Resumen:
Las Fuerzas
Armadas, a lo largo de todo el siglo XX, han sido un factor de poder
determinante en la suerte de los procesos pol�ticos de todos los pa�ses de
Latinoam�rica. Asociadas siempre a un nacionalismo conservador, y bajo la
influencia doctrinal de los Estados Unidos, se consolidaron como� garantes del
status quo, oponi�ndose a cualquier gobierno de tendencia �izquierdista� que
intentase construir un proyecto alternativo.
El nuevo escenario
pol�tico regional de �Giro a la Izquierda�, con la llegada al gobierno,
por v�a democr�tica, de los presidentes Ch�vez en Venezuela y Evo Morales
Bolivia, se ha producido una serie de transformaciones de corte revolucionario
que modificaron por completo la estructura de la vieja democracia liberal.
El objetivo del
presente trabajo es analizar comparativamente los v�nculos existentes entre las
FF.AA. y los presidentes de Venezuela, Hugo Ch�vez Fr�as, y de Bolivia Evo
Morales Ayma, para establecer cu�l seria el nuevo rol asignado a las FF.AA. en
sus proyectos pol�ticos de corte Socialista.
Abstract:
Throughout the twentieth century, the Armed
Forces have been a determining factor concerning the distribution of power in
the political processes of all of the countries in Latin America. Always associated with a
conservative nationalism and under the doctrinal influence of the United
States, the Armed Forces were consolidated as guarantors of the status quo,
opposing any government with leftist tendencies that intended to construct an
alternative project.
The new, regional political scene known as "The Turn to the Left,"
with the arrival of Presidents Ch�vez in Venezuela and Evo Morales in Bolivia
both elected through democratic means, has produced a series of revolutionary
transformations that have completely modified the structure of
the old liberal democracy.
The objective of this work is to comparatively analyze the existing links
between the Armed Forces and the presidencies of Hugo Ch�vez Fr�as and Evo
Morales Ayma in Venezuela and Bolivia respectively in order to establish what
new role the Armed Forces would be assigned in their socialist political
projects.
�Liderazgo
pol�tico y Fuerzas Armadas: una aproximaci�n al modelo venezolano de Ch�vez y
al de Bolivia de Morales, en perspectiva comparada�
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Por: Nicol�s Alfredo Garc�a*
INTRODUCCI�N
Las Fuerzas Armadas, a lo largo de todo el siglo XX, han sido un
factor de poder determinante en la suerte de los procesos pol�ticos de todos
los pa�ses de Latinoam�rica. Asociadas siempre a un nacionalismo conservador, y
bajo la influencia doctrinal de los Estados Unidos, se consolidaron como�
garantes del status quo, oponi�ndose a cualquier gobierno de tendencia
�izquierdista� que intentase construir un proyecto alternativo.
Es por ello que resulta necesario en este contexto de gobiernos
autoproclamados de izquierda en la regi�n, analizar el� rol que ocupan las
Fuerzas Armadas. As� como� tambi�n hacer un estudio de los v�nculos existentes
entre las mismas y los presidentes.�
El nuevo escenario pol�tico regional de �Giro a la Izquierda�,
con la llegada al gobierno, por v�a democr�tica, de los presidentes Hugo
Ch�vez Fr�as en Venezuela en 1999 y Evo Morales Ayma en Bolivia en 2006, se han
producido una serie de transformaciones de corte revolucionario que modificaron
por completo la estructura de la vieja democracia de corte liberal.
�Es en este contexto, de transformaciones y de incorporaci�n de
nuevos actores a la arena pol�tica,� en donde se� pueden abrir� varios interrogantes.
�C�mo es la relaci�n que se establece entre los presidentes y las FF.AA? �Cu�l
es la visi�n que tienen los presidentes, Ch�vez y Morales, de las Fuerzas
Armadas? y �Cu�l es el rol de las FF. AA en estos procesos transformadores?.
El objetivo del presente trabajo es analizar comparativamente los
v�nculos existentes entre las FF.AA. y los presidentes de Venezuela, Hugo
Ch�vez Fr�as, y de Bolivia Evo Morales Ayma, para establecer cu�l seria el
nuevo rol asignado a las FF.AA. en sus proyectos pol�ticos de corte Socialista.
En esta monograf�a partimos de la hip�tesis de que �El nuevo rol
asignado a las Fuerzas Armadas por Hugo Ch�vez Fr�as en su proyecto de
�socialismo del siglo XXI� en� Venezuela, como as� tambi�n de Evo Morales Ayma
y su �revoluci�n democr�tica cultural� en Bolivia., la convertir�an� en el
garante institucional y la base de sustento de sus liderazgos pol�ticos�
El marco general sobre los gobiernos de los presidentes Hugo Ch�vez
y Evo Morales ser� tratado a partir de los trabajos de Marco Aurelio Garc�a,
�lvaro Garc�a Linera y complementado por los estudios de la autora Deborah Norden.
La investigaci�n se servir� de los trabajos de Enrique Ib��ez Rojo y
Walter Guevara para explicar el marco hist�rico en el cual se desarrollaron las
Fuerzas Armadas en Bolivia. La situaci�n de Venezuela ser� estudiada a partir
de los textos de Edgardo Lander y de Jos� Machillanda.
Las obras de Juan Romero, Luis Tapia, Luis Lander y Margarita Maya
se utilizar�n para describir y comparar las rebeliones sociales y el proceso
de� resquebrajamiento del modelo neoliberal que se da con la llega
democr�ticamente de los presidentes Ch�vez en Venezuela� y Morales en Bolivia.
Por �ltimo, en lo que espec�ficamente se refiere a las Fuerzas
Armadas bajo los gobiernos de izquierda utilizaremos el trabajo de Sonia Alda Mej�a�
para analizar el caso de Bolivia, mientras que para el caso de Venezuela nos
sustentaremos en los escritos de Francine J�come.
Antecedentes
hist�ricos:
Fuerzas
Armadas entre el apego al orden constitucional y las dictaduras.
