de otras formas de gobierno como las tiranías y dictaduras,
principalmente por la forma particular en que utilizan el terror. El análisis
de dicha pensadora se limita y se centra en el nacionalsocialismo sobre todo a
partir de 1938 y en el bolcheviquismo a partir de 1930.
Por tal
sentido, en todo gobierno-régimen totalitario concurren las siguientes
características: 1) Concentración del poder en un líder; Chávez, luego su hijo
político Nicolás Maduro, 2) sustitución del sistema de partidos por un
movimiento de masas, 3) el terror total como mecanismo de dominación; la
delincuencia desatada, la escasez de alimentos, 4) la progresiva abolición de
las libertades y derechos de la persona humana; presos políticos,[i]
5) el desplazamiento constante del centro del poder, 6) la coexistencia del
poder real y el ostensible, 7) uso de la propaganda política y del sistema
educativo para adoctrinar; las UBECHE,
la destrucción de las universidades autónomas, 8) la supervisión centralizada
de la economía, y 9) la utilización del Derecho, leyes, normas y reglamentos a
través de la manipulación de la legalidad con el propósito del logro de sus
objetivos. Es decir, la judicialización de todo acto político opositor al
régimen. Son varios los ejemplos.
Lo que
va significando la destrucción de cualquier forma partidista no pro-régimen, o
movimientos opositores que busquen la legítima, y por cierto constitucional
opción de poder, para salir del conflicto social permanente; una y mil veces
más promovido por el régimen. Porque de eso se trata, de mantenerse en el poder
desgobernando a la mayoría de la sociedad. Es el desgobierno en sus funciones
de desinstitucionalizar el sistema republicano, desconociendo el legado histórico
de la república. Porque si de algo debemos estar claros, es que el ataque de
los milicos-corruptos es al sistema republicano antes que a la democracia.
La
democracia fue su excusa para hacerse del poder, luego la violan a su gusto. De
eso no cabe la menor duda. Es
el aislamiento lo que caracteriza al hombre-masa, y la familia totalitaria del
partido es la que le da cobijo. De allí se establece el primitivo partido de
pensamiento y actuar partido socialista unido de Venezuela (PSUV), casi
exclusivamente integrado por “desgraciados, fracasados y aventureros, que
representa, y representó desde luego, a los bohemios armados, o políticos
armados,
que eran y son, sólo el reverso de la sociedad burguesa”.
Para ir
concluyendo en la destrucción del todo en su conjunto, haciendo hincapié en la
toma del poder por vía de la dominación total. El verdadero objetivo del
totalitarismo no es solamente gobernar, sino dominar cada aspecto de la vida de
los individuos, eliminando así su libertad y su espontaneidad. Significa
así el desgobierno totalitario.
No cabe duda que
lo de la OEA es un llamado de atención diplomático y muy simbólico, pero que
llama poderosamente la atención, porque 35 países miembros de la región están
claros sobre la grave crisis venezolana, y es un deber de injerencia intervenir
en Venezuela por la clara violación a los derechos humanos en la nación
caribeña. Claro, lamentablemente es sumamente lerda la comunidad internacional
en aplicar la Carta democrática Interamericana al flagelo propinado a la
democracia venezolana por el régimen de Nicolás Maduro y su nomenklatura. Se le
da aires al régimen en el tiempo, bajo la excusa del Diálogo. Los totalitarismos usan el
tiempo… Se debe actuar ya, y con firmeza. El norte de la oposición venezolana,
bajo las riendas de la MUD debe estar encaminado al revocatorio de mandato
presidencial, y las venideras elecciones para las gobernaciones y alcaldías en
todo el país. O, como lo
escribió y advirtió en el año 1999 desde Marbella Mario Vargas Llosa: “Una
siniestra noche ha caído sobre la tierra de donde salieron los ejércitos
bolivarianos a luchar por la libertad de América, y mucho me temo que tarde en
disiparse”. Diecisiete años después, la historia le da la razón. El día es
de noche, y las noches son más oscuras. Y eso hay que repetirlo una y mil veces
más, hasta que la sociedad política y civil, lo comprendan en su conjunto.
