Resumen
El
presente trabajo se concentrará en comparar determinados aspectos de las
primeras presidencias de Carlos Menem en Argentina (1989-1995) y de Alberto
Fujimori en Perú (1990-1995), principalmente la relación entre la emisión de
DNUs y Decretos Constitucionales y el concepto de neodecisionismo. Ambos casos
se enmarcan en los comienzos de la década de los '90, marcada por políticas
neoliberales, tanto económicas como sociales. Estas políticas conllevaron
principalmente al achicamiento del Estado así como a su fortalecimiento. Las
figuras de Menem y Fujimori concentraron un gran poder de decisión y acción en
sus personas, debilitando los sistemas de pesos y contrapesos republicanos y de
esta manera sobrepasando a la lógica de división de poderes entre los poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Summary
This work will focus on comparing certain aspects of
the first’s presidential terms of Carlos Menem in Argentina (1989-1995) and
Alberto Fujimori in Peru (1990-1995), mainly the relationship between the
emission of DNUs and Constitutional Decrees and the concept of neodecisionism.
Both cases are framed in the '90s, and both marked by neoliberal economic and
social policies. These policies entailed mainly the shrinking of the state and
its strengthening. The figures of Menem and Fujimori concentrated great power
of decision and action, weakening the republican accountability system and thus
transgressing the logic of division of the executive, legislative and judicial
powers.
"Neodecisionismo
aplicado a través de los Decretos de Necesidad y Urgencia y los Decretos
Constitucionales en las Presidencias de Menem y Fujimori respectivamente (1989
- 1995)"
Catalina Müller
1.
Introducción: Origen del concepto de "Decisionismo"
Luego
de cursar la materia de líderes y liderazgos políticos de América Latina, un
concepto que me ha resonado ha sido el de "decisionismo". Por eso es
que el siguiente análisis partirá desde este concepto, como consecuencia, es
imperante tratar de establecer como irrumpe el mismo en la literatura de la
ciencia política y como, a través de un largo proceso de transformaciones
políticas, históricas, económicas y sociales, termina siendo aplicable a las
realidades latinoamericanas de la década de los '90. Cumplido este objetivo, se
intentará comprender la relación, si es que existiera, entre dos tipos de
liderazgos latinoamericanos muy particulares (Carlos Menem y Alberto Fujimori),
el concepto de decisionismo y el afán por legislar del poder ejecutivo.
Carl
Schmitt, fiel a su pensamiento realista, sus principios conservadores y anti
liberales, y en relación al contexto turbulento que vive Europa durante el
siglo XX, planteó la importancia de la toma de decisiones por parte del
Soberano en los tiempos de excepción y marcó que la soberanía residía en el
líder (Schmitt, 1922). "Sovereign
is he who decides on the exception", sin embargo, el autor sostiene a continuación: "This
definition of sovereignty must therefore be associated with a borderline case
and not with routine". Por
lo citado anteriormente se entiende que, es en un contexto de crisis del Estado
de Derecho (República de Weimar) que el autor inaugura el concepto de
decisionismo, y este concepto se materializa cuando se toman decisiones
políticas por encima de la norma establecida en momentos de emergencia. Schmitt
siguió la clásica línea del Leviatán (Hobbes, 1651): "República (...)
es una persona cuyos actos ha asumido como autora una gran multitud, por pactos
mutuos de unos con otros, a los fines de que pueda usar la fuerza y los medios
de todos ellos, según considere oportuno, para su paz y defensa común."
Schmitt
define de tal manera la política que:
(...) sería la decisión y no la deliberación la
mediación principal que permita afrontar el conflicto amigo-enemigo. El
concepto de decisionismo apareció entonces como anillo al dedo sobre terrenos
culturales e institucionales abonados históricamente por la propensión al
protagonismo del caudillo o el líder carismático y la dificultad por incorporar
la idea de un orden político sobre la base de un sistema de reglas de juego
permanente acordadas socialmente, presente en la Alemania de los años de la
República de Weimar (1919-1933) (Leiras,
2011).
2.
Aplicación del concepto a América Latina: Surge el Neodecisionismo
Siguiendo
el pensamiento de Schmitt y teniendo en cuenta sus antecedentes Nacional
Socialistas, sus lazos con el partido Nazi, su conservadurismo, entre otros
elementos, se puede llegar a pensar que todo el desarrollo del concepto de decisionismo
puede haber surgido con el objetivo de justificar determinadas acciones de
algunos de sus líderes contemporáneos. Por ejemplo Adolf Hitler o Benito
Mussolini. Intentando hacer una aproximación del concepto de gobiernos
decisionistas al caso latinoamericano, se podría ejemplificar con los casos de Perón
en Argentina, Vargas en Brasil y Cárdenas en México. Un
detalle a destacar es que todos estos gobiernos coinciden en que en ninguno de
estos casos los líderes aplicaron políticas neoliberales.
Durante
la década de los ´90 surgen en América Latina una serie de Gobiernos de tinte
particular y nuevo hasta el momento. Me refiero a figuras Presidenciales
fuertes, con alto consenso popular y gran capacidad de toma de decisiones. Los
principales exponentes de este nuevo paradigma presidencial fueron Carlos
Menem, Alberto Fujimori y Fernando Collor de Mello; en Argentina, Perú y Brasil
respectivamente. Es por esto mismo, que comienza a surgir un renovado interés
por el decisionismo (Leiras y Baldioli, 2010). A continuación una definición
más que clara sobre la transformación de este concepto:
(...) el nuevo decisionismo tiene importantes
diferencias con aquél originario planteado por Schmitt, sobre todo en
referencia a la centralidad del Estado. Mientras que el primero se presenta
como un momento de reconstrucción de la estatalidad soberana frente a “la gran
transformación” que sacudía y ponía en crisis al paradigma liberal del
capitalismo autorregulado, el decisionismo de fin de siglo surge en un contexto
marcado por otra gran transformación, con eje en el mercado global y en
políticas económicas que lo instituyen, o que aspiran a insertarse en él, y que
tendrán, en determinados contextos nacionales o regionales (por ejemplo, en
América Latina, en países como Brasil, Argentina, Perú, Bolivia) una afinidad
electiva con formas jurídicas y políticas de concentración del poder (Bosoer y Leiras, 1999).
