Revista Nº21 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"
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Resumen:

Los acontecimientos del mayo francés de 1968, cuando los estudiantes levantados en barricadas contemporáneas exigían una reivindicación cultural, fueron preámbulo y expresión de una crisis cultural del sujeto en el contexto del auge y desarrollo de las industrias culturales y los avances científicos y tecnológicos de entonces. Hoy, ante realidades diferentes, los retos son los mismos. Los medios de comunicación se han convertido, de facto, en el nuevo espacio de confrontación y deliberación, sobre todo en su plataforma virtual. Esta situación hace cada vez más necesario el estudio de las relaciones entre los poderes político y económico, no solo en la academia sino también en los distintos movimientos y organizaciones sociales, como parte de las estrategias contrahegemónicas. La experiencia española, 15M o Indignados, logró superar  un importante obstáculo: utilizar los propios mecanismos de dominación y hegemonía en función de hacer valer sus propios intereses. Se trata de un exponente auténtico de esa nueva forma de hacer política cuyas herramientas son la desobediencia pacífica masiva, la ocupación de las plazas y espacios urbanos, las nuevas formas de participación ciudadana, la reapropiación de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones, y la potencia radical de la sociedad- red.

Palabras clave: Movimientos sociales; Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones; Redes sociales; Poder; Crisis.

Abstract:

The developments of french May in 1968, the time when students roused in contemporary trenchs were demanding a cultural vindication, served as a prelude and expression of a cultural crisis of the individual in the context of the boom of cultural industries and technological and scientific advances of the period. Nowadays, in the face of different realities, the challenges are the same. Mass media have become, in the fact, the new deliberation and confrontation space, specially in their virtual platform. This powers more necessary each time; not only in the academic field but also in the context of the different movements and social organizations as part of the counterhegemonic strategies. The Spanish experience, 15M or Indignant movement, managed to overcome an important roadblock: using the own hegemony and dominance mechanisms to assert their own interests. This is a prime example of an authentic exponent of that new way of making policies whose means are mass pacifist disobedience, occupation, the reappropriation of Information and Communication technologies, and the radical power of the network society. 

 

Keywords: Social movements; Information and Communication Technologies; Social networks; power; crisis.

Del Mayo Francés al 15M: de la Sociedad del Espectáculo a la Sociedad de Redes

 

Por: MsC. Sunamis Fabelo Concepción y MsC. Ángel Rodríguez Soler

 

Introducción

La caída del Muro de Berlín no solo significó el fin de la guerra fría, el colapso del socialismo en Europa del Este, sino que supuso para muchos el fin de la historia o el fin de las ideologías. Lo cierto es que este sería el principio del fin de los grandes paradigmas del siglo XX, reflejado a partir de entonces en una profunda crisis universal de la cultura política que ha devenido en la expresión más amplia de una crisis del sujeto.

Ante este escenario comenzaría a nivel mundial un proceso de revisión y replanteamiento del sistema de relaciones sociales, de la arquitectura política dentro del imponente sistema capitalista y en especial de su modo de producción y reproducción cultural, a través de lo cual había quedado sellada la Modernidad con todo lo que ella significaba hasta entonces.

En el nuevo contexto un elemento importante sería el reacomodo dentro del propio sistema del lugar de la “sociedad civil” y con esta de la izquierda así como su posterior evolución. En ese sentido, se ha destacado un aspecto fundamental que estará influyendo y condicionando particularmente este escenario. En la década del 90 comienza a desarrollarse una nueva etapa caracterizada por el impacto de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones en la sociedad y propiamente como mediaciones de las relaciones sociales, políticas y económicas.

 

Este artículo propone un análisis crítico de la nueva realidad mediática. Para ello hace una breve alusión a los acontecimientos del mayo francés de 1968, como preámbulo y expresión de una crisis cultural del sujeto en el contexto del auge y desarrollo de las industrias culturales y los avances científicos y tecnológicos de entonces.

De esta forma se abordan los nuevos escenarios de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TIC), como nuevos espacios de poder, que han ido ganando cada vez más el espacio de lo político. En ese sentido, el Movimiento del 15 de Mayo en España, también conocido como Movimiento de los Indignados, es una expresión contemporánea de la crisis cultural del sujeto político en busca de reivindicar o ganar los espacios reales de participación ciudadana, empezando por una crítica y reapropiación de los nuevos escenarios comunicacionales.

Entre muchas investigaciones consultadas al respecto, que van desde diferentes estudios sobre el mayo francés, los clásicos de la teoría de la comunicación y diversos trabajos sobre el movimiento 15M como los textos del escritor y diplomático francés Stéphane Hessel autor del libro “¡Indignaos!”, se destacan por ser referencias importantes para el presente trabajo, el artículo “Democracia radical contra el capitalismo contemporáneo. Por nuevos espacios de decisión”, de la autora española Montserrat Galcerán Huguet, quien analiza el movimiento 15M, insertándolo en las coordenadas del capitalismo contemporáneo y como exponente o alternativa de la reapropiación de los nuevos espacios de poder que se dan a través de las TIC.

Asimismo, el artículo “Hacia una categorización del poder mediático: poder representativo, meta-poder y antipoder” de Ximena González Broquen, fue de gran utilidad para la identificación de los poderes mediáticos con la finalidad, en palabras de la autora, de definir cómo la configuración actual del espacio mediático desemboca en la lenta corrosión de eso que hace la esencia de la democracia: la dimensión pública de lo político.

