Resumen
El presente
trabajo recorre los cambios en el mapa
político venezolano desde la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez hasta
la actualidad, bajo la presidencia de Hugo Chávez Frías
La intervención
de los organismos multilaterales de crédito, el pacto de “punto fijo”, la
inserción de la sociedad en la política y su posibilidad de hacerlo, las
distintas Rebeliones Populares y como teoría, el llamado “Socialismo del Siglo
XXI” son los aspectos claves en los cuales se sumerge el trabajo para poder investigar
tanto en términos de liderazgo, como de participación de la sociedad en
política, qué sucesos y actores determinaron el progresivo, pero a la vez
abrupto traspaso de la segunda presidencia de Andrés Pérez, a la creación de,
entre otras cosas, Consejos Comunales en Venezuela bajo la presidencia de Hugo
Chávez.
Es así, que la
caída del puntofijismo y las reformas del Estado, en intrincada relación con el
“Caracazo” brindaran un marco de análisis certero que permitirá explicar el
proceso llevado a cabo durante los últimos años.
Abstract
This work is about political changes in Venezuela since Carlos Andrés
Pérez second term up to the present under Hugo Chávez Frías presidency.
Credit multilateral organizations, “Fixed point” agreement, the
possibility of interaction between society and politics, different popular
revolts and a theory called “twenty one century socialism” are the mains
aspects this paper focuses on in order to investigate the facts and agents that
decided not only the progressive but also sudden change, considering political
leadership and social participation in politics, since the end of Andrés Pérez
term up to the invention of communal councils, among other things, during Hugo
Chávez presidency.
The end of “Fixed point agreement” and state reforms in connection with
“Caracazo” bring an accurate framework of analysis that leads to explanation of
the process that took place during the last years.
Reformas en el Estado, sistema de partidos y ascenso
de Hugo Chávez Frías en Venezuela tras el “Caracazo”
Por: Diego Asproni*
Introducción
El
cambio en el mapa político venezolano a raíz de la eclosión del bipartidismo en la década del 90
es el punto de partida a nivel analítico más exhaustivo para explicar las
reformas de Estado venezolanas en esa época. No solamente es menester ahondar y
hacer hincapié en ese mapa político interno, identificando y caracterizando a
los nuevos actores preponderantes en ese período, sino que también, los cambios
en la coyuntura internacional –y nacional- signan de trascendental importancia
el andar de la década neoliberal. Así, la irrupción del “Pacto de Punto Fijo” y
su posterior derrumbe deben ser abordadas y analizadas a la luz de las reformas
de Estado que sucedieron a lo largo y ancho de América Latina, y desde el
prisma, además del gobierno de Carlos Andrés Pérez, sin dejar de lado, las
implicancias del Caracazo.
El objetivo de este trabajo es analizar la intrincada ligazón
entre el “Pacto de Punto Fijo”, y su implosión durante la década del 90’ en
manos del “caracazo”. En segundo lugar, y desagregado de él, analizar la
relevancia de los nuevos actores en el mapa político venezolano, para arribar
luego, a diversas “problemáticas” y consideraciones sobre la aparición del PSUV
y el gobierno de Hugo Chavez Frías.
Planteo
del problema:
Durante
la década neoliberal, el Estado, las reglas de juego, los actores políticos y
la arena política en general ha vivido grandes cambios en Venezuela, es por esto
que nos preguntamos: ¿Qué papel jugó la reforma del
Estado que se desplegó a lo largo y ancho de América Latina en el derrumbe del
“Pacto de Punto Fijo? ¿Qué repercusiones tuvo a nivel político-social la
intervención de los organismos multilaterales de crédito? ¿Cuál fue el rol del
gobierno de Carlos Andrés Pérez? Desde esta perspectiva, ¿Que significó el
Caracazo?
Siguiendo con el segundo objetivo planteado, se debe indagar ¿Qué
implicancias tiene la rebelión cívico-militar de febrero de 1992? ¿Cómo entender
la figura de Chávez en este período signado por gobiernos neoliberales?
Como punto final –y no por
ello menos importante- a intentar comprender en este sistema de problemas,
buscaremos responder si representa el gobierno de Chavez las características
del “neopopulismo” o si por el contrario, busca diferenciarse de distintas
experiencias catalogadas dentro de ese marco conceptual en América Latina.
El puntofijismo, su ruptura
y relación con la década del 90´será tratada desde autores como González Fuentes, José Molina, Rivas Leone,
Roberto Castel, entre otros. Por otra parte, Miguel Mazzeo, Modesto Guerrero,
Atilio Borón, y Chavez como fuente directa, aportaran para una lectura en clave
del proceso bolivariano durante el período tratado.
