Resumen: Durante el período 2003-2011 se producen cambios a
nivel político y económico en toda Latinoamérica. La Argentina es un reflejo de
estos cambios y puede ser ubicada dentro del modelo Neoextractivista elaborado
por Eduardo Gudynas. Mediante un estudio histórico-descriptivo se abordará
dicha temática, describiendo el modelo extractivista desde la actividad de la
megaminería y de los agronegocios en el país.
Summary: During the period 2003-2011 changes occur to political and
economic level in all of Latin America. Argentina is a reflection of these
changes and can be placed within the model Neoextractivista developed by
Eduardo Gudynas. Through a historical- descriptive study we will address this
topic. We will describe extractive activity model focusing on mega - mining and
farming business in the country.
“El neoextractivismo en la política Kirchnerista (2003-2011)”.
Por: Estibaliz Gómez Hilbert
Introducción:
El presente trabajo intenta dar un panorama global del
modelo “neoextractivista” desplegado en Argentina en la actualidad
puntualmente en los gobiernos “kirchneristas”, es decir, la presidencia de
Néstor Carlos Kirchner (2003-2007) y el primer mandato presidencial de
Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011).
Dicho modelo económico y político es implementado en
toda América Latina y permite a los diversos países insertarse en el mercado
mundial como también presenta un conjunto de consecuencias problemáticas para
la región. Es importante entonces detenerse y mirar como el este proceso se fue
desarrollando y bajo qué tipo de gobiernos se llevó a cabo.
Describir este fenómeno es fundamental para poder
comprender parte del momento histórico que se está atravesando. Para ello
resulta necesario situarse en el contexto de la región; principalmente en los
actores que intervienen, gubernamentales y no gubernamentales, las causas de la
implementación del modelo y sus consecuencias económicas, políticas, sociales,
ambientales, etc.
En el artículo se abordara dicha temática mediante un
estudio histórico-descriptivo para desarrollar principalmente el contexto en el
cual se implementa este modelo económico en particular en el caso argentino;
centrándose en cómo se impuso dicho modelo y la participación de los nombrados
líderes presidenciales y otros agentes estatales como principalmente también
las corporaciones económicas tanto nacionales como multinacionales. Se otorgara
especial atención a los conceptos con los cuales se esta trabajando, explicando
los cambios del extractivismo a secas con el “neoextractivismo”
Asimismo este trabajo se centrara en analizar
diversos proyectos de megaminera a cielo abierto que fueron poblando el país,
en su mayoría de la empresa Barrick Gold, junto al proceso de sojizaciòn
argentina llevado a cabo por la empresa Monsanto.
Se
utilizaran fuentes primarias como artículos periodísticos, discursos oficiales,
discursos públicos, fuentes jurídicas y datos económicos como también fuentes
secundarias a partir de la utilización de bibliografía necesaria para revelar
datos y conceptos relevantes para la investigación.
El
objetivo de este artículo es mostrar el porqué de la implementación de un
modelo con características tan particulares en el manejo de los recursos
naturales, como afecta y afectara en un futuro próximo a la región y las
presiones desde la población que se opone a la indiscriminada trata de recursos
naturales.
En
el transcurso de estos últimos 10 años la Argentina no solo lo ha implementado
sino que ha fortalecido el modelo a pesar de distintos ciclos económicos de
recuperación y decaimiento que tuvo a lo largo de la década. Se intentara hacer
una descripción general de dicho contexto centrándose en los acontecimientos
particulares relacionados con el “neoextractivismo”.
Las
pujas y presiones por el “neoextractivismo” se hacen evidentes en sucesivos
acontecimientos de rechazo por parte de la población hacia los proyectos
megamineros como hacia los agronegocios y como hacia otros tipos de
comercialización indiscriminada de los recursos naturales sobre todo los
no-renovables.
Es
importante preguntarse si a la larga es sustentable este modelo, no solo en términos
económicos, y si la presión del comercio y del capital puede más que la presión
popular. Por esto sería necesario ahondar en la cuestión de la forma que adopta
el extractivismo exportador junto al accionar de los líderes presidenciales y
los representantes provinciales con las empresas de carácter nacional como
extranjeras dedicadas a esta actividad, en sus diversas formas, en la
Argentina.
Entonces
se indagara en la cuestión de: ¿Cómo actúan los distintos agentes estatales que
intervienen en la decisión de abrir paso o no a los proyectos extractivistas?
¿Se priorizaran los reclamos populares por los recursos ante las fuertes
presiones de los capitales en cuestión? ¿Qué consecuencias conlleva este modelo
económico? ¿Se “desarrolla” la región o se la desaloja?
Consideraciones generales:
El estudio de esta temática ha sido desarrollada por
múltiples investigadores en los últimos años. El término “neoextractivismo” es
incorporado por el investigador y profesor uruguayo Eduardo Gudynas, el cual al
concepto extractivismo lo modifica para caracterizar la etapa actual donde la
economía extractivista exportador se conjuga con la política y el accionar
del “Estado compensador”, ya que el excedente que se extrae fruto de la
actividad que está en crecimiento se destina hacia los sectores más
desplazados de la sociedad, hay una compensación monetaria incluso hacia los
que están padeciendo alguna cuestión de desplazamiento territorial o afección
relacionada por la misma actividad económica que lo provoca.
Otros autores como José Seoane, Emilio Taddei y Clara
Algranati que realizaron recientemente un estudio comparado de América Latina
haciendo hincapié en el extractivismo y el despojo de la región y las graves
consecuencias ambientales que esto atañe. Dichos autores realizan un trabajo en
detalle de las formas de extracción actuales y las disputas llevadas a cabo
por los movimientos sociales en los distintos países que han adoptado dicho
modelo.
En la cuestión puntual de la actividad económica de
megamineria a cielo abierto el trabajo del Colectivo por la Igualdad “15 mitos
y realidades de la minería trasnacional argentina” reflejan el imaginario pro
minero y lo desmitifican con argumentos basados en las consecuencias de la
actividad.
Otro trabajo que explica el saqueo del país, en
cuanto a los recursos naturales y la corrupción, es el libro “El Mal”, escrito
por el periodista y diputado Miguel Bonasso, que desarrolla una trama donde
narra la historia de la emergencia de la Barrick Gold y sus redes en el poder
político y económico a nivel mundial y como entra su modelo en la Argentina y
se desarrolla, con varios precedentes de una política corrupta, donde el
comercio es mezclado en la política. Desde el periodismo el relata los
conflictos, en torno a lo ambiental, en sus 2 cargos consecutivos como diputado
nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en representación del Partido
de la Revolución Democrática, desde el 2003 al 2011; en dicho cargo presidio la
Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano donde impulso
la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares, ambas disputas por los intereses comerciales
y políticos.
Antecedentes históricos:
Se trata de un contexto de transición del
neoliberalismo donde aun no termina de concluirse un ciclo, porque aún hay
fuertes sesgos neoliberales pero con la presencia de una nueva forma de Estado,
con más áreas de influencia e inserción y con otro panorama socio-económico
nacional como internacional.
Así esta transición tiene lugar en toda América
Latina, con características similares en toda la región.
Particularmente el caso argentino pasa de una crisis
económica, institucional, política, social, como la ocurrida en el año 2001 a un reacomodamiento en todos los niveles nombrados. Se pueden percibir distintas
características de una nueva etapa con anclajes de una política economía
transnacionalizada, desindustrializada, reprimarizada, apuntando a un modelo de
Estado fuerte junto a un modelo económico extractivista profundo llevado a cabo
por el presidente Néstor Carlos Kirchner al asumir en su mandato en el año
2003 y continuado, e incluso profundizado, por Cristina Fernández de Kirchner
al asumir en la presidencia de la nación en el 2007.
Se hace necesario detallar que la Argentina sufre
consecutivas décadas del modelo neoliberal con distintas características en el
campo de lo político.
El comienzo se remonta desde la trágica toma del poder
por parte de las FFAA conocido como “El Proceso de Reorganización Nacional” en
el año 1976 derrocando al gobierno de María
Estela Martínez Cartas de Perón, hasta diciembre de 1983 con la asunción del gobierno constitucional de
Raúl Alfonsín. En dicho “Proceso” además de la práctica de terrorismo de
Estado, montando campos de exterminio y concentración en todo el país, como
bien relata la ex detenida y actual doctora en ciencia política Pilar Calveiro
practicando la persecución, el secuestro, la tortura y
desaparición como también robo de los hijos de los detenidos, entre otras
atrocidades; su reorganización era pensada en distintos planos, no solo era la
lucha “anti- subversiva” sino en el aspecto económico, se trataba de pasar de
un modelo exportador e insipientemente industrializado a un modelo de
revaloralización financiera en el plano internacional, para ello se inscribió a
la Argentina bajo los parámetros dictados por Estados Unidos y se cumplió a
raja tabla dicho proyecto, dejando al país con una creciente deuda externa y
desindustrializado casi por completo y con altos niveles de inflación junto a
la desaparición forzada de un sinnúmero de personas.