Quizás sea esto,
el terror y la dominación, lo que caracteriza más a la experiencia totalitaria
que presidió el siglo XX y comenzamos a sentir en la Venezuela Tórrida de
nuestros días en pleno siglo XXI, que cualquier otra característica. No se
trataba de eliminar físicamente a humanos, eso ya le viene implícito, se
trataba y se trata de eliminar “su espíritu”.
Escrito esto, se asiste a
una especie de democracia cabeza abajo (Stoppino); es decir, una
monocrácia (uno, o unos pocos, sin legitimidad de origen). En nuestro caso, no
es una dictadura de facto del golpe de Estado. Es la violación permanente al
texto madre: la constitución. Y en eso Chávez fue el promotor bajo un Estado
propagandístico todo comunicador sin mediar en las instituciones. El culpable
es quien dio el garrote, y su aprendiz un mercenario. Nicolás Maduro.
De ésa democracia cabeza
abajo, el pueblo se ve obligado (bajo la coerción permanente) a “manifestarse”,
o a manifestar una completa adhesión a la dirección política de la vanguardia
del dictador, para que éste pueda proclamar que su acción está basada en la,
falsa para él, “voluntad popular”. Ejemplos sobran: Corea del Norte, la Cuba
castrista, entre más: Venezuela bajo el socialismo del siglo XXI.
O como lo analiza Thays
Peñalver: “Pues creemos que el derrumbe de
los partidos políticos era algo propio de nosotros, sin tomar en cuenta que se
trataba de un fenómeno global y masivo, a tal nivel que hay más afiliados a la
Sociedad de Conservación de pájaros del Reino Unido, que la suma de afiliados a
todos los partidos políticos. Y este hastío sobre los partidos tradicionales,
ha posibilitado hoy el Brexit, tanto como posibilitó el surgimiento y ascenso
en España de Podemos, en Portugal a los neocomunistas, en Grecia a Syriza, en
Italia a Beppe Grillo y en toda América Latina al Foro de Sao Paulo, siendo el
hastío tal, que por primera vez un marxista reconocido como Bernie Sanders
obtuvo 1.879 delegados en el Partido Demócrata de Estados Unidos y su
contraparte es ese excéntrico multimillonario que amenaza con irrumpir al
escenario mundial”.
En definitiva, la
dictadura de Nicolás Maduro de herencia cesarista y fidelista, simple y
totalitaria, es coercitiva, reprime la oposición, hace uso de las magistraturas
a su favor judicializando la diferencia y toda la política opositora. Una parte
de la población aún es apolítica, lo cual sigue siendo peligroso en la
sociedad. Aunado a una clase dirigente en algunas partes de la oposición luce
vendida y traidora; un partido político único, (PSUV) más la coacción a los
medios de comunicación de masas controlados por el régimen, y un uso desmedido
de la violencia a las protestas callejeras y los presos políticos.
En conclusión, la
personalización del poder es tan acentuada que el dictador (Maduro y compañía)
acaban siendo unas marionetas de fuerzas externas (los Castro, los narcos, la
guerrilla, los mílicos, los petrodólares y los boliburgueses) y sus rasgos
psicológicos bipolares se convierten en un rasgo distintivo y significativo del
funcionamiento del régimen.
Termina el dictador,
burlando la democracia, acaba con la democracia, bajo una atmosfera de la
irracionalidad socialista-comunista en el pasado de una ilusión que a millones
de seres humanos ha costado tan nefastas ideologías. De Chávez a Maduro, sólo
los distancia; la parca… Son dos excrementos de esa ideología que ha costado
más de 100 millones de almas por el mundo. La comunista
estalinista-leninista.
Significaría algo así como, sí la política de
adversarios es una condición esencial para el funcionamiento de la democracia
la misma es sacrificada en el altar del ritual populista carismático.
Quizá merezca la pena repetir que la política de
la anti política que produce liderazgos outsiders neopopulistas en nuestra
región, su lógica es anti-democrática por esencia, excluyente y autoritaria, de
ello, que sean gobiernos poco capaces para la resolución de los distintos
conflictos y clivajes socio-económicos que, hoy por hoy, son sumamente
explosivos y diversos.
El fenómeno de la globalidad también constriñe
nuestro sistema en el ámbito de la economía intangible (Will Hutton), en la
economía del conocimiento (Anthony Giddens), nos lleva a replantearnos o,
reinventar nuestra sociedad de riesgo (Ulrich Beck) producto de los cambios
individuales en una Subpolítica que demanda cambios en la cultura
política de abajo hacia arriba.
