RESUMEN
Mediante
el presente trabajo se pretende aclarar el panorama político de Europa tras los
continuos éxitos en diversos procesos electorales de los llamados partidos de
“extrema derecha”. No se trata solo de hacer un análisis electoral o
demoscópico sino de estudiar si cada uno de los diversos movimientos políticos
emergentes, o ya no tan emergentes, pueden ser englobados dentro de una misma
categoría o acepción.
Partiendo
de un genérico estudio definitorio sobre que es la extrema derecha y una comparación
con figuras presuntamente afines, se diseccionarán las fuerzas más importantes
en Europa desde diversos puntos de vista, así como sus elementos de
acuerdo-desacuerdo, puntos en común e igualmente aquello, no pocos y no poco
importantes, que los diferencian de una manera radical, extrayendo finalmente
las conclusiones que se consideren más importantes para aportar a las
investigaciones más recientes y actuales, un nuevo panorama sobre la presente y
polémica realidad política europea.
ABSTRACT
This paper attempts to clarify the political overview of
Europe after continuous success of the so-called "extreme right"
parties in several electoral processes. It is not just an electoral or opinion
analysis but a study on whether each of the various political movements
emerging, or not so emerging, can be included within the same category.
Based on a generic study about the definition of extreme
right and a comparison among allegedly related organizations, this paper
analyses the most important forces in Europe from different points of view, as
well as their points of agreement-disagreement, their common viewpoints and
those where they differ dramatically. Finally, the study draws conclusions which
will be important contributions for current research, and a new picture of the
present and controversial European political reality.
KEY WORDS
Extrema
Derecha, Populismo, Fascismo, Radicalismo, Democracia, Partidos Políticos
LA
HETEROGENEA “EXTREMA DERECHA” EUROPEA
Profesor
Gonzalo DUÑAITURRIA LAGUARDA (1)
JUSTIFICACION
DEL TRABAJO
Las últimas elecciones al
Parlamento Europeo, en mayo de 2014, convirtieron en casi homogéneos los
titulares de los periódicos y formaron una casi monolítica expresión en los
analistas radiofónicos y televisivos, incluso en eminentes politólogos y
estudios de la política, al converger todos con un idéntico titular: “El auge
de la extrema derecha en Europa”.
Efectivamente y en dichos
comicios, el Frente Nacional en Francia logró un 25,40 % y 23 escaños en el
euro parlamento cuando 5 años antes y en idénticas elecciones había logrado un
6,3 % y tan solo 3 escaños. En el Reino Unido, cuna de tolerancia y democracia
sempiterna, el UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido) logró,
frente al 16,09 % de 2009, un notable 29 % y 24 escaños. Austria no quedó a la
zaga en cuanto al avance radical. Del 12,71 % se pasó a cerca del 20. Y así
podríamos ir sumando países como Dinamarca, donde el Partido Popular (DF)
duplicó apoyo electoral (del 14 al 27 %), Letonia con el partido Todo para
Letonia (VL, el coalición) y su más que significativo 14 % y así sucesivamente
Alemania (NPD y AfD), Chipre (Frente Nacional Popular), Croacia (HSP en
coalición), Finlandia y sus Verdaderos Finlandeses (VS), Hungría (El JOBBIK y
sus milicias) y por supuesto el movimiento radical griego Amanecer Dorado que
con un cerca del 10 % se convirtió en la tercera fuerza del país.
Todos estos movimiento
políticos fueron englobados dentro del apelativo de “extrema derecha”, y así lo
siguen siendo, sin haberse realizado un mínimo análisis sobre las
características de cada uno ellos y los elementos de convergencia, identidad,
objetivos, causas, que determinen una objetiva conclusión de que efectivamente
todos ellos pudieran encontrarse dentro del mismo “paraguas ideológico”.
Cabría por ello preguntarse,
son si acaso similares el Jobbik húngaro con el UKIP británico?, se encuentran
dentro del mismo “cuerpo ideológico” los votantes de Verdaderos Finlandeses o
los electores del Partido Popular danés con los seguidores de Amanecer Dorado?.
Y más allá. Son ideológicamente complementarios los postulados de NPD (Partido
Nacional Democrático) con los de Alternativa por Alemania (AfD)?.
Solo se podrán contestar
estas cuestiones, y numerosas más que desde la Ciencia Política se realizan, sin
hacer, objetivo del presente trabajo, un estudio y análisis pormenorizado del
estado de la cuestión, de las corrientes de pensamiento definitorias de cada
uno de los movimientos y de los movimientos políticos en sí, para determinar y
concluir si efectivamente podemos considerarlos como actores políticos
heterogéneos o bien representan fórmulas electorales diferenciadas.
UNA
PRIMERA APROXIMACION. DEFINICION DE EXTREMA DERECHA Y ANALISIS DE FIGURAS
AFINES
Concepciones. Es estado de
la cuestión.
No sería posible realizar un
análisis riguroso para alcanzar el objetivo del presente trabajo sin tener
claras las definiciones de las distintas concepciones ideológicas que se
encuentran dentro de ese “paraguas general” que engloba la llamada extrema
derecha. Con ello claro y con un estudio concreto y particular de aquellos más
importantes y representativos de lo que aquí mantenemos (Se trata de
movimientos distintos y no pueden englobarse científicamente dentro de la misma
“familia ideológica”), podremos concluir si para la Ciencia Política es
correcta tan genérica definición.
“Extrema derecha”, “derecha
radical”, “neo nazismo”, “neo fascismo”, “populismo”, “derecha radical
populista”, pueden considerarse como términos homogéneos o sinónimos?.
Evidentemente no.
Hans George Betz los define
como movimientos de "populismo de derecha radical", mientras que Cas
Mudde los engloba en la “derecha radical populista” y José Luis Rodriguez habla
de esta corriente como “nueva extrema derecha”. Es notorio e importante indicar
estas tres definiciones-tipo porque desde la Ciencia Política se han empezado a
superar los anacrónicos términos de “neo nazismo” y “neo fascismo” para
referirse a los partidos políticos objeto del presente trabajo.
Y tal hecho tiene
consecuencia trascendente, cual es al esfuerzo de varios de estos partidos,
fundamentalmente los del occidente de Europa, de desligarse, en su fondo y
básicamente en su forma, de cualquier resto o resquicio que pudiera asemejarlos
con los movimientos totalitarios de entre guerras. Ejemplo de esto tendríamos
como iniciador de tal camino al Movimiento Social Italiano y su transformación
en un movimiento de derechas que podríamos definir como “Nueva Extrema Derecha”
tras su paso a Alianza nacional. El Frente Nacional francés, sobre todo desde
que Marine Le Pen asumiera su liderazgo, podría englobarse en este grupo.
Otros, a los que también se les ha catalogado como de “extrema derecha” no han
necesitado realizar ningún proceso de “transformación ideológica”, pues nunca
han estado en posiciones de “extrema derecha tradicional” según concepción de
Piero Ignazi. Aquí encontraríamos a los movimientos de Derecha Radical
Populista nórdicos más sobresalientes, como el partido Popular danés, el
Partido del Progreso noruego y aquellos nuevos movimientos surgidos entre la
propia sociedad o disidentes de partidos conservadores como la Alternativa por
Alemania (AfD) o el IKIP británico.
