Revista de Ciencia Pol韙ica
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Revista Nº15 " TEOR脥A POL脥TICA E HISTORIA "

Resumen.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El presente trabajo aborda diversas problem谩ticas con respecto a la democracia liberal, la naci贸n y el Estado moderno, tomando como eje central los planteamientos te贸ricos de David Held con respecto a la democracia cosmopolita, en tiempos de globalizaci贸n. Se propone que la ciencia pol铆tica debe plantearse un rompimiento con los an谩lisis tradicionales, excesivamente dependientes del funcionamiento de la democracia dentro de cada sistema pol铆tico estatal. Se concluye que es necesario crear nuevas instituciones que garanticen el proceso de redefinici贸n de la democracia, en un contexto de globalizaci贸n que induce un proceso de cambio pol铆tico.

Palabras claves: democracia, naci贸n, Estado moderno, globalizaci贸n.

 

Abstract.

This paper addresses several issues with respect to liberal democracy, the nation and the modern state, on the central theoretical approaches with respect to David Held's cosmopolitan democracy in times of globalization. It is proposed that political science should consider a break with traditional analysis, overly dependent on the functioning of democracy within each state political system. It concludes that it is necessary to create new institutions that guarantee the process of redefinition of democracy in a context of globalization that induces a process of political change.

Key words: democracy, nation, modern State, globalization.

 

 

Democracia cosmopolita, Estado moderno y globalizaci贸n [1] .

Gustavo Alc谩ntara Moreno [2]

 

 

1. Introducci贸n.

En su libro La democracia y el orden global, David Held aborda el problema de la democracia contempor谩nea desde una perspectiva novedosa, que rompe con las proposiciones de los te贸ricos cl谩sicos de la de democracia liberal. La visi贸n de Held plantea la necesidad de redefinici贸n de la idea de democracia, en un contexto que ciertamente ha cambiado mucho a partir de 1989. A esos cambios se le suman la intensificaci贸n y mayor relevancia que otras variables de la vida social han adquirido con el transcurrir de los a帽os.

La sumatoria de todos estos fen贸menos afecta directamente al Estado liberal democr谩tico como forma de organizaci贸n pol铆tica.Es conveniente entonces,revisar cu谩l es ese contexto que amenaza la forma actual del Estado liberal democr谩tico y nos obliga a concebir una visi贸n distinta y actualizada de la democracia, si tomamos en cuenta que 鈥渓os problemas de la democracia se extienden m谩s all谩 de las fronteras de los Estados鈥 (Held, 1995, p. 37).

Ante este reto de la democracia, la ciencia pol铆tica debe plantearse un rompimiento con los an谩lisis tradicionales, excesivamente dependientes del funcionamiento de la democracia dentro de cada sistema pol铆tico estatal. Ya no resulta pr谩ctico para el cient铆fico social aquella concepci贸n que planteaba la doble visi贸n del Estado, considerado por una parte desde la dimensi贸n interna, que concibe al mismo como una forma de organizaci贸n pol铆tica aut贸noma con instancias democr谩ticas de toma de decisiones; y una dimensi贸n externa, propia de la teor铆a de las relaciones internacionales, que hace 茅nfasis en el Estado como el actor privilegiado en el escenario internacional, por lo que lo primordial en ese 谩mbito es el estudio de las relaciones interestatales (Vallesp铆n, 2000).

El Estado, como centro de control y de poder pol铆tico, ha sido trascendido por la din谩mica social, siendo incapaz de regular e intervenir en la totalidad de las acciones e interacciones que fluyen del campo econ贸mico y social. Por ello, hay que replantear el papel del Estado-Naci贸n tradicional, con miras a sustentar la posibilidad de una democracia adaptada a ese nuevo orden global, esto es, una democracia cosmopolita.

 

2. La Democracia Liberal.

La democracia liberal es la forma de gobierno que se ha impuesto contempor谩neamente (Schumpeter, 1983). Desde las formulaciones cl谩sicas del liberalismo, esta tipolog铆a de democracia ha venido moldeando su forma y adquiriendo caracter铆sticas propias.

La base de toda teor铆a liberal tiene como punto de partida al individuo. Esta es la categor铆a de an谩lisis principal, pues se plantea una verdadera 茅tica de la autonom铆a de la persona como ser humano. Toda esta discusi贸n tiene sus antecedentes en la defensa del individuo ante los abusos de poder provenientes del Estado [3] .

El contexto en el que surge este debate es aquel que tuvo en el Estado absolutista la forma de gobierno predominante. La preocupaci贸n b谩sica de los fil贸sofos y te贸ricos liberales era la de proponer un orden pol铆tico que garantizara el reconocimiento de una serie de derechos al individuo, a la vez que se expresara un conjunto de restricciones y l铆mites al poder discrecional ejercido por el centro pol铆tico.

El reconocimiento de los derechos del hombre tiene sus antecedentes en la escuela del derecho natural o iusnaturalista. Esta escuela plantea en su doctrina que existen una serie de derechos que subyacen a la condici贸n misma del ser humano, independientemente de la voluntad de 茅stos, tales como el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad, entre otros. Dichos derechos no pueden ser violados o desconocidos por quien en un determinado momento hist贸rico detente el poder leg铆timo de ejercer la fuerza para obtener la obediencia de sus mandatos. Esa autoridad tiene el deber y, por tanto, la obligaci贸n, de respetar y proteger esos derechos frente a cualquier intervenci贸n posible por parte de los dem谩s (Bobbio, 1999, p. 11).

Existe entonces una relaci贸n de derecho entre el individuo y el Estado, en la que el primero es el titular de un derecho y el segundo el constre帽ido por una obligaci贸n. Pero la situaci贸n no es tan sencilla, ya que plantea un dilema cient铆fico y filos贸fico entre la justificaci贸n de los derechos del individuo y la restricci贸n del poder y funciones del Estado, para resolver el problema de equilibrar el poder coercitivo y la libertad.