De esta realidad se llega a la democracia en manos del
radical Raúl Alfonsín en 1983. Como gobierno de transición intento postular
una nueva forma de liderazgo presidencial, intentando practicar un
presidencialismo más moderado que no avasallara a los demás poderes,
focalizando su gobierno a cambiar y fortalecer el plano político-institucional
en el cual operaba, como es explicado por Fabián Bosoer y Juan Cruz Vázquez en
“Democracia y estado de excepción”. Además de centrarse en ese aspecto baso su
gobierno en la cuestión de los derechos humanos, reclamados por las
organizaciones sociales y partidos que apuntaban a la justicia por los actos
cometidos a lo largo del “Proceso” creando la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas (CONADEP) y intentado enjuiciar a los responsables en
su totalidad y luego aplicando la “Ley de Punto Final” y la ley de
“Obediencia Debida”.
Vale destacar que Alfonsín tenía fuerte presión por
parte de distintos actores con poder de veto por ello no logra cumplir todos
los cambios que promete en un primer momento. Principalmente su gobierno se vio
atormentado con la posibilidad de un nuevo levantamiento militar que derrocara
su gobierno democrático, como el que ocurrió durante la Semana Santa de 1987,
entre otras muestras de poder durante su mandato presidencial, cuando se
produce el alzamiento militar “carapintada” para dar cese a nuevos juicios
hacia los militares por las violaciones a los Derechos Humanos, que fue
resuelto con una negociación, dando lugar a la ley de “Obediencia Debida”.
Como también es importante señalar que durante todo
este periodo el aspecto económico fue fundamental en cuanto la Argentina se
encontraba en una fuerte crisis económica que venia del periodo anterior y
funciono como factor desestabilizador de dicho gobierno. Intentando dar una
solución o un paliativo a dicha situación se pone en práctica en 1985 el “Plan
Austral” estableciendo una nueva moneda pero dicho plan no dio buenos frutos,
la hiperinflación y la deuda externa e interna no era resuelta. Se aplicara
1988 el “Plan Primavera” para que el Estado actué como intermediario en la
compra y venta de divisas pero tampoco tuvo resultados óptimos, sino que la
hiperinflación se vuelve cada vez más creciente, juntos con la suspensión del
apoyo al país del Banco Mundial. Esta situación de crisis económica como toda
crisis también se manifiesta en la cuestión social, dando lugar a una etapa de
incertidumbre y descreimiento desde la población que llevaron a un estallido
social junto con fuertes presiones desde la oposición política justicialista y
la fuerte oposición sindical.
A consecuencia de esta situación de crisis
generalizada Alfonsín renunciara a fines de junio de 1989 dando lugar a
elecciones donde ganara el candidato justicialista Carlos Menem.
Este nuevo líder se presentara como representante de
una renovación, desde un discurso caudillista con planes de reforma
institucional apuntando a la federalización del país junto con reformas
económico-sociales como el llamado “Salariazo” y la “Revolución Productiva”,
apuntando al crecimiento del mercado interno acabando con la especulación
financiera como es explicado por Hernán Fair.
Lejos de este discurso a lo largo del “menemato” la
Argentina sufrió fuertes cambios a nivel productivo al agudizarse la desindustrialización
nacional de la mano de las privatizaciones. Este modelo adoptado fue producto
de seguir las reformas neoliberales del “Consenso de Washintong” donde se
pactaba en distintos países latinoamericanos pautas para que se “desarrollen” como
región inscribiéndolos en un programa integral, económico, social e ideológico.
De esta manera, Argentina, en vez de desarrollarse
entra en dicho programa neoliberal acentuando el modelo heredado de la
dictadura del `76 aplicando las leyes de Reforma del Estado y Emergencia
Económica.
Para 1991 aun sin ser estabilizada la inflación se
instaura la Ley de Convertibilidad conocido como el periodo del “1 a 1”, lo que permite la estabilización monetaria junto con un creciente apoyo popular que
caracteriza a esta etapa.
En cuanto al nivel político-institucional hay que
destacar entre otras cuestiones la reforma constitucional de 1994 que permite
la reelección y acorta el mandato presidencial de 6 a 4 años, una medida que fue relevante para llevar a cabo todas las reformas a lo largo de sus 10
años de gobierno.
Este periodo inaugura consecuencias graves a nivel
económico y social como fueron los niveles extremos de pobreza y desocupación,
el crecimiento de la deuda externa, la flexibilización del mercado laboral, la
reducción del gasto público, sumado a un mercado interno trasnacionalizado por
las privatizaciones como el caso de Aerolíneas Argentinas o ENTEL junto al
cambio de rol del Estado como actor sujeto al mercado implementando las medidas
necesarias para satisfacerlo.
Hacia fines de su segundo mandato presidencial el
gobierno en su totalidad se encontraba con fuertes acusaciones de corrupción,
junto con una profunda crisis económica-social que llevaría al traspaso del
gobierno en manos de “La Alianza” en las elecciones de octubre de 1999, que
era una coalición entre la UCR y el FREPASO.
El 10 de diciembre de ese mismo año asume en el puesto
de Presidente de la Nación Fernando de la Rúa. Dicha presidencia duraría corto
tiempo, ya que la situación económica del país no había cambiado para bien y a
su vez “La Alianza” se comienza a resquebrajar por la acusación de coimas en el
Senado junto con otros factores y empieza a perder apoyo popular. Para
comienzos del 2001 se vuelve a convocar al ex ministro de economía que había
llevado a cabo el Plan de Convertibilidad, Domingo Cavallo, para que aplique
un plan de ajuste generalizado que provocara una pérdida de apoyo aun mayor,
junto a una fuerte crisis de representación política y una crisis económica grave.
Se establecerán ciertos decretos restrictivos hacia
los ahorros ciudadanos, que se conocerá como “corralito financiero”,
intentando evitar fugas de los depósitos y la especulación para intentar salir
de la Convertibilidad.
Esta medida fue la que termino de armar el cuadro de
conflictividad en la Argentina, ya que, la crisis generalizada iba en aumento
provocando, para las jornadas de revueltas del 19 y 20 de diciembre del 2001,
el conocido “argentinazo”, dando como resultado la renuncia de Fernando de la
Rúa al cargo de presidente.
Luego de semanas de traspaso acelerado del poder, en
enero del 2002, llegara a asumir el mandato presidencial Eduardo Duhalde,
durante poco tiempo en el poder tuvo que afrontar una de las más grandes crisis
argentinas como explican Alberto Baldioli y Santiago Leiras, no solamente
económica y social sino que también de legitimidad.
Entre sus medidas principales se encuentran la
devaluación de la moneda que finalizo con el régimen de Convertibilidad, la
pesificación forzada de los depósitos bancarios en moneda extranjera junto con
la distribución de planes sociales focalizados y medidas para reformar la
situación laborar y anteriormente la cesación de pagos de la deuda externa por
parte de Adolfo Rodríguez Saá.
Si bien se comienza a estabilizar económicamente al
país, la cuestión social no estará del todo saldada y se hará visible el 26 de
junio del 2002 en la masacre de Avellaneda, donde 2 piqueteros resultaran
muertos por parte de la policía.
Hacia finales de su corta presidencia Duhalde apoya a
Néstor Kirchner para ser candidato a presidente y así llegara Kirchner a ocupar
dicho cargo en el año 2003.
Conocido por su actuación como gobernador en la
provincia de Santa Cruz, Kirchner llega a la presidencia, proclamando el fin
del neoliberalismo, el distanciamiento de la política de los `90, desde un
discurso nacional y popular pero con una política económica fuertemente
trasnacionalizada, apuntando a un modelo de desarrollo económico con
distribución, obteniendo los principales recursos económicos de la industria
extractivista en sus diversas actividades, desde la soja trangenica, a los
yacimientos de petróleo y hasta las minas a cielo abierto.
Por esta razón se puede caracterizar a la Argentina
actual como un modelo neoextrativista a ultranza, ya que combina una formula
peculiar de hacer política junto a una manera particular de obtener réditos
económicos como nunca antes se había desarrollado en el país en cuanto a
profundización de este modelo y en los niveles en los cuales se desarrolla y
que continua hasta los mandatos presidenciales consecutivos de Cristina
Fernández de Kirchner.
