Revista Nº28 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

Resumen:

En la Argentina del primer gobierno de Carlos Saúl Menem, se produjo una gran ruptura en las políticas del gobierno peronista. De hecho, aunque el partido gobernante era peronista, las nuevas reformas ultraliberales adoptadas por el presidente de la nación estaban en contra del supuesto peronismo clásico. Este trabajo de investigación tiene por objeto analizar el

caso de Argentina con respecto a este fenómeno de liderazgo que encarnó Menem. La investigación va a enfocarse en su rétorica política y sus estrategias argumentativas que hicieron posible su llegada al poder, la legitimación de su modelo económico y la cooptación del apoyo de sectores sociales diferentes dentro de un contexto nacional e internacional único. Por lo tanto, este trabajo va a tratar de responder a algunas preguntas que se imponen: ¿Cuáles eran las características del contexto nacional e internacional del ascenso de Menem como presidente de la nación? O en otras palabras, ¿Cuáles eran las características del contexto nacional e internacional que hicieron posible el surgimiento de su discurso y la legitimización de su rétorica? ¿Como logró Menem imponer una reforma neoliberal aunque emergió del partido peronista? ¿Cuáles eran las estrategias argumentativas que usó para alcanzar el apoyo de casi todos los sectores de la población?

 

Palabras clave: Liderazgo carismático – Rétorica y discurso emotivos – Líder – Neoliberalismo- Neopopulismo

 

Abstract:

Under the first government ofCarlos Saúl Menem, there was a significant change in Argentina’s economic policies. In fact, new reforms were adopted and had clear neoliberal characteristics even though Menem was a member of the Peronist political party. In that sense, this paper aims to analyze how Menem’s leadership, specificially, his rhetoric and argumentative strategies, made it possible for him to assert himself, legitimate his economic policies and gain the support of all the social classes in Argentina within a unique national and international context. Therefore, there are several questions that this paper will try to answer: What were the national and international contexts in which Menem emerged as president? Or in other words, what were the national and international contexts that made it possible for his rhetoric/discourse to emerge? How did Menem manage to implement a neoliberal reform while he was a member of the Peronist party? Which argumentative strategies did he use to gain the support of almost all society’s sectors?

 

Key words: Charismatic leadership – Emotional discourse and rhetoric – Leader – Neoliberalism- Neo-populism

 

L’abstract:

En Argentine, durant le premier mandat de Carlos Saúl Menem, il y a eu un réel changement politique et économique au sein de son gouvernement. En effet, de nouvelles réformes ont été adoptées. Ces dernières avaient clairement des tendances néolibérales même si Menem était issu du parti péroniste. Dans ce sens, cette dissertation vise à analiser le cas de l’Argentine en ce qui concerne ce phénomène de leadership qu’était Menem. Cela se fera en focalisant l’attention sur sa rhétorique politique et ses stratégies argumentatives, qui l’ont aidé à s’imposer en tant que président, légitimer ses politiques économiques et gagner le support des différentes classes sociales en Argentine au sein d’un contexte national et international unique. Par conséquent, il y a plusieurs questions auxquelles cette recherche essaie de répondre: Quels étaient le contexte national et international durant lequel Menem émergea comme président? Ou en d’autres mots, quels étaient le contexte national et international qui ont fait que sa rhétorique/discours a été un succès? Comment a fait Menem pour implémenter des réformes néolibérales alors qu’il était issu du parti péroniste? Quelles stratégies argumentatives a-t-il utilisé pour gagner le support de presque tous les secteurs de la société?

 

Mots clé: Leadership charismatique – Discours et rhétorique émotives- Leader – Néolibéralisme- Néopopulisme

 

El liderazgo carismático de Carlos Menem: La retórica en su primer gobierno (1989-1995)

Por: Ghita Chraibi[1]

 

 

 

1.      Introducción

 

Como bien lo destaca María Fernanda Arias[2] “La victoria de Carlos Saúl Menem en las elecciones presidenciales de mayo de 1989 asombró a muchos analistas politicos que seis años antes, frente a la victoria del Radicalismo en las elecciones presidenciales de 1983, habían pronosticado el fin del caudillismo y el folklore peronista en la política nacional y la instauración de un estilo moderno y “científico” de hacer política.” Buena parte de este trabajo parte de más o menos la misma confusión que conocieron muchos analistas políticos frente al éxito de Menem en las elecciones pero además de esto, su exito continuo después de aquéllas, aunque él cambiara su discurso e implantara reformas ultraliberales que no fueron la base de lo que había propuesto antes de ser elegido. En efecto: ¿Cómo explicar que Menem logró ascender a la presidencia como representante peronista y luego imponer una reforma neoliberal sin rechazo por parte de la población? Una de las explicaciones reside, a nuestro entender, en el caos socio económico político que reina en el contexto nacional de aquel momento y la desesperación que lo acompaña indudablemente. Esto fomentó el surgimiento de Menem como “piloto de tormentas” que  prometió traer de vuelta el orden en la nación. Así que sobre esta línea de análisis, trataremos de definir y explicar las características del contexto nacional e internacional durante los cuales Menem apareció como salvador de la nación. 

 

Menem no es un líder fácil de clasificar. En efecto, esto es precisamente difícil cuando ponemos de relieve el contraste que existía entre el discurso peronista clásico que usaba en su campaña electoral y luego su discurso ultra liberal durante su primer gobierno. Por consiguiente, no podíamos explicar el fenómeno de liderazgo que él representaba solamente desde el prisma del contexto socioeconómico nacional e internacional. De hecho, esto es evidente aunque destacamos el contexto nacional de caos que hemos mencionado y el contexto internacional que coincidía con el fin de la guerra fría. No obstante,lo que creemos que es de igual importancia es reconocer el tipo de liderazgo que hizo posible el éxito del discurso paradójico de Menem y que es sin lugar a dudas el liderazgo carismático como lo planteaba Max Weber. Así, en una segunda parte veremos que realmente, lo que hizo la diferencia para Menem era su capacidad carismática excepcional.

 

En tercer lugar, lo que se impone como factor esencial en la consolidación de la hegemonía menemista que logró imponer un viraje neoliberal muy importante es la retórica de Menem. De hecho sus estrategias argumentativas varían y su juego dialógico que hizo del peronismo clásico una base de tradición para alcanzar la modernidad que Perón hubiera querido para el país –según Menem- le dan una fuerte legitimidad para reunir el apoyo policlasista de una Argentina dividida hasta su presidencia. Muchos autores como Paula Canelo y Hernan Fair estudiaron los discursos de Menem y sostienen que él usó estrategias enunciativas muy específicas que lo ayudaron a legitimar el giro estructural neoliberal que proponía. Estas estrategias son diversas y dentro de ellas, podemos mencionar el uso de la tradición pragmática del peronismo para promover la modernidad de sus políticas dentro del prisma peronista, el uso de la política como “arte de lo posible” y como “apropiación del adversario político” pero también el uso del discurso de ruptura social y de una retórica pasional llena de ambigüedades.

Antes de desarrollar, queremos aclarar para el lector que por lo tanto, nuestra hipótesis se resume en lo siguiente: El liderazgo carismático de Menem y su retórica claramente emotiva sumados al contexto caótico de Argentina en aquel momento lograría la implementación de una ruptura de carácter neoliberal en los niveles político-institucional y socioeconómico. De hecho, pensamos que estos tres factores se combinaron para hacer de su estilo de liderazgo un fenómeno y que los tres tienen la misma importancia. Así, en el desarrollo de este trabajo, podremos ver que cada factor apoya la emergencia y la consolidación del otro.

 

2.      Marco teórico. Nuestra visión

 

2.1  Liderazgo  político versus líder político

 

Como lo subraya Martín D’Alessandro en el capítulo 8 “Liderazgo político” de la compilación Política. Cuestiones y problemas, “la palabra liderazgo ha sido y es utilizada de tantas maneras, esto es, para hacer referencia a tantas situaciones diferentes, que es prácticamente imposible lograr una definición que no sea parcial, o bien demasiado amplia”.[3] Por lo consiguiente, lo que queremos hacer es ofrecer a los lectores de este trabajo una definición más precisa de la palabra y del concepto para que sea fácil entender la diferencia entre líder y liderazgo pero, de manera más importante, para que el concepto de liderazgo carismático sobre el que se enfoca nuestra hipótesis no sea causa de confusión en el marco de nuestra investigación.

