RESUMEN
Abordamos mediante un análisis de
casos, situaciones imprevistas que acontecen durante el desarrollo de las
campañas electorales. Analizamos las causas y los modos en que se decantaron
cada una de ellas, permitiéndonos clasificarlas en ocho variantes posibles:
revelación de hechos ocultos de la vida privada del candidato; desvelamiento de
prácticas corruptas o reprochables del candidato; participación en el balotaje
de un candidato racista; cambio de estratega de campaña; patentización del
estado de guerra en el que la gente vota por temores; evidencia manifiesta de
los errores de la guerra; atentado terrorista y muerte del candidato.
ABSTRACT
We study, through a case
analysis, unexpected situations that occur during electoral campaigns. We analyze
causes and the way each of them developed, and we classify them into eight
possible versions: candidate’s private life facts that are revealed; discovery
of candidate’s corrupt practices; racist candidate being part of voting
process; change of campaign strategy; war situation where people vote in fear;
clear evidence of war mistakes; terrorist attack and candidate’s death.
CAMPAÑAS
ELECTORALES CON HECHOS INESPERADOS
JAVIER
PABLO MAROTTE*
“El
tiempo bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros”. Todos los desenlaces se
producen: cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones”.
Jorge
Luis Borges
I.-
INTRODUCCIÓN: NECESARIA PRECISION DE CONCEPTOS
Por
campaña definimos el “conjunto de actos o esfuerzos de índole diversa que se
aplican a conseguir un fin determinado” (DRAE, 2001:416). Mientras, que por
campaña electoral
entendemos al intento de un grupo de candidatos para informar, persuadir y
movilizar (García Beaudoux, 2005:20; Trent y Friedenberg, 2000) a un gran
número de individuos para que voten por ellos llevándolo a cabo a través de un
proceso de comunicación política en el marco de una contienda eleccionaria,
mediante el cual los postulantes buscan enviar mensajes a sus electores y
recibir de estos su aceptación a través del voto.
Cabe
considerar además, que las campañas pueden ser entendidas como foros de
deliberación pública e instituciones discursivas (Simon, 2002); debiendo estar
animadas por la verdad, favorecer la discusión pública de los problemas
nacionales y evitar los procedimientos innobles (CEA, 2006:397). Para los
partidos políticos las campañas implican presentar a la ciudadanía, en un
escaso y breve periodo, un programa de gobierno y candidatos con un conjunto de
ofertas, que se conjetura guardan relación con las demandas de la población.
La
campaña electoral se materializa en un plan previsto, sea este implícito o
explícito, para lograr objetivos previamente determinados y para cuya
consecución se acude a la movilización y auxilio de todos los recursos
estratégicos, tácticos y logísticos propios de esta actividad (Lazarsfeld,
1944; De Luca, 2006:210-211). Una campaña electoral tiene tres componentes:
psicológico, comunicativo y estratégico,
que en la actualidad se expresan en el marketing electoral, convirtiéndose en una
herramienta indispensable para poder ordenarla, planificarla y conducirla con éxito.
Las
campañas electorales pueden clasificarse en función de los elementos que las
integran:
a) Por el tipo de
objetivos: Toda campaña persigue determinados objetivos, aunque no siempre
significa ganar una elección, a veces sólo procura mejorar la posición de los
candidatos o conservar dicha situación y, aún evitar la disminución de sus
ventajas frente a los demás actores políticos.
b) Por la forma de
comunicación: De acuerdo al modo que adopta el mensaje o imagen que se quiere
comunicar, puede tratarse de una campaña abierta o encubierta, en ocasiones
adoptará la apariencia de mensaje informativo, como relaciones públicas o de
tipo comercial.
c) Por los medios que se
emplean: Estos pueden venir determinados no solo por el tipo de objetivo que se
busca sino por la disponibilidad presupuestaria, obligando a ciertos
planteamientos específicos tanto en el contenido y la disposición de los
elementos del mensaje como en el número de medios a emplearse.
Asimismo,
una campaña electoral no es independiente de factores económicos, sociales,
políticos, geográficos y partidarios que influyen en su organización y
ejecución. Además, resulta compleja, ya que siempre tiene un componente
emocional, que merced a la gran cobertura mediática y la profesionalización de
la comunicación política cada vez adquiere mayor importancia (Mackelmann,
2006:13); llegándose a sostener que la política no existe, al menos como
actividad que requiere del consenso social, si no es con el concurso de los
medios de comunicación (Trejo Delarbre, 2000:16).
Finalmente,
por hechos inesperados entendemos a episodios que configuran una crisis
de la comunicación electoral caracterizada por una súbita y aguda
descompensación de la misma; que genera confusión, desorientación y
contradicciones. Por lo general, es acompañada con un fuerte marco emocional
tanto en el gobierno como en la oposición, en los periodistas, las organizaciones
sociales y políticas e inclusive en la propia población. A los fines del
presente estudio hemos resuelto descartar como hechos inesperados a: la mala
imagen previa del candidato, incluyendo problemas éticos y legales; la
aparición de rumores, porque si el rumor es verdadero sólo hay que determinar
si es una verdad oculta u ocultada (Elizalde, 2004:153); una situación de
crisis generalizada en el Estado, en el cual aspira el candidato a desempeñar
un cargo electivo; la valoración negativa de la gestión del poder ejecutivo del
mismo signo político del candidato que pretende mantener el oficialismo
existente.
