RESUMEN.
Desde
los mismos inicios del triunfo de enero de 1959, el Gobierno norteamericano ha
utilizado contra Cuba la estrategia del empleo de un amplio espectro de medidas
de guerra psicológica, es decir de propaganda y acciones, con el objetivo de ganar
las mentes y los corazones de los cubanos para incitarlos al derrocamiento
de la Revolución, utilizando en el denominado tiempo de paz
procedimientos similares a los desarrollados contra otros países a los que ha
agredido militarmente. En los nuevos tiempos, la administración norteamericana
hace mayor hincapié en las herramientas del poder blando en el campo de
las ideas, la información, la comunicación, sin abandonar otras medidas que
pudieran considerarse dentro del poder duro, como el bloqueo económico,
comercial y financiero.
ABSTRACT
From
the very beginning of the victory of January 1959, the U.S. government has used
against Cuba the strategy of using a wide range of measures of psychological
warfare, that is propaganda and actions in order to win the minds and hearts
of Cubans to incite the overthrow of the Revolution, using in the called peacetime
procedures similar to those developed against other countries that have been
attacked militarily. In modern times, the U.S. government puts more emphasis on
the tools of soft power in the realm of ideas, information,
communication, without abandoning other measures that could be considered
within the hard power, such as economic, commercial and financial
blockade.
LA GUERRA PSICOLÓGICA
CONTRA CUBA: DE EISENHOWER A OBAMA
Dr. Emiliano L. Lima
Mesa.
Profesor del
Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” de la
República de Cuba
La guerra
psicológica, según el Departamento de Defensa norteamericano, consiste en el
uso planificado de la propaganda y otras acciones psicológicas con el propósito
primario de influir en las opiniones, emociones, actitudes y conductas de
grupos extranjeros hostiles en apoyo al logro de objetivos nacionales. [1]
Si bien inicialmente
sus procedimientos se concebían para ser empleados durante los conflictos
bélicos, actualmente Estados Unidos los emplea también en tiempo de paz,
como estrategia enfilada hacia la psicología del adversario para provocar que
actúe de la manera que les convenga. Esto les permite obtener sus fines
estratégicos de forma no convencional, con una reducción sustancial del
empleo del armamento de fuego y por tanto de una manera más limpia, intentando
aparentar la imagen de un desmantelamiento desde dentro del país y
evadir ser considerado como agresor.
El mayor uso de los
recursos psicológicos se corresponde con la importancia que ha ido tomando,
dentro de la estrategia del poder inteligente, el denominado poder
blando, término acuñado en Estados Unidos en los últimos años como la habilidad de conseguir lo que usted quiere mediante
la atracción, en lugar de la coerción o el dinero. [2]
Su empleo ganó
notoriedad cuando Hillary Clinton, el
13 de enero de 2009, lo utilizó con frecuencia durante su audiencia en el
Senado para la aceptación del cargo de Secretaria de Estado: Debemos
usar lo que ha sido llamado el poder inteligente: la gama completa de
herramientas a nuestra disposición (diplomáticas, económicas, militares,
políticas, legales y culturales), escogiendo la herramienta más acertada o la
combinación de estas, para cada situación.
En realidad, no hay
diferencia esencial entre las políticas del Poder Inteligente y del Gran
Garrote que a principios del siglo XX enunciara el presidente
norteamericano Theodore Roosevelt, en su famosa frase, tomada de un proverbio
africano: Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos.
La diferencia radica
en que la actual administración estadounidense, en relación con otros gobiernos
y en especial con el anterior, le brinda una mayor importancia a la parte blanda
del poder, en la cual está contenida todo lo relacionado con la información, la
atracción y el convencimiento, sin renunciar por ello al empleo de su poderío
económico y militar.
Con relación a Cuba,
ya una estrategia muy similar se delineó en 1992, al aprobarse por el
presidente George Bush la Ley Torricelli, que contenía dos aspectos
esenciales: uno que reforzaba la política de sanciones y el otro, también
conocido como Carril Dos, que fomentaba los contactos y las
comunicaciones entre ambas naciones.
El empleo de la
propaganda en la estrategia psicológica.
El dominio del mundo
de la información les permite a Estados Unidos costear amplias campañas de
difamación contra los gobiernos que consideran adversarios. Baste recordar la
emprendida contra el de Cuba desde los primeros momentos del triunfo
revolucionario de 1959, cuando se juzgaban a connotados criminales del ejército
de Batista a partir de las leyes penales previstas y que quiso presentar al
mundo como una sangrienta orgía.
