Resumen:
El artículo busca analizar cómo se dio la
comunicación política en el gobierno de Kirchner y Lula Da Silva. Trabajaremos
los contextos de surgimiento de ambos líderes y como desplegaron una estrategia
para relacionarse con los medios. Especificaremos su política comunicacional
hacia los medios de comunicación, sus avances y sus cuentas pendientes.
Abstract
This article aims to analyze how political
communication worked under Kirchner and Lula Da Silva’s terms. We will focus on
context in which both leaders emerged and how they put their strategy on
display to interact with media. We will also specify their communicational
policy toward mass media, their progress and pending issues.
Palabras clave: comunicación
política, liderazgos, medios de comunicación
“Liderazgo político y medios de
comunicación: un análisis en torno a las políticas de comunicación de Lula y
Kirchner.”
Juan Salas Amuchástegui[1]
Introducción
El presente trabajo busca analizar en
clave comparativa como fue la relación de los gobiernos de Luiz Inácio “Lula”
Da Silva (2003-2007) de Brasil y de Néstor Kirchner (2003-2007) de Argentina
con los medios de comunicación. Analizaremos las principales políticas de
comunicación de ambos gobiernos. Precisaremos las distintas estrategias que
desplegaron estos líderes para relacionarse con la prensa en la tarea cotidiana
de la comunicación gubernamental y en la disputa por la instalación de agenda.
Como precaución de método y en pos de
definir lo estudiado, tenemos que señalar que el ámbito temático que
analizaremos en muy amplio. La comunicación política como disciplina encierra
una gran cantidad de sub-áreas dignas de ser trabajadas por separado. Nuestro
trabajo pretende ser amplio y heredero de diversos trabajos en la materia, pero
busca focalizarse sobre la relación entre el gobierno y los medios de
comunicación de manera integral. Como bien veremos, a lo largo de los últimos
años 30 años se desarrollaron importantes transformaciones en el ámbito de los
medios de comunicación, lo cual nos brinda un panorama de empresas altamente
diversificadas en la producción de contenidos, entretenimiento, información,
servicios de comunicación (ya sea de telefonía o internet). Estos nuevos
conglomerados pluri-industriales de la comunicación (Blanco y Germano, 2005) o
clásicamente definidos como multimedios encierran una amplia gama de negocios y
brindan un abanico de servicios y productos1. Debido a esta magnitud del tema
en cuestión, nosotros analizaremos una parte especifica que es la relativa a la
prensa en el ámbito de las actividades infocomunicacionales.
1 Nos referimos básicamente a las
actividades relativas a las telecomunicaciones, la producción de industriales
culturales (cinematografía, editoriales, fonografía) y a las redes digitales
(internet). Estas tres “patas” se encuentran en un proceso de concentración e
innovación nunca antes visto.
Comparar las políticas y las estrategias
de Lula Da Silva y Néstor Kirchner hacia los medios de comunicación en general
y a la prensa y el periodismo en particular, nos permite desentrañar una serie
de cuestiones de vital importancia para nuestras democracias latinoamericanas.
Estudiar la comunicación desde el gobierno y la relación entre medios y
política, es hablar de derecho a la información, la función social de los
medios de comunicación, la ética del periodismo, la accountability o
rendición de cuentas propia que cada gobierno debe a sus ciudadanos, entre
otras y muchas cuestiones. Es de esta manera, que creemos que el nuestro tema
de estudio es muy rico y brindará otro aporte más para la reflexión actual de
problemas contemporáneos.
De manera más específica, nuestro trabajo
analizará cómo fueron las diversas estrategias planteadas por ambos presidentes
en sus determinados gobiernos frente a la prensa. Describiremos como el debate
por la instalación de agenda se dio y como se logró llevar adelante una gestión
con una política comunicacional determinada. Por otro lado, el método
comparativo nos permitirá analizar como ambos sistemas políticos con
determinadas estructuras mediáticas llevaron adelante su intervención frente a
los medios. En términos concretos creemos y buscaremos probar que la estructura
de mercado mediática (desde ahora: EMM) propia de cada país es una variable
diferenciadora en las condiciones de posibilidad de determinadas políticas
públicas y específicamente en las de tipo comunicacional. El factor de lobby
de los grandes multimedios variaría acorde a cada uno de los países, haciendo
que -la política del discurso- no llegue siempre a ser una -política del hecho-
y viceversa.
Para realizar este trabajo se realizó una
lectura de una serie de trabajos específicos en la temática de los medios de
comunicación, muchos de ellos ya considerados “clásicos” en la materia. Esta
selección sirvió como marco teórico propio para el despliegue de nuestras
propias indagaciones personales. A su vez, el hecho de trabajar una temática
que día a día se nos presenta en calidad de información y nos invita como
lectores, ha hecho que sumemos una serie de fuentes hemerográficas de distintas
medios (impresos y electrónicos) sumando así una “voz protagonista” de la
comunicación política: el periodismo. El eje gubernamental de la relación, está
representado por estudios más bien de tipo académico, portales de organismos
oficiales, ONGs y entrevistas recopiladas de diversos materiales. Todo el
material bibliográfico citado se encuentra disponible al final del trabajo.
La estructura del trabajo estará divida en
tres partes diferenciadas. En primer lugar describiremos como fue el contexto
económico-político y social por el cual Néstor Kirchner llegó a la presidencia.
Daremos cuenta de la EMM argentina y como fueron las particularidades propias
de su gestión en términos comunicacionales. En segundo lugar analizaremos la
llegada de Lula al poder. Como fue su relación con los medios desde sus
anteriores intentos por llegar a la presidencia y como posteriormente a su
triunfo electoral debió seguir cargando y buscando modificar su mote de presidente
anti-sistema. Por último, realizaremos una conclusión comparando similitudes y
diferencias entre ambos gobiernos y buscaremos dar cuenta del porqué de ciertos
avances y no de otros en términos de políticas comunicacionales.
