Resumen
El siguiente trabajo sobre el liderazgo político de Fernando
De la Rúa (1999-2001) intentará demostrar las razones
de la crisis de liderazgo presidencial del 2001. Su propósito es observar las problemáticas
para liderar el Poder Ejecutivo. Por esta razón se va a hacer mención a las
diferentes circunstancias que debió afrontar sin éxito, que desencadenaron una
de las crisis económica, política y social más importantes de la Argentina.
Palabras clave: De la Rúa, 2001, liderazgo, crisis, Argentina.
Abstract
The following paper about Fernando De la Rua’s leadership
(1999-2001) will try to show the reasons of the 2001 presidential leadership
crisis. Its purpose is to watch the problematic to lead the Executive Power.
For this reason we are going to mention the different circumstances that he
confronted with no success, that lead to one of the most important economic,
politics and social crisis of Argentina.
Key words: De la Rúa, 2001, leadership, crisis,
Argentina.
Fernando De la Rúa - Crisis de una
presidencia inconclusa
Por: Emiliano Valenti
Introducción.
La importancia de la temática abordada en el trabajo
radica, según mi perspectiva, en poder desarrollar las cuestiones por las
cuales un presidente que no pertenece ni a la Unión Cívica Radical ni al Partido
Justicialista ha tenido un presidencialismo tan débil al punto tal que ha
tenido que dejar inconcluso su mandato por el cual había sido elegido a través
del voto popular. El objetivo principal del presente trabajo intentará
demostrar las razones de la crisis de liderazgo presidencial del 2001, teniendo
en cuenta las condiciones económicas, sociales y políticas.
A fines de los ’90 se presenta la fórmula
presidencial de un nuevo partido, la Alianza, Fernando de la Rúa-Carlos Álvarez
se imponen con el 48.5% de los votos. Cuando
asume la presidencia, lo hace rompiendo el bipartidismo que reinaba por ese
entonces en la política argentina, esto tuvo consecuencias, ya que carecía de
apoyo en ambas cámaras del Congreso y por ende debía estar continuamente
negociando con la oposición para poder gobernar. La situación económica
heredada de los 90`, la crisis social, la falta de fuerza de la Alianza tanto
al interior como al exterior del gobierno y los escándalos de corrupción
causaron graves daños al liderazgo frente al Ejecutivo para el presidente, que
no supo recomponer. El gobierno no encontrara la forma de salvaguardar los
obstáculos que se le vayan presentando, sus decisiones serán tomadas
rápidamente y por ende serán equivocadas, la falta de un líder será clave para
el desenlace de la crisis.
A lo largo de la historia pueden
observarse momentos de ruptura, momentos que se intuyen importantes cuando
están sucediendo, pero cuya dimensión verdadera y sobre todo la dirección futura de acontecimientos que abren, no
siempre es posible vislumbrar rápidamente. A diferencia del Cordobazo, que tuvo
un grado mucho menor de espontaneidad pero contó con un programa político y un marco de organización más
importante, la crisis de
diciembre de 2001, la rebelión popular, constituyó uno de esos momentos en los
que gran parte de los sectores populares ocupan el espacio público, se ponen
como sujetos y producen un corte en la historia, planteando los grandes objetivos que signarán de ahí en más el devenir
histórico de la sociedad por todo un período. Esto me lleva a hacerme las siguientes preguntas acerca
del rol de líder del presidente; ¿Por qué el presidente De la Rúa no cambio la
ley de convertibilidad y no devaluó dada la situación económica? ¿Por qué hubo
un estallido social? ¿Por qué su vice presidente Carlos Álvarez renunció? A
fin de desarrollar estas cuestiones, me propongo demostrar que la debilidad del
liderazgo de Fernando De la Rúa como Presidente de la Republica, agravo la
crisis económica, política y social.
2. Marco
Teórico.