En cuanto al Estado, los liberales cl谩sicos propusieron la teor铆a del Estado limitado. Esto se plantea en dos dimensiones, la del l铆mite de los poderes, por una parte, y la del l铆mite de las funciones por el otro (Bobbio, Ob. cit.). El l铆mite de los poderes tiene que ver con la creaci贸n de un Estado de derecho que se opone al Estado absoluto; en lo relativo a las funciones, se plantea el Estado m铆nimo frente al Estado m谩ximo. El estado de derecho plantea la creaci贸n de un corpus legal que regule la estructura de los poderes p煤blicos y sea garante de los derechos civiles de las personas. El Estado m铆nimo se refiere a la no intromisi贸n del la estructura de dominaci贸n en las libertades contractuales de los individuos, defendiendo la autonom铆a de la voluntad de las personas. Este tipo de Estado con frecuencia suele ser relacionado con el sistema del librecambismo.

La soluci贸n de los pensadores pol铆ticos al dilema, atendiendo a la parte individual, fue el de la democracia representativa. El proceso a trav茅s del cual se va fraguando este modelo democr谩tico, es el vivo reflejo de diversos conflictos y contradicciones sociales. Para ilustrar esta situaci贸n, podemos hacer referencia al proceso hist贸rico y pol铆tico que marca el paso de la democracia liberal a secas, hacia la democracia liberal 鈥 representativa (Caminal, 1996). En los principios del liberalismo pol铆tico, la idea de ciudadano, entendida como aquel individuo que participa pol铆ticamente en los asuntos de su sociedad, era bastante restringida, ya que se reduc铆a a un peque帽o grupo de personas con privilegios econ贸micos o de estatus. El derecho al voto, que es el acto m谩s conspicuo de toda democracia representativa, era de tipo censitario, por lo que hab铆a que ser pudiente para tener acceso a su ejercicio. Esta situaci贸n, tra铆a como consecuencia que una porci贸n bastante significativa de personas estuviera vetada para participar formalmente en los procesos pol铆ticos. S贸lo con la implantaci贸n definitiva del sufragio universal, existi贸 la posibilidad de superar esa verdadera discriminaci贸n social de la participaci贸n pol铆tica que sufr铆an la mayor铆a de las personas. De esta forma quedaba abierta de manera m谩s efectiva la representaci贸n de los intereses de los diversos grupos sociales en la asamblea o parlamento.

Con la obtenci贸n de esta igualdad pol铆tica, quedar铆an solventados muchos inconvenientes de tipo pol铆tico, dej谩ndose abierta una posibilidad mucho mayor para que los individuos expresen su voluntad y defiendan sus intereses. Esta premisa, conjugada con la libertad de mercado, eran las piedras angulares que edificar铆an el modelo liberal - democr谩tico que hoy conocemos.

 

3. El problema de la naci贸n.

Luego del fin de la guerra fr铆a, el mundo ha experimentado profundos y sensibles cambios con respecto al orden internacional, puesto que la ca铆da del muro de Berl铆n y la disoluci贸n de la Uni贸n Sovi茅tica significaron la desaparici贸n del n铆tido, predecible y estable sistema bipolar que hab铆a trazado las reglas del juego internacional durante cuarenta y tres a帽os. El mundo ya no est谩 dividido por la confrontaci贸n entre dos grandes ideolog铆as. El conflicto Este-Oeste ha dado paso a un nuevo escenario internacional, mucho m谩s complejo y ambiguo, con una superpotencia dominante y varias potencias que reclaman una mayor injerencia en las decisiones que marcan el rumbo de la pol铆tica mundial.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Han aparecido o resurgido nuevos problemas, confrontaciones que se cre铆an ya superadas a partir de la desmembraci贸n de los imperios perdedores tras la Primera Guerra Mundial y de la descolonizaci贸n, durante la segunda posguerra, de Asia y 脕frica. Se crey贸 que la aparici贸n, a finales del siglo XV, del Estado-Naci贸n -el cual m谩s tarde se convertir铆a en la estructura pol铆tica por excelencia de la modernidad, adem谩s de constituirse como uno de los principales actores en la historia de las relaciones internacionales- de la mano incipiente de la burgues铆a europea, se encargar铆ade ser la unidad b谩sica de cohesi贸n y de gobierno pol铆tico durante la edad moderna y para siempre. Sin embargo, al final del siglo XX, las pasiones 茅tnicas, nacionales y religiosas hacen resurgir, con fuerza de hurac谩n, explosivos movimientos que desaf铆an las premisas en que se funda el estado moderno, tanto en oscuros rincones del mundo como en sus principales potencias. Estamos en presencia del resurgimiento de los nacionalismos (Gellner, 1994), fen贸meno que constituye una primera fuerza desintegradora de la estructura del Estado-Naci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Ante este resurgir de las fuerzas nacionales desintegradoras, cabe preguntarse qu茅 aspectos son los que motivan a un grupo a constituirse en movimiento de liberaci贸n nacional. Ante esta interrogante, Held propone estudiar las condiciones de posibilidad de la participaci贸n pol铆tica, as铆 como el conjunto de instituciones de gobierno capaces de regular las fuerzas que dan forma a la vida cotidiana, pues existe un d茅ficit te贸rico al respecto. En tal sentido acaso 驴Es la falta de espacios de participaci贸n pol铆tica dentro de la estructura del Estado-Naci贸n lo que motiva a los grupos separatistas o secesionista a buscar otras formas de organizaci贸n y expresi贸n pol铆tica?