Ahora bien más allá de esta breve reseña histórica
sobre los distintos procesos políticos, económicos y sociales que fueron
sucediendo en las últimas cuatro décadas es preciso destacar la cuestión del
modelo extractivista y como se fue desarrollando. En la Argentina el modelo
extractivista comienza a mediados de los ´90 con la aceptación, por parte del
poder político, de la implementación del monocultivo de soja transgenica. Otro
componente del modelo neoliberal de la década menemista fue también la política
sobre la explotación de hidrocarburos y la privatización de YPF.
En cuanto a la minería es importante señalar que
hasta el 2003 eran incipientes los proyectos de megaminería, datan solo unos
40, que en el 2009 serán registrados 336 proyectos en el país y en el 2012
llegaron a 600, según data ECYT-AR. Lo que alienta y promueve este tipo de
explotación es, por una parte, las leyes vigentes como también el precio de los
commodities en el mercado internacional.
Estas cifras podrán ser trasladadas al resto de las
actividades extractivistas junto a un nuevo componente que son los gobiernos de
corte “progresistas” y la utilización por parte de los mismos de los fondos
recaudados como parte de un fenómeno latinoamericano en el cual Argentina es un
principal ejemplo.
Un modelo particular:
A) Conceptos claves para entender el modelo
extractivista efectuado en la Argentina actual:
La implementación del modelo neoextractivista en la
Argentina, no puede, ser situado como un hecho o problemática aislado ni
ahistórico, sino que, pertenece a un modelo mucho más amplio que se desarrolla
en toda la región en un periodo histórico determinado, con sus singularidades
correspondientes de cada país; donde no es solo la cuestión económica que
cambia sino también adopta una nueva forma el Estado.
Para caracterizar a dicho modelo se utilizaran los
aportes de Eduardo Gudynas en el tema:
“(…) En la
actualidad, en el caso de América del Sur, el Estado está enmarcado en
circunstancias no solo novedosas sino también muy particulares. En forma
resumida, en la mayor parte de los países sudamericanos, el Estado está en
manos de agrupamientos políticos-partidarios que se definen como progresistas o
de la nueva izquierda y que navegan en una globalización turbulenta; y si bien
varios países industrializados están sumidos en una grave crisis económica
financiera, el alto precio de las materias primas y el consumo asiático siguen
alimentando una buena performance de la región. (…)” (1)
Según su análisis esta estrategia de desarrollo que
pone como figura central al extractivismo exportador y junto a los gobiernos
que se reivindican de izquierda o progresistas, dan lugar al “Estado
Compensador”.
El extractivismo que se fomenta se caracteriza por la
explotación a gran escala de recursos naturales desde las economías de enclave,
que son exportados mediante commodities. La importancia del mismo responde a
condiciones globales como la caída de los mercados financieros y la fuerte
demanda internacional de materias primas; esta cadena económica hace crecer las
economías regionales, de forma reducida, aunque colabora a realizar políticas públicas
que apuntan a la reducción de la pobreza, el desempleo, a aumentar el consumo e
incluso hacia el entretenimiento de la población.
Para profundizar este planteo, José Seoane y Clara
Algranati, observan que la “salida” del neoliberalismo se da de distintas
maneras en la región durante el periodo 2003 al 2008. Hay un proceso expansivo
del modelo extractivista que se combina con el crecimiento económico ligado
estrechamente a un cambio significativo en la demanda mundial, principalmente
de los mercados de China o India que ganaron terreno. Esto se expande a las
economías latinoamericanas, por sus exportaciones de commodities o de materias
primas, incrementando el volumen como el precio de las mismas, favoreciendo a
la balanza comercial y las cuentas públicas. A este modelo para el 2008 al 2011
lo llaman la “ofensiva extractivista”.
El caso argentino es emblemático en cuanto a la
reproducción de dicho modelo; crece un 300% la explotación minera del 2003 al
2008 (Secretaria de Minería, 2009) en un país con escasa tradición
en dicha actividad y que se complementa, con la masiva expansión del
agronegocio y la soja transgénica.
“(…) América del Sur en la última década y media dio
vida a lo que la literatura corporativa y sus divulgadores han llamado la “república
de la soja” donde la producción de cinco países (Argentina, Paraguay, Brasil,
Bolivia, y Uruguay) concentra casi el 68% de las exportaciones mundiales (…)”
(Seoane, Algranati, Et al, 2013:65).
Las exportaciones sojeras, de maíz, de trigo y de
girasol se incrementaron 140% del 2003 al 2008 en la Argentina.
Siguiendo con el análisis de Gudynas en la materia,
reconoce, dos tipos de extractivismo. Uno es el “clásico” propio de gobiernos
conservadores, basándose en una lógica neoliberal, donde las empresas
trasnacionales tienen un rol determinante y el Estado es funcional a ellas, con
escasos controles y regulaciones, apuntando a generar “derrame” de las
ganancias de esa actividad hacia el resto de la sociedad.
El segundo modelo es el “neoextractivismo
progresista”, donde puede existir la nacionalización de esos recursos
naturales, pero conviven elementos del pasado (neoliberal) con elementos nuevos
desde el plano estatal. Se perfilan como gobiernos de corte “progresistas”,
modernizadores, “nacionales y populares” como son dentro del escenario político
argentino.
Se podría afirmar que es un estilo heterodoxo de
gobierno que se basa en profundizar las extracciones clásicas e incorporar
nuevos recursos y expandirse a otros sectores; caso argentino hacia los
monocultivos, principalmente la soja transgénica, por medio de la empresa
multinacional Monsanto y a nivel local por la empresa “Los Grobo”. O la
expansión de minería a “cielo abierto” para extraer metales en los cuantiosos
proyectos de la Barrick Gold.
El Estado en el neoextractivismo tiene un rol mucho
más activo; en el caso argentino, se puede ver con claridad, que el conjunto de
agencias estatales, trabaja para que funcionen este tipo de actividades en el
territorio. Se financian las actividades, se aporta con infractructura, se
conceden por medio de los acuerdos enormes beneficios para que las empresas
operen, se reprimen protestas ciudadanas para no perjudicar a la actividad, se
dilata la puesta en práctica de leyes que regularían a estas actividades como
la polémica en torno a la Ley de Glaciares (2) vetada en un
principio en el 2008 por el poder Ejecutivo y aprobada en el 2010 aun sin ser
implementada y de la misma manera con la Ley de Bosques (3) que aún
sigue siendo violada, etc.
Como explican, Seoane y Algranati, este proyecto puede
ser llamado “neodesarrollista” y supone un quiebre con el neoliberalismo al
ubicar al Estado en un lugar central en la economía, respecto a la explotación
de recursos naturales, apropiándose de la renta generada y al transferir los
ingresos por medio de políticas públicas hacia otras actividades económicas y
sociales. La extracción y el desarrollo son partes de un mismo proceso que se
complementan. Y el desarrollo es entendido solo como crecimiento económico como
plantea Gudynas. (4)
Además, se legitima a través de un fuerte discurso
pro-extractivismo, pro- desarrollo, que por la captación de los excedentes de
estas actividades se hace posible sustentar los planes para luchar contra la
pobreza y llevar a cabo los programas entorno a la “justicia social” y la
“inclusión”.
El discurso parte del empresariado, como desde los
funcionarios políticos y los medios de comunicación y refleja a la actividad
como indispensable e irremplazable para fortalecer al crecimiento económico, a
los empleos y a las economías locales y regionales. Por esta cuestión es
relegada la problemática ambiental y presentada como un “daño colateral” que
es negativo pero que puede ser aceptable por los beneficios económicos
obtenidos. Es separada la cuestión ambiental de la cuestión social, que se
relaciona con las separaciones entre naturaleza y sociedad, entendidas como una
relación de oposición difundida desde la visión de la modernidad colonial
capitalista. (Seoane, Et al, 2013).