Por último, sabemos que la cercanía del
tiempo histórico investigado es un elemento que dificulta cierta distancia de
análisis y puede sesgar enfoques, miradas o incluso abordajes sobre el tema;
pero por otro lado estamos convencidos que investigar es actuar sobre la
realidad e investigar sobre medios y política es ingresar en un debate actual
que todos estamos obligados a dar. Ante esta cuestión creemos incompleto, pero
tal vez mejor para nuestro enfoque trabajar sobre las primera presidencia de
Lula y la única de Kirchner. Tenemos muy en claro que ambos gobiernos
realizaron avances importantes en segundos mandatos o en el caso particular de
la continuación del gobierno de Kirchner en la figura de Cristina F. Kirchner.
Pese a esto, trabajaremos sobre el proceso de reconstrucción de liderazgo
pos-crisis y en plena etapa donde existía un cierto consenso sobre el rol del
periodismo.
Medios y políticas de comunicación
bajo el gobierno de Néstor Kirchner
“Era un presidente que tenía más
desocupados que votos…”
Cristina Fernández de Kirchner (Página 12,
24/4/2007)2
2
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-83995-2007-04-24.html
En pocas oportunidades, una frase logra
sintetizar el relato histórico de manera tan clara. La frase de la actual
presidenta y entonces senadora Fernández de Kirchner es un ejemplo de ello.
En el año 2003, la Argentina había renovado
autoridades luego de un proceso de crisis integral que explotó en el año 2001
con el derrumbe del modelo económico imperante: la convertibilidad. El bloqueo
de los depósitos bancarios, la brutal represión en Plaza de Mayo durante fines
de diciembre y los índices inéditos de pobreza e indigencia que asolaban al
país llevaron a la caída del gobierno de Fernando De La Rúa y a una
cristalización de la crisis de representación tantas veces definida de manera
abstracta y teórica. La consigna del “que se vayan todos” se fundó en la
búsqueda de una clase dirigencial nueva, sin embargo la respuesta institucional
que la clase política dio fue la de un proceso de transición conducido por los
mismos lideres rechazados. Luego de una serie de presidentes fugaces (Ramón
Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño), asume el ex gobernador Eduardo
Duhalde quien es elegido por la Asamblea Legislativa. Su figura buscaría
reordenar los lineamientos básicos tanto económicos, como sociales para allanar
el camino de la próxima figura presidencial elegida democráticamente por el
voto popular.
Esta crisis estructural de la Argentina
repercutió de manera directa sobre los medios de comunicación. Como bien
señalan Mastrini y Becerra: “… a la hora de reducir gastos, las familias e
individuos suelen recortar la compra del periódico, la adquisición de libros o
música como una de las alternativas que, presumen, tiene menos repercusión en
su nivel de vida.” Este hecho llevó a una tendencia negativa en muchas
industrias infocomunicacionales como por ejemplo la televisión paga (20% de
caída del abono) y los diarios (17% de caída en la compra) (Mastrini y Becerra,
2009: 60). Bajo estas condiciones pésimas de rentabilidad y de necesidad de
salvataje, la figura de Duhalde surgiría, en términos de Leiras, como “pauta
moderadora” para hacerse cargo mediante una serie de normativas, leyes y
medidas para blanquear y re-estructurar el panorama mediático pos crisis
tendencia negativa en muchas industrias infocomunicacionales como por ejemplo
la televisión paga (20% de caída del abono) y los diarios (17% de caída en la
compra) (Mastrini y Becerra, 2009: 60). Bajo estas condiciones pésimas de
rentabilidad y de necesidad de salvataje, la figura de Duhalde surgiría, en
términos de Leiras, como “pauta moderadora” para hacerse cargo mediante una
serie de normativas, leyes y medidas para blanquear y re-estructurar el
panorama mediático pos crisis tendencia negativa en muchas industrias
infocomunicacionales como por ejemplo la televisión paga (20% de caída del
abono) y los diarios (17% de caída en la compra) (Mastrini y Becerra, 2009:
60). Bajo estas condiciones pésimas de rentabilidad y de necesidad de
salvataje, la figura de Duhalde surgiría, en términos de Leiras, como “pauta
moderadora” para hacerse cargo mediante una serie de normativas, leyes y
medidas para blanquear y re-estructurar el panorama mediático pos crisis
3 Para un análisis más detallado de este
periodo: Germano y Blanco (2005); y Mastrini y Becerra (2009)
El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner
asume la presidencia de la República Argentina. Su llegada a la Casa Rosada se
daba de manera inesperada ante el abandono de la carrera electoral de su
competidor: el ex presidente Carlos Menem. La decisión de Menem de no
presentarse a la segunda vuelta ante su imposibilidad de ganarla por el
altísimo rechazo que su figura generaba en la opinión pública, atentó contra la
legitimidad de origen del nuevo presidente. De esta manera, Kirchner asumía con
un 22,24 % de los votos, siendo el “presidente accidental” con menos votos de
la historia argentina (Cheresky, 2008: 49).
Frente a esta “debilidad de origen” se
comenzó a generar un proceso de recomposición política liderado por el mismo
Kirchner. Este cambio de forma y de contenido buscó rápidamente invisibilizar
el porcentaje de votos con el cual se había ganado. En términos concretos,
Kirchner buscó fortalecer su legitimidad mediante un proceso de legitimación constante,
el cual al cabo de un año mostró resultados muy positivos para su proyecto. A
continuación veremos como ese proyecto fortalecimiento de liderazgo o
“fortalecimiento de la figura presidencial” fue posible gracias a un uso
particular y estratégico de la comunicación gubernamental.