 

Es verdad como aclara Martín D’Alessandro que “la discusión sobre la relevancia de la figura del liderazgo político se retrotrae al menos hasta la Grecia antigua. Platón (427-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.), los iniciadores del pensamiento político sistemático, es decir teóricamente organizado, estaban preocupados por la estabilización política de Atenas, pero también todas las polis, en términos generales, sufrían grandes turbulencias políticas”.[4] Esto demuestra el carácter esencial que tiene el liderazgo político y explica que este concepto es más antiguo de lo que muchas personas piensan. Además, sería imposible negar la relación del concepto de líder con liderazgo. De hecho, aún Maquiavelo da pruebas de esto porque “en las repúblicas, sobre las cuales Maquiavelo trata principalmente en su libro Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1531), el papel del líder es esencial incluso desde el momento del mismo nacimiento de ellas, pues toda ciudad que tenga un “gran fundador” tendrá un gran éxito”.[5]

 

Ahora que hemos establecido los rasgos del concepto de liderazgo político y su conexión indudable con la noción de líder, hay que simplificarlo mucho más para poder plantear el concepto sociológico del liderazgo como lo veía Weber. En efecto, Santiago C. Leiras hace justamente eso en su ensayo sobre el Liderazgo político: estilo (neo) populista, estrategia (neo)decisionista. Hacia un modelo de interpretación en contexto democrático.[6]Entonces, en vez de desarrollar une nueva aproximación conceptual, ofrecemos la de Leiras en lo siguiente:

 

“Entendemos el concepto de líder político como un sujeto particular investido de un poder de decisión. En un sentido más técnico, un líder es aquella persona que ejerce su autoridad sobre los miembros de un grupo basándose en la confianza que éstos le otorgan, y en el reconocimiento general de su superioridad en el conjunto de cuestiones que afectan a dicho grupo (Arlotti, 2003). Hacemos referencia en cambio con la noción de liderazgo político, a la naturaleza de la acción realizada por aquel sujeto. Si el líder es un actor individualmente considerado, el liderazgo será un tipo de relación de una determinada cuestión o conjunto de cuestiones o issues(Cavalli, 1999; Conin, 1980; Edwards III y Wayne, 1985; Fabbrini, 1999; Greenstein, 1988; Mac Gregor Burns, 1973; Lindholm, 1997).

La distinción entre una y otra noción adquiere sentido no sólo a partir del hecho de que el líder no coincide necesariamente con el liderazgo, sino además porque esta relación se desarrolla en un contexto determinado. Es decir, el liderazgo no solamente remite a la relación que se establece entre el líder y los otros – sean estos ciudadanos o no, que interactúan directa y regularmente con el líder- sino también una relación que se desarrolla dentro de un determinado contexto institucional y en una situación histórica dada.”

 

Esta aclaración de la diferencia que existe entre los dos conceptos aunque están íntimamente conectados en esencia, sirve también como introducción al punto siguiente que es la teoría del liderazgo carismático de Max Weber. En efecto, esta aproximación conceptual de Leiras concuerda con las bases de la visión sociológica del liderazgo según Max Weber (1864-1921), uno de los padres de la sociología moderna como lo describe Martín D’Alessandro. El liderazgo para Weber es una relación social asimilada a una relación de dominación dentro de la cual hay obediencia. Sin embargo, Martín D’Alessandro[7] resalta este punto aclarando que esta dominación no es tanto “el mero ejercicio de poder” sino que es como lo define Weber “la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas” (Weber, 1996a: 43). Además, esta obediencia se cambia en adhesión (Levi, 1997: 862) cuando se legitima la dominación. Y esto nos conduce a hablar de los tipos de dominación que Weber identificó: el tradicional, el legal-racional y el carismático. Como hemos establecido en nuestra introducción, el tipo de dominación que nos interesa en este trabajo es el tercer tipo de dominación legítima que propone Weber, “la dominación carismática”.

 

2.2  Liderazgo carismático según Max Weber

 

“El carisma resulta de vital importancia en la consecución y legitimación del poder en determinados regímenes políticos”. Max Weber (1981)

 

Como hemos visto, hay una conexión muy íntima entre el concepto de liderazgo y de líder. Basándonos en eso, lo que nos interesa en el marco de nuestra investigación es definir y explicar la teoría Weberiana sobre el liderazgo carismático para luego analizar el liderazgo de Menem como líder de la nación entre 1989 y 1995. En primer lugar, hay que fijarse en la definición del carisma mismo para mejor entender lo que propone Weber. Según algunos diccionarios, carisma del latín charisma tiene origen en una pablabra griega que significa “agradar” y en general se refiere a la abilidad para atraer y cautivar a los demás por su presencia o su forma de hablar.[8] En segundo lugar, queremos proponer la versión simplificada de la explicación de la dominación carismática como la propone Martin D’Alessandro y María Fernanda Arias y luego vamos a explorar teorías más recientes que la de Weber y ver cómo se complementan.

 

Así como lo expone Martin D’Alessandro “según Weber, se obedece a una persona en virtud de sus dotes sobrenaturales, facultades mágicas, revelaciones, heroísmo, poder intelectual u oratorio. Se genera una devoción personal al caudillo a causa de lo extra cotidiano y excepcional de sus cualidades. El caudillo es el profeta, el héroe guerrero o el gran demagogo, que por sus revelaciones, acciones o decisiones, respectivamente, logra un tipo de obediencia en el que no hay reglas estatuidas ni tradicionales, sino que el poder se lo otorga la creencia en él, que él mismo exige como un deber y que atribuye a la “gracia de Dios” por medio de milagros, éxitos en la batalla o prosperidad de los súbditos.”[9] Añade que aunque el concepto de carisma parece un poco amplio, “queda claro que refiere al magnetismo, capacidad de persuasión y atractivo no racional de alguna persona, que inspira reverencia, fervor o dependencia emocional (Gardner, 1993: 35).”[10] María Fernanda Arias aclara otra parte de la teoría de Weber explicando que él también “advierte la existencia de dos fenómenos relacionados con el carisma: no existe en estado puro sino mezclado con formas tradicionales y legales, y el líder carismático aparece con más frecuencia en situaciones de crisis moral, psicológica, política y económica”.[11]

 

Es evidente que Weber es el padre de la discusión sobre el liderazgo carismático, y hay que reconocer que muchos autores usan su teoría cuando tratan de explorar esta cuestión con más profundidad con relación a uno u otro tema. De hecho, Harold B. Jones, demuestra, en su artículo “Magic, meaning and leadership: Weber’s model and the empirical literature” que su modelo ofrece como un “framework” para otras teorías y pruebas sobre la cuestión de liderazgo carismático. Un ejemplo de esto, es la teoría de Durkheim (1965) en la cual expone el concepto de “mana” que ayuda según Jones a elucidar otro aspecto de la teoría Weberiana sobre el liderazgo carismático. Según Durkheim, “the mana is therefore regarded as a benevolent power, and the persons or objects upon which it is believed to rest are treated as the benefactors of the community”[12]. Y esto concuerda con lo que Weber (1963) dice “attributions of authority and power (charisma) flow to the people and things that have become symbolic expressions of the collective good”[13]. Para concluir, el resumen de Trite y Beyer (I 986, pp. 118-l 19) que propone Robert J. House de la Universidad de Pennsylvania en su artículo “Weber and the neo-charismatic leadership paradigm: a response to Beyer” nos servirá en nuestra análisis del liderazgo de Menem, así ponemos de relieve los elementos de la teoría de Weber como ellos hicieron: “(1) an extraordinarily gifted person. (2) a social crisis or situation of desperation, (3) a set of ideas providing a radical solution to the crisis. (4) a set of followers who are attracted to the exceptional person and come to believe that he or she is directly linked to transcendent powers, and (5) the validation of that person’s extraordinary gifts and transcendence by repeated successes. They viewed charisma as a sociological phenomenon that emerged from the interaction of all of these elements, and argued that all of them must be present to some degree for charisma to occur.”[14] Este resumen de elementos necesarios para que emerja un líder carismático nos va a servir a exponer nuestro trabajo y va a ser el marco teórico más importante que usemos para consolidar nuestra hipótesis.