Un
instrumento asiduo para divulgar informaciones falsas lo constituye el rumor, que en
la era digital tiene la característica de ser transmitido masiva e
inmediatamente por los medios y redes sociales. Un triste ejemplo sobre el uso
de este recurso tuvo lugar a inicios de la década del 60 del siglo
pasado, durante la operación que se denominó Peter Pan, cuando alrededor
de 14 mil niños cubanos se enviaron por sus padres a los Estados Unidos, ante
el temor de perder la patria potestad y fueran enviados a Rusia, como se
rumoraba por la propaganda anticubana.
Desde hace muchos
años, Estados Unidos transmite hacia la Isla programaciones que buscan promover
incertidumbre y pesimismo hacia el futuro, generar la idea de que el modelo
político, económico y social del país se encuentra derrotado y que no hay otra
salida que derrocar al régimen totalitario para que la vida de los
cubanos mejore sustancialmente, lo que se combina con la divulgación de una
imagen satanizada de los dirigentes, acusándolos de dictadores, asesinos y
violadores de los derechos humanos, todo lo cual resulta abiertamente
violatorio de las normas del Derecho Internacional y las normas y reglamentos
de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
En esa guerra
mediática, se efectúan como promedio más de dos mil horas de emisiones
subversivas por radio, con la utilización de más de 30 frecuencias. De igual
manera, se desarrollan transmisiones de televisión, empleando diversos medios,
entre ellos los aviones EC130, que por primera vez en la historia se han
utilizado en un escenario que no es de guerra.
En
la propaganda el sector juvenil está priorizado. Contra la Unión Soviética
también se empleó esa estrategia, lo que se puede apreciar, en el libro El
Arte de la Inteligencia del ex director de la CIA, Allen W. Dulles, donde
se plantea: Nuestra principal apuesta será la juventud.
La corromperemos, desmoralizaremos y pervertiremos. [3]
El empleo de la
propaganda persigue también el objetivo de crear condiciones psicológicas favorables
para justificar una intervención armada. Por ejemplo, el 13 de marzo de 1962
fue remitido al Secretario de Defensa de Estados Unidos, por la Junta de Jefes
del Estado Mayor de ese país, un documento que bajo el título Justificación
para una Intervención Militar Estadounidense en Cuba, incluía el
lanzamiento de rumores empleando estaciones de radio clandestinas y una serie
de acciones para culpar a la Isla de la ejecución de ataques y sabotajes en la
Base Naval de Guantánamo, el bombardeo y hundimiento en ese lugar de una nave
estadounidense (tripulada o no), el acoso a vuelos civiles, la destrucción de
aviones estadounidenses (falsos o reales), el hundimiento real o simulado de
una nave con refugiados cubanos en busca de asilo en Estados Unidos y el
incendio de campos sembrados en países vecinos, entre otras justificaciones.
[4]
Además,
bajo el programa conocido como Operación Mangosta, el Departamento de Defensa
norteamericano tenía varias propuestas similares. Doce de estas provenían de un
memorando fechado también en marzo de 1962, titulado Posibles Acciones para
Provocar, Hostigar o Perturbar a Cuba, escrito por el General de Brigada William
H. Craig y remitido al General de Brigada Edward Lansdale, responsable
del proyecto Operación Mangosta. Una contenía la Operación Truco Sucio,
un plan para culpar a Fidel Castro si el vuelo tripulado que llevaba al
astronauta John Glenn a la órbita espacial se hubiese estrellado, utilizando
pruebas falsas para demostrar interferencias electrónicas realizadas por los
cubanos. [5]
En los últimos años y
en diferentes momentos, se han utilizado las más burdas mentiras y la
manipulación de la información en más de 20 temáticas con la pretensión de
convertirlas en pretextos para una agresión, entre las cuales destacan: la
posibilidad de un éxodo masivo hacia Estados Unidos; la interferencia en sus
comunicaciones y sistemas informáticos; el desarrollo de armas biológicas; la
inestabilidad política; el apoyo al terrorismo internacional; el espionaje a
instalaciones norteamericanas; la restricciones al ejercicio religioso, el tráfico
de personas, el turismo sexual y la contaminación ambiental.