Casualmente no ha sucedido
así en varios movimiento de la antigua Unión Soviética, donde el fondo y
básicamente la forma iconográfica si resalta y se asemeja con la NSDAP del
Tercer Reich, el Partido Fascista de Mussolini o los movimientos fascistas o
nazis de los años 30. El partido Attaca búlgaro, Jobbik, en Hungría y sobre
todo en heleno Amanecer (o Aurora) dorada son un ejemplo claro de ello
Si bien es cierto que en
amplios foros de ciencia política se sigue identificando, aunque sea de manera
únicamente nominal, el concepto de “fascismo” o “fascista” con los nuevos y
emergentes movimientos radicales, como bien indica Diethelm Prowe “a pesar de
las similitudes genéricas entre movimientos de la derecha secular moderna, que
incluyen tanto al fascismo clásico como a la derecha radical en Europa
occidental, cambios críticos en los contextos históricos distinguen a estos dos
fenómenos de manera esencial (...) los nuevos movimientos representan una nueva
era y luchan por nuevas y distintas batallas en Europa». Es evidente que los
nuevos procesos históricos y las nuevas realidades sociales difieren más que
notablemente de aquellos que sobresalían en el periodo de entre guerras y por
ello, el juego político oferta-demanda dista mucho de ser ni siquiera parecido
entre ambos ámbitos temporales.
Pero volvamos a las
distintas definiciones que ubican a los actuales movimientos.
Una muy acertada división es
la que plantea Piero Ignazi con la diferenciación de partidos de
Extrema Derecha Tradicional, vinculados en su forma externa y en su fondo con
la tradición fascista y los movimientos de Nueva Extrema Derecha o Extrema
Derecha post-industrial, los verdaderamente protagonistas de este estudio y que
se han nutrido tanto de electores distanciados de la radicalidad de los
primeros como de clases medias o burguesas que por diversos motivos
posteriormente analizados han sentido vulnerados y agredidos un conjunto
importante de principios y derechos tenidos como propios junto a una imagen a
veces no del todo incierta de una caducada clase política tradicional inmersa
en el anquilosamiento, la burocracia y la corrupción.
Cass Mudde ahonda en esta
importante diferenciación al estudiar los llamados por él partidos “de
tradición fascista”, donde el concepto “tradición” no hace referencia al propio
partido (pues puede ser de constitución muy moderna) sino al basamento de su
ideología, conformación interna y parafernalia externa.
Dentro de lo que considera
“familia de partidos”, Mudde distingue entre lo que él denomina “Derecha
Radical Populista” y “Extrema Derecha” y donde su principal diferencia, y no
pequeña para los objetivos del presente estudio, radica en que la primera
“puede considerarse democrática aunque se oponga a algunos valores fundamentales
de las democracias liberales, mientras que la extrema derecha es en esencia
anti-democrática, al oponerse al principio fundamental de la soberanía del
pueblo”.
Conjuntando lo hasta ahora
expuesto, podemos indicar que existe una casi unanimidad en la comunidad
científica a la hora de determinar que, existiendo ciertos parámetros o
elementos no sustanciales de proximidad ideológica, de la exposición de esta o
de objetivos político-sociales a conseguir, estamos hablando de dos familias de
base ideológica que objetivamente deben ser diferenciados.
Por un lado, aquellos que
mantienen vínculos fundamentalmente ideológicos con los movimientos fascistas o
proto nazis de entreguerras, con propuestas radicales y objetivos definidamente
antidemocráticos, con un electorado que pudiéramos denominar obrerista en
términos generales y una masa generacional preponderantemente joven. Estos
movimientos si bien tienden a la marginalidad en los países europeos más
desarrollados y en muchos casos se encuentran fuertemente atomizados, no pasa
lo mismo en varios países de la Europa oriental, básicamente en aquellos que
pertenecieron a la extinta Unión Soviética. Estos movimientos políticos
estarían en la mencionada denominación de “Extrema Derecha Tradicional” de
Ignazi o “Extrema Derecha” de Mudde.
Por otro lado, el nuevo (en
algunos casos no tan nuevo) panorama político europeo nos ofrece, dentro de la
llamada por Tagguieff “ola populista” los denominados y ya referidos partidos
de “Derecha Radical Populista” (Mudde), “Populismo de Derecha Radical” (Betz) o
“Nueva Extrema Derecha” o “Extrema Derecha post industrial” (Ignazi).
Así podríamos definir el
llamado “estado de la cuestión” sobre tan actual tema.
Pero podríamos ahondar más
en dicha diferenciación y desde el presente trabajo se ofrece como aportación,
entendemos demostrable o palpable, desgajando de esta última diferenciación dos
nuevos y diferentes grupos de “familias”. La “Derecha Radical Populista” y la
“Extrema Derecha post industrial” pueden a su vez considerarse diferentes y
distintas.
Si bien compete al análisis
posterior del presente trabajo el estudio concreto de algunos movimientos, es
oportuno ejemplificar lo ahora indicado.
-1- En la llamada “Extrema
Derecha Tradicional” estarían partidos como Jobbik (Hungría), el movimiento
Attaka (Hungría) y por supuesto Amanecer Dorado (Grecia).
-2- Entre los denominados
partidos de “Derecha Radical Populista” nos encontraríamos con el Frente
Nacional francés, el Partido de la Libertad (Holanda) y el Vlaams Block
(Bélgica).
-3- Finalmente y dentro de
los movimiento de “Extrema Derecha post industrial” y de amplia base social
(Podríamos indicar que su creación o la invitación a ser creados surge de fuera
para dentro, de la sociedad al movimiento y no del movimiento para la sociedad),
estaría el UKIP (Gran Bretaña) o la Alternativa por Alemania (Afd).
Sobre la base expuesta, se
considera un error conceptual homogeneizar a todos estos movimientos políticos.
Es pertinente, y así se hará
posteriormente, incidir en las diferencias existentes entre las distintas
familias indicadas pero conviene igualmente introducir un elemento que puede
llevar a engaño a la hora de clarificar el panorama hasta ahora estudiado. Es
el llamado “nacionalismo”, término que en muchos casos se ha identificado como
tronco común o nexo de unión entre los distintos grupos.
Nacionalismo y nativismo.
Pues bien, siendo esto en
parte cierto como coinciden numerosos autores (Betz, Rydgren), Mudde
indica que existiendo otras formaciones que no estando dentro de los grupos de
nuestro estudio, abanderan un notable carácter nacionalista, debe ser un
concepto más restringido el que los defina. Si casi la totalidad de los
movimientos políticos de nuestro estudio tienen una fuerte impronta
nacionalista, no todos los partidos con mensajes nacionalistas estarían dentro
de las “familias” aquí estudiadas. Y el autor propone el término de “nativismo”.
Mudde define el nativismo
como “una ideología que sostiene que los Estados deberían ser habitados
exclusivamente por miembros del grupo nativo (la nación) y que los elementos
no-nativos (personas e ideas) son fundamentalmente una amenaza para un
Estado-nación homogéneo”. Estos elementos denominados “no nativos” no son
valorados como tales de forma negativa sino que su amenaza proviene en el
momento en que entroncan y cohabitan con los grupos nativos.
Nuevo populismo y las clases
sociales.
La Derecha Radical Populista,
asumiendo los postulados y formas democráticas ha avanzado y ampliado el
significado que la diferencia del populismo clásico o de los mensajes populistas
de la Extrema Derecha Tradicional. Como establece Taguieff (2007) a la
hora de analizar esta característica, se trata de un concepto nuevo de
“populismo”, más amplio y transversal que la formulación “tradicional”.
Frente a esta última, cuyo
objeto consistía (y en algunos grupos marginales aún consiste) en una apelación
y llamamiento a las clases sociales más humildes frente a la clase política
distanciada de las realidades del “pueblo” y profundamente corrupta, las nuevas
formaciones, tanto la Derecha Radical Populista como en menor medida la Extrema
Derecha Post Industrial apelan tanto a esas clases “populares” como al segmento
social interclasista o clases medias, ampliando sus críticas no solo hacia la
clase política tradicional a la que considera un enemigo interno sino a un
enemigo externo nuevo, diferente, complejo en el mundo de la globalización cual
es la población inmigrante.
