Resumen
El presente trabajo se concentrará en
analizar el proceso de juicio político llevado adelante contra el Presidente de
la República de Paraguay Fernando Lugo en el año 2012, procurando analizar las
causas que posibilitaron la salida anticipada del presidente paraguayo del
Ejecutivo. El liderazgo del presidente Lugo se enmarca dentro del naciente
conjunto de líderes de centro-izquierda que gobernaron América Latina con
posterioridad a las reformas neoliberales llevadas adelante en los noventa. Sin
embargo, a diferencia de otros líderes como Chávez, Morales, etc. el liderazgo
de Lugo no podrá perpetuarse en el tiempo. El presente articulo planteará que
la falta de un escudo legislativo defensivo, el desgaste de la imagen
presidencial y los escándalos políticos sumados a una actitud malediciente por
parte del Partido Colorado, acostumbrado a gobernar el país, se transformarán
en una “bomba de tiempo” que Lugo será incapaz de desarmar a tiempo,
eyectándolo del gobierno antes de la culminación de su mandato constitucional.
Summary
This work will focus on the analysis of
the impeachment procedure that took place in 2012 against the Paraguay´s
President Fernando Lugo, trying to figure out the causes that allowed the early
departure of the presidente from the Office. President´s Lugo leadership is
part of the emerging group of center-left leaders that ruled Latin America
after the neoliberal reforms carried out in the nineties. However, unlikely
other leaders such as Chávez, Morales, etc. Lugo´s leadership won´t perpetuate.
This work argues that the lack of a defensive legislative shield, the
deterioration of the presidential image and the political scandals added to an
unfair attitude from Colorado party will become a “time bomb” that Lugo won´t
be able to defuse at time, taking him out from government before the end of the
constitutional term.
"Juicio
Político al presidente: El caso de Fernando Lugo como signo del nuevo patrón de
inestabilidad presidencial a comienzos del Siglo XXI en América Latina"
Juan Martín Scarramberg
1) Introducción
El 22 de
Junio del 2012, el Senado paraguayo depuso al presidente Fernando Lugo, a
través de un juicio político de dudosa legalidad. En el término de 24 horas, la
oposición liderada por el Partido Colorado con el Partido Liberal Radical
Auténtico presentan y aprueban la acusación contra Lugo en la Cámara de
Diputados y al día siguiente, esta se torna efectiva con el voto del Senado. El
proyecto político del ex obispo católico queda trunco, así como las esperanzas
de los sectores campesinos de poder revertir las profundas desigualdades
económicas y sociales inherentes al Paraguay. La oposición colorada sumada al
alejamiento de los liberales de la coalición de gobierno socavó la influencia
de Lugo en el Congreso, así como imposibilitó su capacidad para formar un
escudo legislativo que lo protegiera frente a los intentos de juicio político.
Por otro lado, el accionar de los grandes grupos económicos y de los medios de
comunicación tuvo especial importancia para, con razones o sin ellas,
deslegitimar la figura del obispo.
El presente trabajo procura desarrollar un análisis
institucional respecto a las causas que posibilitaron la caída del presidente
Lugo dejando de lado cualquier consideración legal sobre el juicio político. Es
decir, no procuraré determinar si el juicio político fue legal o no, o si se
asemejó a un voto de censura al estilo de los sistemas parlamentarios, sino que
se procurará dar cuenta de las relaciones de poder existentes, partícipes en la
ruptura institucional.
Aníbal Pérez
Liñan (2009) sostiene que entre los años noventa y el primer lustro del nuevo
siglo, América Latina fue azotada por una ola de juicios políticos, fructíferos
algunos de ellos y fracasados otros. Estos episodios, dice el autor, dan
comienzo a un nuevo patrón de inestabilidad presidencial. Como en las décadas
anteriores “los gobiernos elegidos democráticamente siguen cayendo, pero a
diferencia de las décadas anteriores, no se derrumban los regímenes
democráticos”.
Las elites civiles se encuentran imposibilitadas de recurrir a los militares, a
partir del desprestigio en el que se sumieron las Fuerzas Armadas luego de los
procesos dictatoriales de los años setenta, por lo que deben recurrir a mecanismos
constitucionales para deshacerse de aquellos elementos que consideran como
“indeseables” sin destruir el orden constitucional (Pérez Liñan, 2009). El caso
de Lugo es un ejemplo de un fenómeno conocido como de “presidencia
interrumpida” (Llanos et. al, 2013), entendida como aquel proceso en el cual un
presidente electo popularmente es forzado a una salida extraordinaria del poder
antes del término del mandato fijado constitucionalmente. El proceso llevado
adelante contra Lugo se enmarca perfectamente en el análisis realizado por
Pérez Liñan, en tanto puede ser entendido como el resultado de la confluencia
de la partidocracia paraguaya con el fin de deshacerse de un elemento ajeno a
la misma, elemento que no respondía a los intereses económicos y políticos
impulsados, principalmente, por quién había sido amo y señor del Paraguay,
durante más de 60 años, el Partido Colorado.
2) Justificación e hipótesis del artículo
Haber cursado la materia “Líderes y Liderazgos políticos en
América Latina” me ha permitido tener una visión más cabal de los procesos
políticos llevados adelante en el Cono Sur, las transiciones hacia la
democracia llevadas adelante en los últimos treinta años, así como la necesidad
de consolidar dichos regímenes. Paraguay es un caso paradigmático de transición
permanente, donde la caída de Stroessner implicó el punto de partida del
proceso democrático, pero en 25 años podría decirse que dicho proceso todavía
sigue en construcción. A partir del análisis del libro "Juicio político
al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina"
escrito por Aníbal Pérez Liñan, resulta interesante comprender la idea del
juicio político como nuevo mecanismo de caída de gobiernos y de remoción de
líderes incordiantes para las élites en reemplazo del golpe de Estado militar.
Este es un concepto fuerte que concuerda a la perfección con la realidad
latinoamericana de la década de los '90 pero que adquiere una nueva fuerza con
el proceso de juicio político llevado adelante contra el presidente del Paraguay,
Fernando Lugo.
Lo que se busca determinar con este trabajo es si el liderazgo del
presidente Lugo, a diferencia del de Hugo Chávez, Evo Morales o Rafael Correa,
poseía una falla de nacimiento que lo colocaba en una posición de
vulnerabilidad crítica, debido al hecho de que gobernaba en el marco de una
coalición muy endeble y enfrentaba a un partido acostumbrado a gobernar como lo
es el Partido Colorado, dispuesto a todo con tal de recuperar el poder. La
hipótesis con la que se trabajará, la cual se buscará corroborar o refutar es
la que sostiene que "el gobierno de Fernando Lugo no hubiera caído de
haber contado con un escudo legislativo defensivo propio en el Congreso, por
mayor fuera el número de escándalos políticos."
3)
Haciendo un poco de historia.
Liliana de
Riz (2007) sostiene que Paraguay posee una historia en la cual la idea del
orden está fuertemente vinculada con la de autoritarismo. La existencia de
fuertes líderes tales como Morinigo, Stroessner o Lino Oviedo puede entenderse
como consecuencia de esta asimilación entre orden y autoridad. Por otro lado,
al decir de la misma autora, existe una vinculación entre “inestabilidad y
vigencia de las libertades democráticas”.
Sólo entre 1910 y 1912 se sucedieron doce presidentes en el gobierno (Soler,
2009). El sistema de partidos paraguayo, uno de los más longevos de América
Latina, se gestó a la luz del faccionalismo, la violencia política y de la
inestabilidad institucional distintiva del régimen político instaurado con
posterioridad a la denominada Guerra de la Triple Alianza. El origen, tanto de
la Asociación Nacional Republicana (los Colorados) como el de los Liberales
(hoy Partido Liberal Radical Auténtico) data del año 1887. La violencia
política, que caracterizó durante mucho tiempo la vida política del país, tiene
su fundamento tanto en las luchas facciosas intrapartidarias, como así en la
rivalidad existente entre los dos partidos.