II.-
CASUISTICA
1.-
GARY HART: SEXO, MENTIRAS Y DECEPCION
A
comienzos de la década del ochenta del siglo XX, Gary Hart era senador
demócrata por el Estado de Colorado (electo en 1975 y reelegido en 1981). Su
destino político parecía conducirlo inexorablemente a la Presidencia de EUA.
Poseedor de un gran carisma, sus partidarios lo comparaban con John F. Kennedy
y tenía a sus 50 años una carrera política rutilante. En 1972, había dirigido
la campaña presidencial del binomio George McGovern – Sargent Shriver, quienes fueron
derrotados por el reelecto Richard M. Nixon a quien acompañaba como
vicepresidente Spiro Agnew (Dionne, 1987a:18).
Pero
tan deslumbrante como su trayectoria política, fue para la ciudadanía
norteamericana su fama de mujeriego: las aventuras amorosas que se le atribuían
provocaron el parcial colapso de su matrimonio. Sin embargo, supo manejar las
comprometedoras situaciones y evitó, en dos encrucijadas, el divorcio de su
esposa (Toner, 1987:A16). No tuvo la misma suerte el 1 de mayo de 1987, la
prensa lo sorprendió en su residencia de Washington con una amante y cuando
todos lo daban como favorito de su partido, un periódico publicó la foto de
Hart con la modelo Donna Rice sentada en sus piernas. El sueño de alcanzar la
Casa Blanca se desbarató, ya no se presentó como candidato a la presidencia, ni
al Senado y terminó escribiendo libros sobre seguridad pública y ejerciendo
como profesor de la Universidad de Colorado.
Los
fotógrafos del periódico The Miami Herald captaron la imagen de Rice
abandonando la mansión de Hart y, de inmediato, la opinión pública conoció de
la aventura amorosa. Pero, Hart negó la relación y desafió a los periodistas a
encontrar pruebas de sus aventuras. No obstante, su suerte estaba echada, ya
que “el ritmo de mudanza de las representaciones de la opinión pública resulta
vertiginosa” (Sampedro, 2000:11). Ante el reto del senador a los medios, éstos
publicaron fotos muy sugerentes, donde Hart aparecía inequívocamente abrazado con
una bonita rubia.
La
prensa vapuleó al senador durante una semana, al cabo de la cual renunció a la
precandidatura presidencial alegando una "persecución calumniosa"
(Dionne, 1987b:SM28), a pesar de haber obtenido una resonante victoria en las
primarias de New Hampshire. Para explicar la premura con que puso a fin a su
carrera política, se especuló entonces que el golpe (filtrado a la prensa por
agencias de espionaje al servicio del Partido Republicano) tenía dos caras, una
perceptible y otra intangible. La primera, eran las inocentes fotos donde Hart
aparecía vestido en ropa sport y la modelo Rice con un ingenuo vestido. Sin
embargo, existirían imágenes más impactantes que nunca salieron a la luz, donde
el senador y su compañera no aparecían tan ingenuos, ni tan vestidos. Esta fue
la estocada oculta, el arma persuasiva que se emplazó solamente como amago para
jamás utilizarse, una vez logrado el objetivo de que el contrincante optase por
la retirada. El mensaje implícito de la publicación era “Te retiras, o divulgamos
las otras fotografías” (Dionne, 1987c:A16),
El
Partido Demócrata eligió, como fórmula presidencial a Michael Dukakis-Lloyd
Bentsen, a la sazón gobernador de Massachussets el primero y senador por Texas,
el segundo. Las elecciones de 1988 las ganaron los republicanos con el binomio
George H. W. Bush-Danforth “Dan” Quayle, vicepresidente de Ronald Reagan y
senador por Indiana, respectivamente.
2.-BALLOTAGE
FRANCES DE MAYO DE 2002: EL TERREMOTO LE PEN.
Un
suceso inesperado se produjo en la primera vuelta de las elecciones
presidenciales francesas en 2002: el pase al ballotage del líder de la extrema
derecha Jean-Marie Le Pen (Frente Nacional-FN) junto al presidente en
ejercicio, Jacques Chirac (cabeza de la derecha). Ello modificó las relaciones
interpartidarias y provocó la unión de casi todo el espectro político para
apoyar a Chirac frente a Le Pen en la segunda vuelta del 5 de mayo. La prensa
calificó al hecho de “terremoto”, “verdadero cataclismo”, “la mayor crisis
política desde la posguerra” y “una amenaza para la democracia francesa”. El
“seísmo”, tuvo tal magnitud que provocó la renuncia al cargo y el retiro de la
vida política del primer ministro Lionel Jospin, del Partido Socialista Francés
(PSF).
La
campaña para el ballotage se caracterizó por la utilización de la palabra “NON”
(no) en alusión a Le Pen y por toda Francia se repitieron manifestaciones
multipartidarias para señalar el rechazo visceral al candidato del FN, quien era
sindicado como xenófobo, negacionista, racista y antieuropeo. A la par se promovió
un consenso espontáneo de la clase política favorable a la formación de un
"frente republicano", destinado a votar por Chirac para impedir la
victoria extremista. "Alto al fascismo", coreaban los militantes
socialistas y comunistas reunidos ante las sedes de sus respectivos partidos.
