Resumen
El
siguiente ensayo filosófico explica las razones por las cuales consideramos al
globalismo cultural hijo putativo de la ideología progresista americana.
Abstract
The
following philosophical essay explains the reasons why we consider the cultural
globalism putative son of the American progressive ideology.
La Revolución se producirá primero en Estados Unidos. Aproximaciones filosóficas
sobre la globalización cultural imperante
Prof. Lic. Esteban Abel Amoretti (1)
1.
Hispanoamérica
y todo el mundo occidental en su conjunto sufren hoy la hegemonía cultural de
la izquierda. El poder político más que un garante de la acción política es una
estructura de pensamiento digitado desde la cultura.
El
dogma modernista del igualitarismo forzado como prédica y emanado desde los
líderes políticos de turno, se traduce en un discurso fundamentado en las
aplicaciones ideológicas de la llamada Nueva Izquierda.
Lo
políticamente correcto y el pensamiento único podrían definirse en el plano
filosófico depositado a la izquierda de la cultura. Pero habría que preguntarse
donde y cuando se fue gestando esta idea discursiva, cuáles serían los
referentes teóricos de esta Nueva Izquierda, y sin hurgar muy profundo y para
sorpresa de los mismos adalides del antiimperialismo, nos encontramos con que
proviene de los mismo Estados Unidos de Norteamérica.
Pensamos
que dicho pensamiento se gesta en el propio seno del Imperio y es la cuna de
dicha ideología imperante extendida por todo el orbe por varias razones
filosóficas que trataremos de desarrollar a continuación.
2.
“La
Revolución tendrá lugar en los Estados Unidos. Solamente se extenderá al resto
del mundo si triunfa en aquel lugar”. Esta frase épica es producto del
pensamiento de uno de los analistas más fructíferos sobre el estudio del capitalismo,
el propio Karl Marx. Retrospectivamente el padre del comunismo teórico sabía
muy bien de lo que hablaba. Y con el paso del tiempo podemos decir que tenía
razón y que han conseguido desparramar dicha ideología por todo el mundo como
una peste.
Jean-François Revel (2), en La
Cábala de los devotos y en La Tentación Totalitaria ha desarrollado
el carácter exageradamente violento de las dictaduras e ideologías marxistas.
Ideología que muchas veces se confunde con lo ético de sus causas encubriendo
el peor de los ardides, que es la supresión de la libertad, seguida de muerte.
Lenin decía parafraseándolo
que la revolución triunfaría cuando la elite no quiera y el poder no pueda.
Esto que parece lejano es realidad política en la actualidad. Revel argumenta
que hoy se hace una crítica de la justicia, de la gestión, del poder político,
de la cultura y la civilización antigua como forma de censura. Según Revel,
todas esas condiciones se dieron solamente en los Estados Unidos, una nación
que ha nacido como crítica a la tradición europea como base del inmediatismo y el
elogio al materialismo. Esto no implica que la revolución necesariamente triunfará
en los Estados Unidos de Norteamérica, sino que se producirá sin dudas allí.
Luego de terminar la ilusión
de octubre de 1917, el bloque soviético pronto dejó de ser una usina de impulso
revolucionario, para transformarse en un Estado totalitario y sanguinario con
las ambiciones propias de cualquier superpotencia.
La intelectualidad de
izquierdas que podrían criticar al régimen viro hacia nuevos horizontes,
llegando a los Estados Unidos. Es por esto que Revel, no teme en responder a
los antinorteamericanos de izquierda que toda su ideología proviene del mismo
Imperio, desde la otra orilla del Atlántico.
Liberación sexual, educación
antiautoritaria, arte abstracto, freudomarxismo, homosexualismo, gay power,
universidades libres: todos productos Made in USA. La Nueva izquierda se
originó con la impronta de las Universidades de Columbia y Berkeley, nacida en
los años 60, dando cuna a las teorías de socialismo libertario y antiestatistas.