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Este problema pasa en primer lugar por la vigencia que en las actuales circunstancias posee la concepci贸n de naci贸n, pues hasta el momento la sociedad civil es b谩sicamente una sociedad nacional. Ante las fuerzas fragmentadoras y atomizadoras del mercado transnacional, una reafirmaci贸n del poder de la Naci贸n como fuerza estabilizadora resulta pertinente (Giddens, 1999, p. 153). Para ello se plantea una nueva concepci贸n de la Naci贸n, que no la identifique como un grupo humano con una identidad com煤n fijada a partir de una unidad, bien sea ling眉铆stica, religiosa, 茅tnica, cultural o hist贸rica gracias a un pasado com煤n, circunscrita en un espacio territorial delimitado.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El aspecto territorial es el que primero hay que replantear. Para ello Giddens propone no hablar de fronteras sino de l铆mites. La concepci贸n de fronteras n铆tidas, demarcadas con precisi贸n cartogr谩fica en los mapas, sencillamente se hace insostenible durante la 茅poca actual, caracterizada por un 鈥渋ncremento, a escala mundial, de las interacciones que unen entre s铆 a todas las actividades humanas. Ese aumento de las interdependencias ya no conoce fronteras gracias a la abolici贸n de los obst谩culos imputables al espacio y al tiempo鈥 (Brunswick y Danzin, 1999,p. 15). Es por ello que se plantea una concepci贸n m谩s cosmopolita de la nacionalidad, ya que el sistema de fronteras r铆gidas fue creado por la geopol铆tica de la primera posguerra, bajo una l贸gica que no se adecua a las actuales circunstancias.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Estamos viviendo, desde hace ya unas d茅cadas, una tendencia hacia la constituci贸n de bloques regionales. El primer impulso para este paso se dio en el plano econ贸mico, pero como lo demuestran los avances experimentados por la Uni贸n Europea, la expectativa busca extenderse con intensidad, en los pr贸ximos a帽os, hacia la dimensi贸n pol铆tica. Esto se presenta en la dimensi贸n p煤blica, pero en el 谩mbito privado, quiz谩s por escapar de las regulaciones y controles estatales, tal vez las interacciones se est茅n dando con mucha mayor fuerza. As铆 lo demuestran las asociaciones y ONG, que vienen haciendo sentir su peso y su influencia en el escenario internacional. Estos nuevos movimientos sociales son capaces de agruparse en torno a un inter茅s com煤n, sin importar la nacionalidad, la raza, el grupo 茅tnico o la clase social. Sin aspirar al control pol铆tico, esos grupos provenientes de los espacios privados de la sociedad civil buscan satisfacer sus objetivos por medios no institucionalizados pol铆ticamente.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 驴C贸mo se explica lo anterior? El fen贸meno de la globalizaci贸n, o lo que otros prefieren llamar de manera m谩s optimista mundializaci贸n, hace que existan problemas cuyos efectos y soluciones trascienden las fronteras de los Estados-Nacionales modernos (Giddens y Hutton, 2001). Los ciudadanos que viven en una determinada sociedad nacional, ya no son los 煤nicos que formulan las demandas, ni sus representantes democr谩ticamente elegidos, quienes formulan las respuestas (Alc谩ntara Moreno, 2011). Como argumenta Held, 鈥渓as comunidades nacionales no son de ninguna manera las 煤nicas fuentes de dise帽o y elaboraci贸n de las decisiones y pol铆ticas que ejercen influencias sobre las vidas de sus miembros, y las medidas implementadas por los gobiernos nacionales, no afectan exclusivamente a sus propios ciudadanos鈥 (Ob. cit., p. 38). Para citar un ejemplo, pensemos en las repercusiones que a nivel mundial puede tener la decisi贸n del gobierno de los Estados Unidos de no firmar el Protocolo de Kioto, considerando que se trata del pa铆s m谩s contaminante del mundo. Del otro lado, podemos observar como las constantes protestas contra las reuniones de la Organizaci贸n Mundial del Comercio o del G-8, son realizadas por grupos totalmente heterog茅neos desde cualquier punto de vista.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Lo anterior nos demuestra en qu茅 forma ya no es posible afirmar que las personas que viven en un territorio demarcado por fronteras, pueden tomar de manera soberana y leg铆tima las decisiones que afectar谩n sus vidas. Este c煤mulo de circunstancias afectan directamente la idea moderna de democracia y sus principales elementos constitutivos tales como 鈥渓a naturaleza del cuerpo pol铆tico, el significado de la representaci贸n, la forma y el alcance adecuados de la participaci贸n pol铆tica y la relevancia del Estado-Naci贸n democr谩tico, enfrentado a las turbulentas pautas de relaciones y restricciones del orden internacional鈥 (脥dem, p. 40), que vendr铆a a fungir como el garante de los derechos, obligaciones y bienestar de los ciudadanos.

Si asociamos esta circunstancia con la democracia, tenemos que afirmar, a nuestro modo de ver, la proliferaci贸n de movimientos separatistas es consecuencia de un d茅ficit democr谩tico en el interior de los Estados Nacionales que padecen esta dificultad, pues siguiendo los planteamientos de Fernando Mires 鈥渘o se puede formular una teor铆a de la democracia sin la base de una teor铆a del reconocimiento鈥 (Mires, 2001, p. 109). El peligro de este aparente d茅ficit democr谩tico parece amenazar con una mayor fragmentaci贸n a la tradicional unidad nacional.