En los últimos
tiempos se ha agregado a los recursos de la propaganda, el empleo de Internet y
específicamente de las redes sociales como un mecanismo para fomentar la
subversión, de modo más o menos abierto. Mientras Estados Unidos dificulta el
acceso a los recursos financieros y tecnológicos necesarios para mejorar el
servicio de Internet, destina recursos millonarios para suministrar equipos con
tecnología de punta a quienes buscan promover un cambio de régimen político
en la Isla.
La propaganda dirigida
contra nuestro país, se identifica con una verdadera guerra cultural.
Manuel Freytas ilustra este hecho así: La cuarta guerra mundial ya comenzó.
Mientras Ud. descansa, mientras Ud. consume, mientras Ud. goza de los
espectáculos que le ofrece el sistema, un ejército invisible se está apoderando
de su mente, de su conducta y de sus emociones…Su voluntad está siendo tomada
por fuerzas de ocupación invisibles sin que Ud. sospeche nada. Las batallas ya
no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata
de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de
cerebros, donde Ud. es el blanco principal…El objetivo ya no es matar, sino
controlar. Las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades
psicológicas. Su conducta está siendo chequeada, monitoreada, y controlada por
expertos. Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones
extremas de guerra de cuarta generación. [6]
Las acciones como
parte de la estrategia psicológica
Al hablar de la
guerra psicológica, comúnmente se comete el error de identificarla con la
propaganda y se ignora el importante componente que el concepto encierra en
relación con la ejecución de acciones que inducen a determinadas ideas, a sacar
sus propias conclusiones, sin que medien palabras, sino hechos. Ambos
contenidos, es decir, propaganda y acciones, se dirigen desde diferentes
ángulos a un mismo objetivo: influir en la psiquis del adversario para
derrotarlo.
Las agresiones y el
terrorismo son acciones que persiguen el objetivo de desestabilizar el país,
sembrar el pánico y el caos y provocar el derrocamiento del gobierno a través
del golpe suave. Preparadas y financiadas por los Estados Unidos, se han
desarrollado contra Cuba infiltraciones, ataques piratas a naves aéreas y
marítimas, secuestros de aviones y embarcaciones, planes de asesinato a sus
principales dirigentes; así como sabotajes, actos terroristas
y agresiones biológicas. Sólo entre noviembre de
1961 y octubre de 1962, durante la administración Kennedy, se llevaron a cabo
unos 5 700 actividades de ese tipo como parte de la Operación
Mangosta. [7]
Con el objetivo de
intimidar al adversario se emplea la demostración de fuerza militar, a través
de diferentes formas, como la divulgación o el uso de un nuevo y potente
armamento, las maniobras militares o la agrupación de fuerzas y medios en
determinados lugares. En agosto de 1981, coincidiendo con una política
gubernamental de incremento de la agresividad contra Cuba, las tropas de
Estados Unidos desarrollaron el ejercicio Aventura Oceánica-81, la mayor
operación bélica organizada por ese país desde la segunda guerra mundial y que
incluía una maniobra de desembarco en la base militar que ocupa en Guantánamo.
En el ejercicio participaron, por un período de dos meses, 120 mil soldados,
240 buques de guerra y un millar de aviones de 12 países. En el año 2006 se
volvieron a efectuar maniobras en el Mar Caribe con un portavión nuclear y la
participación de la OTAN, en clara advertencia a Cuba, Venezuela y al
movimiento revolucionario en auge en esta zona del mundo. Otra clara
intimidación lo constituyó en julio de 2008 la activación de la IV Flota
norteamericana, para patrullar en aguas sudamericanas y caribeñas, fuerza que
había sido desactivada en 1950.
Cuba ha sido blanco
de múltiples acciones de carácter psicológico. Ya el 17 de marzo de 1960, a
solo un año y dos meses del triunfo revolucionario, el presidente Eisenhower
aprobó el plan de la CIA titulado Un programa de Acción Encubierta contra el
Régimen de Castro, en el cual se ordenaban distintas medidas políticas,
militares, subversivas, de inteligencia y de propaganda contra la Isla. [8]
Unos días después, el
6 de abril de 1960, el subsecretario asistente de Estado, Lester Mallory,
escribiría un memorando que proponía las medidas para el establecimiento del
bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Así decía: La mayoría
de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva
(…) El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno)
es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y
la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles
para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con
el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar
hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno. [9]
A más de 50 años de
su implantación, el bloqueo se mantiene con una clara intención psicológica, a
partir de las carencias y dificultades que provoca a la familia cubana en todos
los aspectos de su vida. Incluso durante la actual administración se ha visto
recrudecido, en particular en el sector financiero.