Tanto en
Bolivia como en� Venezuela, el mantenimiento del fr�gil equilibrio de los
Estados Nacionales en el siglo XIX se realiz� a trav�s de la mediaci�n de la
fuerza armada de los Caudillos o grupos armados. Este dato da la pauta del gran
valor que� adquiri� el factor militar en el devenir de los Estados modernos en
el siglo XX.
����������� En el caso particular
de Venezuela, la excesiva incidencia del elemento militar en el mantenimiento
del orden institucional, gener� un proceso de progresivo deterioro de la
participaci�n del factor civil en� la estructura pol�tica.
El Pacto de
Punto Fijo es el intento m�s n�tido de subordinar a las FF.AA. ante el gobierno
de los civiles. Este pacto de gobernabilidad tienen como protagonistas a los dos
principales partidos� pol�ticos del pa�s (Acci�n Democr�tica y COPEI), la alta
jerarqu�a de la iglesia cat�lica, la confederaci�n� de Trabajadores de
Venezuela (CTV) y la mayor organizaci�n empresarial FEDECAMARAS. (Lander
2001,1) Posteriormente, en el mandato del presidente R. Betancourt (1959-1963)�
y a trav�s de los instrumentos jur�dicos (Constituci�n de 1961 y la ley
org�nica de las FF.AA.) se logra encausar a los militares en la aceptaci�n de
su subordinaci�n al poder civil que se va a mantener inalterable hasta 1992.
�Alejada de
esa realidad venezolana, Bolivia transit� desde la tr�gica derrota en la Guerra
del Chaco, un proceso de agotamiento de su modelo pol�tico olig�rquico que
confluy� en la Revoluci�n del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en
1952.� El proyecto que concibiera el MNR, nutrido por sectores del ejercito que
antes hab�an intentado reformas con el general Villarroel, pretendi� recortar
los recursos de los �barones del esta�o� para� paliar las extremas dificultades
que atravesaba el pa�s. (Toer, 2008, 71)
A diferencia
de la plena subordinaci�n y lealtad de las FF.AA. a los gobiernos democr�ticos
en Venezuela, las FF.AA. en Bolivia tendr�n plena injerencia en la pol�tica
domestica a tal punto de convertirse en su actor principal.� El golpe de Estado
al mando del general Barrientos en 1964 dar� inicio a un largo ciclo
autoritario. Lo particular del proceso boliviano es que desde 1969 a 1971 se
vivi� un �breve experimento del populismo militar� (Ib��ez Rojo, 1993 2- ) a
cargo de los generales Ovando y Torres. Estos militares nacionalistas lograron
la adhesi�n de la Central Obrera Boliviana (COB), elemento que alert� a los
sectores m�s conservadores de las FF.AA., encabezadas por el coronel Hugo B�nzer,
quienes en 1971 realizaron otro golpe de Estado, iniciando otro nuevo ciclo de
represi�n y exclusi�n pol�tica de los sectores populares. Este periplo de
inestabilidad pol�tica al mando de las FF.AA. terminar� con la elecci�n
democr�tica del presidente Siles Zuazo en 1982.
Cabe destacar
como un elemento central, que une o relaciona el accionar que han llevado
adelante las diferentes FF. AA de cada uno de los pa�ses, es el grado de
injerencia que tuvieron los EE UU dentro de las instituciones en el contexto de
la guerra fr�a y la Doctrina de Seguridad Nacional. Tanto en Bolivia, como en
Venezuela, las Fuerzas Armadas fueron empleadas para contrarrestar los
movimientos insurgentes de izquierda. Un hecho con gran trascendencia
simb�lica, es la captura y posterior fusilamiento del guerrillero argentino
Ernesto �Che� Guevara, en 1967, por parte de los militares �Rangers� bolivianos
entrenados y asistidos log�sticamente por las Fuerzas Armadas� Norteamericana.
Las�
FF.AA. y el devenir de la crisis neoliberal.
Bolivia: de
la estabilidad democr�tica a las rebeliones sociales.
Bolivia va a
atravesar desde 1982 a 2003 una continuidad democr�tica in-interrumpida que da
fin a una seguidilla de 20 Golpes militares en 45 a�os (Guevara, 20-1989) Se
impone la soluci�n pol�tica ante los conflictos sociales. Con el empleo de
pol�ticas neoliberales en la presidencia de Paz Estenssoro en 1985 se
desarticul� la� capacidad de resistencia de los actores sociales,
principalmente de la Central Obrera Boliviana, sin recurrir a la violencia del
sector militar.�
����������� Las FF.AA. dejan de
ser una amenaza y se apegan al orden constitucional vigente. Paralelamente a
los canales formales de subordinaci�n militar al poder legalmente constituido,
tambi�n se emplean� mecanismos informales para garantizar esta obediencia. (Guevara,
1989-20)
En el contexto
de fin de la guerra fr�a: las prioridades de seguridad global,� fuertemente
condicionadas por EE.UU., est�n marcadas por las denominadas nuevas amenazas
(Vargas Vel�squez, 2008-4). El narcotr�fico se convierte en la principal
amenaza para la estabilidad pol�tica, se trata de un factor delictivo y no
pol�tico-militar que contribuye a precipitar la fractura del sistema de
dominaci�n castrense del pa�s. Siendo Bolivia unos de los pocos pa�ses donde se
cultiva la hoja de coca en condiciones optimas, los militares han ido
comprometi�ndose cada vez m�s, proporcionando a los narcotraficantes
impunidad.� (Guevara, 1989-21)
�En oposici�n
al accionar de las FF.AA. contra la erradicaci�n de la Hoja de Coca va a surgir
un incipiente movimiento campesino, cuyo n�cleo m�s combativo se encuentra en
el departamento de Cochabamba. Su l�der sindical, Evo Morales,� ser� uno de los
actores principales en la lucha contra el neoliberalismo.