 

1968: Los indignados del mayo francés

“Sea cual sea el régimen, a los estudiantes que son jóvenes, que sienten que todavía no han entrado en el sistema que les han preparado sus padres y en el que no quieren entrar, lo único que les queda es la violencia. Dicho de otro modo, no quieren concesiones, no quieren que les arreglen las cosas, que se les satisfagan pequeñas reivindicaciones para, de hecho, acorralarles y hacerles seguir las reglas y hacerles ser, como les decía, dentro de 30 años, un viejecito utilizado como su padre”.

Jean- Paul Sartre

En la década del 60 cuando se hizo evidente el desarrollo de un nuevo sistema de relaciones sociales condicionado por la irrupción sociocultural de los medios de comunicación masivos, fenómeno que fue identificado en una expresión más amplia que refería al desarrollo científico-técnico alcanzado posteriormente al fin de la Segunda Guerra Mundial: la Tercera Revolución Industrial.

Para entonces, la crisis de la subjetividad alcanzó su clímax en los acontecimientos sucedidos en la Francia de 1968 cuando los estudiantes levantados en barricadas contemporáneas exigían una reivindicación cultural. Las movilizaciones de los años sesenta dejaron claro que la edad no es lo único que define lo juvenil. La juventud es una actitud política, cuya principal característica es su transitoriedad. La juventud arriesga por todo lo mucho que tiene por ganar, de ahí que se desborde y rete los límites. Construye esperanzas mutuas ante las falsas resignaciones, cree en lo imposible, duda y no tiene otra manera de expresión que no sea la revolución en el más amplio sentido de la palabra.

“La imaginación al poder”, “Paren el mundo que me quiero bajar”, “Bajo los adoquines hay una playa”, “Todos somos judíos alemanes”, “No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compense con la garantía de morir de aburrimiento”, “Joven, tienes 29 años pero tu sindicato es del siglo pasado”, “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Bajo consignas como estas quedó marcado el espíritu de la época.

He aquí entonces la cuestión fundamental del mayo del 68 “¿Por qué unos jóvenes bien alimentados y con un razonable poder adquisitivo se revelan contra una sociedad que, lejos de padecer una crisis económica, atraviesa un período de crecimiento sostenido y de bienestar? ¿De qué se quejan si ya lo tienen todo? ¿No son la pobreza y la miseria las causas de las revoluciones?” (Pardo, 2004)

La respuesta a tal pregunta justamente se encuentra en una de las teorías que empieza a desarrollarse en esta época y tuvo una importante influencia en los acontecimientos del 68: El Situacionismo. La Internacional Situacionista estuvo integrada entre 1957 y 1972 por filósofos, pintores, críticos y activistas políticos desvinculados del ambiente intelectual oficial y de otras formas de lucha convencionales, eran considerados como “agitadores excéntricos, románticos o utópicos” (Pardo, 2004). Su preocupación común estaba dirigida al papel del hombre y la cultura en la sociedad de consumo desde una perspectiva radicalmente crítica referida a la inconformidad con el orden social existente, invitando a subvertirlo a través de libros, octavillas, proyectos arquitectónicos, collages y películas.

Centraban sus acciones en demostrar la falsedad de la sociedad de consumo, considerada como un gran espectáculo y proponían rebelarse contra ella rechazando sus valores que impiden al hombre vivir de manera auténtica;  luchando contra el consumismo y las seducciones engañosas, planteaban la reivindicación de la vida propia y la independencia de la toma de decisiones.

Los situacionistas eran los abanderados del pensamiento alrededor del detonante contemporáneo de las sociedades, que se erigía justo allí donde parecía encontrarse el punto medular de la concordia de los pueblos: en el corazón de la abundancia. Una nueva pobreza proliferaba de entre las propias mercancías. Sólo que esta nueva pobreza desde el simulacro y la envolvencia del consumo se encargaba de enmascarar la miseria de la vida cotidiana de los trabajadores.

Guy Debord, fue uno de los fundadores del Situacionismo, uno de los teóricos más importantes del siglo XX del capitalismo, y protagonista de los acontecimientos desencadenados a parir de 1968. Debord bautizó la época que le tocó vivir como la “Sociedad del Espectáculo”, concepto ampliamente abordado en su obra del mismo nombre. “…El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no expresa en última instancia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño...” (Debord, 2003)

Este concepto estaba íntimamente ligado a la irrupción y auge de las industrias culturales en la sociedad, que comenzó a agregar a las cosas además de su valor de uso y su valor de cambio, un nuevo valor: el valor simbólico. Unido a esto es importante destacar que la Sociedad del Espectáculo es también una obra crítica sobre la carrera hegemónica que entonces despuntaba a partir del ideal del  “sueño americano” y el “the american way of life”.

Sin embargo, el mayo francés, la sociedad civil que representaron aquellos jóvenes revolucionarios, no logró su ofensiva contrahegemónica y convertirse así en sujeto del cambio. Ante la situación desencadenada, la respuesta fue doble: además de la política contrainsurgente, la apertura del consumo. Ser joven además de una amenaza revolucionaria, se convirtió, al mismo tiempo, un potencial espacio de ganancias económicas. A la represión se sumó la ambigüedad emanada de las relaciones mercantiles, con la intención de metabolizar las revueltas por el propio sistema capitalista liberal entonces, neoliberal poco después, que alcanzó su clímax entre 1989 y 1991 cuando quedó convertido el socialismo en un fantasma errante que recorre un mundo en crisis.