Pero lejos de ser una
original revolución cultural, esta Nueva Izquierda abraza todo el dogma de una
metodología vieja y reiterativa, ya que en ella están más vigentes que nunca
las ideas del siglo XIX, con Lenin y Marx a la cabeza.
3.
El sueño de Freud, referido
en la obra de Geoffrey Gorer (3)
en 1948, advierte que la fundación de Norteamérica reproduce la escena
mitológica introducida por el famoso psicoanalista, materializando el
nacimiento de la civilización americana. Según esta escena, los hijos se asocian
para matar al padre tiránico. Después, nombrando a uno entre ellos para ocupar el
lugar del padre asesinado establecen un contrato que legaliza mutuamente su
igualdad. Igualdad basada en la renuncia de los privilegios de cada uno y a la
autoridad que poseía el padre. Inglaterra y toda la concepción europea del
mundo hasta el momento imperante ocupó el rol del padre, los colonos americanos
el de la conjuración de los hijos, la Declaración de la Independencia y la
Constitución de los Estados Unidos el del contrato por el cual todos los
americanos pretenden garantizar la misma igualdad partiendo del renunciamiento
a los privilegios que otorga el factor de orden más odiado e envidiado, la
autoridad. Esta ideología explica entonces, la popularidad de la doctrina
psicoanalítica en los Estados Unidos y su ulterior desarrollo.
Desde
sus orígenes, los norteamericanos mantienen tres tradiciones fundamentales: la
creencia que América, nueva tierra prometida, canaliza la prefiguración de
Cosmópolis, la futura república universal, y que los americanos son el ejemplo
y los encargados para exportar el sistema americano a todo el mundo. La
creencia de que todos los hombres son iguales, y que todos pueden alcanzarlo
todo, y por último, que la autoridad es una cosa nefasta y odiosa en sí misma y
que las instituciones a las que deben recurrir como el gobierno o el ejército,
no son sino males necesarios a los que es preciso limitar sus prerrogativas.
Los
Estados Unidos no son una nación como las demás, no son el país de ningún
pueblo. En todos los países en todo el mundo, los pueblos consagran una unidad
y destino y concentran con valores e historia una homogeneidad humana
característica del lugar que representan. Homogeneidad que puede ser
tradicional, cultural o étnica, pero nada de esto se encuentra en Estados
Unidos. Viven en un eterno presente. Es una simple aglomeración de gentes
llegada de todos los países, en donde la mayoría imprime un común denominador
que es la ruptura de la tradición cultural europea, compartiendo únicamente el
devenir cotidiano en un sistema propio de vida, lo que se denomina the
american way of life. Allí en donde el cosmopolitismo es lo imperante, no
puede existir una homogeneidad tradicional común a todos.
La
única unidad establecida es posible únicamente a nivel material, al nivel de
las cosas. Este american way of life, es el único y verdadero mito nacional, el
único referente por el cual el americano promedio puede sentir cierta
representación.
El
carácter cosmopolita de América, explica su ausencia de cultura en el sentido
estrictamente ontológico del término. No existe cultura que no sea tradicional.
Así lo expresaba Hermann Keyserling (4)
argumentando que la forma y el verdadero orden de la vida exigen que el pasado,
el presente y el porvenir, se relacionen entre si conforme a una proporción
justa y que eso implique una relación entre los principios formativos de la
tradición con el futuro y el progreso de una nación.
Esta
relación es imposible de materializar en una nación que rechaza las
perspectivas y las historias tradicionales europeas formativas del pasado.
Nacido precisamente de una ruptura con el pasado, en este caso el pasado europeo,
Estados Unidos no puede tener una línea de progreso diferente a una concepción
utópica ideal, carece de tradición y es por eso que vive en eterno presente, en
una sucesión reversible de momentos presentes, constituyendo día a día esa
búsqueda de la felicidad a todos garantizada en la Declaración de
Independencia.