Se puede reflejar palabras de Néstor Kirchner en el
2005 sobre la inversión de YMAD, empresa minera, en la provincia de Catamarca:
“(…)
Por eso, quiero adherir a vuestras palabras y a las palabras del señor
Secretario de Minería para decir la profunda satisfacción que tenemos con los
resultados, con la inversión que llevamos adelante y el firme compromiso de que
la minería que viene creciendo en el país fuertemente, tenga su eje de
reconversión en provincias como las que usted ha mencionado, Catamarca, San
Juan, La Rioja, que siempre fueron vanguardia y gracias a Dios se está
extendiendo a todo el país.(…)Así que por un lado señor Gobernador, estoy muy
contento por lo que está pasando en Catamarca; vamos a seguir trabajando en
este tema, y por supuesto en la represa y en los otros temas en los que nos
hemos comprometido con el pueblo de Catamarca, firmemente por el avance, por el
crecimiento de Catamarca, por la lucha contra la pobreza, por la consolidación
de una Catamarca que ustedes y todos soñamos para el país y para los
catamarqueños. Y por otro lado, la satisfacción de ver estos resultados; el
pueblo de Catamarca puede ver que es un trabajo conjunto, hemos logrado
revertir el déficit, hay rentabilidad, hay futuro, hay posibilidades de
trabajo, hay posibilidades de mayores manos de obra, lo que nos pone
tremendamente contentos. (…)” (5)
En
este contexto se hace necesario analizar los discursos legitimadores y la
certeza de sus afirmaciones. Comenzar a desmitificar estos argumentos
es no seguir aportando a falacias discursivas que son ampliamente divulgadas.
Puede verse desde numerosos estudios que, no es real, la masiva fuente de empleos
que estas actividades otorgan a la población. La minería a cielo abierto y la
industria del agronegocio, demandan más fuerza de trabajo en los periodos
cuando se inicia la actividad que durante el desarrollo de la misma, como
también durante un tiempo limitado de posible explotación. Además su extensión
en el plano de territorial (como el corrimiento de la frontera agrícola por las
plantaciones sojeras) hace desaparecer otras actividades y destruye otro tipo
de empleos. El caso de Catamarca puede ser nuevamente utilizado, para
contrastar el discurso con los hechos, siendo una de las provincias más
empobrecidas de todo el territorio nacional, que tras casi 15 años de
explotación minera, con altas tasas de desocupación e indigencia (Seoane, Et
al, 2013).
También es difundido equiparar el crecimiento
económico con el bienestar social, cuando fácil de observar, la importante
concentración de riquezas que acompaña este modelo y la limitada
redistribución, como reflejo de una sociedad capitalista de exclusión social.
Como tampoco contemplar el bienestar de los habitantes que denuncian a estos
emprendimientos o son gravemente afectados por los mismos (como los casos de
las denuncias en el barrio cordobés
Ituzaingó por la fumigación con agro tóxicos, que provocaron el crecimiento de
casos de cáncer y malformaciones en la población) (6).
Más
allá de cambios observados entorno a la cuestión social, no fueron
transformaciones de raíz en cuanto a la desigualdad social existente, si no que
se elaboraron planes y asignaciones que por medio de la transferencia monetaria
apalearon la pobreza, pero en un sector focalizado de la población y que no
opero para emerger de su situación económica-social, lo que puede llamarse, “la
trampa asistencialista" (7), en términos de Gudynas, que se
sigue incentivando y difundiendo una actividad como motor indispensable para
salir de la pobreza.
Es
ampliamente divulgado el ingreso fiscal que estas exportaciones proveen a la
nación, que pueden ser reconsiderada si se analizan las concesiones dadas a la
minera en la Argentina. Y con respecto al agronegocio y las retenciones móviles
también se lo ha sido utilizado para avalar esta actividad Seoane comenta que:
mientras
que “ (…)las retenciones agrícolas representaron alrededor de un 8% de los
ingresos fiscales totales para el año 2008, el IVA contribuyó con un 30% y
sumado a los aportes sobre ganancias alcanzaron un 50 % (…) puede apreciase
que, considerada la evolución de los ingresos fiscales entre los años 2001 y
2008, el aporte derivado de las retenciones sobre las exportaciones agrícolas
no ha sido suficiente siquiera para compensar la pérdida registrada en este
período en las contribuciones empresarias relacionadas con la seguridad
social(…)”. (Seoane, Et al, 2013:246).
Finalmente
se debe tener en cuenta, que lejos de industrializar y desarrollar a las
economías de los países, donde se practican estas actividades, se las
reprimarizan y quedan profundamente ligadas a empresas trasnacionales. Más
adelante se desarrollaran las distintas consecuencias ambientales y sociales
que estas actividades provocan.
El
Estado entonces participa alentando y legitimando está practica económica,
colabora con el capital e intenta obtener buenos resultados de sus políticas
como del excedente a recibir (como ejemplo la Ley 125 de retenciones móviles a
las exportaciones del año 2008). Lo que se refiere a regulación o control
estatal es desplazado por la necesidad de generar ingresos que lleven adelante
sus políticas, como veremos más adelante con varios casos que sirven como
ejemplos emblemáticos, donde se intentan aislar las demandas sociales y
ambientales.
Es
importante recalcar que esta lógica capitalista de comercialización de los
recursos naturales junto a los planes focalizados para apalear la pobreza es un
modo de hacer política que corresponde al periodo actual y que a su vez
funciona como herramienta legitimadora del gobierno. De allí sale el concepto
de “Estado Compensador”, Gudynas en cuanto a dicha cuestión plantea que:
Los
programas “(…) pueden financiarse en buena medida gracias a los precios de los
commodities exportados. Y ello genera a su turno un fuerte incentivo para
promover nuevos proyectos extractivistas. Surge así un círculo vicioso: los
planes contra la pobreza requieren de nuevos proyectos extractivistas, y estos
a su vez generan nuevos impactos sociales y ambientales, que requerirán futuras
compensaciones.”(8)
Siguiendo
este análisis se puede presentar a este segundo modelo como una fase que
atraviesa el capitalismo en la actualidad desde el 2003 al 2011; como salida de
la crisis neoliberal, fase que es sumamente depredadora y que conserva fuertes
sesgos neoliberales e inclusive es la extensión de dichas políticas económicas
en toda la región que se remontan a la década del `70 pero con ciertas
características novedosas e impensadas en las épocas pasadas, como la
ampliación en materia de derechos, las planes sociales, etc.
Como
causas del crecimiento de este modelo económico extractivo y exportador
podemos encontrar principalmente el incremento de los precios de estos bienes
naturales (alimentos básicos, energía, minerales) en el mercado internacional
registrándose alzas incluso en un contexto de crisis internacional del 2008 al
2011. A su vez estos procesos son el resultado de las transformaciones del
neoliberalismo dentro de un modelo de Centro-Periferia, donde se desarrolla,
tras un control oligopolio de los mercados .Este contexto es para Seoane:
Un
“(…) nuevo ciclo de mercantilización y apropiación trasnacional de los bienes
naturales de la periferia constituye una expresión particular el impacto de la
crisis global en los centros capitalistas y de la creciente aplicación del
capital a la periferia a partir de la valorización financiera de los
commodities (…).”(Seoane, Et
al, 2013:97)
Es
una etapa económica que se caracteriza por mercados interconectados. Las
empresas creadoras de los proyectos o de las “paquetes productivos” y/o
inversoras son en su mayoría de origen extranjero como el caso de la Barrick
Gold empresa canadiense y Monsanto de Estados Unidos. Un entramado a nivel
local permite su funcionamiento y sus crecientes ganancias. Las empresas
nacionales ligadas a estas actividades son como una extensión de las empresas
“madres” extranjeras y actúan como proveedoras o comercializadoras en el
mercado local de los productos extraídos.
Para
continuar con dicha caracterización podemos utilizar la tipología de
extractivismo que Gudynas realiza en el libro “Caminos para las transiciones
postextractivistas”:
§
Extractivismo depredador: este tipo de extractivismo es el que se desarrolla
en la actualidad; caracterizado como intensivo, en cuanto, a su extensión
geográfica y el alto nivel de sus impactos socio-ambientales, con escaso
rendimiento para las economías de enclaves encargadas de proveer los recursos
naturas en cuestión. Es en su mayoría trasnacionalizado con cuantitativas
ganancias para estos sectores con el aval de los gobiernos sudamericanos para
sus economías.
§
Extractivismo sensato: es el extractivismo que cumple con las regulaciones y
normativas para apaciguar el impacto socio-ambiental; hay regulación por parte
del Estado y se controlan los precios y costos como la energía y tecnología que
se utiliza.
§
Extractivismo o extracción
indispensable: este sería el modelo
ideal de implementar; donde únicamente se utilizarían los recursos que son
netamente necesarios para la vida. Donde se cumplen las condiciones sociales y
ambientales para su desarrollo y la economía no dependa de grandes empresas
trasnacionales sino que se regionalicen las economías para lograr instancias de
integración regional.
