RESUMEN
El presente artículo, tiene como eje
la relación que existió entre el Movimiento Sindical y el presidente venezolano
Hugo Chávez Frías en los albores de u primer mandato constitucional.
Observaremos la relación crítica de estos actores en un escenario político que
se había vuelto sumamente plebiscitario.
ABSTRACT
This article focuses on the connection
between union movement and Venezuela’s president Hugo Chávez Frías in the
beginnings of his first constitutional term. We will note the critical
relationship between these political actors in a political context that had the
plebiscite as one of its core ideas.
“El Chavismo en tiempos
del Sindicalismo”
Por Gibelli Perez, Solange C.
v Introducción
La motivación que da lugar a la
elección del tema de investigación del presente trabajo, tiene que ver con la
sorpresa que causó, la existencia de un “Referéndum Sindical” en Venezuela en
el año 2000. Esta iniciativa que el gobierno de Hugo Chávez Frías les dio a los
ciudadanos de su país el 3 de diciembre del citado año, constaba nada más y
nada menos, en consultar al pueblo soberano acerca de la conveniencia o no de
renovar la cúpula de los dirigentes de los trabajadores del país. Sin dejar de
lado no sólo lo llamativo del contenido del Referéndum y a qué actor se dirige,
sino, su aprobación con más del 62% de los votos.
Serán objetivos del presente trabajo
intentar contribuir a desentramar, analizar y exponer las fervientes relaciones
entre el presidente de turno en Venezuela durante los años 1999 y 2001, el
señor Hugo Rafael Chávez Frías y el movimiento sindical.
En este sentido, será pertinente
hacer alusión a varias cuestiones consideradas relevantes que sellan con su
impronta al estado de esas relaciones y su escenario.
En primer lugar, se llevará a cabo un
análisis tanto del primer mandatario del país y una serie de cuestiones
biográficas acerca de sus orígenes y sus primeros acercamientos con la esfera
política del país.
A su vez, en tanto antecedentes, se
destacarán factores del país que van a hacer a la cuestión, a fin de poder
comprender el escenario en el cual se desenvolvieron distintas problemáticas
entre los protagonistas de este trabajo, como así también, las dinámicas de
cada uno de éstos.
En este sentido, será necesario
llevar a cabo una presentación del estado del contexto socio-económico que hace
a la escena en el cual buscará percibirse la dinámica de las relaciones entre
los sindicatos y el señor Hugo Chávez Frías. Esto se debe principalmente,
debido a que las crisis económicas, de algún modo, imprimen características
propias no sólo de esos años, sino por sobre todas las cosas, un descontento
generalizado, que termina repercutiendo en las estructuras de las
instituciones políticas democráticas en consonancia con el decaimiento
posterior de la estructura sindical.
Al mismo tiempo, se analizarán
distintos datos histórico-institucionales y políticos: el retorno a la
democracia; el partido que lo presentará a H. Chávez a elecciones y lo lleva al
poder en 1998 y las condiciones que rodeaban esa asunción; lo que significó
llevar la bandera de la “Revolución Bolivariana” y los propósitos que
representa; la reforma constitucional venezolana de 1999 y los artículos
pertinentes, y lo que implicó y significó dentro del marco del nuevo
constitucionalismo latinoamericano en tanto novedad; el Referéndum Sindical de
Venezuela de 2000 (ó Consulta sobre la Renovación de la dirigencia sindical) en
sí; y las posibles, existentes o no estrategias de acercamiento y/o roces con
la cúpula de dirigentes de los trabajadores del país.
Se prestará central atención al
estado anterior de la estructura sindical en éste país previo al ascenso de H.
Chávez (breve reseña histórica) y el escenario creado por los presidentes
previos (Carlos Andrés Pérez-1989-1993 y Rafael Caldera -1994-1999). A su vez,
el sindicalismo será analizado brevemente en tanto actor social, haciendo
alusión a sus características estructurales, sus condicionamientos, el rol que
asumía en la sociedad: relaciones con el cuerpo de trabajadores que representa
y con el resto de la sociedad y su crisis.
Se intentará percibir las relaciones
entre los actores elegidos, en tantos engranajes de un sistema más abarcativo:
el sistema político democrático y los instrumentos/recursos que éste contiene.
Los sindicatos en tanto representantes de los trabajadores y el presidente del
país, en tanto representante de todo el cuerpo de ciudadanos dentro de los
límites geográficos venezolanos. Focalizando en los acercamientos y funcionalidad,
estrategias, o alejamientos y roces, conflictos entre ambos.
A los tópicos anteriores, se sumará
uno que no podría ser ajeno: será vital una lectura de los acontecimientos
desde una perspectiva populista/neopopulista y, a fin de analizar al líder en
relación con los movimientos sindicales, sus estrategias/iniciativas y/o bretes
entre ellos.
Numerosos son los interrogantes que
se desprenden en esta presentación ¿Dónde buscar las causas de las relaciones
ambivalentes entre el primer mandatario de Venezuela y los sindicatos en el
momento en que se reconstituye el diseño democrático en el país? ¿Qué conlleva
a impulsar a partir de una consulta popular, un referéndum a fin de desvincular
de sus funciones a la cúpula de dirigentes sindicales? ¿Cómo se explica su
aprobación con más de un 62%? ¿Esta derrota del movimiento sindical responde a
una crisis de representación ó más a las tajantes relaciones con el estado? ¿Es
el movimiento sindical el “enemigo interno” del líder populista/neopopulista?
¿Fue una estrategia para su ascenso
como representante de los grupos marginados y los trabajadores dejados de lado
por la Central de Trabajadores Venezolanos? ¿Necesitó desentenderse de esta
CTV, que ya no daba batalla por los trabajadores y demás grupos, para presentarse
como la “nueva opción” frente a las instituciones democráticas tradicionales en
decadencia? ¿Fue este el punto de partida de estas relaciones irreconciliables?
