Revista Nº19 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"
I

RESUMEN

La historia Argentina, su historia política, social, cultural, y literaria no debe –ni puede- leerse solamente de manera ficcionada y dispersiva.  Toda historia debe dotarse de significados, preguntas y análisis que aborden desde el contexto de producción hasta las intenciones finales, mediatas e inmediatas de quienes escriben.

En ese sentido, elaborar un análisis de uno de uno de los programas políticos obligados de la historia, de la obra literaria que terminara fundando –no con muchos intelectuales más- esa Argentina inmensa, pampeana y gaucha sin incluso haberla recorrido de Ushuaia a La quiaca, de ese estudio sociopolítico, y de tantas otras atribuciones que el Facundo de Sarmiento nos permite indexarle, se torna no solo interesante, sino, más importante aún, imprescindible.

Intenta entonces, el presente ensayo entender y demostrar al Facundo como una tragedia –romántica y económica- de binaria necesidad y complementariedad entre las ya conocidas categorías de Civilización y Barbarie. Para lograr concluir eso, nos sumergiremos también por los debates internos de la época y contradicciones y problemas que, cuando Facundo Quiroga se hace presente, va generando a lo largo del texto.

 

ABSTRACT

Argentine political, social, cultural history and its literature should not -and cannot- be read just as a fiction or as a broken up text. Each history requires meanings, questions and analysis that deal with the context in which those tests were written and the final intentions of its writers.

In this way it is not only important but also unavoidable to analyze one of the political plans in argentine history, a literary work which founded -with a few more authors- that immense country, with its pampas. Sarmiento, its author, had not known the whole country from Ushuaia to La Quiaca, in the north, and however, he finally could write Facundo, a social and political study of Argentina.

Then, this essay tries to understand and show “Facundo” as a tragedy –romantic and economic-, necessary and complementary to the categories of civilization and underdevelopment. To conclude, we will study in detail the internal debates of those times and the contradictions and problems carried by the appearance of Facundo Quiroga in the text.

 

 

Facundo, la gran tragedia

                                 Diego Asproni[1]

                                                 Valeria Rodríguez[2]

 

I.

Leer el Facundo no puede ser un acto de lectura más que tomamos para dispersarnos. Se trata de un texto que debemos desentramar al menos un poco el basto universo que este libro deja al descubierto. En este sentido es que trataremos de dotar de significado esta obra intentando responder  una pregunta: ¿Qué es esto? ¿Una novela? ¿Un estudio sociopolítico? ¿Un estudio histórico? ¿Un programa político basado en sus aspiraciones presidenciales? Preguntas que por cierto, a diferencia de otros textos, el Facundo sabe responder, según quien haga la pregunta.

 Como es sabido, todo texto puede permitir distintas lecturas, sobre todo, los textos clásicos, y el Facundo es uno de ellos. Trataremos de leerlo y dotarlo de significado no solo desde hoy, sino entendiendo también su contexto de producción. En ese sentido, debemos mencionar que Sarmiento publica los artículos que luego compondrán el Facundo en un periódico chileno, durante su exilio en ese país.

Buscaremos hacer una relectura de manera crítica, interpretando lo que Sarmiento quería decir con este escrito, entendiendo los debates de la época y deshilandon ciencia  las contradicciones presentadas tanto explicita, como implícitamente en el texto.

El postulado de este trabajo, es entender al Facundo como una gran tragedia romántica, y para arribar a eso, debemos desandar los distintos debates internos que la misma narración va abriendo. Así, estructuraremos este análisis en torno a la introducción y la presentación del medio, los debates y postulados de la generación del 37’ y su propia perspectiva planteada para transformar ese desierto argentino en función de la conjunción y debates de su perspectiva sobre civilizaciónbarbarie de forma crítica, con sus contradicciones internas, y lo que nosotros creemos, su ocaso en el planteo.