Otra acción de fuerte
influencia psicológica llevada a cabo por el gobierno de Estados Unidos ha sido
la relacionada con el tema migratorio. Con la administración Eisenhower surgió
el término refugiado para nombrar a los inmigrantes cubanos, que
comenzaron a recibir determinados privilegios con respecto al resto de los
inmigrantes, en el propósito de estimular el abandono del país por cualquier
vía.
En
la misma línea de estimular la salida del país con el objetivo de
desestabilizar el país y dar una imagen negativa de la realidad cubana, durante
el mandato de Lyndon Johnson se estableció, el 2 de noviembre de 1966, la Ley
Pública 89-732 o Acta de Reajuste del Status de Refugiados Cubanos, más
conocida como Ley de Ajuste Cubano, que aún está vigente y otorga a cualquier
ciudadano cubano que emigra legal o ilegalmente el estatuto de residente
permanente, después de radicar un año y un día en el país de destino.
Durante el gobierno de
James Carter se estableció la Ley de Refugiados de 1980, a partir de la cual se
comenzó a nombrar a los anteriormente llamados refugiados como personas
con el status de entrantes. Esta nueva condición le daba la oportunidad
de formar parte de los programas de asistencia pública en igualdad de derechos
que los ciudadanos y residentes permanentes en el país.
Entre los blancos
preferidos de la política migratoria siempre se han encontrado los
profesionales. Un ejemplo es el Programa de Profesionales Cubanos de la
Medicina Bajo Palabra, que fue creado el 11 de agosto de 2006 durante la
presidencia de George W. Bush para promover la emigración de personal médico
cubano desde terceros países y que ha continuado bajo el actual gobierno.
En
materia de inmigración, Obama tomó algunas medidas en el año 2011 como la
autorización de las licencias para viajes de académicos, periodistas,
instituciones religiosas, grupos culturales y otras organizaciones, en
correspondencia con la política de aumentar el contacto pueblo a pueblo y
apoyar la sociedad civil en Cuba.
La
idea es que estas personas deslumbren a los cubanos con las virtudes del
capitalismo y siembren la desconfianza en el socialismo y la Revolución. El
Secretario de Estado John Kerry lo planteó claramente en un discurso en la sede
de la OEA el 18 de noviembre de 2013: Nosotros estamos comprometidos con
este intercambio humano y en Estados Unidos creemos que nuestra gente son
actualmente nuestros mejores embajadores. Ellos son embajadores de nuestros
ideales, nuestros valores y nuestras creencias. [10]
El
gobierno de Estados Unidos destinó 205 millones de dólares de 1996 a 2011 a
programas encubiertos, bajo el supuesto de promover la democracia en Cuba, sin
incluir los recursos destinados a financiar Radio Martí y TV Martí, ni los
programas y actividades de la comunidad de inteligencia. El 87% fue gastado
desde el 2004, o sea los ocho años comprendidos entre el segundo gobierno de
George W. Bush y el primero de Barack Obama. De acuerdo a un análisis realizado
en febrero de 2013 por la Oficina de Auditoria del Gobierno de Estados Unidos,
esos fondos fueron empleados por la USAID y el Departamento de Estado en
programas subversivos diseñados desde instituciones oficiales para promover el
derrocamiento del gobierno de la Isla. [11]
Un rasgo
distintivo de los programas subversivos en estos últimos años ha sido el
énfasis en los proyectos vinculados al uso de las tecnologías de las
infocomunicaciones, en correspondencia con lo expresado por el presidente
norteamericano en noviembre de 2013: Y tenemos que ser creativos.
Y tenemos que ser más cuidadosos. Y tenemos que seguir actualizando nuestras
políticas … no tiene sentido la idea de que las mismas políticas puestas en
marcha en el año 1961 serían de alguna manera todavía eficaces hoy, en la era
de Internet y de Google… reconocemos que los objetivos siempre van a ser los
mismos. Y lo que tenemos que hacer es encontrar constantemente nuevos
mecanismos y nuevas herramientas.” [12]