Para construir una naci贸n cosmopolita, es necesario encontrar un significado diferente de la misma, en el cual se plantee el principio de la tolerancia. Para ello 鈥渓as viejas formas de identidad nacional han de ser reestructuradas鈥 (Giddens, Ob., cit., p. 59). Es imperioso que se hallen valores con los que todos est茅n comprometidos y una identidad con la que los ciudadanos se sientan c贸modos, aceptando al mismo tiempo la ambig眉edad que en el interior de cada sociedad se deriva como consecuencia de las inmigraciones. Este proceso, que es caracter铆stico del actual orden global, afecta de manera directa los antiguos v铆nculos de identidad nacional, en el cual persiste un cierto recelo hacia el multiculturalismo. Pero, para dar un argumento fuerte en contra de esta idea, tenemos que decir que ese nacionalismo homogeneizador es s贸lo una ficci贸n imposible de cumplir en la realidad.聽聽

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4. Democracia y globalizaci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La cr铆tica b谩sica que Held les formula a los te贸ricos de la democracia de los siglos XIX y XX, es la de que conciben a la democracia como una relaci贸n sim茅trica entre electores y representantes. Esta relaci贸n tiene que ver con el control democr谩tico que los electores ejercen sobre sus representantes, lo que da pie para hablar de la representaci贸n como gobierno responsable; y el proceso de toma de decisiones o formulaci贸n de pol铆ticas p煤blicas, por parte de los gobernantes en relaci贸n con los intereses de sus electores o del grupo o partido que representa.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Esta relaci贸n se da tradicionalmente en el 谩mbito nacional. El problema comienza cuando se generan decisiones pol铆ticas, que tomadas fuera de cualquier 贸rgano representativo o asamblea nacional, afecta a los ciudadanos de un determinado pa铆s. Esto crea irremediablemente una sensaci贸n de que no hay representatividad por parte de quienes toman las decisiones.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Esta situaci贸n se evidencia cuando apreciamos las acciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), al momento de aprobar o no un pr茅stamo para alg煤n pa铆s. En el caso de no aprobarlo, el pa铆s pudiera carecer de liquidez para pagarle a las personas sus ahorros bancarios, tal y como sucede en Argentina. Bajo la otra posibilidad, si lo aprueba, entonces impondr谩 una serie de recetas o pol铆ticas como condici贸n para realizar el aporte de capital. Este tipo de situaciones puede afectar notablemente la vida del ciudadano com煤n, al cobrarle m谩s impuestos y dejar que la crisis se solvente golpeando su espalda, o simplemente neg谩ndole la educaci贸n superior a sus hijos, cerr谩ndole las puertas a una posibilidad de movilidad social vertical hacia arriba, porque la educaci贸n ha dejado de ser p煤blica y gratuita.

Otro problema, que se deriva de esta formulaci贸n de pol铆ticas fuera del espacio nacional y de la asamblea de representantes de las poblaciones asentadas en un territorio geogr谩fico, leg铆timamente constituidas a trav茅s de elecciones libres y competitivas, es el hecho de que quienes est谩n detr谩s de la toma de decisiones, son bur贸cratas y tecn贸cratas (Garc铆a-Pelayo, 1987, p. 33). Este tipo de funcionarios o gerentes carecen de cualquier tipo de control electoral democr谩tico y, por lo tanto, est谩n exentos de responsabilidad para los ciudadanos, que son directamente los depositarios de las decisiones. Lo triste y peligroso de esta realidad, es que ni siquiera est谩 garantizado que quienes toman las decisiones sean los mejores, por lo que a los ciudadanos s贸lo les queda apostar a que el tecn贸crata tenga al menos 茅tica profesional. La otra posibilidad es la de la protesta c铆vica, que puede muy bien terminar en violencia.

As铆 pues, en Am茅rica Latina la democratizaci贸n se ha vinculado 鈥渃on ciertos avances de corte netamente tecnocr谩tico en el espacio de lo gubernamental y administrativo, lo que representa para el ejercicio de la democracia fuente segura de desviaciones autoritarias en las pr谩cticas pol铆ticas efectivas鈥 (Ramos Jim茅nez, 2008, p.110).

De manera que, existen ejemplos mucho m谩s difusos y subrepticios que los del FMI. Inclusive decisiones de tipo privado pueden afectar a toda una sociedad, como cuando una empresa transnacional decide instalarse o no en un determinado pa铆s. Esta situaci贸n podr铆a, de ser positiva la entrada de capital de inversi贸n en un pa铆s, menguar el problema del desempleo, sirviendo como v谩lvula de escape a muchos otros problemas sociales. Si la decisi贸n de invertir es negativa, sencillamente el pa铆s seguir铆a sumido en su crisis social, que tendr铆a en el desempleo s贸lo el punto de partida que afectar铆a a toda la econom铆a y, eventualmente, a la estabilidad pol铆tica.

El anterior era un ejemplo que tomaba en consideraci贸n una actividad l铆cita. Pero que tal si nos referimos a acciones de tipo ilegal. Pi茅nsese por un momento, en el aporte en met谩lico que las mafias internacionales le pueden hacer a la econom铆a de un pa铆s, simplemente utiliz谩ndolo como puente del narcotr谩fico, para luego introducir la droga en el mercado de consumo.

Las posibles situaciones que ilustran lo anterior y las caracter铆sticas de los mismos, pueden ciertamente seguir multiplic谩ndose. Lo es que la estructura estatal moderna no luce 贸ptima a la hora de controlar y contener, toda esa ola de acontecimientos derivados de la compleja 茅poca en que vivimos.

Al respecto, autores como Beck (1997) han lanzado hip贸tesis interesantes, como la que plantea el hecho de que vivimos en lo que se podr铆a denominar como sociedad delriesgo, es decir, un tipo de sociedad en la que los peligros y amenazas superan con creces las certezas y seguridades. Esta situaci贸n se puede explicartrav茅s de la idea de modernidad reflexiva.