Varios dirigentes socialistas, de centroizquierda, ecologistas y de extrema
izquierda -como Fabius, Mamère, Besancenot y Chevènement- instaron a votar por
Chirac; aunque para muchos votantes la disyuntiva implicaba elegir, diferencias
ideológicas mediante, entre un corrupto o un racista.
La
batalla del vocabulario es en los partidos de extrema derecha europea el
elemento esencial estratégico para la conquista del poder. Conscientes de la
potencialidad del manejo de las palabras buscan el control del medio a través
de la manipulación semiótica, dotándola de carácter programático. Difunden
entre los militantes palabras que deben o no ser utilizadas, afirmando que: “ninguna
palabra es inocente…son armas, porque tras cada palabra se esconde un plan
ideológico y político” (Moati y Raspiengeas, 1991:152).
La
ultraderecha recurre a un proceso de carga del lenguaje, repetición de clichés
y fórmulas manipuladoras, peyorativas, que en definitiva establecen una
dicotomía de carácter racial entre “civilización” o “barbarie” y entre
capacidades y rendimientos comparativos de “blancos” y “negros”.
Como
consecuencia de la batalla del vocabulario germina la llamada “lepenización de
los espíritus” (Tevanian y Tissot, 2002; Mongin, 2002) de amplios sectores de
la sociedad e incluso de partidos opuestos a la derecha radical. Un buen número
de las propuestas de ésta están siendo aplicadas por los gobiernos europeos o
están en trámite de serlo: limitación del derecho de asilo; expulsión efectiva de
inmigrantes clandestinos; cambios en el derecho de filiación; evitar uniones de
conveniencia; privación de nacionalidad a terroristas nacionalizados por un
periodo de quince años; utilización de la policía administrativa para acosar a
las asociaciones islámicas radicales, restaurar controles fronterizos, etc.
La
reacción de 2002 que culminó con la derrota sin atenuantes de Le Pen, no fue
óbice para que en las elecciones presidenciales de 2007 compitieran, por la
derecha el Ministro del Interior Nicolás Sarkozy, artífice del endurecimiento
de las políticas antiinmigrantes y autor de la ley de repatriaciones forzosas,
y la candidata del PSF Ségolène Royal, quien también expresó intenciones
parecidas -aunque suavizadas- al respecto.
Hoy, la hija de Le Pen, Marine que lo ha sucedido como líder del Frente
Nacional se halla primera en intención de voto para los comicios presidenciales
de 2017.
3.-
BOMBAS EN MADRID EL 11-M: POR EL MAR CORREN LAS LIEBRES
Los
atentados del 11 de marzo de 2004, también conocidos como 11-M, fueron una
serie de ataques terroristas cometidos en cuatro trenes de la red de cercanías
de Madrid. La investigación judicial estableció como indicio racional que la
autoría pertenece a una célula islamista local que intentaba emular acciones de
Al-Qaeda. A tres días de la jornada electoral
en que se jugaba la permanencia en el Gobierno, el Partido Popular (PP) necesitaba
desesperadamente que ETA fuese la ejecutora de los atentados. La alternativa
era inoportuna y preocupante; excesivamente peligrosa para los intereses que
representa y defiende.
De
haber sido ETA el PP renovaría su mayoría, acumulando fuerzas refractarias a la
violencia interna provocada por los separatistas; pero, si los responsables
resultaban los integristas islámicos, quedaba en evidencia su grave
irresponsabilidad en la agresión a Irak y era el PSOE el que se beneficiaba,
hasta el punto de producirse la alternancia. Por eso, procuraron insistir hasta
el domingo con la falsedad de autoría.
Se
admite casi unánimemente que el resultado electoral se vio influenciado por los
atentados, habiendo posiciones al respecto: Una de ellas afirma que los
atentados dieron un vuelco a las elecciones. Un gran número de votantes
cambiaron finalmente su voto a favor del PSOE, a causa de su irritación y el
descontento que les producía la supuesta manipulación informativa del gobierno
y su política exterior (Sanchís Armelles, 2005:102).
El
hecho de que los atentados se produjeran en respuesta al apoyo español a la
invasión de Irak, contra la cual se había manifestado masivamente el pueblo ibérico,
sirvió como fermento para aglutinar el descontento acumulado desde entonces. Aunque
para el PP los actos terroristas estaban planeados desde antes de la invasión. Otra
hipótesis es que los atentados únicamente mejoraron los resultados de los
socialistas, pero no dieron el vuelco, porque el PSOE hubiera ganado de todos
modos o, por lo menos, el PP no hubiera conseguido la mayoría absoluta que
necesitaba para gobernar habida cuenta de la situación de desencuentro que
mantenía con el resto de fuerzas políticas (CIS, 2004; Conficrítico,
15/3/2004).
En
lo que coinciden todos los análisis es que los atentados actuaron como
revulsivo entre muchos de los indecisos y entre ciudadanos tradicionalmente
abstencionistas, aunque más cercanos a la izquierda, que ese día acudieron a
las urnas masivamente y condicionados, incrementando la participación por
encima de toda previsión, provocando la victoria clara del PSOE. La veracidad
de una u otra hipótesis resulta imposible de probar dado que no existe manera
de saber cuales hubiesen sido exactamente los resultados, de no haberse
producido los atentados.