Se
puede agregar a la descripción de este modelo “extractivo depredador”,
distintas fases que aporta José Seoane; La primera fase es de la
mercantilización, explotación y despojo, es la fase de “acumulación por
desposesión”, que se da principalmente en el interior del país: la explotación
metalífera de la cordillera de los Andes, Mendoza, San Juan, La rioja,
Catamarca, etc. La producción de soja y el corrimiento de las fronteras
agrícolas, Salta, Formosa, Santiago del Estero como las nuevas provincias
sojeras o en el Chaco uno de los primeros lugares donde se empezó a desplazar
otros cultivos (como el algodón) y otras producciones (como la de lácteos) por
la soja trangenica. (9) Dentro este análisis se plantea que la
conflictividad social en estas áreas es intensa, donde la represión por las
revueltas ciudadanas ante estos proyectos es cotidiana y se ha llegado a
producir varias muertes (asesinato de un comunero del pueblo diaguita en
Tucumán en el 2009, la represión sufrida por la comunidad quom-toba La
Primavera de Formosa que provoco la muerte del indígena Roberto López en el
2010, o los asesinatos de Cristian Ferreira en Santiago del Estero en 2011 o de
Miguel Galván en Salta en el 2012 realizados por sicarios del agronegocio,
etc.). Mientras que en las zonas urbanas se cuenta con iniciativas para incluir
a los sectores menos favorecidos por el sistema, a través de distintas
políticas sociales. Se da una división que es propia de la “gobernabilidad de
extractivismo” intentando aislar las problemáticas sociales y ambientales sin
cuestionar las consecuencias del actual modelo.
Los
aparatos provinciales del Estado se ven transformados para poder consolidar el
modelo de intervención e influencia corporativa, se propaga el modelo desde la
difusión por medio de la propaganda política, se brindan recursos para que los
proyectos tengan sustentos, se desplaza o reprime a la población, etc. Desde
las corporaciones empresariales se implementa la “responsabilidad social
empresaria o corporativa” las cuales se dedican a mejorar el entorno en general
(lo social, lo económico y lo ambiental), financiando establecimientos e
instituciones, que permiten su legitimación y agregar valor a la comunidad.
Otros
de los elementos desplegados en el análisis es que hay un bloqueo en el campo
científico-profesional, debido que por medio del financiamiento de
instituciones de enseñanza y de investigación o por el control de ciertos
sectores del trabajo técnico se impide que surjan nuevas visiones criticas de
estos modelos como también son los mismos profesionales los que realizan los
estudios de impacto ambiental y están financiados por las empresas de las
cuales realizan los informes.
B) La megaminería a cielo abierto en la Argentina:
Desde la década del `90 puede rastrearse el inicio del
“boom de desposesión minera” en Latinoamérica. Las empresas principales que lo
llevaron a cabo fueron grandes compañías mineras trasnacionales que pertenecen
a Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Sudáfrica e incluso Brasil.
Concentrándose en un número reducido de las mismas, que controlan, la actividad
en toda la región (Seoane, 2013).
Bajo las presidencias de Carlos Saúl Menem
(1989-1999) junto con el Ministro de economía Domingo Cavallo y ya como
diputado nacional José Luis Gioja se produjeron las reformas neoliberales que
permitieron que la Argentina ingrese en este “boom” a través de la venta de
terrenos a las empresas trasnacionales mineras en zonas que no estaban
permitidas y tras la aprobación de la Ley de inversiones mineras (10)
como proyecto de Ejecutivo que en 1993 le daba múltiples beneficios
a las compañías mineras (11) : sólo un 3 % de regalías como
máximo sobre el valor de los minerales en “boca de mina”, es decir, los
declarados por las empresas, descontando los gastos de explotación. Así como
también la exención de todo tipo de gravamen o impuesto durante los primeros 5
años de actividad o la estabilidad fiscal por 30 años garantizada y prohibir
que las empresas estatales participen de la actividad, etc.
En ese entonces el
proyecto que fue aprobado convirtiéndose en ley, reflejaba los acuerdos entre
distintos funcionarios estatales y profesionales ligados a la actividad. Este
en particular se había gestado no sólo por parte del Presidente y el ministro
de Economía sino también con el aporte del secretario de Minería Ángel Maza,
vinculado con la minera Camiri Gold and Energy Inc. Alberto Kohan experto en geología
y secretario general de la Presidencia de la Nación y ministro de Salud
y Acción Social ligado al BCCI y Roberto Dromi abogado
especialista en derecho
administrativo en el cargo de Ministro
de Obras y Servicios Públicas de
la República Argentina llevando a cabo la primera etapa de privatizaciones en
el país. Lo que refleja que la actividad estaba estrechamente unida al proceso
neoliberal que se iba consolidando y a los intereses particulares de distintos
funcionarios que lo llevaban a cabo.
También
comienzan los tratados binacionales para desarrollar un proyecto minero
conjunto entre Argentina y Chile (Pascua Lama) firmando en 1997, el Tratado
Minero Argentino Chileno, dándole su fin a la Ley de Defensa que tenía
restricción de territorios e incluso incorporaba que todas las actividades
aduaneras, migratorias, de control de plagas, etc. estarían financiadas por las
empresas que operaran en el territorio, es decir en este caso, Barrick Gold. A
su vez le daba concesiones al libre uso de recursos naturales, sin
discriminación de los mismos.
El
presidente Fernando de la Rúa, como sucesor de Menem, no realizó cambios en el
modelo planteado por el menemismo sino que ratificó ese Tratado y también
participaba de la actividad en cuanto a sus ganancias:
“El fugaz
presidente radical Fernando de la Rúa era accionista principal de dos minas en
la provincia de Salta. Según información oficial de la Cámara de Diputados, la
de Diablillo la vendió a Pacific Rim Mining Argentina-Barrick Exploraciones
(Canadá) y la de Taca Taca Bajo a Corriente Argentina (Canadá) y Rió Tinto
(Gran Bretaña).” (Bonasso, 2011: 133)
Pero la
“década de la minería” como declara la Secretaria de Minería en el 2012, es
del 2002 al 2011, con un crecimiento del 434% en millones de pesos en las
exportaciones; de 664% en metros de exploración; del 1948% en las inversiones
en millones y del 841% de la producción también en millones. (Seoane, Et al, 2013).
La Ley de
Inversiones Mineras sancionada en 1993 fue ratificada en el 2001 y para el
2004 fue ampliada a través del decreto 753 emitido por Néstor Kirchner y
firmado por el jefe de Gabinete de ministros Alberto Fernández y el ministro de
Economía Roberto Lavagna; en dicho decreto se otorgaba total libertad a las
empresas mineras para negociar en el exterior las divisas obtenidas de las
exportaciones sin pasar por el Banco Central.
De
la misma manera el Tratado Minero Argentino Chileno fue extendido también
durante el 2004 con el Protocolo Adicional Especifico para el proyecto minero
Pascua Lama. Este Protocolo le permitió a la empresa canadiense
Barrick Gold que empiece a trabajar en el proyecto binacional. Pascua
correspondería a la zona del valle de Huasco en Chile y Lama en la provincia
de San Juan a unos casi 400km de la capital provincial del lado argentino.
Como
explica Bonasso Pascua participara en el proyecto extrayendo un 75% del
mineral y obteniendo las ganancias vía impuestos por dicha cantidad mientras
que Lama se encargara de procesar el material que reciben desde Pascua por
medio de una segunda molienda y por el proceso de lixiviación, destinando 60
millones de litros de agua a un precio mucho menor de lo que paga un consumidor
final, recibiendo millones de toneladas de desechos con cianuro.
A su
vez la empresa exportará y extraerá reservas que se calculan en 18 millones
de onzas de oro, 718 millones de onzas de plata y 62 millones de libras de
cobre junto con otros minerales que se extraigan. Ya fueron nombradas las
enormes concesiones a las que están sujetos estos emprendimientos y que deja a
esta actividad con bajo costo de producción en relación a las enormes
ganancias que son
percibidas.
Hay
que explicar que la megaminería tiene de por si
características que la hacen particular y por la cual hay una ferviente
oposición. Es la minería realizada a cielo abierto o de tajo abierto, que busca
la explotación extensiva de minerales que se hallan próximos y dispersos a las
superficies territoriales. Para llevar a cabo dicho proceso se debe remover
tras dinamitar enormes cantidades de tierra y rocas haciendo un gran pozo u
olla. Además de dinamitar para la extracción se necesita transformar las rocas
en polvo y diluirlas en soluciones ácidas para purificar el mineral (utilizando
por ejemplo la lixiviación con cianuro). Los desechos que son producto de este
proceso se acumulan en los diques de cola, enormes piletones.