Esto nos incita a explorar la teoría de Weber enfocándonos sobre el liderazgo carismático como agente de cambio social. En efecto, su teoría demuestra que todas estas capacidades del líder carismático fomentan el apoyo de la gente y la incita a  trabajar con él para alcanzar su visión, dada la creencia de que él promueve el bien común. Viviane Seyranian y Michelle C. Bligh subrayan esto en su artículo “Presidential charismatic leadership: Exploring the rhetoric of social change” diciendo que “charismatic leaders institute social change and alter the status quo in some fundamental way (see Fiol et al., 1999)”[15]. Además de exponer esto, estos autores destacan la importancia de analizar la retórica del cambio social, o en otras palabras, de la ruptura social que los líderes carismáticos imponen. Este argumento se refuerza cuando aclaran que los líderes carismáticos utilizan estrategias de comunicación especificas para inspirar y motivar sus seguidores a actuar en conjunto con ellos para implementar una ruptura social que la comunidad necesita y que solo él dirigirá (Bligh, Kohles, & Meindl, 2004a; Emrich et al., 2001; Fiol et al., 1999; Shamir, Arthur, & House, 1994).[16] Por consiguiente, nos parece esencial admitir la importancia de una retórica especifica para los líderes carismáticos y es por eso  que el desarrollo siguiente corresponde al discurso político del líder carismático y la retórica de la ruptura social.

 

2.3  El discurso político del líder carismático o la retórica de la ruptura social

"Un significante vacío es, en sentido estricto del término, un significante sin significado". Ernesto Laclau

 

En primer lugar, antes de desarollar la teoría de Ernesto Laclau sobre el discurso político y las características del discurso político de un líder carismático, queremos proponer una definición del discurso político y su importancia como lo ha subrayado Teun A. van Dijk[17]. De hecho, él explica que el discurso político es simplemente definido por sus actores y/o autores, lo que significa que los políticos son los que lo producen, o sea los presidentes, ministros y otros representantes de la política en la escena pública. Lo que es mucho más interesante para nosotros, es que él añade que la mayoría de los estudios de discurso político se basan en el discurso escrito o dicho por políticos profesionales o instituciones políticas ambos al nivel local o internacional. Eso es lo que pretendemos hacer gracias a este trabajo, siguiendo como él dice “the studies of politicians (that) take a discourse analytical approach (Carbó 1984; Dillon et al. 1990; Harris 1991; Holly 1990; Maynard 1994; Seidel 1988b)”[18]. Además, lo que proponemos es un estudio de la retórica de Menem, y es esencial reconocer que varios autores han dado mucha atención a la retórica presidencial en general como lo destaca Teun A. van Dijk. De hecho él dice que “in the USA, especially studies of presidential rhetoric are numerous (see, e.g., Campbell & Jamieson 1990; Hart 1984; Snyder & Higgins 1990; Stuckey 1989; Thompson 1987e; Windt 1983, 1990).”[19]

            Ahora que hemos aclarado el significado de lo que pretendemos explorar, -el discurso político escrito o hablado de Menem o su retórica presidencial de 1989-1995- hay que reconocer que hay diversas teorías discursivas y que tenemos que limitar el marco que elegimos. De hecho, vamos a centrarnos sobre dos marcos: el primero son los conceptos de Ernesto Laclau (1985) con su teoría de hegemonía, pero principalmente la importancia del discurso político dentro de ésta, y el segundo se basa sobre la teoría de campo de Lewin (1951) (“field theory”) que luego corroboró también Fiol et al. (1999) y que se enfoca sobre las estrategias argumentativas que usan los líderes carismáticos para efectuar un cambio social importante.

            Primero, vamos a aclarar lo que vamos a usar de la teoría de Laclau. Como explica Hernán Fair en su tésis “El discurso de ruptura social del menemismo”[20]:

“Partiendo de la base de que toda identidad es diferencial y relacional (De Saussure, 1961), la teoría de la hegemonía de Laclau enfatiza la importancia que adquieren los significantes (palabras, imágenes) en su función de «vaciamiento» de las demandas sociales equivalenciales. En otras palabras, parte de la primacía del significante sobre el significado señalada ya por Lacan, para analizar el modo en el que algunos significantes logran trascender o «vaciar» su inherente particularismo para articular simbólicamente demandas más universales que le permiten hegemonizar, en sentido gramsciano, el espacio social. En ese contexto, Laclau hace referencia a la noción de «significante vacío» o «significante tendencialmente vacío», para dar cuenta de la constitución de una cadena de equivalencias a partir de una dispersión de demandas fragmentadas que se unifican en un «punto nodal» (Laclau y Mouffe, 1987), actuando como contraposición a otra cadena de equivalencias amenazante del sistema.”

Esta explicación simplifica la teoría de Laclau, poniendo de relieve la importancia del discurso (palabras, imágenes) en la construcción de una hegemonía. En efecto, esto es destacado también por Federico Tarragoni, en su homenaje al teórico argentino cuando dice en su artículo Laclau : À la recherche du politique perdu “la seule instance à même d’unir symboliquement là où la structure sociale peut éloigner, diviser et polariser, est selon Laclau le langage. Le langage créé des fronts de bataille communs, malgré des intérêts de classe divergents, et fournit une grammaire pour passer d’une demande individuelle à un conflit collectif.[21]  Igualmente, Federico Tarragoni subraya la ambigüedad que está también generada por el discurso y el lenguaje que a su vez, generan la hegemonía.

            Como hemos dicho, el segundo marco importante que pretendemos usar es la teoría de campo deLewin (1951) que luego corroboró también Fiol et al. (1999) y que se enfoca sobre las estrategias argumentativas que usan los líderes carismáticos para efectuar un cambio social importante. Lewin sugiere que los líderes carismáticos adoptan estrategias retóricas precisamente para cambiar las ideas, los valores y las motivaciones de sus seguidores.[22]Esto se hace, según él, pasando por fases durante las cuales estos líderes niegan el miedo que los seguidores sienten ante el cambio, la novedad y la innovación. De hecho, ellos fomentan su apoyo creando un deseo por promover lo no convencional y el desafio al status quo. Probando esta teoría gracias al estudio de 42 discursos presidenciales, Fiol et al. (1999) indica que los líderes carismáticos usan más negación, inclusión, y retórica abstracta en comparación con los líderes que no lo son. Otras teorías se han añadido a la de Lewin, y concuerdan con ella. Por ejemplo, Bass (1985, citado en Shamir et al., 1993, p. 583) precisa que “charismatic leaders stress vague and distal goals with utopian outcomes to encourage followers' faith in a better future. Towards this end, charismatic leaders may also use “symbolism, mysticism, imaging and fantasy”.[23]

Así que,utilizando como referencia un corpus discursivo basado en alocuciones del presidente Carlos Menem durante su primer período de gobierno (1989-1995), nos proponemos analizar cómo el aspecto de ruptura social unido a las características discursivas peronistas y de algunas estrategias de enunciación específicas, todos presentes en la retórica de Menem, lo ayudaron a imponerse y legitimarse como líder carismático siempre dentro del marco teórico de los elementos necesarios para la emergencia del líder carismático según Weber.

2.4  El discurso peronista clásico

 

“Los hombres que, como yo, viven solamente para el pueblo, necesitan de esa solidaridad. Por eso siempre que yo he hablado al pueblo, más que órdenes, he impartido consejos. Un presidente que aconseja, más que presidente es un amigo, y eso es, precisamente, lo que yo quiero ser de mi pueblo: un amigo. Cumpliendo siempre la primera verdad establecida en nuestro catecismo peronista, que dice que la verdadera democracia consiste en que el gobierno haga solamente lo que el pueblo quiere y defienda un solo interés: el del pueblo.”

                                                15 de abril de 1953 - Discurso de Juan Domingo Perón

 

El peronismo es un movimiento político creado por Juan Domingo Perón en los años ‘40 en Argentina y, como lo subraya Victor Armony en su tesis sobre el populismo y el neopopulismo en Argentina, ha sido considerado como la expresión del populismo latino-americano. Reconocemos que hay varias definiciones del populismo y que éstas a veces resultan en mucha confusión. Así que vamos a contar con la definición ofrecida por el diccionario de la lengua española y que aclara que el populismo es simplemente “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares[24]. Generalmente, se refiere a estas clases populares como “el pueblo” o como lo hizo Perón muchas veces diciendo “Trabajadores”. Antes de exponer algunas características del peronismo clásico, nos parece importante aclarar brevemente en qué contexto emergió el peronismo.