En un nivel de lectura de
la arena política en un sentido amplio en Venezuela, nos apoyaremos en textos
de Abal Medina, Thwaites Rey, y
nuevamente Atilio Borón, entre otros.
·
El bipartidismo en Venezuela: El Pacto de Punto Fijo
Este apartado tiene como
intención sistematizar, a grandes rasgos, las principales características del
bipartidismo entre Acción Democrática (AD) y COPEI vislumbrando cómo lo que distintos autores han llamado el “espíritu 23 de enero” ha influido de
manera trascendental en la vida política venezolana a partir de 1958.
Vale decir en este
apartado, que además de Rómulo Betancourt (AD) y Rafael Caldera, el Pacto
de Punto Fijo fue firmado también por la Unión Republicana Democrática,
encarnada en Jóvito Villalba. Entonces, dicho pacto comprometía a los firmantes
a “asegurar la estabilidad del régimen
naciente, manteniendo una estrategia cooperativa para resolver los problemas
relacionados con la gobernabilidad, y respetando los resultados de los
comicios, como base de la alternabilidad política”
[1]
.
Ahora bien, si bien es cierto que la URD tenía presencia en ese pacto, debido a
la correlación de fuerzas existente en ese momento, el mismo se basaba
mayoritariamente entre AD y COPEI, sumando también, a otros actores,
extra-partidarios, -pero no por eso con poca influencia, como ser el sector
empresarial -a través de Fedecamaras-, la mayor organización de los
trabajadores vía la CTV, las fuerzas armadas y la Iglesia.
Intelectuales como José
Molina plantean que entre 1958 y 1973 el sistema de partidos presenta una gran
inestabilidad electoral, lo que permite entonces, caracterizarlo como débilmente institucionalizado. Al decir
de este autor, durante este periodo surgen y desaparecen con rapidez nuevos
grupos políticos, aunque el principal eje de confrontación política sigue
siendo entre AD-COPEI. José Molina
remarca, además, un elevado número de volatilidad electoral, que tiene
influencia, justamente en esa débil
institucionalización que se observa a lo largo de este periodo.
Ahora bien, el periodo
siguiente, que comprendido desde 1973 a 1993 es caracterizado por Molina como
de un bipartidismo atenuado, ya que la distancia ideológica entre
las principales fuerzas políticas mencionadas anteriormente (AD-COPEI) es poca,
tendiendo a coincidir y situarse, dentro de una línea trazada, en el espacio de
la centro-derecha. Es interesante destacar que, para el autor, la legitimidad
de los partidos como tales “comienza a
declinar progresivamente a partir del inicio de la crisis económica producida
por la aguda reducción del ingreso petrolero a comienzos de los años ochenta,
la incapacidad de los gobiernos para atenuar sus efectos sobre la población, la
insatisfacción creciente de esta y su cada vez mayor conciencia de la
corrupción y el clientelismo”
[2]
.
Hacia 1993 se revela, según
trabajó Sonia Gonzalez Fuentes, una fase de dealingment a raíz
de la erosión de los vínculos partidistas: se da un menor impacto en la
identificación partidaria, perdiendo lealtad política a la luz de la
convergencia centro-derechista, ya que gracias –por culpa- de ello, quienes se
identifican con AD y COPEI son más susceptibles de traicionar a sus partidos”
[3]
.
Esto se traduce, por deducción, en la suplantación de los vínculos partidistas
como factor de decisión del voto por la evaluación personal de los candidatos o
del estado de la economía. Es entonces, que observaremos más a fondo las variables socio-económicas de
este período, para ver si estas influyen en el cambio del mapa político y, por
supuesto, de qué forma lo hacen.
·
Carlos
Andrés Pérez: su segundo gobierno
El
texto de M. Victoria Murillo llamado “Del
populismo al neoliberalismo: sindicatos y reformas de mercado en América Latina”
resulta muy claro respecto al giro que Carlos Andrés Pérez da ni bien llega a
su segundo mandato. Durante su primer periodo de gobierno, en los años ´70, Pérez
había extendido la intervención estatal, reglamentando salarios mínimos y regularizando
los despidos. De ahí que el viraje de este haya sorprendido tanto a la
oposición como a sus propios seguidores cuando en febrero de 1989, tras asumir
el gobierno por segunda vez, anuncie una liberalización comercial regada de
ajustes macroeconómicos y reformas estructurales del Estado, estableciendo una
sintonía con el periodo que se vivía a lo largo de Latinoamérica.
Ahora
bien, el caso venezolano muestra un contrapunto que Murillo deja a la clara
respecto a la respuesta por parte de los aliados sindicales: en Argentina y
México las principales confederaciones de trabajadores (CGT y CTM,
respectivamente) apoyaron los planes de reforma estructural. La Central de
Trabajadores Venezolanos (CTV), controlada por AD, “respondió a este cambio de
política organizando la primera huelga general de la historia de Venezuela,
seguida por una serie de manifestaciones y otras huelgas que boicotearon muchas
de las reformas de Pérez en el sector social y laboral”
[4]
.