Nos encontraríamos pues ante
el denominado “nacional-populismo” no como una nueva familia sino como el
elemento definitorio no solo del mensaje de los nuevos movimientos radicales
sino el núcleo central desde el que se proyecta la “oferta” política,
programática e ideológica.
Junto esto, autores como Betz
suman al llamado “problema de la inmigración” el fenómeno de la
globalización y más específicamente de la “globalización o internacionalización
económica”. La consecuencia de esta ha sido la desprotección absoluta de
grandes bolsas de trabajadores poco cualificados y de trabajadores dependientes
del “trabajo manual”, que ha supuesto sobre todo en los movimientos de Derecha
Radical Populista su gran caladero de votos.
El debate de la inmigración
como base del mensaje.
Sobre parte de la base que
hemos desarrollado hasta ahora, pero no solo, la Derecha Radical Populista ha
construido su fuerza ideológica y su mensaje electoral: El peligro de la
inmigración en aquellas facetas que en situaciones como la actual más pueden
influir en dicho electorado: Facetas como la contra cultura, la inseguridad
ciudadana y sobre todo, el empleo.
Es cierto que otros
“motores” del mensaje los podemos encontrar en el anti europeísmo, contra la
globalización, la lucha por la soberanía nacional, los mensajes de desprestigio
a la clase política “tradicional” (mensaje en numerosas ocasiones justificado),
pero sin duda alguna es el tema de la inmigración el que con mayor fuerza se ha
manifestado.
El discurso anti inmigración
busca la culpabilización del inmigrante en numerosas materias especialmente
sensibles para el ciudadano, y por ello y como mecanismo de defensa frente a
las consecuencias de la política migratoria actual, se hace necesario, según
terminología de Betz llevar a cabo una contundente “política de exclusión”
mediante el “populismo de exclusión” frente a la población extranjera.
La argumentación discursiva
que se ofrece a la población queda articulada sobre dos ejes íntimamente
conectados:
1.- La “amenaza cultural”,
que a su vez se enuncia desde dos sub ejes. Por un lado, la difícil
supervivencia de la cultura nacional (en un primer estadío) y/o europea (en uno
segundo) y de los valores, tradiciones y principios por la llegada masiva e
incontrolada de culturas ajenas. La Derecha Radical Populista y en su camino
hacia la moderación no valora como negativas las “otras” culturas en este caso
ni siquiera las repudia. Simplemente alienta el mensaje
"contracultural" desde el choque y la incompatibilidad. Por el otro
lado, y si entrando en valoración evidentemente negativa y a partir de los años
noventa, la amenaza cultural se atisba en relación cuasi directa con el binomio
seguridad-derechos. Seguridad de occidente frente al Islam y sus corrientes más
radicales y derechos asentados en la Europa contemporánea frente a imposiciones
de corte cuasi medieval en otras culturas, especialmente la musulmana (Por
ejemplo, los derechos de la mujer, la libertad religiosa, entre otros). Se
trata en este último caso de un mensaje donde el islam es presentado como una
religión intolerante por naturaleza y como una nueva amenaza totalitaria que se
cierne sobre las sociedades occidentales (Betz).
2.- Sobre la base de lo
anterior y en terminología de Betz, los movimientos populistas realizan un
“doble movimiento retórico”: El llamado “pueblo” representante de virtudes y
valores que a su vez deben estar representados en el terreno de lo político
(mensaje también utilizado para actuar contra los políticos “tradicionales” y
su desapego del pueblo-sociedad) y este mismo “pueblo” (con sus valores y
principios tradicionales y milenaristas) en confrontación con los elementos que
provienen de fuera y que amenazan con destruirle.
Una oferta política que se
extiende como una mancha de aceite.
Uno de los grandes triunfos
de los movimientos políticos no son solo los éxitos electorales obtenidos ni lo
hondo que ha calado el mensaje entre importantes capas de la sociedad.
El gran éxito ha sido la
“compra” de dicho mensaje, o por lo menos de parte de él, por otras formaciones
políticas del más amplio espectro ideológico y que en otras situaciones hubiera
devenido impensable.
En relación con esto y como
indica Mudde, junto al ascenso de estas formaciones es necesario estudiar los
motivos por los cuales se han consolidado. Se ha debatido profusamente sobre el
hecho real de que los partidos denominados “tradicionales” hayan adoptado las
temáticas, argumentos y lenguaje que ha utilizado la derecha radical populista
para apuntalar su éxito electoral, especialmente en el tema de la inmigración,
por lo que algunos autores, no faltos de razón, consideran que tal situación ha
producido la legitimación de las nuevas formaciones emergentes y por ende, a
mantener su espacio político.
Desde la finalización de la
II Guerra Mundial los grandes movimientos políticos englobados en la “Extrema
Derecha Tradicional” y vinculados con la tradición fascista de entre guerras se
ubicaron “frente al sistema”. Los nuevos movimientos populistas han incorporado
un nuevo mensaje que en cierta medida es parte de su actual éxito. No se
cuestiona la democracia parlamentaria, que se asume como tal y se participa en
ella (o de ella); se cuestiona y ataca a los tradicionales representantes de
dicho sistema, bien a los políticos bien a los llamados “partidos políticos
tradicionales).
A tal hecho contribuye el
desprestigio ante la opinión pública de los meritados partidos, situación que
ha supuesto dejar un espacio que demanda el colectivo de los electores y que ha
sido ocupado de manera muy hábil por la Nueva Extrema Derecha. Con ello, esta
ya no se encuentra “fuera del sistema” o “contra el sistema”, sino que
consolidada tras numerosos procesos electorales, se encuentra “en el sistema”.
Se trata por ello de “Una consideración que les habría conferido la suficiente
legitimidad para explotar electoralmente el crecimiento de la desafección
política que, especialmente a partir de la década de los ochenta, ha afectado a
las democracias liberales europeas”, como afirma Ignazi.
El término “populismo” ha
sido introducido como elemento definitorio de las nuevas y emergentes
formaciones políticas de Derecha Radical, pero su definición y comprensión es
hoy objeto de importantes debates y desacuerdos. Si bien el
planteamiento de este estudio en cuanto al estudio de los distintos grupos
entiende como esencial para su comprensión añadir el término “populista” como
parte de esa “oferta política” y sobre todo, como elemento que define la base
social, popular y electoral de dichos grupos, en la literatura sobre la derecha
radical populista también existen varias formas de aproximarse a esta
definición y sobre todo, al encaje de la misma. Muchos autores
interpretan el “populismo” más como un estilo político (Taguieff) o un estilo
de comunicación política (Jagers y Walgrave) que como una propuesta ideológica
con un contenido específico propio.
Pierre-Andre Taguieff define
el populismo de la siguiente forma:
“El populismo puede ser
definido, de un modo sumario y problemático, como el acto de tomar partido públicamente
por el pueblo contra las élites, o también “el culto al pueblo”. (…) esta
apelación se orienta a prescindir de las mediaciones y de toda dimensión
programática: Se quiere la relación directa, sin ser filtrada por las
instancias representativas”.
LAS
DISTINTAS FUERZAS EN EUROPA. ¿HOMOGENEIZACION?.
Para una mejor traslación de
los conceptos e ideas expuestos y determinar a que “familias” pertenecen los
movimientos políticos más importantes de Europa es necesario analizarlos dentro
de su propia conceptualización y pautas de actuación, de sus periodos de auge y
expansión, el perfil de sus electores, su programa y con este, los elementos de
“oferta-demanda”, su ideología y sus perspectivas de futuro.