Dicho
enfoque, retomado del original propuesto por Schmitt, entiende este nuevo
paradigma como un estilo, una suerte de ideología, ahora se adopta el
decisionismo como forma permanente de gobierno y de hacer política. Hay una
impronta decretista por parte de los presidentes, quienes desde el ejecutivo
gestionan políticas pasando por arriba al Poder Legislativo. Sin embargo,
surgen elementos nuevos que modifican el formato original del concepto de
decisionismo, es por esto mismo, que el concepto ahora se denominará
neodecisionismo. Para mayor claridad conceptual se tomará la siguiente
definición de neodecisionismo:
Se entenderá aquí por “neo-decisionismo”, de manera
preliminar, un modelo de decisión política fuertemente concentrado en la
figura presidencial, y un replanteo y adecuación de los regímenes y tradiciones
presidencialistas a partir de la doble transición desde autoritarismos a
regímenes democráticos y del estatismo económico a políticas de libre mercado,
desregulación y activa inserción a los ritmos impuestos por el proceso de
globalización capitalista. (Bosoer y
Leiras, 1999).
El
primero y más determinante de estos nuevos elementos, es el hecho de que
durante la década de los ´90 en los países de América Latina en los que se da
este nuevo paradigma, se aplicaron políticas marcadamente neoliberales
y principios neoconservadores. Entre ellas se pueden destacar las
más importantes: privatizaciones de empresas públicas, dolarización de la
economía (caso Argentino), endeudamiento externo, aplicación de las consignas
del Consenso de Washington, achicamiento del Estado, flexibilización del
mercado laboral, entre otras. El segundo elemento distintivo es de orden
institucional y tiene que ver con el hecho de que en los ´90 se atenúa el
Estado de Derecho en América Latina, a través de la proliferación y abuso
de los Decretos de Necesidad y Urgencia, Decretos Constitucionales, Vetos,
entre otros. Y esto contrasta claramente con la problemática principal que
intenta sortear Carl Schmitt cuando elabora su propuesta, esta es que durante
la República de Weimar se elimina por completo el Estado de Derecho. Por
último, pero no menos importante, se encuentra el factor del neopopulismo.
Dicho elemento implica un liderazgo fuerte y la aplicación de políticas
sociales focalizadas.
2.a.
Distintos enfoques, línea de análisis y planteo del problema
Para
seguir con el debate, autores como Kurt Weyland (2013) o Marcos Novaro (1996)
han hablado de Neopopulismo, Guillermo O´Donnell de Democracias Delegativas
(1991) o de Decisionismo Democrático (Quiroga, 2011), pero este trabajo seguirá
el lineamiento propuesto por Santiago C. Leiras en su trabajo de compilación: "Democracia y estado de
excepción. Argentina, 1983-2008", y dentro del mismo estará
circunscripto al período 1989 - 1995 comprendiendo las primeras presidencias
de Carlos Menem en Argentina y Alberto Fujimori en Perú; analizándolas bajo la
lente del concepto de Neodecisionismo establecido por Bosoer y Leiras (1999) y Leiras
y Baldioli (2010). El fin de dicho análisis es llegar a la confirmación o
refutación de la siguiente hipótesis: "Los gobiernos de Menem
(1989-1995) y Fujimori (1990-1995) clasificarían como neodecisionistas aunque
no hubieran utilizado constantemente los DNUs y los Decretos Constitucionales."
3. Contexto y elecciones, 1990
En 1990 se inicia una década que marcará para siempre
a América Latina. Argentina y Perú coinciden en el hecho de que luego de años
de fuertes dictaduras e inestabilidad y un posterior proceso de democratización
y re institucionalización llegan a la presidencia de ambos países dos figuras
muy fuertes, con amplio consenso popular. Es preciso analizar el porqué de este
resultado, mucho que ver han tenido los años anteriores de gran inestabilidad
política y económica que generaron una fuerte crisis de representatividad; como
así también el alejamiento y rechazo de parte de la población de los partidos
políticos. Al presentarse estos dos candidatos, Menem y Fujimori, como posibles
estabilizadores, con carrera política y experiencia; la aceptación social fue
amplia. Se creía que serían capaces de reinstaurar el orden y estabilidad
perdidos.
Es inevitable destacar una particularidad
del caso Peruano. Además de los factores que han sido mencionados
anteriormente, no hay que olvidar el enorme problema de las guerrillas internas
y el alto grado de violencia que alcanzaron (los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru) y la respuesta de las Fuerzas Armadas, además, del gran problema del narcotráfico. En este
complejo contexto es que hará su aparición Alberto Fujimori como el único capaz
de resolver las problemáticas mas agobiantes para el pueblo. Su injerencia en
el ámbito político se materializa en un tipo de liderazgo de "piloto de
tormentas" (Fair, 2010) que aparece en un momento de crisis como ejecutor
de soluciones inmediatas. En el caso Argentino, la crisis predominaba en lo
económico y en un contexto de hiperinflación creciente que imposibilitó la
finalización del mandato presidencial de Raúl Alfonsín. Carlos Menem entrará en
la escena nacional (anteriormente se desempeñó en el cargo de Gobernador de la
Provincia de La Rioja y siempre dentro del Peronismo) también con un tipo de
liderazgo de "piloto de tormentas" sumándosele un estilo de "personalismo
mesiánico" (Baldioli y Leiras, 2010).
Alberto Fujimori, ingeniero agrónomo proveniente de
una familia Japonesa,
se presenta a elecciones con un nuevo partido "Cambio 90". El mismo,
que estaba integrado mayoritariamente por profesionales, accederá a la
Presidencia luego de vencer en segunda vuelta al candidato del Frente Democrático
"FREDEMO", Mario Vargas Llosa.