En “Panegírico”, otra de las obras de Debord, el autor resume el espíritu que enterró y caracterizó la última década del siglo XX: “Aunque yo soy el ejemplo destacado de lo que esta época no quería, saber lo que ha querido no me parece tal vez bastante para dejar constancia de mi excelencia”. (Debord, 1999)

Lo cierto es que la avalancha globalizadora y neoliberal que sobrevino al mundo con el fin de la guerra fría a partir de los años 90, marcó fuertemente la subjetividad contemporánea. A partir de entonces se generó en la historia de la humanidad, amenazada incluso con la delirante teoría del fin de las ideologías, una profunda crisis cultural ante la pérdida de referente histórico, marcadamente reflejada en una crisis de la cultura política.

Sin embargo, en este contexto de crisis, esta puede ser interpretada como un elemento que alcanza a tener un signo de valor positivo-negativo, que puede conllevar un retroceso del proceso, o a un mejoramiento de éste, o a la conformación de un nuevo fenómeno. Por tanto, la crisis puede considerarse como un componente del sistema, incluso en algunos momentos necesarios, como factor de cambio. Esta visión de la crisis se desmarca de su acepción catastrofista.

De manera que si tenemos en cuenta esta visión de crisis en su acepción de alerta, de peligro u oportunidad, que si bien en los años 60 despertó en los jóvenes el instinto revolucionario, y el sistema capitalista metabolizó después este mismo espíritu como contraparte inherente, no es menos cierto que hoy, en un escenario diferente, los retos son los mismo.

Para cualquier sociedad los jóvenes representan esa fuerza motriz que necesita la nación para preservar, revitalizar y echar a andar el legado emancipatorio conquistado por sus padres o proyectar un proceso verdaderamente revolucionario. En sus manos está la legitimación o no del proceso heredado. No en balde han sido los jóvenes quienes a través de la historia han encendido la llama de las revoluciones, lo cual los convierte en un sujeto fundamental dentro del complicado aparato “sociedad civil”.

Los jóvenes del siglo XXI son los niños del colapso del socialismo, son los hijos de una época de crisis de la subjetividad, de crisis de los grandes paradigmas sociales del siglo XX, en medio de ello crecieron. De manera que hoy la juventud tiene como huella de nacimiento el neoliberalismo y las contradicciones sociales que le acompañan.

Los jóvenes no se pueden explicar sin las reformas sociales y económicas iniciadas en la década de los años noventa. Los jóvenes de hoy son los vástagos de las reformas estructurales, de la democracia de mercado, del aparente triunfo del capitalismo como único mundo posible; al mismo tiempo, son hijos de las crisis recurrentes, de la falta de espacios políticos y de la violencia sistemática. (Inclán y Barrios, 2012)

Se trata de un escenario donde el universo juvenil tiene ante sí el reto de ser sujeto histórico de su tiempo, sin embargo, como puede apreciarse, sus bases son muy vulnerables debido a la profunda crisis de la cultura política que ha caracterizado a esta generación, la pérdida de credibilidad en las obsoletas instituciones que los representan, y lo que resulta más preocupante: estos jóvenes son el resultado de una producción cultural del gran capital diseñada con fines hegemónicos.

Desde el punto de vista externo constituye una realidad peligrosa e innegable la hegemonía cultural que ejerce el sistema tecnológico articulado a través de los medios de comunicación, las redes sociales y los tanques pensantes sobre la reproducción social de la vida cotidiana y sus códigos. A pesar de la exclusión económica que le caracteriza, la juventud se representa como algo que se puede comprar, la fuente de la vida eterna produce juventudes enlatadas.

En esta dinámica lo transitorio de la juventud no se define por la posición política, sino por la ambigüedad del consumo cultural, que la convierte en uno de los fetiches culturales más característicos de la época. Para eso funciona la enorme industria cultural, que produce imágenes y actitudes de la juventud ideal: una rebeldía políticamente correcta, caracterizada por la belleza, la felicidad y la poca crítica. (Inclán y Barrios, 2012)

Estas imágenes se reproducen en todo el mundo, en mayor o menor medida, en el campo y en la ciudad, gracias al control comunicativo de las empresas televisivas y a las editoriales de revistas de espectáculos. La juventud vuelta mercancía exacerba la cualidad juvenil como comportamiento, que deja de ser político para volverse de consumo.

En medio de este escenario adverso, caracterizado por  el escepticismo y un contexto de crisis sistémica del capitalismo y por ende una crisis cultural, están surgiendo nuevas formas de reacción social. Las mismas nacen desde la adversidad económico-política social que las engendra en las calles y ocupan los nuevos espacios de poder: Las redes sociales que se tejen desde el nuevo escenario comunicacional de internet.

 

Comunicación, poder y antipoder en las redes sociales.

 “…se ha creído hasta ahora que la constitución cristiana de los mitos en tiempos del Imperio romano ha sido posible sobre todo porque todavía no se había inventado la imprenta. Sucede más bien lo contrario. La prensa diaria y el telégrafo fabrican más mitos en un día que los que antes podían ser fabricados en un siglo”.

Fragmento de carta de Marx a Kugelmann del 21 de enero de 1871

“Yo aconsejaría con insistencia a los jóvenes historiadores emprender un estudio sistemático de los “todo el mundo sabe” y de los “nadie ignora”. Sería la mejor manera de intentar la definición de las “ideologías dominantes”.