Cierto
es que en los últimos sondeos previos conferían una victoria ajustada para el
PP, con pérdida de mayoría parlamentaria absoluta pero, asimismo, arrojaban
otra duda ya que se apreciaba un cierto crecimiento en el voto al PSOE. Tampoco
es viable discernir en que medida se disparó esa tendencia a partir del jueves,
ya que la última semana antes de las elecciones está prohibida por ley la realización
de sondeos.
Desde
el momento mismo en que los artefactos explosivos estallaban, la campaña
electoral que estaba concluyendo sufrió una serie de alteraciones
insospechadas: la veda electoral se tornó abstracta, el gobierno de Aznar
cometió importantes errores comunicacionales -atribuyendo el atentado a la
banda terrorista ETA-, el candidato del partido de gobierno -Rajoy- intentó infructuosamente
salvar su imagen en la crisis
y la oposición socialista aprovechó la situación y embistió contra el
oficialismo, acusando al gobierno de manipular y ocultar la información.
El
PP y el PSOE discutieron en radio y televisión la autoría de la masacre. Once
millones de españoles salieron a las calles espontáneamente el día 12, a fin de
condenar el atentado más sangriento en la historia del país. Los medios de
comunicación -como puede observarse en el anexo documental- se dedicaron lógica
y exclusivamente por tres días a cubrir la noticia, desplazando del centro de
atención la cuestión eleccionaria. La ciudadanía concurrió en masa a votar,
marcada por el impacto de la masacre y leyendo en las tapas de los diarios, por
ejemplo: “Al Qaeda revindica el 11-M en un video encontrado en Madrid” (El
País, 14/3/2004).
Las
elecciones celebradas el 14 se caracterizaron por la mayor participación en
número de votantes (25 millones) y la polarización del voto, acumulando los dos
grandes partidos, PSOE y PP el 82% de todos los votos emitidos. Como el 11-M la
campaña electoral ya estaba cerrada, las manifestaciones que se dieron en toda
la geografía española, las quejas de la oposición pidiendo al gobierno que
dijera la verdad, Rajoy exigiendo que cesen las protestas y los medios de
prensa abocados exclusivamente al tema, desvanecieron el manejo de la agenda de
temas que se habían debatido públicamente. Sin dudas en este caso “las imágenes
desplazan a las ideas” (Trejo Delarbre 2000:15) y adoptan el “rol de discurso”
(Rojas Mix, 2006:89). Todas las estrategias y proposiciones de la campaña se
trastocaron frente al dolor, la mentira y la muerte.
4.-
BUSH VS. KERRY: NUEVO ESTRATEGA Y LA SORPRESA DE OCTUBRE
En
las elecciones de 2000, los EUA se encontraban divididos en un virtual empate
entre Al Gore y George W. Bush. Pero la división de la elección presidencial de
2004, fue distinta a la anterior, por dos razones: primero, la intensidad de
las posiciones se ahondó y los partidarios o detractores de Bush se
caracterizan por su vehemencia o iracundia; segundo, los EUA se encuentran en
guerra. Cuando un país está en guerra, la amplia mayoría de él se une tras de
su líder; y los EUA no son una excepción.
Tal era la situación en 2004 cuando los dirigentes demócratas no efectuaban
ninguna oposición o cuestionamiento a las acciones de Bush luego de los
atentados del 11-S.
El
candidato demócrata John Kerry, comenzó su campaña con la línea bosquejada por el
gobernador de Vermont Howard Dean,
de atacar a Bush por la guerra de Irak y por el mal manejo de la economía. Con
esta estrategia llegó a superarlo en intención de voto. Sin embargo, estando
bien posicionado en las encuestas y con una línea agresiva de ataque a Bush,
Kerry pierde a su estratega de campaña (Jim Margolis, senior partner de
GMMB) que había diseñado su triunfo en las primarias y se queda con el poco
prestigiado Bob Schrum.
Margolis
consideraba que la campaña sería sumamente negativa y que Bush iba a abordarla
atacando fuertemente a Kerry y por lo tanto éste debería seguir la línea de de
ataque a Bush por la guerra de Irak y por el abandono por parte del presidente
de los intereses de la clase media norteamericana. Schrum, al contrario,
consideraba que se debía iniciar una línea estratégica, comenzando con la Convención
de Boston. Schrum ganó la discusión y Kerry llevó a la Convención con un
mensaje “light” y evitó todo ataque a Bush por parte de cualquier orador
de la Convención. Kerry perdió así una gran oportunidad y un tiempo valioso.
Cuando
terminó la Convención, prácticamente no había subido en las encuestas (cuando
la tradición en EUA demuestra lo contrario). Más tarde se desarrolló la
Convención del Partido Republicano en Nueva York y en ella se atacó
despiadadamente a Kerry en “prime time”. Como resultado de esto, Bush revirtió
la ventaja de Kerry y lo superó en diez puntos en las encuestas. Por ese
entonces, Bill Clinton que sufrió un ataque cardíaco, urgió a Kerry a que
cambiara a su “estratega” Schrum, a su equipo de campaña y a que recuperara la
línea táctica original de ataque a Bush. Kerry hizo caso y su campaña comenzó
nuevamente a mejorar.
Luego
vinieron los debates y a pesar de que generalmente no alteran las intenciones
de voto sino que simplemente refuerzan las posiciones originales de los votantes,
en este caso no sucedió así y Kerry avanzó en las encuestas. Esto aconteció así,
porque luego de dos meses de campaña negativa por parte de Bush contra Kerry,
el público norteamericano pudo ver directamente a éste y se dio cuenta de que
no era el extremista que los spots mordaces pretendían proyectar en el
electorado. La campaña demócrata cobró nuevo impulso y hasta el día de las
elecciones ambos candidatos se mantuvieron en un virtual empate en las
encuestas.