Observando la composición del libro, este comienza con un epígrafe en francés, que el traduce por “a los hombres se los degüella, a las ideas, no[1], pero que en verdad quiere decir “las ideas no se matan”. Luego comienza la introducción mediante una figura retórica: la invocación, ésta, lejos de ser un llamado a los Dioses para que lo ayuden en el emprendimiento, invoca la sombra de un caudillo asesinado: “Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo![2]

Ahora bien, ¿por qué, Sarmiento, propulsor de la civilización, invoca a la barbarie para su defensa? Lo primero que podemos decir –y que luego presentaremos como la gran tragedia del Facundo-, es que lo más interesante del libro no es la dicotomía –también establecida- entre civilización y barbarie, sino las tensiones entre ellas, la contaminación y la fricción entre los términos. Así, como gran tragedia que –intentaremos- demostrar que es, plantea un postulado romántico, en el cual la fricción aparece en que el gran hombre que puede dar cuenta de la historia argentina es un caudillo bárbaro, no un héroe virtuoso, lo cual no puede hacer más que armar conflicto en el texto.

Siguiendo con el texto, en vez de posteriormente continuar con la biografía de Facundo, se ocupa de ambientar el escenario donde aparecerá el personaje, así, éste estará condicionado por el medio en el cual nace y se desenvuelve. Es aquí, donde Sarmiento, quien ha vivido toda su vida en San Juan, plantea que La Pampa, un lugar que nunca había visto, es la Argentina, o, dando vuelta la oración, que la Argentina es igual a la pampa. Así, a partir de este texto clásico, La Pampa ha sido una construcción geográfica de sentido: los gauchos, la pulpería, esa inmensa llanura…, asemejándola con toda la Argentina, no solo para nosotros, sino para el resto del mundo, ejemplo de eso, es la ya famosa inversión cultural que realiza Borges en La Poesía Gauchesca, donde habla del mar como La Pampa de los ingleses, haciendo alusión a la inmensa llanura. Entonces, Argentina y La Pampa son eso, una enorme llanura, en ella, ni el horizonte se divisa, es un vacío. No obstante, encuentra en ella lo sublime, aquello que se admira y aterroriza al mismo tiempo, donde el sujeto es nada, y de allí emana la barbarie. Vemos aquí una tensión que anteriormente mencionábamos: es lo sublime y lo bárbaro.  Tal vez sea uno de esos momentos de aquellas obras brillantemente escritas en las cuales el relato toma vida por sí misma, arrastrando al autor a decir cosas que no busca decir, llegando al punto tal que en un libro escrito a favor de la civilización, el personaje interesante sea un bárbaro.

Observamos entonces, como La Pampa, con la finalidad por la cual esta utilizada, contiene una connotación negativa, ya que la barbarie, emana de La Pampa: basta con analizar el título del libro de Halperin Donghi, “Una nación para el desierto argentino”. No quiere decir que Argentina sea un desierto, sino que Sarmiento, y la generación del 37´, veían en ella un desierto. Dicha generación buscaba construir en Argentina una nación moderna, incorporada al mercado capitalista mundial, con rasgos culturales predominantes en ciertos modelos como Francia e Inglaterra, buscando un modelo constitucional como ser el de Norteamérica. Ese es el objetivo del Facundo, y su limitación, la sublime Pampa, totalizada en Argentina.

Ahora bien, no es esta toda la realidad, basta con abrir los ojos para ver que hay ciudades en Argentina. Sabemos que para Sarmiento no todas las ciudades son civilizadas, y que no todo lo campesino o gaucho es bárbaro. Sarmiento no es solo aquel que diría ante el levantamiento del Chacho Peñaloza que no ahorre en sangre de gaucho, buscando un buen abono para la tierra; es también aquel que buscaba al gaucho civilizado. Pero tal vez no sea lo real lo que importe, sino lo que él dice que es real.

 

II.

