Resumen:
El redescubrimiento por
los cubanos de Gramsci y otros pensadores marxistas marca una nueva etapa en
las Ciencias Sociales del país. La debacle del denominado Socialismo Histórico,
trajo consigo una crisis de paradigmas impactando la teoría e ideología
revolucionaria, por lo que recurrir al conocimiento e interpretación de la obra
gramsciana se convierte en una necesidad insoslayable para aquellos que
pretendan erigirse en constructores de una sociedad anticapitalista. La
producción de este político e intelectual está especialmente vinculada a la
reflexión sobre el poder que, para él se asocia a la construcción de
subjetividad. En la Cuba de estos días constituye una prioridad apropiarse de
su legado y adecuarlo creativamente a la actualización del modelo económico y
social socialista, aprobado en el VI Congreso del Partido.
Palabras claves: Poder, hegemonía, sociedad
anticapitalista, construcción de subjetividad.
ABSTRACT
Cubans have rediscovered Gramsci’s and
others marxists’ thoughts and this results in a new era in national social
sciences. The fall of Historical Socialism implied a paradigm crisis which
affected revolutionary theory and ideology. Those who want to build an
anti-capitalist society need to know and understand Gramsci’s theory which is
deeply related to the reflection of power, understanding it as a construction
of subjectivity. Nowadays in Cuba it is a priority to appropriate Gramsci’s
work and adjust it in order to refresh social and economic socialist model,
approved in VI Party Congress.
Key words: power- hegemony –
anticapitalist society – building of subjectivity.
Un
acercamiento preliminar a la concepción gramsciana del poder desde Cuba.
Autores:
Lic. Yaimara Cao García ycg@espnl.co.cu
Escuela
Superior del Partido Ñico López, La Habana, Cuba.
Lic.
Eddy Mac Donald Torres torres@uci.cu
Universidad
de las Ciencias Informáticas, La Habana, Cuba.
Introducción
La
idea de traer a Antonio Gramsci al horizonte de reflexión sobre el poder,
válido para la Cuba de hoy, consiste en primer lugar, a la nueva táctica
utilizada por Estados Unidos en sus relaciones con el país; donde no se
renuncia a la vuelta al pasado Capitalista. En segundo orden, porque aunque
traducir a Gramsci ha sido una tarea signada por toda una historia, donde no
siempre fue comprendido el espíritu de la letra o el código comunicacional de
este intelectual orgánico, siguiendo su propio lenguaje, resulta imprescindible
su noción de cómo ejercer la hegemonía desde la cultura. Y en tercer término
como coincidentemente señalaran el premio de Ciencias Sociales Fernando
Martínez Heredia y el político e intelectual revolucionario Armando Hart
Dávalos, se trata del más grande de los continuadores de Lenin.
Siguiendo
la lógica de Marx en su obra cumbre: El Capital, existe una distinción
entre el método investigativo y el expositivo. Lo interesante de esta
disquisición teórica en cuanto a la dialéctica, que la hace diferente de la de
Hegel, reside en que es superior porque como él mismo planteara: “es su
antítesis directa”[1].
Coincidiendo con Marx, para comprender con justeza la magnitud de un pensador
hay que entender la dinámica de las circunstancias históricas en que le
corresponde vivir, así podrán juzgarse los aportes más que sus limitaciones. En
palabras del revolucionario italiano, es necesario descubrir la época y las
exigencias que ella describe. Este trabajo pretende aproximarse a la obra de
Gramsci, en especial a aquella vinculada con las relaciones de poder en la
construcción del Socialismo, asunto este fundamental para una Cuba en pleno
proceso de transformaciones.
Desarrollo:
Gramsci
nació en Cerdeña, el 22 de enero de 1891, en el seno de una familia modesta. Su
padre había sido funcionario público y acusado por malversación va a prisión.
Era el cuarto de siete hijos. Siendo un infante se le cae de los brazos a una
sirvienta, provocándole una deformación física que lo acompañará toda su vida,
razón por la cual se interesó desde pequeño por el mundo de la lectura, -según
cuenta Fernando Martínez Heredia- su hermano mayor le ayuda a conseguir empleo
fijo hasta que a los 20 años se gana una beca y logra estudiar Letras al norte
de Italia, en una zona muy rural. Para ese entonces se interesa en los estudios
de los grandes idiomas.