Bolivia
atravesar� un proceso de crisis democr�tica como consecuencia del desgaste de
modelo neoliberal. Periodo conceptualizado por Garc�a Linera como la etapa de
�develamiento de la crisis del Estado�[1]. Las
revueltas populares conocidas como �la guerra del agua� en el 2000 y �la guerra
del gas� en el 2003 provocan� la ca�da de los presidentes� S�nchez de Lozada y
C. Mesa. Los movimientos sociales, aglutinados en el partido Movimiento al
Socialismo (MAS), empiezan a ocupar un rol clave en el desarrollo de esta nueva
etapa en la vida pol�tica boliviana� Ante estos episodios las FF.AA. se
mantienen bajo las �rdenes de los presidentes constitucionales pero dejan en
claro que �est�n preparadas para intervenir, solo en el caso que la soluci�n
pol�tica, constitucional y democr�tica fracasara�. De esta manera las FF.AA.
actuaron con prudencia y moderaron el desenlace de la crisis neoliberal y la
emergencia del MAS como nuevo partido que le disputa el poder a la �elite
gobernante�.����
La quiebra
del �putofijismo� venezolano.
En Venezuela
el panorama parec�a transcurrir aparentemente bajo total tranquilidad. Pero
paralelamente, el� proceso de pacificaci�n� de la primera etapa despu�s de
�punto fijo� trajo cambios significativos en la profesionalizaci�n �de las FF.AA.,
constituy�ndose en �un elemento clave de estos cambios la transformaci�n de la
Escuela Militar. En el a�o 1973, el entonces presidente Rafael Caldera hizo un
cambio sustantivo, al aprobar la creaci�n del Plan de Estudios Andr�s Bello,
cuyo objetivo era convertir las escuelas militares en Institutos Superiores
Universitarios e incrementar la profesionalizaci�n de los oficiales. ��
El plan Andr�s
Bello:
�permiti� que numerosos contenidos
te�ricos que apuntaban a que el l�der militar pueda, en buena medida,
interpretar la situaci�n econ�mica del pa�s, la situaci�n� y caracter�sticas de
sus Fuerzas Armadas, la situaci�n pol�tico-social de Latinoam�rica, la posici�n
estrat�gica de Venezuela, el componente militar en el proceso de cambio del
pa�s, la influencia� de la tecnolog�a en la guerra moderna y los conceptos
sobre seguridad� y defensa� (Machillanda 1988.13-124)
� .�
Estos cambios
en la formaci�n militar desplazan el envi� de militares a la ESCUELA de las
AMERICAS. Este proceso educativo marca una notable diferencia con la formaci�n
recibida por los militares en Bolivia.
Subterr�neamente,
en Venezuela, se empiezan a tejer movimiento insurrecci�nales de naturaleza
militar o c�vico-militar que se fortalecer�n durante la d�cada del ochenta
.Etapa que Machillanda (1988, 49) denomina de diferenciaci�n en las relaciones
civiles militares del sistema pol�tico venezolano 1974-1992. ������
Con el
agotamiento del modelo de democracia pactada del puntofijismo, que excluye a
los sectores populares, empiezan a advertirse fuertes tensiones� entre el
sector castrense y la dirigencia pol�tica civil. Poco a poco se fue perfilando
una tendencia entre los militares que buscaba mayor participaci�n pol�tica.
Dentro de las organizaciones militares clandestinas se encuentran: el Ejercito
Bolivariano Revolucionario (EBR) que luego pasara a llamarse Movimiento
Revolucionario 200 (MBR-200) y los COMACATES. (Comandantes, Mayores, Capitanes,
Tenientes)
Es as� que en febrero de 1989 la violencia se hizo presente en el
escenario nacional de Venezuela, cuando a ra�z del alza del precio de los
pasajes en el transporte colectivo, la protesta popular se convirti� en una
situaci�n de anomia y desorden, lo cual amerit� la suspensi�n de las garant�as
constitucionales y la militarizaci�n del pa�s. Hecho conocido
popularmente como el �Caracazo� (Olivieri y Guardia, 2008, 3).
Por primera
vez en mucho tiempo los militares salieron de sus cuarteles. El Presidente
Carlos Andr�s P�rez, viendo que la polic�a era incapaz de controlar las
manifestaciones: ��recurre a las instituciones cediendo as� las riendas del
poder en al ministro de Defensa el General Alliegro. De esta manera hombres que
estaban entrenados para combatir enemigos externos se encontraron apuntando sus
armas hacia sus propios conciudadanos.�����
A partir de esta fecha se manifest� un progresivo deterioro
de la imagen y capacidad de convocatoria de los partidos, l�deres pol�ticos e
instituciones del Estado, como uno de los signos de la p�rdida de legitimidad
del sistema pol�tico conocido como �de conciliaci�n de �lites� (Norden. 2003, 125)
�El �4 de febrero de 1992 se produce un intento de golpe de Estado
encabezado por un joven coronel Hugo Ch�vez Fr�as, miembro del MBR-200. Su
intentona golpista no tiene �xito en el corto plazo .Sus tropas son derrotadas
y �l es encarcelado. Pero en el largo plazo, �el hecho de liderar un intento de
golpe de Estado que busca romper con la� estable democracia venezolana producto
de pacto de Punto Fijo, lo catapulta como m�ximo l�der opositor. Su objetivo
era claro, dejar atr�s 40 a�os de democracia liberal para instaurar una
democracia directa y popular. Su nuevo desafi� era imponerse democr�ticamente
en� las elecciones de 1998.�
Los
Presidentes de izquierda y las FF.AA.
Con la
llegada al poder de los presidentes Hugo Ch�vez en Venezuela� (1999) y Evo
Morales en Bolivia (2006), comienza una etapa radicalmente diferente en la
pol�tica nacional de ambos pa�ses. Las� Fuerzas Armadas no permanecer�n ajenas
ante este in�dito contexto, en el cual pasaran a ocupar un rol clave.
En Venezuela
el presidente Ch�vez, haciendo cumplir su promesa electoral, llama a modificar
la Constituci�n a trav�s de la Asamblea Constituyente. Esta nueva etapa en la
vida pol�tica venezolana genera amplias expectativas en el sector militar, que
tendr� en ese momento una oportunidad in�dita de formar parte de un gobierno
democr�tico.
