Resumen
En el presente trabajo se describen los
hechos histórico-políticos, que sucedieron en la Argentina desde la
privatización de YPF, hecha por el ex presidente Menem, hasta la expropiación y
nacionalización del gobierno actual. En el mismo se podrá observar ciertos
cambios ideológicos en el Poder Ejecutivo argentino.
Abstract
This work will describe historical and
political facts that took place in Argentina since YPF privatization completed
by the ex-president Carlos Menem, until present expropriation and
nationalization. We will observe some ideological changes within argentine
executive administration.
¨La Privatización de YPF durante la década Menemista
en comparación con la Reestatización de YPF en el Gobierno de Cristina
Fernández¨.
Por: Ana
Laura Pinto
Introducción
Justificación: Con la llegada de Carlos
Menen al poder en 1989, se comienzan a implementar políticas económicas de
corte neoliberal, las cuales desencadenan una serie de resultados que no se habían
visto en la historia de nuestro país, y uno de ellas son las privatizaciones de
las empresas estatales, las cuales pasan a estar en poder de capitales
foráneos. Por lo tanto el presente trabajo, tiene vital relevancia para
analizar los cambios efectuados en política económica a partir de los ascensos
de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner al poder.
Objetivos: El objetivo de esta
monografía es hacer un análisis histórico que dé cuenta de el proyecto
económico de carácter neoliberal que llevo a cabo Carlos Menen, encausado en la
privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF); dando un lineamiento
de cómo la empresa dejó de estar a cargo del Estado argentino. Y luego,
contrastarlo con el proyecto de reestatización de YPF que llevo adelante el
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner recientemente; para demostrar como
de una década a otra las administraciones que gobernaron a la República Argentina fueron cambiando el rumbo de sus economías.
Planteo del problema y problema:
El 15 de mayo de 1989 llega a la presidencia de la Nación el candidato peronista, Carlos Saúl Menen, con la obtención del 47% de los votos del electorado
y obteniendo con acuerdos con fuerzas políticas liberales y provinciales, una
mayoría en ambas Cámaras del Congreso Nacional. Con la década menemista,
podemos afirmar que se terminan de implantar definitivamente las políticas de
corte neoliberal en nuestro país, que habían llegado de la mano de la última
dictadura militar en el ´76 y se inauguraron con su plan económico, a cargo del
ministro de economía Martínez de Hoz; y se encrudecen con el gobierno
constitucional de Menen, el cual implemento estas políticas bajo un “paquete”
de medidas de ajuste encaminadas a reducir el déficit fiscal con que arrastraba
el gobierno, y dentro de estas se dieron a conocer las privatizaciones, que se
llevaron a cabo gracias al fuerte liderazgo y amplia capacidad de negociación
con que conto Menem.
Siendo así, las empresas que habían estado hasta el
momento en manos del Estado Nacional, pasaron a estar tuteladas por capitales
foráneos y el Estado fue perdiendo rotundamente el control sobre las mismas.
Después de la conocida década menemista, y con la
posterior crisis de índole tanto política, social y económica que afrontó
Argentina en el 2001; los gobiernos peronistas de extracción kirchnerista, van
a darle un giro a la política económica, la cual ya no será de carácter neoliberal,
sino que va a tener un tinte nacional y proteccionista; y con ella, se empiezan
a recuperar las empresas privatizadas; que se concretarán con la presidencia de
Cristina Fernández de Kirchner.
Hipótesis:
“Las políticas económicas de corte neoliberal
implementadas durante el menemato que llevaron a la privatización de grandes
empresas nacionales, como lo fue en este caso YPF, con el objetivo de recuperar
la economía y reducir el déficit fiscal del país, mostrarían por el contrario
un inestable equilibrio económico. Llevarían a los gobiernos Kirchneristas del
2003 en adelante, a que cambien el rumbo de la economía, dejando de lado al neoliberalismo
y opten por políticas de Estado de carácter nacional y proteccionista, con la
recuperación de empresas y servicios públicos”.