El
siglo XX etapa en la que le correspondió vivir a Gramsci, está matizado por dos
grandes oleadas revolucionarias: La Revolución Socialista de Octubre en 1917,
acontecimiento que le tocó bien de cerca -permitiéndole un año más tarde
escribir Una Revolución contra el Capital de Marx-, y La Revolución
Cubana de 1959, este último acontecimiento no alcanza a verlo pues muere en la
cárcel el 27 de abril del año 1937. Sin embargo, los avatares en que se vio
envuelta su vida en la infancia marcaron la talla del político y pensador en
que se convirtió el líder del Partido Comunista Italiano.
El
contexto en que se desarrolla Gramsci, está descrito por la I Guerra Mundial,
el período de posguerra, auge y crisis del movimiento obrero, Revolución de
Octubre como se ha señalado anteriormente, la Internacional Comunista, la lucha
de clases, así como el nacimiento y ascenso del fascismo.
La
obra más importante de Gramsci, será producida en las condiciones del más cruel
confinamiento. Se dice que condenado a que no pensara le hicieron recorrer
varias cárceles italianas, sin embargo nada pudo contener su producción
intelectual que luego se conoció bajo el nombre de Cuadernos de la cárcel, un
total de 29 cuadernos en más de 3 mil páginas. Son fundamentales el 1, el 4, el
10 y el 11. A Gramsci le entregaban un cuaderno, cuando lo terminaba
se lo revisaban y de pasar la censura le entregaban otro para que continuara.
Por tal motivo, tiene que usar un lenguaje cifrado en su escritura, utilizando
términos que encubrieran el tratamiento de temas que pudieran provocar se le
retirara el privilegio de escribir.
Los
temas abordan desde la cultura de la dominación en el Capitalismo, pasando por
las complejidades de las concepciones del mundo de las personas que se
consideran cultos y simples, el mundo de los grandes idiomas, críticas a la
educación superior en Italia hasta cuestiones de teología.
Se
refiere a conceptos como clases subalternas, para señalar a individuos o
pueblo, intelectual orgánico donde incluye al activista político, para hablar
de la naturaleza y función del Partido retoma un clásico del pensamiento
político, El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo. Cuando apunta a Marx
y a Engels habla “del uno y del otro”, para hacerlo de Lenin dice “Ilici”, en
tanto para hacer alusión a la filosofía marxista dice “filosofía de la praxis”.
No obstante, lo que más ha llegado a nuestros días son sus conceptos de
sociedad civil y hegemonía, incluso hay un libro escrito por el filósofo cubano
Jorge Luis Acanda González con esa misma denominación. Lo interesante aquí
estriba en comprender que en la concepción gramsciana de sociedad civil, se
encuentran además los aparatos ideológicos del Estado, entiéndase publicaciones
o la escuela. De modo que no contrapone la sociedad civil al Estado sino que
las contradicciones se hallan al interior de ella misma.
La
elaboración gramsciana del concepto hegemonía se encuentra ligado al de
sociedad civil y constituye una nueva visión del poder. De un lado capta un
interés político-práctico que remite a los mecanismos de conformación y
consolidación de la dominación y por otro la estrategia a seguir por la
revolución para subvertirlos. La Europa de su tiempo le hace reflexionar
entorno al uso de dispositivos complejos de movilización ideológica, el
constituirse el fascismo como un movimiento de masas, la utilización del poder
carismático, la estetización de la política, la implementación de políticas
sociales, la crítica al parlamentarismo liberal por su incapacidad de
representar a las masas y la irracionalidad del sistema Capitalista es lo que
lleva al autor italiano a plantearse lo político como un asunto que se mueve en
el campo de lo espiritual aún cuando refleja las condiciones económicas históricamente
determinadas.