Estructura de mercado mediático en la
Argentina
Antes de adentrarnos de manera profunda en
la política de comunicación de Néstor Kirchner, es importante dar cuenta la
serie de cambios y transformaciones en el ámbito de la propiedad de los medios
de comunicación a lo largo de estos treinta años.
Durante los años 80 se dio una
transferencia de los medios en manos del Estado a grupos privados que combinan
parte del capital accionario con nuevos emprendedores y las tradicionales
familias propietarias provinciales. Durante la década del 90 y en pleno proceso
de reforma del Estado bajo el gobierno de Carlos Menem, se da la conformación
legal de los multimedios y con el correr de la década un proceso de
conformación material de lo que hoy conocemos como “conglomerados
pluri-industriales de la comunicación” (empresas de comunicación diversificadas
en su ámbitos de participación productiva gracias a la innovación tecnológica y
al capital extranjero) (Blanco y Germano, 2005: 13). A diferencia de la
retórica corriente de esta década, el Estado durante los 90 estuvo ampliamente
presente en el diseño de políticas de concentración en los medios de
comunicación, mediante la eliminación de trabas a los grupos empresarios. El
concepto de re-regulación de Graham Murdock nos permite entender como la
finalidad central del Estado en el ámbito de las comunicaciones fue eliminar
sistemáticamente las restricciones a la concentración de la propiedad. Dentro
de esta misma línea, Mastrini y Becerra señalan la existencia de un proceso de
consolidación y acrecentamiento de la concentración de los medios en el primer
lustro del siglo XXI, avalado por la inacción misma del Estado (Mastrini y
Becerra, 2009: 211).
En la actualidad, la Argentina posee
cuatro grupos dominantes dentro de los cuales los principales son Clarín y
Telefónica.
Clarín tiene una presencia en casi todos
los negocios infocomunicacionales (prensa, radio, televisión paga, editoriales,
cinematografía, telecomunicaciones, etc). Nosotros nos concentraremos como bien
señalamos al principio del trabajo en el ámbito infocomunicacional. En términos
de prensa, el grupo concentraba para 2004 el 31% de la circulación de
periódicos. Su competidor inmediato, pero muy alejado de estas cifras es La
Nación con un 14% de circulación de periódicos (op. cit.: 65). Realizando una
pequeña digresión, es importante señalar un hecho que bien describen Mastrini y
Becerra: Argentina -junto con Uruguay-, son los únicos países de América Latina
con el fenómeno de una prensa de alcance nacional (op. cit: 88). Teniendo en
claro ese dato y analizando mas detalladamente la competencia en términos
nacionales, vemos que la misma tiene una condición que podríamos llamar de
“competencia consensuada y administrada”. Esto lo afirmamos ya que existen una
serie de emprendimientos compartidos por estos dos periódicos que los llevan a
fortalecerse en términos de mercado frente a sus competidores.
En primer lugar DyN (diarios y noticias) es
una agencia de noticias que fue fundada en 1982, por Clarín y La Nación quienes
actualmente ejercen su titularidad. Una agencia de noticias es una empresa que
recolecta y brinda información para los demás medios; esta “materia prima”
recolectada y clasificada por una agencia permite elaborar producto final
periodístico: la noticia. En esta misma línea, como señala Amado: “(…) las
agencias ofrecen cobertura para noticias, con redes y contactos en todo el
globo, cosa que un medio por si solo no podría afrontar.” (Amado Suárez, 2010:
32). En segundo lugar CIMECO (Compañía Inversora en Medios de Comunicación) es
un ejemplo claro de cómo a lo largo de estos años la EMM argentina se ha ido
concentrando poniendo a Clarín y La Nación como protagonistas centrales dentro
de la misma. CIMECO constituye el primer joint-venture o empresa
conjunta entre capitales de medios nacionales y regionales para el negocio
periodístico comunicacional. Clarín y La Nación son dueños de La Voz del
Interior de Córdoba, La Gaceta de Tucumán y el diario Los Andes de Mendoza
(Blanco y Germano, 2005: 59)59)59)
4 Para más información de la estructura
accionaria y los emprendimientos conjuntos del grupo Clarín: http://www.grupoclarin.com/index.html
Por otro lado y sumando otras industrias
infocomunicacionales vemos que la diversificación mediática del grupo Clarín es
cualitativa en términos de la imposición de agenda sobre los medios. La radio
como industria infocomunicacional es liderada por Radio 10 AM de Daniel Hadad,
sin embargo la dinámica propia de “la agenda de los medios” esta ampliamente
condicionada por la prensa. Es decir, que la información publicada en el día a
día por los diarios (especialmente por Clarín) es replicada por los diversos
medios y re-significada en el mismo proceso de elaboración de la noticia.
El otro grupo dominante dentro del mercado
es el grupo Telefónica. Su presencia de capital se da básicamente en las
telecomunicacionaes (telefonía fija, móvil e internet) y también en la
televisión abierta con el canal Telefé. Los otros grupos minoritarios en la EMM
argentina son: el grupo Vila-Manzano-De Narváez y Hadad (Mastrini y Becerra,
2009: 60)
Esta “radiografía de la EMM argentina”
resulta muy importante para tener en cuenta, ya que el mapa de medios de un
país permite entender parte de la dinámica propia que se da en el juego
político. Una conclusión a la cual ya se ha llegado por parte de la denominada
“escuela critica de la comunicación”, es que a mayor concentración de los
medios más se tiende a “únicas voces” en el proceso del relato sobre los
acontecimientos. La línea editorial de los diversos tiende a converger cuando
los negocios se unen y las alianzas comerciales son estrechas, impactando de
este modo en un modelo de comunicación plural y democrático.