Debemos tener en cuenta, y
no como hecho poco significativo, que los movimientos de Derecha Radical
Populista (en términos de Mudde) o de “Nueva Derecha post-industrial” (según
terminología de Ignazi) son un fenómeno electoral y politológico que ha ido
surgiendo de forma gradual en situaciones de transformación social, de
actitudes en la llamada “política tradicional” deslegitimadas por actos
ilegales o ilegítimos, de presunta falta de “valores” y de una separación real
o ficticia entre los deseos, anhelos y necesidades de los ciudadanos con las
actuaciones y hechos de sus representantes.
Todo lo anterior, supone el
verdadero “caldo de cultivo” para los movimientos populistas y gran parte de
ellos, como hemos indicado, han surgido al calor de dichas características.
I.- “AMANECER DORADO” EN
GRECIA. LA EXTREMA DERECHA TRADICIONAL.
El más claro y actual
movimiento ubicado en la extrema derecha tradicional sería el partido griego Amanecer
Dorado, también conocido como Alba Dorada o Aurora Dorada.
Dirigido por Nikolaos
Michaloliakos, exmilitar que formó parte del cuerpo de paracaidistas del
ejército griego, sus simpatizantes expresan de forma clara y sin ambajes su
admiración por el exdictador Ioannis Metaxás, que gobernó Grecia desde 1936
hasta 1941.
En mayo de 2012 accedió por
primera vez al parlamento Griego obteniendo 21 diputados y el 7 % de los votos.
En las elecciones del mes siguiente, obtuvo prácticamente el mismo resultado,
el 6,9 % de los votos, pero perdiendo tres escaños, quedando representado
finalmente con 18 diputados.
En las elecciones al Parlamento
Europeo de 2014 obtuvo un 9.4 % de los votos, convirtiéndose en el tercer
partido de Grecia y en las elecciones parlamentarias de enero de 2015, quedó de
nuevo como tercera fuerza con un 6,3% de los votos, a pesar de tener a toda su
cúpula en la cárcel. En septiembre de 2013, a raíz de una investigación en
torno al asesinato del músico antifascista Pavlos Fyssas, la Fiscalía General
de Grecia emitió, contra varios miembros de la organización, numerosas órdenes
de arresto. Acusados de formar parte de una organización criminal (entre ellos
el líder del partido), la fiscalía los imputó por diez asesinatos, agresiones,
tentativa de atentado con explosivos así como numerosas agresiones e incluso
delitos financieros.
Como no podía ser de otra
forma, los acusados negaron los hechos, argumentando que se trataba de una
venganza del estado y de sus instituciones corruptas para evitar el imparable
ascenso de esta formación.
El partido fue fundado en
1980 por un grupo de jóvenes declaradamente nacionalsocialistas, así como
oficiales del ejército que simpatizaban abiertamente con la derrocada Dictadura
de los Coroneles. Si bien durante sus primeros años sus actividades se basaban
en charlas y actos puramente ideológicos y de rechazo a la “elite gobernante”,
no fue sino hasta finales de los años ochenta cuando pasó a convertirse en un
partido político tradicional.
Sin tener necesidad de
participar activamente y como movimiento político en la vida institucional de
Grecia, Amanecer Dorado cesó sus operaciones políticas en 2005 y se unió a
Patriotiki Symmachia (Alianza Patriótica). Dicha “alianza” se deshizo cuando el
líder de AD, Nikos Michaloliakos retirara su apoyo a sus antiguos aliados, por
lo que tras el VI Congreso de marzo de 2007, los miembros del partido anunciaron
la reanudación de su actividad política.
En las elecciones municipales
de noviembre de 2010, Amanecer Dorado obtuvo un 5,3% de los votos en el
municipio de Atenas, ganando un escaño en el consistorio ateniense e incluso
aumentó notablemente su presencia institucional en algunos barrios con alta
tasa de inmigrantes donde el partido llegó a obtener un apoyo que incluso
alcanzó el 20%.
Este movimiento político,
encuadrado en la Extrema Derecha Tradicional se autodefine como un
"movimiento popular de nacionalistas intransigentes", de oposición a
los ideales de la “Ilustración” y la “Revolución Industrial” y donde "sólo
los que sean de origen griego pueden ser miembros de Amanecer Dorado".
En sus filas se concentran
igualmente miembros del antiguo partido radical EPEN (Unión Política Nacional
Griega) y de LAOS, un movimiento cercano y concomitante con los postulados de
la Iglesia Ortodoxa, por lo que la declaración de principios de AD incluye
varias referencias al cristianismo ortodoxo griego, que “recoge la herencia
espiritual de la antigua Grecia (…)”.
El perfil del votante de AD
es profundamente heterogéneo. Junto con los descontentos electores que en
tiempos votaron otras opciones políticas, se encuentran mayoritariamente los
votantes jóvenes (de entre 18 a 25 años) y mayoritariamente masculino. Pero la
distribución resulta especialmente compleja pues consiguió el 12 % de los votos
entre los estudiantes, el 10% entre los desempleados, el 9 % entre los
autónomos y el 8 % entre los trabajadores públicos o privados, pero únicamente el
3 % de sus votantes eran pensionistas.
Como consecuencia de que su
fuerza electoral mayoritaria es la población joven, el partido manifiesta un
notable atractivo entre nuevos votantes: Según los estudios demoscópicos, estos
votan en un 30 % a la coalición de izquierdas Syriza, mientras que AD capta
hasta el 23 % de ese nuevo electorado.
En las Elecciones
legislativas de 2012 con una lista electoral encabezada por Nikolaos
Michaloliakos. Consiguió es estos comicios cerca de 450.000 votos (cerca de 7,2
%) y sentó en el Parlamente heleno a 21 diputados.
Siendo imposible formar
gobierno tras las elecciones y volviéndose a convocar estas, AD si bien
disminuyó apoyo popular se puede decir que más o menos mantuvo su base
principal, pues con un 6,92 % de los votos (solo bajó un 0,08 %) y 18 diputados
(perdiendo 3), pasó de ser el sexto partido a ostentar el quinto lugar de
preferencia por parte de los electores.
Programa político directo y
radical.
Los elementos más
importantes del programa político de AD y que han conseguido según las
encuestas situarlo en tercer lugar de preferencia de los griegos se articula
básicamente sobre:
-1- La inmigración. Frontal
oposición a la inmigración al ser considerada responsable del incremento
de la criminalidad y de la disolución de las virtudes de la nación griega. Se
llega incluso a proponer cerrar las fronteras y proteger estas con minas
antipersona y con vallas electrificadas, pasando después a deportar a todos los
inmigrantes que ya se encuentran dentro del país.
Para Amanecer Dorado, sólo
los griegos tienen derecho a tener propiedades en el país.
Su programa político
relaciona de forma directa la inmigración con la demografía, potenciando la
llamada familia tradicional griega e incentivando la fertilidad de las mujeres
griegas para "disuadir cualquier tipo de imposición extranjera". Como
expresamente reza su programa "Hay que fomentar la procreación de niños
griegos, a la vez que se debe impedir la descendencia de los extranjeros. No a
los matrimonios mixtos entre blancos y no-blancos, no al aborto, que llevan a
nuestra Nación a su muerte racial" reza su programa político.
-2- La pureza de la raza. AD
defiende una supuesta "raza helénica", que se encuentra amenazada
ante la "invasión racial del extranjero".
-3- En el terreno económico
se proponen medidas muy cercanas a las propuestas en el programa político del
NSDAP (Partido Nazi alemán), tales como la abolición del sistema bancario, de
la usura, la nacionalización de los monopolios, la limitación de la posesión de
medios económicos, etc.
-4- A nivel institucional
propone juzgar a los políticos que han gobernado Grecia desde 1974 y que según
esta formación, han llevado a Grecia a la quiebra, formulando desde los
llamados “Tribunales Especiales” la acusación de negligencia, incompetencia y
sedición contra los intereses generales de los griegos.