Pero,
mas tarde se dio la llamada “sorpresa de octubre”, la cual emergió con el video
de Osama Bin Laden y eso revivió en muchos el temor al terrorismo. Con el
trabajo de Dean y Kerry, la guerra de Irak ya no era un activo para la campaña
de Bush, pero sí lo seguía siendo la percepción de que éste podría proteger
mejor a los norteamericanos de eventuales ataques terroristas. El video dio
argumentos a ambos sectores: a los republicanos en la necesidad de continuar en
la lucha antiterrorista y a recordarles a los electores que los EUA estaban en
guerra; y a los demócratas en el hecho de que Bush no había capturado a Bin
Laden y que había iniciado una guerra que no tenia relación directa con el 11-S.
La
presencia del líder de Al-Qaeda en la campaña dio argumentos a ambos
adversarios, pero en una campaña que estaba virtualmente empatada y reñida, una
pequeña diferencia de dos o cuatro puntos era muy difícil de superar con menos
de una semana de tiempo. Este estrecho margen de ventaja de Bush no pudo ser revertido,
ni siquiera por la cantidad de nuevos votantes (los que habitualmente tienden a
ir al contendor).
Bin
Laden reapareció a cuatro días de las elecciones norteamericanas, con un
mensaje transmitido por la cadena Al-Jazeera, en el cual amenazaba al pueblo
norteamericano con un mensaje explícito y señalaba: “Pueblo estadounidense:
vuestra seguridad no está en vuestras manos…depende de la política adoptada por
vuestra administración…siguen existiendo razones para repetir lo que ya
ocurrió" el 11 de septiembre de 2001.
Por
los ataques responsabilizó al presidente de EUA debido a su alianza con Israel
contra el pueblo palestino, una postura que desencadenó "la decisión de
atacar las dos torres…La seguridad del pueblo de Estados Unidos no está en
manos ni de Kerry ni de Bush", indicó. Tanto el presidente Bush, como
Kerry indicaron que la grabación no afectaría a la campaña presidencial. El
primero de ellos dijo: "No nos vamos a dejar intimidar ni influir por
el enemigo de EUA... Estamos en guerra contra ellos y estoy seguro de que vamos
a ganar." (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3966000
/3966877.stm/http://www.cnn.com/2004/WORLD/meast/10/29/binladen.tape/index. html)
El
resultado final de una campaña tan pugnada, no se explica por grandes
diferencias en el electorado, las cuales estaban claras: los votantes de Bush
eran principalmente su base conservadora (motivada y movilizada), los
religiosos y políticos, y los que tenían miedo por el terrorismo y que por lo
tanto veían en el republicano a un líder fuerte y determinado; por su parte los
votantes de Kerry querían “un nuevo comienzo”, para que con la credibilidad
perdida por Bush, se pudiera formar una coalición de naciones para derrotar al
terrorismo. Pero sobre todo, la base de votantes de Kerry era la clase
media/urbana castigada por una economía en recesión.
El
corolario electoral se advierte por pequeñas diferencias como: que Kerry perdiera
dos meses de campaña, tuviese una Convención insulsa que no le aportó nuevos
votantes y, que además no se defendiera del ataque de Bush sobre su rol en la
Guerra de Vietnam. Kerry, con cambio de estrategas de campaña en medio de la
misma, se refirió irónicamente en un debate a la hija del vicepresidente Cheney,
por ser lesbiana y el hecho más desnivelador fue la sorprendente presencia mediática
de Osama Bin Laden.
5.-
FALLECIMIENTO DEL CANDIDATO PRESIDENCIAL HERTY LEWITES
El
candidato disidente sandinista a la presidencia de Nicaragua, Herty Lewites,
murió a los sesenta y seis años, víctima de un infarto, el 2 de julio de 2006 a
menos de cuatro meses de las elecciones generales. El ex alcalde de Managua
(2000-2004) era el aspirante a la presidencia de la alianza Movimiento
Renovador Sandinista (MRS) y se encontraba en el segundo o tercer lugar de
preferencia de voto, según las encuestas. En 1996, Lewites participó en las
elecciones municipales como pretendiente a la alcaldía de Managua, por el
Movimiento Sol, pero no ganó. Sin embargo, en 2000 optó al mismo cargo por el
FSLN, y logró el triunfo en las urnas.
En
marzo de 2005, el FSLN lo expulsó de sus filas por desafiar la candidatura
presidencial de Daniel Ortega Saavedra y fundó el Movimiento por el Rescate del
Sandinismo junto a viejos militantes sandinistas y tres miembros de la
dirección histórica del FSLN: Henry Ruiz, Luis Carrión y Víctor Tirado. Ese
movimiento se sumó al Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fundado en 1995
por el ex vicepresidente y escritor Sergio Ramírez Mercado, que lo postuló a la
presidencia de la República para los comicios del año 2006.