 

Es esencial considerar el contexto socioeconómico de Argentina a fines del año 1930. En efecto, la crisis económica internacional hizo que cada país “tomara medidas en su propia salvaguardia, sin tener en cuenta los efectos sobre el conjunto del sistema”[25]. Por consiguiente, la economía argentina fue fuerte y negativamente afectada. Por ejemplo, la capacidad importadora del país sufrió a causa de la crisis de divisas. Así, las empresas medianas y pequeñas dedicadas a la manufactura llenaron el vacío creado por esta crisis y promovieron la demanda interna. Esta reestructuración capitalista, sumada al fraude electoral que dominaba la escena política de ese período, era un cóctel explosivo para el país y muchas personas decidieron mudarse a la perifería de Buenos Aires y vivieron en condiciones muy precarias. Por lo tanto, eso creó mucho descontento y frustración dirigida en contra de las instituciones del país, y contribuyó a consolidar una conciencia sindicalista muy fuerte. El peronismo emergió como resultado de estas tendencias socioeconómicas, y Perón fue el líder que definió el carácter populista del partido y de su discurso político desde su primera palabra dirigida al pueblo el 17 de Octubre de 1945, en un balcón de la Casa Rosada, cuando dijo: “¡Trabajadores!”

 

            Sigal y Verón explican que «la puesta en marcha del proyecto peronista es una especie de vaciamiento de la historicidad concreta propia de la sociedad anterior al proyecto; una vez orientada por el proyecto peronista de la unificación nacional, la sociedad comienza a funcionar en otra escala, en otro registro».[26] Estos autores ponen de relieve las características del peronismo, aclarando que la estructura de enunciación peronista tiene un recurrente “vaciamiento del campo político” y una “doctrina vacía”.Esto se ve en la formación de una situación de emergencia y la necesidad de la unión del colectivo argentino para superarla. En las palabras de Sigal y Verón, el vaciamiento del campo político se demuestra por la “situación de urgencia, necesidad de unión solidaria fundada en el colectivo argentinos, por oposición a la parcialidad y la fragmentación asociadas a la “acción política”.[27]Como lo expone Paula Canelo,

“Fueron los trabajos de Sigal y Verón los primeros en destacar un rasgo central del «peronismo tradicional»: el de articularse a partir de una doctrina vacía, independiente de las «ideologías», en la que el Líder está autorizado a combinar los contenidos más diversos. Según Minogue, y en contraste con las consolidadas ideologías europeas, los populismos tercermundistas no pueden ser doctrinarios: toda exigencia ideológica debe ser subordinada al pragmatismo que es dictado por las exigencias del momento. En efecto, la condición de Líder le había permitido al general Perón, durante décadas y de acuerdo con las necesidades políticas coyunturales, articular y diluir las alianzas y confrontaciones más disímiles, imprimir notables cambios de contenido en la doctrina, y constituirse en el único intérprete autorizado o «enunciador primero» de la misma. En su entorno, varios fueron los grupos peronistas que intentaron constituirse en «enunciadores segundos», lo que los llevó a la necesidad de legitimar su propia palabra o accionar en «lo que hubiera dicho o hecho Perón ».”[28]

Además de lo que hemos mencionado hasta ahora, hay otras características que se pueden ver en el discurso peronista clásico. En efecto, se enfatiza mucho el concepto nacionalista de la gran patria: una idea utópica de la gran Argentina que Perón quería alcanzar gracias a la nacionalización y la centralización que acabarían con la dependencia económica. El orgullo nacional era muy importante en la doctrina peronista en su ruptura con la Argentina liberal. El peronismo pretendía traer de vuelta la dignidad gracias a la optimización de la producción y del consumo argentino.

 

 

2.5  La importancia de la crisis en la emergencia de líderes carismáticos

 

Ya hemos mencionado que Trite y Beyer ofrecen un resumen de la teoría de Weber sobre los elementos que contribuyen a la emergencia de líderes. Estos serían: la presencia de una persona con aptitudes excepcionales y con ideas radicales como solución a una crisis social o situación de desesperación. Además, los seguidores llegan a crear en el poder del líder para solucionar la situación por sus éxitos repetidos. Dado esto, lo que nos interesa en esta parte del marco teórico de nuestro trabajo es que la presencia de una crisis social o situación de desesperación contribuye en la emergencia de un líder carismático. En efecto, diversos autores han corroborado este punto. Por ejemplo, autores clásicos como Weber o Karl Marx, además de otros como Fred Greenstein, y Carina Perelli, todos ofrecen trabajos que apoyan esta teoría, y esto es lo que proponemos demostrar antes de pasar a la exposición de los antecedentes histórico-políticos de Argentina antes de la primera presidencia de Menem en 1989.

 

            En su capítulo sobre liderazgo político, Martin D’Alessandro precisa que “la ciencia política entiende, sobre todo a partir de autores clásicos como Weber o Karl Marx (1818-1883), que el comportamiento político se explica mejor por las características de la sociedad en su conjunto y de las relaciones de situación que ella genera, que de las personas tomadas individualmente. En otras palabras, las eventuales situaciones de liderazgo también dependen de factores macro que las influyen (o incluso determinan).”[29]Menciona a Fred Greenstein también, precisando que este autor clásico sobre la cuestión del liderazgo político dijo que la “influencia sobre las acciones individuales depende, sobre todo, de a) el grado en la que la sociedad de que se trate admita cambios, o dicho de otro modo, de cuán flexible sea la estructura del ambiente en el que esa acción tiene lugar (el impacto aumentará si la sociedad de que se trata es capaz de asimilar cambios y situaciones novedosas), b) la ubicación del actor en el esquema estructural de ese ambiente, y c) la habilidad estratégica del actor para lograr que su acción tenga impacto (Greenstein, 1970, 1972)”[30]. Martin D’Alessandro también añade lo que dijo Blondel (1991: 432-433) sobre la relación del líder con su entorno, y que también aclara que “los científicos sociales hayan empezado a observar cada vez mas que las cualidades que se necesitan para ser líder no pueden definirse en abstracto sino que, por el contrario, deben relacionarse con las circunstancias que rodean al surgimiento del líder[31]”.

 

            Asimismo, Carina Perelli expone en su capítulo “La personalización de la política. Nuevos caudillos, outsiders, política mediática y política informal” (1995) que la conjunción de muchos factores resultan en el surgimiento de líderes fuertes como: “crisis del partido, desconfianza en los liderazgos anteriores, necesidad de un mensaje de esperanza para la población, existencia de personalidades dispuestas a ejercer un liderazgo sin ataduras, de fácil comunicación con la masa y manejo de los medios de información, con proposiciones, vagas, pragmáticas, que tienen en cuenta a los intereses populares y disposición a la negociación[32].”

 

            Todo esto nos sirve para proponer que los antecedentes histórico-políticos caóticos de Argentina antes del surgimiento de Carlos Menem como presidente resultan en la fatiga de los ciudadanos y en su desesperación. Esto considerablemente ayudó a Menem a legitimarse a pesar del viraje neoliberal que impuso cuando ascendió a la presidencia de la nación, y aunque muchos dijeran que engañó sus votantes.

 

3.      Antecedentes histórico-políticos de Argentina

 

3.1  Contexto nacional

 

La situación socioeconómica y política en Argentina justo antes de las elecciones de 1989 era por lo menos caótica y había sido así por mucho tiempo lo que fomentaba la frustración y el descontento de la población argentina. Esta crisis tiene rasgos anteriores al año 1989 aunque se puede ver que este año representó la culminación de la paciencia de los ciudadanos frente a la incapacidad de Raúl Alfonsín de ofrecer soluciones viables. De hecho, “desde los años 70 se fueron disolviendo los consensos en torno de la acción estatal, desaparecieron las autolimitaciones a los comportamientos políticos más destructivos e intolerantes y se agudizaron tanto la crisis fiscal como la inflación[33].” Asimismo, hay que reconocer que lo que indudablemente ayudó a Alfonsín era la percepción inicial de la población de que la dictadura era el verdadero problema. Esta percepción de que “las dificultades del país se resumían en la dictadura y que, por lo tanto, una reversión de sus políticas económicas en el marco de un gobierno democrático servirían para normalizar tanto institucional como económicamente al país[34]” también condujo a Alfonsín al fracaso cuando se vio claramente que él no iba a resolver el problema de las dificultades económicas.

 

Por un lado, las dificultades económicas no resueltas por parte de Alfonsín, pusieron fin a los sueños asociados a la “primavera democrática” de los primeros años del gobierno radical. En efecto, el debilitamiento de su gobierno en todos los frentes se puede deducir desde los datos de la hiperinflación. Así que, como precisa Hernan Fair,  “Menem asumió el poder en medio de una hiperinlfación inédita en la historia del país, con índices que llegarían a 78.5% en mayo y 114.5% en junio, sumando un total de 613% en sólo 6 meses, y tasas de endeudamiento externo y déficit fiscal incontrolables. Este proceso de caos económico sería acompañado, además, por una profunda decadencia de la situación sociolaboral de los trabajadores asalariados, lo que se expresaría en un incremento de los índices de desocupación y subocupación, así como en un fenomenal aumento de los indicadores de pobreza y precarización social[35].”