Refiriéndose
al pensamiento de Benedetto Croce plantea que “debe ser apreciado como valor
instrumental y así puede decirse que ha llamado enérgicamente la atención sobre
el estudio de los hechos de cultura y de pensamiento como elementos de dominio
político, sobre la función de los grandes intelectuales en la vida de los
Estados, sobre el momento de la hegemonía y del consenso como forma necesaria
del bloque histórico concreto”[2].
Uno
de los aportes de Gramsci a la teoría del Estado y el poder es su
caracterización de la dominación en el Capitalismo que no se restringe a lo
económico, es en primera instancia cultural, pues se trata ante todo de un
fenómeno subjetivo. Por tanto, poder en Gramsci se conecta con la producción de
subjetividad o cultura. Gramsci posee una gran preocupación y es el hecho de
que el fascismo en Italia está ascendiendo y ha llegado a convertirse en un
fenómeno de grandes masas ¿Cómo ha sucedido esto? Esa será una interrogante
difícil de despejar.
Para Néstor Kohan, el economista argentino, en su escrito Gramsci
y Marx: hegemonía y poder en la teoría marxista planteaba acerca de las
aristas en que el político italiano, de algún modo enriquece a Marx: “Él vio la
dimensión del consenso, la necesidad del diálogo, el desafío de la
gobernabilidad y la importancia del Parlamento. Ese fue su gran aporte, no
gracias a su marxismo sino a pesar de él”[3].
Según criterios de otros autores lo que hace a Gramsci
paradigmático es la manera en que se combinan indisolublemente el filósofo y el
político. Dando crédito a lo anterior, al decir del profesor Jorge Luis Acanda
González en un texto breve: La contemporaneidad de Antonio Gramsci, es
un descubrimiento cómo piensa su teoría en tanto líder político, y en
el contexto concreto de su actividad política.
Así se puede encontrar en el análisis que hace Alberto Nogueras
Fernández en su artículo: La teoría del Estado y del poder en Antonio Gramsci: claves para
descifrar la dicotomía dominación-liberación, una interpretación descosificada de la realidad sobre la que
teoriza el líder italiano, cuando asevera: “Lo que Gramsci retoma es el valor
de los hechos culturales como conformadores del hombre en la creación de su
propia historia”[4].
Asimismo, aludiendo al realismo que debe inspirar la política
hablaba del pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Sin
duda, fiel reflejo de sus preocupaciones como sujeto al que le tocó vivir el
ascenso del fascismo como ya se ha mencionado. Por eso desarrolla la teoría del
Estado y la revolución de acuerdo a las nuevas exigencias. En el político
revolucionario se pueden encontrar desarrollos acerca de la idea de la
democracia progresista base para el Socialismo que se da hoy, al interior de
las democracias constitucionales, a través de reformas estructurales
profundas.
De acuerdo al profesor Carlos Nelson Coutinho existe en Gramsci
una preocupación acerca de la política y el poder desde la ejecución práctica
de esta y que es clasificada por este en dos categorías, la primera de ellas la
presenta como ´´pequeña política´´, es decir, la praxis a corto plazo y
enfocada en las cuestiones administrativas y donde las corrientes políticas se
alternan entre los de centro izquierda y centro derecha. De otro lado se
encuentra lo que ha denominado como ´´Gran Política´´, a la que le atribuye un
papel diferente, totalmente opuesto a la anterior definición al plantear que
los practicantes de esta forma de hacer política buscan cambios profundos,
estructurales con la participación protagónica de las masas. Para la realidad
de hoy es un tema prioritario la ejecución de la política en esta última
dimensión, máxime cuando con los cambios producidos en la estructura
socioclasista en Cuba pudieran influenciar hacia la regresión socioeconómica de
antaño.