El
análisis que la autora da a raíz de esta convocatoria general, resulta muy
interesante al observar que tras los anuncios de Pérez sobre las reformas
estructurales se produjeron disturbios urbanos, que demostraron claramente una insatisfacción
generalizada por parte de la población. Así, los dirigentes sindicales de AD
convocaron a dicha huelga por el temor que les generaba perder el control de la
CTV en manos de los partidos de oposición que rechazaban abiertamente las
reformas proclamadas. De esta manera, se produjo, sin más, una tensión entre la
lealtad al partido y la supervivencia de los lideres, que tuvo como resultado
la división de los dirigentes sindicales de AD, entre los provenientes de la
CTV, favorables a la huelga, y quienes poseían cargos designados en el partido,
que se oponían a la movilización.
·
Del 27 de Febrero al MBR 200 durante los
“recortes” del Estado
o
Caracazo
Al
igual que este apartado dentro del presente trabajo, el 27 de Febrero de 1989 también
fue un quiebre dentro de la vida política y social del pueblo venezolano, este no
fue un día más en la vida del país. Aquella mañana, tras conocerse un excesivo
aumento del combustible y del transporte público, entre otras exigencias del FMI,
hubo una instantánea rebelión cristalizada masivos saqueos en las principales
ciudades del país –por esto mismo, hay quienes consideran(mos) lo restrictivo e
incorrecto del término “Caracazo” ya que no refleja la real extensión de las
manifestaciones a lo largo y ancho del país-. Entonces, la “disciplina” y la
“seguridad” se hicieron presentes: el toque de queda fue establecido por el
gobierno y, ordeno una sangrienta represión cuyo resultado fue el asesinato de
más de 500 personas, de aquellos sin voz, de mayoría pobre que se habían hecho
escuchar; para el gobierno no era necesario ahorrar sangre.
¿En que se basaba el programa firmado por el gobierno de Carlos Andrés
Pérez para obtener casi 5.000 millones de dólares por parte de organismos
multilaterales? Pues bien, “aquel
paquetazo incluía las siguientes medidas: la decisión de acudir al Fondo
Monetario Internacional y someterse a un programa bajo supervisión de ese
organismo con el fin de obtener aproximadamente US$ 4.500.000.000.000 en
los 3 años siguientes; la liberación de las tasas de interés activas y pasivas
en todo el sistema financiero hasta un tope temporal fijado en alrededor del
30%; unificación cambiaria con la eliminación de la tasa de cambio preferencial;
determinación de la tasa de cambio en el mercado libre de divisas y realización
de todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa flotante; liberación
de los precios de todos los productos a excepción de 18 reglones de la cesta
básica; incremento gradual de las tarifas de servicios públicos como teléfono,
agua, electricidad y gas doméstico y sinceración general de precios de las
empresas públicas; aumento anual en el mercado nacional durante 3 años de los
precios de productos derivados del petróleo, con un primer aumento promedio del
100% en el precio de la gasolina; aumento inicial de las tarifas del transporte
público en un 30%; aumento de sueldos en la administración pública central
entre el 5 y el 30% e incremento del salario mínimo a Bs. 4.000 en el área
urbana y a Bs. 2.500 en el área rural; racionalización y eliminación progresiva
de los aranceles a la importación; reducción del déficit fiscal a no más del 4%
del producto territorial bruto (PTB) y congelación de cargos en la
administración pública”
[5]
.
Antes de mencionarlo en términos formales, podríamos decir, en otras
palabras, que la concepción de “reformas del estado” oculta una política mucho
más siniestra: recorte del presupuesto público, despido masivo de funcionarios
del Estado, y recorte de los derechos laborales
[6]
.
Concretamente:
- Someterse a un programa bajo supervisión del Fondo
Monetario Internacional con el fin de obtener aproximadamente 4 mil 500
millones de dólares en los 3 años siguientes.
- Liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero hasta un tope temporal
fijado en alrededor del 30%.
- Unificación cambiaria con la eliminación de la tasa de
cambio preferencial.
- Determinación de la tasa de cambio en el mercado
libre de divisas y
realización de todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa
flotante.
- Liberación de los precios de todos los productos a
excepción de 18 renglones de la cesta básica.
- Anuncio del incremento no inmediato, sino gradual de
las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable,
electricidad y gas doméstico.
- Aumento anual en el mercado nacional durante 3 años
de los precios de productos derivados del petróleo,
con un primer aumento promedio del 100% en el precio de la gasolina.
- Aumento inicial de las tarifas del transporte
público en un 30%.