Cuestiones a las que se buscará
asistir a fin de despejar los interrogantes y acercarnos a comprender qué
sucedió realmente durante estos primeros años del gobierno de Hugo Chávez en
relación al movimiento sindical venezolano.
v Marco Teórico
Entre los autores que brindarán
distintos recursos a fin de contribuir a los objetivos presentados, se
encuentran: Steve Ellner en “El sindicalismo frente al desafío del chavismo”,
que brinda un marco histórico de las condiciones sociales y económicas durante
las presidencias previas a la asunción de H. Chávez y la evolución y distintas
conflictividades tanto dentro del movimiento sindical como en relación a
Chávez, el protagonista de esta historia.
A fin de
lograr entender los medios y condiciones en que llega H. Chávez y con el
escenario en que se encuentra su asunción, como también contenidos acerca del
populismo del primer mandatario y sus condiciones biográficas, el artículo de
Mariela L. Gatti: “¿La Nueva Revolución Bolivariana? Análisis del proyecto
político de Hugo Chávez para llegar a la presidencia de Venezuela” será de gran
ayuda para analizar ese proceso, como también y principalmente: Alberto Lovera: “Los consejos
comunales en Venezuela: ¿Democracia participativa o delegativa?”.
En el
caso del encuadre de la constitución “bolivariana” de 1999 con la cual Chávez
inicia su mandato, la contribución de: Dr. Roberto Viciano Pastor y Dr. Rubén
Martínez Dalmau en el trabajo “¿Se puede hablar de un nuevo constitucionalismo
latinoamericano como corriente doctrinal sistematizada?” permitió una
perspectiva global en la cual Venezuela se encontraba inmersa. Del mismo modo,
se recurrirá a la lectura de la constitución bolivariana de 1999.
Entre los estudios mencionados,
también debería mencionar, el caso de “El Movimiento Sindical y El Régimen
Chavista: La Década Perdida” de Froilán A. Barrios Nieves, que proporcionó los
elementos necesarios, entre otros autores, para analizar al movimiento sindical
en sí, su estructura y características.
Los aportes de la conferencia de
Steve Ellner: “Política y movimientos sociales en Venezuela: El movimiento
dirigido por Hugo Chávez y los mitos del Populismo radical” colaboraron a fin
de comprender el sistema político democrático en Venezuela y el movimiento
bolivariano que impulsa Chávez con su llegada al poder en 1998, como así
también, las condiciones que dieron lugar por un lado, al decaimiento y
descreimiento de las instituciones democráticas tradicionales, como por otro,
la creación de posibilidades para el ascenso del teniente coronel.
Gregorio Salazar en “Los sindicatos
frente a los procesos de transición política”, nos permitirá comprender
claramente los acontecimiento que fueron surgiendo entre el chavismo y el
movimiento sindical, esto además, contemplando el cuerpo constitucional y el
referéndum sindical del año 2000. De gran ayuda serán, en esta temática
también, la obra de Froilán A. Barrios Nieves (Movimiento Laborista Caracas). Y
éste último autor, al mismo tiempo, nos brindará una serie de datos a fin de
intentar una presentación del escenario económico que configuró la época.
A su vez se presentan artículos de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y aquellos en
contradicción con las libertades de los trabajadores denunciadas por la propia
OIT.
Se destaca el uso de bibliografía
relacionada con datos de populismos como neopopulismos a fin de en primer lugar
intentar averiguar de qué tipo de líder estamos hablando a la hora de hacer
referencia a H. Chávez Fríaz. Entre ellos, autores como: Coniff (2003), García
Pelayo (1981), Luis Gómez Calcaño y Nelly Arena (2002) en Marisa Ramos.
En primer lugar, es importante
destacar que hay varias cuestiones inmersas en el conflicto existente entre el
presidente venezolano y los representantes de los trabajadores. Sería imposible
analizar estas relaciones sin contemplar previamente ó exponer los distintos
engranajes que crean y condicionan un escenario más amplio.
Dentro de los límites de los años
1999-2001 una cierta gama de condiciones económicas y sociales dieron lugar a
un impasse particular en la historia de las instituciones democráticas tradicionales
en Venezuela, configurando de este modo, una mayor predisposición a un
descreimiento generalizado y posterior alejamiento de la gente respecto a
aquellas. La llamada
«crisis de gobernabilidad» que sufre la región por aquellos años, tiene
elementos de pérdida de legitimidad, liderazgo y conducción, y de
debilitamiento del Estado y sus instituciones. (Javier Sanin S. J., 2003). Y este es uno de
los escenarios principales a analizar a fin de realizar una lectura acerca de
los cruces entre el primer mandatario, el sr. Hugo Chávez Frías y una de las
organizaciones sindicales más importantes del país.
La erosión de las estructuras
democráticas institucionales nos lleva a preguntarnos ¿qué es lo que
contribuyó, precisamente, al decaimiento de tales bastiones? ¿A qué obedece
este hecho sin precedentes? Y cómo se arriba al foco principal del presente
trabajo: el ataque de H. Chávez a los sindicatos, al punto de que el mismo
presidente del país, convocando a una decisión ciudadana, considere necesario
la destitución de la cúpula de esa representación.
En este sentido, se considera
necesario, brindar una breve exposición del contexto económico de la época y
las consecuencias que se consideraron relevantes a los fines de los objetivos
del presente trabajo. Cuestiones que nos brindan herramientas y recursos a fin
de comprender mejor las situaciones que se desenvolverán unas tras otras, cual
efecto dominó.
1. Base económica en crisis
y erosión de la tradición democrática
A finales de la década de 1980,
Venezuela se encontraba signada por la presencia de una crisis del modelo de
acumulación del país. Una crisis que, según Miguel Arnulfo Ruiz Acosta, no
sería sólo una crisis económica, sino, una crisis de tipo orgánica, hegemónica,
que derivaría con una repercusión de la totalidad del bloque histórico.
Esta época está signada por la suma
de un conjunto de elementos: a la contradicción económica y el clima de corrupción
se le suma el descreimiento creciente de la estructura del régimen político. El
sistema político se vio fuertemente sacudido si consideramos al mismo tiempo
los ultrajes de las anteriores presidencias de Carlos Andrés Pérez (1989-1993)
y Rafael Caldera (1994-1999).