Marco Teórico:
El marco teórico general de las Privatizaciones
Menemistas, haciendo énfasis en la privatización de YPF, será tratado en base a
los textos de Carlos H. Acuña (Política y economía en la Argentina de los noventa), Pablo Gerchunoff y Torre (la política de liberación económica en
la administración de Menem); para poder explicar y definir el contexto
histórico que llevo al gobierno de Menen a aplicar políticas neoliberales y con
ello las privatizaciones.
Para poder describir y mostrar las nuevas medidas
proteccionistas nacionales implementadas por el Gobierno de Cristina Fernández,
se utilizaran recortes periodísticos de los medios nacionales, ya que la
reestatización de YPF es una medida actual; y también el trabajo del Dr.
Santiago Leiras “De Carlos Menen a Néstor Kirchner”, para mostrar los cambios
en las políticas y medidas económicas de los Gobiernos.
Neoliberalismo, una nueva
dimensión económica y social.
“(…) teoría minimalistas
del Estado, reconocidas bajo la etiqueta común de ´neoliberales´. Aunque en
este paradigma confluyen aportes diferentes, las contribuciones comparten tres
ideas centrales que configuran el sentido común de la primera ola de propuestas
para definir el rol del Estado en el contexto de la liberación económica. A
saber: la intervención estatal en la economía no solo es ineficiente sino
también injusta; todas las alternativas al libre mercado (…) son
intrínsecamente equivocas; la esfera de acción legítima del Estado debe
restringirse al cumplimiento de un conjunto discreto de funciones básicas tales
como garantizar la ley y el orden, proteger la propiedad privada, promocionar
infraestructura básica y bienes públicos, que el mercado no esta en condiciones
de proveer”.
“El neoliberalismo no es
una corriente de pensamiento unívoca, sino una visión que cobija distintos (y a
veces contradictorios) postulados teóricos que, pese a todo, comparten una
serie de rasgos distintivos: una percepción negativa de la igualdad
socioeconómica; una perspectiva instrumental de la democracia y la idea de que
las economías contemporáneas no pueden basarse más en el laissez faire (…)”.
“El Estado en la Argentina cumplió un rol significativo. No sólo como Estado, que tenía grandes empresas
importantes bajo su poder, que era propietario de YPF, SOMISA, FFCC, teléfonos,
correos, etc., sino que me estoy refiriendo a una visión todavía más amplia: al
Estado como organizador de la vida social. A ese Estado que tenía como
interlocutores a grandes organizaciones, los sindicatos, la FFAA, la Iglesia. Un Estado fuerte, que tiene fuerte incidencia en la vida social, en que las
organizaciones intermedias se vinculan para discutir espacios de poder dentro
del mismo Estado. Esa relación particular que teníamos con el Estado en la Argentina, esa discusión sobre su rol, que también era el discurso predominante de los
partidos políticos - por lo menos de los más populares en la Argentina - todo ese modelo, esa visión que teníamos sobre el Estado, se derrumbó”.
Neoliberalismo, ahora en la Argentina.
Entre finales de la década del ´80 y principios de la
del ´90, se origina un cambio en el paradigma que sostenía las relaciones
económicas y políticas en la época, que también daban lugar a las sociales y
culturales; se comienza a ver una ruptura en las relaciones entabladas hasta
entonces entre el Estado mismo y la sociedad. En la Argentina, comienzan a profundizarse los procesos que desarticularan al Estado, forjados por
las políticas que emergen del nuevo paradigma: el neoliberalismo; que
reafirmara la ausencia de proyectos populares transformadores de la sociedad. Y
no solamente será consecuente en ella sino también en todos los ámbitos de la
economía y llevara a la fragmentación de los actores sociales.
Siendo así, el 15 de mayo
de 1989 llega al poder el candidato Justicialista, Carlos Saúl Menem con la
mayoría en el Colegio Electoral, debido al apoyo del 47% del electorado.