El� proyecto �bolivariano�,
que continua proclam�ndose en la actualidad, �tuvo como prop�sito,
en su principio, la instauraci�n de un nuevo modelo para el pa�s, el mismo
ten�a como caracter�stica central establecer una democracia participativa y una
sociedad m�s justa y equitativa. Es por esto que, llev�ndose a cabo los cambios
que se hab�an propuesto para el pa�s,� Ch�vez� decide convocar una Asamblea
constituyente para proclamar una posterior modificaci�n de la caduca
constituci�n �puntofijista� de 1961.
La
Constituci�n Bolivariana de la Rep�blica de Venezuela, le permitir� al Gobierno
de Ch�vez, el establecimiento de una estructura pol�tico-jur�dico y econ�mico
que sentara las bases legales para su nuevo proyecto. Desde esta perspectiva se
busc� la puesta en marcha de un gobierno de car�cter c�vico militar, cuyos
actores principales serian el pueblo y las Fuerzas Armadas. La necesidad de una
estrecha relaci�n en la conjunci�n de estos dos elementos es fundamental para
la defensa y el �xito de la �revoluci�n�.�
Como bien� lo
marca JM Romero:
�La presencia del elemento militar en� el gobierno de
Hugo Ch�vez, se dio desde su instalaci�n en febrero de 1999, a trav�s del
nombramiento del coronel retirado Lu�s Alfonso D�vila, como presidente del
congreso (hoy denominada Asamblea Nacional) y era as� , pues el nombramiento
era parte de la concesi�n hecha a uno de los sectores que perviv�an dentro del
chavismo: los militares que formaron parte de la conspiraci�n previa y
posterior al intento de golpe de Estado de 4 de febrero de 1992� ( Romero,
2008, 13-10)
La nueva Constituci�n Bolivariana fue una notable herramienta que
permiti� la transformaci�n de las FF.AA. en un instrumento de mediaci�n y apoyo
pol�tico. Esta situaci�n queda marcada expl�citamente en dos de sus art�culos.�
En el articulo 328[2] se
establece un nuevo rol para las Fuerzas Armadas, el cual se sumar� al de las
labores tradicionales de seguridad y defensa, ese nuevo rol agrega una
obligaci�n: la de participar en la consolidaci�n del modelo pol�tico. Otro
art�culo que demuestra los cambios para el organismo estatal es el 330[3] que significar�a un cambio rotundo en lo que
ata�e al papel de subordinaci�n de las Fuerzas Armadas Nacionales establecido
en la constituci�n de 1961. Es a trav�s de este art�culo que se le concede el
derecho al sufragio en las elecciones de las autoridades en Venezuela�
(Romero, 2008,21)
En el caso de
Bolivia con la llegada al poder de Evo Morales en el 2006, las FF. AA. se
mantendr�n expectantes ante el� rumbo pol�tico, aunque tambi�n manifestar�n
p�blicamente en ese momento su respeto y subordinaci�n ante un gobierno electo
democr�ticamente. No obstante, apenas asumi� la presidencia Evo Morales dejo en
claro cual ser�a el papel de las FF.AA. en su gobierno. El propio presidente�
confirma su posici�n� en su discurso p�blico, para la
posesi�n del alto mando militar y policial el 24 de enero de 2006. Morales dejo
acentuada su idea con respecto a las FF.AA. diciendo: �Despu�s
de reflexionar profundamente como Capit�n General de las Fuerzas Armadas, he entendido que es importante potenciar,
fortalecer a nuestras Fuerzas Armadas, porque un pa�s sin Fuerzas Armadas no
ser�a un pa�s libre, soberano, y por eso hay que fortalecerlas�.
Teniendo en cuenta procesos anteriores, tanto pol�ticos como
econ�micos y sociales, el gobierno de Evo Morales tom� dos reivindicaciones�
populares, las mismas hab�an justificado la ca�da de los anteriores
presidentes. El MAS hizo suyas esas motivaciones sociales insatisfechas, al
punto de ser los ejes fundamentales de su gobierno. Los dos ejes sobre los que
el partido cre� una base firme para llegar al gobierno fueron: la
nacionalizaci�n de los hidrocarburos y la celebraci�n de una Asamblea
Constituyente. Ambas cuestiones se han considerado fundamentales para iniciar
un profundo proceso de transformaci�n y� para implantar en Bolivia una
�verdadera democracia participativa�, un Estado multinacional y pluricultural,
justicia social y la liberaci�n del neo-colonialismo, del imperialismo y las
transnacionales, entre otras cuestiones.[4]
Para llevar acabo un plan de transformaci�n en esas dos �reas, el presidente
Morales ha pedido la colaboraci�n de las Fuerzas Armadas, a las que les ha
otorgado una considerable centralidad. (Alda Mej�a, 2008, 8)
El objetivo fundamental del MAS es implicar a las Fuerzas
Armadas en el proyecto de transformaci�n, intentando que las mismas fuerzas
formen parte �del desarrollo econ�mico, social, pol�tico, cultural de nuestros
pa�s�. Pese a la breve referencia dedicada a las Fuerzas Armadas se considera
que �stas �deben responder a necesidades de cambio, de tratar de establecer una
relaci�n rec�proca con el pueblo�[5].
Las FF.AA. de Bolivia, no s�lo se han ocupado de la cuesti�n
de Defensa en su concepci�n tradicional, sino que tambi�n� han incursionado en
m�ltiples misiones no tradicionales. Las medidas tomadas, hasta el momento, han
estado orientadas en este sentido. Ejemplo de las� transformaciones en las
actividades de las Fuerzas Armadas son: las campa�as con la intenci�n de
prestar atenci�n m�dica odontol�gica, desparasitaci�n, vacunaci�n, el
suministro de vitaminas en comunidades con altos �ndices de pobreza,
construcci�n de carreteras y obra p�blica civil, as� como tambi�n la
incorporaci�n a campa�as de alfabetizaci�n colaborando con cuestiones de
log�stica.