Para abordar el estudio de la
conflictividad laboral en la actual gestión gubernamental iniciada en 1999 es
fundamental partir de una visión regional a nivel del continente, tal como
plantea el Informe de la OIT (1999) "Durante 1998, la crisis y las
políticas de ajuste que debieron ser adoptadas para hacer frente a sus efectos,
han provocado una brusca desaceleración del crecimiento económico y un
deterioro de la situación laboral en la región, revirtiendo la leve mejoría que
se produjo en 1997" .
Lo detonante a nivel económico, ente
otras cuestiones son: la crisis del modelo rentista petrolero ligado
estrechamente al Estado Promotor y al modelo de sustitución de importaciones
desarrollado desde mediados de la década de los años ’50. Sumándose entre otras
características que signan el período: las políticas de ajuste de diferentes
gobiernos, la recurrencia al endeudamiento extranjero, la bancarrota del
sistema de seguridad social y del modelo de jubilaciones y pensiones decentes
entre otros. (A. Froilán Barrios, 2008).
¿El resultado? Se produce el derrumbe
del sistema de partidos en consonancia con el descreimiento y deterioro del
movimiento sindical venezolano. (Ellner Steve, 2003). Y la crisis generalizada
termina potenciando un gran descontento popular.
La pérdida de prestigio del
movimiento de los trabajadores puede entendérsela mejor si la leemos en clave
de lo que representaba en la sociedad venezolana, ya que, responde entre otras
cuestiones a los lazos cercanos que tenía con los partidos políticos
tradicionales: al decaer la estructura principal del régimen político, se
crean, por extensión, las condiciones que erosionan fuertemente a los
sindicatos.
“Previamente los analistas políticos habían
descrito a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (en adelante CTV) como
uno de los principales pilares del sistema político a partir de su fundación en
1936 y como un portavoz, no solamente de los trabajadores sindicalizados, sino
también de los sectores populares en general”.
Hay un antecedente que no debe
dejarse de lado a la hora de entender la caída de la estructura sindical más
importante de Venezuela en muchos años. Si bien desde sus comienzos, la CTV
tuvo un gran protagonismo en huelgas históricas en defensa de los derechos de
los trabajadores, durante los años 90, se comienza a percibir una
predisposición bastante opuesta a que esto suceda. En cierto modo, no sólo ya
no se lo concebía como el “guardián” de los trabajadores y de los sectores
populares, sino que, comenzó a dar concesiones a las fórmulas neoliberales, que
atentaban contra aquellos.
No es banal que frente tan gran
descontento generalizado, la sociedad “apuntara” directamente a la mayoría de
las estructuras de representación. La institución democrática y sus pilares
comenzaban a verse cada vez más en decadencia y en consonancia con el
desprestigio que se adhiere al movimiento sindical. En la medida en que el
paquete de medidas neoliberales no fue enfrentado, comenzaron a generarse las
condiciones necesarias para que se pasara de un descreimiento importante en el
pilar sindical a su consideración en tanto una institución que luego iba a ser
protagonista de un enfrentamiento importante con el presidente del país. Ya no
era solo la sociedad la que se alejaba de los sindicatos, sino, que el teniente
coronel Hugo Chávez Frías en años posteriores, iba a ser quien se llevara a
cabo un enfrentamiento tajante, por los trabajadores y sectores menos
favorecidos contra las estructuras sindicales.
Al unísono de estos acontecimientos
se producen las condiciones de posibilidad tanto del ascenso de Hugo Chávez
Frías en 1998, como de su posibilidad de captar aquel rol que la CTV había
garantizado durante varios años, y cuyo rol, luego de su decaimiento ya no se
encontraba en condiciones de seguir cumpliendo.
Este sería el punto de partida de las
relaciones irreconciliables entre la estructura sindical más fuerte de
Venezuela y el primer mandatario.
2.1 Un proyecto. Una
revolución. Una Constitución.
En
este punto es importante detenernos un momento en el costado político de la
biografía de Hugo Chávez Frías, pues es uno de los actores principales a
analizar y en este sentido, se revisarán algunos antecedentes. Lo llamativo es
que no se trató, en una primera instancia, de un simple representante/candidato
de un partido político, ó militante, que asciende de la arena política.
Por
un lado, se trata de un líder revolucionario, populista y/o neopopulista (según
ideas encontradas de varios autores que han estudiado el caso, tema que se
abarcará más adelante), de quien sus inicios pueden encontrarse en la carrera
militar con la que comenzó hasta ascender al grado de Teniente Coronel en 1990,
siendo el líder, desde dentro de las Fuerzas Armadas, de un movimiento de
jóvenes inspirados en el pensamiento bolivariano.
Por otro lado, lo paradójico, y al
mismo tiempo un dato importante de ser destacado es que si bien desde el
principio irrumpe en la vida política con un golpe de estado, asume la
presidencia (1999) a partir de elecciones democráticas, es decir, desde el
resultado de los comicios celebrados como producto mismo juego democrático.
¿Cuál fue su primer acercamiento al
ámbito de lo político antes de llegar al poder?
El 4 de Febrero de 1992 unos 2.357
jóvenes militares guiados por H. Chávez, entonces teniente coronel, se alzaron
contra el paquete de medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario
Internacional (FMI) implementadas por el presidente venezolano de la época,
Carlos Andrés Pérez. Los participantes pertenecían a 10 batallones de las
guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el
Distrito Capital. Muchos de los integrantes del grupo formaban parte del
Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, cuya ideología política estaba
fundada en las ideas de Simón Bolívar.
El intento por derrocar el gobierno
de Pérez y el de orientar la vida política del país por el camino de la
justicia social falló, y todos los participantes de este acontecimiento fueron
enviados a prisión. Es en la prisión de San Francisco de Yare donde Chávez pasa
dos años de su vida junto con otros líderes de la insurrección esperando por un
juicio. Aumentando al mismo tiempo, su popularidad entre la gente.