Pierre Vilar

La guerra cultural dirigida a mantener el orden capitalista, por todos los medios comunicativos, impide la formación de voluntades, identidades y pensamientos opuestos a la dominación neoliberal. Esta  “guerra cultural” moviliza instrumentos y recursos, entre los que se encuentran los tanques pensantes, los medios de comunicación y más recientemente la redes sociales con soporte tecnológico.

El manejo de la información es el factor básico de control de los pueblos en el mundo, es uno de los más avanzados elementos de la contrainsurgencia trazada en las oficinas de inteligencia de Estados Unidos, como un modelo de “guerra psicológica”.

 

En ese contexto, las redes sociales son un nuevo sistema de comunicación que ha logrado un lenguaje digital universal, el cual integra globalmente la producción y distribución de palabras, sonidos e imágenes de disímiles culturas e identidades que tienen la capacidad de incluir en una misma red personas de diferentes intereses políticos, ideológicos y culturales que se están convirtiendo en uno de los instrumentos de comunicación masiva más importantes a nivel global.

Las redes están revolucionando la política y el concepto de identidad a escala global, al tiempo que traen consigo importantes retos para las sociedades. La globalidad y temporalidad de su despliegue las convierten en un instrumento cuyo potencial, tanto para la reproducción de los mecanismos de dominación como para la movilización social anti-sistémica, es incalculable e imprescindible.

Los medios de comunicación se han convertido, de facto, en el nuevo espacio de confrontación y deliberación, sobre todo en su plataforma virtual. Esta situación hace cada vez más necesario el estudio de las relaciones entre los poderes político y económico, no solo en la academia sino también en los distintos movimientos y organizaciones sociales, como parte de las estrategias contrahegemónicas.

Existe una variedad de medios convencionales digitales, que están estrechamente vinculados con los sectores de poder, por lo que la comunicación generada se constituye bajo los presupuestos de dicho sistema de dominación, lo cual provoca un monopolio de la información que permite un uso arbitrario de los medios dando lugar a la manipulación de los mensajes, de acuerdo con intereses sectoriales.

La comunicación política generada por los canales anteriormente reseñados es susceptible de incidir en el sistema de creencias, normas y valores de la opinión pública llegando a reproducir o generar formas políticas aceptadas dentro de una sociedad determinada. Para ello se constatan un número de ideologías y modelos subyacentes tras los medios de prensa digitales, que ofrecen temáticas y estrategias de lenguaje para legitimar una pauta ideológica determinada.

Los medios constituyen una pieza necesaria del proceso representativo, proceso central de las democracias contemporáneas. Los medios son los instrumentos principales que permiten a los individuos tener acceso a la esfera de lo político a través la representación de la política que éstos ofrecen. A su vez son los instrumentos que permiten a la esfera política ponerse en escena y, de esta manera, entrar en contacto con los individuos. El modelo político de democracia representativa necesita la escena mediática para poder ejercerse. Sin esta escena, la política y más allá de ella, lo político, tal como está estructurado hoy en día, no pueden funcionar. (González, 2011)

Una función medular de los medios es la emisión de símbolos que refuercen  los sentimientos de pertenencia a una comunidad. Ello permite, el control ideológico como mecanismo de dominación con la creación de hitos comunes que supuestamente se forman de un pasado compartido. Este recurso de lograr internalizar una identidad colectiva es utilizado por los grupos de poder,  para implementar sus políticas.

De manera que, los medios, asumen un doble poder: el poder político y el poder económico. Este doble poder no lo tienen como medios en sí, sino como empresas de comunicación que en algunos casos, son grupos corporativos con gran capital político y financiero, que se convierten en grupos de presión para la sociedad, el gobierno, las universidades públicas y los partidos políticos.  Cualquier medio de comunicación, indistintamente que se autocategorice como público o privado, no escapa de la influencia ejercida por intereses provenientes de un sector económicamente hegemónico.

Los medios masivos difunden y tal vez informan, pero no se les puede atribuir una comunicación realmente orgánica con el sistema. No admiten una relación de equidad con la sociedad, sino una relación de influencia-dependencia con los grupos de poder. Esa relación de influencia-dependencia está mediada por el poder de los propios medios masivos, lo que ha validado la expresión de “cuarto poder” atribuida por Edmund Burke, hace más de dos siglos. 

Los mismos cumplen una serie de funciones que van más allá de ser meramente productores de entretenimiento para convertirse en aparatos de manipulación, influencia, movilización, control social y reproducción cultural. Es importante señalar que la influencia de los mensajes depende más del uso que hacen sus receptores que de las características propias de este, de modo que se trata de todo un andamiaje estructural sobre el cual se monta el poder mediático. Los usos están determinados por los motivos de los receptores que atienden el mensaje y que eligen el medio por el que lo reciben. Un mismo mensaje desencadena tantos efectos como los usos diferentes que se hacen del mismo.

Algunas de las funciones atribuidas a los medios es la de reproducción cultural, la cual se sostiene en la llamada teoría culturológica  y perspectiva de los estudios culturales. Esta teoría considera a la cultura de masas como producto industrial y de consumo. Los medios operan en una cultura mosaico dejando en la mente de los individuos un depósito de conocimientos que son usados en la comprensión del mundo. Toda esta información es leída  de manera irracional y desorganizada  y no permite tener una visión real y crítica de la realidad (Morales, 1978).

