Resumen
El presente texto es una revisión de las similitudes presentadas en los procesos políticos que culminaron con la elección presidencial de Fujimori en Perú y Collor de Mello en Brasil, pero cuyos resultados finales; entendidos desde la gestión de gobierno (capacidad para implementar con éxito sus políticas) y la gobernabilidad (capacidad de dar respuestas a las demandas de los ciudadanos y por lo tanto obtener legitimidad y consenso por parte de los mismos) fueron muy distintos.
Los dos ex presidentes lograron acceder al poder por medio de nuevos partidos políticos, es decir, partidos con escasa estructura y tradición en la historia política peruana y brasileña, además utilizaron un fuerte discurso “antipolítica” y “antipartido” como forma de interpelación hacia la ciudadanía. Otras similitudes fueron sus estilos políticos con rasgos autoritarios y la situación de crisis política y económica en la que asumieron sus mandatos, ante la cual plantearon una situación de emergencia.
Luego del análisis de estas similitudes el texto recorre las principales diferencias entre ambos periodos presidenciales, es decir, los principales factores que nos permitirán entender los resultados tan disímiles frente a situaciones previas tan parecidas. Analizando las relaciones entre el poder legislativo y ejecutivo de los dos países, como así también las capacidades de gobierno para implementar las reformas propuestas, las relaciones federales junto a los poderes regionales y las capacidades técnicas y burocráticas en cada uno de ellos, podemos obtener resultados significativos. Además se analizarán las diferentes alianzas entre los sectores estratégicos y poderes estructurales de cada sociedad y los estilos de gobierno sustentados por democracias delegativas y decisionistas.
De esta forma podremos entender los resultados tan disímiles, en cuanto a la gestión de gobierno y la gobernabilida, frente a situaciones previas y estilos políticos similares.
Abstract
This paper is a comparison of the similarities between the political processes which resulted in the presidential election of Fujimori in Peru and Collor de Mello in Brazil, but whose final outcomes, meaning government performance (capacity to implement policies successfully) and governance (capacity to meet citizen’s demands and therefore to derive legitimacy from them and their consent) were very different.
The two former presidents reached power through new political parties, that is, parties with a small structure and meaningless political heritage in the Peruvian and Brazilian political histories respectively. Both of them used hard-line “anti-politics” and “anti-party” rhetoric as to challenge the citizens. Other similarities were their political styles with an authoritarian bias and the serious political and economic situation prevailing at the time they took over, which was approached as an emergency situation.
After looking into these similarities, it addresses the main differences between both presidential terms, that is, the main factors that will help us understand so different results before such similar previous situations. Revising how the legislative and executive powers of both countries interplayed, as well as their governmental capabilities to implement the proposed reforms, the relationship between the federal and regional powers and the technical and bureaucratic capabilities in each one of them, we can derive significant results. In addition, we will analyze the different alliances among the strategic sectors and structural powers of each society and the government styles underpinned by delegational and decisionist democracies.
Thus we will be able to understand the so distinct outcomes, as to government performance and governance, in the face of similar previous situations and political styles.
Gestión de gobierno y gobernabilidad en las presidencias de Fujimori y Collor de Mello
Alejandro Celador
Introducción
En el presente trabajo desarrollaré un estudio de casos comparados vinculado con los gobiernos de Fujimori en Perú y Collor de Mello en el Brasil en torno a las similitudes presentadas por los procesos políticos que terminaron en la elección presidencial de cada uno de ellos, pero cuyos resultados finales; entendidos desde la gestión de gobierno (capacidad para implementar con éxito sus políticas) y la gobernabilidad (capacidad de dar respuestas a las demandas de los ciudadanos y por lo tanto obtener legitimidad y consenso por parte de los mismos) fueron muy distintos.
Los dos ex presidentes lograron acceder al poder por medio de nuevos partidos políticos, es decir partidos con escasa estructura y tradición en la historia política peruana y brasileña, siendo además el Peruano un claro “outsider” de la política, es decir un candidato que venía de otro ámbito y no del específicamente político. Ambos tuvieron un fuerte discurso “antipartido” y “antipolítica”, en el caso de Fujimori desde un primer momento, mientras que Collor lo implementó para competir en la segunda vuelta electoral frente a Da Silva. Otras similitudes fueron sus estilos políticos con rasgos autoritarios y la situación de crisis política y económica en la que asumieron sus mandatos, ante la cual plantearon una situación de emergencia económica. A partir de estas similitudes trataré de entender los resultados tan disímiles de sus respectivos gobiernos.
Las hipótesis que planteo a modo de interrogante son las siguientes: ¿habrían sido las relaciones federales, las relaciones entre el poder legislativo y el ejecutivo y las capacidades técnicas y burocráticas del estado Brasileño, junto con la incapacidad política de Collor de Mello para realizar alianzas o coaliciones con los poderes estratégicos de Brasil las que habrían impedido la gobernabilidad y la gestión de gobierno durante su presidencia? Al mismo tiempo: ¿sería la ausencia de organismos tecno – burocráticos importantes, la debilidad de los municipios peruanos frente al poder central y el avance del poder ejecutivo por sobre el legislativo, junto a la habilidad de Fujimori para realizar alianzas con los sectores estratégicos de la sociedad y su discurso “anti- política y “anti - partido” en un contexto de colapso del sistema partidario lo que habría determinado su éxito en cuanto a la gobernabilidad y la gestión de gobierno?