Lo cierto es que este grupo que buscó
derrocar este gobierno previamente mencionado, fue más allá de un simple
intento por darle fin un gobierno. A lo que se apunta es a algo más abarcativo
y simbólico: derrocar y dar por tierra un gobierno que, de algún modo
representaba muchas cuestiones que no eran toleradas y de una era que se
esperaba, llegara a su fin.
Y esto es así que, en 1994, luego de
las sucesivas demandas del pueblo venezolano, el presidente en ese entonces,
Rafael Caldera, le concede la libertad al líder del levantamiento y a varios de
sus compañeros de lucha. De este modo, el 26 de marzo de 1994, Chávez sale de
prisión, iniciándose a partir de entonces, un nuevo capítulo en la historia de
las lechas populares venezolanas.
Para trasladas su programa popular al
poder, funda junto con un calificado grupo de armas, el Movimiento V República.
Y hacia enero de 1999 tomando las banderas del
bolivarianismo y del nacionalismo antineoliberal
Chávez asume por primera
vez la presidencia de Venezuela, tras obtener un resultado electoral
avasallante en los comicios celebrados el 6 de diciembre de 1998 y dejando sin
posibilidad alguna a su oponente, Henrique Salas Römer, empresario y
economista, postulado por Proyecto Venezuela, un partido que él mismo fundó, y
apoyado por el socialdemócrata Partido Acción Democrática (AD) y del
socialcristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI)
(los cuales se habían repartido el poder en Venezuela desde los años 60-“Punto
Fijismo”).
El bloque electoral que llevó a Hugo
Chávez por primera vez a la presidencia de la república era un bloque
policlasista compuesto por: el Movimiento V República (MVR), Movimiento al Socialismo (MAS), Partido
Comunista Venezolano (PCV) y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP).
Por primera vez en 40 años, en 1998, se concretaba la
elección de un presidente ajeno a las élites partidistas de AD y COPEI. Fue
electo al conseguir tres millones 673.685 votos, cifra equivalente al 56,2 % de
los sufragios válidos (el segundo mayor porcentaje obtenido por un candidato
presidencial durante las cuatro décadas anteriores en Venezuela). Lo cual le
permitió al líder bolivariano suceder al mandatario precedente, el
socialcristiano Rafael Caldera.
A tan sólo un mes de gobierno, en febrero de 1999, asume la primera
magistratura y promete realizar una Asamblea Constituyente para redactar una
nueva Constitución que estuviere acorde a los nuevos tiempos venezolanos (todo
esto bajo un régimen de paz y Democracia). De hecho, lo hace, y el 9 de agosto
de ese mismo año La Asamblea Nacional Constituyente le vuelve a tomar juramento
como primer Mandatario de la República de Venezuela.
Cuestiones adicionales pero pertinentes acerca de los
alcances del primer mandatario entonces y el contexto político-institucional de
la época: el 12 de agosto de 1999, la Constituyente declara por decreto el
Estado de Emergencia, y se otorga el poder para intervenir e incluso disolver
otros órganos del Estado. Una semana después, la Asamblea disuelve el sistema
judicial y poco después, el Parlamento. Lo cual, será visto desde el exterior
como un "escandaloso golpe de estado".
El 15 de diciembre de 1999, mediante el voto popular, aunque
con una abstención del 55%, Chávez logra sustituir la Constitución de 1961. Su
promulgación significó para muchos el logro político más importante de Chávez:
otorgaba más poder para el Presidente, y por primera vez, daba a los militares
el derecho a participar en las elecciones, y concedía a las poblaciones
indígenas nuevos y específicos derechos lingüístico, étnicos, culturales y
territoriales.
Ahora bien, la innovación que
significó la Constitución incorporada por el gobierno de Hugo Chávez puede ser
analizada más incisivamente desde una óptica más global. Y en este sentido:
este tipo de reforma obedece a una corriente que comienza a presentarse
aproximadamente al mismo tiempo en varios países de Latinoamérica: se trata del
Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, el cual manifestaba un nuevo papel
para el Estado y nuevas relaciones entre éste y la Ciudadanía. Y de este modo,
entre otras cosas, se incorporan y reconocen al cuerpo constitucional, de
grupos que eran marginados de larga data.
Junto con los rasgos propios, las
nuevas constituciones latinoamericanas cuentan con un amplio abanico de
características materiales comunes: sus cimientos, por un lado, en la
activación directa del poder constituyente para el avance de las sociedades, y
por otro, en la necesidad de romper con sistemas anteriores propios del
constitucionalismo débil. En este sentido, la gran apuesta del nuevo
constitucionalismo reside en la búsqueda de instrumentos que repongan la
perdida (o nunca lograda) relación entre soberanía y gobierno.
No podemos dejar de destacar que la
democracia participativa fue el emblema de la nueva Constitución, rebautizada
como Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (en adelante CRBV), y
que, representó un avance en términos de garantías de derechos civiles,
sociales y políticos, aunque enfatizó el presidencialismo, el centralismo y un
fuero especial para los militares.
En paralelo se establecen otras
normas en sentido de recentralización: restricción de la autonomía de los estados
y municipios al ser regulada por ley nacional; la eliminación del Senado y la
creación de un parlamento nacional unicameral; interferencias a la autonomía
municipal; eliminación de competencias exclusivas de las entidades federales;
vulneración del situado constitucional, principal fuente de ingresos
territoriales (C. Mascareño, 2007).
Este nuevo cuerpo constitucional, avanza
significativamente en el establecimiento de mecanismos de participación
popular, sin por ello abandonar los mecanismos de la democracia representativa.
En efecto, la Constitución establece en sus principios fundamentales: “El gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será
siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo,
pluralista y de mandatos revocables” (CRBV, art. 6). (Lovera A., 2008).
El texto constitucional señala un
conjunto de modalidades de la dimensión participativa de la democracia: “son medios de
participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo
político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la
revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y
constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas
cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y
económico: las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión,
las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las
cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por
los valores de la mutua cooperación y solidaridad” (CRBV, art.70).
Se reinstaura con ello una sociedad democrática,
participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural; enmarcada en un Estado
descentralizado y de justicia federal que asegura el derecho a la vida, al
trabajo, la cultura, la educación, la justicia social y la igualdad sin
discriminación ni subordinación alguna.