Nuestras sociedades se encuentran enmarcadas
también en sociedades de consumo a nivel global (Zygmunt Bauman) que hoy por
hoy, deben reestructurarse para adaptarse a los cambios tan profundos en la era
Postmoderma global reflexiva, que a su vez comporta glocalidad de conductas y
comportamientos en el ideario cognitivo del ciudadano en los distintos sistemas
políticos.
Los sistemas de gobierno que optan sus líderes
por formas de conducción de lo político de manera neopopulista, autoritaria
niegan estos profundos cambios y se enmarcan en nacionalismos excluyentes de la
política del mañana. Repensar la política, sí. Destruirla nunca.
En tal sentido, y como bien señalara
hace ya tiempo ese gran pensador español José Ortega y Gasset a sus
suscriptores en su reflexión, La democracia Morbosa en el Espectador: (1917) “La
democracia, como democracia, es decir, estricta y exclusivamente como norma del
derecho político, parece una cosa óptima. Pero la democracia exasperada y fuera
de sí, la democracia en religión o en arte, la democracia en el pensamiento y
en el gesto, la democracia en el corazón y en la costumbre es el más peligroso
morbo que puede padecer una sociedad”.
En tal sentido, se
presenta un Estado fraudulento, un Estado en su desgobierno ejecutivo, corrupto
y corruptor de las instituciones, un Estado incapaz, manejado por delincuentes
que sin tener escrúpulos destruyen una nación, un país, una sociedad, que años
atrás le dio legitimidad para mejorar las condiciones de vida, pero que no
cumplieron con sus propuestas políticas y administrativas. Acabaron en
prácticas políticas desfasadas de las realidades de la economía global y todo
ello ha producido una sociedad diezmada, empobrecida, inadaptada, violenta y
enferma.
Pero la propia
sociedad comienza a recuperar su civilidad, y comienza a despertar,
precisamente por todos los problemas registrados en el país, y la sociedad
misma (el pueblo) será el garante de rescatar nuestro sistema republicano de
gobierno. Porque el ataque de Maduro y su grupúsculo, corrupto y corruptor del
Estado de derecho, ya no atacan a la democracia, atacan al Estado republicano
liberal que un día Bolívar y muchos próceres defendieron con la vida, y que a
partir de ése 19 de abril de 1810 comenzó a tomar forma en el compás de las
naciones para conformarse como el Estado, en la República de Venezuela. Así, se viene estableciendo un
liderazgo popular mesiánico, y con la tesis de Michael Oakeshott sobre la política
de la fe, y la política del escepticismo, entendida la primera como
el acto de gobernar; como una actividad ilimitada de gobierno en sus actores,
que se presenta como omnicompetente. La política del escepticismo se produce en
condiciones de excepcionalidad en épocas de crisis. Y dichas crisis
producen estos fenómenos mediáticos en donde las representaciones de la opinión
pública pasan a ser relatos desde los medios de comunicación, o como lo propuso
en su momento Bernard Manin, los canales de comunicación política afectan a la
naturaleza de la relación representativa. Para Ramos Jiménez y haciendo
uso de; “un texto reciente de la investigadora norteamericana Marina Ottaway se
detiene en el estudio comparado de los gobiernos de Egipto, Azerbaiyán,
Croacia, Venezuela y Senegal, para los que utiliza la categoría de “regímenes
semi-autoritarios”.( Ramos, 2009) La autora sostiene que tales gobiernos no
constituyen democracias imperfectas ni gobiernos de transición a la democracia,
sino, híbridos, que no permiten la creación de condiciones para el funcionamiento
de una genuina política democrática. Tratase de gobiernos organizados y
estables que, guardando la forma democrática, ocultan su comportamiento
autoritario”.
En conclusión, todo va
camino a lo que llamó Ramos Jiménez, a un auténtico Apartheid bolivariano, con
tintes tórridos en un socialismo del siglo XXI netamente en las dádivas del
desgobierno más neopopulisma y de corte militar en la historia política
constitucional de Venezuela. Por ello, la terquedad de los necios crónicos
proviene en proporciones enormes de los grupos menos instruidos y más bajos
socioeconómicamente.
BIBLIOGRAFÍA.