Creo que analizando las relaciones entre el poder legislativo y ejecutivo, las relaciones federales junto a los poderes regionales, las capacidades técnicas y burocráticas en cada uno de los países y las capacidades de gobierno para implementar las reformas propuestas se pueden obtener resultados significativos; es decir, podemos obtener respuestas a las preguntas planteadas anteriormente y de este modo conocer cuales fueron los factores que influyeron en el desenlace de resultados tan disímiles frente a situaciones previas tan parecidas.
Además analizaré las alianzas entre los actores estratégicos y los poderes estructurales de cada sociedad, estas serán fundamentales en el desarrollo de cada uno de los gobiernos y en el consenso que pudieron obtener, como así también en su capacidad de gestión y en el logro de la gobernabilidad política. Finalmente resaltaré los estilos de gobierno sustentados en democracias decisionistas y delegativas, los cuales aportan otra similitud en las presidencias de los dos líderes latinoamericanos.
Algunas Consideraciones
El tema de las capacidades técnicas y de gobierno en Brasil fue desarrollado ampliamente por Osvaldo Iazzetta en su estudio comparativo entre los periodos de Menem y Collor de Mello, relacionando las altas capacidades tecno- burocráticas brasileñas con las dificultades para lograr la implementación de medidas de reforma estructural. Vicente Palermo también es útil para entender la capacidad de gobernabilidad en Brasil, fundamentalmente analizando la relación de fuerzas entre los estados y el gobierno federal. Martín Tanaka aportó cuestiones sobre la gobernabilidad en Perú y las alianzas entre los sectores política y económicamente estratégicos durante el periodo de Fujimori, entre los cuales se encontraban las elites económicas y las fuerzas armadas. Ducatenzeiler y Oxhorn al igual que Mattenheim aportan cuestiones importantes sobre la gobernabilidad, relacionando la ausencia de sociedades civiles e instituciones democráticas fuertes con el surgimiento histórico en América Latina de líderazgos autoritarios. Mientras que Juan Carlos Torre y Fabián Bosoer serán tomados en cuenta para poder entender con mayor claridad los rasgos políticos autoritarios en el marco de democracias delegativas y decisionistas.
El aporte que yo trataré de realizar es poder relacionar cuestiones tales como las capacidades técnicas y burocráticas, las relaciones federales junto a los poderes regionales y la relación entre los poderes ejecutivos y legislativos de ambos estados, pero no sólo desde un punto de vista formal o constitucional, sino también analizando las reglas informales que se observan en la práctica política. Los actores políticos de este periodo se destacaron principalmente por la capacidad de coalición realizadas con los sectores estratégicos tradicionales de cada sociedad (fuerzas armadas, burguesía industrial, sectores empresarios, elite o establishment político, poderes regionales, etc), la forma en que los líderes políticos estudiados lograron llevar adelante estas coaliciones, serían fundamentales para entender sus respectivos procesos políticos. De acuerdo a la mayor o menor capacidad de coalición no sólo habrían podido obtener mayor o menor gestión de gobierno y gobernabilidad, sino también habrían podido redefinir o no las reglas de juego formales e informales previas, es decir, las mismas reglas de juego que en cierta medida posibilitaron o perjudicaron la realización de coaliciones, entre ellas las relaciones federales junto a los poderes regionales, las capacidades técnicas y burocráticas y las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo.
Similitudes
Las similitudes en los procesos políticos que llevaron a la presidencia a Fujimori y Collor de Mello son realmente significativas, una de ellas es que ambos lograron acceder al poder a través de partidos políticos nuevos. Cambio 90, por el lado de Fujimori, y Partido de la Reconstrucción Nacional por el lado de Collor; no poseían una historia política fuertemente arraigada en las sociedades de cada país. Fueron partidos que se formaron para esas elecciones y que tenían una escasa organicidad, una débil estructura organizativa y una pobre tradición en la historia política Peruana y Brasileña.
Fujimori era un claro outsider de la política, es decir un candidato que provenía de otro ámbito y no del específicamente político, principalmente del ámbito empresarial, tanto él como Collor tuvieron un discurso de “anti- política” y “anti- partido”, si bien en el caso del Peruano fue mucho más notorio, Collor también lo utilizó como forma de interpelación discursiva hacia la ciudadanía. Se trata de un discurso de ataque sistemático contra las elites políticas tradicionales, identificándolas como las culpables de las recurrentes crisis sociales y económicas, tejiendo fronteras internas que profundicen los antagonismos sociales en dos campos opuestos e identificando a una de estas partes como la totalidad de la comunidad. El líder se presenta como la “unidad nacional” mientras que la clase política tradicional es vista como el enemigo político por excelencia.
Al asumir sus mandatos los dos presentaban escaso apoyo en el congreso, el Partido de la Reconstrucción Nacional era irrelevante en la escena partidaria, en 1990 tenía 31 de los 495 diputados nacionales y 3 de los 81 senadores. Por el lado de Cambio 90, el APRA que había abandonado el poder meses atrás en medio de una crisis política y económica tenía más representantes en el congreso que el partido de Fujimori.