Caracterizar a La Pampa como un desierto sin un rasgo de progreso, lleno de gauchos en un claro sentido peyorativo no es más que una construcción, la realidad que Sarmiento quiere contarnos y contarles a sus pares en la época.

Ante todo libro debemos preguntarnos para quién escribe quien escribe. Ante ese interrogante, podemos responder por las marcas y guiños que encontramos en el libro, que Sarmiento escribe para sus pares. No es un texto escrito para la gente, primero, porque la mayoría de la población era analfabeta, eran pocos los que sabían leer y escribir. En segunda instancia, por cómo está escrito, deja ver que es un discurso entre y para la elite, y a veces, los textos están escritos para personas muy concretas. Visto esto, no podemos no mencionar los debates que giraban dentro de la generación del 37´, sus estrategias, proyectos y discusiones y las posiciones sarmientinas.

Así, podemos comenzar diciendo que la generación del 37´, considerado el primer movimiento intelectual argentino en busca de una identidad nacional, se caracterizaba por tener un doble frente de combate: por un lado, el despotismo rosista, por el otro, la ilustración de Rivadavia. Este último, defensor de la idea que una costumbre se puede cambiar con una ley escrita, que esta puede crear usos y costumbres y romper con el tradicionalismo: había que importar una constitución moderna, y esta, iba a funcionar. Entonces, desde el Estado, una elite con valores modernos podía implantar ese nuevo modelo. Del otro lado, la crítica que a este postulado le realizaban era que compartían con ellos los fines en tanto civilización y modernidad, pero los medios eran otros, ya que pensaban que las costumbres no se podían cambiar en base a decretos, ya que las costumbres radican en el seno de la sociedad. En el medio ni mirando solo a las costumbres como Rosas, ni pensando en un cambio impuesto desde arriba: Sarmiento, articulando las tradiciones con el avance y el progreso civilizatorio.

Ahora bien, debemos aquí introducir las críticas que Alberdi, quien formaba parte de la generación del 37´ y del Salón Literario creado en Buenos Aires, le realizaría a Sarmiento y al Facundo. En ese sentido, son varias las críticas que Juan Bautista Alberdi le realiza.

 Para empezar y en forma de crítica literaria, Alberdi le critica a Sarmiento, que El Facundo, a pesar de estar dividido en capítulos, no tiene una lógica ni una unidad. Y que a pesar de ser la vida de un político, la de Facundo Quiroga, el Facundo está lejos de ser un libro de índole política.

Lo que Alberdi postula a lo largo de esta obra, es que el Facundo “Es el manual del caudillo y del caudillaje, en que el autor desenvuelve y consagra la teoría del crimen político y social como medio de gobierno[3]. Por un lado, Alberdi se manifiesta en contra de la moral del libro, ya que relata la vida de robos y delitos del caudillo Quiroga a quien no considera un ejemplo a seguir, ni una manifestación de la vida Argentina como lo expresa Sarmiento. Y por otro lado, rechaza al Facundo por ocultar la verdadera causa del caudillaje argentino, que vendría a ser la riqueza pública concentrada en Buenos Aires. Sarmiento deja a un lado el factor económico y no lo incluye como factor determinante en el desarrollo de la historia. Lo que Alberdi le está criticando a  Sarmiento es el hecho de que no pudo comprender la importancia que tienen los factores económicos dentro de los procesos históricos.

Sumado a esto, Alberdi culpa a Sarmiento, de una vez llegado al poder, hacer lo mismo que hicieron los caudillos a los cuales él critica y los denomina barbarie, y de restaurar él mismo la federación de Rosas que tanto critica.

 

III.

El Facundo es también un programa político, un libro contra Rosas, personaje hibrido que mezcla razón con pasión, y es también, una pregunta: ¿Qué impidió que Argentina desarrolle su destino de grandeza? ¿Por qué una revolución libertaria desembocó en la barbarie y el despotismo rosista? Debemos entonces, adentrarnos desde una visión crítica en la civilización que Sarmiento busca como destino inevitable de grandeza, y en esa barbarie que describe a través de Facundo Quiroga.