Tanto
Colorados como Liberales fueron hegemónicos en el gobierno en el tiempo en que
se hicieron cargo del Poder Ejecutivo. El Partido Liberal gobernó
ininterrumpidamente entre 1904 y 1940, mientras que los Colorados hicieron lo
suyo entre 1947 y 2008, con la particularidad del gobierno dictatorial de
Alfredo Stroessner entre 1954 y 1989. La vida política nacional estuvo dominada
en todo momento por estos dos partidos políticos tradicionales.
En 1940, tras
la muerte del último presidente liberal, José Félix Estigarribia, asume la
presidencia, su ministro de guerra, Higinio Morinigo. Este instala una “dictadura
sin partidos” fiel al sentimiento antiliberal que primaba en las Fuerzas
Armadas paraguayas, fuertemente nacionalistas. Con el transcurrir de los años,
Morinigo se fue acercando poco a poco al Partido Colorado, produciéndose, para
el fin de la Segunda Guerra Mundial, un fenómeno de asociación entre la
Dictadura y el partido. La principal causa de está asociación es el
desprestigio de los elementos nazi fascistas que integraban el régimen, luego
de las caídas del Duce y del Tercer Reich, y la necesidad de dotar de cierta
institucionalidad al régimen (López 2010a). Será en el año 1947 que el Partido
Colorado se hará del poder formal del Estado, conservando a Morinigo como
figura presidencial, comenzando uno de los proyectos políticos más longevos que
conocerá la historia de Latinoamérica. Siete presidentes colorados se sucederán
entre 1948 y el 15 de agosto de 1954, cuando el líder colorado, General Alfredo
Stroessner Matiuda se haga del poder.
Stroessner
logrará “capitalizar la imperiosa necesidad política y social de conformar
un gobierno estable”.
A lo largo de tres décadas y media, llevará adelante un gobierno autoritario,
ejerciendo el poder desde un triángulo de jerarquías, ser la cabeza del Estado,
del Partido y de las Fuerzas Armadas (López 2010a). El general entendió que el
Partido Colorado, a partir de sus estructuras fuertemente clientelistas y
prebendarias, le proveía, además de una base de identificación nacional, una
penetración institucional y territorial, de la cual carecía el propio Estado
Nación (Soler, 2009). López sostiene que el régimen stronista demostró un
profundo interés por conservar la fachada de ciertas lógicas democráticas. Será
en este sentido que llevará adelante procesos electorales presidenciales,
manchados fuertemente por el fraude y el clientelismo, y asimismo mantendrá en
funcionamiento el Poder Legislativo, conservando 2/3 de los miembros de cada
Cámara. Por otro lado, a tono con las demás dictaduras del Cono Sur, se
producirán violaciones a los derechos humanos, principalmente hacia opositores,
políticos disidentes y líderes de movimientos sociales. Stroessner
profundizará, con su accionar político, los rasgos autoritarios del Partido
Colorado.
Sin embargo,
a mediados de la década del ochenta, la fuerte crisis económica, producto de la
caída de los precios internacionales de los productos agropecuarios y la
finalización de la construcción de la represa binacional Itaipú, sumado a la
crisis política interna del Partido Colorado, y el desgastamiento de la figura
de Stroessner, producto de los largos años de gobierno, comenzaron a producir
grandes resquebrajamientos en la coalición dirigencial y acelerarán la caída
del régimen. La insistencia en los sectores más adictos al régimen de colocar
al hijo del general, Gustavo Stroessner, como cabeza del Ejecutivo provocará
fuertes resquemores en las facciones coloradas disidentes, sumadas al
descontento en las propias filas de las Fuerzas Armadas a partir de la decisión
del dictador de autorizar el ascenso de militares de su riñón. El pase a retiro
de los más altos cargos del Ejército, incluyendo a su consuegro, el general
Andrés Rodríguez Pedotti, provocará que entre el 2 y el 3 de febrero de 1989,
Rodríguez encabece un golpe y deponga a Stroessner, dando cierre a 35 años de
dictadura. De Riz sostiene que “consistente con la atipicidad paraguaya, un
golpe de Estado instauró su transición a la democracia”.
Soler (2009) sostiene que la
transición se inicia por un resquebrajamiento en la élite dominante pero este
proceso se va a ver acompañado por “fragmentarias pero evidentes
manifestaciones y movilizaciones de la sociedad civil, en un contexto de
democratización regional y de una nueva política exterior impulsada por Estados
Unidos en la región”.
La transición se caracterizará por ser un proceso limitado y contradictorio
que, a su vez, contuvo fuertes avances democratizadores. Por un lado, el
Partido Colorado, el partido de la dictadura, será quien se haga de la
presidencia hasta el año 2008, por otro lado, en abril de 1996, marzo de 1999 y
mayo del 2000 nos encontraremos frente a tres rebeliones militares, y, como
corolario, ningún gobierno de la transición investigará y juzgará las
violaciones de los derechos humanos llevadas adelante durante el stronismo.
Luego del golpe, el general
Rodríguez asumirá la presidencia y al verse impedido de ser reelecto,
abandonará el país, siendo sucedido por el empresario Juan Carlos Wasmosy. Será
bajo el gobierno de este, que se acrecentará la importancia del general Lino
Oviedo, colaborador cercano de Rodríguez. Oviedo se convertirá en el hombre
fuerte del régimen y del Partido Colorado, por lo que Wasmosy lo pasará a
retiro y lo acusará de sedición ante un tribunal militar, luego de que el
general hubiera resultado victorioso en las elecciones internas contra la
facción stronista liderada por Luis Argaña. Con el arresto de Oviedo, las
disposiciones legales indicaban que Cubas Grau, su candidato a vice-presidente
encabezaría la fórmula junto a Argaña, el candidato derrotado. De esta manera,
el Partido Colorado se presentó a las elecciones de 1998 con una fórmula que
unificaba las líneas al interior del mismo.
Cubas Grau, al asumir su cargo,
procuró, por todos los medios, liberar a Lino Oviedo. Pérez Liñan (2009)
sostiene que al verse imposibilitado de indultar al general, el presidente le
conmutó la pena provocando la liberación inmediata y la ira de los argañistas y
de la oposición. Por su parte, la Corte Suprema declaró inconstitucional el
decreto de conmutación de penas, sin embargo, Cubas Grau decidió no acatar el
fallo. A raíz de esta equivocación en la liberación del general Lino Oviedo, la
Cámara de Diputados aprobó la apertura de un proceso de juicio político contra
el presidente, ante su decisión de desconocer el fallo judicial. De haber
prosperado, dice Pérez Liñan, quien hubiera asumido el poder sería la facción
colorada disidente, de la mano de Luis Argaña, sin embargo dos hechos marcaron
la coyuntura y posiblemente la historia política del Paraguay. En la mañana del
23 de marzo, un grupo de hombres vestidos con uniformes militares interceptaron
y asesinaron al vicepresidente Argaña y a su guardaespaldas. En la tarde de ese
fatídico día, la gente comenzó a volcarse a la calle exigiendo la renuncia del
presidente Cubas, en lo que se conoció como “el Marzo Paraguayo”. Luego de dos
días de tensiones entre quienes apoyaban y quienes rechazaban la administración
colorada, las protestas contra el presidente darán un giro mortal, en tanto
que, francotiradores apostados en edificios cercanos a la multitud abrirán
fuego contra ella, ocasionando la muerte de siete manifestantes. Estos eventos
forzarán la renuncia de Cubas Grau y la asunción del presidente del Senado,
Gonzalez Macchi.