Muchos
nicaragüenses se vieron consternados por la muerte del pragmático Herty Lewites,
a quien en vida se le reconocían muchos valores e irradiaba optimismo. Se
destacaba su labor histórica durante la lucha contra la tiranía somocista y su
rechazo a la ortodoxia sandinista, que lo desterró de sus filas por demandar
elecciones internas para elegir al candidato a la presidencia por el FSLN y por
querer hacer una nueva izquierda. Había centrado su campaña presidencial en la
promesa de terminar con el sistema hiperpresidencialista. Él fue considerado
una amenaza al poder por parte de la vieja guardia y quienes manejan el poder
de dos grandes fuerzas políticas para el país, los ex presidentes Daniel Ortega
y el líder del Partido Liberal, Arnoldo Alemán Lacayo.
Lewites
se llevó con su muerte la esperanza de miles de nicaragüenses que confiaban y
le daban su voto a una nuevo movimiento de “izquierda democrática responsable,
no confrontativa, seria y moderna”, un partido que partiendo con modestas
mediciones, ya amenazaba con triunfar en las elecciones. Su velatorio se vio
abarrotado por centenares de compatriotas que le dieron el último adiós, y que
con él sepultaron sus ilusiones. Lewites fue reemplazado por Edmundo “Mundo” Jarquín,
-yerno de la ex presidente Violeta Barrios de Chamorro-, quien si bien era poseedor
de una buena imagen en la ciudadanía y en el mundo empresarial no pudo
capitalizar el impulso del líder fallecido y el MRS comenzó a descender
velozmente en las encuestas, hasta finalizar en cuarto lugar con un magro 6,29
%.
La
campaña presidencial encabezada por Jarquín llevó el nombre de “Alianza Herty
2006” y utilizó eslóganes tales como: “Vota por el feo que quiere una
Nicaragua linda”; “Haremos realidad el sueño de Herty”; “El
espíritu del güegüense ronda la elección presidencial”; “Quiero la
Nicaragua que soñaba Herty”; “Herty no escogió a Mundo por bonito”. (http://www.alianzaherty
2006.com). Es decir, fue una
permanente remisión al candidato muerto, cuya imagen presidió la campaña y se
destacaba la fealdad de Jarquín como un elemento positivo (http://www.prensalatina.com.mx/Media/Dossier%20Nicara
gua/Edmundo.ht ml).
6.- CUANDO LA CORRUPCION IRRUMPE EN PLENA CAMPAÑA
ELECTORAL
El
electorado chileno se sorprendió a fines de abril de 2013 con la renuncia del
precandidato derechista Laurence Nelson Golborne Riveros, quien encabezó el
exitoso rescate de los 33 mineros sepultados en 2010 en el desierto de Atacama.
La deserción del ex ministro del presidente Sebastián Piñera, se produjo luego de que un
diario revelara que poseía cuentas bancarias en un paraíso fiscal.
La carrera política
de Golborne naufragó luego de que la Justicia condenara a Cencosud por aumentar
unilateralmente las comisiones de sus tarjetas de crédito en 2006, cuando
Golborne era gerente general de ese holding comercial. La tormenta política se
acrecentó cuando se supo que, durante su etapa como ministro, no incluyó en su
declaración de patrimonio una sociedad que posee en las Islas Vírgenes
Británicas, que son un paraíso fiscal.
La decisión de
Golborne mereció diferentes consideraciones, pero en general los partidarios de
la UDI responsabilizaron a sus socios de Renovación Nacional por la
determinación de Golborne de bajar su opción. "Fue la deslealtad de
nuestros socios, jamás nos hubiésemos esperado una cosa así" expresó el
senador Jovino Novoa. La militancia coincidió en que: Los políticos honrados se
quitan del medio cuando cae sobre ellos la sospecha, aunque por cierto que los
candidatos deben responder por lo que hicieron o dejaron de hacer en su pasado.
La campaña de la
Alianza Chile para las elecciones de 2013 fue caótica, porque Golborne el
dimitente se había postulado con la lista de la UDI en las elecciones internas
frente a Andrés Allamand de Renovación Nacional. Pero, como renunció UDI designó
a otro presidenciable, el ministro de Economía Pablo Longueira, el cual
finalmente derrotó a Allamand en las primarias del 30 de junio. Sin embargo,
Longueira también declinó a su candidatura el 17 de julio del mismo año.
Una semana después
la UDI nominó a la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, como su abanderada
presidencial. La candidata recibió el apoyo de RN y se convirtió en la
representante de la Alianza para la elección presidencial. Así y todo, Matthei
pasó a segunda vuelta, donde fue derrotada por la ex presidenta Michelle
Bachelet, de la Nueva Mayoría.
7.- EL ASESINATO
DEL CANDIDATO: BENAZIR BHUTTO
El
asesinato de Benazir Bhutto, antigua Primera Ministra de Pakistán (1988-90, 1993-96)
y, en el momento de su muerte, líder del opositor Partido Popular de Pakistán
(PPP), ocurrió el 27 de diciembre de 2007. Después de haber pronunciado un
discurso en el parque Liaquat National Bagh de Rawalpindi, al sur de Islamabad,
Bhutto recibió disparos en el cuello y en el pecho por parte de un suicida que
ulteriormente detonó una bomba, ocasionando la muerte de al menos otras 38
personas y 43 heridos.
Bhutto
se encontraba en campaña de cara a las elecciones de enero de 2008. Dos meses
antes, poco después de su retorno del exilio de 8 años en Dubai y Londres,
sobrevivió a un atentado análogo que terminó con la vida de al menos 136
personas, dejando más de 400 heridas. Según el gobierno del por entonces
presidente Pervez Musharraf, Bhutto habría sido víctima de la red Al Qaeda
"según todas las probabilidades" y que estaba entre los
"objetivos" de ésta.