Su
pensamiento implícito se reduce en conducir a la unidimensionalidad la
histórica tridimensionalidad constitutiva del tiempo: pasado, presente y
futuro. Su objetivo universal es hacer coincidir los destinos manifiestos de
los hombres en una única dimensión, que es la de la simultaneidad.
4.
El
inconsciente norteamericano se funda en una mística del espacio, idea de que
más allá de la frontera nacional siempre hay un espacio a explotar, por
oposición a la mística del tiempo.
La
importancia de la conquista del espacio como sustituto de la conquista del
tiempo, se manifiesta como característica fundamental de negación a lo
tradicional. Por eso, como hablábamos líneas arriba, expresar que existe una
cultura americana, es inequívoco. Hay contradicciones en los términos y puros
sinsentidos. La cultura es esencialmente el producto de lo típico, y en
Norteamérica lo asilado sustituye a lo típico. Una suma de aislados puede
nutrirse de la adición, pero nunca constituirse en los valores y tradiciones
que conforman la identidad de un pueblo.
Es
por esto, que el estilo de vida americano es incompatible con la coexistencia y
el respeto al desarrollo histórico cultural de otras naciones y hacia los otros
en general. No admite otras construcciones culturales, ya que ellos no poseen
una que los identifique. No es casualidad que la implementación interna de la
american way of life sea paralela a la destrucción de las identidades de los
otros países, sus culturas y sus pueblos. Los norteamericanos están empujados a
imponer su modelo a escala planetaria, a absorber en su cosmovisión de la
cantidad, todas las diferencias cualitativas que constituyen a los otros. A
adoptar la diversidad manufactura del mundo, tamizando lo que le conviene y
reteniendo lo que le es útil. A lo demás lo desecha. Como la no aceptación de
las diferentes culturas que no conoce y reconoce, destruye y que no quiere, ni
querrá conocer.
Repele
todas las culturas que señala con el dedo, no permitiendo ninguna propia, ya
que ellos carecen de una. Desarraigar a los pueblos de sus tierras es el mejor
ejemplo de ello. Producir inmigraciones masivas con sus guerras, como en los
casos de Oriente Medio, es moneda corriente. El fin es desarraigar y romper
culturas, destruyendo un sentimiento de pertenencia que ellos no poseen, por
eso el norteamericano se siente dueño y ciudadano del mundo. Allí donde van
quieren imponer su estilo particular de vida. Y exportando este modo de vida
matan necesariamente el destino de los pueblos.
Otro
punto a destacar es que tradicionalmente el americano rechaza el concepto de lo
superior y lo aristocrático. Más que ninguna otra nación del mundo, como
escribía Thomas Griffith Taylor (5),
los Estados Unidos están obsesionados por la idea de igualdad, idea que es la
base de su Constitución. América es por defecto uno de los pocos países
desarrollados del mundo que no han tenido sustento en la aristocracia.
Aristocracia que se define como la parte de la sociedad que valora las cosas
que no tienen precio, la aristocracia del espíritu y no del dinero.
En
Norteamérica, decía Keyserling, el dinero representa la tarea cumplida. En su
origen, este rechazo del aristocratismo, es el rechazo y ruptura de las
tradiciones con Europa. Norteamérica no ama a los mejores, solo aprecia a los winners,
a aquellos que han tenido éxito sin dejar de ser como todo el mundo. Esta
noción de éxito basada en lo superficial y material reemplaza la noción de
aristocracia, de superioridad.
El
rechazo de la autoridad conduce también al rechazo del especialista, ya que
este podría estar tentado en transformar su saber en poder, y eso no debe
permitirse, ya que rompería el instrumento coercitivo de la igualdad. En ningún
otro país se ha dado tanto lugar a lo ocasional, al soldado individual de
ocasión, al héroe solitario que derrota ejércitos enteros en soledad.