Cabe destacar "que era un ex profesor universitario sin lazos con el
sistema político tradicional, lo que le permitía reforzar su discurso basado en
la crítica al sistema político vigente y lo autonomizaba de cualquier sector
social específico" (Fair, 2010). Gran parte de su campaña electoral
estuvo avocada a hacer un llamado por la unidad nacional, y hablaba de una
"renovación moral". El FREDEMO era una coalición de partidos de
derecha y cristianos, con un claro programa neoliberal y amplio apoyo de las
elites. En cambio, si bien, Cambio 90 era un partido de carácter más
profesional-electoral, tuvo una llegada mucho mayor a las clases populares.
Carlos Saúl Menem, abogado, hijo de inmigrantes
sirios, oriundo de la provincia de La Rioja,
se presenta en las elecciones de 1989 como candidato del Peronismo (primera
fuerza nacional) y vence a Eduardo C. Angeloz, el candidato de la Unión Cívica
Radical, con el 47,51%. El candidato de la UCR basó su campaña en destacar que
llevaría adelante un ajuste del Estado y una reestructuración económica, en
cambio, Menem no daba muchos detalles de su plan económico pero hablaba de una
"revolución productiva" y de un "salariazo" (Fair, 2012).
Menem asumiría en medio de una hiperinflación inédita para argentina, tasas de
endeudamiento externo y déficit fiscal incontrolable, decadencia de la
situación sociolaboral de los trabajadores asalariados, incremento de
desocupados, aumento de los indicadores de pobreza y precarización social
(Fair, 2012).
4. Políticas neoliberales
Antes de comenzar a hablar sobre políticas
neoliberales y sobre los efectos del Consenso de Washington, es preciso
establecer cómo se definen. Fue en 1990 durante una conferencia organizada por
el Instituto de Economía Internacional de Washington que John Williamson
definió al Consenso de Washington como un conjunto de recomendaciones de corte
neoclásico para lograr la estabilización económica con crecimiento en la región
(Guiñazú, 2002). Para comprender de que tratan las políticas neoliberales
primero debe establecerse que se entiende por neoliberalismo; es el paradigma
dominante de la década del ´90 que deviene del Liberalismo Clásico y se nutre
principalmente de la Escuela Austríaca, la Escuela de Chicago, la Escuela de
Virginia y el Libertarianismo (Morresi, 2008). Las propuestas básicas de este
paradigma son la desregulación, privatización y vuelta al Estado garantista y
mínimo (García Delgado, 1994). Las políticas neoliberales son un conjunto de
medidas económicas, que siguiendo la línea anterior, se aplican desde los
órganos de gobierno para delinear como se llevaran a cabo las distintas
actividades económicas que competen a un país.
Establecido esto, se pasará a determinar las políticas
económicas y la relación con el neoliberalismo de los dos casos de estudio.
4.a. Menem y el neoliberalismo
No hay que olvidar que Menem asume como Presidente
antes de tiempo, dado que Alfonsín se retira por la agobiante crisis económica,
social y política que ya se había vuelto inmanejable. Encontrándose ante una
situación de desorden y una demanda de la sociedad de soluciones, es que
comienza a aplicar una serie de políticas de carácter ortodoxo llamativamente
contrarias a la línea que mantuvo históricamente el Peronismo y curiosamente
muy similares a las que propuso Angeloz durante su campaña electoral. A los
pocos meses de haber asumido el nuevo Presidente se sancionan dos leyes
centrales, la Ley de Emergencia Económica (Ley N°23.697), que establece
principalmente el poder de policía de emergencia del Estado y la suspensión de subsidios
y subvenciones;
y la Ley de Reforma del Estado (Ley N°23.696) que reguló sobre la emergencia administrativa,
privatizaciones y participación del capital privado, programa de propiedad participada,
protección del trabajador, contrataciones de emergencia, contrataciones vigentes,
situación de emergencia en las obligaciones exigibles, concesiones, plan de emergencia
del empleo y disposiciones generales.
Unos meses más tarde, asume como Ministro de Economía Erman González y se
anuncia el Plan Bonex. Para comienzos de 1990 se empezaron a delinear las
privatizaciones que se llevarían a cabo, Aerolíneas
Argentinas, Entel, Segba, Somisa, Gas del
Estado, Obras Sanitarias y áreas secundarias de YPF; también se eliminaron
secretarías de estado y se suprimieron jubilaciones de privilegio. Es
importante destacar el vital rol que desempeñó el grupo empresario Bunge y Born
en la elaboración de las políticas económicas de esta primera etapa. Para 1991 Domingo
F. Cavallo es designado como nuevo Ministro de Economía y se anuncia el Plan de
Convertibilidad cuyas medidas más importantes fueron: establecer una paridad
cambiaria fija y para siempre de 10.000 australes por 1 dólar y se cambia la
denominación del signo monetario (Austral) por la de "Peso" a partir
del 1 de enero de 1992.Se transfieren a las provincias los servicios educativos, sanitarios y
sociales aumentándose su coparticipación impositiva. Se aumenta la alícuota del IVA (Impuesto
al Valor Agregado) del 16% al 18%. Se crea el Banco de Inversión y Comercio
Exterior (BICE) que financiará las operaciones de exportación y tendrá
financiación del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). En 1993 se anuncia
un nuevo plan: el Plan Brady, fue un acuerdo con los bancos acreedores del
exterior para refinanciar la deuda externa en forma escalonada a 30 años.
Especialmente el Plan de Convertibilidad constituyó un éxito dado que paró la
hiperinflación y permitió el ingreso de capitales:
Es consecuencia de dicho éxito que los
organismos de crédito internacional, quiénes habían considerado que la
aplicación de un tipo de cambio fijo era anacrónico y no respondía a la lógica
de libertad del mercado monetario, dejen de lado rápidamente esta concepción
generando aplausos al modelo y finalmente su financiación (Archiópoli, 2012).