Seg煤n Beck, las sociedades modernas siguen viviendo bajo los patrones de la sociedad industrial tradicional, la cual estaba construida en base a las reglas y principios de la modernidad tradicional. Acompa帽ando a este fen贸meno, tenemos que lo pol铆tico se ha transformado, por lo que asistimos a una 茅poca caracterizada por la tendencia a que lo social se convierta en pol铆tico, ampliando a su vez el espacio pol铆tico. A la par de esa propagaci贸n de actividades pol铆ticas, han surgido nuevos actores pol铆ticos que se expresan bajo pautas de conducta e instituciones pol铆ticas no tradicionales.

No es posible continuar pues, con las mismas instituciones obsoletas, si la pol铆tica gubernamental tiene que estar disponible para todo, y todos quieren y deben participar en ella (Beck, 1999). Un panorama como este requiere de la invenci贸n de lo pol铆tico, es decir, de la aplicaci贸n de una pol铆tica creativa, autocreativa, que proponga nuevos contenidos, formas y coaliciones.

Resulta perentorio, quiz谩s m谩s que nunca, aplicar la imaginaci贸n pol铆tica y emplear el saber pol铆tico como artificio que posibilite la creaci贸n y la construcci贸n de un nuevo orden pol铆tico, tanto en el plano nacional como internacional y considerando su interrelaci贸n. Esta es la dif铆cil tarea que tienen que encarar los fil贸sofos y cient铆ficos de la pol铆tica.

 

5. La situaci贸n del Estado moderno y el cambio social.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Todas estas mutaciones anteriormente esbozadas, dejan marcada una huella sobre la estructura del Estado moderno. Recordemos que la sociedad es, por definici贸n, din谩mica y nunca est谩tica. El cambio social es una categor铆a de an谩lisis sociol贸gico, que podemos comprobar al revisar la historia.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Este hecho parece ser contradicho por aquella corriente que plantea el fin de la historia. Esta tradici贸n, que arranca con Hegel y continua con Marx, retom贸 vida con la propuesta, muy criticada por cierto, de Francis Fukuyama (1992). Si el fin de las ideolog铆as implica la asunci贸n hacia la sociedad 煤ltima, la mejor sociedad y, por tanto, la sociedad ut贸pica, estamos ante la presencia de una visi贸n mecanicista de la sociedad. El planteamiento central consiste pr谩cticamente en haber encontrado una ley universal, casi natural, que se帽ala las distintas fases por las que una sociedad debe transitar [4] .

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Es muy f谩cil desmontar la tesis anteriormente comentada, mediante la simple afirmaci贸n de que todas las personas, por naturaleza, siempre tendr谩n una ideolog铆a mediante la cual expresen sus valores y creencias. Pero el asunto es m谩s complejo, y tiene que ver con la posibilidad del cambio social. Ese cambio social no ocurre por azar, ni mucho menos por una ley natural, sino por la capacidad creativa y transformadora de los individuos y de la sociedad y sus instituciones en su conjunto.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Las instituciones sociales plantean pautas de comportamiento reiteradas, ejerciendo un indudable influjo en la conducta humana, puesto que estas 鈥渟on las reglas del juego en una sociedad o, m谩s formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacci贸n humana. Por consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea pol铆tico, social o econ贸mico鈥 (North, 1995, p. 13). Esa caracter铆stica nos permite hablar de la existencia de una estructura social. Estas instituciones moldean la conducta y las interacciones de los individuos, pero a la vez se da un proceso de retroalimentaci贸n. Mediante la retroalimentaci贸n, los individuos como tales, o considerados como adscritos a redes de mayor tama帽o como los grupos de inter茅s, movimientos sociales, partidos pol铆ticos, ONG, y pare usted de contar, pueden ejercer influjos sobre las instituciones y modificarlas gradualmente o de manera brusca o revolucionaria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El proceso anteriormente descrito es el resultado no s贸lo de la voluntad explicita de los actores sino como consecuencia de los cambios estructurales que se van fraguando en la vida cotidiana. Recu茅rdese que muchos de los acontecimientos de los cuales la historia puede dar fe, son el resultado de consecuencias imprevistas, inesperadas y no sopesadas por los actores (Giddens, 1992).

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Nadie puede afirmar de manera contundente, que el mercado sea una creaci贸n de la clase burguesa para adquirir y mantener su dominaci贸n sobre la clase trabajadora. El mercado es el resultado de un proceso hist贸rico y cultural que involucra aspectos de toda 铆ndole. Se trata de una consecuencia del cambio social, el cual muchas veces ocurre debido al conflicto, pues las contradicciones en el interior de determinada estructura social, son el punto de partida para cualquier posibilidad de cambio y reformulaci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero no todos los conflictos resultan tan evidentes pues 驴Con qui茅n est谩 enfrentado el liberalismo, si el socialismo se ha disipado hasta el punto de casi no dejar rastros? 驴Cu谩l es la contradicci贸n del mercado libre, si la econom铆a planificada y la propiedad en manos del Estado no result贸 ser, a la postre, un rival competitivo?

En opini贸n de Beck, el enemigo de la sociedad liberal democr谩tica ser铆a, al contrario de lo que muchos pudieran pensar, su propio 茅xito. Y es que ya no persisten los mismos antagonismos b茅licos del mundo bipolar, por lo que la l贸gica en base a la cual funcionaban los Estados nacionales se ha desdibujado. Los intereses en juego son puestos en disputa en base a la primac铆a de la econom铆a, lo que en este contexto est谩 caracterizado por un sistema global de intercambios interdependientes que 鈥渞efuerza la hip贸tesis de una paz militar entre los competidores, compensada por una l贸gica de guerra econ贸mica por la conquista de mercados y la divisi贸n internacional del trabajo鈥 (Brunsvick y Danzin, Ob. cit., p. 23-24). Por supuesto que siguen existiendo enfrentamientos armados, pero sucede que los mismos est谩n mucho m谩s localizados [5] y se sustentan en problemas b谩sicamente 茅tnicos, racistas, nacionalistas o religiosos. Entre tanto, la l贸gica de la mundializaci贸n hace que los conflictos econ贸micos est茅n mundializados [6] .