En
Estados Unidos el militar de carrera, encarnación de la jerarquía y la
autoridad por excelencia, es una figura particularmente digna de desconfianza,
incluso odiada. Los adversarios de Vietnam, siempre prontos a denunciar el
complejo industrial-militar norteamericano, olvidaron que los americanos son
unos de los pueblos menos militaristas del mundo, ya que en cualquier otro país
occidental los valores y moral militar fueron enseñados generación tras
generación desparramándolos incluso para la vida y convivencia civil. A lo
largo de su historia Norteamérica ha tratado de alejarse de los conflictos, han
intervenido tardíamente en las dos guerras civiles europeas (guerras
mundiales), e insegura de sí misma como nación, ha entrado en ellas a
regañadientes, obedeciendo a los poderes fácticos del mundo y peleando guerras
en lugares alejados solo por ser llamado a representar al gendarme bobo del
poder invisible que se encuentra por arriba del poder visible.
Como
en todos los sistemas burgueses el ejército norteamericano es mal considerado
solo como poder de policía. Ese fue el caso de la Caballería Norteamericana
durante la expansión y conquista hacia el Oeste, que fue también la conquista
del espacio, del vacío.
En
ningún otro país del mundo las derrotas militares engendran tanta desolación y
tristeza, como el caso de Vietnam, todavía demandada y nunca olvidada. Por eso
el ejército norteamericano aprendió de la historia que debe ganar, sino, no
juega.
Inmediatamente
después de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, su
Congreso reunido adoptó la resolución de intervenir lo menos posible en el
estilo de vida, los pueblos y la cultura europea. George Washington y después
Monroe, repitieron esta consigna como regla de oro de la política exterior
norteamericana. Ya para 1787 fue suprimido el puesto de Ministro de Relaciones
Exteriores; la persona designada para este puesto pasó a ser simplemente el
Secretario de Estado de la Presidencia.
El
aislacionismo comenzó a ser la constante en la vida internacional
norteamericana. Las intervenciones exteriores se han dado solo como resultado
de operaciones del poder que se encuentra arriba del poder, en las cuales los
Estados Unidos se han visto implicados, y han tenido que responder como el
policía del mundo, representando su papel histórico a modo de cruzada de
carácter moral como se ve en la guerra contra el islamismo.
En
1971 durante la Conferencia sobre Estudios Occidentales en París, Thomas Molnar
(6) explicaba, que el reflujo
de las ideas revolucionarias, encontró su leitmotiv en la Doctrina del Destino
Manifiesto, es decir, que muchos colonos han pensado mesiánicamente que la
Providencia les ha encargado exportar su modelo de democracia ideal
norteamericana a todo el mundo.
En
la actualidad, los Estados Unidos están presentes en el mundo a razón de su
peso, no por voluntad, ni deseo de una gran política. Esto se explica ya que
todos los componentes que forman la nación norteamericana son diferentes entre
sí, solo coinciden en su modo de vida, el american way of life, precisamente el
nivel donde la diferencia y lo superior es rechazado y odiado. Diferencia
entendida para cualquier país homogéneo en donde el nivel de vida y las
diferentes condiciones sociales son regla natural, pero no para los Estados
Unidos. Se sigue defendiendo una falsa igualdad.
En
Norteamérica, la presión impuesta por la opinión pública medida regularmente
por los sondeos, es particularmente fuerte. Esta opinión influye de forma tan
radical que la mayoría de los fenómenos sociales están directamente
mediatizados y ritualizados. Por eso, lo verdaderamente diferente se entrega al
diván de los psicoanalistas, o a largas sesiones de grupos focales y terapias
de grupo. Norteamérica es la nación por excelencia del colectivismo de las
costumbres.