Parte de la acci�n social de las Fuerzas Armadas tambi�n se
centra en formar a los soldados que cumplen con el servicio militar, un tema en
el que el actual gobierno ha puesto especial �nfasis. Se aspira a que el
servicio militar obligatorio sea una oportunidad para la formaci�n profesional.
Tratando de emular lo que fue el plan Andr�s Bello en la formaci�n profesional
de los militares venezolanos
De igual manera desde los inicios del gobierno de Ch�vez, se dise�o
el Proyecto de Acci�n de integraci�n social. (PROPa�s), el cual form� parte del
proyecto Bol�var 2000. Este plan se encontraba definido como �un plan c�vico
militar que tiene como finalidad activar y orientar la recuperaci�n y fortalecimiento
de Venezuela y atender las necesidades sociales del pa�s�.
�En Bolivia,
las FFAA intervienen en dos temas muy conflictivos. Uno de ellos es la lucha
contra el narcotr�fico. La represi�n directa de este il�cito le corresponde a
las fuerzas policiales. Sin embargo en algunos casos puntuales los militares
bolivianos son convocados por el gobierno para participar en la lucha contra el
narcotr�fico, sea integrando una Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) con la polic�a,
o actuando por s� mismo sin integrarse con fuerzas policiales. Este modelo de
conducta que lleva m�s de dos d�cadas de vigencia, no se ha alterado con el
acceso al poder de Evo Morales.
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�Como evidencia de la vigencia de este
modelo, en abril de 2007 el presidente Morales moviliz� aproximadamente� un
centenar de efectivos militares a la zona de Caravini, en el tr�pico del
departamento andino de La Paz, para realizar tareas de erradicaci�n de
plantaciones ilegales de coca� (Bartolom� 2008-24)
Las� FF.AA. en
Bolivia tambi�n intervienen en �conflictos�� de tierras.� con el objetivo de
pacificar a sus protagonistas y contener la violencia social dentro de ciertos
par�metros. Dos hechos se destacan sobre el resto. El primero es la asignaci�n
al ejercito de la responsabilidad de dirigir el proceso de desarme del grupo
denominado �Ponchos Rojos�[7] formados
por� campesinos aymaras. El gobierno tom� la decisi�n en enero del 2007 despu�s
de realizado un desfile en un pueblo cercano al Lago Titicaca, de miembros de
ese grupo, el cual� portaba armas largas.� (Bartolom� 2008-5) EL
segundo caso se dio a fines del 2007 en la cuidad de Santa Cruz de la Sierra
entre campesinos del Movimiento Sin Tierra (MST) que intentaban ocupar� una
hacienda , y j�venes de la fuerza local Uni�n Juvenil Cruce�ista que se opon�an
a esa medida de fuerza, esa situaci�n arroj� un saldo de un muerto� y casi treinta
heridos. A ra�z de ese desenlace el poder Ejecutivo determin� la conformaci�n
de una Fuerza Especial Permanente para afrontar conflictos de tierras. Tambi�n
en los �ltimos tiempos, Bolivia utiliza a las Fuerzas Armadas para reafirmar la
soberan�a nacional y promover el desarrollo en la porci�n amaz�nica de su
espacio territorial.[8]
Un hecho significativo que marc� un hito en el gobierno
masista se dio en� mayo de 2006, cuando las tropas del ej�rcito boliviano
fueron empleadas en los actos de nacionalizaci�n de los hidrocarburos, ocupando
pozos y refiner�as operadas por empresas� extranjeras. La carga simb�lica que
tuvo este suceso deja clara la alianza que se forma entre el pueblo-las fuerzas
armadas y el proyecto emancipador del MAS.
En
este marco de uni�n entre las Fuerzas Armadas y el pueblo, algunos de los
elementos fundamentales de esta reforma se centran en los mecanismos que
regulan las relaciones civiles-militares y en el cambio de misi�n a desempe�ar
por los militares. Respecto a las relaciones civiles-militares, el gobierno ha
insistido en que la norma y la institucionalidad ser�n los t�rminos
fundamentales bajo los que se determinen esta relaci�n. Esta opci�n es una
novedad si consideramos que la informalidad y el clientelismo han sido
predominantes hasta el momento. Desde la transici�n democr�tica, los
privilegios y las prebendas han sido la moneda de cambio empleada para asegurar
la subordinaci�n de las Fuerzas Armadas.
(Alda Mejia, 2008, 5)
En Venezuela
las reacciones del arco opositor al proceso de transformaci�n del presidente
Ch�vez no se hicieron esperar. Los grandes sectores marginados del manejo del
aparato gubernamental como los partidos pol�ticos tradicionales, los sectores
capitalistas agrupados en FEDECAMARAS, la Confederaci�n de Trabajadores de
Venezuela (CTV), sumados a los medios de comunicaci�n privados comenzaron, una
campa�a de continu� enfrentamiento. Su punto m�ximo de tensi�n de dio en abril
de 2002 con el golpe de Estado que duro apenas tres d�as e involucro a un
cierto sector de la plana mayor de las Fuerzas Armadas.
Una
explicaci�n a la participaci�n del frustrado proceso destituyente del
Presidente Ch�vez� por parte de un selecto grupo de altos mandos castrense es
la aportada por� J. M Romero.