Todo lo expuesto anteriormente hace posible pensar que
la "gran concentración de poder de decisión y acción en la presidencia
ayudó enormemente a que la reforma y ajuste estructural se implemente con gran
intensidad y velocidad" (Hickey, 2012).
4.b. Fujimori y el neoliberalismo
Fujimori asume como Presidente en julio de 1990, tras
el mandato de Alan García del partido del APRA (Alianza Popular Revolucionaria
Americana). Y, a penas accede al gobierno lleva a cabo medidas de ajuste
económico, las cuales había prometido no implementar pero llamativamente esto
no le restó apoyo de la sociedad."A pesar de la magnitud de la
transformación, el Presidente logró mantener un amplio respaldo social, al
restablecer la estabilidad económica y lograr la modernización y “reinserción
internacional” del país en el seno de la comunidad internacional" (Leiras,
2010). El cambio de gobierno se dio en un momento crítico en cuanto a lo
político, lo económico y lo social. La crisis económica no tenía techo así como
el descreimiento de la sociedad de los partidos políticos y el aumento
incesante de la violencia por las guerrillas internas. El nuevo Presidente se
rodea de figuras conocidas por sus inclinaciones ortodoxas, sobre todo
tecnócratas, y así comienza un proceso de acercamiento a los organismos de
crédito internacionales y a Estados Unidos. Una de las primeras medidas fue el
anuncio de un plan de estabilización de la economía conocido como el
"shock financiero" o "Fujishock" (Fair, 2010). El contexto
de crisis excepcional en todas las dimensiones heredado de la presidencia
anterior, terminará resultando funcional para Fujimori, quien legitimará la
necesidad de su liderazgo neodecisionista que requería la concentración casi
absoluta de poder para garantizar el restablecimiento de un principio de orden
y gobernabilidad pública ausentes en el seno de la comunidad (Fair, 2010). Un
elemento vital que ayudó a la consolidación de este orden político y al
acompañamiento popular de las políticas económicas fue el relativo éxito de la
mismas, principalmente con respecto al objetivo de bajar la inflación.
Cuadro I - Inversión extranjera
En el siguiente cuadro tomado de Noejovich,
2010; permite tener una idea más acabada con respecto a la inversión extranjera
directa en Perú y Argentina.Los
años que son pertinentes para el presente análisis son desde 1992 a 1995.
5. Se atenúa el Estado de Derecho
Alberto Fujimori accede al poder de forma
legítima, pero se vio enfrentado con un problema muy importante: su partido
constituía la minoría en el Congreso. Por esto mismo es que se abocó a gobernar
de forma decretista, pasando por arriba del Parlamento y todos los demás pasos
y formas de pesos y contrapesos de una república remocrática. Gobernó de esta
manera hasta que el descontento de la oposición fue imposible de ignorar,
sumado a las acusaciones de no publicar en el Diario Oficial El Peruano
diversas nomas emitidas "al ser consideradas arbitrariamente como secretas
por el gobierno"(Landa, 2003). Es entonces cuando el Presidente
electo, rodeado de sus seguidores más leales, decide quebrar con la
institucionalidad y legalidad de su mandato dando el llamado "autogolpe de
1992" a tan solo 2 años de haber accedido al poder. De esta forma, se
disuelve el Congreso que constituía un gran obstáculo para el presidente, para
más tarde llamar a una Asamblea Constituyente que daría origen a una nueva Constitución
en el año 1993. Para este cometido el Presidente "contó además del
respaldo de las Fuerzas Armadas, con el apoyo de las elites políticas y
económicas del país y de gran parte de la población" (Fair, 2010). Así
es como Fujimori logra consolidar su liderazgo presidencial, y dar vuelta el
tablero a su favor. César Landa, abogado y reconocido académico peruano, sostiene
que los Decretos de Urgencia han constituido junto con los Decretos Leyes, la
forma legislativa de gobierno que caracterizó al régimen de Fujimori al cual
califica de autocrático (2003).
Fujimori justificó desde
su discurso neodecisionista que: "estas “obstrucciones” por parte del
Parlamento no sólo impedían la resolución necesaria de los problemas aún
irresueltos de su Gobierno, sino que incluso podían hacer peligrar los logros
ya conseguidos" (Fair, 2010).
En el caso argentino no hubo una interrupción de la
institucionalidad democrática, y esto se debió, a la situación política mucho
más favorable para el presidente. Menem fue una figura que refrescó, renovó y
mejoró la imagen que se tenía de la política, ya que luego de los duras años de
las dictaduras militares y luego del fracaso de primer gobierno de la
reinstauración democrática, fue un personaje quien se las ingenió para generar
una gran empatía por parte del pueblo. Durante su campaña electoral se dedicó a
recorrer el país de un extremo a otro, y se dirigía a las masas a través de
discursos claros y de fácil comprensión para todos, aparecía constantemente en
los medios de comunicación (especialmente por televisión), se mostraba con los
personajes de la farándula, figuras y jugadores de fútbol, etc.; todo esto
ayudó a fortalecer el consenso social de aceptación con el que contó Menem. Al
momento de llevar a cabo una transformación de la Constitución Nacional, optó
por un camino más simple que su par Peruano, pero sobre todo legítimo. Logró
acordar con el líder de la primera fuerza de la oposición: Raúl Alfonsín, en el
denominado "Pacto de Olivos". Más allá de que cuando el pacto salió a
la luz generó mucho revuelo y críticas, Menem logró su cometido y Alfonsín y la
UCR quedaron marcados por este hecho para siempre como un acto de traición. En
1994 se reforma la Constitución y el Presidente logra su deseo tan anhelado, el
Artículo N°90 que estipula la reelección presidencial.