De manera general, la función de reproducción social se centra en como los medios construyen los significados -en la forma de mensajes- del mundo o la realidad, a través de una "socialización indirecta" de la sociedad con los "símbolos" comunes a la cultura de la sociedad en la que operan. Ello permite legitimar los valores de clase dominante y hacerlos aceptados por todos.

Mauro Wolf, considera y define el entramado donde actúan y se desarrolla el fenómeno comunicativo, a partir del funcionamiento global del sistema social y de la contribución que sus componentes, incluido los medios, que aportan a la sociedad y a su equilibrio. Los medios de comunicación son parte del sistema capitalista y se integran y adaptan como otros mecanismos del mismo para la conservación del modelo y el control de las tensiones.

En su libro “La élite del poder” el sociólogo norteamericano Charles W. Mills, plantea que los medios de comunicación suministran muchas informaciones y noticias acerca de lo que sucede en el mundo. Sin embargo, los sujetos no logran conectar la información con los problemas que perciben en sus vidas privadas, al contrario, lo preocupan y nublan su oportunidad de entender la realidad. En general los medios cumplen las siguientes funciones:

1.         Pueden proporcionar la posibilidad de alertar a las personas frente a los peligros.

2.         Son otorgadores de status y de prestigio.

3.         Fortalecen las normas sociales.

4.         En vez de alertar las informaciones positivamente pueden crear pánico.

5.         Tienen un papel narcotizante.

 

Robert K. Merton considera a los medios de comunicación como elementos de control social, al que le atribuye un carácter mudable. “Parece como si el poder económico haya reducido la explotación directa y se haya dirigido hacia un tipo más refinado de una explotación psicológica que se realiza en gran parte por los medios de propaganda masiva” (Merton, 1972).

Es conveniente en este punto recordar los trabajos de Mechel Foucault donde el autor introduce la tesis de que el poder funciona como una red de relaciones que se difunden por toda la sociedad formando una especie de tejido más o menos tupido. El poder, nos dice, actúa como una serie de dispositivos acompañados de discursos que los codifican y legitiman, constituyendo un entramado difuso que organiza los cuerpos de las personas, los normaliza y las disciplina al prescribirles determinada conducta. Se trata de lo que el autor llamó “gubernamentalidad”. Gobernar en este sentido es estructurar el posible campo de acción de los otros. (Galcerán, 2012)

En ese sentido, los medios juegan un papel fundamental a partir de los cuales ejercer  el poder. Es a través de ellos donde en la actualidad se está construyendo la política, y en este campo de batalla donde están ocurriendo relaciones políticas fundamentales.

Se trata de la construcción de espacios públicos donde los ciudadanos participan de un espectáculo político. Los medios hacen posible una participación política virtual, pasando de la construcción de un pueblo de ciudadanos a miembros de un público concebido desde la pasividad como espectadores.

Sin embargo, si bien esta concepción mediática, articulada a partir de las propias coordenadas en las que se inserta el debate acerca de la democracia (representativa, participativa o radical); si reconocemos  el papel fundamental que el espacio de lo mediático juega en la fábrica del individuo y de las sociedades contemporáneas, es posible reapropiarse de este espacio.

A pesar de haber sido concebidos desde los negocios más lucrativos, como las compañías de telecomunicación o el propio Google, sobre los cuales operan dispositivos de expropiación, privatización, en definitiva como expresión de la estrategia neoliberal y de reproducción del capitalismo financiero; los vínculos creados en la red impregnan la nueva política de originales formas de hacer imperantes en el espacio virtual, donde se están dando experiencias inéditas de creación de bienes comunes, en este caso, software o herramientas informáticas; en esos espacios prima una participación amplia, aunque desigual, de sujetos diversos, que cooperan en un espacio abierto.

A partir del fomento de las prácticas del debate que se están dando en las redes, de alguna manera está aproximándose a la construcción del consenso y de una fuerza colectiva hacia un proceso de transformaciones sociales desde sectores claves como la cultura y la producción del conocimiento.

No se trata solo de la cooperación en las redes informáticas, sino de un conjunto de formas de vida, relaciones sociales, lenguajes, información, códigos, tendencias culturales, saberes, circuitos formativos más o menos formales, servicios, prestaciones, etc.; que están conformando los nuevos espacios de la cotidianidad.

El Movimiento Social 15M y su impacto en las Redes Sociales. Hacia los retos del Sujeto.

El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas. Hace que se revelen. (…)El poder sube a la cabeza cuando ya se encontraba destilado, en reposo en el corazón.”

Frei Betto

La presión hegemónica que ejercen los medios de comunicación como agente sistémico de la transnacionalización de un proyecto como es el del gran capital es incuestionable. La sistematización del ciberespacio donde se desarrolla un determinado sistema de relaciones sociales en el siglo XXI ha sido uno de los grandes logros en ese sentido.

Sin embargo, la construcción del tercer entorno se encuentra enmarcada en un escenario de crisis sistémica del capitalismo, caracterizado por un sistema de crisis-estructural que emerge de una cadena de crisis -económica, financiera, ambiental, política, social, energética, alimentaria, institucional- vinculadas a las premisas que fundan y producen la sociedad industrial y su paradigma clásico de desarrollo.