El pensamiento de
Maquiavelo en “El Príncipe” sienta tímidamente las primeras bases de la teoría
del liderazgo basado en las capacidades o características inherentes de las
personas líderes. Maquiavelo
no tenía ninguna duda sobre qué era liderar. Para él, desde la perspectiva del
siglo XVI, ser un buen líder significaba tener astucia, ser pragmático, poseer
inteligencia, tener encanto personal y ser despiadado, con su reflexión se abre
una primera teoría sobre el liderazgo. Maquiavelo
propone a un líder adaptativo, es decir, aquel que puede cambiar conforme las
circunstancias lo requieran, Nicolás Maquiavelo, el fundador de la Ciencia
Política moderna, ya escribía en su obra magistral El Príncipe, distintas
estrategias de apariencias, imagen, discursos y relación con los demás
adversarios políticos para llegar, mantenerse y conservar el poder. La
comunicación política ya estaba presente en sus escritos, el pueblo apoyaba o
no a un príncipe basándose en su imagen, acciones, y no en su doctrina
política. (Maquiavelo, 2009). Por
su parte el enfoque decisionista de Carl Schmitt brinda una nueva orientación
al sentido y profundidad de la soberanía política como “capacidad para tomar
decisiones”. La razón principal no descansa únicamente en la dominación legal,
sino en la imposición del liderazgo o la autoridad política específica que en
cierta coyuntura ejerce el poder. El líder asume la responsabilidad global del orden
político. La lectura de Schmitt sugiere que el liderazgo es una especie de
añoranza, semejante a toda intervención divina, que siempre intenta ser
secularizada con la apelación a la norma y el orden jurídico. Para Carl Schmitt no se trata de pensar en quién
finalmente domina la naturaleza, la descifra y controla sus movimientos, sino
quién es capaz de mirar de frente y aceptar, tal cual, el todo del sistema como
un orden donde la decisión sobre lo excepcional es la decisión por antonomasia.
La decisión representa el corazón del liderazgo
y el orden político. (Schmitt, 2005). Por
su parte Santiago Leiras hace mención a que líder no necesariamente
coincide con liderazgo sino que “un líder político es aquel sujeto
particular investido de poder de decisión, mientras que el liderazgo es la
relación que el líder activa para resolver una determinada cuestión. Este
contenido relacional del liderazgo evidencia que el líder se desenvuelve en un
contexto histórico, que determina más o menos su accionar”[1]. Partiendo de éste marco
teórico me es posible abordar el estudio de caso sobre el liderazgo de Fernando
De la Rúa a cargo del Poder Ejecutivo con mayor rigurosidad.
3. Antecedentes históricos.
Los problemas heredados de las presidencias de
Menem (1989-1999) se caracterizaban, en lo económico por su carácter neoliberal,
la reducción del Estado, la recesión económica, masiva privatización de
empresas y servicios públicos, la inmensa deuda externa, inestabilidad de los
flujos de inversión externa, la puja entre los empresarios locales y los
acreedores externos vinculados sobre todo al capital financiero, la
insostenibilidad de la convertibilidad, la desindustrialización, el débil
crecimiento de la exportación, altos índices de pobreza y de desocupación,
problemas entre el gobierno nacional y las provincias en torno a la distribución
de los recursos de coparticipación ,etc. (Novaro,
2004)
En cuanto al contexto político, se evidenciaría
una crisis de representación heredada, una pérdida de confianza en los
partidos tradicionales (PJ y UCR), sino también en el Congreso, es una crisis
del régimen político en general, que se
traduce en una notoria pérdida de credibilidad en la política. Las causas de la
crisis de representación son varias; la exclusión social provocada por los
ajustes, la movilidad social de unos pocos, los incumplimientos programáticos y
el doble discurso. Los partidos políticos son cada vez más incompetentes para
satisfacer las necesidades del pueblo.
3.1
Antecedentes políticos.
Fernando De la Rúa nació
en 1937, en Córdoba, fue
estudiante en el Liceo Militar, y se recibió de abogado en la Universidad
Nacional de Córdoba a los 21 años. Comenzó
su carrera política en la Unión Cívica Radical siendo bastante joven.
Su primera aparición política ocurrió en marzo de 1973 cuando se
presentó por su partido como candidato a senador por la Capital
Federal, siendo el único radical que pudo vencer al justicialismo en
ese año. Esta situación llevó a que Ricardo Balbín, tras la renuncia del
presidente Cámpora y la convocatoria a nuevos comicios, lo eligiese
como candidato a vicepresidente en las elecciones presidenciales de septiembre
de 1973 pero no lograron ganarle a la formula de Perón-Perón. De la Rúa fue
senador hasta marzo de 1976, cuando el Proceso de Reorganización
Nacional tomó el poder. En aquel momento abandonó la actividad
política, y trabajó como abogado de la empresa Bunge & Born.