Esa competencia econ贸mica en el plano global, a trav茅s del libre mercado, es visto con muy buenos ojos, pues evita la posibilidad de un guerra catastr贸fica a nivel global (Giddens, 1999). Se tiene que tener en cuenta todos los muertos que de manera directa o indirecta, generaron las guerras del siglo XX. La competencia econ贸mica permite pues, desviar los enfrentamientos. Puede que esta tesis sea muy discutida por los socialistas o los neomarxistas, ya que una competencia implica necesariamente la existencia de ganadores y perdedores. Los no aptos para una actividad comercial, en el peor de los casos abandonar谩n la actividad para la cual no son competitivos, sin que ello les cueste, en teor铆a, la vida. Entonces, de un principio que exalta el ego铆smo, tal y como lo es la competencia para satisfacer los intereses personales, se obtiene una visi贸n positiva, que ser铆a la disminuci贸n de las potencialidades destructivas de la guerra.

Teniendo en cuenta los cambios en el ajedrez mundial, cabe preguntarse cu谩les son las dem谩s vicisitudes que estamos afrontando. Esos problemas est谩n all铆 sobre el tapete, s贸lo que no son tan perceptibles, porque sencillamente los Estados nacionales y las dem谩s instituciones pol铆ticasy sociales, fueron estructuradas y reproducidas para funcionar bajo una realidad distinta a la actual.

Ante tales circunstancias, podemos afirmar que estamos afrontando una verdadera crisis, no s贸lo del Estado-Naci贸n, sino del orden global y de la vida individual. Y es que la estabilidad no tiene por qu茅 ser considerada como la regla, despu茅s del fin del sistema bipolar de la guerra fr铆a. Muy por el contrario, se trata de una 茅poca de redefiniciones y nuevos significados, que implica el resurgimiento de viejos temores o el nacimiento de otros totalmente desconocidos. Y es que son las instituciones y los individuos los que tienen que adaptarse a este escenario de cambio.

En base a este compromiso de adaptaci贸n, y refiri茅ndonos espec铆ficamente al Estado moderno, nos encontramos con que 茅ste tiene que sufrir una metamorfosis tal y como lo har铆a una v铆bora que 鈥渁bandona la piel de sus tareas cl谩sicas y desarrolla una nueva piel de tareas global鈥 (Beck, 1999, p.185).

En este punto debemos comentar que, los mediadores cl谩sicos entre la sociedad civil y el Estado, los partidos pol铆ticos, tienen una suerte de falsa definici贸n de la聽聽聽聽聽 pol铆tica, ya que no han sabido interpretar las actuales exigencias de la sociedad civil, as铆 como la caracter铆stica m谩s novedosa que presenta recientemente, como lo es la capacidad de autoorganizaci贸n. Esta nueva tendencia de la sociedad civil es bastante novedosa, pues permite la posibilidad de que se pueda prescindir de los pol铆ticos, lo que significa que la sociedad civil devendr铆a en sociedad pol铆tica. Esta es una de las presiones m谩s importantes que recibe el Estado- Naci贸n liberal democr谩tico de la actual sociedad.

 

6. A manera de conclusi贸n: la democracia cosmopolita.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Dado que la adquisici贸n del orden democr谩tico no es un hecho natural, queda sometido a la voluntad de los ciudadanos libres determinar las condiciones y el curso de su propia asociaci贸n (Held, Ob. cit.). Una vez hecha esta elecci贸n, se puede pasar a una segunda etapa que cosiste en la discusi贸n acerca de la institucionalizaci贸n democr谩tica.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Lo que se debe tener muy en cuenta a la hora de constituir un orden democr谩tico cosmopolita, es el hecho de que estamos frente a un contexto de interconexi贸n regional y global. Como el derecho democr谩tico cosmopolita es una condici贸n necesaria para la institucionalizaci贸n democr谩tica a nivel global, un requisito b谩sico para que sea posible es la internacionalizaci贸n de la ley democr谩tica. Se trata de la aceptaci贸n de un conjunto de derechos vinculados de manera directa a la democracia, dejando a un lado la formulaci贸n de concepciones del derecho de tipo reduccionista, como lo ser铆an los derechos ciudadanos o universales [7] .

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La funci贸n de ese derecho p煤blico cosmopolita, no estar铆a orientada s贸lo a los Estados nacionales, sino que tambi茅n influir铆an decididamente en la vida de cada individuo, creando una ciudadan铆a cosmopolita. El presupuesto para que esto sea posible ser铆a mediante una previa adaptaci贸n de la constituci贸n nacional del ciudadano al derecho p煤blico cosmopolita. No se trata de crear un cuerpo jur铆dico supranacional que dirija todas las actividades de las personas, sino que se trata de 鈥渃onstruir un marco vinculante de los asuntos pol铆ticos de los Estados, las sociedades y las regiones鈥 (Held, Ob. cit., p. 278).