Pérez Liñan (2009) indica que
el naciente gobierno de unidad nacional fue un experimento poco duradero ya que
a la falta de legitimidad electoral de González se le sumaban los efectos de
cinco años de recesión económica, con el adicional de denuncias de corrupción
del presidente lo que rápidamente desgastó su figura. El 15 de agosto, luego de
haber sobrevivido intentos de juicio político, González Macchi cedió el bastón
presidencial a quién había resultado victorioso en las elecciones
presidenciales realizadas en el mes de abril, Nicanor Duarte Frutos.
Abente Brun sostiene que “nunca
desde el apogeo del general Lino Oviedo en la década de 1990 la política
nacional giró por tanto tiempo y de manera tan exclusiva, y hasta excluyente,
alrededor de los intereses de una persona”.
Durante cinco años la política paraguayo giró en torno a la figura de Duarte
Frutos. El gobierno se vió jaqueado por grandes crisis económicas, ejerciendo,
según López, “un ecléctico accionar dirigido a conseguir un consenso
conservador, aplicar medidas económicas neoliberales, ejercer un rol
paternalista sustentado en el clientelismo y el padrinazgo; siempre enarbolando
un origen humilde y el desligamiento de los sectores más conservadores y
militaristas del coloradismo”.
Entre 2003 y 2008, la presidencia de Duarte Frutos coincidió con un período de
mejora gradual pero sostenida de la tasa de crecimiento que alcanzó 6,8% en
2007, el valor más alto desde el auge producido por la construcción de Itaipú
en los 80, señala Nickson (2008). El área de cultivo de soja se expandió
rápidamente y la productividad aumentó gracias a la mecanización y la
introducción de métodos de rotación de cultivos, convirtiendo a Paraguay en uno
de los más importantes productores de soja del mundo. Sin embargo, Paraguay
continuaba siendo uno de los países latinoamericanos más desiguales con un
índice de pobreza que oscilaba el 35,6% (Nickson, 2008)
La imposibilidad de Duarte
Frutos en 2008 de ser reelecto, más allá de todo intento llevado adelante por
el líder colorado para forzar los mecanismos constitucionales, ocasiona una
fuerte crisis al interior del partido y un realineamiento en las filas
opositoras, que desembocará en la nominación del ex obispo Lugo como candidato
a presidente por la Alianza Patriótica para el Cambio.
La presente sección procuró dar
un somero y breve pantallazo del derrotero en el que se encontró sumida la
República del Paraguay a partir del siglo XX y hasta la llegada de Fernando
Lugo, haciendo énfasis principalmente en el papel ocupado por el Partido
Colorado en tanto dominador de la escena política durante sesenta años así como
buscando sentar los antecedentes que dieron lugar a la presidencia de Lugo. No
se puede entender a este último si no se estudia el faccionalismo imperante en
las filas coloradas, si no se conoce la profunda desigualdad social existente
en Paraguay y la necesidad de llevar adelante un cambio radical, tal como se
estaba llevando adelante en el resto de los países de América del Sur.
4) El gobierno de
Fernando Lugo
El “fenómeno luguista”, tal
como sostiene Soler (2009), encuentra su antecedente en los intentos del
presidente Duarte Frutos de impulsar su reelección, intentando violar la
prohibición impuesta por la Constitución paraguaya en su artículo 229 que
sostiene que tanto el Presidente y el Vice-presidente “no podrán ser
reelectos en ningún caso”. "La Constitución es tajante en que no puede ser
reelecto y por algo estamos buscando la ingeniería jurídica y tratando de
encontrar la posibilidad a través de la enmienda de que Nicanor pueda ser
reelecto", sostenía José Alberto
Alderete, titular de la ANR. Con la finalidad de enfrentar cualquier intento
por parte del presidente de forzar la posibilidad de la reelección, Lugo
encabezó una marcha multisectorial que reunió a decenas de miles de personas
bajo el lema “Paraguay está harto” (Soler, 2009). De allí en adelante su
carrera política se disparó.
4.1 El pensamiento de Lugo
Fernando Armindo Lugo Méndez era obispo de la Diócesis de San
Pedro, una de las regiones más pobres del país. Adscribiendo a la doctrina de
la Teología de la Liberación había luchado junto a los campesinos sanpedrinos
en la búsqueda de reformas agrarias que posibilitaran el acceso de los mismos a
la tierra. Luego de su salto a la fama en 2006, renunciará a sus hábitos y se
candidateará a la presidencia de la República encabezando la Alianza Patriótica
para el Cambio, una heterogénea coalición política que incluía principalmente
al PLRA, el cual le brindaba el aparato partidario y colocaba al
vice-presidente Federico Franco, y a una decena de partidos pequeños desde la
centro-izquierda hasta el centro, junto a agrupaciones y movimientos sociales.
Levitsky y Roberts (2013) sostienen que el comienzo de Siglo
XXI atestigua una ola de victorias electorales de líderes de izquierda nunca
antes vista. El
giro hacia la izquierda dicen los autores “change not only who governed in
Latin America, but also how they governed”. Los principios neoliberales que habían
sido palabra santa durante los años noventa se encontraban fuertemente
deslegitimados, mientras que la idea del Estado presente, en la búsqueda por
disminuir las desigualdades sociales se encontraba revigorizada. El ideario
económico de la propuesta de Fernando Lugo se puede observar en la siguiente
frase:
Si la misión de la economía consiste en satisfacer las
necesidades generales mediante una planificación razonable del Estado,
entendemos que tenemos que constatar que este sistema económico no cumple con
su tarea. No es el crecimiento demográfico, como algunos quieren hacernos
entender, ni tampoco la naturaleza o el hombre los que tienen la culpa de la
creciente miseria y del hambre del sector pobre, sino nuestro sistema
económico: la economía del caos en la cual los productos y servicios no se
intercambian a su valor, sino al precio del mercado mundial. La economía
nacional que ha probado la economía del mundo, también miles de años atrás,
está llegando a su fin.
Lugo se compremetió a abordar la enorme
inequidad en la distribución de las tierras como en la del ingreso, sosteniendo
que existen “demasiadas diferencias entre el pequeño grupo de 500 familias
que viven con estándares de vida del primer mundo frente a la gran mayoría que
vive en una pobreza que roza la miseria”. El obispo accederá al gobierno
levantando las banderas del socialismo del siglo XXI, mismas banderas que levantarán
Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela o Correa en Ecuador, con sus propios
matices:
No habrá socialismo sin transformación económica, no habrá
socialismo sin una democracia participativa y protagónica en lo económico, no
habrá socialismo sin ética socialista; el amor, la solidaridad, la igualdad
entre todos los hombres y las mujeres, entre todos, son los elementos
fundamentales del socialismo y del pueblo común.
Sin embargo tomará cierta distancia del
líder bolivariano considerando que la falta de pluralismo en el gobierno
venezolano se constituirá en un peligro para la democracia real.
Por otro lado, con una fuerte crítica al
modelo de gobierno y de Estado que había impuesto el Partido Colorado en tanto
“es sinónimo de
mediocridad, de negligencia y corrupción, efectos perversos de una concepción
clientelista y personalista del Estado”, Lugo venía a proponer un nuevo modelo de participación
ciudadana, “si el fantasma que recorría el mundo en el siglo XVIII era la
democracia formal, hoy el fantasma que recorre la América Latina del siglo XXI
es la democracia participativa”, sostenía en una conferencia
llevada adelante en Ecuador con anterioridad a asumir su cargo. “Mi discurso, mi persona y mi testimonio están por encima
de los partidos políticos, cuyos propios miembros están deseosos de un cambio y
quieren poner fin a un sistema que pone los intereses partidarios por sobre
aquellos de la nación” marcaba Lugo, criticando el sistema de
partidos que habían construido Colorados y Liberales durante el siglo XX. El
discurso luguista, siguiendo la línea de los gobiernos populistas de izquierda
de la región llegaba para proponer un nuevo modelo de democracia, cada vez más
cercana a la participación popular y a la idea de una democracia directa y más alejada
de la visión propiamente liberal de la democracia, tal como sostiene Michael
Coppedge (2002) para el caso de Venezuela.