La consolidación de Menem
en el poder, no solo implicó la vuelta del Peronismo a la escena política, sino
que con él las políticas económicas de corte neoliberal se terminarían de
concretar dentro del Estado argentino.
Este modelo económico,
llega al país de la mano de la última dictadura en 1976, con el por entonces
Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, quien llevo a cabo la
apertura económica e hizo que las empresas que eran posesión del Estado,
pasaran a estar bajo el poder de capitales foráneos.
En 1989 comienza así lo que se daría a conocer como el
“Menemato”. Menem, quien había llevado adelante una campaña poco contundente y
hasta podría decirse, vacía de contenido, debido a sus propuestas pocos claras,
aún así, logró captar la atención de gran parte de la ciudadanía.
Una vez en el poder, pese a ser candidato del partido
Justicialista, va a comenzar a mostrar su costado liberal; cuando nombra como
su primer Ministro de Economía a Miguel Roig, quien era representante de uno de
los grupos oligopólicos multinacionales de origen argentino. De este modo, ya
hay certezas de cuales serán las medidas políticas, sociales y económicas que
llevara a acabo el nuevo Gobierno.
Igualmente si se analizan
las medidas asumidas, se observa que si bien hubo un plan claramente trazado,
ello no implicaba que fuera coherente y no careciera de sentido.
Estas políticas de carácter neoliberal que se
desarrollaron durante el Menemato, las podemos encausar dentro del conocido
Consenso de Washington, llevado a cabo a comienzos de 1989, el cual expresaba
diez puntos con las necesidades y opciones del mundo del siglo XXI: disciplina
fiscal, prioridad del gasto público en educación y salud, reforma tributaria,
tasas de interés positivas determinadas por el mercado, tipos de cambio
competitivos, políticas comerciales liberales, mayor apertura de la inversión
extranjera, privatización de empresas públicas, desregulación y protección de
la propiedad privada. El mismo, también dispuso que se concediera ayuda
financiera a aquellos países endeudados que adoptaran las políticas sugeridas
por dicho Consenso.
De este modo, Menem no hizo más que poner en
funcionamiento aquello que predicaban académicos, economistas y funcionarios
estadounidenses, el Banco Mundial y el mismo Fondo Monetario Internacional
(FMI); abandonando rápidamente sus promesas de “Salariazo” y “Revolución
Productiva”.
Luego del Ministro Roig,
nombro como sucesor a Néstor Rapanelli, quien también era alto ejecutivo de
Bunge y Born; estableciéndose así el llamado Plan Bunge y Born, el cual
estableció el control de precios, el cierre a las importaciones y también de
sindicatos.
Privatizar lo nuestro.
Siguiendo este modelo de políticas, el 17 de agosto de
1989 se sancionó la Ley 23.696, comúnmente conocida bajo el nombre de Ley de
Reforma del Estado; ésta autorizaba al presidente a proceder con la
política de privatización de gran número de empresas estatales.
Esta iniciativa fue
impulsada mayormente por los sectores de centro-derecha, principalmente por la Unión de Centro Democrático (UCD), que apoyaron su aplicación por parte del gobierno
Menemista. Incluso, uno de sus más fervorosos miembros, Álvaro Alsogaray,
califico a dichas medidas como un modo de achicar al Estado para agrandar la
Nación.
El gobierno de Menem,
justifico las medidas de privatización de empresas estatales bajo distintos
objetivos; obtener los recursos que se necesitaban para poder paliar el déficit
fiscal y así equilibrar el presupuesto del Estado, la eficiencia que se
lograría para con los servicios públicos, solicitando a los futuros inversores
una mejor prestación que la que anteriormente ofrecía el mismo Estado. También
se solicitaba el compromiso de importantes inversiones por parte de dichos
inversores, lo que luego se puedo observar en la mayoría de las privatizaciones
que se hicieron con los servicios públicos.