Debemos retomar acá lo ya mencionado en el primer apartado: Argentina no es solo La Pampa, no es solo esa inmensa llanura, y esto Sarmiento lo sabe, pero como dijimos, lo importante es la realidad que quiere construir. Entonces, en Argentina hay civilización. Córdoba no lo es, pero Buenos Aires sí. Córdoba –según la crítica que Sarmiento realiza- posee muchos iglesias y conventos, símbolos del tradicionalismo, del atraso español. En Buenos Aires hay sociabilidad, hay progreso, hay civilización.

Ahora bien, ¿de qué se trata la civilización por la cual Sarmiento milita? ¿Cuál es su programa político, su proyecto de país? En ese sentido, Su nuevo gobierno, El “Nuevo Gobierno fomentará los ríos e irán a extraer las riquezas (…), organizará la educación pública en toda la República, con rentas adecuadas y con un Ministerio especial, como en Europa, como en Chile, Bolivia y todos los países civilizados (…), extenderá por toda la Republica el beneficio de la prensa (…), se rodeará de todos los grandes hombres que posee la Republica, y que hoy andan desparramados por toda la tierra (…), hará de la Justicia, de las formas recibidas en los pueblos civilizados, el medio de corregir los delitos públicos, y trabajara por estimular las pasiones nobles y virtuosas que ha puesto Dios en el corazón del hombre”.[4]

Visto su programa político, es interesante aquí resaltar las críticas que distintos autores realizan sobre la manera en que Sarmiento utiliza los conceptos de Civilización y Barbarie, ya que éstos aparecen como estructuras diferentes y sin embargo, también se conciben como elementos entrelazados y mezclados entre sí. Como bien nos explica Oscar Terán, “(…) que aquello que caracteriza a la Argentina vista por Sarmiento, es precisamente el encuentro, la interpenetración, la fricción entre ellas y no la existencia autónoma de la una sin la otra[5]. Esta fricción es la misma que se da entre modernidad y atraso o entre desarrollo y subdesarrollo. Debate que seguirá hasta nuestros días.

Para Alberdi tanto el pueblo de Buenos Aires como el pueblo de las demás provincias, representan a la civilización. Mientras que son solamente los “indios pampas”, quienes representan a la barbarie. Para este autor, es erróneo considerar como barbarie a los gauchos y campesinos argentinos que hablan español, en lugar de considerar  sólo como tal, a los “indios Salvajes; en sus palabras, Decir que Buenos Aires representa la civilización y las provincias argentinas la barbarie, es una extravagancia (…)”[6]

Alberdi postula claramente la concepción errónea que tiene Sarmiento sobre esta dialéctica. Él afirma que lo que Sarmiento denomina como barbarie tanto en Facundo como en la figura de Rosas, es lo que más tarde se va a denominar como  civilización. Es decir, Sarmiento denomina barbarie a lo gaucho, al campo, a lo rural. En contraposición a lo civilizado que lo relaciona con el frac y la silla inglesa, sin notar que es ese gaucho, lo que representa a la civilización europea. Esto se debe a que “La civilización del país consiste en la riqueza rural que el país produce, y con la cual compra y paga la riqueza manufacturada que la Europa le vende para llevar la vida civilizada y europea (…)”[7]. Y esto es así, porque son justamente en las campañas, en donde se producen las materias primas que se exportan a Europa. Lo que significa que estas campañas son el punto de contacto con Europa.

 

José Pablo Feinmann bien nos introduce en el tema, cuando postula que “Alberdi habrá de transformar la antinomia Sarmientina. La civilización no está en las ciudades sino en las campañas (…) La civilización es entontes lo económicamente valioso (…)”[8]. Esto significa que es el gaucho quien represente la posibilidad de progreso, en el sentido que lo considera Sarmiento.  