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 De esta forma, las actividades de los ciudadanos que trasciendan el campo nacional, se integrar铆an con las redes regionales y globales m谩s amplias, d谩ndole al individuo un campo de facultades y obligaciones mucho m谩s amplio. Entre las facultades, el ciudadano cosmopolita podr铆a participar, por ejemplo, en la elecci贸n de su representante en las Naciones Unidas, puesto que las decisiones que all铆 se tomen pueden afectarlo directamente. En cuanto a las obligaciones, la situaci贸n es mucho m谩s interesante, pues se podr铆a combatir de manera directa la impunidad criminal internacional de los autores de cr铆menes de lesa humanidad, tal y como le ocurri贸 a Pinochet o a Milosevic. Es as铆 como la creaci贸n del Tribunal Penal Internacional, mediante el Tratado de Roma, crea un precedente categ贸rico en cuanto a la institucionalizaci贸n del derecho cosmopolita. Tambi茅n llaman la atenci贸n el seguimiento que se le puede hacer a los delitos de corrupci贸n, tal y como actualmente se le sigue la investigaci贸n a Hugo Ch谩vez por el caso del financiamiento de su campa帽a electoral, con dinero sucio depositado en las cuentas del Banco Bilbao Vizcaya de Espa帽a.聽聽

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Esta internacionalizaci贸n de la ley democr谩tica es sin lugar a dudas una tarea bastante dif铆cil. No se trata de que estemos profesando un escepticismo a priori, sino que se deben dejar bien claras cu谩les son las posibilidades y limitaciones del mismo. En cuanto a las posibilidades, en aquellas sociedades con una tradici贸n democr谩tica arraigada y donde la cultura pol铆tica esta avanzada y sofisticada, la posibilidad deconstruir una estructura de acci贸n pol铆tica democr谩tica, en un contexto de interconexi贸n global y regional, es sumamente viable. As铆 lo demuestran los logros de la Uni贸n Europea [8] , cuyo ejemplo es digno de imitar en otras latitudes que presenten condiciones posibles de integraci贸n, como es el caso de Am茅rica Latina. Un modelo como el europeo ser铆a bastante 煤til desde el punto de vista del m茅todo comparado para hacer posibles nuevas experiencias de integraci贸n econ贸mica y pol铆tica, con la advertencia de que se debe ser muy cuidadoso al estudiar la realidad cultural e hist贸rica de cada regi贸n, para evitar cualquier proyecto social mecanicista.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En cuanto a las limitaciones, el multiculturalismo es sin duda una de ellas. Vivir en democracia implica, de entrada, aceptar las diferencias. Esas diferencias pueden ser de muchos tipos: f铆sicas, gen茅ricas, sociales, pol铆ticas, religiosas, culturales, de intereses, ling眉铆sticas, entre otras. En este punto persiste una contradicci贸n que tiene que ver con el principio b谩sico de construcci贸n de la mayor铆a de los Estados nacionales, particularmente en Am茅rica Latina (Mires, Ob. cit.), en lo referente al principio de homogeneizaci贸n. Venezuela, a trav茅s de casi cien a帽os de guerra fraticida, es un claro testimonio de homogeneizaci贸n de las clases sociales. Ese principio homogeneizador, desde todo punto de vista, es irreconciliable con la democracia. Sin embargo, en Venezuela ya no existe el problema de las subculturas gracias, parad贸jicamente, a las guerras del siglo XIX. Este fue quiz谩s uno de los elementos trascendentales para sustentar la democracia de nuestro pa铆s a partir de la segunda mitad del siglo XX.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero existen pa铆ses en los que la homogeneizaci贸n no surti贸 efecto, por lo que viven una realidad multicultural. Esta situaci贸n, en los pa铆ses antidemocr谩ticos, ha desatado las m谩s cruentas guerras internas, como lo demuestran los conflictos en Yugoslavia o en Indonesia. El derecho democr谩tico cosmopolita debe tener muy en cuenta esta realidad multicultural, por lo que no se puede pretender que los pa铆ses m谩s 鈥渄emocratizados鈥 introduzcan valores culturales en otras sociedades, en nombre de la democracia. Con tales acciones no se estar铆a siendo en modo alguno democr谩tico, porque, sencillamente no se estar铆an reconociendo las diferencias de los dem谩s. Es por ello bastante acertada la idea de Held de asociar los derechos cosmopolitas con los valores subyacentes a la democracia, en vez de relacionarlos con derechos que se circunscriben a aspectos de tipo nacional o cultural.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Otro factor que debemos tratar en este apartado es el relativo a la representaci贸n. Particularmente nos interesa referirnos a la representaci贸n pol铆tica, que es aquella que hace alusi贸n a la idea de gobierno representativo como gobierno responsable (Sartori, 1992). Esa responsabilidad se presenta entre representantes y cuerpo electoral, relaci贸n esta que es criticada por Held como apuntamos ad supra. Sin embargo, debemos decir que este tipo de representaci贸n nos interesa porque es aqu铆 donde intervienen los partidos pol铆ticos, quienes se encargan de seleccionar el personal pol铆tico que se postula par las elecciones, adem谩s de preparar el proyecto pol铆tico o la propuesta electoral. Son los partidos pol铆ticos, adem谩s, quienes est谩n encargados de articular y aglutinar los diversos intereses sociales, a trav茅s de la interpretaci贸n de las exigencias que emanan de la sociedad.

Ya hab铆amos citado a Beck cuando se refer铆a a la tendencia hacia la autoorganizaci贸n que en la actualidad se presenta en los diversos grupos que componen la sociedad. El problema es que esos intereses autoorganizados, son intereses corporativos y ego铆stas, lo cuales se disipan una vez han alcanzado el objetivo, por lo que se suele hablar de despolitizaci贸n de la sociedad, ya que los grupos no se organizan para competir por el poder pol铆tico. Por otra parte, estos grupos no llevan a cabo una representaci贸n de tipo pol铆tico, sino que m谩s bien cumplen una funci贸n de representatividad (脥dem), por lo que las gestiones realizadas por los representantes, no tienen por que responder de manera responsable ante el grupo que se representa. Esto debido a que no existe el control pol铆tico que se deriva de las elecciones, por parte de los representados. Si esto no es as铆, entonces no se est谩 cumpliendo con uno de los principios b谩sicos de la democracia procedimental (Dahl, 1999), que habla de la realizaci贸n de elecciones libres y competitivas. Por supuesto que van a seguir existiendo los cargos pol铆ticos electivos para conformar un cuerpo o asamblea de representantes, pero no son ellos y tampoco los partidos pol铆ticos, quienes efectivamente se est谩n encargando de la formulaci贸n de las pol铆ticas.