El proceso de
privatizaciones se llevo adelante de la mano del Ministro de Obras y Servicios
Públicos de la Nación, el abogado José Roberto Dromi, y al final de la década
Menemista, prácticamente no quedo ninguna empresa bajo el control del Estado.
Fueron privatizadas Aerolíneas Argentinas a manos españolas, EnTel (la empresa
argentina de Telecomunicaciones) cuya privatización la lidero Maria Julia Alsogaray,
Gas del Estado, la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, Obras sanitarias (dedicada
a la prestación del servicio público de agua, cloacas y desagües), treinta y
seis aeropuertos, entre ellos Ezeiza y Aeroparque, el Correo, Agua y Energía
Eléctrica (AyE o AyEE) encargada de la producción, comercialización y
distribución de energía eléctrica, la seguridad social y servicios sociales que
quedaron bajo el control de las AFJP, el Mercado de Liniers en 1992, medios de
comunicación (con la reforma de la Ley de Radiodifusión que permitía que grupos
económicos de gran cuantía accedieran al control de las señales de la Televisión Abierta) como lo fueron LS 84 Canal 11 y LS 85 Canal 13, otorgados a Telefe y Arte
Radio Televisivo Argentino al Grupo Clarín, estos fueron los primeros en
licitarse el 22 de diciembre de 1989; a los que le sucedieron LR 3 Radio
Belgrano y LR 5 Radio Exelcior, en febrero de 1991 y Ferrocarriles Argentinos
también en 1991, dividiéndose los servicios de la misma en distintas
concesiones.
Cabe mencionar en este
contexto de “despojo” si se quiere del Estado de todas sus empresas, que estas
mismas empresas privatizadas gozaron de un virtual monopolio, debido a que las
mismas se distribuyeron territorialmente la provisión de servicios; éstas de
alguna manera, tuvieron a sus usuarios como rehenes, ya que fijaron altas
tarifas con total libertad redujeron los servicios a los territorios que les
proporcionaban ganancias más altas.
En este marco se
desarrolla el Plan de Convertibilidad de la moneda, impulsado por el nuevo
Ministro de Economía, Domingo Cavallo, el cual apunto once pasos a seguir,
entre ellos “(…)la aceleración de las privatizaciones como su efecto de
reducción del déficit fiscal para permitir al Estado desprenderse de algunas
empresas deficitarias, obtener un importante ingreso de divisas por las ventas
(…) y reducir la deuda externa por los bonos de deuda utilizados para pagar
parte de las empresas privatizadas (…).”
Yacimientos Petrolíferos Fiscales
¿Argentinos?
Dentro del conjunto de empresas privatizadas por el
gobierno de Menem, se encuentra el caso de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF)
YPF nace el 3 de junio de 1922 durante el gobierno de
Hipólito Irigoyen, creada por el Estado Nacional por decreto de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Su primer director fue Enrique
Mosconi, que fue quien impulso la creación de la primera petrolera integrada de
América.
Fue el principal activo
estratégico y económicamente viable del Estado argentino entre 1922 y 1992,
expandiendo la oferta y la producción de energía desde combustibles derivados
del crudo, gas natural y electricidad, como así también, diversificando el
suministro eléctrico sobre la base de gas natural que distribuía el Estado
sumado a la hidroelectricidad, y logrando una configuración de la estructura
socioeconómica del país, apoyada en la industrialización para sustituir
importaciones de productos de consumo masivo, además de favorecer a industrias
claves como la del acero, la petroquímica, la automotriz, la aeronáutica y la
naval.
“(…) el modelo económico
de la Dictadura Militar (1976-1983) basado en las rentas agropecuaria y
financiera, la desindustrialización, el estancamiento científico-técnico, la
desregulación de los mercados, el ajuste estructural y el endeudamiento
externo, dejaron las bases y cimientos para su completa enajenación posterior
(…)”.