Cabría entonces exponer sintéticamente lo que podría entenderse
por poder. Para el sociólogo alemán, Max Weber, poder guarda relación con
autoridad, pero esa autoridad puede ser ganada a fuerza del ejemplo personal y
por tanto a través de la persuasión o a través de la violencia que es igual a
coerción. Aquí entonces se presenta poder como capacidad de hacer alguna cosa y
como sinónimo de persuasión. Para otros autores como Jorge Luis Acanda poder
está asociado con la capacidad que tienen unos grupos sociales de estructurar a
otros. Esta última idea está muy anclada a la reflexión gramsciana de poder
donde la clase dirigente ejerce su hegemonía sobre las clases subalternas; como
refieren D. Grissoni y R. Magiori en Leer a Gramsci: “(…) no con la mera
intensión de preservar, defender y consolidar sus intereses
económico-políticos, sino también para elaborar una acción educativa de
conformidad del conjunto del cuerpo social, de manera que los objetivos e
intereses de la clase dominante aparezcan como datos y valores universales”.[5]
Tanto para Marx, Gramsci o Foucault las relaciones de poder
tienen un carácter fundante, pues la sociedad se construye desde determinadas
relaciones de poder. Estas pueden ser entendidas como la capacidad que tiene un
grupo social de producirse a sí mismo, por tanto de no ser producido por otro
y de hacer que sus intereses sean vistos como el interés general[6]. Podría afirmarse que se está siempre ante una relación de
poder frente al otro u otra, desde los macropoderes hasta los micropoderes que
se ejercen en la vida cotidiana, donde se crea sentido común.
Gramsci se refiere al sentido común que describe como conciencia
cotidiana, es decir, la filosofía de los no filósofos, como un instrumento de
dominación de clase, de ahí su planteamiento: “Un grupo social puede y hasta
tiene que ser dirigente ya antes de conquistar el poder gubernativo;
luego, cuando ejerce el poder y aunque lo tenga firmemente en las manos, se
hace dominante pero tiene que seguir siendo también dirigente. (...) debe haber
una actividad hegemónica incluso antes de llegar al poder, no se tiene que
contar sólo con la fuerza material que da el poder para ejercer una dirección
eficaz”[7].
A propósito de la cita anterior, se deduce para la época actual,
que el poder popular debe ejercerse aún cuando no se está en el gobierno, debe
presionarse en función de las reivindicaciones como clase explotada, no
obstante cuando se conquiste el poder político, aquel que permite acceder a la
toma de decisiones, entonces tiene que ser este un ejercicio democrático,
participativo, con los obreros, campesinos y otros grupos sociales como actores
protagónicos de la sociedad y como sempiternos portadores de iniciativas
públicas.
Por otro lado en palabras de Gramsci:
“toda revolución ha sido precedida por un intenso trabajo de crítica, de
penetración cultural, de permeación de ideas”[8],
lo que indica una profunda preocupación sobre el papel del arte, la educación y
los intelectuales en la configuración de un imaginario social y de
construcciones ideopolíticas previas a un estado de cosas que favorezcan un
estallido popular con la finalidad de subvertir el orden imperante. Ese
principio de acuerdo a Gramsci es condición sine qua non.
Lo
que debe existir en la nueva sociedad son relaciones de dirección, concepto
este que rebasa en su más amplio sentido, la noción de un poder lejos del
autoritarismo y legitimado por la fuerza moral. En tal sentido pudiera servir
de referente teórico este concepto para ampliar el de poder popular como poder
del pueblo, mandante de la nación.
En
una de sus connotadas obras, Los cuadernos de la cárcel, Gramsci de
acuerdo al profesor Carlos Cruz de la Universidad de Buenos Aires, se
ocupa entre otras cuestiones, de desarrollar sus conceptos acerca de lo que
entendía por hegemonía y bloque hegemónico[9].
En
medio de sus reflexiones en torno del ejercicio del poder en el modo de
producción capitalista, señala que la supremacía de un grupo social no puede
sustentarse sólo en el dominio de los aparatos represivos del Estado; sino que
también es necesaria la dirección intelectual y moral de la sociedad, o sea: la
hegemonía cultural que esa dirigencia logra ejercer sobre las clases
subordinadas a través del control de los medios de comunicación, del sistema
educativo y de la prédica de las organizaciones religiosas. A estos efectos, el
sector social dominante promueve la formación de intelectuales orgánicos y se
sirve de los mismos para imponer su concepción del mundo e incidir sobre el
modo de pensar de los dominados a los efectos de que estos vivan su
sometimiento y la supremacía de aquellos como algo natural. Todo ello, según el
filósofo, conduce a conformar un bloque hegemónico que amalgama a todas las
clases sociales en torno de un proyecto de la burguesía, hasta que, en medio de
una lucha de posiciones e iniciativas políticas transformadoras, se arriba a un
período de crisis en el cual aquellos sectores dominantes ya no logran resolver
los problemas colectivos y mantener su concepción del mundo, para dar paso
entonces a que las clases subalternas puedan crear su propio bloque hegemónico.