Se propone igualmente
retirar la inmunidad parlamentaria a los miembros del Parlamento griego.
-5- Política internacional.
De cara al exterior, AD defiende la conformación de la llamada “Gran Grecia”, que
supone la desaparición de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, cuyo
territorio se repartirían Grecia y Serbia, la integración de Chipre en Grecia,
liberándola de las tropas y ciudadanos turcos, así como la expulsión de los
turcos de la costa de Anatolia bañada por el Mar Egeo y la posterior
colonización de la zona por ciudadanos griegos.
Exige que Grecia abandone la
ONU, la Unión Europea, la OTAN, el GATT y que se sustituya el euro por él
dracma.
Siendo el ejército un
bastión fundamental para la consecución de los objetivos propugnados por AD, se
propone que se implemente el servicio militar obligatorio a los 18 años, tanto
para hombres como para mujeres.40
II.- EL “FRENTE NACIONAL”,
DE LA EXTREMA DERECHA TRADICIONAL A LA DERECHA RADICAL POPULISTA.
El nacimiento en 1972 del
Frente Nacional es indudablemente producto y consecuencia de una sociedad con
una larga tradición política y a su vez es heredero de un importante y denso
legado político e ideológico de más de un siglo de existencia.
De igual forma, no surge de
la nada y ante situaciones políticas concretas, sino en el marco de un anterior
proceso donde los partidos radicales franceses tuvieron, en mayor o menor
medida, amplia importancia en el panorama político francés.
Orígenes convulsos, bases
ideológicas sólidas.
Sin necesidad de acudir al
“Affaire Dreyfus” y su consecuencia ideológica directa cual fue la aparición de
la “Acción Francesa” de Charles Maurras (verdadero soporte intelectual e
ideológico de la extrema derecha francesa e incluso europea), los orígenes del
Frente Nacional se nutren de los rescoldos que otros movimientos de corte
ideológico radical habían dejado.
En la década de los 50 surge
el Movimiento Poujadista, encabezado y dirigido por Pier Poujade de quien toma
su nombre. Son los inicios de la IV República Francesa (1946- 1958) y dos
elementos conllevan el desencanto y el desapego a la clase política de parte de
la sociedad francesa; la crisis económica y el problema colonial.
Junto con distintos grupos
de corte monárquico-integrista, surge en 1953 una corriente de corte
“populista” (podríamos hablar por primera vez de un “populismo de derechas” no
ligado a los fascismos de entre guerras) que bajo el nombre de su fundador,
Pierre Poujade y sin conexiones directas con la extrema derecha alcanza una
rápida expansión y eco electoral.
Su nacimiento en 1953 se
puede ligar más al mundo sindical que al político y su “primera función
estelar” se produce en la protesta huelguística frente al sistema tributario.
La política de impuestas del gobierno francés afectaba de forma especial a los
pequeños comerciantes y artesanos, clase importante e influyente en la sociedad
francesa. Dado el éxito obtenido, Pierre Poujade crea tres años después, en 1956
la Unión de Defensa de Comerciantes y Artesanos (UDCA), con notable éxito
electoral en las elecciones municipales y en las Cámaras de Comercio. Dándole
una “vuelta de tuerca más”, la UDCA se convierte en un movimiento puramente
político a través de la Unión y Fraternidad Francesa (UFF), consiguiendo en las
elecciones generales de 1956 32 escaños en la Asamblea Nacional y cerca de dos
millones setecientos mil votos. Entre los diputados elegidos figura por un
Distrito de París el que sería el diputado más joven de Francia; Jean Marie LE
PEN.
Los elementos esenciales de
su propaganda u oferta política eran los siguientes:
-Condenas al gran
capitalismo.
-Ataque a los partidos
gubernamentales y a la clase política tradicional.
-Ataque a la política
descolonizadora del ejecutivo francés.
-Demanda de medidas de
protección al campesinado.
-Descalificaciones
constantes contra socialistas y comunistas.
Si bien atrajo a los
segmentos heterogéneos de lo que podríamos llamar “extrema derecha” (Ex
combatientes, antiguos miembros del régimen de Vichy, opositores a la
independencia argelina y neofascistas), no se deslindó del todo de sus orígenes
de “movimiento protesta”, por lo que sin ser un partido político “stricto
sensu”, con una compleja estructura interna poco convencional y sin una clara
estrategia parlamentaria para aquellas circunstancias, fue perdiendo influencia
y representación electoral.
Cronologicamente el
movimiento poujadista es sustituido a mitad de los años sesenta por la Alianza
Republicana para la Libertad y el Progreso, liderada por Jean-Louis
Tixier-Vignancourt, y cuyo lema principal rezaba “Por una Francia
anticomunista, militarmente fuerte y sin inmigrantes”. Obsérvese que por
primera vez se introduce el elemento de la “inmigración” dentro del mensaje
electoral, hecho que frente a lo sucedido veinte años después no reporta a la
ARLP beneficios electorales y supone que sus ambiciones políticas queden
frustradas en los comicios electorales presidenciales de 1965.
Ante la necesidad de un
replanteamiento estratégico producto de los diferentes fracasos electorales y
aprovechando la agitación social producida en Francia con motivo del “Mayo
francés”, diversos estrategas de la extrema derecha y con el espejo del no poco
exitoso Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional (deslindado en parte de su
pasado netamente fascista y adaptado y pseudo reconocido en las instituciones
democráticas italianas) buscan nuevos argumentos que ofrecer a su disperso
electorado, dejando atrás actitudes ancladas en el pasado y sobre todo,
superando el activismo radical concentrado básicamente en la violencia activa a
través de grupos como el Movimiento Occidente y la Asociación de Combatientes
de la Unión Francesa.
Con ese objetivo se sientan
las bases de un movimiento político que, aceptando al menos teóricamente el
papel de las instituciones, sea eminentemente “populista” y de “derecha
nacional” (Término este ligado al proceso de moderación del MSI italiano),
creándose en octubre de 1972 y sobre los restos de distintas agrupaciones de
derecha radical el Frente Nacional (FN), partido surgido al crisol de distintas
tendencias que abarcaban desde el llamado “nacionalismo revolucionario” y el
concepto de “derecha nacional” hasta sectores monárquicos y desencantados con
los movimientos de derecha conservadora.
El fracaso electoral del FN
en las elecciones legislativas de 1973 hace surgir una escisión del mismo
nutrida con desencantados del propio FN, constituyéndose el Parti des Forces
Nouvelles (PFN).
La persistencia de Jean
Marie Le Pen a pesar de los fracasos electorales en mantener la estructura del
partido supuso estar durante aproximadamente diez años en un largo “peregrinar
por el desierto”. Hasta la llegada de la década de los ochenta el Frente
Nacional no fue sino una fuerza minúscula.
El pistoletazo de salida.
Primeros éxitos electorales y la luz al final del túnel.
De forma paulatina, el
Frente Nacional fue ha protagonizado el resurgimiento de la extrema derecha en
Francia y con el tiempo ha influido de forma directa en otras formaciones
europeas de extrema derecha y ultranacionalistas y como se ha indicado
anteriormente, ha contribuido a modificar los argumentos y el tono del debate
político francés, y no solo francés, de los últimos años.
Con un mensaje directo y
constante, apelando al desencanto de la sociedad frente a los políticos
tradicionales y el vacío que estos han ido dejando en importantes capas de la
sociedad, este movimiento fue progresivamente capaz de cubrir este vacío
explotando los temores surgidos con la crisis económica y la ausencia de
perspectivas, presentándose como un movimiento contra el declive y capaz de
apaciguar las inquietudes individuales y colectivas de las citadas capas
sociales sumidas en el desencanto.