4.2 La victoria de Lugo
Lachi (2009) sostiene que el ingreso de
Fernando Lugo al ágora política paraguaya, constituye uno de los eventos
políticos más importantes desde la caída del gobierno de Alfredo Stroessner, en
tanto su victoria supone la interrupción del gobierno colorado luego de 60 años
y en tanto supone la introducción en el debate político nacional de los
sectores históricamente excluídos del mismo, los sectores sociales y populares
y la izquierda política.
|
|
|
Tal como se desprende de los datos
de la Figura 1, la victoria electoral del ex obispo se produce en un contexto
de desprestigio del gobierno del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, como así
mismo, en un contexto de desencanto general con el Partido Colorado. La figura
de Lugo llega para oxigenar el escenario político paraguayo, sumido en los
veinte años desde la caída de Stroessner en escándalos de corrupción y clientelismo,
crímenes políticos y, por último, el intento de Duarte Frutos de perpetuarse en
el poder, a través de la habilitación de la reelección presidencial.
La victoria de Lugo constituirá, al decir de
Nickson (2008), la primera vez, desde la creación del sistema de partidos
paraguayo, en el cual una fuerza política le cederá el poder a otra en una
elección pacífica.
4.2.1 La
elección presidencial
La
Constitución paraguaya, en su artículo 230, dispone que “el Presidente de la República y el
Vicepresidente serán elegidos conjunta y directamente por el pueblo, por
mayoría simple de votos, en comicios generales que se realizarán entre noventa
y ciento veinte días antes de expirar el período constitucional vigente”, es decir que establece un
mecanismo de los conocidos como “first past the post”, el que más votos
obtiene es quien se lleva la victoria, sin la necesidad de recurrir a un ballotage
o segunda vuelta.
Las elecciones presidenciales del 20 de
Abril de 2008 se caracterizaron por la presencia de tres candidatos fuertes,
Fernando Lugo, encabezando la Alianza Patriótica para el Cambio, Blanca Ovelar,
delfín de Duarte Frutos, por la ANR (Partido Colorado) y el general (R) Lino
Oviedo por la UNACE.
De los 18 distritos (17 departamentos más el
distrito capital) en los cuales se encuentra dividida la República del
Paraguay, Lugo se impuso en 11 de ellos, incluyendo la capital Asunción y el
departamento Central, el más populoso, donde obtuvo la victoria por más de cien
mil votos. Tal como se desprende de la Tabla 1, la APC obtuvo en total 766.502
votos sobre un total de 1.874.127, sacando una ventaja de casi 200.000 votos
por sobre el Partido Colorado, al punto que el ex presidente colorado Wasmosy
sostuvo que el desempeño de la ANR era “catastrófico”.
Tabla 1
Poder Ejecutivo – Elecciones 2008
Partido
|
Votos
|
Porcentaje
|
Asoc. Nacional Republicana
|
573.995
|
30,63%
|
Humanista Paraguayo
|
6.744
|
0,36%
|
Alianza Patriótica para el Cambio
|
766.502
|
40,90%
|
UNACE
|
411.034
|
21,93%
|
Patria Querida
|
44.060
|
2,35%
|
De los Trabajadores
|
2.409
|
0,13%
|
Mov. Teta Pyahu
|
3.080
|
0,16%
|
Blanco
|
38.485
|
2,05%
|
Nulo
|
27.818
|
1,48%
|
Total
|
1.874.127
|
100%
|
Fuente: Elaboración propia sobre datos
electorales del Tribunal Superior de Justicia Electoral
La victoria de la APC puede ser explicada
a partir de la conjunción de distintas causas que a continuación desarrollaré:
1)
En primer lugar, la
propia figura de Lugo. La presencia de un outsider de la política, que
no se encontraba manchado por las vicisitudes del juego político, que por otro
lado, había sido clérigo en un país con una fuerte impronta católica como es el
Paraguay, pudo aglutinar a la oposición política al Partido Colorado en un
único frente.
2)
En segundo lugar, el
hastío de gran parte de la población hacia el Partido Colorado, ocasionando la
peor elección desde el retorno de la democracia. Si bien Ovelar obtuvo más de
medio millón de votos, convirtiéndose en la candidata colorada, luego de Cubas
Grau (887.196 votos), más votada en términos nominales, su porcentaje de votos
fue el más bajo para la ANR en sus últimos 20 años de existencia. Esto puede
encontrar una explicación a partir de la postulación de un hombre fuerte de la
política paraguaya como lo era Lino Oviedo, ex colorado, y su partido UNACE,
que obtuvo casi el 22% de los votos “robándole” electores hacia la derecha al
Partido Colorado. Abente Brun (2008) considera que la fuga de votos colorados
que, efectivamente, favoreció a Oviedo, fue producto de una sensación
generalizada de que el verdadero ganador de la interna colorada había sido Luis
Castiglioni, y no la candidata Ovelar.
3)
La presencia de un
partido fuerte como el PLRA en la coalición electoral vencedora, dotó a la
misma de una estructura partidaria como de un caudal de votos fundamentales
para que se pronunciarán ganadores. EL PLRA, en las cuatro elecciones
presidenciales llevadas adelante en Paraguay desde 1993, nunca había disminuido
su caudal electoral de un 24% del total de los votos, y, asimismo, había
obtenido la victoria en la elección de vice-presidente del año 2000 luego del asesinato
de Argaña.
4.1.2 Las elecciones legislativas
Al mismo tiempo que se celebraban las
elecciones para dirimir el nuevo presidente, los electores paraguayo concurrían
a las urnas para determinar quiénes serían los nuevos senadores y diputados,
tal como lo establece el artículo 187 de la Constitución Nacional el cual versa
que “los senadores y diputados titulares y suplentes serán elegidos en
comicios simultáneos con los presidenciales” durando cinco años
en su mandato. La Cámara de Diputados está compuesta por 80 miembros como
mínimo, con la presencia de un diputado por distrito como mínimo quedando en el
Tribunal Superior de Justicia Electoral la facultad de determinar antes de cada
elección y de acuerdo al número de electores por distrito, la cantidad de
ediles que les corresponde a cada uno. Por su parte, la Cámara de Senadores se
compondrá de 45 miembros electos directamente por el pueblo en una única
circunscripción electoral. En ambos casos se utilizará la fórmula D´Hondt para
la conversión de los votos en escaños.
A diferencia de lo que ocurrirá en la
elección presidencial donde la oposición mayoritariamente concurrirá a las
urnas con la boleta del APC encabezada por Fernando Lugo, los partidos que
conforman el frente concurrirán a las elecciones legislativas con sus propios
sellos. El resultado de esto será que la ANR obtenga la primera minoría tanto
en el Senado como en la Cámara de Diputados, seguida muy de cerca por el PLRA,
mientras que el apoyo puramente propio que obtenga Lugo en el Congreso,
expresado en el Movimiento Popular Tekojoja (MPT) y en el Partido País
Solidario (PPS), sea muy pequeño.
Tabla 2
Composición Poder Legislativo – Elecciones 2008
|
ANR
|
PLRA
|
UNACE
|
PPQ
|
PPS
|
MPT
|
PDP
|
Total
|
Diputados
|
30
|
29
|
15
|
4
|
0
|
1
|
1
|
80
|
Senadores
|
15
|
14
|
9
|
4
|
1
|
1
|
1
|
45
|
Fuente: López, M. (2010b)
La República de Paraguay está
dividida en 18 distritos (17 departamentos más la capital Asunción). La
magnitud de distrito, la cantidad de representantes que corresponde a cada
distrito, varía desde los 19 diputados del departamento Central al único
diputado correspondiente a los departamentos Alto Paraguay y Boquerón. Sin
embargo, esto no queda aquí ya que, del total de los distritos, 13 de ellos
poseen magnitudes que al decir de Dieter Nohlen (1994), se constituyen como
magnitudes pequeñas, las cuales producen efectos mayoritarios en el sistema
electoral favoreciendo a los partidos grandes y estructurados en detrimento de
los partidos pequeños. Esto permite explicar como el Partido Colorado obtiene
el 37% de las bancas con el 31,13% del total de bancas y el PLRA obtiene el
36,25% de las bancas con el 26,70% de los votos, mientras que, por poner un
ejemplo, el Movimiento Popular Tekojoja obtiene el 1,25% de los escaños con el
3,45% de los votos. Tal como surgen de los datos de la Tabla 3, podría
avizorarse, aunque no concluirse, que en Paraguay existe un sesgo mayoritario y
partidario que favorece a los partidos tradicionales.