Coincidiendo
con Oscar Ariel Cabezas, Gramsci fue sin duda un militante ejemplar del
Partido Comunista Italiano, sin embargo, la singularidad de su teoría de la
hegemonía está ligada a lo que podríamos llamar un “afuera crítico” a la
estructura ideológica de control de los partidos comunistas.[10] Este
interesante término que maneja Cabezas se refiere a la independencia de la
forma de pensar y actuar de hombres como Gramsci a lo que se imponía desde los
centros de poder de la izquierda mundial, una de las características
indispensables para materializar un sueño como el de la justicia para todos.
Conclusiones:
Las
ideas de Gramsci son amplios caminos que, en términos de Jean Paul Sartre –al
mantenerse muchas de las situaciones estructurales que componían el fondo del
mundo en que vivió–, nos sirven a la luz de estos tiempos para entender, entre
otros aspectos; la incidencia del poder económico concentrado sobre los medios
de comunicación masiva y la educación, simultáneamente en que permite
confirmar, una vez más, el esfuerzo de los intelectuales orgánicos del gran
capital para brindar una visión sesgada del mundo en su empeño por construir
subjetividades acríticas y dóciles.
En
la interpretación de la obra del pensador y político italiano el filósofo
cubano Jorge Luis Acanda, clarifica el concepto de intelectual orgánico para
Gramsci y cómo este se inserta en las realidades de hoy: “…No hay cabida
para contraposiciones entre políticos e intelectuales entre ejecutantes y
pensadores.”
De ahí que para el comunista europeo, el partido es el gran intelectual
colectivo, definición demostrativa de su genuina concepción de este órgano
político no sólo como centro de la dictadura del proletariado sino como centro
rector de transformación cultural de la sociedad, lectura que sin margen a
dudas debe premiar los esfuerzos futuros y las proyecciones del Partido
Comunista de Cuba en medio de las necesarias transformaciones socioeconómicas
que se viven en la nación.
Constituye
por tanto un deber ineludible tanto para la academia como para los políticos
cubanos ocuparse de estas realidades desde la más profunda y sincera reflexión,
teniendo presente a la sociedad en su totalidad y en sus partes, ejercicio ecuménico
insoslayable para alcanzar las metas y aspiraciones basadas en un ejercicio del
poder legítimo, aceptado y enriquecido, especialmente cuando han cambiado para
siempre las condiciones que dieron origen a la Revolución Social encabezada por
los fundadores del proyecto-nación iniciado en 1959. Volver a Gramsci, es no
sólo un asunto de estudiosos, sino de todos los que apoyen un sistema más
democrático, plural e inclusivo.
Bibliografía:
Gramsci, Antonio (1984a).
Cuadernos de la cárcel. Edición crítica a cargo de Valentino Gerratana, Tomo 4.
México: Ediciones Era.
Gramsci, Antonio (1984b). Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el
Estado moderno. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión.
Gramsci, Antonio (1987). La alternativa pedagógica. México: Fontamara.
Gramsci, Antonio (1988). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto
Croce. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión.
Gramsci, Antonio (1998). Escritos Políticos. México: Siglo XXI Editores.
Gramsci, Antonio (2004). Antología. Edición a cargo de Manuel Sacristán. Buenos
Aires: Siglo XXI Editores.
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http://eldesconcierto.cl/en-su-natalicio-antonio-gramsci-la-voluntad-de-pensar/>
[Consulta: 11 de septiembre de 2015]
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158754 > [Consulta: 11 de septiembre de 2015]