Se da comienzo, de este modo, a un nuevo ciclo histórico en
Venezuela. ¿Su propulsor? El General Hugo Chávez Frías. En virtud del cual, las
viejas estructuras de poder se agrietaron, cedieron y terminaron por colapsar;
surgiendo entonces, por todos los poros de la sociedad, fuerzas y corrientes
alternativas de cambio impregnadas de esperanzadoras demandas e inéditos
desafíos.
Comienza una nueva era en muchos sentidos: no es
sencillamente una nueva presidencia, es un giro histórico concreto: no sólo se
destierra completamente el Punto Fijismo, sino que, mediante, en parte,
convocatorias populares surge un “nuevo estado”, izando banderas muy distintas
a las de años anteriores, buscando atender distintas problemáticas y apuntando
la incorporación del importante rol de las masas, y los distintos grupos
inmersos en ella.
En este momento, luego de haber
tenido en cuenta el cuerpo constitucional, y de haber hecha una presentación de
la constitucional bolivariana de 1999 dentro de un período propio de
resurgimiento de varias constituciones en varios países de Latinoamérica, vamos
a detenernos un momento en una cuestión central que nos proveerá de
herramientas para atender a los objetivos del presente trabajo: la
incorporación de las estructuras sindicales al cuerpo constitucional, y lo que
no es menor: el modo en que se lo incorpora.
Se harán mención en delante de una
serie de “contradicciones constitucionales” que se presenta en el cuerpo
constitucional de 1999 acerca de las libertades sindicales y sus modos de
organización y a su vez, el modo en que es concebida esta situación por un
organismo internacional como la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
2.2 Cuerpo
Constitucional, la incorporación sindical y el referéndum sindical.
La Constitución de 1999 y la Ley
Orgánica del Trabajo reconocen y alientan el derecho de los trabajadores a
organizarse en sindicatos. Y no sólo ello, se encuentran presentes en el texto
de la constitución bolivariana cuestiones como: su carácter democrático,
pluralista, descentralizado, entre otras cuestiones relevantes e innovadoras.
Sin embargo, los artículos 23 y 95 de
la Carta Magna que prevén la libertad de asociación, entran en franca
contradicción con el artículo 293 que otorga al Poder Electoral la función de
organizar las elecciones internas de los sindicatos.
En este punto podemos encontrar no
sólo la presencia y regulación desde el estado, sino, principalmente una fuerte
intervención en los comicios propios de las organizaciones sindicales. Algo que
en un principio logró parecer un avance por parte de este gobierno, y eco de
esto sería el hecho de que el primer mandatario llegara al poder producto del
juego democrático (luego del capítulo “puntofijista”), como un punto de partida
del ciclo chavista, por otro lado, implicó la existencia de elementos
significativos como lo es el avance del gobierno dentro de las estructuras
sindicales, y precisamente en las elecciones de estas organizaciones.
Esto no es un dato menor si queremos
averiguar qué llega al gobierno chavista a intervenir los sindicatos y como
logramos percibir, no sólo desde el referéndum sindical de 2000.
A continuación otros ejemplos de
artículos que en consonancias con otros presentan ciertas
contradicciones/conflictos.
Art. 23. Los tratados, pactos y
convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por
Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en
la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a
las establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son de
aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder
Público.
Art. 95. Los trabajadores y las
trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización previa,
tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que
estimen convenientes para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así
como el de afiliarse o no a ellas, de conformidad con la ley. Estas
organizaciones no están sujetas a intervención, suspensión o disolución
administrativa. Los trabajadores y trabajadoras están protegidos contra todo
acto de discriminación o de injerencia contrario al ejercicio de este derecho.
Los promotores, promotoras e integrantes de las directivas de las
organizaciones sindicales gozarán de inamovilidad laboral durante el tiempo y
en las condiciones que se requieran para el ejercicio de sus funciones.
Art.93. Organizar las elecciones de
sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los
términos que señale la ley. Así mismo, podrán organizar procesos electorales de
otras organizaciones de la sociedad civil a solicitud de éstas, o por orden de
la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. Las corporaciones,
entidades y organizaciones aquí referidas cubrirán los costos de sus procesos
eleccionarios.
Convenio 87 de la OIT
El Convenio número 87 de la
Organización Internacional de Trabajo (OIT) se refiere a la libertad sindical y
a la protección del derecho de sindicación. Fue adoptado el 9 de julio de 1948
y entró en vigencia en 1950. La OIT ha denunciado en varias ocasiones al
gobierno de Chávez por haber incurrido en prácticas violatorias a los acuerdos
suscritos con la organización.
Por estos incumplimientos, la
Comisión de Aplicación de Normas condenó moralmente a Venezuela en el marco de
la 89° Conferencia Anual de la Organización, celebrada en Ginebra entre el 4 y
21 de este mes. La medida es conocida en predios del sindicalismo como
"pena de muerte", porque supone el paso previo al envío de una
comisión de investigación de la OIT al país.
Algunos de los artículos más
importantes que han sido violados son los siguientes:
Libertad Sindical
Artículo 2. Los trabajadores y los
empleadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen el
derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como el
de afiliarse a estas organizaciones, con la sola condición de observar los
estatutos de las mismas.
Artículo 3. 1. Las organizaciones de
trabajadores y de empleadores tienen el derecho de redactar sus estatutos y
reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus representantes, el de
organizar su administración y sus actividades y el de formular su programa de acción.
Artículo 3. 2. Las autoridades
públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este
derecho o a entorpecer su ejercicio legal.
Artículo 4. Las organizaciones de
trabajadores y de empleadores no están sujetas a disolución o suspensión por
vía administrativa.
Artículo 5. Las organizaciones de
trabajadores y de empleadores tienen el derecho de constituir federaciones y
confederaciones, así como el de afiliarse a las mismas, y toda organización,
federación o confederación tiene el derecho de afiliarse a organizaciones
internacionales de trabajadores y de empleadores.
Artículo 8. 2. La legislación nacional
no menoscabará ni será aplicada de suerte que menoscabe las garantías previstas
por el presente Convenio.