Además de
las características en torno a cómo se desarrolla la actividad propiamente
dicha es fundamental hacer referencias a las distintas consecuencias que son
intrínsecas en el desarrollo de la actividad. Seoane hace referencia a la
primera fase de “acumulación por desposesión” como aquel proceso al cual se hacía
referencia anteriormente que se llevó a cabo en el periodo de inicio de las
privatizaciones y desregulación de los mercados que significaron una serie de
cambios a nivel legislativo, normativo e institucional para realizarlo durante
las décadas de los `70 y los `90. Para poder hacer posible este modelo también
se hizo necesaria la apropiación privada y la extracción de los bienes
naturales. Es relevante destacar que las
comunidades han sido enormemente afectadas por estos emprendimientos: más allá
del discurso no han sido resueltas las cuestiones de pobreza estructural, junto
a la represión por la oposición a dichas actividades (caso Famatina en la
provincia de la Rioja), sumado al desplazamiento de las poblaciones por la
apropiación de sus tierras junto la destrucción de otras actividades
económicas por la contaminación del aire, el suelo y el agua,
etc.
Este último
recurso nombrado es el más afectado por la actividad minera que además de la
contaminación (12) sufre el excesivo uso, como se refleja en la
actividad de La Minera Alumbrera ubicada en Catamarca que utiliza 1200 litros de agua por segundo junto a la utilización de forma extraordinaria de energía eléctrica,
que esta misma empresa minera usa en un150% la energía que consume el resto de
la provincia. O en Veladero 110 litros por segundo y en Pascua Lama 360litros
por segundo desde el informe oficial; 70% del agua proviene de los glaciares
ubicados en la región.
La
problemática del agua ha sido lo más contundente en el proceso de lucha de las
organizaciones ciudadanas que se oponen al modelo y la también por parte de la
legislación para regular el uso de misma. La lucha legal ha sido un campo de
batalla para estos sectores en pugna.
Cuando
comienzan a efectuarse los proyectos de exploración y explotación de la
megaminería se hacen evidentes las problemáticas que el modelo conserva en sí
mismo. Para ejemplificar, el proyecto Pascua Lama, a través del Informe de
Impacto Ambiental (IIA) ocultó la presencia de glaciares en la zona a explorar.
Sin embargo por medio del estudio de la zona de profesionales independientes e
la empresa presentan que hay al menos 3 glaciares comprobados: Toro I, Toro II,
y Esperanza.
El IIA es
realizado por la misma empresa de forma oculta e ilegal. La consultora privada
que realizó el informe Knight Piésold cohabita en el mismo domicilio de la
empresa trasnacional. Y en el sector publicó también existió esta
tergiversación. Jorge Omar Mayoral secretario de Minería de la Nación posee
vínculos con empresas mineras a las cuales regularía como con la empresa Micas
Argentinas S.R.L. y Millstone S.A. relacionada con Barrick Exploraciones
Argentina S.A.
De la misma
manera ocurrió con el proyecto Veladero. En
el 2005 se firman los acuerdos ente el IPEEM (Instituto Provincial de
Exploración y Explotación Minera) y Barrick para que se inicie el proyecto
Veladero en la provincia de San Juan. Juan Pablo Milana experto en glaciología
realizó un informe donde mostraba la presencia de glaciares en toda la zona
donde se iba a desarrollar dicho proyecto, dándole el aval la Federación de
Ciudadanos Independientes que se presentaba como un grupo en defensa de los
glaciares en San Juan. Sin embargo luego de denunciar fervientemente a esta empresa
y a los informes distorsionados, Milano es contratado por La Junta de
Vigilancia del Agua del Valle de Huasco de Chile que había recibido desde
Barrick más de 60 millones de dólares. De esta manera Milana cambiara su
posición y dirá que no eran glaciares sino cuerpos de hielo con poca antigüedad
(Bonasso, 2011).
Otro
caso significativo donde cohabitan las funciones de control y regulación con
los intereses de la empresa, el es caso del ingeniero y funcionario Eduardo
Jorge Millón. En sus comienzos presidía el Instituto de Hidráulica en la
Universidad Nacional de San Juan. Cuando en el 2002 previo a que sean firmados
los acuerdos para el proyecto Veladero, nuevamente la consultora Knight Piésold
hizo el IIA contrató a Millón para hacer el diseño hidráulico del proyecto. En
el 2004 José Luis Gioja como gobernador lo designa a Millón como director del
Departamento de Hidráulica y este aprueba el plan hidráulico que él mismo había
diseñado cuando había sido contratado por la consultora de la empresa, resolviendo
el pago mínimo del consumo del agua para Veladero, sólo unos 93 pesos por día.
(Bonasso, 2011).
En
vista de estos asuntos gravemente problemáticos en cuanto a la preservación de
recursos naturales, principalmente un recurso fundamental y no renovable como
es el agua, en octubre del 2007 la Comisión de Recursos Naturales y
conservación del Ambiente Humano presidida por Miguel Bonasso y con Marta
Maffei como vicepresidenta, aprueba un proyecto de ley de presupuestos mínimos
para la protección de glaciares y el área periglacial, que fue votada por
unanimidad por la cámara de diputados y por senadores no tratada por 1 año. En
el Senado también fue aprobada por unanimidad en octubre del 2008. La Ley de
Glaciares (26.418) fue aprobada contemplaba: como objetivo principal el cuidado
y preservación de los glaciares, por ser una de las escasas fuentes de agua
potable en el territorio nacional, para ello proponía la realización de un
inventarió de glaciares por parte del Instituto Nacional de Nivología, Glaciología
y Ciencias Ambientales( IANIGLA), que permita individualizarlos y monitorearlos
así como también la prohibición de la ejecución de proyectos y actividades en
las áreas cercanas a los mismos para evitar que sean dañados.
Pero
a través de la facultad extraordinaria del Poder Ejecutivo, la Ley fue vetada,
por parte de Cristina Fernández de Kirchner por medio del decreto
1837/08. Fue tratado el veto en
noviembre de ese mismo año en la reunión de la Comisión y al mismo tiempo
suspendida la sesión del día próximo para el tratamiento del veto por parte del
bloque oficialista.
Tras
numerosas campañas de ambientalistas, intentaban volver a poner en boga al
tratamiento de la ley vetada. Recién en marzo del 2010 se reunirán las
Comisiones correspondientes, la Comisión de Recursos Naturales y conservación
del Ambiente Humano y la Comisión de Minería, para poder reinstalar la
discusión sobre la Ley de Glaciares y por medio de la aprobación de la mayoría
podía volver a ser tratada. Se la quería reformular contundentemente desde el
bloque oficialista liderado por Filmus, quitando la protección de las áreas
periglaciares y Bonasso presenta una ley basada en la Ley Maffei que había sido
vetada. Finalmente tras arduas discusiones se vota y se aprueba en julio del
2010, Ley 26.639, de “Presupuestos Mínimos para la Preservación de los
Glaciares y del Ambiente Periglacial” que coincidía más con la ley original.
Para
febrero del 2011 la ley no había sido implementada, ni tampoco fueron
entregados los fondos para sustentarla. Es entonces cuando Greenpeace protesta
contra las minas q siguen funcionando a pesar de violar la ley. Se encadenan a
Un container amarillo con la inscripción “Barrick: basta de bloquear la Ley de
Glaciares” se ubica en el ingreso principal de la mina Veladero y es acompañado
por un grupo de carpas y a unos 300mts otras 20 carpas que ocupan la ruta que
da ingreso a la mina de Pascua Lama. Esta acción se dio en el Departamento de
Iglesia en San Juan, la cual fue reprimida, tras la orden de Gioja y la jueza
Silvia Rodríguez. Fueron detenidos 50 activistas. (13)
Luego
de este suceso con la organización ambientalista, fueron asignados, 3 millones
400 mil pesos a la fundación Innova T para que realice el inventario de los
glaciares (con un plazo de 5 años) en vez de ser sido asignados al IANIGLA.
Esta fundación tenía “vinculaciones tecnológicas- Convenios” con Barrick Gold
Exploraciones Argentinas S.A. que aparecían publicadas en la Pág. Web.
A su
vez en el Boletín Oficial habían modificado la ley aprobada, quitándole el artículo
15, que preveía la realización de auditorías ambientales en los
emprendimientos que estuvieran en ejecución, como Veladero y Pascua
Lama.