Analizando estos dos casos se puede ver el enorme
poder de decisión con el que cuentan ambos Presidentes así como su gran
capacidad de acción. Se ve como pueden pasar fácilmente por encima de los
frenos y contrapesos de una república e interpretar la legislación como mas les
favorezca. Para finalizar con este punto del análisis y, a modo de contraponer
a la fundamentación de Schmitt sobre el decisionismo que es la que da origen a
este trabajo, traeré a colación una conclusión elaborada por César Landa:
Las normas que regulen los decretos de
urgencia deben reflejar una posición subordinada a la Constitución antes que al
presidencialismo normativo, debido a que en un estado de derecho su expedición
no puede quedar librada a la voluntad propia del positivismo legalista del
Presidente, sino que debe quedar vinculada a las normas constitucionales y
legales que las desarrollen de manera razonable y previsible, regulando las
situaciones de emergencia económica (Landa, 2003).
6. El neopopulismo
En este punto se analizarán las características más
relevantes del neopopulismo en cuanto a su importancia en la conformación de
los gobiernos neodecisionistas de Menem y de Fujimori. Si bien el neopopulismo
se basa en un liderazgo fuertemente personalista también conlleva la
implementación de políticas sociales, pero a diferencia del populismo clásico
que implementa políticas sociales de carácter universal, este implementa
políticas sociales que son de carácter focalizado. Esto quiere decir que los
líderes llevan a cabo acciones en ayuda de los menos favorecidos pero no para
todos los ciudadanos, sino identificando grupos de mayor riesgo (muy)
específicos y (muy) limitados. Se entiende a la política social como:
"(...) una política pública dirigida por el Estado, orientada hacia la
población y que tiene un conjunto de lineamientos generales para conseguir
fines específicos" (Béjar 2001).
Se podría decir que es una suerte de populismo
actualizado y adaptado al contexto capitalista de la década de los '90, donde
el Estado de Bienestar es cosa del pasado y la nueva "religión" es el
neoliberalismo. En países que se encontraban sufriendo las consecuencias de
sucesivas crisis económicas, desgarrados por los conflictos sociales y que
habían perdido toda esperanza en los partidos políticos; este nuevo populismo
focalizado fue bien recibido por sus beneficiarios y por la opinión pública del
momento:
Esta alienación, a la vez, inspiró a los
votantes a buscar líderes opuestos al statu quo, y a favorecer a los que
estaban dispuestos a cambiar la situación y aliviar el sufrimiento de los
pobres. (...) buscaban héroes carismáticos que salvarían a sus pueblos. Algunos
votantes anhelaban una época del pasado, la edad de oro del populismo clásico,
con su industrialización, orgullo nacional, sindicatos fuertes, diplomacia
robusta, e intervencionismo del Estado a favor del trabajador (Conniff, 2003).
Pero las grandes crisis económicas
vividas tanto en Argentina como en Perú y las reformas recomendadas por los
organismos multilaterales de crédito trajeron como consecuencia que los
gobiernos se vieran obligados a minimizar el gasto social y a optimizar los
pocos recursos de la manera más efectiva. Lo justo y necesario para evitar una
nueva explosión social. Esto se llevó a cabo de manera cruda y muy efectiva
durante los gobiernos de Menem y de Fujimori.
Una consecuencia marginal de las
políticas focalizadas fue la enorme proliferación de Asociaciones Civiles,
O.N.G's, entre otros. Se trató del surgimiento de asociaciones (a veces
institucionalizadas, otras veces no) que comenzaron a ocupar un lugar y dar
ayudas en sectores desprotegidos donde el estado no llegaba. Para finalizar con
este punto un breve reflexión:
Si bien el neopopulismo se basa en un
liderazgo personalista, este se radicaliza con el debilitamiento del poder
legislativo y de los partidos. Al debilitar las instituciones, se reduce la
capacidad de generar mecanismos de accountability en forma horizontal, creando
las condiciones favorables para la corrupción (Wehner, 2004).
7.
Estableciendo una relación entre Menem y Fujimori
Más allá de lo complicado que sea encontrar
coincidencias entre dos períodos presidenciales de distintos países, en este
punto se buscará establecer los puntos de encuentro entre lo acontecido durante
los primeros períodos presidenciales de Fujimori y Menem. Para comenzar, estas
dos figuras coinciden en un aspecto de base y que será expuesto solo a modo de
comentario: los dos presidentes son hijos de inmigrantes. Puntos de encuentro
importantes son los siguientes: ambos líderes se ganaron el apoyo popular de
las masas prometiendo soluciones, "pacificación nacional" por un lado
y "renovación moral" por el otro, medidas económicas que favorecerían
a las clases más golpeadas por las crisis anteriores y presentes, se acercaron
al pueblo mediante los medios de comunicación masiva, Fujimori se presentó como
un "outsider" de la política y Menem como el único capaz de resolver
la crisis que aquejaba al país. Ambos se vieron limitados por un Congreso que
era reticente a sus reformas y optaron por pasarlo por arriba legislando
mientras apelaban a la situación de emergencia y desorden en que se vivía. No
contentos con esto se las ingeniaron para reformar las Constituciones y agregar
un elemento determinante para el futuro de sus países (y de ellos mismos): la
reelección. Ambos Presidentes al acceder a su cargo no solo no cumplieron sus
vastas promesas en cuanto a las políticas económicas, sino, que hicieron todo
lo contrario y aplicaron las medidas más ortodoxas y liberales posibles. Con
respecto a Fujimori:
(...) se trataba de un liderazgo
neodecisionista que era contrario a los partidos políticos tradicionales,
criticaba la ineficiencia e ineficacia decisional del Parlamento e incentivaba
la necesidad de la toma constante de decisiones soberanas para recuperar el
orden político, económico y social perdido. Es precisamente a partir de la
necesidad de este tipo de liderazgo piloto de tormentas, incentivado por el
discurso de inminente “guerra interna” del Presidente, como pudo relegitimar su
accionar Fujimori frente a la sociedad civil, para luego llamar a una etapa de
cierta regeneración institucional que concluiría con la reforma de la Constitución
al año siguiente y la consiguiente posibilidad de ser reelecto en las
elecciones presidenciales de 1995 (Leiras, 2010).
Esta cita se podría aplicar también a Menem,
reemplazando el factor de alusión a la guerra interna por la alusión a la grave
inestabilidad causada por la hiperinflación. Para concluir con este punto, una
última coincidencia: ambos Presidentes, años más tarde, terminaron acusados y
enjuiciados por crímenes de corrupción, venta de armas, asesinatos, crímenes de
lesa humanidad, entre otros.