Políticas de Kirchner hacia y para
los medios de comunicación
Retomando el concepto trabajado por
Isidoro Cheresky, la estrategia comunicacional de Kirchner se estableció
erigiendo un “liderazgo de opinión” que buscó dar una gran cantidad de golpes
de efecto que cambiara por lo menos en términos de imagen lo que la política
hasta ese momento había mostrado (Cheresky, 2008: 50-51) Este cambio se dio en
dos dimensiones: La forma y el contenido. Cuando hablamos de “un cambio de forma
y contenido”, queremos señalar que la acción política del presidente Kirchner
buscó dar una serie de golpes de efecto de cara a la sociedad y a los factores
de poder para establecer un liderazgo que diera certidumbre frente a un
contexto de extrema debilidad institucional, política y económica. Entre los
hechos dados, podemos mencionar el pedido de juicio político a ciertos miembros
de la Corte Suprema de Justicia (el cual se dio mediante su primera cadena
oficial), los cambios en la cúpula de las Fuerzas Armadas y los primeros
lineamientos de la política de DDHH, la intervención del PAMI, entre otras
fueron decisiones que buscaron diferenciarse del pasado pre-crisis. Como bien
señala Novaro, estas políticas de corte “progresista” ayudaron a Kirchner a ganar
el apoyo de la opinión progresista y de la centroizquierda (Novaro, 2006: 304)
A su vez, estos cambios de contenido fueron
acompañados por un cambio de formas el cual fue definido por la prensa como el
“estilo K”. Esta definición del estilo presidencial fue configurándose a lo
largo del gobierno kirchnerista como una forma de agrupar una serie de formas,
actitudes, entornos sobre las distintas medidas tomadas y como estas se daban.
La relación con la prensa fue centralmente definida bajo ese slogan.
Para analizar esta relación en primer
lugar tenemos que tener una definición operativa de lo que nosotros
consideramos como comunicación gubernamental (comunicación desde el gobierno).
Para esto, utilizaremos la elaborada por Canel al decir que la misma es el
“conjunto de técnicas de comunicación que actúan como conjunto de reglas
(principios) y procedimientos (aplicaciones específicas) de la comunicación que
buscan persuadir a los ciudadanos para distintos fines (Canel, 1999: 76). En
sí, estas técnicas son utilizadas por ambos protagonistas de la ecuación
comunicativa: periodistas y gobierno, ya que en última instancia la
comunicación gubernamental es un central que articula y define la interacción
entre gobierno y ciudadanos (Amadeo y Starke, 2010: 41).
Realizando un balance del gobierno de
Kirchner en términos comunicacionales, podemos señalar que se dio una primacía
central al discurso político. Néstor Kirchner dio aproximadamente más de 500
discursos en toda su función presidencial. Pese a este dato, lo particular de
la política de la discursividad kirchnerista fue que la misma estuvo
hegemonizada por un adversario siempre presente. Esta “retorica radicalizada”
(Novaro, 2006) se constituye con nociones propias del análisis discursivo
propuesto por Eliseo Verón. En términos veronianos, el contradestinatario de
Kirchner fue siempre un elenco estable de corporaciones (militares, político,
económicas, mediáticas, etc.) que fueron mutando en términos del contexto
político especifico que se iba presentando (Verón, 1987). El uso de lo
discursivo fue un elemento acorde a la propia búsqueda de erigirse como un
liderazgo de opinión que no solo mutara en términos de la influencia de la
opinión pública; sino que establecería un juego discursivo con el pueblo, con
el electorado o “los argentinos” de manera directa. Este punto será retomando
en breve, ya esa noción acerca de la comunicación posee elementos que han sido
tildados de populistas al intentar negar la mediación del periodismo. Mediación
que adelantándonos a nuestra conclusión no puede ser salteada. Como bien
recuerda Califano: “Tenemos una política comunicacional diferente” fue lo que
confirmó cuatro años más tarde la entonces senadora Cristina Fernández de
Kirchner, haciendo alusión a la preferencia que se tenia por “el contacto
directo con la gente” (Califano, 2009:32)
Pese a esto, la comunicación de Kirchner
con los medios fue ambigua en diversos sentidos. Desde sus primeros meses en
el poder, el presidente forjó una relación estable con diversos medios, en
primó una relación selectiva con los “periodistas estrella”, como una vez los
calificó Cristina F. de Kirchner. Cabe recordar, la cantidad de primicias y off
the records pensados que realizó el entonces presidente con Eduardo Van Der
Kooy de Clarín y Joaquin Morales Sola de La Nación: entre ellos es de la
primicia de la candidatura presidencial de Cristina F. Kirchner, la cual salió
en simultaneo en las líneas editoriales de los periodistas. Esta cesión de
información en cuenta-gotas hacia el periodismo se combinó con un
disciplinamiento férreo del elenco ministerial en lo que se decía y lo que se
dejaba de decir. Existieron una serie de voceros autorizados: como el jefe de
gabinete Alberto Fernández o el ministro de interior Aníbal Fernández, mientras
que el vocero oficial Miguel Nuñez fue calificado por el periodismo como el
vocero mudo, por su poco ejercicio del cargo. En esta misma línea, se
perfeccionó de manera muy profesional la neutralización de la información
negativa y la confusión intencionada. Los primeros casos que golpearon al
gobierno, fueron gestionados desde la comunicación de una manera muy
inteligente. Cabe recordar el primer silencio en el caso Cromañon y el
posterior despegue de la figura de Ibarra. Por otro lado, los discursos anti-re
eleccionarios pos derrota de Rovira en Misiones (cabe destacar que Kirchner
inicialmente apoyó este tipo de iniciativas). En otros términos y en busca de
demostrar elementos que fueron ampliamente criticados por parte del periodismo,
podemos nombrar el tema de las conferencias de prensa. Como señala la Konrad
Adenauer una conferencia de prensa es “(…) un evento mediático en el cual quien
tiene información para difundir información convoca a los medios de
comunicación para presentarla y, generalmente, ofrece un espacio de preguntas
(…)” (Lavalle Cobo & Schmidt-Liermann, 2009: 27). Este tipo de
instrumentaciones de la escena mediática nunca se dieron en el gobierno de
Kirchner, generando nuevos roces y peleas con la prensa.