Para el autor
los sucesos de abril de 2002 hay que enmarcarlos en un:���
��contexto de frustraci�n de las
expectativas creadas dentro del sector castrense en relaci�n con el proceso de
cambio institucional iniciado por Hugo Ch�vez, donde los militares esperaban
que se terminara con un rol que les hab�a sido asignado, desde su
institucionalizaci�n y sometimiento al poder civil a partir de 1958, que los
obligo a transformarse en factores de disuasi�n de cualquier manifestaci�n
pol�tica contraria al gobierno de turno, operando por lo tanto los militares,
como brazo ejecutor de los anhelos y manifestaciones de poder de los actores
pol�ticos tradicionales. Cuando el chavismo, por las mismas circunstancias de
debilidad pol�tico organizativa del Movimiento Quinta Rep�blica (MVR)
transform� a las FAN en un operador pol�tico de las acciones p�blicas
destinadas a lograr la adhesi�n social del colectivo a trav�s del Plan Bol�var
2000 y la progresiva utilizaci�n de los militares en otras funciones, se
produjo esa crisis de expectativas, que explican los m�ltiples pronunciamientos
de� miembros del estamento militar en los a�os 2001-2002.� � (Romero, 2008, 22)
�� Es tambi�n
en este contexto de �frustraci�n de las
expectativas� �que gran parte de los altos mandos
se mantuvieron leales a Ch�vez. Vale destacar la fidelidad del Comandante
de la Brigada de Paracaidistas del Ej�rcito Ra�l Isa�as Baduel[9] quien dirigi� la
llamada "Operaci�n: Restituci�n de la Dignidad Nacional" cuyo
objetivo era rescatar de su cautiverio al presidente Hugo Ch�vez, y el General Jes�s del Valle Morao, que en el 2002 era comandante
de Regimiento de Guardia de Honor Presidencial que retom� el control del
palacio de Miraflores, al d�a siguiente que el presidente de FEDECAMARAS, Pedro Carmona Estanga[10] se autoproclamara Presidente de
Venezuela disolviendo mediante decreto todos los poderes p�blicos. Una vez que se encarcelaron a los militares sediciosos y se depuro
a todo miembro de la Fuerza Armada Nacional que no se subordin� a las �rdenes
del Poder Ejecutivo, las FAN venezolanas volvieron a convertirse en el brazo de
confianza del Presidente Hugo Ch�vez.
El gobierno de Evo Morales tambi�n atraves� momentos de debilidad
institucional que pusieron en riesgo su continuidad. Los hechos comenzaron con
los intentos de referendos auton�micos en los departamentos que conforman la
�media luna� del pa�s (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), referendos que fueron
calificados como ilegales por parte del Poder Ejecutivo. Desde el gobierno se
argument� que los procesos auton�micos pod�an derivar en un espiral de
violencia que podr�a afectar negativamente la integridad territorial de la
naci�n. El propio ministro de la presidencia, Juan Ram�n Quintana dijo: �que
las consultas electorales deb�an suspenderse para preservar el contexto de
unidad nacional pues la patria est� signada de un peligro de fragmentaci�n� (Bartolom� M. 2008-2) Estas amenazas
de una posible divisi�n territorial de la Rep�blica que fueron llevadas a cabo
por los sectores m�s ricos de oriente, llevo a buena parte de
los sectores castrenses a encolumnarse junto a Morales para impedir que se
debilitara el control del gobierno central y la posible divisi�n territorial de
Bolivia.���
Un
actor principal que se hace fuerte.
Cambio en
la doctrina de seguridad y el rol de la UNASUR.
Unos de los
principales objetivos del gobierno de Evo Morales, consisti� en administrar la
defensa como una pol�tica p�blica, entre cuyas caracter�sticas principales se
encuentra el principio de supremac�a civil. Este objetivo es de exigencia
fundamental en una democracia representativa. Esto, sin embargo, pareciera ir
en contra� del esfuerzo de convertir a las Fuerzas Armadas en un eje de apoyo
al proyecto pol�tico del MAS. Si por un lado el objetivo principal es implantar
la norma y la institucionalidad como el elemento fundamental que medie en las
relaciones civiles miliares, bajo el control civil; por otro determinadas
medidas del gobierno masista, como la directa implicaci�n de las Fuerzas
Armadas en los proyectos pol�ticos del MAS, podr�a cuanto menos neutralizar los
esfuerzos orientados en aquel sentido. (Alda Mej�a, 2008, 9)
Es por esto
que resulta determinante la institucionalizaci�n de las relaciones civiles-
militares, como �nico ant�doto para lograr la supremac�a civil y la
democratizaci�n de esta Fuerza. Tambi�n se hace precisa la implementaci�n de un
marco jur�dico mediante el cual se establezca la norma que ha de regir la
Defensa y las relaciones civiles-militares.
Una
particularidad del proceso boliviano es el nuevo rol que le asignan a las
Fuerzas Armadas. Se deja de lado las cl�sicas misiones relacionadas con la
seguridad interior, particularmente la lucha antidroga, que queda bajo la
�rbita de la polic�a en lo que ata�e al narcotr�fico. Otra de las misiones que
se le va quitando a las Fuerzas de su espectro de acci�n es� el control de la
movilizaci�n social. Uno de los� motivos� que han justificado la oposici�n del
MAS a las tareas de seguridad interior� de las FFAA, es el gran n�mero de
victimas fatales y la violaci�n de derechos humanos que habr�an sucedido en los
gobiernos anteriores.
El nuevo rol que se le asigna a las Fuerzas Armadas parece
ser el de desempe�ar tareas que den un fuerte impulso en el desarrollo
nacional. Este papel qued� plasmado en las propuestas del MAS a la Asamblea
Constituyente, adem�s de asignar como tareas fundamentales el cumplimiento de
la Constituci�n, la soberan�a y la independencia nacional, la protecci�n de las
fronteras nacionales y de los recursos naturales, tambi�n se encuentra la
colaboraci�n de las Fuerzas Armadas a las pol�ticas de desarrollo del pa�s.
Seg�n las palabras del� ministro de Defensa de Bolivia, Walker
San Miguel: �El nuevos paradigmas de la seguridad y defensa que tienen que
ver fundamentalmente con los nuevos desaf�os de los Estados y, especialmente,
del Estado Plurinacional. Ya que la visi�n cl�sica de la defensa entendida como
vig�a, como aquella que implica colocar puestos fronterizos o asume hip�tesis
de conflictos interestatales, si bien no ha desaparecido, se ha modificado�.
El nuevo paradigma de defensa y seguridad integral se
asocia a todo el universo que rodea la vida del ser humano en sociedad, como
individuo y en comunidad. Desde esta perspectiva, la seguridad integral est�
relacionada al medioambiente, a la alimentaci�n, a la salud y actividades
econ�micas dedicadas a la gesti�n de recursos naturales y/o su exportaci�n.