7.a. El rol de los DNUs en Argentina
"Desde 1989, luego de los momentos
más difíciles de la transición política, la democracia argentina no pudo
prescindir del ejercicio de los poderes excepcionales y se alejó de aquella
concepción que proclama la separación de poderes y los controles mutuos, que
regula los posibles excesos de los gobiernos de turno" (Quiroga, 2011).
En Argentina los Decretos de Necesidad y Urgencia
fueron y siguen siendo un tema de debate constante. Han sido utilizados por
todos los gobernante de turno de los últimos años (la mayor cantidad de
registros que se tienen son desde 1983, aproximadamente), para legislar sobre
un rango de temas extremadamente amplio. Siempre justificándose en
interpretaciones discrecionales de de la legislación que regula los DNUs, dada
su falta de carácter estricto y claro. En cuanto a lo que estipula la
Constitución Nacional antes de la Reforma de 1994, figuraba que: "el
Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e
insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo", pero luego
se introdujo lo siguiente:
Solamente cuando circunstancias
excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por
esta Constitución para la sanción de las leyes y no se trate de normas que regulen la materia penal, tributaria,
electoral o el régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por
razones de necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de
ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de
ministros (Constitución de la Nación Argentina).
Como consecuencia de este afán por el decretismo se
genera un problema, como sostiene la autora Mariana Llanos:
Medidas tales como los Decretos de
Necesidad y urgencia, son utilizadas para adoptar decisiones de carácter
legislativo sin que medie una expresa delegación de poderes por parte de la
legislatura. En estos casos, las legislaturas no sólo pierden sus prerrogativas
de legislar, sino que también se dificultan prácticamente las de supervisión y
control debido a la ausencia de una delegación circunscripta a cuestiones
determinadas (Llanos,
1998).
Y entonces, el Poder Legislativo ve como se diluye su
razón de ser ante la pérdida de la exclusividad que le corresponde: la de legislar.
Por supuesto que esto radica, además, en un atentado contra los principios
básicos del republicanismo que rige nuestro país. Estos son la división de
poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El primero se encarga de la
elaboración de Leyes, se nuclea en el Congreso y se compone de dos cámaras. El
segundo administra, aplica y ejecuta leyes. Y el último resuelve las causas
judiciales. Se puede ver claramente donde está el problema con los DNUs
emanados desde el Poder Ejecutivo, es una atribución que está muy por fuera del
campo de acción que le compete.
Cuadro II: Decretos de Necesidad y Urgencia por
Presidente, 1983 - 2011
Presidentes
|
DNU (N)
|
DNU (por mes)
|
IUD
|
Alfonsín 1983 -
1989
|
10
|
0,1
|
0,02
|
Menem 1989 -
1999
|
274
|
2,2
|
0,2
|
De La Rúa 1999
- 2001
|
62
|
2,6
|
0,28
|
Duhalde 2002 -
2007
|
155
|
9,1
|
0,57
|
Kirchner 2003 -
2007
|
236
|
4,4
|
0,41
|
Fernández de
Kirchner 2007 - 2011
|
29
|
0,7
|
0,12
|
Fuente: Alejandro Bonvecchi y Javier Zelaznik, 2012
En el Cuadro I podemos ver, solo a modo de
comparación, que el Presidente Menem entre sus dos mandatos fue el que mas DNUs
emitió con 274, seguido por Néstor Kirchner con 236.
7.b. El rol de los Decretos Constitucionales en Perú
Es importante destacar el hecho de que Perú ha tenido
doce Constituciones (la de Cádiz, de 1812, 1823, 1826, 1834, 1839, 1856, 1860,
1867, 1920, 1933, 1979 y 1993) y más de treinta documentos con rango
constitucional.
En cuanto al fenómeno del Decretismo en Perú, es
preciso retrotraerse a las presidencias de Fernando Belaúnde (1980 - 1985) y
Alan García (1985 - 1990), quienes ya en ese entonces abusaban de las
facultades presidenciales para legislar. Se aprovecharon de la vaguedad de la
cláusula 20 del artículo 211 y el artículo 188 (de la Constitución de 1979) para
hacer uso y abuso de decretos económicos que no resultaban ni urgentes ni
extraordinarios y para obtener la delegación de poderes en áreas cada vez más
relevantes y por períodos más extendidos (Fair, 2010). El Artículo N°211 de la
Constitución Peruana de 1979 establece cuales son las atribuciones y
obligaciones del Presidente de la República, y en la cláusula 20 establece que
una de estas consiste en: "Administrar la hacienda pública; negociar
los empréstitos; y dictar medidas extraordinarias en materia económica y
financiera, cuando así lo requiera el interés nacional y con cargo de dar
cuenta al Congreso."
Sirviéndose de la misma legislación que sus
antecesores y al no contar con mayoría en el Congreso, Fujimori comienza a gobernar
a través de los llamados Decretos de Urgencia o Constitucionales y Decretos
Legislativos. Durante su gobierno constitucional (regido por la Constitución de
1979), se dictaron 562 Decretos de Urgencia y 156 Decretos Legislativos,
mientras que el Congreso sólo dictó 140 Leyes (Landa, 2003).
A continuación se podrá observar en el siguiente
cuadro comparativo la relación entre los mandatos presidenciales comprendidos
entre 1980 y 2002 y la cantidad de Decretos de Urgencia y Legislativos que ha
emitido cada presidente y la cantidad de Leyes que ha emitido en Congreso. El
punto sobre Fujimori se encuentra resaltado en amarillo por ser el que resulta
de interés para el presente análisis.
Cuadro III: Legislación del Poder Ejecutivo y el
Congreso
|
F. Belaúnde
1980-1985
|
A. García
1985-1990
|
A. Fujimori
1990-2000
|
V. Paniagua
2000-2001
|
A. Toledo
2001-2002
|
Totales
|
Dec. Urgencia
|
667
|
1033
|
1655
|
120
|
74
|
3549
|
Dec.