- Aumento de sueldos en la administración pública
central entre el 5 y el 30% e incremento del salario mínimo.
- Eliminación progresiva de los aranceles a la
importación.
- Reducción del déficit fiscal a no más del 4% del
producto territorial bruto.
- Congelación de cargos en la administración pública
[7]
.
Estos
puntos reflejan a las claras el programa con el cual los organismos
multilaterales de crédito vinieron a imponer condiciones a los países que nos
encontramos bajo el sur del río Bravo. Para dar cuenta de eso, basta con
observar el informe del Banco Mundial (BM) de nombre “América Latina y el Caribe: Diez años después de la crisis de la deuda”.
Allí se habla de un nuevo modelo basado en la orientación hacia el mercado y de
la generación de un nuevo consenso que implicaría la apertura del comercio y la
menor participación del Estado en la economía, entre otros, con el fin de
“aliviar” la pobreza. No obstante, es en ese mismo informe donde el BM explica
que esas reformas, en algunos países han sido lentas y vacilantes. Tal es el
caso de Guatemala y Venezuela que debido a “problemas
políticos”, le han plasmado incertidumbre a los procesos de reforma. Ahora
bien, lo que el BM jamás va a decir, es que son estos mismos “problemas
políticos” los que provocado el despertar del pueblo venezolano, lo que le ha
otorgado voz a los eternamente silenciados.
Asi,
el “caracazo” fue el primer gran sacudón que sufrió el puntofijismo en Venezuela, puesto que salieron a la calle aquellos
actores sociales, silenciados y oprimidos que no se sentían representados por
ninguna de las opciones pre configuradas por ese pacto.
o
MBR 200
El 4 de febrero de 1992
explotó una rebelión cívico-militar comandada por él, en ese momento coronel
Hugo Chávez Frías: es este el principal “problema
político” al que se hacía mención anteriormente en el apartado del Banco
Mundial. En palabras de Chávez, “la
protesta popular se desató cuando el pueblo se dio cuenta que un grupo de
militares estaba junto a él. En ese momento el pueblo pasó de esa situación en
ebullición reprimida a una etapa de expansión explosiva. Esa rebelión militar
fue, creo, la más grande de la historia venezolana”
[8]
La importancia que remarca
Chávez en su alocución se condice más con el peso cualitativo que cuantitativo
del despliegue, ya que se movilizaron sólo 6 mil hombres (es decir, el 10% de
los efectivos), pero que pudieron producir combates simultáneos en el Palacio
de Miraflores, la Residencia Presidencial la Casona, y en otras ciudades como
Valencia, Maracay y Maracaibo. Sin embargo, hay que remarcar que la ausencia
sin previo aviso de La Causa R, importante desprendimiento del Partido
Comunista Venezolano (PCV) que venía trabajando los preparativos del
levantamiento, significó un duro golpe para Chávez y los rebeldes, quienes
decidieron rendir las armas rápidamente.
No había otra salida, el
destino ya estaba marcado y la prisión los esperaba. Allí el Movimiento
Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) se fortaleció notoriamente, a tal
punto que, tanto Caldera, como Causa R buscaron capitalizar la Rebelión de la
madrugada del 4 de febrero. Se debe a que mientras en el Congreso Nacional,
todos los oradores censuraban los sucesos del 4 de febrero, Caldera buscaba
mostrarse crítico con el cuadro de la situación, viendo al movimiento militar
como consecuencia de un deterioro del régimen democrático. Por su parte, la
Causa R, comenzaba a manejar la prisión de los insurrectos como un botín
propio, haciendo lobby para que estos puedan candidatearse en las elecciones de
diciembre de 1993.
Para ese entonces Carlos
Andrés Pérez había salido de la presidencia acusado de corrupción, asumiendo
fugazmente en su lugar Ramón Velásquez. Asi, las elecciones de ese fin de año
toman una trascendental importancia, ya que el panorama electoral se encontraba
totalmente abierto e impredecible. Ante esto, el MBR-200 planteo la abstención activa, que se resumía en
tres consignas: “no a los partidos, no a
las elecciones, si a la propuesta alternativa de constituyente popular”
[9]
.