De manera que si se trata de un escenario de crisis, se trata de un escenario de luchas, reacciones y por tanto este es un contexto crítico, de amenazas y oportunidades para el sujeto contemporáneo y la sociedad civil que él representa o puede llegar a representar. Todo ello en un mundo mediático o mediatizado, en el cual el “campo de batalla” como identificó Pierre Bourdieu al lugar en el cual se juegan las posiciones relativas que ocupan los distintos grupos o clases, sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento propias, son espacios estructurados de posiciones y de relaciones que entre los mismos se establecen.

A esta noción de campo puede agregársele un nuevo elemento, definitorio en nuestros días: se trata de un campo de batalla que se bifurca en dos dimensiones: lo real y lo virtual, y en una filosofía donde existir significa ser percibido y ser percibido hoy es estar en los medios.

En ese sentido, es importante destacar el papel de los movimientos sociales como estructuras de cambio social, ya que los mismos surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron disímiles orientaciones ideológicas: tanto revolucionarias como reaccionarias, y todos los estadíos intermedios (progresistas, conservadores, etc.) Su definición como apolíticos, o incluso antipolíticos es más problemática, pues siempre es posible identificar componentes políticos en ellos.

Surgen como formas de organización de todo tipo de colectivos y clases sociales (desde las élites hasta los marginados), a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras ocasiones de forma interclasista y multipartidista.

Lorenz von Stein (1846) plantea que: "un movimiento social es una aspiración de sectores sociales (clases) de lograr influencia sobre el Estado, debido a las desigualdades en la economía. Así por ejemplo, la aspiración del proletariado a lograr representación en los sistemas de gobierno".

Por otro lado, Salomón afirma que: "Aunque un movimiento social puede ser el nacimiento de un partido político, no es necesariamente así, pues el movimiento social pretende presionar al poder político por una reivindicación o una protesta social, como identidad, territorio, discriminación, medio ambiente, feminismo, derechos laborales, civiles y humanitarios en general e informar a la opinión publica. Son el equivalente a acción afirmativa o grupo de presión".

El investigador plantea que los movimientos sociales nacen como resultado de la crisis mundial y de la globalización neoliberal, estas siempre tienen un trasfondo político independientemente de las causas por las que luchen, ya sean ecológicas, pacifistas u obreras. Estos grupos informales de individuos, o agentes de cambio, reunidos para lograr un estado de opinión favorable hacia la causa que defienden, tratan de hacerle presión al poder político (el Estado) mediante protestas callejeras, mítines, en marchas denunciando las causas por las que luchan y en ocasiones llegan a convertirse por su efectiva organización, en fuertes grupos de presión.

Algunos ejemplos de estos movimientos son el feminista, el movimiento ecologista, el obrero, el pacifista o antimilitarista, antiglobalización. Sin embargo, los más recientes y novedosos son el movimiento el 15 M en España y Ocupa en EUA, precisamente por extender su lucha a los nuevos campos de batallas que se abren en el ciberespacio, donde se libran hoy las mayores guerras y donde el poder deja de ser un fin para convertirse en un medio.

En España el primer caso clasificado por eminentes investigadores como ciberactivismo se produjo tras los atentados en Madrid el 11 de marzo de 2004; donde miles de jóvenes fueron convocados a través de SMS para protestar por la política de información del Partido Popular.

El ciberactivismo es una suerte de " boca a boca" mediado por tecnología, cuya finalidad sería la difusión de un mensaje determinado valiéndose, en este caso, de Internet, los celulares y toda otra herramienta tecnológica y sus ventajas en cuanto a la velocidad, horizontalidad, viralidad, etc.

Estas efectivas movilizaciones instantáneas a través de SMS (Flash MobsK), constituyen un nuevo medio de organización social, donde las personas gracias a las potencialidades de la telefonía móvil y al sistema informático, se reúnen, se informan y convocan sus manifestaciones espontáneas.

La utilización y popularización de las Redes Sociales ha generado y genera cambios en innumerables ámbitos en la vida de los opositores al gobierno español. Han facilitado también la activa participación ciudadana, y la organización cívica socializando los mensajes en Twitter.

Otro ejemplo lo tenemos en la denominada por los medios occidentales Primavera revolucionaria en Túnez, el país pionero de la llamada "Primavera Árabe" donde por primera vez en el mundo se comienza a hablar de una "revolución de blogueros". Internet les fue de mucha utilidad para superar el aislamiento y romper el muro del miedo para operar los cambios en los momentos anhelados.

Estas emergentes redes de comunicación han demostrado en el norte de África, en Oriente Medio y al mundo, que se puede enfrentar al sistema, permitiendo a los ciudadanos comunicarse, organizarse y levantarse en pos de sus derechos.

En ese sentido, uno de los movimientos más controvertidos es el 15M, el cual emergió en plena campaña para las elecciones autonómicas y municipales en España, celebradas el 22 de mayo de 2011; donde un grupo de jóvenes y no tan jóvenes (Indignados) se manifestaron por las calles de varias ciudades españolas, convocados por la plataforma "Democracia Real Ya", una asociación que demanda la Democracia Real Ya (DRY) y que han decidido de forma ilegítima unilateral constituirse como asociación tras una asamblea celebrada en Madrid en los días 21y 22de abril.