Como se ha indicado,
plagiando el sistema de moderación que años antes había llevado a cabo el MSI
italiano, el FN procedió a moderar su mensaje y sobre todo sus formas para ir
apareciendo ante la opinión pública como la representación de la “derecha
nacional y popular” y socialmente “interclasista”.
En las elecciones
municipales de 1983, en París y en su Distrito XX, el Frente Nacional alcanzó
el 11,3 % de los sufragios, así como resultados destacados en gran parte del
resto de los distritos, lo que le impulsó a proponer a los neogaullistas una
alianza para la segunda vuelta con el fin de evitar la victoria de las
candidaturas socialistas. Dicho ofrecimiento no fue aceptado por el partido de
Chirac, la Asamblea para la República, y el FN se hizo con un importante 8,5 %
de los votos, pero, dadas las características del sistema electoral francés,
únicamente uno de sus candidatos consiguió ser elegido concejal.
Presuntamente consolidada su
base electoral, el gran éxito del FN se produjo ese mismo año cuando, en
septiembre, consigue que las fuerzas políticas conservadoras, el RPR y la
centrista UDF necesiten el apoyo de la derecha radical para frenar el triunfo
del candidato socialista en Dreux. Los partidos conservadores aceptaron un
acuerdo con el Frente Nacional a fin de desplazar a los socialistas de la
alcaldía de Dreux, un suburbio al norte de París. En la primera vuelta de las
elecciones el Frente Nacional alcanzó el 16,7 por 100 de los votos, lo que les
convirtió en fuerza necesaria para obligar a la derecha conservadora a apoyarse
en los votantes de extrema derecha para derrotar al candidato del Partido
Socialista. Estas elecciones otorgaron al FN cuatro concejalías, entre ellas la
del verdadero artífice y cerebro estratégico del partido, su Secretario General
Jean Pierre Stirbois. Con este éxito y la consolidación del FN como partido a
tener en cuenta, este proceso electoral supuso el impulso necesario para ir
mejorando sus resultados en las elecciones municipales que se sucedieron este
año y en los consiguientes procesos electorales.
Un sistema electoral
distinto al tradicional francés proporcionó hasta la fecha el mejor resultado
del FN en unas elecciones. En los comicios al Parlamento Europeo de 1984
consiguió el 11 % de los votos gracias a los 2.700.000 ciudadanos que optaron
por su candidatura, el Frente de Oposición Nacional por la Europa de las
Patrias. Consiguió sentar en el Parlamento Europeo a diez diputados.
El cambio de la ley
electoral en Francia por el Partido Socialista y otras fuerzas de la izquierda,
con el objetivo de frenar los éxitos de los conservadores, supuso la irrupción
del FN en la Asamblea Nacional con inusitada fuerza. Si el sistema del sufragio
mayoritario a dos vueltas suponía una penalización no solo al FN sino a la
misma izquierda, primando la victoria de los candidatos conservadores, el
sufragio proporcional a una sola vuelta permitió al Frente Nacional la
posibilidad tanto de crear un grupo parlamentario, a partir de las elecciones
legislativas de este año, como de ir adquiriendo respetabilidad ante su
electorado. Gracias al sistema proporcional el Frente Nacional obtuvo 35
escaños en las legislativas de 1986 y cerca del 10 % de los votos, penalizando
en este caso a los candidatos conservadores que, como hemos indicado, con el
anterior sistema estaban primados.
Nuevamente modificado el
sistema electoral con una mayoría conservadora salida de las elecciones, el FN
no dejó en las elecciones legislativas de junio de 1988 de perder apoyos, o
cuanto menos mantenerse en ese 9,5 % (en la primera vuelta), si bien el sistema
electoral le imposibilitó conseguir escaños.
Las elecciones de los
Consejos Regionales de Aquitania y de Champaña-Ardenas en julio de 1988 donde
los candidatos neogaullistas del RPR consiguieron la investidura gracias a los
votos de los consejeros regionales del FN, los diez diputados europeos, el
escaño obtenido para la Asamblea Nacional, los ciento treinta y tres consejeros
regionales y un importante porcentaje de votos recogidos en las elecciones
municipales de marzo de 1989 confirmaron de forma definitiva que la Derecha
Radical Populista contaba ya con una firme base electoral y suponía una
importante implantación a nivel nacional, actuando como nuevo actor en el
escenario político francés al obligar a la derecha democrática a buscar
alianzas en las elecciones municipales, en los consejos regionales, en la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales donde el FN no tenía opciones y
establecer acuerdos parciales en la segunda vuelta de las legislativas.
De la consolidación a la
sorpresa.
Si del peregrinar por el
desierto con continuos fracasos electorales en sus inicios se pasó en
aproximadamente diez años a obtener los primeros “éxitos electorales”, y de ahí
progresivamente a consolidarse como partido estable y de amplio apoyo social,
el año 2002 supone la gran sorpresa y quizá, el mayor de los triunfos, aunque
solo fuera mediático (indudablemente también electoral) cuando en las
Elecciones Presidenciales de dicho año Jean Marie Le Pen, candidato a
presidente francés pasó a segunda vuelta al obtener más votos que el candidato
de izquierda, Lionel Jospin. Le Pen obtuvo 16,86% de los votos en la primera
ronda, votos suficientes para acceder a la segunda vuelta donde, a pesar de
perder ante Jacques Chirac, confirmó, si es que era necesario, que el Frente
Nacional había llegado para quedarse.
Relevo generacional y
llegada de la heredera.
Enero de 2011 no solo supone
un cambio en la dirección política de un partido. Para el Frente Nacional
supuso el verdadero transito político, el más claro viraje ideológico de un movimiento
que de forma definitiva pasa de ser un partido ubicado en la Extrema Derecha a
reconvertirse en un partido de Derecha Radical Populista (Dicho tránsito solo
puede ser comparable al proceso de reconversión que en Italia llevó a cabo el
histórico Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional para pasar a una nueva
formación, la Alianza nacional, de manos de su entonces líder Gianfranco Fini).
La carrera política de
Marine, si bien comienza a los 18 años cuando se presenta la elección legislativa
de 1993, se afianza seis años después como candidata en Paris, donde obtiene
11,1 % de votos, consolidándose cinco años después, en 1998 como Consejera Regional
del Nord Pas de Calais, en un territorio de gran influencia socialista y uno de
los bastiones tradicionales del movimiento obrero francés.
Marine Le Pen, el 16 de enero
de 2011 define claramente cual es el fin primordial de su partido, definida y
definiendo la estrategia, pero concentrada en un único objetivo: La conquista
del poder.
Ciertamente esa voluntad de
renovación pudiera parecer solo frente a la galería, con el fin de “moderar” la
imagen, que no el mensaje. Pero esto, no falto de cierta verdad, queda
especialmente desvirtuado al asumirse por el “nuevo Frente Nacional” de Marine
una serie de valores, los llamados “valores republicanos”, que muy difícilmente
hubieran sido asumidos por el Frente Nacional de Jean Marie.
Se trata en muchos casos de
un mensaje trasversal, no ideológico o asumible por gran parte del espectro
político y que se concentra en tres grandes e importantes premisas:
-Los citados valores
republicanos.
-La reivindicación de un
Estado fuerte.
-La defensa de la laicidad,
elemento sobresaliente conociendo la importancia que lo monárquico-integrista
supuso en la historia del Frente Nacional.
La suma de los mencionados
elementos “permiten a Marine Le Pen consolidar la idea que el FN debe ser
considerado como un partido democrático, igual a todos los otros”, como bien
indica Alexandre Dorna, en su estudio sobre “La renovación neo-populista del Frente
Nacional en Francia”.