Más allá de la elevada abstención que se visualizó, Caldera –ex COPEI y
candidato de Convergencia- resultó electo presidente, tras lo cual se decretó
la liberación indultado de Chávez y los suyos
Una vez recobrada la
libertad, recorrió el país planteando la necesidad de la Constituyente,
logrando así una maduración de esta idea. Durante 1994 y 1995, el MBR-200 se
propuso no dejar de ir a ninguna ciudad, pueblo, barrio, o campamento, lo que
terminó provocando la conformación de coordinadoras locales y regionales. Agrega
Chavez también, en la entrevista que le hace Marta Harnecker que “comenzaron a
aparecer experiencias incipientes aun en aquellos tiempos. De ahí viene la idea
de los comités bolivarianos, de los comités constituyentes (...) nuestra
estrategia había sido bien estudiada. Y dentro de ella siempre estuvo presente
la necesidad de buscar esos contactos con movimientos de izquierda en
Venezuela”
[10]
A la hora de optar por una ventana táctica dentro de un plano
estratégico diversas contradicciones se dieron dentro del MBR 200 sobre la
pertinencia o no de que Chávez fuera candidato. La táctica: presentarse a
elecciones. La estrategia: la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Esta
claridad estratégica resolvió contradicciones y, sumado a ello, durante ese
periodo se realizaron más de un centenar de consultas que dieron una gran
aceptación a su candidatura.
- Democracia
participativa: una nueva constitución.
- ¿Democracia
participativa o “hiperpresidencialismo”? La destrucción de un mito.
La llegada al gobierno de
Hugo Chávez Frías significó el primer golpe certero al neoliberalismo en su fase
“institucional” en América Latina, justo en el momento de mayor auge del mismo
en la región. Es cierto que existen antecedentes como pueden ser la revuelta antiglobalización
de Seattle el levantamiento zapatista de 1994, pero lo cierto es que solo la
elección de Chávez fue una victoria en el mismo juego que el Norte proponía: el
de la democracia liberal.
Así, y como se mencionó
anteriormente, su propuesta más reiterada en su campaña fue de la necesidad de
convocar a un proceso constituyente para refundar
el país, buscando entonces abandonar el modelo de democracia liberal
representativa, buscando instalar un modelo de democracia participativa,
buscando el protagonismo del pueblo.
87,75% fue el categórico
resultado positivo del referéndum consultivo sobre convocar a una Asamblea
Nacional Constituyente. Así, obtuvo también un elevado porcentaje de apoyo a
sus candidatos para integrar dicha Asamblea, teniendo entonces el gobierno la
posibilidad de diseñar un modelo constitucional de democracia participativa.
No obstante, hay que
aclarar, que el nuevo modelo político que surge tras la reforma constitucional
no reemplaza al modelo de democracia liberal, sino que la complementa con
diversas modalidades de participación. Es necesario entonces analizar este límite
y también marcar la importancia y relevancia de los mecanismos de participación
que si contempla el nuevo texto, en contraposición con la Constitución del 61,
heredera del pacto puntofijista.
“La
participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión
pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su
completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado
y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más
favorables para su práctica”
[11]
Reza el articulo 62 de la constitución venezolana, quien obliga al Estado a
facilitar la generación de condiciones para que el pueblo se haga protagonista.
En el mismo sentido, el artículo
70 se encarga de plantear las distintas formas de participación:
“Son
medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía,
en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta
popular, la revocación del mandato, las
iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y
la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter
vinculante, entre otros; y en lo social y económico: las instancias de atención
ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas
incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa
comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua
cooperación y la solidaridad.
La ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de
participación previstos en este artículo.”
[12]
Como importante novedad,
también el articulo 72 plantea que
“todos
los cargos y magistraturas de elección popular son revocables.
Transcurrida
la mitad del período para el cual fue
elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del veinte por ciento
de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripción
podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato. Cuando
igual o mayor número de electores o electoras que eligieron al funcionario o
funcionaria hubieren votado a favor de la revocación, siempre que
haya
concurrido al referendo un número de electores o electoras igual o superior al
veinticinco por ciento de los electores
o electoras inscritos o inscritas, se considerará revocado su mandato y se
procederá de inmediato a cubrir la falta absoluta conforme a lo dispuesto en
esta Constitución y en la ley.
La
revocación del mandato para los cuerpos colegiados se realizará de acuerdo con
lo que establezca la ley.
Durante
el período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria no podrá
hacerse más de una solicitud de revocación de su mandato”
[13]
A la vista queda la
importancia, en un sentido democratizador, que surge de la posibilidad de
establecer por ejemplo, referéndums populares y la posibilidad de revocatoria
de mandatos de todos los cargos de elección popular,, siendo este un hecho
inédito. Siendo el mismo Chávez quien en el año 2004, fue sometido a dicha
elección de revocatoria de mandato, tras los intentos de desestabilización que
la derecha le asestó. Las urnas lo dieron victorioso nuevamente, tal como
sucedió en 14 de las 15 elecciones que disputó en los últimos 11 años.
Ahora bien, distintos
autores caracterizan el primer periodo de Chávez al mando del gobierno dentro
de un clivaje dentro de la oposición democracia de partidos – democracia
plebiscitaria. Así, permiten argumentar que la construcción de la democracia
plebiscitaria, retorna –teóricamente- el liderazgo personalista, basando sus
argumentos en los distintos neopopulismos
[14]
realmente existentes en varios países: Bucaram en Ecuador, Menem en Argentina y
Fujimori en Perú.