Por otro lado, no podemos dejar de hablar
de cuestiones más centrales y más relativas al rol propio de una política
comunicacional activa por parte del Estado. El gobierno de Kirchner es un
gobierno más que no ha avanzado en términos reales de presentar un marco
regulatorio para la publicidad oficial. La publicidad oficial “…es la inversión
que se destina para la publicidad de los actos de gobierno e incide en el modo
de comunicarse con la ciudadanía y en la relación que establezca con los medios
masivos” (Califano, 2009: 75).
Por otro lado, creemos otro retroceso en
términos de deudas en términos de comunicación política, la inexistencia de
marcos legales que den cuenta del acceso a la información pública. Como bien
sabemos, los términos de publicidad de los actos de gobierno implican una serie
de actores para el buen funcionamiento democrático y en si las posibilidades de
la ciudadanía como contralor propio de diversas ramas del gobierno es un hecho
central que suma a la perfectibilidad diaria democrática en términos
participativos. Pese a esto y como bien señalan Germano y Blanco, el gobierno
de Kirchner el 3 de Diciembre de 2003, dictó el Decreto 1.172 que regula el
acceso a la información pública en el ámbito limitado, pero necesario del Poder
Ejecutivo Nacional (Blanco y Germano, 2005: 200).
Dentro de este esquema se dio un proceso
tenso, con avances y retrocesos en la relación misma con los medios de
comunicación. Existió un estilo propio y particular de brindar información que
se modificó con otros gobiernos en el estilo. Claramente, el mismo posee
deficiencias centrales y aspectos que fueron funcionales a los diversos
contextos políticos propios del gobierno, sin embargo consideramos que las
verdaderas deficiencias en términos de pluralidad y publicidad se da en
dimensiones más estructurales que el propio estilo confrontativo de un
liderazgo. La cultura política propia del peronismo, así como el proceso de
transformación y re-significación que vive el periodismo (local e
internacionalmente) lleva a pensar que una política de comunicación seria va
más allá del poder ejecutivo e implica a todos los actores de la ecuación
(oposición, medios de comunicación y gobierno).
Medios y políticas de comunicación en
el gobierno de Lula
“(…) Y yo, que tantas veces fui
criticado por no tener un diploma de nivel superior, recibo ahora mi primer
diploma: el de presidente de la República de mi país. Muchas gracias."
Lula Da Silva (18/12/2002)
El 1 de enero de 2003 es el día que Lula
asume la presidencia de Brasil. Luego de haberse presentado en tres ocasiones
para el máximo puesto ejecutivo del país (en 1989, en 1994 y 1998) y haber
perdido el PT (Partidos dos Trabalhadores) llegaba al poder.
Durante la segunda mitad de la década del
90, Brasil había sido gobernado por Fernando Henrique Cardoso -FHC- (1995-1999
y 1999-2003). Durante estos periodos de gobierno varios autores señalan que
Brasil vivió un periodo de profundas transformaciones estructurales que
cambiaron completamente el país. Dentro de esta “mirada reformista” sobre el
gobierno del tucano –apodo de FHC- Palermo señala que el reformismo
iniciado por Cardoso fue mucho más allá del Plan Real. Las cambios
estructurales que llevaron a políticas de estabilización, apertura económica,
desregulaciones, privatizaciones, entre muchas otras cuestiones no solo
impactaron de manera central en el común de la sociedad; sino en los
adversarios propios dentro del juego político brasileño, y entre ellos el PT
(Palermo, 2004: 14-17). Sin embargo, muchas de estas políticas de reforma, llevaron
a la inacción o a la imposibilidad de paliar diversos frentes muy propios de
las agendas comunes latinoamericanas: por ejemplo el desempleo, la educación,
la salud, etc. Sumado a esto, la reelección de FHC en 1998 sufrió en menos de
unos meses el embate de la crisis financiera internacional que llevó a un
proceso de devaluación y de búsqueda por estabilizar la economía.
Es de esta manera, que se encara la campaña
que llevaría a Lula a la presidencia. Los puntos pendientes de la gestión de
FHC en “la cuestión social” se combinaban con otro “miedo” de la sociedad:
¿cómo mantener la estabilidad económica y política lograda en esos años? Ante
este dilema electoral, el PT de Lula mantenía una ventaja: ya no era el mismo
PT de la década de los 80, pese a que muchos no lo pudiera ver: entre ellos los
medios de comunicación. Sus posiciones antimercado y críticas a la democracia
habían sido licuadas por un proceso innovación influido por diversos hechos,
nos referimos a el rol de la social-democracia pos caída del muro, la nueva
realidad económica mundial, la política local, etc. Como bien resume Palermo,
si Lula era una amenaza o una fuente de preocupación para el electorado, ya no
lo era en términos de su discurso anti-sistema; sino de que sea garante de la
estabilidad económica y política del país alcanzada (op.cit: 26)
Mediante una serie de esfuerzos políticos:
discursivos, de alianzas y convencimientos, Lula logra llegar a la presidencia
del país en 2002. Sin embargo, su primer año de gestión siguió marcado por su
necesidad de demostrar que sería esta “nueva izquierda” que llegaba al poder.
Entre todos esos esfuerzos, la comunicación política estaba al servicio de la
gestión y la relación con los medios seria particular en este nuevo periodo
histórico.