Parte II. Protección del Derecho de
Sindicación
Artículo 11. Todo Miembro de la
Organización Internacional del Trabajo para el cual esté en vigor el presente
Convenio se obliga a adoptar todas las medidas necesarias y apropiadas para
garantizar a los trabajadores y a los empleadores el libre ejercicio del
derecho de sindicación.
La Constituyente fue escenario de
varios intentos, algunos de ellos abortados por la intervención directa de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las quejas internacionales de la
ORIT, de emitir lo que se denominaban “Decretos de Emergencia Sindical”, en los
cuales se planteaba la incautación de los bienes de las organizaciones
sindicales y la prohibición de salida del país de sus dirigentes. A pesar de
las advertencias y protestas, más internacionales que nacionales, la Asamblea
Nacional Constituyente terminó aprobando, durante los últimos días de su
gestión, tres actos constituyentes marcados por una fuerte impronta
antisindical, que fueron publicados en la Gaceta Oficial del 2 de marzo de
2000. (Gregorio Salazar).
El Referéndum Sindical
El punto de partida de este trabajo
es el hecho concreto que significó la constitución de un referéndum sindical a
fin de destituir a la cúpula de los dirigentes sindicales. Esta “Consulta sobre
la Renovación de la dirigencia sindical” se realizó en Venezuela el 3 de
Diciembre de 2000 y si bien contó con una notable abstención de 76,50%, fue
aprobado por más del 62% de los votos.
En el seno del parlamento se
imponiendo un acuerdo acerca del Referéndum Sindical donde, finalmente, se disuelven
los comités ejecutivos de todas las centrales sindicales y sus federaciones:
CTV, CUTV, CGT y CODESA.
La suspensión de los directivos de
las organizaciones sindicales violentó todo el orden constitucional vigente. En
efecto, no sólo se trató de un movimiento antisindical, sino, que violó el
fuero sindical consagrado en la Constitución y en la Ley, y por sobre todas las
cosas: lesiona el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia, el
derecho a ser oído, y a defenderse contra los cargos que se imputan. (CRBV,
art. 49)
Podríamos afirmar en este punto que
el Referéndum fue inconstitucional. Principalmente, pues como lo afirma
Humberto Villasmil Prieto: “(…) pues el artículo 74 de la CRBV prohíbe el
sometimiento a referéndum abrogatorio a leyes que protejan, garanticen o
desarrollen derechos humanos y las que aprueben tratados internaciones”.
3. Un espíritu
democratizante, nacionalista y popular en clave de la Revolución Bolivariana:
la “Salvadora unión ejército-pueblo”
El proyecto del líder Hugo Chávez
Frías constaba en un plan cívico-militar que tenía como objetivo contemplar las
distintas problemáticas del país en lo teniente a temáticas como: salud, educación
e infraestructura, movilizando para esto a las Fuerzas Armadas Venezolanas y la
sociedad civil en general.
El mandatario nacional, marcó
fuertemente una postura “antiimperialista” y “antineoliberalista” combinada con
la constante preocupación por marcar el fin de la corrupción, contemplar a los
grupos pobres y más desprotegidos de Venezuela, minimizar el desempleo, entre
otras cuestiones.
Hay una suma de cuestiones
interesantes a la hora de analizar el gobierno chavista desde sus primos
tiempos y que quizás llamen un poco la atención a la hora de pensar el gobierno
desde una perspectiva populista/neopopulista: no sólo los actores sino, las
instituciones hacia las cuales se dirigió, a las cuales apuntó y a las cuáles,
en la medida que quiso, disolvió.
Desde su primer gobierno motivó un
giro inesperado: barrió con la totalidad de las instituciones del sistema
político anterior: Congreso, Corte Suprema, Poder Judicial y órganos de control
externo. (Luis Gómez Calcaño y Nelly Arena, 2002).
Y esto no es un detalle menor a la
hora de pesar a este líder populista y/o neopopulista, sus relaciones con
distintos actores y los por qué acerca de aquellos “enemigos” del pueblo y no
otros a la hora de levantarse en salvaguardia del pueblo.
Es primordial en este punto, luego de
destacar una serie de características propias del mandatario, hacer una lectura
de su gobierno dentro de los términos del populismo y/o populismo
latinoamericano.
En la figura carismática de Chávez
encontramos rasgos de contante invocación y dirección de sus discursos
políticos al pueblo y una relación muy cercana a las masas. Encontramos la
constante apelaciones a cuestiones binarias como: “amigo”-“enemigo”;
“patriotas”-“antipatriotas”; los cuales alimentan constantemente el antagonismo,
que plantea un enfrentamiento al “traidor”; “el corrupto”.
Se trata de un conductor histórico
del nuevo estado de cosas basado en una gran fortaleza carismática de su
personalidad y en un discurso de apelación constante al pueblo.
Desde el comienzo de su gobierno no
sólo marco un período de difíciles relaciones con el movimiento sindical en su
búsqueda por “sacarlo de raíz” apuntando a la cúpula del movimiento, sino, que
también tuvo fuertes confrontaciones con la Iglesia, empresarios, la oligarquía,
los medios de comunicación y, por supuesto con los ya debilitados partidos
tradicionales. Siempre en y por, protección del pueblo.
Donde “Líder” y “Pueblo” pasaron a constituir una unidad, en la que el primero
se convirtió en la encarnación incontrovertible del segundo (Nelly Arenas,
2006).
En cuanto a su discurso, podríamos
destacar que resalta una orientación de izquierda y populista entre otras cosas
por su constante mención y apelación en sus discursos políticos al “pueblo”.
Del mismo modo que constantemente lo convoca a impulsar los cambios en
Venezuela y salir del abismo en el cual se encuentra inmerso (todo a través de
su Revolución Pacífica).
Una de las caras del
anti-imperialismo en Chávez es su nacionalismo. Un Nacionalismo que no solo asimila
la nación con el pueblo sino que, asocia a su vez, a su propia persona con el
colectivo nacional. En nombre de este colectivo es que el presidente se erige
como el defensor de los intereses nacionales frente a la supuesta voracidad del
imperio.