Ahora bien, no es justificable que este
periodo de Chávez al mando del Ejecutivo pueda ser equiparable a fenómenos como
los de Fujimori o Carlos Menem por varias razones. En primer lugar, la
orientación ideológica dista de ser similar más allá de intentar etiquetarlos
bajo el mismo rótulo, como es el caso del neopopulismo. Pero, más allá de eso,
mediante la Constitución del año 1999 se introduce un articulado que termina por
privilegiar no una forma meramente plebiscitaria sino que apuesta
verdaderamente a lograr una mayor participación popular.
[15]
Por otra parte, la creación
de las misiones por parte del Ejecutivo en simultáneo con la reforma muestra
como se busca responder a los principales problemas sociales sin tener que
esperar cambios administrativos de fondo
[16]
.
Esto es bueno remarcarlo para no terminar haciendo una “fetichización” de las
instituciones cuando hay necesidades acuciantes en la población, a la vez de
evitar un párate de las mismas por cuestiones burocráticas a nivel estatal. De
ahí que se busquen programas que brinden respuestas urgentes a necesidades como
la alfabetización, el apoyo a estudiantes secundarios y universitarios, la
atención medica primaria, la generación de empleo o la entrega de tierras a los
campesinos, creando así, las Misiones Robinson, Ribas, Sucre, Barrio Adentro,
Vuelvan Caras y Zamora, respectivamente.
Entonces, ¿puede compararse
el “neopopulismo” de Menem, que rifó las empresas estatales sin transparencia
alguna y bajo sospechas de corrupción, con la participación popular permanente
que impulsa el “neopopulista” de Chávez? ¿Qué tipo de “hiperpresidencialismo”
es el que omite su estructura estatal para dar nacimiento a misiones sociales
no focalizadas que garanticen las necesidades básicas de la población? ¿Se
condice el neopopulismo o hiperpresidencialismo, con la posibilidad de
revocación de mandato y la búsqueda constante mediante acciones y “guiños” de
una participación del pueblo que lo supere, por caso, a él mismo?
Desde esta perspectiva, no
hay teoría que resista, y con esto, se derriba un mito, y, detrás de estas
teorías desfasadas y de la caída del mito, solo queda ideología, ni más ni
menos.
- Entre “lo político” y la “libertad económica”
El
artículo 302 de la Constitución del año 1999 es de suma importancia a la hora
de repensar la política estatal respecto a la llamada “libertad económica” y
los alcances de la misma. Este mismo
reza que “el Estado se reserva, mediante
la ley orgánica respectiva, y por razones de conveniencia nacional, la
actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios y bienes de
interés público y de carácter estratégico. El Estado promoverá la manufactura
nacional de materias primas provenientes de la explotación de los recursos
naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías,
generar empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el
pueblo”
[17]
La
importancia del mismo reside a la luz de los hechos acontecidos en los últimos
años, y también en la coyuntura regional en la cual se introdujo este
articulado. En los últimos años se puede visualizar la nacionalización de
sectores claves de la economía venezolana, buscando lograr un “desarrollo
autónomo” a nivel económico. Así, pueden diferenciarse dos olas de
nacionalizaciones durante los mandatos de Chávez: una primera orientada al
sector de servicios, y una segunda centrada en sectores de la producción como
la siderurgia (Sidor), las cementeras y las usinas lácteas.
Esto
contrasta y derriba los argumentos que intentan especular, alegando que no hubo
una propuesta integral de modelo de desarrollo ni una política económica
consistente. Aún más, en consonancia a
la radicalización del proceso se dio también un cambio en cuanto a la
orientación económica, tomando como eje nodal lo propuesto en la Reforma
Constitucional del 99, pero orientándolo de acuerdo a las necesidades básicas
de la población de allí en más.