Estructura de mercado mediático en
Brasil
La estructura de mercado mediático
brasileño (desde ahora, EMM) presenta una serie de particularidades que lo
hacen excepcional en términos regionales, pero para entender esto debemos poner
énfasis en por lo menos dos datos particulares.
Brasil posee más de 181 millones de
habitantes, lo cual en términos comparativos representa cuatro veces más que la
población argentina. A su vez, esta densidad poblacional del país se encuentra
repartida en grandes conglomerados urbanos (San Pablo, Río de Janeiro, Porto
Alegre, Brasilia, Recife, Salvador, etc.), mostrando otra diferencia
fundamental con la centralidad Argentina. Sin embargo, los indicadores
socio-económicos que muestran profunda datos de altísima desigualdad y pobreza
llevan a que el país tenga accesos per cápita a servicios y productos
infocomunicacionales muchos menores en comparación con la Argentina, entre
otros países del cono sur (Mastrini y Becerra, 2009: 84).
Los principales grupos infocomunicacionales
que se encuentran en el país son: los grupos Globo, Abril, Folha (mercado
nacional) y los grupos Telefónica, Cisneros, Telmex, etc.
En términos generales la incidencia del
mercado de la radio y la televisión es muchísimo mas importante que otro tipo
de servicios como el de la prensa. Una particularidad propia a diferencia del
caso argentino es que en Brasil el sector de la radio y la televisión opera con
redes que conectan todo el territorio, por lo cual los productos o contenidos
propios elaborados en los grandes centros urbanos por los principales
operadores llegan al país de manera mixta con contenidos propios locales. En
materia de radio, es interesante analizar que los mayores índices de
facturación y audiencia (20% del mercado) respondan a Radiobrás, operada por el
mismo Gobierno Federal. En materia de televisión –abierta y paga- vemos una
posición la posición líder del grupo Globo con TV Globo (televisión abierta)
con una facturación de más del 60% del total del mercado y NET (televisión paga)
con más del 36% del total.
Es muy interesante ver ligado a esto, es
muy interesante analizar que desde 2000 hasta 2004, se registró una caída muy
importante en los términos de facturación de la prensa escrita, cayendo más de
un 60%. En materia de prensa para 2004 se editaban cerca de 520 diarios, sin
embargo la gran mayoría de alcance regional. En Brasil a diferencia de la
Argentina no existe el fenómeno de la “prensa nacional”, por lo cual existe un
predominio de los diarios regionales (San Pablo y Río de Janeiro a la cabeza)
(Mastrini y Becerra, 2009:88) Sin embargo y a modo de conclusión una primera
idea de pluralidad que nos de esta descentralización regional de jornais
(diarios en portugués), se desdibuja al notar que ellos mismos liderando el
mercado desde cada estado suponen una absorción central de los anuncios
publicitarios dando un golpe fuerte a los pequeños empresarios de la prensa
escrita.
Tomando tan solo estos dos elementos,
podemos entender la singularidad del caso brasileño en materia de EMM y sus
diferencias en términos propios de la EMM argentina. De esta manera, podemos
realizar un análisis de lo que fue la relación de Lula con los medios.
Políticas de Lula hacia y para los
medios de comunicación
Lula Da Silva mantuvo durante gran parte de
su carrera política una relación tensa con los medios de comunicación de
Brasil. Como bien explican el artículo de Cordula Almeida y de Marcia Vidal
Nunes, Lula en las primeras dos campañas presidenciales en la que compitió
contra Collor de Mello y Fernando Henrique Cardoso, no gozo del apoyo de gran
parte del establishment periodístico nacional, lo cual se tradujo en un
proceso de demonización de su candidatura y en un despliegue de métodos sutiles
para favorecer al “candidato de la estabilidad” (Vidal Nunes, 1995). Durante su
primer intento por alcanzar la presidencia se proyectó “(…) imagen negativa, de
un hombre sin estudios, sin condición para gobernar un país tan importante.”
(Almeida, 2003: 43). Por otro lado, en un análisis de la campaña presidencial
de 1998 hecho por Figuereido y Ribeiro, se llegó incluso a establecer que “…
entre los días 1 y 10 de agosto de 1998, Cardoso ocupó un total de 45 minutos y
10 segundos del tiempo de los principales informativos de las redes Globo,
Bandeirantes, Record Manchete y CNT. A Lula y Ciro Gomes fueron dedicados
apenas 17 minutos y 48 segundos y 5 minutos y 41 segundos, respectivamente.”
(Figuereido y Ribeiro, 1999: 111)
Como bien analizamos anteriormente la
llegada de Lula a la presidencia llevó a un proceso constante de montar una
imagen de continuidad con cambio.
La comunicación gubernamental de Lula,
podríamos decir que en un primer momento sirvió como modelo para la
comunicación de Kirchner en Argentina. Esta afirmación surge básicamente de dos
hechos centrales. En primer lugar Lula al asumir la presidencia y completamente
consciente de los frentes de conflicto que surgirían con los grandes medios de
comunicación, estableció una comunicación que cuidara y blindara la figura
presidencial. Por otro lado, se dio un estricto control por parte de Planalto
(Palacio presidencial brasileño) del control informativo, de lo que se decía y
lo que no se decía. Durante los primeros 5 meses de gestión del PT, no se dio
ni una sola entrevista a ningún medio nacional, ni extranjero. A su vez, el
formato de la conferencia de prensa fue completamente dejado de lado por la
estrategia comunicacional lulista, salvo en viajes al exterior o al ser
compartida por presidentes colegas.
Diversos medios y referencias señalan que
el principal gestor de esta política, fueron Ricardo Kostcho y Luiz Gushiken.