Esa enajenación como se
observo anteriormente, se produjo durante el Menemato, y se dio a conocer en
dos etapas, la primera en 1993 y la segunda en 1999; desnacionaliza el petróleo
mediante tres decretos: 1.055, 1.212 y 1.589, firmados en sus primeros meses de
gobierno y así privatiza YPF, perdiendo de este modo el poder que tenia el
Estado argentino sobre la política petrolera; desregularizando el mercado de
petróleo argentino. Así, la empresa española, Repsol, compró YPF.
Explícitamente, el 31 de diciembre de 1990, por medio
del Decreto N° 2.778, el Poder Ejecutivo Nacional convirtió a Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado en YPF S.A.
Luego, en 1992 la Ley N° 24.145 transfirió el dominio estatal de los yacimientos de hidrocarburos del Estado
Nacional; de esta manera, Argentina perdió totalmente el poder de decisión
sobre la política petrolera.
El día en que el Estado
Argentino volvió a controlar YPF
En el año 2003 ocupa la Presidencia de la Nación, lo que se dio a conocer como “Kirchnerismo”, primero de la mando de
Néstor Kirchner, y luego en el 2007 y hasta la actualidad, liderado por
Cristina Fernández de Kirchner.
Estos gobiernos, también
de carácter Justicialista, implementaron un nuevo Proyecto, de corte Nacional y
Popular, asentado en políticas económicas nacionalistas y proteccionistas.
Luego de aquellas
políticas implementadas por el hoy viejo neoliberalismo, donde el marcado tenia
un rol central, reinaba el individualismo y se hablaba de “eficiencia”; este
nuevo proyecto de Gobierno trajo políticas ahora basadas en la igualdad e
inclusión social, el pleno empleo y el desarrollo productivo.
Y es dentro de esas mismas
políticas, donde se va a dar la vuelta al poder estatal de grandes empresas que
habían sido expropiadas; como lo fue hace pocos meses la Reestatización de YPF a cargo de Cristina Fernández, mediante sus medidas de nacionalización
y producción estatal; ya que llego el momento de volver a mirar para adentro
del país y hacer valer nuestros recursos.
El 4 de mayo del 2012 se
concretó la vuelta de YPF a manos del Estado argentino. La aprobación de la ley
superó los dos tercios necesarios de los votos; fueron 208 afirmativos, 32 en
contra y 5 los que abstuvieron. Así dicha ley permitió que se expropiara el 26%
la Nación, el 25% las provincias productoras de hidrocarburos, el 8,4% Carlos
Slim, el 11,1% Repsol, el 17,5% inversores bursátiles y el 12% restante los
bancos Credit Suisse, Itaú, Estándar Bank y Citi Bank.
La presidenta aclaró que
el plan no es de estatización, sino que se trata de la “recuperación de la
soberanía” y lograr el control sobre los hidrocarburos.
Conclusiones
Las decisiones de
Estatización de la Empresa YPF, que el Gobierno nacional, ha tomado son muy
recientes. El proceso revertido de este modo, nos lleva a compararlo con la
etapa menemista sobre la cual ya se ha dicho, a favor y en contra todo lo
posible.
La
característica de contemporaneidad del modelo estatizador, nos obliga a
considerar las decisiones tomadas como parte de un desarrollo que todavía
puede variar, potenciarse, abarcar otras áreas y también operar como efecto
dominó sobre otros Estados, especialmente, latinoamericanos.
Todavía es muy
reciente el cambio, y la piel sensible de la opinión publica, esta recibiendo
grandes cantidades de datos desde todo el diverso espectro político que
defiende la medida o la cuestiona, desde el lugar de la oposición, o de la
difusión que de estas opiniones hacen, los medios masivos de comunicación.
Salvaguardando
por ello, la idea de este trabajo, nos permitimos igual, concluir con las
siguientes consideraciones que sobre el modelo ya clausurado del Menemismo privatizador
y el Kirchnerismo estatizante.
A saber:
*Destacar en principio el
efecto sorpresa de la decisión privatizadora de Menem, surgiendo impensada y
prontamente de un gobierno que hasta horas antes proponía repintar de rojo
punzó, el poncho federal de la Nación.