 

            Por otro lado, al nivel político, a causa de esta crisis socioeconómica el estado también estaba debilitado. Esto condujo a una crisis de representación política muy fuerte y “al desprestigio de la clase política que se produjo hacia el fin del gobierno de Alfonsín[36]”. Así que mientras el peronismo conocía una renovación dentro de su partido que se caracterizaba principalmente por la búsqueda de otros recursos financieros aparte de los gremios, la adopción del voto directo dentro del partido y el establecimiento del control político sobre la mayoría de las provincias a partir de las elecciones de 1987, Alfonsín apoyaba medidas económicas débiles, desprestigiaba el gobierno y permanecía preso de su discurso inicial. Esto añadido a “quince años de fracasos desde 1975 fue, como señala Cavarozzi, la devaluación de la política que tuvo efectos ambiguos. Si por una parte contribuyó a aceptar la contracción de las esferas de acción y regulación estatal, por la otra, debilitó el consenso sobre el cual se basan el Estado, la sociedad e incluso el mercado[37].”

 

            Toda esta coyuntura de caos económico, político y social ayudó a Menem a legitimarse como piloto de tormentas. Además, el debilitamiento del consenso sobre el cual se basan el Estado, la sociedad e incluso el mercado es también crucial para entender porque él no tendría que afrontar mucha oposición después de implementar sus políticas neoliberales que promovieron “más mercado” y “menos Estado”. Por fin, y sólo con el objeto de destacar otra vez la gravedad de la situación nacional de la que emergió Menem, hay que mencionar que poco después del éxito peronista en las elecciones de 1989, “se inició un episodio que contribuyó a aumentar la sensación de inseguridad colectiva: los saqueos a los supermercados por parte de los sectores más carenciados de la población[38].” Por consiguiente, es muy fácil discernir la imagen de descontrol social que reinaba.

 

3.2  Contexto internacional

 

“La historia de los veinte años que siguieron a 1973 es la historia de un mundo que perdió el rumbo y se deslizó hacia la inestabilidad y la crisis.”

Eric Hobsbawn

 

Como nos dice Eric Hobsbawn la gran crisis internacional en los años ‘70 y ‘80 tocó el mundo entero. En efecto, había mucha inestabilidad en Europa occidental, Estados Unidos, la URSS y en muchas partes del tercer mundo. La desaceleración del crecimiento económico tuvo un papel importante en esto, además de la inflación y de los crecientes gastos sociales del Estado. Lo que era peor aún, era la fluctuación de los precios del petróleo: “En 1973 y 1978, los bruscos y descomunales aumentos del precio del petróleo agregaron un nuevo disturbio a la situación; se bloqueó el crecimiento de los sectores industriales intensivos en energía, que habían sido los más dinámicos hasta ese momento, y la inflación se generalizó a escala internacional[39].” No tenemos que precisar que esto impactó las relaciones comerciales entre los países. Lo que se ve también es que muchos gobiernos frente a la profundidad de la crisis del “Estado de bienestar”[40] adoptaron políticas que impusieron el control del gasto público y un debate significativo empezó a tomar proporciones importantes: “el rol del Estado y la política económica, sus objetivos, prioridades y restricciones[41]”.

 

Es en este contexto que llegaron al poder varios políticos neoliberales en las grandes potencias del mundo: Ronald Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña. Desde los nuevos gobiernos “se recomendaba la descentralización, la privatización, la focalización y el control de gestión en lugar de la intervención directa en los servicios públicos y sociales[42]”. El resultado de esto es que el modelo de Estado que hasta la década del ‘70 era más o menos el único modelo que existía -el Estado-nación benefactor- se volvió fuertemente cuestionado. Por lo tanto, la globalización  económica corroboró el retraso del Estado y de su soberanía de manera general. Asimismo, el fin de la guerra fría que coincidió con el ascenso de Menem no es un dato menor.

 

            En conjunto, esta crisis internacional había fomentado una exagerada especulación financiera y la “bicicleta financiera” y condujo a la “época de la plata dulce” en Latinoamérica. Sin embargo, la mayoría de los países al nivel internacional también tuvo que lidiar con el debate sobre el rol del estado y el grado de intervención que éste debería tener para evitar el crecimiento de la miseria dentro de los países. Lo que se puede deducir gracias a los datos que resultaron de esta situación es que los neoliberales llegaron al poder en las grandes potencias y que las medidas neoliberales – por ejemplo: el retorno al concepto de laissez faire, la reducción del gasto público, y la inversión privada- eran promovidas también en países del Tercer mundo. El consenso de Washington en 1990 es uno de los resultados más obvios de lo que era fomentado en ese contexto internacional.Así, el hecho de que durante el gobierno de Menem el canciller Di Tella identificara las relaciones que este gobierno quería tener con los Estados Unidos como “relaciones carnales” no fue una coincidencia dada la creciente importancia de los neoliberales en el mundo y la globalización económica.

 

4.      EL liderazgo carismático de Menem

 

4.1  Una persona con capacidades excepcionales

 

Lo que proponemos demostrar es que Carlos Menem logró ser percibido como una persona con capacidades excepcionales para salvar al país del caos que reinaba y que Alfonsín no había podido enfrentar. Alfonsín dejó el gobierno seis meses antes del fin de su mandato y así Menem surgió como el piloto de tormentas que la gran Argentina, como la imaginaba Perón, necesitaba. En efecto, como dice María Fernanda Arias “muchos pensaron que el peronismo llegaba a su fin, que no podía sobrevivir sin su líder[43]”. Sin embargo, Menem, quien era parte de la renovación peronista, venció a Cafiero dentro del partido en 1988 y después ascendió a la presidencia de la nación. “Síganme, no los voy a defraudar” fue una de las primeras frases que usó y de hecho la población lo hizo porque creía en su habilidad para evitar la inestabilidad y el desorden económico continuos.

 

La mediatización de la política en este período no es de menor importancia, porque es uno de los recursos que Menem usó para imponerse como una persona con capacidades excepcionales– además de su discurso que luego vamos a exponer-. Menem usaba los medios masivos de comunicación como la televisión para promover su contienda electoral y construirse una credibilidad muy fuerte dentro del imaginario social argentino. Como lo subraya María Victoria Vaccaro en su tesis sobre los medios de comunicación y la creación del liderazgo político, “Menem se presentaba a sí mismo como el elegido para llevar a cabo una profunda conversión que escapaba de las ideologías y dejaba de lado el pasado.[44]” Ella también aclara que la popularidad de Menem durante sus primeros meses de gestión era impresionante: “se ubicó entre el 60 y el 80%, cayendo a niveles más bajos a fines del 89’y del 90’, pero luego de los momentos de crisis subió hasta colocarse en un promedio de entre el 40 y 60% de adhesión[45].”Se entiende que su uso de los medios de comunicación le permitió validarse como un líder exitoso. Como han detallado Bosoer y Leiras[46], Menem se creó una legitimación cultural donde la población lo veía como caudillo restaurador y revolucionario que puede hacer frente a la doble transición “del autoritarismo a la democracia y del estatismo económico a políticas de libre mercado, desregulación y activa adaptación a los ritmos impuestos por el proceso de globalización capitalista[47].” Parece que la mayoría de las acciones políticas de Menem proponían imponerlo como exitoso y poderoso, y como dice María Victoria Vaccaro “entre éstos figuran sus glamorosas amistadas, muchas del mundo del espectáculo, sus romances luego del divorcio, su vestuario “informal”, camperas de cuero y zapatillas último modelo, o un regalo que casi no fue devuelto, la Ferrari Testarrosa.”

 

            La razón por la cual pensamos que es importante mencionar esta percepción que la gente tenía de Menem y que él logró legitimar gracias a sus acciones políticas, nos trae de vuelta a la teoría del líder carismático de Weber. Dos elementos que la teoría señala y que contribuyen al surgimiento de un líder carismático son la percepción de que la persona tiene habilidades excepcionales, pero también la validación de esta persona gracias a éxitos repetidos, algo que los medios de comunicación proyectaron de una manera muy efectiva en el caso de Menem. De hecho, la culminación de esto se ve en la “Plaza del Sí” en abril de 1990, como lo pone de relieve Vaccaro al decir “convocados por sectores del gobierno y figuras de los medios, muchos argentinos de diferentes estamentos se concentraron en Plaza de Mayo expresando su apoyo al camino seguido por el presidente.[48]” Esto también muestra que los seguidores habían de hecho aceptado a Menem como persona con habilidades excepcionales para cambiar el futuro del país. Así, se confirma también otro de los elementos de la teoría de Weber sobre el surgimiento del líder carismático: los seguidores que creen en el poder del líder para solucionar la situación.