Tabla 3
Valor Diputado – Elecciones Legislativas 2009
Partido
|
Votos totales
|
Bancas
|
Valor Diputado
|
ANR
|
582.932
|
30
|
19.431,06
|
PLRA
|
500.040
|
29
|
17242,75
|
MPT
|
64.566
|
1
|
64.566
|
Fuente: Elaboración propia en función de datos
electorales del Tribunal Superior de Justicia Electoral.
Como señala López (2010b) uno de
los problemas más acuciantes que enfrentará el presidente Lugo será la
tendencia demostrada por los senadores y diputados colorados y los oviedistas
de la UNACE, de unirse en votaciones y debates parlamentarios, con el único fin
de formar una oposición hacia el presidente. Esto se agravará cuando el PLRA
abandone la coalición de gobierno, dejando muy debilitado al gobierno en el
Congreso.
4.3 La cuestión
económico-social
Lugo, tal como sostiene Llanos
(2013), en su derrotero como presidente paraguayo fue capaz de obtener algunas
victorias en áreas como la lucha contra la corrupción, las mejoras en la salud
pública y otras prestaciones sociales, como por ejemplo, visitas médicas
gratuitas, planes dentales, subsidios, etc, y la renegociación de los pagos
efectuados por Brasil al Paraguay en concepto de cesión de energía de la
represa binacional de Itaipú.
Durante
el gobierno aliancista la economía paraguaya tuvo sus vaivenes. El desempleo
disminuyó lentamente, la inflación se mantuvo controlada por momentos, siendo
en la lucha contra la pobreza donde se percibirá una línea más coherente y
continua. Durante el gobierno de Duarte Frutos, hacia el año 2006, los niveles
de pobreza habían aumentado hacia un 43,7% y comenzado a descender con
posterioridad. Entre el 2008 y el 2012, con el gobierno de Lugo, se producirá
un sostenido retroceso en los niveles de pobreza. La Encuesta Permanente de
Hogares (EPH) determinaba que para el año 2008, el 37,9% de los paraguayos se
encontraban debajo de la línea de pobreza. Lugo asume el
poder con la visión de llevar adelante un cambio radical en el Paraguay. “Soñamos
con un Paraguay socialmente justo. Donde nunca más exista tanta inequidad que
convierte a los unos en adversarios de los otros”
sostiene en su discurso de asunción. Para el año 2011 nos encontraremos con una
pobreza que oscilará en un 26,9%.
Sin
embargo, por otro lado, Lugo se verá incapacitado para cumplir una de sus
principales promesas y eje de campaña, la reforma agraria. En 2008, según los
datos de la DGEEC, el 48,8% de la población rural se encontraba por debajo de
la línea de pobreza. Llanos (2013) sostiene que, en un país donde el 2% de la
población es dueña del 80% de la tierra, los conflictos agrarios están en el
orden del día. Dichos conflictos habían sido recurrentes durante los gobiernos
de González Macchi y Duarte Frutos pero, durante el gobierno de Lugo, adquieren
una nueva dimensión por dos razones. Primero, por los intentos de Lugo en
avanzar en leyes referidas a la temática agraria, intentos que chocaron contra
la oposición parlamentaria colorada y liberal ya que en la consideración de
dichos partidos se encontraba la idea de que dichas reformas violaban la
protección constitucional de la propiedad privada. En segundo lugar, el
conflicto agrario adquiere un matiz radicalizado a partir del salto a la escena
pública del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), un movimiento guerrillero del
norte del país, a partir de la perpetración de asesinatos, atentados, etc. El
EPP, ante el incumplimiento de Lugo de su promesa electoral, comienza a
convocar al campesinado a la ocupación masiva de las propiedades de los
terratenientes, sosteniendo la necesidad de llevar adelante un uso intensivo de
la violencia en la lucha popular. Lugo, va a decir Llanos, se encontrará en el
medio del fuego cruzado entre la derecha y la izquieda.
5) El Juicio Político
Los estudios sobre caídas
presidenciales posteriores a la recuperación de la democracia en el Cono Sur
(Pérez Liñan, 2009, Hochstetler, 2008) tienden a considerar que aquellos
presidentes que se han visto desafiados han sido quienes fueron más proclives a
estar personalmente implicados en escándalos, seguir políticas neoliberales y
carecer de una mayoría parlamentaria propia. Este modelo no puede aplicarse
completamente al gobierno de Lugo, ya que el mismo no se caracterizó por llevar
adelante medidas económicas de corte neoliberal sino por cuestionar al establishment
paraguayo y modificar la angustiante desigualdad social existente en el
país. Sin embargo, sí es posible buscar en la ausencia de un escudo legislativo
propio en el Congreso, sumado a un accionar malediciente por parte del Partido
Colorado y la salida de los liberales de la coalición de gobierno, como en el
papel de los medios de comunicación, las causas de la caída del obispo. La República
del Paraguay tenía antecedentes de intentos de juicio político contra los
presidentes Cubas Grau y González Macchi, teniendo como resultado la renuncia
del primero antes de que el Senado pudiera votar por la destitución y la
supervivencia del segundo frente a los intentos de destituirlo del cargo (Pérez
Liñan, 2009). El presente apartado procurará realizar un análisis del proceso
de juicio político llevado adelante y dar cuenta de las posibles causas del
éxito de este mismo, debiendo aclarar, nuevamente, que no se procura demostrar
la legalidad o ilegalidad de dicho proceso, aunque, en opinión personal, son
patentes las irregularidades del mismo desde la falta de solidez de muchas de
las acusaciones efectuadas como del limitado tiempo otorgado a la defensa de
Lugo para que este realizara su descargo.
5.1 La acusación
El 20 de junio
de 2012 el diputado colorado Luis Gneiting presentó una propuesta para tratar
sobre tablas un pedido de juicio político contra el presidente de la República.
El juicio político está expresamente regulado por la Constitución paraguaya en
su artículo 225 el cual versa que el Presidente de la República, entre otros,
podrá ser “sometidos a juicio político por mal desempeño de sus funciones,
por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes”,
debiendo obtener una mayoría de dos tercios para proceder exitosamente. El expediente número D-1223769
será girado a la comisión de Asuntos Constitucionales, aprobado, y, finalmente,
con la mayoría de dos tercios correspondientes en el pleno, enviado al Senado.
El 22 de junio con el voto a favor de 39 senadores, Lugo será destituido de su
cargo.
El proyecto D-1223769, el cual
consta de 9 páginas, presentaba cinco puntos de acusación contra el Presidente
Lugo:
1)
Haber autorizado en el año 2009 una
concentración política de jóvenes socialistas en el Comando de Ingeniería de
las Fuerzas Armadas, cuyas instalaciones fueron utilizadas para la reunión de
jóvenes, los cuales “colgaron banderas con alusiones políticas, llegando a
izarse una de ellas en sustitución del pabellón patrio”.
2)
Ser el responsable, como instigador y
facilitador, de las invasiones de tierras en la zona de Ñanducay en el año
2012. El presidente Lugo, sostiene la acusación, ha “utilizado a los militares
para generar un verdadero estado de pánico en toda esa región, violando el
derecho de propiedad e ingresando a inmuebles de colonos” acompañados por
dirigentes de la Asociación de Carperos, quienes “abiertamente dirigían la
labor de los técnicos y de los integrantes de las fuerzas militares”,
sometiendo a las fuerzas militares a los denominados “carperos”.