* El concepto de achicar
el Estado para agrandar la Nación del teórico ingeniero Alzogaray que gozaba de
un cambio soñado pero inconcluso de su Revolución libertadora, de las manos del
movimiento que fuera su archienemigo y ahora singular aliado, también
sorprendió a los bendecidos por la medida.
* El modelo neoliberal
instalado entonces, fue fuertemente acompañado por el mercado mundial que veía
en ese modelo la medicina económica para todos los males, bendición que
derramaría desde los sectores empresariales poderosos a las capas sociales más desposeídas
del país.
Esta
justificación basada en un Estado elefante, deficiente y discapacitado en sus recursos
humanos, traía la contextualización de un imaginario acomplejado que veía en
los países “serios “del primer mundo el modelo eficiente y progresista, faltante
en nuestras alicaídas latitudes.
*Ese Estado que, por
deficiente, debía dejar en manos de otros, sus responsabilidades, se veía a si
mismo, y la sociedad parecía acompañar esa mirada, como incapaz del control y
el monitoreo que toda privatización conlleva. Por ello esa responsabilidad
quedó más en el papeleo burocrático que en la aplicación plena que evitara
nuevos desaguisados en las decisiones económicas por los nuevos dueños que de
algún modo, llevan a justificar, hoy, la reversión de aquellas decisiones.
* Un efecto ideológico
cultural de profundización en la dependencia, que permitió la instalación del
modelo con pocas resistencias.
El modelo estatizador
actual parte del diagnóstico, igualitario en esto con el menemismo, de
deficiencia en la administración de la empresa petrolera, pero esta vez son los
privados los ineficientes y los nacionales los observadores sufrientes de esa
ineficiencia.
El contexto
internacional acompaña esta decisión. La ineficiencia de la empresa extranjera
coincide con un momento histórico, en el cual su país de origen debe ser
auxiliado por los demás países “serios” que ven en sus barbas, el pronto corte
de las propias. Mas interesados en salvarlo para evitar el contagio epidémico,
que por solidaridad europeística.
También
podemos destacar como diferencia en la comparación, las siguientes:
*Ni en su fundación
yrigoyenista, ni en su desarrollo en el primer peronismo, así como en los
gobiernos siguientes, se acentuó la actividad extractiva en el cuidado del
ambiente, un tema que si bien Perón planteaba como batalla del siglo siguiente
a nivel de la “mundialización”, no tomó como práctica. Hoy, insoslayable, el
tema a entrado en la carne de la sociedad de la mano de nuevas generaciones y
acaso por ello aparece, al menos en el planteo a futuro, del actual gobierno.
*La explotación de nuevos
pozos, dejada al abandono por la empresa saliente, como modo de florecimiento
empresarial, al tiempo que agotamiento del recurso, un tema que habrá que
considerar a la brevedad. Otros modelos energéticos deberán pensarse, si esa
búsqueda del recurso antediluviano, termina siendo escaso para el “subsuelo de la Patria”, al menos.
*La apertura a capitales
extranjeros ( los mexicanos de Slim) que ponen en Latinoamérica la pertenencia
accionaria que no es de nuestros Estados Provinciales y Nacional, y que opera
en el marketing político como refuerzo para un gobierno que deberá en breve,
dar nuevas victoriosas batallas legislativas si quiere “ profundizar el modelo”
como es de uno simplificar hoy.
Finalmente
destacar que desde principio al fin, acaso sesgando el trabajo, salta como
relevante la contradicción de dos momentos históricos y las decisiones de los
gobiernos que los ocupan, como antagónicas. Viniendo ambos de un movimiento de masas,
como el Peronismo, al que ambos dicen suscribir, y terminan modificando en
estas, sus decisiones, con relación a la Empresa Nacional, por derecha y por izquierda, en un contracampo, que al hablar de sus
debilidades, también muestra su increíble capacidad de cambio y adaptación a
los rigores de los políticos tiempos.
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