Brasil y Perú, al igual que muchos otros países de la región, presentaban a fines de la década del ochenta una profunda crisis económica y política, en donde la excesiva inflación era el principal enemigo de los gobiernos al momento de lograr legitimidad y aprobación por parte de los ciudadanos. La política económica heterodoxa implementada por los gobiernos del Brasil (plan Cruzado) y Perú (plan APRA) mostró rápidos signos de agotamiento, además de la inflación había déficit fiscales crecientes y agotamiento de las reservas. Al asumir sus mandatos en medio de la crisis social, política y económica, plantearon una situación de emergencia ante la cual eran necesarias medidas firmes y acciones rápidas. Estas medidas rápidas y firmes debían orientarse hacia la apertura económica, la liberalización financiera y las privatizaciones. En América Latina plantear situaciones de emergencia es muy utilizado por parte de los poderes ejecutivos recientemente llegados al poder, principalmente para aumentar su autonomía decisional y tener el “camino despejado” hacia las reformas que se desean realizar: “Primero: las crisis tienen el efecto de desacreditar las posturas y las ideas de la administración anterior y predispone a la opinión pública a conceder a quienes acceden al gobierno un amplio mandato para actuar sobre la emergencia. Segundo, las crisis instalan un sentido de urgencia que fortalece la creencia de que la falta de iniciativas solo puede agravar las cosas”...“las crisis no solo agudizan los problemas colectivos sino que generan además un extendido temor por el alza de los conflictos sociales y amenazas al orden institucional”1 .
Plantear estas situaciones de crisis generalmente aumenta la autonomía decisional de los liderazgos latinoamericanos, los cuales muchas veces terminan teniendo rasgos políticos autoritarios, es decir estilos políticos que se alejan poco a poco del orden constitucional, perjudicando el funcionamiento de las instituciones democráticas.
Collor de Melo y Fujimori no fueron la excepción, ambos presentaron estilos políticos con rasgos autoritarios al comienzo de sus mandatos ayudados por la situación de crisis y emergencia explicada anteriormente. Se trata de un estilo de gobierno fuertemente centrado en el poder ejecutivo, apoyado muchas veces en mecanismos constitucionales y por lo tanto legales como los decretos de necesidad y urgencia, el poder de veto y la iniciativa legislativa por parte de los presidentes; mecanismos que facilitan la autonomía del poder ejecutivo y permiten que para poder gobernar este pueda alejarse de la discusión y el debate con el resto de las fuerzas políticas, organizaciones sociales y demás sectores de importancia.
Para Oxhorn la debilidad de las sociedades civiles latinoamericanas junto con la concentración de recursos –culturales, económicos y políticos- pueden explicar este rasgo autoritario de los líderes de la región, que por cierto, para él y Ducatenzeiler, no es un fenómeno nuevo. “La actual e histórica debilidad de la democracia en América Latina es en gran medida el resultado del subdesarrollo de la sociedad civil y de las distorsiones creadas por la ausencia de instituciones fuertes que puedan mediar y regularizar las luchas de poder entre intereses competitivos”2.
Los rasgos autoritarios a los que hago referencia no son necesariamente mecanismos inconstitucionales o regímenes dictatoriales, se trata de estilos de gobierno característicos de América Latina, algunos muy afines a los estilos populistas de mediados del siglo veinte, los cuales eran estilos políticos altamente personalizados y autoritarios; quienes parecen haber dejado huellas en los estilos de conducción política que se presentarían años más tarde.
Estas son las principales similitudes que presentan los procesos políticos que llevaron a Fujimori y Collor de Mello al poder y además, las similitudes presentadas por estos una vez que se hicieron cargo de los respectivos gobiernos; más allá de que Collor de Mello solo ejerció la presidencia por dos años se pueden realizar analogías no solo en sus estilos de gobierno sino también en las políticas implementadas durante sus mandatos.
Diferencias de gestión
En esta parte del trabajo analizaré cuales fueron las diferencias fundamentales entre ambos presidentes, observar estas diferencias es fundamental para entender los resultados tan disímiles que tuvieron desde el punto de vista de la gestión de gobierno (capacidad para implementar con éxito sus políticas) y desde la gobernabilidad (capacidad de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y por lo tanto obtener legitimidad y consenso por parte de los mismos).
Las relaciones federales son muy diferentes en ambos países, en Brasil el sistema federal es muy importante y siempre obtiene un elevado protagonismo en las relaciones de poder que se disputan entre los diferentes sectores políticos. Desde 1964 a 1985 se conformaron grandes polos industriales en distintas ciudades Brasileñas, los cuales tuvieron cada vez mayor poder político y económico, además en 1988 se reformó la constitución y se le dio más fuerza al federalismo otorgándole mayores presupuestos a los estados regionales; los poderes ejecutivos estaduales le disputan poder al ejecutivo nacional y muchas veces la viabilidad política en las cámaras legislativas se ve perjudicada u obstaculizada.
En Perú las cosas son diferentes, los municipios que integran el país no presentan un poder económico y político semejante al de los estados Brasileños. El poder se centraliza principalmente en Lima, recién a fines de la década del noventa las distintas regiones Peruanas comenzaron a tener protagonismo: “El segundo factor que comenzó a cambiar el clima de pasividad social fue el descontento de la población residente en las regiones. Ante la acentuación del centralismo limeño por parte del gobierno, comenzó a manifestarse un sentimiento de rechazo que se expresó a través de la formación de diversos frentes regionales”3. Los municipios Peruanos no tienen el poder de presión hacia el ejecutivo nacional que sí poseen los estados Brasileños, esto le otorga al poder ejecutivo una alta capacidad de gobierno para desarrollar sus políticas sin mayores problemas.