Kotscho asumió el cargo de secretario de Prensa y Divulgación durante la
primera presidencia de Lula y Gushiken fue secretario de Comunicación de
Gobierno y Gestión Estratégica. Sin embargo, podríamos señalar que cualquier
técnica empleada estaba al servicio de un nuevo paradigma propio de la
comunicación gubernamental: la comunicación directa. Dentro de este esquema, la
figura del “vocero ausente”, comenzó a re-configurarse en un rol más próximo a
la consultoría o al trabajo tras bambalinas. El fenómeno del vocero mudo
argentino, no fue un desvió propio del estilo K; sino una metamorfosis propia
de las funcionales comunicacionales del gobierno que se vive a nivel mundial.
Por el otro lado, el gobierno de Lula
también se sintió a gusto con el ámbito de los discursos políticos para el
desarrollo propio de la comunicación. A su vez, las ocasiones de en que se
brindó información del presidente al periodismo, se desarrolló un esquema de
reuniones privadas off the record. La información suministrada seria
simplemente información sin fuente, que rompiera con cualquier obligación ante
la imposibilidad de que no se concretara.
Desde otro ámbito relacionado con la
comunicación, podríamos nombrar la interesante experiencia que supuso el “Blog
del Planalto”, siendo experiencia pionera en los gobiernos de la región. Esta
plataforma 2.0 busca acerca toda la actividad presidencial de una manera
sencilla, interactiva y establecer de manera importante un canal de
comunicación entre Lula y el pueblo. Sin embargo y prueba de esta era de
transformación o desfase entre TICs (Tecnologías de la Información y la
Comunicación), el blog presidencial no permitía comentarios de los visitantes,
lo cual decanto en una herramienta muy interesante con potencialidades
completamente desaprovechadas. Este pequeño hecho, demuestra hasta qué punto
nos encontramos en un desfase o proceso de transformación de la “política
digital” con protagonistas que buscan adaptarse a otra forma de hacer
política.
En términos de políticas hacia el
conglomerado mediático brasileño, podríamos señalar que la política de Lula no
pudo ahondar tanto como se propuso, por lo menos desde lo discursivo. Brasil,
al igual que la Argentina posee una ley regulatoria en torno a los medios de
comunicación completamente liberal. Esta ley de radiodifusión nacía en tiempos
de la dictadura brasileña fue la garante del otorgamiento del espacio
radio-eléctrico a las principales familias del conglomerado mediático actual.
Durante el primer gobierno de Lula,
comenzó a intentarse una serie de iniciativas que pudieran dar cuenta a este
estado de situación, sin embargo automáticamente la elite empresarial de medios
mantuvo fuertes objeciones en todos los ámbitos de regulación. Durante el
primer gobierno federal del PT, se promovió la creación de un Consejo de Ética
Informativa, el cual ante su intento de implementación sufrió una ofensiva
directa por parte de los grandes medios. Ante esto, podríamos señalar que Lula
se replegó y no volvió con importantes lineamientos sobre el tema hasta su
segundo gobierno. Durante este, se desplegó una estrategia dual. Por un lado,
la ayuda de determinadas medidas judicial, permitieron romper con algo del
discurso mediático sobre el intento del gobierno federal de controlar a la
prensa. En el año 2009, el Tribunal Supremo Federal abolió una ley del año 1967
que regulaba los términos de licencias entre los medios. Esta supresión de la
ley de radiodifusión en su versión brasileña, dejo un vacío legal que permitió
por lo menos la activación de ámbitos de discusión sobre el tema.
Paralelamente, Lula sumo a su equipo a una figura del grupo Globo: Helio Costa,
como ministro de Comunicaciones. Esta búsqueda de avance y conciliación buscó
romper con temores frente a la elección inminente del 2010.
Finalmente, podríamos señalar que Lula
buscó en un primer intento avanzar de llenó en un marco de regulación de los
medios de comunicación. Este hecho, se vio completamente frenado por la fuerte
oposición de los principales grupos mediáticos y por la necesidad propia de
atender otros frentes de gestión. En su segundo mandato y ante la necesidad de
regular un ámbito que se había vaciado legalmente ante la decisión de TFS
(Tribunal Federal Supremo), Lula desplegó una estrategia dual que buscara
conciliar y avanzar sobre el tema. La Conferencia Nacional de Comunicación,
realizada en 2010 en Belem buscó generar un ámbito de legitimación de las
políticas pendientes, sin embargó no se llegó a posibilidades de la
instauración de una nueva ley.
Conclusión
A lo largo de nuestro trabajo hemos
recapitulado cual fue el contexto social, político y económico que llevó a
nuestros dos líderes estudiados: Kirchner y Lula, al llegar al poder. Ambos
líderes compartieron una serie de temáticas de agenda junto con otros líderes
de la región dentro de este mote que fue “nueva izquierda” o “izquierda
democrática” surgida pos-neoliberalismo. Sin lugar a dudas estos gobiernos
agrupados dentro de esta denominación tuvieron grandes coincidencias y también
muchas diferencias en torno a sus políticas propias.
Dentro de un ámbito particular estudiado:
la comunicación gubernamental; podemos ver una serie de elementos similares
entre Kirchner y Lula. Ambos presidentes llegaron al poder con la necesidad de
demostrar algo ante la sociedad y a los principales grupos de poder. Kirchner
ante su “debilidad de origen” y en un contexto complicado tanto en lo
político-económico-social debió emprender una serie de iniciativas para
construir la imagen de un liderazgo fuerte que pudiera disipar cualquier duda
sobre su figura. Dentro de ese esquema, Kirchner se erigió como un líder de
opinión indiscutido que sabiendo leer las necesidades y anhelos de la opinión
pública instaló durante los primeros meses de su gestión una serie de
iniciativas que rompieron con la incertidumbre inicial. Establecido ya su
gobierno, desplegó un estilo de comunicación directa con la ciudadanía buscando
saltear la mediación periodística. Este hecho, estableció una serie de
conflicto con los medios de comunicación quienes fueron perfilándose como
adversarios dentro de la estrategia comunicativa kirchnerista. Por el otro
lado, Lula debió volcar sus primeros meses de gestión en un esfuerzo por disipar
cualquier duda sobre sus verdaderas intenciones en el poder, dentro de ese
contexto su manejo también directo de la comunicación, generó importantes roces
con los medios de comunicación, sin embargo su continuidad en términos
económicos y su respeto por determinadas reglas de juego establecidas durante
el gobierno de FHC mantuvieron tranquilos a los grupos infocomunicacionales.