En 1983, al retornar la democracia, compitió por la candidatura
presidencial de la Unión Cívica Radical con Raúl Alfonsín. De la Rúa, fue
derrotado por quien luego sería electo Presidente de la Nación. En las
elecciones de 1983 que determinaron el acceso del radicalismo al Gobierno, De
la Rúa fue candidato a senador nacional por la Capital Federal, venciendo al
postulante del justicialismo, Carlos Ruckauf. En su mandato como senador,
fue presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales. En 1989 se presentó como candidato para
revalidar su banca y triunfó en las urnas, sin embargo, el cargo le
correspondió al justicialista Eduardo Vaca. Esto se debió a que a pesar de
haber tenido muchos menos votos, Vaca fue electo en el colegio
electoral gracias a la alianza entre el Partido Justicialista y
la UCeDé, triunfando con el voto clave de María Julia
Alzogaray. Pese a ello, en 1991 fue candidato a Diputado donde fue presidente
del bloque de diputados de la UCR. En 1993 De la Rúa volvió al Senado ganando
nuevamente en la Capital Federal. Mediante la reforma de la Constitución
Argentina de 1994, la ciudad de Buenos Aires dejó de ser
un municipio y consiguió autonomía. Esto modificó la naturaleza
del poder ejecutivo de la ciudad, que hasta entonces era ejercido por un
intendente elegido por el Presidente con acuerdo del Senado, y que a partir
de 1996 es ejercido por un Jefe de Gobierno elegido en
comicios. De la Rúa se presentó a las elecciones para dicho cargo en junio de
1996. En esos comicios, De la Rúa como candidato de la UCR alcanzó el cargo con
el 40 por ciento de los votos.
Al año siguiente de su asunción como Jefe de Gobierno, en
agosto de 1997, se formó la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la
Educación, con varios partidos políticos de centro e izquierda moderada,
siendo los principales la Unión Cívica Radical y el Frente País
Solidario (FrePaSo). El principal objetivo de la Alianza era conformar
listas comunes en la mayor cantidad posible de distritos de cara a las
legislativas de ese mismo año, y además, disputarle el poder al Justicialismo
en las presidenciales de 1999. Como resultado de los
acuerdos entre los dos partidos mayoritarios de la coalición hasta entonces
opositora, la candidatura presidencial para las elecciones de 1999 se definiría
en internas abiertas entre un candidato de la UCR y un postulante del FrePaSo.
Tras lograr el respaldo de la mayoría del Partido Radical, De la Rúa se
convirtió en 1997 en precandidato presidencial por su partido, el FrePaSo le
opuso a Graciela Fernández Meijide, que contaba con el antecedente de la
elección anterior de haber derrotado al justicialismo en la provincia de
Buenos Aires. Fernando de la Rúa logró la victoria en la interna abierta
en noviembre de 1998, consagrado como candidato presidencial, el líder del
FrePaSo, Carlos Álvarez, decidió acompañarlo como candidato a
vicepresidente para reforzar la unidad de la coalición.
4.
La Alianza asume la presidencia.
Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza, fue electo
presidente en las elecciones de 1999 con la formula De la
Rua-Alvarez, así el partido justicialista perdía la mayoría en la Cámara de
Diputados. La Alianza y su fórmula De la Rúa-Álvarez obtuvo el 48,5% de los
sufragios, contra el 38,09% del binomio peronista Eduardo Duhalde-Ramón
Ortega. En tercer lugar, con el 10,09% de los votos, aparecía el ex ministro de
Economía Domingo Cavallo. Leiras lo identifica como un “gobierno
dividido o semidividido, con un Poder Ejecutivo encabezado por un líder
político que si bien acredita una larga militancia en
el seno de la UCR, la misma no dio lugar a la consagración como un auténtico
líder partidario”[2]
La
victoria se debió en gran medida al fuerte rechazo público hacia la figura
de Carlos Menem, la pesada herencia
económica quedó expresada por De la Rúa en su discurso inaugural ante la
Asamblea Legislativa, el 10 de diciembre de 1999: “La situación es grave. El
déficit presiona sobre la tasa de interés, afecta las obligaciones básicas del
Estado y perjudica al conjunto de la economía. Hay que parar el déficit para
disminuir el riesgo país y el costo argentino. Cuando hay que cubrir un bache
del orden de los 10 mil millones de pesos no se puede decir alegremente que hay
cuentas ordenadas. La situación es peor que la anunciada; más grave que la
informada por el gobierno saliente, que habla de un orden financiero que en
rigor no existe.”[3] Cabe destacar que De
la Rúa asume su mandato sin tener un
presupuesto aprobado, es aquí donde se pueden observar las primeras falencias
como líder, el fracaso en el Congreso adelanta las dificultades que tendrá en
la convivencia política con el justicialismo, que conservará el control del
Senado, al menos hasta el 2001, esto es vital para poder entender el peso que
tenia la Alianza a la hora de negociar.