La
ley aún sigue sin ser aplicada y los emprendimientos siguen funcionando. Estos
son algunas de las problemáticas que la megaminería presenta en la región y
solo se han nombrado pocos proyectos que actualmente están desarrollándose en
el país como ejemplo del neoextractivismo progresista.
c) La
Republica de la Soja:
El
proceso de sojizaciòn argentina se inscribe dentro de lo que ha sido llamada
la “la Revolución Verde” que se remonta a las décadas de los 40´ y 60´.Está fue
una profunda transformación técnico-científica que intentaba incrementar la
producción agrícola por medio de la manipularon científica-tecnológica. De esta
manera fueron creadas semillas híbridas de mayor rendimiento que las
tradicionales, exigiendo para su implementación, la eliminación progresiva de
la biodiversidad. Como también la implementación del monocultivo y el uso de
pesticidas.
Ya
para las décadas de los 70´ y los 80´ esta “revolución” toma un nuevo rumbo
entrando en su segunda fase que corresponde con la expansión del neoliberalismo
y el extractivismo. Está se caracterizaba por el desarrollo y la difusión de la
biotecnología. Esto significó la manipulación de semillas, plantas y otras
especies para el crecimiento de la actividad económica con consecuencias
importantes en la producción agrícola tradicional, en el empleo y en los
hábitos alimenticios de la población, entre otras.
En
la actualidad este modelo tomo más vigor y sobre todo en el Cono Sur y se
manifestó en la creciente presencia de capitales trasnacionales en torno a la
agricultura y los alimentos dando lugar a los “agronegocios”. Este proceso
estuvo estrechamente vinculado a las reformas legislativas, el corrimiento de
fronteras agrícolas y el descenso del costo de producción, etc.
Los
agronegocios se caracterizan por la vinculación de capitales privados, sectores
agropecuario y rural, junto a sectores agroindustriales con fondos financieros
de inversión generando la concentración de capitales y la creación de un
mercado oligopolio.
Particularmente
en la Argentina puede verse la incorporación de este modelo tras un proceso
acelerado de surgimiento, expansión y acaparamiento de la producción (14).
En 1996 se aprueba con el voto de Felipe Solá la incorporación de la soja transgénica
en el territorio nacional (15); en tiempo record se trató y se
aprobó aceptando el paquete productivo que vendía Monsanto.
Son
varias las cuestiones a problematizar en este modelo incorporado sin el
análisis de impactos socio-ambientales necesarios y sin percatarse que en
varias regiones del mundo se encuentra prohibido. Para explicar en qué consiste
este “paquete productivo” utilizare las palabras de Emilio Taddei:
“la
difusión del paquete tecnológico transgénico (o “paquete cerrado” compuesto por
la semilla y el herbicida glifosato) permitió su asociación al sistema de
siembra conocido como siembra directa (SD). Por otra parte las semilleras
promovieron políticas crediticias que permitían diferir el pago por la compra
de las semillas al momento de recolección de la cosecha y que resultaron muy
atractivas para los pequeños productores. La concentración del mercado se vio
también estimulada por acuerdos con los productores que contenían cláusulas de
exclusividad para los productos de las diferentes firmas transgénicas. La
venta en circuitos informales de semillas no fiscalizadas (práctica conocida
como “bolsa blanca”) fue otro factor que influyó en la consolidación del
paquete biotecnológico”. (Emilio Taddei, Et al, 2013:162,163)
También
la incorporación de este modelo necesito de la implementación de nueva
maquinaria agrícola, junto a sistemas rada rizados y computarizados de control
hacia las zonas productivas combinados con formas de trabajo precarizados y
escasamente remunerados.
Las
salidas de las crisis de legitimidad del modelo neoliberal presentaron
características particulares en toda la región. Una de ellas y común a
distintos países fue la consolidación del modelo extractivo exportador que
trajo el resurgimiento de las economías que se encontraban devastadas basándose
en la expansión de la explotación de bienes comunes de la naturaleza,
principalmente desde el 2003 al 2008.
Es
para el 2003 los sectores ligados a este tipo de producción incrementaron su
producción y fueron actores fundamentales en el proceso de recuperación económica.
Dos factores fueron relevantes, el primero para considerar, fueron las reformas
neoliberales que le abrieron paso a estos sectores. El segundo factor, fue la
recuperación, del precio de los commodites. Este factor hizo que se recuperen
los términos de intercambio en Sudamérica e incrementó el ingreso fiscal de los
países de la región junto al incremento de la demanda mundial de commodities y
materias primas desde los mercados orientales que permitió este proceso.
Estos
factores a nivel internacional también fueron combinados con cambios a nivel
local. Es importante destacar las políticas desarrolladas por los gobiernos que
llevan a cabo estos modelos guían los cursos de la economía.
“La
republica sojera” se fue gestando en el primer gobierno kirchnerista pero se
consolido fuertemente en durante las presidencias de Cristina Fernández de
Kirchner. Puede decirse que mantenía una relación con los sectores del
agronegocio era estable hasta el desarrollo de la 125, ley de retenciones
móviles a las exportaciones, en el 2008. La puja por las retenciones tenso
durante varios meses los lazos entre estos sectores que presentaban un
crecimiento acelerado y el gobierno, pero no los corto. Es decir, más allá, que
se discutió a fondo la cuestión y se lo acompaño desde ambos lados con
diversas manifestaciones, la relación no se rompió y mostró signos de
recuperación en poco tiempo. Lo que se agudizo, es que a través del incremento
del control estatal de la renta generada por estos sectores, se profundiza el
modelo desde el sector gubernamental, hay notables cambios de discurso y planes
que acompañan a este modelo y al crecimiento del mismo.
El
año 2009 no fue el mejor en términos económicos, ya que la crisis
internacional, desaceleraba el crecimiento de las exportaciones. Pero hacia
fines del 2010 ya comenzaba a resurgir nuevamente.
En
el 2011 el gobierno hacia público el Plan Estratégico Agroalimentario y
Agroindustrial 2010-2020, estableciendo metas de la producción alimentaría:
“Los
ambiciosos planes oficiales estipulan el incremento de la producción de granos,
que pasará de las actuales 100 millones de tns. A 130 millones de tns. En el
2016, con el objetivo de alcanzar 157 millones de tns. En 2020. Se estima que
la realización de estos objetivos requerirá el incremento de 27% de la
superficie cultivada actualmente.” (Emilio Taddei, Et
al, 2013: 166)
Un
dato relevante que excede al periodo estudiado, es que el agosto del 2012, una
Resolución del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Argentina
autorizó la comercialización en el país de soja transgenica de Monsanto. Por
ello dicha trasnacional invierte en la Argentina para abrir nuevas plantas, ya
que su futuro es prometedor, si se calcula que ya en dicho entonces, se estaba
desarrollando una nueva Ley de Semillas desde el gobierno, que favorecería a
los intereses de esta multinacional.
Ahora
bien muchas son las cuestiones que presentan controversias en el modelo que se
esta profundizando. Principalmente las cuestiones socio-ambientales son las que
mas presentan argumentos en contra. La agroindustria necesita la concentración
a gran escala de tierras para su desarrollo, que se obtiene mediante la compra
o el alquiler por parte de los grandes pool siembra (muchos optaron por rentar
sus tierras ya que no tenían las hectáreas necesarias para poder plantar y que
sea redituable), también a través del corrimiento de las fronteras
productivas, es decir no sólo quitándole espacio a otras producciones( las
plantaciones de algodón en el Chaco, la industria láctea o ganadera) sino
también por medio de los desmontes y la apropiación de tierras de comunidades
indígenas.
Para
el 2004 se presenta los proyectos de lo que será la Ley de Bosques para
afrontar varias problemáticas. Como relata Bonasso a comienzos del siglo XX, en
la Argentina, había 100millones de hectáreas de bosques nativos, hoy apenas
quedan 30millones. También contra el accionar, entre otros, del gobernador de
Salta Juan Carlos Romero que quería privatizar 25 mil hectáreas de una reserva
provincial en la selva pedemontana para las actividades económicas. Se
planteaba la emergencia forestal de la nación y se proponía frenar todo tipo de
desmonte hasta que sea realizado un ordenamiento territorial, pautando que
zonas no podían ser alteradas y cuales sí evaluando el impacto ambiental.
Recién para noviembre del 2007 la Ley fue tratada y aprobada, pero si bien se
redujo un 60% la deforestación, la Ley no ha sido implementada un 100%.
Otra
problemática es la cuestión de los agrotoxicos, para que estas semillas
trangénicas vivan (soja, maíz, trigo), es necesaria la fumigación con
sustancias toxicas como el glifosato. De la misma manera que la Barrick realiza
los Informes de Impactos Ambientales de los proyectos de megaminería Monsanto
controla la toxicidad de los componentes para la fumigación. Innumerables son
los casos de organizaciones y vecinos que denuncian las fumigaciones ya que
comparten la zona con este tipo de actividad; el problema es que no reciben
respuestas y crecen los casos de distintos tipos de Cáncer, alergias,
enfermedades respiratorias, etc.