Sin
embargo, el líder tribal de Al Qaeda en Pakistán, Baitullah Mehsud, negó
cualquier vinculación con el asesinato de Bhutto y el PPP acusó al general
Musharraf del magnicidio de Bhutto; mientras que el otro líder de la oposición,
Nawaz Sharif, exigió la renuncia de Musharraf, argumentando que así el gobierno
"conducirá al país a la destrucción".
Decenas
de miles de personas atendieron al funeral, y Bhutto, quien tenía 54 años al
morir, fue enterrada junto a su padre, Zulfikar Ali Bhutto. El ataúd con los
restos de Bhutto estaba envuelto en la bandera de su partido político, el
Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), y fue trasladado en un coche funerario
blanco entre la densa multitud.
Muchos
partidarios del PPP acompañaron cortejo fúnebre, llorando y golpeando sus
pechos en muestra de dolor. El coche además fue acompañado por el esposo e
hijos de la líder política.
La ex
primera ministra pakistaní se manifestaba muy descontenta ante la política
dictatorial de Musharraf, y esperaba ganar las elecciones para establecer una
democracia en Pakistán. Pudo volver gracias a la mediación de Estados Unidos y
Gran Bretaña con el presidente pakistaní, liderazgo que se puso en entredicho
por la llegada de Bhutto; precisamente esta asociación con los países
mencionados pusieron en guardia a los grupos ultraislámicos como Al-Qaeda.
Las
elecciones parlamentarias se llevaron a cabo el 18 de febrero y según lo
prometido por Musharraf se consideraron las, hasta entonces, más transparentes
y justas de la convulsa historia de Pakistán. Los comicios dieron la victoria
por mayoría simple al Partido Popular de Pakistán por lo que el Presidente
Musharraf reconoció la derrota de su fuerza política y se comprometió a
trabajar con el nuevo Parlamento.
Bilawal
Bhutto, hijo de la extinta Benazir fue elegido líder partidario desde su
asesinato, cuando él contaba con sólo 19 años de edad; mientras que su viudo,
Asif Ali Zardari fue presidente constitucional de Pakistán entre los años 2008
a 2013.
III.-
CONCLUSIONES
Las campañas electorales son procesos estratégicos
en los que se ponen en marcha un conjunto de recursos organizativos, que
involucran la planificación y ejecución de diversas actividades, con la expresa
finalidad de ganar votos. Para lo cual la campaña busca: comunicar programas e
ideas, movilizar simpatizantes, influir, politizar e instalar debates
constructivos, captar preferencias políticas de la ciudadanía y reforzar los
principios de igualdad y libertad en la participación democrática de los
ciudadanos en cuanto candidatos y electores. (Pérez Corti, 2006:22) Están, por
lo general, escrupulosamente planificadas, pero la irrupción de hechos
inesperados pueden alterar sustancialmente su rumbo original.
Hemos
analizados, el affaire Donna Rice que determinó el retiro de la carrera
presidencial norteamericana del por entonces favorito el senador demócrata por
Colorado, Gary Hart. La divulgación de las relaciones extramatrimoniales del
candidato, originadas en un escenario privado, estaban producidas en realidad
en una “zona observada” (Elizalde, 2004:61); donde los límites entre lo público
y lo privado se han desdibujado (Vásquez Colmenares, 2005:140). En este caso se
produjo un final abrupto de la campaña electoral por revelación de
circunstancias de la vida privada del candidato, quien hasta la publicación de
las fotos adoptó una posición soberbia y mendaz.
En
2002, el candidato de la extrema derecha francesa Jean-Marie Le Pen logró pasar
al ballotage frente al presidente en ejercicio Jacques Chirac (líder de la
derecha), lo cual provocó una hecatombe en las opciones electorales. Los
antagonistas de Chirac en la primera vuelta -salvo Arlette Laguilier del
trostkismo-, terminaron por votarle para impedir la victoria de la ultraderecha.
Los cómputos finales indicaron que Chirac arrasó con 82 % contra 18 % de Le
Pen. A este hecho, le corresponde evaporación de las finalidades de la campaña
electoral, ya que el objetivo de los electores no es votar a favor de alguien
sino en contra del que es descrito como un peligro para la supervivencia de la
República y del sistema democrático. Sin perjuicio de ello, la victoria
invisible es la llamada “lepenización de los espíritus”
En
la campaña presidencial norteamericana de 2004, el contendor demócrata John
Kerry padeció el cambio de estratega de campaña en medio del fragor electoral,
debido a “vanidades, disputas y narcisimo” (Oliphant, 2004); pero la irrupción
de Osama Bin Laden a través de un mensaje transmitido por la cadena
televisiva Al Jazeera fue el golpe de efecto que despertó a muchos
electores estadounidenses indecisos o de tendencia abstencionista,
recordándoles que su país estaba en guerra. La consecuencia de ello fue que en
masa se volcaran a votar con un nivel inusual de participación y dieran una
victoria contundente a la reelección del presidente Bush, quien cuatro años
antes había ganado a Al Gore en un dudoso final en el Estado de Florida, del
cual persistía el olor a fraude (Sarmiento, 2001). Por el contrario, la condena
a la horca al ex tirano iraquí Saddam Hussein surtió el efecto inverso,
les recordó a muchos vacilantes y remisos a votar las consecuencias de los
errores de la guerra, los desatinos del gobierno federal republicano y los
motivó a concurrir a sufragar y a hacerlo por los demócratas, dejando al
presidente Bush como lame duck, sin el control de ambas cámaras del
Congreso, que el Grand Old Party (Partido Republicano) detentaba desde
1994.