Algo que no debe
pasar desapercibido en su discurso, es el hecho que alega que el gobierno de
Menem dejo un escenario irregular a su salida, De la Rúa de esta manera
confronta abiertamente al menemismo y al justicialismo por la delicada
situación financiera del país, asunto que a la hora de negociar en el congreso
no debe de caer bien entre los legisladores del PJ “(...) el Congreso es un
juego de forcejeos, acompaña desde 1989 la ampliación de los poderes del
ejecutivo mediante la delegación de facultades, la reglamentación de los
decretos de necesidad y urgencia que incluye su aprobación ficta o tacita, las
facultades permanentes otorgadas al Jefe de Gabinete, (..)”[4],
en pocas palabras De la Rúa necesitara del Congreso para poder gobernar y su
discurso no ayudo a que esto suceda.
5 Políticas económicas
De la Rúa desde un comienzo debió aceptar y afrontar las
condiciones heredadas del gobierno anterior, asume en medio de una recesión, en
parte favorecida por la ley de convertibilidad que fijaba la paridad del Peso
con el Dólar, pero esta ley termino siendo una de las principales causas de la
crisis económica de 2001, al no ingresar divisas para poder mantener vigente
esta ley, el país debió endeudarse. La
convertibilidad era incompatible con el rechazo del recorte del gasto público,
con la flexibilización de importantes áreas de la economía o con el incremento
del ahorro interno a partir de la expansión del sistema de capitalización
previsional.
El
resultado de esta tensión fue la profundización de los desequilibrios que
presentaba el sistema productivo, acompañado de un proceso de fuga de capitales
que disminuyó las reservas internacionales del país y el cierre de los mercados
para el acceso al crédito, reflejado en el constante aumento en el índice de
riesgo país a lo largo del año 2001.Por ello, la crisis económica fue
incrementándose a lo largo de los dos años de administración, siendo sus
aspectos más sensibles la caída del consumo y el decreciente ritmo de la
actividad económica
La inestabilidad económica se percibía por los constantes
cambio que sucedían al interior y al mando del Ministerio de Economía, por allí
pasaron José Luis Machinea (1999- marzo 2001), Ricardo López Murphy
(marzo-abril 2001) y por ultimo Domingo Cavallo (impulsor de la ley de
convertibilidad), se lo veía como el posible salvador porque había sacado al
país de la hiperinflación de 1989, el presidente de esta forma generaba aun más
dudas respecto a su liderazgo, ya que al cambiar al titular de un ministerio
tan importante en tres ocasiones en un año suscitaba rumores de su incapacidad
de rodearse de gente competente.
Cavallo
llegó al cargo con el respaldo de la gran mayoría de la oposición del PJ, con
un fuerte impulso de parte del líder del FrePaSo, Carlos Álvarez y también
desde los medios financieros. Sin embargo, generó muchos conflictos dentro
del radicalismo, partido que aún cuestionaba al economista su actitud hacia el
gobierno de Alfonsín en los momentos más problemáticos de la etapa
hiperinflacionaria en 1989. Cavallo
inició su gestión prometiendo un crecimiento anual del 5%, e
intentando rebajar impuestos distorsivos y reanimar la industria, en lo que se
presentó como "Planes de Competitividad", también dispuso la
aprobación del impuesto a las operaciones bancarias. A pesar de estas
medidas, los mercados reaccionaron tan mal como los organismos internacionales
de crédito. Más tarde ese mismo año y debido a la presión fiscal y a la
imposibilidad de normalizar la economía, Cavallo viró hacia una fuerte
ortodoxia económica, presentando un plan de "Déficit cero", con un
nuevo recorte general de gastos en la administración pública para evitar gastar
más de lo que ingresaba en el Estado.