En todo caso, las diferencias centrales
entre ambos gobiernos se dieron en torno a las políticas comunicacionales más
de tipo estructurales. Retomando nuestra hipótesis central la EMM brasileña si
bien es completamente concentrada al igual que la argentina, posee
particularidades que definen el juego de manera diferente. El predominio de la
televisión y la radio dentro del ámbito de consumo mediático de la población y
que el mismo este descentralizado en un territorio tan grande creemos que
permite mayor despliegue o margen de maniobra en la instalación de agenda o de
políticas propias. La existencia de una prensa estadual fuerte, por el otro
lado tiene incidencia directa sobre cada estado dentro de un régimen federal,
sin embargo ante determinadas políticas del gobierno federal es claro que
existe mayor pluralidad y posibilidades de mayores voces favorables al
gobierno. Por otro lado, la EMM argentina muestra un predominio central de
diversos grupos concentrados combinado con un predominio de la prensa como
materia prima de la instalación temática diaria. En sí, la comparación entre
ambos mapas de medios nos permitió desarrollar una hipótesis incompleta, pero
que hilvano una serie de ideas que trabajamos y que sirven para un trabajo
futuro. Si el mercado de la prensa escrita es menor en términos de facturación
y se encuentra descentralizado localmente, existirían márgenes mayores de
competencia que si bien siguen estando dentro de un marco concentrado muy
fuerte, permiten mayores márgenes de instalación de temas, de mayor posibilidad
por disputar la agenda y por el proceso de formulación e implementación de
políticas públicas y claro de legitimarlas ante la opinión pública. A su vez,
esta diferenciación entre ambas EMM sumadas a las particularidades propias de
ambos regímenes políticos difieren lo que denominamos “condiciones de
posibilidad” de debate sobre determinados temas.
Siguiendo esta línea, durante el gobierno
de Fernández de Kirchner, el eje por un cambio de la política comunicacional
vigente, entró con más fuerza y creemos que sirvió como excusa para determinada
estrategia política contextuada bajo ese y otros hechos. Sumado a esto, el
inicio de un debate por una nueva ley contaban con el respaldo de grandes
organizaciones propias que había trabajo el tema desde el retorno de la
democracia y con todavía márgenes mayoritarios en el Congreso Nacional. Este
hecho relativo al régimen, nos permite entender que en Brasil la apertura del
debate en términos parlamentarios no pudo aun ser abierto, debido al régimen
mismo y al grado de mayor autonomía de los legisladores frente a los
gobernadores estaduales.
En términos sintéticos, consideramos que el
debate y posterior sanción de una ley en argentina en materia audiovisual fue
ejemplar pese a que existan ámbitos dentro de la ley que necesitan correcciones
y modificaciones. Pese a su ejemplaridad, no podemos dejar de lado que la misma
fue completamente funcional a un interés estratégico en un ámbito de debilidad
producto del desgaste vivido por otros hechos de gestión. Sin embargo,
consideramos que un análisis político se construye en términos de lo que es y
no de las intencionalidades psicológicas de su promotor ya que esto sería un
ejercicio que poco tiene que ver con la ciencia política.
Finalmente nos gustaría terminar analizando
brevemente un concepto ampliamente utilizado para esta temática. El problema de
la libertad de expresión tantas veces utilizado como caballo de batalla en
contra de cualquier intento de regulación de los medios de comunicación, es un
derecho propio de todos los protagonistas de la democracia. En la Argentina y
creemos poder decir lo mismo de Brasil, existe una libertad de expresión
amplia, el problema que esta libertad de expresión se centra y adquiere mayor
concentración en los 4 o 5 grupos que controlan mayoritariamente los servicios
audiovisuales. Muchas veces, consideramos que la bandera de un ataque a la
libertad de expresión, se analiza de un lado: el de la prensa y se lo confunde
con libertad de publicación. Para ser justos también, en la actualidad somos
conscientes de que existen muchas distorsiones y elementos que sirven como
forma de romper con la lógica de libre publicación o de incentivo para una
prensa libre y plural. Pongamos un solo caso: la inexistencia de un marco
regulatorio de la publicidad oficial. Sin embargo, también creemos que por
parte de los grandes grupos dominantes existe la búsqueda de no dar por hecho
cuestiones propias que atentan contra un verdadero periodismo y contra una
verdadera pluralidad mediática. La concentración mediática en la Argentina y
Brasil, como hemos visto es un hecho real y cabe preguntarse como ante ese cuadro
de situación se puede erigir uno en adalidad de la defensa de los derechos de
libertad de expresión. Claramente, este cuadro de situación se ha dado por la
obra y gracia de distintos gobiernos que fueron a lo largo de estos años
construyendo su propia jaula de cristal.
Establecido esto y para finalizar hacemos
propias las palabras de Califano al decir que: “… comunicación y democracia
aparecen como un binomio inseparable. De allí, la importancia de la
democratización de las comunicaciones, puesto que la democracia se nutre de lo
público, del escenario donde se dirimen cuestiones políticas, sociales,
económicas y culturales. Y sólo contando con medios de comunicación
democráticos, que transmitan información confiable y diversa, los ciudadanos
estarán en condiciones de debatir, proponer y actuar en dicho espacio.”
(Califano, 2009: 11).
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