Este movimiento se origina instantáneamente a partir del intercambio de sms el 15 de mayo, de ahí su nombre. El 15M, también conocido como Movimiento de los Indignados, es un movimiento ciudadano con una serie de protestas pacíficas en España con la intención de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo PSOE-PP y del dominio de bancos y corporaciones, así como una "auténtica división de poderes" y otras medidas con la intención de mejorar el sistema democrático.

 

Lemas como el de la manifestación del 15 de mayo revelan el espíritu del movimiento: “No somos marionetas en manos de políticos y banqueros” o “Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

La organización del movimiento, a través del establecimiento de centenares de acampadas en las plazas de la mayoría de las ciudades españolas, así como otras creadas por expatriados españoles en ciudades de todo el mundo, tenía el objetivo de demostrar que se trataba de un movimiento apartidista (sin afiliación a ningún partido ni sindicato), pacífico, horizontal y transparente.

Las primeras manifestaciones estuvieron encaminadas contra el paro y la precariedad laboral, los recortes presupuestarios en la educación, el plan Bolonia y el aumento de las tasas universitarias. Para el 7 de abril la plataforma Juventud Sin Futuro, nacida en el entorno universitario, organizó en Madrid una marcha contra la crisis económica, criticando la “partitocracia encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE”. En ese sentido es importante destacar el movimiento internauta “No les votes”, nacido en respuesta a la Ley Sinde contra la libre distribución de obras, el cual instó a no votar a los partidos que la apoyaron: PSOE, PP y CiU.

El escritor y diplomático francés Stéphane Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y autor del libro “¡Indignaos!”, plantea un alzamiento contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica, convirtiendo su obra en un fenómeno mediático-editorial.

“¿Cómo concluir este llamado a la indignación? Diciendo todavía lo que, en ocasión del sexagésimo aniversario del programa del Consejo Nacional de la Resistencia dijimos el 8 de marzo del 2004 -- somos veteranos de los movimientos de resistencia y fuerzas de combate de la Francia Libre (1940-1945) -- que ciertamente "El nazismo fue derrotado, gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y a las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no ha desaparecido y nuestra ira contra la injusticia sigue intacta". No, esta amenaza no ha desaparecido por completo. Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos.”

Leonardo Boff, el 17 de febrero de 2012 escribe, en relación con una mesa de indignados en el Foro Social Mundial Temático de Porto Alegre 2012, que las reivindicaciones del movimiento mundial de indignados bajo el lema democracia ya sigue siendo la vanguardia alternativa a la situación política y económica evidenciada por la Crisis económica de 2008-2012. Para Boff, una de las pocas respuestas alternativas ha sido la solución dada por sus ciudadanos a la crisis financiera en Islandia de 2008-2009, parafraseando a Paul Krugman:

    ...dejaron quebrar a los bancos, pusieron en prisión a los banqueros y especuladores que practicaron desfalcos, reescribieron la constitución, garantizaron la seguridad social para evitar el colapso generalizado y consiguieron crear empleo. Consecuencia: el país salió del atolladero y es uno de los países nórdicos que más crece. El camino islandés ha sido silenciado por los medios de comunicación de masas mundiales por temor a que sirva de ejemplo a los demás países.

Según Hessel, en "Admiro a Zapatero", plantea: "Precariedad laboral y el paro masivo" son términos vacíos, populistas, distanciados de la realidad. ¿Se está usted dejando llevar por lo que oye, ve o lee en medios de comunicación que con las prisas de ser los primeros en dar las noticias ni las contrastan ni las estudian ni las valoran ni...?

La relevancia de 15 M radica en la efectiva utilización de la red de microblogging Twitter, demostrando que con solo 140 caracteres también se pude intentar cambiar el mundo. Comunidades de internautas que habían intercambiado conocimiento en la red saltaban al espacio físico, propiciando reuniones y asambleas. Lo primero que hicieron  los acampados en las plazas fue montar las correspondientes páginas web e inundar los correos de todo el mundo. Esto muestra que el espacio físico de las asambleas y el espacio virtual no son excluyentes, sino que pueden alimentarse recíprocamente. (Galcerán, 2012)

Los reconocidos profesores Víctor Sampedro y José Manuel Sánchez Duarte, en su artículo La Red era la plaza declaran que el 15 M se sustenta en tres grandes postulados:

"La horizontalidad de prácticas, organización y generación de propuestas, responden al concepto de devolución. Todo lo trabajado y deliberado debía retornar al movimiento con dos objetivos: difundirlo y retroalimentarse de modo cooperativo. El "gran salto hacia abajo" que propone el traslado de las acampadas a las asambleas de barrio persigue un cambio hacia una cultura política radical. La transición política pactada desde arriba podría ahora transformarse desde sus raíces.

Cambio y dinamismo. La composición y la organización del movimiento 15-M han estado sometidas a lógicas incluyentes y, por tanto, en constante transformación. La estructura de trabajo ha cambiado continuamente por el crecimiento exponencial de participantes (inimaginable en partidos y sindicatos) y por las necesidades de deliberación (decenas de comisiones, grupos de trabajo, etc.).

Sin liderazgos. La voz de los acampados nunca fue la misma. Rotaron los portavoces. Sin jerarquías, ni jerarcas. Teniendo muy en cuenta que el grito «Que no, que no nos representan» también podía mutar en «Que Sol, que Sol no nos representa». Esta ausencia de líderes responde a una doble vulnerabilidad: la de los movimientos sociales y la de las prácticas políticas digitales. "

Este gran número de indignados españoles pretendía lograr un salto hacia los de abajo, es decir, mediante sus acciones huelguísticas y las acampadas prolongadas procuraban hacerle presión al gobierno para que este se sintiera obligado a cambiar las políticas que asfixian a la clase más desfavorecida de España. Para la consecución de sus objetivos estos protestantes se encontraban muy bien organizados en grupos en las disímiles redes on line donde lograban una inmediata retroalimentación con las personas que se sensibilizaban con su causa.