La resistencia para obtener del Congreso la ley en cuestión fue muy
grande, incluso dentro del radicalismo en los sectores adherentes al
alfonsinismo, pero De la Rúa la obtuvo pidiendo un esfuerzo tanto a los
legisladores opositores como a los propios y a la población en general. El
continuo ajuste contraía aún más la economía en el marco de un contexto
internacional de recesión regional (Brasil, el mayor
socio comercial de Argentina, liberó su mercado de cambio en lugar
de mantener la previa situación de convertibilidad que a duras penas mantenía
con el dólar, el real brasileño se depreció rápidamente y esto produjo una
caída en las exportaciones al país vecino) y global, que tampoco ayudaba
a la Argentina a crecer, “cuando De la Rúa asumió, sin embargo había
expectativas positivas: se suponía que el país retomaría el crecimiento, que la
prudente política fiscal permitiría mejorar el resultado primario y que, tal
como ocurrió luego del Tequila, se reiniciaría la entrada de capitales que, a
su vez, relanzaría el crecimiento económico” [5]
Casi a fin de año, el gobierno de De la Rúa inició una reestructuración de los
compromisos de la deuda externa, denominada "Mega canje"[6]. El
recrudecimiento inusitado de la situación económica, con inversiones que se
alejaban debido a la complicada situación política, provocó desconfianza
pública en el sistema financiero, por lo que se produjeron fuertes retiros de
depósitos bancarios. Para frenarlos, Cavallo impuso restricciones que
implicaban el congelamiento de los fondos depositados en los bancos, medida
conocida como el “corralito", que fue promulgada el 1 de
diciembre y originalmente permitía sólo un retiro de 250 pesos en efectivo
semanales, la prohibición de enviar dinero al exterior del país y la obligación
de realizar la mayor parte de las operaciones comerciales mediante cheques, tarjetas
de crédito o de débito, y tenía prevista una duración por 90 días. Las
dificultades en el frente económico obligaron al nuevo gobierno a buscar logros
compensatorios en otras áreas, como la lucha contra la corrupción, una mayor
eficiencia de las políticas educativas, de empleo, reformas administrativas,
etc. Pero distintos factores actuaron para que estas iniciativas fracasaran o
quedaran a medio camino ya sea la falta de los recursos necesarios, que en
muchos de esos casos debían ser cuantiosos si se quería tener éxito, la falta
de coordinación y control entre las distintas áreas de gobierno, fruto en gran
medida del deficiente funcionamiento de la coalición y su incapacidad para
crear consensos y juntar esfuerzos a favor de los programas que se querían
implementar. Este tipo de medidas de reforma requieren el uso intensivo de
capacidades institucionales y de gestión, que no estaban disponibles en el
sector público y que la Alianza no se había tomado el tiempo para preparar ni
estaba en condiciones de improvisar, “las desesperadas medidas de ajuste fiscal lanzadas por el
gobierno en los días posteriores para recuperar el apoyo del Fondo son
rechazadas tanto por los legisladores del PJ como por los de la propia Alianza.
De la Rúa y Cavallo se hallaban en una situación de casi total aislamiento
político. El caos provocado por los saqueos de supermercados en barrios
populares de varias ciudades y los cacerolazos de la clase media porteña
apuraron la renuncia de Cavallo y la caída de De la Rúa” [7]
5.1 Políticas sociales.
El gobierno de la Alianza no logro establecer buenas
relaciones con ningún sector del sindicalismo, se presentaron importantes
diferencias con la CTA, la cual se fue distanciando del gobierno al igual que
lo hizo la CGT. Esta medida se profundizo tras el recorte de los salarios
estatales, lo cual produjo una serie de huelgas y paros generales por parte de
los sindicalistas, las cuales fueron reprimidas por el uso de la fuerza
policial. La
obra social de los jubilados fue derrumbándose a punto de arriesgar sus prestaciones,
la ANSeS carece de recursos suficientes, se multiplican los juicios contra el
Estado, se firmo el decreto de necesidad y urgencia para desregular las obras
sociales. La falta de empleo, la creciente pobreza y el menor presupuesto para
la asistencia social, eran las principales causas del descontento social que
De la Rúa no supo o no pudo contener.
6. La corrupción.
Durante la presidencia de De la Rúa hubo un caso de
corrupción que marco hasta el final al gobierno, dicho caso fue el de las
coimas en el senado donde el secretario parlamentario Pontaquarto
confesó que retiró de la ex SIDE dos bolsos con cinco millones de pesos/dólares
para pagar sobornos a senadores para que aprueben en abril de 2000 la ley N°
25.250 de flexibilización laboral y que las coimas fueron autorizadas por De la
Rúa en una reunión en Casa de Gobierno, esto era visto por
la sociedad como una continuidad de las practicas utilizadas por el menemismo.
6.1 Se va el vice
En
consecuencia de la causa por corrupción en el senado,
el Vicepresidente Carlos Álvarez, se convirtió en el máximo impulsor de la
investigación y reclamó renuncias tanto en el Senado como en el Ejecutivo, con
el presidente, quien primero desestimó y luego buscó acotar el alcance del escándalo.