 

4.2  Ideas de cambio extremo como solución

 

Como ya se puede entender desde nuestro marco teórico weberiano, las ideas de cambio extremo que Menem ofreció como solución a la inestabilidad económica, política y social que reinaba en el país constituyen también un elemento importante en su surgimiento como líder carismático tan pronto como llegó a ser elegido presidente de la nación. De hecho, como aclara Hernan Fair[49]:

“Mientras muchos de sus votantes esperaban el “Salariazo” y la “Revolución Productiva”, una vez en el poder, “con el fanatismo propio de los conversos recientes” (Camou, 1998: 90), el electo Presidente dejó de lado todo rasgo de ambigüedad, se cortó para siempre las patillas que buscaban asemerjarlo al caudillo riojano Facundo Quiroga y al imaginario campechano y popular, y se dedicó a aplicar sin vueltas el rumbo neoliberal promovido por las principales sectores del establishment local e internacional. Con el respaldo de los más grandes empresarios del capital concentrado, expresado en la incorporación a su Gobierno de directivos del conglomerado Bunge y Born y del ingeniero Álvaro Alsogaray, símbolo del neoliberalismo, de gran parte del campo sindical y partidario, además de los sectores castrenses, y también de los Estados Unidos, con cuya política exterior se alineó a punto tal de constituir unas inéditas “relaciones carnales”, el líder peronista se dedicó a aplicar, con celeridad, un profundo e inédito programa de reforma estructural, de fuerte orientación neoliberal, que intentaba ganarse como sea el respaldo y la confianza de los grandes inversores (Gerchunoff y Torre, 1996; Palermo y Novaro, 1996).”

 

Este viraje neoliberal, era una solución de cambio extremo e inédita porque el partido peronista tiene un pasado fuertemente sindicalista y a favor de una gran intervención del Estado en las políticas económicas del país. Asimismo, este “giro copernicano”[50] tuvo como consecuencia una reestructuración económica y social importante que dio fin a la “matriz estadocéntrica”[51]. Así, las privatizaciones ganaron terreno y el mercado libre y autorregulado empezó a ser el foco del primer gobierno de Menem tan pronto como ascendió a la presidencia. Como precisa Vaccaro, Menem lanzaba decretos y leyes que lo ayudaron a afirmar este nuevo modelo estatal “la Ley 23.696 de “Reforma del Estado y Reestructuración de empresas públicas” que declaró la necesidad de privatizar una extensa lista de empresas del Estado, y la 23.697 de “Emergencia Económica” que suspendía todo tipo de subsidios, privilegios y regímenes de promoción, autorizando también el despido de empleados estatales.” Además de estas leyes y un número exagerado de decretos, que otorgaron al gobierno de Menem un estilo neodecisionista como lo planteraon Bosoer y Leiras, diciendo que este estilo “se corresponde con una forma de democracia “delegativa” y reinterpreta el principio republicano de la división de poderes … como “división de funciones” de un mismo y único poder estatal”[52], la Ley de Convertibilidad instaurada en marzo de 1991 también ayudó a Menem a legitimarse como piloto de tormentas. De hecho, este plan de estabilización y todas las reformas estructurales que implementó Menem lo legitimaron como restaurador del orden económico de la nación porque el nuevo Ministro de Economía, Domingo Cavallo, gracias a ese plan de Convertibilidad estabilizó la tasa inflacionaria.

 

Otro aspecto de las acciones de cambio extremo de Menem es la cooptación policlasista que implementó para obtener el apoyo de todos los sectores sociales argentinos y crear una hegemonía social. Ejemplos de esto han sido resumido por Vaccaro que señala que esos gestos fueron “el abrazo con el “ultragorilista” almirante Rojas y el indulto a los militares procesados o condenados en el marco de una supuesta “reconciliación nacional” que incluyó asimismo la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas.”[53]Igualmente, Menem logró firmar el Pacto de Olivos con el “enemigo” radical que fue la base de la reforma constitucional del 1994 que él quiso presentar como una vía para el bienestar del país -aunque es claro que eso fue una herramienta para poder vencer el último obstáculo para permitir su reelección.-.[54]

 

En conjunto, estas reformas estatales de cambio extremo que implementó Menem confirman que de hecho él tuvo soluciones muy diferentes para presentar a la población, y según la teoría de Weber esto lo ayudó a legitimarse como líder carismático con un discurso político de ruptura social a pesar de sus ambigüedades propias del periodo de su campaña electoral.

 

5.      El arte del discurso de Menem o la retórica en su primer gobierno (1989-1995) 

 

5.1  Discurso de ruptura social con características peronistas clásicas

 

Dentro del marco teórico que hemos presentado, una de las características las más salientes de la enunciación peronista clásica es el recurrente vaciamiento del campo político y la doctrina vacía. Menem claramente adoptó esta estructura de enunciación, especialmente antes de las elecciones internas del partido y durante su campaña electoral. Por ejemplo, como destaca María Fernanda Arias, en su discurso, que exponemos abajo, “compara su victoria en las elecciones internas con otro 17 octubre y deja implícito que el otro candidato, Cafiero, no representa al verdadero peronsimo que irrumpió en las calles para salvar a su líder en ese día glorioso.”[55] Elle resumió lo que este candidato quería hacer: mostrar que según él “su misión como futuro líder parecería ser la de salvaguardar la historia peronista y hacer que el pueblo preserve ese legado.”[56]

 

Menem dijo: “Es preciso que cada militante peronista se transforme en un guardían del destino del Peronismo y hacer un 17 octubre con su voto en las urnas”…”debemos cumplir con el mandato de nuestro líder que es dar su testamento al pueblo…bajo la advocación de Perón y Evita decimos ahora o nunca, la hora de la liberación y la Justicia Social ha llegado”.

 

En efecto, Menem insistió sobre la urgencia de la situación de crisis del país, y la importancia de la unificación nacional y el esfuerzo común bajo su liderazgo para superarla. Como expone María Fernanda Arias, cuando Menem dijo “Argentina, levántate y anda” (8 mayo 1989, 1 marzo 1990) , Menem está resucitando a Lázaro. Así, “Argentina estaba muerta como Lázaro y Menem es el encargado de darle vida nuevamente.”[57] Por lo tanto, el uso de imágenes bíblicas lo ayudo poner en marcha lo que es según Sigal y Verón el “proyecto peronista que es una especie de vaciamiento de la historicidad concreta propia a la sociedad anterior al proyecto; una vez orientada por el proyecto peronista de la unificación nacional, la sociedad comienza a funcionar en otra escala, en otro registro».[58]Ese slogan también refuerza el mito de la gran patria Argentina, otra caracteristica del discurso peronista clásico que se puede ver en el discurso de Menem. El pretendía traer de vuelta la dignidad argentina, como lo hicieron los grandes hombres de la historia del país:

 

Les dije en la campaña electoral que me siguieran, ahora les digo que los estoy acompañando, vamos todos juntos en esta tarea de reconstruir la Patria grande con que soñaron nuestros prohombres, San Martín, Belgrano, y todos aquellos que transitaron gloriosamente por los anchos territorios de la Patria con un grito de libertad, de independencia, de trabajo.” (8 julio 1991)

Por consiguiente, esto muestra que el discurso de Menem tuvo, como diría Hernan Fair, un «discurso hobbesiano de superación del caos», profundamente basado en la tradición peronista. Sin embargo, las ambigüedades de este mismo discurso nos hacen pensar que su estrategia de enunciacion también intentaba construir una identidad menemista que estaba muy lejos de estar completamente dentro esta misma tradición del partido peronista. Como expone Fair[59], “basándose en la teoría de la hegemonía de Ernesto Laclau, Gerardo Aboy Carlés sostiene que toda identidad se constituye mediante una frontera política que establece una escisión entre la «demonización de un pasado» que alterna entre excluirse e incluirse y, al mismo tiempo, la «construcción de un futuro venturoso» que aparece como la contracara de ese pasado que se intenta dejar atrás (Aboy Carlés, 2001a, 2001b: 386)”. Esto se muestra en el discurso de Menem reiteradamente.