Otra diferencia se puede observar en torno a las capacidades técnicas y burocráticas estatales presentadas en ambos países, por el lado de Brasil tenemos el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social), se trata de un organismo estatal que durante la década del cincuenta y sesenta estuvo involucrado en el desarrollo industrial de Brasil, si bien a partir de la década del setenta algunos sectores del BNDES comenzaron a tener posturas pro-privatizaciones, esto sugiere una continuidad con el pasado para de esta forma redefinir el modelo industrial de Brasil ante un contexto de crisis. Como afirma Iazzetta: “El hecho de que las privatizaciones permanecieran bajo el control de la misma agencia que promovió el desarrollo industrial de Brasil sugiere una continuidad antes que una ruptura con el pasado. Algunos indicios permiten suponer que los directivos del BNDES concibieron a las privatizaciones como un instrumento para redefinir el modelo industrial de Brasil en un contexto de crisis fiscal y revolución tecnológica antes que en un medio para instalar obsesivamente un estado mínimo”4.
Esto nos muestra una alta autonomía de decisión por parte del estado frente a diversos intereses económicos, políticos o de otros estados; como así también frente a diversos intereses sectoriales o personalistas. Hay un claro interés del estado como estructura ya que es el mismo organismo técnico y burocrático (BNDES) el que primero promovió el modelo desarrollista y cuarenta años más tarde se encarga de llevar adelante las privatizaciones Brasileñas, hay un fuerte protagonismo de este organismo tecnoburocrático en la historia reciente de Brasil.
En Perú pasó lo contrario, ante la ausencia de un organismo estatal como el BNDES lo que primó en el país andino fue la racionalidad política, es decir que las transformaciones en el estado se llevaron adelante por medio de intereses contextuales y sectoriales, pero no siguiendo una línea histórica de comportamiento. Se observó una baja capacidad técnica o estatal al momento de implementar las reformas estructurales, como así también hubo escasa autonomía decisional del estado frente a intereses circunstanciales. Esto le otorgó mayor margen de libertad de acción al poder ejecutivo peruano, ya que las decisiones sobre la forma en que se llevarían adelante las reformas estructurales cayó únicamente sobre él, dejando de lado al resto de las fuerzas políticas y organismos estatales.
En cuanto a la forma en que se desarrollaron las relaciones entre el poder legislativo y ejecutivo no hubo grandes diferencias en un primer momento, ambos presidentes tenían poco apoyo en sus congresos, como ya lo describí en la introducción, y tuvieron actitudes autoritarias apoyadas en mecanismos legales como por ejemplo los decretos de necesidad y urgencia o las medidas provisorias. En un contexto de crisis económica y política las reformas se intentaron implementar por fuera de la concertación con otras fuerzas políticas. Ambos formaban parte de partidos con escasa estructura organizativa y presentaron reticencias a desarrollar sus políticas negociándolas con el resto de los sectores; Collor de Mello planteaba que era el elegido del pueblo y por lo tanto no tenía por que consultar con otros sectores sus decisiones y políticas a desarrollar. Fujimori se presentaba con un discurso de “antipolítica” ante la crisis de los partidos tradicionales de Perú y es aquí donde radica la diferencia principal entre ambos en este aspecto. En Perú los partidos tradicionales estaban afrontando una profunda crisis de representación y legitimidad arrastrada desde el retorno de la democracia en 1980 y profundizada a partir del fracaso de Alan García como presidente, por lo tanto el discurso “antipolítica” y “antipartidos” de Fujimori tuvo un efecto positivo en la sociedad peruana. En Brasil, por más que Collor de Mello también haya planteado un discurso de “anti- política”y aunque también ganó la presidencia con un partido nuevo, no se presentaba una crisis de representación y legitimidad partidaria como si había en Perú.
Entonces Fujimori, aprovechando esta crisis profunda de los partidos políticos, profundizó su arremetida contra el poder legislativo cerrando el congreso de la nación en una actitud antidemocrática y autoritaria. Los partidos tradicionales tenían respaldo en el congreso pero el apoyo de la sociedad hacia Fujimori era mayor (no solo por la crisis de los partidos sino también por beneficios económicos concretos que después plantearé), de esta forma suspendió momentáneamente uno de los poderes de la nación y convocó a un Congreso Constituyente Democrático (CCD) con funciones de congreso y asamblea constituyente.
En Brasil Collor de Mello no pudo profundizar tanto como Fujimori su arremetida contra el poder legislativo ya que este país no atravesaba una crisis de representación tan profunda como Perú, los partidos tradicionales como el PSDB (Partido Social Demócrata Brasileño), el PS Cristiano o el PT (Partido de los Trabajadores), no afrontaban crisis de representación, es más, pudieron unirse y destituir a Collor de Mello en 1992 a través del mecanismo constitucional conocido como impeachment.
El análisis de las relaciones federales, de las capacidades técnico - burocráticas y de las relaciones entre el poder legislativo y el poder ejecutivo nos permite darnos cuenta que Fujimori tuvo mayor capacidad de gobierno que Collor de Mello, es decir que por lo que se planteó anteriormente, tuvo mayor capacidad de implementar con éxito sus políticas de gobierno sin el obstáculo de opositores políticos fuertes, movimientos sociales de protesta u organismos técnoburocráticos que se lo impidan.