15-M debido a su dinamismo, sus satisfactorios cambios, horizontalidad en la forma de organizarse y enmarcar sus propuestas, había logrado crecer en participantes, y hasta crear grupos donde se discutían aspectos fundamentales de su lucha.  No obstante es indudable la novedad de sus movilizaciones, acampadas y la utilización de las redes sociales como canal de comunicación y organización que en Twitter alcanza ribetes de mayor relevancia.

Con los Indignados, los movimientos sociales en la era de Internet, se ha logrado al menos subvertir uno de los órdenes establecidos en la medida que han utilizado las propias armas del poder para detentarlo. De manera que su mensaje cobre cada vez más preponderancia en el imaginario popular, su flexibilidad y forma de lucha se aviene a las características modernas de nuestras sociedades.

Sin embargo, las tecnologías de las infocomunicaciones permiten desbrozar un camino, mas no son la columna vertebral para alcanzar las transformaciones políticas, sociales y económicas que necesita el mundo. En este justo medio es donde se encuentran los retos del sujeto contemporáneo. “Se trata de un sujeto en el sentido pleno de la palabra, incluyendo la subjetividad redescubierta, abarcando todos los seres humanos, constituyendo la humanidad como sujeto real.” (Hinkelammert, 2006)

 

Conclusiones

Desde el mayo francés de 1968 hasta el 15 M del 2011, a pesar de las distancias temporales y contextuales que los separan, han sido expresiones de momentos de crisis del sistema. En ambos casos han esgrimido como arma de lucha la desobediencia social, entendida esta no como anarquía sino como cuestionamiento al orden establecido. Sin embargo, sus propias lógicas de desarrollo los han conducido a ser metabolizados y convertidos en contraparte del propio sistema capitalista sin dejar de ser proyectos contrahegemónicos.

En esto consiste el desafío del nuevo sujeto, ese sujeto que nace de la opresión hacia la revolución. Un sujeto que en 1968, nació del corazón de la abundancia, condicionado por el ideal de “progreso” y sustentado por la competencia. Para algunos detractores quedó enterrado por la historia, otros lo asumimos como parte de un proceso que entonces demostró la ausencia de una perspectiva política pero encendió la llama revolucionaria.

El sujeto que ha propuesto el 15M forma parte de este mismo proceso, pero sus limitaciones también siguen siendo las mismas: la falta de de un proyecto en términos de poder. Este movimiento se opone al desmontaje del estado de bienestar europeo protagonizado por las derechas actuales, pero son estas las que se benefician ante las faltas de alternativas y las vulnerabilidades del 15M, lo que supone el regreso al orden preestablecido.

No obstante, la experiencia española logró superar un importante obstáculo: utilizar los propios mecanismos de dominación y hegemonía en función de hacer valer sus propios intereses. Se trata de un exponente auténtico de esa nueva forma de hacer política cuyas herramientas son “la desobediencia pacífica masiva, la ocupación de las plazas y espacios urbanos, las nuevas formas de participación ciudadana, la reapropiación de las TIC, la construcción de una nueva sensibilidad y un nuevo cuerpo colectivo, y la potencia radical de la sociedad- red”. (Herreros y Rodríguez).

 

 

 

Referencias

 

Debord, Guy. “Panegírico”.  Acuarela Libros, Madrid, 1999, acuarela@get.es

Debord, Guy. “La Sociedad del Espectáculo”. Editorial Pretextos, Primera reimpresión (Segunda edición) Valencia, España, 2003.

Franz J. Hinkelammert. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto oprimido. Editorial caminos 2006.

Galcerán Huguet, Montserrate. Democracia radical contra el capitalismo contemporáneo. Por nuevos espacios de decisión. La filosofía en su tiempo histórico. Coordinado por Félix Valdés Gracía y Yoanka León del Ríos. Editorial Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, La Habana, Cuba, 2012.

González Broquen, Ximena. Hacia una categorización del poder mediático: poder representativo, meta-poder y anti-poder. Mediaciones Sociales, No. 8 I semestre 2011.

Hinkelammert, Franz J. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto oprimido. Editorial caminos 2006.

Inclán, Daniel y Barrios, David. Entre la guerra y la protesta: La juventud en Mexico. América Latina en Movimiento. Juventudes en escena, Julio, 2012.

 

Merton, Robert. K. Teoría y estructuras sociales , Ediciones Olimpia, Mexico,1972,pp.192.

 

Moles, A. Sociodinámica  de la cultura, Paidós, Buenos Aires 1978.

Pardo, José Luis. “Espectros del 68” Prólogo a la tercera edición de  “La Sociedad del     Espectáculo”. Editorial Pretextos, Primera reimpresión (Segunda edición) Valencia, España, 2003.

Tomás Herreros (@tomixh) y Adria Rodríguez (@adriaral), “revolución 2.0: derechos hemergentes y reivindicación de la democracia”, versión del artículo en ref: http://www.universidadnomada.net/IMG/rtf/REVOLUCION_def.rtf