En ese sentido, Menem dijo: Estamos frente a un cambio de cultura, porque es un cambio de estilo de vida. Estamos constituyendo un nuevo país y nuestra herramienta básica es la Reforma del Estado. Si no lo hacemos nosotros, ¿quiénes? Si no ahora, ¿cuándo?[60]

 

Dentro de ese mismo marco, es útil mencionar lo que dijo Vaccaro sobre Menem: “se presentaba a sí mismo como el elegido para llevar a cabo una profunda conversión que se escapaba de las ideologías y dejaba de lado el pasado: “Las ideologías ceden espacio al espíritu pragmático que agiliza las transformaciones. La única verdad es la realidad. Las ideologías no pueden estar jamás por encima de los intereses de la patria.”[61]

 

5.2  Discurso carismático típico

 

Se puede ya deducir, desde nuestro previo análisis del discurso de Menem que él intentaba usar una enunciación vacía y llena de imágenes emotivas como la que hacía referencia a Lázaro. Lo que es importante reconocer es que un discurso como ése es un discurso carismático típico. Como hemos mencionado en nuestro marco teórico, Laclau habla de la importancia de los significantes (imágenes y palabras) vacíos para crear una hegemonía. Esto, precisamente, está resaltado por Maria Fernanda Arias en otras palabras. Ella dice que “es sabido que los discursos carismáticos tienen una serie de características muy precisas: la utilización de metáforas, el uso de palabras y símbolos que tratan de llegar más al corazón del pueblo que a su razón, la utilización de un lenguaje rítmico, etc.” Esto está corroborado por el artículo publicado en El País, por José Comas el 9 de Julio 1989, y queremos exponer este extracto para probar este punto.

 

“Empezó Menem con un balance desolador de la situación en que asume la presidencia y dijo que "todos, en mayor o menor medida, somos responsables y copartícipes de este fracaso argentino y entre todos, sólo entre todos, seremos artífices de un cambio a fondo y de una transformación positiva". "Sobre estas ruinas", añadió, "construiremos el hogar que nos merecemos. Sobre este país quebrado levantaremos una patria nueva para nosostros y nuestros hijos”. Como si no estuviese al tanto de la feroz carrera para volver a marcar precios, que tuvieron un incremento del más del 100 % en la primera semana de este mes, Menem dijo que "se terminó definitivamente el país del todos contra todos, comienza el país del todos junto a todos". Después de advertir que no traía "el simplismo demagógico" y ofrecer sólo sacrificio, trabajo y esperanza", Menem calificó la inflación de "escalofriante" y denunció la "cultura especulativa" reinante en el país. Expuso el nuevo presidente que viene con un "Gobierno de unidad nacional a unir las dos argentinas, la de Rosas y Sarmiento, de Mitre y Facundo, de Perón y Balbín".”

 

Es entonces evidente que Menem usó estrategias argumentativas que los típicos líderes carismáticos usan para legitimar sus políticas. Éstas incluyen, como hemos dicho en nuestro marco teórico: negación, inclusión, simbolismo, misticismo,  y una retórica muy abstracta llena de objetivos utópicos que se inscribe dentro del marco de un discurso hobbesiano de superación del caos. Estos extractos de sus discursos muestran estas estrategias: (Hemos resaltado las partes que las demuestran más)

 

Argentina está caminando este nuevo destino con paso firme, seguro, pese a todos los inconvenientes (…) que estamos tratando de ir superando, de ir marginando para que rápidamente pueda salir Argentina de una larga y densa crisis que lleva décadas, producto también del desencuentro de los argentinos.” (28/05/91: 142).

 

“Soy el Presidente de un país que he recibido en estado de hiperinflación impresionante, con explosiones sociales, con gente armada en las casas defendiendo su propiedad, en un tiempo que no era el nuestro y estamos evidentemente con muchos problemas, pero saliendo de esta situación difícil.” (Clarín, 06/02/90)

 

“En 1989, estábamos al borde de la guerra civil, el Banco Central tenía un rojo de casi 6000 millones de dólares y actualmente tenemos reservas por 6000 millones de dólares y una ley de Convertibilidad garantizada (…). Está totalmente consolidada la estabilidad económica nacional.”(Página 12, 26/12/91)

 

“La gente ve toda esta Argentina nueva. Porque nosotros terminanos con la Argentina de la decadencia, de la postración, de la involución, del no crecimiento. Y hay que tener en cuenta la inserción internacional y la estabilidad, que lo sabe bien el que se ha comprado sus cosas estos años. La gente sabe que mientras estemos nosotros, no hay ninguna posibilidad de cambiar todo lo que hace a la cuestión económica (…) Todos van a poder seguir pagando las cuotas como realmente se han programado. Entonces ¿a título de qué van a cambiar los argentinos?” (Clarín, 10/05/95)

 

“Por la estabilidad y la Convertibilidad yo me juego totalmente, y nada ni nadie nos hará cambiar de rumbo.” (Clarín, 04/03/95)

 

Al menos mientras yo esté, el dolár se va a mantener (Entrevista a Carlos Menem, Clarín, 10/05/95)”

 

En resumen, es evidente que el discurso de legitimización de Menem se basaba fuertemente sobre una estructura de enunciación peronista, aunque su fuerza radica en el uso de estrategias argumentativas que el típico líder carismático usaría según la teoría de campo de Lewin (1951) que luego corroboró también Fiol et al. (1999).

 

  1. Conclusión

 

En conclusión, es evidente que el liderazgo carismático es un elemento definitorio de la carrera política de Menem y de lo que hizo del menemismo un fenómeno de liderazgo en Argentina. En las palabras de Javier Auyero, en su libro “La política de los pobres: las practicas clientelistas del peronismo”:

“En el caso de Menem, éste aparece como un líder carismático, inspirado en el “Peronismo de Perón”, y que ante la masa representa una esperanza. Así se gana los votos para luego en el poder tener el viraje neoliberal. A fin de cuentas, el viraje ideológico, según Laclau, sucede cuando el “personaje populista” se establece, –a veces anquilosadamente mediante la reelección presidencial– en el gobierno para controlar el Estado. Un ala del PJ, la que apoya a Menem, viene siendo un partido neoelitista (Cavarozzi, 2002: 23), cuya génesis viene precisamente desde el control del gobierno por parte de alianzas burguesas con el Menemismo. Menem, desde la presidencia, justificaba los cambios planteando que en el contexto actual “Perón hubiera hecho lo mismo”. Con esa “excusa” reformula la tradición peronista (Burbano de Lara, 1998: 29).” [62]

 

Este párrafo básicamente resume lo que hemos demostrado en este trabajo: El liderazgo carismático de Menem y su retórica claramente emotiva y con características peronistas unidas al contexto caótico de Argentina en aquel momento logró la implementación de una ruptura de carácter neoliberal en los niveles político-institucional y socioeconómico y su legitimación como “piloto de tormentas”.Desde el desarrollo de nuestro trabajo se puede entender que el factor del carisma era inédito y jugo un papel crucial en el ascenso de Menem y su discurso durante su primer mandato 1989-1995. No obstante, es importante reconocer que este factor no era el único que ayudó a Menem a legitimarse y que varios estudios tienen enfoques diferentes para explicar el éxito de la implementación de su giro neoliberal.

 

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N.p., n.d. Web. <http://es.thefreedictionary.com/carisma>.

 

 

 

 

 



[1]University of  Pennsylvania

[2]Arias, María Fernanda. "POLITICA NACIONAL: El Liderazgo Carismático De Carlos Menem." Colección Sumario….