Ahora bien, otra gran parte
de la “cultura ideológica frentista” se mantiene y cala en otros movimientos
europeos que si se encuentran dentro de la “hermandad de pensamiento” del
frente nacional.
A saber:
-La postura frentista
mantiene su oposición a la inmigración de trabajadores extranjeros,
especialmente de árabes y africanos.
-La visión nacionalista de
la identidad francesa y la reivindicación del principio de preferencia
nacional.
-“(…) la hostilidad al proyecto
de una entidad europea supra-nacional, la reivindicación del proteccionismo económico
y la voluntad de una cruzada anti-islamista”.
No se puede negar tampoco el
mantenimiento del concepto de “ni de derechas ni de izquierdas” que sustenta el
mensaje ideológico del Frente nacional, también con Marine, pero encuadrado en
este momento, y argumentado desde la óptica generacional, en el mundialismo y
la globalización. Frente a este, el FN opta por el anti mundialismo desde una
perspectiva economicista y por lo tanto, por un anti liberalismo económico y en
parte político que entronca con amplios sectores de la sociedad encuadrados en
la izquierda y uniendo, quizá como método de defensa, a las capas obreras y a
la clase media.
Ese mundialismo y la
globalización se combate, según mantiene el nuevo FN mediante la defensa de la
llamada “identidad nacional”, que debe ser el escudo protector de la presunta
hegemonía transnacional de la Unión Europea y los Estados Unidos.
El electorado del Frente
Nacional.
Frente a lo que fue el
tradicional electorado del “viejo Frente Nacional”, básicamente masculino, de
clases populares y sin identificación de edad definida y clara, una encuesta
publicada por la empresa IFOP (IFOP-Marianne-Europe1) llevaba a las
siguientes conclusiones sobre el electorado del “nuevo Frente Nacional”:
-Se amplía el espectro
femenino entre los electores: De un 14% en 2010 a un 20,5% en 2011.
-El FN pasa a ser el
“partido de los trabajadores”: El 37 % de las llamadas “clases populares”
votarían al FN, lejos del 17% de la izquierda y del 15% de la derecha.
- La progresión del voto FN
se focaliza en los sectores activos: 25 % de jóvenes (entre 20 y 34 años) y de
mediana edad (35-54 años) con un 29,9 %.
-El FN dispone de reservas
de votos entre los abstencionistas que representan más de 50% del electorado.
III.- “ALTERNATIVA POR
ALEMANIA” (AfD) COMO PARADIGMA DE LA EXTREMA DERECHA POST INDUSTRIAL.
En marzo de 2013 un grupo de
profesionales e intelectuales germanos lanzaron el partido Alternativa por
Alemania (Alternative fur Deutchland, AfD), en sus orígenes una formación
liberal en lo económico y conservadora en lo político, que abogaba por la
disolución del euro y políticas anti rescate hacía otros estados de la Unión
Europea.
Su propuesta económica
pivotaba sobre la necesidad de que el euro caminara hacia uniones fiscales más
pequeña y su radical oposición a más rescates y a la cesión de competencias a
Bruselas.
La irrupción de AfD supuso
sin duda alguna la aparición en Europa en general y en Alemania en particular
de una nueva derecha, más nueva y moderna, indudablemente populista y euro
escéptica que rivaliza de manera directa con la derecha conservadora y liberal
pero también con la extrema derecha tradicional y la derecha radical populista.
Se trataría por ello de una recomposición
de este espectro político, apareciendo desde la base y la sociedad (en sentido
estricto) una nueva vía entre la derecha y la ultraderecha con el euro escepticismo
y el anti-europeísmo como punta de lanza y tarjeta de presentación.
Como hemos indicado
anteriormente el principal propósito de AfD se resume en el enunciado de que
“no vamos a apoyar a nadie que no se aparte de la política de rescates de los
países en crisis”, política que critican por tratarse de una “colectivización
de deudas ajenas”.
¿Qué es la Alternativa para
Alemania?
AfD se fundó en febrero de
2013 como un partido euroescéptico y para aglutinar las voces de aquellos que
consideran la Unión Europea como un lastre para Alemania.
Desde el comienzo de la
actual crisis no fueron pocas las voces en Alemania que pregonaban, mensaje que
caló hondo y rápido, que el estado germano es un país exclusivamente pagador
que no recibe nada a cambio de sus sacrificios.
A ello contribuyó de manera
notable la crisis de la economía griega y aumentó los miedos de la potente clase
media alemana de que los países del sur de Europa se estaban aprovechando del
contribuyente alemán para que les pagara sus infraestructuras y sus pensiones.
La AfD nació en ese contexto
y para eso en su programa electoral introdujo su mensaje sobre las siguientes
bases:
-1- Se aboga abiertamente
por la desaparición del Euro y la vuelta de Alemania al Marco, lo que supone no
solo un proceso conceptual económico-financiero sino un elemento psicológico
que para loa alemanes representa todo un símbolo nacional y el llamado milagro
económico alemán de la post guerra.
-2- Reducción del poder de
la Unión Europea y su burocracia.
-3- Devolución de la soberanía
a los estados nacionales y revertir el proceso de integración europeo.
-4- Con respecto a la
inmigración, no se niega el derecho de las personas a buscar un futuro mejor en
Alemania, pero la persona inmigrante deberá aceptar una serie de condiciones: Deben
ser personas cualificadas y no se deben “aprovechar” del sistema de protección
social alemán.
-5- En política familiar, se
presenta como defensora de la familia clásica compuesta por un hombre y una
mujer, es partidaria de políticas fiscales regresivas y de eliminar el sistema
educativo unitario para todos los alumnos, dando preferencia al llamado
“meritoriaje” frente a aquellos alumnos con menor rendimiento escolar
Con las bases programáticas
citadas y con Lucke como candidato, en las elecciones federales de 2013 el
partido no logró entrar en el Bundestag al obtener el 4,7% de los votos, muy
cerca del 5% establecido por la ley y que le hubiera abierto las puertas del
parlamento.
Ese mismo año, el partido
participó en las elecciones estatales de Hesse, pero tampoco pudo entrar en el
Parlamento Regional al quedarse nuevamente a las puertas con un 4,2 %.
Nuevamente Lucke fue el
candidato de su partido para las Elecciones al Parlamento Europeo de 2014,
donde AfD obtuvo el 7,2 % de los votos y siete eurodiputados, formando parte
del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos.
Entre los años 2014 y 2015
la AfD logró entrar con más que notables resultados en varios parlamentos
regionales. En agosto de 2014 y con el 9,7% en el Parlamento Regional Sajón, en
septiembre del mismo año con un 10,6% en el Parlamento Regional de Turingia,
con un 12,3% en el Parlamento Regional de Brandeburgo, en febrero de 2015,
entró con un 6,1% en el Parlamento de Hamburgo y en mayo con un 5,5% en el de Bremen.
Desde la base social a los conflictos
internos
Un movimiento de base social
que fue matizando sus propuestas conforma se constituía y ante resultados
electorales progresivamente notables produjo la irrupción de diferentes
“sensibilidades” a la hora no de definir, puesto que ya lo estaban, sino de
interpretar y concretar sus propuestas. Esta situación produjo en el presente
2015 la aparición de luchas intestinas entre facciones del partido.
Por un lado, el ala más
moderada y liberal, encabezada por Bernd Lucke y otra más “derechista” y
“nacionalista”, quizá eminentemente “populista” liderada por liderada por
Frauke Petry. Tal situación no solo congeló los congresos que se tenían
previstos sino que provocó la creación por parte del sector más moderado del
partido de una facción interna, la “Weckruf 2015”.