En
ese sentido, Mabel Thwaites Rey analiza los alcances de la política neoliberal,
que se contrapone indudablemente al articulado que se ha analizado
anteriormente. Siguiendo con su argumento, dentro de la visión neoliberal “el radio de acción de lo político debería
limitarse a lo mínimo indispensable, dejando libres a las fuerzas de mercado
para que organicen a la sociedad conforme a un óptimo social que resultará,
precisamente, de ese libre juego”
[18]
Así,
y teniendo en cuenta la antítesis que respecto al paradigma neoliberal
configura Venezuela desde 1998 a esta parte, resultan llamativas conclusiones
como las de por ejemplo, José Antonio Rivas Leone en su libro “Transformaciones y crisis de los partidos
políticos. La nueva configuración del sistema de partidos en Venezuela”, donde
plantea que el “neopopulismo” venezolano
va de la mano de un pragmatismo desideologizado. De ahí que pueda decir cosas
como que que “la antipolítica y los
outsiders representan el mesianismo, el neopopulismo, la democracia
plebiscitaria, el autoritarismo e incluso la anarquía al prescindir de
organizaciones estables, fuertes y disciplinadas, así como también no contar
con programas políticos, sociales y económicos. Por consiguiente, la
alternativa viable para nuestras democracias, frente al avance de la antipolítica
y otras tendencias, es precisamente el imperante ¨reforzamiento de la sociedad
política¨ a través de los partidos políticos; por supuesto, dicha tarea implica
su reinserción y redimensión como actores centrales de la lucha democrática”
[19]
Cabe
entonces, preguntarse si no es extraño caracterizar como “antipolíticos” a
actores que se proponían ampliar el radio de acción de “lo político”. Desde
este punto entonces, ¿Cómo es posible explicar la conformación del Partido
Socialista Unido Venezolano?
- PSUV:
Nuevo sistema de partidos
La simplificación
(in)pertinente es sencilla: si el “caracazo”
fue el primer sacudón al puntofijismo, la llegada de Chávez al gobierno es la cristalización
de su ruptura y, terminada de consolidar con la conformación del PSUV.
La conformación del Partido
Socialista Unido Venezolano, rompe de raíz concepciones sobre los nuevos
partidos, y la crisis de los partidos
políticos, quienes alegan que estos nuevos partidos, a pesar del basto
apoyo popular que tienen, no logran consolidarse organizativamente y fracasan
en la construcción de lealtades partidarias duraderas, están mirando otra
realidad, o pagan cualquier precio tratando de lograr que la realidad encuadre
dentro de la teoría, y ya lo sabemos, si los hechos no encuadran dentro de la
teoría, tanto peor para los hechos. El PSUV, que cuenta con más de 7.000.000 de
miembros constituye algo novedoso en Venezuela, y tal vez por eso, difícil de
teorizar. Lo cierto es que es el primer partido que se afirma verdaderamente
tras la caída de AD-COPEI, tanto a nivel interno, como a la vista de los otros
actores políticos. La reciente conformación de las denominadas patrullas de
trabajadores en reemplazo de los antiguos batallones demuestra precisamente que
la organización se fortalece.
Ahora bien, historiando un
poco, la creación del PSUV se da como un anhelo hacia finales de 2006, tras
ganar el chavismo las elecciones presidenciales de diciembre de ese año. Para
ese entonces, Chávez llamó a aquellas agrupaciones que lo respaldaban a dejar
de lado los colores y las siglas, ya que “partido
unido es lo que requiere la revolución, no una sopa de letras, con lo cual
estaríamos cayéndonos a mentiras y engañando al pueblo”
[20]
Asi, la primera prueba de
fuego se dio con el intento de Reforma Constitucional de fines de 2007, lo que
constituyó la primera -y única- derrota de Chávez del 98 a esta parte. Proponía
no sólo una intervención estatal a nivel económico, sino que establecía por ley
nuevas clasificaciones de propiedad además de la privada, como ser la pública,
social, colectiva y mixta -articulo 115-.
Más allá de la derrota
puntual, que mereció diversas, el PSUV siguió su camino organizándose en más de
22 mil batallones a lo largo y a lo ancho del país.
“La
primera cuestión que uno tiene que plantearse en relación al socialismo del
siglo XXI, al socialismo bolivariano, es que es una reacción en contra de lo
que se hacía en los años 80 y 90, supuestamente sin otra alternativa. O bien
adoptábamos los principios del neoliberalismo y asumíamos los costos amargos
pero necesarios de una medicina que luego iba a producir efectos benéficos. O,
de lo contrario, nos iríamos a sumir en la más profunda de todas las crisis”
[21]
En este apartado es interesante la reflexión
que Modesto Guerrero, asesor de la embajada venezolana en Buenos Aires realiza,
para ponerlo en tensión con el supuesto neopopulismo, o simplemente populismo a
secas. Argumenta que su estadía en el poder y reelecciones no ahogan el
desarrollo del poder popular, ya que ese mismo Poder Popular, tiene una vida
propia, relacionada si con el mismo Chávez, pero a la vez con otras mediaciones
y con una dinámica propia bastante independiente, y esto, es algo que se
“escapo”, no por error, sino porque el mismo Chávez lo buscó, manifestándose en
la abstención del voto chavista en diciembre del 2007.