3)
Haber sido incapaz de desarrollar una política
efectiva para disminuir la creciente inseguridad ciudadana, demostrando “la
falta de voluntad del Gobierno para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo,
que se ha convertido, al amparo y complicidad del Gobierno, en el azote de los
ciudadanos”, acusando, asimismo, a Lugo de
mantener vínculos con los grupos de secuestradores que forman dicho movimiento.
4)
Haber firmado el Protocolo de Ushuaia II, en
diciembre de 2011, el cual “constituye un ATENTADO CONTRA LA SOBERANÍA de la
República de Paraguay” teniendo como principal característica la “identificación
del Estado con la figura del presidente para, en el nombre de la defensa de la
democracia, defenderse unos a otros”.
5)
Por último, la denominada “Masacre de
Curuguaity” del 15 de junio de 2012, en la cual fallecieron 5 policías y 11
campesinos en una serie de sucesos muy confusos, se constituyó como el principal frente de acusación
contra el presidente paraguayo. La acusación sostiene que la inoperancia,
negligencia, ineptitud e improvisación por parte de Lugo abrieron la
posibilidad para que se desarrollara la masacre, promoviendo “el odio entre los paraguayos, la lucha violenta entre
pobres y ricos, la justicia por mano propia y la violación del derecho de
propiedad”, constituyéndolo en el “directo responsable” de los días de luto vividos por el país.
Lo que podemos
concluir respecto de la acusación efectuada contra Lugo es que en primer
término algunas de las acusaciones efectuadas, particularmente la del punto 1 y
la del punto 3 no constituyen un grado de gravedad institucional tal como para
que se constituyan como causal de juicio político, en tanto que el izamiento de
una bandera partidaria en reemplazo de una nacional, si bien puede ser un
insulto contra los sentimientos nacionalistas del pueblo paraguayo y de sus
representantes, no constituye más que una contravención o que una falta, y que
por otro lado, el Protocolo Ushuaia II procura garantizar, en una región
caracterizada por las rupturas en los regímenes democráticos, “la plena vigencia de las instituciones democráticos y
el respeto por los derechos humanos” siendo aplicable en caso de ruptura o amenaza al
régimen democrático. La oposición al Protocolo Ushuaia II proviene
principalmente del Partido Colorado, por lo que tal oposición representa la
opinión de un partido político y por lo tanto no representa la totalidad de las
opiniones políticas del Paraguay. En segundo término las acusaciones respecto a
la Masacre de Curuguaity, Ñanducay y el Ejército del Pueblo Paraguayo no pasan
de ser eso, meras acusaciones, sin que existan avances notorios en la justicia
paraguaya que den cuenta de la responsabilidad del presidente paraguayo en las
mismas.
Pérez Liñan (2009)
sostiene que en condiciones ideales, los miembros del Congreso sólo iniciarían
juicio político al presidente si hubiera prueba suficiente de un delito grave y
no lo harían si las acusaciones tuvieran motivos meramente partidarios o
personales pero que, sin embargo, la realidad indica, sostiene el autor, que
los legisladores pueden levantar cargos contra el presidente aún cuando no haya
pruebas reales para tal proceso. En este segundo supuesto se ubica el caso del
presidente Lugo, en el cual primaron más que nada motivos partidarios que
acusaciones reales de delitos graves.
5.2 El papel de los medios de
comunicación
Los escándalos políticos han sido
un común denominador en todos los casos de juicio político sostiene Pérez Liñan
(2009). La combinación de la política democrática junto al desarrollo de medios
concentrados de información y un nuevo papel otorgado al periodista generó
mayores incentivos para la utilización del escándalo como arma política. El
caso de Fernando Lugo no se constituyó en la excepción a esta regla.
Gottero y López (2011) sostienen
que la figura de Lugo encarnaba las posiciones del “Paraguay creyente” con el
“Paraguay político”, la idea del ex obispo que se sentía llamado a la
participación en la función pública pero que no renunciaba a su amor a Dios.
Sin embargo, a meses de su asunción, en el año 2009, un suceso de su vida
privada cobraría trascendencia pública, al ser señalado como el padre de un
niño de dos años, y posteriormente, ser querellado por dos mujeres más. Las
autoras sostienen que la “paternidad irresponsable” del presidente Lugo, sin
embargo, no tuvo sanción desde ningún punto de vista, ni judicial, ni social,
ni político.
La presente sección procurará
demostrar como el tratamiento que llevaron adelante los medios de comunicación,
especialmente el diario ABC, frente a este escándalo y otros, fue socavando la
imagen del presidente Lugo, a medida que pasaron los años.
El diario ABC fue uno de los
medios de comunicación más virulentos frente al gobierno de Lugo. Desde los
comienzos de la campaña electoral lo posicionó como un líder castro-chavista,
peligroso para la dirección del Estado (Gottero y López, 2011). La construcción
de la noticia debe ser analizada dentro esta postura de oposición del diario
ABC al gobierno de Lugo. El tratamiento que se le dió a la noticia fue
minucioso y detallado. El mismo día que se radica la denuncia por la filiación,
el diario ABC comienza a referirse a Lugo con la figura del “Presidente
ausente”. Titulares como “Lugo está escondido” o “Perdido en Semana Santa” dan
lugar a “la interpretación de un funcionario público que se esconde y/o huye
de los sucesos recientemente acaecidos”. A las denuncias
iniciales de paternidad poco a poco se le irán sumando más, que el presidente
desestimará, sin embargo, la ridiculización del presidente pasará ahora por
mostrar la figura de un individuo incapaz de manejar la situación y detener la
ola de desprestigio que se le avecina.
“La creación de una imagen de
Presidente poco honesto, corrupto e inmoral y, a su vez, poco idóneo, incapaz e
ineficiente es constantemente ejercida por el periódico paraguayo”
socava la imagen presidencial en forma mayor que las denuncias por la
paternidad irresponsable. La publicación de encuestas sobre la inoperancia del
presidente, sondeos de opinión pública referidos a la ineptitud del presidente
así como su incapacidad de cumplir con las promesas electorales va socavando
poco a poco la imagen del mandatario Lugo. Los altos niveles de confianza
existentes hacia Lugo poco a poco fueron descendiendo (tal como se desprende de
la figura 3), a pesar del relativo buen andar de la economía paraguaya.
5.3
La ausencia de un escudo legislativo
Pérez Liñan (2009) sostiene que
aquellos presidentes que cuenten con legisladores leales pueden evitar o salir
airosos de procesos de juicio político aún cuando se encuentren sitiados por
acusaciones y protestas. El autor sostiene que, para comprender el papel de las
instituciones en el proceso en cuestión, es preciso considerar a los
legisladores como “guardianes”, miembros de un jugador colectivo con poder de
veto, capaces de hacer avanzar o bloquear la acusación contra el presidente. El
presidente, para evitar los procesos de juicio político, si logra mantener el
control del Congreso, hará que su destitución a través de este mecanismo
constitucional sea virtualmente imposible. La creación de escudos legislativos,
el objeto de esta sección, dependerá tanto del número de legisladores que rindan
lealtad hacia el presidente como de los umbrales de votos necesarios
establecidos constitucionalmente para avanzar exitosamente en el juicio
político.
Como se señaló anteriormente, la
Constitución de la República del Paraguay exige una mayoría de dos tercios del
total de los miembros de cada cámara con el fin de aprobar la destitución del
presidente. Es decir que, con tener un tercio más uno en alguna de las dos
cámaras, el presidente podrá ser capaz de sortear con éxito los intentos por
parte de la oposición de quitarlo del poder.