Hermann
Keyserling, escribió a propósito de esto, que la diferencia entre la Rusia
bolchevique y los Estados Unidos capitalista es una simple diferencia de
prosperidad económica. El nivel es diferente pero la nivelación es idéntica,
ya que la diferencia se define de hecho en una simple concepción de lengua, el
espíritu es el mismo, sea cual sea el caso que dio paso a los dos modelos de
existencia empírica. Los dos países son fundamentalmente socialistas, pero
mientras Estados Unidos expresa su socialismo bajo una prosperidad general,
Rusia lo hace bajo un pauperismo abismal.
En
los dos países las acciones humanas juzgadas fundamentales son las aspiraciones
sociales, en los dos países decía Spengler (7), la
economía es el destino. La revolución que según Revel debía nacer en
Norteamérica ya sucedió.
Con
relación al universo mental de los pueblos europeos, el universo americano
presentó en efecto una ruptura radical y decisiva. Por vez primera en 1776, la
nación pretendía fundarse sobre un principio igualitario plenamente consciente.
Por vez primera se proclamaba por ley, que los hombres nacen libres e iguales.
Toda
la razón de ser, toda la existencia e historia norteamericana, deriva de esta
revolución que rompió la relación con el padre europeo. Fue la primera
revolución socialista de la historia.
Entre
1960 y 1970, se multiplicaron los números de estudiantes universitarios que se
reconocían de izquierdas, pero no se trataba de un fenómeno social nuevo. El
espíritu de las revoluciones del siglo XVIII, mantiene su esencia y son plasmados
como la revuelta contra toda jerarquía de los valores que aun reina en los Estados
Unidos, y se encuentra en toda la constitución genética de dicho país. Este
espíritu de revuelta es el que expresa la actual ola de contestación, y fue
razón inevitable, por ejemplo, que el movimiento hippie tuviera su origen en
estas tierras.
5.
El
protestantismo luterano y sobretodo calvinista, han sido los portavoces del
primer igualitarismo norteamericano, separándose abruptamente del legado
cristiano católico europeo jerárquico y de sincretismo con las leyes
precristianas de Europa.
Arthur
Gish (7) ya había trazado en
1977 un paralelo convincente entre los representantes de la Nueva izquierda
norteamericana y los principios anabaptistas del siglo XVI. Expresaba que
querían establecer una comunidad de Dios en la Tierra con socialización de
bienes y mujeres, aspectos significativos de la buscada igualdad social.
Los
revolucionarios norteamericanos no difieren sustancialmente de los lineamientos
de pensamiento de los padres fundadores del siglo XVIII, de aquellos pioneros
místicos, aquellos excluidos de Europa que veían en la nueva tierra prometida
un nuevo Israel.
Los
nuevos izquierdistas americanos no reprochan a su generación de mayores de
haberse vinculado a los principios a los que se reclama, sino más bien de
haberlos traicionado, de no haberlos aplicado suficientemente, de haber
olvidado que el enriquecimiento no es el presupuesto de la filantropía. Para
ello, no tenemos más que leer atentamente la Ética Protestante de Max Weber.
Lejos
de querer cambiar el sistema en el que viven, quieren retornar a sus fuentes,
cubriendo el espíritu igualitario del protestantismo bíblico y su filosofía
iluminada. Del derrumbe del sueño americano no proponen una superación del
mismo que sería lo novedosamente revolucionario, sino una regresión, para
realizar lo mismo pero con mayor fuerza.
A
despecho de sus críticas contra el imperialismo americano, un imperialismo sin
asomo de imperium (8), es
natural que la Nueva izquierda Europea manifieste una atracción irresistible hacia
esa Nueva Izquierda norteamericana, que le ofrece su imagen perfecta a modo de
espejo.
Esta
atracción no es nueva. Podemos remontarnos como ejemplo hasta el fantasma del
joven Lafayette (9), ya que en Francia toda la izquierda intelectual de
liberación, se ha alimentado del jazz, las novelas y los films norteamericanos.