La ausencia en Perú de poderes regionales fuertes (con significativo poder político y económico) debido fundamentalmente a la centralización Limeña, de organismos técnicos y burocráticos como el BNDES Brasileño, los cuales obligan a los diferentes representantes del poder ejecutivo a mantener una mínima línea histórica de acción política, y por último el discurso antipolítica de Fujimori, basado en medidas autoritarias y sustentado en una profunda crisis partidaria, ayudaron a que el ex presidente Peruano aumente su capacidad de gestión y gobierno; como afirma Iazzetta: “la voluntad política no basta si no logra traducirse en capacidad de gobernar, esto es, en capacidad para movilizar recursos de poder que permitan definir, implementar y sustentar las reformas económicas”5; por diferentes motivos Collor de Mello no tuvo esa capacidad y por lo tanto fue destituido.
Actores estratégicos y legitimidad política
Hasta aquí hemos prestado atención principalmente a la capacidad de gestión de ambos gobiernos, es decir a la capacidad de gobernar que tuvieron los dos ex presidentes. Ahora pasaré a analizar la gobernabilidad, entendida como la capacidad de un gobierno de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y por lo tanto obtener legitimidad y consenso por parte de los mismos.
Entre 1989 y 1995 se produjo en Perú el “colapso del sistema de partidos”, quedando los partidos tradicionales al borde de la desaparición e inmersos en una profunda crisis de representación y legitimidad, en este contexto aparece Fujimori con su discurso “antipartido” y “antipolítica”. Durante la década Fujimorista “las estructuras partidarias de los ochenta fueron reemplazadas por una concepción fuertemente pragmática de la participación política, al margen de cualquier institucionalidad y motivada sobre todo por la búsqueda de beneficios personales y grupales, generando un proceso de fragmentación y desarticulación social sin precedentes”6.
Fujimori aprovechó notablemente la crisis de los partidos políticos peruanos, presentándose como la persona que no era parte de la “raza política” responsable de la profunda crisis social y económica de su país, como el hombre que venía de otro ámbito, no del específicamente político, a resolver la precaria situación de muchos peruanos. En un primer momento la población peruana tenía incertidumbre en cuanto al éxito del programa Fujimorista, principalmente debido al poco apoyo que tenía el presidente en el congreso, pero poco a poco su popularidad fue creciendo por medio de diferentes “shocks” económicos y políticos, los principales fueron la reducción de la inflación: de 7,7% mensual en enero de 1991 pasó a alrededor de 3,9% entre octubre de ese mismo año y marzo de 1992; hubo una relación directa entre disminución de la inflación y aprobación presidencial, la cual pasó del 38,5% entre enero y septiembre de 1991 a un promedio del 60% entre octubre de 1991 y febrero de 19927. Otro “shoks” importante, pero en el ámbito de la política, fue el desarrollo de una política activa y violenta para controlar a la organización Sendero Luminoso, la cual venía desarrollando actos de violencia desde la década del ochenta y no tenía una gran aceptación por parte de la ciudadanía Peruana.
De esta forma Fujimori pudo lograr hacia principios de 1992 un fuerte apoyo social, emergiendo de la crisis como el garante de la estabilidad económica y política, como afirma Tanaka: “En suma, desde el último trimestre de 1991 Fujimori disfrutó de una amplia legitimidad ante la sociedad, y había logrado desactivar en lo básico la oposición social al camino emprendido por el gobierno. El éxito de Fujimori legitimó también su discurso antipolítica y antipartido, y afectó directamente el respaldo que tenían los partidos en el congreso”8. Esto quiere decir que al momento de realizar el autogolpe, abril de 1992, no solo gozaba de gran aceptación y legitimidad, sino que además se había encargado de continuar con el desprestigio de los partidos políticos tradicionales quienes tenían gran cantidad de representantes en el congreso y eran los únicos que podían frenar sus políticas de reforma y ajuste estructural. Al convocar a un Congreso Constituyente Democrático redefinía las relaciones de fuerza que le eran desfavorables en un primer momento, se conformó una asamblea constituyente que además tenía funciones legislativas y que fue totalmente favorable a los intereses del presidente, ya que el resultado de la convocatoria fue rotundo: Nueva Mayoría – Cambio 90 (oficialistas) sacó un 49,2% de los votos y el rival más cercano alcanzó solamente el 9,8%; de esta forma las políticas de ajuste y reforma estructural podían desarrollarse sin problemas.
En cuanto a las alianzas con los poderes estructurales de la sociedad y los actores estratégicos, Fujimori se encargó primero de desmovilizar y despolitizar al conjunto de la sociedad, a través del ataque sistemático a los partidos políticos tradicionales y a las organizaciones de protesta y movilización social, luego tuvo el apoyo de las fuerzas armadas debido a su política de violencia anti-dialoguista y de persecución para con los militantes de Sendero Luminoso, además consiguió el apoyo del sector empresario, quien se vería fuertemente favorecido con su política de privatizaciones y ajuste económico de tinte neoliberal. Si bien en un primer momento las elites empresarias, al igual que el resto de la sociedad, no sabían cual iba a ser la orientación que tomaría el gobierno de Fujimori, ya que en el ballotage le ganó ampliamente al escritor Vargas Llosa quien aparecía como el candidato proclive a realizar políticas de ajuste y apertura económica, lo que pudiera hacer el recientemente elegido presidente era una gran incógnita para toda la sociedad Peruana; el sector empresario al ver que sus acciones eran proclives a sus intereses no dudo en brindarle su apoyo. De esta forma logró conseguir el apoyo de las elites empresarias y de las fuerzas armadas, al mismo tiempo que despolitizó y desmovilizó al resto de la sociedad peruana; tanto Martín Tanaka como Ramón Pajuelo Teves coinciden en este aspecto: “La forma política de esta modernización fue el llamado fujimorismo, cuya base fue una alianza de poder entre la tecnoburocracia estatal, las elites empresarias y las fuerzas armadas, bajo la sombra ideológica del neoliberalismo"9. Tanaka coincide en que Fujimori necesitaba establecer una alianza o por lo menos una “convergencia de intereses” con los poderes estructurales por encima de los actores políticos y además debilitar al máximo las reglas y las instituciones del pacto político expresado en la constitución de 1979.