Este es ciertamente un s铆ntoma que denota una crisis de los partidos, a la hora de darle repuestas efectivas a los problemas y demandas ciudadanos. Pero esto se debe al contexto, al cambio en el interior del sistema pol铆tico, como consecuencia del aumento de las interconexiones e interacciones a nivel regional y global. Por ello, debe existir una perentoria redefinici贸n y redimensionamiento de los partidos pol铆ticos, para hacer factible una nueva democracia. Si hablamos de democracia cosmopolita, entonces deber铆amos referirnos a la pertinencia de renovados partidos pol铆ticos, tambi茅n cosmopolitas. Ello se justifica por la multiplicaci贸n de los 谩mbitos de decisi贸n, que como ya sabemos no son s贸lo nacionales. Esos grupos tendr铆an la funci贸n de transmitir a los p煤blicos nacionales la agenda de las cuestiones globales, moviliz谩ndolos en este sentido. Pero esto puede ciertamente generar tensiones, pues esos partidos cosmopolitas podr铆an estar enfrentados a los 鈥減artidos y grupos nacionales en el interior de los distintos sistemas pol铆ticos鈥 (Vallesp铆n, Ob. cit.).

Pasando a lo que se refiere a la organizaci贸n del gobierno, la democracia cosmopolita requiere de una nueva organizaci贸n que se adapte a las exigencias del orden global. En este punto Held hace una propuesta inspirada en principios de la Administraci贸n P煤blica, pues plantea la ampliaci贸n cl谩sica de los niveles administrativos del Estado, un pelda帽o m谩s hacia arriba. As铆 estar铆amos en presencia de cuatro niveles pol铆ticos administrativos: la comunidad local, los niveles nacionales, los niveles regionales y el nivel global (Held, Ob. cit.).

Cada uno de estos niveles tendr谩 ciertas y determinadas competencias, seg煤n el 谩mbito y ubicaci贸n del problema, o el impacto de las pol铆ticas que lleve a cabo. En tal sentido se proponen tres criterios para determinar la competencia y facultades para actuar que tiene cada nivel gubernamental. Estos son las pruebas de la extensi贸n, la intensidad y la eficiencia comparada. La primera sirve para determinar que poblaciones se ven afectadas por el problema o la decisi贸n; la segunda mide el grado con la que las poblaciones est谩n afectadas; y la tercera se ocupa de evaluar que nivel posee los mejores recursos para actuar.

Quedan de esta forma, planteados los puntos y lineamientos b谩sicos para crear nuevas instituciones que garanticen el proceso de redefinici贸n de la democracia, en un contexto confuso y complejo, tal y como lo son todos aquellos 谩mbitos sociales y culturales que han atravesado por un proceso de cambio pol铆tico.聽聽聽

 

 

7. Bibliograf铆a.

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[1] Monograf铆a realizada en el a帽o 2008 en el Departamento de Ciencias de la Conducta, Universidad de Los Andes, M茅rida-Venezuela.

[2] Polit贸logo, Abogado, Mag铆ster en Ciencias Pol铆ticas, Doctorando en Ciencias Humanas (Universidad de Los Andes). Profesor Agregado del Departamento de Ciencias de la Conducta, C谩tedra de Sociolog铆a M茅dica. Universidad de Los Andes, M茅rida-Venezuela

[3] En el cl谩sico Ensayo sobre la libertad, John Stuart Mill expone claramente estas ideas.

[4] Al respecto, este tipo de argumentos parece definitivamente encasillado en el viejo positivismo fisicalista-newtoniano. Se hace necesario al respecto tomar una postura m谩s sist茅mica y post positivista, haciendo a un lado todo tipo de reduccionismos, tal y como lo plantea Mart铆nez Miguelez, 1999.

[5] Como por ejemplo los enfrentamientos entre israel铆es y palestinos por los territorios colonizados; el conflicto entre Pakist谩n y la India por Cachemira; la guerra en Colombia que el gobierno mantiene con la guerrilla; o los latentes enfrentamientos que pueden resurgir en Yugoslavia o en Chechenia.

[6] As铆 lo demuestran crisis econ贸micas como la de los tigres asi谩ticos, el efecto tequila, el efecto zamba oel 鈥渃orralito鈥 financiero en Argentina, las cuales han tenido repercusiones en muchas partes del mundo, independientemente de las distancias geogr谩ficas. En cuanto a Venezuela, cualquier bloqueo petrolero en el golfo p茅rsico, significar铆a un aumento instant谩neo de los ingresos econ贸micos.

[7] Los derechos ciudadanos por lo general se reducen a un marco territorial nacional, en tanto que los derechos universales no lo son realmente, pues muchos de ellos no tienen una amplia aceptaci贸n debido a diferencias de tipo cultural o religioso.

[8] Fernando Vallesp铆n, sin embargo, hace 茅nfasis en las limitaciones democr谩ticas de la Uni贸n Europea, bas谩ndose en las insuficiencias que puede presentar un sistema democr谩tico apoyado fundamentalmente sobre arreglos jur铆dico institucionales, que suele soslayar otros aspectos sociales y estructurales m谩s profundos. En tal sentido, no se ha logrado crear un sentimiento de identidad europeo, debido quiz谩s a la ausencia de medios de comunicaci贸n no nacionalistas y al escaso rendimiento representativo de los partidos pol铆ticos en el 谩mbito europeo.