Legislativo
|
348
|
263
|
303
|
12
|
|
926
|
Leyes
|
990
|
848
|
1373
|
139
|
234
|
3584
|
Fuente: Diario Oficial El Peruano
Elaboración: César Landa, 2003
Un detalle que no se puede apreciar en el Cuadro II es
el hecho de que más del 75% de los Decretos emitidos por Fujimori han sido
luego del autogolpe de 1992. Otro elemento muy importante es que el 9 de
febrero de 1992, el Congreso dictó la Ley N° 25.397 (Ley de Control de los
Actos Normativos del Presidente), a través de la cual se pretendía aumentar el
control Parlamentario sobre los decretos de urgencia, entre otras normas
legales expedidas por el Presidente; este ha sido uno de los desencadenantes
del autogolpe del '92 (Landa, 2003). César Landa desde una postura claramente
crítica de este período sostiene sobre este hecho:
(...) un régimen presidencialista sin una
vocación democrática de su líder se deslizó fácilmente hacia un régimen
dictatorial; de allí que el Gobierno ya no necesitó dictar los llamados
decretos supremos extraordinarios, sino que, al clausurar el Congreso y
convertirse en un Gobierno de facto, legisló a través de decretos leyes,
dictados por el Presidente y su Consejo de Ministros (Landa, 2003).
Pero al poco tiempo el Presidente se vio obligado a
llamar a elecciones para el establecimiento de una Asamblea Constituyente y
posterior aprobación de una nueva Constitución en 1993. La nueva Constitución
establecería en su Artículo N°118 las facultades del Presidente, y en el inciso
19 una de sus atribuciones más relevantes para el presente análisis: "dictar
medidas extraordinarias, mediante decretos de urgencia con fuerza de ley, en
materia económica y financiera, cuando así lo requiere el interés nacional y
con cargo de dar cuenta al Congreso. El Congreso puede modificar o derogar los
referidos decretos de urgencia."
Se puede notar una enorme diferencia en cuanto a la Constitución anterior, y es
el hecho de que ahora el Congreso podrá derogar o modificar los Decretos de
Urgencia.
Para concluir con el tema del rol de los Decretos de
Urgencia en Perú se dirá que Fujimori:
(...) conformó un
discurso neodecisionista en el que su liderazgo decisorio resultaba indispensable
para recuperar el orden y la gobernabilidad ausentes en el seno de la
comunidad, al tiempo que la ineficiencia e ineficacia decisional del
Parlamento, los partidos políticos tradicionales y el Poder Judicial actuaban
precisamente impidiendo alcanzar el éxito en este campo (Leiras, 2010).
Hacia comienzos de 1995,
Fujimori podía exponer como hechos tangibles y concretos la recuperación de la
gobernabilidad y el orden público frente al caos y la inestabilidad política,
económica y social en la que había asumido la presidencia cinco años antes (Leiras, 2010).
8. El rol de los medios masivos de comunicación
Antes de finalizar el presente análisis, se añadirá un
elemento más que ha tenido incidencia en la conformación de dichos liderazgos
neodecisionistas, el rol de los medios masivos de comunicación en los dos casos
de estudio. Estos medios de comunicación "(...) eran los únicos
bastiones de credibilidad que habían quedado impunes a las represalias que la
sociedad había impuesto sobre las instituciones estatales y partidarias, de ahí
su peculiar importancia para lograr consenso a las políticas reformistas"
(Vaccaro, 2013). Esto quiere decir que su rol fue vital en la delineación,
aplicación y aceptación social de las políticas reformistas (la cita se refiere
al caso argentino y brasilero pero podría aplicarse también al caso peruano).
En el caso de Menem este apoyo incondicional brindado por los medios es claro
y puede ejemplificarse en cómo se les restó importancia a las denuncias por los
hechos de corrupción durante su gobierno y en su constante aparición en ellos,
especialmente en la televisión (Fair, 2012). Para el caso argentino se tomará
la visión de María Florencia Vaccaro (2013): La autora sostiene que Menem
inauguró lo que se denominó más tarde como videopolítica, que constituía "nueva
forma de hacer política por la cual bastaba con responder sin límites a
entrevistas radiales o asistir a populares programas de televisión para dar a
conocer sus opiniones sobre los más diversos temas, recibir y procesar las
demandas sociales". También inaugura, continúa Vaccaro, una nueva
forma de movilización política a través de movilizarse él mismo en el menemóvil
recorriendo distintos puntos del país lo que le permitía dialogar con las
personas cara a cara sin mediaciones.
Menem sacó provecho de los medios de
comunicación para establecer en la sociedad una ideología, en el sentido
gramsciano del término, que implicaba un conjunto de valores, un estilo de vida
e idiosincrasia particulares, y que acompañaba a las reformas. La lógica
nihilista se apoderó de un país que antepuso los virtuales beneficios a las
sospechas y a la creciente pobreza que lo azotaba (Vaccaro, 2013).
Fujimori y su relación con los medios masivos de
comunicación también fue muy importante. Es este caso "(...) se llega
al extremo de una constante de la política peruana que es la personalización.
Para ello combina la comunicación personal con la comunicación por los medios.
Esta tendencia tuvo su apogeo en el período de 1992 a 1996" (Grompone,
1998). El Presidente peruano se sirvió de una estrategia doble para ganarse el
apoyo de la población, por un lado se encargó de visitar los barrios marginales
y poblados rurales y por el otro, tuvo presencia importante en los medios de
comunicación; también contaba con una gran habilidad para orientar la agenda de
estos medios (Grompone, 1998). Desde una perspectiva mucho más crítica,
Nicolás Lynch sostiene que el gobierno de Fujimori constituyó un régimen
autoritario (después del autogolpe de 1992) y que ejerció en forma sistemática
represión contra toda actividad contestataria, tanto social como política, y que
el Presidente se sirvió de los medios de comunicación para este objetivo. Por
otro lado, la oposición también se sirvió de los medios como forma de
contrarrestar al régimen (Lynch, 2002).