Sin más, la Estatua de la Libertad, es un regalo de Francia a Estados Unidos
demostrando la unión ideológica de ambos pueblos revolucionarios. Conocer la
historia personal del mismo Lafayette lo demuestra.
Después
de las consecuencias de la Guerra Fría, la descolonización ofreció la ocasión a
la intelectualidad de izquierdas de redescubrir la América eterna, siguiendo
los pasos de J.F. Kennedy y la New Society.
El sociólogo
Edgar Morin (10) regresó extasiado
tras pasar una semana en 1970 dentro las comunidades juveniles de California en
donde relató la siguiente expresión etnográfica “neorusonianismo, necesidad de
calor infantil, tradición libertaria, comunismo utópico, rechazo de Europa”.
Cuando
Jean-Marie Domenach (11), en
la revista personalista Esprit en 1970 declara que “los Estados Unidos son el
país comunista más grande”, demostrando lo que muchos sospechamos, que los
comunistas siempre han amado a Norteamérica, evidenciando el por qué siempre se
han sentido acordes a la metáfora insistente de un Nuevo Mundo, un mundo
utópico, un paraíso aquí y ahora en la Tierra. Por eso las tradiciones ateas e
inmanentistas del socialismo y el liberalismo son las dos caras de una misma
moneda, en donde confluyen sus intereses: No hay que olvidar que URSS y Estados
Unidos pelearon del mismo bando en la Segunda Guerra Mundial. Este no es un dato
menor.
En
el orden de los colonialismos, cuando un pueblo pierde su alma pierde su libertad
y ya entonces no es necesario defender su integridad física. Los rusos
perdieron la suya con el avance del Estado totalitario
leninista-trotskista-stalinista, y los americanos la han perdido luego con su
mal llamada democracia, que en realidad es una dictadura a escala planetaria,
en donde el mismo pueblo americano es la primera víctima.
6.
No
es de extrañar que las teorías neomarxistas y de izquierdismo radical surjan en
Harvard, empapando con este pensamiento a todo intelectual bien pensante que
allí se forma.
La
Izquierda Latinoamericana lejos de despotricar contra las teorías llegadas
desde el Imperio del norte, aplicó sus esquemas por identificación filosófica,
aunque prediquen a boca de jarro lo contrario. Estados Unidos ha sido la gran
meca del marxismo académico del siglo XX.
La Escuela
de Frankfurt tuvo su origen en Alemania, pero fue en Norteamérica donde las distintas
corrientes neomarxistas de esta Escuela dieron sus frutos a nivel mundial. Este
país ha acogido a toda la intelectualidad izquierdista mundial.
Austria
vio el nacimiento del llamado Circulo de Viena, también de origen neomarxista,
que proscripto en 1936 prosiguió sus estudios tras los muros de Harvard.
En
tanto Moscú prohibía las nuevas teorías sociales bajo la opresión stalinista,
la intelectualidad pudo mantener su corolario de innovación gracias a la american
way of life.
Por
otro lado, no debería sorprender que las enseñanzas de la Teoría Crítica y las
concepciones de la hegemonía cultural gramsciana, experimentasen sus primeras
pulsiones pedagógicas en los Estados Unidos de la mano de la misma Escuela de
Frankfurt.
Desde
el campo de la economía, David Friedman ha realizado los más importantes
aportes a la solidificación del pensamiento de la Nueva Izquierda, con sus
tesis sobre el anarcocapitalismo, una forma de anarquismo de mercado,
proveniente del anarco individualismo que constituye el sector realmente anarquista
del liberalismo libertario.
La
suicida empresa política llevada a cabo por el Presidente boliviano-indígena
Evo Morales, obedece a las prerrogativas de las ideas multiculturalistas
defendidas por esta corriente de pensamiento. Morales no cesa de insistir que
dicha lucha indígena reivindicativa no es más que una profunda lucha contra las
ideas culturales del Imperio del norte, pero éste debería saber que dichas
tesis de la multiculturalidad nacen precisamente de la antropología norteamericana,
más precisamente de los aportes teóricos de la Nueva Izquierda estadounidense.