Cuando a principios de octubre De la Rúa intentó al mismo tiempo dar por
terminada la cuestión y reforzar su autoridad, anunciando un recambio
ministerial que reubicaba a figuras clave de su entorno y desplazaba a
ministros y secretarios poco confiables (el Jefe de Gabinete y el Ministro de
Justicia, ambos de la UCR), sin embargo, el gobierno salía debilitado de la
crisis, perdiendo autoridad hacia fuera y hacia adentro de la Alianza, la
credibilidad de la coalición se desplomó, ya que la promesa de erradicar la
corrupción fue sustituida por las viejas prácticas políticas (Leiras, 2003). Carlos Álvarez renunció a la vicepresidencia y la coalición
quedó al borde de la ruptura definitiva, en su discurso de renuncia alega que
fundó una fuerza nueva en la Argentina para, entre otras cosas, cambiar
drásticamente la forma de hacer política, argumenta que respeta las decisiones
del Presidente, sin embargo, no puede acompañarlas pasivamente o en silencio,
porque son contradictorias con las decisiones que él viene reclamando.
aquí claramente él asume su rol fundacional del FrePaSo, quitándole el carácter
de liderazgo a De La Rúa que nunca tuvo. Ramón Puerta
quedaba como Presidente del Senado y primero en la línea de sucesión
presidencial.
De la Rúa al intentar pasar por
alto la cuestión de la corrupción en el senado, logró poner, aún más distancia
de los partidos y sus presiones, conformando un gabinete mucho más disciplinado
que el anterior, pero al precio de un total aislamiento que terminó por agravar
los problemas que buscaba resolver, debió apoyar a su vicepresidente en la
persecución de los culpables del hecho de corrupción pero no lo hizo, el
gobierno de la Alianza sumaba así un nuevo golpe del que no se iba a recuperar.
6.2 La crisis
Durante
el mes de diciembre de 2001, a lo largo y ancho del país comenzaron a agravarse
los hechos delictivos, saqueos a supermercados, robos, etc. La protesta social
se intensificó así como la represión policial que intentaba sofocarla, como consecuencia de los desbordes se produjeron las
primeras víctimas mortales. El corralito agravó aún más la recesión económica a
causa de la baja de dinero circulante, la bancarización forzada y potenció el
descontento social en todos los sectores. Los comerciantes alegaban que sus
ventas caían, los trabajadores de la economía informal, por la falta de
liquidez, disminuyeron rápidamente sus ingresos, el consumo se derrumbó, ya que
no todos los negocios aceptaban el pago con tarjetas de débito, los ahorristas
vieron como sus ahorros, en su mayoría en dólares, se quedaban congelados sin
la posibilidad de transferirlos o retirarlos. “A su vez el 14 de octubre de 2001 se celebraron las elecciones
legislativas, pero en esta ocasión el protagonista además de los candidatos, se
trataba del voto bronca (sufragios blancos y anulados) que registró un notable
crecimiento.
El número de abstenciones se incrementó del 18.4
al 26.3%, lo que representó que alrededor de 2.500.000 ciudadanos no acudieron
a la votación. Los votos en blanco y anulados sumaron el 22 % del total,
mientras que en 1999 dicha proporción había sido del 6.6 %. Sobre un padrón
electoral de 25 millones votó el 74 por ciento (18.500.000 personas), no
concurrieron 6.500.000 (26 por ciento) y hubo 14.500.000 votos positivos (58 por
ciento)”[8].
Las elecciones fueron ganadas a nivel nacional por el
peronismo, que de ese modo se aseguraba el control de ambas cámaras
legislativas, fueron un certero termómetro del clima social, el cual no era
bueno.
6.3 El estallido
El 18 de diciembre continuaron los saqueos a los
supermercados en varios puntos del país, en medio de enfrentamientos se
produjeron cuatro muertes y se a eso se le suma la bronca de la gente por el
llamado “corralito”, la gente se cansó y salió a la calle. Frente a esta situación
De la Rúa como comandante en jefe de las fuerzas armadas consultó con los
altos mandos del Ejército y decretó el estado de sitio en las primeras horas de
la noche, extendiéndolo durante un mes. Esa misma noche, es decir el día 19 de
diciembre, el Presidente difundió en cadena nacional de radio y televisión un
discurso grabado por él mismo a la tarde, dicho discurso fue lo que colmó la
gravedad y la paciencia de los ciudadanos. En el discurso se apelaba a un
esfuerzo que se requería por parte de la ciudadanía y a una participación del
justicialismo para lograr un gobierno de unidad nacional, este fue el último
discurso de De la Rúa. La Plaza de Mayo esa misma noche se llena de ciudadanos, con
cacerola en manos y al grito de “¡que se vayan todos!”, pero no tenía un
destinatario en particular, la gente cansada de falsas promesas, emitían ese
mensaje para toda la clases política que incluía a De la Rúa, Menem, Cavallo,
entre otros. La policía comenzó a disparar balas de goma y gases lacrimógenos
en la Plaza de Mayo, frente a esto los ciudadanos se descontrolaron y
recrudecieron sus ataques a edificios públicos y figuras que representaban al
Estado, llámese policía, “la sociedad avasalló así a un estado, con su
legitimidad puesta en tela de juicio y cuya capacidad de respuesta a las
demandas sociales fue superada por la magnitud de las mismas”[9]
.Cavallo renuncia y la situación se torna cada vez más violenta y culmina
en una batalla entre la policía y los manifestantes, de por medio, represión,
piedrazos, etc. Los medios no paran de transmitir las imágenes de lo sucedido
y difunden cifras de muertos que se van elevando con el pasar de las horas. A
las 18:47 de la tarde del 20 de diciembre de 2001 el Presidente Fernando De la
Rúa, presentó su renuncia.