Collor de Mello también realizó una fuerte política de confrontación con el resto de los partidos políticos pero no pudo tejer las alianzas necesarias para mantenerse en el poder, cuando asumió la presidencia Brasil afrontaba hiperinflación y su primera década de crecimiento percápita negativo desde 1945, al poco tiempo Collor se mostró como un dirigente fuerte y decidido para la ejecución de sus proyectos, pudo controlar y reducir la inflación, bajar el déficit fiscal y liberalizar el comercio y la economía, se lograron metas a corto plazo y prácticamente no tuvo oposición en un primer momento.
Estos logros se evaporaron rápidamente, la inflación volvió debido fundamentalmente a la incapacidad del presidente para lograr alianzas con otros sectores representativos de la sociedad, por ejemplo acuerdos con las empresas y los sindicatos para alcanzar precios máximos o salarios conformados en torno a un debate previo. El ex presidente Brasileño tuvo una gran incapacidad para lograr acuerdos con el resto de los actores políticos y participativos de la sociedad, ya sean empresarios, sindicatos, partidos políticos, organizaciones sociales, poderes regionales, etc. No supo realizar vínculos de negociación con el resto de los sectores activos políticamente ni lograr una base de apoyo con los poderes estructurales del Brasil.
La situación brasileña era distinta a la peruana y exigía la convocatoria de los diferentes sectores de la sociedad civil y política, si bien el sistema de partidos Brasileño estaba fragmentado y era muy poco disciplinado, ya que por ejemplo había 19 partidos políticos con representantes en el congreso de los cuales ocho eran relevantes, no estabamos ante una situación de colapso del sistema de partidos y de crisis profunda de los partidos políticos tradicionales, como si sucedía en Perú. Esta fragmentación era propia de la crisis económica y política que se había heredado del fracaso del plan Cruzado, pero no se había llegado a la situación Peruana en donde corrían serios riesgos de desaparecer los partidos políticos tradicionales.
La aceptación presidencial que Collor logró en un primer momento rápidamente se evaporó cuando las mejoras económicas se diluyeron, afectando seriamente su imagen y la gobernabilidad lograda inicialmente, ya que su gobierno no supo dar respuestas, principalmente económicas, a las demandas de la ciudadanía. Finalmente el 29 de septiembre de 1992 la Cámara de Diputados de Brasil suspendió por 441 a 38 votos a Fernando Collor de Mello, en diciembre de ese mismo año el juicio político fue aprobado por el senado.
Collor de Mello nunca pudo estabilizar económicamente al país, las bonanzas iniciales se terminaron muy rápido y el no haber realizado alianzas o pactos en ese primer momento lo perjudicó. Durante su primer año de gobierno logro aceptación popular e imagen positiva pero al no poder mantener los beneficios económicos rápidamente su popularidad comenzó a descender.
Decisionismo y reforma estructural
A diferencia de Collor de Mello, el ex presidente Peruano se convirtió en el garante legítimo y simbólico de la estabilidad política y económica, redefinió autoritariamente las “reglas de juego” a su favor, pero antes se ocupó de que su gobierno lograra consenso y aceptación por parte de la sociedad Peruana en su conjunto. Con el éxito económico de los primeros años de gobierno (entendido este éxito como la superación de la crisis de fines de los ochenta) legitimó un sistema político autoritario y apartado de la institucionalidad democrática; prevaleciendo la idea de que una decisión está por encima del orden jurídico y constitucional, como así también de que no son las normas el fundamento de validez de la acción o la práctica política, sino únicamente las decisiones concentradas en una persona (presidente, gobernador, intendente). A lo largo de la historia latinoamericana la legitimidad de un proyecto político, de un programa de gobierno o de una acción concreta, se basó principalmente en el poder de decisión de un solo personaje político, esto no implica que la mayoría de las veces este personaje no haya sido elegido democráticamente a través de elecciones limpias y transparentes, pero se le delegan poderes que generalmente van más allá de la legalidad, más aun si el inicio de su gobierno se produce en medio de una crisis política, económica y social de grandes dimensiones.
Por ejemplo para Fabián Bosoer el decisionismo se define de la siguiente manera: “Tanto en su dimensión legal, política o ética, el decisionismo se define a partir de una implacable refutación de los argumentos contractualistas sostenidos por la tradición liberal. Desde diversos puntos de vista, el decisionismo podría describirse como su inversión simétrica. Puede derivar en una negación empírica de los principios del constitucionalismo y en un cuestionamiento a su concepción del orden político, fundado en el ideal de la discusión racional y la armonización entre intereses y valores conflictivos a partir de instituciones de arbitraje y principios de justicia e igualdad consagrados y protegidos por instituciones y leyes”10.