 

Otro punto que es importante resaltar la concepción de Alberdi es la idea de progreso, que también viene hacer la concepción del propio Sarmiento ya que como mencionamos antes, ambos pertenecieron a la Generación del 37. Concebían al progreso en el sentido que todo lo que existe tiende a transformarse y a mejorarse.  Por esto, el caudillaje como tal y como fuerza social no desaparece sino que se transforma en uno de ciudad o lo que se denomina “caudillaje letrado”, que no es otra cosa que el ocultamiento de lo bárbaro bajo el manto de lo civilizado y el progreso. Por lo tanto lo que aquí realiza Alberdi, es un doble juego con los conceptos en cuestión, ya que si al caudillaje de las campañas le sigue el caudillo de las ciudades, éste último no vendría a ser otra cosa que un bárbaro civilizado. “(…) formando un solo todo: una civilización bárbara, una barbarie civilizada[9].

 

Por otra parte, pero en este mismo sentido, José Pablo Feinmann, en “Filosofía y Nación”, se propone realizar un análisis diferente de la obra de Sarmiento. Debido a la falta de un análisis totalizador que logre comprender realmente al Facundo, su intención es relacionar los elementos teóricos, estéticos y políticos de la obra, y de esa manera comprender su verdadera significatividad. 

Feinmann ve en Facundo la afirmación de que el gaucho, es un producto directo de su medio, es decir de la naturaleza, pero ésta no es una naturaleza considerada como verdadera. Por lo tanto el gaucho vive en una “sociedad desasociada”. “A esta sociedad desasociada, no verdadera, ficticia, opone Sarmiento una sociedad asociada, verdadera y real. Si le primera se encontraba en las campañas, el lugar de la segunda estará en las ciudades[10]. Aquí vemos como la antinomia Civilización/Barbarie vuelve a tomar relevancia a la hora de realizar un análisis sobre la obra en cuestión. Lo “natural” viene a ser la bárbaro, por eso es que para que una sociedad pueda civilizarse es necesario alejarse de lo natural y acercase a lo racional. Para Sarmiento el mundo de la barbarie es lo irracional, mientras que  todo lo relacionado al uso de la razón, tiene que ver con la civilización. 

 

 Esta antinomia civilización y barbarie, como bien nos explica José Pablo Feinmann, está compuesta por dos entidades que se niegan mutuamente. Es decir, cada una de ellas es la negación de la otra. Y por ende, o triunfa la civilización o triunfa la barbarie. Esta irresolución de la antinomia es lo que le hace postular a Feinmann, que Sarmiento concibe a la historia como conflicto. ¿Y qué pasa cuando triunfa la civilización? Se pregunta Feinmann. Es en ese momento cuando la civilización conservadora, opuesta al cambio y al progreso pasa a representar a la barbarie.

 

Facundo elabora así una filosofía de la cultura europea. Porque la disyuntiva de ser o no ser salvaje se reduce a la de ser o no ser europeo. Son los grandes principios del viejo mundo los que tienen la misión de rescatar a las zonas marginadas del planteo. La realización de la cultura europea es la realización de la Humanidad[11]. Y es debido a esta concepción de Sarmiento, que Feinmann lo proclama propulsor del expansionismo colonial europeo y lo crítica debido a esto.

 

Sin embargo, y a pesar de todas las críticas realizadas por Sarmiento al gaucho y a lo americano, y la proclamación en  favor de una “europeización” del país, Feinmann ve  en Facundo cómo se logra resaltar y destacar todas esas características de la barbarie, mostrando e inmortalizando un momento de resistencia gaucha contra las políticas de Buenos Aires.