La cuestión fundamental
entonces, en lo que concierne a la soberanía es la si el líder está limitado
por algo o alguien, si debe rendirle cuentas a algo a alguien, si está por
encima de todo derecho y de toda ley, líder es quien con carácter definitivo decide
si la situación es, en efecto, normal. El derecho es siempre “derecho de una
situación determinada”. El líder crea esa situación y la garantiza en su
totalidad, él asume el monopolio de la última decisión. Es la decisión, el
monopolio de la decisión lo que constituye pues, para Schmitt, la esencial de
la soberanía del Estado. Y recordemos la definición con la que este ensayo se
abrió: el soberano es el que decide en estado de excepción. (Schmitt, 2005)
La
partida del político radical en helicóptero desde el techo de la casa rosada
principió una cadena de mudanzas en el poder ejecutivo que, a la postre, derivó
en crisis institucional, la más grave en democracia conocida por Argentina.
7.
Conclusiones
La
Alianza había surgido como estrategia para vencer al menemismo, pero el
gobierno de Fernando de la Rúa sufrió un fuerte aislamiento casi desde su
comienzo. La carencia de apoyos concretos se vio tanto desde el punto de vista
partidario como del de la relación con los diferentes actores sociales. La Alianza
se fue desgranando a lo largo de sus dos años de gobierno, se produjo la
retirada de un importante número de legisladores que pasaron a formar parte de
otras agrupaciones, inclusive los dos partidos que la integraban adoptaron
posturas muy críticas hacia la gestión gubernamental.
El
gobierno no logró establecer buenas relaciones con ningún sector del
sindicalismo, las divergencias existentes dentro de la coalición gobernante y
el permanente intento presidencial por alcanzar amplios consensos, llevaron a
que los empresarios tampoco adoptaran un papel muy activo como soportes de las
políticas oficiales. El
estilo de gobierno del De la Rúa fue señalado también como causa de su progresiva
pérdida de legitimidad, no ejercía el liderazgo indiscutido sobre la UCR. De
hecho, su candidatura por la Unión Cívica Radical para las internas de la
Alianza en 1998, se relacionó más con la falta de otros candidatos, que con su
capacidad para convertirse en un dirigente capaz de generar importantes
corrientes de identificación con su figura e ideas. Fernando
De la Rúa no conto con el apoyo contundente de su propio partido, situación que
se vio agravada por el proceso de disgregación que sufrió el FrePaSo.
Además,
para muchos, De la Rúa era un presidente débil porque muchas iniciativas
anunciadas públicamente no se llevaban a la práctica por presiones de los
grupos afectados. La debilidad del presidente se hacía visible, los propios
miembros de su gabinete lo contradecían o criticaban con dureza. Schmitt
sostiene que todo orden descansa, en última instancia, en una decisión. Esto
debe entenderse en toda su radicalidad, ya que incluso el mismísimo orden
jurídico, descansaría no en una norma, sino en una “decisión”. La cuestión es,
obviamente, quién decide. (Schmitt 2005)
Desde
el punto de vista económico, llego a la conclusión que el presidente no quiso
derogar la ley de convertibilidad ya que ésta era incompatible con el rechazo
del recorte del gasto público, con la flexibilización de importantes áreas de
la economía o con el incremento del ahorro interno a partir de la expansión del
sistema de capitalización previsional. El resultado de esta tensión fue la
profundización de los desequilibrios que presentaba el sistema productivo,
acompañado de un proceso de fuga de capitales que disminuyó las reservas
internacionales del país y el cierre de los mercados para el acceso al crédito,
reflejado en el constante aumento en el índice de riesgo país a lo largo del
año 2001.
Por
ello, la crisis económica fue incrementándose a lo largo de los dos años de
administración, siendo sus aspectos más sensibles la caída del consumo y el
decreciente ritmo de la actividad económica. Por otra parte, la agudización de
los problemas de empleo y de incremento en los índices de pobreza e indigencia
produjo la erosión de la popularidad del gobierno.