Llanos (2013) sostiene que en regímenes
presidenciales con sistemas de partidos consolidados, como Paraguay, las elites
tradicionales suelen monopolizar la representación política. El sistema de
mayoría relativa o first past the post podrá permitir que candidatos outsiders
lleguen a la presidencia pero sin garantizarles el apoyo parlamentario. El
líder y su partido deberán gobernar forjando alianzas intraparlamentarias y
negociando con las demás fuerzas políticas. Lugo, dice Llanos, falló en los dos
frentes.
El presidente paraguayo contará con un ínfimo apoyo
legislativo y, además, se verá sumido en tensiones con quienes eran sus socios
en la coalición que resultó victoriosa en las elecciones presidenciales, los
liberales. El PLRA desde el año 2009 había decidido quitarle el apoyo al electo
presidente, si bien no había resuelto llevar adelante una política desleal
contra Lugo. Será la decisión de este último de nombrar al colorado Candia
Amarilla luego de la Masacre de Curuguaity al mando de la cartera de Interior
lo que ocasionará que el Partido Liberal brinde a los colorados el número de
diputados y senadores necesarios para llevar adelante el proceso de juicio
político. Por su parte, el Partido Colorado llevó adelante una política
coherente en contra del obispo paraguayo. En todo momento abogó por destituir
al presidente a través del mecanismo del impeachment. Lugo fue, por un
lado, incapaz de mantener la alianza con los liberales, la cual le otorgaría
capacidad para gobernar y lo dotaría de una defensa frente a los intentos
colorados de destituirlo, y, por otro, no logró revertir la imagen de un
presidente radicalizado, al estilo de Chávez o Evo Morales, lo que le restó
capacidad de negociación con el Partido Colorado. Por supuesto que realizar
historia contrafáctica no tiene ningún sentido en términos de recabar
conocimiento empírico, sin embargo, resulta interesante preguntarse si el
Partido Colorado, acostumbrado a manejar durante tanto tiempo los hilos del
gobierno, no hubiera llevado adelante las mismas políticas desleales frente al
presidente, de haber sido este un moderado o un liberal.
La incapacidad de Lugo de dotarse de un escudo
legislativo lo colocó en una posición de inestabilidad muy gravosa. Tal como se
desprende la Tabla 4, el presidente Lugo, en comparación con los casos de Cubas
Grau, fue quién tuvo el porcentaje más alto de votos a favor del juicio
político en la Cámara de Diputados. Asimismo fue el único que resultó
destituido por el Senado paraguayo ya que Cubas Grau renunció antes de que los
senadores fallaran mientras que Gónzalez Macchi resultó victorioso en el
Senado pudiendo concluir su mandato. Lugo y Cubas fueron incapaces de lograr la
formación de escudos legislativos defensivos lo que derivó en la salida de
ambos del Ejecutivo. Considero que la medición del escudo legislativo del
presidente debe realizarse tomando en cuenta los datos de los procesos de
juicio político y no de la composición partidaria de cada Cámara ya que mirar
únicamente cuántos diputados o senadores posee cada partido en el Congreso y en
función de esto hablar de existencia o no de escudos legislativos, nos sesga en
nuestra visión. Los bloques legislativos no son homogéneos, dentro de ellos
priman distintas visiones sobre las decisiones políticas. Uno de los 4
senadores que votaron en contra de la destitución de Lugo era miembro del PLRA,
algunos diputados colorados votaron por la destitución de un presidente de su
propio partidos, Cubas Grau. Tomar como referencia el voto nominal en el
proceso de juicio político nos permite dar cuenta certeramente de la
construcción de una alianza ofensiva contra la figura del presidente.
Tabla 4
Resultados Juicios Políticos Paraguay
|
A favor
|
En contra
|
Ausentes
|
Total
|
A favor (% del total )
|
En contra (% del total)
|
Cubas Grau (Diputados, 1999)
|
49
|
24
|
7
|
73
|
67,12
|
32,88
|
Gónzalez M.
(Diputados, 2001)
|
38
|
38
|
4
|
76
|
50
|
50
|
González M. (Diputados, 2002)
|
52
|
0
|
28
|
52
|
100
|
0
|
González M.
(Senado, 2003)
|
25
|
19
|
1
|
44
|
56,81
|
53,19
|
Lugo (Diputados, 2012)
|
76
|
1
|
3
|
77
|
98,70
|
1,30
|
Lugo (Senado 2012)
|
39
|
4
|
2
|
43
|
90,69
|
9,31
|
Fuente: Elaboración propia con datos de Pérez Liñan (2009) y Llanos
(2013).
Pérez Liñan (2009) sostiene que parece existir una
relación causal entre el liderazgo del presidente y la fortaleza del escudo
legislativo. Los presidentes que adoptaron estrategias aislacionistas o fueron
forzados al aislamiento, como el caso de Fernando Lugo, se encontraron en una
posición especialmente débil para impedir el avance del juicio político.
Mientras que líderes más confrontativos se encuentran en una situación más
fuerte, aún si en última instancia, no lograron sobrevivir a sus cargos, como
fue el caso de Cubas Grau, el cual estuvo a un voto en diputados de que el
proceso no avanzara.
5.4 El resultado
Como es harto conocido, el 22 de
junio de 2012, con el voto de 39 senadores, el presidente Fernando Lugo fue
destituido de su cargo, quedando Federico Franco, el vicepresidente, miembro
del PLRA, a cargo del Poder Ejecutivo hasta que se realicen nuevas elecciones
en el año 2013. El 26 de junio, la Corte Suprema de Justicia rechaza un recurso
de inconstitucionalidad presentado por la defensa de Lugo, la cual alegaba que
el plazo de veinticuatro horas con el que contó Lugo para hacer su descargo
frente al Senado violentaba su legítimo derecho a la defensa. Entre los
fundamentos sobre los que se basó el supremo tribunal para fallar en contra del
mandatario depuesto nos encontramos con la idea de que “como se trata de un
procedimiento que técnicamente no es jurisdiccional, las garantías propias del
proceso judicial, aunque puedan ser aplicables, no lo son de manera absoluta
sino parcial” y que el juicio político “es un procedimiento parlamentario
administrativo [en el que] se juzgan conductas políticas [y no]
un juicio ordinario de carácter jurisdiccional”.
A mi criterio, la Corte Suprema sienta, en este fallo, un precedente peligroso
donde niega al acusado sus derechos de defensa en juicio otorgando absoluta
discrecionalidad al Congreso en tanto se someta a los mínimos requisitos que
establece explícitamente la Constitución paraguaya en el artículo 225.
En un principio Lugo sostuvo que
aceptaría los hechos y se manifestó en contra de realizar nada que pudiera
poner el peligro la paz de los paraguayos. Hochstetler (2008) sostiene que la
protesta callejera es decisiva en las caídas presidenciales, actuando de poder
moderador de los nuevos regímenes civiles. El estudio de la citada autora
sugiere que las caídas presidenciales deben incluir a la sociedad civil como un
participante activo. Pérez Liñan (2009) sostiene que hay tres formas en que una
movilización masiva puede debilitar a un presidente electo. En primer lugar,
las protestas populares pueden enviar a las elites una señal de que el
presidente ha perdido el respaldo popular, segundo, el malestar popular puede
adquirir un carácter violento en forma de saqueos o disturbios, y en tercer
lugar, si el Estado responde a la protesta con represión puede ocasionar un
vacío de legitimidad que acelere la caída presidencial. Sin embargo el caso
Lugo nos muestra algo distinto. Desde el 20 de junio se registraban pequeñas
movilizaciones en apoyo al presidente, las cuales confluyeron en las puertas
del Legislativo durante los dos días del proceso. Más allá del registro de
pequeñas escaramuzas, se puede decir que el proceso fue pacífico y que no se
registró una escalada de violencia. En ningún caso puede afirmarse que la caída
de Lugo se vió acompañada por una movilización ciudadana activa que reclamara
la deposición del presidente, a diferencia de lo que sí ocurrió en el marzo del
99, el conocido “Marzo Paraguayo”, el cual desembocó en la caída del presidente
Cubas Grau.