En
el caso del 11-M en Madrid, atentado que costara la vida a 192 personas
y mas de 1.700 resultaran heridas, a tan solo 3 días de las elecciones
parlamentarias destinadas a conformar el nuevo gobierno, las esquirlas asesinas
también se hicieron sentir en el por entonces partido de Gobierno, el PP y en
su candidato Mariano Rajoy, hasta ese momento ganador en las encuestas preeleccionarias.
Aquí un hecho inesperado modificó la intención de voto de una buena parte del
electorado, dando la victoria a la oposición del PSOE encabezada por José Luis
Rodríguez Zapatero. La campaña de Rajoy, con el tema impuesto y los temas
depuestos (Dinatale, Gallo y Nabot, 2005: 151) se hizo añicos y todo lo
publicitado previamente se diluyó, más aún el propio gobierno de Aznar cometió
una gaffe comunicacional inexcusable cuando atribuyó la masacre a ETA, la
banda terrorista vasca que lo desmintió de inmediato, y luego no pudo explicar
a los españoles que el fundamentalismo islámico había sido el responsable de
semejante crimen.
Yerró
el Gobierno al persistir defendiendo su teoría, aún cuando las primeras pistas constreñían
a acusar al terrorismo musulmán; se ha afirmado que después del 11-M el
gobierno español produjo el “atentado a la verdad” (Muiño: 2004). La tarde del
sábado 13, jornada de reflexión electoral, tres marroquíes y dos hindúes adquirieron
presencia mediática, al ser los primeros detenidos en relación con la masacre.
Esa misma noche, cientos de españoles se manifestaron en las principales
ciudades del país, acusando al gobierno de manipulación y exigiendo
transparencia. Apenas doce horas después, los colegios electorales abrieron sus
puertas y España votó marcada por la tragedia, dentro del duelo nacional
decretado por Aznar. A este hecho le corresponde la clasificación atentado
terrorista.
En
el caso de Herty Lewites el hecho inesperado fue la repentina muerte del
candidato
que marchaba segundo o tercero en las encuestas de opinión. Fue suplantado por
Edmundo Jarquín en medio de la campaña, quien no logró mantener el nivel de
aceptación de Lewites y terminó relegado al cuarto lugar (6,29 %) en las
elecciones de noviembre de este año. La campaña giró recurrentemente sobre la
memoria del líder fallecido y se hizo hincapié en la fealdad de Jarquín. Este,
sólo pudo conseguir que el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) ingresase
a la Asamblea Nacional con 5 diputados sobre un total de 92, uno de los cuales desertó
de inmediato a las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de
Daniel Ortega Saavedra, vencedor en las elecciones presidenciales.
También
analizamos el asesinato del candidato, como el caso de Benazir Bhutto en
Pakistán e hicimos un paralelo con los magnicidios de Bashir Gemayel en Líbano,
quien fue sustituido por su propio hermano Amin P. Gemayel y de Luis Donaldo
Colosio en México, que resquebrajó al PRI, pero a pesar de ello logró imponer a
su candidato Ernesto Zedillo Ponce de León para el sexenio 1994-2000.
Otra
circunstancia inopinada pudo desglosarse del escándalo de deshonestidad del
candidato de la derecha chilena Laurence Nelson Golborne, que si bien había
ocurrido en su actividad empresarial, repercutió tan hondamente que las
sospechas de ocultamiento de cuentas en paraísos fiscales dinamitaron su
postulación, a la que debió dimitir sin ambages. Observamos también las
contingencias de de su salida, la sustitución por el ministro Longueira y la
renuncia de éste último luego de haber ganado las elecciones internas y la
necesidad de designar un nuevo candidato, finalmente la ministro de Trabajo
Evelyn Matthei que logró pasar al ballotage, donde fue doblegada por la actual
mandataria Michelle Bachelet Jeria.
En
resumen, luego de efectuada una breve consideración acerca de las campañas
electorales modernas, definimos y examinamos siete casos de hechos imprevistos
que se produjeron desde 1987 al presente en distintos países, que podemos
sistematizarlos en:
a) revelación de hechos
ocultos de la vida privada del candidato;
b) desvelamiento de
prácticas corruptas o reprochables del candidato;
c) participación en el
ballotage de un candidato racista o ultra
;
d) cambio de estratega
de campaña;
e) patentización del
estado de guerra en el que la gente vota por temores (Durán Barba, 2006:86);
f) evidencia manifiesta
de los errores de la guerra;
g) atentado terrorista
y
h) muerte del
candidato.
À
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Política CEA-UNC. Tesis doctoral: “Malestar, crisis y reformulación en las
democracias sudamericanas: Un análisis de casos”. Es asesor legislativo,
árbitro de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, consultor
independiente de Plataforma Democrática-Fundación iFHC-Centro Edelstein y
miembro de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), Consejo Argentino
para las Relaciones Internacionales (CARI) y Sociedad Argentina de Escritores
(SADE).