[22]
Es aquí entonces, donde se
debe incluir el concepto y los debates que generó el llamado “Socialismo del
Siglo XXI”, evocado más de una vez por
el Comandante nacido en Barinas. Este, tanto en sus discursos como en su
accionar ha resignificado la idea de socialismo: la “ventana táctica” de las
elecciones, los artículos ya mencionados de la constitución, la creación de
consejos comunales, las distintas Misiones llevadas a cabo, la ley orgánica del
Poder Popular, su avance en la formación política, citando, por ejemplo en
congresos adversos a Rosa Luxemburgo, su resistencia al ALCA, su propuesta del
ALBA –y, hasta con el visto bueno de él, la conformación del ALBA de los
pueblos a lo largo de Nuestra América toda, las expropiaciones, los “guiños”
para crear empresas bajo control obrero, su constante verborragia sobre el
socialismo, y un sinfín de acciones que hablan más que cualquier teoría o
discurso, a pesar de su gran capacidad de oratoria. En palabras de Borón:
“La única forma, el único camino que permite
salir del neoliberalismo y construir un sistema económico, social y político
postcapitalista, llámenle Socialismo del siglo XXI, Socialismo bolivariano,
etc., es creando a partir de las instituciones, de las tradiciones y de la
memoria de los pueblos. No hay ninguna otra fórmula alternativa. No se trata de
que venga alguien y escriba un modelito y ese modelito se aplique, eso no pasa
en la historia.
Lo
que pasa es que hay invenciones, y entonces una fórmula que se inventa la
tenemos en Venezuela, pero luego Bolivia se inventa otra fórmula que tiene
algunos elementos parecidos a los de Venezuela, pero otros muy diferentes. Y luego en Ecuador hay una
nueva invención permanente de salidas del neoliberalismo. Son todas invenciones
y por eso son experimentos que tienen una enorme densidad social, una enorme
base social y una gran legitimidad, porque son creaciones originarias. No son
copias de nada, simplemente son criaturas originales de los pueblos en un
momento determinado de su desarrollo.”
[23]
La pregunta que surge
entonces, y reforzando la teoría del Socialismo del Siglo XXI es entonces, si
se le puede pedir a un gobierno popular que construya el socialismo. Así, desde
esta tesitura, se refuerzan los ejes retomados por Borón, en tanto, con
acciones concretas ya enumeradas –algunas- previamente, busca construir un
movimiento que supere la figura del presidente mismo, ser para dejar de ser,
dejando al gobierno en un segundo plano y subsidiario al movimiento popular
emancipatorio, protagonista real de la revolución social.
Ahora bien, es cierto que
la llamada “Revolución Bolivariana” creo una referencia, casi dependencia con
su líder, entonces, ¿es posible seguir en el camino empezado a transitarse hace
ya unos años sin la presencia de Chávez? La respuesta queda a modo de
conclusión.
·
Conclusión
A modo de conclusión, no me apresuro
en mencionar la implicancia directa que tuvo la aplicación de las recetas
neoliberales propuestas por el FMI y diversos organismos multilaterales
mientras regia el pacto de punto fijo en Venezuela durante la segunda
presidencia de Carlos Andrés Pérez.
Es en este sentido, el “caracazo” una expresión
cabal de la nula representación que distintos sectores tenían tanto a nivel
político como social, considerándose entonces, el “caracazo” como el primer
sacudón de los oprimidos en busca de representación, y para ello, es claro,
nuevos actores debían aparecer y el punto fijo debía ser desarticulado para
lograrlo.
Allí, la figura de Chávez, con un gran
apoyo de parte del pueblo emerge como vocera de un nuevo movimiento: la Revolución
Bolivariana.
Desde la perspectiva planteada a lo
largo del trabajo, se han analizado y descartado los distintos argumentos que
hablan del fenómeno venezolano como “neopopulismo” e “hiperpresidencialismo”,
contraponiéndolo con el ya conocido Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, no
por eso quedan debates por saldar y preguntas sin responder.
¿Podrá el pueblo venezolano prescindir
de la figura que ha motorizado gran parte de este proceso? ¿Es el pueblo
venezolano capaz de hacerlo sin él, o por el contrario, se ha formado una
dependencia hacia él?
Creo que ese es el principal enigma
planteado, que solo los hechos, y ninguna teoría puede dar cuenta. Es cierto
que este proceso bolivariano esta colmado de contradicciones, entendibles, por
gobernar buscando el socialismo, creando consejos comunales y apoyándose en un
pueblo que busca que lo sobre pase, e inmerso en un mundo contrario a su
ideología. Las contradicciones abundan: por citar un ejemplo actual, puede ser
el caso de la extradición de Pérez Becerra al gobierno derechista de Colombia.
Tantas más contradicciones hay. Sin embargo, sin contradicciones no se puede
avanzar.
Así, la perspectiva y apuesta a futuro
para seguir investigando, es la mencionada anteriormente: Dentro del Socialismo
del Siglo XXI y ese “hacer para dejar de ser”, ¿es posible seguir en el camino
empezado a transitarse hace ya unos años sin la presencia de Chávez?
Notas