Mayor
desinformación provoca la realidad cubana. Los tontos manipulados por la
propaganda y los medios de comunicación, endilgan el sufrimiento del pueblo
cubano a causa del embargo económico que mantienen sucesivamente los diferentes
gobiernos americanos sobre la isla, denunciando una hostilidad generalizada
contra Castro y el comunismo. Esto es completamente falso. Se sabe popularmente
que Ted Turner, dueño de CNN, es amigo personal del dictador cubano. Pero esta
no es una rara excepción. La gran prensa radial, gráfica y televisiva americana
se encuentra dominada por la ideología liberal izquierdista y
multiculturalista. El pueblo americano, en su gran mayoría, es engañado y cree
que la mayoría de la gran empresa de comunicación hegemónica se encuentra
dirigida desde la derecha política beneficiando al gran capital. Nada más
erróneo. Solo basta tener los oídos y la vista entrenada para colaborar a que
esa teoría quede desterrada de cualquier discusión intelectual seria.
El
prejuicio de que la gran prensa americana es conservadora ha hecho mucho daño a
la misma desde aquel momento en que Herbert Matthews, el recordado periodista
del New York Times fuera fotografiado junto a Castro y lo hiciera popular
diciendo que la guerrilla castrista era democrática, incluso repitiendo que el
dictador tenía en sus manos siempre una Biblia y un Rosario.
7.
Concluyendo.
Podemos afirmar que si se retira la máscara de la democracia americana, se
vería claramente hasta qué punto dicha democracia en América es solamente un
instrumento de una oligarquía que utiliza un método de acción indirecta.
Así
se puede engañar y abusar de la gran mayoría, de aquellos que bajo otras
circunstancias aceptarían cánones de diferencia superadora y jerarquía, los
únicos lineamientos sanos de una verdadera representación de los espíritus de
los pueblos.
En
definitiva, Moscú decepcionó a la Nueva Izquierda pero Washington supo muy bien
tomar el relevo.
Material
de consulta y bibliografía destacada
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Hidalgo Editora. Buenos Aires, 2000.
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Weber,
Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904), Alianza
editorial, Madrid, 2001
Notas
al pie
1
Profesor y Licenciado en Ciencia Política (UBA). Santa María de los Buenos
Aires, República Argentina, 2016.
2
Autor filosófico de grandes libros dedicados al estudio del anti- totalitarismo
y las libertades humanas. Ensayista y polemista político, es considerado uno de
los intelectuales más destacados en contra del pensamiento comunista, a pesar
de haber militado en sus filas cuando era joven.
3
Geoffrey Edgar Solomon Gorer, antropólogo y autor de importantes obras, ha
introducido el estudio de las técnicas psicoanalíticas a la antropología,
destacando la conjunción de las mismas para referirse a hechos importantes de
la historia como la revolución independentista norteamericana.
4
Hermann Keyserling fue un filósofo alemán. Su obra más conocida es Diario de
viaje de un filósofo (1925), que describe sus viajes por Asia, América y Europa
del Sur y establece importantes comparaciones entre pueblos, culturas y
filosofías.
5
Thomas Griffith Taylor, fue un geógrafo, antropólogo y explorador inglés.
Sobrevivió a la "Expedición Terra Nova" del Capitán Robert Scott a la
Antártida (1910–1913).
6
Thomas Molnar, fue un filósofo, historiador, teórico político y tradicionalista
católico. Se graduó en la Universidad de Bruselas. Fue profesor visitante de
Filosofía de la Religión en la Universidad de Budapest y tenía un doctorado en
Filosofía por la Universidad de Columbia. Escribió más de treinta libros en
francés y en inglés sobre varios temas incluyendo religión, política y
educación. Emigró a los Estados Unidos donde enseñó por muchos años en el
Brooklyn College. Molnar dijo que una de sus inspiraciones fue The Conservative
Mind de Russell Kirk. Admirador declarado de Charles Maurras, declaró que el
hecho de que la Francia de después de la II Guerra mundial no hubiese honrado
los valores tradicionales ha sido la causa de su agonía.