En el Congreso de Essen en
julio de 2015 y con el movimiento dividido en dos facciones casi
irreconciliables, fueron elegidos con el 60 % de los votos de los delegados los
representantes de la corriente más derechista, Frauke Petry y Jörg Meuthen, lo
que supuso un giro a la derecha del movimiento y superponiendo a otro tipo de
mensajes, los temas de inmigración, islam y seguridad.
Esta situación supuso que 4
eurodiputados salieron del partido y sobre todo que, quien había sido su “alma
mater”, Lucke, anunciara igualmente su salida y dejando a AfD con solo 2
eurodiputados.
Las deserciones se
produjeron en cascada en otras muchas instituciones, como las del Parlamento de
Bremen (donde abandonaron sus escaños 3 de los 4 parlamentarios).
Si bien por lo anterior, el
cúmulo de escisiones y creación de nuevos sub partidos por parte de aquellos
que se marcharon de AfD ha supuesto un retroceso importante en las perspectivas
de presente y futuro de este partido, no es menos cierto que este movimiento es
el espejo de una nueva y posible conformación de nuevos partidos que, ubicados
en la tradicional definición de “derechistas” tiene un difícil encuadramiento
si bien por sus características y muy lejos de ser movimientos de Extrema
Derecha Tradicional, entroncan con una “Nueva Extrema Derecha” democrática y
participe de las instituciones, creada desde la propia sociedad si bien todavía
con unos cimientos posiblemente demasiado inestables.
CONCLUSIONES
El constante progreso de
diversas fuerzas políticas radicales es producto en la mayoría de las ocasiones
de la profunda insatisfacción del electorado frente a un sistema político que
hemos denominado “tradicional” que, anquilosado en sus formas y fondos, ha dado
cabida a que el mensaje de dichos movimientos en su denuncia de que dichos
partidos han acaparado el poder del estado hasta el punto de confundirse con
él, sumado a la falta de identidad como pueblo como consecuencia de la
“mundialización” o “globalización”, ha supuesto un nuevo marco para el estudio
desde la Ciencia y el Derecho Político donde los elementos que han sido objeto
de estudio hasta ahora, han cambiado sustancialmente.
Nuevos actores han aparecido
en el escenario político. Nuevos actores que han aparecido para quedarse.
Pero esta nueva “obra de
teatro” con esos nuevos actores no puede conducir a un análisis simplista,
homogéneo o monolítico. Estos nuevos actores, sin duda diferentes a quienes han
interpretado el “arte de gobernar” durante los últimos cincuenta años, también
son diferentes entre sí.
Y por ello, consideramos un
error conceptual identificar a estas nuevas fuerzas políticas como un “todo
homogéneo”.
Hemos demostrado la
existencia de tres diferentes movimientos emergentes: La Extrema Derecha
Tradicional, la Nueva Extrema Derecha o Extrema Derecha post Industrial y la
Derecha Radical Populista, aportando un ejemplo en cada uno de estos grupos. Y
en este análisis es notoria, amplia, sobresaliente la diferencia entre ellos.
Los dos últimos se han
incorporado al sistema con sus elementos propios definitorios. El viejo racismo
ha sido sustituido por ideas de supervivencia cultural y social, por la idea de
la pérdida de identidad nacional (soberanía), pérdida de identidad cultural y
por qué no, miedo a repartir poco entre muchos. El concepto de “raza” ha sido
sustituido por el concepto de “cultura” donde se clasifican los individuos y se
diferencian los grupos. Y esta idea de identidad, sobre todo la “cultural”, es
identificada con el concepto de nación.
Y este mensaje se ha
realizado desde dentro del sistema. No se cuestiona por parte de la Nueva
Extrema Derecha ni por la Derecha Radical Populista la democracia
parlamentaria, cosa que si hace la Extrema Derecha Tradicional. Desde este
nuevo “palco” se ha producido el intercambio de mensajes entre partido-elector
sobre la base de la demanda y la oferta política.
Con respecto a la demanda
política y como bien destaca Aitor Hernández-Carr en su trabajo “La derecha
radical populista en Europa: discurso, electorado y explicaciones” (Reis 136,
octubre-diciembre 2011, pp. 141-160), “La línea argumental basada en factores
socio-económicos señala que el apoyo a estas formaciones proviene
principalmente de aquellos que están compitiendo por unos recursos escasos y/o
de aquellos que se encuentran en una situación de relativa privación económica (Eatwell).
Los individuos que experimentan una creciente vulnerabilidad socio-económica pueden
sentirse atraídos por un discurso que ofrece respuestas simples y directas (“los
inmigrantes y los políticos son los culpables de las dificultades y angustias
socio-económicas de la población”) y que ofrece soluciones también simples y
directas (cierre de fronteras, política de “preferencia nacional”, etc.).
Este panorama cambia el
proceso de ubicación de un individuo en una ideología determinada. Frente al
clásico eje izquierda-derecha los nuevos movimientos lo ubican en el también
nuevo eje socio cultural o de valores.
La oferta política no puede
analizarse sin tener en cuenta dos variables bien definidas por Cas Mudde. Una,
la que supone el estudio de factores externos a los partidos políticos,
factores como la normativa electoral y las formas de representación política,
la legislación político electoral, la estructura administrativa del Estado…) y
otra la que alude de forma directa a estos nuevos actores (Forma del mensaje,
organización, liderazgo). Con respecto a este último, Eatwell apunta que
algunos líderes carismáticos tienen un importante papel en los éxitos
electorales de estas formaciones.
Todos estos análisis
determinan la heterogénea conformación de las nuevas fuerzas emergentes, donde,
con indudables coincidencias, son notorios los distintos mensajes y las
distintas ofertas.
Es evidente la
diferenciación entre estos movimientos frente al mensaje normalmente distinto
de los partidos tradicionales y que pretende eliminar de un plumazo la antigua
dicotomía izquierda/derecha, haciendo como suyo el discurso de la Nueva Derecha
de Alain de Benoist sobre la necesidad de superar el caduco antagonismo entre
izquierda y derecha que efectivamente forma parte de la más vieja tradición de
la derecha autoritaria y fue un componente esencial de los fascismos clásicos.
Si bien la Extrema Derecha
Tradicional refleja un mensaje más plano, ofreciendo soluciones fáciles a
problemas difíciles y dentro de un contexto que pivota únicamente sobre el
viejo nacionalismo sin elementos nuevos que ofrecer, y de ahí su casi
marginalidad en Europa Occidental, por ejemplo, los nuevos movimientos de
Derecha Radical amplían su análisis o diagnóstico de la situación, mucho más
real que los anteriores y que radica, como indica Pascual Perrineau, Catedrático
del Instituto de Estudios Políticos de París y Director del Centro de
Investigaciones Políticas de Sciences Po (CEVIPOF) de París, “(…) en el
transcurso de las últimas décadas, de un capitalismo industrial asistencial (con
su estado del bienestar) a un capitalismo postindustrial más individualista, se
ha sumado un verdadero trastorno mundial marcado por la fragmentación social,
la desvinculación de los grupos tradicionales de pertenencia (clases sociales,
familias ideológicas, culturas locales), la individualización de los riesgos,
la creciente movilidad y el doble movimiento de diversificación cultural y
étnica dentro de las sociedades y al mismo tiempo su creciente interdependencia.
La crisis económica y financiera del otoño de 2008 no ha invertido esta
tendencia.” Desde esta lectura se podrá diferenciar el heterogéneo mundo de las
nuevas formaciones políticas emergentes.
Este trabajo pretende objetivizar
el “diferencialismo”, pero un nuevo “diferencialismo” que destruya la
homogeneización de los nuevos movimientos políticos emergentes.
(1) Abogado,
Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración, Profesor de Derecho de
la Universidad Camilo José Cela.
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