·
ALCÁNTARA SÁEZ,
Manuel (1995), Gobernabilidad
crisis y cambio. Elementos para el estudio de la gobernabilidad de los sistemas
políticos en épocas de crisis y cambio, FCE, México. [ Links ]
·
––––––––––---------------.
(1991), "La relación izquierda–derecha en la política latinoamericana",
Leviatán, pp. 73–92. [ Links ]
·
AGUILAR
VILLANUEVA, Luis
(2000), Problemas públicos y agenda de gobierno, Porrúa, México. [ Links ]
·
ACKERMAN, Bruce (1995), El futuro de la revolución
liberal, versión española a cargo de Jorge Malen, Ariel, Barcelona. [ Links ]
- BAUMAN, Zygmunt. (2000). Trabajo, comunismo y
nuevos pobres, Gedisa Editorial. Barcelona.
- BECK, Ulrich, Anthony
Giddens y Scott Lash.
(1997). Modernización reflexiva.
Política, tradición y estética en el orden social moderno, Alianza. Madrid.
- BECK, Ulrich. (2000). La democracia y sus
enemigos. Paidós Studio. Barcelona.
- BURBANO DE LARA, Felipe (ed.). (1998). El fantasma del
populismo. Aproximación a un tema (siempre) actual, Nueva Sociedad.
Caracas.
- CARRERA DAMAS, Germán. (2005). El bolivariamismo-militarismo:
Una ideología de reemplazo. Editorial,
Ala Cuervo, España.
- GARCIA SAMANIEGO, Francisco. (2014). Desgobierno y
neopopulismo pretoriano en Venezuela. La destrucción del proceso de
la descentralización. Revista Nº23 "INSTITUCIONES Y PROCESOS
GUBERNAMENTALES". Revista de Ciencia Política de la ciudad de Buenos
Aires en la Aldea global. Argentina.
·
GARCIA
SAMANIEGO, Francisco R. y GRIMALDO, Jaime. (2007). Crisis de la
gobernabilidad en Venezuela: El neopopulismo bajo los medios de comunicación.
Argumentos (México.) [online]. vol.20, n.54, pp.53-77.
·
------------------------------------------------.
(2004), "Medios y política en Venezuela
bajo la revolución bolivariana", Revista Venezolana de Ciencia
Política, núm. 26, julio–diciembre, Posgrado de Ciencia Política,
Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela. [ Links ]
·
––––––––––--------------------------------.
(2003), "Crisis de representación y gobernabilidad en el sistema político
venezolano" (www.iigov.org/biblioteca/readReource.drt?id=144), Barcelona. [ Links ]
- GIDDENS, Anthony y
HUTTON, Will (eds.). (2001).
En el Límite. La vida en el capitalismo global. Kriterios TusQuest
Editores. Barcelona.
- KRAUZE, Enrique. (2008). El poder y el delirio. Editorial
Alfa. Venezuela.
- NOVARO, Marcos. (2000). Representación y
liderazgo en las democracias contemporáneas. HomoSapiens Ediciones.
Rosario-Argentina.
·
MADUEÑO, Luis (2006), "La legitimidad de la
democracia en la Venezuela de Chávez", Revista Venezolana de Ciencia
Política, núm. 29, enero–junio, Universidad de Los Andes. [ Links ] Venezuela.
·
MAINWARING,
Scott. BEJARANO, Ana María. PIZARRO, Eduardo. (Editores). (2008). La crisis de la representación
democrática en los países andinos. Grupo Editorial Norma. Colombia.
·
MARTIN,
Américo. MUÑOZ, Freddy. (2007).
Socialismo del siglo XXI. ¿Huida en el laberinto? Editorial Alfa. Venezuela.
·
MAYORGA, Rene
Antonio (1995), Antipolítica
y neopopulismo, Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios, La Paz. [
Links ]
·
MARCH G., James
y OLSEN, Johan P.
(1997), El redescubrimiento de las instituciones. La base organizativa de la
política, estudio introductorio de Rodolfo Vergara, FCE, México. [ Links ]
·
––––––––––-----------------------------------.
(1993), "El nuevo institucionalismo: factores organizativos de la vida
política", Zona Abierta, núm. 63/64, Editorial Pablo Iglesias,
Madrid, pp. 1–43. [ Links ]
·
MIRES, Fernando
(2004), "Los
diez peligros de la democracia en América Latina", Nueva Sociedad (http://www.nuso.org/). [ Links ] Caracas.