De esta forma Fujimori llevó adelante su mandato, centrando las decisiones y programas de gobierno en su persona y sustentado por una fuerte alianza con los poderes estructurales de Perú: fuerzas armadas, elites empresarias y tecnoburocracia estatal, basándose en el decisionismo como forma de acción política y en los atributos de la democracia delegativa que para O’Donnell se trata de dejar que el ganador de las elecciones presidenciales pueda gobernar el país como mejor le parezca en la medida en que las relaciones de poder existentes se lo permitan y por el periodo por el cual fue electo.
Careciendo de oposición política que pueda bloquear o retrasar sus proyectos y con la economía estabilizada, Fujimori pudo desarrollar las reformas estructurales sin mayores problemas, como por ejemplo una agresiva política de privatizaciones, la creación de un sistema privado de administradoras de fondos y pensiones, la eliminación de la banca de fomento, la creación de un sistema privado de seguridad social con las empresas prestadoras de salud, la paralización de la descentralización, y otras. Las más importante y trascendentes de este paquete de medidas fueron las privatizaciones. Además se produjo un aumento de las exportaciones pero a su vez un aumento mucho mayor de las importaciones, generando esto un déficit comercial manufacturero junto a una disminución de la participación peruana en el mercado mundial de manufacturas y en el mercado Andino, las principales empresas manufactureras se vieron seriamente afectadas y de esta forma se perjudicó la generación genuina de empleo, ya que este tipo de industrias son las que tienen la capacidad de producir mayores puestos de trabajo. Al igual que en Argentina, se desindustrializó la economía haciéndola perder competitividad y perjudicando principalmente a los sectores trabajadores. Si bien hubo crecimiento económico en algunos años de su gobierno, este se financió mediante el ingreso de capitales extranjeros, principalmente en forma de inversión extranjera directa y crédito de capitales fundamentalmente a empresas de servicios de origen transnacional.
El plan de gobierno de Collor de Mello no se diferenció demasiado del de Fujimori, cuando comenzó a desarrollarlo pretendía hacerlo, como ya lo describí, sin la participación del resto de las fuerzas políticas y sociales, pero la realidad Brasileña era diferente a la Peruana y por lo tanto se vio imposibilitado.
Principalmente sufrió fuerte oposición del congreso cuando intentó realizar una política de privatizaciones generales e irrestrictas, ya que los legisladores lo acusaron de implementar políticas de desnacionalización del capital privado y estatal; su estilo de gobierno también fue decisionista pero con características contextuales diferentes a las que tuvo que afrontar Fujimori.
Conclusión
Creo que a lo largo del trabajo quedaron claros cuales fueron los factores que provocaron resultados tan diferentes frente a situaciones previas parecidas, por un lado tenemos las relaciones federales que en Brasil son muy importantes ya que los estados tienen mucho poder político y económico y por ende mayor capacidad de presión hacia el ejecutivo nacional que los municipios peruanos; también en Brasil hay altas capacidades técnicas y burocráticas estatales, lo que le da al estado brasileño una mayor autonomía como estructura, independiente de poderes e intereses circunstanciales, mientras que en Perú estas capacidades tecnoburocráticas eran realmente débiles. Además el sistema de partidos en Perú estaba colapsado y los partidos políticos tradicionales al borde de la desaparición, esto le permitió a Fujimori, a través de un discurso “antipolítica” y “antipartido”, avanzar sobre el poder legislativo de forma inconstitucional y anti - democrática sin grandes oposiciones y con el apoyo de gran parte de la sociedad peruana. Con el análisis de estos tres elementos no caven dudas que Fujimori tuvo mayor capacidad de gobierno que Collor de Mello, es decir, tuvo mayor capacidad de implementar con éxito sus políticas de gobierno sin el obstáculo de opositores políticos fuertes, movimientos sociales de protesta u organismos tecnoburocráticos que se lo impidan.
Con respecto al análisis de las alianzas con los sectores estratégicos de la sociedad, fue Fujimori y no Collor de Mello quien realizó una alianza o convergencia de intereses con las elites empresarias (las que se verían más adelante favorecidas con sus políticas de apertura económica y liberalización financiera), las fuerzas armadas (proclives a una política agresiva frente a Sendero Luminoso) y la tecnoburocracia estatal (empleados públicos principalmente), los poderes estructurales Peruanos apoyaron a Fujimori. Si a este apoyo le sumamos la aceptación de la sociedad y la imagen positiva que fue creciendo poco a poco debido fundamentalmente a la estabilización económica que logró en su primer año de gobierno, tenemos como resultado altas probabilidades de lograr gobernabilidad, es decir, de dar respuestas a las demandas de los ciudadanos aunque sea en un primer momento, y lograr consenso político.
Collor de Mello no supo realizar alianzas o convergencia de intereses con ningún sector importante políticamente de Brasil, por lo tanto su gobernabilidad se vio seriamente afectada y no pudo terminar su mandato de gobierno.
Estos fueron los factores fundamentales que provocaron resultados diferentes frente a situaciones iniciales tan similares; aunque ambos tuvieron estilos de gobierno autoritarios y concentraron sus decisiones en sus respectivas figuras, representando partidos políticos nuevos (con escasa estructura y tradición) y comenzando sus gobiernos en medio de crisis políticas y económicas heredadas de fines de los años ochenta, los resultados en cuanto a la gestión de gobierno y la gobernabilidad lograda fueron muy diferentes.