[3]D'Alessandro, Martín. "Capítulo 8: Liderazo Político." Compilación Política. Cuestiones Y Problemas. Luiz Aznar Y Miguel De Luca Compiladores.N.p.: n.p., n.d. 275-85. Print.pg275

[4]Idem. pg 276

[5]Idem. pg 277

[6]Leiras, Santiago C. "Liderazgo Político: Estilo (neo) Populista, Estrategia (neo)decisionista. Hacia Un Modelo De Interpretación En Contexto Democrático. (Parte Del Capítulo Teórico)." Tesis Doctoral: “Nuevos Liderazgos Políticos En América Latina: Estilo Populista, Estrategia Decisionista. Los Casos De Carlos Menem (1989-1999) En Argentina Y Fernando Collor De Mello (1990-1992) En Brasil.”. Madrid: Instituto Universitario De Investigación Ortega Y Gasset. Universidad Complutense De Madrid., 2008. N. pag. Print.pg 47

[7]D'Alessandro, Martín. "Capítulo 8: Liderazo Político." Compilación Política… pg 284

[8]N.p., n.d. Web. <http://es.thefreedictionary.com/carisma>. & "Definición De Carisma — Definicion.de." Definición De Carisma. N.p., n.d. Web. 3 June 2016. <http://definicion.de/carisma/>.  rupturalismo of discurso de menem vacio emotivo cisionismo and social change

especifica o social, o en otras palabras, de la ru

[9] D'Alessandro, Martín. "Capítulo 8: Liderazo Político." Compilación Política… pg 284

[10] Idem. pg 284

[11]Arias, María Fernanda. "POLITICA NACIONAL: El Liderazgo Carismático De Carlos Menem." Colección Sumario. Buenos Aires: C.E.C.P.U.C.A EDICIONES, 1996. 31-36. Print. ANO II NUMERO 3. pg33

[12]Jones, Harold B. "Magic, Meaning and Leadership: Weber's Model and the Empirical Literature." SAGE Publications 017471st ser. 54(6).753-771 (2001): 753-771-19. Print. pg 757 (Traducción: el mana es como un poder benevolente, y las personas que lo tienen actúan como benefactores de la sociedad).

[13]Idem. (Traducción: atribuciones de autoridad y poder (carisma) son dadas a personas y cosas que llegan a ser expresiones simbólicas del bien común).

[14] House, Robert J. "Weber and the Neo-charismatic Leadership Paradigm."The Leadership Quarterly 10.4 (1999): 563-74. Web. (Traducción: 1) una persona con aptitudes excepcionales 2) una crisis social o situación de desesperación 3) ideas radicales como solución 4) seguidores que creen en el poder del líder para solucionar la situación 5) la validación del líder gracias a sus éxitos repetidos. Ellos dicen que todos estos elementos deben existir con cierto grado para que emerja el líder carismático.)

[15] Seyranian, Viviane, and Michelle C. Bligh. "Presidential Charismatic Leadership: Exploring the Rhetoric of Social Change." The Leadership Quarterly 19.1 (2008): 54-76. Web. (Traducción: líderes carismáticos establecen el cambio social y desafian el status quo de manera profunda.)

[16] Idem.

[17]Dijk, Teun A. Van. "Critical Discourse Analysis." The Handbook of Discourse Analysis (n.d.): 349-71. Web.

 

[18]Idem. (Traducción: los estudios sobre políticos que adoptan un enfoque analítico de discurso).

[19]Idem. (Traducción: En los Estados Unidos, estudios de la retórica presidencial son numerosos.)

[20]Fair, Hernán. "El Discurso De Ruptura Social Del Menemismo." Estudios Sociales 37.1 (2009): n. pag. Web. https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/ojs/index.php/EstudiosSociales/article/viewFile/2645/3789

 

[21]Federico, Federico. "Laclau : À La Recherche Du Politique Perdu."Journaldumauss.net. N.p., n.d. Web. <http://www.journaldumauss.net/?Laclau-A-la-recherche-du-politique>. (Traducción: la única instancia que puede unificar de manera simbólica o donde la estructura social puede polarizar es, según Laclau, el lenguaje. El lenguaje crea batallas comunes, aunque haya intereses opuestos, y aporta una gramática para pasar de una demanda individual a un conflicto colectivo.)

[22]Seyranian, Viviane, and Michelle C. Bligh. "Presidential Charismatic Leadership: Exploring the Rhetoric of Social Change."

 

[23]Idem. (Traducción: los líderes carismáticos usan objetivos vagos que tienen resultados utópicos para incitar los seguidores a creer en el mejor futuro que ellos les prometen. En ese sentido, ellos pueden usar mucho simbolismo, misticismo, imágenes y fantasías). 

 

[24]"Diccionario De La Lengua Española - Edición Del Tricentenario." Diccionario De La Lengua Española. N.p., n.d. Web. 20 May 2016. <http://dle.rae.es/?w=populismos&origen=REDLE>.

[25] Fernández, Palmira Dobaño, Horacio Gaggero, and Ana Pfeiffer. "ARGENTINA 1930-1999: SOCIEDAD Y PODER." Dos Siglos En La Argentina: Una Interpretación Sociohistórica. By Mónica Campins. N.p.: n.p., n.d. 103-229. Print.

[26]Sigal, Silvia y Eliseo Verón, Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, Hyspamérica, 1988; Sigal, Silvia y Eliseo Verón, «Perón: discurso político e ideología», Rouquié, Alain (comp.) Argentina, hoy, Buenos Aires, Siglo XXI, 1982; Verón, Eliseo, «La palabra adversativa», VVAA, El discurso político. Lenguajes y acontecimientos, Buenos Aires, Hachette, 1987.  

[27]Idem.

[28] Paula, Canelo. "Amnis." Las Identidades Políticas En La Argentina De Los Años Noventa: Continuidades Y Rupturas Entre Peronismo Y Menemismo. Accessed April 12, 2016. https://amnis.revues.org/986.

 

[29] D'Alessandro, Martín. "Capítulo 8: Liderazo Político." Compilación Política… pg 285

[30]Idem

[31]Idem

[32]PERELLI, Carina. 1995. “La personalización de la política. Nuevos caudillos, outsiders, política mediática y política informal” en Carina PERELLI, Sonia PICADO y Daniel ZOVATTO (Comps.). Partidos y clase política en América Latina en los 90. San José: CAPEL-IIDH.

[33]Fernández, Palmira Dobaño, Horacio Gaggero, and Ana Pfeiffer. "ARGENTINA 1930-1999: SOCIEDAD Y PODER…

[34]Idem.

[35]Leiras Santiago (Compilador): “Democracia y Estado de excepción: Argentina 1983-2008”. Prometeo Editorial. Buenos Aires.

[36]Fernández, Palmira Dobaño, Horacio Gaggero, and Ana Pfeiffer. "ARGENTINA 1930-1999: SOCIEDAD Y PODER…

[37]Idem. pg 217

[38]Idem. pg 218

[39]Idem pg. 190

[40]Idem pg. 190

[41]Idem pg. 190

[42]Idem pg. 192

[43]Arias, María Fernanda. "POLITICA NACIONAL: El Liderazgo Carismático De Carlos Menem." Colección Sumario

[44]Vaccaro, María Victoria (2006): “Comunicación y Política: Los medios y la creación del liderazgo político. Las experiencias de Menem en Argentina y Collor de Mello en Brasil. (1989-1992)”. Revista Debates Latinoamericanos.  Año 4. Número 6. Red Latinoamericana de Cooperación Universitaria. Buenos Aires.

[45]Idem

[46]Fabián Bosoer y Snatiago Leiras; en “Los fundamentos filosófico-políticos del decisionismo presidencial en la Argentina, 1989-1999: ¿Una nueva matriz ideológica para la democracia argentina?”; en Julio Pinto (comp.) Argentina entre dos siglos: la política que viene.; Editorial Universidad de Buenos Aires; Bs. As; 2001

[47]Idem pg. 45

[48]Vaccaro, María Victoria (2006): “Comunicación y Política: Los medios y la creación del liderazgo político…

[49]Leiras Santiago (Compilador): “Democracia y Estado de excepción: Argentina 1983-2008”…

[50]Idem.

[51]Cavarozzi, 1997 citado por Hernan Fair en Leiras Santiago (Compilador): “Democracia y Estado de excepción: Argentina 1983-2008”…

[52]Fabián Bosoer y Santiago Leiras en “Los fundamentos filosófico-políticos del decisionismo…

[53]Vaccaro, María Victoria (2006): “Comunicación y Política: Los medios y la creación del liderazgo político…

[54]Leiras Santiago (Compilador): “Democracia y Estado de excepción: Argentina 1983-2008”…

[55]Arias, María Fernanda. "POLITICA NACIONAL: El Liderazgo Carismático De Carlos Menem." Colección Sumario pg33

[56]Idem.

[57]Idem. pg 34

[58]Sigal, Silvia y Eliseo Verón, Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista,…

[59]Fair, Hernán. "El Discurso De Ruptura Social Del Menemismo." Estudios Sociales 37

[60]Carlos Menem y Roberto Dromi; “Reforma del Estado y Transformación Nacional”; Ed. Ciencias de la administración S.R.L; Bs. As.; 1990; pág. 17.

[61]Idem.

[62]Auyero, Javier. "La Política De Los Pobres: Las Prácticas Clientelistas Del Peronismo." Google Books. N.p., n.d. Web. 20 May 2016. <https://books.google.com.ar/books?id=mskVBAAAQBAJ&pg=PA152&lpg=PA152&dq=folklore%
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