·
MORLINO,
Leonardo (1988),
"Los autoritarismos", en Gianfranco Pasquino (comp.), Manual de
ciencia política, Alianza editorial, Madrid, pp. 129–173. [ Links ]
·
LALANDER,
Rickard y Francisco R. GARCÍA SAMANIEGO (2005), "Chavismo y oposición en Venezuela:
exploraciones críticas sobre democracia, descentralización y populismo" (http://www.ciudadpolitica.com/modules/news/article.php?storyid=569), Buenos Aires. [ Links ]
·
LINZ, Juan J. (1987), La quiebra de las
democracias, versión al español de Rocío de Terán, Alianza, México. [ Links ]
·
ORTEGA Y
GASSET, José. (1998).
El espectador. Sobre el fascismo. Democracia morbosa. Hegel y América.
La interpretación bélica de la historia. Socialización del hombre, etc.
Biblioteca Edaf. México.
·
O'DONELL,
Guillermo (1993),
"Estado democracia y ciudadanía", revista Nueva Sociedad, núm.
128, Caracas, pp. 62–87. [ Links ]
·
PICÓN SALAS,
Mariano. (1949). Comprensión
de Venezuela. Caracas.
- ------------------------------------.
(1965). Historia intelectual de Venezuela. Montevideo.
- ----------------------------
. (1968). Suma de Venezuela. Caracas.
·
PEÑALVER, Thays. (2016). ¿Cuánto falta para salir de esta
pesadilla?
Notiminuto.com Caracas 26-06.
·
-----------------------------.
(2015). La conspiración de los 12 golpes. Ensayo. Editorial, La hoja del
Norte. Caracas.
- RAMOS JIMÉNEZ, Alfredo. (1997). Las formas modernas de
la política. Estudio sobre la democratización de América Latina, Mérida,
Centro de Investigaciones de Política Comparada. Venezuela.
·
----------------------------------------------. (2015). Los partidos políticos
latinoamericanos. Una segunda Mirada. Centro de Investigaciones de Política Comparada-Universidad
de Los Andes, Mérida, 409 pp.
- ----------------------------------------------.
(1999b). “Venezuela: el ocaso de una democracia bipartidista”, Nueva
Sociedad, Caracas, Número 160, mayo-junio, p.35-42.
- -----------------------------------------------.
(1999a). “Critica del populismo realmente existente”, Nueva Sociedad, Caracas,
Número 160, marzo-abril, p.181-185.
- ------------------------------------------------.
(2000).” El liderazgo del “nuevo comienzo”. Notas sobre el fenómeno
Chávez”, Revista Venezolana de Ciencia Política, Mérida-Venezuela,
Número 18, Julio-diciembre, p.13-31.
·
-------------------------------------------------.
(2007), "¿Socialismo o populismo del siglo XXI?", La H Parlante, mayo–junio,
Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes,
Mérida–Venezuela. [ Links ]
·
–––––––––---------------------------------.
(2006), "De la democracia electoral a la democracia plebiscitaria", Revista
Venezolana de Ciencia Política, núm. 29, enero–junio, Universidad de Los
Andes. [ Links ]
·
––––––––––-------------------------------.
(2004), "Sobrevivir sin gobernar. El caso de la Venezuela de Chávez",
Nueva Sociedad, núm. 193, septiembre–octubre. [ Links ]
- RIVAS LEONE, José Antonio. (2001). “El outsiders Toledo”, El
Nacional, Caracas, sábado 9 de junio, A/7.
- SARTORI, Giovanni. (1996). Ingeniería
constitucional comparada. Una investigación de estructuras, incentivos y
resultados. Fondo de Cultura Económica. México.
- SCHMITT, Carl. (1999). El concepto de lo
político, Madrid, Alianza Editorial.
- USLAR, Pietri. Arturo. (1992). Golpe y Estado en
Venezuela. Grupo Editorial Norma. Colombia.
- VALLESPÍN, Fernando. (2000). El futuro de la
política. Taurus Pensamiento. Madrid.
- WEBER, Max. (1992). Economía
y sociedad, FCE, México. [ Links ]
- ŽIŽEK, Slavoj. (2015). Pedir lo imposible.
Edición de Young-june Park, Akal Pensamiento crítico. España.