Desde el primer a�o de gobierno se insisti� en el apoyo a
proyectos de desarrollo y a programas de conservaci�n del medio ambiente en
�reas rurales. Las primeras medidas se orientaron hacia campa�as de atenci�n
m�dica, construcci�n de infraestructuras, participaci�n en campa�as de
alfabetizaci�n o en la protecci�n del medio ambiente. Adem�s de estas tareas,
el ej�rcito tambi�n asumi� en 2006 la distribuci�n del bono �Juancito Pinto�[12]y en 2008 el
pago de la �Renta Dignidad�.[13]
Los antecedentes de estos proyectos se remontan a la otra
historia del Ej�rcito boliviano: la historia nacionalista, anti-imperialista y
anti-olig�rquica. Cuyos or�genes se ven plasmados en la tr�gica Guerra del
Chaco[14]
donde se da el escenario para el gran desenga�o liberal, y el inicio de su
derrumbe como ideolog�a dominante en la sociedad boliviana. Habr� que esperar
hasta 1952, con la revoluci�n del MNR para que se empiece a materializar la
idea de �Ejercito Productor�[15], de esta
manera se buscaba que� el ejercito estuviera ligado estrechamente a los cambios
socio-econ�micos que se estaban llevando a cabo. Tambi�n se puede observar
rastros de ese nacionalismo militar en los gobiernos de Ovando y Torres
iniciados en 1969, con las nacionalizaci�n de las concesiones privadas de
explotaci�n de� petr�leo y las minas.
En la actualidad, la Corporaci�n de las Fuerzas Armadas para
el Desarrollo Nacional (COFADENA), empresa estatal ubicada en la localidad
Cochabambina de Santib��ez; la cual hab�a entrado en quiebra en 1978 y que
fuera reactivada por el presidente Morales en 2009, ha producido cincuenta
�tractores multiprop�sito�[16] destinados
para la producci�n agr�cola de la quinua y un �buque multiprop�sito�� destinado
a impulsar el turismo en el lago Titicaca.
El Vicepresidente de Bolivia, �lvaro Garc�a Linera reconoce
la necesidad de� industrializar la econom�a del pa�s como forma de aumentar la
soberan�a nacional. Para Linera[17]� la
industrializaci�n, (junto a la autonom�a y el plurinacionalismo)� forma la base
del tr�pode de los objetivos del MAS. Es por ello que el gobierno presenta a�
las FF.AA. como empresarios mod�licos, ya que su forma de trabajar representa
un modelo ideal de desarrollo productivo, pues contribuyen a un desarrollo
end�geno que permitir� prescindir de la influencia imperialista.
En lo que ata�e a la defensa de la influencia imperialista
en la regi�n, la pol�tica militar venezolana dirigida a Sudam�rica persigue la
materializaci�n de dos objetivos generales. El primero de ellos apunta en la
direcci�n de estructurar mecanismos de integraci�n, cooperaci�n y/o
confederaci�n transnacionales de las fuerzas armadas de las acciones de la
regi�n. El segundo objetivo general� es alterar el balance militar de la zona
en cuesti�n, de tal forma que el poder�o de las armas le permita a Venezuela,
tener la suficiente proyecci�n estrat�gica regional para coadyuvar en la tarea
de apuntalar, promocionar y/o defender en el terreno operativo a aquellos
reg�menes pol�ticos y modelos econ�micos construidos bajo la inspiraci�n de la
experiencia nacional venezolana. (Butt�, 2009-4)
����������� Para el desarrollo de estos objetivo, el Presidente
Ch�vez propuso avanzar hacia la conformaci�n de un acuerdo militar macro de
caracter�sticas similares a la Organizaci�n del Tratado del Atl�ntico Norte, en
este caso destinado a operar de manera concreta en el �mbito comprendido por el
territorio correspondiente a la porci�n sur del continente. El prop�sito de
afiliar a todas las fuerzas armadas de Am�rica del Sur a un �rgano colectivo
que propuso denominar Organizaci�n del Tratado de Am�rica del Sur (OTASUR) era
para que este organismo asuma� todo lo referente a las tareas vinculadas con la
operaci�n de la defensa regional frente a agresiones externas. Proyecto que� no
consigui� muchos adeptos y que fue perdiendo fuerza con el Surgimiento de la
UNASUR[18].
������������
Las relaciones militares entre Bolivia y Venezuela, se hicieron explicitas en
el a�o 2006:
La relaci�n entre Bolivia y
Venezuela, militarmente llego a su punto m�ximo el 26 de mayo de 2006-� fecha
en que se firmo el �Acuerdo de Cooperaci�n T�cnica entre la Rep�blica de
Bolivia y la Rep�blica Bolivariana de Venezuela en materia de defensa. El
acuerdo de marras se firm� con la manifiesta intenci�n de garantizar que las
fuerzas armadas de estas dos naciones se brinden asistencia militar mutua y
directa en la..."gesti�n de crisis sociales"... (J�come, 2007: 92),
�����������
����������� Entre
otras cosas, el contenido del acuerdo obliga a Venezuela a: (1) brindar
asistencia t�cnica a Bolivia en materias como... "legislaci�n militar,
prevenci�n de conflictos, control de armamentos y desarme, gesti�n presupuestaria,
apoyo a la paz, b�squeda, rescate, operaciones humanitarias y control de
sustancias qu�micas. (2)construir bases militares diseminadas a lo largo y
ancho de la geograf�a boliviana; (3)adiestrar y entrenar un batall�n de
ingenieros de la Fuerza Armada de Bolivia; y, (4)mejorar sustantivamente el
material b�lico con que opera y operar� la instituci�n armada del pa�s del
altiplano (Ib�d.).
����������� El
acuerdo entre los pa�ses, est� en plena vigencia y funcionamiento. Los
siguientes son algunos ejemplos del accionar derivado de esta alianza militar:
los helic�pteros superpuma en los cuales se desplaza a lo interno de su pa�s el
presidente Morales son unidades de fabricaci�n norteamericana pertenecientes a
la Fuerza A�rea de Venezuela piloteados por efectivos de igual nacionalidad.