Gracias a su carisma y liderazgo
logró movilizar a grandes masas de gente que demandaban cambios en lo teniente
a lo económico, social, principalmente, en la concientización de grandes masas
de gentes acerca de la pobreza, olvido, marginación, en las que estaban
inmersos. Siempre desde el lugar a la invocación a un “Ideal bolivariano”: la
integración definitiva de los pueblos de toda América Latina. Y principalmente,
en un país y en un momento de susceptibilidad que pedían a gritos la
capitalización de las demandas y disgustos de una sociedad que pedía un cambio.
“Estos líderes, casi siempre
provenientes de los márgenes de sus respectivos sistemas políticos, con un
discurso que insurge contra éstos –de allí su carácter antipolítico– logran una
gran sintonía emocional con el pueblo al que interpelan con la oferta de su
redención”.
Según Nelly Arenas (2006), el
fenómeno de Hugo Chávez tiene mucho, tanto de los viejos como de los nuevos
populismos. Podría decirse que el señor Hugo Chávez Frías es un fenómeno tanto
populista como neopopulista. ¿A qué se debe esto? Posee y conviven en él
características de ambos fenómenos y no por ello se opone a uno y otro. En este
sentido, es neopopulista en primer lugar porque pertenece a este tiempo.
Una de las cuestiones que nos hace
pensar en el caso de H. Chávez como un “populismo” consta en que, como en los
viejos populismos, es producto de una fuerte fractura del sistema sociopolítico
que dominó en Venezuela desde la reinauguración de la democracia en 1958,
fundado hasta entonces en un conjunto de pactos constitutivos.
Por otro lado, uno de los rasgos en
los que coinciden los que han acuñado el término neopopulismo es el carácter de
outsider de los líderes que a la luz de los desgastes de las instituciones
políticas, surgidas en el marco de los estados desarrollistas, irrumpieron a
finales de los ochenta desde los márgenes de sus respectivos sistemas políticos
con la promesa de la salvación de los excluidos.
Según Coniff (2003), los gobiernos
neopopulistas abandonaron el intervencionismo de Estado en materia económica;
se mostraron dispuestos a desprenderse de sectores que fueron cruciales en el
pasado como los sindicatos e industriales organizados, conquistando sus apoyos
preferiblemente fuera de ellos, e hicieron menos énfasis en la cultura popular.
Algunos de estos elementos pueden adjudicársele a Chávez cómodamente, otros no,
lo que dificulta su identificación automática con los fenómenos calificados de
neopopulistas, pero no la imposibilita.
Pero a diferencia de los viejos, el
de Chávez es un populismo militarista, lo que puede estar inaugurando un tipo
de neopopulismo afincado en los líderes que provienen de las filas castrenses,
que puede afectar más aun, suponemos, la relación ambigua que tanto en el
pasado como en el presente, los populismos mantuvieron con la democracia.
El objetivo principal que guiará este
estilo de gobierno no será otro que el de incorporar a los postergados al reino
de la felicidad negada por el sistema anterior, controlado por la “oligarquía”
que en el lenguaje chavista no queda claro si se trata de la elite económica o
de la política, o de ambas a la vez. En todo caso, se trata de un enemigo
responsable de la debacle nacional, al que debe hacerse desaparecer, so pena de
que la promesa del “reino feliz de los tiempos finales” (García Pelayo, 1981)
no se cumpla.
Entonces, estos rasgos presentes de
tanto populismo como neopopulismo en H. Chávez nos llevan a preguntarnos: ¿qué
sucedía en el caso de los sindicatos? ¿Era otro de los casos de “enemigos” del pueblo
y ergo, del líder?
Lo cierto es que el gobierno del
teniente general no sólo buscó dinamitar al movimiento sindical, sino que,
buscó hacerlo en un contexto de derrumbe de estas instituciones. Y esto es lo
desconcertante. En medio del descontento popular, la crisis económica, la
imposibilidad de sostenerse las instituciones democráticas tradicionales, la
incorporación desde las propias negociaciones sindicales de medidas
neoliberales que poco tenían en cuenta las reivindicaciones de los trabajadores,
del alejamiento de los propios trabajadores de sus estructuras representativas,
el sr. H. Chávez no sólo convocó a un referéndum para destituir a la cúpula
sindical, sino que, llegó a intentar crear una organización de base “al mejor
estilo” CTV, sujeta al proyecto del líder.
4. El Chavismo en
tiempos del Sindicalismo
En este momento será necesario
focalizarnos claramente en las relaciones entre el primer mandatario de
Venezuela y los movimientos sindicales. Siempre relaciones de encuentros y
enfrentamientos. Se destaca un documento publicado en la fecha del 26 de
febrero de 1999 que posibilita ciertos datos acerca del modo en que concebían
en ese momento histórico estas mismas relaciones desde dentro de las fábricas
mismas. Y las promesas dirigidas a las fábricas desde el primer mandatario.
Realizado en Caracas, el día 26 de
Febrero de 1999 nos permite ver el modo en que la crisis histórica de los
sindicatos estaba siendo cada vez mayor debido a las reformas presidenciales en
vías a democratizar, moralizar y eliminar el partidismo en el movimiento
sindical. Es en este contexto en el que la mayor central sindical venezolana,
la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), afronta su mayor crisis
histórica.
"Estoy dispuesto a ir a las
fábricas" a dialogar directamente con los trabajadores, dijo Chávez, quien
declaró ilegítima a la dirigencia de la CTV, que quedó fuera del tradicional
diálogo tripartito con empresarios y Gobierno.
La CTV ha sido históricamente acusada
de estar dominada por los partidos en el poder, con predominio del
socialdemócrata Acción Democrática (AD), y de corrupción (quebró dos veces un
banco obrero a un costo del equivalente a unos 4.000 millones de dólares en los
años 80, y uno de sus presidentes estuvo preso acusado de beneficiarse
ilícitamente con la construcción de unos apartamentos). (AFP. Diario HOY) (P.
10-A).