Otra
cuestión es la perdida de la biodiversidad del suelo. La soja transgenica es
una planta que absorbe de forma abundante distintos minerales de la tierra
(como el fósforo, el potasio) y no pueden ser reincorporados a la tierra de
manera natural, sino a través de agregados artificiales. También la demanda
acelerada de estos productos, sobre todo hacia el mercado internacional, no
permite que los suelos “descansen” y no se realiza rotación de cultivos por no
ser redituables.
Estos
elementos, el monocultivo transgénico principalmente, producen la
desertificación de los suelos sin posibilidad a que estos se recuperen. Seguido
a ello los desmontes para extender la frontera productiva también traen la
perdida de la biodiversidad de las regiones afectadas y provocan consecuencias
mayores como las inundaciones por la baja absorción de los suelos y la escasa
cantidad de flora nativa como también la pérdida significativa de fauna que no
tiene el territorio necesario para desarrollarse.
Es
relevante destacar que la concentración de las tierras y de la producción en
pocas manos, crea mercados oligopolios y desplaza a ciertos sectores de la
actividad. Esto se ve reflejado en la desocupación que trae este modelo de
siembra directa, donde solo grandes propietarios pueden comprar las maquinarias
que exige este modelo productivo y reduciendo significativamente la cantidad de
mano de obra empleada. Una de las consecuencias de este fenómeno fue la
migración del campo a las ciudades que trae aparejada la concentración de
población en las grandes urbes. Así como también son reprimidos los pueblos que
habitaban esas regiones para poder apropiarse de sus tierras y asesinados en
enfrentamientos con las fuerzas provinciales o a manos de sicarios de los
agronegocios como pasó en Santiago del Estero, en Tucumán, en Salta, etc.
Conclusiones:
El
modelo está en pleno proceso de profundización. La Argentina, es un caso que
ejemplifica a la perfección el modelo neoextractivista, tanto a nivel político
como a nivel económico, y cómo fue planteado a lo largo del
trabajo.
Ahora
bien, se hace necesario reflexionar sobre este modelo a seguir. El
extractivismo actual se presenta como la solución para enfrentar los problemas
de pobreza y redistribución del ingreso. Crecen las exportaciones, por
consiguiente el PBI, lo que llevaría un mayor bienestar social. Sin embargo
este simplismo es problemático. Se puede considerar a dichas actividades como
principales fuentes de expansión de exportaciones y capitales, pero conserva en
sí mismo fuertes impactos ambientales que son irreversibles y tensiones
sociales que se hacen imposibles de saldar.
Entonces además de no resolver
las cuestiones de fondo, como la pobreza y la
desigualdad social como ha sido desarrollado en el trabajo, ocasiona nuevos
puntos de conflicto. Hay pérdida significativa de los bienes naturales,
contaminación en general, desplazamiento de comunidades para el uso de sus
tierras o por falta de trabajo en la actividad, destrucción de las economías
regionales generando una economía netamente trasnacional, represión a quienes
se oponen al modelo, etc. Lejos de desarrollarse la región es despojada de sus
recursos naturales y las luchas contra estos proyectos son reprimidas,
ignoradas y aisladas. Muchas son las consecuencias negativas del
neoextractivismo donde el negocio se mezcla con la política y donde no existe
una salida real al neoliberalismo, sino más bien, termina siendo un modelo
heterodoxo con fuertes sesgos neoliberales y con políticas sociales focalizadas
que suavizan sus impactos.
Otro
aspecto de relevancia a señalar es que la extracción de los recursos a gran
escala tiene un futuro acotado, ya que los recursos son finitos.
Puede
decirse que este modelo no resuelve los problemas actuales y agrega otros
nuevos. Además que reproduce el modelo de centro-periferia a la perfección
donde los países del tercer mundo exportan sus recursos naturales o bienes primarios
hacia los países centrales, reprimarizando aún más a las economías. A su vez
muchos autores que fueron trabajados coinciden en la recolonización de
Latinoamérica con dichas prácticas extractivistas, ahora la apropiación tiene
otras características que han sido abordadas, pero conserva la misma
concepción de expoliación de estos territorios.
También
vale cuestionar a estas actividades, en cuánto concentran las actividades y
riquezas cada vez en menos cantidad de manos recrudeciendo aún más al sistema
capitalista. Son prácticas que lejos de incluir como plantean los discursos
empresariales y estatales desplazan y que los cambios a los cuales aporta no
son sustanciales sino superficiales y momentáneos.
Es
necesario desmitificar los discursos de desarrollo y progreso que conservan en
sí mismos intereses puntuales y particulares. Hay que presentar otra forma de
interpretar al mundo y que no sea sinónimo de mercancía. ¿Progreso hacia dónde?
Se podría plantear en base a lo desarrollado.
De
esta manera se tiene que plantear un modelo que nazca desde las alternativas
políticas y económicas, que contemple en sí mismo las distintas cuestiones a
resolver desde otra concepción ideológica de la naturaleza y el mundo. Un
modelo que no apunte al materialismo, al lucro, al individualismo y la
concentración de poder y capital. Si no que este modelo partiendo desde las
alternativas utilice las practicas sólo para satisfacer las necesidades de la
vida cotidiana sin afán de lucro y comercialización. Un modelo en el cual se
pueda concebir la armonía de los seres vivos y la naturaleza.
Bibliografía:
Bonasso, Miguel (2011): “El mal: el modelo K y La
Barrick Gold”. Buenos Aires. Ediciones Planeta.
Calveiro, pilar (1998): “Poder y desaparición Los campos de concentración en Argentina”. Buenos Aires. Editorial Colihue.
Colectivo Voces de Alerta (2011): “15 mitos t
realidades de la minería trasnacional en la Argentina”. Buenos Aires. Ediciones
Herramienta y Editorial El Colectivo.
“Democracia y estado de excepción: Argentina,
1983-2008”. Leiras, Santiago (Comp.), 2012 . Buenos
Aires. Ediciones Prometeo Libros.
Gudynas, Eduardo (2012): “Estado Compensador y nuevos
extractivismos. Las ambivalencias del progresismo sudamericano”. Revista Nueva
Sociedad. Nº 237. Buenos Aires.
Seoane, José y Taddei, Emilio y Algranati, Clara
(2013): “Extractivismo, despojo y crisis climática: Desafíos para los
movimientos sociales y los proyectos emancipatorios de Nuestra América”. Buenos
Aires. Ediciones Herramienta, Editorial El colectivo y GEAL.
Referencias:
1: Gudynas, Eduardo, a: “Estado compensador y
nuevos extractivismo. Las ambivalencias del progresismo sudamericano”.
Revista Nueva Sociedad Nº 237, enero-febrero de 2012, véase en http://www.nuso.org/upload/articulos/3824_1.pdf
2: Ley de Glaciares, 2010. En http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/170000-174999/174117/norma.htm
3: Ley de Bosques, 2007. En http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/135000-139999/136125/norma.htm
4: Gudynas, Eduardo, b: “Caminos para las
transiciones post extractivistas” véase en http://www.redge.org.pe/sites/default/files/GudynasCaminosPostExtractivismoPeru11.pdf
5: Discurso del presidente Néstor Kirhner, 2005 Véase
en: http://www.cronista.com/impresageneral/Texto-completo-del-discurso-de-Nestor-Kirchner-en-Catamarca-20051124-0109.html
6: Noticia sobre agrotoxicos, Pagina 12, enero del
2009 véase en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-118075-2009-01-12.html
7: Gudynas, b, Op Cit.
8: Gudynas, a, Op Cit, Pág. 138.
9: Informe documental “Hambre de soja”: véase en: http://www.youtube.com/watch?v=gsEiZkcZksU
10: Ley de inversiones mineras, 1993. Véase en: http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/594/texact.htm
11: Datos disponibles en: http://cyt-ar.com.ar/cyt-ar/index.php/Miner%C3%ADa_en_Argentina
12: Datos disponibles en: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Mineria/Mineria_de_oro_a_cielo_abierto_y_sus_impactos_ambientales
13: Noticia sobre la detención de manifestantes de
Greenpace, Pagina 12, febrero del 2011, disponible en:http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-162969-2011-02-24.html
14: Informe documental “Hambre de soja”: véase en: http://www.youtube.com/watch?v=gsEiZkcZksU
15: Noticia sobre el comienzo de la soja trangenica en
la Argentina, Pagina 12, abril 2009, disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123932-2009-04-26.html
|