9. Conclusión
Se ha intentado en este análisis, a partir de
principalmente el libro "Democracia y estado de excepción. Argentina,
1983-2008", 2012, compilado por Santiago C. Leiras, comprender el
concepto de "neodecisionismo". Este es un concepto fuerte y que
concuerda a la perfección con la realidad latinoamericana de la década de los
'90, es por esto mismo, que se decidió escribir sobre este tema
ejemplificándolo, en clave comparativa, con la primera presidencia de Carlos
Menem (1989-1995) y la primera presidencia de Alberto Fujimori (1990-1995).
A través de un estudio comparativo entre el caso
argentino y el caso peruano, se buscó establecer una relación a través de la
cual se pueda ver de forma clara y concisa que rol han cumplido los Decretos de
Necesidad y Urgencia durante el gobierno de Menem y los Decretos
Constitucionales durante el gobierno de Fujimori, para lograr justificar la
existencia del neodecisionismo en ambos casos. Llegando casi al final del
análisis es preciso retomar la hipótesis que le dio origen: "Los
gobiernos de Menem (1989-1995) y Fujimori (1990-1995) clasificarían como
neodecisionistas aunque no hubieran utilizado constantemente los DNUs y los Decretos
Constitucionales." Pero antes de establecer su corroboración o no, me
retrotraeré a un elemento fundacional de las democracias republicanas.
La República Argentina cuenta con un régimen
democrático que se basa en una forma de gobierno representativa, republicana y
federal. Que sea representativa quiere decir que los ciudadanos no gobiernan
directamente sino, a través de los representantes que ellos mismos eligen
mediante el sufragio. El republicanismo cuenta de la división de los poderes en
tres: ejecutivo, legislativo y judicial; y a cada uno le competen áreas
excluyentes. Por último, el federalismo significa que las provincias se
reservan autonomía, dictan sus propias constituciones y eligen a sus
funcionarios. En cuanto a Perú, también se trata de una república democrática y
presidencialista que cuenta con los mismos atributos mencionados anteriormente.
Dicho esto, cabe resaltar que en cuanto al fenómeno
del decretismo se ingresa en una zona marrón. A pesar de que haya gran cantidad
de publicaciones al respecto y sea un tema medianamente estudiado por la
Ciencia Política y por el Derecho Argentino y Peruano, en el común denominador
de la sociedad no se da un debate profundo sobre el rol e implicancias de los
DNUs o Decretos de Urgencia. Esto trae como consecuencia un olvido o desinterés
del riesgo que pueden significar estos Decretos, por un lado porque van a
contramano de uno de los principios básicos de los regímenes democráticos, el
republicanismo; cabe resaltar que esto se aplica siempre y cuando los
gobernantes que se sirven de estas atribuciones lo hagan en exceso y
desfigurando el contenido y objetivo real con el que se legisló sobre las
mismas. Y por el otro, porque al ser mucho más simple y conveniente para los
líderes (en casos de no contar con mayoría en el Congreso) gobernar a través de
estos Decretos, se corre el riesgo de que no demuestren interés por resolver
las determinadas situaciones de emergencia las cuales funcionan de punto de
partida para la emisión de Decretos desde el Poder Ejecutivo, y es más, quieran
fomentarlas y prologarlas en el tiempo. Dado que de esta manera se estarían
asegurando una forma mucho más directa de gobernar salteándose pasos necesarios
y distintos elementos de las repúblicas democráticas como los frenos y
contrapesos de los otros dos poderes. Básicamente, se corre el riesgo de que se
instaure un tipo de régimen que se funde en la emergencia constante, como es el
caso argentino:
A lo largo de la década
de 1990, y al hacer un minucioso balance de las acciones de gobierno del ex
presidente Menem, hemos visto rasgos y características que se repetirán en
administraciones subsiguientes. En consecuencia, el neodecisionismo como estilo
de liderazgo será adoptado por todos los presidentes posteriores, permitiendo sentar
las bases de un régimen democrático fundado en una doctrina de la emergencia
institucional (Leiras,
2010).
Ahora, es preciso volver al concepto de
neodecisionismo. Recapitulando de forma muy breve los atributos que se
destacaron al comienzo del análisis, se sabe que: El neodecisionismo aplicado a
los gobiernos de la década de los '90 contó con elementos particulares que lo
diferenciaron del decisionismo clásico de Schmitt. A saber estos son, la
aplicación de políticas neoliberales, la atenuación del estado de derecho
mediante los Decretos de Urgencia o DNUs y los vetos, y por último, el factor
del neopopulismo.
Respecto del concepto de neodecisionismo
en cuanto a los casos analizados se podría decir que, ambos Presidentes llevan
a cabo un fuerte proceso de instauración de políticas neoliberales, y mediante
la implementación de políticas sociales focalizadas es un claro ejemplo de
neopopulismo. Por último, y ya en relación a la hipótesis elaborada para el
caso, en las dos situaciones estudiadas se produce una atenuación del Estado de
Derecho mediante la emisión excesiva por parte del Poder Ejecutivo de DNUs y
Decretos Constitucionales o de Urgencia. Los tres requisitos para que haya
neodecisionismo se cumplen a rajatabla, entonces, ¿Se podría decir que si no se
hubiera dado el factor de la atenuación del estado de derecho mediante el
fenómeno del decretismo igualmente se podría seguir hablando de neodecisionismo
durante las primeras presidencias de Carlos Menem y Alberto Fujimori? Por
supuesto que no. Porque ante la ausencia de uno de los tres requisitos
necesarios para la existencia del neodecisionismo no se podría justificar a un
determinado caso de estudio como tal.
Por lo tanto la hipótesis: "Los
gobiernos de Menem (1989-1995) y Fujimori (1990-1995) clasificarían como
neodecisionistas aunque no hubieran utilizado constantemente los DNUs y los
Decretos Constitucionales" no se corrobora.
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