Apenas consolidado el cambio de
Gobierno, el Frente Constituyente de Trabajadores (FCT), creado a instancias de
Chávez, inició una ofensiva con asambleas en todo el país que culminarán en un
referéndum laboral en abril y una asamblea nacional el día 10 de ese mes, para
decidir "el futuro del movimiento sindical", dijo su líder, Nicolás
Maduro.
Por aquel entonces, comenzó a
circular lo siguiente: el secretario general de la CTV, Carlos Navarro, replicó
que el presidente y los partidos en el poder "tienen una estrategia muy
evidente: las instituciones que les quitan espacio, hacen oposición o no forman
parte de su proyecto, van a ser sustituidas, desprestigiadas o
eliminadas".
En este punto, podemos percibir el
modo en que desde las organizaciones sindicales percibían no sólo las difíciles
relaciones con el gobierno, sino, las acciones dirigidas a “dar batalla” a todo
aquellos que no formaba parte del proyecto chavista y la revolución
bolivariana.
Todo eso nos lleva a un punto esencial de este trabajo: desde que Chávez asumió el
poder en febrero de 1999, los sindicatos se han convertido en un hueso duro de
roer para el gobierno. El Chavismo ha enfrentado el mayor número de huelgas y
manifestaciones que cualquier otro Presidente en sus dos primeros años de
gestión, en reclamo de reivindicaciones económicas e incumplimiento de
acuerdos.
El triunfo electoral de Hugo Chávez
en 1998 sumió en una profunda depresión a los máximos representantes del
sindicalismo y de esta cuestión ya no quedan dudas.
El primer indicio de intervención
estatal en la vida de los sindicatos quedó registrado en el artículo 293 de la
Constitución Bolivariana en su aparte 6, el cual otorga al Poder Electoral la
función de "organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales
y organizaciones con fines políticos". Esto sería el comienzo de una larga
batalla por el control de los sindicatos.
En la CTV ha habido corrupción como
en cualquier otra institución del "puntofijismo", pero parte de esa
mala imagen comenzó a cambiar cuando Federico Ramírez León, presidente de la
central obrera hasta diciembre pasado, inició una reestructuración interna.
Este hecho ha servido de fortaleza para resistir las embestidas del Presidente.
v Conclusiones
Acerca del sr. Hugo Chávez Frías, indiscutible
es que contaba con un gran apoyo de las masas, y ello principalmente por todo
lo que representaba su liderazgo. Despertó y radicalizó a las masas que
finalmente entraron en el proceso de auto asumirse como sujetos del proceso
bolivariano. Lo cual no es un dato menor a la hora de comparar esta inclusión a
la par de los períodos presidenciales anteriores.
En un contexto en que las viejas
estructuras de poder se agrietaron y colapsaron, fue el turno del presidente H.
Chávez de liderar al pueblo venezolano en un nuevo ciclo histórico en el cual
surgía por todos los poros de la sociedad las demandas e inéditos desafíos. Y
en este sentido: el modelo político que se había constituido sobre las base del
Pacto de Punto Fijo, había llegado a su fin.
Lo que se presenta en un momento del
trabajo a fin de intentar desentrañar es si el ataque al movimiento sindical se
trata de una estrategia propia de una campaña electoral para asumir el poder ó
si los sindicatos son sencillamente un “enemigo interno” del líder
populista/neopopulista.
En este sentido, lo real es que en
ese momento, de total descreimiento a la instituciones democráticas
tradicionales, presentarse en consonancia con éstas no una opción
esperanzadora, sino, todo lo contrario. Por cual, sería entendible que se
presente como la “alternativa” distinguida y creadora de una nueva era frente a
la estructura del sistema político democrático en decadencia. Aun así, esta
institución ya estaba en decaimiento, por lo que, es difícil comprender por qué
se dirige con tanto énfasis a darlo por tierra cuando ya no sólo no tenía la
capacidad de generar huelgas como las que solía poder concretar, sino, que el
apoyo de la gente, y desde los trabajadores mismos ya no era el mismo. Pareciera
ser que la estrategia de presentarse como una opción “distinta” de estas
instituciones le garantizaría un éxito electoral que, quizás, a los fines de
mantenerse en el gobierno le sería de significativa ayuda. Y quizás por esto
esta constancia en seguir “oponiéndose” a las viejas estructuras
políticas-representativas.
Lo cierto también es que, en términos
de presentarse como la opción alternativa frente a las viejas instituciones de
representación como las propias de la tradición democrática, los sectores frente a lo que esto fue dirigido no fueron sólo fueron los
sindicatos u otros actores, no olvidemos que la misma Asamblea Constituyente se
encargó de disolver tanto el Sistema Judicial como el Parlamento.
Por otro lado, desde la óptica del
populismo y neopopulismo, podríamos decir que en realidad, Chávez tuvo malas y
encontradas relaciones con varios de los actores propios de la sociedad, no
sólo con los sindicatos. Podríamos asumir que los sindicatos fueron uno de los
“enemigos internos” del líder, pero del mismo modo en que lo fueron varios
actores propios del período.
Es difícil asumir si la razón por la
cual busca desintegrar por completo a los sindicatos es por una cuestión o por
otra, o por ambas. No existe ninguna bibliografía que nos permita desechar
alguna de las dos hipótesis o ambas. Lo que sucede es que ambas cuestiones
pueden haber sido motivos suficientes para llegar al poder tanto como para que
el líder se mantuviese en el mandato.
Al mismo tiempo, quizás sería un
intento por demostrar que sus intenciones y discurso eran verídicos y que
estaba dispuesto a llevarlos al acto. Y que principalmente, venía dispuesto a
instaurar el comienzo de un nuevo ciclo histórico del país. Pues, se necesitaba en ese momento alguien
que encarne las necesidades populares desatendidas y destierre los vestigios de
los últimos gobiernos que se habían mantenido en el poder por años por medios
de acuerdos entre los partidos, y que habían sumado a estos hechos de corrupción,
la aplicación de un paquete de medidas neoliberales inspiradas en las recetas
del FMI que no hicieron más que apuntalar a las masas.
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