Igualmente, en repetidas oportunidades el avi�n utilizado por Morales para sus
traves�as fuera de Bolivia es propiedad del Estado venezolano y estuvo
previamente asignado a la aviaci�n de este pa�s como transporte presidencial. (Butt�,
2009-15)
El �mbito de integraci�n regional por excelencia en materia
de seguridad, donde tanto Bolivia como Venezuela juegan un rol importante, es
la UNASUR, la Uni�n de Naciones Suramericanas tiene la gran responsabilidad de
mantener la paz y la institucionalidad de los diferentes procesos democr�ticos
de la regi�n. Tanto sea al interior de un pa�s, como sucedi� en� Bolivia en
2008 con la denominada masacre de Pando, o entre dos pa�ses miembros, como fue
la mediaci�n entre Colombia y Venezuela en los momentos de mayor tensi�n��
En el a�o 2011
se ha creado el primer Centro de Estudios Estrat�gicos para la Defensa en el
marco de consejo de Defensa Sudamericano de la UNASUR. Seg�n palabras de la
actual Secretaria General, Mar�a Emma Mej�a,� �A quedado atr�s la etapa de
riesgo institucional, se ha supero esa �poca. Sudam�rica es una zona de paz�.
La nueva agenda es la defensa de los recursos naturales de sudamericana ,ya que
como dice� la Secretar�a General de UNASUR �vivimos en la zona m�s rica en
aguas, m�s rica en biodiversidad, rica en� minerales, rica en petr�leo, rica en
carb�n y gas, la que tiene el Amazon�a� [19]
Un concepto
que se destaca en la visi�n de Mar�a Emma Mej�a es el de ver al desarrollo como
forma de seguridad. Esto coincide con la forma que tienen de ver la seguridad
tanto Bolivia como Venezuela. Este hecho no hace sino ratificar el rumbo tomado
por estos pa�ses, en donde las Fuerzas Armadas cumplen un papel fundamental. De
esta manera, se remarca la idea de �cambio de �poca� en la regi�n, ya no
s�lo como un simple concepto ret�rico, sino como algo que se materializa y se
hace realidad en cada pa�s de la regi�n.���
Conclusiones
Tanto la Revoluci�n
Bolivariana, comandada por Hugo Ch�vez, como la Revoluci�n Democr�tica y Cultural
boliviana, liderada por Evo Morales, marcan un proceso de ruptura frente al
tradicional esquema de funcionamiento sociopol�tico y econ�mico en sus
respectivos pa�ses. Ambos procesos desde un primer momento han dejado bien
claro que las FF.AA. serian uno de los pilares fundamentales para llevar a cabo
los cambios revolucionarios que se propon�an desarrollar.�
� Desde en un
primero momento, todo el arco que componen a las Fuerzas Armadas aprovecharon
la situaci�n hist�rica que les permit�a tener una plena injerencia en la
construcci�n de los procesos pol�ticos de sus respectivos pa�ses. Con el paso
del tiempo, la consolidaci�n de los presidentes de izquierda hizo que las
Fuerzas Armadas se fueran depurando de aquellos sectores castrenses que se
opon�an pol�ticamente al rumbo tomado. De esta manera fueron quedando, en las
respectivas instituciones armadas, s�lo aquellos sectores leales a los
presidentes, respetuosos del orden democr�tico vigente y que cuentan con una
alta impronta nacionalista- antiolig�rquica. Estos atributos les permitieron
ganarse la plena confianza del Poder Ejecutivo y convertirse en el brazo
ejecutor del modelo en cuesti�n.��
La visi�n
cl�sica de la defensa, la defensa entendida como vig�a, se ha modificado. Hablar
de defensa y seguridad integral significa hablar de todo el universo que rodea
la vida del ser humano en sociedad. Desde esta perspectiva, la seguridad
integral est� relacionada a un amplio espectro de acci�n que incorpora tem�ticas
como el� medio ambiente, la alimentaci�n, y as� como tambi�n el cuidado de la�
salud de la poblaci�n en general.
Bajo esta concepci�n de
seguridad, las FFAA, en su b�squeda de reciprocidad con el pueblo, tienen
legitimado una amplio campo de acci�n que se manifiesta en los espacios que
ocupa en la administraci�n del Estado, muy particularmente en las pol�ticas
sociales y de desarrollo. El nuevo rol que se le asigna a las Fuerzas Armadas
parece ser el de desempe�ar tareas que den un fuerte impulso en el desarrollo
nacional
Desde esta perspectiva, los
gobiernos de Bolivia y Venezuela buscan �la puesta en marcha de un gobierno de
car�cter c�vico militar, cuyos actores principales sean el pueblo y las Fuerzas
Armadas. Las nuevas Constituciones� se convierten en una notable herramienta
que permiten la transformaci�n de las FF.AA. en un instrumento de mediaci�n y
apoyo pol�tico.
La �nueva
perspectiva de integraci�n de Sudam�rica, que se ha fortalecido a trav�s de
bloques como el MERCOSUR y la UNASUR, permite trasladar el nuevo paradigma de
seguridad y defensa hacia toda la regi�n. De esta manera se legitima los
procesos iniciados en Venezuela y Bolivia donde las �FF. AA. tienen el rol�
clave de llevar adelante la misi�n del desarrollo nacional, no s�lo en sus
propios territorios, sino tambi�n� expandir su acci�n integral hacia todo el
continente.
A nuestro modo
de ver,� este nuevo rol de las Fuerzas Armadas� permitir� a estar cada vez� m�s
cerca de cumplir el objetivo de una definitiva Independencia. En donde la
unidad de las naciones Latinoam�rica en pos del desarrollo de la regi�n se
convertir� en el m�s s�lido garante de la estabilidad Democr�tica, desterrando definitivamente
los fantasmas de las asonadas militares del pasado. El rumbo ya esta
marcado, el tiempo nos dir� si estamos cada vez m�s cerca de la verdadera y
definitiva independencia de nuestros pueblos.
*Carrera de
Ciencia Pol�tica (UBA)
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