Estoy en condiciones de afirmar que efectivamente fueron las relaciones federales y el fuerte poder de las regiones junto con las altas capacidades técnicas y burocráticas del estado Brasileño y las relaciones entre los poderes ejecutivo y legislativo, sumado a la incapacidad política de Collor para realizar alianzas o coaliciones con los poderes estratégicos de la sociedad los que impidieron la gobernabilidad y la gestión de gobierno en el Brasil durante el periodo analizado. Mientras que por el lado Peruano fueron la ausencia de organismos tecno – burocráticos importantes, la debilidad de los municipios frente al poder central y el avance del poder ejecutivo por sobre el poder legislativo y judicial, junto a la capacidad de Fujimori para realizar alianzas con los sectores estratégicos de la sociedad los que determinaron su éxito en cuanto a la gestión de gobierno y la gobernabilidad.
Al mismo tiempo queda en evidencia que fue Fujimori quien logró redefinir las reglas de juego formales e informales, principalmente por medio de la asamblea nacional constituyente realizada luego del “autogolpe”, en donde constituyó una nueva relación entre el poder ejecutivo y el legislativo que le era desfavorable en un primer momento. Las coaliciones y alianzas, principalmente con las fuerzas armadas, quienes eran las garantes del orden constitucional, le permitieron redefinir el juego político a su favor y al mismo tiempo aumentar su capacidad de gestión de gobierno y gobernabilidad.
Collor de Mello, al no realizar alianzas o coaliciones, muy necesarias para gobernar Brasil, no pudo redefinir las reglas formales e informales de la política Brasileña, lo cual era sumamente necesario para lograr capacidad de gestión y gobernabilidad, más aun teniendo en cuenta su programa político de reforma y ajuste estructural.
.........................................................................
Bibliografía
Libros
- Kenneth, Roberts: “El neoliberalismo y la transformación del populismo en América Latina. El caso peruano”. En: “Populismo y neopopulismo en América Latina: el problema de la cenicienta”. Mackinnon, María y Petrone, Mario (comps). Buenos Aires. EUDEBA, 1999.
- Bosoer, Fabián: “Maquiavelo, Schmitt, Gramsci y el "decisionismo" de los años '90: viejos y nuevos príncipes”. En “Fortuna y Virtud en al República Democrática. Ensayos sobre Maquiavelo”. Tomás Várnagy (comp). CLACSO, Argentina, 2000.
- Gimenez, Felix. “El modelo neoliberal peruano: límites, consecuencias sociales y perspectivas”. Capitulo 7. Emir Sader. CLACSO. 2001.
- Mettenheim, Kurt E.. “Presidencialismo, democracia y gobernabilidad en Brasil”. En Tipos de Presidencialismo y Coaliciones Políticas en AméricaLatina”. Jorge Lanzaro (comp). CLACSO. 2001.
- Torre Juan Carlos, “El Lanzamiento político de las reformas estructurales”. En “Las reacciones sociales a las políticas de reforma”. S/d
- Verdera, Francisco. “Causas del agravamiento de la pobreza en el Perú desde fines de la década de 1980”. En “Pobreza, desigualdad social y ciudadanía. Los límites de las políticas sociales en América Latina”. Alicia Ziccardi (comp) CLACSO, Buenos Aires. 2001.
Revistas
- Tanaka, Martín: “Gobernabilidad democrática en el Fujimorismo y la representatividad de los actores estratégicos”. S/d.
- Tanaka, Martín: “Los partidos políticos en el Fujimorismo y los retos de su reconstrucción”. S/d
- Teves, Ramón Pajuelo: “Perú: crisis política permanente y nuevas protestas sociales” Revista OSAL. Año V, n°14 (mayo – agosto 2004).
- Iazzetta, Osvaldo: “Capacidades técnicas y de gobierno en las privatizaciones de Menem y Collor de Mello”. Desarrollo Económico, vol. 37, n° 146. Argentina, 1997.
- Ducatenzeiler y Oxhorn: “Democracia, autoritarismo y el problema de la gobernabilidad en América Latina”. Desarrollo económico, vol. 34, n° 133. Argentina, 1994.
- Palermo, Vicente: “¿Cómo se gobierna Brasil? El debate Brasileño sobre instituciones políticas y gestión de gobierno”. Desarrollo económico, vol 40, n°159. Argentina, 2000.
.........................................................................
1 Torre, Juan Carlos: “El Lanzamiento político de las reformas estructurales” en “Las reacciones sociales a las políticas de reforma”. S/d
2 Ducatenzeiler y Oxhorn: “Democracia, autoritarismo y el problema de la gobernabilidad en América Latina”, Desarrollo Económico, N° 133, Volumen 34, 1994, Argentina.
3 Teves, Ramón Pajuelo: “Perú: crisis política permanente y nuevas protestas sociales”, Revista OSAL, Año V, N°14, mayo – agosto 2004, Argentina.
4 Iazzetta, Osvaldo: “Capacidades técnicas y de gobierno en las privatizaciones de Menem y Collor de Mello”, Desarrollo Económico, N° 146, Volumen 37, 1997 Argentina.
6 Teves, Op. Cit. Pag 54.
7 Tanaka, Martín: “Gobernabilidad democrática en el Fujimorismo y la representatividad de los actores estratégicos”. S/d
9 Teves, Op. Cit. Pag 54.
10 Bosoer, Fabián: Maquiavelo, Schmitt, Gramsci y el "decisionismo" de los años '90: viejos y nuevos príncipes. En “Fortuna y Virtud en al República Democrática. Ensayos sobre Maquiavelo”. Tomás Várnagy (comp), CLACSO, Argentina, 2000.
|