7
Oswald Spengler, autor de la reconocida obra La Decadencia de Occidente. En
esta obra el autor alemán pretendía llevar a cabo un estudio de las formas
subyacentes a los acontecimientos concretos, de la macroestructura dentro de la
cual fluyen todos los acontecimientos históricos particulares. Spengler
presentaba la historia universal como un conjunto de culturas (Antigua o
Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mágica, Occidental o Fáustica) que
se desarrollaban independientemente unas de otras –como cuerpos individuales-
pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro etapas: Juventud,
Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como el ciclo vital de un ser vivo,
que tiene un comienzo y un fin determinados. Además, cada una de las etapas que
conformaban el ciclo vital de una cultura presentaba, según el esquema spengleriano,
una serie de rasgos distintivos que se manifestaban en todas las culturas por
igual enmarcando los acontecimientos particulares. Con base en este esquema y
aplicando un método que él llamó la “morfología comparativa de las culturas”,
Spengler proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa final, es
decir, la decadencia y afirmó que era posible predecir los hechos por venir en
la historia del occidente.
7
Arthur Gish, activista pro-pacifismo americano. Es conocido popularmente por oponerse
a los conflictos bélicos que encara Norteamérica en el exterior. Estuvo en
contra de las guerras de Vietnam e Iraq.
8
Imperium es un término jurídico latino (imperĭum) que designaba en la
Antigua Roma el poder de mando y castigo, de índole militar, del gobernante
sobre los ciudadanos convocados a la guerra y el dominio sobre los territorios
conquistados. No existe una traducción exacta al español, dado que el sistema
político moderno de división de poderes difiere del romano antiguo, pero es
similar al concepto de "soberanía".
9
Marqués de La Fayette, conocido como La Fayette o Lafayette (n. 6 de
septiembre de 1757, Castillo de Chavaniac-Lafayette, departamento de
Haute-Loire [región de Auvernia] - f. 20 de mayo de 1834, París), fue un
oficial militar, aristócrata y político francés. Peleó por los Estados Unidos
en la Guerra de independencia (contra el Imperio británico), fungiendo como
general, y en la cual fue considerado uno de los héroes. A raíz de esto fue un
amigo cercano de George Washington, Alexander Hamilton y Thomas Jefferson.
Además Lafayette fue una figura clave (general del ejército revolucionario) en
la Revolución Francesa de 1789 y en la Revolución de Julio de 1830, fue miembro
de la Asamblea Nacional y fue comandante de la Guardia Nacional de París.
10
Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés. Creador de la teoría del pensamiento
complejo y la transdisciplinariedad, ve el mundo como un todo indisociable,
donde nuestro espíritu individual posee conocimientos ambiguos, desordenados,
que necesita acciones retroalimentadoras y propone un abordaje de manera
multidisciplinaria y multirreferenciada para lograr la construcción del
pensamiento que se desarrolla con un análisis profundo de elementos de certeza.
Estos elementos se basan en la complejidad que se caracteriza por tener muchas
partes que forman un conjunto intrincado y difícil de conocer.
11
Militante del Movimiento de la paz desde el día en que finalizó la guerra,
Domenach luchó por la descolonización en Indochina y en Argelia, apoyando en
ello a Charles de Gaulle. El 8 de febrero de 1971 creó, con Michel Foucault y
Pierre Vidal-Naquet, el grupo de información sobre las prisiones. Participó en
1974 de las Audiencias del Socialismo ("Assises du socialisme")
organizadas por el Partido Socialista. En 1975 apoyó a los boat-people
vietnamitas, con Raymond Aron y Jean-Paul Sartre.