Por
último, la Alianza tampoco logró terminar con la corrupción y dotar de mayor
transparencia al sistema político, he demostrado que es principalmente por esta
causa que el vicepresidente Carlos Álvarez renuncia debido al escándalo
producido tras la aprobación de la reforma laboral, provocaron la sensación de
desconfianza y de frustración. Este rechazo no se limitó a los miembros del
partido gobernante, sino que se extendió a los políticos en general y generó un
reclamo de renovación en las prácticas políticas que se popularizó a partir del
pedido “que se vayan todos”.
Las
consecuencias del liderazgo débil por parte del presidente causaron un
estallido social incontenible que dejo muertos y heridas muy grandes en la
sociedad que tardaran mucho en sanar, queda claro que el ejemplo del liderazgo
De la Rúa es el opuesto a seguir, el liderazgo, por
tanto, debe basarse más en la autoridad y contar con la participación
entusiasta y convencida de la gente. Rasgo fundamental de este tipo de
liderazgo es que la autoridad se concibe y se practica siempre como un servicio
que atiende las legítimas necesidades de los seguidores para su crecimiento y
desarrollo como personas humanas“…un líder político es una persona representativa
en la medida en que es capaz de representar “el bien común” o algún otro ideal
que unifique a la comunidad política. La capacidad representativa del líder
político se manifiesta en toda su magnitud en el acto de decisión que hace
presente y concreta dicha idea. En ese acto se condensa, por tanto, la
condición de la contingencia y la función teológico-política de la
trascendencia que son inherentes a la representación política moderna…” [10]
El verdadero líder, en fin, es un agente
transformador, es una fuerza de progreso y mejoramiento, es un educador que
ayuda a formar a más educadores que vayan abriendo mentes y convirtiendo
corazones para continuar y acelerar la infatigable tarea de ir cambiando a los
hombres, las organizaciones y las instituciones sociales, a fin de realizar los
valores personales y sociales de paz, justicia, solidaridad y bienestar. (Maquiavelo, 2009)
8. Bibliografia
Libros
Gervasoni, Carlos: "¿Son las
crisis políticas causa de las crisis financieras? Evidencias del gobierno de la
Alianza (1999-2000)". Postdata, nº 9. Buenos Aires, 2003.
Lanata, Jorge: “Argentinos
Tomo 2, siglo XX: desde Yrigoyen hasta la caída de De la Rúa”, Ediciones
B. Buenos Aires, 2003.
Leiras, Santiago: “De Carlos Menem a Néstor Kirchner:
cambios y continuidades en la democracia argentina”. VIII Congreso Nacional de Ciencia
Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político. (SAAP). Facultad de
Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires, 2007.
Leiras,
Santiago: “Estado de excepción y democracia en América latina Argentina
,Brasil, Perú y Venezuela en perspectiva comparada” Homo Sapiens. Rosario,
2010.
Leiras, Santiago: “Gobernabilidad y
crisis de liderazgo: los difíciles años del gobierno de Fernando De la Rúa”
en Legnani, Néstor (Comp.) La
democracia y sus laberintos. Tierra Firme, Buenos Aires, 2003.
Maquiavelo, Nicolás: “El príncipe” Grupo
Planeta. España, 2009
Novaro, Marcos, “Presidentes,
equilibrios institucionales y coaliciones de gobierno en Argentina (1989-2000)”
en Lanzaro Jorge (Comp.) Tipos de presidencialismo y coaliciones
políticas en América Latina. Editorial CLACSO, Buenos Aires, 2004.
Schmitt, Carl: “El concepto de lo político”.
Alianza Editorial. Buenos Aires, 2009.
Schmitt, Carl: “Teología
política: Cuatro ensayos sobre la soberanía”. Buenos Aires, 2005.
Diarios, en su versión web.
La nación 1999-2001; www.lanacion.com
Clarín 1999-2001; www.clarin.com
Diario Perfil 1999-2001; www.perfil.com
WWW
De la Rúa en toda la Capital, disponible
en: http://www.lanacion.com.ar/171737-de-la-rua-en-toda-la-capital , accedido el 16 mayo 2014
Documentos
Biblioteca
Escolar de Documentos, Discurso de Fernando de la Rúa ante la Asamblea
Legislativa al asumir como Presidente de la Nación el 10 de diciembre de 1999,
disponible en http://biblioteca.educ.ar
Texto de la renuncia de
Carlos “Chacho” Álvarez al cargo de vicepresidente de la Nación en octubre de
2000, disponible en http://archivohistorico.educ.ar/sites/default/files/IX_29.pdf