 

Por último, no podemos dejar de utilizar la lupa de Jauretche quien trabaja las zonceras argentinas que “consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia –y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación de buen sentido[12]. Su objetivo entonces, es sacar a la luz “saberes” adquiridos por todos, que no necesariamente tienen alguna cuota de verdad, sino que nos fueron impuestos con algún objetivo en particular, como dice Martinez Estrada, “es en función de Facundo y, más concretamente, de Rosas, cómo hemos de poder establecer los invariantes históricos que hallamos en Civilización y Barbarie sobreviviendo hasta nuestros días, recogidos al haz de doscientos cincuenta años, (…)”[13]

En primer lugar, Jauretche destaca en Sarmiento el carácter novelístico de sus ideas, ya que éstas, lejos de provenir de un estudio y de un análisis, lo hacen desde su propia imaginación. Entre algunas de las zonceras que expone, alude inevitablemente al escritor del Facundo, y lo hace responsable de la existencia de algunas de ellas.

 

Para Jauretche la zoncera número uno es la relación Civilización/Barbarie, de la cual Sarmiento es el propulsor. En primer lugar, Jauretche  la considera zoncera debido a que es una construcción puramente conceptual y antihistórica, sin veracidad práctica. Además, el autor postula que si la barbarie es lo americano y la civilización es lo europeo, lo que se realiza entonces es una negación de América para reafirmar a Europa. Y esto significa que para progresar hay que eliminar lo propio de la naturaleza y reemplazarlo por otra cosa ,lo europeo. “(…) todo hecho propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió es desnacionalizar (...)”[14]

 

Lo que Jauretche plantea, es que si la oligarquía argentina creyó en esta “zoncera” fue porque coincidió con su proyecto económico liberal, pero que sin embargo, el problema se presenta una vez que las condiciones cambian y se destruyen las beses de intercambio primarias. “Aquí aparece desnuda, desprovista de toda connotación pragmática, la zoncera civilización barbarie (…)”[15]

 

La zoncera número dos y de la cual Sarmiento también es el propulsor, ubicado en el primer capítulo del Facundo, es la siguiente: “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”. Argentina ha sido el único país que consideró al achicamiento, la reducción del territorio, como oportuno para el progreso. La explicación, según lo plantea Jauretche, hay que encontrarla también en el dilema civilización/barbarie.

 

 Reducir el espacio era la manera de europeizarse, de eliminar los obstáculos de los habitantes de las provincias y por ende, lograr lo pretendido, lograr la civilización. Esta es la explicación de por qué esta zoncera se ha tomado como verdadera, ya que iba de la mano con el proyecto de país. Como agregado, existieron zonceras complementarias que apoyaron enormemente a esta creencia del achicamiento y que Jauretche las va a mencionar en lo que sigue de obra. “Lo que le conviene a Buenos Aires es replegarse sobre sí misma”, es una de ellas.

 

IV

 

Como vimos, los debates en torno a la figura de Sarmiento y a Facundo Quiroga, son diversos, de gran complejidad y se extienden hasta nuestros días. De por sí es difícil caracterizar el Facundo en significado, debido a la cantidad de temas que abarca, la mezcla de datos históricos, no siempre ciertos, sumado a  la incorporación de ideas y de la imaginación del propio autor.

 

Más allá de las críticas e interpretaciones que hemos desglozado en el recorrido de este análisis, queremos quedarnos con los debates, fricciones y peleas que los conceptos de civilización y barbarie generan a lo largo del texto, en función de demostrar que el Facundo es una gran tragedia romántica. ¿Por qué podemos inferir eso? Son polos opuestos en busca de atracción, o dos caras de una misma moneda, según la metáfora que utilizemos.