En el plano internacional, la
salida anticipada de Lugo provocó reacciones tanto del MERCOSUR como de la
UNASUR. En el caso de esta última, el 29 de junio, con Paraguay suspendido, se
decidió la creación de una comisión para asegurar el respeto de la voluntad de
los ciudadanos en las elecciones del año 2013 así como el mantenimiento de la
suspensión de la República del Paraguay hasta tanto no se llevaran adelante las
elecciones presidenciales del año siguiente, sin embargo, no se aplicaron
sanciones económicas ni diplomáticas. El MERCOSUR, por su parte, emitió una
declaración sobre la ruptura del orden democrático en Paraguay firmada por
todos los estados parte y asociados. Asimismo se suspendió a Paraguay al
derecho a participar en los distintos órganos institucionales hasta tanto no se
efectuaran las elecciones presidenciales sin que existieran sanciones
económicas y diplomáticos. Con Paraguay suspendido, se aprobó el ingreso de
Venezuela como miembro pleno del MERCOSUR, acto que había generado resistencias
dentro de la diplomacia paraguaya.
6)
Conclusiones
La hipótesis con la que me manejé
al realizar el trabajo sostenía que, de haber construido un escudo legislativo
defensivo en el Congreso, por mayor número de escándalos políticos que se
hubieran producido, el gobierno de Fernando Lugo no hubiera caído. El análisis
efectuado en el texto me ha permitido dar cuenta que, en realidad, el eje que
guía la hipótesis es erróneo, si bien la misma es correcta.
Si Lugo hubiera construido una
coalición legislativa en el Congreso hubiera podido salir airosa de cualquier
proceso de Juicio Político al que se hubiera enfrentado. Los legisladores, señala
Pérez Liñan (2009), pueden levantar cargos contra un presidente por más que no
existan pruebas fehacientes respecto a aquello que se le imputa o pueden
proteger a un mandatario por más que las pruebas sean muy evidentes. Los
escándalos políticos, si bien tienen un peso muy importante en tanto son una
herramienta de presión de los medios de comunicación hacia los representantes,
en el caso de Fernando Lugo quedaron en segundo plano. La cuestión de la
“paternidad irresponsable”, si bien socavó la confianza del presidente, no
provocó una sanción judicial o política hacia el presidente. El accionar de los
medios, especialmente el diario ABC, repercutió principalmente a partir de la
construcción de una figura presidencial inútil o corrupta, lo que provocó una
caída en la imagen positiva del presidente. Sin embargo, según el modelo de
análisis con el que se está trabajando, por mayor que hubiera sido el número de
escándalos, por mayor caída que hubiera sufrido la imagen de Lugo, si el
presidente hubiera mantenido un número de legisladores fieles dispuestos a
defenderlo de los intentos de destitución, hubiera podido culminar su mandato.
La realidad nos muestra que Lugo
no pudo mantener este número de legisladores fieles ya que en ningún momento
contó con ellos. El gobierno del ex obispo nació con una debilidad
institucional en tanto carecía casi por completo de representantes en el Poder
Legislativo, el cual estaba dominado por Colorados y Liberales. Una vez que el
PLRA se alejó de la coalición de gobierno, este quedó desguarnecido frente a
cualquier tipo de ataque legislativo contra la figura presidencial. En este
punto se encuentra el error en el eje de la hipótesis al cual me referí al
comenzar el presente apartado. Las propias características del sistema de partidos
y del sistema electoral imposibilitan a jugadores que provengan de otras arenas
de la política a conformar una representación parlamentaria de proporciones
importantes.
El sistema electoral favorece el
desenvolvimiento político de los partidos más estructurados y desplegados
territorialmente. El sesgo mayoritario y partidario existente, a partir de
magnitudes de distrito relativamente bajas, permite que los partidos
tradicionales de la mano de su anclaje clientelar en las zonas rurales,
obtengan un mayor número de bancas a “precios” más bajos respecto a la
representación que obtienen los partidos de centro y centro-izquierda, con
estructuras más pequeñas y sin acceso a los recursos del Estado. Por esta
razón, la única posibilidad seria que barajó Lugo para llegar al gobierno fue
la de llevar adelante una alianza con uno de los miembros del sistema de
partidos tradicional, el PLRA.
Por otro lado, la existencia de un
partido muy fuerte como lo es la ANR, acostumbrado a manejar los hilos del
poder dentro de la política paraguaya, observa de forma reacia el surgimiento
de cualquier experimento nuevo. Los sucesos posteriores a la caída de
Stroessner nos muestran que, hasta el 2008, la política paraguaya se vió
condicionada en todo momento por lo que ocurría dentro de las filas coloradas.
La caída de Lugo produjo un cuarto intermedio dentro del faccionalismo del
partido. Los colorados dejaron de lado sus diferencias con el fin de hacerle
frente a un “enemigo” en común. Cinco años nada más les tomó recuperar el poder
perdido ante Lugo y los liberales, ya que en las elecciones del 2013,
recuperaron el bastón presidencial de la mano del empresario Horacio Cartés.
Por su parte, el PLRA, acostumbrado a salir segundo en las elecciones, vió con
buenos ojos la alianza con el obispo en tanto se constituía en la posibilidad
real de remover, finalmente, a los colorados del poder. Sin embargo con el
pasar de los primeros años del gobierno y el alejamiento liberal, la posición
del partido cambió. La posibilidad de profundizar los rasgos de clientelismo y
patronazgo del partido desde la Presidencia de la Nación, actuaron como
incentivo para hacer caer a Lugo y asumir el poder.
El experimento Lugo nació como una
luz de esperanza dentro del desprestigio que sufría la democracia paraguaya
hacia el año 2008. Sin embargo, poco a poco fue perdiendo la fuerza que lo
llevó a la victoria electoral que quitó a los Colorados del gobierno luego de
60 años en el poder. El presente trabajo procuró dar cuenta de alguna de las
causas que, desde una visión institucionalista, nos permiten explicar la caída
del presidente Fernando Lugo. Este no hubiera caído de haber construido un
escudo legislativo defensivo, por mayor hubiera sido el número de escándalos
políticos que se hubieran revelado, pero, sin embargo, la construcción de este
escudo se encontraba fuertemente condicionada por las características
institucionales de Paraguay, principalmente de su sistema de partidos dominado
por Colorados y Liberales, y de su sistema electoral, cuyas características
perpetúan las condiciones políticas existentes.
BIBLIOGRAFÍA
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Argentina.
Revistas o Artículos
-Abente Brun, D. (2008). “Paraguay: ¿jaque
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-Arbuet-Vignali, H. (2012). “Crisis en
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-Coppedge, M. (2002). “Venezuela:
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-De Riz, L. (2007). “Los dilemas de la
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-Gottero, L. y López, M. (2011). “El “Caso
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-Lachi, M. (2010). “El debate ideológico en la
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-Llanos, M.; Marstreintedet, L. y Nolte, D. (2013) “Paraguay
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-López, M. (2010a). “La democracia en
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Otras fuentes consultadas
-Constitución
Nacional de la República del Paraguay
-Dirección
General de Estadísticas, Encuestas y Censos. Encuesta Permanente de
Hogares (2005-2012).
-Latinobarómetro
(2012). Informe flash – Paraguay 1995-2012.
-Tribunal
Superior de Justicia Electoral (2003). Estadísticas electorales.
Elecciones 2003.
-Tribunal
Superior de Justicia Electoral (2008). Estadísticas electorales.
Elecciones 2008.
-Proyecto
de Resolución N° 1223769, Juicio Político a Fernando Lugo.
-Diario
ABC, Asunción, Paraguay.
-Diario
Última Hora, Asunción, Paraguay.
-New
York Times, Nueva York, Estados Unidos.