 

Hemos desarrollado la invocación inical del libro, el medio en el cual se desarrolla, el interés del autor, los debates trazados y distintas interpretaciones sobre su fin y significado, en ese sentido podemos decir que El Facundo es todo lo que nos preguntamos: una novela, un estudio sociopolítico, un análisis histórico, un programa político. Sin embargo, hay algo en todas las facetas de lo que es este libro que no se puede escapar: la completa necesariedad de esa antinomia civilizatoria para lograr convencer a sus pares lectores los beneficios de su Nuevo Gobierno, como un autor que hemos citado menciona.. Sin embargo, hay algo que Sarmiento desdibuja en la oscuridad y mareos de su escritura, esto es, que aquel gobierno que busca constituir, que aquella forma de sociedad que quiere generar, en fin, que esa civilización que busca crear, tiene como necesidad de sustento esa barbarie que denosta y de la cual quiere liberar al Río de la Plata. No solo por una cuestión literaria, no solo por una cuestión psicológica, también por una cuestión objetiva, económica y social.

 

Por la organización social y económica que posee la Argentina, ese Nuevo Gobierno y forma civilizatoria se apoya sobre la base de esa barbarie en términos sociales y económicos, marginada, podría ser tal vez, lo que toda organización social capitalista, al margen de distintos subterfugios de por medio, genera. En otras palabras, sin barbarie no hay civilización; sin barbarie no hay forma de sustento económico ni social de esa iluminada civilización. En el mejor de los casos, logrando llevar adelante su proyecto, un círculo vicioso de esa antinomia previamente mencionada, sería la conclusión. Esa, es la gran tragedia no de Facundo, sino de Sarmiento.

 

 

Notas



[1] Licenciado en  Ciencia Política (UBA)

[2] Licenciada en Ciencia Política (UBA)



[1] Sarmiento, Domingo, F. Facundo, o Civilización y Barbarie, Centro Editor de Cultura, Buenos Aires, 1967. Pág. 6

[2] Ibídem. Pág. 7: 1967

[3] Alberdi, Juan bautista. Facundo y su Biógrafo.  Pág. 228

[4] Ibídem. Págs. 249 y 250: 1967

[5] Terán, Oscar. Para leer el Facundo. Civilización y Barbarie: Cultura de Fricción. Editorial Capital Intelectual. Buenos Aires, 2007 Pág. 35

[6]  Ibídem. Alberdi, Pág. 275

[7] Ibídem. Alberdi,  Pág. 238

[8] Feinmann, José Pablo. Filosofía y Nación. Quinto Estudio. Racionalidad e irracionalidad en “Facundo”. 1982. Pág. 176

[9] Ibídem. Alberdi, Pág. 250

[10] Ibídem. Pág.136: 1982

[11] Ibídem. Pág. 147: 1982

[12] Jauretche, Arturo. Manual de Zonceras Argentina. Versión online en: http://www.slideshare.net/alfredovillafane/manual-de-zonceras-argentina-jauretche-arturo

[13] Martinez Estrada, Ezequiel. Sarmiento. Meditaciones Sarmientinas. Las Invariantes históricos en el Facundo. Editorial Beatriz Vitero. Pág. 208

[14] Ibídem. Jauretche, Pág. 9

[15] Ibídem. Jauretche, Pág. 10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

 

·         Alberdi, Juan bautista. Facundo y su Biógrafo. (S/L, S/F)

·         Feinmann, José Pablo. Filosofía y Nación. Edición 1982.(S/L)

·         Jauretche, Arturo. Manual de Zonceras Argentinas. Versión online en: http://www.slideshare.net/alfredovillafane/manual-de-zonceras-argentina-jauretche-arturo.

·         Martinez Estrada, Ezequiel. Sarmiento. Meditaciones Sarmientinas. Las Invariantes históricos en el Facundo. Editorial Beatriz Vitero (S/L, S/F)

·         Sarmiento, Domingo, F. Facundo o Civilización y Barbarie, Centro Editor de Cultura, Buenos Aires, 1967

·         Terán, Oscar. Para leer el Facundo. Civilización y Barbarie: Cultura de Fricción. Editorial Capital Intelectual. Buenos Aires, 2007 (S/L)

·         Weinberg, Feliz. El Salón Literario de 1837 (S/L, S/F)